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El Karate como medio de

mejora de aspectos físicos,


psíquicos y sociales en
personas con Síndrome de Down.
Karate y Síndrome de Dawn

Pautas metodológicas de intervención

En el siguiente trabajo se abordan distintas pautas metodológicas de intervención, para incluir el karate como
un medio de mejora de los aspectos físicos, psíquicos y sociales en personas con síndrome de Down. El juego
se erige como el pilar fundamental de esta propuesta didáctica ya que facilita el aprendizaje y la consolidación
de conocimientos en estas personas.

Síndrome de Down. Karate. Juego. Psicomotricidad. Discapacidad. Motivación.

1. Introducción

El objetivo del presente trabajo es justificar el empleo de artes marciales, en este caso, el karate, como medio
de mejora de aspectos físicos, psíquicos y sociales en personas con Síndrome de Down. Aquellas personas que
presentan este tipo de discapacidad, pueden, e incluso deberían realizar algún tipo de actividad física o
deporte aunque hoy en día, existe una creencia, que para este tipo de personas, los deportes más adecuados
a practicar, son aquellos en los que no existe un contacto físico y favorecen una autoestimulación, como
natación, atletismo, etc.…Ahora bien, me planteo la siguiente cuestión, ¿porqué este tipo de manifestaciones
deportivas y no el karate?; lo que si que tenemos que tener claro, es que independientemente del deporte que
vayan a practicar, lo monitores, entrenadores…deben tener y exigir a los padres o tutores de personas con
Síndrome de Down una exploración física completa, en el que quede claro, que es lo que puede y lo que no
puede hacer el sujeto en cuestión, y en función de ello, tenerlo en cuenta para planificar la sesiones a
desarrollar en la aulas o gimnasios.

Para cualquier persona de a pie, es de lo más lógico que piense que las artes marciales conllevan una serie de
valores que no serían deseables de aplicar a la vida real, pues dichas actividades entrañan violencia, y la
violencia tiene intrínsecos una serie de valores poco deseables en nuestra sociedad (envidia, maltrato,
resolución de conflictos mediante la violencia…) Pero para tener una opinión sobre algo (de cualquier
temática) es necesario estar informados, y a partir de ahí opinar, y ese no es el caso de la mayoría de la gente
a la que le gusta opinar sobre las artes marciales y cuestionan la transmisión de valores sociales y de
beneficios físicos y psíquicos a través de éstas. Además, da la casualidad de que en los medios de
comunicación no se emiten artes marciales ni como formas de vida, ni como eventos deportivos, y en el caso
de hacerlo, sólo se emiten las imágenes más impactantes y agresivas, con lo cual se alimenta aún más la
opinión indocumentada de las personas acerca de las artes marciales, opinión negativa, por supuesto.
Es cierto que tradicionalmente este tipo de deportes han sido excluidos, no siendo reconocidas sus ventajas
educativas. Frente a esta visión, puedo objetar que los deportes de adversarios, como lo es el Karate, aportan
vivencias novedosas, permiten trabajar objetivos motrices importantes y variados, poseen la capacidad de
desmitificar el uso físico violento del cuerpo, son altamente recreativos y motivantes y suelen precisar por lo
general de pocas instalaciones y equipamientos. Por tanto debemos decir que este tipo de deportes tienen
beneficios a todos los niveles (cognoscitivo, motor, psicomotor y socioafectivo).

Aún habiendo visto las particularidades de este tipo de deportes, deberán cumplir la imposición básica de
tener un carácter abierto, adaptable a las posibilidades físicas, condicionales y cognitivas de todas las personas
a las que se presente.

2. Pautas de intervención

Como bien he indicado en el epígrafe anterior, ante el reto que supone enseñar prácticas físico-deportivas a
personas con Síndrome Down, lo que debemos hacer en primer lugar es pedir a padres o tutores, una
exploración general, para tener conciencia de sus deficiencias a nivel morfo-funcional, pues a pesar de que a
nivel general presentan todos ellos unas características comunes, debemos saber que puede que algunos de
ellos, sufra alguna alteración diferente al resto.

Ahora bien, como ocurre en muchas ocasiones, puede que el responsable de impartir las clases, no tenga
conocimientos suficientes acerca de la discapacidad, por lo que deberá tener en cuenta algunas cuestiones:
 Estar informado sobre el proceso enseñanza aprendizaje y desarrollo del alumno con discapacidad, para
plantearse correctamente los contenidos y objetivos a alcanzar.
 Sería recomendable plantear a nivel metodológico situaciones que el escolar pueda resolver, que le ayuden
a mejorar su autoestima respetando sus dificultades.
 Utilizar las estrategias necesarias para que el alumno/a trabaje con seguridad y tenga la mayor movilidad
posible con su cuerpo.
 Conseguir que el grupo clase sea tolerante y valore a las personas por lo que son y no por lo que les falta,
integrando positivamente a todos los integrantes del grupo.
 Encontrar un equilibrio justo entre la exigencia y la sobreprotección, actitudes que impiden que los alumnos
con discapacidad sean responsables de su vida e interfieren en su crecimiento personal.

3. Aspectos psicológicos

3.1. Personalidad

Algunas de las características de la personalidad de las personas con Síndrome son las siguientes:

 Escasa iniciativa
 Menor capacidad para inhibirse
 Tendencia a la persistencia de las conducta y resistencia al cambio
 Menor capacidad de respuesta y de reacción frente al ambiente
 Suelen mostrarse colaboradores
 Son trabajadores, constantes y tenaces, puntuales y responsables

Para tratar de remediar todos los aspectos enumerados anteriores, se ha de adaptar el programa educativo a
la personalidad de cada alumno, así como favorecer su participación en juegos y actividades de grupo, que al
igual que en otras manifestaciones físicas deportivas, en el karate, lo podemos conseguir fundamentalmente a
través de juegos cooperativos durante el calentamiento. Es preciso proporcionarle el control externo para
inhibir sus actuaciones que con el entrenamiento se convertiría en autocontrol. Además de todo ello conviene
acostumbrarles a que cambien de tarea de vez en cuando, por lo tanto debemos incidir en la variedad tanto en
los ejercicios de calentamientos como de aquéllos que formen parte del grueso de la clase.

3.2. Atención

Las personas que presentan Síndrome de Down, presentan dificultades para mantener la atención sobre todo
durante periodos de tiempos prolongados, además de una gran facilidad para la distracción frente a estímulos
diversos y novedosos. Para minimizar este tipo de manifestaciones, es preciso programar ejercicios para que
aumenten sus periodos de atención. Es conveniente mirarles cuando se les habla, comprobar que atienden,
eliminar estímulos distractores de uno en uno y evitar enviarles diferentes mensajes y estímulos al mismo
tiempo. Nosotros como educadores, monitores, entrenadores… no debemos confundir la falta de atención con
la demora en la respuesta, algo que se da habitualmente, ya que su periodo de latencia es mayor.

3.3. Percepción

Las personas que presentan este tipo de discapacidad, presentan una mejor percepción y retención visual que
auditiva. Se debe indicar además que su umbral de respuesta general ante estímulos es más elevado, de igual
modo que su umbral de percepción del dolor. Normalmente en las clases de karate, los estímulos se
establecen de forma auditiva, lo cual perjudicaría enormemente su capacidad de aprendizaje, por lo que
siempre que sea posible, debemos presentar la estimulación a través de más de un sentido (multisensorial). El
modelado o aprendizaje por observación (el más empleado a diario en las clases de karate); la práctica de
conducta y las actividades con objetivos e imágenes son muy adecuados.

3.4. Inteligencia

El Síndrome de Down siempre se acompaña de deficiencia intelectual en diferentes grados. Presentan un nivel
intelectual de deficiencia ligera o moderada o general. No debemos olvidar que este tipo de personas tienen
una deficiencia psíquica, así debemos hablarlos más despacio, si no atienden a las instrucciones repetirlas con
otros términos diferentes y más sencillos; en la práctica del karate, normalmente se emplea una terminología
japonesa específica, por lo que en lugar de decantarnos por usar esta a términos formales, podemos hacer
referencia a las diferentes ejecuciones técnicas de una manera más natural; por ejemplo en lugar de indicar
Age-Uke (Blocaje alto), deberíamos indicar “el brazo sube a la altura de la cabeza”, que con seguridad será
mejor entendido por este tipo de alumnos. Como bien dije en apartados anteriores, precisan de más tiempo
para responder. Les cuesta entender varias instrucciones dadas de forma correlativa o secuencial, debemos ir
pasito a pasito.

3.5. Aspectos cognitivos

Los alumnos con Síndrome de Down, presenta dificultad para manejar diversas informaciones. Manifiestan
lentitud para procesar y codificar la información así como dificultad para interpretarla. Les resulta dificultoso
los procesos de conceptualización, generalización, transferencia de aprendizajes y abstracción. A modo de
intervención seguir en la línea de hablarles despacio, con mensajes breves, concisos, sencillos, directo y sin
doble sentido. Como ya sabemos, su periodo de respuesta es latente, por lo que no podemos adelantarnos a
la misma, debemos darnos cuenta que es preciso explicarle hasta las cosas más sencilla, no dando por
supuesto que saben algo si no lo demuestran a lo largo del tiempo. Todo ello se ha de prever en la
programación, la generalización y mantenimiento de la conducta.
3.6. Memoria

Presentan una memoria procedimental y operativa, bien desarrollada (puede realizar tareas secuenciadas con
precisión). Poseen mejor memoria visual que auditiva. Les cuesta seguir más de tres instrucciones dadas en
orden secuencial. Debemos indicar también que son capaces de retener de 3 a 6 dígitos tras escucharlos. Es
esencial el entrenamiento de la memoria, para ello es necesario que se les proporcionen estrategias. Y el
karate, posee esa capacidad para entrenar la memoria, generalmente a nivel técnico, se suelen establecer
secuencias de encadenamientos técnicos, no mas de tres aspectos técnicos, que debido a que son expuestos
por modelado generalmente por parte del profesor y a que los alumnos poseen una mayor capacidad visual
que auditiva, favorecerán el aprendizaje de este arte marcial.

3.7. Lenguaje

El nivel lingüístico va por detrás de su capacidad social y de su inteligencia general. Tienen dificultades para
dar respuestas verbales; dan mejor respuestas motoras. Indicar además que tienen mejor nivel de lenguaje
comprensivo y expresivo. Debemos reducir las explicaciones orales y largas explicaciones. Hablarles y
escucharles son las mejores estrategias.

3.8. Conducta

No suelen presentar problemas destacables de conducta, pues hoy en día se incorporan con facilidad a los
centros de integración escolar. Generalmente los programas de modificación de conducta dan buenos
resultados en ellos. Debemos tratarles y exigirles lo mismo que al resto de las personas. Aspectos como
protección, dejadez, abandono…debemos desecharlos porque generan aspectos negativos. Además de todo
ello debe existir una coordinación continuada entre profesores y padres.

4. Aspectos físicos

Debemos destacar, que la práctica de este arte marcial provoca una mejora de la condición física en general,
entendida ésta según el Diccionario de Ciencias del Deporte (1992), como la capacidad de trabajo físico del
hombre y de la mujer, determinado por el grado de desarrollo de las cualidades físicas básicas. Dentro de la
condición física, podemos diferenciar las cualidades físicas básicas (Velocidad, Fuerza, Flexibilidad y
Resistencia) y cualidades motrices coordinativas (coordinación y equilibrio), mejoradas ambas a través del
entrenamiento del karate en sus diferentes modalidades: Kata (Forma) y Kumite (Combate).

Es importante tener en cuenta la puesta a punto física de los practicantes, tanto la forma física relacionada
con la salud como la relacionada con las habilidades. Siguiendo la descripción que hacen Dyer y Berry (1991),
la forma física relacionada con la salud se asocia a atributos como resistencia, fuerza y flexibilidad, mientras
que la forma física relacionada con las habilidades incluye atributos como velocidad, agilidad, potencia,
coordinación y equilibrio.

Hay un acuerdo general acerca de la existencia de una relación directa entre la obesidad en el Síndrome de
Down y el nivel de aptitud física, aunque los informes están a menudo limitados por el tamaño de la muestra
estudiada y los métodos utilizados para la medición y la evaluación (Kelly y cols. 1986; Seild y cols. 1987;
Pitetti y cols. 1988, y Pizarro 1990). Se ha visto comprobada clínicamente una aparición precoz de la obesidad
en niños con Síndrome de Down, aunque poco documentada (Cronk y cols. 1985). Esto es preocupante, por
cuanto está demostrado que la obesidad infantil lleva a la obesidad adulta (Burkhart y cols. 1985).
Este sobrepeso desequilibrado es perjudicial para sus articulaciones y para el corazón, que ya de por sí
presenta un potencial riesgo de sufrir infartos de miocardio. Para ello, trabajaremos la resistencia, con el fin de
reducir el peso y volumen corporal, sin olvidar en ningún momento las posibles cardiopatías que puedan
padecer. Pero debemos ser conscientes que la carrera no es el único método de trabajar la resistencia, existen
otros como los circuitos, que pueden ser iguales o incluso más motivante que el anterior.

En lo que se refiere a la velocidad, podemos desarrollarla a través del entrenamiento específico de las técnicas
del karate, ya que se exige siempre y de manera reiterada la máxima velocidad en su ejecución, o a través de
formas jugadas, donde deberemos tener en cuenta una serie de consideraciones: repetición de estímulos,
ausencia de fatiga para mejorar la coordinación y concentración absoluta. A modo de ejemplo, podríamos
indicar el juego de “Tigres y Leones” o colocar tres bombillas de diferentes colores (rojo, verde y amarillo) y
en función de la bombilla que se encienda, ejecutar lo más rápidamente posibles un puño, pierna o puño-
pierna. Este tipo de juegos o actividades, ayudarán a la consecución de una mejora de la velocidad de
reacción.

En relación a la fuerza, debemos indicar que este tipo de alumnos, presentan unos niveles hormonales más
desarrollados que las personas que no presentan este tipo de discapacidad. Así bien, debemos ayudarles a
conseguir una canalización de este exceso de fuerza, para la edad que tiene. En el Kárate, al realizar las
ejecuciones técnicas, se exige además de la máxima velocidad como bien dije antes, un reajuste final (kimé),
que les permitirá poco a poco, controlar la misma, además de provocar tonificación muscular, en todos los
grupos musculares de forma global. Juegos de arrastre, empuje, inmovilizaciones y volcados entre otros, son
idóneos para el adecuado desarrollo de esta cualidad.

Presentan una flexibilidad muy desarrollada, lo cual les va a suponer un beneficio directo a la hora de ejecutar
acciones técnicas, fundamentalmente de piernas desarrolladas en el Kumite. Así bien debemos tener especial
cuidado, y hacerles consciente de cuales son sus límites de elongación, a fin de evitar daños articulares y
musculares, consecuencia del sobreesfuerzo. Podremos emplear, métodos activos o pasivos. En los métodos
activos, será el propio sujeto, el que por medio de una contracción muscular contralateral, estire el músculo
que sea; sin embargo en el método pasivo, es otro sujeto, una máquina o el propio peso corporal, el que
provoca el estiramiento del músculo deseado. Por medio de los trabajos de flexibilidad, podremos trabajar la
interrelación entre el resto de compañeros, ya que se colocaran en la mayoría de ocasiones por parejas y
podremos indicarles, que dicha pareja sea diferente en cada sesión. Los ejercicios de estiramientos deberían
ser simples, pero variados, y el maestro debe prestar atención al modo como realizan sus ejercicios los
participantes. Es necesario hacer la demostración práctica mientras se llama la atención verbalmente hacia las
partes del cuerpo implicadas.

Respecto a las cualidades motrices coordinativas, la coordinación, se desarrolla y mejora de manera intrínseca
en el desarrollo de las propias técnicas y el equilibrio, en las ejecuciones técnicas que implican en ocasiones
apoyo monopodal y en los giros desarrollados en los Kijones (combinaciones técnicas) y katas (ejecuciones
técnicas preestablecidas) aunque de manera paralela se puede trabajar ejercicios específicos para desarrollar
estas cualidades. Para ello no es necesario ejercicios complejos, a modo de ejemplo para desarrollar el
equilibrio, se pueden desplazar de puntillas por el espacio, andar por las líneas existente en el espacio, de no
ser así podríamos marcar un recorrido a seguir con cuerdas entre otros muchos.

5. Aspectos sociales

De importancia trascendental, debido a que una mejora de los aspectos sociales, repercutirá positivamente en
el desarrollo físico y psicológico.
Para ello, los padres como elementos adultos y responsables, tienen una neta misión educadora a la cual no
pueden renunciar. Desde el punto de vista deportivo, como bien dije anteriormente, debemos concienciar al
resto de alumnos de la clase, que se trata de una persona como otra cualquiera, y por tanto deben mostrarse
tolerantes en su trato diario sin llegar a la sobreprotección. Desarrollaremos trabajos cooperativos y juegos de
colaboración-oposición, donde se produzcan interrelaciones entre todos los alumnos, variedad de juegos
donde a su vez se estén continuamente cambiando de parejas, para favorecer dicha interrelación que
comentábamos anteriormente y evitar caer en la monotonía de estar siempre con una misma persona. Todo
ello se podrá llevar a cabo, tanto en el calentamiento, como en la parte central de la clase y en la vuelta a la
calma. Además de tener en cuenta están consideraciones en el transcurso de las clases, se pueden plantear
otras muchas, que refuerzan aún más el trato entre las diferentes personas. Así bien en ocasiones, se pueden
realizar, excursiones a otros gimnasios dentro de la localidad o municipios vecinos, con el fin de establecer
contacto con personas diferentes a las que se está acostumbrado y al mismo tiempo ver otras formas de
trabajos. Plantear reunión de padres e hijos, una vez al trimestre (Navidad-Semana Santa- Verano), con el fin
de celebrar dichas festividades y a su vez pasar un rato agradable, comentando inquietudes o simplemente
disfrutando del momento.

6. La educación psicomotriz en el síndrome de Down

A la hora de desarrollar el concepto de psicomotricidad en el ámbito educativo, existen diferentes


metodologías de intervención. Es el docente en base a su formación, su concepción corporal, las condiciones
del centro, las características del alumnado, etc…, quien ha de elegir aquella que se ajuste mejor a su forma
de entender la educación (Llorca, 1998).

En el caso que nos ocupa, nuestra propuesta de trabajo se basará en una educación psicomotriz que sea
motivante para el niño, que se desarrolle en un contexto interactivo y social donde la cognición sea concebida
como un fenómeno dinámico, y donde el aprendizaje mediado por el adulto, proporcione al alumno los
elementos motivacionales y afectivos, especialmente necesarios en la personas con Síndrome de Down, para
que este aprendizaje sea eficaz. Es precisamente dentro de este marco donde se estructura nuestro proyecto
de la intervención psicomotriz, a través del que intentamos proporcionar todos los requisitos efectivos y
cognitivos para que el aprendizaje tenga lugar.

De acuerdo con López Melero (1991), el aprendizaje del niño con Síndrome de Down ha de partir del mundo
cercano y real, pues así podremos mantener la motivación suficiente para que para que procesos que plantean
dificultad como la percepción, atención y la memoria, puedan desarrollarse. En el gimnasio se fomentará que
los alumnos con Síndrome de Down desarrollen experiencias perceptivas y la manipulación de objetos.

Uno de los principales objetivos de la educación psicomotriz es que los niños con Síndrome de Down
descubran y vivencien el placer el placer del juego por el juego, pues en esta situación se sienten aceptados,
comprendidos y seguros, de forma que el aprendizaje se convierte en un grato descubrimiento; pero siempre
en un clima basado en la relación que potencie el respeto a la individualidad, a la expresividad global, corporal
y verbal del sujeto. Esta relación privilegiada que mantiene con el adulto y que se basa en la construcción de
un mundo de significados compartidos, propicia que el niño se habrá hacia los demás, respetando las
diferencias individuales y situándose como miembro del grupo.

Este modelo de intervención en medio de un espacio sugerente para el juego, permite que conductas como la
pasividad, el miedo a enfrentarse a situaciones nuevas y la falta de creatividad vayan desapareciendo, pues se
parte de los más importante para la persona con Síndrome de Down: la relación interpersonal en la que es
reconocido como persona y alcanza la seguridad necesaria para lanzarse al descubrimiento de los demás y de
los objetos. Cuando las demandas afectivas y de relación están cubiertas, los niños acceden de manera natural
a otras formas más elaboradas de comunicación como el lenguaje oral, recorriendo un itinerario educativo que
va desde el descubrimiento del placer sensoriomotor al juego simbólico y la representación, expresándonos
corporalmente el itinerario que sigue el desarrollo global de su personalidad (Aucouturier, 1993; Arnaiz y
Lozano, 1996).

7. El juego en el síndrome de Down

En la Educación Psicomotriz, el juego se convierte en el instrumento metodológico mediante el cual se articula


nuestra intervención, haciendo referencia a la actividad corporal y simbólica que aparece en la sesión de
psicomotricidad de manera espontánea, y que se convierte en una actuación llena de significado para el niño y
para el profesor , pues a través de él nos cuenta su historia personal y afectiva, ofreciéndonos información
sobre su desarrollo madurativo, en el ámbito motor, cognitivo y socioafectivo. Asimismo, el juego favorece la
relación, el placer de jugar motiva al niño y la niña a demandar y a interactuar con los objetos y las otras
personas, posibilitándole al adulto un argumento a partir del cual ir andamiando su pensamiento, su lenguaje
y su relación con los otros (Sánchez Rodríguez, 1996).

Debo insistir en el papel primordial que tiene el juego y el movimiento en el desarrollo socioafectivo, cognitivo
y psicomotor de los sujetos con Síndrome de Down (Burns, 1995; Jobling, 1995; Sánchez Rodríguez, 1996;
Zausmer, 1993). El juego constituye una plataforma de encuentro de las personas con el mundo, con los
objetos, con los otros y consigo mismo. Los niños se comunican jugando, encuentran relaciones a través del
juego, descubriendo además su cuerpo y las distintas propiedades de los objetos. Como sugiere Ortega
(1992), la riqueza de estrategias que permite desarrollar hace del juego una excelente ocasión de aprendizaje
y de comunicación.

La actividad lúdica sigue de forma inexorable la senda marcada por la necesidad de movimiento y vitalidad, de
tal forma que las necesidades del juego en la persona se presentan, en aquellos momentos de la vida en los
cuales son imprescindibles las manifestaciones de actividad y movimientos. Podemos comprobar claramente
que el juego se muestra omnipresente durante la infancia, siendo un elemento necesario para el desarrollo y
formación de los niños (Cratty, 1984,1985; Decroly y Monchamp, 1986). Entre las características más
representativas del juego, señalamos las siguientes:

 Una actividad placentera, espontánea y sin finalidad, opuesta a la función de lo real y cuyo máximo
exponente es el carácter de ficción, el hacer como sí.
 Guarda conexiones sistemáticas con lo que no es juego.
 Es autoexpresión, descubrimiento del mundo exterior y de sí mismo.
 Es la primera actividad creadora de los niños.
 Favorece la comunicación , la socialización y la integración
 Fomenta la cooperación
 odo juego es aprendizaje.

Según Garaigordobil (1990), los niños aprenden una parte de los conocimientos y destrezas que provienen de
la instrucción deliberada de los adultos, pero gran parte del conocimiento básico y muchas destrezas las
desarrollan las actividades lúdicas, a través de las cuales los niños aprenden mucho observando a los demás,
practicando ellos mismos, y por medio del juego exploratorio. Es aprendizaje “de” y “para” la vida, y por ello
un importante instrumento de educación.

Desde el punto de vista psicomotor, gracias al juego se desarrolla el cuerpo y los sentidos; las conductas
motrices y neuromotrices, la fuerza muscular y la resistencia, las conductas perceptivo motrices y la
estructuración del esquema corporal (Aucouturier, 1993; Berruezo, 1990; Domigo, 1990; Escribá, 1998;
Garaigordobil, 1992; Ortega, 1992; Zapata, 1989).

En el plano intelectual, el juego proporciona nuevas experiencias y oportunidades para la acción, la


consecución de aciertos y errores y la solución de problemas. El juego desarrolla además, el pensamiento y la
creatividad, mediante la estructuración del entorno y por ende, de sí mismo. Por el juego se va descubriendo
el efecto de las acciones, y examinando la naturaleza de los materiales que se encuentran a su alrededor. A
partir de la manipulación lúdica, surge el manejo abstracto de las ideas, ya que las acciones preceden y hacen
evolucionar al pensamiento (Garaigordobil, 1990). Asimismo, un entorno lúdico favorece la perseverancia y la
concentración de los niños, su capacidad creadora y memorística, ya que mediante el juego simbólico se
desarrolla la capacidad de evocar el pasado, promoviendo al mismo tiempo la adaptación a la realidad y al
sentido de dicha realidad (Vigotsky, 1973).

A través de las relaciones consigo mismo, con los otros, con los objetos, los niños mediante el juego, nos
muestran su historia afectiva, su maduración cognitiva y social, ofreciéndonos todo un marco de observación e
intervención, desde que el maestro se sitúa con un rol especial (Sánchez Rodríguez, 1996);
 Comprendiendo lo que cada niña y niño nos cuenta por su vía corporal y devolviéndole esta comunicación
desde el lugar en que el niño se sitúa (reconocimiento, descarga de tensiones, simbolización, asunción de
roles…).
 Abriendo caminos a su evolución, porque el niño necesita que se le reconozca y se le acepte, sin entrar en
juicios de valor, para desear ir hacia etapas superiores en su interacción y comunicación con los otros.
 Centrándose en la relación y comunicación afectiva segurizante y respetuosa que permite la evolución del
niño
 Interviniendo mediante la manipulación del espacio y las propuestas abiertas que posibiliten el juego
espontáneo y convirtiéndose, en definitiva, en un compañero simbólico del juego de las niñas y niños, que
comprende y reconoce el significado de sus juegos, ofreciéndoles una respuesta, como agente de apertura
al curso del desarrollo que cada niño puede recorrer

Para muchos niños con este Síndrome, la práctica y la repetición son esenciales para el desarrollo de su
repertorio de habilidades, y los terapeutas y maestros recurren a menudo al juego como medio de adquirir
estos componentes esenciales. Pero, no obstante, es posible que, por parte del adulto, se requiera cierta
sensibilidad a los sentimientos del niño, para que el juego, que al principio divierte, no se convierta en tedio y
deje de aportar diversión al niño. Es también importante que la diversión no se pierda a medida que las
primeras experiencias lúdicas de la etapa infantil se conviertan en los juegos y deportes más formalizados de
la niñez (Jobling, 1995) .

Es muy probable que la actividad lúdica de los niños con Síndrome de Down difiera de sus iguales con
desarrollo normal. Riguet y Taylor (1981), en un estudio realizado con una población de Síndrome de Down, y
que tenían ciertas tendencias autistas, atestiguaron que estos niños tendían a ser más repetitivos en sus
juegos, eligiendo constantemente objetos y juguetes que les fueron familiares. McConkey (1987), sin
embargo, pensó que era difícil definir la naturaleza exacta de las diferencias del juego. Revisó diversos
estudios sobre juego y concluyó que podían hallarse ciertas diferencias en niveles de actividad, aventuras
exploratorias y manipulación de objetos.
Sloper y otros (1990), tras observar el contexto social del juego en niños de educación infantil y con Síndrome
de Down, llegaron a la conclusión que jugaban más a menudo con iguales de menor edad. Estos dispositivos
los organizaban con frecuencia los padres que continuaron haciendo lo mismo con los niños mayores. Dichos
investigadores señalaron también que los niños con Síndrome de Down tenían menos capacidad de estructurar
y organizar espontáneamente su actividad lúdica.
De acuerdo con Vázquez (1991), en los niños con Síndrome de Down, es muy recomendable la utilización de
juegos relacionados con los cambios de posiciones, entrelazándolas de forma que ayuden a la buena tolerancia
a los cambios.

A la hora de realizar actividades prácticas el alumno con síndrome de Down se va a encontrar una serie de
problemas en la ejecución del acto motor, como consecuencia de las dificultades que tiene a la hora del
procesamiento de la información.

Teniendo en cuenta las características propias de los niños con Síndrome de Down, es importante tener
siempre en cuenta las siguientes pautas metodológicas de actuación docente (Toro y Zarco, 1995):
 La creatividad será el principio que rija nuestro trabajo con las personas con Síndrome de Down, creatividad
que estará basada en la confianza que debemos darle en la realización de la tarea.
 Considerar, el principio de individualización, dada la gran diversidad existente en las personas con Síndrome
de Down. Insistir en la necesidad de respetar los diferentes ritmos de aprendizaje.
 Si es necesario, se deberán variar constantemente las actividades debido, en parte, a la gran dificultad de
concentración y atención que presenta esta población.
 No se debe infravalorar las potencialidades de nuestros alumnos, por lo que no se deberán programar
actividades demasiado sencillas, y tendremos que adecuarlas a su nivel de aprendizaje y desarrollo.
 Hay que tener mucho cuidado con las posibles frustraciones que aparezcan de cara a la ejecución de la
tarea, de ahí la importancia que para su educación tiene la motivación y la utilización de refuerzos positivos.
 En todo caso, se deberán realizar adaptaciones metodológicas en relación con los espacios y tiempos de
juegos, así como las reglas de los mismos,
 Procurar limitar las instrucciones verbales, como bien dijimos antes, ya que estos alumnos suelen presentar
deficiencias en la comprensión del lenguaje oral.
 Siempre que sea posible, la información verbal será sustituida por la visual, pues comprenden mejor con la
demostración y la imitación del modelado.
 Cuando la tarea tenga cierta dificultad, hay que procurar desarrollarla a través de los diferentes pasos que
la componen.
 Posibilitar la familiarización del alumno con el material, sobre todo en aquellos casos que se trate de un
material novedoso.
 Como hemos dicho con anterioridad, es muy importante la utilización de juegos sencillos en las sesiones de
enseñanza aprendizaje.

No hay que olvidar que la finalidad de la educación de las personas con Síndrome de Down es la misma que la
educación general, por lo que tenemos que ofrecerles el apoyo necesario para el desarrollo de sus capacidades
cognitivas, psicomotoras y socio afectivas. Debemos recordar que el desarrollo socio afectivo debe ser uno de
los objetivos fundamentales a conseguir en nuestra práctica educativa, tanto en contexto escolar, como
familiar y social, estableciendo un clima muy saludable que posibilite la posible integración social de las
personas con Síndrome de Down

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