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QUÉ IMPLICA INICIAR UN CAMBIO DE

HÁBITOS ADICTIVOS
Por norma general, cuando pensamos en un cambio de hábitos, lo imaginamos
como un proceso lineal donde aparece un punto de inflexión que marca un tajante
antes y después. Sin embargo, en cuestiones de conductas adictivas, y
especialmente si están relacionadas con sustancias psicoactivas, no sucede así.
Los procesos de cambio en adicciones muestran un desarrollo en espiral, con
múltiples etapas de transición y riesgos de recaídas. Así lo reflejaron Prochaska
y Diclemente en su modelo transteórico.

Es por ello que, aunque el punto de partida para iniciar cualquier


cambio siempre debe ser la motivación interna del individuo, esta no siempre
se mantiene. La mayor parte de las veces es necesario contar con ayuda
profesional para estimular y reforzar la intención de ejecutar un cambio tan
complejo como abandonar una adicción.

En este sentido, tomar conciencia de que se tiene un problema no implica


necesariamente tomar acción para solucionarlo. Al igual que iniciar
un tratamiento de recuperación no significa que esté sea exitoso a la primera.
Todo depende de lo preparada que esté la persona, su predisposición y la clase de
cambios que necesita hacer. De ahí que sea tan importante el acompañamiento
terapéutico para profundizar en las necesidades concretas de cada paciente.

Los cambios de rutinas y hábitos deben ser paulatinos y constantes, lo que


implica un esfuerzo y compromiso mantenido en el tiempo. Pero también
debemos ser flexibles ante ellos, entendiendo que una recaída en las viejas
conductas adictivas son parte del proceso.

Para explicar cómo se producen los procesos de cambios de actitud y conductas


que llevan a dejar una adicción, recurriremos al modelo transteórico. Que no
aporta solo una descripción de los pasos o etapas que implican los cambios; sino
también herramientas y estrategias que favorecen y ayudan a consolidarlas.

EL MODELO DE PROCHASKA Y
DICLEMENTE APLICADO A LAS ADICCIONES
A la hora de tratar los procesos de cambio en conductas adictivas es primordial
mencionar el modelo transteórico creado por James Prochaska y Carlo
Diclemente. Pues centra su razón de ser en la descripción de las etapas que se
producen en el proceso de cambio. Tanto si los cambios nacen de la voluntad de
la persona adicta o gracias a la guía de los profesionales terapeutas.

Por tanto, conocer el modelo transteórico es de gran utilidad para entender cómo
se perfeccionan todo cambio de conducta. Si bien, especifica que todo cambio
que realice una persona gira en torno a su motivación intrínseca y su nivel de
autoeficacia. Es decir, su predisposición y la confianza en sus propias
posibilidades para alcanzarlo.

Prochaska y Diclemente definían las etapas de cambio como una rueda


compuesta por diversas fases —entre cuatro y seis estadios, dependiendo del
contexto. Para estos autores, el proceso de cambio en conductas adictivas
siempre es circular, pasando en diversas ocasiones por las mismas etapas. Entre
las que se contempla, por cierto, la fase de recaída como una más dentro del
tratamiento de la adicción.

Las recaídas son parte del proceso terapéutico, una etapa más dentro del
proceso de cambio. Por consiguiente, nunca debería ser una razón para tirar la
toalla o abandonar el tratamiento de recuperación. Además, en la llamada fase
de mantenimiento, se trabaja mucho con el paciente adicto la prevención de
recaídas.
A su vez, es un modelo tridimensional donde interactúan simultáneamente
estadios, procesos y niveles de cambios en las conductas adictivas. Una vez que
se completa con éxito el cambio de hábitos adictivos y la persona adicta controla
su abstinencia definitivamente, se lleva al final del modelo.

➤  Centros de tratamiento de adicciones

Etapas DE CAMBIO en CONDUCTAS ADICTIVAS


1. Precontemplación: en esta fase la persona aún no reconoce que padece
una adicción, pero empieza a vislumbrar sus consecuencias negativas. Es
considerada una fase de negación ante su problema.
2. Contemplación: en esta etapa el individuo comienza a tomar conciencia
del problema, pero aún subestima sus graves consecuencias mediante
excusas. La persona oscila entre momentos de aceptación de su adicción y
momentos de negación y sensación de control de la situación. En esta
etapa puede pasarse años.
3. Determinación: también llamada estadio de preparación, es cuando la
persona comienza a plantearse la posibilidad de poner fin a su
dependencia. Tal vez intente dar pequeños pasos hacia un cambio en sus
conductas adictivas. Si bien, la motivación personal no siempre es
suficiente y se dará cuenta de que necesita ayuda profesional.
4. Acción: con esta fase se inicia el auténtico proceso de cambio de estilo de
vida. Por ejemplo, cuando toma la decisión y acude a tratamiento en un
centro de recuperación. Aquí el individuo se compromete a dejar atrás su
adicción.
5. Mantenimiento: una vez que los cambios iniciados en el tratamiento de la
adicción se vuelven hábitos, se consolida su recuperación. En el caso de
adicciones, el estadio de mantenimiento hace referencia al periodo de
abstinencia, donde el sujeto intenta evitar la recaída todo lo posible. Es la
etapa más satisfactoria para el paciente, ya que ve cómo sus esfuerzos y
compromisos lo transforman en una persona más sana.
6. Recaída: esta fase suele formar parte del proceso de cambio en conductas
adictivas prolongadas en el tiempo. No es tarea sencilla superar la
enfermedad de la adicción, de ahí que las recaídas sean habituales en el
proceso. Lo importante es volver a iniciar la rueda del cambio y transitar
nuevamente por las etapas anteriores.

PROCESOS Y NIVELES DE CAMBIO DE CONDUCTAS


Dentro del modelo transteórico del cambio, las etapas son útiles para ayudar a
situar al cliente en un punto de partida determinado. Mientras que el
segundo nivel del modelo lo forman los procesos de cambio, que permiten
conocer cómo se producen los cambios en los sujetos.

Los procesos consisten en actividades iniciadas o experimentadas por la


persona adicta para modificar su hábito nocivo. Prochaska y DiClemente los
sintetizan en diez procesos de cambio, que agrupan en sendos tipos mayores de
procesos: mentales y comportamentales.

1. Procesos de cambio cognitivos: aumento de la concienciación,


autorreevaluación, reevaluación ambiental, alivio dramático y liberación
social.
2. Procesos de cambio conductuales: autoliberación, manejo de
contingencias, relaciones de ayuda, contracondicionamiento y control de
estímulos.

Por su parte, la tercera dimensión del modelo hace referencia a qué cambios se


necesitan para abandonar la conducta adictiva. Se tratan de niveles de cambio
organizados jerárquicamente en cinco niveles, en los cuales deben focalizarse
las  intervenciones terapéuticas:

1. Síntoma/situacional: patrón de hábitos de consumo.


2. Cogniciones desadaptadas: expectativas. juicios, creencias limitantes,
etc.
3. Conflictos interpersonales actuales: comportamientos en las
interacciones sociales.
4. Conflictos sistémicos/familiares: apoyo familiar o social, problemas
laborales, legales, etc.
5. Desafíos intrapersonales: autoestima, autoconcepto, etc.
LA AUTOEFICACIA: ASPECTO CLAVE PARA
MANTENER EL CAMBIO
La rueda de los estadios de cambio del modelo transteórico alude al hecho de que
el proceso de recuperación nunca es lineal, sino circular. Si bien, en realidad, la
figura que mejor representa lo que le sucede a una persona adicta que busca
superar su dependencia es la de una espiral. Y es que, aunque los pacientes pasan
varias veces por las distintas fases, ninguna de esas experiencias es
exactamente igual a la anterior. Es decir, los periodos de consumo y
abstinencia son diferentes entre sí. Por eso si se retoma el tratamiento de
recuperación, se hace con mayor conocimiento y experiencia.

Así, ante una recaída, si la persona había llegado al estadio de acción, regresaría
a la etapa de preparación o anteriores. Si el sujeto se encontrase en el estadio de
mantenimiento, podría regresar a cualquiera de las cuatro fases anteriores.

➤  Terapia de rehabilitación cognitiva en adicciones

Ciertamente, la recaída sucede cuando las estrategias de cambio fallan y la


persona no logra mantener su abstinencia del consumo de sustancias. Pero las
recaídas son parte esperable del proceso de cambio en toda conducta adictiva
como dejan claro Prochaska y Diclemente a lo largo de su estudio. Sin embargo,
el paciente lo suele vivenciar con muchos sentimientos de culpa, de frustración,
fracaso y decepción; lo que puede perjudicar su sentimiento de autoeficacia
durante el tratamiento.
La autoeficacia consiste en la confianza y seguridad interna del paciente de no
volver a consumir drogas. Por tanto, podría definirse como la creencia sobre el
poder personal o la capacidad de la persona a realizar cambios y mantenerlos en
el tiempo. Si en las primeras etapas del proceso de cambio cuenta principalmente
la motivación, a partir del estadio de acción el sentimiento de autoeficacia cobra
mayor protagonismo.

En este contexto, el abordaje terapéutico busca empoderar a los pacientes


adictos para que sean conscientes de su propia capacidad para lograr los
cambios positivos y duraderos que necesitan.

ESTRATEGIAS DE CAMBIO DEL MODELO DE


PROCHASKA Y DICLEMENTE
Finalmente, existen toda una serie de estrategias terapéuticas que deben
aplicarse a cada etapa del modelo transteórico. Pues, gracias a ellas, se
consigue una mayor adherencia de los pacientes al tratamiento de la adicción y a
su recuperación.

Conviene destacar que la intervención a realizar para que el paciente tenga un


cambio de comportamiento efectivo depende de la etapa en la que se encuentre.
En cada estadio existen técnicas específicas que generan un impacto mayor en su
compromiso con la rehabilitación. A continuación se mencionan algunas
estrategias que los terapeutas suelen utilizar en cada fase para ayudar a que la
persona adicta comience su proceso de cambios:

 Estadio de precontemplación: puede aportarse información para que la


persona conozca los beneficios de dejar su adicción.
 Estadio de contemplación: se recomienda ahondar más en la reflexión
sobre los efectos positivos del cambio y la demanda de tratamiento. Al
mismo tiempo, se estimula a realizar pequeños pasos asequibles para
cambiar sus conductas adictivas.
 Fase de determinación: se idea un plan de acción entre paciente y
terapeuta, dividido en objetivos alcanzables. Es importante describir las
acciones a seguir para lograr las metas propuestas.
 Estadio de acción: se pone en marcha el plan de acción y el terapeuta
monitorea el progreso. Se incentiva la motivación del paciente
reconociendo cada logro conseguido y se recuerda la finalidad de todo el
proceso de cambio. Esto es, alcanzar  la recuperación y el bienestar.
 Estadio de mantenimiento: reajuste del plan de acción mientras sea
necesario. En caso de recaída, aplicar estrategias de afrontamiento
aprendidas durante el tratamiento y alentar al adicto a seguir adelante con
su recuperación. Hacerle entender que las cosas no siempre salen como se
esperan, por lo que debe ser flexible y compasivo con su proceso y sus
recaídas. Y, si es pertinente, animar a la persona a ayudar a otros adictos a
abrirse a los cambios para abandonar sus conductas adictivas.
TÉCNICAS TERAPÉUTICAS PROPUESTAS POR
PROCHASKA Y DICLEMENTE
Los autores del modelo transteórico mencionan una serie de técnicas
terapéuticas para reforzar los procesos de cambios en adicciones. Con
estas herramientas de ayuda se consigue que los pacientes avancen mejor por
las etapas de cambio, ya que les permiten entender y ser partícipes de su propio
proceso. Entre dichas técnicas de ayuda, Prochaska y Diclemente citan:

La psicoeducación. Incrementa el proceso de toma de conciencia y control de


estímulos mediante información sobre el uso de sustancias y sus efectos.

La clarificación de valores. Ayuda al paciente a definir sus valores y aquello


que valora en la vida, para contraponerlos al resultado derivado del consumo de
drogas.

Solución de problemas. Con esta técnica los pacientes adquieren más  habilidad
para el cambio y su uso incrementa la autoeficacia.

➤  Grupos de apoyo para drogadictos

Establecimiento de metas. Esta técnica permite diferenciar entre objetivos


realistas y los no asumibles.

Planificación de la prevención de recaídas. Fomenta en la persona la conducta


comprometida de búsqueda de situaciones que suponen una tentación de su
consumo.

Técnicas de relajación. Su objetivo es reducir la presión y la ansiedad ante la


abstinencia.

Entrenamiento en asertividad. Permite al paciente aprender a rechazar los


ofrecimientos de consumo de drogas.

Role-playing. Para la adquisición y desarrollo de nuevas conductas y hábitos


más saludables.

Técnicas cognitivas. Muy útiles tanto para los procesos de cambio


experienciales como conductuales.

Reestructuración ambiental. Para evitar determinados ambientes o situaciones


de alto riesgo.
Clarificación del rol. Técnica útil para abordar los conflictos entre compañeros
cuando alguno de ellos es también adicto.

Reforzamiento. Con esta técnica se practica el manejo de contingencias o


situaciones sorpresivas.

Habilidades sociales y habilidades de comunicación para incrementar las redes


de apoyo del paciente .

Clarificación de necesidades. Incita al paciente a reevaluar varias áreas de su


vida y detectar en cuál de ellas necesita mejorar.

LA IMPORTANCIA DEL MODELO


TRANSTEÓRICO
Como se puede apreciar, la motivación para el cambio es un aspecto
extraordinariamente importante a lo largo de todo el tratamiento de
recuperación. No obstante, cuando se quiere conocer el estadio de cambio en
que se encuentra el paciente debe diferenciarse entre los síntomas de su
psicopatología —la enfermedad de la adicción— y la falta de motivación.

En este sentido, los procesos de cambio del modelo de Prochaska y Diclemente


interactúan con otras variables como las psicopatologías y el historial de
consumo de cada persona adicta. Por eso todo proceso de cambio es personal y
singular.

Así, psicopatologías o experiencias de estrés y la ansiedad influyen en


los procesos de tipo cognitivo. De hecho, todos los pacientes suelen iniciar un
tratamiento de desintoxicación movidos por este tipo de procesos. Mientras que
el historial de uso y abuso de las sustancias produce mayores retos para que la
persona desarrolle estrategias conductuales de cambio en su vida. Pues a mayor
antigüedad en su historial de consumo, mayores dificultades encuentran para
hacer cambios conductuales y mantenerlos en el tiempo.

Sin duda, el modelo elaborado por Prochaska y Diclemente arrojó mucha luz en
cuanto a las etapas por las que transita una persona adicta antes de abandonar su
adicción. De ahí que haya sentado las bases de muchas intervenciones en
el abordaje terapéutico que realizan los profesionales especializados en
adicciones.

Lo que está claro es que el acompañamiento y la ayuda profesional resultan


cruciales para que la persona pueda superar una dependencia al alcohol o a
cualquier sustancia. La intervención al inicio de los tratamientos focaliza sus
esfuerzos en la educación de los pacientes para el manejo de la sintomatología
negativa; así como en la instauración de cambios de hábitos, sustituyendo las
conductas nocivas por otras más saludables.

Pero también el apoyo terapéutico es un motor de motivación para que la persona


adicta recuerde por qué comenzó su proceso de cambio. Así como los
extraordinarios beneficios que le reportará abandonar su adicción. Esa es la
recompensa a todos los esfuerzos y dedicación destinados a curar su enfermedad
y disfrutar de una vida plena.

REFERENCIAS CONSULTADAS
 Becoña Iglesias, E., & Cortés Tomás, M. (2016). Manual de adicciones
para psicólogos especialistas en psicología clínica en
formación. Recuperado de https://bit.ly/3drr6fN
 Pérez, F. (2019). El modelo transteórico de cambio de Prochaska y
Diclemente. Recuperado de https://bit.ly/3draEfm
 Robles Martínez, M. (S/F). Rueda de estadios del cambio en pacientes
con trastornos adictivos. Recuperado de https://bit.ly/3Gn7s0N
 Sánchez Hervás, E. & al. (2002). Procesos de cambio en conductas
adictivas: Influencia de variables psicopatológicas y de consumo.
Recuperado de https://bit.ly/3y3PflN
Terapia motivacional en el tratamiento de
adicciones
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23/02/2022 por Sabrina Bequir Deja un comentario

Dentro de los distintos abordajes psicológicos que se emplean conjuntamente en


los tratamientos de adicciones, destaca la terapia motivacional. Se trata de una
intervención directiva y un método centrado en el paciente y en su participación
activa; cuya finalidad es suscitar el cambio de comportamiento necesario para
abandonar su dependencia.

LA ENTREVISTA MOTIVACIONAL:
PUNTO DE PARTIDA DEL TRATAMIENTO
DE ADICCIONES
La entrevista motivacional es un recurso de uso frecuente en los centros de
recuperación; cuyo cometido es evaluar el grado de motivación del paciente en
su proceso de rehabilitación. Puesto que es un requisito imprescindible que la
propia persona adicta tenga disposición al cambio de hábitos para que el
tratamiento sea exitoso. Con la terapia motivacional se consigue trabajar
psicológicamente la actitud del paciente para favorecer su compromiso con el
abordaje terapéutico.

Por tanto, la entrevista motivacional, ideada por Miller y Rollnick, resulta un


instrumento fundamental para conocer la motivación para el cambio que
presenta cada adicto. Pero también supone un recurso para trabajar la falta de
motivación intrínseca, en aquellos casos en que el adicto no es consciente de su
conducta adicta, y su falta de autoconfianza en sus posibilidades de éxito.

Asimismo, la terapia motivacional  está estrechamente vinculada al modelo


transteórico de Prochaska y Diclemente. El cual, recordemos,  alude a las
diferentes fases en espiral que experimenta toda persona adicta en su proceso de
cambios de conducta y abandono de la adicción.

De hecho, la entrevista motivacional es un tipo de método psicoterapéutico


centrado especialmente en las fases de precontemplacion y de contemplación del
modelo transteórico. Al menos en una primera instancia. Posteriormente, en la
fase avanzada, la terapia motivacional irá reforzando todas las fases del modelo
de Prochaska y Diclemente.

Ahora bien, gran parte del cometido de la terapia motivacional es ayudar al


paciente a explorar y minimizar las contradicciones y resistencia interna que
lo mantienen en su drogodependencia. Pues, al deconstruir esas discrepancias, el
paciente toma consciencia de su problemática y su enfermedad.

Paralelamente, se fomenta la actitud positiva y el compromiso del paciente para


realizar esos cambios de conducta precisos para su recuperación. Porque sin la
participación activa y decidida de la persona adicta es imposible alcanzar un
resultado positivo y efectivo en el tratamiento.

¿EN QUÉ CONSISTE LA TERAPIA


MOTIVACIONAL EN ADICCIONES?
Ciertamente, la terapia motivacional se ha convertido en uno de los métodos más
populares y efectivos en el manejo de adicciones. De ahí que, desde su
invención en 1991, haya ido ganando eficacia y hoy ocupe un lugar indispensable
dentro de los tratamientos de recuperación.

En este aspecto, son diversas las investigaciones que avalan los buenos


resultados de su aplicación en el manejo de los pacientes con adicciones.
Principalmente porque con esta intervención se consigue aumentar la
motivación personal y el autocontrol para superar la dependencia.
➤  Influencia del ambiente familiar en el consumo de drogas

O, en otras palabras, la terapia motivacional ayuda al paciente a mantener el foco


en la propia sanación desde una posición positiva, participativa y
comprometida; realizando constantes ajustes y marcando nuevas metas, según
se sucedan las distintas etapas del tratamiento, que apoyen esos cambios de
conducta y de creencias necesarios para lograr la recuperación total.

Anteriormente, se ha mencionado que la entrevista motivacional, en su primera


fase, se enfoca en las fases de precontemplación y contemplación del modelo
transteórico. En dichas fases, el adicto comienza a tomar concienciación del
problema, pero aún subestima sus graves consecuencias mediante excusas. La
persona oscila entre momentos de aceptación de su adicción y momentos de
negación.

Pues bien, mediante la entrevista motivacional, los profesionales psicoterapeutas


ofrecen información y orientación sobre el manejo de la adicción. Y, al
mismo tiempo, señalan la necesidad de cambios de comportamiento que debe
iniciar el adicto para recuperar su bienestar y su salud mental. Es entonces
cuando comienza el proceso de derribar esas contradicciones internas del
paciente y plantear las mejoras que tendría en su vida si se compromete con su
tratamiento de recuperación.
CARACTERÍSTICAS DE LA TERAPIA
MOTIVACIONAL
Así, la terapia motivacional parte de una entrevista inicial estructurada basada
en preguntas abiertas para conocer la historia vital del paciente y la etapa del
modelo transteórico en la que se encuentra. A partir de esta primera toma de
contacto, el terapeuta irá construyendo una relación entre profesional y paciente
horizontal; donde reine un ambiente de confianza, empatía y apoyo, a fin de
trabajar juntos en pro de la superación de la adicción.

El terapeuta actúa como un directivo o un asesor que ayuda al paciente a


examinar y resolver sus dudas y contrariedades, desde un clima de reflexión. Un
receptor que le devuelve sus propias percepciones al paciente, sin juicios de valor
ni afán de corrección.

Como todo proceso de cambio de conductas o esquemas mentales, el tratamiento


terapéutico será un camino largo, compuesto por diferentes fases y estrategias
de intervención. Pues, al igual que sostiene el modelo transteórico, se asume que
los pacientes pueden recaer en el consumo de sustancias a lo largo del proceso,
sin que ello implique un retroceso al punto de partida inicial.

FASES DE LA TERAPIA MOTIVACIONAL


Este proceso terapéutico puede escindirse en dos grandes periodos. Una primera
etapa centrada en aumentar la motivación intrínseca del paciente, trabajando
en ella los sentimientos, creencias, perspectivas, conductas y contradicciones que
impiden dejar la adicción. Ello implica alentar al paciente a analizar los
conflictos y las ambivalencias, que son tan frecuentes en los problemas de
adicciones, dándole espacio para la auto-reflexión.

➤  Cómo se previene el consumo de drogas

El terapeuta se encarga de escuchar empáticamente al paciente y devolverle


sus argumentos contradictorios; para reflexionar sobre estas discrepancias de
una forma respetuosa y comprensiva, nunca autoritaria. Esta técnica colaborativa
ayuda a tomar consciencia al adicto de las consecuencias negativas que tiene la
dependencia en su vida.

La segunda fase, en cambio, acompaña al proceso de rehabilitación del paciente,


en un punto ya avanzado de su tratamiento de la adicción. En este periodo lo que
se busca es consolidar la motivación intrínseca del usuario para mantener su
abstinencia y evitar cualquier recaída. O, en caso de presentar una recaída al
consumo de sustancias tóxicas, alentarlo a retomar el tratamiento, reforzando las
motivaciones para seguir adelante en su compromiso de curación.

En esta segunda fase se trabaja mucho la resistencia de la persona dependiente.


Es decir, sus negativas, falta de autoconfianza, sus contrariedades, sus dudas, sus
recaídas. En esta etapa también se fomenta la percepción de autoeficacia en el
paciente, la cual refiere a su propia creencia de ser capaz de afrontar su conducta,
problemas u obstáculos con éxito.

Un alto nivel de autoeficacia es fundamental para garantizar la motivación y el


desempeño personal para alcanzar su objetivo de superación de su enfermedad
adictiva.
ESTRATEGIAS DE LA TERAPIA
MOTIVACIONAL APLICADA EN
ADICCIONES
Las estrategias y técnicas que definen al método de la terapia
motivacional están dirigidas a estudiar los valores de la persona, sus objetivos y
su relación con el problema de adicción. Así como a promover la motivación
para el cambio que surja en el propio paciente, y no como una exigencia
impuesta desde el exterior.

A fin de propiciar un contexto terapéutico adecuado y eficiente, las estrategias


que caracterizan a la entrevista motivacional en adicciones son las siguientes:

1. Preguntas abiertas. Este tipo de preguntas le permiten al paciente


expresarse hondamente e indagar en su problema y aumentar la
percepción personal del mismo.
2. Escucha reflexiva para entender y descifrar el discurso ambiguo o
inconexo que emita el paciente, como parte de sus ambivalencias internas.
La tarea del terapeuta es escuchar con atención y empatía; para
posteriormente, reelaborar el discurso del paciente mediante una pregunta
donde se devuelve la información expresada, pero de forma más
organizada. Esta técnica permite reflexionar en profundidad sobre los
sentimientos o pensamientos del adicto y su postura.
3. Reestructuración positiva. Sirve para aumentar su autoestima y
autoconfianza, su sensación de autocontrol y poder interno para cambiar
sus hábitos. Con esta técnica se proporciona seguridad y apoya al
paciente, haciéndole sentirse escuchado. Además de reforzar sus aspectos
positivos y validar algunos de sus argumentos, mediante comentarios y
frases comprensivas.
4. Resumen de lo argumentado por el paciente. El resumen de cada sesión
permite relacionar las opiniones y reflexiones de la persona adicta con la
información que le va entregando el terapeuta. De este modo, podemos
deconstruir paulatinamente las contradicciones y resistencias del paciente
y sustituirlas por motivaciones que auspicien el cambio.
5. Afirmaciones de automotivación, basada en preguntas evocadoras
centradas en su vida o sus conductas diarias.

➤  Desintoxicación alcohólica

A MODO DE CONCLUSIÓN
Se ha demostrado con diversos estudios científicos la efectividad de la terapia
motivacional en el manejo de pacientes con problemas de adicciones a sustancias
psicoactivas.

Su proximidad de perspectivas con el modelo transteórico de Prochaska y


Diclemente sobre las fases recursivas que experimentan las personas adictas,
hacen de esta terapia una intervención muy completa. En el sentido de
que contempla —y trabaja—las diferentes fases por las que pasa una persona
durante su proceso de desintoxicación, incluyendo las posibles recaídas.

Puede decirse que algunos de los grandes beneficios de esta psicoterapia es que
promueve la autonomía y la participación activa del paciente. Este es el
auténtico protagonista de la intervención. Pues de su grado de motivación
interna y de su percepción de autoeficacia dependerá el éxito de su tratamiento
de recuperación.
En este sentido, es primordial que sea el paciente quien reconozca sus
problemas relacionados con la adicción y quien exprese libremente su
preocupación por éstos. Quien decida iniciar los cambios y dejar atrás la
resistencia a abandonar su adicción, porque confía en su propia habilidad para
conseguirlo.

El rol del terapeuta ha de centrarse en guiar y acompañar al paciente en este


proceso de toma de conciencia y de motivación para llevar a cabo hasta el final
su tratamiento de recuperación. Sin duda, el sentirse escuchado, validado y
apoyado supone un gran impulso motivador para que el paciente adicto se
implique en su recuperación.

Es por eso que la terapia motivacional en adicciones es uno de los abordajes


terapéuticos indispensables que completa el tratamiento de recuperación. Una
intervención que refuerza la terapia cognitivo-conductual-contextual, que
vertebra al tratamiento de adicciones, y cuya finalidad es cambiar las conductas
adictivas por hábitos saludables permanentes en los pacientes.

REFERENCIAS CONSULTADAS
 Balcells Olivero, M. & al. (2004). La terapia motivacional en el
tratamiento del tabaquismo. Recuperado de https://bit.ly/3v1F2aj
 Escaño Hidalgo, A. (2022). La entrevista motivacional en las adicciones.
Recuperado de https://bit.ly/3I4hHbA
 Torres Carvajal, G. A. (2010). La entrevista motivacional en adicciones.
Recuperado de https://bit.ly/3sPv7Sp

Sabrina Be

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