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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE

PUEBLA

FACULTAD DE CONTADURIA PUBLICA

ADMINISTRACIÓN Y DIRECCIÓN DE PYMES

PROBLEMAS ECONOMICOS DE MÉXICO Y EL MUNDO

Docente: FERNANDO VALSECA ROJAS

Integrantes:

▪ Díaz Bonilla Sherlyn

▪ Diaz Fuentes Yadira Estefany

▪ Gutiérrez González Lucia Dolores

▪ Hernández Huerta Stephanie Joseline

PRESENTAN:

INFLUENCIA DEL NEOLIBERALISMO EN


SISTEMA ECONOMICO ACTUAL.
INFLUENCIA DEL NEOLIBERALISMO EN SISTEMA
ECONOMICO ACTUAL.

Introducción.

El neoliberalismo es una representación esencial del capitalismo globalizado. No es


nada específicamente inesperado, ya que sus fundamentos son los mismos que
estudiaran Marx y Engels 150 años atrás. Es decir: es un sistema fundado en la
explotación del trabajo asalariado a partir de la propiedad privada de los medios de
producción. Pero en la actualidad, con un mundo absolutamente globalizado, los
capitales se evidencian dominadores por poco absolutos de la suceso político-
social, con su consiguiente dominio ideológico-cultural. La concepción respecto a
que no existe nada más allá del modelo de democracia de mercado se pretende
totalmente válida; ello, con el derrumbe de las primeras experiencias socialistas del
siglo XX, se presenta con potencia avasalladora. De esto se desprende la existente
ideología dominante, centrada en un individualismo cada vez más enriquecido,
atravesado por una irreprimible tendencia consumista, indiferencia por asuntos
sociales y un comportamiento del triunfo personal.
Las nuevas generaciones, criadas en forma creciente en ese tipo de cultivo
formativo, bombardeadas de persistente con las nuevas tecnologías de información
y comunicación que fomentan la escapatoria particular por sobre todas las cosas,
enlazado a una cierta forma de hedonismo al par que un conformismo político, son
las abanderadas de esa ideología. En modo alguno se puede declarar que en
tiempo pasado todo fue mejor, pero no caben dudas que el período actual abre
interrogantes preocupantes referente la probabilidad de cambios sociales. En ese
sentido, el llamado neoliberalismo, más que una norma económica, parece un
evento civilizatorio. De ahí la consecuencia de plantearse alternativas al modelo
intemperante.
Desarrollo.
• El Estado y el mercado y su desarrollo con la globalización.
El Estado y el mercado son instituciones complementarias. El Estado –el régimen
constitucional y la organización o solemnidad que lo garantiza– es la central institución que
coordina las sociedades modernas, la fundamental arma a través del cual las sociedades
democráticas moldean el capitalismo para conseguir apresar sus objetivos políticos. El
mercado es una creación basada en la competitividad que, bajo la normativización del
Estado, contribuye a la armonía de la economía. A partir fines de los 80, el neoliberalismo
lanzó una invasión al Estado (y del mismo modo al mercado) a partir la doctrina neoclásica
y la teoría de la elección pública, que se convirtieron en una culminación ideología de la
época. No obstante, el acometimiento fue indómito, la presente crisis económica confirma
la necesidad de remendar el Estado y reclamar una nueva complementariedad con el
mercado. Ese impresionante incremento de riquezas llegó de la asistencia de las nuevas
tecnologías de la comunicación que convirtieron el mundo en una verdadera aldea global,
eliminando distancias y homogeneizando culturas, gustos y tendencias, aplastando
tradiciones locales de un modo impiadoso. El internet es su existente ícono por excelencia.
De ahí que, en muy buena disposición como utilidad de una ilusión mediática que así lo
presenta, esa nueva forma de capitalismo despiadado que se erigió frente al
acrecentamiento de las luchas populares de décadas anteriores suele verse incorporado a
la mundialización o planetarización, a lo que hoy se llama globalización, y persistentemente
de la mano de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, las llamadas
TICs (televisión, videojuegos, internet, redes sociales). No tiene sentido, por lo tanto,
enfrentar Estado y mercado. Podemos señalar los problemas del Estado y podemos
discernir que determinadas actividades se pueden regularizar mejor si el Estado limita su
manifestación en el mercado. Lo que no podemos es distinguir las dos formas de
coordinación como alternativas: el Estado invariablemente regulará los mercados. La
exigencia final por la buena o mala coordinación no será del mercado, que no tiene
tenacidad, sino de la sociedad, que a través de sus formas de disposición política –la
sociedad civil o nación– constituye su Estado (y, en el Estado democrático, elige su
gobierno).
• Neoliberalismo en México.

La extrema desigualdad de ingresos en un estado es problemática por diversas razones.


Comenzando con las más liberales que aluden a la discrepancia de oportunidades que
provoca (y su invariable pérdida en el crecimiento económico debido a la incompetencia de
una sociedad de conceder a los individuos con más mérito y esfuerzo), las que señalan el
riesgo a la democracia generado por la acumulación extrema de poder asociada a la
desigualdad económica, inclusive las más normativas que señalan la inmoralidad de una
sociedad en el cual cohabitan individuos en la extrema abundancia y escasez. La
desigualdad de ingresos en México es de las más altas a nivel mundial. Mucho se ha escrito
al respecto, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Pero no únicamente es de
las más desiguales en este momento, sino que ha declinado en las últimas décadas.
Como resultado, se han roto eslabones completos de las cadenas productivas y las
exportaciones manufactureras han reducido progresivamente su efecto de arrastre sobre la
industria nacional, aumentando en cambio sus efectos multiplicadores sobre la producción,
la inversión y el empleo fuera del país. De hecho, las exportaciones se han concentrado en
unas cuantas industrias y empresas. Como insistentemente han observado destacados
especialistas, “se ha venido consolidando una reducida planta industrial de avanzada
exportadora, con poco arraigo y encadenamiento al resto de la economía nacional” (Arjona
y Unger, 1996: 198; véase también Dussel Peters, 2003, y Cardero y Galindo, 2007).
Mientras tanto, numerosas industrias que producen para el mercado interno han visto
seriamente deterioradas sus capacidades de acumulación, tecnificación y expansión y, en
algunos casos, incluso de simple sobrevivencia, al enfrentar la concurrencia de mercancías
importadas ante las cuales están en desventaja no sólo por las asimetrías tecnológicas,
sino, sobre todo, por las brechas en políticas industriales y, por si fuera poco, por la casi
crónica sobrevaluación de nuestra moneda (Calva, 2000 y 2018).
De esta manera, nada hay de “misterioso” en el insuficiente crecimiento del PIB bajo la
estrategia neoliberal: con un sector industrial exportador transformado en gran medida en
economía de enclave, crecientemente desvinculado del resto de la economía nacional, y
un sector industrial encaminado al mercado interno, castigado por la apertura comercial a
ultranza y la casi crónica sobrevaluación del tipo de cambio, al mismo tiempo de la
desventaja competitiva derivada del achicamiento de la política industrial, no resulta extraño
que el aumento enfático de las exportaciones manufactureras haya marchado a contrapelo
del decepcionante desarrollo de la economía nacional.
Desde luego, la precarización laboral y la desesperanza del desempleo encubierto han
ocurrido a pesar de la válvula de escape de la emigración de trabajadores mexicanos al
extranjero: de acuerdo con el Consejo Nacional de Población, durante el periodo de 1983
a 2018 el saldo migratorio de nuestro país fue negativo en 10 940 562 personas, 303 904
por año (Conapo, 2019).
Al abarrotamiento de los mercados de trabajo se sumó la mano negra de la política salarial.
Durante los primeros 34 años de experimentación neoliberal, los incrementos nominales del
salario mínimo general -que se deciden en diciembre y entran en vigor al principio del año
siguiente- fueron fijados con una tasa igual a la de la inflación proyectada, con el fin de que
sirvieran como precio guía de las expectativas inflacionarias.11 Pero como las tasas de
inflación realmente observadas fueron casi siempre mayores que las tasas de inflación
proyectadas, se provocó un drástico deterioro del salario real. De esta manera, durante el
periodo entre 1983 y 2016 los salarios mínimos generales perdieron 69.8% de su poder de
compra (vid infra).
En consecuencia, el neoliberalismo económico ha resultado ser una eficiente fábrica de
pobres. Cabe recordar que durante los años de operación de la estrategia económica de
desarrollo liderado por el Estado, la pobreza se había reducido significativamente. De
acuerdo con el más destacado especialista en la materia, Julio Boltvinik (1995: 49), la
proporción de mexicanos pobres disminuyó de 77.5% en 1963 a 48.5% en 1981,
magnitudes grosso modo coincidentes con las estimadas por el Programa Nacional de
Solidaridad, según el cual la proporción de mexicanos bajo la línea de la pobreza, que en
1960 era de 76.9%, descendió hasta 45% en 1981 (Pronasol, 1990).
Pero estos logros en reducción de la pobreza bajo la estrategia económica de desarrollo
liderado por el Estado fueron revertidos bajo la estrategia económica neoliberal. De acuerdo
con las cifras de Boltvinik, la pobreza de ingresos se incrementó desde 48.5% de la
población en 1981, que en números absolutos fueron 33.8 millones de pobres, hasta 67.1
millones de pobres en 1994 y 79 millones en 1996 (a causa de la crisis de 1995); disminuyó
a 74 millones en 2000 y volvió a aumentar hasta 82 millones en 2010 y 91 millones en 2014
(Boltvinik, 2018: 250). En suma, bajo la estrategia neoliberal, el número de mexicanos en
pobreza de ingresos aumentó en más de 50 millones, al pasar de 48.5% de la población en
1981 a 76% de la población en 2014.13
Sin embargo, a algunos mexicanos les ha ido bastante bien con la estrategia neoliberal. En
1987, cuando la revista Forbes publicó por segunda vez su lista de “billonarios” en dólares
(con fortunas de mil millones de dólares o más), México apareció con un “billonario” (la
familia Garza Sada, con mil millones de dólares exactos); en 1993 México tenía dos
“billonarios” en dólares con una fortuna agregada de 6.6 miles de millones de dólares; pero
en 2018 México figuró en Forbes con 16 “billonarios”, cuya fortuna agregada ascendió a
139.6 miles de millones de dólares (Medina, 2018: 1-8).
En suma, la estrategia neoliberal aplicada en México no pasa la prueba del éxito desde la
perspectiva del crecimiento económico y tampoco la pasa desde la óptica de la reducción
de la desigualdad.
Vimos anteriormente que una de las características de la economía actual consiste en que
los capitales circulan constantemente en busca de mayores ganancias económicas. Al
hacerlo, pueden desestabilizar lo que podían parecer economías sólidas, como ocurrió en
Asia, y otras no tan sólidas, como las crisis en México (1994) y Brasil. El sentimiento de
constante riesgo se debe a que, desde la década del ´90, con la apertura financiera llevada
a cabo como requerimiento internacional para recibir préstamos de los organismos
multilaterales de crédito y favorecer el ingreso de inversiones externas, asistimos a una
economía basada en la especulación, “un inmenso mercado de capitales que circula con
divisas, títulos y bonos diversos, acciones y papeles de deuda, creando artilugios
financieros que, a causa de su enorme diversidad, dificultan su control” (Minsburg, 1999:
28). Estos capitales, a diferencia de los que caracterizaban a etapas previas del
desarrollo de la modernidad, anclados en los Estados nacionales (Giddens, 1993), son
ahora sumamente volátiles y veloces para desplazarse de un mercado a otro, con el
consiguiente trastorno que ocasionan en las economías de los diferentes países afectados
(Harvey, 1998).
Conclusión.
A lo largo de este escrito nos propusimos abordar las profundas transformaciones
estructurales provocadas por lo que hemos denominado el sistema global
neoliberal. En ese contexto, pudimos percibir la profunda evolución acontecida en
el modelo de acumulación industrialista moderno a partir la posguerra, que sería
reemplazado por un insólito régimen de acumulación con eje en el sector financiero;
un modelo que, defendido por las principales fuerzas de poder económico y político,
tuvo algunos grandes ganadores, los sectores más concentrados y centralizados
del capital, y muchos grandes perdedores, los sectores populares y trabajadores en
general, fundamentalmente de los países “en vías de desarrollo”.
En ese contexto, aventajado además por el poder de los grandes medios de
comunicación masivos y sus intelectuales orgánicos, el modelo de globalización
neoliberal logró expandirse vigorosamente a nivel mundial, despolitizando en gran
mesura a la sociedad, al tiempo que hacía lo oportuno con su discurso.
Podemos decir, entonces, que en los últimos años, la concentración de las políticas
neoliberales a escala global ha provocado nefastas consecuencias económicas y
sociales. Incrementos descomunales de la deuda externa para defender fugas de
capitales de los sectores privados más concentrados, un inédito proceso de apertura
comercial y financiera que destruyó el aparato productivo actual desde la posguerra
y un conjunto de políticas de privatización de empresas públicas, flexibilización
laboral y desregulación de los mercados han generado, mayormente en América
Latina, la región más castigada, niveles de desempleo y subempleo históricos, una
penuria impresionante, una discrepancia de riquezas inédita y una precarización
social vergonzantes.
Referencias.

• Borón, Atilio. (2008) Socialismo del Siglo XXI. ¿Hay vida después del
neoliberalismo? Buenos Aires: Edito- rial Luxemburg.
• Broncano, Fernando. (2018). El circo y el círculo de la postverdad. Disponible
en https://ctxt.es/es/20180207/Firmas/17699/fernando-broncano-posverdad-
medios-politica-empresa-epistemologia.htm
• Murillo García, J.L. (2008) Sociedad digital y educación: Mitos sobre las Nuevas
Tecnologías y mercantilizacióndel aula. Disponible en
http://edicionessimbioticas.info/Sociedad-digital-y-educacion-mitos
• -Idem (2008c), “La globalización neoliberal. Transformaciones y efectos de un
discurso hegemónico”, en Kairós, Vol. 12, Nº21, Universidad Nacional de San Luis
(UNSL). Disponible en línea en http://www.revistakairos.org/k21-archivos/Fair.pdf

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