Está en la página 1de 157

Resumen de Nico Maggi

Resumen Final Problemas sociales Latinoamericanos

UNIDAD 1 Contexto Mundial y Génesis de la Estructura


Social Argentina
Contenidos: 1.1. Contexto Internacional: De la hegemonía inglesa al
surgimiento de EE.UU. como potencia mundial. La edad de oro del capitalismo.
Neo-liberalismo y nuevo paradigma tecnoeconómico, sus efectos en las
relaciones sociales. Las crisis del capitalismo en el siglo XXI, las disputas de la
hegemonía mundial, nuevas configuraciones regionales-estatales, y disputas
en la región. Nuevos bloques en el espacio multipolar, las alternativas en
Latinoamérica: entre proyectos neo-desarrollistas y socialismos del siglo XXI, y
la restauración neoliberal. La inserción como mercado emergente subordinado
o la conformación de un bloque de poder regional, regionalismos.
1.2. La realidad Argentina: Las etapas de acumulación en Argentina en el siglo
XX y XXI, estrategias de acumulación; Estado, poder, clases dominantes y
fracciones de capital; estructura social. Modelo agro-exportador y división
internacional del trabajo, las migraciones internacionales, sus efectos
económicos y políticos. Modelo de industrialización sustitutiva de importaciones
en el marco de la postguerra, el justicialismo: rol del Estado, desarrollo
industrial, alianza de clases, y mercado-internismo. La fase desarrollista,
nuevas alianzas y desarrollo industrial. Modelo aperturista-neoliberal: dictadura
y reformas económicas, represión y disciplinamiento social. La etapa neoliberal,
reformas en el nivel estructural, institucional e ideológico en las políticas de los
’90, sus efectos sociales, en la relación Estado-sociedad, en la configuración
cultural y las subjetividades. (4) Crisis del ciclo neoliberal y disputas por un
cambio de modelo, debates: entre un desarrollismo reindustrializador y un
extractivismo reprimarizador, mercado internismo y dinámica exportadora;
reestatización, empleo y protección social. Las experiencias post-neoliberales y
de restauración neoliberal.

Ficha 2018 – Cambios recientes en la estratificación social


en Argentina. Inflexiones y dinámicas emergentes de
movilidad social – Pablo Dalle
Introducción: En la primera década del siglo XXI, la cuestión del desarrollo
económico “hacia adentro” volvió a plantearse como primordial para los países de la
región, desde la necesidad “renovada” de aprovechar un ciclo de crecimiento
económico para profundizar procesos de industrialización que contemplen la
integración entre actividades económicas, la difusión del desarrollo a todo el territorio y
la distribución más equitativa de los procesos de acumulación económica. Desde
distintas perspectivas teóricas que conforman el campo de debate sociológico se
plantea que estamos inmersos en un “cambio de época”. Con diferentes ritmos e
intensidades según los países, las políticas de Estado pusieron en cuestión la
hegemonía económica neoliberal, ampliando el horizonte de democratización hacia
distintas esferas. El análisis de la evolución del perfil de la estratificación social, la
Resumen de Nico Maggi

formación de clases sociales y las tendencias de movilidad social en el tiempo


constituyen dimensiones centrales para evaluar la dirección y los significados del
proceso de cambio social en curso. Varios estudios constataron una disminución en el
peso relativo de la clase obrera y el aumento de la precarización laboral en los países
que siguieron en mayor profundidad políticas de apertura y desregulación económica
(Chile, Argentina y México). Asimismo, los sistemas de estratificación social se habrían
vuelto más cerrados en relación a las posibilidades de movilidad social ascendente
desde las clases populares y medias. En la última década, el retorno a políticas
económicas y de empleo que favorecen la expansión del mercado interno -aun sin
llegar a adquirir los contenidos altamente proteccionistas de la industrialización por
sustitución de importaciones- marcaron un punto de inflexión con aquellas
desplegadas en la década de 1990.

Decadencia y derrumbe: Desde la segunda mitad de la década de 1970, la


reestructuración capitalista neoliberal de la economía a través de la desarticulación de
la estructura productiva industrial y el deterioro de las instituciones del Estado de
Bienestar, erosionaron las bases que estructuran el sistema de estratificación abierto e
integrado de la segunda posguerra. Este proceso no fue lineal, durante el gobierno de
la Junta Militar (1976-1983) se aplicaron medidas de apertura comercial y
liberalización de la economía, no obstante, el Estado mantuvo el control de las
empresas estatales. Durante el primer gobierno democrático, hubo esfuerzos por
volver a recrear el modelo de la industrialización sustitutiva sostenida en el mercado
interno, pero sus esfuerzos fracasaron en un contexto signado por las urgencias
financieras que imponía la crisis de la deuda a los países latinoamericanos y por ende
un mayor condicionamiento de los organismos internacionales de crédito. La crisis de
la hiperinflación y la nueva hegemonía neoliberal difundida por el Consenso de
Washington abrieron, a principios de la década de 1990, las vías para las reformas de
mercado las cuales desmantelaron el tejido productivo de la industrialización
sustitutiva de importaciones. Una mirada de mediano plazo, permite observar las
transformaciones regresivas de la estructura social que acompañaron esta súbita y
profunda transición. Entre los efectos regresivos sobre la estructura social se destacan
el aumento de la desigualdad de ingresos, el crecimiento de la pobreza, la instalación
de la desocupación como problema estructural del funcionamiento de la economía y el
incremento sostenido de la precariedad laboral. El proceso de desindustrialización y
reducción del Estado generó la expansión de un estrato marginal-precario.
Desvinculado del trabajo formal fabril, se fue configurando un universo heterogéneo de
marginalidad socioeconómica compuesto por trabajadores que realizaban actividades
de subsistencia. La crisis de 1998-2002 no se trató de un fenómeno coyuntural sino de
la fase final de una progresiva “decadencia social” de un país que desarticuló su
estructura productiva y su entramado social. El período 1998-2001 en el que se
produce la crisis final del modelo de apertura y liberalización de la economía, se
profundizaron tendencias que venían desarrollándose en el mediano plazo. La
estratificación social de la Argentina durante la crisis de 1998-2002, condensó el
mayor nivel de desigualdad de al menos todo el siglo XX. Los efectos de la
globalización neoliberal fueron la polarización de sectores tradicionalmente ligados a
las clases medias y la desestructuración de la clase trabajadora organizada apoyada
en el trabajo formal y el acceso a cobertura social. En 2002, luego de la devaluación,
la desocupación superó el 21% (en mayo) y más de la mitad de la población quedó
Resumen de Nico Maggi

bajo la línea de pobreza (54,3% en octubre). En ese contexto, la distribución del


ingreso evidenció los niveles de mayor inequidad entre el vértice de los sectores de
mayor poder económico y una base amplia conformada por un conjunto heterogéneo
de obreros no calificados precarizados y trabajadores cuenta propia con débiles o
nulos lazos con la economía formal.

Indicios de recomposición social: En el período 2003-2011, la economía creció a un


ritmo acelerado impulsada por la expansión del mercado interno y las exportaciones
del agro. La hoja de ruta de este proceso fue proyectada desde el Estado a través de
la reedición de políticas de estímulos a la demanda tales como el aumento de salarios,
subsidios a los servicios básicos y el sostenimiento de un tipo de cambio competitivo.
Complementariamente, esta política fue favorecida por un contexto internacional
favorable para las exportaciones de commodities y productos agropecuarios (en los
cuales el país cuenta con ventajas comparativas y es altamente productivo)
demandados en forma creciente por la incorporación al mercado mundial de los países
del sudeste asiático, en espacial China. Ambos procesos confluyeron favoreciendo
una década de casi ininterrumpido crecimiento económico. Una de las consecuencias
del impacto de la expansión económica fue el aumento significativo de la población
asalariada de 72,5% del total de ocupados en 1998, a 76,3% en 2011. El crecimiento
de casi 4 puntos porcentuales de la tasa de asalarización, junto al incremento de la
Población Económica Activa (PEA) y el descenso de la tasa de desocupación,
representó en términos absolutos la incorporación de alrededor de 3.800.000 nuevos
trabajadores asalariados a la población ocupada urbana. La novedad del modelo de
desarrollo económico-social en curso reside en que mientras en la década de 1990
aún en los ciclos de crecimiento económico se incrementaban el desempleo y la
precariedad laboral, la tendencia actual ha mostrado hasta el momento un rasgo
incorporador de fuerza de trabajo.

En paralelo al proceso de asalarización se fue consolidando otra tendencia de signo


más positivo para la integración social: el incremento sostenido del empleo registrado
(con cobertura social) y desde fines de 2004 el estancamiento del empleo no
registrado, trayendo aparejado como corolario un paulatino cambio de composición de
los trabajadores asalariados. Los “empleadores”, que refieren a los propietarios de
capital, aumentaron su número con un ritmo lento pero constante luego de la crisis de
2001-2002 e incrementaron su participación más de un punto porcentual entre los
ocupados. Se trata de dueños de medianas y pequeñas fábricas, comercios y
empresas de servicios que florecieron al abrigo de la protección cambiaria y los
estímulos de la creciente demanda interna de bienes de consumo. Por su parte, las
ramas que más absorben empleo estatal como los servicios sociales y de salud,
administración-defensa y educación se expandieron entre un tercio y un cuarto
respectivamente respecto de su volumen inicial. En todas las ramas se produjo un
mayor crecimiento relativo del empleo registrado sobre el no registrado. Estas
tendencias se frenaron en 2009 por el impacto de la crisis internacional, pero
continuaron su expansión con el retorno del crecimiento económico hacia fines de
2009. Sin embargo, en 2010 y 2011 el incremento del empleo fue más lento de lo que
había sido los años previos, a pesar de lo cual se mantuvo la tendencia de mayor
dinamismo del empleo registrado. Si bien el crecimiento de la mano de obra asalariada
en la industria manufacturera en el período 2003-2011 fue importante, aún no alcanza
en cifras absolutas el nivel que registraba en 1998.
Resumen de Nico Maggi

Dinámicas emergentes: Uno de los rasgos distintivos de este breve pero intenso
período fue una recomposición de la clase trabajadora consolidada conformada por un
sector de la clase obrera calificada inserta en grandes y medianas empresas de los
sectores más dinámicos de la economía (automotrices, petroquímica, siderurgia,
minería, agroindustriales, entre las principales) y la recuperación del sector asalariado
de las clases medias bajas. Unos y otros apoyados en el fortalecimiento de los
sindicatos tanto en su densidad como en su capacidad para negociar los salarios,
fueron mejorando su posición relativa en la estructura social al tiempo en que se
profundizó una tendencia precedente: la frontera entre los trabajadores asalariados no
manuales y manuales se volvió más difusa por una participación económica creciente
de los obreros. En este marco, el movimiento sindical, dejó atrás la política defensiva
de la década de 1990 contra los despidos, el desempleo y la flexibilización laboral, y
desarrolló una política ofensiva orientada hacia el aumento de salarios, la disminución
de las condiciones de explotación y la ampliación de la cobertura laboral junto a la
sindicalización de los trabajadores. Estas problemáticas difieren del incremento de la
exclusión, la marginalidad y los nuevos pobres que caracterizaron a la década de
1990. El progresivo incremento de los salarios a través de la negociación colectiva,
acompañado por un proceso de disminución de las desigualdades salariales tendió a
mejorar la posición relativa de los obreros calificados en la estructura social,
obteniendo en ocasiones mejoras salariales más altas que sectores asalariados de las
clases medias “fuera de convenio” y otros cuenta propia o pequeños propietarios de
capital. Esta dinámica impulsa la regeneración de dos tipos de problemáticas en la
estructura social: i.) Por un lado, se observa un retorno de los conflictos de clase por la
apropiación del ingreso típicos del modelo de acumulación capitalista basado en la
Industrialización por Sustitución de Importaciones en el que la relación salarial se
extendía en el mundo del trabajo. Palomino y Trajtemberg trazan un recorrido de la
negociación colectiva desde la década de 1990 hasta la actualidad, mostrando que la
misma experimentó desde 2005 un crecimiento exponencial: mientras en la década
pasada los convenios colectivos de trabajo rondaban en promedio los 200, en 2011,
alcanzaron los 1600, una cifra ocho veces mayor. También se incrementaron los
conflictos laborales con paro y la cantidad de huelguistas, en particular en el ámbito
público. El impulso de la economía y de la inflación, le otorgan un carácter conflictivo al
período en la carrera por la distribución del ingreso. En un trámite acelerado, los
obreros y parte de los trabajadores de cuello blanco fueron experimentando mejoras,
obteniendo incrementos salariales por encima del aumento de precios, al tiempo que
mejoró el perfil distributivo. ii.) Por otro lado, se manifiesta en la estructura social una
aceleración de procesos de “inconsistencia de estatus”, en la medida en que el estrato
formal y calificado de la clase obrera ha adquirido mejoras económicas periódicas en
un contexto inflacionario que les permitió sobrepasar en la carrera por apropiación del
ingreso a un sector significativo de las clases medias. Estas últimas apoyadas sobre
una pretensión de mayor prestigio social desarrollan actitudes y comportamientos
reactivos al avance de los obreros al tiempo que buscan imitar sus prácticas de
afiliación sindical. Los estratos de clase media conformados por profesionales,
docentes, empleados públicos, empleados de oficina de grandes y medianas
empresas, ampliaron sus fronteras y mejoraron su posición económica en relación al
período de crisis e incluso la década de 1990, contribuyendo a abrir canales de
ascenso desde las clases populares, sobre todo para los hijos/as del sector más
calificado e integrado. Si bien la tendencia dominante de los años recientes ha sido la
Resumen de Nico Maggi

de un proceso de recomposición social, un segmento importante de las clases


populares aún no ha podido salir de una situación de pobreza y precariedad laboral.
Algunos indicadores basados en la distribución personal del ingreso muestran que el
nivel de desigualdad, tanto en los ingresos de los ocupados como los ingresos
familiares, disminuyó en el período 2003-2011. Sin embargo, dicha disminución no fue
suficiente para revertir el largo deterioro distributivo que tuvo lugar en el país desde
mediados de la década de 1970, presentando en la actualidad un nivel alto similar al
de mediados de la década de 1990. Para los asalariados no registrados y trabajadores
por cuenta propia de baja calificación, la salida de la crisis de 2001-2002 implicó una
cierta mejora de sus ingresos. La recuperación del trabajo, aunque sea precario,
implicó efectos favorables en la organización y reproducción de la vida cotidiana. En
esta línea, la asignación universal por hijo aplicada recientemente ha mejorado sus
ingresos, no obstante, para un segmento importante de las clases populares todavía
no se han abierto canales efectivos de movilidad ascendente. En el contexto actual,
entre las principales privaciones de este estrato se encuentran la carencia de una
vivienda digna, el hábitat deficitario, la sobreexplotación económica y la falta de
protección laboral.

Reflexiones finales: Visto en perspectiva, el perfil de la estratificación social en


Argentina en la actualidad condensa las huellas de dos procesos sucesivos de distinta
direccionalidad. Por un lado, aún persiste un alto nivel de desigualdad y un sector
importante de las clases populares conservan marcas de la exclusión social que
implicó la etapa de hegemonía neoliberal. Por otro lado, desde 2003 es posible
constatar un proceso de recomposición social aún en ciernes que ha implicado una
expansión de sectores importantes de la clase obrera y las clases medias. Si la
desindustrialización y el declive del mundo obrero significaron una doble pérdida: de la
estabilidad laboral y la acción sindical como fuentes de acceso a mejores condiciones
de vida, los cambios en los años recientes en el marco de una nueva etapa de
desarrollo económico-social, han marcado algunas inflexiones tanto en el tamaño
relativo de las clases como en algunas dinámicas propias del sistema de estratificación
social. En las clases medias, se constató el aumento relativo de los grupos
ocupacionales asalariados, en especial del estrato medio bajo, compuesto por
docentes, trabajadores calificados de la salud y empleados de rutina de la
administración pública y privada. En las clases populares, se expandieron los grupos
ocupacionales calificados y disminuyeron su peso relativo los trabajadores cuenta
propia no calificados y los obreros no calificados en la industria y los servicios, en
donde los niveles de precariedad laboral son mayores. Apoyados en el fortalecimiento
de los sindicatos la clase obrera calificada y parte de las clases medias asalariadas
fueron mejorando su posición relativa en la estructura social. A diferencia de la década
de 1990 en la que se popularizó el concepto de “nuevos pobres” para conceptualizar la
caída de estos grupos, en los comienzos del siglo XXI, se ha observado un proceso de
sentido inverso: la ampliación de las clases medias en términos de ingresos por la
recuperación de fracciones de esta clase anteriormente empobrecidas y la
incorporación de algunos grupos de las clases populares que en el ciclo reciente de
crecimiento económico lograron mejorar sus ingresos.

EJE 2: La nueva cuestión social: La nueva configuración social luego de los ’90,
características de los grupos dominantes, fragmentación de las clases medias y
sectores populares. Pobreza y exclusión social. Indicadores LP, NBI, vulnerabilidad
Resumen de Nico Maggi

social, desintegración y nuevos pobres. Los efectos de la nueva configuración


posconvertibilidad: Problemática alimentaria y desnutrición, el quiebre de las
instituciones de integración social: familia, escuela. La nueva sociabilidad juvenil,
jóvenes, educación y trabajo.

FICHA 7180. Lado – La metamorfosis del capitalismo.


Ficha de cátedra.
La cátedra toma posicionamiento en torno a las interpretaciones teóricas de la CEPAL
y su posterior derivación, la teoría de la dependencia que sostienen que el desarrollo
de los países centrales ha sido posible por la relación de apropiación, expoliación y
explotación de recursos de las sociedades colonizadas, y como contracara, el
subdesarrollo de estos países. Desarrollo y subdesarrollo serían dos caras de la
misma moneda, donde los condicionamientos económicos y políticos impuestos por
las potencias hegemónicas posibilitaron el desarrollo de los países centrales y la
dependencia de los países periféricos.

España, colonización y acumulación originaria: La conquista española implica


situarla como una empresa que implicó no sólo la conquista, la imposición sobre parte
del territorio americano, sino también un proceso de colonialismo interno y la
conformación al mismo tiempo de España como estado nación, que implicó la
expulsión de los judíos y los musulmanes de toda la península Ibérica. Dicha empresa
de carácter “mercantil salvacionista” combina la doctrina mercantilista, que rige en
Europa desde el siglo XV al XVIII y que fundamenta la riqueza de los países en la
posesión de metales preciosos, con una profunda intención evangelizadora sobre la
población de los territorios conquistados.

A partir de la conquista y colonización, la vida colectiva de la población americana, ya


no se orienta hacia la satisfacción de sus propias necesidades exclusivamente, sino en
función de los intereses de las Metrópolis. La fuerte reglamentación comercial y el
establecimiento del monopolio sumado a la inexistencia de una flota española que
garantizara los suministros necesarios para la vida en las colonias favoreció el
desarrollo de la producción industrial local en zonas relativamente cercanas a los
espacios extractivos privilegiados. Parte de la América colonial quedó al margen de
esta necesidad de desarrollo de industrias propias por el desarrollo de actividades del
contrabando en áreas menos interesantes para el objetivo extractivo. Hasta mediados
del S.XVIII los productores americanos podían competir el precio y calidad con los
productos europeos mediante un capitalismo de tipo colonial que utilizaba gran
cantidad de fuerza de trabajo.

En 1776 España reorganiza el territorio con la creación del Virreinato del Río de la
Plata. A partir de ese momento, se irán configurando otros espacios que van a ir
adquiriendo cada vez más importancia en el intercambio comercial y va a ir sentando
las bases y condiciones de la posterior centralidad del puerto de Buenos Aires. La
expulsión de la clase comercial (judíos y musulmanes), sumada a que la unidad
política no le correspondió una unidad administrativa y tributaria dificultó el desarrollo
manufacturero de España, que presentaba un desarrollo muy pobre respecto a de
Resumen de Nico Maggi

otros países europeos como Inglaterra y Francia. Como su producción manufacturera


era escasa, España importaba productos de países extranjeros que estaban
interesados en recibir parte de la renta de la explotación extractiva. De la acumulación
originaria que le generaba la extracción de metales y la explotación de las áreas
colonizadas financiaba las industrias manufactureras francesas e inglesas y cumplió
un rol central en la consolidación de la estructura industrial inglesa. La
complementación de procesos económicos como el acercamiento de los campos, la
revolución agrícola, y la consecuente revolución industrial, fueron las condiciones que
permitieron la consolidación de Inglaterra como potencia hegemónica. La riqueza
acumulada por el intercambio comercial se utilizó para establecer una nueva división
del trabajo internacional, convirtiendo a las tierras colonizadas en una fuente de
recursos para un posterior capitalismo industrial dinámico y en expansión”.

A finales del S.XVIII, grandes avances científico-tecnológicos aplicados al desarrollo


industrial permiten que Inglaterra produzca gran cantidad de mercaderías en menor
tiempo y costo. La Revolución Industrial inglesa afectará al mundo entero y pondrá a
Inglaterra por encima de otras potencias. La saturación del mercado interno inglés
lleva a que Inglaterra necesite nuevos mercados donde colocar el excedente de su
producción. Este hecho impulsa la búsqueda de nuevos territorios comerciales y el
despliegue de diferentes estrategias para conseguirlos: la invasión directa, la
diplomacia y la intervención indirecta (económica). El desplazamiento de España por
parte de Inglaterra redefine la problemática económica latinoamericana: el
neocolonialismo inglés consolida y refuerza todas aquellas estructuras que posibilitan
el cumplimiento de la relación subdesarrollante, pero provocará una redefinición del
peso de los distintos sectores económicos de América Latina.

Inglaterra, hegemonía y neocolonialismo: en 1806 y 1807 se produjeron en el Río


de la Plata “las invasiones inglesas”. Luego de la invasión Napoleónica a España en
1808, España firmó con Inglaterra en 1809 el tratado de Apodaca-Canning en el que
acordaron luchar contra el enemigo común, la apertura de las colonias al comercio con
Inglaterra y la apertura del puerto de Buenos Aires. Este hito marca el inicio de la
dominación económica inglesa en el Río de la Plata, el paso de la hegemonía
española a la inglesa y el paso del colonialismo al neocolonialismo inglés que pone a
América Latina bajo su área de influencia.

En Argentina, luego de la revolución de mayo, es la Junta Grande la que limita la


introducción de artículos ingleses al interior del país. Esta situación dura poco tiempo,
se va a lograr el ingreso de productos que terminan compitiendo con los productos
locales. “El proceso de penetración inglesa abrirá en América Latina la etapa
Neocolonial, cuya función principal será asegurar un mínimo orden interno para que se
posibilite la entrada de manufacturas. El comercio británico jugará en esta etapa un rol
fundamental, operando en base a la producción y a la experiencia de los británicos en
el campo mercantil. Los comercios británicos instalados en el Río de la Plata
desplazan de las actividades comerciales a criollos y españoles residentes, que
comienzan a dedicarse casi exclusivamente a las actividades ganaderas del cual se
extrae el cuero, sebo y tasajo. Ese es el comienzo de lo que se conocerá como la
Oligarquía Terrateniente Argentina. La consolidación de los procesos
Resumen de Nico Maggi

independentistas, la unidad hispanoamericana propulsada por Simón Bolívar y José


de San Martín y los movimientos nacionalistas de las montoneras del Río de la Plata
se transforman en un potencial peligro para los intereses británicos, por lo que
impulsa una política de empréstitos a los países aun sabiendo que eran insolventes,
empréstitos a altos intereses y por lo que los estados hipotecaron su producción y
Buenos Aires sus tierras provinciales. El período que va de 1829 a 1851, durante los
gobiernos de Rosas como gobernador de la Provincia de Buenos Aires, se
implementaron políticas proteccionistas de la industria nacional. La consolidación
del período neocolonial se produce entre los años 1850 y 1870, período en que los
países americanos organizan sus estados-nación y tienen independencia política
pero las políticas económicas y su papel en la economía mundial son dirigidos por
Inglaterra.

Imperialismo y catástrofes : Alrededor de 1873 se presenta la primera gran crisis


del capitalismo, un desequilibrio profundo de la relación capital/trabajo. La fusión
de capitales para el desarrollo de la revolución de los transportes fue gestando el
capital de tipo monopólico, que sale fortalecido de la crisis y que logra imponer nuevas
reglas de juego en la división internacional del trabajo cuyo lógico perdedor fue la
clase obrera. A partir de 1914 los nuevos enfrentamientos entre países serán por un
reparto diferente del mundo, cuestión que se dirime en la Primera Guerra Mundial
que pone sobre el tapete la posibilidad de la dominación a escala planetaria, la
creación de un único mercado mundial y la consolidación de EEUU como potencia
mundial y acreedor de los países europeos. El final de la guerra, la derrota de
Alemania y la imposición de condiciones de rendición imposibles llevaron al
capitalismo a sufrir su Segunda Gran Crisis, la crisis de 1930. Fue un período de gran
crecimiento de la pobreza, y fue también el período donde se comienza a descreer
de los mecanismos democráticos. La crisis del ´30 fue una crisis de
endeudamiento de los países europeos por un lado y sobreproducción capitalista
por el otro: el capitalismo empezó a producir a gran escala con una clase obrera muy
mal paga y por lo tanto una flaca demanda para ubicar sus propios productos. La crisis
tuvo como efecto inmediato el crecimiento de la pobreza en general y una profunda
crisis de las relaciones comerciales internacionales. La salida de la crisis se dio de la
mano de la de Keynes, de desarrollo y expansión del mercado interno, de expansión
de la demanda y por consecuencia la producción, y la generación del llamado “círculo
virtuoso del capitalismo” que llevó a lo que se conoce como Edad de Oro del
Capitalismo. En julio de 1944 se realiza la conferencia de Breton Woods en la que se
establecen nuevas reglas para las relaciones comerciales-financieras
internacionales, reglas que son promovidas por los países industrializados para
poner fin al proteccionismo comercial. Allí se estableció la creación del Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial y se estableció el dólar como moneda
de referencia internacional, aunque se sostenía el patrón oro de respaldo. Se
presentaron dos propuestas, la británica elaborada por Keynes, que promovía un
ordenamiento más democrático y sin jerarquía entre países, y la propuesta
norteamericana que, dado su papel fortalecido como potencia, logra imponer un orden
jerárquico de países de acuerdo con cuotas de participación económica. El acuerdo
fue firmado en principio por 44 países entre los que se encontraban las potencias de
Europa Occidental, la URSS y China. El 24 de octubre de 1945, finalizada la Segunda
Guerra Mundial, se funda la Organización de las Naciones Unidas, como organización
Resumen de Nico Maggi

global dedicada a la cooperación internacional en asuntos de paz, derechos, desarrollo


económico y social, asuntos humanitarios y DDHH.

Ficha 2056: Tensiones mundiales, multipolaridad relativa y


bloques de poder en una nueva fase de la crisis del orden
mundial. Perspectivas para América Latina, Gabriel Merino.
A nivel regional también el comienzo del nuevo siglo trae en la región una nueva
etapa política con indudables consecuencias geopolíticas. Emir Sader (2009) la
denomina como una etapa post-neoliberal, de ruptura con el Consenso de
Washington y con el programa de ajuste del Estado, privatizaciones, flexibilización
laboral y apertura externa. Se da una convergencia entre proyectos desarrollistas o
desarrollistas, nacionalistas populares y “anticapitalistas” o de los denominados
“socialismo del siglo XXI”, que tienen en común su oposición al proyecto neoliberal y la
necesidad de plantear otras formas de integración regional para avanzar en grados de
soberanía relativa. En términos de integración, distintos autores han identificado esta
etapa como “regionalismo post-liberal”, en el sentido de que el acento ya no está
puesto en el libre comercio y las políticas para atraer capitales, sino en las estrategias
para la acumulación de poder regional, la integración política y social, la
complementación productiva.

Por su parte, Briceño Ruiz (2013) lo caracteriza como un período que se destaca por
el fin de la hegemonía de la “integración abierta” y Alves Teixeira y Desiderá Netto
(2012) definen el período como el del resurgimiento del regionalismo desarrollista
opuesto al regionalismo liberal. Desde esta perspectiva, podemos observar un
enfrentamiento entre un creciente regionalismo autónomo —que cuestiona el papel de
periferia en el orden mundial e intenta establecer estrategias de desarrollo endógeno y
construir un bloque de poder regional— y el regionalismo dependiente —que no
cuestiona el lugar de periferia y el papel en la división internacional del trabajo,
privilegia la alianza con “Occidente” (en particular con EEUU) y busca estrategias de
adaptación al capitalismo mundial—, generalmente denominado como un regionalismo
abierto al mundo, centrado en el libre mercado. El avance del regionalismo
autónomo llega a una de sus máximas expresiones de avance en febrero de 2010
con la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericana y Caribeña
(CELAC), acuerdos estratégicos con China y Rusia por parte de los países del eje
ALBA-MERCOSUR en 2014 y 2015, que se profundizan a partir del conflicto en
Ucrania y la agudización de las tensiones entre las fuerzas unipolares y las fuerzas
que pretenden avanzar en el multipolarismo.

Los acuerdos de los BRICS en la cumbre de Fortaleza (Brasil) en julio de 2014 para
crear una nueva arquitectura financiera mundial son parte de este avance. A su vez,
debemos sumar la profundización de los acuerdos de inversión, swaps con los Bancos
Centrales, acuerdos en los foros internacionales y los acuerdos en materia político-
estratégica de Rusia y China en la región con los países del ALBA-MERCOSUR.
Aunque todo ello tiene el riesgo de establecer acuerdos sin conformar un bloque de
poder propio, con negociaciones individuales por país, manteniendo el carácter de
países abastecedores de materias primas a un nuevo centro industrial mundial y, por
lo tanto, manteniendo relaciones asimétricas de dependencia.
Resumen de Nico Maggi

Sin embargo, en contraposición a la tendencia mencionada, a partir de junio de 2012


se pone en funcionamiento la Alianza Pacífico (AP) conformada por Perú, Colombia,
México y Chile, en estrecha relación con el Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica, bajo los pilares del llamado “regionalismo abierto”. Este está centrado en
la libertad de comercio, la atracción de las inversiones extranjeras, los acuerdos de
libre comercio con distintos países y bloques regionales a nivel mundial, la explotación
de las ventajas comparativas estáticas, la hiperespecialización productiva y el
desarrollo puesto en relación con la integración en el capitalismo global y las cadenas
globales de valor dominadas por las empresas transnacionales.

La Alianza Pacífico, junto con el Acuerdo Trans-Pacífico están en línea con la visión
del polo de poder angloamericano de avanzar en el terreno económico-financiero,
desplazar a otras potencias y debilitar la construcción de un bloque regional de mayor
autonomía geopolítica que amenace sus posiciones dominantes En respuesta a la
Alianza Pacífico y al freno relativo de la UNASUR, se intentó producir una integración
cruzada entre los países del ALBA y del MERCOSUR para fortalecer un bloque
regional. Ello se observa a partir de la dilatada incorporación de Venezuela al
MERCOSUR, la firma de un protocolo en ese mismo año para la incorporación de
Bolivia y los acuerdos para la incorporación de Ecuador. Con estas incorporaciones, el
MERCOSUR controlaría las mayores reservas energéticas, minerales, naturales y de
recursos hídricos del planeta y pasó a constituirse como el bloque con mayores
reservas mundiales de petróleo.

Por otro lado, entre Argentina y Brasil se produce el 25% de la proteína vegetal del
mundo. Además, la región posee el 55% de las reservas mundiales de litio, elemento
central para el almacenamiento de energía cuya demanda se ampliará enormemente
con el desarrollo de la industria automotriz con motorización eléctrica. Sin embargo,
durante estos años no pudieron resolverse los problemas de complementación
productiva, la debilidad de las cadenas de valor regionales y la falencia en el desarrollo
de núcleos productivos-tecnológicos estratégicos para el desarrollo endógeno de las
fuerzas productivas. Estas debilidades se hicieron más visibles con la caída del precio
de los commodities, tras el conflicto en Ucrania, que achicó enormemente los ingresos
de la región. Es decir, se vuelven evidentes los problemas de primarización de estas
economías, su grado de concentración y de extranjerización, y su falta de integración.

La debilidad en el plano económico para realizar los objetivos que se propone, intentó
compensarse en el espacio MERCOSUR-ALBA a través de la conformación de una
identidad latinoamericana y el fortalecimiento de los vínculos a partir de las
coincidencias políticas, pero que no superaron en general los acuerdos entre
gobiernos. La demora en la construcción de un “Estado Continental” es un gran
problema que impide tener a la región la estatura política suficiente que le permita ser
un actor mundial con proyecto propio. La mirada integradora del regionalismo
autónomo siguió gobernada por la concepción de articulación de “Estados nacionales”,
lo cual constituyó una traba fundamental para el desarrollo regional. Este nuevo
escenario, con las presiones sobre la región que se multiplicaron por la agudización de
las contradicciones y tensiones mundiales, las propias debilidades señaladas y el
estancamiento del proceso de integración generaron una situación de reflujo, pero no
necesariamente de fin de ciclo del regionalismo autónomo. El avance a nivel
gubernamental en el núcleo del MERCOSUR (Argentina y Brasil) de fuerzas que se
Resumen de Nico Maggi

declaran a favor de la integración en la Alianza Pacífico, propician el retorno a las


políticas de libre comercio y de re-alineamiento con “Occidente” y en particular con
EE.UU, modifica profundamente el escenario regional. Si bien todavía no hubo más
que declaraciones de los nuevos gobiernos y no se han tomado decisiones
estructurales, la posibilidad de anular la normativa del MERCOSUR que impide
realizar tratados de libre comercio bilaterales desestructurar completamente el bloque
regional, como pasó con la Comunidad Andina. A esto se suma la profunda crisis que
atraviesa Venezuela, el tercer país en magnitud del MERCOSUR, donde existe un
empate de fuerzas que se expresa como crisis orgánica del Estado. Con ello se hizo
evidente que, del conjunto de los bloques de poder emergentes, el bloque regional de
América Latina era uno de los eslabones más débiles.

Conclusiones: A partir del estallido de la crisis en Ucrania nos encontramos en la


sexta fase de la crisis global. Esta fase anuda una crisis económica de cada vez
mayor profundidad, propia de la transición capitalista que vivimos —donde se pone de
manifiesto los problemas de sobreacumulación del capital, problemas de realización y
límites de la financiarización—, con una agudización de los enfrentamientos entre
bloques de poder. Son las dos caras de la moneda en la transición histórica. La línea
de enfrentamientos entre bloques de poder entre bloques centrales y bloques
emergentes, aunque existan matices y tensiones. Dichos enfrentamientos, en este
nuevo momento, han pasado a ser directos y en escenarios principales, como por
ejemplo en Ucrania o el mar de China meridional. También se hacen más evidentes e
intensos en escenarios secundarios como en Siria. Por otro lado, estos
enfrentamientos y avances de poderes emergentes se expresan en la aparición de una
nueva institucionalidad internacional y en un conjunto de acuerdos económicos,
políticos y estratégicos. Estos cambios en las relaciones de poder a nivel mundial,
abonan una creciente situación de multipolaridad relativa.

Las pujas estratégicas globales surcan la región de América Latina profundizando el


enfrentamiento entre una forma de regionalismo que prioriza el alineamiento con
“Occidente”, y el regionalismo autónomo, que prioriza la construcción de un bloque
regional y las alianzas con los bloques emergentes en el marco de los BRICS. Hoy hay
un claro avance del regionalismo abierto o dependiente desde la perspectiva de
autores desarrollistas, haciendo visible las debilidades del regionalismo autónomo, la
distancia entre los objetivos planteados con lo realizado en estos años y el retroceso
en los intentos de conformar un Bloque de poder regional. Sin embargo, ello no implica
necesariamente un fin de ciclo del regionalismo autónomo, no sólo porque se
mantienen gobiernos de países y numerosas fuerzas políticas bajo este paradigma, a
pesar de las grandes diferencias existentes aun dentro de él, sino porque en el mundo
existe una situación de transición histórica y agudización de las tensiones entre
bloques de poder que vuelve inestable cualquier situación particular.

Este debate pone en discusión la relación de la región con los distintos bloques de
poder, los modelos de desarrollo social y los modelos de integración, en un escenario
multipolar de crecientes tensiones. Un escenario donde los bloques centrales se
enfrentan, en un mundo en transición y crisis capitalista, a los desafíos de poderes
emergentes que cuestionan el viejo orden mundial en crisis y el nuevo orden de
gobernanza global pensado por los actores dominantes del viejo orden.
Resumen de Nico Maggi

Ficha 2062 - Más de un siglo de condicionamientos


internacionales - Pacenza
Los vínculos internacionales con América Latina desde la colonización europea hasta
la actualidad pueden ser estudiados por las ciencias sociales desde dos puntos de
vista:

● Teoría desarrollista: interpretan la relación internacional como un vínculo


necesario para la salida de la etapa de subdesarrollo y el logro del crecimiento
económico, tiene una visión positivista y considera al subdesarrollo como una
etapa previa al desarrollo, lo que le permitiría llegar a esta etapa sería la
inversión de capitales.

● Teoría de la dependencia: plantea que el desarrollo de los países centrales


está financiado por la explotación y apropiación del excedente de producción
de los países periféricos. Desarrollo y subdesarrollo son dos caras de la misma
moneda. El subdesarrollo hace posible el desarrollo de los países centrales. El
condicionamiento económico y político de las potencias hegemónicas hacia
nuestros países posibilitó el desproporcionado crecimiento de los países
centrales y la pobreza y dependencia de los países periféricos.

Características fundamentales del capitalismo como sistema:

● Es un sistema mundial polarizado en centros hegemónicos, metrópolis y áreas


dependientes, ligados entre sí con relaciones de explotación. El sistema
colonial es un factor para el surgimiento del capitalismo que opera sobre
nuevas bases. El pasaje a formas superiores de organización social es
imposible sin la explotación subdesarrollante de las otras áreas.
● La característica esencial (explotación subdesarrollante) permanece inmutable
pero las formas que asume van cambiando en función de los cambios
operados en los países centrales. En los 50 se produce la integración
económica mundial con el objetivo de captar los mercados de nuestros países
asociándose con los industriales nacionales. En los 60 explotación de
manufacturas, exportación de capitales, acoplamiento de las industrias nativas)

España y la relación colonial: España coloniza a América en una etapa de pre-


capitalismo comercial y crea estados coloniales dependientes del rey. Buscaban
materias primas o metales preciosos, reclamados por el mercado mundial y mano de
obra indígena fácilmente explotable. Estos descubrimientos abrieron un periodo de
expansión en la vida económica europea: nuevos lugares para el comercio, nuevos
mercados para los productos del país, nuevos artículos. Esto dio inicio al subdesarrollo
en nuestro continente y una intensa actividad comercial para Europa. Las
desigualdades entre el desarrollo del Sur y del Norte son explicadas por las ventajas
de cada terreno y las condiciones materiales que la nueva situación les impone, y no
como se creía, por la cultura de cada país colonizador. En el sur se creó la
encomienda porque se encontró con cultivos de exportación y mano de obra
explotable, no porque eran fieles a su proyecto feudal. En el norte los ingleses se
encontraron con un territorio de tierra virgen. Se organizan a partir del trabajo familiar
en pequeñas granjas acompañado de la industria artesanal. Grandes bosques y la
Resumen de Nico Maggi

cercanía del mar lleva a la construcción de barcos siendo la base de producción


industrial. Este periodo se caracterizó por el monopolio comercial (Buenos Aires es
puerto cerrado hasta 1776, el comercio está reglamentado entre la metrópoli y las
colonias), la promoción de monocultivos agropecuarios sobre la base de trabajo
esclavo de indios y negros y el predominio del sector exportador. No estaba interesado
en el desarrollo manufacturero lo que permitió el desarrollo manufacturero de la
industria.

Proyecto hegemónico inglés: A fines del siglo XVIII se produce la disgregación del
imperio español. España no logra superar su etapa mercantil y se hace cada vez más
dependiente de los centros industriales. Para esta época las industrias textiles
ocupaban un lugar indiscutible y los artículos manufacturados provenientes de lana,
seda y lino representaban los mayores volúmenes de intercambio comercial. Francia e
Inglaterra eran los grandes competidores en este comercio mundial. Francia llevaba
cierta ventaja hasta el advenimiento del maquinismo que se pondrá en manifiesto en la
Revolución Industrial. Estos inventos aplicados al campo de la industria por parte de
Inglaterra fueron una respuesta a las oportunidades comerciales que eran cada vez
mayor, pero en un principio la economía inglesa depende de la expansión de los
comercios extranjeros, lo que le daba la oportunidad de colocar productos en zonas
marginales de otras potencias (como América Latina).

Dos revoluciones se dan en Inglaterra: agrícola e industrial. En tal siglo se desarrolló


al máximo el capitalismo mercantil beneficiando al país que estaba en mejores
condiciones para explotar un mercado mundial en creciente expansión, y este era
Inglaterra. La revolución industrial transforma a este país en el taller del mundo
produciendo un crecimiento de la producción que necesita de nuevos mercados de
colocación y buscará en el espacio socio económico mundial la solución que su propio
desarrollo ha generado. La incorporación de América Latina bajo su área de influencia
se da previo a la emancipación. La independencia de las colonias norteamericanas
que eran sus mercados más fuertes genera mayor interés por el sur. En un primer
momento intenta la conquista directa (invasiones inglesas en 1808) y luego apoyará
las guerras de la independencia contra España (mientras ésta es invadida por
Napoleón). Comienza acá la Etapa Neocolonial con la penetración de Inglaterra en el
continente. La función: asegurar orden interno para que posibilite la entrada de
manufacturas. El comercio británico operará en base a la producción y la experiencia
en el campo mercantil. Se ve migración en busca de fortuna con el objetivo de actuar
como condicionantes de la política local mediante la creación de cámaras comerciales
y otras organizaciones de tipo mercantil. Los acontecimientos que marcan la
diferencia de Europa en esta época son:

● Uso extendido en Inglaterra de la energía mecánica,

● Rápido progreso de ultramar y crecimiento de EEUU como mercado y


fuente de abastecimiento de Europa,

● Derrota de Francia ante Inglaterra en ámbito comercial, industrial y naval,

● Apertura de América Latina a Londres y la total destrucción en Europa de


los resabios feudales.
Resumen de Nico Maggi

En 1873 aparece la formación de monopolios produciendo la concentración de


capitales, la libre empresa y libre comercio que fomentaban las empresas individuales
y mantenían equilibrio entre ellas sin tener una más poder que la otra, comienza a
decaer por la acumulación de capital dada en la revolución técnica, creando la
necesidad de contar con más capital para iniciar el proceso productivo, imposible de
ser aportado por solo un empresario, dando como resultado la unión de capitales y la
corporación moderna, comienza la fase competitiva del capitalismo. Dentro del capital
monopólico cobra gran importancia el Ferrocarril, siendo Inglaterra pionera en esta
industria: Refuerza el proceso de concentración y exportación de capitales, produce
desarrollo de industrias conexas (carbón, hierro) y una nueva tecnología basada en la
ciencia (química, ingeniería), amplía hasta el límite máximo el mercado interno,
acelera el proceso integracionista mundial, se complementa con el comercio ultramar,
acelera en las zonas periféricas el traslado de capitales dando lugar a inversión de
capitales en gran escala.

1873 en adelante: En 1873 como vimos anteriormente se produjo la concentración


de la producción y del capital que crea el monopolio, se fusionan el capital
bancario con el industrial y forman las compañías de acciones. Los países coloniales
buscan extender sus espacios coloniales con el objeto de obtener nuevos mercados,
asegurarse fuentes de abastecimiento de materias primas y alimentos y para evitar
que países rivales ocupen los territorios. Hay una terminación del reparto territorial del
mundo entre las potencias más importantes, por lo que luego habrá disputas por un
reordenamiento de tal. Las luchas por el derecho a explotar regiones menos
desarrolladas se expresarán en 1914 con la Primera Guerra Mundial. Surge la URSS
(Unión Soviética) redefiniendo la problemática, combinándose en el mundo disputas
entre un estado socialista y países hegemónicos capitalistas con desarrollo y
crecimiento de los movimientos de liberación tercermundistas.

Estados Unidos: Hacia mitad del siglo XVII el norte y el sur eran exportadores de
materias primas, pero en el norte existía manufactura de autoconsumo desarrollado
por artesanos. En el sur no se manufacturaba nada, tenían cultivo de plantaciones
para la exportación. Las características del norte hicieron posible comerciar con el sur
y con países tropicales, dándose el desarrollo industrial sobre la base de un
colonialismo interno que los sectores manufactureros del norte sobre el sector
agrícola en su conjunto. Este territorio poseía la ventaja de que el 40% del
abastecimiento mundial de hierro provenía de allí y además poseían la mitad de los
yacimientos de carbón en un mundo donde la base de las industrias está dada por el
uso de estos dos materiales. Se le suma a su vez sus riquezas naturales (dos
océanos, entorno geográfico excepcional) y el constante crecimiento del mercado
interno debido a las corrientes migratorias. Luego de la guerra civil ingresa, en la era
del ferrocarril, hay una transformación de la agricultura. Esta fue una gran
característica de la nación que lo convirtió en el granero del mundo, teniendo un
crecimiento económico cada vez mayor. Comienza a explotar las debilidades de
Inglaterra y en 1850 se inicia la expansión continental y más tarde la extracontinental,
en búsqueda de materias primas para el desarrollo de la manufactura, las que no
tenían en cantidad suficiente (caucho, seda) En 1880 se termina en EE.UU la época
del libre campismo, más tarde se produce la fusión de la industria y de los bancos que
tendrá efectos en la construcción de una nueva hegemonía.
Resumen de Nico Maggi

Hegemonía inglesa a EEUU: El ascenso de EEUU al lugar de primera potencia se da


por la Primera Guerra Mundial la cual permite consolidar su hegemonía. Las
naciones europeas dedicaban su producción manufacturera a la producción de
alimentos, EE.UU. se convierte en abastecedor de alimentos y mercadería a las
naciones en guerra. En principio lo pagan con oro, luego dinero recibido por la venta
de sus títulos e intereses norteamericanos, con lo que se produce la nacionalización
de la economía de los estados unidos para pasar a solicitar créditos de los banqueros
estadounidenses, se convierte así en nación acreedora mundial. En 1917 los países
aliados empiezan a sentir la bancarrota financiera, dada la imposibilidad de seguir
endeudándose. EE.UU le declara la guerra a Alemania, dejando como saldo el
debilitamiento de las naciones europeas y la fortaleza absoluta de EE.UU. Así se
convierte en la potencia manufacturera y financiera más grande del mundo
capitalista. El rasgo más importante del periodo de desarrollo hacia afuera (desde fines
del siglo XIX hasta 1930) es la estrecha vinculación económica comercial y financiera
internacional que se traducía en el predominio de la libra esterlina.

Mundo Postguerra- Guerra Fría: En la Segunda Guerra confluyen varios procesos:


Guerra imperialista producto de la pugna de diferentes potencias con el objetivo de
encontrar nuevos mercados y materias primas que se ve en enfrentamientos como
Alemania contra Inglaterra en Europa, EE.UU contra Japón en el pacífico y contra
Alemania en Europa, el enfrentamiento capitalista y socialista y una guerra de
liberación en Asia integrándose China en el bloque soviético, mientras en América
Latina se desarrollan movimientos tercermundistas que cuestionan la dominación de
ambas potencias. Esta guerra conlleva a cambios grandes en las condiciones
geopolíticas del momento conformado por grandes ejes de confrontación alrededor
de centros imperiales, esto se ve en el surgimiento de la URSS como centro
dominante de un bloque de poder mundial, se produce la estructuración de un sistema
bipolar, en el que los nacientes bloques de poder se conforman a través de una
potencia central y naciones periféricas más débiles y además abarcan países con un
considerable grado de desarrollo. Inglaterra fue primera potencia colonial y Alemania
entra en la guerra con el fin de recuperar su atraso en la expansión. Las explosiones
de Hiroshima y Nagasaki otorgan al país del norte el monopolio del arma decisiva
elemento que le sirve de presión hacia Europa. Los países imperiales en la preguerra
son desplazados por el liderazgo indiscutido de EEUU como potencia dominante del
sector occidental. Se trata de frenar el avance soviético tras los pasos del Plan
Marshall, que al otorgarle dinero a los países europeos de su bloque comienza un
proceso de internalización de capitales y expansión de las grandes corporaciones
estadounidenses, con finalidad no solo económica sino también política, tratando de
frenar el avance de la URSS, supone una ayuda importante para los países europeos
por su crítica situación que impide el control sobre las áreas colonizadas.

La Segunda Guerra Mundial consiste en una guerra inter imperialista, producto de la


pugna de las diferentes potencias, por encontrar nuevos mercados y nuevas fuentes
de materias primas, que se traduce en un enfrentamiento social entre dos sistemas:
capitalista y socialista. En América Latina se desarrollan los movimientos
tercermundistas que cuestionan la dominación de ambas potencias. Luego de la
finalización de la Segunda Guerra Mundial el surgimiento de la URSS como centro
dominante de un bloque de poder mundial produce la estructuración de un sistema
bipolar en los que los nacientes bloques de poder se conforman no sólo a través de
Resumen de Nico Maggi

una potencia central y naciones periféricas más débiles, sino que además abarcan
países con un considerable grado de desarrollo. La URSS (oriente) como potencia
militar a nivel internacional cuestiona las bases mismas del sistema capitalista y
determina un reordenamiento global del conjunto. Paralelamente EE.UU se presenta
como potencia dominante del sector occidental. En este marco se estructura el Plan
Marshall y comienza un proceso de internalización de capitales con la
correspondiente expansión de las grandes corporaciones estadounidenses cuya
finalidad no es meramente económica, sino también política: se trata de frenar el
avance soviético.

En la posguerra EE.UU busca reanimar la economía en condiciones de paz. Por lo


tanto nace el Fondo Monetario Internacional. Las profundas contradicciones entre
estos bloques dan lugar a la guerra fría.Se forma el movimiento del tercer mundo
que da lugar a los “no alineados”, que será permanentemente socavado por la
potencia hegemónica a través de diferentes mecanismos, el más importante
políticamente son los golpes de estado y la interrupción de los gobiernos democráticos
(peronismo en Argentina, acción democrática en Venezuela). Se hace la comparación
de EEUU con un jugador de póker que no puede dejar de jugar y ha ganado todo su
dinero pero sus competidores ya no tienen más para apostar por lo tanto él deberá
prestarles para continuar el juego. Para reanimar el ciclo económico fue necesario
impulsar el comercio mundial en condiciones de paz. El New Deal con su intervención
del mercado interno se pensaba extender al nivel mundial, el dólar pasa a ser la divisa
a nivel mundial y nace el FMI.

● 1949 marca un fortalecimiento del bloque socialista en la región con la


Revolución China y el estallido de la primera bomba (la primera bomba nuclear
soviética), EE.UU pierde el monopolio del arma estratégica.
● 1950 proceso de independencia acelerado en África negra y hacia fines del 50
se recuperan los principales países europeos.
● 1956 EE.UU y la URSS frenan el avance anglo francés en Egipto.
● 1959 creación del Mercado Común Europeo que brindó importantes
posibilidades de inversión a las empresas norteamericanas. Hay una nueva
lógica, dado el costo de la materia prima o laboral, algunos países periféricos
producen y exportan artículos de la industria del consumo.

El mundo global y el fin del mundo bipolar: La desintegración de la URSS, y la


caída del muro de Berlín ponen fin a la guerra fría, a desaparecer uno de los bloques
del mundo bipolar y la potencia que lo encabezaba. La caída del mundo comunista
arrastró también la caída del tercer mundo (se produce en ellos un agotamiento de los
movimientos de liberación nacional). A finales de la década del 70 hay una crisis del
modelo keynesiano y el Estado Bienestar es seriamente cuestionado, mientras que
en los países centrales (Gran Bretaña y EEUU) comienzan a instalarse discursos
neoliberales.

Con esto en Argentina cae el modelo sustitutivo de importaciones y se empieza a


inclinar a políticas aperturistas, de ajuste fiscal, liberación económica y el creciente
financiamiento externo, que conducirá a la crisis de la deuda de los 80.
Resumen de Nico Maggi

Los cambios ocurridos son consecuencia de procesos de transformación


profundos que inciden sobre la organización social:

1) La revolución científico-técnica y sus derivaciones al mundo de la producción y al


plano de la organización-gestión (desarrollo de la cibernética, tecno electrónica, que
son una llave importante para acceder al desarrollo futuro)

2) La transformación del mundo del trabajo y sus efectos sociales

3) La globalización económica. Una tendencia al descenso del nivel del empleo a


diferencia del periodo de industrialización. El reemplazo de hombre por tecnología
genera disminución en la demanda de los trabajadores y una baja en el nivel de
salarios.

Desde el punto de vista económico la globalización puede ser entendida como


una nueva fase de expansión del sistema capitalista: hay una tendencia a la
apertura de los sistemas económicos nacionales, un incremento del comercio
internacional, expansión y crecimiento de mercados financieros, innovación
tecnológica, disminución de políticas estatales reguladoras y/o proteccionistas. Lo que
genera un aumento de la interdependencia entre países o economías diferentes,
ensanchamiento de campo geográfico y una polarización social, pobreza global.

Globalización es un proceso complejo que abarca fenómenos políticos, económicos,


culturales y la construcción de nuevas identidades, tiene rasgos nuevos como la
percepción de transnacionalidad en el turismo, consumo, medios de comunicación y
estilos de vida, conciencia de peligro ecológico global, percepción de otros
transculturales en nuestras propias vidas, circulación de las industrias culturales
globales, desaparición del trabajo como integrador social, crecientes niveles de
exclusión y precarización laboral. El advenimiento de los procesos de globalización
económica y política implicaron crisis y ruptura del modelo sustitutivo y la implantación
del modelo aperturista. El trabajo está dejando de ser uno de los ejes fundamentales
sobre los que se estructura la vida en sociedad. La globalización económica es
entendida como una nueva fase de expansión del sistema capitalista, caracterizada
por:

● Tendencia a la apertura de los sistemas económicos nacionales y disminución


de políticas estatales reguladoras y/o proteccionistas.

● Incremento del comercio internacional.

● Expansión de los mercados financieros.

● Reorganización espacial de la producción.

● Incremento de la movilidad de los factores de la producción.

● Búsqueda permanente de la competitividad.

● Prioridad de la innovación tecnológica.

● Descenso de los niveles históricos de la remuneración de la fuerza de trabajo.


Resumen de Nico Maggi

Ficha 2054 – Capítulos 1 y 2. Sistema socioeconómico y


estructura regional de la Argentina. Rofman Alejandro y
Romero Luis.
Primera etapa: La Argentina criolla

La primera etapa corresponde a la situación de Argentina sobre 1852. Si bien el


objetivo es la caracterización de etapas dentro del proceso histórico argentino, la
elección de un límite temporal es arbitraria. Sin embargo, este año sirve para
caracterizar un periodo cuya finalización corresponde al momento en que se produce
la apertura de la Argentina al mercado mundial.

Sistema internacional: Hacia 1852 el sistema internacional correspondiente al


capitalismo industrial ya está estructurado y son evidentes las jerarquías que
funcionarán en el siglo XIX y parte del XX. Las relaciones de dependencia a escala
internacional se organizaron según las formas económicas del capitalismo comercial,
que obtenía beneficios en el área de la circulación, aprovechando las diferencias de
precios entre las regiones productoras y consumidoras. En 1770 comenzó a
predominar en Inglaterra un nuevo tipo de relaciones de producción (capitalistas) que
se caracterizaban por la apropiación del excedente bajo la forma de plusvalía y que
coincide históricamente con el proceso de la Revolución Industrial. Este proceso fue
desarrollado en Inglaterra en 1852 y comenzaba a afirmarse en el resto de Europa
occidental. Estos cambios influyeron en el sistema internacional total. La Revolución
Industrial implicó en Inglaterra una aceleración en la división interna del trabajo. Esto
exige una expansión del mercado que, de no producirse, origina un estrangulamiento
en el desarrollo. Los mercados coloniales adquirieron así una importancia decisiva, y
la formación de un área mercantil colonial estuvo relacionada con este desarrollo
industrial. La expansión colonial fue acelerada por la Revolución Industrial. El sistema
internacional se caracteriza por el papel de mercados que tienen las áreas coloniales.
Al mismo tiempo, comienzan a esbozar las características de la etapa siguiente, e
Inglaterra empieza a organizar la producción a escala mundial, determinando la
formación de las áreas de monocultivo que se ajusten a las necesidades de ese
mercado. Esta jerarquización económica se traduce en formas de dominación política
más variadas y flexibles.

Sistema nacional: Dentro de ese sistema internacional jerarquizado, la función del


sistema nacional argentino se relacionó directamente con el grado de su integración al
mismo. En 1852 la integración de Argentina al sistema internacional es bastante
limitada en relación a la etapa siguiente. Sin embargo, esta integración se fue
acentuando desde finales del siglo XVIII. Esta misma provocó cambios internos que
prefiguraban los contactos posteriores con el sistema internacional. La integración de
Argentina al sistema internacional, ya en este momento, representa una primera e
importante forma de relación.

Papel económico del sistema nacional: El sistema internacional asigna al sistema


nacional una cierta función económica. Argentina se integró al área mercantil inglesa
para absorber su producción, industrializada, permitiendo además que siguieran
funcionando los mecanismos del capitalismo comercial que posibilitan la concentración
Resumen de Nico Maggi

de los beneficios en la metrópolis. A su vez, en la llanura pampeana se dio un


desarrollo ganadero que se ajustaba tanto a la necesidad de abrir el área a la oferta
como a la de formar un área de monocultivo según las necesidades de la demanda.
Esta estructuración se dio sobre una organización regional ya existente, que hizo que
la adaptación de las distintas regiones fuera diferente (el Litoral realizó este cambio
más rápida y profundamente que en el Interior). La apertura de Argentina a los
requerimientos del mercado mundial se produjo en el siglo XVII. Buenos Aires se
convirtió en el punto de conexión con el exterior y se estructuró una red de
intercambios organizada para que los beneficios que se originaron quedaran en el
puesto. La región litoral tuvo un desarrollo de la producción ganadera, cuyos productos
eran exportados por Buenos Aires hacia los compradores europeos. El Interior ocupó
un papel secundario en la red de intercambio, que desapareció en 1810, cuando se
perdió el contacto con el Alto Perú. Predominó en el país la producción pecuaria, de
características simples y rudimentarias, mientras que el comercio exterior proveyó de
la mayoría de los restantes artículos.

Estructura social y política :

A. Las estructuras locales de dominación: La estructura de la sociedad criolla es


simple y su configuración es casi dual. La ganadería es la actividad principal, la tierra
está distribuida en pocas manos, y hay en esa sociedad pastoril terratenientes y
trabajadores rurales. Los sectores urbanos se encuentran en retracción. Las
relaciones capitalistas de producción se encuentran escasamente desarrolladas.
Dentro del sistema capitalista que se estructura a escala internacional se incluyen en
las áreas periféricas subsistemas productivos de tipo precapitalista, que permiten la
existencia de objetivos entre los grupos dominantes del sistema internacional y de los
subdominantes locales.

La estructura social es simple y el dominio del sector terrateniente le permite


asegurarse la concentración de los beneficios que se originan en la actividad
ganadera. La forma en que los ganaderos estructuran su dominación política varía
según las regiones. En Buenos Aires, la sociedad está más diversificada, quizás el
rasgo más característico sea la debilidad de la burguesía porteña, en contraste con la
importancia comercial de la ciudad. La actividad mercantil está en manos de
comerciantes ingleses. Otro rasgo de Buenas Aires es la existencia de una importante
plebe subocupada, cuya existencia se hace posible debido a la variedad de
oportunidades de subsistencia que ofrecía la capital virreinal.

La terminación de las guerras europeas, con la afirmación del dominio comercial


inglés, provocó el desplazamiento de la burguesía mercantil hacia las actividades
pecuarias, surgiendo la oligarquía terrateniente porteña. Sus miembros más ilustres
provienen de las viejas familias comerciales del fin de la Colonia, que encontraron en
la tierra una alternativa para conservar su posición.

En el periodo de 1820/27 (época rivadaviana) el Partido del Orden representó la


alianza de los ganaderos con los políticos urbanos, para realizar un programa de
orden, progreso económico y apoyo en la expansión ganadera. Este equilibrio precario
desaparece con la crisis de 1820/27, que se prolonga hasta la llegada de Rosas al
poder. De la crisis surge un sector nuevo: la plebe campesina. Esta masa de peones y
Resumen de Nico Maggi

capataces se movilizó políticamente por primera vez como reacción a la guerra, la


penuria económica y las levas forzosas. Estos factores crearon una movilización que
era vista como irreversible y que incorporaba a la vida política un nuevo sector. Esta
situación era peligrosa tanto para el orden rural como para las bases de la sociedad
pastoril; de ahí que el rosismo encontró una fórmula política que incluyó y canalizó el
movimiento popular, rural y urbano, bajo la hegemonía del sector terrateniente. Esta
estructuración del poder se muestra más sólida y eficaz que la anterior, y dura hasta
1852. En las otras provincias litorales la situación es más sencilla, no solo por la
homogeneidad económica sino por la inexistencia de un sector urbano.

La forma que asume la dominación de los ganaderos es el caudillismo. Este puede


ser el representante de los terratenientes y de masas rurales cuyo grado de
movilización política es muy alto, presentaba los intereses de la provincia en bloque.
En el Interior se vive una situación de cambio. Tradicionalmente los grupos
dominantes eran “gente decente”, comerciantes, doctores, etc. La declinación
económica de esa clase se enlaza con la crisis del sistema mercantil del Interior, y con
la simplificación de la vida política y la desaparición de las funciones administrativas y
eclesiásticas que sustentaban la posición social de la “gente decente” (pérdida del
poder político de estos sectores). Muchos de estos terminaron al servicio de los
nuevos caudillos que surgieron. El agotamiento económico es causa de que ninguno
de los sistemas de poder local logre afirmarse realmente.

B. Las estructuras nacionales de dominación: Hacia 1852 no se había constituido


en Argentina un Estado nacional asentado sobre un sistema jurídico institucional; este
lugar era ocupado por la estructura laxa de la Confederación, en la que las provincias
permanecen unidas, manteniendo la autonomía y delegando en el gobierno de Buenos
Aires solo el manejo de asuntos externos. Las relaciones entre los estados
provinciales fueron conflictivas. En 1830, cuando las provincias litorales firman el
Pacto Federal, para oponerse a la Liga del Interior, propicia la ocasión para plantear a
Buenos Aires algunas exigencias que implican modificar la política económica porteña.
Litoral e Interior discrepaban en aspectos básicos de dicha política. Mientras el Interior,
con una economía más diversificada, debía defender su industria de la competencia
de productos importados, el Litoral ganadero era partidario del libre cambio. Los
grupos dominantes de Buenos Aires pudieron imponer siempre su hegemonía a las
provincias a causa de su mayor solidez económica. Esta provenía no sólo de las
rentas aduaneras, sino también de la expansión ganadera. Esta hegemonía adoptó
diversas formas según la peculiar coyuntura y los apoyos que utilizó.

Durante el periodo Virreinal, Buenos Aires pudo reunir su hinterland económico


dentro de un marco político. Durante la primera década de la independencia (1810-
1820) Buenos Aires pretendió mantener ese predominio y consolidarlo con un sistema
institucional unitario. La declinación de su protagonista, la burguesía comercial
porteña, significó el fracaso del intento y la ruptura de la unidad nacional, con la
siguiente anarquía y surgimiento de las provincias. El federalismo artiguista, que
movilizó el Litoral, fue el intento más firme de quebrar la hegemonía porteña. La crisis
final de los gobiernos nacionales de Buenos Aires (1820) coincide con el comienzo de
la expansión interior porteña, basada en la ganadería, lo que le dio gran solidez
económica. Y el hecho de que el sector ganadero este enraizado en la antigua clase
gobernante aumentó la cohesión de su poder. De ahí que Buenos Aires puede
Resumen de Nico Maggi

articular un dominio de hecho, sin armazón institucional que lo sustentara. En esta


tarea la clase ganadera porteña tuvo aliados. En primer lugar, los terratenientes
santafesinos proporcionaron a Bs As ayuda militar a cambio de apoyo económico. Sin
embargo, durante los períodos en que la crisis y la división interior debilitaron a
Buenos Aires, Santa Fe intentó arrebatarle ese predominio. Por otro lado, todo el
Litoral se unió a Buenos Aires en función de intereses comunes básicos, para
mantener dominado y fraccionado al interior.

C.La inserción en el sistema internacional de dominación: La situación de


Argentina en el sistema internacional de dominación fue relativamente autónoma,
sobre todo en relación con la subordinación que se dio en la etapa siguiente. El
sistema mercantil estuvo, desde 1810, en manos de comerciantes británicos. La
relación con el mercado mundial fue débil: Argentina aportó cueros, sebo y carne
salada, pero los produjo independientemente, sin inversiones extranjeras. Esa relativa
autonomía se tradujo en el plano político en la existencia de una frontera que permitió
a los sectores dominantes locales manejarse más o menos libremente con respecto a
las grandes potencias. Esto llegó a su culminación con las actitudes de Rosas frente a
los franceses, que pretendían desplazar a los ingleses de sus posiciones dominantes
en el comercio rioplatense. Rosas intentó mantener cerrada la navegación de los ríos y
recuperar el control político sobre Montevideo, cabecera del comercio francés. La
frontera alta que mantenía Argentina coincidió con su estatus jurídico independiente,
respetado por las potencias coloniales. Así es que la Argentina tuvo un status de
semicolonial.

3. La configuración espacial

3.1. El Litoral: La evolución del Litoral desde mediados del siglo XVIII hasta mediados
del siglo XIX está caracterizada por: el desarrollo del puerto y la configuración de un
área comercial; y por la formación de una zona productiva ganadera en torno del
mismo.

A. El sector comercial

El sector comercial controló el grueso de las inversiones. Los sectores comerciales


concentran los resortes del poder en todos los niveles y su acción fue decisiva en la
configuración espacial Argentina. Para comprender la situación es necesario analizar
esquemáticamente su evolución:

A. Hasta 1776 Buenos Aires era puerto cerrado. La región litoral se desarrolló
autosuficientemente mientras la región dinámica era la del Alto Perú, que encontraba
salida por Lima y se conectaba con el Interior argentino. No obstante, antes de 1776,
Buenos Aires experimentó un alto desarrollo. Este había sido posible por el tránsito de
mercadería hacia el Interior, la actividad de los marinos franceses y el contrabando por
ingleses y portugueses desde Colonia.

B. A lo largo del siglo XVIII, la presión de los países imperiales que ansiaban
incorporarse al comercio americano comenzó a hacerse sentir en el Río de la Plata;
esto representa la primera acción de la variable externa y la primera vinculación con el
mercado mundial. Desde principios de siglo se dio una fácil comunicación con el
mercado mundial. Buenos Aires se convirtió en el puerto de entrada de los productos
Resumen de Nico Maggi

europeos y de salida de la plata potosina. Hacia fines del siglo la plata representaba el
80% de las exportaciones por Buenos Aires. El carácter básico de las inversiones: a
partir de un centro productor minero, Potosí, hay una traslación de excedente al sector
comercializador y exportador.

C. Este reemplazo se originó en la presión de los centros mundiales de decisión, para


los cuales Buenos Aires tenía más condiciones que Lima. Pero también fue decisiva la
creación del Virreinato. Esta medida liberó a Bs As del control de Lima y dio vigencia
administrativa al hinterland comercial porteño, incluyendo en él a Potosí. Luego, el
reglamento de Libre Comercio otorgó mayor flexibilidad a los contactos comerciales de
las colonias con Europa, aliviando la presión del monopolio. La acción del Estado tuvo
importancia decisiva para acelerar sus efectos.

D. Examinaremos las características de este sistema de inversiones. Las inversiones


se produjeron en el sector comercial y los capitales se centraron en las casas
comerciales. Estas casas articularon un sistema destinado a trasladar el total de los
excedentes económicos al exterior. Si bien el grueso del excedente se trasladó al
exterior, una parte quedó en Bs As. A su vez, el Virreinato fue un área comercial que
se abrió a los productos manufacturados europeos.

Este efecto secundario se complementa con la formación de una serie de economías


de aglomeración. Los beneficios comerciales crearon una gran demanda, dando lugar
a una concentración del comercio y el consumo de artículos de importación y
regionales. A esto se agregó que Bs As era sede de la administración colonial. Estos
rasgos explican cómo, a partir de la concentración inicial de las inversiones
comerciales, se produjo una concentración secundaria de inversores no ligados que
complementa a aquella y la realimenta, dando lugar a un proceso circular.

E. Esta situación básica se modificó parcialmente durante la coyuntura originada por


las guerras europeas de la Revolución Francesa y de Napoleón. En estos momentos
se debilitaron y rompieron los lazos que unían a Bs As con su metrópoli y no se notó
aún la presencia de la que reemplazaría a España. El comercio local se expandió y se
vinculó con el mundo entero.

F. 1810 Inauguró una nueva coyuntura que alteró esa preeminencia de los
comerciantes porteños. En primer lugar, disminuyó su hinterland por los sucesivos
desmembramientos. La acción del nuevo Estado fue ineficaz para reconstruir su
hinterland. Por otra parte, el dominio inglés sobre las áreas coloniales comenzaba a
reafirmarse a partir de 1810. En Bs As, la libertad de comercio estuvo acompañada por
la radicación de un grupo de comerciantes británicos que terminaron desplazando a
los criollos. Hubo un cambio en los sectores inversores y un reordenamiento en el
sistema comercial, una disminución de las exportaciones que provocó un aumento de
importaciones. Otro mecanismo para saldar el déficit citado consistió en inversiones
locales de los sectores británicos en compra de tierras. Los desequilibrios básicos de
la economía portuaria van a ser compensados por la expansión ganadera.

G. A través de este proceso se produjo la formación, el crecimiento y la crisis del grupo


comercial porteño, primer sector inversor en actividades mercantiles, y su
desplazamiento por los ingleses.
Resumen de Nico Maggi

B. La Ganadería

Desde 1810 los productos pecuarios abarcan el 90% del valor de los productos salidos
por Buenos Aires. Esta expansión de las exportaciones pecuarias originó la expansión
de la ganadería bonaerense, que se inicia en 1820 y se desarrolla sin cambios hasta
1850. Esa ganadería conformó algunos aspectos de la estructura económica-social.

A. La expansión ganadera se ajusta a una decisión muy general del sistema


internacional, que presiona para estimular el desarrollo de zonas de monocultivo. El
vehículo eficaz fue la demanda de productos pecuarios que se aceleró desde fines del
siglo XVIII. En tanto la relación predominante era la de mercado y la situación en
Argentina era de un sistema capitalista, esta demanda fue el único medio de acción.
Las inversiones exteriores para estimular la producción no aparecen en este periodo.
Las peculiaridades de esta demanda influyen en las características de la producción.
El cuero argentino ocupa un lugar secundario en el mercado mundial. La ganadería
debe desarrollarse con independencia del precio y esto explica la necesidad que
tienen los inversores locales de operar con escasos capitales y asegurando altas
ganancias.

El mercado mundial demanda cueros, preferentemente gruesos y carne salada, no


necesariamente de buena calidad. Las exigencias de la demanda se limitan a un
animal muy tosco y poco refinado.

B. Características del agente inversor. El núcleo es la nueva clase ganadera, surgida


de la entraña del grupo comercial porteño y por la nueva ordenación del comercio
mundial. Este grupo encontró en la ganadería la salida a esa difícil situación. Las
inversiones en tierras es el ámbito elegido por los inversores extranjeros localizados
en Bs As. Estas inversiones son una de las formas de compensar los balances
comerciales sistemáticamente deficitarios del comercio porteño. La expansión
ganadera permitió también la integración de los dos grupos hasta entonces rivales.

El Estado no actúa como inversor directo, sin embargo, está controlado por los
ganaderos y su acción es decisiva como anticipo y ayuda del proceso inversor para
estimular el desarrollo ganadero.

C. El punto seleccionado para la inversión ganadera es la campaña de Buenos Aires.


No era una región que originalmente hubiera tenido gran ganadería. Las guerras
civiles y la acción disruptiva del comercio británico produjeron un aniquilamiento
ganadero en las provincias litorales, que permitió a Bs As expandirse sin competencia.
Los demás factores se relacionan con la necesidad de escasas inversiones y altas
ganancias. La coyuntura desfavorable de 1810 había descapitalizado a los
comerciantes y ganaderos porteños. La acción del Estado fue decisiva para superar
estos inconvenientes:

1) En primer lugar era necesaria tierra. La campaña al desierto de Martín Rodríguez, y


la de Rosas, y la defensa de la frontera ganada, muestran la acción del Estado para
incorporar una gran porción de tierra a la explotación agropecuaria.

2) La tierra debía ser barata para los ganaderos, y sobre todo no debía producirse la
especulación que suele acompañar a los procesos expansivos. La ley de enfiteusis de
Resumen de Nico Maggi

Rivadavia y las políticas adoptadas hasta 1852 tuvieron como resultado que la tierra
fuera entregada en grandes propiedades y a precios bajos. En este segundo aspecto,
el Estado sentó las bases de la oligarquía terrateniente bonaerense.

3) A la escasa inversión en tierras correspondió una escasa inversión en instalaciones


y adelantes tecnológicos. Las inversiones privadas se dirigieron predominantemente a
la adquisición de animales y sal. Los fondos del Estado, que se dirigían a facilitar la
expansión ganadera, provenían de los impuestos aduaneros de las importaciones, las
exportaciones eran mínimamente gravadas.

4) La carencia de mano de obra representaba una posible limitación a la expansión


ganadera, no solo por la escasez crónica sino por los hábitos laborales, características
de una situación anterior a la modernización. La acción del Estado fue decisiva,
concentró el poder judicial y de policía rural en manos de los jueces de paz, que eran
personas allegadas a los hacendados. Estos agregaron a su predominio local el uso
del aparato represivo para impulsar activamente al trabajo de mano de obra. Se
lograba así atemorizar y disciplinar a los restantes, mientras que los enviados a las
milicias colaboraban defendiendo la expansión ganadera. Se configura un cuadro de
producción donde escasas inversiones aseguraban grandes ganancias.

Hacia 1852 se agota la coyuntura favorable y se instalan nuevas formas productivas.


El mercado mundial comienza a tener otras exigencias y la escasez de mano de obra
comienza a disminuir. Sin embargo, el fin de esta coyuntura mantendrá intactos
algunos elementos, como el régimen de tenencia de la tierra y la estructura social que
genera, que influyen en la etapa siguiente. Esta expansión ganadera se concentró en
la provincia de Buenos Aires. Sobre 1840 empieza a producirse una acelerada
modernización en Entre Ríos, que se convierte en el centro de la oposición al
predominio porteño.

3.2. El Interior

El proceso de incorporación al mercado mundial que provocó el desarrollo comercial y


productivo del Litoral produjo una decadencia en el Interior, que comenzó a ser
superada a fines del período. Fases y etapas:

A. La situación inicial, hacía del Interior la zona más floreciente del país. La producción
del Interior, se colocaba en un mercado de gran capacidad adquisitiva, el Interior se
comunicaba, por medio de contrabando, con centros comerciales portugueses del
Brasil, lo que lo convertía en un cruce de rutas comerciales.

B. El desarrollo comercial de Bs As dio vida a los centros urbanos a lo largo de la ruta


al Alto Perú. Sin embargo, la importancia del sector comercial del Interior no bastaba
para cimentar un crecimiento sostenido. Dentro del sistema comercial, donde se
operaba la transferencia del excedente a la metrópoli, y a Bs As, los centros
intermediarios del Interior lograron absorber una pequeña parte del mismo, que se
concentraba en el puerto y el exterior, impidiendo que este sistema se actualizará y
logrará autonomía.

C. La apertura económica provocó una consecuencia negativa sobre la producción


local, que sufrió los efectos de la competencia de los productos europeos.
Resumen de Nico Maggi

D. Lo más importante fue la fragmentación del antiguo Virreinato (luego de 1810); al


separar a uno de los polos del sistema, el Alto Perú, dejó la ruta que los unía sin
función económica.

E. Perdidos los beneficios para los inversores privados, la acción del Estado multiplicó
los efectos negativos. La fragmentación y la anarquía aumentaron el número y las
exigencias de los aparatos fiscales.

F. La simplificación de la administración estatal desplazó a los sectores “decentes”,


que ocupaban los cargos de gobierno y constituían uno de los fundamentos de la vida
urbana.

G. Todos estos factores provocaron efectos secundarios de desaglomeración, que


trasladaron y multiplicaron las consecuencias, realimentando el proceso.

H. Esa situación comienza a ser superada cuando algunos sectores inician una
reorientación hacia la ganadería. En esta decisión operan los mismos factores
estimulantes que en el Litoral. Los grupos inversores fueron sectores que
anteriormente tenían poca importancia, que comenzaron a prosperar en cada una de
las provincias (como por ej. los caudillos).

I. Los costos de transporte y la ventajosa competencia de ganadería del Litoral hacen


que generalmente la producción ganadera del Interior no se vuelque en Buenos Aires.

4. Configuración del esquema urbano: A finales del siglo XVI habían sido fundadas,
con excepción de Catamarca, todas las ciudades que surgieron en el territorio
ocupado por los españoles y que corresponden a las tres corrientes colonizadoras que
penetraron en territorio argentino. Las ciudades resultado de ese afán fundador de los
primeros conquistadores dejaron configuradas desde entonces las líneas
fundamentales del esquema regional argentino. Las ciudades fueron, en primer lugar,
la concreción política y jurídica de la toma de posesión del territorio. La ciudad se
originó también como etapa de una ruta de conquista. A finales del siglo XVI quedaron
establecidas también las vías de comunicación entre las ciudades que ponían en
contacto a regiones muy diversas. El esquema regional se altera profundamente con la
creación del Virreinato del Río de la Plata. Buenos Aires, sede virreinal, tiene un
crecimiento y se convierte en el puerto de salida de la producción de metales
preciosos del Alto Perú.

El establecimiento de una activa ruta comercial entre el Alto Perú y Buenos Aires
estructura un esquema regional ahora centrípeto. Las ciudades reorientan sus
actividades en función de esa ruta, y cobran importancia las funciones comerciales, de
transporte y administrativas en detrimento de la producción. Durante el periodo
Virreinal, las distintas regiones y ciudades que integran el hinterland ven subordinado
su crecimiento a la actividad del comercio porteño. Con la Revolución se inicia una
nueva etapa y el periodo va de 1810 a 1830 muestra grandes alteraciones del
esquema anterior. La pérdida del Alto Perú, rompe el eje que integraba las diferentes
regiones al cortar el camino Potosí-Buenos Aires. Se inicia un periodo de
desorganización de las diferentes economías regionales y de destrucción de riquezas
como consecuencia de las campañas militares y las guerras civiles. Paralelamente se
da la decadencia de los grupos de comerciantes urbanos y funcionarios de la antigua
Resumen de Nico Maggi

administración, y los gobiernos provinciales recurren a los derechos de tránsito y


aduanas provinciales, que entorpecen aún más la actividad comercial. Los saqueos,
venta indiscriminada de ganados y el cierre de los ríos por el monopolio de Buenos
Aires, se relaciona con la decadencia de la ganadería del Litoral. En el período entre
1830 y 1859 se produce un resurgimiento de las economías regionales y de las
ciudades en función de los nuevos mercados periféricos y en general basados en la
ganadería. Este nuevo esquema centrípeto concluye cuando se reconstruye la unidad
sobre la organización nacional del país, la supresión de las aduanas interiores, el
establecimiento de la libre navegación de los ríos, las mejoras de las comunicaciones
y los nuevos caminos. Estos factores ayudan a configurar un mercado interno
nacional.

Segunda etapa: La producción de bienes primarios exportables (1852-1930): Esta


segunda etapa tiene una fecha de iniciación imprecisa, pero termina con la crisis
mundial de 1930.

1. El sistema internacional: La producción industrial se generalizó como modo de


producción dominante en Europa occidental y en Estados Unidos, afianzándose el
núcleo de los países centrales. Las relaciones capitalistas de producción se hicieron
extensivas también al sector agrícola. La situación de las áreas marginales es distinta
a la de la etapa anterior. El proceso de crecimiento económico rebasó los países
centrales y se proyectó hacia el resto del mundo. Estos países se convirtieron en
imperialistas; la concentración y centralización de la producción metropolitana impuso
la necesidad de organizar la economía mundial, incorporando al sistema capitalista
nuevas regiones. La organización se basó en la especialización funcional de las
distintas áreas y en la división internacional del trabajo en función de las necesidades
de los países centrales. Uno de los cambios que acompañó al desarrollo industrial fue
el aumento de población y traslado de grandes masas de actividad agrícola a la
producción industrial. Este proceso provocó un aumento en la demanda de alimentos,
que se unió a la demanda de materias primas para la industria. De ahí es necesario
que los países centrales organicen en la periferia economías primarias, productoras de
alimentos y materias primas para la exportación y consumidoras de las manufacturas
europeas. Por esto las áreas coloniales pasaron a ser productoras, esto determina la
función de estas áreas: recibir inversiones de capitales de los países centrales. Estos
dos aportes (población e inversiones) correspondían tanto a los requerimientos de
estas regiones para expandir su producción, en cuanto a las propias necesidades
internas de los países centrales, que trasladaban a la periferia las contradicciones
surgidas del desarrollo capitalista.

Los excedentes demográficos de los países centrales se volcaron hacia las regiones
periféricas. Fueron emigrantes de zonas dedicadas a la cultura fundamentalmente. El
capital acumulado que no encontraba áreas rendidoras de inversión en la metrópoli,
halló en la periferia la solución a la tasa decreciente de la ganancia. La expansión
imperialista no solo aseguró el dominio del mundo a los países capitalistas, sino que
evitó su propia destrucción interna. El desarrollo capitalista trajo aparejado en los
países centrales un proceso de concentración y centralización económica que llevó a
la integración de las distintas ramas de la producción, el comercio y el financiamiento.
Si en la primera parte de la etapa el dominio de Inglaterra fue indiscutido, aparecieron
hacia su fin nuevos competidores (Alemania y EEUU), siendo las regiones periféricas
Resumen de Nico Maggi

el campo de disputa. La Primera Guerra Mundial sirvió para dirimir la supremacía y


allanar el camino al crecimiento norteamericano.

2. El sistema nacional: La relación de Argentina con los países centrales se modificó


en esta etapa; se dio un acelerado crecimiento económico en función de las
necesidades de los países centrales. El crecimiento relevó un grado muy alto de
integración de la economía argentina al mercado mundial: la etapa puede
caracterizarse por la presentación de una frontera muy débil frente al sistema
internacional de dominación.

2.1. La función económica: La incorporación de Argentina al sistema mundial se vio


favorecida porque la región litoral no era una “zona vacía” y tenía orientada su
producción hacia la actividad agropecuaria: sólo fueron necesarias algunas
adaptaciones que acentuaron tendencias ya perfiladas. Para realizar esa adaptación,
Argentina recibió inmigrantes y capitales del exterior. Los inmigrantes se instalaron en
el Litoral; las inversiones extranjeras no se dirigieron a la actividad productiva directa,
sino a la creación de una infraestructura de transporte, al control del sistema de
comercialización y al financiamiento del Estado nacional. La acción de las inversiones
locales y extranjeras permitieron una rápida expansión de la producción litoral. La
colonización agrícola en Santa Fe y Entre Ríos, el desarrollo de la producción lanera
en Buenos Aires, las transformaciones que provocó la aparición del frigorífico y el
desarrollo de la agricultura fueron las grandes etapas del desarrollo de esta producción
primaria. A su vez, el crecimiento de los centros urbanos estimuló el desarrollo de una
industria manufacturera que empezó a sustituir algunas importaciones. Esta expansión
se tradujo en un incremento del comercio externo y una modificación de las relaciones
con la metrópoli. Argentina pudo eliminar el déficit en la balanza de pagos. El control
británico de los transportes y la comercialización externa y los préstamos que recibía
el Estado se tradujeron en un estrechamiento de las relaciones financieras y una gran
sensibilidad local a las fluctuaciones cíclicas metropolitanas. La región donde se
realizaron estas transformaciones fue la del Litoral, cuya extensión territorial se amplió.
El crecimiento hizo que los desequilibrios existentes en el Litoral e Interior se
acentuaran. Sin embargo, se produjeron dos variantes con respecto a la situación
anterior: el aumento de las importaciones y el establecimiento de la red ferroviaria
acercaron los mercados del Interior a Buenos Aires, modificando la situación de
dispersión del mercado nacional existente hacia el comienzo de la etapa.

2.2. El sistema de dominación: El proceso de expansión económica descripto fue


conducido por la oligarquía terrateniente. Consolidado el dominio interno y
modernizado el aparato estatal, el proceso de crecimiento económico movilizó a
nuevos grupos sociales que se incorporaron al sistema de dominación dentro de los
marcos fijados por la oligarquía.

A. La consolidación del sistema nacional de dominación: Cuando se inició el


proceso de expansión, la oligarquía lo condujo de modo tal que las bases de su
hegemonía (posesión de las tierras) no se vieran alteradas; la expansión se realizó al
ritmo de la conquista y ocupación de nuevos territorios, que fueron entregados por el
Estado a precios muy bajos. La instrumentalización del poder político que hizo la
oligarquía se completó, desde 1880 y hasta la crisis de 1890, con la inflación del valor
de los bienes raíces a causa de la especulación, que impidió que las tierras escaparan
Resumen de Nico Maggi

del control de los que ya las tenían. Los excedentes originados en la expansión
agropecuaria fueron canalizados por la oligarquía, que logró mantenerse cerrada y
acrecentar su poder interno. Su eficacia fue mayor en la medida que logró superar las
divisiones dentro de la clase, consolidándose un sistema nacional de dominación en el
que quedaron delimitados los grupos hegemónicos. Esta cohesión interna se logró a
través de etapas:

● Durante el periodo de 1852/62 la división del Estado argentino en dos sectores


enfrentados parecía indicar que se prolongaron las luchas anteriores. Esta
situación terminó con la victoria de Mitre en Pavón y la posterior reunificación.

● Las primeras presidencias (1862/80) corresponden a una etapa de


consolidación del poder del Estado nacional, el cual debió combatir fuertes
focos de resistencia, no solo por los levantamientos de los caudillos
provinciales sino también por la revolución mitrista de 1874 y los conflictos
surgidos en torno de la federalización de Buenos Aires. Se dio un principio de
entendimiento entre los sectores provinciales y el gobierno nacional, que se
reforzó a partir de 1880.

● Luego de resolver el problema de la capital, Roca logró articular los distintos


grupos locales en una agrupación política, el Partido Autonomista Nacional,
que aseguró la continuidad y la canalización de las tensiones políticas internas
de la oligarquía dentro del marco legal durante veinticinco años. La constitución
del nuevo bloque señaló la decadencia definitiva de los sectores mercantiles de
Buenos Aires, representados políticamente por el mitrismo.

A través del PAN la oligarquía terrateniente incorporó al sistema de dominación a las


oligarquías del interior. Esa participación les daba a las oligarquías marginales un peso
político. Sobre esa base, los grupos del Interior pudieron acogerse a los beneficios de
la expansión económica del Litoral, actuando el Estado como redistribuidor del ingreso
nacional en beneficio de los sectores dominantes, pero sin alterar la situación de las
provincias. El desarrollo de la burocracia estatal permitió emplear a los tradicionales
sectores dominantes del Interior.

B. La modernización institucional: La función de la oligarquía en el plano político fue


organizar el Estado nacional de modo tal que pudiera operar sobre el proceso
expansivo que se desarrollaba. Esta acción correspondió a un programa iniciado en
1852 y acelerado luego de 1880.

● El primer paso fue la consolidación de la unidad nacional, acabando con los


particularismos políticos locales y afirmando el poder del Estado. Esto
demandó un proceso largo y conflictivo en el que se incluyó el acuerdo e
integración de las oligarquías mencionadas antes y la eliminación de los
núcleos de oposición mediante el uso de la fuerza. La unificación política se
produjo paralelamente al proceso de unificación económica y de conformación
del mercado anterior.

● La unificación se prolongó en la tarea de dotar al país de un armazón político-


institucional que comprendió la sanción de la Constitución y la creación de los
poderes nacionales, la obra codificadora y la organización del Estado. Este
Resumen de Nico Maggi

armazón fue el sostén del orden interno y la garantía para la concurrencia de


las inversiones exteriores.

● El Estado nacional se apoyó en la fuerza militar, garantía del mantenimiento del


orden interno. Además, el ejército sirvió para expandir y defender la frontera,
ganando tierras a los indios y asegurando el reparto de las mismas dentro de la
clase dominante.

● El Estado actuó como intermediario de la inversión extranjera, que en buena


parte se canalizó en los préstamos al mismo. La política económica adoptada
fue liberal, evitando la interferencia en la actividad privada, excepto en aquellos
sectores que no eran absorbidos por ningún inversor privado.

● La obra de modernización estatal incluyó importantes realizaciones en la


promoción de la educación, la laicización de algunas actividades
tradicionalmente eclesiásticas. El funcionamiento del Estado fue modernizado
siguiendo criterios de eficacia y agilidad, pero manteniendo su control intacto
en manos de los sectores tradicionales.

● La escasa participación política tenía que ver con el carácter marginal de los
contingentes inmigratorios, para los que durante mucho tiempo fue indiferente
a la suerte del país; la lucha política que se producía no era más que la
competencia entre las facciones de la propia oligarquía para adueñarse del
poder. En cambio, la clase dominante trató de lograr un consenso del conjunto
de la población para los valores y objetivos de los grupos dirigentes.

C. La integración al sistema internacional de dominación: Toda estructura de


poder tiene un carácter bipolar, originándose por un lado en una relación de fuerzas de
los sectores dominantes internos y por otro en una alianza con el poder metropolitano.
Para la etapa anterior se señaló que a un sistema nacional poco integrado
correspondía una estructura de poder apoyada en las relaciones sociales internas y
con cierta independencia respecto del sistema internacional de poder.

En esta etapa la oligarquía gobernante recibía su poder tanto del control interno de la
producción como de su capacidad para negociar eficazmente con el exterior. Sin
embargo, la función primordial consistió en asegurar que el grueso del excedente fuera
remesado al exterior, quedando el productor local como último y modesto eslabón en
una larga cadena de beneficiarios. Esta tendencia se acentuó en épocas de crisis.

D. La incorporación de las clases medias: El crecimiento del sector primario


exportador provocó una expansión económica global de la sociedad. Esta se
diversifica, apareciendo nuevos grupos, algunos se incorporaron al sistema de
dominación. Tal fue la experiencia que Argentina vivió con el radicalismo. El desarrollo
del sector primario modificó la estructura ocupacional. El establecimiento del Estado
nacional amplió el estado burocrático. Estamos ante el proceso de expansión y
diversificación de la sociedad y aparición de las clases medias. Estas se
caracterizaron por su heterogeneidad y por el carácter marcadamente encontrado de
sus objetivos últimos. Tenían un rasgo común: su condición de marginales en un
sistema político que mantenía todas las características tradicionales y que les vedaba
totalmente la posibilidad de incorporación. Esta marginalidad fue la fuente de
Resumen de Nico Maggi

numerosas tensiones y conflictos. Las tensiones se caracterizaron por el intento de


estos sectores de incorporarse a una sociedad que les parecía legítima y llena de
posibilidades, y cuyos fundamentos últimos no pretendían cambiar. En la zona rural, la
tensión creada por la superexplotación a que eran sometidos los arrendatarios no hizo
crisis hasta que no se produjeron dificultades reales en la expansión de la agricultura.
El grito de Alcorta procuraba incorporar a ese sector rural medio a la organización
social vigente en mejores condiciones.

La misma tendencia a la incorporación predominó en la acción gremial del incipiente


movimiento obrero. Mientras la línea socialista intentaba incorporar a la clase obrera a
la vida política. La línea sindicalista manifestaba desconfianza hacia la acción política y
sostenía que, a través de los sindicatos, se podían lograr esas mismas reformas. Ni la
protesta rural ni la protesta urbana se vincularon con el movimiento político de las
clases medias y, en el caso del socialismo, manifestaron siempre una decidida repulsa
hacia el radicalismo. Estos sectores de clase media expresaron sus reivindicaciones
en el plano político, y su programa, el de la Unión Cívica Radical, fue el del sufragio
universal y la vigencia de la Constitución. Movimiento heterogéneo, unía a grupos de
intereses encontrados, que solo un programa que significaba la posibilidad de la
incorporación a la vida política podía convocar. La UCR libró un combate largo y
paciente, en el que se esforzó por limitar su lucha a la intransigencia y la abstención
electoral. Luego de una obstinada resistencia, la oligarquía comprendió que era más
riesgoso tratar de mantener el control exclusivo del Estado que aceptar la participación
en el poder.

La Ley Sáenz Peña, que concretó en 1912 el sufragio universal, garantiza que los
viejos sectores dominantes no desaparecerían por completo de la escena política. El
triunfo del radicalismo significó la ampliación del sistema de poder, la incorporación de
vastos sectores y, en conjunto, la adaptación de la vida política a las pautas de los
países europeos. La oligarquía cedió el gobierno a un partido que contaba con apoyo
popular pero que, por sus mismas características, no aspiraba a modificar los
elementos básicos del poder, que permanecieron en manos de los viejos sectores. Su
acción de gobierno respetó los intereses agropecuarios; no se modificó el latifundio ni
se debilitó el poder de los frigoríficos; tampoco hubo política de promoción industrial.
En algunos aspectos secundarios el gobierno radical pudo adoptar posiciones
progresistas, mientras que los tibios intentos de nacionalismo económico, faltos de
proyecciones reales, fueron frenados por los grupos tradicionales, que conservaban
buena parte del poder efectivo. El radicalismo reunía, en equilibrio inestable y
delicado, a grupos de la oligarquía y a sectores medios; durante el gobierno de Alvear
ese equilibrio se rompió. Al tiempo que se retrocedía en aquellos aspectos políticos en
que el primer gobierno radical había avanzado, se organizó una tendencia anti
yrigoyenista, de carácter oligárquico. Solo la quiebra del sistema internacional en 1930
llevó a la crisis definitiva de este sistema político y a la restauración de la oligarquía.

3. La configuración espacial

A. Las inversiones extranjeras: Desde mediados del siglo XIX Argentina comenzó a
ser receptora de capitales europeos, que se hizo más intenso en el periodo 1880-
1914, decayó durante la Guerra Mundial y reapareció en la década del veinte. Esos
Resumen de Nico Maggi

capitales emigraron de la metrópoli empujados por la disminución de la tasa de


ganancia que había provocado la acumulación de capital.

Hay una división de funciones entre la inversión extranjera y la local, orientándose la


primera hacía préstamos al Estado y creación de una infraestructura, y solo
secundariamente a la inversión directa, que quedó a cargo de inversores locales.
Durante el siglo XIX, esas inversiones provinieron de Gran Bretaña, que hacia 1900
totalizan 4/5 partes de la inversión extranjera. La competencia Inter imperialista se
reflejó en Argentina con la aparición de capitales alemanes y norteamericanos; luego
de la guerra, y hasta 1930, la influencia de estos últimos se acentuó. Las inversiones
extranjeras se radicaron en la región pampeana, cuyo objetivo final era estimular la
producción agropecuaria. Esta selección obedeció a las aptitudes y recursos naturales
de la región y a su ubicación cercana a los puertos de salida. Además, fue decisivo el
hecho de que ya tuviera su producción orientada hacia las actividades agropecuarias.
El Litoral se amplió con respecto a la etapa anterior. Esta región naturalmente apta no
disponía de mano de obra suficiente, por lo que el primer requerimiento y sector donde
se localizó la inversión de capital extranjero fue la inmigración.

Pese a que la ley de Avellaneda de 1876 establecía un fomento estatal a la


inmigración, cerró prácticamente todos los caminos para la apropiación de la tierra por
el inmigrante.

El grueso de las inversiones británicas se orientó hacia los préstamos estatales, las
cédulas hipotecarias y los ferrocarriles y puertos, a través de los cuales las inversiones
operaron directamente sobre la producción. Las inversiones extranjeras controlaban
también la comercialización y elaboración primaria, así como las fuentes de
financiamiento. En esta etapa se construyó toda la red ferroviaria. Estas inversiones
tuvieron dos tipos de efectos distintos. A corto plazo los inversores ferroviarios
obtuvieron importantes beneficios. A mediano plazo, la red ferroviaria estimuló la
producción agropecuaria, posibilitando la colocación de los productos en los mercados
y haciendo rentable una actividad como la agricultura, que hasta entonces no se había
encontrado condiciones favorables para desenvolverse, el ferrocarril orientó la
producción en el sentido de las necesidades de la metrópoli. El ferrocarril cubrió
densamente zonas hasta entonces despobladas. El ferrocarril contribuyó también a
consolidar la posición de Buenos Aires como centro exportador-importador, sobre todo
luego de la construcción del nuevo puerto y la centralización de líneas férreas.

Los préstamos al Estado fueron utilizados para la realización de aquellas obras


públicas que por su carácter deficitario no podían ser emprendidas por los inversores
extranjeros. El grueso de los gastos del Estado corresponden a la creación y
sostenimiento de la administración y al mantenimiento del orden interno, condiciones
indispensables para el crecimiento económico que se estaba esperando.

La tasa de los beneficios logrados por los inversores extranjeros era sensiblemente
inferior a la que obtenían los sectores locales con la especulación en tierras. Varias
causas explican esta división de funciones. En primer lugar, los inversores locales no
podían emprender esas inversiones básicas, las que valorizan las tierras; para los
extranjeros, la inversión cumplía la doble función de estimular el desarrollo industrial
metropolitano. Buena parte del capital provenía de pequeños ahorristas, para quienes
Resumen de Nico Maggi

los títulos ferroviarios o cédulas hipotecarias constituían la única forma de invertir en


los lejanos países periféricos.

La inversión extranjera escoge la zona más apta, tanto por los recursos naturales
como por los humanos, y realiza las inversiones en infraestructura que posibilitan el
desarrollo de la producción primaria en esa zona.

B. Las inversiones locales: La inversión de los sectores locales se orientó a la


adquisición y especulación en tierras. Luego de 1880, las inversiones ferroviarias, la
colonización y la expansión de la producción hicieron de la tierra un valor de
especulación, cuya reventa dejaba altos márgenes de beneficios. Estas inversiones
permitían rápidas ganancias y una acelerada capitalización. Para lograr el crecimiento
de la producción, la inversión en tierras estuvo acompañada por inversiones de capital
para la explotación rural: aguadas y molinos. Estas inversiones tuvieron menos efectos
que la ocupación de la tierra.

C. Las etapas de la producción: La producción del Litoral varió a lo largo de esta


etapa; las diversas formas que asumió dependen del desarrollo de las fuerzas
productivas internas, las posibilidades tecnológicas y el cambio de la composición de
la demanda mundial. Estuvo en constante aumento desde 1880 hasta 1914,
estabilizandose después hasta la crisis de 1930. Los precios internacionales fueron
fluctuantes. A partir de 1855, la lana suplanta al ganado vacuno y el tasajo, y pasa al
primer lugar como rubro de exportación. Agotadas las perspectivas del cuero y el
tasajo, se produjo en el último periodo de la etapa anterior el desarrollo de la cría de
ovejas en Buenos Aires. El perfeccionamiento de la cámara frigorífica, logrado hacia
1890, abrió a las carnes argentinas la posibilidad de llegar al mercado europeo,
introduciendo cambios en la producción. La oveja merina fue reemplazada por la
Lincoln, al tiempo que el vacuno comenzó a recuperar importancia. La alta exigencia
de calidad del frigorífico condujo al refinamiento en la cría de ganado. Las exigencias
del frigorífico acentuaron la división del trabajo, distinguiéndose el criador del
invernadero, encargado del engorde final del animal antes de su utilización. El ganado
vacuno termina desplazando a las lanas del primer lugar como consecuencia de la
aplicación del sistema del chilled beef. La agricultura se desarrolló, desde 1880,
directamente vinculada con esa expansión agrícola. La necesidad de alfalfar los
campos, con la poca tradición agrícola y escasa mano de obra empleada, obligó a los
ganaderos a recurrir a los inmigrantes. A partir de esta situación se produjo el
desarrollo agrícola de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. La abundante
mano de obra disponible, la infraestructura ya montada y la posibilidad de un cultivo
extensivo hicieron que los gastos de inversión fueran bajos y las ganancias altas.
Argentina se convirtió en 1914 en el tercer exportador mundial de granos. Luego en
1920, las circunstancias del mercado mundial, el cese de la explotación de nuevas
tierras y el aumento del consumo interno llevaron a la tecnificación agrícola.

D. Inversiones y apropiación del excedente: Los beneficios de la expansión,


originados en la llanura litoral, se concentran en el extranjero o en Buenos Aires. La
parte principal de las ganancias era remesada del exterior bajo diversas formas:
servicio de la deuda externa del gobierno, remisión de utilidades de las empresas
ferroviarias, frigoríficos, pagos a compañías de transporte o seguros, etc. Otra parte
del excedente se concentró en los puntos de vinculación de la producción local con el
Resumen de Nico Maggi

mercado externo; como Buenos Aires y los demás puestos litorales. Esto se debió a
diferentes factores:

● La posición del centro del poder administrativo hacia donde se derribaba parte
de los ingresos.

● La ubicación en ese lugar de la cabecera de las líneas marítimas


internacionales y el desarrollo del puerto, construido con fondos estatales.

● La ubicación de las terminales de las líneas férreas, cuya política de


concentración llevó al predominio del puerto de Bs As sobre los demás.

● La localización de los centros comercializadores de la producción.

● La instalación en los centros portuarios del Litoral de frigoríficos y molinos


harineros, que efectuaban la elaboración primaria del producto, fijando el precio
al productor.

Estos factores muestran que, si bien la actividad agropecuaria estaba en manos de


empresarios locales, el grueso de las ganancias se concentraba en el sector
exportador, controlado por el inversor extranjero. Este controla las actividades clave
del país: elaboración primaria, transporte, financiamiento, comercio exterior, a las que
se suman el transporte de ultramar y los seguros. La desigual participación del sector
local y del extranjero en las ganancias provocó el surgimiento de oposiciones en
épocas de contradicción de las ganancias, los sectores extranjeros tendían a
descargar las pérdidas en los locales. La especialización y división del trabajo
beneficiaron a las actividades más cercanas a la comercialización.

E. La traslación de ingresos y la conformación de la red urbana: La policía de


tierras estimuló la concentración de masas inmigrantes en las ciudades litorales. Esta
concentración estuvo acentuada por factores como las actividades de elaboración
primaria, los ferrocarriles, el puerto, que determinaron la localización de mano de obra
en la ciudad. Se expandieron los sectores secundarios y terciarios, cuyo desarrollo no
fue concomitante con un real crecimiento industrial, proceso característico de las
economías exportadoras. La demanda existente, la oferta de la fuerza de trabajo
proveniente de una inmigración no absorbida totalmente y la dependencia de los
insumos importados que entraban por el puerto acentuaban la pauta de localización en
los centros portuarios. El desarrollo de la manufactura estuvo limitado por la
competencia de productos europeos. En tanto la política aduanera benefició a los
productos de lujo, se mantuvo para la industria local la posibilidad de llegar al sector
de bajo consumo, desarrollando así una producción muy variada. La Guerra Mundial
no pudo ser aprovechada, pues la industria local tenía una organización muy débil y no
pudo superar los primeros problemas de abastecimiento. El periodo de la guerra fue
de recesión y la industria comenzó a recuperarse después de 1919.

F. El papel del Estado: Si bien el Estado actuó parcialmente en el proceso de


inversión, cumplió importantes funciones favorables a este.

● Realizó la unificación y organización del Estado nacional, condición necesaria


para la localización de las inversiones extranjeras.
Resumen de Nico Maggi

● Asegurar el mantenimiento del orden interno.

● Llevó a cabo la política de incorporación de tierras, que fue uno de los factores
dinámicos del crecimiento.

● Mantuvo una política monetaria y crediticia acorde con las necesidades de los
grandes productores agropecuarios, canalizando así el crédito externo.

● Reorientó parte de los ingresos de la actividad agropecuaria hacia las regiones


marginales garantizando el equilibrio del sistema nacional total.

● Estimuló el proceso exportador ante la necesidad de recaudar fondos a través


del sistema aduanero, principal mecanismo para incorporar ingresos al erario.

● El papel del Estado inversor fue determinante como conformador del espacio.
El comportamiento del Estado fue decisivo en la concentración geográfica
argentina, que se refleja en la particular configuración de la red de los centros
urbanos.

4. La estructura de centros urbanos: El efecto de los procesos descritos consistió en


un acelerado desequilibrio ecológico-demográfico a lo largo del periodo. Dicho
desequilibrio se manifiesta en un rápido crecimiento poblacional de los núcleos del
sistema urbano-regional que actuaron como ejes de vinculación con el Resto del
Mundo. El proceso migratorio externo e interno se orientó a reforzar el esquema
concentrador. Una parte de la migración externa, destinada a las tareas
agropecuarias, desistió de ese propósito. A su vez, la migración interna comienza a
manifestarse desde la primera verificación censal, en 1869. La desigualdad estructural
en la posición relativa de cada región con referencia al proceso exportador
agropecuario identifica a las zonas emisoras y receptoras de los migrantes internos.

Las raíces del desequilibrio demográfico descansan en la forma de inserción de la


estructura socioeconómica nacional en el sistema capitalista mundial, y no en el modo
como tal inserción tiene lugar en alguna de las etapas de su desarrollo histórico. En
primer término, el proceso de concentración demográfica en la cúspide, a través de un
progresivo distanciamiento del resto de los núcleos urbanos, fue ininterrumpido en
toda la etapa. En segundo término, el orden de ubicación de las ciudades se va
modificando entre censo y censo. En tercer término, surgen otros núcleos urbanos con
particular ímpetu, sobrepasando a centros fundados en las primeras épocas de la
ocupación española. En último término, de los diez centros más significativos en 1914,
seis de ellos se encuentran establecidos sobre las vías fluviales o marítimas de salida
de productos agropecuarios al exterior. Los flujos migratorios tuvieron un papel
fundamental en la alteración del esquema urbano-regional preexistente.

Hay un polo central de atracción, que es la región geográfica vinculada a la división


internacional de trabajo, y polos secundarios, que constituyen los núcleos en donde los
sectores dominantes locales han conseguido cristalizar alianzas con el poder central
para mantener procesos productivos regionales en marcha.
Resumen de Nico Maggi

Ficha 2026 - Las relaciones centro periferia y la


transnacionalización. Osvaldo, Sunkel.
Las relaciones entre el proceso de polarización internacional y el proceso de
polarización nacional: La característica básica de la economía internacional: la
penetración de las economías desarrolladas en las economías de los países
subdesarrollados por medio de las subsidiarias del conglomerado transnacional
extractivo, manufacturero, comercial y financiero; resulta que debe haber una estrecha
vinculación entre dichas prolongaciones de los países desarrollados en los
subdesarrollados. En el sistema global obtenemos dos elementos componentes:

a) Un complejo de actividades, grupos sociales y regiones que se encuentran ubicados


geográficamente en Estados/naciones diferentes, conforman la parte desarrollada del
sistema global y se hallan ligados entre sí, a través de una variedad de intereses
concretos, así como por estilos y niveles de vida similares y fuertes afinidades
culturales;

b) Un complemento nacional de actividades, grupos sociales y regiones parcial o


totalmente excluidos de la parte nacional desarrollada del sistema global y sin ningún
lazo con las actividades, grupos y regiones similares de otras naciones.

Esta visión del fenómeno desarrollo/subdesarrollo trata de incorporar los aspectos


de dominación/dependencia, de marginalidad y de desequilibrios espaciales que son
parte inherente del mismo; los países desarrollados resultan ser aquellos donde
prevalece la estructura económica, social y espacial desarrollada, mientras que las
actividades, grupos sociales y regiones atrasados y marginales constituyen fenómenos
excepcionales limitados, y aparecen como situaciones de importancia secundaria. A la
inversa, los países subdesarrollados son los que prevalecen la marginalidad
excluyente, afectando a gran parte de la población, de las actividades económicas y
del espacio físico, presentándose como un problema básico, urgente y agudo por su
dimensión absoluta y relativa. Partiendo de las categorías básicas que se han
combinado para llegar a esta formulación (economías capitalistas nacionales que se
caracterizan internamente por una heterogeneidad entre países desarrollados y
subdesarrollados o dominantes y dependientes, y un sistema capitalista internacional
que define las relaciones entre las economías nacionales) se elabora un modelo
gráfico. Se supone en primer lugar, la existencia aislada del sistema capitalista
internacional, ya que su coexistencia con uno o varios sistemas socialistas no es
importante. Se supone que el sistema capitalista internacional está integrado por un
solo país desarrollado o dominante y por dos subdesarrollados y dependientes.

En cada país hay una gran heterogeneidad de niveles de desarrollo, de modernidad,


de progreso, de ingresos. Se hablará de sectores integrados y marginados.
Suponemos que el sistema capitalista internacional contiene un núcleo
internacionalizado o transnacionalizado, compuesto por los sectores nacionales
integrados y las relaciones entre ellos, y segmentos nacionales excluidos formados por
los sectores marginales de cada país y las relaciones entre estos y los integrados. El
sistema capitalista internacional contendría un núcleo central internacionalizado de
sectores sociales de mayor o menor importancia relativa en cada país. Estos
comparten una cultura y un estilo de vida común. No obstante hablar idiomas
Resumen de Nico Maggi

diferentes, estos sectores tienen una capacidad de comunicación entre sí que es


mucho mayor que la posibilidad de comunicación de uno de estos sectores con sus
coterráneos obreros, campesinos o marginados. Para que esta comunidad
internacional que reside en los diferentes países del mundo, tanto desarrollados como
subdesarrollados, pueda sostener patrones de consumo similares, debe tener también
niveles de ingresos similares. En general, en los países desarrollados la distribución
del ingreso se ha mantenido más o menos constante o ha mejorado en las últimas
décadas, en los subdesarrollados la desigualdad de los ingresos, seguramente se ha
acentuado. Los grupos marginados experimentan ritmos de crecimiento demográficos
superiores al promedio de uno y otro tipo de países, mientras que sus ingresos crecen
a tasas menores que sus respectivos promedios nacionales, sus ingresos per cápita
crecen menos que el promedio nacional también por efectos de ambos factores. Se
traduciría en un deterioro de la distribución del ingreso en ambos grupos de países.
Tal tendencia puede quedar contrarrestada en los países desarrollados por efecto de
las políticas de redistribución de ingresos. En los países subdesarrollados dichas
políticas, no logran alcanzar resultados similares porque los sectores de bajos
ingresos representan una proporción sustancial de la población. La razón por la que
cuando dichas políticas se aplican en nuestros países tienden a beneficiar a los grupos
restringidos, pero bien organizados de los sectores medios y obreros antes que a la
gran masa.

Sociedad excluyente: La argentina bajo el signo del


neoliberalismo. Svampa Ficha 2058.
Capítulo 1: Hacia el nuevo orden neoliberal: Durante décadas, en la Argentina
imperó un modelo de integración de tipo nacional-popular, cuya máxima expresión fue
el primer peronismo (1946-1955). En primer lugar, en el plano económico,
presentaba una concepción del desarrollo vinculada a la sustitución de importaciones y
la estrategia mercado internista. En segundo lugar, implicaba el reconocimiento del
rol del estado como agente y productor de la cohesión social por medio del gasto
público social. Por último, una tendencia a la homogeneidad social, visible en la
incorporación de una parte importante de la clase trabajadora, así como la expansión
de las clases medias asalariadas. El desmantelamiento de este modelo social, y su
reemplazo por un nuevo régimen centrado en la primacía del mercado conoció
diferentes momentos. El nuevo orden liberal llevó a diversas transformaciones:
durante los primeros años del retorno a la democracia se visualizaron cambios en la
estructura social, pero los principales cambios se dieron a finales de los 80 y principios
de los 90 con la gestión menemista. El cambio en el régimen de acumulación conoció
un primer intento con el “Rodrigazo”, bajo el gobierno de Isabel Martínez de perón,
durante el cual se aplicaron drásticas medidas de ajuste con devaluación y aumento
de las tarifas de servicios públicos, se apuntaba a poner fin a la política económica
nacionalista y reformista, característica del peronismo, para dar paso a una política de
estabilización y ajuste. La segunda tentativa arrancaría con el golpe de estado de
1976, el objetivo fue llevar a cabo una política de represión, al tiempo que aspiraba a
refundar las bases materialistas de la sociedad. Las consecuencias económicas y
sociales de estos procesos fueron devastadoras. El nuevo régimen de acumulación
supuso la puesta en marcha de un modelo basado en la importación de bienes y
capitales en la apertura financiera. Lo cual implicaba la interrupción de la
Resumen de Nico Maggi

industrialización sustitutiva y propiciaba el endeudamiento de sectores públicos y


privados, reflejados en el aumento de la deuda externa. El proceso de
desindustrialización iniciado por la dictadura produjo cambios en la estructura social,
anticipando la “latinoamericación” de Argentina, a través de la expulsión de mano de
obra del sector industrial al sector terciario y cuentapropista, y la constitución de una
mano de obra marginal. Se da el aumento de la llamada “pobreza estructural”, así
como la aparición de una nueva pobreza que afecta a los sectores medios y bajos.

Durante los primeros años del gobierno de Alfonsín hubo ciertos ensayos que se
propusieron reorientar el desarrollo, acorde al modelo de acumulación precedente.
Fines de los 80: el país se hundía en una grave crisis económica, con la caída de
inversión interna y extranjera, la fuga de capitales y récord inflacionario. Se da una
crisis hiperinflacionaria en 1989, impulsada por los grandes grupos económicos,
estos sucesos determinan el retiro de Alfonsín. Argentina a principios de los 90 era
una sociedad empobrecida y atravesada por desigualdades. 1989: significó el final de
un ciclo político-económico, tanto en el nivel internacional como nacional. El fin del
mundo bipolar abrió un espacio político-ideológico que sería ocupado por el
neoliberalismo (como pensamiento único). En los países latinoamericanos se da la
“década perdida”. La crisis hiperinflacionaria trajo una mayor caída del salario real, el
reemplazo de la moneda local por el dólar, desembocó en el acuerdo entre diferentes
actores sociales sobre ciertos puntos referidos al agotamiento del modelo de
integración social que el peronismo había puesto en vigencia, y la hiperinflación
terminó por afianzar las posturas que afirman la necesidad del mercado y un
achicamiento radical del estado. Además, confronta a los individuos con la pérdida
de los marcos que rigen los intercambios económicos, a través de la desvalorización
de la moneda nacional. La sociedad argentina asistía al final de un modelo de
integración social, siendo la crisis hiperinflacionaria la que sentó las bases para el
consenso neoliberal. La época que se abría revela una concepción diferente
respecto de la relación entre lo social y lo político, en el marco de un nuevo modelo
caracterizado por el aumento de la polarización social.

El nuevo orden neoliberal: Programa de ajuste: La progresiva institucionalización


del sistema político partidario no se dio sin inconvenientes, sucedieron rebeliones
militares producidas durante el gobierno de Alfonsín y el primer año del gobierno de
Menem. Aunque la campaña electoral de Menem se fundó en el llamado populismo,
terminó construyendo una nueva alianza política-económica que le permitió dar cauce
a la demanda de ejecutividad, mediante una estrategia liberal, orientada a la
deslegitimación y desmantelamiento del modelo nacional-popular. Se abrió una nueva
época marcada por la polarización y fragmentación social, así como por la hegemonía
de los grupos económicos en alianza con el partido mayoritario. Se consolidó la
liberación de la economía, a partir del plan de Convertibilidad y la reforma del estado,
el primero produjo la equivalencia entre el dólar y el peso, la restricción de la emisión
monetaria, la liberación del comercio exterior y el aumento de la presión fiscal. Se
logró salir de la espiral hiperinflacionaria. El nuevo orden impuso un modelo de
“modernización excluyente”, modificó la inserción de la economía en el mercado
mundial, ya que la apertura a las importaciones condujo a una reprivatización de la
economía. Las limitaciones del último modelo serían notorias a partir de 1995,
momento en el que el crecimiento se estancaría, acompañado por la desocupación.
Resumen de Nico Maggi

1998: se entra en un periodo de recesión profunda que llevaría al estallido del modelo
hacia fines del 2001.

La reestructuración del estado: Nuevo modelo de gestión se caracteriza por las


“CINCO R”: reestructuración, reingeniería, reinvención, realineación,
reconceptualización.

Reestructurar significa eliminar de la organización todo aquello que no contribuye o


aporta valor al servicio o producto suministrado al público, cliente o consumidor. Se da
una fuerte reducción del gasto público, una matriz social caracterizada por la
desigualdad. A lo largo de los 90 la dinámica de consolidación de una nueva matriz
estatal se fue apoyando sobre tres dimensiones: patrimonialismo (se vincula con la
total pérdida de la autonomía relativa del estado, a través del carácter que adoptaron
las privatizaciones, asistencialismo y reforzamiento del sistema represivo
institucional. Durante el proceso de privatizaciones el estado generó nuevas normas
jurídicas que favorecieron la implantación de capitales extranjeros. El estado se vio
obligado a reforzar estrategias de contención de pobreza, por vía de la distribución de
planes sociales y de asistencia alimentaria. El estado se encaminó al reforzamiento del
sistema represivo institucional apuntado al control de las poblaciones pobres y a la
represión y criminalización del conflicto social.

El impacto del proceso de privatizaciones:

Este proceso tuvo dos etapas:

1. La primera se extiende desde la asunción de Menem hasta principios de


1991 y abarca la transferencia a manos privadas de ENTEL y aerolíneas
argentinas. También se dio inicio a otras privatizaciones (canales de
televisión, áreas petroleras, líneas de ferrocarriles, etc.)

2. La segunda etapa abarcó la privatización del servicio eléctrico, de agua así


también como el resto de los ferrocarriles, etc.

El plan de estabilización implementado por Caballo había logrado detener la


inflación. La privatización de YPF, la empresa productiva estatal más grande del país
construyó un modelo de civilización territorial.

1991 “nueva ley de empleo”: conlleva a un cambio en el modo en el que el estado


intervenía en la relación capital-trabajo. La flexibilización del contrato de trabajo formal
y la creación de nuevas modalidades de contratación destinadas a facilitar la entrada y
salida del mercado de trabajo y se dio el desarrollo de políticas sociales
compensatorias.

Modernización excluyente y asimetrías regionales: El doble proceso de


modernización y exclusión que afecto al sistema económico nacional se reprodujo en
cada una de las regiones que lo integran. La política de apertura económica significó
el desmantelamiento de la red de regulaciones que garantizaban un lugar a las
economías regionales en la economía nacional.

● Área central: de gran desarrollo económico, caracterizado por la existencia de


“economías urbanas de servicios” (ciudad de buenos aires), así como por la
Resumen de Nico Maggi

existencia de “estructuras económicas de gran tamaño y diversificación”


(buenos aires, córdoba y santa fe). El proceso de modernización excluyente
desembocó en una desindustrialización, acompañada por concentración de
la actividad económica en manos de grupos privados y empresas
multinacionales.

● Área mixta: conformada por las provincias patagónicas, a excepción de Rio


Negro, caracterizadas como “estructuras productivas basadas en el uso
intensivo de recursos no renovables”

● Área periférica: se mantienen rezagadas en términos de crecimiento


económico, más allá del desarrollo de ciertas áreas marginales. Entre las
provincias periféricas intermedias se incluye a Rio Negro, Entre Ríos,
Tucumán, Salta y La Pampa, Mendoza y San Luis. En el grupo de las
provincias periféricas rezagadas, caracterizadas por fuerte rigidez en su
aparato productivo, están Misiones, San Juan y Jujuy, mientras que La Rioja,
Santiago del Estero, Corrientes y Formosa, presentan un retraso. El proceso de
modernización excluyente implicó la introducción de un nuevo modelo agrario.
El proceso de apertura económica posibilitó la introducción de nuevas
tecnologías que modificaron bruscamente el modelo local de organización de la
producción, orientada al mercado externo. Incrementó la producción de soja
transgénica, colocando a la Argentina entre los principales exportadores
mundiales.

Década del 90: final de la “excepcionalidad argentina” en el contexto latinoamericano.


Enorme cantidad de trabajadores fueron expulsados del mercado de trabajo formal,
mientras que otros sufrieron las consecuencias de la precarización.

Svampa – La sociedad excluyente (cap. 2) FICHA 2044


Globalización y nueva dependencia. La globalización puede ser considerada como
un proceso de superación de las fronteras políticas, sociales y económicas, lo cual
está en el origen de la transformación del Estado nacional y la emergencia de nuevas
formas de soberanía, así como de una nueva articulación entre economía y política.
Este proceso implicó el desmantelamiento de los marcos de regulación colectiva
desarrollados en la época gordita y la afirmación de la primacía del mercado, en
función de las nuevas exigencias del capitalismo. Esto supuso un debilitamiento del
Estado nacional como agente regulador de las relaciones económicas, así como el
surgimiento de nuevas fronteras y de nuevas formas de soberanía, más allá de lo
nacional-estatal. Todo ello trajo aparejada una nueva división del trabajo
internacional, que benefició muy especialmente a las naciones desarrolladas, al
tiempo que potenció las asimetrías existentes entre las naciones del Norte y del Sur.
En América latina, la entrada en nuevo orden socio-económico implicó la conjunción
de dos procesos diferentes: por un lado, la profundización de la
transnacionalización de la economía; por el otro, la referencia reforma drástica del
aparato estatal, que produjo el desmantelando el marco regulatorio del régimen
anterior. Este doble proceso desembocó en la institucionalización de una nueva
dependencia, cuyo rasgo común sería la exacerbación del poder conferido al capital
Resumen de Nico Maggi

financiero, por medio de sus principales instituciones económicas. La economía se


separó y autonomiza, desviándose bruscamente de otros objetivos.

En consecuencia, en diferentes países periféricos se impuso un esquema de


crecimiento económico disociado del bienestar del conjunto de la sociedad, esto es
una sociedad, esto es, una "sociedad excluyente", modelo donde convergen
modernización económica y dinámica de la polarización social. La modalidad efectiva
que adoptaron las reformas estructurales en cada país no fue ajena a los diferentes
arreglos políticos, ni al peso de la cultura institucional existente. En América latina,
estos procesos se apoyan y terminaron por reforzar la tradición hiperpresidencialista
existente. Esto más una visión populista del liderazgo aceleró la desarticulación de lo
económico respecto de lo social, al tiempo que garantizó el proceso de construcción
política de una suerte de "nueva soberanía presidencial", frente al vaciamiento de la
soberanía nacional.

Estos cambios trajeron aparejadas grandes transformaciones de la política, que fueron


configurando un modelo de dominación apoyado sobre tres ejes centrales: el primer
eje, la sumisión de la política a la economía; el segundo, la consolidación de una
democracia presidencialista fuertemente decisionista; el tercero, el desarrollo de
nuevas estructuras de gestión, que condicionaron el hacer político tanto "desde
arriba", como "hacia abajo".

La sumisión de la política a la economía. El primer rasgo y tal vez el más notorio del
"modelo argentino" fue sin dudas el alcance que tuvo la subordinación de la política a
la economía, como resultado del reconocimiento de la "nueva relación de fuerzas".
Está perdida de autonomía de la política con relación a la economía puede ser leída
en dos niveles diferentes. En primer lugar, la primacía de la economía adoptó
distintos registros de inflexión. El primero aparece reflejado en la retórica de
Menem, quien desde sus comienzos adoptó un discurso que aceptaba la pérdida de
autonomía de la política. Esta estrategia tenía dos objetivos mayores: subrayar el
carácter ineluctable de las reformas, para desactivar las críticas al nuevo programa; y
hacer desaparecer el carácter político de la decisión. La estrategia tendía a
despolitizar las decisiones, restandoles su carácter contingente, producto de una
situación de conflicto, al tiempo que enfatiza el carácter unívoco del camino
emprendido para encarar las reformas. El correlato de esta estrategia de borramiento
de la política fue que el espacio de la decisión pasó a estar concentrado en la
autoridad presidencial y su entorno.

En segundo lugar, la subordinación de la política económica condujo a una


naturalización de la globalización, en su visión neoliberal. Gran parte del establishment
político se esforzó en dar por sentada la identificación entre orden liberal y nueva
dinámica globalizadora, naturalizados la nueva dependencia. Esta visión implicaba una
confusión entre "globalización" y "globalismo".

Una vez superada la crisis inflacionaria y lograda la estabilización mediante la


estrategia de shock y la convertibilidad de la Módena nacional al dólar, la tendencia a
naturalizar la asociación entre globalización y neoliberalismo, reafirmando la existencia
de una "vía única", pareció encontrar una confirmación en la ausencia de un verdadero
programa alternativo. Esta estrategia de despolitización del espacio de la decisión
Resumen de Nico Maggi

tuvo como corolario el borramiento de los antagonismos. La adhesión al plan de


convertibilidad contribuyó a desdibujar las identidades y divisiones políticas, creando
esa suerte de "consenso blando". La inocultable rigidez del modelo estaba vinculada
a las proporciones que tomó la nueva dependencia, a través de la reducción del
espacio de la política y la centralidad de los mandatos económicos. Con el correr de
los años la "convertibilidad" funcionaba no solo como el máximo principio de
regulación de la sociedad post-inflacionaria, sino, en el límite, como único principio de
legitimidad en medio de la recesión económica y la inestabilidad de las posiciones
sociales. Se expresó en la rigidización de las conductas, lo cual no hizo más que
potenciar la dinámica perversa del modelo. En resumen, una de las declinaciones más
importantes de la época es la forma particular que adoptó la sumisión de la política a la
economía. Esta se fue construyendo y prolongando en movimientos sucesivos
mediante los diferentes arreglos políticos e institucionales. Finalmente, lo que al inicio
de la década apareció, en medio de una crisis mayor, como una aceptación de la
pérdida de autonomía de la política, terminó por convertirse en una suerte de horizonte
insuperable anclado en una sola certeza de la estabilidad de la moneda.

El giro presidencialista: entre el decisionismo y el personalismo. El decisionismo


es un estilo político en el cual el líder interviene como autoridad soberana y fuente
absoluta de la decisión política. La construcción del espacio de la soberanía
presidencial aparece como el sustituto de un centro estatal vaciado. El proceso de
construcción de la soberanía presidencial aparece ilustrado por los decretos de
"necesidad y urgencia" que la Constitución habilita para el caso de las "situaciones
extraordinarias", y en el uso del veto social. El resultado fue así la instalación de una
suerte de "decretismo", que amplió las facultades del Ejecutivo, otorgándole el poder
de legislar, y facilitando olvidar las dificultades de una confrontación democrática. Este
proceso fue favorecido por una democracia de tipo presidencialista, así como por la
eficacia simbólica del vínculo populista. Ese modelo de gestión política se consolidó en
los países latinoamericanos que cuentan con una clara tradición presidencialista y un
parlamento débil.

Esta situación fue promovida por la misma tendencia del propio Partido Justicialista a
devenir "un sistema político en sí mismo" convirtiéndose en oficialismo y oposición.
Este modelo político de gestión fue potenciado por el estilo político peronista. La
práctica política de Menem se caracterizó por una estrategia de concentración
creciente del poder, orientada hacia el control y dominio de diferentes actores sociales.
Esta práctica le permitió a Menem disciplinar a vastos sectores sociales y estructurar
un nuevo consenso sin tener que pagar por ello altos costos políticos. Esta política de
concentración del poder se prolongó en la práctica de los gobernantes que sucedieron
a Menem, tanto De la Rúa, como Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. Esta tendencia
a la normalización del "estado de excepción", visible en la concentración de poder en
el Ejecutivo y en la alteración de la división republicana de poderes, alcanzó dos
situaciones extremas: en primer lugar, en los poderes extraordinarios otorgados a
Menem durante la primera etapa de su gobierno, lo cual le permitió implementar por
decreto una política de reformas, en segundo lugar, la cesión de poderes otorgados a
Cavallo convertido en súper ministro en el último tramo de gobierno de De la Rúa.

El segundo rasgo asociado al nuevo estilo político es la proliferación de liderazgos


personalistas. La nueva figura del liderazgo se ha asociado al proceso de
Resumen de Nico Maggi

restablecimiento del juego democrático, que fue acompañado de una crisis de


representación política, ligada al debilitamiento de los cuerpos intermedios y el ingreso
una relación más directa entre el líder y sus electores. Estos nuevos procesos dan
lugar a una serie de popularidad evanescentes y transitorias. Así, mientras que el líder
carismático posee un aura particular que incorpora en el espacio político, el líder
personalista es un puro efecto de una posición institucional. El interés por su persona
es momentáneo, ligado al deseo de descubrir la persona detrás del rol, sobre todo, el
deseo de descubrir una persona semejante a uno. La identificación con la persona del
presidente y no con la figura del líder carismático. El liderazgo personalista se coloca
más cerca de lo que Tucker denominó "carisma de situación", un fenómeno que no
está determinado por los componentes mesiánicos de la personalidad del líder, sino
por un estado de stress agudo en la sociedad que predispone a la gente. Mientras que
el líder carismático se vincula con lo político desde la distancia en la cual lo colocan
sus supuestas cualidades excepcionales, el actual líder personalista asegura una
forma de vinculación gracias a la proximidad de su carácter. La personalización del
liderazgo puede dar lugar a la consolidación de figuras políticas desprovistas de todo
carisma político. El líder personalista ya no es más un líder carismático a través del
cual los sectores populares se identifican, proyectan, constituyen en el sistema
político, por el contrario, en la medida en que la vida política se institucionaliza y el
manejo de la economía se independiza del recambio electoral, el sentimiento de
distancia respecto del sistema político requiere ser compensado por el interés hacia la
persona del líder. La consolidación de este tipo de liderazgos no puede ser disociada
de la importancia que han cobrado los medios masivos de comunicación en la época
contemporánea y el impacto que esto ha causado en la concepción del vínculo
político. Los nuevos líderes se apoyan en la estrategia de vinculación mediática,
desechando desde el inicio cualquier posibilidad de construcción o vinculación con
estructuras de base. Uno de los corolarios de este proceso fue que se aceleró la
desarticulación de lo político respecto de lo social y la política se tornó cada vez más
autorreferencial, es decir, se encapsuló. En definitiva, la consolidación de un estilo
político decisionista viene a expresar la convergencia entre una tradición
hiperpresidencialista, un vínculo populista y un liderazgo personalista.

La triple inflexión de la política como "gestión". La tercera inflexión se refiere el


pasaje a un determinado modo de "hacer política" vinculado al mandato de los
organismos multilaterales, que puede ser sintetizado como un nuevo modelo de
gestión estatal. Las nuevas estructuras de gestión se asientan sobre tres
características fundamentales: la existencia de la profesionalización, la
descentralización administrativa y la focalización de la política social. Frente al primer
modelo, se plantea la necesidad de llevar a cabo una nueva división del trabajo
político, profesionalizando las funciones; frente al segundo, postula la
descentralización administrativa y la focalización en el tratamiento de los problemas,
con el objeto de lograr una mayor eficiencia y equidad.

En primer lugar, dentro del nuevo modelo de gestión adquiere centralidad la figura del
experto. La centralidad del saber-experto se vincula con el proceso de
desestructuración de la sociedad contemporánea, que tiene como correlato una mayor
reflexividad, a la vez institucional y personal. La profesionalidad y el conocimiento
colocarían al experto en una posición óptima para aprender el interés público o general
y para implementar las políticas más adecuadas. El modelo argentino ha encarnado
Resumen de Nico Maggi

de manera acabada la vinculación orgánica entre élites tecnocráticas y mundo


empresarial. Así, una de las claves del período fue la rápida conformación de un
entramado económico, suerte de "comunidad de negocios", entre grupos económicos
nacionales y empresas transnacionales, asociados en la adquisición de empresas
estatales privatizadas. El nuevo estilo de gestión incorpora un esquema binario o polar
que deriva del diagnóstico que la tecno política hacía de las crisis. Los modelos
teóricos que pretenden atribuir un contenido "modernizador" al proceso de
transformación en marcha, se basan en un reduccionismo que rememora las
interpretaciones duales del subdesarrollo económico. El "viejo estilo de gestión"
engloba nada menos que al conjunto de las empresas estatales, numerosas
economías regionales y la totalidad de las administraciones provinciales. En el
lenguaje dualista de los técnicos, "inviables" resultaban ser las empresas del Estado,
las economías regionales y también gran parte de las plantas administrativas de los
estados provinciales.

La política del gobierno nacional apuntó a sostener las estructuras clientelares en las
provincias periféricas, postergando recortes en el empleo público provincial e
incrementando el flujo de recursos del gobierno central a las provincias, lo cual le
permitió garantizar la gobernabilidad que requería una política tan drástica de
reformas. El clientelismo fue integral a la racionalidad política de las reformas. El
nuevo estilo de decisión se aplicó sobre todas las áreas centrales de la economía
argentina, mediante la implementación sistemática de una política social focalizada y
la descentralización administrativa. Sus consecuencias fueron múltiples: trajo consigo
una orientación hacia una política social particularista destinada a aliviar la pobreza; la
descentralización implicó el de trasvasamiento de responsabilidades administrativas
del Estado nacional a los municipios y provincias. Ambos procesos conllevan una
reformulación de la relación con los sectores populares. En efecto, en primer lugar, la
focalización indica un claro giro de la política hacia el mundo de las necesidades
básicas mediante la multiplicación de las formas de intervención territorial en el mundo
popular.

El plan PAN fue una nueva estrategia de intervención social que se consolidan en el
nivel provincial para hacer finalmente implementados en escala nacional a partir de la
gestión de Menem.En la década del 90 emergió un entramado político constituido por
una red de nuevos militantes sociales fuertemente dependientes de la ciudad el
estado. El nuevo estilo de decisión generó cambios importantes en las estructuras
territoriales preexistentes. Gran parte de las organizaciones territoriales terminaron por
perder su autonomía relativa, subsumidas o neutralizadas por las estructuras
clientelares del partido justicialista. El impacto de la nueva política en la identidad
peronista de los sectores populares fue considerable. "desde abajo", el peronismo
perdió su carácter de contracultura política, para reducirse a una lógica de dominación
a través de las multiplicadas formas del clientelismo afectivo o las nuevas formas de
militancia social.

En resumen, la consolidación de las nuevas estructuras de gestión pondría al


descubierto la emergencia de un nuevo modelo de dominación, no sólo "hacia arriba",
sino también respecto de los sectores populares. "desde arriba", su puesta en marcha
se tradujo en una nueva y estrecha articulación entre las técnicas y grupos privados,
sentando las bases de lo que se llamaría una nueva comunidad de negocios. "hacia
Resumen de Nico Maggi

abajo", el nuevo modelo fue consolidando una matriz asistencial, a partir del desarrollo
de estrategias de contención de la pobreza, por la vida de la distribución de planes
sociales y de asistencia alimentaria las poblaciones afectadas y movilizadas.

Los avatares del modelo de dominación política (1989-2001). En cuanto a las


diferentes declinaciones de la política, cada uno de esos procesos una dinámica
relacional compleja, atravesada de tensiones y arreglos diferentes, y a su vez, produce
efectos en niveles distintos: tanto en el plano de la articulación entre lo nacional y lo
global, como en la trama de la política local o en las convulsionadas escenas
provinciales. A lo largo de los 90 se fueron configurando los contornos de un nuevo
modelo de dominación política. El modelo de dominación política encontró una nueva
inflexión durante el breve y colapsado gobierno de De la Rúa. Su dinámica entre 1999
y 2001. En primer lugar, la subordinación de la política de la economía se expresó de
manera dramática en medio de la recesión de los sucesivos ajustes y los renovados
arreglos con el FMI relativos al pago de la deuda externa. En segundo lugar, la rápida
licuación del capital político de la alianza y el cuestionamiento de la capacidad de
conducción del entonces presidente, pusieron al descubierto los límites del modelo de
dominación político. Durante la época de Menem el éxito de la gestión decisionista y el
personalismo del liderazgo permitieron pensar la política como algo más que
clientelismo afectivo, orientado a la gestión de las necesidades básicas. Una de las
mayores promesas de la alianza había sido la de depurar las instituciones, así como
impulsar la apertura del espacio público.

El presidente De la Rúa no encarnaba un liderazgo de tipo personalista. Quedaba en


evidencia la incapacidad de De la Rúa de desempeñar el rol y la imposibilidad de
sostener un efecto de posición. A la promesa de democratizar la ayuda social
recentralizadora, y su ostensible fracaso dio cuenta también del escaso conocimiento
que el gobierno de la alianza poseía del alcance y la dinámica de la descolectivización
en la sociedad argentina. Así los componentes del modelo de dominación político se
fueron desarticulando uno tras otro. Varios sectores sociales experimentan una
pérdida de confianza en la autoridad de la figura presidencial, que no sólo era
vertiginosa, sino que llegaría a adquirir connotaciones por demás grotescas, que los
medios de comunicación se encargarían de explotar. Las propias declaraciones de De
la Rúa no hacían más que acentuar el karis personalista y decisionista de la autoridad
presidencial. La avalancha de votos nulos y en blanco de las elecciones legislativas de
octubre de 2001 advertirá el alcance de la crisis. El regreso de Cavallo desembocó en
una nueva vuelta de tuerca del carácter decisionista del gobierno, al habilitar la "cesión
extraordinaria de poderes", con el argumento de la situación de emergencia
económica. Ese argumento profundiza la alteración de la división republicana de
poderes, habilitando de hecho la entrada en un estado de excepción. De la Rúa se
vería obligado a abandonar el poder tras las masivas protestas que siguieron a la ola
de saqueos y al decreto del estado de sitio. Tras las jornadas más sangrientas vividas
en la historia de la democracia de 1985, un nuevo escenario político se habría
marcado por una profunda crisis económica, el cuestionamiento de las formas de
representación política y las crecientes movilizaciones sociales. La naturalización de la
relación entre globalización y neoliberalismo tuvo dos consecuencias mayores: por un
lado, contribuyó fuertemente al desdibujamiento de la política entendida como esfera
de deliberación y participación, como espacio de disputa y de conflicto, en función de
los diferentes modelos de sociedad existentes; a su vez, esta reducción de la política
Resumen de Nico Maggi

potenció la desarticulación entre el mundo de la política institucional y las formas de


politización de los social.

Svampa- Cuatro claves para leer América Latina.


TEORICO
A partir del año 2000 América Latina ingresó en un nuevo ciclo político y
económico caracterizado por un novedoso escenario transicional, marcado por
el protagonismo creciente de los movimientos sociales y por la crisis de los
partidos políticos tradicionales y de sus formas de representación. El cambio de
época tomó un nuevo giro con la emergencia de diferentes gobiernos
apoyándose en políticas económicas heterodoxas, se propusieron articular las
demandas promovidas desde abajo.
Para designar a estos nuevos gobiernos, se impuso como lugar común la
denominación genérica de progresismo; si bien tiene el defecto de ser
demasiado amplia, esta categoría permite abarcar una diversidad de corrientes
ideológicas y experiencias políticas gubernamentales, desde aquellas de
inspiración más institucionalista hasta las más radicales, vinculadas a procesos
constituyentes.
América Latina diezmada por décadas de neoliberalismo y ajustes fiscales, el
progresismo fue emergiendo como una suerte de lingua franca, común a
diferentes países, más allá de la diversidad de experiencias y los horizontes de
cambio.
Concepto de Consenso de los Commodities → cuya caracterización parte del
reconocimiento de que, a diferencia de lo que ocurría en los años 90, las
economías latinoamericanas fueron enormemente favorecidas por los altos
precios internacionales de los productos primarios, lo que se verá reflejado en
las balanzas comerciales hasta los años 2011-2013.
Con los años el cambio de época fue configurando un escenario conflictivo en
el cual una de las notas mayores es la articulación entre tradición populista y
paradigma extractivista.
El avance de las luchas indígenas: entre la demanda de autonomía y la
consulta previa: En las últimas décadas asistimos a un ascenso de los pueblos
indígenas y a una apertura de las oportunidades políticas. Hacia los años 90, la
apelación a una ciudadanía étnica devino una herramienta política ineludible en
la dinámica de empoderamiento de los pueblos indios, no solamente en
términos de reconocimiento cultural, sino también vinculado a la reivindicación
de la tierra y el territorio En los últimos 15 años, el proceso de expansión de la
frontera de derechos tuvo como contracara la expansión de las fronteras del
capital hacia los territorios indígenas, junto con la emergencia de una nueva
conflictividad. En consecuencia, en el marco de los gobiernos progresistas,
esta problemática fue suscitando respuestas diferentes, frente a lo cual los
pueblos originarios colocaron en el centro del conflicto la cuestión de la
Resumen de Nico Maggi

autonomía y, de modo más generalizado, la defensa del derecho de consulta


previa.
En América Latina, la autonomía como mito movilizador presenta tres
momentos sucesivos y diferentes:
→ en primer lugar, irrumpe innovadoramente como demanda democrática con
el levantamiento neozapatista de Chiapas, en 1994
→ en segundo lugar, la autonomía tuvo su momento destituyente en 2001-
2002 con las movilizaciones y levantamientos urbanos en Argentina
cuestionaron el neoliberalismo y rechazaron las formas institucionales de la
representación política
→ en tercer lugar, hacia 2006, el eje se trasladó a Bolivia, donde la demanda
de autonomía estaría asociada al proyecto de creación de un Estado
plurinacional.
Fue en Bolivia donde se expresó de manera más acabada el proyecto político
indígena autonómico, ilustrado por el Pacto de Unidad, integrado por ocho
importantes organizaciones indígenas y campesinas que, en 2006, prepararon
especialmente para la Asamblea Constituyente un documento que proponía la
creación de un Estado comunitario y plurinacional. Esa propuesta autonómica
encontró límites, primero en la propia Asamblea Constituyente y, por
consiguiente, en la Constitución del Estado Plurinacional que se sancionó
finalmente. Una vez derrotadas las oligarquías regionales, a partir de 2009, con
el proceso de consolidación de la hegemonía del Movimiento al Socialismo
(MAS), el gobierno boliviano dejó en evidencia que las llamadas autonomías
indígenas originario-campesinas (AIOC) ocupaban un lugar marginal en su
agenda.
Otra de las cuestiones fundamentales del ciclo progresista asociadas a los
pueblos originarios es el derecho de consulta previa, libre e informada (cpli),
incorporada a todas las constituciones latinoamericanas a través del Convenio
169 de la oit de 1989. Frente a la degradación o manipulación que la CPLI
sufre en manos de los diferentes gobiernos y las dificultades jurídico-
administrativas que conlleva su implementación, en varios países se han
desvanecido las expectativas de inicios del ciclo progresista. Las CPLI se han
convertido en un campo minado.
La crítica al desarrollo y el modelo extractivo: es la crítica a la visión
hegemónica de desarrollo, que en la actualidad aparece asociada al modelo
extractivo exportador. Una nueva etapa se abrió hacia el año 2000, con el
ingreso al «Consenso de los Commodities» y la posterior crítica al
neoextractivismo, que instala un nuevo cuestionamiento a la ideología del
progreso. Megaproyectos extractivos : megaminería, explotación petrolera,
nuevo capitalismo agrario con su combinación de transgénicos y agrotóxicos,
mega-represas, grandes emprendimientos inmobiliarios. Estos modelos
presentan una lógica extractiva común: gran escala, orientación a la
exportación, ocupación intensiva del territorio y acaparamiento de tierras,
Resumen de Nico Maggi

amplificación de impactos ambientales y sociosanitarios, preeminencia de


grandes actores corporativos transnacionales y tendencia a la democracia de
baja intensidad.
Regionalismos, geopolítica y nuevas dependencias: Hay una tercera clave, de
índole también histórica, que plantea una reactualización de las relaciones de
dependencia bajo el signo del extractivismo. asistimos a importantes cambios
geopolíticos, manifiestos en el fin del mundo unipolar y en la configuración de
un esquema oligopólico de poder, ilustrado por la emergencia de nuevas
potencias globales, entre ellas, la República Popular China.
La segunda cuestión importante en términos geopolíticos es el alcance del
regionalismo autónomo latinoamericano, uno de los tópicos más reivindica- dos
por los gobiernos progresistas. En la actualidad, tanto la tesis del regionalismo
desafiante como la de la cooperación Sur-Sur parecen ser más una suerte de
wishful thinking que prácticas económicas y comerciales real- mente existentes
de los diferentes gobiernos progresistas latinoamericanos
El regreso de los populismos infinitos: se entiende el populismo como un
fenómeno político complejo y contradictorio, que presenta una tensión
constitutiva entre elementos democráticos y elementos no democráticos. Esta
definición propone una óptica crítico-comprensiva y se aparta del tradicional
uso peyorativo y descalificador del concepto, que predomina en el ámbito
político-mediático, donde se reduce el populismo a una política
macroeconómica (despilfarro o gasto social) y a la demagogia y al autoritarismo
político (déficit republicano), y se dejan de lado, interesadamente, otros
componentes. La autora propone pensar el populismo a partir de la
coexistencia de dos tendencias contradictorias: la ruptura fundacional (que da
paso a la inclusión de lo excluido), pero también la pretensión hegemónica de
representar a la comunidad como un todo.
Desde el punto estrictamente político, asistimos a un populismo de alta
intensidad 14, en el cual coexiste la crítica del neoliberalismo con el pacto con
el gran capital; procesos de democratización con la subordinación de los
actores sociales al líder; la apertura a nuevos derechos con la reducción del
espacio del pluralismo y la tendencia a la cancelación de las diferencias, entre
otros.
A esto hay que agregar que, a diferencia de los populismos conservadores o de
derecha que se expanden en la actualidad en Europa y EEUU, los populismos
latinoamericanos del siglo xxi fomentaron la inclusión social, de la mano de un
lenguaje nacionalista y a la vez latinoamericanista, y no de la xenofobia o el
racismo. Desde el punto estrictamente político, la actualización del populismo
de alta intensidad afirma un modelo de subordinación de los actores sociales
(movimientos sociales y organizaciones indígenas) y apunta a la cancelación
de las diferencias, lo que pone de relieve la amenaza a las libertades políticas o
su cercenamiento. El retorno del populismo de alta intensidad y el final del ciclo
progresista aparecen asociados. Así, desde el punto de vista económico y más
allá de los manifiestos de buenas intenciones, se observa que el extractivismo
Resumen de Nico Maggi

actual no condujo a un modelo de desarrollo industrial o a un salto de la matriz


productiva, sino a una reprimarización y a mayores conflictos socioterritoriales.
A esto hay que sumar el fin del llamado «superciclo de los commodities»
Fin de ciclo y posprogresismos : los progresismos realmente existentes
parecen haber entrado en una fase final, ilustrada por el giro conservador que
adoptaron dos de los países más importantes de la región: Argentina y Brasil, a
lo cual hay que añadir la crisis generalizada que atraviesa el gobierno
venezolano. Cabe aclarar que la crisis no se debe solo a factores externos (el
fin del superciclo de los commodities y el deterioro de los índices económicos),
sino también a factores internos (el aumento de la polarización ideológica, la
concentración de poder político, el incremento de la corrupción)
El fin de ciclo y el eventual giro político se insertan en un escenario mundial
muy perturbador, marcado por el avance de las derechas más xenófobas y
nacionalistas en Europa, así como por el inesperado triunfo del magnate
Donald Trump en EEUU. Podría decirse que, pese a la sobreutilización de la
hipótesis conspirativa, el giro conservador está vinculado, en gran parte, a las
limitaciones, mutaciones y desmesuras de los gobiernos progresistas.
El agotamiento y el fin del ciclo progresista nos confrontan con un nuevo
escenario, cada vez más desprovisto de un lenguaje común. Por un lado, es
cierto que, sin apelar a retornos lineales, los actuales gobiernos de Brasil y
Argentina recrean núcleos básicos del neoliberalismo, a través, entre otras
cosas, de políticas de ajuste que favorecen abiertamente a los sectores
económicos más concentrados, así como del endurecimiento del contexto
represivo.

Población y bienestar en Argentina, del primero al segundo


centenario. Una historia social del siglo XX. Torrado Ficha
2034
Susana Torrado plantea la evolución de la estructura social de la Argentina desde
fines del siglo XIX hasta nuestros días. La crisis internacional del 1930 da lugar a dos
etapas históricas:

La primera caracterizada por la vigencia del modelo de acumulación o estrategia de


desarrollo basado en el sector agroexportador.

La segunda, asentada, primero, en la industrialización sustitutiva para el mercado


interno y luego, en la apertura a la globalización económica internacional.

El modelo agroexportador: antes de 1930: Las transformaciones que experimenta la


economía argentina a partir de la segunda mitad del siglo XIX están directamente
determinadas por la coyuntura de los mercados internacionales de materias primas,
signada en ese entonces por el notable acrecentamiento de su demanda en los países
que se consolidan como centros industriales, fundamentalmente en Europa. Se induce
así una nueva división internacional del trabajo que favorece la incorporación a la
economía mundial de las regiones productoras de bienes primarios, vía la inversión de
Resumen de Nico Maggi

capitales y las migraciones internacionales desde el centro a la periferia. La Argentina


fue designada como una de las zonas más aptas para la producción agropecuaria. Las
élites que condujeron el país durante este periodo se abocaron a resolver cuatro
cuestiones prioritarias: la organización política; la atracción de capitales externos que
posibilitan el desarrollo de formas modernas de producción agropecuaria; la promoción
de la inmigración europea; la educación universal y obligatoria. La unidad nacional y la
organización institucional eran indispensables para asegurar las inversiones
extranjeras y la continuidad de las actividades económicas. La promoción de
inmigrantes europeos tenía por objetivo “poblar el desierto”. La universalización de la
educación buscaba asemejar el elemento humano nacional al de los países europeos
que servían de paradigma. Puede considerarse que todos estos objetivos se
alcanzaron durante el lapso de 1870-1930.

El asentamiento en las ciudades de la mayoría de los recién llegados proporcionó una


temprana e importantísima urbanización en las áreas que se incorporaron a las nuevas
actividades agroexportadoras, la que fue acompañada por una incipiente
industrialización ligada a la preparación de productos primarios para la exportación y
por un muy considerable desarrollo del sector terciario. Entre 1885-1914 hubo una
rapidísima expansión de los sectores medios, y esto afecto a la movilidad social. Las
cifras indican que el proceso de movilidad social ascendente fue mucho más
acentuado entre los extranjeros. A su vez, es necesario recalcar que las tasas de
movilidad debieron haber sido muy desiguales entre regiones, en razón del muy dispar
desarrollo del país durante el modelo agroexportador. Este modelo finaliza con la crisis
mundial de 1930. En Argentina las consecuencias fueron inmediatas y se tradujeron
en disminución de las exportaciones, deterioro de la relación de intercambio entre los
productos nacionales y los bienes de importación, disminución de la entrada neta de
capitales, aumento de los servicios de la deuda externa, cierre del país a la
inmigración extranjera, etc.

La industria 1930-1975 Desarrollo: Como consecuencia de la crisis del 30, la


Argentina debe abandonar el modelo agroexportador y se inicia un proceso de
desarrollo basado en la industrialización sustitutiva de importaciones. Ambos modelos
tienen un rasgo en común, si bien a diferente ritmo, ambos indujeron el crecimiento de
actividades no-agropecuarias dando lugar a la transferencia de mano de obra rural
hacia los sectores urbanos (migraciones internas). También con respecto a la
movilidad social. Ambas estrategias difieren en lo que concierne a la forma en que se
absorbe el empleo no-agropecuario según los sectores productivos y según los
estratos sociales componentes y, por lo tanto, en el perfil resultante de la
estratificación social.

El modelo justicialista (1945-1955): Este periodo estuvo asignado por el


estancamiento de la actividad agropecuaria tradicional y por el estímulo a la actividad
industrial, entrando en juego el capital extranjero mediante la inversión directa en
actividades industriales que funcionaban en condiciones oligopólicas. Sin embargo,
hacia 1945 predominaban en la estructura internacional las empresas pequeñas y
medianas de capital nacional. En 1945 emerge un nuevo movimiento liderado por Juan
Domingo Perón como expresión de una nueva alianza de clases: la de la clase obrera
y los pequeños y medianos empresarios industriales. Ahora la industria constituye el
objetivo central del proceso de desarrollo. Se impulsa una industrialización sustitutiva
Resumen de Nico Maggi

basada en el incremento de la demanda de bienes de consumo masivo en el mercado


interno, la cual es generada a través del aumento del salario real. El principal
mecanismo para lograr estos objetivos fue la reasignación de recursos para la
producción a través de la acción del Estado. Para este entonces, las medidas que
impulsaron la industrialización beneficiaron sobre todo a los pequeños y medianos
empresarios de origen nacional y, los asalariados industriales.

También el Estado busca nacionalizar o crear empresas de servicios públicos, hubo


altísimos niveles de creación de empleo urbano. Por única y primera vez en la
Argentina, la industria manufacturera asume el liderazgo de ese proceso favoreciendo
a la creación de puestos asalariados tanto de la clase obrera como de la clase media.
Lo fundamental de este modelo justicialista fue su superior capacidad de creación de
empleo industrial, aunque no puede afirmarse de un importante crecimiento en la
economía ni tampoco una modernización destacable en la estructura social. No solo
se da lugar al aumento del empleo asalariado sino también del empleo autónomo
(empleadores y cuenta propia). La distancia entre las velocidades de expansión entre
la clase obrera y la clase media era cada vez menor. No se detecta en este momento
empleo precario y existe escaso empleo marginal. En conclusión, todas las evidencias
disponibles llevan a concluir que la movilidad ocupacional ascendente fue
efectivamente acompañada por un movimiento también ascendente en la escala de
ingresos.

Una serie de restricciones estructurales y coyunturales en las variables que sostenían


la acumulación interna se conjugaron para interrumpir el crecimiento industrial
impulsado durante el período justicialista. Entre ellas pueden citarse: la acérrima
oposición del sector agroexportador que, al disminuir la producción exportable,
favoreció una crisis en la balanza de pagos que redujo la capacidad de importación de
los bienes intermedios y de capital indispensables para continuar y profundizar la
industrialización sustitutiva; la no menos virulenta oposición de los grandes
empresarios que retrotrajeron la inversión y trataron de recuperar ingresos a través del
aumento de los precios con la consiguiente inflación; el fracaso en la tentativa de
obtener capitales externos que permitieran superar el estrangulamiento externo de la
economía. Estas fueron las principales fuerzas que se conjugaron para derrocar al
gobierno justicialista en 1955.

El modelo desarrollista (1958-1972): En 1958 accede al poder un nuevo bloque


caracterizado por la alianza de la burguesía industrial nacional y el capital extranjero,
corporizado este último por grandes empresas transnacionales norteamericanas que
afluyen entonces al país en magnitudes significativas. En esta nueva estrategia, la
industria también constituye el objetivo central del proceso de desarrollo. Pero, a
diferencia del modelo justicialista, se impulsa ahora una industrialización sustitutiva de
bienes intermedios y de consumo durable, en la que el incremento de la demanda está
asegurado por la inversión, el gasto público y el consumo secundario del estrato social
urbano de altos ingresos. Este modelo implica un proceso regresivo de concentración
de la renta. El papel de la industria manufacturera es prácticamente nulo. Este modelo
destruye un número muy considerable de pequeños y medianos establecimientos
industriales, pero crea empleo asalariado de clase media a un ritmo veloz. Aunque es
verdad que la creación de empleo urbano es aún más rápida que durante el
justicialismo, el contexto ya no es de pleno empleo. La expansión del empleo favoreció
Resumen de Nico Maggi

más al asalariado que al autónomo, se acelera el crecimiento de la clase media con


respecto a la clase obrera, dentro de la clase media la expansión beneficia al estrato
asalariado y en la clase obrera al estrato autónomo, es decir, se produce un proceso
de asalarización de la clase media y de desalarización de la clase obrera.

Con respecto a la movilidad social, la misma es descendente relativa que constituye el


efecto neto, por un lado, del mejoramiento de las posiciones correspondientes a la
clase alta y a los segmentos superiores de la clase media, por otro, del
empeoramiento de las posiciones propias de la clase obrera y de los segmentos
inferiores de la clase media. Hay notoria modernización y complejización de la
estructura social gracias a la expansión rápida de puestos de clase media asalariada,
pero también hay incremento de empleo precario que hace que se lo denomine como
“excluyente”. El freno de este modelo estuvo dado por la convergencia de factores
económicos y políticos de índole adversa. Entre los primeros, se encuentra la
recurrencia de las crisis de la balanza de pagos, la agudización del conflicto social
manifestado en las movilizaciones de protesta. Durante 1970-1973, una aguda crisis
institucional que se resuelve con el llamado a elecciones generales y con la asunción
del tercer gobierno justicialista, en mayo de 1973.

Mundo bipolar: Luego de la segunda guerra mundial en 1945, el mundo queda


dividido en dos, por un lado el bloque capitalista, USA como sector dominante de
occidente y por el otro el comunista, con la URSS al frente del bloque oriental, esto da
lugar a la Guerra Fría se origina 1945. La desintegración de la URSS y la caída del
muro de Berlín ponen fin a la guerra fría al desaparecer uno de los bloques del mundo
bipolar y la potencia que lo encabezaba. Esto llevó a que los países del bloque
socialista comenzarán a transitar de una economía planificada a otra de mercado,
mientras se produce el fenómeno de globalización. Es una nueva fase de expansión
del sistema capitalista caracterizada por:

● Apertura de los sistemas económicos nacionales y disminución o cese de


políticas estatales reguladoras y/o proteccionistas.

● Incremento del comercio internacional.

● Expansión y crecimiento de los mercados financieros.

● Reorganización espacial, de la producción e interpretación de las industrias a


través de las fronteras nacionales.

● Incremento de la movilidad de los factores de producción

● Búsqueda de la ventaja comparativa y de la competitividad

● Prioridad de la innovación tecnológica.

● Descenso de los niveles históricos de remuneración de la fuerza de trabajo.

Estado de bienestar: Estados Unidos comienza a aplicar políticas de bienestar, que


implican el consumo dentro del mercado interno y un aumento del salario real. Estados
Unidos empieza a gestar las políticas del Estado de Bienestar de la mano de Keynes.
El Estado debe ser garante del bienestar, con políticas focalizadas en los más pobres.
Resumen de Nico Maggi

Implica la estimulación del consumo interno, con el aumento del salario real. De
manera que aumenta la demanda y, por consiguiente, la producción. Esto brindó casi
30 años de crecimiento y llevó a lo que se conoce como “edad de oro del capitalismo”.
En este marco de crisis post guerra USA lleva a cabo el Plan Marshall el cual es un
proceso de internalización de capitales con la correspondiente expansión de las
grandes corporaciones estadounidenses cuya finalidad no solo es económica sino
también política porque buscan frenar el avance del bloque soviético.

El modelo aperturista: 1976-2001: El gobierno surgido del golpe de Estado de marzo


de 1976 adoptó una estrategia de desarrollo sustancialmente diferente a todas las
experimentadas en el pasado. Esta estrategia aperturista dio lugar a la vigencia de los
precios de mercado como régimen básico de funcionamiento; promoción de los
sectores altamente competitivos lo que implicaba la concentración del capital y la
eliminación de empresas de menor productividad; apertura de la economía a la
importación de capital extranjero y de bienes de todo tipo; etc. En el plano económico
se observa una notable reducción de los aranceles a la importación, privatización, se
desmantela el Estado de Bienestar que se había organizado en nuestro país en la
década de 1940. Este modelo está conformado por dos momentos: el de ajuste en
dictadura y el ajuste en democracia.

Dictadura (1976-1983): Un golpe de estado militar desplaza al modelo justicialista en


marzo de 1976 adoptando una nueva estrategia de desarrollo. Puede caracterizarse al
nuevo bloque dominante durante 1976-1983 como una alianza entre el estamento
militar y el segmento más concentrado del capital nacional y de las empresas
transnacionales. Las Fuerzas Armadas llegaron al poder modificando la antigua
estructura de relaciones sociales, políticas y económicas. Dicho modelo da por
terminada la industrialización como objetivo central del proceso de desarrollo. En
cuanto a los aspectos sociales hubo una disminución de la migración interna hacia las
grandes ciudades, retroceso de la inmigración de trabajadores limítrofes, aumento de
la emigración externa de argentinos. Hubo aumento de los no-asalariados y del alza
del trabajo precario y marginal, es decir, que se detiene el proceso de asalarización de
la clase media y se acelera el de desalarización de la clase obrera. El desempleo
abierto afectó a todos los trabajadores, pero en los estratos inferiores lo hizo con
mayor intensidad. Hay una desigualdad en la distribución del ingreso (reducción del
salario real, incremento de desigualdad en la distribución de las remuneraciones entre
los asalariados y los no-asalariados, etc).Y con respecto a la movilidad social, el
menor crecimiento del empleo urbano elimina la movilidad ascendente, expansión de
la clase media, aunque dicha clase crece menos que en las etapas precedentes. En
conclusión, el balance del modelo aperturista durante el gobierno militar es de
preeminencia de movilidad estructural descendente.

Democracia (1983-2001): En abril de 1982 la guerra de las Malvinas marca el ocaso


del gobierno militar es por ello que, para fines de ese año, estaba ya en marcha el
proyecto de reconstrucción democrática que culminaría con la asunción del gobierno
constitucional de Raúl Alfonsín (partido radical) en diciembre de 1983. Desde entonces
hasta julio de 1989 no llegó a implementarse una estrategia de desarrollo específica
distinta al aperturismo. La recuperación democrática había traído al nuevo gobierno
una situación económica caótica, con enorme déficit fiscal y presiones inflacionarias.
Los brotes hiperinflacionarios hacia fines de 1980 obligaron a la entrega anticipada del
Resumen de Nico Maggi

poder en julio de 1989. Carlos Saúl Menem (partido justicialista) asume para ese
entonces. Fue en 1991 con el Plan de Convertibilidad que se afianza una estrategia de
desarrollo nítida en sus objetivos y en sus medios de implementación, que, en el plano
económico, retoma el modelo aperturista del gobierno militar pero ahora con un éxito
notable en el control de la inflación y en el crecimiento del producto bruto nacional, al
menos durante algunos años. A los inconvenientes generales que el modelo
aperturista arrastraba desde los años setenta, se agrega durante los noventa un
agravamiento de la vulnerabilidad externa de la economía.

En diciembre de 1999, el justicialismo fue desplazado del poder por una alianza de
partidos que llevó como presidente a Fernando De La Rúa, cuyo gobierno no cambió
la orientación aperturista prevaleciente hasta su renuncia anticipada a fines del 2001.
Entre 1980-1991 se acelera el aumento del cuentapropismo, aumenta el número de
empleadores varones, expansión ocupacional del sector terciario y volvió a disminuir la
mano de obra ocupada a la industria. Durante la década de 1980 hay un aumento del
desempleo, intensa precarización del trabajo asalariado donde la desocupación en el
2000 era más que el doble de 1991. Entre 1991-2000 fue prácticamente nula la
creación de empleo asalariado. Hubo una nueva y brutal devaluación de los títulos
académicos que indujo la abrupta irrupción del hiper desempleo ya que ahora para
conseguir empleo se necesita de más educación, pero para reciclarse se necesitan
ingresos que no se obtienen porque se está desempleado. A partir de 1991, el exitoso
control de la inflación que acompañó el Plan de Convertibilidad permitió que mejoraran
los ingresos reales de todos los grupos de perceptores. No obstante, esta importante
recuperación después de 1994 continuó la tendencia negativa de las remuneraciones
reales. Hay una desregulación de las antiguas protecciones de los trabajadores, ya
que las normas laborales se modificaron dando lugar a la precarización del trabajo
aumentando el trabajo en negro y la vulnerabilidad social. Con respecto a la estructura
social hubo una drástica desalarización de toda la estructura, aumento de la clase
obrera, crecimiento del estrato autónomo, abrupto incremento del estrato marginal, etc.
En cuanto a la movilidad social fue esencialmente descendente tanto desde el punto
de vista ocupacional como de la distribución de los ingresos.

En conclusión, el aperturismo da lugar a un empeoramiento de las condiciones


laborales y de bienestar en tan corto lapso, heterogeneidad de la pobreza crítica,
deterioro brutal de los niveles de bienestar, etc. Una visión de largo plazo: Antes de
1930, durante el modelo agroexportador, el perfil de la estructura social se trastoca
profundamente, se aprecia una rapidísima expansión de los estratos medios. Después
de 1930, la estrategia justicialista si bien no modernizó significativamente la estructura
social, fue claramente distribuciones e incluyente de los estratos más desfavorecidos.
Por su parte, el desarrollista, aunque modernizador, fue marcadamente concentrador y
excluyente. La aperturista presenta rasgos de claro sesgo desindustrializador,
concentrador y excluyente, sin atisbos de modernización.

UNIDAD 2 La Nueva Cuestión Social, pobreza y exclusión


2.1. La nueva configuración social luego de los ‘90, características de los
grupos dominantes, fragmentación de las clases medias y sectores populares.
Resumen de Nico Maggi

2.2. Pobreza y exclusión social. Indicadores: línea de pobreza/LP, necesidades


básicas insatisfechas/NBI, pobreza, vulnerabilidad, y exclusión social, nuevos
pobres. El problema de las pobrezas según sectores y problemas.

Neoliberalismo y subjetividad. Jorge Aleman Ficha 2027


I. El neoliberalismo no es solo una ideología que defiende la retirada del Estado, su
desmantelamiento a favor del mercado o un dejar hacer al capitalismo financiero; es
una construcción positiva que se apropia del orden del Estado y es un permanente
productor de reglas institucionales, jurídicas y normativas, que dan forma a un nuevo
tipo de racionalidad dominante. El neoliberalismo socava los lazos sociales a la vez
que su racionalidad organiza una nueva relación entre los gobernantes y los
gobernados, una gubernamentalidad según el principio universal de la competencia y
la maximización del rendimiento extendida a todas las esferas públicas,
reordenándolas y atravesándolas con nuevos dispositivos de control y evaluación: es
la propia población la que pasa a ser objeto del saber y el poder (Foucault).

II. El carácter constructivo del neoliberalismo refiere a que las técnicas de gobernación
propias del mismo tienen como propósito producir, fabricar un nuevo tipo de
subjetividad. A diferencia del sujeto moderno, diferenciado en sus fronteras jurídicas,
religiosas, institucionales, etc., el sujeto neoliberal se homogeniza como sujeto
emprendedor, entregado al máximo rendimiento y competencia, como un empresario
de sí mismo, que vive permanentemente en relación con lo que lo excede, el
rendimiento y la competencia ilimitada.

III. Las técnicas de gestión, los dispositivos de evaluación, los coach, los entrenadores
personales, los consejeros y estrategas de vida son el suplemento social del sujeto
neoliberal, quien vive al límite, en el goce de la rentabilidad y la competencia y
estableciendo consigo mismo la lógica del emprendedor que está a punto de fracasar
a cada paso. El stress, ataques de pánico, depresión, corrosión del carácter, lo
precario, lo líquido y fluido, etc, constituyen el medio en el que el sujeto neoliberal
ejerce su propio desconocimiento de sí, respecto a los dispositivos que lo gobiernan,
los cuales le reclaman que sea el acto de su propia vida, el que racionaliza su deseo
en la competencia y en la técnica de conducirse a sí mismo y a los demás:
management del alma.

IV. La racionalidad del neoliberalismo cumple con lo analizado por Heidegger respecto
a las estructuras de emplazamiento que provocan en el ser humano una presentación
de su existencia en forma de cálculo de sí, o lo planteado por Lacan en el Discurso
Capitalista, donde el sujeto ya sólo está condicionado por la plusvalía de goce. El fin
del neoliberalismo es la producción de un sujeto nuevo, íntegramente homogeneizado
a una lógica empresarial, competitiva, comunicacional, excedida todo el tiempo por su
performance. El neoliberalismo se extiende, no sólo por los gobiernos, circula
mundialmente a través de los dispositivos productores de subjetividad.
Resumen de Nico Maggi

La pobreza del ajuste o el ajuste de la pobreza. Beccaria y


Vinocur. Ficha 7077
En la Argentina, la generalización de la educación primaria, secundaria y superior, la
construcción de la red hospitalaria, la infraestructura de transportes, las redes de agua
potable y alcantarillado conforman un hábitat urbano que aún hoy sorprende a propios
y extraños. Nuestro país sufrió las consecuencias del endeudamiento externo, de los
desfavorables comportamientos de los términos del intercambio y de las políticas de
estabilización. El hecho de que este proceso de deterioro se haya verificado en una
sociedad con niveles relativamente elevados de bienestar, el cual se distribuía entre la
población sin las diferencias típicas de las economías en desarrollo, hizo que la
pobreza asumiera características también peculiares.

Reseña breve de la pobreza en la Argentina: La privilegiada asociación de este país


con el mercado mundial, hasta la crisis del treinta, y, luego, la enorme expansión del
mercado interno, que posibilitó sustentar el modelo de sustitución de importaciones,
generó condiciones de vida que resultaron de las mejores del continente y
comparables con algunas naciones europeas. La población pobre estaba constituida
por el segmento del sector rural (personas vinculadas a la elaboración de productos
que no competían con similares de origen europeo). Los pobres urbanos fueron
inmigrantes europeos que habitaron los llamados “conventillos” a principios de siglo.
Una vez insertos en el mercado de trabajo formal, aquellos fueron reemplazados por
migrantes internos, provenientes de economías regionales cada vez más debilitadas.
Se sumaron los inmigrantes de países limítrofes, estos dos últimos grupos ocuparon
cordón de tierras fiscales, la mayoría bajas y no aptas para ser urbanizadas, rodean
las principales ciudades y que pasaron a constituir las “villas miseria”. La
consolidación del modelo acumulativo a través de sustitución de importaciones llevada
a cabo por el peronismo implicó el alumbramiento de la clase popular y la
generalización de políticas sociales que sentaron las bases de la versión nacional del
“estado de bienestar”. Proceso de desarrollo que supuso grandes diferencias con la
mayoría de los países latinoamericanos. Desde 1955 hasta 1975, la problemática de la
pobreza marcó un debate sobre los reales alcances del proceso de crecimiento
encarado por la economía argentina. La oposición sostenía que la pobreza era
inherente al modelo de desarrollo.

La primera medición sobre la condición de pobreza en el país, referida a la situación


de los años 70 y medida a través de la insuficiencia en los ingresos. Un 5% de los
hogares urbanos argentinos tenían ingresos inferiores a los necesarios para acceder a
una canasta básica de bienes y servicios. Pero en 1976 se puso en marcha un
proyecto que buscaba modificar radicalmente el patrón de acumulación. La idea era
volver a basar el crecimiento en las ventajas comparativas (Argentina = tierras),
abriendo la economía a la competencia internacional y reduciendo el papel del Estado
tanto en la producción de bienes y servicios como en la regulación de los mercados.
Ese objetivo no pudo ser logrado, pero el tema se instaló definitivamente en la
sociedad argentina.

Empleo, salario y distribución del ingreso: Uno de los elementos centrales de la


política de ajuste puesta en marcha en 1976 fue la concentración salarial. Al impedirse
Resumen de Nico Maggi

toda acción gremial resultó prácticamente inexistente la resistencia al deterioro de las


remuneraciones y se facilitó el redimensionamiento de la fuerza de trabajo ocupada en
empresas puesto que también se redujo la oposición a los despidos y al rediseño de
los procesos de trabajo. Implicó un incremento de la productividad sin inversión. El
crecimiento del empleo global se desaceleró a lo largo de todo el período bajo análisis
(1974-1989) como consecuencia de lo que acontece con la demanda del sector formal.
La desocupación abierta cayó en principio debido a la disminución de la oferta de
trabajo y del crecimiento del “cuentapropismo”. Entre las consecuencias derivadas del
crecimiento del “sector informal” se encuentra la expansión del número de
trabajadores precarios o clandestinos, aquellos que no están registrados en la
seguridad social y no gozan de los beneficios básicos de la legislación laboral.

Fue a partir de mediados de los 80 cuando el persistente estancamiento de la


demanda de empleo empezó a reflejarse en desocupación y subocupación abiertas. A
finales de la década, el desempleo alcanzó niveles nunca antes conocidos en el país.
La combinación de continuo deterioro del nivel de empleo asalariado y
fundamentalmente de las remuneraciones reales, derivó en una fuerte caída de la
participación de sueldo y salarios en el ingreso nacional. Se incrementó la desigualdad
en la distribución de las remuneraciones entre asalariados. Diversas razones permiten
entender este comportamiento y todas derivan de la fuerte reducción de los pisos
salariales que fijaba el gobierno hasta 1988. Ciertas firmas decidieron otorgar salarios
por encima de los convencionales a todo o parte de su personal, especialmente al más
calificado. Se redujo el efecto de homogeneizador que significaban las convenciones
colectivas por rama de actividad y salarios pasaron a reflejar las posibilidades de pago
de las empresas. Este proceso se dio conjuntamente con la ampliación de las
diferencias en las posibilidades de pago entre empresas del mismo sector. El
comportamiento exhibido por la economía argentina a lo largo del periodo reseñado
llevó a una creciente heterogeneización de la estructura productiva.

La regla fue la diferenciación hacia el interior de las ramas industriales. Los ingresos
de los ocupados no asalariados, básicamente los de los cuentapropistas, siguieron un
proceso similar de concentración. El aumento en la desigualdad de la distribución de
sus ingresos es una consecuencia del creciente grado de subempleo que dicho
proceso refleja. Hasta mediados de los 70, los que trabajaban por cuenta propia
lograban ingresos adecuados al producir bienes y servicios con un nivel razonable de
productividad. La caída de la demanda de trabajo formal llevó a que las actividades
independientes comenzaran a ser consideradas como una alternativa frente al
desempleo. Muchos de los que pasaron a desarrollarlas se dedicaron a tareas de muy
baja productividad. Junto al deterioro de los salarios se mantuvieron en niveles
extremadamente reducidos los haberes jubilatorios.

La economía argentina desde 1976: El rápido proceso de empobrecimiento de


amplios sectores de población es el resultado más dramático de la evolución
socioeconómica de la Argentina. El país mostraba, hacia principios de los 70,
condiciones sociales atípicas para la región. Argentina respondió a los efectos de la
crisis mundial de los años 30 embarcandose en esquema de sustitución de
importaciones, proceso que fue profundizado por política peronista iniciada a
mediados de los 40. A diferencia de otras realidades, ese proceso se inició en un país
con escasa población fundamentalmente urbana, sector rural que mostraba alta
Resumen de Nico Maggi

productividad y donde el campesino no constituía un sector demasiado grande. Esta


estrategia generó flujos inmigratorios hacia BsAs y otras metrópolis desde el sector
rural y más tarde de países limítrofes. Los niveles de salarios de los centros urbanos,
donde los sindicatos tenían cierto poder de negociación, eran altos en comparación
con los de otras naciones en desarrollo. La política redistribucionista del primer
gobierno peronista elevó aún más los salarios y mejoró sustancialmente. Durante los
años 50 y 60, aun cuando la economía continuó creciendo, lo hizo a una tasa algo
menor que la registrada anteriormente y exhibiendo comportamiento fluctuante. La
inflación pasa a ser un fenómeno casi permanente, cuya intensidad depende de la
suerte que siguen las cuentas externas.

Es a partir de 1976 cuando comienzan a observarse alteraciones significativas en


tendencias que venían operando y que derivaron en los elevados niveles de pobreza.
En marzo de ese año se quiebra nuevamente el régimen constitucional que se había
iniciado tres años antes. Se buscaba reinsertar a la economía argentina en el mercado
mundial a partir del aprovechamiento de sus ventajas comparativas. Se hacía
necesario eliminar todas las restricciones al comercio, consolidar un sistema financiero
moderno y también inserto en el mundo, reducir la regulación de los mercados y
acabar con el Estado empresario logrando así mayor eficiencia en la producción de los
bienes y servicios que estaban en sus manos y que constituían insumos básicos para
la producción. El programa estabilizador del gobierno militar logra reducir la inflación
aun cuando la misma permanece elevada. Se consiguió controlar los salarios a través
de la eliminación de toda actividad gremial. El frente externo también mejoró de modo
notable como consecuencia de las políticas de ajuste: aumento de tipo de cambio real,
caída del consumo interno.

La inflación distaba de estar bajo control y se ensaya un nuevo esquema estabilizador:


se pauta la cotización futura del tipo de cambio, que evolucionará a un ritmo de
aumento decreciente. Si bien la medida redujo el nivel inflacionario, no logró que se
ubicará por debajo del ritmo de devaluación. El acelerado crecimiento de la deuda
externa sin una expansión paralela de la capacidad productiva y con superávit de la
cuenta comercial.

La continua sobrevaluación del peso comenzó a hacer menos atractivo el


endeudamiento en dólares y se incrementó la tasa de interés interna, esto tuvo un
impacto negativo sobre el sistema financiero. En el marco de la continua libertad
cambiaria, se produjo una corriente de adquisición de activos extranjeros por parte de
los agentes domésticos. El gobierno trató de compensar la salida de capital
endeudándose fuertemente en el exterior. En marzo de 1981, junto con el cambio de
presidente, se modificó el esquema de política económica. Se procede a devaluar el
tipo de cambio, lo que ocasiona los conocidos efectos inflacionarios y contractivos. El
gobierno estatizó entonces la deuda externa privada y permite una licuación del pasivo
de empresas.

El anuncio de la vuelta a la vida democrática hacia finales de 1982, el hecho de que se


espera en políticas expansivas de quienes ganaran las elecciones y el aumento de las
remuneraciones favorecen el nivel de actividad. Los efectos del elevado
endeudamiento externo no se hacen esperar. A mediados de 1984 se agudizan los
Resumen de Nico Maggi

problemas de balance de pagos e inflacionarios, lo cual llevó a poner en marcha


políticas contractivas.

Solo hacia 1989 comienza a dibujarse una propuesta articulada que se enmarca
en el paradigma neoliberal vigente a nivel mundial. Durante el primer año y medio
del gobierno justicialista, las preocupaciones estuvieron centradas en la resolución del
problema inflacionario y poco se avanzó en la implementación de medidas que
plasmarán los objetivos de reestructuración económica. Cabe destacar el irreversible
proceso de privatizaciones que implica la consolidación de nuevos grupos de poder en
los que se asocian capitales extranjeros y un puñado de empresarios nacionales.

La medición de la pobreza: Dos aproximaciones tradicionalmente utilizadas para


medir la pobreza: la denominada línea de pobreza (LP) y la de necesidades básicas
insatisfechas (NBI). La primera presupone la determinación de una canasta básica de
bienes y servicios de costo mínimo que se construye respetando las pautas culturales
de consumo de estratos populares en un determinado momento histórico. Esta
canasta normativa define la LP. La valorización de una canasta de alimentos de costo
mínimo permite determinar la línea de indigencia (LI). La segunda aproximación, NBI,
remite a las manifestaciones materiales que evidencian falta de acceso a ciertos
servicios como vivienda, agua potable y educación. Según su criterio, se considera
como pobres a los hogares que respondan a uno de los siguientes indicadores:

● Hacinamiento (conviven más de tres personas por cuarto)

● Viviendas carecen de servicios higiénico con arrastre de agua

● Viviendas son precarias (construidas con desechos o en terrenos de


tenencia precaria)

● Deserción escolar (niños en edad escolar que no asisten a la escuela)

● Baja capacidad de subsistencia (cuatro personas o más por miembro


ocupado y el jefe de hogar tiene un nivel de instrucción igual o menor a
segundo grado de primaria)

Ambos métodos evalúan situaciones diferentes. El de las NBI, la pobreza histórica o


“estructural”, es decir, la de aquellos sectores que han sufrido carencias esenciales por
generaciones y que difícilmente pueden superarlas mediante estrategias individuales,
aun cuando sus ingresos pueden ser superiores al valor de la LP; estos sectores
necesitan programas sociales. El método de la LP toma en cuenta aquella situación de
pobreza que sólo se expresa en ingresos insuficientes y que en la Argentina es
resultado de un proceso de pauperización. Este enfoque da lugar a la clasificación de
los hogares en cuatro grupos: no pobres, transicionales, pauperizados y estructurales.

Los cambios entre 1974 y 1989: Hacia 1974 la pobreza en el Conurbano Bonaerense
se concentraba en el grupo de los transicionales, es decir, los hogares que tenían
alguna necesidad básica insatisfecha, los niveles de ingreso eran relativamente
elevados. Gran parte de los transicionales estaban en un proceso de movilidad
ascendente. A lo largo de la segunda mitad de los años 70 disminuye la pobreza total,
se reduce en forma significativa la incidencia de aquellos hogares con NBI, pero casi
Resumen de Nico Maggi

se triplica la de los pauperizados o nuevos pobres, y se deterioran las condiciones


estructurales.

Grupos de distinto grado de intensidad de la pobreza entre los pobres por NBI:

● Pobreza extrema: constituido por aquellos hogares que presentan al


menos una de las siguientes condiciones

○ Ingresos inferiores al valor de la línea de indigencia

○ Vivienda precaria

○ Vivienda sin servicios higiénicos de arrastre de agua

○ Hacinamiento y además tenencia precaria de la vivienda

● Pobreza estructural no extrema: constituido por aquellos hogares con al


menos una de las siguientes condiciones

○ Hacinamiento

○ Deserción escolar

○ Tasas de dependencia de cuatro y más inactivos por miembro


ocupado

○ Tenencia precaria de la vivienda

● Pobreza estructural con ingresos suficientes: constituido por hogares


con las mismas características que el subgrupo anterior, pero con ingresos
mayores que la LP.

El proceso que se inició a mediados de la década del 70 tuvo como resultado un


incremento de la pobreza global, explicado por la caída de los ingresos de un
segmento social muy significativo. Si bien los pobres por NBI representan actualmente
una proporción algo menor que 15 años atrás, sus condiciones de vida empeoraron,
tanto por la disminución de su capacidad de consumo como por la intensidad de las
carencias. Da como resultado una estructura social sumamente heterogénea,
compuesta por sectores que tienen muy distinto origen, disímiles expectativas y
experiencias organizativas y que poseen vivencias también diferentes sobre causas y
sobre posibles respuestas. Uno, los estructurales, habitan espacios relativamente
homogéneos, tienen referencias culturales similares y pueden reconstruir a partir de su
comunidad cierta capacidad de gestión y organización. Otros, los pauperizados,
residen en un heterogéneo y vasto espacio urbano que dificulta reconocerse entre
pares. Formaron parte de la cultura que tuvo en el ascenso social su paradigma, con
escasa experiencia organizativa tanto a nivel laboral como social. Tienen una
percepción de pérdida en su calidad de vida que genera frustración, pues carecen de
vías apropiadas para canalizar sus demandas y visualizan una respuesta individual.

Quizá lo que ambos sectores comparten sea apenas la certidumbre sobre los efectos
sociales que han provocado los sucesivos planes de ajuste y estabilización. La
reducción de los niveles inflacionarios que se advierten desde la puesta en marcha del
Resumen de Nico Maggi

programa de convertibilidad, su efecto expansivo sobre el nivel de actividad y el


consecuente mejoramiento de los ingresos familiares muy posiblemente han llevado a
disminuir la incidencia de la pobreza por ingresos. Sin embargo, y considerando una
perspectiva más amplia, la consolidación del nuevo esquema de acumulación que se
está cristalizando aceleradamente en los últimos meses, más abierto a la competencia
internacional y con una menor participación del Estado en la regulación de los
mercados, puede también acentuar y reafirmar el proceso de exclusión social que se
verifica desde mediados de los 70. Ello implicaría la consolidación de un escenario en
el que la persistencia de la pérdida de la calidad de vida de los pauperizados los
convierte en estructurales, si no ésta en la futura generación

Raúl Mercer. “SALUD Y POBREZA EN LA ARGENTINA


Dime cómo ha sido tu cuna y te diré cómo serás…” Ficha
2064
¿De qué salud hablamos cuando hablamos de salud? La salud ha estado
relacionada con la presencia o ausencia de una enfermedad, la salud contempla hoy
una serie de dimensiones que van más allá del acto médico, por ejemplo, gozar de
una vivienda digna de un ambiente con condiciones de saneamiento básico, acceder
al sistema educativo, son aspectos que hacen a la salud. Hoy la salud es comprendida
como una construcción social en donde varios factores se conjugan condicionando sus
niveles de expresión en una comunidad y un territorio, estos factores reciben la
denominación de determinantes sociales y expresan las condiciones básicas
necesarias para que las personas puedan lograr niveles asequibles de salud que les
permiten vivir con dignidad, la OMS define los determinantes sociales como las
condiciones sociales en las cuales las personas viven y trabajan.

Algunos determinantes sociales de la salud en la niñez. Pobreza y salud: OMS


clasifica a la extrema pobreza como la más cruel de las dolencias, la pobreza es
motivo de que no se vacune a los lactantes, de que las poblaciones no dispongan de
agua potable para el consumo humano ni de estrategias de saneamiento ambiental
adecuado. En Argentina la brecha de mortalidad materna entre provincias ricas y
pobres constituye un ejemplo de inequidad sanitaria y expresión del impacto de la
pobreza sobre la posibilidad de ejercer el derecho a la salud y a la supervivencia. Más
de 3.000 nacimientos se producen en chicas menores de 15 años, producto de la
vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos, poniendo en riesgo la vida de
los bebés y la de sus madres.

Desarrollo temprano y salud: los logros en salud y educación están relacionados con
las condiciones socioeconómicas en la que vivimos, las habilidades parentales de las
condiciones en las cuales ellos han sido criados desde niños, cuanto menor será el
NSE de los padres, mayores las posibilidades de sufrir del estrés condicionado por la
situación de salud o financiera, y de transmitir el estrés a sus hijos en la forma de
relaciones conflictivas. Los niños que nacen en hogares con bajo NSE tienen mayor
prevalencia de problemas de salud física y mental, viven menos que aquellos
provenientes de sectores afluentes de la sociedad. La mayoría de los niños y niñas
gozan de las mismas potencialidades biológicas al nacer y es la calidad de
relacionamiento con los entornos lo que va modelando la capacidad de expresar
Resumen de Nico Maggi

dichas potencialidades en mayor o menor medida, todo niño/a tiene el derecho a


alcanzar el máximo estándar de salud posible.

Género, niñez y salud: el enfoque de género en la niñez es pertinente por varias


razones, la construcción de los roles de género que acompañan al desarrollo de los
niños y niñas es parte de su socialización, el género se constituye como una de las
relaciones estructurantes que sitúan al individuo en el mundo y determina a lo largo de
su vida oportunidades, elecciones, trayectorias, vivencias, lugares e intereses, las
diferencias de género son construcciones sociales. Las pautas de género en nuestras
sociedades llevan a los varones a no reconocer sus emociones y a sentir que no
necesitan cuidarse, ya que pueden ser cuidado por otras, las masculinidades están
asociadas a pautas que impiden el reconocimiento de fragilidades y desfavorecen la
búsqueda temprana por las prácticas preventivas. La familia es la institución primaria
para la organización de las relaciones de género en la sociedad, donde se puede
ejercer los derechos individuales, pero también donde se establecen relaciones de
poder desigual y asimétrico, se presenta el conflicto social, la discriminación y el
maltrato, siendo sus víctimas más débiles: las mujeres, niños y niñas y adultos
mayores.

Momento de propuestas, de un Estado sectario a otro intersectorial :se requieren


estrategias integrales de gobierno, mediante políticas y programas coherentes y
armonizados que atiendan la distribución desigual de recursos en la sociedad y
mejoren las condiciones estructurales que afectan a sectores de la población.

Para erradicar la pobreza el Estado plantea dos estrategias: el diseño e


implementación de políticas y programas integrales coherentes con la ampliación de
las oportunidades de acceso al mercado de trabajo formal, las creación de
cooperativas de trabajo y programas de microcréditos, la segunda de las estrategias
se basa en la promoción de políticas basadas en derechos, obliga a las políticas
públicas a desplazar su atención desde la oferta hacia la demanda de las familias, los
jóvenes, las organizaciones locales. La tipología para la acción política sobre los
determinantes sociales de la salud seleccionados y las inequidades en materia de
salud presenta puntos de accesos para las políticas e intervenciones sobre dichos
determinantes. 1º reducir la estratificación social, reducir las desigualdades en el
poder, el prestigio, los ingresos y la riqueza vinculadas a diferentes posiciones
socioeconómicas. 2º reducir la exposición específica a factores que dañan la salud
sufridos por las personas en posiciones desfavorecidas. 3º procurar reducir la
vulnerabilidad de las personas desfavorecidas a las condiciones perjudiciales para la
salud en las que se encuentran. 4º intervenir mediante la atención de salud para
reducir las consecuencias desiguales de la mala salud y prevenir el deterioro
socioeconómico.

La sociedad excluyente. Capítulos 4 y 5. Argentina bajo el


siglo del neoliberalismo. Svampa. Ficha 2059
Capítulo 4: Continuidades y rupturas de los sectores dominantes:De manera
general la teoría social considera como sectores dominantes a aquellos sectores
sociales que ocupan un lugar privilegiado económico y político dentro del modelo de
acumulación capitalista. Buena parte de la literatura latinoamericana pareció concluir
Resumen de Nico Maggi

en el carácter más bien dominante – antes que dirigente- de la burguesía. Sin


embargo, la presentación sobre los sectores dominantes tiene un carácter
fragmentario e incompleto, ya que existe una escasa investigación al respecto.

Del empate social a la gran asimetría: Entre 1880 y 1930 las clases dominantes
argentinas se caracterizaron por un fuerte dinamismo social y económico. Durante
esta etapa las clases dominantes pusieron en marcha un proyecto modernizador que
trajo aparejada la integración socio- económica de vastos sectores de la sociedad. Sin
embargo, esta integración era acompañada por una tendencia política excluyente, con
una definición restrictiva de la democracia. Luego de la sanción del voto universal y
obligatorio en 1912, la gran dificultad de la elite dirigente sería consolidar a nivel
nacional un partido conservador. Por ello, los portavoces de privilegiados de las élites
serían las corporaciones tradicionales: Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Unión
Industrial Argentina (UIA); y por otro lado el Ejército. Así se arrancaba entonces el
proceso de conformación de una elite oligárquico-militar. Durante los años 30,
aparecen los núcleos identitarios de los sectores dominantes: liberalismo económico,
conservadurismo político y por último, el anti peronismo militante. Sin embargo, el
pasaje a un modelo nacional-popular implicaría importantes cambios en la estructura
económica del país, lo cual pondría en evidencia el declive de la burguesía
agropecuaria, así como la emergencia de un nuevo empresariado nacional, asociado
al desarrollo sustitutivo. La CGE, ilustraba la alianza entre un sector de la burguesía y
los sectores populares, promovida por Juan Domingo Perón desde el Estado. También
cabe destacar el rol de la UIA que estaba formada por grandes empresarios
pertenecientes a la elite tradicional argentina y que supo consolidar un grupo de
control con poder económico y fuerte influencia política que se mantuvo estable hasta
su colisión (política) con el peronismo. A pesar de que el programa de industrialización
sustitutiva le restaría dinamismo económico a la élite agropecuaria, seguiría
conservando una gran centralidad política, económica y también cultural. Luego en
1955, con la entrada en un periodo de democracia restringida, luego de 1955, coincidió
también con el avance de la internacionalización del capital; y a su vez este nuevo
escenario aceleraría la dinámica de la polarización política.

Un primer intento de poner fin a esta situación tuvo lugar durante el gobierno de
Onganía, en donde se estableció una alianza entre el estamento militar y las élites
burocráticas, vinculadas con los grandes grupos extranjeros. El resultado fue la
implementación de un “Estado burocrático-autoritario”

Finalmente, sería la última dictadura militar y bajo la gestión del ministro Martínez de
Hoz, cuando se sellaría el empate social, sentando las bases de un nuevo régimen
excluyente. El proceso de concentración se inicia en los 70, época en la cual se
interrumpe la industrialización sustitutiva y se produce una transferencia de excedente
desde el Estado a los grandes grupos económicos. Asimismo, se marca un reemplazo
de empresas nacionales por extranjeras diversificadas y/o integradas. De esta manera,
el programa de la dictadura militar permitiría a los sectores dominantes adaptarse a los
cambios, sin tener que renunciar a su núcleo identitario (liberalismo económico,
conservadurismo político y anti peronismo).

Posteriormente con la reinstalación del régimen constitucional, Alfonsín, al inicio de su


gestión, intentó llevar una propuesta de “concertación” que aspiraba a involucrar a los
Resumen de Nico Maggi

principales agentes socioeconómicos. La acción de los sectores dominantes se


orientaría a la colonización de los dos grandes partidos políticos existentes, mediante
la difusión de un discurso económico liberal, como eje de la solución de los problemas
argentinos. Sin embargo, el triunfo final de la estrategia de los grandes grupos
económicos no hubiera sido posible sin aquel golpe de estado de 1976 que
desembocará en una verdadera revancha de clase por medio de la represión. La
resolución final del empate social, marcaría entonces la entrada en un período signado
por las grandes asimetrías, entre las elites cada vez más internacionalizadas del poder
económico y los cada vez más fragmentados y empobrecidos sectores populares y
medios.

Concentración económica y extranjerización del capital: El gobierno de Carlos


Menem abrió las puertas al establecimiento de una alianza entre los sectores
dominantes, nucleados en los grandes grupos económicos y la dirigencia política, de
origen peronista. El correlato económico de esta nueva alianza fue la modalidad que
adoptaron las privatizaciones de las empresas públicas. Esa modalidad posibilitó la
reconfiguración positiva de los grupos económicos nacionales, que reorientaron sus
actividades hacia los servicios. Dicha reconfiguración del perfil empresarial incluyó la
desaparición de las empresas estatales, dando paso a un mayor protagonismo de los
grupos subsidiarios de empresas transnacionales y de unos pocos grupos económicos
locales. A su vez, la desregulación económica potenció la dinámica
desindustrializadora característica de mediados de los 70, acentuando una tendencia
concentracionista y el proceso de extranjerización. Esta dinámica implicó el colapso y
cierre de numerosas pequeñas y medianas empresas. Así durante los primeros años
de la década del 90 varias empresas argentinas decidieron repatriar parte del capital
financiero depositado en el exterior, para invertirlo como capital fijo. Para el año 1997 y
como consecuencia de las privatizaciones, los sectores más favorecidos serían los
comerciantes, financieros y profesionales. En los años 90 se produce la proliferación
de hipermercados y shoppings, perjudicando notablemente a los pequeños comercios.
Sin embargo, la dinámica de la concentración no solo alcanzó los rubros de la vida
social y económica, sino que también incluyó los medios de comunicación, hacia fines
de los 90.

Empresariado, privatizaciones y sector financiero: Los grupos dominantes poseen


dos rasgos característicos: el primero de ellos se refiere al carácter independiente del
gran empresariado respecto del estado, el segundo, a la profundización de una
perspectiva “cortoplacista”.De esta manera, diremos que una parte importante de los
grandes empresarios nacionales supo adaptarse exitosamente a los nuevos tiempos
mientras que los pequeños y medianos empresarios quebraban o eran absorbidos por
firmas mayores. Una vez más, las privatizaciones fueron el marco ideal para garantizar
el acceso y saqueo del Estado por parte de los grupos privados. Por otro lado, el
contexto externo también acompañó la consolidación de un nuevo “empresariado
absentista”, las nuevas reglas del capitalismo tendieron a afianzar una relación de
exterioridad. De esta manera se produjo el pasaje a un nuevo modelo de
desregulación estatal. Así, el sector financiero, favorecido por la estabilidad monetaria,
logró expandir notoriamente sus servicios modernizando su oferta y aumentando el
volumen de sus créditos. Esta expansión fue concretando en un marco de
concentración y consolidación de la posición de los grandes bancos y su creciente
internacionalización.
Resumen de Nico Maggi

Uno de los grupos de interés que ilustra estas nuevas coordenadas sería ADEBA
(Asociación de Bancos de la Argentina) la cual no se opuso a la extranjerización. En el
caso de la Asociación de Bancos de la Argentina, decidió modificar sus estatutos para
poder representar también a los bancos extranjeros.

Modelo agrario y ¿nuevos? perfiles empresarios: Desde mediados de los 90,


asistimos al desarrollo de nuevas tramas productivas en el agro argentino. Este nuevo
modelo, que se caracteriza por el uso intensivo de biotecnologías, ha colocado a la
Argentina no solo como uno de los grandes exportadores mundiales de cultivos
transgénicos sino como uno de los países mejor posicionados en términos
tecnológicos. Dichas innovaciones implican el desarrollo del sector agroalimentario.
Según Roberto Bisang, el desarrollo de la agroindustria se trata de una figura
empresarial que se ha desarrollado en el marco de un mercado abierto y competitivo
de alta rentabilidad por medio de altas tecnologías. En este modelo encontramos
diferentes actores económicos: mientras que en el sector semillero aparecen las
grandes empresas multinacionales y unos pocos grandes grupos económicos locales;
surgen otros actores económicos conocidos como los “terceristas” (los que cuentan
con el equipamiento tecnológico) y los “contratistas” (productores sin tierra, que rentan
la propiedad para su explotación), además de los “productores rentistas”. De esta
manera, en los años 90 se produce la emergencia de una nueva clase empresarial,
suerte de “nuevos ricos”. Así el contratista y el tercerista vendrían a reflejar una nueva
tendencia que expresaría un perfil empresarial que asocia las nuevas tecnologías con
la búsqueda de nuevos nichos de mercado Otro elemento novedoso es el surgimiento
de organizaciones empresariales vinculadas a este sector agroindustrial, las cuales
convocan numerosos seminarios y convenciones en donde convergen los distintos
actores involucrados, acordándose así preocupaciones técnicas, económicas y
políticas. De esta forma, hay elementos que indican que el vertiginoso desarrollo de la
agroindustria ha traído aparejada la desarticulación de los sistemas productivos
locales, en favor del desarrollo de formas organizacionales como lo son los pools de
siembra y los fondos de inversión, con escasas relaciones en el contexto local.
Asimismo, no hay que olvidar los “paquetes agro tecnológicos”, los cuales están en
manos de unas pocas empresas multinacionales.

Las marcas del mimetismo cultural: Ahora daremos cuenta de ciertas


transformaciones culturales de los sectores dominantes, en especial, a las fracciones
más tradicionales de la elite. En términos generales, los sectores dominantes
argentinos se han caracterizado por el desarrollo de una sociabilidad de tipo
comunitario; se han caracterizado por un “colectivismo práctico”: prácticas y
estrategias sociales encaminadas a la conservación de las posiciones y la
reproducción social dentro del espacio social. En la Argentina, desde los orígenes de
la república moderna, dichas prácticas fueron definiendo círculos de pertenencia
exclusivos, realizados colectivamente como el polo, el golf o los countries.

Sin embargo, la sociabilidad de la elite oligárquica encontró un límite en el carácter


“socialmente abierto” de la sociedad argentina. Ahora bien, el establecimiento de una
alianza con el peronismo triunfante produjo en las elites argentinas, tradicionalmente
liberales y profundamente antiperonistas, una importante recomposición. En los 90, las
clases altas fortalecieron su seguridad ontológica, esto es, su confianza de clase, al
encontrar en su adversario histórico, el peronismo, un aliado inesperado. Al mismo
Resumen de Nico Maggi

tiempo este encuentro con el peronismo se dio en un contexto de modernización de la


élite y de generación de nuevos espacios de sociabilidad, asociados al avance de la
privatización social. Así, en un contexto de alta rentabilidad la élite tuvo que resignar
ciertos criterios de afirmación del nivel social, para aceptar la entrada de “nuevos
ricos”. El resultado fue la ampliación de los espacios de sociabilidad y socialización,
posibilitando el contacto entre los políticos y los “nuevos ricos”. Dicha alianza con el
peronismo se dio en un contexto de modernización y globalización de las elites. En el
caso del menemismo, se observó un estilo de vida marcado por el consumo ostentoso,
la frivolidad, los gastos excesivos, todos ellos abrazando a la clase dominante
argentina. Sin embargo, para una parte de la clase política esta reconfiguración
cultural supuso un gran quiebre ideológico a partir del abandono ideario
tradicionalmente peronista y la conversión al neoliberalismo.

Elitismo, socialización homogénea y visiones de la pobreza: En los 90 se


redefinen los espacios de sociabilidad y de socialización. Esto aparece ilustrado en la
expansión de las urbanizaciones privadas. Esta nueva dinámica privatizadora, trajo
aparejado tanto una apertura social como la reformulación de las tradicionales
estrategias de distinción. De esta manera, frente a la deserción del Estado y el
vaciamiento de las instituciones públicas se fueron desarrollando modalidades
privatizadas de la seguridad y de la integración social que marcarían nuevas y
rotundas formas de diferenciación entre los ganadores y perdedores del modelo
neoliberal. La élite participó activamente en la recreación de nuevos espacios de
sociabilidad, producto de la nueva ola privatizadora, en los cuales confluyeron
diferentes fracciones, entre ellas, un contingente de nuevos ricos ligados al poder, y
también franjas importantes de clases medias consolidadas y las clases medias en
ascenso. Se observó también la proliferación de centros de enseñanza privados que
reforzaban la homogeneidad de los círculos sociales. También se desarrollaron
políticas de contención social, intentando incluir al excluido.

Las marcas de la distinción: La reformulación de las estrategias de distinción puede


ser ilustrada por dos aspectos visibles en los espacios de sociabilidad: por un lado, la
flexibilización de los códigos de pertenencia y por el otro la reafirmación del estilo de
vida asociado a la elite, como símbolo de la distinción. El primero se refiere a las
estrategias de adaptación de la élite, frente a la flexibilización inevitable de las
condiciones de acceso a los espacios de sociabilidad tradicionales. Un ejemplo de
esto se puede ver en el boom de los countries, los cuales desarrollaron una política de
expansión en donde optaron por flexibilizar el pago de la cuota de ingreso o disminuir
su costo. De esta manera encontramos lo que se conoce como “estilo de vida verde”
que imita el de las clases medias y medias-altas. De esta manera, la exclusividad de
los fines de los 90 aparece representada por la permanente tranquilidad, por la
extensión del predio y por el resguardo de la privacidad, todo esto, generando una
distinción notable. Estas nuevas condiciones acentuaron también la importancia del
capital financiero en la estructura productiva argentina. En resumen, consignamos la
expansión de un nuevo paradigma agrario desde mediados de los 90, hablando así de
un nuevo perfil empresarial, vinculado a la revolución tecnológica y la sociedad del
conocimiento. Exploramos también las transformaciones culturales analizando las
prácticas de los actores. Desde el punto de vista cultural, para los sectores dominantes
liberales en lo económico y antiperonistas, la alianza con el gobierno de Menem
significó una gran oportunidad. Este giro inesperado alentaría una suerte de
Resumen de Nico Maggi

mimetización cultural de la élite con la clase política gobernante, una fascinación por lo
plebeyo despojado de su dimensión antagónica y contracultural, en una dinámica en la
cual se entremezclan y confunden ética de la ostentación y sentimiento de impunidad,
consumos suntuarios y afán de transgresión. Aunque acostumbradas a la distancia
social y las ventajas de los lugares protegidos, la modificación del espacio social trajo
consigo consecuencias importantes para las clases altas en términos de socialización
y sociabilidad. Así los nuevos espacios serán compartidos tanto por los antiguos como
los recién llegados a la élite.

Capítulo 5: La fragmentación de las clases medias: Históricamente en nuestro país


las clases medias fueron consideradas como un rasgo particular de la estructura social
respecto de los países latinoamericanos. Sin embargo, la crisis de los 80 y el pasaje a
un nuevo modelo de acumulación en los 90, terminaron por desmontar el anterior
modelo de integración, echando por tierra la representación de una clase media fuerte,
y hasta cierto punto, culturalmente homogénea, asociada al progreso y la movilidad
social ascendente. Se da de esta manera una suerte de fragmentación de las clases
medias.

Rasgos generales de las clases medias

● Debilidad estructural: Las clases medias han designado un vasto


conglomerado social, con fronteras difusas; esto es una categoría
intermedia cuya debilidad congénita estribaría en su misma posición
estructural, un tercer actor sin peso específico propio, situado entre la
burguesía y las clases trabajadoras. Esta debilidad estructural explicaría
tanto sus comportamientos políticos como culturales. Desde el punto de
vista político se ven las dificultades en desarrollar una conciencia de clase
autónoma, y desde el lado cultural desarrollan conductas imitativas
respecto de los patrones culturales de las clases superiores. Dicha
adopción de pautas de conducta de las clases superiores implica así una
disociación entre el grupo de pertenencia y el grupo de referencia (sirve de
parámetro a los individuos para valorarse a sí mismos). Dicha debilidad
determinará la conformación de una mentalidad conservadora y
reaccionaria.

● Heterogeneidad: esta heterogeneidad corresponderá tanto a lo social


como a lo ocupacional. El criterio de diferenciación más clásico para
caracterizar a las clases medias ha hecho hincapié en el trabajo como
variable, distinguiendo a los trabajadores “manuales” de los “no manuales”
que luego adoptaría el nombre de trabajadores de “cuello azul” y “cuello
blanco”. Así los distintos análisis afirman que durante el siglo XX los
sectores de cuello blanco se complejizan y amplían las dimensiones de la
clase media. Dentro de las ocupaciones de cuello blanco encontramos una
creciente diferenciación ya que la brecha sería desde empleados
administrativos hasta empleados con mayores oportunidades de
promoción.

● Educación como canal de ascenso: otra de las notas constitutivas de la


identidad de las clases medias ha sido la movilidad social ascendente. Así
Resumen de Nico Maggi

se contribuyó a aumentar la importancia de la educación como canal


privilegiado para el ascenso y reproducción social.

● Capacidad de consumo: aparecen definidas positivamente por su


capacidad de consumo y por el acceso a un determinado estilo de vida,
caracterizado por un modelo tipo en el cual tienen una aspiración
residencial (vivienda propia), la posesión de un automóvil y la posibilidad de
esparcimiento.

En resumen, la debilidad estructural haría referencia a características más bien


negativas como la mentalidad conservadora y el mimetismo cultural; la heterogeneidad
daría cuenta de la imposibilidad de unificar sus intereses de clase, explicando la
necesidad de una movilidad ascendente. Y por último la definición a través del
consumo le otorgaría un cierto estatus. En consecuencia, se la puede definir a las
clases medias como “clases de servicios”, apoyada en el fuerte incremento registrado
en el sector servicios.

Las clases medias en Argentina: A lo largo del siglo XX, las clases medias
latinoamericanas se constituyeron en un agente central en el proceso de desarrollo.
Según algunos autores esta centralidad se debe a la preocupación que las clases
medias manifiestan por la educación, siendo éste un instrumento por excelencia de
movilidad social y criterio distintivo. El arquetipo de estas clases sería el pequeño
propietario o el comerciante, o especialmente, las profesiones asalariadas empleadas
en el sector público. El modelo argentino parecía hacer referencia a dos componentes
mayores: por un lado, el progreso y la movilidad social ascendente y por el otro, una
cierta homogeneidad racial y cultural.

Desde una perspectiva económica, la acción (1946-1955) no sólo benefició a los


vastos sectores de la clase trabajadora sino, también, a los amplios sectores medios
mediante el impulso al sector asalariado dependiente del Estado. De esta manera, a
partir de los años 60, los estratos medios se convertirían en los principales
proveedores de una demanda de puestos gerenciales, burocráticos, administrativos,
promovidos por el sistema sustitutivo. Así los sectores asalariados irían adquiriendo
mayor peso por sobre el sector autónomo, lo cual confirma una clase media de
servicios, ligada al estado.

¿Cómo explicar entonces el anti peronismo militante de las clases medias


argentinas? En realidad, el peronismo lesionó a las clases medias a través de pautas
de comportamiento y sus modelos culturales. Así fueron sus rasgos plebeyos e
iconoclastas (estigmatizados como forma de barbarie) los que más fastidiaban y
afectan la tranquilidad de las clases medias. A su vez, su oposición se vio acentuada
por el carácter autoritario que tomó el régimen peronista, respecto del mundo conocido
de la cultura. El peronismo, no sólo afectó sus pautas culturales, sino que les negó la
inclusión simbólica dentro del discurso político oficial. Hacia los años 60, el proceso
de modernización cultural produjo grandes cambios y transformaciones culturales e
ideológicas de las clases medias. Estos cambios fueron desde nuevos hábitos de
consumo, cambios en la moral sexual y el rol de la mujer, y un gran cuestionamiento a
los modelos familiares y escolares tradicionales. En definitiva, se trataba de una nueva
clase media. De esta manera, la alianza entre los sectores medios y los populares se
Resumen de Nico Maggi

tornaba real y posible, gracias a la peronización de la juventud y de los sectores


intelectuales. Así la década del 60, queda establecida como la época de oro de las
clases medias, pues estas habrían de afirmar una cierta autonomía cultural respecto
de las clases dominantes, buscando así una articulación política con las clases
populares peronistas.

Hacia la heterogeneidad y la polarización social: Durante mucho tiempo, el modelo


de integración social se asentó en la afirmación de estilos residenciales y espacios de
socialización mixtos, apuntando a una mezcla entre distintos sectores sociales. El
marco propicio para tal integración eran los espacios públicos. Estos proveían al
individuo de una orientación doble: hacia adentro y hacia afuera de su grupo social,
apareciendo como contextos propicios para una socialización mixta y exitosa.

Ahora bien, a partir de los 90, la entrada en una sociedad excluyente tiró por la borda
esta representación integradora de la sociedad argentina, centrada en lo público. La
nueva dinámica excluyente puso de manifiesto el distanciamiento en el interior mismo
de las clases medias, producto de la transformación de la movilidad ascendente y
descendente. Dichas transformaciones terminaron de abrir una gran brecha en la
sociedad argentina, acentuando los procesos de polarización y vulnerabilidad social.
De esta manera, la entrada en una sociedad excluyente determinó que ciertas clases
medias se vieran empobrecidas y debieran desarrollar estrategias de sobrevivencia,
basadas en la utilización y potenciación de competencias culturales y sociales
preexistentes.

Empobrecimiento y multiplicación de estrategias de adaptación: Como ya dijimos,


la movilidad social descendente asumió una dimensión colectiva que arrojó del lado de
los “perdedores” a grupos sociales que formaban parte de las clases medias
asalariada y autónoma: franjas de empleados, técnicos y profesionales del ámbito
público, cuentapropistas, etc.

La segmentación social fue consolidando una fractura intraclase que es necesario


leerla en dos tiempos diferentes:

A fines de los años 80, el proceso de empobrecimiento de ciertas franjas de las clases
medias estuvo vinculado a la inflación y claro está, a la hiperinflación, esto es a la
pérdida del deterioro salarial y la pérdida del poder adquisitivo. Asimismo, tanto la
degradación de los servicios públicos como la privatización de los servicios básicos
(educación, salud, seguridad) contribuyeron fuertemente al empobrecimiento de las
clases medias por la precarización laboral y la inestabilidad.

A mediados de los 90: la fractura intraclase se hizo mayor cuando el empobrecimiento


pasó a vincularse no solo a la pérdida del poder adquisitivo, sino también al
desempleo.

Así, fue surgiendo lo que se conoce como “Nueva pobreza” caracterizada por ser en
términos urbanos, más difusa y dispersa. En algunos casos como el de los jubilados,
el empobrecimiento en las últimas décadas ha sido una notoriedad incontestable. En
otras situaciones, como la de los expulsados, tarde o temprano también terminó en
una relocalización urbana. La nueva pobreza entonces adoptaría nuevas dimensiones
urbanas.
Resumen de Nico Maggi

Podemos decir que la nueva pobreza tiene un carácter “intersticial” o “híbrido”, dando
cuenta de afinidades y semejanzas con los sectores menos consolidados en variables
tales como el nivel educativo o la composición de la familia, y a su vez revelaban cada
vez más la proximidad con los “pobres estructurales” en términos de ingresos,
características del empleo (subempleo) y ausencia de cobertura social. De esta
manera, los primeros testimonios de estas personas reflejan la desnaturalización e
incertidumbre para definir esta situación. Así, a finales de los 90, se posiciona dentro
de los sectores medios una fuerte pauperización. El empobrecimiento, trajo aparejados
importantes cambios en las prácticas y orientaciones de la acción. Como
consecuencia de ello, lo propio del periodo fue la multiplicación de estrategias
individuales orientadas a obtener ventajas comparativas; se vieron ante la necesidad
de redefinir los marcos sociales y culturales de su experiencia, siempre en una visión
cortoplacista y de total incertidumbre.

Empobrecimiento y experiencia del trueque: En términos generales recién hasta la


segunda mitad de los 90, los sujetos sociales incorporarán plenamente un discurso
que permitiría evacuar el estigma del fracaso personal. En 1995 nace el famoso
“trueque” como una organización estructurada sobre la base de redes.

La actividad de trocar aparecía como una forma de:

● Reinventar el mercado, reinventar la vida y como alternativa a un patrón de


desarrollo que ha llevado la exclusión a grandes sectores de la población

● Vínculo social de otro tipo, basado en la reciprocidad y en la confianza

Consecuencias del trueque:

● Permitió una cierta reconstitución de las identidades individuales

● Permitía revalorizar capacidades negadas y descartadas por el mercado


formal

● Emergencia de un espacio de sociabilidad, donde confluyen sectores


populares y empobrecidos

● Mayor libertad y reflexividad, sin necesidad de tener que “seguir


aparentando lo que no eran”

● Les permitió el acceso a las necesidades más elementales

Después del colapso del modelo de convertibilidad en el 2001, el trueque registró una
explosión incontrolada. Así, en 2002, Argentina poseía la red de trueque más extensa
del mundo. Ahora bien, se puede decir que la explosión del trueque estuvo
directamente ligada a la crisis económica. El resultado es conocido, las redes no
pudieron procesar este crecimiento explosivo y la mayoría terminaron por estallar en
medio de una crisis de inflación de la moneda social (los créditos) y de corrupción.

El ascenso y la búsqueda de la distancia social: El reconocimiento de la producción


de nuevas brechas en el seno de las clases medias aparece ilustrado por la expansión
Resumen de Nico Maggi

de consumos y estrategias de inclusión, cada vez más diferenciadas, tanto en


términos de capital económico como cultural. Sin embargo, en un segundo momento la
fractura intraclase aparece reflejada en los nuevos estilos residenciales, modelos de
socialización y formas de sociabilidad emergentes. En el caso de la oferta inmobiliaria,
importa recordar que el centro de expansión no comprendió tanto los clubes de
campo, exclusivos y elitistas, sino los nuevos barrios privados cerrados, provistos de
seguridad privada, cuyos destinatarios eran las clases medias en ascenso. Los
destinatarios han sido mayoritariamente matrimonios jóvenes pertenecientes a las
clases medias de servicios, con hijos pequeños. Entre urbanizaciones privadas y
clases medias ascendentes podemos abordar dos temas: en primer lugar, la seguridad
privada impulsa el desarrollo de un estilo de vida, centrado en el contacto con el verde
que se caracteriza por la homogeneidad social y generacional. En términos de
sociabilidad este nuevo estilo de vida presenta rasgos comunes con un modelo más
comunitario y cerrado propio de las clases altas. En segundo lugar, las urbanizaciones
privadas han permitido la creación de nuevos marcos de socialización que implican un
escaso contacto con seres diferentes. La sociabilidad se desarrolla en un amplio
espacio común en la cual se encuentran barrios privados, countries y los diferentes
servicios.

En resumen, este nuevo estilo residencial tiende a afirmar una inclusión hacia arriba,
en donde los espacios comunes tienden a naturalizar la distancia social.

Entre el consumo y el vínculo privilegiado con la cultura: Las clases medias


empobrecidas se juntarían así con las franjas medias de las clases medias. Buscaron
reafirmar una identidad en crisis, mediante una lógica de acción individualista-
estrategia que apunta a una integración por medio del consumo. Ciertamente no hay
que olvidar el éxito del menemismo, el paradigma del consumidor puro, sobre todo
hasta 1995. Por otro lado, el devenir del ciudadano consumidor estuvo acompañado
por la introducción de nuevas tecnologías de la comunicación y la información, nuevos
hábitos y prácticas ligados a una sociedad atravesada ideológicamente por el
“discurso” único del neoliberalismo.

Para hablar en términos de Bourdieu, la cultura puede ser concebida como una
variable o recurso en términos de capital cultural. Esto sucede, con las clases medias
empobrecidas, donde la cultura es concebida como capital incorporado o como
competencia del sujeto. En esta perspectiva también puede ser comprendida la
dimensión del consumo, como capital objetivado.

Resumen: las nuevas estrategias de adaptación de las clases medias empobrecidas


dieron cuenta de la centralidad que adquirían el capital y las competencias culturales.
Asimismo, los diferentes estudios mostraron que, una vez asumida la caída social,
frente a la imposibilidad de retornar a su estatus anterior, la experiencia del
empobrecimiento conducía a la progresiva recomposición de una cultura individualista
en el seno de nuevas formas de solidaridad. Por ejemplo, la experiencia del trueque
puede ser leída en estos términos. Luego, en 2001, se vio la importancia de la textura
cultural en el proceso de redefinición de las clases medias movilizadas. Así, es
importante subrayar el rol de la cultura en la constitución de las clases sociales, sobre
todo, en el pasaje de la acción colectiva. Pensaremos así la cultura, como eje de
reconstrucción de la subjetividad y a la vez, como expresión de la resistencia colectiva.
Resumen de Nico Maggi

Capítulo 6: La transformación y territorialización de los sectores populares

Durante décadas en la Argentina hubo una fuerte tendencia a interpretar las


transformaciones de los sectores populares urbanos en sintonía con la historia de los
sectores sindicales a la luz de los avatares del peronismo. Cambios económicos y
sociales que arrancaron en los 70 y se acentuaron en los 90, reconfiguraron el mundo
popular urbano, cuya identidad colectiva se había estructurado en torno a la dignidad
del trabajador. Marcado por la desindustrialización, la informalización y el deterioro de
las condiciones laborales, este conjunto de procesos fue trazando una distancia
creciente entre el mundo del trabajo formal y el mundo popular urbano, cuyo resultado
fue tanto el quiebre del mundo obrero como la progresiva territorialización y
fragmentación de sectores populares. Este proceso “el pasaje de la fábrica al barrio”,
señala el ocaso del universo de los trabajadores urbanos, y la emergencia del mundo
comunitario de los pobres urbanos.

Tres ejes mayores constituyen la trama mayor del mundo popular actual:

● Transformaciones y quiebre del mundo obrero

● Emergencia de un nuevo tejido territorial

● Análisis de las mutaciones del peronismo

La doble configuración de “lo popular”: La teoría social clásica ha elaborado la


noción de “clases obreras o trabajadoras” para designar al sector social que ocupa una
posición desventajosa en la estructura productiva, caracterizado por la no propiedad
de los medios de producción y obligado a vender su fuerza de trabajo en el mercado.
Se le suele añadir la dimensión cultural, que incluye tanto los modelos de socialización
como los estilos de vida; por otro lado, la dimensión política, que alude a las formas de
organización y la acción colectiva resultante. La acción de las clases trabajadoras en
tanto actor de clase, comportaría la articulación de estas tres dimensiones (económica,
cultural y política), esferas propiamente diferenciadas y contrapuestas al otro gran
actor de clase, la burguesía o clase dominante. La aplicación de este esquema reveló
rápidamente sus insuficiencias en las sociedades periféricas, donde sectores
subalternos constituyen un conglomerado más amplio y heterogéneo que el de la sola
clase obrera. Éste es el caso de los países latinoamericanos, región en la cual la
existencia de un proletariado multiforme y heterogéneo, en el cual se entrecruzan y al
mismo tiempo se dividen estructuras y estilos de vida tradicionales y modernos,
correspondientes a diferentes modelos culturales y formas de desarrollo económico,
constituye una marca de origen.

La acción de los sectores populares no estaría determinada de manera exclusiva por


el conflicto de clase, sino también por las luchas por la integración nacional y contra la
dominación extranjera. Desde el comienzo, lo popular tendería a designar una
resistencia cultural y política, tanto frente a la acción de una clase dominante con
notorios resabios feudales, como frente a la dinámica imperialista de los capitales
extranjeros. Entre las décadas de 1930 y 1950, el carácter subalterno y la
dependencia terminaron por habilitar el llamado nacionalista y desarrollista del
proletariado latinoamericano. Encontró su expresión política en el populismo,
fenómeno estructurado institucionalmente en torno a un líder carismático y un proyecto
Resumen de Nico Maggi

nacional basado en una coalición de clases sociales. Signó el éxito de la noción de


“pueblo” sobre la de “clase social”. Concepto de pueblo realidad difícil de acotar y
multidimensional, construida en el cruce siempre ambiguo entre lo social y lo político,
categoría central del discurso político y las ciencias sociales latinoamericanas,
designando sectores populares como sujeto social y actor colectivo.

Desde la perspectiva del marxismo, hacia los años 60, se elaboraron otras nociones
para dar cuenta del carácter multidimensional de la realidad social latinoamericana.
Teoría de la marginalidad consideraba que la especificidad latinoamericana en relación
con las sociedades centrales, residía en la “masa marginal”: aludía a los múltiples tipos
de relación con los medios de empleo, subrayando el carácter deficitario de los
mecanismos de integración sistémica proporcionados por un mercado y/o por el
Estado.

La heterogeneidad de situaciones sociales dentro del mundo urbano latinoamericano


terminó siendo un rasgo poco tenido en cuenta en el contexto del modelo de
acumulación sustitutivo. En el caso argentino, en un contexto de pleno empleo la
pregnancia del modelo nacional-popular fue tal que durante mucho tiempo se
consideró que nuestro país estaba más cerca de las “sociedades salariales” del Primer
Mundo que de otros países latinoamericanos.

En las últimas décadas, el proceso de desmantelamiento del modelo nacional-popular


ha sido de tal envergadura que significó para numerosos individuos y grupos sociales
la entrada a la precariedad, pérdida de soportes sociales y materiales que durante
décadas habían configurado identidades sociales. La política de flexibilización laboral
apuntó a la “reformulación de las fronteras de trabajo asalariado”, afectó fuertemente
la capacidad de representación y de reclutamiento del movimiento sindical, acelerando
con ello el quiebre del mundo obrero. Este proceso de pérdida y despojo de derechos
se vio agravado por el comportamiento de los grandes sindicatos nucleados en la
CGT, cuya adaptación pragmática a los nuevos tiempos desembocó en el apoyo del
modelo neoliberal propuesto por el peronismo triunfante, a cambio de la negociación
de ciertos espacios de poder. En consecuencia, el pasaje a un nuevo modelo de
sociedad supuso una fuerte transformación de las pautas de integración y exclusión
social, lo cual se tradujo en la desvinculación de amplios contingentes de trabajadores
y la rápida puesta en marcha de un modelo caracterizado por la precarización, la
inestabilidad laboral y una alta tasa de desocupación.

Analizaremos los ejes centrales de esa configuración de “lo popular”:

Peronismo, integración y sectores populares: En nuestro país “lo popular” se


definió en oposición a otros grupos sociales. Le tocaría al peronismo, entre 1946 y
1955, llevar a cabo este proceso de configuración de las clases populares, mediante la
integración socio-económica y simbólica en términos de “pueblo trabajador”, visible en
la extensión y reconocimiento de los derechos sociales, asociados al trabajo
asalariado. Conllevó la legitimación de la acción sindical, así como la valorización del
mundo del trabajo y de los valores obreristas. Pese a que la experiencia concreta y
central del “pueblo” estuvo anclada en la figura del trabajador, ésta no encontró una
expresión política completamente “clasista”. Es que, en el lenguaje político del
peronismo, el trabajador era tanto un “trabajador” como un “descamisado”, esto es, a
Resumen de Nico Maggi

la vez un explotado y un humillado. El trabajo no desempeñó un rol determinante a la


hora de definir la dominación social, la noción de “pueblo” adoptó un registro político.
Aun cuando es posible hallar elementos comunitarios y clasistas de la conciencia
obrera en la Argentina, su debilidad relativa hizo improbable una primacía de la
conciencia clasista sobre otras dimensiones. La presencia de una inmigración
extranjera y la ausencia de verdaderas familias obreras no permitieron su verdadera
consolidación. El peronismo histórico presenta dos vías heterogéneas, pero en gran
parte complementarias, de integración social: la primera se apoya sobre la figura del
trabajador, mediante la afirmación de los sectores obreros como fuerza social nacional
y de la consolidación de valores como la justicia social y la dignidad del trabajo; la
segunda apuntaba a la figura del pobre, históricamente desposeído, por medio de las
políticas sociales compensatorias.

La figura del pobre se constituía como una prolongación casi natural de la imagen del
“pueblo-trabajador”, pues ahí donde la intervención social del Estado se manifestaba
como insuficiente, la beneficencia emergía con el fin de colmar tales vacíos sociales.
Mientras que el Estado regulador se erigía como mecanismo “impersonal” de
redistribuciones, la beneficencia guardaba un carácter personalizado y discrecional.

La desarticulación del mundo de los trabajadores urbanos, iniciada en los 70 y


consumada en los 90, trajo aparejados profundos cambios en la experiencia popular
peronista. El peronismo fue el lenguaje político que permitió desactivar la verticalidad
del vínculo social. Durante los 90, el peronismo dejó de ser el principio de articulación
entre una identidad obrera, un sentimiento nacional y una conciencia popular. La
identidad obrera, relativamente débil en la argentina, entró en crisis con la
transformación del mercado laboral, la precarización y la inestabilidad de las
trayectorias laborales. El sentimiento nacional fue diluyéndose, en tanto y en cuanto
las demandas populares no encuentran correlato en un programa de políticas públicas,
que apunta a la integración social y nacional. La conciencia popular fue desdibujando
a medida que la heterogeneidad social fue multiplicando los registros de desigualdad,
y que las divisiones ideológicas comenzaron a reducirse a diferencias respectos de la
implementación de políticas, o cuestiones de orden ético en torno de un único modelo
socio-económico.

El peronismo fue perdiendo la capacidad de articular las diversas dimensiones de la


experiencia social y política. Dejó gradualmente de ser un mecanismo activo de
comprensión de lo social, a partir del cual los sectores populares entendían la
dominación.

Descolectivización y transformaciones de la subjetividad popular: A partir de los


años 70, la dinámica desindustrializada y el empobrecimiento del mundo popular
originaron un proceso de descolectivización, que fue traduciéndose en profundos
cambios dentro del tejido social popular. Este proceso, que afectó a las clases
trabajadoras argentinas, no ocurrió en una secuencia única, sino en diferentes fases:
en primer lugar para un sector de los trabajadores menos calificados de la clase
trabajadora formal, el proceso de descolectivización arrancó en 1976, con la última
dictadura militar y se fue acentuando durante los gobiernos democráticos, en este
período muchos trabajadores se vieron excluidos del mercado formal, y comenzaron a
desplazarse hacia actividades propias del sector informal, a partir del trabajo por
Resumen de Nico Maggi

cuenta propia o en relación de dependencia. En términos de acción colectiva, este


proceso de pauperización de las clases populares aparece ilustrado por la toma ilegal
de tierras (asentamientos), que se desarrollaron desde fines de la dictadura militar y
durante los primeros años del gobierno de Alfonsín, los asentamientos expresan la
emergencia de una nueva configuración social que pone de manifiesto el proceso de
inscripción territorial de las clases populares. En segundo lugar, a partir de 1990-1991,
a raíz de una serie de reformas para abrir la economía, se privatizaron las empresas
públicas, se descentralizó la administración pública y se controló la mano de obra
mediante la flexibilización laboral. Los individuos tendieron a buscar un refugio en las
actividades informales y precarias, acentuando con ello la inestabilidad de las
trayectorias laborales. En tercer lugar, en 1995, con el “efecto tequila”, se inició una
nueva etapa de crisis económica y desempleo (intensas movilizaciones colectivas
encabezadas por empleados del Estado, los docentes y jubilados). Sin embargo, la
recesión económica se instaló sobre todo a partir de 1998 lo cual terminaría por
acelerar el proceso de expulsión del mercado de trabajo y el aumento de la
inestabilidad laboral. Desembocaron en un conglomerado de organizaciones de
desocupados. Ambos procesos dieron una nueva vuelta de tuerca durante la crisis del
2001-2002.

Este conjunto de transformaciones se inserta en un escenario laboral que da cuenta


del aumento de la productividad, producto tanto de la modernización tecnológica como
de la ostensible reducción de los costos de la mano de obra, a través del deterioro de
las condiciones de trabajo, implementación de la flexibilidad y la precariedad laboral.
En términos de subjetividad política, la descolectivización se revistió de otras
dimensiones. El rol que desempeñaron los sindicatos en este proceso de
desestructuración subjetiva fue mayor. La subordinación de una gran parte de los
sindicatos a las orientaciones del gobierno justicialista generó una gran desorientación
en los individuos. No fueron pocos aquellos que, provenientes del mundo popular,
resultaron abandonados literalmente por sus sindicatos, a la hora de afrontar el
desmantelamiento del modelo de relaciones sociales en el cual se habían socializado.

Cambios estructurales de las últimas décadas generaron un proceso de


desinstitucionalización que repercutió sobre identidades laborales, produjo una crisis
de las identidades políticas. A estos procesos hay que agregarle las consecuencias
que tuvo la expansión de las industrias culturales en el proceso de socialización de las
clases populares, en la medida en que esas industrias fueron portadoras de nuevos
modelos de subjetivación que tendría que ver con la pura identificación con nuevas
pautas de consumo.

La desaparición de los marcos sociales que definían al mundo de los trabajadores


urbanos y la emergencia de nuevos procesos, profundamente marcados por la
desregulación social, la inestabilidad y la ausencia de expectativas de vida, así como
la gran difusión de las nuevas subculturas juveniles, producto de la globalización de
las industrias culturales y la influencia de medios de comunicación masivos. Los
modelos de subjetivación que fueron cobrando importancia en los procesos de
construcción de las identidades se distancian de los roles sociales y profesionales y
remiten cada vez más a nuevos registros de sentido centrados en el primado del
individuo, en la cultura del yo y en los consumos culturales. El resultado de ello ha sido
Resumen de Nico Maggi

la emergencia de identidades sociales más volátiles y más débiles que antaño,


fuertemente marcadas por una matriz conflictiva de las relaciones sociales.

Las nuevas relaciones laborales: juventud y límite de la inserción: En la sociedad


actual, los jóvenes constituyen el sector más vulnerable de la población, pues vienen
sufriendo los múltiples efectos del proceso de desinstitucionalización (crisis de la
escuela, crisis de la familia), así como la desestructuración del mercado de trabajo que
caracteriza a la Argentina en los últimos 15 años. En mayo de 1995, el país alcanzó su
primer récord histórico de desempleo, la desocupación de los jóvenes del Área
Metropolitana de Buenos Aires alcanzaba el 34,2%. En noviembre de 1999, los
jóvenes desocupados duplicaban la tasa nacional de desempleo. A la falta de
clasificación laboral se le sumaba la ausencia de oportunidades educativas, también
aparece como un fiel reflejo de una integración cada vez más lejana. El mundo laboral
en el cual deben insertarse los jóvenes aparece sacudido por diferentes
transformaciones económicas, laborales y sindicales. Nuevas políticas de empleo
desarrolladas por empresas apuntaban a la población más joven considerada como
“más maleable” y “menos problemática”. Los jóvenes se constituyeron en el target
ideal de la política de flexibilización y precariedad laboral. La noción misma de
“derechos sociales”, tan cara a los trabajadores de otras épocas y tan recurrente en el
lenguaje sindical peronista, tiende a desdibujarse aceleradamente. Tanto la
fragmentación salarial como la existencia de un contingente vasto de desempleados
que oficia como fuerza disciplinadora, conspiran contra su posible reactualización.
También hay que señalar que el rápido desdibujamiento de la existencia de derechos
sociales se halla ligado a la consolidación de la inestabilidad laboral.

El proceso de subjetivación se realiza en un escenario atravesado por la incertidumbre


y la inestabilidad, prontamente naturalizado, que impulsa a los jóvenes de los sectores
populares a desenvolverse como verdaderos cazadores en una ciudad cada vez más
caracterizada por la multiplicación de fronteras sociales, en la cual el individuo debe
procurarse recursos para sobrevivir, sin posibilidad alguna de planificación reflexiva de
la vida.

Las estrategias de persuasión dirigida a los jóvenes trabajadores incluyen un discurso,


a la vez de corte pedagógico y normativo, en torno de los derechos del trabajador: la
cultura del trabajo, el orgullo sindical, la solidaridad social y el reconocimiento del lugar
que todavía ocupa el peronismo en la vida de los trabajadores, los cuales se
constituyen en la contracara inevitable de la despolitización juvenil y de la afirmación
individualista del consumo.

Hay que tener en cuenta que la irrupción del neoliberalismo en el mundo laboral fue
tan violenta que parecen quedar pocos vestigios acerca de esa supuesta edad de oro
que representó el modelo peronista, que articulaba bienestar social, derechos sociales
y orgullo del trabajador industrial. Los jóvenes trabajadores tienden a desarrollar un
tipo de solidaridad expresiva, que pone de relieve la importancia de los lazos afectivos,
sin que ello desemboque en la construcción de una solidaridad de tipo laboral.

En definitiva, en la medida en que el trabajo deja de ser el principio organizador en el


proceso de afirmación de la subjetividad, otros componentes, ligados al consumo y,
sobre todo, los gustos musicales, adquieren mayor peso. Una de las consecuencias de
Resumen de Nico Maggi

la nueva dinámica laboral es que los modelos de subjetividad emergentes se


construyen a distancia del mundo de trabajo, y remiten cada vez más a nuevos
registros de sentido centrados en las dimensiones más expresivas del sujeto. El
trabajo continúa siendo factor de integración social, pero lo que aparece relativizado es
su importancia como principio de individualización y como espacio de construcción de
un colectivo social.

Cultura popular y estigmatización de la juventud: el horizonte de la exclusión: El


declive y la desagregación del mundo de los trabajadores urbanos coincide con el
fuerte avance de la industria cultural y de la influencia de los medios masivos de
comunicación en un mercado cada vez más globalizado, de esto forman parte los
jóvenes. Entre las nuevas narrativas identitarias juveniles se encuentra la oposición a
la policía, está tópica tiene su origen en la última dictadura militar. Es el rechazo a una
de las instituciones más cuestionadas en las últimas décadas. Tiende a poner al
descubierto y a denunciar la estigmatización de la juventud como “clase peligrosa”.
Dicha política de represión y ensañamiento para con los más jóvenes tiene de
paradigma el rock “chabón” y la “cumbia villera”. El rock chabón se define como el rock
de aquellos jóvenes a los que les duele que el mundo de sus padres no exista más.
Con sus letras que aluden al barrio, a las peleas callejeras, a la oposición a la policía,
esta música está lejos de ser un ritmo de los “ganadores”, es más bien de las “víctimas
jóvenes de una reestructuración social violenta, abrupta y traumática”. Diferente es el
caso de la “cumbia villera”, depende del sector social, surgió en los 90. Se caracteriza
por un discurso que constituye un “nosotros” negativo y termina por vaciar de
significado el reclamo. Tópicos centrales: la mujer (denigrada y ridiculizada, refleja la
crisis del universo masculino debido a la autonomía de éstas); repudio a la policía
(represión y persecución a los jóvenes).

Los jóvenes de los sectores populares aparecen como la ilustración más acabada de
un conjunto de procesos: por una parte, devienen los destinatarios privilegiados del
nuevo modelo de relaciones laborales (más flexibles, con pocos vestigios de un
pasado de integración social y laboral); por otra parte, aparecen como la expresión por
antonomasia de la “población sobrante” (la clase peligrosa). Entre esos dos polos que
definen tanto el límite de la inserción como el horizonte de la exclusión, se van
configurando los nuevos marcos de referencia de las conductas juveniles, donde
conviven desorganizadamente y a veces en tensión, diferentes principios y valores; la
naturalización de la situación alterna con el talante anti represivo; el rechazo a los
políticos, con una actitud antisistema, pocas veces politizada; la conciencia del
horizonte de precariedad duradera, con una necesidad de descontrol de las emociones
y sensaciones.

La mutación organizacional: hacia el mundo comunitario de los pobres urbanos:


el nuevo régimen de acumulación terminó de liquidar la estructura salarial anterior, que
ofrecía protección social, estabilidad laboral y derechos sociales. Durante este período
de grandes mutaciones, la sociedad argentina no contó con centros de formación o de
reconversión laboral, al tiempo que fue notable la ausencia de políticas estatales en la
materia, todos mecanismos que hubieran compensado, en parte, los efectos de las
progresivas medidas de flexibilización laboral o los despidos masivos que
acompañaron a los procesos de privatización y de reconversión de empresas en el
nuevo contexto de apertura comercial. Las redes de reciprocidad y las organizaciones
Resumen de Nico Maggi

de bases existentes, orientadas a la gestión de las necesidades más básicas, fueron


ciertamente insuficientes.

A partir de 1987, año en que Antonio Cafiero asumió la gobernación de Bs As, fueron
multiplicándose las formas de intervención en el mundo popular, que encontraría su
expansión durante el gobierno de Menem. El modo de “hacer política” vinculado al
discurso neoliberal y el mandato de los organismos multilaterales, era el elemento
central de un nuevo modelo de gestión. Ese modelo se basa en tres presupuestos
centrales: la división del trabajo político por medio de la profesionalización de las
funciones, la política de descentralización administrativa y la focalización de la ayuda
social. Estos tres ejes de la política neoliberal fueron la clave para la reformulación
desde el Estado de la relación con las organizaciones sociales, peronistas y no
peronistas. El pasaje de la fábrica al barrio se fue consolidando a través de la
articulación entre descentralización administrativa, políticas sociales focalizadas y
organizaciones comunitarias, trajo consigo una reorientación de las organizaciones
locales. Las nuevas estrategias de intervención territorial fueron produciendo un
entramado social en el cual se insertaron las organizaciones comunitarias, fuertemente
dependientes de la ayuda del Estado. La nueva política local produjo hondas
transformaciones: por un lado, promovió una nueva figura de mediador, el “militante
social” de los barrios. Mientras que el trabajo específico quedaba en mano de los
profesionales, instalados en el municipio, la acción del nuevo militante social, de
carácter asistencial, quedaba prácticamente encapsulada en el territorio. Los fondos
de inversión social en América Latina surgieron como una estrategia compensatoria a
lo que dio en denominarse “las consecuencias sociales negativas del ajuste
estructural”. Trabajosamente, en medio de la crisis y de la desaparición de las
instituciones típicas de la sociedad salarial, estas redes territoriales se fueron
densificando y orientando cada vez más a la gestión de las necesidades básicas,
configurando de manera incipiente los contornos de un nuevo proletariado, multiforme
y heterogéneo, caracterizado por la autoorganización comunitaria.

Mundo peronista, brechas culturales y nuevas militancias: Las mutaciones del


mundo popular urbano ocurridas durante los 90 conllevan también una transformación
del peronismo, no sólo en el nivel organizacional, sino en el plano de la subjetividad.
La transformación del peronismo en los sectores populares encuentran tres grandes
inflexiones: una primera se produce durante la etapa inicial del gobierno de Menem
(1989-1995), y aparece asociada al debilitamiento del peronismo en términos socio-
culturales; una segunda inflexión arranca en 1996/97, y está directamente vinculada al
desarrollo de formas de autoorganización de lo social y nuevas figuras de la militancia
territorial, por fuera de y confrontadas con la estructura del partido peronista. Por
último, una tercera inflexión se produce a partir de 2002, como producto de la
masificación de los planes sociales en el empobrecido mundo popular.

La primera inflexión es de índole socio-cultural y presenta dos aspectos íntimamente


relacionados: el debilitamiento del peronismo en términos identitarios y la difusión de
culturas alternativas, que conducirán a la multiplicación de los grupos de pertenencia.
La primera brecha socio-cultural aparece manifiesta en la dificultad de transmisión del
peronismo en el marco familiar, que remite tanto a las consecuencias sociales que
tendría el viajero neoliberal del Partido Justicialista, al tiempo que nos advierte sobre la
importancia creciente de otros ejes de construcción identitaria. A mediados de los 90,
Resumen de Nico Maggi

se fue diseñando un corte claro que remite tanto al desapego creciente de los jóvenes
hacia la política como al hecho de que el peronismo dejó de ser, para ellos, el núcleo
de una vivencia social. Este proceso de debilitamiento del peronismo en la cultura
popular coincide con el fuerte avance de la industria cultural en un mercado cada vez
más globalizado.

La Segunda brecha fue introducida por religiones alternativas. Durante mucho tiempo,
la hegemonía del peronismo en los sectores populares se tradujo en suerte de
homogeneización político-cultural, expresada en la subordinación y, en el límite, en la
deslegitimación de otras prácticas o creencias populares. Desde sus orígenes, el
peronismo estuvo estrechamente asociado a valores de la cultura católica, más allá de
duros enfrentamientos entre Iglesia y Estado.

Los planes conllevan un fortalecimiento de la matriz asistencial del modelo neoliberal.


A diferencia del militante político de las décadas pasadas, la nueva figura del militante
social tenía la ventaja de presentar un perfil “despolitizado" y, por ende, menos
problemático. En el origen de esta brecha política cobra relevancia el carácter
abusivamente clientelar y manipulador del peronismo, así como la escasez de
recursos, en un contexto de cruda descolectivización y pauperización masiva de los
sectores populares.

En consecuencia, durante los años 90, el peronismo, en tanto lenguaje político desde
el cual los sectores populares inteligen la dominación social, se desdibuja
aceleradamente, al tiempo que diferentes organizaciones territoriales a través de
nuevas formas de acción colectiva, vehiculizan fuertes apelaciones a la dignidad y la
lucha. Entre 1997 y 2002, el surgimiento de nuevas organizaciones de tipo territorial
puso en evidencia no sólo el deterioro de la relación entre el peronismo y el mundo
popular, sino también la posibilidad de la politización de lo social.

A partir de la crisis del 2001-2002, se implementó la nueva política de Plan Jefas y


Jefes de Hogar. Por una parte, la entrega de subsidios compensatorios, planes
sociales, muestra la continuidad con políticas anteriores, se tiende a fijar su inclusión
como excluidos. Esto se ve complementado con el otorgamiento de subsidios para los
emprendimientos productivos, que exige la autoorganización de los pobres, lo cual
complejiza y transforma el modelo de ciudadanía asistencial participativa que el
neoliberalismo reserva a los excluidos. En el marco de este proceso de
reconfiguración territorial, surge un nuevo proletariado, multiforme, plebeyo y
heterogéneo, que no sólo es el asiento de prácticas ligadas al asistencialismo y al
clientelismo afectivo, promovidas centralizada o descentralizada desde diferentes
instancias y organizaciones, sino también el locus de nuevas formas de resistencia y
prácticas políticas.

Bucci, Irene- Compilacion de Tuñon, I.Infancia(s).


Progresos y retrocesos en clave de desigualdad.
PRÁCTICO
Pobreza multidimensional y desigualdad social: la condición en términos de
calidad de vida de la infancia y adolescencia si bien incluye indicadores de ingresos y
pobreza monetaria, alude a una definición de desarrollo humano y social que resulta
Resumen de Nico Maggi

ser mucho más compleja. La medición multidimensional de la pobreza toma tres


espacios de referencia: bienestar económico, desarrollo social y contexto territorial. La
pobreza multidimensional se mide considerando: el ingreso corriente per cápita como
medición de bienestar económico, índice de privación social representado por
indicadores:

● Derecho a la alimentación,

● Derecho a la salud,

● Derecho al hábitat digno,

● Derecho a los espacios de crianza y socialización,

● Derecho a la subsistencia,

● Derecho a la educación,

● Derecho a la información,

● Derecho a la protección social contra el trabajo infantil,

● Grado de cohesión social según indicadores de desigualdad social y de


polarización territorial.

Esta medición clasifica a las personas en cuatro categorías: pobreza multidimensional,


ingreso inferior a la LP, vulnerabilidad por carencias sociales, sin carencias, pero con
ingresos inferiores a la LP, y sin pobreza multidimensional, ingresos superiores a la LP
y sin carencia social.

Pobreza infantil en la Argentina, privaciones más significativas: entre 2017/2018


se incrementa su déficit en un 35%, logran cubrir las necesidades alimentarias de
todos sus miembros el 29,3% y el hambre se ubica en el 13%. El 63,4% de los niños
entre 0 y 17 años se encontraba privado en el ejercicio de un derecho en el espacio de
la vivienda, saneamiento, salud, estimulación, educación, información y/o
alimentación. Privación social, derecho a la alimentación: hasta el año 2017 se
consideraba que la AUH evitaba que se cayera en la indigencia monetaria, el 43,4%
entre 2 y 19 años está desnutrido, alcanzando en el conurbano el 45% y registrándose
una baja en la talla de 5,45%. La desnutrición no se manifiesta en el bajo peso como
en la crisis del 2001/2002 sino en el sobrepeso y la obesidad, producto de la ingesta
de harina y falta de proteínas.

Derecho a la salud: se incrementó la concurrencia a la salud pública en un 10%, el


25% de los chicos más pobres tiene 6.4 veces más chances de tener como única
opción la atención de la salud en este sector que el 25% de los chicos de los niveles
medios y altos, dos de cada diez niños/adolescentes nunca concurrieron en el ario a
una consulta médica y el 44% no fue al dentista, entre 2015 y 2018 la disminución en
la consulta fue el 7%.

Derecho a un hábitat digno: hacinamiento que es el derecho vulnerado a la


privacidad, calidad del sumo, imposibilidad de hacer las tareas escolares en un
espacio adecuado, y saneamiento, agua de red, inodoro, cloacas, afecta al 41,9%, su
Resumen de Nico Maggi

evolución ha sido positivo entre 2010/2018 de 20% de merma y entre 2015/2018 de


10%.

Derecho a la subsistencia: la pobreza monetaria en 2018 fue de 51,7%, siendo los


pobres indigentes del 10,9%, la pobreza en la infancia bonaerense alcanzó el 63,6% y
el 15,4% fueron pobres indigentes, la más elevada del país.

Derechos en los espacios de procesos de socialización y crianza: estimulación de


la palabra 4 de cada 10 niños no suelen ser receptores de historias orales o lectura de
cuentos, los comprendidos en el 34% son los menores de 5 años y 147% de los
pobres monetarios, y el maltrato físico el 24,8% de los niños sufría maltrato en 2018,
los más afectados son los bonaerenses y los del interior del país.

Derecho a la información: libros, internet, computadora y celular, el 47,7% no tiene


internet, entre el 2010/2018 hay una disminución significativa del 35%. Derecho a la
educación: incumplimiento de la doble jornada y espacios de música, arte, educación
física, idioma extranjero y TIC, el 40% no tiene inglés.

Derecho a la protección social contra el trabajo infantil: se mide a través de las


tareas domésticas intensivas y en el mercado laborar, en 2018 el 15,5% realizaba
algún tipo de trabajo, creció el estrato social medio no profesional y en el interior del
país.

Formas de convivencia familiar de las infancias y desigualdades:

1. Hogares urbanos, vínculos de parentesco y formas de co-residencia entre sus


integrantes Adultos de Referencia, puede ser padres u otros adultos que conviven en
el hogar, desempeñan un papel en los procesos de crianza, socialización y
aprendizaje.

2. Arreglos de convivencia, distingue hogares nucleares y hogares extensos, en los


últimos hay otros familiares, el 29,4% en la Argentina vive en hogares extensos, el
15,6% incorpora un adulto más y el 13,8 más de uno. Los arreglos familiares
dependen de las características de los estratos socio-económicos, de ello derivan el
tamaño de los hogares y las estrategias domésticas y reproductivas.

3. Hogares monoparentales: tienen más dificultad de enfrentar la pobreza, obtener


ingresos y distribuir el tiempo entre el trabajo reproductivo y productivo entre sus
integrantes, la posición de jefa depende más del lugar ocupado en la estratificación
social que no en los arreglos de convivencia que se puedan efectuar. Brecha de
desigualdad: las disparidades de los grupos sociales en el acceso a determinados
servicios, recursos, beneficios y derechos, pueden ser económicos, sociales, étnicos o
religiosos, es un concepto que se define por la diferencia entre los grupos que
conforman la totalidad de la población y no sobre los pobres. Se acepta que hay
desigualdades determinadas por las circunstancias al nacer, origen étnico, género,
lugar de origen y entorno familiar, condiciones que escapan al control de las personas.

Desigualdad monetaria: mayor aumento de los ingresos laborales de los


trabajadores más pobres, aumento de transferencias a los hogares pobres a través de
los programas focalizados -21% y pensiones -9%, y cambio demográfico bonus, más
miembros en edad de trabajar, lo que favorece el crecimiento y el ahorro ya que hay
Resumen de Nico Maggi

menos niños en el hogar. América Latina sigue siendo muy dependiente de la


exportación de productos primarios, condición de debilidad que la deja muy expuesta a
los comportamientos del mercado internacional.

Desigualdad no monetaria: según la OIT para revertir la Desigualdad No Monetaria


se requiere acceder al trabajo productivo, ya que es el principal medio para salir de la
pobreza por tratarse de empleo decente, su creación depende del crecimiento
económico sostenido, inclusivo y sostenible de un país.

Desarrollo sostenible, hambre cero: desnutrición, sobrepeso y obesidad, considera


la disponibilidad incierta de alimentos en cantidad y calidad que permite cubrir los
requerimientos nutricionales de los individuos, así como la habilidad para cubrirlos de
un mundo aceptable desde una perspectiva social y cultural.

Lectura en clave de desigualdad: entre 2010 y 2018 entre el 25% del estrato
superior y el 25% del inferior pasó de 12.4 veces a 37.3 veces, mientras que en el
resto de los estratos la brecha fue entre 11 a 13 veces, Salud: conocer la prevalencia
moderada de la población, garantizar el acceso al agua, su gestión sostenible y el
saneamiento para todos, lograr el acceso equitativo a servicios de saneamiento e
higiene adecuados, lograr una vida saludable y adecuada, promover la cobertura
sanitaria universal de salud, medicamentos y vacunas. El incremento de no acceso
considera 3 dimensiones: derecho a la alimentación, a la salud y a un hábitat de vida
digna. Más de la mitad de los niños y adolescentes dependen de la atención pública
de salud. Lectura en clave de desigualdad: los del estrato trabajador/marginal tiene
casi 22 veces más chances de no tener obra social, mutual, prepaga en relación al
estrato profesional.

Educación: entre 2010 y 2018 se registra un descenso del 22.8% de niños que no
asistían al nivel inicial, se observa una escolarización casi plena en la sala de 5 arios y
un fuerte avance en la sala de 4 años. Lectura en clave de desigualdad: la gestión
pública concentra el 75.5% de la matrícula comprendida entre los 6 a 17 años, los
niños del estrato marginal tienen 4 veces más chances de no asistir al jardín, los que
conviven con un solo padre tienen más rezago escolar, no obstante, esto no parece
ocurrir en los hogares extensos. Privación de derechos, estado actual: en 2018 se
estima que el 65.4% de las personas se encuentra privada de algún derecho social, y
un 31.3% padece de pobreza monetaria y de privación del menos 1 derecho social, la
pobreza monetaria depende de la coyuntura económica y la pobreza dimensional está
orientada a medir privaciones en los diferentes espacios de los derechos humanos y
sociales.

Svampa- Progresismos, polarización y democracial.


TEORICO
Nuevos vientos ideológicos recorren América Latina. El final del ciclo
progresista, al menos tal como lo conocimos, parece un hecho consumado. El
ocaso se habría iniciado en 2015, en Brasil, con el golpe parlamentario contra
la presidenta Dilma Rousseff, y luego, en Argentina, con el triunfo electoral de
Mauricio Macri; se profundizaría en 2017, con la transición ecuatoriana, tras la
victoria de Lenín Moreno, cuyo gobierno implicó un distanciamiento de las
Resumen de Nico Maggi

coordenadas del progresismo, y se completó en Chile, en 2018, con el regreso


de Sebastián Piñera al gobierno.
El «fin de ciclo» incluye también otras mutaciones, como la deriva autoritaria
del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, país que desde hace años
atraviesa una crisis generalizada y de alcances geopolíticos, a lo que se añade
la consolidación de un régimen abiertamente represivo en Nicaragua, con sus
muertos y centenares de presos, digno de una dictadura.
Variantes (y valoraciones) interpretativas
En América Latina, hacia fines de la primera década del siglo xxi, la categoría
«populismo» fue ganando terreno hasta tornarse nuevamente un lugar común.
Así, una vez más, devino un campo de batalla político e interpretativo. Tal
como los entiendo, los populismos, así, en plural, constituyen un fenómeno
político complejo y contradictorio que presenta una tensión constitutiva entre
elementos democráticos y elementos no democráticos. Los populismos
comprenden la política en términos de polarización y de esquemas binarios, lo
cual tiene varias consecuencias: por un lado, contribuye a la simplificación del
espacio político, a través de la división en bloques antagónicos, por otro lado,
promueve la selección y jerarquización de determinados antagonismos en
detrimento de otros, los cuales tienden a ser denegados o minimizados en su
relevancia y/o validez, así como la subestimación del pluralismo político y
social.
Lo propio de los populismos es la consolidación de un esquema de
gobernanza, de un pacto social, en el cual conviven, aun de manera
contradictoria, la tendencia a la inclusión social y el pacto con el gran capital.
En esa línea, y pese al proceso de nacionalizaciones los progresismos
populistas establecieron alianzas con grandes corporaciones transnacionales,
lo que aumentó el peso de estas en la economía nacion.

Bucci, Irene- Compilacion de Tuñon, I. Infancia(s).


Progresos y retrocesos en clavede desigualdad. (2066)
Pobreza multidimensional y desigualdad social: la condición en términos de
calidad de vida de la infancia y adolescencia si bien incluye indicadores de
ingresos y pobreza monetaria, alude a una definición de desarrollo humano y
social que resulta ser mucho más compleja. La medición multidimensional de la
pobreza toma 3 espacios de referencia: bienestar económico, desarrollo social
y contexto territorial. La pobreza multidimensional se mide considerando: el
ingreso corriente per cápita como medición de bienestar económico, índice de
privación social representado por 8 indicadores: derecho a la alimentación,
derecho a la salud, derecho al hábitat digno, derecho a los espacios de crianza
y socialización, derecho a la subsistencia, derecho a la educación, derecho a la
información, derecho a la protección social contra el trabajo infantil, y grado de
cohesión social según indicadores de desigualdad social y de polarización
territorial. Esta medición clasifica a las personas en cuatro categorías: pobreza
multidimensional, ingreso inferior a la LP, vulnerabilidad por carencias sociales,
Resumen de Nico Maggi

sin carencias, pero con ingresos inferiores a la LP, y sin pobreza


multidimensional, ingresos superiores a la LP y sin carencia social.
Pobreza infantil en la Argentina, privaciones más significativas: entre
2017/2018 se incrementa su déficit en un 35%, lo logran cubrir las necesidades
alimentarias de todos sus miembros el 29,3% y el hambre se ubica en el 13%.
El 63,4% de los niños entre 0 y 17 años se encontraba privado en el ejercicio
de un derecho en el espacio de la vivienda, saneamiento, salud, estimulación,
educación, información y/o alimentación.
Privación social, derecho a la alimentación: hasta el año 2017 se consideraba
que la AUH evitaba que se cayera en la indigencia monetaria, el 43,4% entre 2
y 19 años esta desnutrido, alcanzando en el conurbano el 45% y registrándose
una baja en la talla de 5,45%. La desnutrición no se manifiesta en el bajo peso
como en la crisis del 2001/2002 sino en el sobrepeso y la obesidad, producto
de la ingesta de harina y falta de proteínas.
Derecho a la salud: se incrementó la concurrencia a la salud publica en un
10%, el 25% de los chicos más pobres tiene 6.4 veces más chances de tener
como única opción la atención de la salud en este sector que el 25% de los
chicos de los niveles medios y altos, dos de cada diez niños/adolescentes
nunca concurrieron en el ario a una consulta médica y el 44% no fue al
dentista, entre 2015 y 2018 la disminución en la consulta fue el 7%.
Derecho a un hábitat digno: hacinamiento que es el derecho vulnerado a la
privacidad, calidad del sumo, imposibilidad de hacer las tareas escolares en un
espacio adecuado, y saneamiento, agua de red, inodoro, cloacas, afecta al
41,9%, su evolución ha sido positivo entre 2010/2018 de 20% de merma y
entre 2015/2018 de 10%.
Derecho a la subsistencia: pobreza monetaria en 2018 fue de 51,7%, siendo
los pobres indigentes del 10,9%, la pobreza en la infancia bonaerense alcanzo
el 63,6% y el 15,4% fueron pobres indigentes, la más elevada del país .
Derechos en los espacios de procesos de socialización y crianza : estimulación
de la palabra 4 de cada 10 niños no suelen ser receptores de historias orales o
lectura de cuentos, los comprendidos en el 34% son los menores de 5 años y
147% de los pobres monetarios, y el maltrato físico el 24,8% de los niños sufría
maltrato en 2018, los más afectados son los bonaerenses y los del interior del
país.
Derecho a la información : libros, internet, computadora y celular, el 47,7% no
tiene internet, entre el 2010/2018 hay una disminución significativa del 35%.
Derecho a la educación: incumplimiento de la doble jornada y espacios de
músicas, arte, educación física, idioma extranjero y TIC, el 40% no tiene inglés.
Derecho a la protección social contra el trabajo infantil: se mide a través de las
tareas domésticas intensivas y en el mercado laborar, en 2018 el 15,5%
realizaba algún tipo de trabajo, creció el estrato social medio no profesional y
Resumen de Nico Maggi

en el interior del país. Formas de convivencia familiar de las infancias y


desigualdades:
1. Hogares urbanos, vínculos de parentesco y formas de co-residencia entre
sus integrantes Adultos de Referencia, puede ser padres u otros adultos que
conviven en el hogar, desempeñan un papel en los procesos de crianza,
socialización y aprendizaje.
2. Arreglos de convivencia, distingue hogares nucleares y hogares extensos, en
los últimos hay otros familiares, el 29,4% en la Argentina vive en hogares
extensos, el 15,6% incorpora un adulto más y el 13,8 más de uno. Los arreglos
familiares dependen de las características de los estratos socio-económicos, de
ello derivan el tamaño de los hogares y las estrategias domésticas y
reproductivas.
3. Hogares monoparentales: tienen más dificultad de enfrentar la pobreza,
obtener ingresos y distribuir el tiempo entre el trabajo reproductivo y productivo
entre sus integrantes, la posición de jefa depende más del lugar ocupado en la
estratificación social que no en los arreglos de convivencia que se puedan
efectuar.
Brecha de desigualdad: las disparidades de los grupos sociales en el acceso a
determinados servicios, recursos, beneficios y derechos, pueden ser
económicos, sociales, étnicos o religiosos, es un concepto que se define por la
diferencia entre los grupos que conforman la totalidad de la población y no
sobre los pobres. Se aceptan que hay desigualdades determinadas por las
circunstancias al nacer, origen étnico, genero, lugar de origen y entorno
familiar, condiciones que escapan al control de las personas.
Desigualdad monetaria: mayor aumento de los ingresos laborales de los
trabajadores más pobres, aumento de transferencias a los hogares pobres a
través de los programas focalizados -21% y pensiones -9%, y cambio
demográfico bonus, mas miembros en edad de trabajar, lo que favorece el
crecimiento y el ahorro ya que hay menos niños en el hogar.
América Latina sigue siendo muy dependiente de la exportación de productos
primarios, condición de debilidad que la deja muy expuestas a los
comportamientos del mercado internacional.
Desigualdad no monetaria: según la OIT para revertir la Desigualdad No
Monetaria se requiere acceder al trabajo productivo, ya que es el principal
medio para salir de la pobreza por tratarse de empleo decente, su creación
depende del crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible de un
país.
Desarrollo sostenible, hambre cero: desnutrición, sobrepeso y obesidad,
considera la disponibilidad incierta de alimentos en cantidad y calidad que
permite cubrir los requerimientos nutricionales de los individuos, así como la
habilidad para cubrirlos de mundo aceptable desde una perspectiva social y
cultural. Lectura en clave de desigualdad: entre 2010 y 2018 entre el 25% del
Resumen de Nico Maggi

estrato superior y el 25% del inferior paso de 12.4 veces a 37.3 veces, mientras
que en el resto de los estratos la brecha fue entre 11 a 13 veces.
Salud: conocer la prevalencia moderada de la población, garantizar el acceso
al agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todos, lograr el acceso
equitativo a servicios de saneamiento e higiene adecuados, lograr una vida
saludable y adecuada, promover la cobertura sanitaria universal de salud,
medicamentos y vacunas.
El incremento de no acceso considera 3 dimensiones: derecho a la
alimentación, a la salud y a un hábitat de vida digna. Más de la mitad de los
niños adolescentes dependen de la atención pública de salud.
Lectura en clave de desigualdad : los del estrato trabajador/marginal tiene casi
22 veces más chances de no tener obra social, mutual, prepaga en relación al
estrato profesional.
Educación: entre 2010 y 2018 se registra un descenso del 22.8% de niños que
no asistían al nivel inicial, se observa una escolarización casi plena en la sala
de 5 arios y un fuerte avance en la sala de 4 arios.
Lectura en clave de desigualdad: la gestión pública concentra el 75.5% de la
matricula comprendida entre los 6 a 17 años, los niños del estrato marginal
tienen 4 veces más chances de no asistir al jardín, los que conviven con un
solo padre tienen más rezago escolar, no obstante, esto no parece ocurrir en
los hogares extensos.
Privación de derechos, estado actual: en 2018 se estima que el 65.4% de las
personas se encuentra privada de algún derecho social, y un 31.3% padece de
pobreza monetaria y de privación del menos 1 derecho social, la pobreza
monetaria depende de la coyuntura económica y la pobreza dimensional está
orientada a medir privaciones en los diferentes espacios de los derechos
humanos y sociales.

UNIDAD 3 El Estado y las políticas, las políticas de salud y


políticas de salud mental.
3.1. Estado y políticas sociales en Argentina; las trayectorias de la protección
social, problemas y orientaciones de políticas. Tendencias actuales en el
Estado y las políticas.
3.2. El sistema de salud en la Argentina, conformación, problemas. La atención
de la salud mental en el sistema de salud, nuevas perspectivas y estrategias, la
política de salud mental y la redefinición del campo de la salud mental.
Resumen de Nico Maggi

Problemas de política social en la Argentina


contemporánea. Andrenacci, Luciano. (cod 2074)
APROXIMACIÓN A LAS TEORÍAS DE LA POLÍTICA SOCIAL A PARTIR
DEL CASO ARGENTINO:
La política social argentina en perspectiva histórica: Según la antropología
estructuralista, hay en las sociedades funciones “permanentes”, estructuras
sincrónicas; y procesos de cambio, estructuras diacrónicas. Una hipótesis
acerca de los elementos clave de la política social: una intervención
diferenciada entre centro y márgenes, tres regiones que se constituyen a través
de la política del trabajo, la política universalista y la política asistencial.
En el Occidente capitalista, las tres regiones de la política social moderna
muestran tres grandes períodos históricos. El primero, denominado política
social del Estado capitalista clásico, la política social se ordena alrededor del
imperativo de expansión del mercado de trabajo capitalista y de
homogeneización sociocultural del Estado-nación. el segundo, llamado política
social del Estado social, la política social adquiere los caracteres propios a la
constitución del estatus de los asalariados y los mínimos universales de
condiciones de vida garantizados por el denominado Estado Social o Estado de
Bienestar. Durante el tercero, aún en desarrollo, la política social gestiona la
flexibilización y precarización del empleo, la transformación de los seguros
sociales y las instituciones universales en cuasimercados, y la expansión de los
dispositivos de detección de, intervención sobre, y neutralización de los
conflictos provenientes de los grupos de riesgo, es llamada política social del
Estado capitalista neoclásico.
El Estado capitalista clásico en la Argentina la condición de cambio del trabajo
forzoso al trabajo libre vino de la mano de las inmigraciones transatlánticas
masivas en un contexto de expansión de las relaciones capitalistas urbanas y
rurales. Hasta entrada la segunda mitad del siglo XX, el tributo y los servicios
personales que las comunidades indígenas del Noroeste y Nordeste debían al
encomendero colonial se transformaron en arrendamientos pagos en moneda o
especie a un terrateniente propietario, o en impuestos a un Estado titular de
tierras fiscales. La mano de obra flotante o estacional necesaria para las
nuevas explotaciones, indígena o mestiza, se obtenía y se retenía con sistemas
de trabajo semiservil , hechos obligatorios en la práctica por métodos
represivos.
Al mismo tiempo, la rápida generalización de relaciones salariales produjo el
surgimiento de conflictos entre capital y trabajo e intervenciones estatales
predominantemente (aunque no exclusivamente) represivas. Los conflictos que
la propia época denominará “cuestión social” serán progresivamente
protagonizados por los nuevos inmigrantes asalariados, el problema de
infraestructura urbana que representan, y su “indisciplina” respecto de las
condiciones prevalecientes de salarización . La “cuestión social” despertó dos
actitudes dispares entre las cuales vacilaron la élite y su aparato estatal: la
liberal reformista, dispuesta a negociar una regulación del conflicto entre
Resumen de Nico Maggi

patrones y empleados por parte del Estado y las leyes; y la actitud represiva,
que asimilará esos conflictos con una amenaza al orden social que debía ser
combatida a todo precio. (la primera actitud de materializará marginalmente en
intervenciones públicas y legislación, la segunda estará en el origen de
instrumentos represivos como la Ley de Residencia, la figura jurídica del
Estado de Sitio y la Ley de Defensa Social , las estrategias de las instituciones
policiales y penitenciarias.)
Las propias características del empleo disponible y del mercado de trabajo,
combinadas con una oferta nueva y segmentada, hicieron de las
organizaciones mutualistas una instancia clave en la autoprotección de los
trabajadores. Se manifiesta así un desarrollo incipiente, de esquemas de
seguros capaces de sostener el ingreso de los asalariados frente a los “riesgos”
más acuciantes de la vida activa: la vejez y la muerte. La política de servicios
universales, en la Argentina, aparece también vinculada al descubrimiento de la
importancia estratégica de la población y sus condiciones de vida. Esta
preocupación por la población estaba presente, como se sabe, en las
especulaciones de la élite sobre la ocupación de los espacios vacíos y la
conformación de contingentes de brazos capaces de producir trabajo y riqueza,
durante siglo XIX esta preocupación incorpora los dilemas propios a las
consecuencias de la inmigración masiva: las condiciones de vida en una ciudad
sobrepoblada, la “nacionalización” cultural de los recién llegados. Es el origen
de la esfera de las intervenciones públicas universales o universalizantes,
dentro de las cuales puede comprenderse la aparición del sistema de
educación pública básica y, con el auge del higienismo, un campo propio a la
sanidad y la salud pública, diferenciado del mundo asistencial filantrópico-
caritativo.
En los primeros años de la década de 1880 aparecen las iniciativas leyes
regulatorias y las primeras inversiones sistemáticas del Estado en la creación
de un sistema de educación básica de carácter nacional. La educación básica
pública fue presentada como proyecto de ley en 1880 y aprobada luego de un
fuerte debate, sumamente polarizado, entre progresistas y católicos. El
resultado fue un sistema de instrucción laica y obligatoria hasta los 14 años de
edad, que tuvo el doble efecto de sustraer la formación básica de los sectores
populares de la esfera de la beneficencia y de la esfera eclesiástica; y de
proveer una homogeneidad básica en la heterogeneidad geográfica y cultural
de la sociedad de fin de siglo. La educación media pública tuvo desde sus
inicios un estilo civista enderezado a proveer los cuadros esenciales de la
propia administración estatal. Aunque la multiplicación del ingreso había sido
importante, en 1914 sólo el 3% de la población en edad registraba como
matriculada. La universidad pública, por último, continuaría siendo un baluarte
de las clases dominantes hasta la Reforma Universitaria de 1918. Ambos
sectores comienzan a experimentar un proceso de extensión e intensificación
del acceso de la población durante los años ’20 y ’30; aunque su masificación
definitiva es un proceso posterior.
Resumen de Nico Maggi

Las grandes epidemias, sobre unos núcleos urbanos en rápida expansión


determinarían que los problemas de la salud y la enfermedad ingresaran con
creciente relevancia a la agenda del Estado, en forma de preocupación por la
higiene pública. En los años ’30, la salud continuaba siendo un asunto en parte
privado, en parte asociativo, en parte filantrópico-caritativo. Fuera de los fondos
previsionales que prestaban algunos servicios y de los seguros de accidentes
de trabajo, la Argentina siguió careciendo de esquemas de protección colectiva
sistematizada de salud. Las políticas de salud pública siguieron teniendo una
modalidad ad hoc, con el Estado coordinando intervenciones en salubridad o
control de enfermedades infectocontagiosas, y promoviendo a las instituciones
privadas para que soportaran la mayor parte de la responsabilidad de la
atención a los sectores de escasos o nulos ingresos monetarios.
Debía revisarse el singular esquema por el cual la asistencia social era
financiada mayoritariamente por recursos públicos pero gestionada
privadamente, con niveles altos de personalismo y discrecionalidad, y con
formas de control social y político arcaicas. La propia élite estaba
problematizando la disfuncionalidad sistémica y la irracionalidad económica de
una intervención que, adecuadamente reformada, podía ponerse al servicio de
la formación de un mercado de trabajo más amplio, de mayor movilidad y de
mejor calidad. El “cambio de paradigma” enfrentó, sin embargo, una fuerte
resistencia en la opinión de una parte de la élite reacia a desmontar el
dispositivo filantrópico- caritativo y/o a extender la esfera de acción del Estado.
La crisis económica introdujo la idea de que la pobreza podía ser (también) un
fenómeno coyuntural propio a las oscilaciones de la economía capitalista. Se
abre paso gradualmente, así, una concepción de la pobreza como situación
que incumbe a la sociedad reparar, y una noción del empleo como condición
que el Estado debe normalizar y proteger.
El Estado Social en la Argentina: Contra cierta idea generalizada de que hasta
1943 las relaciones entre el Estado y las organizaciones de asalariados
estuvieron caracterizadas exclusivamente por el enfrentamiento y la represión,
hay evidencias de un éxito relativo tanto en las medidas de lucha cuanto en los
resultados de las negociaciones colectivas. El conjunto de esquemas de
seguros sociales efectivamente disponibles, regulados por la ley pero no
obligatorios, continuó estando formado por las cajas previsionales de algunos
sectores de actividad y las de accidentes de trabajo. El debate entre Estado,
partidos políticos, organizaciones de asalariados y organizaciones patronales
mostraba, sin embargo, un creciente consenso respecto de la extensión y la
obligatoriedad del sistema de seguros sociales. El cambio hacia un patrón
intervencionista del Estado en el nuevo dominio de “lo social” cruzaba
instituciones e ideologías.
El período 1943-55 fue una etapa histórica clave. En esa etapa cambió la
intensidad y la relación entre las dos lógicas de la intervención social, aquéllas
que llamásemos lógicas de intervención “en el centro” y “en las márgenes”. Se
consolidó, en primer lugar, un nuevo tipo de intervención en el centro, basada
en la expansión de una condición de los asalariados protegida y regulada por el
Resumen de Nico Maggi

Estado. Esta condición salarial se realizó fundamentalmente a través de una


mayor intensidad en la regulación pública de los contratos de trabajo; del
crecimiento de los salarios reales; de la extensión cualitativa y cuantitativa del
“salario indirecto” en forma de seguros sociales. Las transformaciones se
pusieron en marcha por la vía de una relación menos conflictiva y más
“protectiva” del Estado en los conflictos capital- trabajo, culminando en una
alianza estratégica entre Estado y sindicatos que fue el sostén esencial del
gobierno peronista; y que imbuyó de sus especificidades al Estado Social en la
Argentina. Se recicló, en segundo lugar, la intervención en las márgenes,
adoptando modalidades novedosas. Por una parte la asistencia social fue
efectivizada por primera vez en términos de derecho ciudadano y de deuda
pública, poniendo en crisis la lógica de legitimación del dispositivo
filantrópicocaritativo y paraestatal, que se basaba en una correcta distinción
entre pobres, la máxima profesionalización en la atención al pobre incapaz o no
vergonzante y una división del trabajo con el Estado respecto del pobre capaz.
Sin embargo, al mismo tiempo se descubrió el valor político de una asistencia
social eficaz; y el grueso de la asistencia pública continuó siendo paraestatal,
canalizándose a través del partido gobernante, con el Estado como refuerzo
financiero y legal.
La expansión salarial fue posibilitada directamente por aumentos reales, a
través de negociaciones colectivas en donde los asalariados fueron apoyados
fuertemente por el Estado; mientras que el sector privado fue presionado para
otorgar aumentos a cambio de crédito subsidiado. Indirectamente, además, el
salario real creció fuertemente por la disminución de costos clave de la canasta
familiar, como el congelamiento de alquileres urbanos y los arrendamientos
rurales; el de los servicios públicos, progresivamente nacionalizados; y el de los
alimentos, sujetos a controles de precio y a subsidios indirectos, otro elemento
clave del nuevo modelo de intervención fue la consolidación de una fuerte
tutela pública del contrato de trabajo. El Estado medió en los conflictos entre
capital y trabajo, aplicando como novedad la fórmula de la conciliación
obligatoria, fallando en una cantidad cada vez mayor de casos a favor de los
asalariados, imprimiendo intensidad y masividad a la dinámica mediadora. Las
leyes regulatorias del contrato de trabajo otorgaron carácter obligatorio a las
nuevas condiciones de trabajo La masiva afiliación de los asalariados y la
creciente obligatoriedad de los aportes a fondos sociales convirtieron a las
federaciones sindicales en el anclaje básico de la protección social argentina.
El “sistema”, continuó estando armado en base a cajas autónomas,
dependientes más o menos directamente de los sindicatos, y por ende
fragmentado según patrones regionales y de ramas de actividad. La tendencias
clave del sistema de seguros de vejez fue sin embargo la aparición de una
regulación pública que, a través del Instituto Nacional de Previsión Social
(INPS), garantizó (a) la extensión de la cobertura de los fondos previsionales a
la casi totalidad de los asalariados (b) la homogeneización del sistema de
cotizaciones y beneficios entre sectores asalariados; (c) la generalización del
criterio del haber jubilatorio como porcentaje de la retribución alcanzada en la
Resumen de Nico Maggi

actividad; y (d) la definitiva transformación de los regímenes de capitalización


en sistemas de reparto, con fuertes tendencias deficitarias. Los seguros de
salud argentinos se consolidarán en forma de organizaciones mutuales
cogestionadas por empleadores y gremios, sin integración formal alguna con el
sistema de hospitales públicos, con un conjunto de normas que otorgarían
cierta homogeneidad mínima a la cobertura pero un trasfondo de fuerte
fragmentación entre ramas de actividad y regiones.
Cambios del período 1943-1955 fueron clave también en el conjunto de
políticas universalistas. En la más asentada de estas políticas, el sistema de
educación pública, la etapa implicó la extensión y masificación de la enseñanza
media y secundaria; y la aparición de la preocupación por estrategias de
instrucción vinculadas al desarrollo económico: las necesidades productivas y
las lógicas del mercado de trabajo. En salud pública el balance es ambiguo, en
la medida en que los proyectos originales de centralización y semiestatización
quedan relativamente truncos; y al mismo tiempo el crecimiento del sector
público en salud es intenso. La expansión de la red de hospitales públicos y de
su capacidad de atención serán resultado del esfuerzo presupuestario de los
gobiernos provinciales y de la Fundación Eva Perón. El Estado nacional se
mantuvo en estrategias de coordinación suprajurisdiccional y en el desarrollo
de instituciones especializadas en atención específica; o en el desarrollo de
medicamentos clave. El cambio más dramático en políticas universales provino
de la estatización de los servicios públicos.
El fuerte cambio de modelo de política social se reflejó también en la política
asistencial. El proyecto inicial del Estado peronista fue de crear un sistema
público de asistencia a la pobreza que integrase intervenciones sanitarias y
transferencias distributivas, y que absorbiese directamente a la estructura
filantrópico-caritativa. Muy pronto, sin embargo, el grueso de la política
asistencial pública se canalizó a través de la Fundación de Ayuda Social Doña
María Eva Duarte de Perón. La FEP realizó un doble tipo de acción: la “ayuda
social directa” , distribuciones de bienes (muebles, ropa, juguetes, máquinas de
coser, medicamentos y equipamiento médico) y de dinero (efectivo y becas)–,y
el mantenimiento de una infraestructura de instituciones asistenciales, hogares
de tránsito y de ancianos, proyectos de vivienda, hospitales, centros recreativos
y colonias de vacaciones, proveedurías de bienes a precios subsidiados. En
composición de ingresos la FEP distribuía en forma de política asistencial
recursos provenientes fundamentalmente del Estado nacional y de los sectores
asalariados. La importancia histórica de la FEP está, sin embargo, en dos
aspectos fundamentales. Todas las intervenciones llevaban como marca un
discurso legitimatorio que circulaba entre la reivindicación del derecho a la
asistencia social (y un enfrentamiento con la beneficencia) y la generación de
un agradecimiento masivo al gobierno y a Eva misma que “politizaba” la
relación FEP/Estado receptores.
La impronta del Estado Social argentino –una tutela estatal comprehensiva y al
mismo tiempo fragmentada sobre las relaciones salariales– marcó los modos
de integración social de la Argentina en las décadas siguientes al peronismo
Resumen de Nico Maggi

clásico. Los fortísimos vaivenes políticos de la segunda mitad del siglo, quizás
aún más que la inestabilidad macroeconómica, hicieron variar la intensidad y la
dirección de esta tutela: los sectores incluidos y parcialmente excluidos del
paraguas protectivo de un Estado semimilitarizado y feudalizado por una
“sociedad civil” más fuerte que lo que una lectura superficial del proceso ha
tradicionalmente sugerido.
Luego del golpe de Estado de 1955, y a pesar de un breve intento de revisión
general de la política social peronista, las tendencias de lo que hemos
denominado política del trabajo en el período 1943-55 se consolidaron: un
contrato de trabajo pautado y regulado por el Estado según formas fordistas,
con un fuero laboral con impronta protectiva de los asalariados; y un sistema de
seguros sociales garantes de la estabilidad del ingreso, fragmentado según
líneas corporativo-profesionales pero unificado “por debajo” a través de la
intervención pública. El aspecto más conflictivo y cambiante en el período
1955-76, con mayor impacto probablemente en los matices del complejo de
política social fue la relación entre el Estado y el movimiento obrero organizado.
La revisión del lugar clave que esta relación había ocupado en el período 1943-
55 se constituyó en uno de los objetivos primordiales de los gobiernos
posteriores. Estos oscilaron entre intentar el desmonte completo de un modelo
socioeconómico de desarrollo tutelado por el Estado con aspectos
redistributivos favorables al mundo urbano industrial y a la capacidad de
consumo de los asalariados; y la revisión selectiva de los aspectos más
cuestionables de ese modelo: el elevado estatismo y en particular el poder
relativo de las asociaciones sindicales en la macroeconomía y las
microeconomías. Esta situación politizó radicalmente al diálogo
Estadosindicatos, en la medida en que estos últimos eran al mismo tiempo los
representantes políticos de los asalariados y del peronismo proscrito, partido de
oposición mayoritario de gobiernos civiles y militares.
Durante la segunda mitad de los años ’70 y durante los años ’80 la Argentina
presenció el crecimiento de la pobreza, la caída en la tasa de generación de
empleo, la saturación del sector cuentapropista y las pérdidas de posición de
los salarios reales y de la calidad de la protección social de los asalariados. La
alta homogeneidad social relativa que caracterizaba al país comenzó a abrir
paso a procesos “centrífugos” que quedaron de manifiesto en los años ’80. La
dictadura militar de 1976-83 significó un parteaguas en la historia política y
económica argentina, los cambios no redundaron en una alteración definitiva
del modelo de política social. El impacto más importante se verificó en una
fuerte restricción de la influencia sindical en la negociación colectiva tripartita
con Estado y patronales que permitió una fuerte caída del salario real, un
disciplinamiento represivo de la mano de obra y la intervención del sistema de
Obras Sociales El disciplinamiento represivo sobre los asalariados se combinó
con formas de terrorismo de Estado destinadas a neutralizar la movilización
social en organizaciones comunitarias barriales que había sido una
característica de los años ’70, a través de la desaparición física (por
encarcelamiento o asesinato). Es la dictadura, por último, la que inicia el
Resumen de Nico Maggi

proceso de descentralización de la educación pública y el de privatización


parcial de los servicios públicos.
La transición democrática (1983-1991) fue una etapa de crisis abierta del
modelo de integración social, de las capacidades presupuestarias del Estado y
del complejo argentino de política social; pero la compleja dinámica del sistema
político evitó que esa crisis redundara en transformaciones sustantivas. La
política laboral estuvo signada por la negociación directa Estado-sindicatos de
la indexación salarial en un contexto de fuerte inflación y de convenciones
colectivas congeladas. El complejo de políticas de salud fue el que estuvo más
cerca de reformas sustantivas, aunque al cabo de los ’80 esas reformas habían
sido sólo marginales. Los intentos de continuar la estrategia de privatización de
servicios públicos quedaron también truncos. En el mundo de la política
asistencial, por último, es donde se registró la aparición de la estrategia de
combate a la pobreza con programas de emergencia alimentaria focalizados.
El Estado capitalista neoclásico en la Argentina: En la última década del siglo
XX se presencia un proceso de asistencialización de la política social argentina,
cambio fundamental en la intervención sobre el mercado de trabajo, se
desregula completamente las formas de salarización y el sistema de seguros
sociales, incluso privatizando parcialmente una parte de ellos. Hay una fuerte
caída de la calidad de la cobertura de los sistemas universalistas del Estado y
la desaparición completa del sistema de servicios públicos como tales,
quedando sólo una laxa y cuestionable regulación en su lugar. Por último,
adquiere una centralidad inmensa la política asistencial, tanto que gran parte
de la legitimidad sociopolítica del Estado argentino parece pasar a depender de
esa política asistencial.
La crisis del modelo de crecimiento económico y de las formas de intervención
del Estado Social trajo aparejada una paulatina degradación de las condiciones
de generación de empleo y de financiación de la estructura de la protección
social. Durante la segunda mitad de los años ’70 y durante los años ’80 la
Argentina presenció el crecimiento de la pobreza, la caída en la tasa de
generación de empleo, la saturación del sector cuentapropista y las pérdidas de
posición de los salarios reales y de la calidad de la protección social de los
asalariados. La alta homogeneidad social relativa que caracterizaba al país
comenzó a abrir paso a procesos “centrífugos”. El cambio en las formas de
acumulación de los años ’90 agravó y consolidó este proceso en vez de
detenerlo. El empleo se estancó, y un proceso de reemplazo de empleo estable
por empleo precario afectó a una parte importante de los asalariados; el sector
cuentapropista perdió su carácter de alternativa de mayores ingresos y se
transformó en refugio para desempleados sin cobertura; la degradación
financiera de la protección social abrió paso a una pérdida de calidad de la
cobertura y a la privatización de una parte creciente de los servicios; la pobreza
comenzó, finalmente, a mostrar caras cada vez más complejas: a la pobreza
estructural del migrante interno que no accede a una mayor calidad de vida se
agregó la del asalariado desempleado o la del cuentapropista insertado cada
vez más precariamente en un mercado en franco proceso de achicamiento; al
Resumen de Nico Maggi

freno de la movilidad social ascendente se le sumó la movilidad social


descendente y principios de aislamiento de sujetos y colectivos que bordean
situaciones de exclusión. En Argentina se produce el pasaje desde un Estado
predominantemente regulatorio de una sociedad salarial a un Estado que sólo
compensa parcialmente la degradación de aquélla. En el ámbito de la política
laboral, la ley ya no garantiza que una relación salarial formal esté organizada
de manera de proveer los ingresos monetarios mínimos para la subsistencia
del asalariado/a y de su grupo doméstico. Las leyes de empleo de 1991 y las
subsiguientes neutralizaron el efecto del salario mínimo, al sujetarlo a una
negociación colectiva macro que culminó en la práctica en un congelamiento de
los mínimos para toda la década, la flexibilización contractual, pensada para
adaptar la estructura del empleo a nuevos procesos productivos, redundó en la
Argentina en procesos de precarización laboral, la aparición de las “políticas
activas de empleo” por parte del Estado nacional y algunos Estados
provinciales y municipales completa esta transformación. El achicamiento del
mercado de trabajo fue tal, que se trata de crear instancias alternativas de
obtención de ingreso monetario.
También ocurre una transformación sustancial del sistema de seguros sociales.
El sistema previsional y el sistema de seguros de salud , principales
componentes de la seguridad social argentina, fueron parcialmente privatizados
y sus componentes de redistribución intergeneracional o intersectorial
severamente restringidos. Las políticas universales del Estado argentino
acompañan también la tendencia. El sistema educativo público sufre hace
bastante tiempo de una degradación de la calidad de la enseñanza en sus tres
niveles. La tendencia a una educación de calidad diferenciada entre sector
público y privado es visible, y está sólo frenada probablemente por la
relativamente baja competitividad que ha ofrecido hasta ahora la enseñanza en
el propio sector privado. (CUADROS)

POLÍTICAS PÚBLICAS EN SALUD ANÁLISIS DEL


MODELO ARGENTINO DESDE EL TRABAJO SOCIAL
MARÍA CELESTE BERTONA (cod 2067)
INTRODUCCION: Existe una estrecha relación entre las modalidades
establecidas para la prevención de enfermedades, su curación, la rehabilitación
de los individuos, las posibilidades de enfermar, envejecer y morir, con los
mecanismos de financiación de las acciones de atención en salud y el modelo
de organización económica, política y social que una sociedad adquiere. Es
decir, que el problema de la salud, de la enfermedad y de su atención, no se
reducen a cuestiones que ocurren en un individuo, sino que son procesos que
se gestan en la dimensión social de la vida cotidiana y tienen sus raíces en los
modos de organización de la sociedad, fundamentalmente en los
correspondientes a patrones de trabajo y consumo de distintos grupos, sus
modalidades de actividades prácticas, sus formas organizativas y su cultura.
Además, en la definición de este problema, se ponen en juego múltiples
relaciones de poder, en las que intervienen organismos del Estado, estructuras
Resumen de Nico Maggi

corporativas, empresas privadas, instituciones científicas, organizaciones


intermedias, movimientos sociales, organizaciones comunitarias, entre otras,
dando lugar a arreglos institucionales complejos
UNA LENTA TRANSICIÓN AL CAMBIO DE POLÍTICA SANITARIA: la política
sanitaria post-convertibilidad se hizo en base a un paradigma de gestión
diferente del paradigma mayoritario en los años ‘90. Esto implicó un claro
posicionamiento de regular el sistema de salud, proponiendo políticas estatales
que puedan establecer mecanismos de control de la intervención del mercado
en esta materia, como así también imprimiendo a las mismas una concepción
integral de salud que contempla aspectos políticos, económicos, sociales,
culturales, psicológicos, como así también sus expresiones en “lo singular, lo
particular y lo general”.
La política sanitaria post-convertibilidad puso hincapié en la prevención de la
enfermedad, promoción de la salud y la reorganización funcional del sector
público, con el objetivo de permitir una mayor accesibilidad al sistema de
atención público y un mejoramiento de la salud de la población, que podrían
inscribirse en lo que Titmuss denomina “modelo de la política social
institucional redistributivo” que “considera al bienestar social como una
institución muy importante integrada en la sociedad, que proporciona servicios
generales fuera del mercado basándose en el principio de la necesidad”. Esta
nueva perspectiva renueva los debates sobre el derecho a la salud, a si esta
cuestión se reduce sólo al acceso a los servicios o también está vinculada a la
modificación de los determinantes sociales de la salud, si es posible crear un
sistema de salud equitativo y solidario en una sociedad donde la inequidad
persiste y se promueven valores como el individualismo, cuál es la
responsabilidad del Estado con respecto a la salud pública y las condiciones de
vida de los habitantes del territorio argentino.
Un acontecimiento central en el inicio del cambio de paradigma de intervención
estatal en salud lo constituye la declaración de la emergencia sanitaria el 12 de
marzo de 2002, mediante el decreto N° 486/2002. Muchos actores analizan la
declaración de la Emergencia Sanitaria, a posteriori, como una necesidad que
permitió redistribuir los insumos de los diferentes hospitales públicos, encontrar
modalidades que permitan ayudar a las obras sociales en situación de déficit y
reorientar los programas del Ministerio de Salud hacia objetivos más
asistenciales. Durante los primeros meses de la Emergencia Sanitaria, se
tomaron dos medidas muy importantes: la modificación del Plan Médico
Obligatorio, que tomó el nombre de Plan Médico Obligatorio de Emergencia a
partir del 9 de Abril de 2002 por resolución del Ministerio de la Salud
(resolución 201/2002), y la obligación de usar el nombre genérico en la
prescripción de medicamentos, a partir de la resolución N° 326 del Ministerio de
Salud del 3 de junio de 2002.
Otro acontecimiento de relevancia lo constituyó el restablecimiento del Concejo
Federal de Salud (COFESA) este Consejo permite concertar a nivel federal
Resumen de Nico Maggi

problemas encontrados a nivel regional y cuyo tratamiento necesita la toma de


medidas a nivel nacional.
Se puede fechar este intento de reorientación de las políticas sanitarias a partir
de la implementación del Plan Federal de Salud (2004-2007). El Plan Federal
de Salud fijó pautas para los programas en el área sanitaria y orientó la acción
del Ministerio principalmente a través de programas temáticos transversales de
aplicación nacional, entre los que se pueden mencionar:
a) Programa Nacional de Municipios y Comunidades Saludables: El
Ministerio de Salud Nacional toma parte activa en la organización
general del sector, promoviendo la articulación del sistema en su
conjunto e impulsando la participación de las diferentes jurisdicciones en
la discusión y definición de las reformas. Es acompañado por un
esquema de transferencias financieras que recompensa a aquellos que
adhieren a las políticas consensuadas, poniéndolas en práctica de
manera efectiva
b) La Política Nacional de Medicamentos (PNM): incorporada en 2002
establece un nuevo marco regulatorio con reglas fijas y claras que
benefician a todo el sistema sanitario en su conjunto.
c) Derechos Sexuales y Reproductivos: en este aspecto, el desarrollo en
términos de derechos humanos es muy importante, ya que establece un
avance importantísimo en la concreción de postergados reclamos de
diversos movimientos sociales, especialmente los feministas. Se crea,
en el año 2003, el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable (ley 25673) que debe garantizar el acceso a información,
controles ginecológicos y métodos anticonceptivos a todo/a ciudadano/a
mayor de 14 años que así lo requiera.
d) d) Fortalecimiento de los Centros de Atención Primaria de la Salud
(CAPS): Los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) son
entidades con énfasis en la atención primaria de la salud con el doble
objetivo de mejorar los indicadores básicos de la salud en Argentina y
aliviar a los hospitales públicos de flujos de población.
e) Plan Nacer: Este programa es una herramienta estratégica para
disminuir el componente sanitario de la morbimortalidad materno-infantil
en la Argentina, y que tiene por objetivos: fortalecer la red pública de
servicios de salud otorgando a la atención primaria un rol activo en la
prevención y cuidados de la salud, asegurar el acceso a la salud a todas
las mujeres, niños y niñas y promover la participación social. Requiere
de una importante articulación entre nación, provincias y municipios.
f) La mencionada política sanitaria continúa y se amplía en el año 2012,
lanzándose el Plan SUMAR, que está dirigido a niños, niñas,
adolescentes, embarazadas y mujeres hasta los 64 años sin obra social,
para mejorar y profundizar su atención en los establecimientos públicos
de salud. Los objetivos propuestos en esta etapa son: disminuir la tasa
de mortalidad infantil y materna, profundizar el cuidado de la salud de los
niños/as en toda la etapa escolar y durante la adolescencia, mejorar el
cuidado de la salud de la mujer a través de con- troles preventivos y
reducir las muertes por cáncer cérvico uterino y por cáncer de mama.
Resumen de Nico Maggi

Las políticas sanitarias mencionadas tienen una importante lógica de


implementación integral, interjurisdiccional e intersectorial, particularmente con
los sectores de educación y desarrollo social, y entre nación, provincias y
municipios. Para la articulación interjurisdiccional, el Ministerio de Salud de
Nación exige como requisito la eliminación del cobro de aranceles y bonos en
las prestaciones para la implementación de los programas sanitarios en los
diferentes efectores. La agenda estatal en salud se representa como un
“espacio problemático” ya que las políticas que se adoptan son tomas de
posición frente a las diversas opciones de resolución que esas cuestiones
vigentes admiten teórica, política y/o materialmente.
Desde una perspectiva nacional, la implementación de estas políticas implicó
distintos grados de avances y resultados en términos de equidad y eficiencia a
lo largo del territorio argentino, coexistiendo diversas modalidades de
organización en las provincias. La complejidad de cada proceso de
descentralización realizado durante el período neoliberal, deriva en la
existencia actual de significativas diferencias, donde se combinan disímiles
grados de autonomía hospitalaria, niveles dispares de integración de sus redes
de atención, políticas de recursos humanos heterogéneas, diversos programas
médicos obligatorios y otras variables relevantes. Una de estas variables, de
significativa importancia, lo constituye la distribución muy desigual del gasto
público en salud según la cantidad de habitantes entre las diferentes regiones
del país. El Ministerio de Salud de la Nación, realiza un importante aporte en
términos de recursos necesarios para el funcionamiento de los diferentes
efectores de salud de todo el territorio argentino.
El gasto en salud se redujo fuertemente en el año 2002, aunque en menor
proporción que la caída que tuvo el presupuesto general del Estado, por lo cual
su participación en el gasto total creció. A partir de ese año, pese a la
recuperación económica, al crecimiento ininterrumpido del PBI en este período,
el gasto en salud estuvo estancado en términos reales, lo que determinó una
trayectoria decreciente en términos del gasto total y del PBI. Según algunos
estudios, en las variaciones del gasto público 2000-2006, la caída en salud fue
del 19%. De acuerdo con los datos consignados en el Informe nacional sobre
desarrollo humano 2010 del PNUD Argentina, el Gasto en Salud
correspondiente al año 2008 ascendió al 10,19% del PBI

Transformaciones de la estatalidad social en el régimen de


acumulación post neoliberal Arturo Laguado y Maximiliano
Rey (cod 2070) PRACTICOS
Introducción: El nuevo siglo trajo novedades en la sociedad y la estatalidad
argentinas. La relación entre ambas se vio modificada por un nuevo modo de
regulación, el cual se desarrolló a la par que el Estado tomaba nuevas formas y
contenidos. Uno de estos se verificó en el conjunto de intervenciones sociales
Resumen de Nico Maggi

del Estado, desde la muy conocida Asignación Universal por Hijo hasta la
ampliación de la atención directa del aparato administrativo estatal en los
diferentes lugares que componen el territorio nacional. Sostenemos que la
protección social ejemplifica la relación que una sociedad tiene –en términos
ideales- consigo misma. Relación que en última instancia está mediada por el
Estado o, mejor, por la legitimidad de su intervención y los límites de su
accionar. Pero la política de protección social no es independiente de una
concepción de lo social y del régimen de acumulación en que ella se inserta.
Distintas formas de acumulación, históricamente, han sido acompañadas por
modos de regulación. Las políticas sociales emprendidas por los gobiernos
postneoliberales en Argentina, forman parte de un tipo de Estado diferente que,
a falta de un nombre mejor, podemos llamar Nacional Popular.
El retorno del Estado: El cuasi derrumbe estatal del 2001 enterró el régimen de
Estado mínimo que se había impuesto en Argentina, como en casi toda
América Latina. A partir de entonces nacerá un nuevo modelo de Estado con
énfasis en la recuperación simbólica y material del Estado como garante de los
procesos de inclusión social y política, renovada capacidad de regulación de
los mercados, políticas industria- listas, junto con una marcada vocación
latinoamericanista y manifiesta independencia de los centros de poder mundial.
Se puede percibir la confluencia de dos tradiciones en la emergencia del
Estado post neoliberal: el desarrollismo (el neodesarrollismo) y la tradición
nacional popular.
El neodesarrollismo vuelve a poner en un lugar central la intervención estatal
en la regulación social y la inversión económica, dando un lugar destacado al
sector público, con nuevas modificaciones, como a flexibilización de la
protección de los derechos del trabajo en un mundo donde la movilidad del
capital y la financierización de la economía, debilitan el poder de los Estados
nacionales. Si algo caracterizó a la etapa iniciada en 2003, fue un énfasis en la
reindustrialización, con el objetivo de reiniciar el círculo virtuoso propuesto por
Keynes para reactivar la demanda: pleno empleo, mercado interno,
fortalecimiento fiscal, inversión social. Se impulsaron medidas en esa dirección,
estas medidas no lograron revertir la extranjerización de la economía, ni la débil
integración vertical de la industria nacional. De esta forma, la restricción
externa se mantuvo presente, obligando a controlar la fuga de divisas al
exterior, acelerada por la revaluación del peso que jaqueó el gran instrumento
industrializador del gobierno: el cambio competitivo. El Estado retomó su papel
de agente activo en la regulación económica y, cuando fue necesario para
proteger el mercado interno o la balanza de pagos, en la inversión directa vía
reestatización de empresas.
El punto de vista Nacional Popular tiene una perspectiva situada, tanto en lo
histórico como en lo geográfico. Hace centro en nuestro país como parte de
una nación en clave de búsqueda de plena autonomía y de superación de los
desequilibrios de su estructura social. Se trata de un espacio que la visión
nacional y popular asume como en desarrollo, con marcados desequilibrios
políticos, económicos y sociales. La situación periférica y la dinámica del
Resumen de Nico Maggi

capitalismo mundial, como así también las tensiones que se generan en su


propio territorio, alimentan tendencias hacia la reproducción de estos
desequilibrios. El objetivo último de la actividad política y de la acción del
Estado como instrumento privilegiado de dicha actividad es salir de la situación
de subdesarrollo. Superarlo implica abandonar el lugar periférico y dependiente
en la economía mundial y sortear los desequilibrios sociales, con especial
énfasis en la tarea de operar sobre los bolsones de pobreza y marginalidad, así
como de reducir los desniveles en la asignación del ingreso. Sólo una sociedad
que haya superado sus desequilibrios sociales puede desarrollarse; sólo a
través del desarrollo pueden superarse los desequilibrios sociales. La
centralidad que tiene el significante justicia social en esta tradición, explica que
las normas distributivas promulgadas con posterioridad al 2003 trasciendan con
mucho la generación de bienes sociales propuesta por el desarrollismo. En esa
lógica, se llevó a cabo una importante agenda redistributiva como Plan
SUMAR, Procrear, Remediar, Argentina Trabaja, Microcréditos, Manos a la
Obra, Conectar- igualdad, entre otras, dirigida a la ampliación de derechos. Es
importante destacar, que estas iniciativas se inscriben en otra concepción de
Estado, que reinstala su responsabilidad en la (re)producción del tejido social.
La realización de inversiones en infraestructura largamente retrasadas, y el
incremento del gasto corriente han permitido que el sector público muestre un
rendimiento y cobertura superior al que se observó durante los ’90. La visión
nacional popular sostiene que los elementos que configuran el desarrollo,
creación de más riqueza acompañada de nuevos y más complejos roles
sociales, incorporación de tecnología, distribución de riqueza, entre otros, no
surgen sin más del automatismo de mercado, sino que precisan de una serie
de acciones dirigidas y conscientes que involucran al Estado y la
Administración Pública.
La reconfiguración de la estatalidad social: Además de la nueva presencia
reguladora, el Estado verifica un cambio en el modo de su intervención en
cuatro grandes ejes: universalización, integralidad, territorialización y
protagonismo popular.
Tendencia a la universalización: La AUH es una de las iniciativas más
destacadas de la segunda mitad de la década pasada, tanto por su innovación
como por su quiebre fuerte con la focalización, en base a su tendencia a la
universalización. La prestación monetaria que otorgó inicialmente la AUH se fijó
en monto equivalente a la que corresponde a la mayor asignación por hijo del
régimen de asignaciones familiares contributivo nacional. Luego, la ley que
aprobó el Congreso Nacional, fijaría retribuciones mayores atadas a una
fórmula de indexación automática. A un año de la puesta en marcha de la AUH,
la Central de Trabajadores Argentinos consideraba que era significativo su
impacto en la reducción de la pobreza, existiendo una fuerte concentración del
beneficio en los hogares más necesitados.
Las asignaciones familiares, atadas al trabajo formal tal como las concebía el
Estado desarrollista, sufrieron un colapso con los ajustes de la última década
Resumen de Nico Maggi

del siglo XX y la crisis de 2001, tras la cual el índice de desocupación rondó


entre el 22% y el 25% de la PEA según la fuente. Aun cuando la gran creación
de empleo en los años siguientes a la crisis modificó en parte este escenario, la
AUH se constituyó en una forma de ampliar la cobertura del sistema de
seguridad social – recuperado por el Estado con la reestatización del sistema
de pensiones privado reconociendo las situaciones de exclusión todavía
existentes. Sin embargo, la AUH no puede ser considerada solamente un
programa de transferencias condicionadas más exitoso que otros. Debe
entenderse en el marco de la emergencia de un nuevo modelo de regulación: el
de los gobiernos Nacionales Populares que surgen en el siglo XXI en América
Latina.
La recuperación de la tradición solidarista en las políticas de prevención no es
un hecho aislado. Éstas hacen parte de la naturaleza del Estado activo, al igual
que la tendencia a la universalidad y a la integralidad implican la ampliación de
los derechos sociales y con ellos, la desemercantilización de aspectos de la
reproducción social, en una tradición que ha sido cara a los Estados de
Bienestar pero también a los regímenes nacional populares latinoamericanos.
Tendencia a la integralidad: El principio de integralidad implica abordar los
fenómenos complejos desde sus múltiples aristas. De tal modo, las iniciativas
del área social no pueden pensarse como programas estancos sin conexión
entre sí, sino como acciones coordinadas destinadas a tratar los diversos
determinantes de una problemática dada. Apuntando a que este principio sea
el eje rector de las Políticas Sociales, desde el inicio de la gestión del gobierno
de Néstor Kirchner se reconvirtieron las iniciativas programáticas del Ministerio
de Desarrollo Social, en orden a lograr mayor confluencia y homogeneidad,
nacieron asi, los tres grandes planes que estructuran el funcionamiento del
Ministerio iniciados en 2003: el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria “El
Hambre más Urgente”, el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social
“Manos a la Obra” y el Plan “Familias Argentinas”.
Se aplicaron políticas públicas de carácter universal confluyen en la
integralidad, conformando un nuevo modo de regulación, donde los programas
no son iniciativas aisladas, sino que hace parte de una iniciativa de
universalización de derechos (como el progresar, el conectar-igualdad, el PIP)
Procesos de territorialización: se buscó la ampliación de la cobertura territorial
de varios de los organismos que poseen tareas sociales. Acompañando un
fenómeno en donde el territorio se ha convertido en un lugar privilegiado de la
expresión política. La gestión de varios organismos estatales adaptó su
estructura otorgándole cierta impronta territorial. Ello supuso el despliegue de
agencias ministeriales (o de las agencias respectivas), que establecieran
materialmente su presencia en todo el territorio nacional. Particularmente hay
cuatro desarrollos que muestran la situación a): los Centros de Referencia
(CdRs) y los Centros de Integración (CICs) del Ministerio de Desarrollo Social;
las Unidades de Atención Integral (UDAIs) de la ANSES y las Oficinas de
Empleo (OE) del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Resumen de Nico Maggi

Tendencia a fortalecer el protagonismo popular: para un proyecto de inclusión


social es la participación de los sectores populares. Desde 2003, la perspectiva
sobre dicha temática ha cambiado. Si bien el tópico “participación” está
presente en casi toda propuesta de políticas, sus contenidos varían
profundamente según que tradición de pensamiento la fundamente. En los
últimos años, el Ministerio de Desarrollo Social mostró interés en la
participación de diversos sectores del quehacer social (desde ONGs hasta
sindicatos, pasando por fundaciones y credos religiosos) pero también desde el
comienzo encaró propuestas en estrecha vinculación con las organizaciones
populares. a lo largo de los años se han realizado infinidad de jornadas de
capacitación y formación de líderes o voluntarios en las diferentes temáticas
que aborda el Ministerio, que luego acompañaron los diferentes programas del
mismo. Si bien son actividades menores comparadas con las acciones sociales
más relevantes de la década estudiada, su simbolismo es fuerte.
Conclusión Cuando la crisis económica y social de 2001 alcanzó al Estado
neoliberal, un nuevo modo de regulación comenzó con el régimen emergente,
en el que la reconstrucción de la estatalidad social jugó un papel muy
importante. El modo de regulación postneoliberal se basa en tres grandes
principios: - Relacionar políticas económicas con política social, recuperando el
círculo virtuoso keynesiano, donde los programas sociales no sólo produzcan
sinergia entre sí, sino que se dirijan también a generar transferencias
monetarias a los bolsillos de los ciudadanos con el objetivo de fomentar el
consumo y, con él, el mercado interno. Las políticas laborales, la estabilidad en
el trabajo, las convenciones colectivas, la movilidad salarial, son
complementarias de las de asistencia y, en última instancia, todas ellas se
dirigen a recuperar el pleno empleo y a fortalecer la participación de la industria
en el PBI. - Recuperar el universalismo para que la inclusión con justicia social
no se transforme en programas clientelares, sino que incorpore la noción de
derechos sociales –o justicia social, para usar un significante clásico en la
Argentina- a la de desarrollo económico. En resumen, los gobiernos
postneoliberales se propusieron reformular el sector público en clave
latinoamericana y popular. De esta forma, transformaron una estructura estatal
dirigida a apoyar la valorización financiera, a seducir al capital para que se
instale en el país y a desplegar políticas asistencialistas para amortiguar el
costo social del ajuste estructural; por otra que modificó la ecuación fiscal con
las retenciones a las exportaciones, tendió a empoderar a los sectores
populares y se dedicó a apoyar la producción industrial nacional y la integración
sudamericana.
Resumen de Nico Maggi

NADDEO Diego HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE UN


CAMBIO DE PARADIGMA.
LO FUNDAMENTAL DE LA LEY 26.657 Y EL PLAN NACIONAL DE
SALUD MENTAL Implicancias para la ciudad de Mar del Plata. Ley
26657. 10 años después. (cod 2011) HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE
UN CAMBIO DE PARADIGMA. LO FUNDAMENTAL DE LA LEY 26.657
Y EL PLAN NACIONAL DE SALUD MENTAL Implicancias para la ciudad
de Mar del Plata.
Introducción: A través de este escrito se pretende analizar algunos puntos que
resultan de importancia sobre la Ley Nacional de Salud Mental N°26.657, que
fue sancionada por el Congreso Nacional el 25 de Noviembre de 2010 y
promulgada por el Poder Ejecutivo el 2 de diciembre del mismo año. Habiendo
sido su reglamentación a través del Poder Ejecutivo el 28 de Mayo de 2013
bajo el decreto 603/2013. Finalmente, este 9 de Octubre de 2013, previo al día
Mundial de la Salud Mental, se lanzó el Plan Nacional de Salud Mental , este
plan es una herramienta de gestión, elaborada a partir de diversos espacios de
discusión y debate generados con el fin de detectar la prioridad acerca de los
desafíos dentro del área. El mismo fue llevado a cabo a lo largo del país con
diferentes actores institucionales y sociales, su objetivo es el de garantizar la
protección de la población y los derechos humanos de las personas con
padecimientos mentales según establece la Ley Nº 26.657 y su decreto
reglamentario Nº603/2013 arriba mencionados.
La situación de la Salud Mental en Argentina: en nuestro país desde la
segunda mitad del siglo XX, el sistema de salud está compuesto por tres
subsistemas, público, privado y de seguridad social. En particular, cada
subsistema ha tenido su predominio en distintas etapas de nuestra historia, el
público, durante el peronismo; el de seguridad social durante el desarrollismo y
el privado durante el aperturismo.
Se toman como fuentes dos documentos, uno de ellos es “el Instrumento de
evaluación para los sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la
Salud (IESM-OMS)” . El segundo documento es el que se ha realizado en el
año 2007 denominado; “Vidas Arrasadas. La segregación de las personas en
los asilos psiquiátricos argentinos”, elaborado por el Mental Disability Rights
Internacional (MDRI) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS),
ambos documentos refieren que en Argentina hay aproximadamente 25.000 mil
personas internadas en psiquiátricos, (66,7% en el sistema público y 33,3% en
el privado) de las cuales el 80% permanece más de 1 año internada mientras
que en algunos casos lo hacen de por vida. Alrededor de un 70% de ellos,
permanecen internados por no tener o haber perdido sus lazos sociales, en
algunos casos se encuentran en situación de pobreza, esto también evidencia
la falta de creación de dispositivos comunitarios. La a Provincia de Buenos
Aires, destina el 80% del presupuesto en salud mental a hospitales
psiquiátricos, de esta manera reproduce el modelo asilar y favorece la
discapacidad.
Resumen de Nico Maggi

Según autoridades del sistema de salud, en promedio, cerca del 75% de los
internados son “pacientes sociales”, que permanecen internados por no tener
vivienda, situación que empeoro desde la crisis de 2001. La legislación no
cumple con la normativa y estándares internacionales que protegen a las
personas contra la detención arbitraria y la internación involuntaria, así como
también se observa que pocas provincias han implementado un monitoreo en
relación a los Derechos Humanos de los usuarios de los servicios. Carencia
que se observa en las políticas de promoción, prevención y rehabilitación y en
la falta de articulación entre las diferentes jurisdicciones, Nacional, Provincial y
municipal. Otra de las fallas en el sistema está vinculado a la permanente
violación de los derechos humanos de los usuarios de estos servicios en el
marco del modelo asilar de tratamiento.
La conformación del servicio de salud local y las características socio-
económicas de los usuarios: Sobre la ciudad de Mar del Plata, se hará foco en
particular en el subsector público. La ciudad encabeza la Región Sanitaria VIII
de 12 que existen en la provincia de Buenos Aires. Desde la jurisdicción del
Estado Provincial se encuentran dos hospitales regionales en la ciudad, uno de
adultos, con internación psiquiátrica, Hospital Interzonal General de Agudos
“Dr. Oscar Allende” y el otro de maternidad e infancia, Hospital Interzonal
Especializado Materno-Infantil “Don Victorio Tetamanti” ambos servicio de
Salud Mental. En tanto que desde el Estado Municipal la atención se brinda a
partir de los Centros de Atención Primaria en Salud (CAPS) y postas sanitarias,
que en la actualidad ascienden a 35 espacios aproximadamente y el C.E.M.A.
Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias, estos centros tienen
diferentes grados de complejidad en el tipo de atención que brindan. En las
unidades sanitarias municipales se asume el trabajo de atención primaria y
dentro de este marco, en lo referente a la Salud Mental, se contempla el trabajo
de las siguientes disciplinas: Terapia Ocupacional, Psicopedagogía, Psicología,
Fonoaudiología, Psiquiatría, Servicio Social y Acompañamiento Terapéutico.
El perfil de la población que mayoritariamente utiliza los servicios públicos de
salud se puede afirmar que son fundamentalmente personas provenientes de
sectores con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), pauperizados con
ingresos insuficientes y/o vulnerables que, por diversas razones, no cuentan
con capacidad económica como para contratar algún tipo de cobertura en
salud. Mar del Plata es la séptima ciudad con mayor población de la Argentina
y la tercera en la Provincia de Buenos Aires. Desde hace varios años se
encuentra entre las ciudades del país con mayor nivel de desempleo y empleo
informal. La falta de empleo digno y el aumento de la pobreza, son factores
condicionantes en el bienestar de la población y está íntimamente relacionado
con la Salud Mental de la misma.
El cambio de paradigma de la Ley 26.657: entre consensos y resistencias: Para
poder comprender el proceso que desemboca en la promulgación de la Ley
26.657 es necesario mencionar algunos de los documentos internacionales y
nacionales de los que parte y a los que adhiere: Conferencia sobre Atención
Primaria de la Salud (APS) de Alma-Ata (1978), Conferencia convocada por
Resumen de Nico Maggi

OPS/OMS, llamada “Declaración de Caracas” (1990), Convención Internacional


sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ratificada por Argentina
en 2008), Consenso de Panamá, (2010), Declaración de Lujan (2007).
Se ha promulgado y reglamentado una Ley de Salud Mental, y se ha generado
un nuevo Plan Nacional de Salud Mental, hecho histórico en torno a la
conquista y ampliación de derechos para toda la población. Esto implica dejar
de lado una vieja concepción y tornar un cambio claro de paradigma en función
a instalar el campo de la Salud Mental con características interdisciplinaria,
intersectorial y con diferentes actores intervinientes, esta es la forma más
racional de acercarse a las problemáticas sobre el padecimiento mental.
Durante mucho tiempo en nuestra región y en el resto del mundo, una serie de
factores impidieron estos avances. Por un lado, la instalación del capitalismo
financiero desde mediados de los 70, promovió una privatización del sector
Salud. Su consecuencia es la medicalización del padecimiento subjetivo, lo que
lleva a un reduccionismo biológico de la subjetividad. En Salud Mental este
movimiento tiene un nombre: la contrarreforma psiquiátrica.
De qué se trata este cambio de paradigma, para ello iremos analizando
algunos artículos de la Ley 26.657. El artículo 1° expresa: “La presente ley
tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas
las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con
padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional…”. Esta ley
propone una ruptura con el modelo asilar ya que concibe al usuario del servicio
como sujeto de derechos y no como objeto de asistencia, se propone el pasaje
a un modelo comunitario de Salud Mental. Los usuarios de los servicios de
Salud Mental históricamente han sido invisibilizados y marginados en sus
derechos. El servicio público deberá prestar una atención especial a las
personas con trastornos psicóticos, por sobre las que sufren disturbios
neuróticos; una persona que no tiene cobertura social y sufre de un
padecimiento psicótico, llega difícilmente a poder sostener un tratamiento en el
sub-sector privado de la salud su principal causa es el costo que un tratamiento
puede tener. Antes la tutela estaba dada en el hospital psiquiátrico, ahora, con
la promulgación de la ley, es necesario generar instituciones capaces de
asegurarle atención y ayuda en cualquier momento del día a estas personas.
Dos modificaciones que se dan sobre las normas preexistentes, aquí nos
referimos al Código Civil que data del año 1869, la primera de estas
modificaciones es en el Art. 152 cuando manifiesta que una persona pude ser
internada de por vida. De modo que no tiene derecho a una audiencia con un
juez, a tener asistencia jurídica o de presentar pruebas a su favor, y la segunda
modificación es en relación al Art. 482, para impedir las internaciones de
personas por su peligrosidad. Para el primero de los casos, se agrega el inciso
“ter” al Art.152; “Las declaraciones judiciales de inhabilitación o incapacidad
deberán fundarse en un examen de facultativos conformado por evaluaciones
interdisciplinarias. No podrán extenderse por más de tres (3) años y deberán
especificar las funciones y actos que se limitan, procurando que la afectación
de la autonomía personal sea la menor posible. (art. incorporado por Ley N°
Resumen de Nico Maggi

26.657)” Para el segundo de los casos, la modificación sobre el Código Civil es


la correspondiente al Art. 482 que es sustituido por; “No podrá ser privado de
su libertad personal el declarado incapaz por causa de enfermedad mental o
adicciones, salvo en los casos de riesgo cierto e inminente para sí o para
terceros, quien deberá ser debidamente evaluado por un equipo
interdisciplinario del servicio asistencial con posterior aprobación y control
judicial. Las autoridades públicas deberán disponer el traslado a un
establecimiento de salud para su evaluación a las personas que por padecer
enfermedades mentales o adicciones se encuentren en riesgo cierto e
inminente para sí o para terceros. A pedido de las personas enumeradas en el
artículo 144 el juez podrá, previa información sumaria, disponer la evaluación
de un equipo interdisciplinario de salud para las personas que se encuentren
afectadas de enfermedades mentales y adicciones, que requiera asistencia en
establecimientos adecuados aunque no justifiquen la declaración de
incapacidad o inhabilidad”.
El Art. 5 de la Ley 26.657 cuando plantea que “la existencia de un diagnostico
en el campo de la salud mental no autoriza en ningún caso a presumir riesgo
de daño o incapacidad, lo que solo puede deducirse a partir de una evaluación
interdisciplinaria de cada situación particular en un momento determinado.
Previo a la promulgación de la ley, los usuarios de los servicios podían llegar a
ser medicados de forma excesiva, en algunos casos con fines punitivos,
también como se ha señalado se los obligaba a internarse sin su voluntad, en
muchos casos llegando a pasar largos períodos de encierro, garantizando la
profundización de la ruptura de sus lazos sociales. Despojados de sus
derechos, anulados en sus posibilidades y potencialidades, sin poder; trabajar,
casarse, votar, estudiar, podríamos pensar en estos sujetos como expresión
del concepto de nuda vida.
Solamente la norma no alcanza para llevar adelante un cambio de paradigma,
un cambio en los abordajes. La Ley es necesaria pero no suficiente es un
marco regulatorio que protege a los usuarios ante estas situaciones y es
importante aunar fuerzas para garantizar aquello. Este marco regulatorio tiene
que interpelar al interior del colectivo de actores sociales intervinientes en el
campo de la Salud Mental y en lo que respecta a la formación de los
trabajadores en general y en particular a la formación del psicólogo, repensar
las prácticas que se brindan en la formación de grado y posgrado para que de
este modo, la correcta implementación esté al servicio de los usuarios, con un
Estado presente que resguarde los intereses de esta población vulnerable y un
cuerpo de profesionales comprometidos con una formación no focalizada en la
atención clínica como único recurso.
Sobre las internaciones prolongadas por “factores sociales”, el Art. 15 rompe
con esta lógica prohibiendo la internación fundada en problemas sociales o de
vivienda, otorgándole al Estado la responsabilidad de la solución a través de
los organismos públicos competentes. Se plantea un sistema de integración
entre lo que pueda hacer el equipo de salud y lo que pueda hacer la comunidad
con su distintas ramas que son: la familia si alguien le ofrece un soporte
Resumen de Nico Maggi

adecuado: las instituciones del territorio cuando informadas, los distintos


servicios existentes dentro de la comunidad.
No se habla de enfermedad mental, sino de padecimiento mental y en la misma
línea, es que en el Art. 3 se plantea que la salud mental “…es un proceso
determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales,
biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una
dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos
humanos y sociales de toda persona.” De esta manera, esta definición, que
refiere al proceso de salud-enfermedad, queda planteada a través de una idea
más compleja acerca de lo que implica la Salud Mental, pensándola como
producto de un devenir multicausal que incluye diversos aspectos para pensar
de los padecimientos mentales. (Ha provocado resistencia por gran parte de la
comunidad psiquiatra al igualar los factores biológicos a factores sociales y
psicológicos).
A través del Art. 13, se observa una reconfiguración del espacio de poder de la
Salud Mental por parte de los actores sociales que intervienen, ya que la
interdisciplina propone la igualdad de condiciones entre psicopedagogos,
psiquiatras, psicólogos, terapistas ocupacionales, enfermeros, fonoaudiólogos y
demás profesionales con título de grado atravesados en el campo de
conocimiento de la salud mental para ocupar cargos de conducción y gestión
de los servicios e instituciones. Art. 16 y 20 hablan acerca de los casos de las
internaciones voluntarias o involuntarias, en donde serán necesarias dos
firmas, de las cuales al menos una debe ser de un psicólogo y/o un psiquiatra,
y la otra de cualquier otro profesional de la salud mental. Considerando
fundamental la correcta formación del psicólogo dentro del campo de la
psicopatología y la ética. En el Art. 14 que la internación es “un recurso
terapéutico de carácter restrictivo, y solo puede llevarse a cabo cuando aporte
mayores beneficios terapéuticos que el resto de las intervenciones realizables
en su entorno familiar, comunitario o social. En cuanto a los Arts. 27 y 28, se
prohíbe “…la creación de nuevos manicomios, neuropsiquiátricos o
instituciones de internación monovalentes, públicos o privados.” Los ya
existentes deben readaptarse a los objetivos dispuestos hasta ser sustituidos
por dispositivos alternativos. No significa que las personas no se internen,
significa que no lo harán en manicomios, sino en hospitales generales
adaptados (proponiendo la desmanicomialización y la intervención
comunitaria.)
La Ley contempla en el Art. 4 “Las adicciones deben ser abordadas como parte
integrante de las políticas de salud mental. Las personas con uso problemático
de drogas, legales e ilegales, tienen todos los derechos y garantías que se
establecen en la presente ley en su relación con los servicios de salud.” tiene
dos consecuencias inmediatas, la primera es que deja de lado la visión
delictiva- penal de la persona que consumía sustancias psicoactivas y la
segunda es la que da lugar al tratamiento de las adicciones como tema y
problemática de la salud, tradicionalmente, el tratamiento de las adicciones que
había tenido su mayor auge a partir de las guerras mundiales y sus
Resumen de Nico Maggi

consecuencias en la población, habían estado dirigidos históricamente por las


instituciones religiosas, ofreciendo un tratamiento moral de las adicciones, de
allí el modelo de “granjas” que presuponen por un lado a un sujeto que se
vuelca a las adicciones como consecuencia de la incorrecta utilización del
tiempo, un sujeto ocioso, en ese contexto aparecen los espacios de
laborterapia y por otro lado a un sujeto que no se adapta a las normas sociales
y por ello debe permanecer un tiempo alejado de la sociedad asistiendo al
campo a trabajar.
Se ha inaugurado un espacio de prevención de consumos problemáticos,
denominado CePLA (Centro Preventivo Local de Adicciones) que se encuentra
en el barrio Libertad. Se prevé para este año la construcción de una casa
educativa terapéutica (CET) cerca de las instalaciones del CEMA, el riesgo de
estos dispositivos es que se tornen centros de derivación hacia otros servicios
donde se les brinden a los usuarios una atención clínica. El Estado provincial
propone los Centros de Prevención de Adicciones (CPA), en la ciudad
funcionan dos de ellos, uno con modalidad ambulatoria y otro con internación
en Chapadmalal. Es conocido en la internación el reiterado estado de
abandono que posee el servicio provincial. El Estado lo que sí garantiza,
siguiendo la lógica privatista de la tercerización de la salud, son becas para las
personas que padecen de algún tipo de adicción y que quieren realizar
tratamiento, los mismos se llevan a cabo en las instituciones pertenecientes al
tercer sector, el de las O.N.Gs.
Han comenzado a surgir instituciones del tercer sector que trabajan desde
distintas corrientes de la psicología, generados desde el ámbito psi, en otros
casos se observa también la inclusión de diferentes profesionales de la salud
dentro de aquellas instituciones que son dirigidas por ex adictos o instituciones
religiosas, esto viene en relación a comentar que hasta hace solo algunos
años, el Estado solo exigía para la apertura de una institución de estas
características solo una dirección médica a cargo de un médico clínico que
hasta tal vez no tenía formación en Salud Mental.
El Art. 7 refiere a los derechos de las personas con padecimiento mental de
este modo garantizar una serie de derechos en búsqueda de la inclusión social
y la equidad:

Derecho a la libertad y autonomía de la persona con padecimiento mental. De este modo la internación in

Se promulga en el Art. 21, la celeridad en los plazos para informar la internación involuntaria al juez, se i
Resumen de Nico Maggi

Derecho a un trato digno y respetuoso: según Art. 29, se obliga a la denuncia de toda sospecha de trato ind

Derecho al acompañamiento y contención familiar: las personas con padecimiento mental tienen derecho

Derecho a no ser identificado ni discriminado por un padecimiento mental pasado o actual.

Derecho a ser informado y a decidir: El Art. 7, la persona con padecimiento mental y/o su familia debe se

Derecho a que el padecimiento mental no sea considerado un “estado inmodificable” aquí se intenta una r

El financiamiento para llevar adelante esta reforma que se propone en la ley, el


Art. 32 refiere que el Poder Ejecutivo Nacional debe incluir en los proyectos de
presupuesto un incremento en las partidas destinadas a salud mental hasta
alcanzar un 10% del presupuesto total de Salud, este aumento en el
presupuesto se desprende de una recomendación que brinda la OMS de
elevarlo a ese porcentaje de acuerdo a estándares mundiales.
A lo largo del tiempo se han podido corroborar en las instituciones psiquiátricas
diversos casos de violaciones a los derechos humanos. Esto es posible ya que
no existen mecanismos de supervisión pública, además de la falta de recursos
apropiados, capacitación de los agentes de salud y el déficit edilicio en las
instituciones. En relación a generar espacios que garanticen y protejan los
derechos de los usuarios de los servicios de Salud Mental, en los Arts. 38 y 39
se proponen la formación de un Órgano de Revisión que se funcionará dentro
del Ministerio Público de Defensa. La conformación estará dada además por
este Ministerio, también por representantes del Ministerio de Salud de la
Nación, de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación, de asociaciones
de usuarios y familiares del sistema de salud, de los profesionales y otros
trabajadores de la salud y de O.N.Gs. que trabajan en la defensa de los
derechos humanos.
Resumen de Nico Maggi

¿Qué es lo que ha pasado en Europa y en América Latina?: En Europa, el


proceso de reforma psiquiátrica se dio primero antes que en el resto del
mundo, principalmente durante el fin de la década del ´80 y principio del ´90.
En Europa se ha ido dando los procesos de reforma en donde se observan las
siguientes líneas de trabajo en las que coinciden la mayoría de los países que
han legislado al respecto: ♣ Regulación en las internaciones obligatorias, la
definición del criterio de peligrosidad y la necesidad de obtener el consenso
para los tratamientos. ♣ Contribuir con el proceso de cierre y transformación de
los hospitales psiquiátricos. El tratamiento en internación, tiene que hacerse en
hospitales generales. ♣ Instituir los Centros de Salud Mental a nivel nacional. ♣
Continuar con las redes de servicios territoriales y con el desarrollo de los
servicios de reinserción psicosocial de los pacientes. ♣ Reconocimiento de los
Derechos de los pacientes con problemas mentales. ♣ Los tratamientos de la
salud mental deben ser brindados por equipos multidisciplinarios que puedan
responder de manera concreta en aspectos médicos, psicológicos y de
rehabilitación. ♣ Consentimiento informado: se garantizan los derechos y
obligaciones de los pacientes: información adecuada, tratamiento basado en el
respeto, opción de elegir terapéuticas.
(NO ME PARECIO IMPORTANTE LA COMPARACION CON LA LEY
ITALIANA)
Concluyendo
Será imperioso conocer cómo funciona el poder y las hegemonías en el campo
de la Salud Mental en general y en cada región en particular, ya que ninguna
ley por si misma genera un cambio, en particular, esta ley es un instrumento de
cambio que está formulada desde un ideal progresista, de allí la comparación
con la 180 de Italia y el resto de las reformas en gran parte del mundo. Pero
para poder llevarla adelante es necesario correlacionar fuerzas entre los
diversos actores sociales intervinientes tales como organizaciones
profesionales, gremiales, de derechos humanos, familiares de usuarios de los
servicios, etc., de modo tal que se pueda intervenir tanto en la precarización
laboral como en las faltas graves en el campo de trabajo, así como también en
el mejoramiento en cuanto a la formación profesional de los trabajadores de la
salud. La aprobación de una ley de Salud Mental fue sorpresiva para todos los
actores, de allí, por ejemplo las organizaciones psiquiátricas se opusieron
porque la ley afectaba sus intereses, los argumentos esgrimidos adolecen de
cientificidad, lo que más se repite es que “la ley es difícil de aplicar”, como si
alguna legislación fuese lineal, directa y sin disputa de intereses.
Lo cierto es que la historia de esta ley marca que en el colectivo de la Salud
Mental, pocas veces se había debatido o pensado en formular una ley sobre
este campo, en la formación académica del psicólogo no aparecía como tema
pendiente y necesario, tampoco para la mayoría de los trabajadores de la
Salud Mental, esto quedó evidenciado en otros espacios sociales ya que
tampoco hubo debates previos a la aprobación de la misma, solo hay por
Resumen de Nico Maggi

ejemplo, algunos registros de debates en la Cámara de Senadores en el


Congreso Nacional previo a la aprobación.
Es una ley que aparece con más fuerza desde arriba hacia abajo, lo riesgoso
aquí es que se promulga sin demasiada conciencia y conocimiento sobre su
importancia por parte de los principales actores, lo que podría generar en estos
actores involucrados una escasa defensa para su cumplimiento. Siempre será
necesario acompañar su promulgación con presencia, con discusión científica
sobre los dispositivos necesarios para llevar adelante la transformación.
Entonces, se deberán generar espacios para su divulgación, conocimiento y
debate en el campo actual de la Salud Mental, así como también estrategias
para transformar ese sistema, así se harán más visibles las líneas sobre la
lucha de poderes que en ese campo se libran a partir de ahora.
Es imprescindible que los actores sociales ligados al campo de la Salud y en
particular a la Salud Mental entiendan que este es el comienzo de una
reglamentación que era necesaria, que a su vez, puede ser perfectible, y que
habrá que observar con el paso del tiempo y con las dificultades que se
presenten en la práctica, qué cosas se tendrán que contemplar para modificar,
pero lo destacado es que este cambio de paradigma está en consonancia con
las reglamentaciones internacionales sobre atención en Salud Mental. El
énfasis está puesto en los actores sociales del campo de la Salud Mental por
ser quienes directamente se verán involucrados en la praxis de este cambio y
porque a partir de ello serán los multiplicadores de estos avances y los que
deberán hacer fuerza para modificar aquellas cuestiones que sean necesarias,
en conjunto con sus usuarios, los que no han tenido voz por ser una minoría
históricamente segregada. Por ello, desde esos espacios de poder, la
posibilidad de difundir experiencias innovadoras que favorezcan la integración
social, así como también sensibilicen a la comunidad respecto del valor del
cambio de paradigma, son algunas de las funciones de una sociedad que debe
ser “educógena” en su rol multiplicador.
En este proceso que se ha dado comienzo con la ley, se deberá asegurar que
la desinstitucionalización no signifique cerrar los hospitales para reducir el
gasto público, abandonando en el territorio a quienes en él estaban internados,
que tampoco signifique imaginar falsamente que se están eliminando las
instituciones de control social en nombre de la ampliación de derechos de los
pacientes que luego nadie va a garantizar, y menos que no signifique desplazar
a los “encerrados” a otros lugares con lógicas similares, con nombres
diferentes pero que totalizan a los enfermos en la enfermedad. Sí, deberá
significar empezar otra vez por la complejidad de la persona humana, por la
necesidad de aligerar sus lazos sociales e interiores, por su derecho a ser
protagonista y libre, para no enfermar e incluso para elegir el tratamiento de su
parte enferma. La real implementación de las estrategias propuestas para el
cambio de paradigma, están sujetas, como se ha venido mencionando a un
conjunto de factores que se deben tener presentes tales como, inversión en
recursos financieros y humanos, formación de actores políticos tendientes a
ocupar espacios de liderazgos y coordinación de dichas estrategias para la
Resumen de Nico Maggi

negociación con los actores intervinientes y el seguimiento de las reformas.


Será necesario que el Estado sostenga la salud pública desarrollando una
política universalista de seguridad social con la participación de equipos
interdisciplinarios y usuarios. Para ello debe asignar un presupuesto adecuado
para dar una cobertura de salud a todos los ciudadanos independientemente
de sus posibilidades económicas y que los profesionales no sufran
precarización laboral.
LEY 26657. 10 AÑOS DESPUÉS:
O´Donnell y Oszlak2 refieren que llaman “cuestiones” para analizar las
políticas públicas a aquellas necesidades y demandas “socialmente
problematizadas”. Esa cuestión lleva un período entre su problematización
social y su “resolución” (dentro de todas las posibilidades de resolución). En
ese sentido hay que destacar que la problemática de las personas internadas
en Salud Mental logró volver a ser escuchada por el Estado en 2003 cuando se
comenzó a trabajar en dicho tema desde la Secretaria de Derechos Humanos
de la Nación a cargo de Luis Eduardo Duhalde. En aquel entonces,
organizaciones de la Sociedad Civil llevaron la inquietud respecto de las
personas que se encontraban internadas habiendo perdido sus derechos como
ciudadanos. Ese fue el momento en el cual el tema vuelve a estar en la agenda
del Estado. analizar lo previo al surgimiento de la cuestión y el proceso a través
del cual se convierte en tal, es importante por dos razones, por un lado, la
interpretación de los fenómenos posteriores y por otro lado, la posibilidad de
visibilizar los problemas que se le presentan al Estado en su relación e
interacción con la Sociedad Civil.
La distinción sobre la nominación de Salud Mental y no de Psiquiatría,
históricamente han aparecido como sinónimos, favoreciendo la mirada
psicopatológica y biologicista del campo. La distinción es clara en el Art.3 de la
Ley 26657, allí la definición es más amplia y por tanto su abordaje podemos
hablar en términos de campo de la Salud Mental ya que así se abre el juego a
pensar que aquel concepto ubica una diversidad de prácticas sociales que se
encuentran en configuración y en tensión permanente. Por campo entendemos
que: “…un campo es un sistema estructurado de fuerzas objetivas… una
configuración relacional dotada de una gravedad específica. Es también un
espacio de conflictos y competición. Cualquier campo se presenta como una
estructura de recompensas, ganancias o sanciones, que siempre implica un
cierto grado de indeterminación.” Para el caso de la Salud Mental, el campo
conserva antagonismos, corrientes teóricas diversas y una gran amplitud de
discursos. De modo tal que en su máxima tensión aparece su intersección en
las conceptualizaciones sobre la Salud Colectiva y por tanto la noción de
disolución como campo hacia prácticas integrales en Salud que contemplen
simultáneamente las dimensiones biológicas, subjetivas y colectivas de los
procesos de salud-enfermedad-cuidado.
El objeto de estudio de la Salud Mental es la subjetividad. Si desde allí nos
enfocamos en la ley, ésta es producto de la emergencia del paradigma de
Resumen de Nico Maggi

Derechos Humanos en el campo de la salud como posibilidad de contrapunto a


los enfoques de costo-efectividad predominantes durante los ´90 cuando los
organismos rectores en salud dejaron de ser la OPS/OMS y pasaron a ser el
FMI y el BM. Este regreso al paradigma de los Derechos Humanos, tuvo su
influencia en la formulación de la estrategia de a atención primaria de la salud
(Alma-Ata, 1978) y su centralidad en el derecho a la salud de los pueblos. De
este modo, el derecho a la salud ha sido una de las estrategias llevadas
adelante por el movimiento de medicina social latinoamericana quienes desde
los años ´70, pero más fuertemente en la década siguiente fueron consolidando
su posicionamiento para deconstruir los postulados de los discursos
dominantes en el campo de la salud.
La perspectiva histórica del campo Desde la perspectiva histórica en el
tratamiento del tema, se puede analizar que con la creación del Hospital
General en París en 1656, el objetivo fue recluir a todas las personas que se
encontraban ociosos en el territorio, en ese mismo movimiento la institución
consolidó el modelo institución total6. Posteriormente, con la sanción de la Ley
Esquirol en 1838 impregnada del espíritu de la Revolución Francesa, siendo
Pinel y Esquirol dos expresiones de este movimiento histórico humanista,
liberando a los locos de las cadenas, perpetuará la práctica que buscó excluir
al loco de la sociedad. El planteo de tratamiento moral sobre la idea manifiesta
que el alienado ha perdido su libertad que la Revolución le ha concedido. Este
abordaje de la locura tuvo su correlato en nuestro país a través del positivismo
reinante a principios del siglo pasado. En ese sentido, de acuerdo a los marcos
con los que se piensan los problemas, se ensayan las soluciones. Aproximados
en el tiempo actual podemos decir que los fenómenos de la Salud Mental se
deben entender como derivados de las relaciones sociales concretas que el ser
humano, a través de la generación del lazo social establece con las escenas de
su vida, por tanto “…la norma que regula la vida psíquica, y por lo mismo, la
desviación, es exterior al sujeto, proviene siempre de la sociedad o la cultura”
Particularidades del Campo de la Salud Mental en Argentina: las formas en las
que el Estado fue dando respuesta a la problemática. En un primer momento
que para nosotros sería ubicable en el contexto de la formación del Estado
Nación, se inauguraron los primeros “hospitales psiquiátricos” sobre la base de
asilos preexistentes, conocidos hoy como “Borda” y “Moyano”. Para 1929
nació la Liga Argentina de Higiene Mental, como expresión del modelo
estadounidense, que proponía una dimensión preventiva hacia la población a la
vez que denunciaban las malas condiciones de vida en las internaciones. Aún
van a ser tiempos en donde la respuesta desde el Estado al complejo de la
Salud está más asociada a la beneficencia que a la generación de derechos.
El viraje se plasma en el contexto internacional con la emergencia de los
Estados de Bienestar en el tiempo de la posguerra y en particular en Argentina,
con la creación del Ministerio de Salud de la Nación y con su primer Ministro,
Ramón Carrillo (figura de gran importancia en el sanitarismo argentino,
recientemente recuperado). Con la creación del Ministerio en 1949, se fueron
ideando e implementando políticas que dieron cuenta de una concepción
Resumen de Nico Maggi

integral de la Salud, fortaleciendo la infraestructura por un lado y por otro, la


generación de un Plan Sanitario Argentino con una mirada preventiva,
sostenido desde una perspectiva de acceso universal y gratuito al Sistema, en
síntesis, se consolida de esta manera, la aproximación que va a hacer la OMS
sobre la Salud como un derecho de la población. Puntualmente en Salud
Mental, se inició una reorganización de los establecimientos de internación de
enfermos mentales, de modo que los pacientes estuvieran más cerca de sus
comunidades y familias a fin de evitar la cronificación.
El autor plantea que “hay enfermos mentales que no están absolutamente
impedidos, que pueden realizar algunos actos. A éstos es el caso de darles un
consejero que los asista para algunos actos y que los deje en libertad para
realizar otros. Es la solución más lógica desde el punto de vista psiquiátrico y
práctico.”. El texto, en clave jurídica, propone una definición de salud y
enfermedad mental centrada en tres factores fundamentales: voluntad,
inteligencia y afectividad, sin importar la clasificación diagnóstica en sí. Por otra
parte, propone que la evaluación de la enfermedad mental sea brindada por un
profesional de la salud, para aquellos años, un médico especialista.
El retorno de la democracia trae aparejado que durante la presidencia de
Alfonsín se genere la Dirección Nacional de Salud Mental, nuevamente
aparecen las figuras de Goldemberg en la planificación de un nuevo plan de
salud mental y Vicente Galli en la Dirección.
Con la sanción de la Ley, los años siguientes favorecieron algunos puntos que
resulta necesario destacar. Por un lado, volvió a poner en la agenda pública el
tema, favoreciendo y fortaleciendo el tema como parte de la discusión dentro
del campo de la Salud. Interpelando a una parte de las y los estudiantes y
trabajadores de dicho campo. Desde hace tiempo la lógica manicomial no se
manifiesta solamente en los hospitales sino también en la creciente tendencia a
“patologizar” la vida cotidiana y los problemas sociales complejos, dando
respuesta a ellos de manera individual a través de la prescripción de
medicamentos o de psicoterapia como única alternativa, lo que se denomina
proceso de medicalización/medicamentalización. Con esa mirada se reproduce
el modelo de salud-enfermedad olvidando que en la intervención de ese
proceso en realidad aparecen otros actores que favorecen una mirada más
amplia de la temática llevándola al proceso de salud-enfermedad-
atencióncuidado.
A modo de cierre: Concluyendo, la política pública que tuvo lugar en el período
2003-2010, (desde que se planteó nuevamente la necesidad, hasta la sanción
de la ley), trajo la posibilidad de (re)pensar nuevos-viejos debates sobre el
campo de la Salud Mental. El recobrar las diversas experiencias a lo largo del
tiempo, muestran la forma en la cual los proyectos políticos divergen y las
complejidades que atraviesan en las respuestas desde el Estado. En este
sentido parece necesario correrse del lugar que propone ubicar a la plena
implementación de la Ley como un punto de llegada y más bien pensarlo como
un territorio de permanentes disputas, avances y retrocesos. En los tiempos
Resumen de Nico Maggi

actuales y a la luz de las diversas experiencias resulta necesario que en Salud


Mental empecemos a trabajar hacia la formación de una propuesta de abordaje
que sea “…capaz de construir un conocimiento que refleje la complejidad de su
objeto de conocimiento: el sujeto de su existencia real que padece sufrimiento
mental.”. De modo que se plantee no un cambio de paradigma, sino más bien
una creación de nuevas experiencias y prácticas provenientes no desde las
disciplinas sino desde un campo social complejo. Esta creación de nuevas
experiencias requiere de la articulación entre diferentes actores, sean los
organismos de Derechos Humanos, las asociaciones de familiares, desde la
inversión en políticas públicas, hasta la definición e injerencia en los contenidos
en las Universidades encargadas de la formación de los profesionales acerca
del conocimiento racional, ético y científico. El modelo asilar no se agota en el
fin de los manicomios, sino en el poner en cuestión nuestras prácticas, como se
ha evidenciado en nuestros días, hoy asistimos al pasaje de los muros hacia
los diagnósticos, generando la misma instancia de segregación social. Valoro
que se haya podido generar una conciencia respecto del problema de la Salud
Mental ahí en donde el modelo que prevalecía en las formaciones de grado era
netamente asociado a la psicopatología, perdiendo de vista la complejidad del
tema. Esa conciencia se materializa en el movimiento nacional en defensa de
la ley nacional de salud mental y en el movimiento por la plena implementación
de dicha ley.

BREVE HISTORIA DEL SISTEMA ARGENTINO DE


SALUD Federico Tobar (cod7035)
Enfoques en el análisis histórico de la salud ¿Cuándo comienza la prestación
de servicios de salud en Argentina? La respuesta depende del marco
referencial que se adopte.
Hay tres dimensiones centrales para el análisis del sector salud en un
país
a) La situación de salud de la población constituye una dimensión de la
calidad de vida de los pueblos que puede ser medida a través de
indicadores epidemiológicos. Contrariamente a lo que parecería a
primera vista, la salud de la población depende en pequeña medida de
las políticas y de los sistemas de salud. Es consecuencia de un conjunto
de factores combinados, entre los cuales se han destacado cuatro
determinantes principales: a) conductas y estilos de vida, b) el ambiente,
c) la genética y, por último, d) el sistema de salud.
b) Las políticas de salud constituyen un capítulo de las políticas sociales
y pueden ser definidas como un esfuerzo sistemático para resolver los
problemas de salud. Una Política de salud implica la definición de la
salud como un problema público en el cual el Estado asume un rol activo
y explícito. Definir políticas de salud es decidir que rol desempeña el
Estado en salud.
c) El sistema de salud engloba la totalidad de acciones que la sociedad y
el Estado desarrollan en salud. Se trata de la respuesta social
organizada para los problemas de salud de la población. Distinguir las
Resumen de Nico Maggi

tres dimensiones es importante para analizar la salud en Argentina


porque se podría afirmar que hay al menos una historia para cada una
de las dimensiones.
Recién a finales del siglo XVII, con la primera revolución industrial se comienza
a registrar un fuerte impacto sobre la salud que se traduce en una prolongación
de la vida media. En otros términos, la historia de la situación de salud es una
historia epidemiológica donde adquieren gran protagonismo las condiciones
ambiéntales y sociales, tales como los procesos de urbanización. En el caso
particular de América Latina, las conquistas en los indicadores de salud desde
la segunda mitad del siglo XX han sido extraordinarias. La esperanza de vida al
nacer aumentó, para el promedio de la región, de 51,8 (en el lustro que va de
1950 a 1955) a 73,5 años (en el lustro que va de 2005 al 2010). Lo cual
significa un incremento de la vida media de los latinoamericanos del orden del
41,89%. Además, en el mismo período, la Tasa de Mortalidad Infantil disminuyó
de 127,7 por cada mil nacidos vivos a 21,7. Lo cual significa una reducción de
muertes del orden del 82,99%. Por otro lado, además debemos considerar que
las políticas de salud son de desarrollo reciente. Puesto que si bien “gasto en
salud” no significa “política de salud”, en la mayoría de los casos la ejecución
de los programas requiere de una asignación de recursos. Una política de
salud puede o no alterar el estado de salud de la población, así como puede o
no modificar el sistema de salud. En los sistemas de salud sedimentan los
esquemas de acción, las respuestas sanitarias, sociales y económicas
definidas por las sucesivas políticas de salud. Tanto en la salud como en todos
los campos de actuación, el abordaje sistémico es reacio al abordaje histórico,
la perspectiva de los sistemas detenta su propio marco analítico, sus propias
categorías de análisis que tienden a evadir la temporalidad. Desde la
perspectiva sistémica tiene más relevancia distinguir funciones, inputs y outputs
tales como flujos de servicios, recursos e insumos. A las tres dimensiones
mencionadas debería añadirse al menos una perspectiva adicional y sería
aquella que relacione la evolución del sector salud con la del resto de la
sociedad y sus instituciones.
II. Etapas en la historia de los servicios de salud: Desde sus orígenes, la
asistencia médica en América Latina se configuró como la resultante de una
tensión entre dos vertientes. La primera seguía la herencia peninsular, de base
vertical y priorizando la función de brindar soporte a las acciones militares. La
segunda, de base comunitaria, que resulta sensible a tradiciones de los
pueblos originarios, a algunas prácticas innovadoras desplegadas por los
criollos, así como a modelos cooperativos y solidarios que, en ocasiones,
trajeron los colonos e inmigrantes. El Rio de la Plata no revistió interés
estratégico hasta las reformas borbónicas. Esto explica porque no se instalaron
en el país los hospitales medieval de modelo sevillano, tales como los que si se
inauguraron en otras regiones del nuevo mundo. Desde Asunción al Rio de la
Plata proliferaron pequeños hospitales vecinales de base autogestionaria.
Esta segunda vertiente, de impulso comunitario, continuó tanto a través de
iniciativas rurales como urbanas dando lugar a un amplio espectro de
Resumen de Nico Maggi

experiencias, fundamentalmente en la América Andina donde en ocasiones


integró (y aún lo hace) medicina occidental con prácticas chamánicas de los
pueblos originarios.
Respecto a la vertiente vertical del desarrollo de los servicios de salud, es
posible identificar fases en su evolución acordes a las etapas del desarrollo
capitalista en la región. De acuerdo a un modelo de análisis que busca
identificar los determinantes de cada política de salud, pueden distinguirse
cuatro grandes fases de las mismas :
1. La primera etapa del desarrollo estaría caracterizada, según este modelo,
por la orientación del proceso de acumulación hacia los intereses hegemónicos
de la burguesía agroexportadora. La modalidad de ejercicio del poder político
instituida por esta clase fue denominada Estado liberal, a pesar de sus
características fuertemente autoritarias y excluyentes. Las demandas sociales
emergentes solo fueron absorbidas por el Estado cuando se trataba de
aquellas medidas que podrían llegar a comprometer al propio proceso de
trabajo. En esas situaciones se promulgaron leyes que casi nunca fueron
cumplidas con relación a la jornada laboral, a los accidentes y al trabajo
femenino e infantil.
2. El inicio del proceso de industrialización inaugura la etapa de crecimiento
“hacia fuera”. La misma desplazó a la oligarquía agroexportadora dando lugar a
una amplia coalición que incluye a la burguesía industrial, a los sectores
medios y aún a los trabajadores urbanos, dando origen al denominado Estado
de Compromiso. En esta etapa las demandas de los trabajadores urbanos son
incorporadas a través de organismos de Seguridad Social.
3. La etapa siguiente del desarrollo del capitalismo industrial marcada por la
internacionalización del capital en un proceso de asociación entre capitales de
origen nacional e internacional, da lugar a un Estado burocrático‐autoritario,
empresarial, militarizado y tecnocrático; que excluyó del poder al movimiento
obrero organizado. En lo que se refiere a la política social la misma se
subordina a los intereses de acumulación dando lugar a dos grandes
tendencias: la privatización y la incorporación de tecnología.
4. La crisis económica reciente del capitalismo mundial, así como la de los
países socialistas, redefine tanto los patrones de acumulación como los
modelos de producción y la división internacional del trabajo, configurando
grandes bloques. En los países industrializados cuya producción es liderada
por los modernos sectores productivos, se abandona el modelo fordista
anteriormente preponderante. Se produce entonces el agotamiento del Estado
Benefactor y se impone el discurso neoliberal. Este esquema permite, también,
describir la evolución del sector salud en la Argentina.
Podrían identificarse básicamente cuatro modelos de Estado en relación a las
políticas sociales, y en particular a las de salud. Cada uno involucra un modelo
particular de ciudadanía y privilegia ciertas acciones en desmedro de otras. En
Resumen de Nico Maggi

conclusión, desde ese esquema, las etapas o fases de la evolución del sector
salud argentino son:
1. La policía médica: Durante una extensa primera fase del desarrollo del
sector salud la medicina progresaba de forma totalmente independiente
a las funciones del Estado. Aunque el progreso del conocimiento médico
reforzaba la imagen de poder y prestigio de los médicos, la salud
registraba una muy leve presencia en la agenda de políticas públicas.
Esto se debe fundamentalmente a que en el Estado liberal la salud no
era considerada un problema público sino privado. Las acciones de
gobierno en el área se limitaban a garantizar la seguridad de la
ciudadanía y sólo fueron expandiéndose a medida que surgía una
demanda social organizada que presionaba sobre las estructuras de
gobierno para que la misma expandiera sus responsabilidades
sanitarias. El prestigio médico fundamentaba una asimetría de poder
entre médico y paciente que justificaba decisiones unilaterales del
primero sobre el segundo. Durante el siglo XIX se instituía un modelo de
atención en salud pública sobre dos ejes de acción vinculados entre sí:
Por un lado la psiquiatría alienista y por el otro el higienismo. Para el
Estado liberal la preocupación por la salud no se centraba en curar a la
población enferma sino en evitar la propagación de las consecuencias
negativas (externalidades negativas) de la enfermedad y en especial de
las epidemias. Se trata de un modelo higienista de intervención del
Estado pero más preocupado por “aislar a los enfermos” que por
prevenir las enfermedades, más relacionado con las prácticas
autoritarias que con los derechos y la democracia. Cuidar a la población
y sobre todo a sus ejércitos era fundamental. (El E pasa a ejercer
funciones las de “policía”). Fue necesario quebrar la hegemonía del
modelo higienista para que la salud pasara a integrar los derechos
sociales. Hacia fines del siglo pasado esta modalidad higienista de
intervención del Estado en salud ya coexistía con una segunda
modalidad de carácter asistencial más preocupada por la atención
médica a la población enferma. Aunque aquélla resultaba más efectiva
en el mantenimiento de la salud era percibida de forma negativa por el
conjunto de la sociedad. Bismarck demostró que la expansión de la
asistencia médica constituye un poderoso instrumento de legitimación y
regulación laboral e industrial.
2.El Estado de Bienestar y la salud: El surgimiento de nuevas amenazas a la
calidad de vida, tales como guerras, epidemias y grandes catástrofes, unido a
las expansión de demandas sociales impulsaron una progresiva incorporación
del Estado en las cuestiones de salud.
Surgimiento del seguro social: En Europa, con el desarrollo de una clase
trabajadora mayoritaria comienzan a surgir mecanismos administrativos y
financieros de concesión de beneficios tales como pensiones, seguros por
accidente de trabajo, atención de la salud del trabajador y su familia,
guarderías, auxilio por natalidad, peculio, entre otros. Los mismos se expanden
tanto por iniciativa de los propios trabajadores, de forma autónoma a la que se
denominó mutualismo, como de forma conjunta con las empresas y el Estado,
Resumen de Nico Maggi

esquema tripartito. El modelo del seguro social expresa un esquema de


protección social cuya principal características es su vinculación al mundo del
trabajo. Desde una perspectiva histórica la modalidad del seguro social se
corresponde con las formas clásicas de asociación sindical y mutual. Los
gremios y sindicatos se hicieron cargo de la salud de los trabajadores mucho
antes que el Estado y el mercado. Pero lo que transforma este modelo de
atención y protección de la salud en un sistema es el pasaje del seguro
individual al seguro social. La proclamación legal de la obligatoriedad del
seguro. El seguro gremial evoluciona hasta la intervención del Estado. Es
entonces cuando el gobierno incorpora las funciones de regulación del
mercado de trabajo, con una leve regulación de las empresas y adquiere
responsabilidad en el financiamiento de las acciones. El seguro evoluciona
desde la auto‐ organización voluntaria de un grupo de trabajadores de un
mismo oficio, pasando por la organización de un grupo de trabajadores de la
misma empresa que en muchos casos logra alguna cofinanciación por parte de
los empleadores, hasta la intervención del Estado en ese proceso. Con la
incorporación del Estado, el seguro social adquiere una forma tripartita cuyo
origen se detecta en la Alemania que, unificada por el Canciller Otto Von
Bismarck, incorpora una forma de protección social financiada de manera
conjunta por el Estado, los trabajadores y las empresas.
En el caso Argentino, también en el desarrollo del seguro social, la vía
alternativa antecedió a lo que luego se convirtió en el camino hegemónico para
el desarrollo de la asistencia médica. En contraste con acciones asistencialistas
por las cuales los sectores más poderosos concretaban ayuda social y sanitaria
en favor de los sectores desfavorecidos (en general a través de asociaciones
benéficas); surgían expresiones de solidaridad mecánica desde abajo. Esta
modalidad bautizada de Socorros Mutuos o mutuales, de carácter no estatal
era una asociación voluntaria en la que los miembros aportaban a un fondo
común para recibir ciertos beneficios en el momento en que lo necesitaran.
El Estado de Bienestar: A medida que el mercado de trabajo formal crecía el
seguro social como esquema de protección se expandía y redefinía. Las
guerras en Europa ocasionaron una transformación en el comportamiento de
las personas y afectaron el funcionamiento de los esquemas de protección
social. Cuando una ciudad era bombardeada no existía forma de distinguir
entre los heridos aquellos que contaban con protección social de los que no la
tenían. Esta situación originó formas de solidaridad diferentes a las
tradicionales que impulsaron a los esquemas de protección asistencialista y del
seguro social. Se formuló entonces la salud como un derecho universal y el
acceso a los servicios pasó a ser garantizado y financiado con recursos
públicos. En sentido estricto se diferencia el sistema del “seguro social” del de
“seguridad social”. Sin embargo en varios países LAM se utilizan como
sinónimos.
El modelo universalista o de seguridad social, involucra la adopción del
Welfare State, cuya primera formulación legal aparece con el informe del Lord
Beveridge y las leyes consecuentes en Inglaterra. Se caracteriza por tener
Resumen de Nico Maggi

financiación pública con recursos procedentes de impuestos y acceso universal


a los servicios que, generalmente, son suministrados por proveedores públicos.
Los trabajadores profesionales y no profesionales dependen del Estado, que
tiene una gran responsabilidad en la conducción y gestión del sistema. Con
frecuencia en su financiación existen otras fuentes además de los impuestos,
como el pago directo de los usuarios y otros aportes, y lo mismo sucede en su
organización y gestión, que está tomando formas más participativas y
comunitarias. No obstante, siguen siendo básicamente estatales en su
financiación, organización y gestión. En comparación con los otros, este
modelo privilegia la función del Estado como proveedor.
El estigma de la fragmentación de las respuestas sanitarias en Argentina: ¿Por
qué Argentina no siguió la trayectoria de los países Europeos desde el Seguro
Social hacia el Estado de Bienestar? La respuesta es, porque la integración
social resultó incompleta. Coexistieron dos edificios diferentes de protección
social en salud (el de la asistencia pública y el del seguro social). La
particularidad del caso argentino reside en la dificultad para construir puentes
de integración entre ambos subsistemas. Y mientras cada uno atendía su juego
ambos perdían, porque sus costos operativos se disparaban al tiempo que se
duplicaban estructuras prestacionales. Por otro lado, de la misma forma que las
obras sociales (o mejor dicho, sus dirigentes y beneficiarios) no se preocuparon
por el progresivo desfinanciamiento de los servicios públicos, luego las
estructuras gubernamentales resultaron simétricamente insensibles al
“descreme” de las obras sociales a favor de la medicina privada prepaga. De
forma que surge luego un tercer edificio de protección social en salud en
Argentina: el de la medicina prepaga.
En los Estados de Bienestar (europeos, canadiense y australiano) una
dinámica progresiva de extensión de beneficios, tanto vertical (más
protecciones) como horizontal (más protegidos) generaba sinergias que
redundaban en mejoras de calidad y cobertura. Esto se daba por una alianza
de clases porque cuando tanto ricos como pobres concurren a los mismos
servicios de salud, para las autoridades representa un alto costo político
permitir el deterioro de la asistencia. En contrapartida, si los servicios públicos
solo atienden a quienes resultan excluidos del seguro social o privado (que
pasan a ser llamados “carenciados”), su mantenimiento y extensión pierde
prioridad política y se registra un deterioro progresivo. Los servicios sociales
como escuelas y hospitales públicos comienzan a deteriorarse cuando los
sectores más acomodados encuentran una “salida” y esto resquebraja su
“lealtad” a la respuesta común. Luego de la crisis del 29 aumenta rápidamente
la presencia del Estado en diferentes áreas de la vida social. Comienza
entonces la expansión de los servicios de salud asociada a la ampliación de los
derechos del ciudadano. Hasta 1943 la salud era competencia del
Departamento Nacional de Higiene del Ministerio del Interior. Ese mismo año
se dio el primer paso hacia el reconocimiento de la Salud Pública como
problema de interés específico con la creación de la Dirección Nacional de
Salud Pública y Asistencia Social que en 1949 se transformó en Ministerio.
Resumen de Nico Maggi

Como en casi todos los aspectos de nuestra historia, también en el sanitario, el


primer y segundo gobierno de Perón configuró un punto de inflexión rotundo en
el curso de las políticas. Pero también es entonces cuando esta matriz de
respuestas fragmentadas se consolida. Por un lado, se inicia una contundente
inclusión social junto a la expansión de los derechos sociales en general y de
una multiplicación de la oferta pública universal y gratuita de servicios de salud,
aproximándose notablemente al modelo del Estado de Bienestar. Pero, por otro
lado, se expande la lógica del seguro social focalizado en un grupo de
trabajadores formales asalariados. El surgimiento del sindicalismo como actor
reconocido en el interior del sistema político, que se encuentra en la base del
“Estado de Compromiso”, no solo representa una de las diferencias más
importante con las condiciones vigentes bajo el Estado liberal; constituirá
además un dato sustantivo en las formas de organización de los sistemas de
salud y atención médica . La predisposición a incorporar nuevos actores en el
debate sobre las políticas públicas permite la inclusión de modelos técnicos
modernos en la gestión del Estado. De esta manera, el gobierno asume un
amplio conjunto de funciones en el área de salud. No obstante, al mismo
tiempo, persisten instituciones de salud propias de la Argentina liberal,
hospitales, instituciones de beneficencia, mutualidades, etc, de poca
vinculación con la política estatal, de carácter clientelista, y de baja racionalidad
en su gestión. Aunque la salud como cosa pública aumenta la legislación social
referida a salud se restringe a los accidentes de trabajo. En otras palabras, el
rol del Estado se redefine en términos globales incluyendo al bienestar de la
población como premisa y una amplia convocatoria social. A pesar de ello se
consolida un sistema heterogéneo y fragmentado que luego se constituirá en el
principal condicionante de la formulación de políticas de salud.
3. El Estado desarrollista y la salud : El rol distribucionista del Estado es
reemplazado, en el desarrollismo, por el de garantizar la acumulación
del capital. Los intentos por disminuir el gasto del Estado nacional
conducen a propuestas de racionalización del sector público, que en la
práctica, se traducen en la paralización del crecimiento de su capacidad
instalada, e incluso en el deterioro de la existente. Las propuestas de
descentralización y desburocratización específicamente dirigidas al
cuestionamiento del modelo organizativo peronista concluyen por
trasladar bajo la responsabilidad de los estados provinciales la
administración de la red hospitalaria nacional.
4. El Estado Neoliberal y la salud: El modelo de Estado burocrático-
autoritario que se instala en la Argentina a partir de 1976 asume
características fundacionales y desarrolla todos sus esfuerzos en
erradicar las bases del Estado de compromiso que asumía funciones de
intervención, de mediación de intereses conflictivos, con un fuerte rol en
la distribución del ingreso a través de instrumentos fiscales, que asumía
un compromiso activo con el desarrollo industrial y donde las políticas
sociales tenían un papel fundamental. Las Fuerzas Armadas reinstauran
el discurso del liberalismo económico, pero no el político. Esto repercute
en la esfera de salud primando los componentes liberales y
tecnocráticos, avalando el desmantelamiento de los servicios sociales en
manos del Estado, y su traspaso a la actividad privada. La esencia del
Resumen de Nico Maggi

modelo neoliberal en salud consiste en implantar una definición de salud


como mercancía. Mediante ciertas acciones como:
a) Fragmentar al sistema. La primera medida significativa del gobierno militar,
en este contexto fue la eliminación del Sistema Nacional Integrado de Salud –
SNIS‐ a través de la Ley 21.902 en noviembre de 1978. A partir de entonces se
destruía cualquier puente entre la financiación, el modelo de atención o la
gestión de los subsectores público y del seguro social.
b) Descentralizar los servicios. Después de 1976 muchos establecimientos
hospitalarios nacionales pasaron al ámbito provincial o municipal. Durante los
años 90 se ahondó el proceso de descentralización de la salud. Esta figura de
la “devolución” de los servicios (porque en rigor la salud no es una competencia
delegada por las provincias al gobierno nacional) no es un principio exclusivo
del neoliberalismo. Sin embargo, si lo es cuando la misma se da bajo sin la
correspondiente transferencia de los recursos a las jurisdicciones que pasan a
asumir la responsabilidad por financiar los servicios.
c) Fortalecimiento del sector privado. En particular por default, esto significa al
reducir la financiación de los servicios públicos de salud y afectando, por tanto,
su capacidad de respuesta.
d) Focalización de la provisión pública. El principal cambio que se da en esta
época es el cambio en la concepción de la prestación de la salud:
anteriormente se consideraba que el hospital público debía proveer salud en
forma universalista mientras que a partir de ese momento se dirigió
exclusivamente a la población de recursos más bajos y sin otra cobertura.
e) Arancelamiento de servicios públicos. Bajo el contexto autoritario que
sofocaba reclamos sociales era posible incorporar un golpe de gracia a la
lógica liberal: el arancelamiento de los servicios públicos de salud. Con la
recuperación de la democracia esta medida fue revertida de forma lenta y
despareja en las diferentes jurisdicciones.
f) Abordaje tecnocrático. Tanto el funcionamiento de los servicios como la
construcción de las políticas sanitarias se limitan a una cuestión técnica, de
especialistas. No hay espacios de participación ni de los trabajadores ni de la
comunidad. Al mismo tiempo se incorporan al discurso oficial principios
modernizadores como la jerarquización de la red sanitaria, también el
desarrollo de redes y de sistemas locales aparecen esbozados. Aunque en la
práctica esto no ocurre y lo que se opera es una descentralización de los
hospitales que transfiere el conflicto a la esfera provincial liberando al
presupuesto fiscal de toda responsabilidad por la salud de la población,
inclusive del sostenimiento del hospital público, al que se otorga la posibilidad
de financiamiento mediante el arancelamiento y la contratación con las obras
sociales.
Obstáculos en la democratización de las políticas de salud en Argentina: Con la
recuperación de la democracia surge un nuevo proyecto que intenta integrar al
sistema a través de un Seguro Nacional de Salud por medio de la unificación
Resumen de Nico Maggi

financiera del sistema, admitiendo en su interior una oferta pluralista de


servicios de atención médica. Por otra parte, se proponía universalizar la
cobertura del seguro de salud complementando los aportes y contribuciones
con fondos públicos 36. El proyecto fue muy resistido por los sectores
sindicales. El impulso integrador del Seguro Nacional de Salud se pierde en las
leyes finalmente fueron sancionadas en 1988 (Ley de obras sociales Nº 23.660
y de creación del Sistema Nacional del Seguro de Salud, Nº 23.661) que
aunque asumieron algunas pautas regulatorias del sistema solo dejan como
puente para una posible integración la posibilidad de que los fondos de aportes
y contribuciones sean complementados con recursos del tesoro nacional para
avanzar hacia la universalidad del Sistema Nacional del Seguro de Salud. Esto
último nunca fue instrumentado. Consecuencias: a) En primer lugar, el país ha
asistido a un crecimiento progresivo de la oferta de servicios privados de salud.
b) En segundo lugar, creció de forma sostenida y estimulada por el Estado, la
cobertura de la medicina prepaga. c) En tercer lugar, la regulación de la
medicina prepaga reafirma la noción de la salud como una mercancía. d)
Perduran acciones que fragmentan al sistema. Con la creación del hospital
Público de Autogestión, luego rebautizado como Hospital Público de Gestión
Descentralizada, surgía una nueva posibilidad para avanzar en la coordinación
entre el sector público y las obras sociales. El Decreto 578 de 1993 instituye la
figura de la recuperación de costos o cobro a los seguros de salud por las
prestaciones brindadas a sus afiliados. Esto permitiría reducir los subsidios
cruzados entre el sector público y las obras sociales y generarían recursos
genuinos para estimular la recuperación de los servicios públicos. Sin embargo,
en el contexto de la crisis económica del 2001 y 2002 se resolvió congelar los
valores del nomenclador de prestaciones utilizado para valorar los montos a ser
restituidos. En un contexto inflacionario esto significó (y aún lo hace), la
anulación de la política.
III. Trayectorias históricas en la organización de los servicios de salud en
Argentina:
Pueden identificarse en nuestro país cuatro modelos de Estado en relación a
las políticas de salud.
En el primero (liberal), la salud es totalmente subsidiaria y el rol del Estado se
limita a garantizar que esta, así como las demás problemáticas sociales, no
afecte el ritmo “natural” del mercado. El financiamiento de las pocas acciones
existentes no es público sino privado por la vía de las donaciones, y la salud no
constituye un derecho de la población.
En el segundo, durante la década del cuarenta, las principales
transformaciones en la estructura social del país consolidan las bases sociales
de un nuevo Estado (de compromiso). Este incorpora la premisa de la
“modernización” pero más en la acción que en el discurso (puesto que no se
asume como “progresista” sino como “revolucionario”). La esfera pública crece
exponencialmente, y dentro de ella la salud en su carácter de “cosa pública”.
Este crecimiento es enteramente mediatizado por un Estado centralista y con
Resumen de Nico Maggi

un Poder Ejecutivo hiperdesarrollado. Los derechos sociales, y en particular los


de salud, se expanden pero el acceso no se plantea de manera universal sino
de forma regulada por el Estado. La coexistencia de acciones públicas con el
desarrollo del sistema de seguro de salud (obras sociales) incorpora una gran
fragmentación del sistema. La modalidad financiera apropiada para las
acciones de salud de este tipo son los recursos fiscales, por un lado, y las
contribuciones sobre el salario, por el otro.
En el tercer modelo, durante el desarrollismo provoca un giro en el rol del
Estado por el cual el compromiso con el proceso de acumulación es anterior al
compromiso con los derechos sociales. La premisa de la modernización se
consolida para ser reeditada por todos los gobierno posteriores. No obstante,
se incorpora como novedad la tendencia centrífuga de las acciones estatales.
El sistema de salud comienza a ser descentralizado con la transferencia de los
hospitales nacionales a las provincias en 1957. Al año siguiente los mismos
son devueltos a Nación por causa de la baja capacidad técnica y financiera de
las provincias.
En el cuarto modelo, neoliberal, es incorporado en la formulación de políticas
públicas bajo el régimen autoritario. El mismo incorpora el espíritu de la
contención del gasto, la focalización, la descentralización de los servicios (aún
como medida contencionista) e intenta introducir una cuña en el sistema
solidario de seguridad social, permitiendo la salida del mismo de los sectores
de mayores recursos mediante su incorporación a los seguros privados, que se
convierten en una pujante área de valorización del capital.
Los Gobiernos nacionales y locales que se sucedieron en los períodos de
transición y consolidación de la democracia no consiguieron encontrar aún
fórmulas superadoras de las recetas básicas centradas en la contención del
gasto, en la fragmentación de los derechos, en la privatización de los servicios
y en la desvinculación de la esfera central de cualquier compromiso de gestión
que pudiera involucrar conflictos. Se consolidan así las tendencias hacia la
descentralización y la desmercantilización mínima de los servicios,
incorporando la tercerización y la compra y venta de servicios desde la esfera
pública. La descentralización permanece como resultado de la confluencia de
esta premisa en dos grandes discursos ideológicos, el neoliberal y el de la
reforma progresista que se despliega en los sistemas de salud bajo la consigna
de incorporar un modelo de Welfare State (Estado de Bienestar). La
democratización incorpora en la reformulación de los servicios la premisa de
promover la participación social en el ámbito de la salud.
En la actualidad el campo de la salud no es solamente de competencia médica
sino que se amplía al quehacer de otras disciplinas y a la sociedad plena.
Además adquiere importancia en la industrialización y exportación de bienes
(medicamentos, alimentos y equipo médico) ampliando su clásico cometido de
atender el cuidado de la salud y la reparación de la enfermedad en la
población. En el presente mantener y mejorar la salud es una inversión
indiscutible.
Resumen de Nico Maggi

Es un error interpretar la política de salud dentro del campo restringido de la


satisfacción de necesidades de atención médica, aunque éste área sea el que
consume más del noventa por ciento del gasto social de los servicios de salud.
La crisis económica, el pago de la deuda externa y las políticas de ajuste,
repercuten desde hace unos años fuertemente en el campo de la salud, y
especialmente en los servicios de atención médica, que paulatinamente
quedan rezagados del avance tecnológico. La deuda económica se paga en
gran proporción incrementando la deuda social. La tradición de privilegiar la
atención médica, ampliamente justificada por su carácter de necesidad sentida
y expresada por la comunidad, genera un conflicto durante la aplicación de
estas políticas de ajuste por el aumento de la brecha en la satisfacción de
necesidades expresadas por la población, la insuficiencia de los servicios
públicos y el crecimiento progresivo de la oferta de servicios privados. Por otro
lado se debilita la función de la fiscalización que es una competencia
indelegable del Estado, para el control de: la calidad de los servicios médicos,
la producción de medicamentos y los riesgos en el campo de la industria de la
alimentación y de productos agrícolas por consumo de bienes y servicios.
Todas estas actividades directa o indirectamente constituyen una forma de
retorno económico en la contribución del sector salud al desarrollo. La
modernización del Estado y los estilos económicos y sociales contemporáneos,
repercuten especialmente en el campo de la salud. Lamentablemente las
propuestas políticas de soluciones en el sector salud continúan siendo
tradicionales, de inspiración básicamente médica, matizadas en parte por la
incorporación de conceptos multidisciplinarios en la salud.

UNIDAD 4: Ciudadanía, Organizaciones de la Sociedad Civil y Movimientos


Sociales
4.1. Actores sociales, modelos de construcción de ciudadanía y emergencia de
derechos. Los Movimientos sociales y los Nuevos movimientos sociales,
debates y posturas. Actores colectivos, luchas sociales y ampliación de la
ciudadanía. Entre la movilización e institucionalización, la autonomía y la
implicación o cooptación. Las organizaciones de la sociedad civil, nuevas
mediaciones sociales, para repensar la relación Estado-sociedad civil.
Potencialidades y limitaciones como espacios de socialización, mediaciones
con el Estado, realizaciones de políticas.
4.2. Análisis de experiencias de movimientos y organizaciones de la sociedad
civil que se movilizan, expresan y organizan alrededor de problemas sociales
de diverso tipo, y en problemas específicos de salud o vinculados a la salud.

MOVIMIENTOS SOCIALES Marta Delgado, Florencia


Saintout y Eduardo Chávez Molina (cod 2013)
Introducción: Este trabajo se presenta como una descripción y
problematización teórica de los llamados movimientos sociales. Se entiende
por movimientos sociales a "las acciones colectivas con alguna estabilidad en
el tiempo y algún nivel de organización, orientadas al cambio o conservación de
la sociedad o de alguna esfera de ella” La expresión nuevos movimientos
Resumen de Nico Maggi

sociales comienza a ser utilizada en los años '70, y corresponde a unas formas
de acción colectiva diferentes, de aquellas basadas en el conflicto central
puesto en el Estado y en las divisiones entre clases sociales. Teniendo en
cuenta la historicidad del objeto sociológico (en la ciencias sociales no es solo
el observador quien interfiere en el proceso de observación, sino que el propio
objeto de investigación se sitúa siempre en un contexto histórico) existen dos
dimensiones a tener en cuenta a la hora de pensar en el surgimiento de los
nuevos movimientos sociales. Por un lado, una dimensión empírica que habla
de la aparición en el espacio público de unos actores hasta el momento
relegados al espacio privado. Por otro lado, una dimensión teórica, que nos
sitúa de cara a la crisis del estructuralismo y a una nueva teorización de la
subjetividad.
1. Surgimiento de los Nuevos Movimientos Sociales: De un modo "empírico’',
es posible decir que a fines de las décadas del '70 y el ´80 en América Latina, y
antes en Europa, hemos asistido a la emergencia en el espacio público de
nuevos actores y nuevas formas de expresión política. Estos actores
(movimientos de mujeres, homosexuales, migrantes, de derechos humanos)
aparecen como novedosas frente a los actores políticos tradicionales. Son
movimientos sociales con minúscula y en plural por oposición al Movimiento
Social con mayúscula y en singular, que fue generalmente el movimiento
obrero. Este movimiento se constituyó en relación a una matriz sociopolítica
clásica o nacional popular, donde el Estado ocupaba un lugar de referencia
central para las acciones políticas. El panorama mundial se transformó
profundamente en las últimas dos décadas. Hasta los años 70, el tema de la
participación estaba centrado en el sistema político: partidos políticos y
elecciones para la transformación social democrática, guerras de liberación
para la transformación societal. El Estado estaba en el centro; las estrategias
de la toma del poder eran el eje de la discusión. Inclusive los actores
corporativos tradicionales -burguesía, el movimiento obrero, los militares- eran
mirados fundamentalmente en cuanto a su capacidad de intervenir en el
espacio político del poder del Estado. Los otros actores sociales eran débiles;
lo que había eran protestas, demandas frente al Estado, espacios de
sociabilidad y de refuerzo cultural local. En el plano internacional, la centralidad
del aparato del Estado llevaba a acuerdos y convenciones, elaboradas y
ratificados por los gobiernos. La sociedad civil tenía poca cabida directa y poco
espacio en ese mundo.
Pero la centralidad del Estado y la matriz nacional popular que le daba sentido
en América Latina se resquebrajo en un contexto de ruptura o crisis debido a
múltiples y complejos procesos: la globalización económica y cultural; el pasaje
de una sociedad industrial de Estado Nacional hacia sociedades post
industriales globalizadas, con la consiguiente crisis y declinación del paradigma
del trabajo como eje organizador de la vida común y de la política. Frente al
surgimiento de un nuevo tipo societal, emergieron nuevos actores y nuevas
formas de acción colectiva En la Argentina, en el contexto de la Dictadura, el
Movimiento de Derechos Humanos supo articular un espacio de participación
Resumen de Nico Maggi

que operó, en la medida que reformulaba las demandas y lograba condensar


los nudos del conflicto, como eje de oposición ante el gobierno militar. Se
definió como un punto de ruptura frente a la dominación autoritaria. Resituó la
conflictividad social estableciendo nuevas interacciones y encarnando un actor
novedoso. Como principio aglutinador de su práctica política apeló a un sistema
de valores fundamentales: la vida, la verdad, la justicia, señalando la
posibilidad de reflexionar sobre los modos de hacer política, de construir el
poder y de crear la hegemonía. La experiencia Argentina de los movimientos
de derechos humanos, los que surgen como un modo de defensa ante la
agresión de estos derechos, se caracteriza por su relación negativa ante el
poder pero carece de propuesta global de transformación social. Sin embargo,
al proponerse como un polo de aglutinación en determinado momento de la
correlación de fuerzas, se constituye en un real polo de oposición al régimen
militar cuestionando su posibilidad misma de legitimación. El Movimiento de
Derechos Humanos en la Argentina, como en otros países del Cono Sur,
invalida el fundamento de la "guerra” contra el "enemigo interno” denunciando
la represión y la ilegalidad del gobierno militar. Simultáneamente, abre la
posibilidad de recuperar históricamente la memoria de una lucha, la de la
juventud de los años 70', que se había alineado tras un proyecto de liberación y
transformación social.
Por lo tanto, los derechos humanos, a partir de ese momento, no son solo
aquello que esta antes y hay que respetar, sino aquello que esta después y hay
que construir. En las transiciones a la democracia, algunos movimientos se
constituyen en actores sociales institucionalizados, especialmente en los
gobiernos locales. Otros tienen recorridos diferentes en los años '80, siendo
incorporadas sus plataformas en la agenda social y política de la transición,
Puede decirse que se produce una doble situación en el proceso de transición.
Por un lado, los movimientos de DDHH se debilitan y quiebran, existiendo
conflictos alrededor de las estrategias entre quienes quieren entrar a las
estructuras del poder y quienes eligen no negociar aunque esto signifique
quedar afuera. Pero por otro lado, sus temáticas se extienden socialmente y
son apropiados por la sociedad, lo que finalmente afirma la fuerza de estos
movimientos. La temática de los movimientos sociales en los '90 se
reconfigura, en un contexto de profundas transformaciones sociales y
económicas, con un fuerte impacto en el empleo. Comienzan a aparecer
movimientos ligados a la recuperación del trabajo o la protesta social, vinculada
a obtener beneficios directos para la sobrevivencia, de amplios sectores
sociales desplazados, del proceso de "modernización”.
Características de los nuevos movimientos sociales:
El conflicto: No son movimientos anclados en el mundo del trabajo o el Estado
exclusivamente, pero que se fortalecen en ese universo en la década del '90.
No es que el Estado este absolutamente ausente en relación a la conflictividad
social, pero en la medida en que estos movimientos se agrupan en torno a
demandas tan variadas como trabajo, libertad sexual, la identidad, la ecología,
el consumo, etc., y que incluso generan comunidades que van más allá de las
Resumen de Nico Maggi

fronteras del estado nación, crean una "sociedad civil internacionalizada” la


problemática que plantean no puede reducirse a la oposición sociedad
civil/estado. En América Latina cuatro ejes de conflicto o de acción colectiva
que a su vez implican actores diferenciables entre sí: primero, el; eje de la
democratización política, que implica movimientos y actores que definen su
acción social hacia el cambio de régimen político; segundo, el eje de la
democratización social, en tomo a la redefinición de la ciudadanía, la
superación de la pobreza y la exclusión social; tercero, el eje de la
reconstrucción de la economía nacional, en tomo al cual se realizan acciones
colectivas defensivas frente a la perdida de conquistas sociales previas a la
desarticulación del modelo de desarrollo del Estado Nacional "hacia dentro”; y
por último, el eje de la modernidad, en tomo del cual se desarrollan acciones
colectivas de afirmación e impugnación de los diferentes modelos de
modernidad y las identidades "posibles”.
Las estrategias: En varios de estos nuevos movimientos sociales el poder es
redefinido a partir de su no exterioridad con respecto a los sujetos, no como
algo del cual hay que apoderarse sino como una dimensión que hace al tejido
social. Estos movimientos no se plantean la estrategia totalizadora que
subvierta o invierta el orden social sino más bien microdisidencias en las que
caben distintas respuestas, actitudes frentes al poder. Se parte de asumir que
la voluntad colectiva no "se juega en un solo tablero”, lo que implica la ausencia
de un único adversario.
La política y la cultura: Estos movimientos si bien no niegan la política partidaria
no se remiten a ella como única vía para hacer política. Marcan su autonomía
con respecto a los partidos y dan prioridad a la sociedad civil por sobre el
Estado. Los nuevos movimientos sociales prestan especial atención a las
estrategias de visibilización a través de la dramatización, de la puesta en
escena del conflicto. Asumen que en la pelea por sus reclames la cultura como
expresión simbólica juega un papel importante para sostener una demanda
cuando las vías políticas se clausuran.
La comunicación: La lucha por la definición de los conflictos, por los símbolos,
por la legitimación de los actores y las demandas encuentra en los medios
masivos de comunicación una arena de disputa ciertamente valorada por estos
movimientos. Desde la impronta de la visibilidad, la comunicación juega un
papel central en la gran mayoría de ellos, tanto desde una dimensión mediática
como por fuera de esta. Así, no solo existe una preocupación por estar, ser en
los medios masivos, sino que también diseñan estrategias comunicacionales
por fuera de estos medios.
Los medios masivos, como agentes que disputan a las instituciones
tradicionales la hegemonía en la construcción de sentidos sociales de la vida,|
los nuevos movimientos sociales han tenido especial interés en participar en
ellos y en sus lógicas de visibilidad/invisibilidad.
Espacio público/privado: La emergencia de los nuevos movimientos sociales se
hace desde la crítica a la configuración del espacio público/privado tal cual lo
Resumen de Nico Maggi

había "ordenado” la modernidad, planteando conflictos diversos en torno a la


identidad, la diferencia, el poder, la cultura, la subjetividad. A partir de la
inscripción de la subjetividad, de las nuevas identidades antes relegadas al
espacio privado en el espacio público, las líneas, divisorias entre el dominio
público y privado son redefinidas.
Nuevos movimientos v nuevas perspectivas teóricas: El concepto de
movimientos sociales es un concepto básicamente descriptivo. Su utilidad está
vinculada con la idea según la cual la investigación de estos movimientos debe
centrase en el análisis de sus características distintivas y en los elementos que
la integran, a partir de ciertas herramientas teóricas que se desarrollan no solo
en un campo disciplinar
La subjetividad: relacionada con lo que se ha llamado el surgimiento o retomo
de la subjetividad, por reacción a las explicaciones deterministas de la acción y
la conciencia social. Esta emergencia de la subjetividad tiene que ver entonces
con la crisis de los paradigmas de análisis estructuralistas, que pretendían
explicar la acción y la conciencia social por la determinación de las estructuras,
de las cuales los sujetos eran solo epifenómeno la problemática de los nuevos
movimientos sociales surge en relación a una línea de pensamiento que va a
caracterizar la crisis de la modernidad a partir de la idea del ''proyecto
inconcluso”. Se piensa que la modernidad ha priorizado en su devenir la cara
de la racionalidad en detrimento de la subjetividad, lo que implica que para
"salvar” el proyecto moderno es necesario ir en busca de lo negado: no hay
figura única de la modernidad, esta debe entenderse desde las dos figuras que
la constituyen, la racionalización y la subjetivación. El sujeto se define como la
reivindicación por el individuo o el grupo de su derecho a ser un actor, singular
y esta finalidad se constituye a través de la conflictividad. La subjetivación
realizada, puesta en el espacio público por los actores, es lo que da vida a los
nuevos movimientos sociales, estos donde los actores combinan la experiencia
cultural privada con la participación en el universo de la acción instrumental.
Identidad: durante los procesos de constitución de los estados nacionales, y
específicamente en América Latina, las identidades colectivas se habían
afirmado desde la nación, con la crisis de los modelos de estado dominante y
con el desarrollo de los procesos de globalización, estas identidades entran
también en crisis. Es así que la problematización de los nuevos movimientos
sociales surge junto a la re-emergencia en las ciencias sociales del tema de las
identidades colectivas2. Los nuevos movimientos sitúan en primer piano las
cuestiones ligadas a la identidad de sus integrantes, que en ocasiones son
consideradas plataformas para la participación. La pregunta por la identidad es
la pregunta por quien soy, quienes somos, y los nuevos movimientos sociales
ponen en acción dentro del espacio público su respuesta, apelando a la
visibilización de aquellas dimensiones de la identidad que habían quedado
relegadas al espacio privado y subjetivo. Reivindican nuevos espacios sociales
pero esto no tiene que ver con el individualismo y la ideología de autoayuda,
sino que salen del ámbito privado para transformase en reivindicaciones
sociales. Las reivindicaciones de estos movimientos, tienden a presentarse
Resumen de Nico Maggi

asociadas a una serie de símbolos, creencias, valores y significados colectivos


que tienen especial importancia para sus seguidores por dos razones: 1) están
en el origen de los sentimientos de pertenencia a un grupo diferenciado; 2)
están íntimamente relacionados con la imagen que los seguidores de estos
movimientos tienen de sí mismos y con el sentido de su existencia individual.
Pero la identidad no es solo la imagen de uno mismo, sino que supone como
condición de emergencia la intersubjetividad, la otredad; la identidad emerge y
se afirma solo en la medida en que se confronta con otras identidades en el
proceso de interacción social. La emergencia de estos nuevos movimientos en
la escena pública no solo puso de manifiesto la necesidad de un
reconocimiento de la alteridad a partir una afirmación positiva de la identidad
(nosotros somos gay, nosotros somos aborígenes) sino que también expreso la
participación asimétrica en la posesión de los recursos materiales circulantes
en el espacio social (somos pobres, somos sin tierra)
A la hora de hablar de movimientos sociales e identidad, es necesario tomar la
conceptualización realizada por Manuel Castells en tomo a lo que él llama las
identidades defensivas por oposición a las identidades proyectivas: las
identidades defensivas, como aquellas que ante las adversidades desarrollan
estrategias de sobrevivencia cuya característica es la defensa del entorno; las
identidades proyecto, aquellas que pasan de la defensa al proyecto, a una
actitud pro- activa.
Memoria: Durante los dos últimos siglos el tiempo fue concebido básicamente
desde dos lugares centrales: por un lado, como tiempo episódico o histórico;
por otro lado corno no tiempo, o tiempo de la larga duración. La primera
definición debe atribuirse a aquellas narrativas que explicaron el tiempo de las
sociedades y las culturas desde la idea de historia aunada a la noción de
progreso indefinido. Así se presenta el tiempo como una serie de sucesiones
lineales, donde; cada etapa supera a la anterior, con una dirección de conjunto
gobernada por principios de dinámica general. La historia puede ser narrada
como una línea de relate, que impone una representación ordenada sobre el
embrollo de los acontecimientos humanos: primero culturas de recolección y
caza, luego el cultivo, la industria, etc. En segundo lugar, las ciencias sociales
han analizado la temporalidad social desde el paradigma estructuralista donde
el tiempo es un gran ausente en la problematización de lo social en los últimos
anos, de la mano de la sociología histórica y de los estudios culturales, las
ciencias sociales comienzan a pensar el tiempo desde una densidad diferente,
planteándose las múltiples temporalidades o (des) tiempos de lo social: de la
historia (un único tiempo) a la memoria. La emergencia de la temática de la
memoria implica la problematización de la relación entre tiempo/poder, y
entonces la necesidad de la pregunta por aquellas subjetividades, memorias,
acalladas en el relato de la historia. La gran mayoría de los nuevos
movimientos sociales se sitúan, explícita o implícitamente, desde una crítica a
la historia como relato oficial que hizo posible ciertas voces y silencio otras. En
la Argentina pos dictadura se reconoce la presencia de movimientos sociales
que son producto de la intención de "hacer oír” la memoria. Movimientos que;
Resumen de Nico Maggi

se construyen a partir de la perdida, el dolor, de la consecuencia de los hechos


o de la derrota. Si bien hoy hay un florecimiento de nuevas y múltiples
subjetividades políticas (de clase, étnicas, gay, ecológicas, feministas,
religiosas) en el caso de HIJOS existe un proceso que; busca la reconstrucción
histórica de un relato fundante que posibilite un proceso identificatorio desde la
reconstrucción de la memoria. Ellos buscan reconstruir el pasado de sus
padres y el presente propio. Necesitan re-construirse en la reconstrucción de la
memoria colectiva. La historia oficial los excluye y los silencia e intenta
constreñirlos a múltiples historias individuales.
El poder: la relación entre movimientos sociales y. poder comienza a ser
repensada a la luz de una revisión del concepto mismo de poder de la mano de
una lectura en clave, gramsciana. Las ideas clásicas en relación al poder,
atravesadas por miradas marxistas, hablaban de un poder "dividido” en dos,
uno coaccionando sobre el otro: una clase dominando a la otra, imponiéndole
su fuerza. A partir de los aportes gramscianos (y específicamente de la lectura
que hacen en los 70 y 80 los estudios culturales del trabajo de Gramsci) se
lleva a cabo un desplazamiento de la concepción del poder como imposición
hacia la noción de hegemonía. Se traslada el acento puesto en la dominación
como imposición hacia la dominación como relación de reconocimiento, de
comunicación, donde el poder no se ejerce como fuerza sino como sentido. Es
decir, que los procesos de dominación social ya no son pensados como
procesos de imposición desde un exterior y sin sujetos, sino como procesos en
los que una clase o sectores de clases hegemonizan en la medida en que
representan intereses que también reconocen como suyos las clases
subalternas.
Para los años 80 opera también la ruptura con la idea moderna del poder
expresada a partir de la idea foucaultiana de la microfísica del poder. El mismo
la define así: "No hay un poder sino que, dentro de una sociedad existen
múltiples relaciones de poder extraordinariamente numerosas y múltiples,
colocadas en diferentes niveles, apoyándose unas sobre las otras y
cuestionándose mutuamente". Foucault explica que las relaciones de poder
son sutiles, múltiples y se dan en distintos niveles; no podemos hablar de un
poder sin describir las relaciones de poder y esas relaciones son tan múltiples
que no pueden ser definidas como opresión, resumiendo todo en la frase el
poder oprime. El poder en las sociedades está en todas partes y en ninguna,
circula; la organización social está regida por el ejercicio del poder. Esta
perspectiva del poder no solo constituyo una herramienta de análisis de varios
de los llamados nuevos movimientos sociales, sino que también los propios
movimientos la asumieron como mirada desde donde ubicarse en la conflictiva
social, tanto para sus accionares como para sus modos de organización interna
A manera de conclusión: en los últimos años asistimos a la emergencia de
unos nuevos actores y formas de acción colectiva que se definen no más por
su posicionamiento estructural excluyentemente sino por la inscripción de la
subjetividad y la memoria en el espacio público. Estos nuevos movimientos
sociales, caracterizados no a través de un conflicto central sino en relación a
Resumen de Nico Maggi

diversos ejes, surgen de la mano de la crisis de la sociedad industrial y el


pasaje a una sociedad posindustrial o de la información, donde el paradigma
organizador de la vida cotidiana deja de ser el trabajo, sino más bien la
ausencia de él y las identidades colectivas comienzan a despegarse del Estado
Nacional. En este nuevo contexto, los actores sociales y los movimientos tienen
un rol doble: por un lado, son sistemas colectivos de reconocimiento social, que
expresan identidades colectivas viejas y nuevas, con contenidos culturales y
simbólicos importantes. Por otro, son intermediarios políticos no partidarios,
que traen necesidades y demandas de las voces no articuladas a la esfera
pública y las vinculan con los aparatos institucionales del estado. Es así que el
rol expresivo en la construcción de identidades colectivas, y de reconocimiento
social, y el rol instrumental que implica un desafío a los arreglos institucionales
existentes, son esenciales para la vitalidad de la democracia.
Daniel Cefaï Universidad de Paris X Nanterre ACCIÓN ASOCIATIVA Y
CUIDADANÍA COMÚN ¿La sociedad civil como matriz de la res publica?
(cod 7004) PRACTICOS
¿Las asociaciones, lugares de ejercicio de la ciudadanía común?:
Los seis siguientes argumentos, que abogan por las asociaciones como
lugares de ejercicio de la ciudadanía común, de organización de la sociedad
civil y de constitución del bien público, plantean todos serios problemas, o
requieren al menos algunos matices. Mediante la expresión «ciudadanía
común» entendemos que el sentido de la ciudadanía no es asimilable al tríptico
clásico de T. H. Marshall—garantía de derechos legales, políticos y sociales—
que insiste de un modo demasiado unilateral en una concepción de los
«derechos pasivos» de la ciudadanía. Tampoco se limita a diferenciar a
aquellos que pertenecen de aquellos que no pertenecen a una colectividad
política, a través del juego de los mecanismos de la naturalización. No se la
puede reducir a algunos indicadores estadísticos como el conocimiento de las
instituciones políticas o de los derechos cívicos, la información sobre los
partidos políticos o sobre las políticas públicas. Un estudio de la ciudadanía
común necesita una observación y una descripción de los contextos de
experiencia y de actividad de las personas en su vida cotidiana. Ayuda a
entender el modo como esas personas definen y controlan las situaciones y se
mueven en los sistemas de coordenadas de sus universos políticos (Morán y
Benedicto, 1995; Morán, 1996): cuáles son los temas que consideran
problemas públicos, cómo discuten de ellos y qué hacen con ellos, qué relación
tienen con la información que les transmiten los medios de comunicación, en
qué términos expresan su sentido de la libertad, de la justicia o de la igualdad,
y de qué forma se implican o no en situaciones de reivindicación colectiva. Las
asociaciones constituyen un observatorio idóneo para analizar cuáles son los
recursos cívicos movilizados por los ciudadanos de a pie, cuáles son las
virtudes cívicas que valoran y cuáles son las consecuencias cívicas que
desarrollan, en qué actividades cívicas de investigación y experimentación, de
razonamiento y deliberación se comprometen y cuáles son las
transformaciones de sus entornos éticos y políticos.
Resumen de Nico Maggi

1) Ámbitos de realización de la autonomía personal Las asociaciones


constituyen un ámbito que favorece la elaboración de un proyecto de sí
mismo y refuerza la autonomía personal, ya que permiten proseguir la
realización de proyectos colectivos. Los individuos aprenden a afirmarse
y enfrentarse, reconocerse y respetarse. Viven esa alianza de
intercambios de diálogo, coordinación y competencia como fuente de
desarrollo personal. Les proporciona un sentimiento de afirmación y
madurez. Proporciona a los individuos unos elementos de constitución
de una identidad que les ayuda a autodeterminarse proyectándose en el
futuro, sopesando las ventajas de las que disponen, superando pruebas
que los forman, imaginando alternativas para quien vive esas
experiencias, formulando ideales de vida común. De forma autónoma,
los miembros de las asociaciones se dan razones y motivos válidos para
lo que quieren hacer y lo que hacen realmente. Participan en un
Nosotros, una comunidad de relaciones de reciprocidad que han elegido
libremente y en la que pueden situarse como ser individual
comparándose con los otros y en la experiencia de la acción: forjan su
propia identidad (Si mismo múltiple y fragmentado). Un sujeto ético o
político ajusta sus comportamientos a los contextos —lo cual dificulta sin
duda el tratamiento del acceso a formas de universalidad, aunque al
mismo tiempo garantiza que una conducta que no sea liberal en un área
de la vida cotidiana no se generalice a todas las otras áreas. Sin
embargo, podemos preguntarnos en qué medida esa autonomía
personal tiene un alcance democrático. ¿Es el sí mismo una finalidad en
sí? ¿Acaso no se corre el peligro de centrarse en la experiencia de sí
mismo, al igual que las «políticas de la identidad» o las «políticas de la
autenticidad» que abundan en Estados Unidos? ¿Son equivalentes
todos los colectivos de compromiso? Aunque no esté pervertida por
operaciones de manipulación ideológica o de dependencia
organizacional, la autonomía personal que el compromiso asociativo
proporciona no es un bien público en sí mismo.
2) Microespacios de reciprocidad, de sociabilidad y de solidaridad : se
centra en vínculos de reciprocidad, sociabilidad y solidaridad asociativa.
Es algo así como el reverso interpersonal de los logros públicos: se
supone que la vida pública rompe con los vínculos de sociabilidad
primaria, se nutre de ellos para luego desprenderse de ellos. La
oposición entre las relaciones de orden privado y público tiene una
pertinencia descriptiva en el sentido de que da cuenta de modos
diferentes de compromiso. Sin embargo, no hay que radicalizarla. La
observación muestra toda clase de tensiones entre «pertenencias»,
«afiliaciones» y «fidelidades» de proximidad, «implicaciones personales»
como consecuencia de bienes o servicios amenazados y la perspectiva
de un interés general, de un bien común o una utilidad pública. Si las
asociaciones no se hallasen ancladas en redes de sociabilidad primaria,
la experiencia pública y la acción pública no serían quizá posibles. A
veces, la reciprocidad se interpreta en otro sentido, el de la lógica del
don, analizada por Mauss (1925), según la cual entre los que dan y los
que reciben — tiempo y energía, consideración y cariño, a veces dinero,
bienes y servicios— se traman vínculos. La lógica del don no se encierra
en preocupaciones domésticas o comunitarias sino que se abre a la vida
Resumen de Nico Maggi

pública. Es un soporte de discusiones o cooperaciones cívicas


orientadas hacia bienes públicos Las redes de sociabilidad secundaria
rebasan las meras relaciones de intimidad, familiaridad o proximidad. La
vida asociativa no se circunscribe a relaciones circulares de persona a
persona, no es sólo vivida en la intimidad de los pequeños círculos.
Entra en juego un tercer actor, «el público» — cuyos miembros no están
directamente afectados por un problema, sino que se ven implicados,
sienten deseos de verdad y sentimientos de justicia sin que les mueva
ningún interés; son como jueces de un tribunal de la razón o como
operadores de una inteligencia colectiva. La acción asociativa no se
refiere sólo a problemas de ámbito personal y no se despliega sólo en
un cara a cara dentro de pequeños colectivos. La palabra asociativa
suelta paulatinamente sus amarras de proximidad de las que aleja sus
objetos y objetivos para desplegarse en tercera persona y dirigirse a
públicos generales. Los procesos de movilización, participación y
representación en asociaciones cívicas permiten que abunden los
vínculos entre ciudadanos corrientes, sin presunción de estatus social,
cultural o religioso. Les dan puntos de acceso a formas de experiencia
pública, iniciándolos en modos de reciprocidad y también de transitividad
que van más allá del toma y daca y apuntan hacia un bien público.
3) Redes de acumulación de capital social: Según Putnam, el desinterés
por las asociaciones sería el síntoma del deterioro del civismo
republicano y del auge de un individualismo consumista. A diferencia de
las cuestiones planteadas anteriormente en el análisis en términos de
reciprocidad, el capital social se reduce a otro recurso más, a otro tipo
de capital a añadir a los repertorios de capitales económicos,
informacionales, políticos o culturales. Ese capital social se adquiere, se
invierte, se acumula y se reproduce. Se pone el acento en los vínculos
horizontales de reciprocidad que enriquecen el sentido de las normas, la
cantidad de confianza y la entrada en redes que favorecen el
compromiso cívico y, a través de un círculo virtuoso, densifican esos
vínculos horizontales de reciprocidad. La «conectividad social» se
considera un bien público en sí mismo. Sin embargo, el análisis plantea
una serie de problemas. ¿No amenaza la reciprocidad interpersonal con
encerrar a un colectivo en una pequeña comunidad? ¿Cómo pasamos
de la confianza entre próximos a la confianza entre ciudadanos que no
se conocen entre sí? ¿Se puede derivar el interés público de esos
juegos de relaciones díadicas? Putnam utiliza para su análisis la
distinción entre bonding y bridging. Al igual que las organizaciones
fraternales étnicas o los clubes de sociabilidad elitista, las bonding
associations son formadoras de «identidades exclusivas» y de «grupos
homogéneos». Permiten que las clases dominadas tengan formas de
apoyo mutuo, que los movimientos feminista o negro se inventen una
identidad colectiva y tengan un sentimiento de orgullo o, en el otro
extremo del espectro, que unos hombres de negocios se conozcan y
puedan emprender estrategias comunes. no resulta muy evidente que la
confianza cívica generalizada, el consentimiento de la ley, las
costumbres de cooperación, la capacidad para tolerar estilos de vida
diferentes y poner entre paréntesis los intereses particulares, para
compartir beneficios con los demás y escuchar respetuosamente sus
Resumen de Nico Maggi

puntos de vista, sean puros efectos del «capital social». Esos elementos
presuponen la existencia de un Estado de derecho y, como contrapunto,
el despliegue de públicos cívicos y políticos. Sin la garantía de que las
leyes, los derechos y las sanciones son idénticas para todos, sin la
referencia a una cultura pública encarnada en instituciones públicas y sin
el reconocimiento de que los ciudadanos pueden aspirar colectivamente
a bienes públicos, la noción de capital social pierde todo sentido cívico y
político. Aunque la participación en partidas de bridge o de bolos, en
coros religiosos y en comidas dominicales al aire libre sea sin duda
fuente de sociabilidad y socialización, no por ello garantiza una mayor
vitalidad de la vida pública. Y la desmultiplicación de los vínculos
sociales, contabilizada por la densidad y la frecuencia de los contactos
asociativos, no basta para imbuir moralidad cívica en los ciudadanos,
inculcarles el sentido de la res publica, abrir nuevos foros públicos y
relanzar la creatividad política.
4) Mediaciones de la sociedad civil: investigar y experimentar: Un punto de
vista más interesante considera las asociaciones como unos lugares de
producción, de recopilación y elaboración de información de alcance
público. Desempeñan un papel de contrapoder, desarrollando labores de
investigación, sacando a la luz situaciones desde una perspectiva
problemática y haciendo surgir «públicos subalternos» que proponen
lecturas antihegemónicas del mundo. Son órganos de creación de ideas
nuevas, de soluciones alternativas y de justificaciones inéditas que se
deben considerar bajo la figura de la comunidad de investigadores,
exploradores y experimentadores muy apreciada por los pragmatistas.
Se asocian con el fin de estudiar a fondo situaciones problemáticas para
las que idean definiciones situadas en un plano distinto al de los
expertos y los políticos, de las evidencias del sentido común y de los
enfoques de los medios de comunicación. Sin embargo, esas
propuestas caen a veces en un proyecto de «democracia asociativa»,
que cortocircuitaría las redes técnicas, el Estado y el mercado. Sería una
forma de autogestión y autogobierno que se basaría en asociaciones de
asociaciones, con anclajes en centros de trabajo y lugares de residencia,
de comercio y de religión, y con sus dinámicas de autogestión al estilo
de una «república de consejos » o de una federación anarquista
Podemos considerarlas como grupos de presión o de comunicación al
servicio de empresas con fines lucrativos, como herramientas de
aplicación de políticas públicas en municipios o en administraciones,
como órganos de vigilancia o de control en disposiciones sociotécnicas.
En los dispositivos de acción pública, las asociaciones son vectores de
transmisión de datos, de peticiones y aspiraciones que van desde el
mundo de los ciudadanos corrientes hasta las oficinas administrativas,
los partidos políticos y los poderes públicos, y viceversa, vectores de
«consulta» y de «educación» de los ciudadanos corrientes, herramientas
de legitimación del Estado.
5) Escuelas de democracia deliberativa: comunicar y razonar: En primer
lugar, al igual que los de las organizaciones sindicales o de partidos, los
miembros de las asociaciones descubren en ellas los rudimentos de la
actividad política: cómo presentarse, hablar y debatir, convencer y
manipular, negociar y entenderse, coaligarse y oponerse. Adquieren
Resumen de Nico Maggi

también un sentido crítico. Los contextos de deliberación permiten


desnaturalizar las evidencias ideológicas y negarse a aceptar
pasivamente el «prêt-à-penser» impuesto por los medios de
comunicación, les dan la capacidad de adoptar posturas a favor y en
contra en intercambios de argumentos, tratar minuciosamente
propuestas, considerándolas desde el interés general. Los actores
aprenden a tener su propia opinión. aprenden a darse cuenta de la
multiplicidad de perspectivas que puede tener una situación, a
confrontarlas unas con otras y conseguir que dialoguen entre sí.
Encontramos aquí una dimensión pública de la autonomía personal.
Según la tesis de la democracia deliberativa, los miembros de las
asociaciones son actores entre otros, implicados en procesos de
comunicación pública y de razonamiento colectivo. Contribuyen a
demostrar ciertas verdades y a contestar verdades establecidas por
otros. Sin embargo, los modelos de democracia deliberativa suelen
pecar por su excesiva abstracción. No suelen admitir la diversidad de los
tipos de conversación, de debate, de controversia, de polémica o de
juicio, en los que los registros del argumento y del testimonio, de la
medida y de la prueba, del razonamiento y de la crítica son diferentes.
Obnubilados por los modelos del mercado y del foro no toman en
consideración la diversidad de las situaciones de protesta, de denuncia y
reivindicación; ignoran también los procesos de recepción por parte de
los miembros de los auditorios de las posturas de los portavoces, e
ignoran aún más la multiplicidad de las medidas institucionales, de los
arreglos técnicos, de las configuraciones de objetos o de las culturas
organizacionales en las que esas actividades se sitúan. Dentro de la
asociación, los intercambios discursivos entre miembros preparan para
la administración de los medios, para la designación de los objetivos,
para la justificación de las estrategias, para la determinación de un
sentido ético y político de la acción. Pero la deliberación tiene lugar fuera
de cualquier dispositivo formal sin intención de consenso, en las
conversaciones banales de todos los días, en las charlas sin orden ni
concierto sobre la política, las mujeres, los temas nucleares o el racismo.
Fuera, los representantes de la asociación entran en situaciones de
intercambio discursivo con cargos electivos políticos, con abogados de
la parte contraria, con funcionarios de las oficinas administrativas, con
expertos, científicos, técnicos o periodistas, y con asociaciones que
defienden posturas opuestas a las suyas. Resulta difícil reducir al
denominador común de «deliberación» la multiplicidad de las formas de
confrontación de una asociación. Todas las controversias técnicas y
científicas, las polémicas periodísticas y políticas, las batallas
parlamentarias y judiciales, todos los litigios y arbitrajes administrativos
tienen sus reglas de juego, sus apoyos institucionales y sus gramáticas
particulares, sus procedimientos y sus retos, sus actores y públicos muy
diferentes. Las modelizaciones de la democracia deliberativa propuestas
por los filósofos resultan insuficientes para explicar el ejercicio de la
ciudadanía común en la acción asociativa.
6) Lugares de formación para el civismo: virtudes y competencias : Se
supone que las asociaciones forman competencias cívicas e inculcan
virtudes cívicas. Organización, experimentación y deliberación
Resumen de Nico Maggi

enriquecen las competencias de los ciudadanos: aptitud para la reflexión


y el juicio autónomos, capacidad para tomar distancia ante los prejuicios,
pensar por sí mismo y no ceder a las ideologías, examen crítico de las
situaciones que pasa por la argumentación racional y la comprobación
empírica; resistencia a las tentaciones de tiranía, adquisición de un
sentido del conflicto, de la negociación y del consenso, de un sentido de
la reciprocidad, de la confianza y del agradecimiento; prácticas de
voluntariado en las que el tiempo y la energía dados no se pagan como
en un mercado, ni están sujetos a la búsqueda del poder. Todo depende
del grado de pluralismo y apertura de las organizaciones: la tendencia al
conformismo o el deseo de dominación pueden ser su resultado. Las
asociaciones tendrían otra cualidad: el empowerment de los más
desfavorecidos. La competencia para actuar, y también para opinar,
suele ser el privilegio de las personas que tienen mayor capital
económico, social o cultural, y disponen al mismo tiempo de los recursos
materiales, de las redes de relaciones y de los repertorios de
conocimientos necesarios para el compromiso. Esa competencia para
actuar corre pareja con un sentimiento de «estar habilitado para...»
tomar la palabra en público o «estar autorizado para...» implicarse en los
asuntos públicos. La restauración de la confianza en sí mismos de los
actores es uno de los elementos fundamentales de las prácticas
militantes que se esfuerzan por devolver su poder de actuación a los
más desfavorecidos. Dan valor a saberes y costumbres que suelen ser
tachados de populares o vulgares, o que simplemente pasan
desapercibidos. Confieren un sentimiento de eficacia y utilidad a las
acciones colectivas, sin el que cualquier cooperación destinada a
objetivos comunes parece demasiado costosa o demasiado arriesgada.
Sea como fuere, el dilema de la tensión entre individualismo y
colectivismo sigue en pie: la autonomía individual puede desaparecer,
bien por afiliación de las personas a una línea de actuación impuesta por
la fuerza o la ideología, bien por dispersión de la actuación común en
una especie de desvinculación anómica; se puede perder la autonomía
colectiva por disolución del vínculo del inter-esse en una multiplicidad de
intereses y de opiniones privadas o por fusión de las perspectivas en
una totalidad monolítica sin apertura al mundo exterior.
Asociaciones, bienes públicos y bienes privados En consecuencia, la mayoría
de las asociaciones no aspiran a la democracia como finalidad en sí. Los
bienes materiales o simbólicos que pretenden lograr no son necesariamente
compatibles con la democracia, o no la conciernen más que de modo marginal.
Las modalidades de organización o de acción a través de las que se proponen
conseguir esos bienes contravienen a veces los principios de pluralidad,
libertad, igualdad y legalidad.
Los riesgos de deriva antidemocrática: Aunque la formen miembros voluntarios
y aunque persiga fines no lucrativos, la acción asociativa, abandonada a sí
misma, puede resultar muy peligrosa para la vida democrática. Los grupos
primarios son «buenos, malos o anodinos». El principio de asociación puede
ser fuente de toda clase de bandas de malhechores, de grupúsculos de
fanáticos, de sectas radicales, de grupos de interés contrarios al orden público,
Resumen de Nico Maggi

opuestos a la ley republicana, ávidos de poder sin límite, hostiles al pluralismo


democrático. Muchas asociaciones no dejan lugar a la controversia ni al
debate: no dudan en aniquilar las oposiciones internas, ya que su proyecto
consiste en realizar sus ilusiones ideológicas, acaparar el poder sin respeto a la
ley o al conflicto, suprimir la diversidad «racial», religiosa o política, imponer
una verdad dogmática que refuerza una dominación total. Algunas preconizan
políticas de intolerancia y discriminación, otras afirman que la ley de Dios, de la
Raza, de la Nación o de la Revolución prevalece sobre la Constitución política y
el derecho positivo. Otras, de disciplina jerárquica, exclusivas e intolerantes,
violentas e ilegales, acaban por encerrarse en sociedades secretas o
clandestinas; y aunque no Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias
sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes sean tan virulentas
en la realidad, otras se encierran en la defensa de creencias ideológicas y se
muestran reacias a una confrontación con los hechos y con los otros.
Una reflexión sobre la ciudadanía asociativa tiene sentido siempre y cuando se
inscriba en una concepción de la experiencia democrática y republicana. Debe
resistirse a la ilusión de la asociación como sujeto político en sí y para sí: las
asociaciones están insertas en redes de la sociedad civil y no se constituyen en
cuerpos autónomos; unos marcos jurídicos que las trascienden y se refieren a
las medidas consagradas por los poderes públicos sirven de normas a sus
acciones. No debe limitarse a sus objetivos directos sino que debe estudiar las
consecuencias prácticas que producen a lo largo de redes y sobre públicos
más dispersos en el espacio y el tiempo: las asociaciones son cruces de
caminos, pivotes o repetidores en redes de experiencia y de acción pública;
contribuyen a producir definiciones de la res publica que no les pertenecen en
absoluto. Si se insertan en un justo equilibrio de pesos y contrapesos,
sometidas a la regulación y al control del derecho, las asociaciones pueden
contribuir al ideal de autogobierno del régimen democrático. El debate sobre la
relación del Estado y las asociaciones no puede darse por cerrado. Para
algunos liberales o comunitaristas, las fuerzas anárquicas del vínculo
asociativo, gracias al milagro de una mano invisible o de la teleología
organicista, están preñadas del bien público. Según otros, la intervención
estatal es una condición «sine qua non» de conformidad de las organizaciones
asociativas al bien público: necesitan un tutor o un guía para no acabar siendo
pequeños reinos despóticos.
En unos casos, se tacha al Estado de monstruo frío que quiere dirigirlo todo y,
a la postre, contribuye con sus excesos de regulación y de represión a
mantener la anomía cívica y la inhibición política. En otros casos, se achaca la
debilidad de los poderes públicos como motivo de la multiplicación de las
agrupaciones elitistas, etnicistas, militarizadas, sexistas, xenófobas, antisemitas
o tradicionalistas que florecen con total impunidad. El buen equilibrio entre
libertad sin laxitud y control sin atosigar es cuestión de una aptitud para legislar
y gobernar, que se muestre sensible a la ambivalencia de la vida asociativa.
Las asociaciones trabajan por un reparto de los derechos y de las obligaciones
en la sociedad civil que no se determina totalmente ni con el derecho positivo,
Resumen de Nico Maggi

ni con la intervención administrativa, ni con la actuación de los partidos


políticos, ni con la acción de los grupos de interés (Janowski, 1998). Son
fuentes de inventiva pública, de cooperación social, de dinamismo económico,
de libertad religiosa, sin los que se pierde gran parte del pluralismo
democrático. En un régimen político en el que la autoridad del Estado y del
derecho sigue siendo fuerte, en el que la administración y la justicia muestran
una forma de vigilancia y en el que no existe corrupción de las costumbres
cívicas, las asociaciones constituyen un actor central de la vida pública. Están
insertas en foros públicos, ajustadas a dispositivos institucionales y trabajados
por culturas públicas que refrenan sus propensiones al exceso y las obligan a
alinearse sobre preocupaciones del bien público
Acción pública, interés general e intereses particulares: El bien público no es
más que una de las figuras posibles de los bienes a los que aspiran las
asociaciones. Además, ese bien público no se puede entender de modo
objetivo: no se puede disociar de las controversias en torno a su definición y de
las posturas normativas por parte de sus defensores y sus detractores.
Dos preguntas se entrelazan una en otra. La primera se refiere a la
autorización de los actores asociativos para participar en medidas de acción
pública. La segunda a la aceptación pública de sus propuestas, denuncias y
reivindicaciones. Primera cuestión. Las asociaciones han estado alejadas
durante mucho tiempo, en Francia al menos, de la acción pública. La
representación política y los expertos científicos tenían tendencia a poseer el
monopolio de la definición y de la realización del bien público. En Francia, el
sufragio universal otorgaba a los cargos electivos nacionales y locales el
derecho exclusivo a decidir la gestión de los asuntos públicos: sus decisiones
eran incuestionables, en nombre de la voluntad nacional. Los altos funcionarios
e ingenieros, salidos de los Cuerpos del Estado más importantes, formados en
las grandes escuelas de la República, eran como el brazo secular de los cargos
electivos políticos: concebían y realizaban los proyectos de políticas públicas.
Desde los años setenta, esa configuración se ha flexibilizado un poco. El bien
público se convierte en la clave de las transacciones en las que algunas
asociaciones consiguen una representatividad y una legitimidad frente a los
representantes elegidos por la nación o frente a los representantes de la
función pública. En este caso, las asociaciones son socios de las empresas
privadas y de las instituciones públicas en la constitución de la acción pública.
Los dispositivos de investigación, consulta y concertación se multiplican.
Segunda cuestión. Los miembros de las asociaciones se encuentran en la
disyuntiva del compromiso público y la pertenencia a unos colectivos
particulares. Están vinculados a redes de relaciones interpersonales y ancladas
en comunidades de territorio y de vecindad; defienden intereses comunes a
grupos culturales, religiosos o profesionales de los que sacan beneficio,
excluyendo a otros. Sin embargo, para hacer oír su voz y hacer valer sus
derechos, las asociaciones se ven obligadas a adoptar los repertorios retóricos
del interés general o de la utilidad pública. Para que sus críticas, denuncias y
reivindicaciones sean aceptables, deben formularlas en términos que no las
Resumen de Nico Maggi

conviertan en la expresión del interés particular, de la cultura del barrio o de la


identidad comunitaria. Los ciudadanos se ven obligados a tener en cuenta
intereses contrarios o competidores, a situar sus puntos de vista en un plano
político, territorial o institucional.

Experiencias privadas, bienes públicos: las paradojas de una política personal


(«personal politics»):
El sentido de las situaciones, de las actuaciones y de los acontecimientos a los
que los ciudadanos de a pie se ven confrontados está impregnado de redes de
significados cívicos y políticos. Una «arquitectura del sentido común» de la
libertad, la igualdad, la justicia, la tolerancia, la solidaridad o la paz articula
nuestras experiencias, nuestras esperanzas, nuestros proyectos y nuestros
sueños. Unas culturas públicas del poder, de la ética y del derecho los
reglamentan. Dichas culturas públicas condicionan nuestra percepción y
nuestro juicio, dibujan nuestros mapas cognitivos y normativos, rigen nuestras
perspectivas sobre paisajes históricos, modulan estilos de consenso y conflicto,
proporcionan una justificación al heroísmo y al sacrificio, establecen categorías
entre los individuos y los colectivos, las clases y las instituciones. Fijan
nuestras apreciaciones sobre el bien y el mal, sobre lo obligatorio y lo
prohibido, sobre lo justo y lo injusto, sobre lo legítimo y lo ilegítimo. Sin
embargo, esas culturas no son definitivas. Sufren, por un lado, variaciones
según los recorridos biográficos de los individuos: unas cartografías
existenciales ofrecen puntos de referencia de identidad y de diferencia,
esbozan horizontes de memoria, tejidos con relatos retrospectivos y horizontes
de proyecto atravesados por flechas de anticipación, organizan campos de
experiencia en los que se detecta en lo que ya está realizado lo que queda por
hacer, lo que se puede y se debe hacer. Se convierten además en dinámicas
de acción colectiva: lo real, lo posible y lo necesario, lo normal, lo soportable y
lo intolerable son nociones movedizas a través de experiencias de consulta, de
crítica y de protesta, de deliberación o de experimentación colectiva,
desarrolladas públicamente por asociaciones.
Aunque no consigan lograr sus objetivos explícitamente designados, las
acciones asociativas producen transformaciones de la experiencia subjetiva e
intersubjetiva. La fabricación de las causas públicas y la movilización de los
actores colectivos contribuyen a inventar nuevas identidades, prácticas y
representaciones. Transforman las relaciones de explotación y de dominación,
las escalas de deferencia y de subordinación, las dinámicas de estigmatización
y de discriminación, las fronteras de la inclusión y de la exclusión, los
sentimientos de pertenencia o de «extrañamiento». Las culturas públicas
moldean la experiencia privada y las acciones colectivas la transforman. Y
viceversa, los objetivos del bien público suelen tener anclajes en la experiencia
privada.
Unas personas se asocian para analizar un problema, iniciar una investigación,
emitir diagnósticos y pronósticos, formular denuncias, reivindicaciones y
Resumen de Nico Maggi

protestas. De ese modo, dichas asociaciones articulan espacios públicos:


inician relaciones con los medios de comunicación, los partidos y los sindicatos,
las oficinas administrativas y los poderes públicos; hacen surgir grupos de
referencia, de pertenencia y de interconocimiento en los que sus miembros y
sus públicos se reconocen; nombran portavoces que representan sus intereses
y sus opiniones, afirman posturas, aclaran argumentos y forjan identidades. Al
constituir espacios públicos, instauran puntos de referencia para la
comprensión, la interpretación y el juicio que los actores utilizan en su vida
privada y pública.
La preocupación por uno mismo o la búsqueda de sí mismo adquirían un
sentido político. Las relaciones domésticas entre hombre y mujer, entre adultos
y niños, las relaciones laborales entre patrones y empleados, entre los que
daban y los que cumplían órdenes, eran sacadas de la esfera privada en la que
la costumbre, la moral y el derecho las habían encerrado. Las experiencias
vividas en el arte, la ciencia o la religión, en la familia, el deporte o la educación
adquirían también una dimensión política, alienante o liberadora. Entonces
apareció la movilidad de las fronteras entre bien privado y bien público paralela
al ritmo de las movilizaciones colectivas.
Las asociaciones son vectores de la «democracia de la vida cotidiana». Son los
lugares en los que se fabrica la relación de los ciudadanos corrientes con su
vida privada y con la vida pública; lugares de circulación de doble sentido entre
actuaciones cívicas y experiencias personales.

JELIN E., CAGGHIANO S. Y MOMBELLO L. Por los


Derechos:
Capítulos JELIN E. Los derechos como resultado de Luchas Históricas/
JELIN Elizabeth El Espacio de los movimientos sociales y la acción
colectiva.
Los derechos como resultado de luchas históricas: Habitualmente escuchamos
hablar de “derechos humanos” y de “ciudadanía”. Es común que distintas
personas en diferentes contextos y circunstancias hagan alusión a ellos, y es
común que el significado de estos términos varíe en los diversos usos que
reciben
En la actualidad, a partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
de 1948, y de todos los pactos, tratados y convenciones internacionales
posteriores, el campo de la discusión y defensa de esos derechos humanos es
amplio y complejo. Los documentos y tratados están anclados en un principio
ético universal en torno a los atributos que hacen a la condición humana, con
sus aspectos tangibles (alimentación, salud) e intangibles (dignidad, libertad,
igualdad, cultura), que merecen ser defendidos y protegidos. Estos acuerdos
(siempre parciales y cuestionados) no son eternos. Son el producto de luchas
históricas, de conquistas logradas por hombres y mujeres que, en contextos
históricos específicos, se han preocupado y ocupado por lograr que las
Resumen de Nico Maggi

instituciones reconozcan y especifiquen los atributos humanos que deben ser


garantizados, y por quienes han luchado por ampliar el acceso a estos atributos
a más y más categorías de seres humanos, previamente discriminados y
excluidos. Si en el plano de la humanidad global hablamos de “derechos
humanos universales”, esto se traduce en acciones humanas en distintas
escalas, precisamente desde el plano global hasta las comunidades locales,
pasando por el Estado nacional, nivel en el que se define la ciudadanía en el
mundo contemporáneo
¿Qué es la ciudadanía?: En la teoría democrática, la noción de ciudadanía está
anclada en la definición legal de derechos y obligaciones que la constituyen.
Hay tres ejes claves de debate ideológico, teórico y político: la naturaleza de
los “sujetos” que serán considerados ciudadanos, el contenido de sus
“derechos”, y las responsabilidades y compromisos inherentes a la relación
ciudadanía–Estado. Históricamente, el tema de los derechos humanos y de la
ciudadanía se inaugura en Occidente como una demanda de la modernidad,
específicamente de la burguesía (y de sus filósofos) frente al poder y los
privilegios de las monarquías. Las luchas históricas concretas han estado y
siguen vigentes en relación con el contenido de derechos específicos, sea el
derecho al voto, los beneficios sociales del Estado de Bienestar o la educación
pública en lenguas vernáculas. Los análisis históricos y comparativos, en esta
línea, se preocupan por explicar la variación en los contenidos de la
ciudadanía. El clásico en el tema es T.H. Marshall, quien muestra la
interconexión entre el desarrollo del Estado–nación inglés y la ampliación de
los derechos de ciudadanía. Marshall plantea una progresión histórica que
implica, primero, la extensión de los derechos civiles, luego una segunda etapa
de expansión de los derechos políticos y, finalmente, los derechos sociales.
Estas cuestiones generales han sido, y siguen siendo, el eje de los debates y
luchas sociales concretas en cuanto a la definición (formal) del/a ciudadano/a
dentro de los países —o sea, el establecimiento de los límites sociales entre
los/as incluidos/as y excluidos/as, sean éstos/as “extranjeros/as”,
marginados/as o discriminados/as por alguna razón especial (de propiedad,
educación, raza, género, o cultura). El debate y la lucha son también sobre los
contenidos a los cuales los/as ciudadanos/as incluidos/as pueden acceder, es
decir, cuáles son sus derechos. En el plano internacional, a su vez, la defensa
de los derechos humanos toca y requiere la reformulación de la idea de
soberanía nacional.
La ampliación de la base social de la ciudadanía (por ejemplo, la extensión del
voto a mujeres o a analfabetos/as), la inclusión de grupos sociales minoritarios,
discriminados o desposeídos como miembros de la ciudadanía y el reclamo por
la “igualdad frente a la ley” han sido temas casi permanentes en la historia
contemporánea. Las manifestaciones internacionalmente más visibles y
conocidas de estas luchas sociales son las que atañen a la “solución final” del
nazismo, el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos en la
década de los sesenta, las que se llevaron a cabo contra el Apartheid en África
del Sur, las reivindicaciones del feminismo para acabar con todas las formas de
Resumen de Nico Maggi

discriminación de las mujeres, los reclamos de ciudadanía de grupos étnicos


minoritarios y de los pueblos originarios.
La ciudadanía puede ser encarada también en un plano más abstracto y
general. En efecto, desde una perspectiva analítica, el concepto de ciudadanía
hace referencia a una práctica conflictiva vinculada al poder, que refleja las
luchas acerca de quiénes podrán decir qué en el proceso de definir cuáles son
los problemas comunes y cómo serán abordados). En este sentido, tanto la
ciudadanía como los derechos están siempre en proceso de construcción y de
cambio. Esta perspectiva implica partir de una premisa: el derecho básico es “el
derecho a tener derechos” En esto, la acción ciudadana es concebida en
términos de sus cualidades de automantenimiento y expansión: “las acciones
propias de los ciudadanos son sólo aquellas que tienden a mantener, y de ser
posible a incrementar, el ejercicio futuro de la ciudadanía”.
Lo importante de la tradición de los derechos humanos occidentales es la
ausencia de referentes trascendentes. La justicia queda anclada en la
existencia de un espacio público de debate, y la participación en la esfera
pública se convierte en un derecho y en un deber. Esta perspectiva
autorreferida de las nociones de derechos y de ciudadanía tiene consecuencias
importantes para la práctica de la lucha contra las discriminaciones y las
opresiones: el contenido de las reivindicaciones, las prioridades políticas, los
ámbitos de lucha pueden variar, siempre y cuando se reafirme el derecho a
tener derechos y el derecho al debate público del contenido de normas y leyes.
Lo relevante y significativo de esta historia es que, al pasar del individualismo
abstracto de la teoría liberal a las condiciones históricas específicas, la noción
de “individuo” con derecho a participar en el debate público se definió en
términos excluyentes —“hombres” como equivalente a hombres masculinos.
Además de la referencia a los derechos, la ciudadanía comprende las
responsabilidades y los deberes de los/as ciudadanos/as. El deber tiene un
imperativo coercitivo; las responsabilidades son más amplias y superan el
campo de la obligación. Incluyen el compromiso cívico, centrado en la
participación activa en el proceso público (las responsabilidades de la
ciudadanía) y los aspectos simbólicos y éticos, anclados en inclinaciones
subjetivas que confieren un sentido de identidad y de pertenencia a una
colectividad, un sentido de comunidad. O sea, aquello que promueve la
conciencia de ser un sujeto con derecho a tener derechos. Esta dimensión
cívica de la ciudadanía está anclada en los sentimientos que unen o atan a una
colectividad.
En el plano macrosocial, el proceso de construcción de derechos y deberes
ciudadanos tiene como referente al Estado, corporizado en aparatos
institucionales tales como el jurídico, el Poder Legislativo y las instituciones de
bienestar. Sin embargo, ningún mecanismo de la democracia formal puede
asegurar que estas instituciones sean efectivamente depositarias de una
representación ciudadana plena e igualitaria. De hecho, la historia
latinoamericana ha sido y es la de una lucha por transformar un Estado que
Resumen de Nico Maggi

lejano respecto de la ciudadanía, apropiado por algunos y alejado de


muchos/as. Esto implica que el reconocimiento de las instituciones estatales y
su legitimidad por parte de los “sujetos de derecho” es un largo proceso
histórico de luchas sociales, sin garantía de un final necesariamente “feliz” y
armónico. El proceso de democratización involucra la (re)construcción de las
instituciones del Estado y la transformación de las instituciones de la sociedad
civil. Supone el desmantelamiento de formas antidemocráticas de ejercicio del
poder (autoritarias, corporativas y/o basadas en la pura fuerza) y también un
cambio en las reglas que gobiernan la distribución del poder, el reconocimiento
y la vigencia de los derechos, así como los criterios que otorgan legitimidad a
los actores sociales. La gente tiene que adoptar comportamientos y creencias
adecuadas o coherentes con la noción de democracia, aprender a actuar
dentro del renovado sistema institucional. Y los líderes políticos y las clases
dominantes deben aprender a reconocer y tomar en cuenta los derechos y las
identidades de actores sociales diversos y renunciar a la arbitrariedad y a la
impunidad.
La construcción de la institucionalidad democrática es un desafío a la
capacidad de la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil para
promover la transformación del Estado. Corresponde a los actores de la
sociedad.
El concepto de “ciudadanía” es histórico y dinámico. Puede definirse como un
conjunto de derechos y responsabilidades que las personas tienen en el marco
de una comunidad determinada y en tanto miembros de esta comunidad. Esto
implica que cada persona debe ser tratada como miembro pleno de una
sociedad de iguales, y esto requiere el otorgamiento de derechos de
ciudadanía independientemente de cualquier otra característica de las mismas.
Es común hablar de la ciudadanía en términos de derechos civiles, políticos,
sociales y culturales. Entre los derechos civiles garantizados encontramos la
libertad de palabra, de pensamiento, de religión, de asociación, de propiedad,
de contrato, de circulación. Suponen la igualdad de los/as ciudadanos/as ante
la ley, aunque se reconocen diferencias según la edad. Los derechos políticos
garantizan la participación en la vida pública y el sufragio, y dan a las personas
la posibilidad de elegir y de ser elegidas como representantes. La ciudadanía
social otorga a los sujetos el derecho al bienestar general, a un nivel adecuado
de educación y de salud, al trabajo, a la vivienda y a la seguridad social.
Finalmente, la ciudadanía cultural otorga a los grupos o colectivos sociales el
derecho a vivir de acuerdo con su propio estilo de vida. Estas definiciones son
formales y legales. Sin embargo, normalmente existe una enorme distancia
entre la formalidad de la ley y la realidad de su aplicación (esto es, entre lo que
la ley dice y lo que se hace), y una buena parte de las luchas sociales está
históricamente destinada a acortar esta brecha. Los escenarios de la acción
pública y del reclamo y la lucha por derechos son múltiples y se ubican en
diversas escalas o niveles. Correlativamente, en la sociedad hay una pluralidad
de órdenes normativos que operan al mismo tiempo. esta perspectiva de las
nociones de derecho y de ciudadanía tiene consecuencias importantes para la
Resumen de Nico Maggi

práctica de la lucha contra las discriminaciones y las opresiones: el contenido


de las reivindicaciones, las prioridades políticas, los ámbitos de lucha pueden
variar, siempre y cuando se reafirme el derecho a tener derechos y el derecho
al debate público del contenido de las normas y las leyes. Tanto la ciudadanía
como los derechos están siempre en proceso de construcción y de cambio.
Un proceso con idas y vueltas: El proceso dinámico de construcción de
derechos y de ciudadanía toma formas diversas. La ampliación y
profundización de los mismos puede darse a través de su institucionalización.
Pero no es sólo de éxitos, ampliaciones y profundizaciones que está hecha la
dinámica de este proceso. Derechos por los que se luchó y que se
conquistaron hace mucho tiempo fueron desmantelados después; discusiones
que avanzaron en un plano pudieron haber generado retrocesos en otros,
etcétera.
Tensiones y dilemas: El proceso de demanda, consolidación y mantenimiento
de derechos humanos y de ciudadanía genera tensiones o dilemas. Algunos de
ellos son constitutivos, es decir, forman necesariamente parte de este proceso.
No pueden ser resueltos de manera abstracta sino a partir de casos concretos.
En primer lugar, somos “sujetos de derecho” en relación con una colectividad o
una comunidad política a la que pertenecemos (generalmente el Estado–
nación y, en última instancia, la comunidad humana). Es esta colectividad la
que teóricamente garantiza los derechos. Pero como parte de esa colectividad
de pertenencia también tenemos responsabilidades que implican participar
activamente en el sostenimiento del espacio de cuidado, respeto y autonomía
de ese “nosotros/as” del que formamos parte. Esto es, se trata del compromiso
cívico con la colectividad, basado en el sentido de identidad y de pertenencia
que es, a su vez, lo que da conciencia de ser un sujeto de derecho. La tensión
entre derechos y responsabilidades o deberes de ciudadanía es permanente,
con contenidos cambiantes.
En segundo lugar, los derechos humanos son universales, afectan a todos/as;
la ciudadanía es también universal aunque limitada: afecta a todos los
miembros de un Estado–nación. Hay diferencias entre las personas y muchas
veces los reclamos por derechos son reclamos de reconocimiento, de respeto o
de tolerancia de las diferencias: un grupo pide que se le respete una costumbre
religiosa; un sector social, que se acepte la legitimidad de determinado gusto o
elección que por alguna razón no ha sido considerado legítimo hasta ese
momento, etc. ¿Cómo entender las diferencias en el campo de los derechos
humanos y de la ciudadanía? Hay distintas maneras de encarar el tema. En
una primera perspectiva, la diferencia puede ser concebida como inherente a
algunas personas. En esta mirada, la diferencia suele convertirse en sinónimo
de inferioridad y entonces las personas diferentes son vistas como
“dependientes” o como “no ciudadanas”. Las demandas sociales enarboladas
por los/as “diferentes” (inferiores) comenzaron siendo un reclamo de igualdad.
La igualdad literalmente entendida puede ser engañosa o insuficiente en
muchas situaciones. El énfasis en la norma de la igualdad refuerza una
Resumen de Nico Maggi

concepción basada en el derecho universal natural que reafirma que todos los
seres humanos son iguales por naturaleza. Pero los seres humanos no son
sólo “naturales” sino sociales e históricos, esto es, son lo que son en tanto
parte de una sociedad o de un grupo social y tienen una historia. En esa otra
cara de la realidad, los individuos no somos todos iguales; la vida social y la
historia nos hacen diferentes a unos/as de otras/os. Entender la igualdad como
norma abstracta puede llevar a una formalización excesiva de los derechos,
aislándolos de las estructuras sociales concretas en que existen y cobran
sentido. Igualdad y diferencia están en permanente tensión.
Otra crítica a la noción de igualdad está contenida en la universalidad de los
derechos humanos o de la ciudadanía. Esta crítica la expresan intelectuales y
activistas que defienden los intereses de diversos grupos o sectores sociales
subordinados. Lo que esta crítica señala es que, cuando se habla de una
perspectiva “universal”, en realidad se lo hace desde los valores del hombre
(varón) blanco, occidental, adulto, etc. Es decir que lo universal tiene un punto
de referencia muy particular para pretenderse como tal. El problema no es la
búsqueda de la igualdad universal, sino que la misma olvida que cada quien
habla desde un lugar social específico y que nadie puede tener una mirada
universal. El tratamiento igualitario requiere que todas las personas se midan
de acuerdo con las mismas normas, pero en realidad no existen normas de
conducta y de cumplimientos “neutrales” o “naturales”. La formulación de leyes
y reglas tenderá a estar sesgada en favor de los grupos privilegiados, dado que
es su experiencia particular la que configura implícitamente la norma que se
pretende universal. La historia de las luchas y reivindicaciones por la
ampliación de los derechos va y viene entre la igualdad y la diferencia. Las
reivindicaciones planteadas en términos de derechos remiten a un paradigma
de la igualdad pero, al mismo tiempo, las diferencias existen y muchas veces
es necesario reclamar para que se las respete. Se hace difícil, por lo tanto,
mantener aquel paradigma de la igualdad universal. La búsqueda universal e
igualitaria de los derechos ha sido efectiva políticamente puesto que permite
combatir formas de discriminación y poner límites al poder. Tensión inevitable
entre el principio de la igualdad y el derecho a la diferencia. Pero esta tensión
puede ser productiva. Reconocerla tiene un beneficio importante porque
estimula el debate y la creatividad, ayuda a evitar los dogmatismos y a superar
las injusticias y desigualdades.
En tercer lugar, existe otro tema altamente controvertido vinculado a la
pertenencia y al reconocimiento de bienes simbólicos, del derecho a tener una
identidad colectiva, de pertenecer a una comunidad, de defender intereses o
tener reivindicaciones en función de ella. Nosotros pertenecemos al género
humano y a la vez a comunidades específicas. En este sentido, las
comunidades y las culturas, en su diversidad, son los ingredientes básicos de
la humanidad y dan sentido y contenido al principio abstracto de la igualdad. El
tema de la pertenencia comunitaria se vuelve problemático cuando hay una
comunidad hegemónica (normalmente un Estado–nación) que engloba a otra (y
que incluso puede pretender ignorarla o borrarla étnica o culturalmente). Esta
Resumen de Nico Maggi

cuestión aparece como urgencia política cuando entra en juego el


reconocimiento del pluralismo cultural. Hablar de derechos culturales es
referirse al derecho de grupos, comunidades, colectivos o sociedades
(autodefinidas como tales) a vivir conforme a su propio estilo de vida, a hablar
su propio idioma, usar su vestimenta y a conseguir el reconocimiento y un trato
justo de parte de las leyes del Estado–nación en que les toca vivir (y en
relación con el cual suele llamárselos “minorías”). Pero no se trata únicamente
de derechos culturales. También suelen perseguirse objetivos económicos y
políticos en función de la pertenencia a grupos y comunidades dentro de un
Estado–nación. Estos intereses, demandas y derechos, plantean una nueva
tensión: los derechos humanos individuales pueden llegar a ser contradictorios
con los derechos colectivos. Inevitable tensión entre los derechos individuales y
los derechos colectivos.
Esta tensión plantea otro dilema que tampoco puede encontrar una solución
definitiva y en abstracto. Hay dos significados posibles de lo que suele llamarse
“derechos colectivos”. Los derechos colectivos pueden referirse al derecho de
un grupo a limitar la libertad de sus propios miembros en nombre de la
solidaridad de grupo o de la pureza cultural: se trata de restricciones internas.
La noción de “derechos colectivos” puede aludir también al derecho de un
grupo a limitar el poder político y económico ejercido sobre él por la sociedad
mayor de la que forma parte. Se persigue así asegurar que los recursos y las
instituciones de que depende ese grupo en tanto minoría no sean vulnerados
por las decisiones de la mayoría: se trata, esta vez, de protecciones externas.
En las democracias liberales se tiende a aceptar algunas “protecciones
externas” para las “minorías” étnicas y otros grupos sociales subordinados pero
no se da lugar a las “restricciones internas”. Las protecciones externas no
entran necesariamente en conflicto con la libertad individual. La mayoría de
tales derechos no tiene que ver con la primacía de la comunidad sobre los
individuos, sino que se basa en la idea de que la justicia entre grupos exige que
a los miembros de grupos diferentes se les concedan derechos diferentes. Por
ese camino podríamos pensar en derechos diferenciados o ciudadanía
diferenciada en función de la pertenencia a un grupo sin que ello choque con la
idea de los derechos individuales universales.
El espacio de los movimientos sociales y la acción colectiva.
Un poco de historia: década 70 y comienzos del 80 proliferaron en LAM los
estudios de los nuevos movientes sociales. Peculiarmente la visibilidad de
estas formas de acción colectiva coincidieron con el cierre de los canales
institucionales de expresión de las demandas sociales: dictaduras militares que
negaban a los partidos políticos su rol de articuladores de intereses, represión
política que afectaba a sindicatos y otras organizaciones populares. La cuestión
era dilucidar si estas formas de acción colectiva eran un fenómeno
“genuinamente nuevo” o una rta coyuntural al cierre de los canales instituidos.
La transición a gobiernos constitucionales implico una revitalización de los
partidos políticos y un énfasis en la institucionalización que privilegio los
Resumen de Nico Maggi

esfuerzos de construcción de las instituciones propias del sistema político


guiadas por una lógica de gobernabilidad. Comienzan a tener visibilidad
cuestiones relacionadas con la construcción de ciudadanía, al reconocimiento
de derechos y la participación. La articulación entre las demandas sociales
expresadas en diversas formas de acción colectiva y en movimientos sociales y
partidos políticos, así como la articulación entre los movimientos sociales e
instituciones del estado en su papeles de garantes de la ampliación de los
dchos ciudadanos reconocidos por el estado, no han sido sencillas y no
necesariamente un proceso lineal y acumulativo, en la medida que distintos
modelos de organización económica política se han ido sucediendo y alterando
este período.

El neoliberalismo implicó un fuerte predominio de las fuerzas de mercado, una


apertura de las economías y procesos de privatización. En términos sociales, la
decadencia del estado de bienestar trajo consigo un aumento notorio de las
desigualdades y la polarización social acompañado por políticas públicas
focalizadas ancladas en un modelo asistencialista productor de exclusión y
marginación.
Tendencias hacia el individualismo y hacia relaciones sociales definidas en
términos mercantiles, actuaron en contra de acciones y movimientos colectivos.
Las políticas de ajuste y reestructuración económica implicaron la postergación
de las demandas sociales y una retirada de la justicia social y la equidad como
preocupaciones privilegiadas en el escenario político.
Voceros e intermediaros: movimientos sociales y ONGs: Modificación profunda
del panorama mundial de los actores sociales. Hasta los años setenta, el tema
de la democracia y la participación estaba centrado en el sistema político:
partidos políticos y elecciones para la transformación social democrática,
guerras de liberación para las situaciones revolucionarias. El estado estaba en
el centro, las estrategias de la toma del poder eran el eje de la discusión.
Inclusive los actores corporativos tradicionales, la burguesía, el movimiento
obrero, los militares la iglesia, eran mirados en cuanto a su capacidad de
intervenir en el espacio político del poder del estado. Los otros actores sociales
eran débiles, realizaban protestas o demandas frente al estado o espacios de
sociabilidad y de refuerzo cultural local.
En el plano internacional, la centralidad del aparato del Estado llevaba a
acuerdos y convenciones, elaboradas y ratificadas por los gobiernos. La
sociedad tenía poca cabida directa y poco espacio en ese mundo. Pero por
debajo de esta realidad había otra. Oculta, apenas visible, confusa. En 1975, el
mundo recibió con sorpresa y asombro el fermento social de las mujeres en los
foros y conferencias paralelas a la Conferencia Internacional en México. La
acción no estaba en la Conferencia Intergubernamental sino afuera, en la
multiplicidad de propuestas y eventos con que el movimiento internacional de
mujeres acompañaba y confrontaba a la Conferencia oficial. En las dos
décadas siguientes, esta modalidad de actividad paralelase convirtió en una
Resumen de Nico Maggi

práctica cada vez más extendida, y el poder de las organizaciones sociales no


gubernamentales fue creciendo. Inclusive en la UNCED de Río de 1992 y en la
Conferencia de Viena sobre derechos humanos de 1993, en Cairo o Beijing, la
lucha de los organismos no gubernamentales no fue por tener un espacio, sino
por asegurar la representación de las voces e iniciativas de los foros paralelos
en los relatorios oficiales. Esta visibilidad y reconocimiento internacional de las
ONGs es un indicador de cambios organizativos e institucionales muy vastos.
En efecto, a partir de los años setenta, hacen su aparición en el escenario
público, y van cobrando creciente importancia, formas de articulación de
intereses y agrupamientos, que dirigen sus demandas simultáneamente en el
nivel de cada Estado y en el espacio transnacional. En el plano internacional, la
red de organizaciones sociales ha tenido un papel central en la elaboración de
un marco interpretativo de los derechos humanos y de la defensa y promoción
de derechos de categorías y grupos específicos (niños y niñas, derechos
ambientales, defensa de pueblos originarios, movimiento feminista). Los
resultados están a la vista con la ampliación de los acuerdos internacionales,
pactos, convenciones y tratados, y la creciente ratificación de los mismos por
parte de gobiernos nacionales
Derechos humanos y ciudadanía internacional: No hay un status de ciudadanía
internacional o cosmopolita en un momento en el que se necesitaría tenerlo. El
sistema económico globalizado no tiene un marco político que garantice la
igualdad entre la gente. Lo que tenemos para el ejercicio de una ciudadanía
internacional o cosmopolita son los sistemas de derechos humanos. Estos
sistemas de derechos humanos no son solamente un sentimiento, una lucha o
una protesta, sino que son aspectos del derecho positivo, que se usa y al que
se puede recurrir. La región latinoamericana forma parte del Sistema
Interamericano de Protección de Derechos Humanos, con la Comisión y la
Corte. Y está todo el sistema universal de las Naciones Unidas, que empieza a
ser derecho positivo con la aprobación de los dos pactos, el de los derecho
civiles y políticos y el de los derechos económicos, sociales y culturales. No
hay ninguna razón teórica para esta diferencia, y gran parte del trabajo es
sobre la indivisibilidad de los derechos.
En el plano nacional, en plena dictadura, estos movimientos eran expresiones
de demandas que podían ser leídas como parte de la oposición política y social
al régimen. A menudo se trataba de acciones colectivas con objetivos y
demandas específicas y limitadas. Así, en las transiciones, algunos
movimientos urbanos se constituyen en actores sociales con reconocimiento
institucional y con un lugar oficial de representación, especialmente en los
gobiernos locales. En el plano internacional, en las últimas décadas, han
surgido y se han fortalecido redes de ayuda internacional dirigidas a intervenir
en las situaciones de exclusión económica y de opresión política en el Sur. Si
bien algunas de estas redes son muy asimétricas (, otras comienzan amostrar
una mayor reciprocidad y simetría, no en términos del flujo de recursos sino de
ideas y de prioridades. El campo de los derechos humanos y el mundo de las
Resumen de Nico Maggi

mujeres constituyen las áreas donde este fenómeno se ha extendido más; el


movimiento ambientalista va en el mismo camino.
En las sociedades latinoamericanas, las protestas colectivas y los movimientos
localizados de hace unas décadas se fueron institucionalizando y
transformando en organizaciones más formales, constituyendo un nuevo sector
el llamado Tercer Sector, diferente del Estado y del mercado, compuesto por
organizaciones privadas sin fines de lucro, auto-gobernadas y con algún grado
de actividad solidaria, orientadas a intervenir en favor de sectores sociales
discriminados o desposeídos. En realidad, se trata de un sector muy
heterogéneo, donde interesa distinguir dos tipos de organizaciones: las que
son estructuralmente mediadoras y las conformadas por los/as propios/ as
beneficiarios/as.
En el primer tipo, su papel mediador es entre el Estado y las demandas de los
sectores populares; entre movimientos y organizaciones internacionales y las
necesidades locales; entre la cooperación internacional y los destinatarios
finales de su ayuda. Estas organizaciones, conformadas a menudo por
profesionales, trabajan para ampliar los derechos de sectores subordinados.
Son parte de redes, tanto nacionales como en su vinculación internacional
(vinculación ideológica y financiera), y cuentan con una estructura organizativa
con reglas de funcionamiento propias y con una creciente legitimidad en
ámbitos gubernamentales. Hay organizaciones especializadas en un tipo de
demandas o de derechos de poblaciones que no tienen voz propia (derechos
de niños y niñas, derechos de discapacitados/as) o que requieren voces
profesionales o expertas (derechos de pueblos originarios, por ejemplo), o
ligadas al desarrollo de derechos de incidencia colectiva (como las
organizaciones ambientalistas, que incluyen comunidades epistémicas
expertas). Las del segundo tipo, organizaciones de pueblos originarios, de
mujeres, de jóvenes, de inmigrantes, etc., tienen en su base un componente de
identidad y pertenencia a una comunidad.
En el modelo neoliberal, que incluyó la idea de la subsidiaridad del Estado, las
ONGs fueron elegidas, por parte de programas inter-nacionales de asistencia,
como canales de transferencia de recursos. En este sentido, las organizaciones
no gubernamentales nacionales y sus vínculos internacionales, a través de la
constitución de un núcleo de profesionales de la promoción y de voluntarios de
la solidaridad, fueron convirtiéndose en un nuevo actor en el escenario social
de los procesos de democratización. La densidad de organizaciones no
gubernamentales y la presencia de las agencias de cooperación internacional
varían según los países. Su dinamismo y fuerza dependen entonces dela
modalidad de relación entre el Estado, los partidos políticos y las
organizaciones sociales. En los años noventa, frente al predominio de políticas
económicas neoliberales que intentaban limitar el papel del Estado benefactor,
las organizaciones no gubernamentales se fueron convirtiendo en
intermediarias entre los desposeídos y el poder, o en organizaciones
compensadoras de lo que el Estado no proveía
Resumen de Nico Maggi

EL NUEVO SIGLO: En una perspectiva histórica de mediano plazo, las


demandas sociales representadas en movimientos colectivos han ido
cambiando de perfil. El movimiento obrero y el movimiento campesino tenían,
en su apogeo, proyectos de transformación social “total” .A partir de los años
setenta, con el agotamiento del modelo de industrialización sustitutiva y la
expansión de los regí-menes autoritarios, el espacio de los movimientos
sociales, así como la mirada de los investigadores sobre ellos, fueron
cambiando. La heterogeneidad y multiplicidad de actores y de sentidos de su
acción se tornaron más visibles, las reivindicaciones se hicieron más
específicas, la cara de la “identidad” de los actores en formación se hizo
explícita, la cultura de la cotidianidad comenzó a ser el foco de atención. Lo
que atrajo de estas formas de expresión fue que, a partir de lo específico y lo
concreto de la cotidianidad, a menudo llegaban a poner en cuestión los
principios básicos de la organización social. Fueron movimientos heterogéneos
y diversos, en los que la lógica de la afirmación de la identidad colectiva en el
plano simbólico se combinaba de manera diversa con los intereses y
demandas específicos. La etapa siguiente de transformaciones –marcada por
la transición a la democracia y el predominio de la economía de mercado–
apuntó a nuevos cambios, a formas aún más diversificadas, a sentidos
múltiples. El argumento de la apatía y del debilitamiento de los lazos sociales
en función de la economía de mercado individualista, estaba a la orden del día.
En verdad, la lógica de los intereses se hizo más visible, más transparente que
antes. Pero esto no es un proceso lineal y total, y los cambios en este siglo así
lo atestiguan. Hay lugar para otras expresiones y para otras significaciones,
para actores colectivos que buscan su identidad y su lugar en el escenario
socio-político: indígenas, jóvenes, mujeres, grupos étnicos y raciales. También
hay temas que convocan: los derechos humanos, el medio ambiente, la
pobreza y la exclusión. En este nuevo contexto, los actores sociales y los
movimientos tienen un rol doble: por un lado, son sistemas colectivos de
reconocimiento social, que expresan identidades colectivas viejas y nuevas,
con contenidos culturales y simbólicos importantes. Por otro, son intermediarios
políticos no partidarios, que traen las necesidades y demandas de las voces no
articuladas a la esfera pública, y las vinculan con los aparatos institucionales
del Estado. El rol expresivo en la construcción de identidades colectivas y en la
búsqueda de reconocimiento social, y el rol instrumental que implica un desafío
a los arreglos institucionales existentes, son esenciales para la vitalidad de la
democracia. Más que ver la incapacidad de cooptarlospor parte de los partidos
políticos como debilidad de la democracia, los movimientos y organizaciones
extra-partidarios deben ser vistos como una garantía de un tipo de democracia,
como mecanismo de autoexpansión de sus fronteras y de auto-perpetuación de
una democratización activa y permanente
Resumen de Nico Maggi

Apuntes y reflexiones para el debate Ciudadanía, Acceso a


Derechos, Estado y Democracia en América Latina 1 Por
Silvana Inés Lado (cod 2009)
Introducción: El concepto de ciudadanía, entendida como conjunto de prácticas
que definen a una persona como miembro de pleno derecho dentro de una
sociedad y como el acceso pleno a determinados derechos, es uno de los más
debatidos en las ciencias sociales. Dichos debates giran en torno tanto a las
dimensiones y contenidos de los derechos que incluye, como a las condiciones
objetivas y subjetivas que son necesarias para ejercerlos o demandarlos, etc.
La ciudadanía implica otros términos como el sentido de pertenencia y la
posibilidad de construcción identitaria respecto de una comunidad política.
Asociado al ideario de la modernidad desde la Revolución Francesa y la
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, su expansión e
implementación ha pasado por varios derroteros, luchas y resistencias
vinculadas a la expansión del capitalismo como modo de producción
hegemónico y a las determinadas relaciones que se establecen entre Estado,
sociedad y democracia en cada sociedad particular. El concepto se remonta a
la ciudad/estado de la Grecia clásica en donde dicha categoría designaba a los
nativos que tenían resueltas sus necesidades económicas (habían salido de la
esfera de la privación, la esfera doméstica) e implicaba el derecho político, es
decir el derecho a participar de las decisiones comunitarias de la polis. El sujeto
de la ciudadanía constituye el demos (pueblo como colectivo orgánico
constituido por los ciudadanos) y su objeto, la participación política. El
Renacimiento y la recuperación de la antigüedad clásica sentaron las bases
para la construcción de la ciudadanía moderna de la mano de las Revoluciones
Francesa y Americana en el siglo XVIII.
No obstante, su emergencia debió enfrentar tres problemas centrales: 1) el del
Estado y la formación de instituciones nuevas asociadas a la unificación política
sobre un vasto territorio, el nacimiento del Estado nación y la separación entre
política y sociedad civil; 2) el problema del gobierno en donde la reconstrucción
de la república, la isonomía (igualdad ante la ley) y la igualdad se dio en
contextos de monarquías absolutas; y 3) el problema de la dignidad del hombre
y el humanismo cristiano que concibe a todos los hombres como iguales ante
Dios.
Con la modernidad y fundamentalmente a partir de la organización de los
Estados-nación, la ciudadanía quedó asociada al concepto de nacionalidad, y
los derechos y obligaciones de los individuos -garantizados por medio de una
Carta Magna o Constitución- asociados a su pertenencia como miembros de
una nación y al territorio nacional.
La organización política del Estado Nación cristaliza las luchas
liberales/burguesas incluyendo los llamados derechos civiles. Además, se
incluyen derechos políticos como la libertad de asociación y reunión, de
organización política y sindical, de participación política y electoral. Dentro del
Resumen de Nico Maggi

territorio del Estado Nación moderno, el sujeto de la ciudadanía es el individuo


y el objeto la representación política de todos y cada uno de los ciudadanos.
En los desarrollos de los teóricos contractualistas (que utilizaban la metáfora
del contrato o pacto social para explicar el paso del estado de naturaleza o pre-
social al estado social) podemos ver que el eje está centrado en la defensa de
las libertades individuales frente al poder absoluto del Estado. El
pacto/contrato/constitución/carta magna establece cuáles son los derechos,
obligaciones de los individuos en tanto ciudadanos y qué garantías tienen en
relación al Estado. Es a partir del discurso de las ciencias sociales -que
plantean una explicación diferente de la constitución de la sociedad- que se
empieza a discutir la explicación jurídica y formal de la ciudadanía. Comienza a
analizarse el concepto en relación a las condiciones objetivas y subjetivas
necesarias que posibilitan el real ejercicio de la ciudadanía (ciudadanía formal
vs. ciudadanía sustantiva). El debate entonces, centra su mirada sobre los
actores sociales y sus prácticas efectivas, su organización y construcción
identitaria, sus luchas y resistencias, por un lado, y sobre la naturaleza de las
democracias y los soportes institucionales que se ponen en marcha desde el
Estado para garantizar la participación, las políticas públicas y su definición de
sujeto destinatario, por el otro.
La crisis del ’30 como crisis global del capitalismo: implementación de un
conjunto de medidas y la puesta en marcha de un entramado institucional que
conocido Estado de Bienestar. El rol del Estado como fiel de la balanza en la
relación Capital/trabajo, da paso a una revalorización de la ciudadanía y una
expansión de su alcance en cuanto a los derechos y a la población que incluye
(relativa a la creciente incorporación de sectores populares al mercado de
trabajo formal). Al desarrollo de los derechos civiles y políticos, se agregan
ahora los derechos sociales o de segunda generación.
Thomas H. Marshall despliega su teoría sobre el desarrollo histórico de los
derechos como resultado de la tensión entre igualdad democrática y
desigualdad económica. La ciudadanía, es por un lado conquista de derechos y
por el otro espacio de conflicto donde se disputa por la expansión de esos
derechos. Según Marshall, la ciudadanía como construcción histórica ha
recorrido tres etapas. En la primera, correspondiente al siglo XVIII y asociada al
contractualismo, la ciudadanía se refirió a la adquisición de los derechos civiles
de propiedad, libertad de expresión, igualdad ante la ley, etc. Es la ciudadanía
asociada a la emergencia de la sociedad civil, como resultado de las luchas de
la burguesía para terminar con los privilegios de los grupos sociales
dominantes del Antiguo Régimen. Posteriormente, en el siglo XIX, se amplía el
área de derechos al ámbito político, la ciudadanía política, emanada de la puja
de las clases medias industriales para ser incluidas dentro de la comunidad
política. Está relacionada a los procesos de democratización y a las
instituciones parlamentarias. La tercera etapa corresponde al siglo XX, cuando
se comienzan a tener en cuenta los derechos sociales. A través de ellos, se
pretende garantizar a los ciudadanos los estándares históricos económicos y
sociales, que en cada sociedad específica, y su alcance en un momento
Resumen de Nico Maggi

determinado de su desarrollo histórico social. Aquí se encuadran el derecho al


trabajo, a la salud, a la educación, a una vida digna, etc., tornando reales los
derechos formales. El actor fundamental es el movimiento obrero y su lucha
sindical.
Desde esta perspectiva la ciudadanía sería una institución que contempla la
existencia de la desigualdad y que excluye la igualdad real. "Su evolución - dice
Marshall - coincide con el auge del capitalismo, que no es un sistema de
igualdad sino de desigualdad". La ciudadanía, entonces, desarrolla un tipo de
igualdad compatible con otros tipos de desigualdad. La paradoja es que su
legitimación reside en su función integradora de lo desigual, que supone y
tolera. El éxito de la democracia capitalista reside, en parte, en haber
desarrollado un Estado social que logró, conjurar las presiones desde abajo
transformando sus expresiones revolucionarias en reformistas, mientras se
sigue garantizando la acumulación de capital.
Desde el materialismo histórico, el cuestionamiento radica en que el mismo
concepto de ciudadanía supone una sociedad compuesta por individuos
iguales y por lo tanto implica un ocultamiento de las relaciones de clase,
relaciones sociales antagónicas de explotación y opresión, de cuyo
develamiento y toma de conciencia dependerá la praxis revolucionaria que
permita el acceso a una sociedad sin desigualdades. Considerar al ciudadano
como punto de partida y no como resultado de las relaciones sociales de
producción en el modo de producción capitalista, conlleva el ocultamiento de la
lucha de clases bajo la forma demanda de los ciudadanos.
Se ha criticado el análisis de Marshall dado que su desarrollo histórico de la
ciudadanía no es aplicable al análisis de América Latina en la que los derechos
sociales asociados a los derechos de los trabajadores, han sido garantizados
con anterioridad al pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos, y que
mediante los diferentes golpes de estado los derechos han sido reprimidos.
En la segunda mitad de nuestro siglo surgieron los llamados “derechos de
tercera generación”, derechos que tienen como titulares no a los individuos sino
a colectivos (pueblo, nación, minorías étnicas, la humanidad). Dentro de estos
derechos de tercera generación podemos citar como ejemplo el derecho de
autodeterminación de los pueblos, derechos ambientales, de las mujeres, los
niños, los jóvenes, los ancianos y otros derechos incluidos dentro de lo que se
llama derechos difusos cuyo ejercicio requiere de la ponderación de la
particularidad y la diferencia frente a la igualdad y la universalidad y la
implementación de la “discriminación positiva” o compensatoria. En la
actualidad ya se habla de “derechos de cuarta generación”, que tienen en
cuenta cuestiones de bioética con el fin de evitar la destrucción de la vida en el
planeta y en un intento de regulación frente a los avances de la biotecnología
en la creación de nuevas formas de vida
La crisis del Estado de Bienestar, crisis del capitalismo y de sus instituciones
políticas, económicas y sociales a partir de los ’70: produce un cambio en las
formas de dominación y una ampliación de la colonialidad del poder en todas
Resumen de Nico Maggi

las áreas de la vida social10. Frente a la implementación de políticas


neoliberales, reestructuración del Estado y de su rol en la relación
capital/trabajo, avance y ampliación del mercado, surgen nuevos espacios de
resistencia que llevan a que desde las ciencias sociales cobre nuevos bríos el
estudio de la ciudadanía, ahora asociada al estudio de los nuevos movimiento
sociales que ponen de manifiesto la tensión entre derechos universales y
derechos particulares de determinados grupos. Esta tensión da lugar a la
emergencia de los denominados derechos de tercera y cuarta generación, que
plantean como sujeto de derecho, no ya al individuo, sino a las colectividades.
En América Latina, hasta la irrupción de las dictaduras militares, el debate
sobre ciudadanía estuvo centrado en torno a los derechos sociales como
garante de la posibilidad de ejercer los derechos civiles y políticos que estaban
formalmente garantizados. Es decir, el acceso a los derechos sociales, que se
asociaban en su ejercicio y acceso a la condición de trabajador, se consideraba
condición objetiva y subjetiva para el acceso real a los derechos civiles y
políticos formalmente establecidos. Las dictaduras restringen los derechos en
todas sus dimensiones, por lo que el debate sobre la ciudadanía que resurge
de la mano de los procesos de transición a la democracia en los ’80, se
transforma en espacio de disputa respecto de cómo se estructurarán las
relaciones que habiliten la participación política, económica y social, y cómo se
garantizará la integración social y la gobernabilidad. En este proceso, surge
una doble identificación de los derechos con los derechos humanos -en tanto
garantías individuales- y con la democracia, en tanto forma de gobierno capaz
de garantizar su ejercicio.
La caída del Estado de bienestar exacerba la tensión entre igualdad política y
desigualdad social, poniendo en crisis la asociación entre expansión de la
ciudadanía e integración social. Se postula entonces un nuevo concepto de
ciudadanía como espacio que dé cuenta de la pertenencia a múltiples formas
de interacción y participación social más allá de la pertenencia asociada a un
Estado. No obstante, la configuración de la sociedad excluyente que implicó la
expulsión de grandes masas de la población del acceso a recursos y bienes
sociales significativos, sumado al deterioro de las condiciones objetivas de
vida, ha tenido consecuencias devastadoras para la conformación de una
ciudadanía autónoma, capaz de definir sus preferencias, estrategias y
objetivos, de organizarse en la demanda de acceso a derechos. (proceso de
descolectivización creciente-desciudadanización). la cuestión central pareciera
ser la de lograr sociedades en las que la mayor parte de sus integrantes estén
incluidos y puedan ejercer sus derechos políticos y sociales.
Algunos desarrollos ponen el acento en la relación entre ciudadanía y
exclusión: La multiculturalidad puede entrar en colisión con los sistemas legales
y normativos hegemónicos (de la modernidad occidental) al cuestionar
En Estado, Democracia y proyecto de Nación. Modelos de ciudadanía en los
’90, Maristella Svampa plantea que la pregunta por la ciudadanía después de
décadas de democracia nos enfrenta con una realidad negativa y difícil.
Resumen de Nico Maggi

Los modelos de ciudadanía que se consolidaron en los ’90 a partir del despojo
y la conculcación de los derechos sociales de una parte importante de la
población. En primer lugar, sostiene que en Argentina nunca hubo un modelo
de ciudadanía efectivamente universalista y para ilustrarlo refiere a las
teorizaciones e investigaciones que se desarrollaron en los ’60 sobre
marginalidad en América Latina. En ellas se demuestra que los individuos
dependieron menos de mecanismos de integración sistémica que de redes
olidarias y de sobrevivencia generadas a partir de los propios contextos de
pobreza.
En América latina la característica ha sido la existencia de formas de
integración y exclusión muy diferenciadas, formas de geometría variable, en
donde Argentina se planteaba como una excepción porque fue uno de los
pocos países de la región que tuvo sociedad salarial con el modelo justicialista
o peronista de acumulación. Por lo tanto, amplios sectores de la población
fueron integrados a través del trabajo y a partir de ello tuvieron acceso a
derechos laborales, protección laboral y estabilidad. Si bien no se daba acceso
igualitario a los derechos sociales y estuvo “lejos de ser la encarnación de la
justicia social”, el modelo habría logrado integrar amplios sectores populares al
funcionar con una lógica igualitaria y establecer fronteras sociales menos
rígidas y jerárquicas.
El pasaje a un nuevo tipo de sociedad llevó a la polarización, la multiplicación
de las desigualdades sociales y las distancias sociales, presentando una nueva
cartografía en la que puede delinearse: 1) una franja de ganadores
pertenecientes a los grandes grupos económicos y a la nueva clase de
servicios compuesta por gerentes y profesionales); 2) un conglomerado de
perdedores: que incluye importantes sectores de clase media de servicios,
pauperizados de la clase media y el nuevo proletariado de servicios asociado a
las nuevas modalidades de trabajo precario y flexible y a la desafiliación
laboral; la clase trabajadora afectada por el debilitamiento de los derechos
sociales y por la expulsión del mundo del trabajo que conforman el nuevo
proletariado marginal (masa de desocupados con escasa vinculación con el
sistema). Se crean nuevas formas de ciudadanía ciudadanía como límite en el
acceso a recursos, bienes y derechos sociales. El nuevo tipo de sociedad
supone la redefinición de la relación entre Estado y Sociedad, cambios en las
formas de regulación social, afirmación de la preeminencia del mercado como
mecanismo de inclusión social y reformulación del rol del individuo frente a la
nueva dinámica de individualización y privatización de las diferentes áreas de la
vida y como otra cara del proceso de globalización. Ahora el individuo enfrenta
una mayor exigencia de autonomía y autorregulación: la sociedad exige a los
individuos que se hagan cargo de sí mismos y que, independientemente de los
recursos materiales y simbólicos, desarrollen los soportes necesarios y las
competencias para garantizar el acceso a bienes sociales.
En Argentina, la desregulación y los programas de ajuste estructural implicaron
la pérdida de soportes sociales y materiales que durante décadas configuraron
las identidades sociales. La pérdida de referencias colectivas es tal que hay
Resumen de Nico Maggi

que hablar de descolectivización masiva de la sociedad civil. Asimismo, supuso


el fenómeno de reenclasamiento de amplios sectores sociales expulsados de
sus anteriores pertenencias de clase. El modelo neoliberal caracterizado por la
redefinición de los roles del Estado, la primacía del mercado y un proceso de
individualización compulsivo, produjo nuevos modelos de ciudadanía en los 90:
la ciudadanía patrimonialista; la ciudadanía del usuario consumidor y la
ciudadanía asistida. Estos tres tipos de ciudadanía están restringidas en cuanto
a: dimensiones que abarcan, población y derechos, y están muy distanciadas
de un modelo más igualitario, incluyente y universalista. La ciudadanía
patrimonial es vista como una figura valorada positivamente y es consustancial
al modelo neoliberal. Se fundamenta en dos ejes: el del ciudadano
contribuyente y en la autorregulación individual. Los beneficiarios son los que
tienen recursos materiales y simbólicos, soportes, y acceso a bienes sociales y
materiales. Su cartografía se hace visible en la expansión de las
urbanizaciones privadas: nuevas configuraciones urbanas basadas en la
segregación espacial. Es un tipo de ciudadanía centrada en la privatización de
los bienes sociales que busca realizar sus aspiraciones comunitarias entre sus
semejantes (frontera espacial, acceso a la propiedad, afirmación de
homogeneidad social del “gente como uno”, son sus marcas. Conforman una
nueva sociedad con reglas propias, diferente de la sociedad desregulada y
anómica, cuyos límites como comunidad es que se basa en principios de
mercantilización del lazo social y no en la solidaridad. Hay una mercantilización
de la sociabilidad y la reciprocidad. Como consecuencias perversas señala el
vandalismo infantil y los crímenes. La seguridad privada es su marca de status.
El modelo del ciudadano consumidor es una figura que propone la inclusión a
través del consumo.
El tercer modelo de ciudadanía, la asistencialista, está ligada a las fuerzas
excluyentes del modelo neoliberal. Incluye a los sectores expulsados,
desvinculados del trabajo formal e informal, desconectados de las instituciones
educativas y políticas y con escasas posibilidades de consumo (pobreza y
desocupación como problemáticas centrales de la sociedad argentina). Es un
modelo asistencial reservado a la población excluída y vuelve a la concepción
del pobre merecedor. Se implementan políticas focalizadas del Estado para la
asistencia y contención de sujetos sin recursos materiales o que no pueden
integrarse al mercado de trabajo. La propuesta del modelo neoliberal es la
inclusión de estos sectores, pero se los incluye en tanto excluidos.
Frente a esta situación y a la exigencia de autorregulación en un contexto en el
que no existen los soportes necesarios para autorregularse, el recurso es la
autorregulación comunitaria. Es paradójico cómo el desarrollo de las redes
comunitarias locales, que antes era visto por los organismos internacionales
como un obstáculo a la modernización, ahora es una dimensión revalorizada en
los debates en los que es reinterpretada como capital social comunitario. El
modelo asistencial señala la omnipresencia del estado, más que su ausencia y
retiro, en el control biopolítico de los sectores pobres de la población (incluir al
Resumen de Nico Maggi

excluido en tanto excluido y no a partir de un mayor desarrollo de la ciudadanía


que termina restringida el espacio de las necesidades básicas insatisfechas)
Sostiene que el mundo comunitario es complejo y dentro de este mundo
complejo reivindica a las organizaciones piqueteras como organizaciones
político- sociales que pueden abrir una brecha política en el mundo de los
pobres urbanos, articulando tres ejes: la acción directa, la dinámica
asamblearia y las experiencias de autogestión. Considera que constituyen un
aporte a la recomposición de relaciones sociales y lazos sociales nuevos como
espacios de posible acción emancipatoria.
Este texto nos permite reflexionar sobre las tensiones que atraviesan la
consideración de la ciudadanía como idea, mito, concepto, ejercicio y práctica
efectiva, a través de su desarrollo histórico. Estas tensiones permiten también
vislumbrar las luchas y resistencias, los corrimientos de límites y fronteras que
supone la disputa por el acceso pleno a derechos dentro de una comunidad
política. Supone también la construcción de un sentido de pertenencia, de un
nosotros y un otros, más o menos inclusivo.
PARTE I°. ANALISIS SOCIOHISTORICO DE LA ARGENTINA
Unidad 1º: Contexto Mundial y Génesis de la Estructura Social Argentina
Contenidos: 1.1. Contexto Internacional: De la hegemonía inglesa al
surgimiento de EE.UU. como potencia mundial. La edad de oro del capitalismo.
Neo-liberalismo y nuevo paradigma tecnoeconómico, sus efectos en las
relaciones sociales. Las crisis del capitalismo en el siglo XXI, las disputas de la
hegemonía mundial, nuevas configuraciones regionales-estatales, y disputas
en la región. Nuevos bloques en el espacio multipolar, las alternativas en
Latinoamérica: entre proyectos neo-desarrollistas y socialismos del siglo XXI, y
la restauración neoliberal. La inserción como mercado emergente subordinado
o la conformación de un bloque de poder regional, regionalismos.
1.2. La realidad Argentina: Las etapas de acumulación en Argentina en el siglo
XX y XXI, estrategias de acumulación; Estado, poder, clases dominantes y
fracciones de capital; estructura social. Modelo agro-exportador y división
internacional del trabajo, las migraciones internacionales, sus efectos
económicos y políticos. Modelo de industrialización sustitutiva de importaciones
en el marco de la postguerra, el justicialismo: rol del Estado, desarrollo
industrial, alianza de clases, y mercado-internismo. La fase desarrollista,
nuevas alianzas y desarrollo industrial. Modelo aperturista-neoliberal: dictadura
y reformas económicas, represión y disciplinamiento social. La etapa neoliberal,
reformas en el nivel estructural, institucional e ideológico en las políticas de los
’90, sus efectos sociales, en la relación Estado-sociedad, en la configuración
cultural y las subjetividades. (4) Crisis del ciclo neoliberal y disputas por un
cambio de modelo, debates: entre un desarrollismo reindustrializador y un
extractivismo reprimarizador, mercado internismo y dinámica exportadora;
reestatización, empleo y protección social. Las experiencias post-neoliberales y
de restauración neoliberal.
Resumen de Nico Maggi

Final
1. Elegir un tema.
2. Encasillarlo en su unidad.
3. Saber toda esa unidad
4. Más allá del tema que elijas, hay textos como el de Torrado de Modelo
de acumulación o el de Svampa de Sociedad excluyente o el de Jelin que
tenés que saber sí o sí.

También podría gustarte