Está en la página 1de 2

LA INTEGRACION DE LA FUNCION PUBLICA Y EL DERECHO

DISCIPLINARIO.
DAVID ALEXANDER PIRACOCA CAMACHO

El funcionario público es un servidor para el público, es decir, una persona nombrada


por la administración o elegido por el pueblo mediante el voto popular o mediante
la contratación, para facilitar la función pública, para atender los objetivos que tiene
a cargo la entidad para la que labora, dicha premisa surge a partir de la concepción
de la Constitución de 1991, de donde se deriva que la función pública debe estar
acorde con las necesidades de toda la colectividad, pues, el Estado opera en
beneficio general y no particular, es por eso que el traumatismo o perjuicio que
pueda generar un servidor público en una entidad, atañe a toda la colectividad, en
vista que las entidades públicas son las que desarrollan los servicios a la comunidad,
es por eso que incluso los particulares cuando facilitan una función pública, están
sujetos al ordenamiento disciplinario, pues lo que se busca es, que la labor sea
desplegada sin dilación alguna, en aras del interés general.
Ahora bien, conforme con el artículo 209 de la Constitución Política preceptúa: “La
función administrativa está al servicio de los intereses generales y se desarrolla con
fundamento en los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad,
imparcialidad y publicidad, (…)”. Nada más claro y garantista, pues no es otra cosa
que la ética que deben tener quienes desempeñan cargos públicos pagados por el
conglomerado en general; tal vez, de eso, es de lo que se debe concienciar a los
funcionarios públicos, del buen obrar, de acuerdo con los postulados anteriores; y
también el total de la sociedad debe tenerlos presente y hacerlos valer, pues son
quienes pagan por los servicios y los impuestos, que es con lo que se le cancela el
sueldo a los servidores. Entonces, quienes están a cargo de la administración deben
saber que esa comunidad que acude a solicitarles la atención connota el interés
general, y haciéndose necesario, se tenga un Estado eficiente, libre de corrupción y
malversación de los fondos.
Es claro que la función publica es la base fundamental para la aplicación del derecho
disciplinario pues dependen concomitantemente, desde el enorme compromiso que
enfrenta el servidor público de cualquier orden, al deber de orientar y dirigir su
accionar conforme a los siete principios detallados en el artículo 209 y, de no ser así,
cuando los intereses generales se vean afectados en razón a su accionar negligente,
descuidado, parcializado o contrario a la moral, deberá responder no sólo
administrativa, fiscal, penal y civilmente, sino que podrá ser objeto, de manera
independiente, de la respectiva acción disciplinaria.
“La ley disciplinaria tiene como finalidad específica la prevención y buena marcha de
la gestión pública, así como la garantía del cumplimiento de los fines y funciones del
Estado en relación con las conductas de los servidores públicos que los afecten o
pongan en peligro.
Cabe recordar en ese sentido que constituye elemento básico de la organización
estatal y de la realización efectiva de los fines esenciales del Estado social de
derecho, la potestad del mismo de desplegar un control disciplinario sobre sus
servidores, dada la especial sujeción de éstos al Estado, en razón de la relación
jurídica surgida por la atribución de una función pública; de manera que el
cumplimiento de sus deberes y responsabilidades se efectúe dentro de una ética del
servicio público y con sujeción a los principios de moralidad, eficacia y eficiencia que
caracterizan la actuación administrativa y el cabal desarrollo de la función pública.
De esta manera, se tiene que el derecho disciplinario hace parte del ius puniendi del
Estado, cuyo fin es mantener el correcto ejercicio de la función pública, esto a través
de las sanciones impuestas por la administración a los servidores públicos o
particulares que prestan servicios públicos la cual tiene como objetivo fundamental
prevenir y sancionar aquellas conductas que atenten contra el estricto cumplimiento
de los deberes que se imponen a los servidores públicos u obstaculicen el adecuado
funcionamiento de la administración pública, es decir, la potestad disciplinaria
corrige a quienes en el desempeño de la función pública contraríen los principios de
eficiencia, moralidad, economía y transparencia, entre otros, que necesariamente
deben orientar su actividad en donde la rigurosidad de las sanciones estipuladas
procura poner de presente a la comunidad en general, a los servidores públicos y a
los demás sujetos disciplinables, que la función pública como razón de ser de la
existencia del Estado, en cuanto tiene como finalidad primordial la garantía y
protección de los derechos fundamentales; materia que debe observar una serie de
principios y garantías cuya finalidad primordial es garantizarle unos mínimos
derechos al investigado por parte del mismo Estado; Es necesario enfatizar que toda
la plataforma sobre la cual se desarrolla la función pública, todo el andamiaje sobre
el cual se sostiene la actividad estatal, no tiene finalidad distinta a la defensa y
eficacia de los derechos, los cuales hacen parte integral de los fines estatales.

También podría gustarte