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Cuando entramos en una vía espiritual, pasamos por una puerta, y esta
puerta es el Islam. El Islam tiene cinco pilares: la profesión de fe, la
oración, el ayuno, la limosna (zakat) y, según reza en un hadiz, "la
peregrinación a la Meca" para los que puedan. La santa Râbi'a dice en
uno de sus poemas: "Si quieres obtener la Belleza ponte delante de la
puerta; y si quieres llegar, abandona el sueño". Pero mantenerse
delante de la puerta es traspasarla, es decir pasar por la puerta de la
Ley divina (Sharî'a). Y esta no solo es el aspecto externo de la
revelación divina, también es su corazón; no se trata de una ley que
cada uno deba aplicar como aplicaría unos principios por deber o por
obligación.
Confianza en Dios
En una canción, un sufi dice: "Nos hemos hecho débiles hasta alcanzar toda la
fuerza posible". Eso significa que nuestro yo se ha debilitado hasta anihilarse,
hasta que la fuerza divina nos llene de su luz. Y de entre las fuerzas que nos
sostienen, podemos citar la confianza y el amor divino. Ellas nos permiten
superar nuestras pruebas e ir al encuentro de la esencia. Más vale no detenerse
en las limitaciones de nuestro yo, sino por el contrario exaltar lo que a Él le
corresponde.
La educación espiritual nos permite comprender que toda acción espiritual parte
de nuestra sinceridad, y que en nuestro corazón es donde se cultiva esa realidad.
A la vez conviene, en esa perspectiva, remarcar cuanto la vigilancia es
fundamental; nos permite ver que todo lo externo tiene repercusiones en
nuestras realidades internas. Podemos así verificar la importancia de esas
repercusiones en nuestras relaciones con los demás y en particular con los que,
como nosotros, caminan hacia Dios: ahí, más que en otro lugar, debemos cultivar
el sentido de orientación.
El sufismo popular dice que cuando los corazones se unen en esa relación y que
en el transcurso de sesiones en común de zikr o de oración, los efluvios pasan de
un corazón a otro, es como cuando se pone un tizón ardiente sobre el carbón.
Basta de un viento favorable - aunque solo sea la del fuelle - para que todo se
incendie, para que el que reciba una bendición la transmita a todos los demás.
Cuando los efluvios circulan de unos a otros, y que todo prende, entonces es
cuando se funde todo en un mismo y único fuego.
A ese efecto, un proverbio dice de manera humorística: "Si estas con gente de
ciencia, ten cuidado con tu lengua; si estas con gente de espíritu, ten cuidado con
tu corazón, si estás con ladrones, cuida tu bolsillo" Dicho de otra manera: cada
lugar requiere una palabra, una realidad, una verdad diferente.
Estar ahí en el momento justo y con la actitud justa, es lo que forja el espíritu del
discípulo y le hace capaz de exaltar el lugar sagrado. La conciencia de esa
sacralización ya es el resultado de una transformación del espíritu. Seamos por lo
tanto atentos a la vida del corazón.
Guía y discípulo
Para encontrar la vía, se necesita primero encontrar el maestro; lo que
no implica forzosamente un encuentro físico con él; expresándolo de
otra manera: el espíritu de la vía es el espíritu del maestro. El encuentro
con la vía ocurre de muchas maneras, a veces es evidente y con señales
tangibles como en los casos de ensueños que anuncian el encuentro con
el guía o algunos de sus discípulos, en otras ocasiones de manera más
banal, haciendo eco a una experiencia intima inscrita en el pasado y
significando que no hemos llegado hasta aquí por casualidad. El padre
de mí maestro, Sidi Al-Hâdj Abbâs, decía con frecuencia:"Las personas
creen en general que son ellas las que encuentran nuestra vía, cuando
en realidad es la vía, la que encuentra las personas." Esto, el discípulo lo
experimenta directamente al comprobar que la llamada existía en
estado latente en su ser más profundo y que responde a ella en el
momento adecuado.
Cuando fui a ver, por primera vez a mi maestro, Sidi Hamza, no sentí
nada particular ni significativo. Estaba simplemente muy a gusto en su
presencia y para nada impresionado. Sin embargo muchos otros estaban
como paralizado a la idea de encontrarse con él; y eso que en general
eran individuos sicológicamente bien asentado y con fuertes
personalidades, pero se paraban a algunos metros de la puerta de mi
maestro sin atreverse a entrar, incluso los habían que daban vuelta
atrás y se marchaban. Mi maestro recibía a todo el que quería verle, sin
excepción. Por aquel entonces me parecía incomprensible la actitud de
aquellas personas hasta que vislumbré que un maestro puede ser
"percibido" bajo perspectivas diferentes. La pedagogía de nuestro
maestro consiste en operar en cada uno de nosotros, una transmutación
interna. Esta transmutación ocurre por diferentes " métodos", el primero
es autorizarnos a practicar el zikr y a continuación todas las otras
practicas propias de la vía.
Unas palabras del Profeta - que la paz y las bendiciones de Dios sean
sobre él- aluden a este tema ": Las almas que se conocieron en la pre-
eternidad, se reencontraran en este mundo. Y las que se alejaron en la
pre-eternidad, se alejaran." Esto significa que existe una afinidad en las
almas que es " anterior" a su encuentro en este mundo. Esta afinidad
entre almas es la misma que se manifiesta entre ellas y el alma perfecta
del guía espiritual. Si la relación con esta alma perfecta, o dicho de otro
modo, la puesta en orbita alrededor de ella es posible, no es debido a un
efecto del azar. Las afinidades a las que nos referimos, trascienden
todos los aspectos contingentes. Si la cuestión de distancia cultural,
lingüística, social puede, al principio representar un obstáculo, a medida
que recorremos el camino en la vía del corazón, se experimenta entre
las almas una extraordinaria comunión. Y se hace patente, la
importancia del guía, como centro alquímico que posibilita el
acercamiento entre ellas.
Transformación interior
Cada persona tiene su propio camino y cada camino es único. Desde el
día en que llegamos a la existencia estamos en ese caminar. Viajamos a
todo instante, en cada respiración, en cada inspiración, en cada
expiración. El trabajo espiritual solo es posible si renacemos a la
dimensión interna que cada uno lleva en él. En tal viaje, a ciertos
momentos, nuestro camino cruza con el de otros Buscadores. ¡ Esos
momentos son benditos! Nos permiten vernos como en un espejo y
revelan aspectos secretos del camino, aspectos que poseemos y que
salen a la luz al contacto con los amigos. En ese ensanchamiento
progresivo de la conciencia esta lo esencial. El camino interior es lo
único necesario y valioso en esta vida y estamos aquí para realizarlo. El
resto, a de tomarse como algo contingente, como un cadáver al borde
del camino. Debemos por lo tanto obrar para conseguir una expansión
de nuestra conciencia y esta tarea a de ser nuestra única razón de ser.
Con el crecimiento de nuestra conciencia, aparece nuestro verdadero
ser, es entonces cuando podemos esperar alcanzar la unificación
interior.
«¡Oh, los que creéis! ¡Recordad a Dios con frecuencia!»(Azora 33, vers.
41)
La invocación de Dios (La Ilaha ill'Allah) tiene una importancia capital
para el aspirante que quiere ir hacia Dios, que desea purificar su
corazón (no se refiere al órgano, es el alma, el interior, el espiritu...) y
alcanzar el grado de excelencia. Vamos a ver algunos Hadiths del
profeta (s.a.w.) y algunas palabras de unos grandes santos y sabios,
que nos muestran el efecto que tiene la invocación sobre el corazón y
que consiste en preparar al invocador a comprender mejor el mensage
divino y a estar más en concordancia con Su Ley.
Por otra parte, no es suficiente decir que :"Yo practico Edhikr". ¡No! Hay
que hacerlo con sus condiciones para que este Dhikr alcance el corazón
y haga sus efectos purifacadores. Estas condiciones que llamamos Adab
ad-Dhikr, son conocidas (el respeto de las reglas de conveniencia:
orientarse hacia la qibla (hacia la Meca), concentrarse, estar en un sitio
limpio, tener la ropa limpia, haber hecho las abluciones)
Abu Waqued , Al Hareth ben Awf –RAA- dijo: "Un día, El Mensagero de
Dios (SAW) estaba sentado en la mezquita con varios musulmanes,
cuando tres hombres entraron. Uno de ellos se fue mientras que los
otros dos avanzaron y se pusieron a cotemplar/ mirar al Mensagero de
Dios (SAW). Uno de los dos encontró un sitio vacío en el círculo del
Dhikr y se sentó, mientras que el segundo lo hizo detrás de la gente. El
tercero se alejó dando la espalda. Cuando El Mensagero de Dios (SAW)
terminó, dijo: "¿Queréis que os hable de ese tercer hombre?. El primero
buscó refugio en Dios y Dios se lo otorgó. El segundo fue impedido por
por pudor a molestar a los demás y Dios sintió pudor por él. En cuanto
al tercero, se (apartó/ se alejó) de Dios, y Dios se apartó de él". Citado
por Al_Bujari y Muslem.
Abd Allah Ibn Abbas [R.A.A] [Primo del Profeta (SAW)] dijo: "Cada vez
que Dios impone a su servidor una obligación (Al_fard), da a ésta límites
y disculpa a las personas que no pueden llevarla a cabo por cualquier
dificultad o inaptitud, salvo el Dhikr, Dios no le puso límites y no
disculpó a nadie, salvo a los que no poseen sus facultades mentales o
que no son dueños de sus actos. Dios ordenó invocarLE en todas las
situaciones (halat), es lo dicho en el Corán: "...los que invocan a Dios de
pie, sentados y acostados, y piensan en la creación de los cielos y la
tierra, ¡Oh Dios! No has creado esto en vano. ¡Gloria a Tí! ¡Presérvanos
del castigo del fuego!" Azora III (Al Imran. Aleya 188). El Todo-
Poderoso dijo también: "¡Creyentes! Invocad mucho a Dios." y en la
Azora VII, vers. 204/206 "Recuerda a tu Señor internamente con
humildad y temor, reza sin voz elevada por la mañana y por la tarde, y
no estés entre los descuidados (al_ghafilin). Quienes están próximos a
Dios, no desdeñan su adoración: le alaban y se prosternan".