Está en la página 1de 104

Cómo combatir el estrés

Una guía para combatir la epidemia del siglo XXI

SER humanos
Cómo combatir el estrés : una guía para enfrentar la
epidemia del siglo XXI / coordinación general de María
Belén Marinone Soriano. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires : Vi-Da Tec, 2019.
Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-8300-49-8

1. Autoayuda. I. Marinone Soriano, María Belén, coord.


CDD 158.1

© IndieLibros, 2019
Conversión digital: Libresque
Estrés: ¿a epidemia del Siglo XXI?

Ya pasaron varios años desde que apareció la palabra “estrés” en el


ideario popular. Pero, ¿cómo es este mal que promete convertirse en la
patología más padecida de este siglo? Aprendé a identificar sus signos
para poder hacerle frente y empezar a disfrutar tu rutina.

E l ritmo vertiginoso de las ciudades, las presiones laborales o


familiares, los miedos, las frustraciones, la baja autoestima, el
agotamiento... todo esto produce lo que se denomina estrés. Solemos decir
que estamos estresados cuando nos sentimos agobiados, cuando tenemos
muchas responsabilidades pendientes o simplemente cuando nos sentimos
abrumados mentalmente.

Pero, ¿qué es, en realidad, el estrés? Es una respuesta natural que el


cuerpo produce cuando nuestro organismo, ante la posibilidad de sufrir un
cambio en el ambiente al que estamos acostumbrados, se prepara para
afrontar las demandas que exige nuestro entorno. Acorralados
Cuando la existencia de la humanidad se restringía a la mera
supervivencia, nuestro organismo se preparaba para afrontar las amenazas
del ambiente natural. El peligro de convertirse en el alimento de otro ser
vivo hizo que nuestro cuerpo desarrolle, de manera natural, mecanismos de
supervivencia para afrontar este y otros peligros posibles.

Durante aquella época, huir y atacar eran las principales estrategias de


supervivencia que tenían los seres humanos. Consecuentemente, el
desarrollo evolutivo posibilitó una serie de cambios en el organismo que
preparaban al cuerpo para una posible huída, tales como el desarrollo de la
capacidad de pulmonar para disponer de una mayor cantidad de aire, hacer
que nuestro corazón comience a latir más fuerte para enviar más sangre a
nuestros músculos y generar sudor para ventilar nuestro cuerpo. Este
mecanismo de supervivencia aparecía sin que el individuo pudiera
controlarlo.

Si bien el hombre y las sociedades han evolucionado y hoy el peligro de


muerte ya no está asociado a la supervivencia, dicho mecanismo de defensa
se sigue manifestando. ¿Por qué sucede?

¡A ORGANIZARTE!

Para evitar un colapso mental, lo primero que hay que hacer es no


desesperarse. Para eso, el paso inicial es organizarnos y así
optimizar nuestro tiempo al máximo. Pero, ¿de qué forma?
* Escribí: el tiempo vuela; por eso, lo primero que debemos hacer es
escribir en un papel, libreta o agenda nuestra tabla de prioridades…
mantener ese orden en nuestra cabeza nos produce agotamiento. No
te cargues con actividades que no sean una prioridad.
* Trabajá: las tareas que priorizamos como urgentes hay que
hacerlas y terminarlas, procurando no dejar trabajos a medias o
inconclusos. Esto produce mayor ansiedad.
* Relajate: nunca olvides combinar las responsabilidades con un
buen descanso, comida sana y algo de ejercicio. Todas estas
actividades nos ayudan funcionar mejor ante las presiones
cotidianas.

Defendernos en el nuevo milenio Hoy en día nuestras amenazas son


nuestras propias exigencias, limitaciones, miedos y responsabilidades. Si
recurrimos a nuestros ámbitos de desarrollo más cercanos, ¿cuántas veces,
entre amigos, en el trabajo o con nuestra familia, escuchamos frases como
“no me puedo concentrar”, “estoy nervioso”, “no puedo pensar”, “estoy
deprimido”, “estoy agotado”, “me siento ansioso y no sé por qué”? Para
comprobar la existencia de estas sensaciones solo hace falta tener una
simple charla de ascensor con nuestra vecina: en seguida descubriremos que
ella también está agobiada por su rutina.

Ahora bien, ¿por qué es normal escuchar constantemente acerca del


cansancio ajeno? Muy simple: vivir en la ciudad no es fácil. Naturalmente
se vive en un ritmo vertiginoso, donde la incertidumbre es nuestra forma de
vida; los miedos, la mejor estrategia para anticiparnos al futuro y la presión,
la única táctica posible para cumplir con todas nuestras responsabilidades.

Ante estas exigencias que nacen en nuestros pensamientos, nuestro


cuerpo se prepara para huir o atacar, y así evitar estas cosas que nos
preocupan. Nuestro cuerpo necesita adaptarse a un nuevo ambiente, pero
cuando ello no sucede y ese estado de escape e inminente agresión se tornan
permanentes, entonces podemos decir que estamos bajo el signo del estrés.

LAS DIFERENCIAS

Existen varios tipos de estrés que debemos reconocer para poder


comprender cómo impactan en nuestra salud:
* Eutrés: es la sensación de desafío que produce lo novedoso o
aquello que supone un reto con un riesgo que podemos afrontar sin
mayores consecuencias. Este estrés causa un estado de alerta, que
nos permite resolver los imprevistos de la rutina.
* Distrés: es cuando el estado de alerta nos produce consecuencias
negativas en nuestro cuerpo, mostrándonos vulnerables ante una
situación que nos resulta difícil de resolver.
* Estrés traumático: este estrés se produce ante situaciones
inesperadas que amenazan nuestra vida. Preparan al organismo para
pelear, escaparse o inmovilizarse. Si este estado no se revierte, se
convierte en estrés postraumático.
* Estrés Crónico: este tipo se produce ante situaciones amenazantes
que generan un trauma en el paciente, y persiste a lo largo de un
periodo de tiempo extenso.

UN MAL NO TAN MALDITO


Muchos especialistas afirman que este proceso de adaptación y cambio
del cuerpo no tiene por qué ser necesariamente negativo. Por eso,
podríamos decir que el estrés es una suerte de chivo expiatorio al que se le
culpa de los millones de problemas que nos aquejan. De hecho, todas
nuestras acciones cotidianas nos demandan cierto grado de estrés y, sin
embargo, al superar los desafíos que nuestras responsabilidades nos exigen,
los efectos del estrés no llegan a ser tan nocivos a nuestra salud.

Algunos especialistas definen esta superación del estrés como una


característica muy propia del ser humano, que aparece al experimentar una
sensación placentera y de orgullo ante el hecho de concluir
satisfactoriamente con una responsabilidad que nos costó afrontar y
sobrepasar.

Pero, ¿por qué es positivo este tipo de estrés? Muy simple: el hecho de
tener que estar constantemente resolviendo los desafíos que nos impone la
rutina hace que debamos inventar soluciones creativas, prácticas y fáciles
para lograr esa satisfacción del trabajo cumplido en tiempo y forma.

Sin esa obligación, sin esa necesidad, sin esas responsabilidades, nuestras
vidas se volverían monótonas, haciendo que nuestra mente se oxide a la
hora de encontrar soluciones a problemas cotidianos de cualquier tipo.
Ahora bien, ¿cuándo el estrés deja de ser positivo? Según los expertos,
esta patología se vuelve un problema cuando un conflicto se prolonga a lo
largo del tiempo, generando en nuestro cuerpo algún tipo de consecuencias
físicas. Es como si nuestra mente no pudiera salirse de ese estado de alerta y
amenaza constante ante un potencial peligro que parece ser inminente. Esta
tensión que percibimos puede ser tanto física como psicológica,
produciendo en cada caso consecuencias diferentes.
De cualquier manera, debemos estar atentos a ambos tipos de estrés;
recordemos que este mal, sin su dosis justa de administración, puede
tornarse bastante contraproducente para nuestro cuerpo y nuestra mente. El
estrés negativo es históricamente conocido como el causante de numerosas
enfermedades. Aquel que denominamos positivo, por otro lado, produce un
alto grado de excitación, tan grande que demanda un descanso prolongado
que, en caso de no producirse, puede llegar a producir casi las mismas
consecuencias que el tipo de estrés negativo.

CURÁ LOS PRIMEROS SIGNOS EN TRES PASOS

* Focalizate en tu presente: pensar qué pasará en el futuro produce


estados de ansiedad que pueden causarnos estrés. Por el contrario,
lamentarnos por lo que no hicimos en el pasado es evadir el
problema que nos aqueja. Por eso, concentrarse en el presente es
focalizarnos en el inconveniente a resolver sin enroscarnos en
imposibles.
* Pensá en positivo: muchas veces nuestros pensamientos
negativos nos invaden, haciéndonos entrar en una vorágine de
creencias que empantana el camino hacia la plenitud. Desdramatizá
todos los escenarios posibles y, con una sonrisa, pensá que lo único
que no se puede solucionar es la muerte.
* Expresate: el primer paso para ser conscientes de que existe un
problema es aceptarlo; sólo luego podrás contárselo a aquel que
mejor te ayude y entienda tu angustia. Expresarse es una gran
solución, que nos permite sacarnos la pesada carga que traen
nuestros problemas de encima.

LA CURA MÁS FÁCIL

¡A no asustarse! El estrés nos invade, ya es parte de nuestra vida, de


nuestra rutina, de nosotros mismos… pareciera que evitarlo es más una
utopía que una realidad. Tal como sucede con otras enfermedades, nuestro
organismo genera anticuerpos o métodos de defensa que nos permiten
seguir sobreviviendo a pesar de estar superados por determinadas
situaciones.
Así es como el ser humano desarrolla la adaptabilidad como forma más
adecuada para sobrevivir al problema. Por eso, en muchos libros de
resolución de conflictos siempre nos dicen que el primer paso es el famoso
“darnos cuenta” de que existe un problema. Bueno, en ese “darnos
cuenta” o “admitir” una dificultad reside nuestra capacidad de adaptarnos
al presente. Pero, ¡a no relajarse! Porque esa adaptabilidad tiene un límite
que no puede ser estirado. En caso de persistir demasiado tiempo, pueden
comenzar a manifestarse síntomas en el cuerpo.

Si bien adaptarnos contribuye a que ciertas situaciones estresantes dejen


de serlo, el hecho de que éstas se conviertan en rutina hace que se cierre un
círculo vicioso que oscila entre adaptación y estrés, y que a largo plazo no
genera ninguna solución.
Por eso hay que tomar las riendas del asunto: decirle no al estrés y hacer
que ciertas actividades rutinarias dejen de serlo. Para esto basta la simple
decisión de generar soluciones prácticas, creativas y claras.

No sería un error afirmar que adaptarnos a un problema es lo mismo que


no resolverlo nunca, y eso genera una situación de angustia que puede
conducirnos a los confines de nuestros pensamientos negativos... esos
mismos que producen efectos sobre nuestro cuerpo.

La enfermedad más padecida en nuestros días


Una palabra ya popular en nuestro vocabulario, a la que se la asigna
como causante de muchos males y que encima es capaz de generarnos
miedo, no puede ser minimizada. Son demasiadas las veces que en nuestro
entorno vemos personas con insomnio, personas que toman ansiolíticos por
las dudas, personas que tienen traumas extraños.

Personas angustiadas, personas que no encuentran la solución a sus


problemas, personas que comen demasiado o que dejan de comer… todos
estos síntomas se reducen a lo mismo: el eterno estado de alerta que nos
genera el hecho de tener que desempeñarnos en un medio que nos resulta
extraño.

Por eso podríamos decir que el estrés es la epidemia de nuestro siglo, la


epidemia que reproduce esos estados de ánimo que perturban nuestra
tranquilidad. Epidemia, porque es un mal que nos afecta a todos por igual,
aunque en diferentes grados.
El estrés se propaga como si fuera una peste pero no lo es; se trata
simplemente de una exigencia que nos imponemos nosotros mismos y que
necesitamos aprender a manejar según las tres “C”: en forma correcta,
concisa y creativa. Se trata de un antídoto de fácil aplicación que todos
deberíamos comenzar a implementar.
TEST
¿ESTÁS ESTRESADO?

Son demasiadas las veces en las que los problemas familiares se suman a
los laborales… y ahí es cuando nuestros pensamientos se desorganizan y no
encontramos la salida. Con este test, descubrí qué tan estresado estás.

1 Cuando te enfrentas a una situación nueva, extraña o difícil...

a. Te alterás y no encontrás el camino para resolverla, dejando que el


tiempo haga de las suyas.
b. Te sorprendés pero luego tomás las riendas del asunto e intentás
resolver el problema lo antes posible, apelando a la practicidad.
c. Sentís que te dominan los nervios, pero al pensarlo mejor, luego de un
tiempo considerable, lográs afrontar el problema de la mejor forma posible.

2 Cuando hay que resolver un problema familiar o laboral...

a. Te asustás e intentas encontrar cualquier solución para luego darte cuenta


de que ésta puede implicar un trabajo doble, y te sentás a pensar en una
estrategia más certera.
b. No tenés energía para pensar y actúas impulsivamente, apelando a la
primera solución que se te venga a la cabeza, sin pensar en sus posibles
consecuencias.
c. Intentás relacionar esa situación con otras parecidas que te hayan
sucedido en el pasado y tratas de adaptar las fórmulas antiguas al nuevo
contexto.

3 Ante una presión constante en cualquier aspecto de tu vida...

a. El nivel de autoexigencia llega a un grado tan avanzado que comenzás a


sentir síntomas en tu cuerpo, como insomnio, pánico, enfermedades leves,
etc.
b. La autoexigencia es tu forma de vida y eso te permite pasar la tormenta
de la mejor manera posible.
c. Te mantenés activo mientras dura la exigencia y cuando todo ya pasó
sentís un fuerte cansancio que solo se cura durmiendo o relajándote.

4 ¿Cómo hacés para tener una rutina saludable?

a. Tratás de comer sano pero cuando la rutina te sobrepasa incurrís en


algunas adicciones que calman tu ansiedad.
b. Combinas tu rutina cotidiana con hobbies y ejercicio físico y siempre
tratás de conservar esas actividades a pesar de las exigencias del día a día.
c. No hacés casi nada para tener una rutina saludable, los vicios son parte de
mi rutina.

¿Pensás en positivo?
5 a. No. Ante situaciones de miedo o excesivo estrés no podés evitar
tener pensamientos negativos que te hacen sentir mal.
b. Si. Tratas de conservar la calma para evitar autogenerar aquel miedo que
te lleva a la intranquilidad.
c. De vez en cuando. Dependiendo la situación, te dejás llevar… y muchas
veces esa despreocupación hace que no puedas evitar incurrir en
pensamientos negativos.

6 Cuándo tenés muchas responsabilidades que hay que resolver en lo


inmediato…
a. Establecés un listado de prioridades y vas resolviendo tarea por tarea
ordenadamente según el tiempo que dispones.
b. Sentís que las exigencias se te vienen encima y tus pensamientos te
avasallan de tal forma que te impiden organizarte correctamente.
c. Solucionñas todo un tanto desorganizadamente y después, cuando te
relajás, de alguna forma se resiente tu salud.
RESULTADOS

HASTA 60 PUNTOS. SOS UN RELAJO.


Sos el tipo de persona que sobrelleva el estrés de la mejor manera posible
y tenés el temple necesario para afrontar los problemas. Pero ¡a cuidarse!,
porque el peligro es que tener siempre el control puede llegar a convertirte
en una obsesión, y esa es una de las mayores causas de estrés. En tu caso, el
desafío es conservar el equilibrio.

ENTRE 60 Y 130. AL BORDE DE LA CORNISA.


El estrés que tenés hoy es manejable, aunque siempre se puede hacer algo
más para conservar la calma. Tratá de controlar la impulsividad que te
produce la desesperación ante lo inesperado y combina tus actividades con
más hobbies que te ayuden a distraer tu mente.

MÁS DE 130. ¡HELP!


El estrés está coartando tus pensamientos, ¡pero a no desesperarse! Con
algunos ejercicios de relajación, un poco de organización y algo de vida
sana lograrás hallar ese equilibrio necesario. Centrá tus pensamientos en
cosas positivas, distraete un poco y si te sentís muy agobiado no dudes en
realizar una consulta profesional.
Cuando el cuerpo dice basta

Son innumerables los efectos que se le atribuyen al estrés. ¿Realmente es


así? ¿Es el estrés el gran causante de las enfermedades que afectan a la
humanidad? En esta nota, enterate de los efectos que produce esta
epidemia.

S on muchas las consecuencias que produce el estrés en nuestro cuerpo.


El ritmo de vida acelerado, la vuelta a la rutina después de unas
vacaciones, situaciones traumáticas o simplemente el agobio mental que
nos producen ciertas responsabilidades son algunas de las grandes causas de
este mal. Todas estas cuestiones residen en algún lugar recóndito de nuestro
cerebro y repercuten en nuestro cuerpo a través de enfermedades o
patologías que muchas veces deben ser tratadas por la medicina tradicional.

Pero cuando lo negativo se manifiesta en lo físico es porque hemos


pasado por alto un sinfín de señales de agotamiento que nuestro cuerpo fue
manifestando durante días o quizás meses. Para prevenir estos síntomas a
tiempo, enterate cuáles son esos pequeños signos de estrés que pasan
desapercibidos.
NUESTRO CUERPO HABLA

Cuando hay estrés, se accionan mecanismos de alarma en el cuerpo que


aportan un caudal de energía extra que nos prepara para la huida o el
ataque. Como nuestra supervivencia no depende de una pelea o de la huida
ante un peligro, dicho caudal de energía no se libera. Esto intensifica
nuestros miedos, que se manifiestan luego en el cuerpo. Así, los síntomas
de ahogo, taquicardia o sudoración pueden aparecer en un momento de
presión y dar lugar a eso que se denomina pánico.

Por otro lado, las exigencias de la rutina hacen que el estrés sea algo
cotidiano, prolongando sus efectos a lo largo del tiempo. Si a eso le
agregamos la falta de tiempo dedicado a la recuperación del desgaste que
producen las responsabilidades, vemos que el estrés y sus consecuencias
están a la orden del día.

FASES DEL ESTRÉS

* 1. Alarma: ante situaciones de estrés, nuestro cerebro detecta la


cantidad de energía que disponemos para afrontar el problema y si
considera que no hay energía suficiente, le envía órdenes al
organismo para generar adrenalina. A partir de ahí el cuerpo se
prepara para reaccionar tensando los músculos, aumentando los
latidos del corazón y enviando más aire a los pulmones.
* 2. Resistencia: la fase de alarma nos permite mantenernos
activos. A pesar de que comienzan a manifestarse los primeros
signos de cansancio, nuestro cuerpo y mente siguen
respondiéndonos. Cuando pasa la alarma, volvemos a la normalidad.

* 3. Agotamiento: cuando las exigencias continúan, nuestro cuerpo


sigue generando adrenalina, haciéndonos navegar en un estado de
alarma constante. Es por eso que aparecen problemas psíquicos y
físicos. Si llegamos a esta fase, es porque el circuito se prolonga en
el tiempo.

SENSACIONES A CORTO PLAZO

Cuando recién comenzamos a experimentar algunos síntomas de estrés y


nuestro cuerpo se prepara para afrontar una situación inesperada, se
producen síntomas que varían según las características de cada uno.

Esto sucede porque la vorágine de la rutina no nos permite pensar.


Desayunamos rápido, salimos corriendo, nos pasamos el día entero
trabajando y cuando llegamos a nuestras casas dispuestos a descansar, casi
siempre hay algún que otro problema hogareño a resolver. Claro que entre
tanto trajín, el poco tiempo libre que nos queda lo queremos usar para ver a
algún amigo, salir a pasear o disfrutar con nuestra familia. Lo cierto es que
al estar tan absorbidos por las responsabilidades nos es imposible advertir
que puede haber algo que no está funcionando del todo bien. A esto,
deberíamos agregarle que muchas veces creemos que podemos hacer todo
perfectamente, cuando en realidad nunca evaluamos los recursos que
tenemos. A veces cargamos con más de la cuenta para satisfacer ciertas
responsabilidades y nos perdemos en detalles sin importancia que nos
generan aun más estrés.

Es en este circuito interminable donde el estrés comienza a accionar


mecanismos de defensa ante una potencial amenaza, porque, aunque no nos
demos cuenta, vivimos con miedo a no poder cumplir correctamente con
nuestras obligaciones.

TRES SECRETOS INFALIBLES PARA ALCANZAR LA


PLENITUD

* Voluntad: el mundo no es de los débiles: algo esencial para luchar


contra el estrés es encararlo. Para eso hay que ser constante y tener
voluntad para superar los obstáculos de la vida. Solo la constancia
nos permite cambiar para cumplir con nuestras expectativas.
* Seguridad: el miedo nos hace impotentes, nos nubla el camino y
bloquea nuestros pensamientos. Los miedos hay que afrontarlos, y
para eso tenemos que adquirir seguridad en nosotros mismos para
poder evitar que nos invadan. Así, podremos aprender a decir “no
puedo” o “no quiero” cuando las condiciones lo ameriten.
* Amor: cuando aplicamos el amor a todo lo que hacemos, es casi
imposible que las cosas salgan mal. Por eso, aprende a decir no a
aquellas actividades que te generen rechazo y, ante las adversidades,
apoyate en el amor de las personas que te rodean. Los especialistas
dicen que el amor nos aporta la mayor fuerza conocida.
Puede suceder que estés en el colectivo y empieces a percibir un
hormigueo en las piernas, sientas taquicardia o te empiecen a sudar las
manos. También puede pasar que, al estar entre grandes multitudes de
personas o en espacios cerrados cargados de gente, percibas una sensación
de ahogo en la que sientas que el aire que entra en tus pulmones no te
satisface lo suficiente. O simplemente puede pasar que repentinamente no
sientas ganas de ir al trabajo, de cumplir con tus obligaciones o de rendir
ese examen que hace días te está sacando el sueño.

Quizás estas situaciónes que describimos suceden tan solo una vez, pero
como lo sobrepasamos seguimos con nuestra vida como si nada hubiese
sucedido.

PARANDO LA PELOTA

Cuando estas cosas pasan es porque no nos detenemos a reflexionar, no


nos tomamos ese ratito de introspección para evaluarnos a nosotros mismos,
preguntarnos qué queremos, qué nos gustaría cambiar y cómo hacerlo. A
veces, simples preguntas nos pueden hacer recapacitar sobre nuestras
circunstancias. Para hacer esto, muchos especialistas recomiendan escribir
como un modo efectivo de expresar lo que nos pasa y sacarnos de la cabeza
aquello que nos está agobiando.

Sin embargo, esto muy pocas veces ocurre; la realidad es que debemos
irnos de vacaciones y alejarnos de la rutina para poder dedicarnos tiempo y
poner nuestra mente en remojo. Pero no debería ser así; cuando el cuerpo
comienza a hablar a través de pequeños síntomas es porque evidentemente
hay algo que no estamos pudiendo procesar en nuestras vidas.

El manejo del tiempo es el primer y más importante factor que nos


genera estrés; si no lo hacemos de una manera eficiente sentimos que
nuestra vida se torna un caos. De hecho, hay muchos métodos que nos
enseñan a establecer agendas milimétricamente apretadas, que nos obligan a
aprovechar al extremo cada minuto. Pero ¡cuidado!, esta actitud puede
hacernos unos maniáticos del tiempo, obsesionados por cumplir al pie de la
letra con todo lo planificado.

Como ningún extremo es bueno, es necesario que incorporemos aquella


rutina que mejor se adapte a nuestra personalidad, intentando alcanzar el
equilibrio justo entre la obligación y la sobrecarga de estrés por un exceso
de responsabilidades. Aprendé a decir no a aquellas cosas que te agobian y
que puedas evitar... si logramos optimizar nuestros tiempos al máximo,
combinando la rutina con espacios de esparcimiento, estaremos haciendo
algo muy importante por y para nosotros mismos.

Por eso, los especialistas recomiendan que, aunque sea por las noches,
nos tomemos un ratito para reflexionar sobre nuestra vida y lo que
queremos con una buena taza de té en la mano que reconforte nuestra alma
y nos relaje un rato.

ALGUNAS PREGUNTAS LIBERADORAS


* ¿Estoy contento con mi vida? Muchas veces lo que no funciona
en nosotros mismos es nosotros mismos. Por eso, parar la pelota y
preguntarnos si lo que tenemos es lo que queremos nunca es malo.
La felicidad son momentos pero si podemos incrementarlos aun más
podremos afrontar estrés.
* ¿Hay algún aspecto que deba cambiar? Tener un momento de
introspección para pensar en errores que hemos cometido o los
aspectos que nos interesaría transformar es por demás aliviador y
permite sacarnos un gran peso de encima.
* ¿Qué momentos me dedico para mi? Invertí tiempo en vos para
hacer lo que te gusta. Si uno quiere, siempre hay tiempo para
nosotros y por más de que le huyas, intentá hacer ejercicio físico;
sirve para liberarte y vivir sanamente.

MANOS A LA OBRA

Si nos sentimos mal, si sentimos que no podemos con nuestros problemas


y que nuestro cuerpo no responde como debería, la consulta con el médico
debería ser el primer paso. Es importante no automedicarse y poder llegar a
tiempo a tratar estas enfermedades, ya que algunas pueden acarrear
consecuencias irreversibles.

Ahora bien, la consulta profesional debería estar acompañada, en caso de


ser necesario, por un analista o psicoterapeuta. Debemos encontrar aquel
que se adapte a nuestros zapatos... y si no nos sentimos cómodos charlando
sobre nuestros problemas, podemos encontrar algún hobbie que nos permita
liberarnos de las presiones, concentrándonos en algo placentero. Cociná,
cantá, dibujá, corré, caminá, nadá, leé, viajá, estudiá, bailá, hacé música…
lo que quieras, siempre y cuando te cause satisfacción y te haga sentir
pleno. Esta simple salida de lo cotidiano hace que nuestro cerebro se ponga
en remojo y nos permita afrontar las exigencias de la semana de una forma
más sana. Siempre es bueno saber que después de un largo día de trabajo
viene ese ingrediente, esa horita en la que nos sentimos felices.

Recordá que una de las claves del éxito es el crecimiento personal, a


pesar de las adversidades que se puedan presentar. De hecho, los conflictos
son parte de nuestro devenir y muchas veces el poder sortear las
dificultades es lo que nos hace crecer como personas. La vida misma nos
impone resistencias; pero está en nosotros asumir el control de la situación
y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para sobrepasar los malos
momentos.

El estrés es un mal que ya nos afecta, que está entre nosotros y que
seguirá existiendo en la medida en que las exigencias de nuestro entorno
continúen aumentando. Tenemos que estar preparados para afrontar esta
enfermedad con sus consecuencias físicas y psicológicas. Un modo de vida
saludable, una alimentación correcta o el desarrollo de un temple que nos
permita sobrevivir el día a día son algunas alternativas posibles para
neutralizar los efectos del estrés. Solo es cuestión de estar dispuesto a
intentarlo.

ESTABLECIENDO LÍMITES
Si querés optimizar tus capacidades para decirle chau al estrés
recordá:

* Que solo no se puede: el síndrome de Superman es algo que


parece estar en nuestro ADN. Ya sabemos que uno siempre hace las
cosas lo mejor que puede, pero si aplicas esa premisa a todas tus
actividades vas a colapsar. Por eso, intentá delegar todas las tareas
que puedas a quién sea más idóneo, tenga más tiempo o mayores
ganas de hacerlas. Es preferible pedir ayuda que morir en el intento.

* No mentirte a vos mismo: muchas veces creemos que podemos


cumplir con millones de tareas en menos de un minuto. Debemos
reconocer que esto es imposible, ser más realistas y programar el día
con menos actividades.

* Decir que no: no sos un irresponsable por no decir a todo que sí.
Es preferible negarse que lamentarse y estresarse por no haber
llegado a cumplir con todo
¿Cómo empieza todo?

La ansiedad y los miedos son grandes componentes del estrés. Pero,


¿qué es la ansiedad? ¿Qué nos produce? ¿De qué modo se relaciona con
nuestros miedos y con el estrés? Te contamos todo lo que tenés que saber
sobre este trastorno.

Un día en nuestras vidas puede ser letal para el manejo de nuestra


ansiedad. Vivir en grandes ciudades, de por sí, nos genera un estado de
nerviosísimo permanente. Tenemos una gran cantidad de actividades con las
que cumplir; y si sentimos que nuestras responsabilidades nos superan y
que nuestro cuerpo no aguanta más, es porque estamos percibiendo un
desequilibrio en nuestra salud.

La ansiedad es un estado que todos hemos transitado; sin embargo, son


muy pocos los que pueden manejarlo de manera sana. Al igual que el estrés,
en una dosis normal no llega a afectarnos significativamente, pero si no
sabemos cómo tratarlo nos puede traer serias consecuencias.

LO QUE QUIERO, LO QUIERO YA


Empecemos por el principio: ¿Qué es la ansiedad? Según los
especialistas, es una defensa natural que tiene el cuerpo frente a situaciones,
miedos o problemas que desestructuran nuestra rutina, desequilibrándonos
psíquica y físicamente. ¿En qué se diferencia entonces del estrés? En que el
estado de ansiedad se relaciona exclusivamente con la preocupación y el
miedo por las consecuencias que pueda causar el fracaso de una tarea mal
realizada. Por lo general, esas consecuencias impactan directo en nuestra
autoestima y en la valoración personal que tenemos frente a los otros.

Los expertos afirman que los estados de ansiedad son una de las tantas
formas que tiene el estrés de manifestarse. Es solo una respuesta psíquica y
física de nuestro cuerpo frente a las demandas de nuestro entorno que nos
generan angustia, rechazo, autoexigencia y nerviosismo, entre otras
sensaciones. Como bien dicen los investigadores, el estrés produce
ansiedad, pero no todos los estados de ansiedad tienen necesariamente un
componente de estrés.

Al igual que el estrés, la ansiedad es normal y necesaria en su justa


medida, ya que nos permite cumplir y conectarnos con nuestras ambiciones
inmediatas. Esta respuesta emocional permite que el organismo se ponga en
alerta y active todos los mecanismos posibles de defensa ante una potencial
amenaza, intensificando al máximo nuestras capacidades.

Pero como todo, cuando se abusa de este recurso, la ansiedad normal


pasa a denominarse patológica ya que, como bien señalan los expertos, se
produce una reacción desmedida frente a un determinado estímulo del
entorno. Se manifiesta durante más tiempo y con una intensidad más
elevada, lo cual hace que afecte significativamente a aquel que lo sufre.
CADA ANSIEDAD EN SUS ZAPATOS

Hay muchos tipos de ansiedad que los especialistas denominan


trastornos, por eso es importante poder clasificarlos de la mejor
forma posible:
* Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC): se trata de obsesiones
muchas veces absurdas que son recurrentes en la personalidad de un
individuo. A veces, si se convierten en miedo, se denominan fobias.
* Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): se produce en
personas que se preocupan por asuntos cotidianos de forma
extremadamente intensa, generando un estado de preocupación
permanente.
* Trastorno de pánico: son aquellas personas que ya han sufrido
pánico, saben sus consecuencias, pero andan por la vida temiendo
que se vuelva a repetir semejante experiencia desagradable.
* Trastorno por estrés postraumático: es aquel padecimiento que
persiste luego de haber vivido una situación extrema que hizo
peligrar la integridad del individuo que lo sufre.

¡APRENDE A CONTROLARLA!

La ansiedad nace y muere gracias a nosotros mismos. Los


problemas por sí mismos no son los responsables, somos nosotros
los que, a través de los nervios, generamos alteraciones en nuestro
cuerpo que nos producen estados de ansiedad. Pero, ¿puede esta
patología prevenirse y controlarse? Por supuesto que sí, todo lo que
nace en nuestros pensamientos puede ser revertido si tomamos las
riendas de nuestra vida. ¿Cómo podemos hacer eso?:

* Cortá de raíz con los pensamientos negativos que te hacen


inventarte presiones, te impiden valorizarte y te hacen sentir
frustración. Si esperás un llamado y te decís a vos mismo que no te
van a llamar, posiblemente no vaya a ocurrir. Las energías que
movemos con los pensamientos tienen un caudal de atracción
inimaginable.

* Cuando una creencia negativa se te cruce por la mente, tratá de


confrontarla con experiencias positivas. Las generalizaciones son
profecías autocumplidas; si generamos conclusiones negativas
terminaremos creyendo en ellas y actuando en consecuencia. No
caigas en la negatividad; vivimos en la modernidad, donde las
condiciones de transformación y cambio existen. Siempre hay
excepciones a la regla, solo es cuestión de recurrir a ellas cuando
sea necesario.

* Valorizá tus experiencias en función de sus resultados. Si una


experiencia fue negativa, no significa que todas vayan a ser así.
Levantá la cabeza y caminá siempre hacia adelante, que cuando
menos lo esperes aquello que siempre quisiste puede volverse
realidad. Solo tenés que poner tu granito de arena para reforzar tus
deseos.

* Desdramatizá los conflictos de la vida y dejá de tomar todas las


complicaciones como problemas personales. Siempre hay
soluciones, y es más fácil encontrarlas si le sacás el peso que aporta
el drama.

l No seas tan perfeccionista, parte de aprender es equivocarnos.


Sacate ese niño interior que nos dice que seamos perfectos.

PNL: UNA ALTERNATIVA PARA SER POSITIVOS

* Pensar que “haremos algo” y “hacerlo” nos consume la misma


cantidad de energía y produce los mismos efectos fisiológicos. Si
nuestra mente condiciona nuestro cuerpo, ¿por qué nos cuesta tanto
ver el mundo con otros ojos? Hay quienes dicen que nuestros males
pueden ser prevenidos con nuestros pensamientos. Para los que
creen en ello, la Programación Neurolinguística (PNL) nos ofrece
numerosas herramientas para ser optimistas, ya que nos enseña a
detectar los pensamientos que frenan nuestros progresos y así poder
incrementar aquellos que los potencian.
* El método de PNL es un gran enemigo de la ansiedad, ya que nos
enseña a trabajar en aquellas ideas que nos hacen felices,
aprendiendo a reprogramar el cerebro para conocernos y querernos
aun más.

A largo plazo, las consecuencias de la ansiedad nos pueden impedir hacer


una vida normal. En tales casos, es necesario un tratamiento médico
adecuado.
LA INVASIÓN DE LOS MIEDOS

El miedo nos perturba, nos causa angustia y nos inmoviliza cuando


sentimos un riesgo o amenaza provocado por imágenes que se nos
presentan en nuestra propia imaginación.

Una de las posturas más fuertes de los médicos que han estudiado la
temática es que este estado de temor es el origen de la ansiedad: nuestro
cuerpo se prepara para vivir lo peor, aunque posiblemente lo peor resida
solamente en nuestros pensamientos. Otros especialistas, en cambio,
consideran que tanto el miedo como la ansiedad son patologías que el
individuo manifiesta ante un peligro simbólico de la imaginación, y que lo
único que las hace diferentes es que la ansiedad se relaciona a causas no
muy bien definidas, mientras que el miedo tiene sus raíces en situaciones
concretas.

De cualquier manera, la ansiedad y los miedos están a la orden del día a


la hora de causarnos estrés. De hecho, muchos expertos consideran que
estas patologías son distintos modos que tiene el estrés de manifestarse. Lo
cierto es que el peligro está; y que, para estar mejor, ocuparse es mucho
mejor que preocuparse.
TEST
¿SOS ANSIOSO?

A veces las exigencias de nuestra rutina nos causan estrés y, sobre todo,
un nerviosismo generalizado. Acá te damos una mano para detectar si estos
síntomas te dominan. El primer paso para curarlos es reconocerlos y
aceptarlos.

1 Cuando comenzás el día y vas viajando a tu trabajo

a. Pensás en las tareas del día y anotas en alguna libreta las prioridades a
resolver para no olvidarte de nada.
b. Reflexionas sobre todos los problemas que tenés y la poca cantidad de
tiempo para resolverlos sin encontrar ninguna salida más que aumentar tus
nervios.
c. Te quedás dormido pensando relajadamente que cuando llegues verás
como se barajan las responsabilidades.

2 Cuando llegás al trabajo y viene tu jefe a pedirte ese informe para el


que estuviste toda la semana trabajando pero que aun no pudiste
terminar
a. Te ponés extremadamente nervioso y cuando te sentás en la computadora
se te nubla la mente y no podés escribir. Por eso decidís que lo mejor es
comer o fumar para relajarte un poco.
b. Tratás de terminarlo de la mejor manera posible y si no podés decidís
afrontar las consecuencias.
c. Siempre fuiste consciente de los tiempos que tenías para hacerlo y como
ya lo tenés listo lo entregás en seguida.

3 ¿Cómo dormís?

a. Duermo como un bebe, más de 6 horas para rendir bien al otro día.
b. No duermo. La cabeza trabaja al extremo; siento sueño pero no puedo
despejar la mente para dormir.
c. Duermo el tiempo que considero necesario para estar bien, no importa si
son 6, 8 o 10 horas. Despúes, cuando me levanto, veo cómo arreglo las
llegadas tarde con mi jefe.

4 ¿En qué momentos comés?

a. Como cuando tengo hambre.


b. Como en todas las comidas algo sano, para evitar sentirme mal y así
rendir mejor en mis tareas cotidianas.
c. Tengo hambre todo el día, si es por mí estaría picando algo las 24 horas.

5 Cuando estás nervioso ¿sos de recurrir a los vicios para calmarte?


a. Trato de no recurrir a los vicios y de mantenerme equilibrado,
concentrándome en resolver el problema que me hace estar nervioso.
b. Si tengo ganas fumo, como o bebo, eso no depende de si estoy nervioso o
no.
c. Todo lo que me gusta lo consumo al extremo y si estoy nervioso más.

6 Si tenés un examen y estudiaste...

a. Te sudan las manos, te ponés muy nervioso y muchas veces no podés


rendir porque te olvidás de todo.
b. Si estudiaste, no tenés de que preocuparte.
c. Vas, riendís y que sea lo que Dios quiera.

7 Me preocupo excesivamente por problemas tontos

a. Siempre.
b. Nunca.
c. A veces.

8
a. Si.
¿Tu humor cambia fácilmente según el estado del tiempo?

b. No.
c. A veces.

9 Durante una discusión

a. Tratas de comprender el otro punto de vista y dar tu opinión.


b. Gesticulas, vas, venís, gritás.
c. Haces que escuchas cuando en realidad ni te importa.

RESULTADOS

DE 80 A 120. TEMPLANZA
Tenés la capacidad para manejar tu ansiedad. Sos práctico, reflexivo y
sabés lidiar con los nervios a la hora de resolver un problema. El peligro de
tu personalidad es que, a veces, aunque hagas todo lo posible para no
ponerte nervioso, las cosas pueden salir mal y esa decepción puede causar
una ansiedad inmanejable.

120 A 180. DESINTERÉS


Evidentemente estás atravesando una etapa en la que nada te entusiasma
demasiado. Quizás viviste tantas situaciones de ansiedad que lograste crear
una coraza que te inmuniza de la presión que implica asumir una
responsabilidad. Valorizá tus deberes cotidianos. Convertirse en un
irresponsable nunca es una buena salida a nuestros problemas.

MÁS DE 180. COLAPSADO


Estás experimentando una ansiedad al extremo producida por estrés.
Decile basta a la autoexigencia y comenzá a abandonar las
responsabilidades que te hacen mal. La salida nunca es fácil pero si la
encontrás, siempre queda una buena lección de esa mala experiencia.
¡No te preocupes tanto!

Hoy parece raro vivir sin preocupaciones ¿Por qué no podemos estar sin
esa sensación de intranquilidad? ¿Qué goce nos causa? Detrás de esas
inquietudes que nos quitan el sueño más de una vez por semana se
esconden muchas cosas, ¡descubrilas!

P arecería que si vivís en la modernidad, hacerte problema por todo es un


hecho prácticamente normal. ¿Acaso olvidamos que existen otras
formas de vida? ¿Por qué no podemos ser equilibrados? ¿Por qué hay veces
que nos ahogamos en un vaso de agua a la hora de resolver nuestros
problemas? Cuando transitamos por una etapa de nuestra vida en la que nos
preocupamos por todo, nuestra señal de alarma se activa innecesariamente
varias veces por día; y cada vez que suena la chicharra, es inevitable
ponernos nerviosos o salir corriendo.

REPARANDO NUESTRA ALARMA

La consecuencia de vivir alarmados es que comenzamos a sentir que todo


lo que nos pasa es un problema, y entonces nos convertimos en personas
que hacemos de la queja una forma de vida.
Nuestros pensamientos van del blanco al negro sin contemplar los grises,
y cuando pensamos en nuestras vidas muchas veces creamos una película
de terror en la que las consecuencias parecen irreversibles. Pero no hay que
asustarse, la mayoría de las películas tienen finales felices.

La clave para cambiar es transformar nuestro sistema de pensamiento


basado en creencias profundamente instauradas, y que muchas veces hacen
de nosotros individuos conservadores y poco proclives al cambio,
tergiversando la realidad. Desestructurarnos y comenzar a pensar que errar
es humano es un primer paso, bastante importante, para tranquilizar nuestro
estado constante de alarma.

LAS CRISIS NO SON MALAS

Si algo de lo que leíste se adapta a vos o se parece a algún rasgo de tu


personalidad, es bueno que sepas que formas parte del común de la
población: nuestra crianza está, innegablemente, dotada de expectativas,
metas, sueños, proyectos e ideales que nos transmitieron nuestros padres.

A veces, estas creencias son tan rígidas que cuando algo va en contra
sentimos que la preocupación comienza a formar parte de nuestra vida. Pero
no hay que flaquear, es una crisis y ninguna crisis es eterna; simplemente es
una situación que puede estar anunciando un cambio, una alarma que
pretende llamarnos la atención sobre algo que ya no funciona en nuestra
personalidad.

Las crisis son el anverso y reverso de una misma moneda: si sos


autocrítico, esta alarma puede servir como una gran oportunidad de cambio,
transformación y crecimiento personal; pero si tu vida se basa en un sistema
de creencias estáticas que alaban la perfección, muy posiblemente entres en
estados de estrés, ansiedad, miedo, angustia y preocupación constante, ya
que esa perfección solo existe en el mundo de los imposibles.

CLAVES PARA DES-PREOCUPARSE

Acá te dejamos algunos consejos para que no te enredes al momento


de resolver problemas diarios:

* Transformá las preocupaciones en problemas a resolver.

* La suma de problemas hace que nuestros pensamientos no


encuentren la salida; por eso, no olvides jerarquizarlos según el
grado de urgencia.

* Buscá una solución acorde con tus posibilidades y cumplí con


ella.

* No anticipes desgracias, centrate en el problema sin dramatizar


sobre las posibles consecuencias.

* Aceptá que los problemas son parte de la vida y que, como


siempre van a existir, hay que aprender a evitar que te dejen
paralizado.
* Hacete responsable de tu propia vida y de las consecuencias de tus
acciones; luego de asumir eso, verás cómo disminuye el sobrepeso.
8 claves para encontrar el equilibrio

¿Sentís el cuerpo agotado? ¿Tenés miedo de afrontar situaciones de


exigencia? ¿Estás abandonándote un poco? ¿No sabes cómo salir del
enredo de responsabilidades? Tener una vida plena y saludable es posible:
aprendé cómo.

L a exigencia es la causa de muchos de nuestros males; muchas veces


nos la auto-imponemos hasta llegar a la obsesión. Obsesionarse nunca
es bueno, porque puede derivar en enfermedades médicas que afecten
nuestra calidad de vida. Advertir qué no estamos bien antes de que la
situación empeore debería ser una de nuestras mayores prioridades. En esta
nota, te ofrecemos algunas claves infalibles para relajar nuestro cerebro,
aflojarle a la exigencia y manejar nuestra rutina lo más saludablemente
posible.

1. Despejá tu mente. Hay días en los que no podemos liberarnos de


nuestros problemas, pensamos constantemente en ellos y no tenemos
respiro. Por eso, para despejar tu cabeza y poner en remojo tus ideas, una
buena opción es agarrar un papel y escribir todo lo que te aqueja; esto te
permite sacar de tus pensamientos lo que tanto te agobia, para así ordenar
tus ideas. Otra buena opción es hablar con un amigo que te aconseje o salir
a caminar y tomar aire fresco, respirando lenta y pausadamente. Hay
muchos estudios que nos dicen que la respiración profunda nos ayuda a
inhibir la producción de aquellas hormonas que causan estrés.

2. Dormí bien. El descanso es un hábito necesario para nuestro cuerpo, y


muchas veces los nervios nos impiden poner la mente en blanco para
alcanzar el estado de somnolencia. Para relajarte antes de dormir, tratá de
no acostarte inmediatamente después de cenar; dedicá algún tiempo a
realizar cualquier actividad que te relaje, como ver algún programa en la
televisión que te haga olvidar los problemas cotidianos o leer algún buen
libro, lo que quizá resulte más efectivo ya que, además de despejar nuestra
mente, la lectura hace que nuestros ojos se sequen lo suficiente como para
querer permanecer cerrados. Si nada de esto funciona, podés tomar algún té
caliente que te relaje o ponerte algún horario de descanso que te permita
ordenar la rutina.

3. Hacé ejercicio. Para muchos de nosotros es muy difícil hacer ejercicio


porque siempre es lo último en nuestro listado de prioridades. Sin embargo,
muchos especialistas afirman que el ejercicio es necesario, no solo para
nuestra salud, sino también para poder relajarnos y romper con las
presiones del día a día. Cuando hacemos ejercicio liberamos endorfinas,
que son pequeñas proteínas que nos ayudan a liberarnos del cansancio,
sentirnos renovados, felices y vitales. Además, es un sedante natural que
nos deja tranquilos y listos para afrontar cualquier adversidad que nos
imponga la rutina. Los especialistas recomiendan que lo mejor es hacer
ejercicios aeróbicos por la mañana, cuando tenemos el mayor caudal de
energía existente, y ejercicios anaeróbicos por la noche. Los primeros
incluyen actividades como correr, bailar, nadar, andar en bicicleta o jugar a
cualquier deporte que implique moverse; los segundos son todos aquellos
que nos sirven para ejercitar nuestra musculatura.

¡A ROMPER!

* Uno de los métodos milenarios para desestresarnos es romper


papel. Si, es un poco loco pensar que esa misma hoja que usamos
para escribir, imprimir, hacer avioncitos, grullas o barquitos también
es un buen método para liberarnos de las presiones diarias.

* Por eso te proponemos que agarres un viejo block de hojas, diario,


revista o lo que sea que tengas a mano y comiences a sacar hoja por
hoja para romperlo, hacerlo bollitos, machacarlo y tirarlo por los
aires. Vas a ver que cuando termines te vas a sentir mucho más
relajado porque esa bronca se canalizó en un lugar puntual: el papel.

* Tal es la efectividad de este método que se convirtió en producto


luego de que una empresa japonesa ofreciera un papel hecho
especialmente para aliviar nuestras broncas, ya que se rompe en
forma rápida, efectiva y sin causarnos ningún daño. De cualquier
forma, un diario viejo siempre sirve. ¡Intentalo!

4. Planificá metas postergadas. ¿Cuántas veces tenemos ganas de hacer


algo y siempre decimos ahora no es el momento y nos quedamos en el
famoso “si pudiera”? ¡Basta de postergarnos! No podemos vivir más a
expensas de los otros. Para eso, el primer paso es ocuparnos de nuestros
intereses. Siempre está ese viaje que quisimos hacer y no encontramos el
momento, o aquel curso que pensamos que era nuestra verdadera vocación
pero la falta de dinero nos obligó a dedicarnos a otra cosa. Llegó la hora de
poner manos a la obra y hacer eso que tanto deseamos. Pero atención, para
evitar que nuestro sueño quede en la nada, planificá cuidadosamente cada
paso. Si es posible, ponelo por escrito ya que siempre es bueno volcar en
una libreta lo que queremos y cómo lograrlo. ¡Adelante!, no es difícil; solo
hay que tener ganas de hacerlo.

5. Meditá. La meditación es la mejor forma de liberarnos de las


tensiones para lograr el equilibrio. Hay numerosas formas de meditación,
buscá aquella que mejor se ajuste a tus zapatos. Intentá poner la mente en
blanco, aunque sea en algún momento del día, sin detenerte en tus
pensamientos, asociaciones o recuerdos. Esto hace que, al abrir los ojos,
logres captar la belleza del mundo en todo su esplendor.

LIBERATE JUGANDO

Muchos especialistas afirman que los juegos nos hacen olvidarnos


de tragedias cotidianas que muchas veces nos inventamos nosotros
mismos. Enterate de dos que están buenísimos:
* Ajedrez: además de mejorar nuestra capacidad de concentración y
entrenar nuestra inteligencia, al hacer que las células cerebrales se
mantengan activas, el ajedrez oxigena nuestro cerebro para combatir
el estrés.
* Videojuegos: numerosos especialistas dicen que los videojuegos
no nos relajan porque nos hacen tener que encarar un desafío;
superar los obstáculos y llegar a la victoria nos puede generar
adicción y ansiedad. Sin embargo, vemos el asunto desde la otra
vereda, los videojuegos pueden ser un buen ejemplo de lo que
deberíamos aplicar a nuestras vidas. ¡Pensalo!

6. Practicá algún hobbie y disfrutá del ocio. Jamás postergues esos


pequeños ratos de ocio en los que visitamos a nuestras abuelas, sacamos a
pasear a nuestros sobrinos, jugamos con nuestros hijos o reímos con
nuestros amigos. Buscate ese hobbie que nunca practicaste, todos tenemos
uno; y cuando lo encuentres, disfrutá cada momento.

7. Reite. Muchos estudios afirman que la risa nos libera del estrés, nos
relaja, nos aleja de la depresión y alivia los dolores del alma. Si disfrutás
cada momento con humor, la plenitud está un pasito más cerca.

8. Liberate. No armes rutinas rígidas con horarios cronometrados, date


siempre ese lugarcito para lo contingente, o sea aquello que puede surgir en
el momento sin planificarlo y que termina siendo una experiencia para
recordar por el resto de nuestros días.

ACTIVIDADES MILENARIAS

Los orientales siempre basaron sus creencias en la conexión de la


mente, el cuerpo y el alma. Por eso son los grandes creadores de
ejercicios de meditación y relajación. Acá te contamos sobre dos de
ellos:
* Yoga: nos propone centrar nuestros pensamientos a partir de
ejercicios de estiramiento y meditación. Lo que hace, básicamente,
es trabajar sobre la energía acumulada de nuestro cuerpo para así
distribuirla física y psíquicamente; es un modo de armonizarnos y
mejorar la relación entre cuerpo y mente.

* Tai chi: es un arte marcial tradicional de China que promueve la


unión de la conciencia con nuestros movimientos. Muchos estudios
comprobaron que esta disciplina milenaria alivia las tensiones
musculares, nos libera del estrés, baja la presión arterial y mejora la
circulación; ello se debe a que canaliza nuestro Chi, la energía vital
que nos hace estar sanos
¿Por qué el trabajo nos agobia?

Con el correr de la historia, la actividad laboral ha cambiado mucho.


Hoy en día, las responsabilidades, la competencia y las ambiciones que
buscamos son tan grandes que nos abruman. En esta nota, te contamos qué
es y qué causa el estrés laboral.

E l mayor grado de estrés conocido lo produce el trabajo. Según algunos


estudios, en Argentina un 61% de trabajadores han percibido síntomas
de agotamiento, agobio y estrés por las responsabilidades y exigencias que
deben asumir en el ámbito laboral. En Europa, se estima que entre un 50%
y 60% de días pedidos por enfermedad se vinculan directamente con el
estrés. Estos resultados demuestran que el estrés causado por las exigencias
laborales se ha convertido en el principal causante de enfermedades tanto
físicas como psíquicas.

La particularidad del estrés laboral es que no solo se manifiesta en


trabajadores, sino que también afecta a jefes, gerentes, empresas,
instituciones, gobiernos y todo aquel espacio de desarrollo que esté
manejado por grupos de personas. Así, vemos que este tipo de estrés puede
ser uno de los mayores males que aquejan a la población en los tiempos que
corren.
¿QUÉ ES?

Solo podemos luchar contra lo que conocemos. Saber qué es y cómo


funciona es el primer paso para comprobar si estas percibiendo algún tipo
de estrés en el trabajo. Los expertos definen este estrés como una
experiencia que nosotros mismos provocamos ante la excesiva importancia
que le asignamos a aquello que nos demandan en el trabajo. Esta constante
preocupación por cumplir con todo lo que se nos asigna como tarea nos
vuelve controladores, paranoicos, miedosos y obsesivos. Pero este estado de
cansancio mental no solo es provocado por las órdenes que nos dan, sino
también por el ambiente en el que se desarrolla su cumplimiento; y es por
esto último que existen situaciones específicas que nos generan estrés.

¿CUÁNDO SE PRODUCE?

EN NUESTRO ESTRÉS LABORAL PUEDEN ESTAR INFLUYENDO


VARIOS FACTORES; E IDENTIFICAR LAS CAUSAS ES EL PRIMER
PASO PARA ENCONTRAR EL REMEDIO A ESTE MAL. ACÁ
MENCIONAMOS ALGUNAS:

* Un desajuste en la relación entre el empleado, su empleador y las


condiciones de trabajo: en esta categoría pueden influir factores como la
estabilidad, el tipo de contratación que el trabajador tenga, los horarios, el
ambiente en el que se desarrolla la labor, los peligros que debe asumir en su
tarea, etc.
DESPEJATE DEL MONITOR

Muchos de nosotros pasamos largas horas delante de la


computadora trabajando. Acá te damos algunos tips sencillos para
pasar mejor esas largas horas delante del monitor.

* La computadora: intentá que la computadora este a una distancia


considerable de tu vista para así evadir el cansancio y agotamiento
visual.

* Ambiente: es muy importante el tema de la iluminación, porque


al fijar la vista durante tantas horas podemos estar forzándola de
más. Por eso, procura tener buena luz, aprovechar la luz natural y
prender una lámpara de escritorio cuando caiga la noche.

* Trabajo: no trabajes demasiadas horas seguidas a menos que sea


estrictamente necesario. Muchos estudios afirman que el trabajador
rinde más si tiene momentos de esparcimiento con sus compañeros,
durante la hora de almuerzo o simplemente saliendo de su
habitáculo para despejarse.

* Anormalidades en la concreción de las tareas: en este ítem entraría


el exceso o escasez de trabajo, los plazos ajustados de entrega, la presión en
el tiempo de elaboración, las amenazas por el trabajo cumplido, etc.
* Dificultades en torno a la organización de la empresa: acá
podríamos nombrar factores como una posible ambigüedad en la definición
de las funciones de cada trabajador, problemas en la comunicación,
ausencia de instancias de participación, poca predisposición al trabajo, falta
de voluntad para resolución de conflictos en grupo, etc.

EL ESTRÉS Y SUS EFECTOS

Como cualquier patología con síntomas propios, no nos afecta solo en el


trabajo sino que sus consecuencias traspasan al ámbito familiar, personal y
físico. Por eso, es bueno diferenciar los distintos ambientes en los que este
tipo de estrés actúa desbaratando nuestra rutina:

* En cuanto a lo físico, las altas exigencias y el constante cambio de


ambiente hace que nos cueste adaptarnos a las nuevas condiciones a las que
muchas veces nos vemos sometidos. Esta situación produce el nerviosismo
necesario para causar diarreas, vómitos, dolores de cabeza, ansiedad,
trastornos respiratorios, problemas cardíacos, contracturas, alergias en la
piel, entre otras tantas cosas.

* Si vamos al campo de lo psicológico son muchísimas más las


consecuencias que podemos mencionar, ya que el origen de este tipo de
estrés suele ser psíquico. Por eso, es normal que en la antesala del colapso
tengamos dificultades para concentrarnos, déficits de atención, bloqueos
mentales, olvidos, preocupación, incapacidad de tomar decisiones, mal
humor, consumo excesivo de comida, cigarrillos, etc. Ahora bien, si estos
efectos persisten las consecuencias pueden ser más graves y hay que buscar
ayuda profesional. Entre las patologías psíquicas más graves que produce el
estrés laboral se encuentra la depresión, la ansiedad, los trastornos del
sueño, de personalidad y de alimentación entre otras cosas.

* En lo que respecta al ámbito de la sociabilidad en el ambiente laboral,


se encuentran los problemas organizativos. Cuando padecemos de esta
patología, nos cuesta relacionarnos con el otro, nos convertimos en seres
solitarios incapaces de concentrarnos, no podemos rendir tal y como
quisiéramos, nos aburrimos fácilmente. Por su parte, la empresa también
sufre a nivel organizacional ya que es incapaz de generar empatía con sus
trabajadores para incrementar su productividad.

BUSCÁ LA SOLUCIÓN

La verdadera solución debería darse tanto en la organización como en


ejecución de las tareas cotidianas, pero es muy difícil poder hacer una
acción realmente coordinada entre las empresas y sus trabajadores. Recién
hace algunos años, los gerentes, dueños o Ceos de grandes empresas se
hicieron cargo de este conflicto y comenzaron a generar actividades
conjuntas entre el patrón y sus trabajadores. Sin embargo, no es una práctica
que esté generalizada a nivel mundial; por eso se hace necesario
concientizar para que estas prácticas se incluyan como parte del programa
empresarial a nivel global, para así neutralizar uno de los mayores
causantes de enfermedades del Siglo XXI.

VOLVER A LA RUTINA
Cuantas veces nos ha sucedido que volvemos de las vacaciones, y al
poco tiempo ya hemos olvidado el descanso de hace tan solo
algunos días atrás. La adaptación al trabajo y a nuestro ritmo de vida
suelen angustiarnos porque nos hace recordar lo que nos quedó
pendiente, lo que tenemos que resolver ya y lo que vamos a tener
que afrontar. Según los especialistas, la vuelta de las vacaciones es
la situación que más estrés nos genera. Para evadir estas
consecuencias no olvides:

* Llegar al menos un día antes de volver al trabajo, porque se estima


que nuestro organismo necesita al menos 24 horas para volver a la
rutina

* Tratar de convencerte de que la rutina laboral no es tan mala,


después de todo te permitió irte de vacaciones.

* No tomar decisiones importantes. Si podés tomarte al menos una


semana para pensar mejor, hacelo; porque es muy difícil adaptarnos
en forma abrupta.

EL MAYOR PELIGRO

* Los expertos afirman que el riesgo de infarto es letal cuando


nuestro trabajo nos exige rendir al máximo sin ninguna contención.
Son muchas las causas que pueden producir problemas coronarios,
pero el estrés laboral está en las primeras tres. Ante la presencia de
inseguridad laboral, mayores son los riesgos coronarios.
* Según un estudio realizado a casi doscientas mil personas, los
pacientes con mayores riesgos cardiológicos intensifican sus vicios
ante situaciones de extrema presión, incurriendo en el tabaquismo o
los excesos de comida, u otras actitudes poco saludables para
nuestro cuerpo.

* Aunque no haya estudios certeros sobre la relación directa entre el


riesgo cardíaco y el estrés, los especialistas afirman que esta
patología podría afectar al corazón ya que uno de los efectos que
produce es la elevación de la presión arterial, factor que incrementa
el riesgo de infarto.

Hay muchas estrategias para aliviar nuestros problemas laborales; lo


bueno es que como esta patología afecta tanto a trabajadores como a jefes,
no tiene que darse un pacto negociado para decidir si actuar o no para
prevenirla. Es una enfermedad que erosiona no solo a individuos aislados
sino a millones de personas en el mundo.

* A nivel organizacional, lo que hacen muchas empresas es generar


charlas de concientización acerca del estrés y sus consecuencias. De esta
forma, los trabajadores pueden encontrar un espacio donde transmitir cuáles
son los problemas que lo aquejan, qué cosas cambiarían de la empresa y si
le gusta o no lo que hacen allí. Un segundo paso podría ser que la empresa
clasifique y contabilice las respuestas de sus trabajadores para poder hacer
un control de la calidad laboral que provee, y así poder detectar y
solucionar las disconformidades de sus empleados. Un modo de hacer esto,
podría ser mediante el sistema de incentivos, ya que es un buen método
para demostrar que el esfuerzo rinde sus frutos.

EL EQUILIBRIO EN LA OFICINA

¿Cuál es el punto justo? Si demostramos carácter podemos llegar


a ser el causante de grandes discusiones; pero si nos callamos,
muchas veces cedemos lugar ante quiénes tienen personalidades
más avasallantes. No es fácil llegar al punto justo, por eso acá te
pasamos algunas claves:
l Siempre decí lo que pensás en forma tranquila y serena,
escuchando segundas opiniones e interactuando con el otro.
l Pensá bien qué vas a decir a la hora de hacer valer tu lugar,
escogé cuidadosamente tus palabras para dejar bien clara tu postura.
l Ejercitá tu capacidad para tomar decisiones aunque no sean las
que hubieses querido.
l Tratá de buscar consenso en tus compañeros para tener más de
un aliado a tu favor a la hora de plantear temas controvertidos.

* A nivel personal, tratemos de ser prácticos y aprendamos a decir que no


a las responsabilidades que no nos corresponden. Tratemos de dejar la
agresividad de lado y si nos piden una tarea maratónica de un día para otro,
tener la valentía de plantearlo y ver de qué forma se puede solucionar.
Además, debemos respetar nuestros tiempos de ocio, recreación y descanso
porque sino nuestro rendimiento decrece a niveles impensados.
* Los jefes, gerentes o directores deben saber contemplar las necesidades
de los trabajadores estableciendo una relación equilibrada entre lo que
quiere el trabajador y lo que le conviene al empleador. En ello reside la
habilidad de liderazgo que todo jefe debería tener. Sin embargo, muchas
veces esto no se da debido a que los líderes temen que se los responsabilice
de cualquier chanchullo que ande dando vueltas por ahí. Por eso, siempre
hay mirar bien antes de firmar algo, de modo que esa firma no implique la
venta del alma al diablo. Todo líder debe saber escuchar antes que nada, y
eso es un rasgo cada vez más difícil de encontrar.

NON PREOCUPARUM

El estrés ya está entre nosotros, nos invade, nos apabulla, nos interpela... y
si no estamos preparados ni sabemos cómo responder, se apodera de
nosotros haciéndonos creer que no tenemos salida. De hecho, esa es su
mejor estrategia. Por eso debemos relajarnos más, tomar las cosas con
calma y pensar que siempre se puede estar peor. Todo tiene solución, y el
susto es la mejor metodología que tiene el miedo para engañarnos y
hacernos creer que no somos capaces de progresar. Pero recuerden que eso
está solo en nuestra cabeza y que si está ahí es porque queremos que esté.

El estrés laboral es algo que se resuelve en conjunto porque no sirve de


nada que cambie solo uno de los factores que hacen al problema. Por eso,
hay que encontrar una solución integral; porque la empresa está compuesta
de una serie de eslabones de una misma cadena, y si falta uno, solamente
uno, la cosa. Plantealo en tu trabajo, quizás obtengas grandes resultados y
respuestas que te sorprendan.
TEST
¿CÓMO SOS EN LA OFICINA?

El estrés laboral se puede detectar sabiendo cuáles son tus actitudes a la


hora de desenvolverte en el trabajo y ante las condiciones que te impone el
ambiente. En este test, conocete un poco más a nivel laboral.

1 Tu jefe te llama improvisadamente a una reunión para que presentes un


avance de ese maldito informe que no te deja dormir hace un par de
días:

a. Vas a la reunión temblando y queriendo desaparecer de un instante a otro,


te ponés nervioso, te sudan las manos y no podés ni siquiera gesticular.
b. Te tranquilizás pensando que no pueden preguntarte nada sobre lo que no
hayas trabajado y elaborado en las semanas anteriores. Abrís la puerta,
entrás y comenzás a comentar sobre tu trabajo.

2 En tu trabajo:

a. No hay comunicación en lo más mínimo, cada uno se maneja como


mejor le parezca a la hora de cumplir con los objetivos anuales.
b. Hay una constante comunicación entre las diferentes dependencias que
da la posibilidad de tener una visión global de los objetivos, metas y
responsabilidades.

3 Tu jefe:

a. Es una persona que ejerce su mando virtualmente y solo aparece en


reuniones de gran envergadura.
b. Es una persona que te está encima todo el tiempo diciéndote qué es lo
que quiere y de qué forma hacerlo. Da instrucciones en forma continua y
establece un feedback con todos sus trabajadores.

4 Cuando tenés que hacer un trabajo en grupo:

a. Te cuesta mucho relacionarte con tus compañeros para hacer algo


conjuntamente porque, al no haber un mando efectivo, cada uno cumple con
sus objetivos de la manera que puede.
b. Te integrás fácilmente con tus compañeros, teniendo una actitud
colaborativa en donde dejás de lado todo tipo de nervios .

5
qué:
Si volvés de las vacaciones y sentís que la oficina cambio
completamente y que tus compañeros te hablan menos y no sabés por
a. Te asustás y te empezás a paranoiquear de que alguien anduvo diciendo
mentiras sobre vos o tu trabajo, no sabés qué hacer ni a quién recurrir y
empezás a exasperarte.
b. Pensás que si tus compañeros cambiaron es problema de ellos, que si
cometiste un error ya lo sabrás y que si la situación se torna insoportable
plantearás tus dudas frente a quien corresponda.

6 Si la secretaria no vino y tu jefe te pide que le lleves café pero esa no es


tu tarea:

a. Lo hacés igual a pesar de que no es parte de tu función porque te cuesta


encarar a la autoridad para negarte a cumplir una orden.
b. Te hacés el distraído y haces todo lo posible para que sea otro el que le
lleve el café. Considerás que la verdadera estrategia es conducir a que otros
hagan lo que no querés o lo que no te corresponde hacer.

7 Si un compañero cumple años y te invita a la casa:

a. Ni loco vas, sentís una vergüenza insoportable. No te gusta que sepan


como sos afuera de la empresa en la que trabajas.
b. Vas porque considerás que es un buen momento para conocerse más,
siempre recordando que no son tus amigos y que por lo tanto no debes
relajarte tanto.
RESULTADOS

MAYORÍA DE RESPUESTAS A
Sos una persona extremadamente insegura en el ámbito laboral y
necesitás recobrar la confianza en vos mismo. ¿Un consejo? Olvidate de la
timidez y empezá a pensar menos en cómo te ven los de afuera, sacarte ese
peso de encima va a ser un gran alivio que te permitirá enfocarte en lo
realmente importante: tu trabajo y el lugar que te das a vos misma dentro
del ámbito laboral.

MAYORÍA DE RESPUESTAS B
Sos una persona muy asertiva, segura de sí misma y que piensa cuál es la
mejor manera de manejarse con los iguales y con tu jefe. Sabés cómo lidiar
con las presiones del trabajo y te movés como pez en el agua en ambientes
que te son completamente ajenos. La vida te enseñó que si no defendés tus
intereses nadie va a defenderlos por vos. Quizás el defecto mayor que tiene
tu personalidad es la falta de impulsividad a la hora de resolver algunos
problemas. Tratá no pensar tanto, porque sino el estrés estará a la orden del
día.
La espiritualidad nos ayuda a conocernos

Muchos especialistas dicen que nunca llegamos a comprendernos del


todo y que ese es el gran problema de nuestras sociedades. Podemos lograr
evadir el estrés a través de la búsqueda interior. ¡Comprobalo!

E n momentos en que los conflictos nos impiden ver el camino,


agobiando nuestra vida y nuestra razón, es cuando más necesitamos
sentarnos un rato, reflexionar y tomar la decisión de conectarnos con
nuestro yo más profundo. De esto se trata la espiritualidad, esa sabia
conexión con nuestro aspecto esencial que nos brinda la energía necesaria
para sentirnos plenos, felices e inspirados para afrontar cualquier conflicto
que aparezca en escena.

Nuestra salud mental depende justamente de esta conexión que


establecemos con nuestros sentidos más profundos, que nos permite
alcanzar un estado de concentración que misteriosamente nos hace sentir
felices. A través de métodos de introspección como la meditación, el yoga,
el tai chi y cualquier otra actividad de este estilo, aprendemos a
reconectarnos con nuestro ser para conocernos más a nosotros mismos. Así,
logramos abrir nuestra mente hacia nuevos desafíos, como también alcanzar
la paciencia y el temple necesarios para asumir los problemas que
sobrevienen.

No importa si es la meditación, un libro de autoayuda o vos y tu


circunstancia, lo importante es poder encontrar aquel tipo de espiritualidad
que mejor se ajuste a tus creencias. Todo es aceptable, siempre y cuando a
vos te sirva para repensar tu vida, tus actitudes y aquello que querés y que
es tan difícil de alcanzar.

La espiritualidad, lejos de convertirse en religión, dogma, mito o moral,


nos permite ampliar nuestro campo de observación para conocernos mejor a
nosotros mismos y a nuestras capacidades individuales. Por eso es que una
de las grandes salidas a una vida sin estrés es poder fomentar esa mirada
interior que tanto abandonamos cuando la vida nos obliga a preocuparnos.

Vencé el miedo
No muchas personas tienen la capacidad de enfocarse en sí mismos,
pensar e intentar conocerse más, ya que ello implica un momento de
introspección que siempre es relegado por responsabilidades de la rutina.

Muchas veces, la negación a estar solos y enfrentarnos a nosotros


mismos es un intento de evitar encontrarnos con nuestros miedos, nuestras
faltas, nuestras más profundas frustraciones o el recuerdo de alguna
situación traumática cuyas consecuencias se siguen sintiendo aun hoy.
Obviamente, esto nos genera rechazo y, sobre todo, pánico.

TIPS PARA EMPEZAR A SER ESPIRITUAL


* Encontrá aquel libro de cabecera que te ayude a conectarte con tu
ser más profundo. No importa si es religioso o de ciencia ficción, lo
importante es que a vos te sirva como enseñanza de algo nuevo que
aun no conocés.

* Tomate al menos una hora por día para ponerte una música
reparadora, sentarte o recostarte en algún lugar que te resulte
cómodo, cerrar los ojos y comenzar a meditar. Vas a ver lo relajante
que te vas a sentir tan solo unos minutos después.

* Si sentís que no podés concentrarte, tratá de buscar alguna


actividad que te descontextualice y te saque de la rutina y sus
problemas. La distracción en algo placentero también es una forma
de conectarnos con nuestro ser más profundo.

Ante esto, la única alternativa posible es desdramatizar las creencias


negativas que se han instaurado con los años, afrontar tus miedos y sentarte
a tomar una buena taza de café en esa esquina histórica a la que de chiquito
tu papá solía llevarte. Aunque parezca mentira, mirar a los mozos,
contemplar el paisaje y disfrutar del momento tiene su cuota de
espiritualidad; es una forma de pasarla bien en un momento que es muy
nuestro. Para ser espiritual no hay fórmulas certeras, es cuestión de probar
qué es lo que mejor se adapta a nuestra personalidad.

EL PODER DEL ARTETERAPIA

Lo que hace esta terapia es conectar nuestro cuerpo y nuestra alma a


través de diversos lenguajes artísticos. Como todos sabemos, el arte
nos ayuda a expresarnos, distraernos y fijar nuestra atención en algo
positivo para nosotros mismos. Ahora, imagínense lo que puede
implicar una terapia que reúna muchas disciplinas juntas;
obviamente que lo primero que se nos viene a la mente es una
expresión al extremo.

Efectivamente, el arteterapia nos ayuda a expresarnos en diferentes


áreas como la música, el movimiento, el drama y la actividad
plástica, que incluye dibujos, collage o esculturas; todas actividades
que nos permiten conocernos y conectarnos con ese yo interior
escurridizo que siempre nos causa problemas.

Si te sentís agobiado por la rutina, sos tímido o tenés miedos que no


podes superar, usalo como una forma práctica para conocerte a vos
mismo.

Una buena forma de alcanzar la espiritualidad interior es, por


ejemplo, creando mandalas: se definen como círculos concéntricos
de energía que dentro de sí poseen algún que otro misterio que logra
conectarnos con nuestra esencia.

Los mandalas son figuras en blanco y negro que podemos imprimir


desde internet o conseguir en una librería. Según se dice, pintar un
mandala conlleva todo un ritual en sí mismo, ya que elegir la figura,
seleccionar los colores y pintarlo cuidadosamente deja entrever
rasgos de nuestra personalidad y nuestro estado de ánimo al
momento de trabajar en él.
Además, cuando lo pintamos nos conectamos, quizás sin saberlo,
tanto con nosotros mismos como con nuestra sabiduría e
imaginación. Todo lo que implica un proceso de creación propia
hace que podamos mirarnos internamente, tranquilizarnos y
olvidarnos de las cosas negativas que nos agobian. Simple y
efectivo.

TODO PASA POR ALGO

Luego de haber pensado y reflexionado, después de haber alcanzado los


confines de nuestra alma, una de las grandes conclusiones a la que llegamos
es que la espiritualidad nos brinda elementos para interpretar la realidad en
la que vivimos. Nos ayuda a comprender que todo lo que tenemos o todo lo
que nos falta es consecuencia de nuestro posicionamiento ante la vida.
Somos nosotros quienes elegimos quién queremos ser, cómo queremos ser
y qué queremos lograr; esa decisión se encuentra en algún lugar de nuestra
mente, simplemente hay que encontrar dónde. Hallarlo no es fácil y
requiere de nuestro esfuerzo, porque ello implica tomar decisiones sobre
nosotros mismos que jamás tomamos en forma consciente.

CÓMO EVADIR LOS MALOS JUICIOS

El ser humano suele quejarse por todo, hace juicios equivocados sobre
aquellos que lo rodean, pasa el día pensando en un futuro que le es incierto,
desconocido e inalcanzable y siente que su realización personal pasa por lo
material. Todos estos factores se dan en más de una de las personas en
nuestro derredor, por eso tenemos que aprender a manejarnos en la vida
intentando que los juicios, opiniones o pareceres de este tipo de personas
nos resulten indiferentes.

Aunque sea muy difícil de lograr, cuando encontramos compañeros de


trabajo, amigos o familiares que son así, simplemente hay que intentarlo. La
espiritualidad nos regala la seguridad que necesitamos para hacer frente a la
influencia que este tipo de personas ejerce sobre nosotros.

Vas a ver que a medida que pase el tiempo, al incrementar esos


momentos de paz interior, de a poco vas a dejar de ver el vaso medio vacío
a la hora de afrontar los problemas de la vida. Cuando esto suceda, te vas a
dar cuenta de que hay personas y situaciones que no merecen nuestra más
mínima preocupación, y es ahí cuando el monstruo que nos perseguía
desaparece de repente, allanándonos el camino hacia la plenitud.
Relajate con “mindfulness”

Es una técnica que nos ayuda a concentrarnos en el presente, aceptando


nuestras circunstancias sin juzgarnos a nosotros mismos. Aprendé qué es y
encontrá algunas claves para practicarla.

T ambién conocida como “atención plena”, lo cierto es que esta técnica


de introspección consiste en enfocar nuestros pensamientos en la
experiencia vivencial del momento, aceptándola con interés y curiosidad.
Este simple precepto nos permite reconocer a la verdad tal cual es,
despejando de nuestro camino los pensamientos negativos que nos impiden
hallar la solución a nuestros problemas.

Para alcanzar este objetivo, lo que hace esta estrategia de meditación es


obligarnos a pensar en lo único imprescindible para tomar cualquier
decisión: la conciencia sobre el presente. Según quienes lo practican,
cuando vemos las cosas como son logramos alcanzar satisfacción,
serenidad, y seguridad; tres aspectos claves para que la simpleza de las
cosas se revele ante nosotros.

TENER EN CLARO LA REALIDAD


Solo a través de un estado mental enfocado en el presente podemos
lograr ver las cosas como son, sin el pesimismo con el que muchas veces
nos manejamos. Al percibir la realidad, se consigue transformar nuestras
condiciones de existencia y extraer de lo negativo toda la fuerza positiva
que nos sirva para transformarnos.

Al llegar a este estadio de comprensión, esta metodología nos ofrece la


posibilidad de aliviar las preocupaciones, ya que nos centramos en un punto
específico de nuestro presente que se denomina foco vivencial. Esta
concentración focalizada suele ser acompañada por ejercicios respiratorios
que nos ayudan a relajarnos física y psíquicamente.

Según los especialistas en esta técnica, los principiantes, que se acercan


curiosos a practicarlo, advierten en primer lugar una ausencia de quietud en
sus pensamientos. Esto quiere decir que cuando viajamos en colectivo, por
ejemplo, ordenamos nuestro día, pensamos en como resolveremos los
problemas del futuro cercano y lejano y, en el mejor de los casos, leemos un
libro. Ahora bien, ¿por qué no parar nuestros pensamientos y simplemente
dejarse estar en el colectivo? ¿Por qué no vivenciar ese instante, que
posiblemente sea particular e irrepetible? Aunque parezca mentira, este
simple razonamiento nos permite manejar nuestra mente e impedir que
nuestros pensamientos se nos escurran como líquido entre las manos,
dominando nuestro presente muchas veces en forma negativa.

EJERCITA TU MENTE

Acá te ofrecemos 3 ejercicios para que vayas practicando


* Bombón: tomá uno de tus bombones favoritos (si es relleno,
mejor), ponelo en la boca y no lo mastiques. Esto nos permitirá
estimular nuestros sentidos percibiendo sabores y texturas. Sentí
como el chocolate se va desplazando por tu boca lentamente hasta
derretirse.

* Frase: agarrá cualquier frase que te venga a la mente, si es una


complicada mejor; detenete en todos los pensamientos, imágenes,
contradicciones y emociones que te produce dicha frase. Acá te
dejamos una para que practiques “prohibido prohibir está
prohibido”
¿Es contradictoria? ¿Qué se te vino a la cabeza en este instante?

* Sentate en un parque: observá a tu alrededor y tratá de percibir


los colores, hacer tuyos los sonidos y observar todas y cada una de
las situaciones que se presenten. También podés comparar los
árboles o admirar la fauna.

SÉ MÁS POSITIVO

* Frená las interpretaciones negativas: cuando se te cruce un


pensamiento de estas características, dejalo pasar y desafíate
constantemente a vos mismo preguntándote: “¿por qué no? ¿y si el
sí es la respuesta que estamos buscando?”.
* Escuchá otras opiniones: encerrarnos en nosotros mismos
cuando estamos deprimidos o estresados, nunca es una buena
opción. Ejercitá la escucha y tratá de aplicarla a todos los ámbitos
de tu vida.
* Sé positivo ante las adversidades: por más de que nos cueste
verlo, todo lo negativo tiene su lado bondadoso ya que de todas las
experiencias nos dejan algo para aprender.
* Dejá que el pasado se vaya: vivir de recuerdos no es bueno; trata
de renovarte y proyectar cosas nuevas que te llenen de alegría sin
importar el riesgo.

ENTRENANDO NUESTRA MENTE

Mindfulnes se nutre de técnicas de meditación de religiones orientales,


adaptadas para que cualquiera de nosotros pueda practicarlas sin ningún
misticismo. De hecho, la práctica no requiere de ningún elemento, ambiente
o lugar específico; simplemente es necesario tener la voluntad de abrir la
mente a métodos desconocidos para despejar el estrés cotidiano. Por eso, ya
sea sentado, parado, paseando en auto o tomando mate en el parque podés
comenzar a practicarlo. Solo hace falta respirar hondo, concentrarte en los
sonidos, relajar el cuerpo y enfocar tu atención en un punto. Una vez que
logres concentrarte, debés buscar alcanzar un grado de meditación aun más
profundo, sintiendo y observando concientemente todo lo que esté
sucediendo a tu alrededor, esforzándote por activar al cien por cien todos
tus sentidos.

BENEFICIOS DE LA CONCENTRACIÓN
Con la práctica, lograremos que nuestra mente movediza, inquieta y
saltarina se quede donde nosotros queramos. Por eso, según la experiencia
de quienes que ya han practicado el mindfulness, aquellos que sufrían una
ira crónica ante los atropellos cotidianos logran, con esta técnica,
tranquilizarse, serenarse y reírse de la situación.

Por ejemplo, muchos de los que han experimentado la experiencia de


manejar, sabrán que el parque automotor es el lugar de los atropellos
cotidianos. Pero automovilistas apurados, peatones protestando, bocinas
que suenan y un enojo permanente pueden ser fáciles de digerir luego de
estar aplicando esta técnica a lo largo del tiempo.
Muchos cuentan que la típica pelea callejera, donde antes se insultaba
cuando el otro cometía un error, hoy adquiere una nueva mirada: ese
pequeño roce es visto desde la introspección, en donde el afectado, antes de
reaccionar, se pregunta si realmente vale la pena insultar.

FUERA ESTRÉS

Una de las disciplinas más recomendadas para evadir el estrés es la


meditación; esta técnica en particular nos ofrece un método fácil, rápido y
simple que podemos practicar todos los días sin necesitar casi nada.

Concentrarnos en nuestro presente nos hace ser conscientes del ahora; y


recordemos que las predicciones del futuro y lamentos del pasado son
grandes causantes de las obsesiones y los trastornos de ansiedad. Además,
es una técnica muy útil para permitirnos ejercer un pleno control sobre la ira
que nos producen situaciones en realidad fáciles de esgrimir.
Renovarnos tiene que ser un deber en los tiempos que corren, y muchas
veces la solución está al alcance de nuestras manos. Solo hay que tener
ganas de mejorar y de crecer como personas.

ATENCIÓN PLENA EN TU TRABAJO

* En tu escritorio: tomate algunos minutos al día para ver qué estás


sintiendo en ese instante; si detectás alguna tensión, intentá
concentrar la respiración en esa parte de tu cuerpo.

* En tu hora de descanso: tratá de salir a la calle a caminar, aunque


sea por unos minutos; el aire fresco mejora nuestra circulación y nos
relaja instantáneamente.

* En el almuerzo: descansá y desenchufate. Tomate tu tiempo para


comer y relajarte sin tener que salir corriendo. Si estás con tus
compañeros, intentá hablar de algo que no tenga que ver con el
trabajo.

* Durante el trabajo: dentro de tus actividades diarias, tratá de


encontrar alguna con la que se pueda practicar mindfulness. Cuando
la encuentres, intensificá tus sentidos al máximo para percibirla en
sus detalles más mínimos.

* En casa: sacate los zapatos, experimentá la energía de tu lugar y


tratá de hallar la paz interior.
Bajá los niveles de ansiedad

La Técnica para la Liberación Emocional nos ofrece una salida positiva


a traumas y pánicos causados por estrés. Animate a experimentar este
método de muy fácil implementación, que nos lleva a obtener resultados
asombrosos.

C uántas veces nos sentimos agobiados? ¿Qué tenemos que hacer


cuando nuestros sentimientos nos desbordan y no estamos pudiendo
recuperar la calma? Una salida es este novedoso método que nos ayuda a
despojarnos del estrés, los miedos, el pánico y las ansiedades que alteran
nuestras vidas.

Esta simple herramienta que mezcla técnicas de medicina oriental y


cerebral nos permite utilizar nuestra mente como si estuviésemos
programando una computadora. Por eso, según los especialistas, EFT nos
ayuda a recuperar el control de nuestra vida, obligando al cerebro a
obedecer nuestras órdenes.

¿QUÉ ES?
The Emotional Freedom Technic o Técnica para la Liberación Emocional
estimula nuestros puntos meridianos de energía a través de simples
golpeteos. Aunque parezca simple, fácil y un tanto elemental, este sencillo
procedimiento hace que la energía fluya por nuestro cuerpo evitando
acumulaciones extremas que nos hagan colapsar los nervios.

Esos puntos de energía que estimulamos con nuestras propias manos, son
los mismos puntos de acupuntura que, al ser masajeados, producen un
estado de relajación y superación del estrés. EFT es un tipo de aprendizaje
integral sobre nuestro cuerpo ya que logramos incorporar:

* La digitopuntura, que nos ayudará a estimular todos nuestros


meridianos.
* Una psicoterapia alternativa que se basa en la medicina no tradicional.
* El conocimiento sobre nuestros centros energéticos, sus funciones y la
forma para estimularlos.
* La concentración como base de la introspección que debemos tener al
practicarlo.

¿CÓMO FUNCIONA?

Una de las particularidades de este método es que podemos practicarlo


nosotros mismos en cualquier momento o lugar. Suena muy loco, pero la
técnica consiste en golpear con la punta de nuestros dedos un circuito
alrededor de nuestro cuerpo mientras fijamos nuestros pensamientos en el
problema o recuerdo traumático que nos está afectando.
Con esta simple metodología logramos: manejar la energía de nuestro
cuerpo, programar nuestro cerebro para gobernar la mente y controlar
nuestros impulsos, de manera que podamos reírnos de nuestros miedos,
desdramatizar el pánico que nos aqueja o aliviar ese dolor que nos está
haciendo sufrir hace muchos días.

MIDIENDO NUESTRO DOLOR

Puede suceder que luego de hacer los cuatro pasos para tranquilizar
tu mente, no sepas si te sentis mejor, peor o igual. A veces es muy
difícil poder notar el cambio ya que necesitamos tiempo para poder
asimilar los efectos de esta metodología. Por eso, cuando termines
de hacer el procedimiento seguí la siguiente rutina que te permitirá
percibir si te sentís mejor:

* Cerrá los ojos nuevamente y concentrate en el problema que te


aquejaba.

* Medí nuevamente tu preocupación en la escala del 1 al 10 para


saber el grado de significancia que tiene el problema. Si al
autoevaluarnos llegamos a la conclusión que nos sentimos mejor,
entonces el ejercicio funcionó.

* Si considerás que estás un poco mejor pero no lo suficientemente


bien, repetí el método hasta alcanzar el grado de ponderación que
vuelva al problema insignificante.
LAS CLAVES PARA PRACTICARLO

Si tenés miedo a las alturas, fobia a los espacios cerrados, excesivos


nervios a la hora de dar un discurso, te duele la cabeza, el estómago o te
sentís angustiado, en tan solo unos minutos estos problemas pueden ser
historia, solo tenés que concentrarte y dedicarte un poco de tiempo
siguiendo estos cuatro pasos:

1. Frase preparatoria: Identificamos el dolor, trauma o emoción a tratar y


le asignamos un número del 0 al 10 de acuerdo a la cantidad de sufrimiento
que estés experimentando (0 es que no estas sufriendo nada y 10 cuando
realmente el dolor es intenso).

2. Comenzamos con la digitopuntura: consiste en golpear


contundentemente la parte de la mano que está justo debajo de nuestro dedo
meñique con los dedos del índice al pequeño, dispuestos de forma pareja y
recta, repitiendo tres veces y en voz alta la siguiente frase: “Aunque +
[sentimiento o problema emocional] + me acepto completa y
profundamente”.

ALGUNOS CONSEJOS PARA TENER EN CUENTA

* Considerá al problema que estamos tratando como un síntoma de


algo más profundo.
* Meditá y buscá la causa del problema que querés corregir.
Generalmente los miedos, fobias o ansiedades tienen una raíz que es
previa.
* Mientras estás haciendo el procedimiento de EFT, transportate a
ese momento específico en el que experimentaste ese pánico, fobia
o miedo e intentá sentirlo tal y como lo percibiste en ese instante.
Esto te ayudará a recuperarte en forma más rápida.
* Pensá bien en las frases que expresan el problema que querés
resolver. Cuanto más específico seas más rápido sentirás que estás
mejor.
* Repetí en voz alta el problema puntual o las variantes del mismo
que te hayan lastimado a lo largo del tiempo; es una excelente forma
de aceptar nuestros conflictos internos.
* Enfrentá al subconsciente obstinado que se resiste a que
dejemos ir los asuntos del pasado.

3. Nos concentramos intensamente en nuestro problema hasta casi


sentirlo, y utilizando la punta de nuestro dedo índice y medio estimulamos
los puntos de acupuntura (ver recuadro), repitiendo una y otra vez el
problema o trauma a resolver. Los golpes deben ser secos y contundentes,
como para sentir la reacción en nuestros nervios.

4. Estimulamos el punto “Gama”, que se encuentra entre el dedo anular y


meñique de la mano. Mientras, hacemos lo siguiente –este procedimiento
no debe durar más de un minuto:

* Cerramos los ojos.


* Abrimos los ojos.
* Miramos hacia abajo a la izquierda.
* Miramos hacia abajo a la derecha.
* Damos una vuelta con los ojos y la mirada en contra la agujas del reloj.
* Repetimos movimiento circular en forma horaria.
* Tarareamos una canción.
* Contamos del 1 al 5.
* Volvemos a tararear la canción.

Si notamos que no logramos relajarnos del todo o sentimos que nada


cambió, volvemos a repetir el procedimiento hasta percibir que la mente y
los pensamientos se aquietaron.

LOS PUNTOS DE ACUPUNTURA A EJERCITAR

El EFT o técnica para la liberación emocional se basa en la


estimulación de los puntos que también estimula la acupuntura. A
continuación, compartimos una guía básica para que los encuentres
y comiences a practicar esta técnica milenaria, sabia y realmente
eficaz.

A. Principio de la ceja partiendo desde la oreja


B. Final de la ceja (del lado de la nariz)
C. Debajo del centro del ojo
D. Punto intermedio entre la nariz y el labio superior
E. Entre la pera y el labio inferior
F. En la punta interna de la clavícula
G. Debajo del brazo (apenas unos centímetros debajo de la axila)
Dejá que la intuición y no la razón te lleve al centro de tu problema
más urgente para empezar a mejorar tu presente. Esta técnica te
puede ayudar. Expresate con el corazón y poné toda tu energía para
solucionarlo.
Superá tus emociones negativas

En constante ebullición, estas pulsiones, cuánto más negativas son, más


estrés nos producen. Antes de explotar, contá hasta diez. Te brindamos
algunas pautas útiles para controlarlas.

L as emociones que salen a la luz a través de impulsos aparecen cuando


nos sentimos amenazados o heridos ante una situación que no
podemos manejar. Al reaccionar demostramos nuestra vulnerabilidad y
nuestros sentimientos negativos más profundos; por eso, aprender a manejar
el estrés que toda esta vorágine de emociones produce, es esencial para
sentirnos plenos en todo momento.

Muchos especialistas dicen que la clave para sentirnos bien es el control


de nuestros pensamientos pero, ¿qué necesitamos para lograrlo? ¿Cómo se
hace para manejar la ebullición de emociones negativas?

Las preguntas son muchas y las respuestas acotadas pero si seguís alguno
de estos consejos, lograrás superar uno de los problemas que más nos quitan
el sueño.
* Cuando estemos frente a una situación de extrema tensión, de esas en
las que necesitamos descargar nuestra energía negativa contenida, gritando
o largando golpes al aire, intentemos controlarnos respirando hondo,
centrando nuestros pensamientos en imágenes positivas y contando hasta
diez cuántas veces sea necesario.

* Uno de los momentos que más nos enfurecen es cuando damos a


conocer una decisión y nuestro entorno no la aprueba, saboteándonos con
comentarios descalificantes. En tal caso, quizás sea bueno que puedas
meditar sobre las consecuencias de aquello que querés lograr. Ahora, si la
fuente de la amenaza tiene como objeto aplacar la independencia de
nuestras decisiones, no debemos permitir que la inseguridad nos invada:
habrá que tomar fuerzas y expresar al que nos menosprecia que somos
personas adultas, que contemplamos todas las posibilidades existentes y
decidimos tomar un determinado camino a pesar de las dificultades que
debamos afrontar.

* Otra fuente de emociones violentas es la manipulación que ejercen


aquellos que pretenden que actúes de la forma que a ellos más les conviene.
Si esto te sucede, respirá hondo y ratificá la firmeza de tus decisiones.

* La crítica suele ser causante de grandes actos impulsivos. No muchos


soportan escuchar que sus actitudes son erróneas. De hecho, reconocer que
nos equivocamos es una las actitudes más difíciles de llevar a la práctica.
Por eso, antes de enojarte, hacele ver a los otros que un pequeño error no
invalida tu intención de hacer lo correcto.
Estos consejos no son una verdad revelada, simplemente te ayudan a
evadir el estrés que generan las emociones intensas. ¡Probalos!

TIPOS DE IMPULSIVIDAD

Como todo, para poder conocer más nuestras emociones es correcto


utilizar la clasificación que proponen los especialistas. Estos dividen
nuestras emociones combustibles en dos tipos:

* Impulsividad funcional: Es la tendencia a tomar medidas


rápidas, asertivas y sin mucha planificación. Se da cuando sentimos
que las exigencias del momento nos obligan a tomar una decisión
rápida. Este tipo de impulsividad no nos genera mayores
sobresaltos, muy por el contrario, es considerada como positiva.

* Impulsividad disfuncional: Es la predisposición a tomar


decisiones poco reflexivas, prematuras, inapropiadas y precipitadas
sin tener en cuenta las consecuencias que dichas medidas implican.
Este tipo de impulsividad es un problema porque demuestra nuestra
incapacidad para analizar y pensar en las consecuencias de nuestros
actos.
La exigencia de ser buenos padres

Mil obligaciones, poco tiempo y el estrés son factores que afectan hoy a
niños y adultos, pero además, al vínculo que los une. Aquí, algunas ideas
sobre cómo afrontar estas dificultades sin culpa y sin angustia, con cariño y
sencillez.

T odo hijo alguna vez se queja de cómo lo educaron. Pero, ¿qué significa
y qué implica ser buen padre? Ocho horas de trabajo diarias, casi
nunca ocho de sueño, y ya van 16 de las 24 que tiene el día, sin pensar
siquiera en los viajes y hacerse cargo de la casa. Formar una familia, desde
este punto de vista, parece imposible.

Sin embargo, con mucha valentía, las parejas no se amedrantan y se


animan a tener hijos y armar una familia. Intentan darle todo lo que
pueden… aunque quizás, y en contra de su voluntad, lo que brindan al
pequeño suene a poco, no sea suficiente.

Claro que las horas del día parecen insuficientes para llevar a los chicos a
la escuela, a las actividades extra, prepararles la comida, ayudarlos con los
deberes, jugar con ellos y conocer a sus amigos. Es entonces cuando
empieza a aparecer algo que todos conocemos: la culpa.
Pero frenemos, ¿no fue así también nuestra infancia? ¿No fuimos al
colegio y compartimos, quizá, más tiempo con nuestros compañeros y con
la señorita que con mamá y papá? ¿Resultó tan mal?

¿CUÁNTO TIEMPO DEBEMOS DEDICARLES?

Si bien existen etapas en las que los chicos requieren mucha más
atención, como cuando son bebés o entran en la pubertad, la formación de
la identidad nunca se define del todo por la presencia de los padres.

La libertad, dentro de los límites que una gran ciudad permite, les enseña
a crecer y a valerse por sí mismos. Pasar cada segundo con los chicos
prometiendo que la semana que viene serán más minutos y más horas, en
realidad, no colabora.

¿QUÉ HACER?

Es bueno tener en cuenta algunas claves que ayuden a los padres a no


sobre exigirse sin descuidar a los hijos. La primera es priorizar las
experiencias significativas para el vínculo. El afecto y el respeto siempre
van a ser más importantes que la última consola de videojuegos o la
computadora último modelo.

PEDIDOS QUE ABRUMAN


Es común que los chicos de las grandes ciudades, muy expuestos al
consumo y la tecnología, exijan que sus deseos se materialicen
instantáneamente.

Cada día más alumnos llegan a las aulas con celulares de última
generación, una publicidad en la televisión o que un compañero tenga algo
nuevo, alcanza para desatar todo un conflicto familiar por lo que los niños
quieren.

PASOS PARA DESPOJARTE DE LA CULPA

¿Quién dijo que ser padre es tarea fácil? Si tenemos hijos rebeldes,
le sumamos una preocupación más a nuestras vidas; y si son
tranquilos, de todos modos exigen mucha atención. Vivimos a un
ritmo extremadamente acelerado, cargado de responsabilidades,
proyectos, exigencias, sueños y preocupaciones, y entre todo ese
manojo de sentimientos están esas pequeñas personitas que trajimos
al mundo para ser felices. ¿Cómo hacemos los padres para
despojarnos de la culpa que nos genera tener que dejarlos al cuidado
de otros? Acá te damos algunas claves:

* Explicarles la situación: ser sinceros con nuestros hijos es un


paso muy importante. Si estamos afrontando un mal momento,
sentimos que nuestra estructura se viene a pique o simplemente
tenemos un mal día, tratemos de explicarles a nuestros hijos lo que
nos sucede, de modo que ellos no sean víctimas de la energía
negativa que traemos desde afuera. Los chicos se sentirán aliviados
al entender que tu enojo no tiene que ver con algo que ellos hayan
hecho o dejado de hacer.

* No tratemos de ser perfectos: intentar ser un padre siempre


impecable es imposible; si no comprendemos eso y seguimos
cumpliendo al pie de la letra todas y cada una de las imposiciones
que nos ponemos, vamos a terminar estallando. Por eso, dejá la
moral de la perfección en otro lugar y relajate; que el tiempo que
dediques a tus hijos sea de diversión, aprendizaje y amor.

* Sé un padre presente: muchas veces el trabajo no nos permite ser


participativos en el ámbito de la escuela, y eso no está mal si lo que
está en juego es la economía familiar. Sin embargo, tratá de estar
presente en esos pequeños momentos que para nuestros hijos son
extremadamente importantes. Por ejemplo, el acto de la escuela en
el que actúa de San Martín, la feria del plato del sábado a la noche o
el bingo para recaudar fondos. Todas estas actividades hacen que
nuestros hijos se sientan plenamente felices si estamos junto a ellos.

En estas peleas, los padres se debaten entre el deseo de darles todo lo


mejor, las limitaciones de la economía doméstica y la necesidad de marcar
ciertos límites acorde a las edades de sus hijos.

Darle a un chico todo lo que pide para que no se ponga triste o no se


enoje es ignorar la función esencial de poner límites. Tener presente que los
mejores recuerdos de la infancia nunca están ligados a un juguete en
particular, sino a las personas con las que se jugó y a las aventuras que se
vivieron, puede ayudar a papás y a mamás a no desesperar cuando no
pueden o no quieren comprar algo.

AUTOTEST. ¿EL ESTRÉS ESTÁ AFECTANDO LA


RELACIÓN CON TUS HIJOS?

* Llegás a tu casa extremadamente enojado, cansado, sin paciencia


y sin ganas de interactuar con tus hijos.
* Llega el fin de semana y lo único que querés es dormir y mirar la
tele, a pesar de que los chicos te piden que los lleves al parque.
Nunca vas a una reunión de padres, no te interesa.
* Si tus hijos te piden jugar a algo, casi siempre te negás porque
todos los juegos que proponen te parecen infantiles.
* Sentís un cansancio tan grande que no podés disfrutar el tiempo
con tus hijos.
* Más de una vez al día recordás lo libre que te sentías cuando
vivías solo.
* En las vacaciones te molesta llevar a los chicos a los jueguitos;
sentís que los sonidos de la consola te agobian.
* Si estás enojado, muchas veces terminás discutiendo con los
chicos, exageradamente, por alguna travesura casi sin importancia.

Si más de la mitad de estas situaciones te resultan familiares,


evidentemente el estrés te está impidiendo ser feliz con tus hijos.
¡Es hora de ocuparse!
Claves para un tiempo de calidad

Existen pequeñas cosas que padres e hijos disfrutan por igual. Una de
ellas podría ser pasar tiempo al aire libre practicando algún deporte o leer
algo interesante y divertido.

Cuando un adulto comparte con un niño una pasión propia, lo ayuda a


descubrir las suyas. Un papá o una mamá que monta una obra de títeres con
sus hijos puede convertirlos en escritoras o actores, o despertar su
curiosidad por desarrollar actividades distintas con entusiasmo.

Una nena que cuenta una historia fantástica está fundando las bases de un
mundo a su gusto. Un nene que se trepa a un árbol puede descubrir, allá en
lo alto, que tiene confianza en sí mismo.

Mirar la televisión está bien, y compartir un juego en la computadora


también; pero es necesario que exista un margen en el que chicos y grandes
inventen sus propias reglas y exploren más allá de los marcos que otros ya
pensaron.

Al tener en cuenta estas cosas, es cuando un padre cansado y con mil


obligaciones se acerca a su hijo y se convierte, en tan solo 120 minutos, en
un gran padre, cariñoso y compañero, aunque parezca imposible.
Evitá el estrés durante el embarazo

Se trata de uno de los momentos más felices de nuestras vidas; pero


detrás de la alegría que encierra la espera de un hijo, existen miedos,
inseguridades o angustias que pueden generarnos estrés. Acá te damos
cinco claves infalibles para relajarte durante los nueve meses.

D icen que cuando las mujeres se embarazan producen un tipo de


hormona que les genera una felicidad indescriptible. Pero esta
plenitud muchas veces es directamente proporcional al crecimiento del
estrés. Los temores que nos genera la obligación de ser buenos padres, las
preocupaciones por el bienestar de nuestro hijo durante los meses de
gestación, la ansiedad por el momento del parto y la baja autoestima que las
mujeres sienten al momento del embarazo son algunas de las causas de
estrés.

El problema de entrar en crisis durante la dulce espera es que, según


algunos estudios científicos, hay altas probabilidades de que el sufrimiento
que vive la futura mamá se traslade al bebé a través de la placenta, una
especie de filtro natural que transmite oxígeno y nutrientes al feto.
Cuando esto sucede, puede pasar que se alteren los niveles de proteína
necesarios para el correcto desarrollo del cerebro del bebé.

Pero no te sientas culpable por no poder manejar tus sentimientos, porque


aunque el panorama sea negro siempre está esa luz que nos permite ver la
realidad desde otro ángulo; solo es cuestión de hacer un esfuerzo para
buscarla. Por eso, para evitar contratiempos, angustias, pánicos, miedos y
todo sentimiento negativo que pueda afectar a tu bebé te damos cinco
consejos básicos para que apliques a tu vida:

* Descansá. El embarazo genera mucho cansancio; quizás hayas


dedicado tu tiempo a no hacer nada e igual sientas unas ganas terribles de
dormir. El problema es que la mayoría de las veces las imposiciones de la
rutina, los deberes del trabajo o los preparativos para el bebé que llega no
nos permiten acostarnos a despejar nuestra mente o relajarnos. Como el
descanso es algo esencial para un buen desarrollo del bebé, tratá de buscar
esos pequeños momentos para cerrar los ojos y reposar un rato. Por eso, en
la hora de almuerzo intentá salir a despejar tu mente yendo a ese lugar
tranquilo que te permite relajarte luego de haber comido algo liviano. Si
podés, buscá algún lugar para poner las piernas en alto; eso te ayudará a
mejorar la circulación de la sangre y aliviar la retención de líquidos que
genera el embarazo.
Cuando llegues a tu casa, tratá no ponerte la casa al hombro. Apoyarte en
tu pareja y tu familia puede ser una buena opción para despojarte de las
responsabilidades hogareñas que tanto te preocupan. Por último,
obviamente, no olvides dormir bien durante las noches.
ESTRÉS Y FERTILIDAD

* Cada año aumenta el índice de parejas que asisten a técnicas de


fertilización asistida a la hora de tener un bebé. Según datos de
estudios científicos, cuando la mujer está sometida a altos niveles de
estrés puede llegar a ovular hasta un 20% menos y la posibilidad de
que sus óvulos sean fecundados disminuye en un 30%. En cuanto a
los hombres, el exceso de estrés hace que disminuya la calidad de su
líquido seminal.
* Cuando se recurre a tratamientos de fecundación hay dos
momentos de estrés ineludible: el día de la inseminación y el tiempo
posterior cargado de incertidumbre hasta obtener los resultados.
Ambas instancias nos causan nervios, presión, angustia, ansiedad y
frustración. Por eso, ante una situación así relajarse y controlar los
pensamientos negativos es crucial ya que de este modo damos lugar
a que, cuando menos lo esperamos, suceda eso que tanto queríamos.

* Preparate. Una de las angustias recurrentes en el embarazo es la


incertidumbre que te produce el hecho de dar a luz. Es así como pasas el día
pensando en cómo vas a hacer para resistir un dolor que dicen que es
tremendo o de qué forma tu pareja va a reaccionar cuando estés en uno de
los momentos más cruciales de tu vida. Si sentís algo de todo esto, la
solución es simple: informate lo más que puedas leyendo un libro,
preguntándole a tu médico, hablando con otras mamás o inscribiéndote en
clases de preparación de parto. Otra opción que te puede tranquilizar es ir a
visitar la clínica u hospital en donde vas a tener a tu bebé para ver las
instalaciones, conocer los profesionales y la contención que ofrecen a las
futuras mamás. Si te nutrís de estos conocimientos, la incertidumbre del
parto que tanto estrés te genera posiblemente disminuya a cero.

PARA SEGUIR A DIARIO

* Todos los días intentá practicar cualquier técnica de relajación,


concentrándote en la respiración y poniendo la mente en blanco.

* Buscá algún lugar de la casa donde te sientas realmente cómoda y


no haya ningún ruido, recostate de lado y poné un almohadón bajo
tu panza, cerrá los ojos y sentí el silencio por unos minutos.

* Si identificás alguna tensión muscular, buscá un buen masajista


para aliviar la molestia. Ir una vez por semana no es una mala
opción para aliviarte.

* Confiá en tu médico y contale todos los cambios que estés


percibiendo y, si alguno te perturba, pedile especialmente que te
aconseje.

* Imaginate cómo será tu bebé y cómo serás como madre. Esas


imágenes y deseos agradables siempre nos reconfortan.

* Compartí tus preocupaciones. Estar embarazada produce una


revolución mental porque el cuerpo se prepara para alojar durante los
próximos nueve meses a esa personita que te acompañará por el resto de tus
días. Es por eso que toda esa revolución causada por la alteración hormonal
del cuerpo puede generar algunos problemas con nuestra pareja.

El hecho de que la familia tenga un nuevo integrante altera muchos


aspectos de nuestra vida y la inseguridad que ello nos genera puede ser el
origen de discusiones que angustian. Por eso, tratá de compartir las
preocupaciones con tu pareja asumiendo juntos la responsabilidad de
semejante cambio familiar, seguramente él se esté sintiendo exactamente
igual a vos y la falta de comunicación hace que se pierda esa complicidad
que los une. No te preocupes, hablando todo se arregla; busca el momento
propicio para tener esa charla que seguramente se deban.

* Date esos gustos que te debés. Ir al cine a ver esa comedia que se
estrenó la semana pasada, salir un fin de semana a cualquier lugar que
permita romper con la rutina o tomar el té una tarde de lluvia con amigas
son todas actividades que divierten y ayudan a relajar. ¡Aun embarazada, no
te las pierdas!

* Hacé ejercicio. Durante el embarazo podés hacer ejercicios de


estiramiento y relajación. Yoga, streching, caminar, el que quieras; elegí el
que mejor se ajuste a tu personalidad luego de consultar a tu médico y
practicalo para bajar los niveles de estrés diarios.

AROMATERAPIA PARA CALMARTE

* La aromaterapia es un método de relajación que utiliza fragancias


y aceites esenciales extraídos de plantas, hojas, raíces y flores para
transformar nuestros estados de ánimo. Según los especialistas, el
sentido del olfato se conecta con nuestras células cerebrales y ello
influye en nuestros cambios emocionales.
* Una forma de relajar la ansiedad en el embarazo es estimular este
sentido usando aceites naturales que sean aptos para embarazadas o
poniendo en un quemador algún aroma que resulte agradable.
* Si estás en los primeros cuatro meses de embarazo, utilizá el
sándalo para aplacar la ansiedad o la menta para calmar las nauseas.
Los aceites de almendra, incienso y limón son muy útiles para
prevenir las estrías, mientras que el geranio y el ciprés alivian la
retención de líquidos. Si estas en el último trimestre, utilizando
lavanda y romero podés calmar los dolores de espalda.
Comé sano y alejá el estrés

Almorzar o cenar a las corridas, sin tomarnos el tiempo suficiente y


necesario, trae consecuencias no deseadas para nuestra salud. Aprendé
qué nos hace bien y qué debemos evitar.

D ía tras día, podemos sentirnos estresados por cualquier razón ya que


todos estamos expuestos a las presiones diarias. Nuestros hábitos
alimenticios forman parte de esa rutina y muchas veces son el fiel reflejo de
trastornos de estrés. Es así como muchas personas expresan sus
sentimientos negativos como la ansiedad, la depresión, la angustia o el
aburrimiento a través de la comida. De esta forma, incurrimos en hábitos
poco saludables que inconscientemente nos hacen pensar que podemos
reemplazar nuestros pensamientos negativos por el placer inmediato que
nos otorga la comida.

El primer paso para evadir estas actitudes es reconocer que hay alimentos
que consumimos en exceso que no son buenos para nuestra salud. Quizás,
al reconocer esta cuestión, podamos prevenir estas costumbres para
desasociar nuestro estado de ánimo a la dieta.
NO TE DESQUITES CON LA COMIDA

Si nuestra relación con los alimentos depende de nuestro estado de ánimo


y los consumimos de acuerdo a las emociones que estemos experimentando,
es porque la comida es una respuesta fácil, inmediata y aparentemente
satisfactoria ante el estrés. Aquí es donde aparecen problemas tales como el
exceso o falta de comida y los males que esto conlleva (sobrepeso,
obesidad, anorexia, bulimia, etc.).

Además, si a esto le sumamos la presión que existe en la sociedad en


cuanto a estándares de belleza impuestos socialmente, el combo parece
fatal. Ante estos casos aparecen sentimientos como el miedo al rechazo o
condena social, el narcisismo, el enojo, la ira o la tristeza.
Psicológicamente, las relaciones que el ser humano establece con la comida
pueden llegar a ser letales.

Por eso hay que intentar ser equilibrados, manejar nuestras ansiedades y
ser conscientes de que así como el problema está en nuestra mente, la
solución tiene que estar ahí; solo hace falta ser conscientes, reconocerlo y
subsanarlo.

¡A LA MESA!

* Los alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial que


produce serotonina, nos ayudan a conciliar el sueño a la hora del
descanso, desplazando los niveles de cortisol generado por el estrés
de todo el día. Lo encontrás en los huevos, la leche, el cereal, el
maní, la banana, casi todas las legumbres, la calabaza, las semillas
de sésamo y girasol, la avena y el chocolate.

* Por otro lado, la banana y la palta como alimentos son grandes


fuentes enérgicas que nos aportan fuerza y calma a nuestro
organismo, ya que tienen un alto contenido de potasio, una de las
sustancias más importantes para nuestro cuerpo.

* Todas las frutas y verduras con colores fuertes nos ayudan a


contrarrestar los niveles de cortisol gracias a que son ricas en
vitaminas y proteínas que nos ayudan a estabilizar nuestro cuerpo.

CAMBIANDO NUESTROS HÁBITOS

Nunca hay que dejar de comer durante un lapso demasiado prolongado,


lo más sano es consumir algo cada dos horas para evitar que nuestro
organismo genere un exceso de jugos gástricos que promuevan la ansiedad
y el estrés que ello conlleva. Para tener una vida equilibrada, hace falta que
vayamos administrando el hambre por horas para evitar posibles atracones
ante situaciones de extremo estrés. Los expertos señalan que comer poco no
puede sostenerse en el tiempo ya que vuelve nuestro metabolismo más
lento, haciendo que no se queme la suficiente cantidad de grasas y
produciéndonos malestares como cefaleas, cansancio y malestar estomacal
que impiden que nos desempeñemos en la rutina. Además, si estás
afrontando un régimen muy estricto no es de extrañar que ante la primera
situación de ansiedad comiences a comer compulsivamente. Si consumimos
alguna colación cada dos horas, en cambio, los atracones se hacen
innecesarios porque evadimos el hambre voraz que nos generan los
problemas.

CONSEJOS PARA ORDENARTE

Si sentís que tus hábitos alimenticios son respuestas al excesivo


estrés que sentís, seguí estos pequeños consejos que te ayudarán a
organizar y planificar tus comidas:

1. Intentá cocinarte para poder llevar comida casera a tu trabajo.


Muchos malos hábitos alimenticios comienzan con el delivery.

2. No comas en exceso sal, café, y azúcar, porque son alimentos que


nos generan adrenalina y nos aceleran al extremo. Si estamos
estresados es mejor evitar todo nutriente que nos cause exaltaciones.

3. Comer cada dos horas es la mejor forma de administrar nuestro


apetito, ya que muchas veces la ansiedad es causa de la voracidad
producida por los jugos gástricos preparándose para comer. Tené
siempre una fruta o yogur a mano; aunque no tengamos demasiada
hambre, comer entre comidas nos hace llegar a la cena más
tranquilos.

4. Si tenés que salir a comer afuera, tratá de consumir algo


antes así no te excedés o te tentás al llegar el restaurant.
5. Si estás ansioso y no sabés que hacer, comprate chicles. Si bien
no son buenos para nuestros dientes, funcionan para momentos
complicados porque nos tranquilizan, nos serenan y nos sacan esa
hambre voraz con la que íbamos a canalizar nuestros problemas.

6. No te impongas dietas que no vas a cumplir, porque lo malo de


ello es que después vas a terminar decepcionándote de vos mismo
por no haber logrado la meta.

7. Tomá mucha agua durante todo el día, ello ayuda no solo a


hidratarnos sino a calmar las ganas de comer a toda hora. Dos litros
por día es ideal.

8. Comé sano, salí a caminar o hacé cualquier otra actividad física.

* Intentá comer variado, porque más allá de que en la variedad está el


gusto, nuestro cuerpo necesita de numerosas vitaminas y nutrientes que solo
puede aportarnos una dieta completa y variada. Si comemos mal no
tenemos fuerzas para afrontar el día con sus complicaciones, y eso es un
camino seguro al estrés.

* No te obsesiones con las comidas, tratá de disfrutar todo en su punto


justo y en cantidades razonables y recordá que no sirve de nada comer sano
si te alimentas por demás. Si podés identificar que el exceso o
sobrevaloración de la comida son rasgos de ansiedad, es un primer paso
para despojarte del estrés que te causa la alimentación.
Resolver nuestra relación con la comida es algo sumamente complicado,
pero si logramos ser ordenados y equilibrados, la salida está ahí nomás.
MENTE Y CUERPO SANOS

* Sé constante, los cambios inmediatos no existen, pero con


perseverancia y sacrificio podemos lograr lo que queramos. Para
afrontar cualquier dieta, la paciencia es esencial.
* Sé fuerte, las tentaciones van a ser infinitas pero siempre que se te
presenten, tratá de decir que no, ya que lo que está en juego es tu
propio bienestar.
* Sé ordenado. Sin un orden no hay dieta posible. Intentá adaptar tu
rutina a estos hábitos alimenticios y verás cómo la ansiedad
comenzará a desaparecer.
* Querete a vos mismo. Si vos no te querés, nadie lo va a hacer por
vos. Uno de los primeros pasos para cualquier transformación es
valorarte.
¡No te pierdas el contenido exclusivo en
Leamos y BajaLibros!

Twitter

Facebook

Instagram
Otros títulos de la colección

También podría gustarte