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EBOOK ENTRENAMIENTO OCLUSIVO


Licencia uso particular: Luis Pérez Fuertes ,luisperezfuertes9718@gmail.com

Título: “Entrenamiento Oclusivo: Salud y rendimiento”


Primera edición en Granada, abril 2019
© Daniel Varela Martínez, autor principal.
© Iván Chulvi Medrano, por el capítulo “Poblaciones clínicas I” y colaboración.
© Moisés Picón Martínez, por el capítulo “Seguridad” y colaboración.
© Antonio Piepoli, por el capítulo “dolor y movilidad” y colaboración.

© Ediciones VIVE EN FORMA S.L.U.


© Juan Martín Hernández, por el prólogo.
© Alejandro Becerra Medina, por el diseño y maquetación.

Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los


apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento
informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización
previa y por escrito de los titulares del copyright, diríjase a vive en forma S.L.U, a
través de su web https://en-forma.es/ o al teléfono 675747379.

ISBN: 978-84-09-10716-2

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EBOOK BFR

INDICE
PRÓLOGO .......................................................................................................................... 4

HIPERTROFIA..................................................................................................................... 7

FUERZA ........................................................................................................................... 18

RESPUESTAS HEMODINÁMICAS ..................................................................................... 31

FATIGA ............................................................................................................................ 41

DOLOR Y MOVILIDAD...................................................................................................... 49

FUNCIÓN VASCULAR....................................................................................................... 60

SISTEMA INMUNE ........................................................................................................... 66

SEGURIDAD ..................................................................................................................... 74

POBLACIONES CLÍNICAS I................................................................................................ 88

POBLACIONES CLÍNICAS II............................................................................................. 101

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PRÓLOGO
El objetivo de los profesionales de la salud –independientemente de su rama de
especialización– es devolver o restaurar el equilibrio funcional de las personas,
eliminar o mitigar su dolor y devolverles la percepción de salud y de bienestar. La masa
muscular y la fuerza juegan un papel primordial en nuestra salud, nuestra autonomía y
nuestra calidad de vida. En los últimos años se han publicado hallazgos sorprendentes
al respecto, como el hecho de que la esperanza de vida de una persona mayor esté
directamente condicionada por la masa muscular, la fuerza y la capacidad funcional de
su hemicuerpo inferior. O que la masa muscular sea uno de los mejores predictores de
éxito al afrontar una intervención quirúrgica. Tanto es así, que incluso ha llegado a
discutirse la necesidad de considerar la fuerza y la masa muscular entre las constantes
vitales, un espacio entre las estrellas de la predicción de salud como la frecuencia
cardíaca de reposo o la tensión arterial. Lejos del ámbito de actividad física y la salud,
en el ámbito deportivo o de la estética y la proporción corporal, la masa muscular y la
fuerza se consideran factores de rendimiento con una influencia directa sobre el éxito
personal y profesional.

La manida afirmación “exercise is medicine” tal vez sea atrevida, al atribuir


implícitamente a los profesionales de la actividad física y la salud la capacidad de
practicar la medicina tal y como la entendemos hoy en día. Más bien el ejercicio puede
considerarse un medicamento “exercise is a drug” o un tratamiento “exercise is a
treatment”. Un medicamento o un tratamiento eficaz para reforzar el tratamiento de
innumerables enfermedades y para la mejora de incontables condiciones; el único
medicamento conocido capaz de actuar eficazmente sobre la fuerza y la masa
muscular. Los profesionales del deporte, la actividad física y salud tenemos a nuestro
alcance un catálogo creciente de técnicas, medios y modos de entrenamiento que
permiten diseñar programas de intervención orientados a la mejora de unas u otras
capacidades físicas. Se considera que los estímulos orientados a la mejora de fuerza y
la masa muscular resultan eficaces a largo plazo cuando inciden sobre la tensión
mecánica –soportada por el componente contráctil y no contráctil de la musculatura
esquelética–, sobre la activación muscular y sobre la demanda metabólica.
Tradicionalmente se han empleado cargas de alta intensidad para activar estas vías de
crecimiento y mejora de la función muscular; estas cargas deben movilizarse entre 8 y
12 veces –según los modelos básicos– en varias series consecutivas separadas por
períodos moderados de reposo. Este tipo de entrenamiento supone un estímulo muy
eficaz para lograr el objetivo propuesto; no obstante, la capacidad de movilizar cargas
de la magnitud requerida para producir las adaptaciones deseadas no es café para
todos. Existen numerosas poblaciones que por su falta de experiencia y de adecuación
o capacidad técnica, por limitaciones osteoarticulares, por lesiones músculo-
esqueléticas, por su programación anual de entrenamiento u otras condiciones, no son
capaces de soportar el estrés mecánico impuesto por cargas de estas características.
Ante estos casos, el profesional de la actividad física, la salud o el rendimiento debe
buscar vías alternativas para lograr este mismo objetivo. Existen medios alternativos
de entrenamiento cuya eficacia para la mejora de la estructura y la función muscular

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ha sido contrastada científicamente a lo largo de los años. Las vibraciones de cuerpo


completo o la electroestimulación neuromuscular han cambiado las reglas del juego,
han abierto nuevas sendas en la investigación y la práctica clínica orientadas hacia este
objetivo. A medida que la evidencia científica se acumula en torno al entrenamiento
con restricción del flujo sanguíneo, éste se eleva poco a poco a la categoría de esos
game changers.

Existen trabajos sobresalientes con una aproximación mecanística al entrenamiento


con restricción del flujo sanguíneo; de forma muy sencilla, su éxito radica en cómo la
manipulación del retorno venoso y de los componentes de la carga altera la
proporción en la que los previamente mencionados mecanismos de hipertrofia
muscular operan durante y tras una sesión de ejercicio. Por un lado, la elevada
sobrecarga mecánica, de hasta un 70% de la máxima capacidad de producción de
fuerza, es reemplazada por una carga que representa tan solo el 20% –e incluso
menos– de ese valor. Esta carga debe movilizarse un número de veces muy superior,
en algunos diseños experimentales incluso hasta el agotamiento local (i.e. el fallo
volitivo). Este cambio de paradigma influye sobre el estímulo mecánico, pero también
sobre el modo en que el sistema nervioso central regula la estimulación de la
musculatura periférica. Investigaciones recientes han demostrado cómo las fibras
musculares que requieren altas tasas de descarga para su activación son reclutadas de
forma selectiva ante situaciones de fatiga y no únicamente ante acciones explosivas o
que requieran muy altos niveles de tensión. La compresión proximal de la extremidad
ejercitada debe alcanzar una presión tal que produzca un estancamiento del retorno
venoso, acompañada de una restricción leve o moderada del flujo arterial. La
reducción del aporte de oxígeno y nutrientes modifica el entorno metabólico en el que
se produce la contracción muscular. Al mismo tiempo el estancamiento venoso
conduce a la acumulación de residuos metabólicos, cuyos valores sobrepasan
notablemente los correspondientes para esta misma tarea realizada en un entorno
vascular inalterado. Así, el tándem de restricción arterial y el bloqueo del retorno
venoso conducen a una mayor estimulación de las vías metabólicas vinculadas al
crecimiento muscular.

Este libro es el producto de la curiosidad, la dedicación y el buen hacer de los autores.


Su formación científica les ha permitido aproximarse al entrenamiento con restricción
del flujo sanguíneo para ofrecer a los lectores una perspectiva basada en la evidencia.
En un registro científico, cada uno de sus capítulos se articula como una pequeña
revisión narrativa de la literatura, que incluye conceptos clave, presentación de
evidencias y una breve discusión. En su conjunto, el libro aborda todos los aspectos
teóricos relevantes del entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo y su
influencia sobre el funcionamiento orgánico, desde el sistema inmunitario hasta el
crecimiento muscular pasando por el dolor. El lector debe tener muy presente que, a
pesar de que el entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo pueda tener efectos
beneficiosos sobre la musculatura esquelética sin afectar negativamente a la salud de
los practicantes, la manipulación de la vasculatura periférica tiene repercusiones
centrales y, aunque en muy pocos casos, se han reportado reacciones adversas al
estímulo de restricción del flujo sanguíneo que los autores discuten adecuadamente
en el primer capítulo del libro y que los profesionales deben conocer. La obra

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constituye un nivel de acceso a la base científica que respalda los efectos del
entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo. El lector podrá seleccionar de su
bibliografía los trabajos que sean más adecuados a sus inquietudes para extender su
formación más allá de las fronteras de esta obra, pues este libro es un primer peldaño
en la formación deseable para poder aprovechar esta herramienta tan valiosa en un
entorno seguro.

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HIPERTROFIA
La mejora de los niveles de masa muscular es un objetivo común en los campos de la
salud y el rendimiento deportivo. Su relación con las mejoras de los niveles de fuerza y
capacidad funcional determinan su importancia a nivel mecánico (1). Sin embargo, el
músculo cuenta con una importante función endocrina, comunicándose con otros
órganos y sistemas a través de esta vía (2,3). Además, su rica inervación (husos
musculares) confiere una gran cantidad de aferencias que pueden ser
transcendentales en el manejo de situaciones con dolor, déficits de movimiento o
cualquier otro output cerebral (4).

Los objetivos que se persiguen en este capítulo son los siguientes:

 Conocer la relación entre Entrenamiento Oclusivo o Blood Flow Restriction


Training (BFRT) y las mejoras en masa muscular.

 Aportar herramientas para potenciar la mejora hipertrófica.

 Conocer la evidencia científica disponible en la mejora de la hipertrofia con


diferentes poblaciones.

Si no se está familiarizado con los mecanismos de hipertrofia e hiperplasia muscular, se


aconseja recurrir a la siguiente bibliografía (5,6) para refrescar algunos conceptos y así
poder sacar la máxima información de este capítulo.

Mecanismos Fisiológicos
Son muchos los estudios que intentan dilucidar respuestas claras sobre los
mecanismos fisiológicos que subyacen a las mejoras en el crecimiento muscular con
BFRT (7–9). Sin embargo, hasta la fecha, no se puede confirmar su conocimiento por
completo. Este hecho no debe desilusionar a ningún profesional, sino todo lo
contrario. Se debe seguir investigando y trabajar sobre el empirismo clínico para
aportar luz a esta cuestión.

Una de las características del BFRT es la utilización de cargas bajas cuando se realiza
junto con entrenamiento de fuerza. Los estudios siguen utilizando los porcentajes de la
repetición máxima (RM) (entre el 20-40%) como variable más frecuente para medir la
intensidad del ejercicio (7,8,10); aunque podemos encontrar otros ensayos donde se
utilizan porcentajes sobre la contracción voluntaria máxima (MCV) (11–13).

Para el traslado a la práctica diaria con esta herramienta es esencial conocer que
variables se utilizan para la determinación de la carga y su correcta interpretación.
Pues como si de la dosis de un determinado fármaco se tratase, los efectos de esta
estrategia de entrenamiento variarán, como acontece si se administra un principio
activo de 10 miligramos o 10 gramos, por ejemplo.

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En cualquier entrenamiento de fuerza se debe considerar el equilibrio (relación


indirecta) entre estrés metabólico y tensión mecánica, como mecanismos principales
en el incremento de la masa muscular (6,14). Los niveles bajos de carga hacen que el
mecanismo que se proponga como principal hipótesis en la mejora del crecimiento
muscular con BFRT sea el estrés metabólico (8,9).
El estrés metabólico se define como la acumulación de metabolitos o sustancias que
provienen del resultado de la contracción muscular en respuesta al ejercicio (8).
Algunos de estos metabolitos son el fósforo inorgánico (Pi), el ion de hidrógeno (H +),
las especies reactivas del oxígeno (ROS) y del nitrógeno (NOS). Dankel y colaboradores
(2017) (15) han revisado la evidencia en relación con el papel anabólico de los
metabolitos durante la aplicación de BFRT, concluyendo que su función reside en la
capacidad de aumentar la activación muscular (reclutamiento fibrilar). Apoyando esta
hipótesis se encuentra también la revisión de Hwang y colaboradores (2018) (7).
Aunque los resultados varíen entre investigaciones que se incluyen en las revisiones,
se cree que los esfuerzos deben ir en la dirección de explorar específicamente diversas
vías de señalización intracelular (Akt-mTOR, MAPK, Myostatin-Smad2/3), variaciones
en las concentraciones hormonales (hormona del crecimiento, testosterona…),
respuesta inmune, etc. Otro mecanismo que se maneja, sobre todo en la respuesta a
largo plazo, son los marcadores de activación, proliferación y diferenciación de las
células satélites, pero aún no cuentan con evidencia disponible.

El daño muscular es un factor secundario en la mejora de la hipertrofia durante el


entrenamiento de fuerza. Aunque está más relacionado con la tensión mecánica, no
puede obviarse su papel asociado al BFRT. Pues aunque el estrés metabólico se sugiera
como principal factor en el crecimiento muscular con BFRT (16), la tensión mecánica
sigue presente durante la aplicación de este, siendo posible que se observen signos y
síntomas propios del daño muscular.

El grupo de investigación de Loenneke y colaboradores (2014) (17) llevó a cabo una


revisión sobre los signos y síntomas del daño muscular tras aplicar BFRT, observando
que los resultados en cuanto a la disminución de la fuerza, hinchazón muscular y dolor
post-ejercicio, no eran superiores al mismo entrenamiento sin restricción.
Nielsen y colaboradores (2017) (18) examinaron los efectos del BFRT en hombres
sanos (no entrenados) a nivel de daño muscular a través de análisis sanguíneos
(creatinquinasa, ionterleukina-6, anticuerpos…) y biopsias (concentración macrófagos,
expresión de proteínas de choque térmico…). Aunque la intervención fue de corta
duración, sólo 3 semanas con una frecuencia de entrenamiento de 3 días, se
observaron cambios mínimos comparados con el grupo control. Sin embargo, si
mostraron signos de inflamación y estrés focal en la membrana celular en el grupo
BFRT.
Posteriormente, Allsopp y colaboradores (2017) (19) revisaron de forma crítica el
estudio anterior. Estos autores apuntan que los resultados obtenidos en su
investigación agregan un mayor apoyo al uso del BFRT de baja carga en poblaciones de
riesgo, por ejemplo: personas con bajos niveles de masa muscular, entre los que
encontraríamos pacientes en cama tras una intervención quirúrgica, poblaciones en
envejecimiento, personas físicamente inactivas, etc.

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Efectos del BFRT sobre la Hipertrofia Muscular


La capacidad hipertrófica no es homogénea en el conjunto de miofibrillas que
componen un determinado grupo muscular (20). Con el entrenamiento convencional
(>70% RM), la capacidad hipertrófica es superior en las fibras tipo II debido al principio
de reclutamiento de las unidades motoras (Principio de Henneman) (21,22). Sin
embargo, con intensidades más bajas, que se manejan con el BFRT, sería probable que
hubiese variaciones.

Este hecho se ha intentado responder a través del estudio de Bjørnsen y colaboradores


(2018) (23) con un grupo de powerlifters de nivel nacional. Los autores llevaron al fallo
muscular al grupo de BFRT (30% RM) y al de entrenamiento convencional (65-80% RM)
realizando 4 series de sentadilla frontal. A diferencia de otros ensayos, los autores
incluyeron unas sesiones de familiarización para todos los participantes, que consistían
en reconocer presiones de 120 mmHg utilizando manguitos, ya que durante la
intervención se utilizaría bandas elásticas (controlando la presión con
esfigmomanómetro). Como cualquier percepción subjetiva (esfuerzo, fatiga, dolor...)
se necesita de un periodo de familiarización, tratando de ser lo más precisos posibles.

Tras finalizar el periodo de intervención, los resultados muestran un mayor aumento


en el área miofibrilar de las fibras tipo I y en el número de mionúcleos para el grupo
BFRT, así como en la sección transversal del vasto lateral.

Teniendo en cuenta sólo estos resultados no se pueden afirmar que la hipertrofia sea
selectiva de las fibras tipo I si utilizamos BFRT y cargas bajas, dado que la comparación
se realizó entre grupos con intensidades muy diferentes. Además, tampoco se añadió
ningún control del volumen total realizado por cada grupo, pero se puede presuponer
que habría diferencias importantes en cuanto a las repeticiones necesarias (volumen
total) para que un powerlifter llegue al fallo muscular trabajando al 30% o al 80% de su
1 RM.

En otro artículo se quiso analizar si existían ganancias musculares remotas con el BFRT
(ganancias musculares en la extremidad opuesta a la que se le aplico la restricción del
flujo sanguíneo) (24). La hipótesis del estudio vino dada por los hallazgos que se han
encontrado en la mejora de la fuerza con el entrenamiento del miembro contralateral,
así como entre miembro inferior y superior. El grupo BFRT y control realizaban el
mismo entrenamiento (flexión de codo unilateral y extensión de rodillas bilateral) con
la única diferencia de la aplicación de la restricción durante el trabajo de miembros
inferiores (60% sobre la presión para alcanzar la oclusión total de la extremidad o
PAO). La sección transversal medida a través de tomografía computarizada mostró
mejoras en el grupo BFRT, pero sin cambios significativos en el brazo sin
entrenamiento. Este hecho parece indicar que los efectos remotos en fuerza se deben
a mejoras a nivel neural y no a cambios estructurales (hipertrofia).

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Para finalizar el análisis de este estudio, se debe nombrar una gran fortaleza a nivel
metodológico y es que a mitad de intervención (semana 4) se volvió a realizar una
medición de la RM para ambos grupos con el objetivo de progresar en la adaptación de
los sujetos de la muestra.

Continuando con la revisión de la evidencia sobre hipertrofia y BFRT, también se ha


estudiado junto con la participación del entrenamiento excéntrico (25)1. La muestra
del estudio la conformaron mujeres sanas (no entrenadas), a las que se dividió en 3
grupos: grupo BFRT y contracción excéntrica, grupo BFRT y contracción concéntrica y
grupo control (sin entrenamiento). Se realizó flexo-extensión de codo en una máquina
isocinética, donde se controló la velocidad de ejecución y el rango de movimiento. La
intensidad fue medida de forma aislada en cada fase, utilizándose un 30% sobre el
valor máximo obtenido en la prueba isocinética. El volumen fue de 75 repeticiones en
total para todos los grupos.

Los cambios en hipertrofia se midieron a través del grosor muscular del bíceps con
ecografía, mostrando mejoras durante las 4 semanas; pero sin diferencias entre grupos
de BFRT, y sí con el control. Dentro de las limitaciones del ensayo se encuentra la no
actualización de las mediciones de fuerza pico en los grupos, provocando que la
intensidad relativa a cada semana de entrenamiento no fuera la misma durante toda la
intervención.

Cuando se aplica BFRT, la localización de los manguitos es siempre sobre la región más
proximal de la extremidad que se desea entrenar. Por ello, también se ha investigado
si las ganancias en hipertrofia son las mismas en la musculatura proximal y/o distal a la
zona de aplicación del manguito (11). En el estudio referenciado se realizaron 4
protocolos de entrenamiento con 12 hombres sanos y con al menos 6 meses de
experiencia de entrenamiento. Las condiciones de entrenamiento fueron:

 Condición 1: 4 series al fallo con 30 segundos de descanso interserie, al 30%


RM y sin restricción.

 Condición 2: 4 series al fallo con 30 segundos de descanso interserie, al 30%


RM y con restricción del 40% (sobre la presión arterial oclusiva en miembro
superior).

 Condición 3: 4 series al fallo con 30 segundos de descanso interserie, al 50%


RM y sin restricción.

 Condición 4: 4 series al fallo con 30 segundos de descanso interserie, al 50%


RM y con restricción del 40% (sobre la presión arterial oclusiva en miembro
superior).

1
La influencia de la contracción excéntrica sobre la mejora de la hipertrofia ha sido estudiada de forma
aislada mostrando en algunos casos valores superiores a la contracción concéntrica (1,26).

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Se llevaron a cabo 4 sesiones de entrenamiento respetando un intervalo de 5 a 10 días


de descanso entre ellas, midiéndose el grosor muscular a través de ecografía a nivel
del tríceps (distal a la oclusión) y del pectoral (proximal a la oclusión). Se observaron
mejoras en ambas mediciones, tanto en tríceps como en pectoral, sin diferencias entre
ellas. Por tanto, los resultados de este estudio muestran incrementos en el grosor
muscular tanto para la musculatura distal, como la proximal, cuando se aplica BFRT.

Como último estudio para terminar este sub-apartado de evidencia actual, se recoge la
revisión sistemática y meta-análisis llevado a cabo en el año 2018 por Lixandrão y
colaboradores (31). Su objetivo fue comparar las adaptaciones en fuerza y masa
muscular entre BFRT y entrenamiento tradicional o de cargas altas. Aunque existan
bastantes limitaciones metodológicas, como, por ejemplo, el número de artículos
seleccionados (sólo 10 artículos) hay que valorar de forma muy positiva 3
características del artículo:

1. Las mejoras en fuerza en la mayoría de las ocasiones han sido analizadas a


través de los resultados de la prueba de RM con los estudios de BFRT. Sin
embargo, si comparamos 2 grupos de trabajo, el grupo BFRT con
entrenamiento al 30% RM y el grupo cargas altas (HL-RT) con el 80% RM, solo
por el carácter específico de la prueba de RM confiere una mayor transferencia
al grupo HL-RT. Es por ello, que se ha añadido como factor de inclusión al
análisis los estudios que utilizaban pruebas inespecíficas, como la MVC.

2. El meta-análisis ha diferenciado aquellos estudios que incluían una prescripción


individualizada de la presión de restricción (a través de una sonda doppler) de
aquellos que lo realizaban de forma sistemática (todos los participantes bajo
los mismos valores de presión). Este factor es muy importante a la hora de
utilizar el BFRT (27–30).

3. Dada la controversia que existe en torno a la presión de restricción absoluta y


el ancho del manguito entre los estudios, y la relación inherente entre estos
parámetros, se optó por agruparlos de acuerdo con los valores medios de estas
variables. Es decir, los estudios se separaron con valores inferiores o superiores
a los valores medios para la presión de restricción absoluta (B 110 o C 111
mmHg) o ancho del manguito (B 139 o C 140 mm).

Es importante destacar que, después del procedimiento de agrupamiento,


todos los estudios clasificados como "manguito estrecho" fueron los mismos
que se clasificaron como "presión de oclusión absoluta más alta" y viceversa.

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Los resultados en referencia a las ganancias de masa muscular muestran que el BFRT
promueve aumentos similares al HL-RT. Además, no parece que la presión de
restricción ni el ancho del manguito sean factores influyentes en las ganancias
hipertróficas en comparación al HL-RT. Es por ello que los autores defienden la
utilización de presiones bajas en BFRT debido a su mejor tolerancia por la persona y a
la obtención de resultados similares cuando se compara con presiones de restricción
superiores.

Aún estamos lejos de poder afirmar que el BFRT promueve incrementos en la masa
muscular superiores al HL-RT, pues falta una mayor evidencia y mayor calidad sobre
ello. No obstante, ha sido ampliamente demostrado que el BFRT es una opción a tener
en cuenta cuando por cualquier razón no se pueda aplicar un entrenamiento con
cargas altas, situación común en el mundo de la rehabilitación y la readaptación, así
como en el entrenamiento con personas con un bajo nivel de forma física.

Para finalizar este capítulo sobre hipertrofia, en la tabla 1 se recogen todas las
variables que se han de tener en cuenta a la hora de aplicar BFRT con el objetivo de
mejorar la hipertrofia. Debido a que no existe una fórmula exacta o receta en su
aplicación, pues siempre se debe tener en cuenta las características individuales del
cliente y los objetivos a conseguir, se ha querido reunir en la tabla 2 los valores más
utilizados dentro de la metodología científica.

VARIABLES VARIABLES
PRESIÓN ENTRENAMIENTO
Anchura Manguito Volumen (repeticiones y series)

Material Manguito Carga (%RM, MVC, Velocidad)

Extremidad Ocluida Descansos Inter-serie

Presión Sistólica y Diastólica Descansos Inter-ejercicio

Composición Corporal Velocidad de Ejecución (tempo)


Posición durante la medición
de la variable referencia Rango de Movimiento
(supino, sentado…)
Presión Intermitente o Acción Muscular (isométrica,
Continua concéntrica, excéntrica)
Sistema de Restricción
Ejercicios (selección, número, orden…)
(manual, automático…)
Tabla 1 Variables para la mejora de la hipertrofia muscular con Entrenamiento con Restricción del Flujo Sanguíneo

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VARIABLES EVIDENCIA
Intensidad 20-40% RM o MVC
Volumen 50-80 reps (30-15-15-15)
Frecuencia 2-3 sesiones/semana
Descanso Interserie 30-45 segundos
Velocidad Ejecución Máxima
Selección Ejercicio Analíticos y globales
Duración Oclusión (total) 15<x>30 minutos
Presión Oclusiva 50-80% PAO
6-13,5 cm miembro inferior/ 3-6 cm
Anchura Manguito
miembro superior
Aplicación Manguito Proximal

Tabla 2 Variables para la mejora de la hipertrofia muscular más utilizadas en la bibliografía del Entrenamiento con
Restricción del Flujo Sanguíneo

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PUNTOS CLAVE
 El BFRT cuenta con un gran apoyo científico para la mejora de la
hipertrofia muscular.

 El estrés metabólico se postula como mecanismo principal en los


incrementos de la masa muscular, aunque no se puede descartar la
influencia de la tensión mecánica.

 Los valores de daño muscular son menores al compararse con el


entrenamiento con cargas altas, pudiendo ser una opción interesante en
poblaciones de riesgo (ej: poscirugía, sarcopenia…)

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Referencias Bibliográficas:

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FUERZA
Cuesta imaginar una situación del día a día en la que no interese mejorar los niveles de
fuerza, pues es unos de los determinantes de la salud y del éxito deportivo (1,2).

Durante la readaptación, rehabilitación o en el entrenamiento se habla de mejora de la


fuerza cuantificada a través de la repetición máxima, velocidad media propulsiva u
otras variables. Esta fuerza que medimos se denomina fuerza aplicada. La fuerza
aplicada viene determinada por la fuerza o tensión que generan los músculos, y por la
fuerza que representa la carga que queremos desplazar. Por tanto, el resultado de la
interacción de ambas fuerzas mencionadas es la que va a tener transferencia a un
gesto deportivo y/o cotidiano (3).

Fuerza

Relación fuerza-tiempo o
Pico máximo fuerza
velocidad

Fuerza
Fuerza Dinámica Tasa de
Curva Fuerza-
Isométrica Máxima Desarrollo de
Máxima
Velocidad
(repetición la Fuerza (RFD)
máxima o RM)
Ilustración 1 Índices de fuerza

Como se menciona en el párrafo anterior, los índices de cuantificación de la fuerza son


numerosos. En la Ilustración 1 se han recogido algunos de los más utilizados en la
bibliografía científica y en la práctica diaria. El entrenamiento basado en la velocidad
o velocity based training (VBT) es una herramienta muy útil para la cuantificación de
las cargas y en el control de las mejoras en fuerza. Independientemente de la actividad
deportiva o peculiaridades de la misma, siempre se tendrá como objetivo mover una
determinada carga a la mayor velocidad (4–6). Si conseguimos dicha meta, sabremos
que el cliente ha mejorado su fuerza, y que, por tanto, estaremos mejorando su
rendimiento. Si se pone como ejemplo un powerlifter, si movía 100 kg en sentadilla a
0,5 m/s al comienzo del entrenamiento y después de la intervención lo hace a 1 m/s,
los datos nos muestran como ha mejorado su fuerza. Este mismo ejemplo es aplicable
a una persona con déficits de movilidad. Si conseguimos que mueva un determinado
rango de movimiento en un tiempo menor tras la rehabilitación, quiere decir que su
capacidad de aplicar fuerza es mayor.

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En el campo de la salud, empiezan a cobrar importancia los niveles de fuerza como uno
de los factores más determinantes. No es que le haya restado protagonismo a otros
factores como la capacidad cardiorrespiratoria o al índice de masa corporal, sino que
se ha demostrado su relación inversa con la presencia de comorbilidades, e incluso con
la muerte (7–10). Por todo ello, la mejora de los niveles de fuerza es un ítem de
obligado cumplimiento por entrenadores, readaptadores y fisioterapeutas.

La presencia de grandes déficits de fuerza en la condición física del cliente, una lesión
(a nivel muscular o articular) o simplemente la balanza riesgo-beneficio a la hora de
aplicar un entrenamiento, puede hacer que utilizar cargas iguales o superiores al 70%
RM no sea la elección más apropiada. Este límite acotado por la National Strength and
Conditioning Association (NSCA) es el que llevaría a la mejora de la fuerza muscular;
entendiéndose como entrenamiento convencional (o de cargas altas, cuya traducción
al inglés sería high-load resistance-traning) (HL-RT).

Es en este punto donde el entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo o blood
flow restriction training (BFRT) se presenta como un método efectivo para la mejora de
la fuerza, empleando cargas bajas, que se encuentran alrededor del 30-40% 1 RM.

Población con lesiones músculo-esqueléticas en las que por el estado de la estructura


no es posible entrenar utilizando cargas altas (11–13), o personas mayores que
puedan requerir de un menor estrés articular (14–16) podrían beneficiarse del BFRT
para mejorar su fuerza. Pero esta estrategia no sólo es efectiva para una tipo de
población con patologías, sino que también se puede emplear como parte de un
programa del entrenamiento de un deportista en aquellas semanas de disminución de
la intensidad, o con el objetivo de añadir un estímulo distinto.

En este capítulo se resumen los mecanismos fisiológicos que están detrás de las
mejoras en los valores de fuerza alcanzadas a través del BFRT, la evidencia científica
cuando esta estrategia se ha aplicado en diferentes poblaciones y su comparación con
otros tipos de entrenamiento, así como conceptos básicos de su utilización.

Mecanismos Fisiológicos
Las mejoras en los valores de fuerza tras la aplicación de BFRT pueden ser observadas
tanto a corto (21–26) como a largo plazo (17-20). Sin embargo, los mecanismos
fisiológicos que pueden explicar dichas mejoras en ambos intervalos de tiempo
parecen diferir (20).

Los efectos a corto plazo no pueden explicarse por mejoras estructurales (aumento de
la sección transversal, ángulos de peneación, etc.) debido a que se necesitan periodos
de tiempo mayores para que puedan producirse (19,20,27). Para poder explicar estas
mejoras a corto plazo se comenzó a investigar los efectos del BFRT sobre el sistema
nervioso, observándose que tales mejoras podrían estar asociadas a la activación de
diferentes mecanismos que van desde la unión neuromuscular hasta la corteza motora
(22,25,28,29).

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A nivel neuromuscular se ha intentado correlacionar la actividad muscular durante la


contracción voluntaria máxima (MVC) medida a través de electromiografía como una
posible vía en la mejora de la fuerza. Este factor puede ser confuso, debido a que una
mayor actividad electromiográfica no tiene porqué reflejar una mayor aplicación de
fuerza. Los resultados son dispares entre los artículos que estudian este fenómeno
(24,25,29,30).

Además de la variabilidad en los resultados y de las diferencia en las técnicas de


medición, podría ser más interesante analizar la actividad muscular como un posible
indicador de fatiga (o marcador de la eficiencia energética) frente a una misma fuerza
aplicada (21,22). Esta estrategia ya ha sido utilizada, por ejemplo, en el estudio de la
contracción excéntrica (31,32) (Ilustración 2).

Mayor producción
Fuerza

Menor Actividad
Muscular

Ilustración 2 Eficiencia Energética: producción de Fuerza y Actividad Muscular (medida con EMG)
durante la Contracción Excéntrica

Otras hipótesis que se manejan en la mejora de la fuerza a través de adaptaciones


neurales son las producidas a nivel del sistema nervioso periférico, como pueden ser
cambios en la velocidad de conducción neural. Este planteamiento ha sido menos
estudiado que el anterior, contando sólo con dos estudios y sin observar cambios
significativos (22,33).

Si se sigue ascendiendo por el sistema nervioso, llegamos a nivel del sistema nervioso
central (médula espinal y encéfalo). Colomer-Poveda y colaboradores (2017) (22)
estudiaron los efectos sobre la excitabilidad de las motoneuronas y sobre la hipertrofia
tras 4 semanas de entrenamiento unilateral de baja carga con y sin restricción. En este
ensayo controlado y aleatorizado se aplicó la presión en referencia a la circunferencia
del miembro, algo común en el uso clínico, pero también avalado científicamente (34).
En este estudio se observaron mejoras en la MVC en ambos grupos, pero no fueron
significativas. Las variables utilizadas para observar cambios a nivel central fueron el
reflejo de Hoffman y la onda V. El reflejo de Hoffman o H reflex se utiliza como
indicador de la excitabilidad o inhibición presináptica de las motoneuronas, mientras
que la onda V o V wave proporciona información sobre la respuesta motora de centros

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superiores. En el estudio no se observaron cambios significativos en la comparación


entre grupos en ninguna de estas variables.

Brandner y colaboradores (2015) (26) analizaron la respuesta aguda, tras una única
sesión, con diferentes intervenciones. Para el control de la presión de restricción se
utilizó la presión sistólica medida con un esfigmomanómetro automático. Aunque el
estudio cuenta con una muestra pequeña, sólo de 10 hombres (sanos y no
entrenados), se aplicaron 4 protocolos diferentes a cada extremidad del individuo:

 Protocolo Carga Alta (HL-RT): 80%RM

 Protocolo Carga Baja (LL-RT): 20%RM

 Protocolo BFRT-Continuo (LL-BFRT-C):20%RM y 80% de restricción sobre la


presión braquial sistólica (PBS)

 Protocolo BFRT-Intermitente (LL-BFRT-I): 20%RM y 130% PBS

Cuando se analizaron los datos a través de la estimulación transcraneal magnética


(TMS), se observó que los potenciales motores evocados (MEPs) aumentaron en
amplitud rápidamente (en los 5 primeros minutos post-intervención) para LL-BFRT-C y
se mantuvieron elevados hasta 60 minutos post-intervención comparado con los
demás protocolos. Entre los minutos 20 y 40 minutos, las mayores amplitudes de MEP
fueron para los grupos LL-RT y LL-BFRT-I, respectivamente.

Estos hallazgos prueban que el BFRT puede modular la excitabilidad corticomotora,


posiblemente alterando el feedback sensorial a través de las aferencias de las fibras III
y IV. Es posible que esta sea una de las vías por las que se producen las adaptaciones
neuromusculares que podrían explicar las ganancias de fuerza con BFRT. En esta
misma línea, una reciente revisión (28) investiga las posibles mejoras que puede
suponer el BFRT sobre las funciones cognitivas.

Las funciones cognitivas son un conjunto de procesos mentales que permiten llevar a
cabo una tarea cualquiera (desde encestar una canasta hasta coger la taza del armario;
todo es una consecución de tareas con más o menos dificultad). Las funciones
cognitivas hacen posible que el cliente tenga un papel activo en los procesos de
recepción, selección, transformación, almacenamiento, elaboración y recuperación de
la información, permitiendo que se desenvuelva en el entorno que le rodea con la
mayor eficacia y eficiencia posible.

En esta revisión se recogen estudios que muestran mejoras relacionadas con factores
cognitivos tanto a nivel celular y molecular, como a nivel funcional y estructural. En el
plano celular y molecular, tras la aplicación de BFRT se muestran asociaciones con
hormonas que provocan adaptaciones neurofisiológicas positivas (IGF-1, GH y VEGF).
Por otra parte, el incremento de la excitabilidad cortical en áreas motoras y la
disminución de los niveles de hemoglobina desoxigenada en el área prefrontal
muestran una mejora de la función cognitiva. Además, se señala que, aunque son

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muchas las incógnitas que quedan por resolver sobre los efectos en la función
cognitiva (parámetros del entrenamiento, presión, variables de medida, población
aplicable...), la evidencia actual parece indicar que la aplicación del entrenamiento de
fuerza junto con restricción del flujo sanguíneo puede ser una herramienta válida en
este sentido.

El rol aferente del BFRT es bimodal; la compresión mecánica estimula las fibras
aferentes, posiblemente mejorando la entrada sensitiva a nivel corticomotor. Además,
la acumulación de metabolitos estimula las fibras aferentes (III y IV) debido a la
disminución del pH provocada por la hipoxia local.

NIVEL CELULAR
Y MOLECULAR

NIVEL NIVEL
FUNCIONAL ESTRUCTURAL
Ilustración 3 Hipótesis de los efectos del BFRT en la función cognitiva

Por último, las mejoras en fuerza a largo plazo se piensa que pueden estar
relacionadas con los cambios estructurales producidos a partir del BFRT. Este tema se
analiza en profundidad en el capítulo dedicado a la hipertrofia muscular.

Población Sana
Son muchas las vías de investigación relevantes en la práctica clínica en la mejora de la
fuerza con BFRT. Una de ellas es la comparación con el HL-RT.

La última revisión con meta-análisis sobre la temática es la realizada por Lixandrão y


colaboradores (2018) (19) que cuenta con tres puntos a destacar:

 Ha tenido en cuenta la posible interferencia que puede ocasionar el utilizar la


repetición máxima o RM en la medida de las mejoras en fuerza. Si el grupo de
HL-RT entrena con cargas más cercanas a esta repetición máxima, es posible
que los mejores resultados obtenidos por este grupo se asocien a la
especificidad de trabajar con cargas altas. Por ello, ha incluido en su análisis
una prueba inespecífica, como es la contracción máxima isométrica (IMVC).

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 En el papel que juega el grado de restricción se ha querido analizar, por un


lado, la presión de restricción absoluta, y por otro, el ancho del manguito.
Ambos factores han sido muy discutidos en estudios anteriores (34,35) y
añadidos a la tabla del capítulo sobre hipertrofia muscular.

Los resultados muestran que el HL-RT presenta mayores ganancias en fuerza


comparado con BFRT, tanto en test específicos (1 RM) como inespecíficos (IMVC).
Dada la inconsistencia de la presión de restricción absoluta y el ancho del manguito
entre los estudios y la relación inherente entre estos parámetros, optamos por agrupar
los estudios de acuerdo con los valores medios de estas variables. Es decir, los estudios
se separaron con valores inferiores o superiores a los valores medios para la presión
de restricción absoluta (<110 o >111 mmHg) o ancho del manguito (<139 o >140 mm).
Es importante destacar que, después del procedimiento de agrupamiento, todos los
estudios clasificados como "manguito estrecho" fueron los mismos que se clasificaron
como "presión de restricción absoluta más alta" y viceversa.

Si se toman en consideración las agrupaciones citadas anteriormente, parece que el


grado de restricción o la anchura del manguito no promueven diferencias significativas
en las ganancias de fuerza. Tampoco la prescripción individualizada de la presión
parece provocar mayores ganancias en fuerza cuando se compara con HL-RT. Por
tanto, es preferible utilizar presiones más bajas y manguitos más anchos que mejoren
la percepción y adherencia del cliente a la herramienta, siempre y cuando sea indicada
su aplicación.

En otro estudio anterior del mismo autor (36) se analizaron los efectos de la intensidad
(entendida como el % del RM) y la presión de restricción tras 12 semanas de BFRT. Este
estudio contaba con una muestra relativamente alta (26 hombres sanos, no
entrenados) donde se plantearon 4 protocolos diferentes. Cada participante realizaría
2 protocolos diferentes en cada miembro inferior, sin haber grupo control dentro del
estudio. La carga fue actualizada a la mitad del protocolo (semana 6) en base a una
nueva medición del RM. Los resultados muestran como la fuerza muscular aumentó de
forma similar en todos los grupos BFRT, pero fue menor a la ganancia obtenida con el
entrenamiento con cargas altas (convencional). Por tanto, la utilización de presiones
mayores no supone una mayor ganancia en fuerza medida a través del RM.

Poblaciones Específicas
La utilización del BFRT es preferible al HL-RT cuando por cualquier razón se
desaconseja utilizar cargas altas y el objetivo es la mejora de la fuerza y/o masa
muscular. En todos los casos, independientemente de la condición que provoque esa
situación transitoria, el objetivo será la progresión hacia el entrenamiento
convencional. Esto se debe a que la mejora de la capacidad funcional o del
rendimiento deportivo pasa por los criterios de mejora en la tolerancia a la carga,
donde se debe de exponer a la persona a toda la gama de intensidades. Para quienes
trabajen con VBT intentarán mejorar todo el espectro de la curva, trabajando con
velocidades altas y bajas (Ilustración 4).

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Curva Fuerza-Velocidad
16

14

12
Velocidad (m/s)

10

0
400 800 1200 1600
Fuerza (n)

Pre-intervención Post-intervención

Ilustración 4 Mejora del espectro en la curva fuerza-velocidad

En personas mayores, el número de estudios disponibles sobre los efectos del BFRT es
relativamente amplio (14,15,17,37–39).
La revisión sistemática con meta-análisis llevada a cabo en 2018 por Centner y
colaboradores (39) compara los efectos del BFRT con dos tipos de entrenamiento (alta
carga o HL-RT y baja carga o LL-RT y andando). Cuando se contraponen los tamaños
del efecto entre BFRT y HL-RT se observa una mayor ganancia de fuerza en los
protocolos de HL-RT. En la comparación de LL-RT y BFRT solo se incluyeron 2 estudios,
en los cuales el efecto de BFRT fue superior, promoviendo mayores ganancias de
fuerza. Los estudios que comparaban andar, con y sin BFR, mostraron mayores
ganancias de fuerza con restricción de flujo sanguíneo. Sin embargo, la heterogeneidad
de los estudios con esta intervención era muy alta; es decir, los estudios que se
comparaban no eran muy parecidos, por lo que las conclusiones que se pueden sacar
son limitadas.

El BFRT se puede considerar como una herramienta interesante en la mejora de la


fuerza de personas mayores y sanas, siempre y cuando se compare con un
entrenamiento de características similares.

En otro estudio llevado a cabo en mujeres mayores de 60 años (sin patología y


físicamente activas), se aplicaron 4 protocolos de entrenamiento diferentes además
de uno control (17). Dicho estudio resuelve una de las grandes limitaciones que se
encuentran en la investigación con BFRT, que es el corto periodo de intervención (6-12
semanas), y que no suelen comprobarse los efectos una vez cesa el entrenamiento. En
este caso, la intervención fue de 16 semanas y las mediciones se realizaron a mitad de
la intervención (tras 8 semanas) así como al final de la misma.

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Los resultados mostraron que en todos los grupos de intervención (excluyendo el


grupo control) se observaron mejoras de la fuerza en torque máximo a la flexión y
extensión de ambas piernas. Los valores de fuerza tras el periodo sin entrenamiento
disminuyeron, pero seguían siendo superiores a los basales (antes de la intervención).

Otra población específica donde se ha estudiado la respuesta del BFRT ha sido con
mujeres. La participación de mujeres en las muestras de los estudios sobre BFRT ha
sido muy escasa, siendo una de las limitaciones reportadas por diferentes revisiones y
meta-análisis.

Tanto en mujeres con menstruación normal (40), como en mujeres post-menopáusicas


(15), el BFRT ha demostrado mejorar la fuerza con índices como el RM y el MVC. Sigue
siendo una opción más a tener en cuenta, pues el HL-RT mejora igual o más los valores
de fuerza. Por ello, en situaciones en las que no sea posible su aplicación o se quiera
dar otro tipo de estímulo, el BFRT es una gran alternativa en el entrenamiento en
mujeres.

Con todo ello, se puede afirmar que el BFRT es una herramienta válida y efectiva en la
mejora de los niveles de fuerza en un gran espectro de poblaciones (mujeres,
hombres, mayores, patologías…). Sin embargo, aún necesitamos de mayor evidencia
para poder concluir que mecanismos subyacen a dichos efectos.

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PUNTOS CLAVE
 El BFRT cuenta con un gran apoyo científico para la mejora de la fuerza,
sobre todo cuando se compara con el mismo entrenamiento sin
restricción en diferentes poblaciones (ej: patologías, mayores, hombres
y mujeres sanas, etc.)

 El entrenamiento con cargas altas es superior en la mejora de la fuerza


al compararlo con BFRT (con cargas bajas).

 Los mecanismos subyacentes a las mejoras en fuerza a corto plazo


parecen estar en relación con adaptaciones en el sistema nervioso
central.

 A largo plazo las adaptaciones estructurales (ej: mejora en los niveles de


masa muscular, ángulos de penneación, etc) parecen estar detrás de las
mejoras en fuerza.

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spx
34. Loenneke JP, Allen KM, Mouser JG, Thiebaud RS, Kim D, Abe T, et al. Blood flow
restriction in the upper and lower limbs is predicted by limb circumference and
systolic blood pressure. Eur J Appl Physiol [Internet]. 2015;115(2):397–405.
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35. Loenneke JP, Kim D, Fahs CA, Thiebaud RS, Abe T, Larson RD, et al. Effects of
exercise with and without different degrees of blood flow restriction on torque
and muscle activation. Muscle Nerve [Internet]. 51(5):713–21. Available from:
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/mus.24448
36. Lixandrão ME, Ugrinowitsch C, Laurentino G, Libardi CA, Aihara AY, Cardoso FN,
et al. Effects of exercise intensity and occlusion pressure after 12 weeks of
resistance training with blood-flow restriction. Eur J Appl Physiol [Internet].
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flow restriction in elderly hypertensive women: haemodynamic, rating of
perceived exertion and blood lactate. Clin Physiol Funct Imaging [Internet].
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38. Shimizu R, Hotta K, Yamamoto S, Matsumoto T, Kamiya K, Kato M, et al. Low-
intensity resistance training with blood flow restriction improves vascular
endothelial function and peripheral blood circulation in healthy elderly people.
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Restriction Training on Muscular Strength and Hypertrophy in Older Individuals:
A Systematic Review and Meta-Analysis. Sport Med [Internet]. 2018; Available
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in women: a within-subject comparison with high-load strength training. Am J
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RESPUESTAS HEMODINÁMICAS
Durante el transcurso de la sesión de entrenamiento y tras su finalización, todos los
sistemas deben adaptarse con el objetivo de la búsqueda del equilibrio corporal u
homeostasis (1).

El empleo del entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo o blood flow
restriction training (BFRT) lleva al sistema cardiovascular (SCV) a una situación de
demanda importante, debido a la aplicación de una compresión externa (manguito de
oclusión) que conlleva a la disminución del retorno venoso y a una restricción parcial
del flujo arterial (2). El SCV es un sistema doble (arterial y venoso) cerrado, por lo que
la alteración de cualquier variable es susceptible de provocar diversas respuestas en el
mismo. Dichas respuestas durante y/o tras la aplicación del BFRT se denominan
respuestas hemodinámicas (3–5).

El reflejo de presión al ejercicio (EPR) es una vía autónoma de regulación


cardiovascular, controlada por el sistema nervioso vegetativo (simpático y
parasimpático) que escapa del control consciente. Junto con el EPR, el reflejo de
presión arterial y el sistema nervioso central regulan todas las respuestas en relación
del SCV (ritmo cardiaco, respuesta cardiaca, contractibilidad, presión arterial, volumen
sistólico, resistencia arterial, etc.) durante y tras el ejercicio.

Para conocer la magnitud del estímulo que debe soportar una persona durante el
entrenamiento, se sabe que, por ejemplo, frente un ejercicio de alta intensidad, la
mayor demanda energética provocada va a dar lugar a un aumento del flujo sanguíneo
hacia el músculo, que puede llegar a suponer el 80% de la respuesta cardiaca total
(volumen de sangre por minuto necesario para responder frente a la demanda) (6).

Esta, y otras respuestas, deben ser coherentes con las características de la actividad
que se realiza. De lo contrario, nos encontraríamos ante una situación patológica (ej:
hipertensión).

Como se ha podido comprobar en el transcurso del libro, gran parte de las aplicaciones
del BFRT se dan en personas que no pueden entrenar de manera convencional o con
cargas altas (>70% de la repetición máxima o RM), cuya traducción al inglés es high-
load resistance-training (HL-RT) (7,8).

En este capítulo se conocerán los mecanismos fisiológicos que rigen dichas respuestas
y, su magnitud; por ende, es vital determinar la capacidad que debe tener una persona
para poder utilizar este método de entrenamiento de forma segura.

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Mecanismos Fisiológicos
La preocupación de que la restricción excesiva pueda conducir a la sobreactivación de
los reflejos musculares y/o del comando central con el consiguiente desarrollo de
hiperreactividad simpática, llevó a Spranger y colaboradores (2015) (9) a revisar la
relación entre el EPR y el BFRT.

En la ilustración 1, perteneciente al mismo artículo, se recogen los efectos teóricos que


puede conllevar la aplicación del BFRT a nivel del SCV. La explicación que dan los
autores a los resultados encontrados es la interacción del BFRT con los dos
componentes del EPR, el reflejo muscular metabólico y el mecánico.

 La acumulación de metabolitos estimula las fibras tipo IV aferentes, asociadas


con el metaborreflejo. Este hecho es debido a la disminución del pH provocada
por los metabolitos provenientes de la contracción muscular (fósforo
inorgánico, ion hidrógeno, lactato, etc).

 La compresión directa provocada por el manguito de restricción, así como el


ciclo estiramiento-acortamiento muscular originado durante el ejercicio activan
a las fibras tipo III asociadas al mecanorreflejo.

Ilustración 1 Adaptación de la ilustración del reflejo de Presión al Ejercicio y Entrenamiento con


Restricción de Flujo Sanguíneo (Spranger et al, 2015)

En la revisión sistemática con meta-análisis de Domingos y colaboradores (2018) (4) se


analiza la presión sanguínea durante el entrenamiento de fuerza con y sin restricción
de flujo sanguíneo. Fueron 17 los estudios incluidos, cuya muestra estaba compuesta
por adultos de ambos sexos, sanos o con hipertensión/cardiopatía. Se rechazaron los
estudios que incluían en su muestra a personas mayores de 60 años o que tomasen
medicación.

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Los resultados del meta-análisis muestran que:

 Durante el ejercicio, la presión arterial diastólica (PAD) fue mayor en BFRT,


comparado con el ejercicio tradicional con cargas ≥60% 1RM.

 La presión arterial sistólica (PAS) y la PAD fueron mayores durante BFRT en


individuos hipertensos en comparación con el ejercicio tradicional con cargas
>60% 1RM.

 En el análisis posterior al ejercicio, BFRT presentó valores más bajos para la


presión braquial sistólica (PBS) y diastólica (PBD).

Si bien el ejercicio de resistencia con BFRT resultó en una mayor hipotensión post-
ejercicio que el ejercicio tradicional, se observaron valores más altos de PBS y / o PBD
durante el ejercicio con BFRT comparado con el ejercicio tradicional, especialmente en
individuos hipertensos.

Por lo tanto, el ejercicio con BFRT se debe prescribir con precaución cuando el control
de la presión arterial sea necesario durante el ejercicio. Haciendo referencia al autor
principal: “no debes centrarte solo en controlar las variables de presión, pues es un
factor más. La presión sanguínea está influenciada por todas las variables del
entrenamiento (volumen, frecuencia, intensidad…). Por tanto, todas ellas se deben
tener en cuenta en la prescripción de BFRT en personas sanas y con hipertensión”.

Jesse y colaboradores (2016) (10) añaden que el riesgo de un evento cardiovascular


adverso puede aumentar a presiones más altas del manguito. Los estudios agudos
(11,12) y crónicos (13) sugieren que las presiones relativas más altas no parecen ser
más efectivas que las presiones relativas más bajas. De hecho, un estudio comparó el
entrenamiento con BFRT utilizando presiones de restricción de 40 y 90% sobre la
presión de oclusión arterial (POA) sin encontrar diferencias inter-grupo en el tamaño y
la fuerza del músculo esquelético. Es por ello, que la aplicación de una presión relativa
baja, en lugar de una presión relativa alta, podría disminuir el riesgo de eventos
adversos, sin afectar las adaptaciones musculares.

Respuesta Hemodinámica en Población Sana


Para todos aquellos profesionales que tengan en su centro a personas sanas, sin
patologías, el conocimiento de las respuestas hemodinámicas normales durante y
después del BFRT también es de obligado conocimiento.

Dos revisiones sistemáticas (4,14), una de ellas con meta-análisis (4), han comparado
los efectos sobre la presión sanguínea entre el entrenamiento con y sin BFRT, así como
con HL-RT.

La revisión llevada a cabo por Neto y colaboradores (2015) desvela como el BFRT
promueve un aumento en la frecuencia cardiaca, presión sanguínea y el producto del
ratio de presión ([PBS / PBD] * FC) en comparación al grupo No-BFRT. Este último valor

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es un indicador de la demanda de oxígeno del corazón, cuyo resultado se obtiene de


multiplicar la frecuencia cardiaca por la presión sanguínea sistólica (15). Incluso siendo
superior al HL-RT en valores de presión sanguínea, las diferencias entre el volumen de
entrenamiento y los descansos entre serie podrían explicar dichos resultados. Se
añade en la publicación un apartado en referencia a las limitaciones que encontraron
en la búsqueda de artículos:

 Poca participación de mujeres y pequeño tamaño de muestras (entre 7 y 60


personas).

 Falta de estandarización en la prescripción del entrenamiento asociado a la


restricción de flujo sanguíneo (selección de ejercicios, volumen realizado,
velocidad de ejecución, etc.).

 Falta de estandarización en la prescripción de la presión (material y anchura de


los manguitos, localización, variable de referencia para la oclusión sanguínea,
etc.).

No parece haber diferencias cuando se comparan diferentes edades o el segmento


ocluido con BFRT, pero sí con la anchura del manguito utilizado y el tipo de presión
(continua u intermitente). Los cambios producidos entran dentro de valores normales.
Los autores concluyen que el BFRT es una herramienta segura, sin embargo, quién
dota de “seguridad” a una herramienta es el profesional, pues decide cómo, cuándo y
dónde utilizarla.

De nuevo, en otra revisión (16) se indica que las respuestas hemodinámicas


promovidas por el BFRT parecen ser similares a las desencadenadas por el HL-RT en
personas sanas, pero que se necesita de una mayor calidad en los estudios para
extraer conclusiones seguras.

Como si en respuesta a esas “deficiencias metodológicas” se tratase, un artículo muy


reciente (8) investiga los efectos sobre la presión sanguínea y la percepción del
esfuerzo en respuesta a diferentes sistemas de oclusión. En el mercado disponemos
de diferentes aparatos para generar la restricción del flujo arterial, desde los más
sencillos (y económicos) como los manguitos prácticos o esfigmomanómetros
manuales, hasta los de compresión automática.

La muestra del citado estudio la formaban 18 hombres sanos con experiencia en el


entrenamiento de fuerza. Todos los participantes realizaban el mismo protocolo (4x15
repeticiones al 30% RM con un ritmo de 1:1 [segundos fase concéntrica: segundos fase
excéntrica]) pero con diferentes sistemas de BFRT:

 Sistema inflado-rápido automático (RI): manguitos de nylon de 13 cm x 124 cm,


0.5 mm.

 Sistema de torniquete automático personalizado (PT): manguitos de nylon de


11.5 cm x 86 cm, 2.5 mm.

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 Sistema inflado-manual con esfigmomanómetro (HS): manguitos de nylon de 8


cm x 100 cm, 1.5 mm.

La presión de restricción utilizada fue la equivalente al 80% de la necesaria para


alcanzar la restricción total del flujo arterial en la extremidad inferior medida con una
sonda doppler en supino. Se realizaron 4 sesiones en orden aleatorio, y separadas por
48 horas. Siempre la primera de ellas era de familiarización con el ejercicio, así como
con las escalas de percepción del esfuerzo y del dolor.

Lo más interesante del estudio fue la aplicación de sensores de presión debajo de cada
manguito, para medir el grado de compresión del miembro durante el ejercicio y el
descanso.

Los resultados mostraron que la presión ejercida fue menor durante el descanso que
en el ejercicio para todos los sistemas de BFRT. El dolor y la percepción del esfuerzo
(RPE) fueron mayores en la 3ª y 4ª serie con RI y HS en comparación a PT. La presión
arterial media (mean arterial pressure o MAP) fue mayor en RI y HS comparado a PT
tras 1 y 5 min post-ejercicio. Con todo ello, los autores concluyen que a mayores
presiones con cualquier sistema de BFRT aumenta la presión arterial media y la
percepción del esfuerzo, y que los sistemas automáticos de BFRT parecen regular de
forma efectiva la presión durante el ejercicio con menor respuesta en MAP y RPE, por
lo que pueden ser mejor tolerados.

El artículo de Karabulut y colaboradores realizado en 2018 (17) comprueba los efectos


de la contracción isométrica sobre una plataforma vibratoria con y sin restricción
parcial del flujo en la rigidez arterial y otras variables hemodinámicas. Aunque
contaban con una muestra pequeña (8 hombres), se realizaron 4 sesiones de forma
aleatoria. En dos de ellas los participantes realizaban ocho flexiones isométricas (con o
sin restricción) durante 45 segundos, con el mismo tiempo de descanso entre series.
En las otras dos sesiones restantes se realizaban sentadillas isométricas durante 60
segundos, con el mismo tiempo de descanso entre series. La frecuencia vibratoria fue
siempre de 30 Hz.

Los resultados mostraron que las arterias de bajo calibre se mantuvieron con mayor
rigidez durante un período de tiempo más prolongado tras vibración con BFRT.
Además, la restricción de flujo parece aumentar la demanda del sistema cardiovascular
(frecuencia cardiaca), pero no se encontraron cambios en la RPE. Los hallazgos
también indicaron que el tipo de ejercicio realizado y / o la ubicación de la medición
son muy importantes y deben tenerse en cuenta al examinar la respuesta arterial.

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Respuesta Hemodinámica en Poblaciones Especiales


Una de las grandes apuestas del BFRT es su utilización en personas que no pueden o
deben entrenar con cargas altas, cuando su objetivo sea la mejora de la fuerza y la
ganancia de masa muscular. Este conjunto de personas, que por lesión o cualquier otro
tipo de limitación, son uno de los espectros poblacionales que mayor beneficio pueden
obtener del uso del BFRT.

El estudio de Pinto y colaboradores (2018) (5) realiza 3 intervenciones diferentes en un


grupo de mujeres mayores (<60 años) con hipertensión. De forma aleatoria, cada
participante debía realizar una sesión de BFRT al 20% RM, una sesión de HL-RT al 65%
RM y otra sesión con restricción parcial del flujo (sin entrenamiento asociado). Tanto
en la sesión de BFRT como en la de HL-RT se realizaban 3x20 repeticiones con 1 minuto
de descanso. La presión de oclusión fue la misma para las sesiones con y sin ejercicio,
tomándose el 80% de la presión arterial oclusiva con un doppler a nivel de la arteria
tibial.

Las variables que se tomaron para el control de la respuesta cardiovascular fueron:


 Presión braquial sistólica (PBS)
 Presión braquial diastólica (PBD)
 Frecuencia cardiaca (FR)
 Volumen sistólico (VS)
 Respuesta cardiaca (RC)
 Resistencia vascular sistémica (RVS)
 Concentración Lactato
 Percepción del Esfuerzo (RPE)

BFRT muestra los mismos valores hemodinámicos durante el ejercicio, menor RPE y
menor concentración de lactato que el grupo sin BFRT, aunque se observó una mayor
demanda hemodinámica durante los descansos en comparación con HL-RT.

En otras investigaciones similares (3) se estudiaron las respuestas hemodinámicas en


mujeres mayores sanas. Los datos de presión arterial indican que el BFRT causa mayor
estrés en los vasos sanguíneos que el ejercicio de la misma intensidad sin restricción y
que el HL-RT. Sin embargo, las demás variables cardiovasculares (HR, RC, SV) fueron
similares entre las condiciones de BFRT y HL-RT. De nuevo, el RPE fue similar o menor
en BFRT que en HL-RT, lo que parece indicar que el entrenamiento con restricción de
flujo sanguíneo puede ser seguro y eficaz para personas mayores sanas.

Otra indicación común del BFRT es su uso tras cirugías (18–20). La respuesta
hemodinámica, dolor y RPE se ha estudiado en pacientes intervenidos de ligamento
cruzado anterior (LCA) comparando dos entrenamientos de cargas bajas con y sin
restricción del flujo sanguíneo (BFRT y No-BFRT) (21). Una segunda comparación
incluyó a pacientes intervenidos de LCA y a personas sanas con BFRT y HL-RT. Como
datos curiosos de la metodología tenemos:

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 Test de 10 RM para cuantificar los porcentajes de 1RM a los que deberían de


trabajar (BFRT y No-BFRT al 30% y HL-RT al 70%).

 Medición de la presión de restricción del miembro en la posición del ejercicio


(prensa unilateral).

 Utilización de manguitos estrechos (5 cm ancho).

Los resultados muestran un RPE mayor en BFRT comparado con No-BFR en pacientes
intervenidos de LCA. El dolor muscular fue mayor en ambos grupos BFRT que en HL-RT.
No hubo diferencias entre grupos en las variables de presión arterial (sistólica y
diastólica). Con todo ello, podemos afirmar que ni la percepción del esfuerzo ni el
dolor son limitantes en el uso del BFRT en pacientes con LCA.

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PUNTOS CLAVE
 En personas sanas, el BFRT no ha mostrado promover diferencias
significativas en las respuestas hemodinámicas comparado con el
entrenamiento de cargas altas.

 Las características individuales del paciente guardan una estrecha


relación sobre la presión de restricción y el ejercicio escogido cuando se
aplica BFRT.

 En situaciones de patología del sistema cardiovascular es necesario el


control médico frecuente, así como la monitorización de las variables
(presión sistólica, diastólica, frecuencia cardiaca…) durante el
entrenamiento y/o rehabilitación.

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12. Lixandrão ME, Ugrinowitsch C, Berton R, Vechin FC, Conceição MS, Damas F, et
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Resistance Training Versus Low-Load Resistance Training Associated with Blood-
Flow Restriction: A Systematic Review and Meta-Analysis. Sport Med [Internet].
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https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/mus.24756
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https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/cpf.12368
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21. Hughes L, Rosenblatt B, Paton B, Patterson SD. Blood Flow Restriction Training
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on_Training_in_Rehabilitation.6.aspx

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FATIGA
Mejorar la capacidad de recuperación del paciente entre sesiones, o de un deportista
tras una competición exigente, puede ser uno de los objetivos comunes que persigue
cualquier profesional del ejercicio. Las estrategias que pueden llevarse a cabo para ello
son muy variadas; se puede incidir en retrasar la aparición de la fatiga, mejorando la
condición física de la persona (1) pero también se puede optar por optimizar aquellos
mecanismos fisiológicos que aceleran dicha recuperación (2,3).

La primera estrategia tiene como objetivo mejorar la tolerancia a la carga,


permitiendo así incrementar la frecuencia del estímulo y dando lugar a la perpetuación
en el tiempo de las adaptaciones que se marcaron como objetivos en nuestros clientes
(disminución de la pérdida de velocidad, aumento del consumo de oxígeno,
disminución del dolor muscular post-ejercicio…) (4).

Antes de comentar la segunda estrategia, es primordial definir y acotar el término de


“fatiga”. La fatiga es un proceso multifactorial (fisiológicos, psicológicos,
ambientales…) cuya interacción tiene como resultado la disminución del rendimiento,
independientemente de la variable que se mida como referencia: concentración de
lactato, consumo de oxígeno, pérdida de velocidad, porcentaje de tiros fallados,
disminución del rango de movilidad, etc. (5,6). En cualquier caso, lo importante es
conocer las características de la variable que tomamos como referencia (qué mide,
cómo lo mide y cuál es su fiabilidad) así como su evolución en el tiempo para acotar el
tipo de fatiga, pudiendo ser aguda o crónica (7).

La recuperación, por tanto, estaría conformada por el conjunto de estrategias que


tienen como objetivo retrasar la presentación de los factores que aumentan la fatiga y
potenciar aquellos que previenen su aparición. Estas estrategias son multimodales, de
acuerdo con el modelo biopsicosocial de salud. Es tal la importancia de la recuperación
en la salud y el rendimiento deportivo que ya existen especialistas en este campo, los
denominados recovery coachs (8).

De acuerdo con lo descrito anteriormente, los objetivos del presente capítulo serán los
siguientes:

 Describir los efectos del entrenamiento con restricción del flujo


sanguíneo o blood flow restriction training (BFRT) sobre la fatiga y su
percepción en diferentes poblaciones y en comparación con otros
métodos de entrenamiento.

 Reflexionar sobre si esta herramienta puede ser utilizada como


estrategia en la recuperación.

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Efectos sobre la Fatiga


Existen un gran número de marcadores o variables que nos pueden dar información
sobre el grado de fatiga de la persona, por ello es importante conocer las variables que
se presentan en los estudios.

Bunevicius y colaboradores (2017) (9) examinaron el efecto agudo del BFRT sobre la
fatiga entre 2 series de flexión plantar al 75% de la repetición máxima (RM). Las
variables que se utilizaron para comprobar la existencia de fatiga fueron el volumen de
flujo arterial, la saturación de oxígeno y la máxima contracción voluntaria (MVC). Tras
analizar los resultados, se observó como la aplicación de BFRT acelera la aparición de la
fatiga con la disminución de la saturación de oxígeno y la capacidad de trabajo
(número de repeticiones x kg). Más allá de los resultados, en la metodología del
estudio se observa que la cuantificación de la carga no ha sido realizada de la forma
más correcta. La estimación del RM de forma directa es muy variable entre el nivel de
los sujetos y entre sesiones. Además, el realizar repeticiones hasta el fallo muscular
provoca grandes diferencias en el volumen (número de repeticiones realizadas) entre
los grupos BFRT y control.

Otro factor a tener en cuenta en la aparición de fatiga es el rendimiento


neuromuscular. De forma habitual, se ha medido a través de la relación entre la
actividad muscular (medida con electromiografía) y la capacidad de producción de
fuerza (a través de la MVC).

En un estudio se analizó la respuesta del BFRT sobre el rendimiento neuromuscular y


su correlación con la fatiga percibida (a través de la Escala de Borg y el cuestionario
CR-10) (10). La determinación de la presión de restricción arterial fue individualizada, a
través de una sonda doppler y utilizándose una presión de restricción del 60% para el
grupo BFRT. Tanto el grupo control como el BFRT tenían el mismo volumen de
repeticiones (30-15-15-15), ritmo de ejecución (40 bpm) y descanso entre series; así
como un calentamiento general y otro específico para la prueba. Los resultados
obtenidos muestran un aumento de la fatiga percibida acompañada de la disminución
de la función contráctil tras terminar el ejercicio con BFRT. Sin embargo, pasados 2
minutos de la finalización del ejercicio, estos valores se normalizan, por lo que el
efecto del BFRT sobre la fatiga neuromuscular parece ser intenso, pero de corta
duración.

Otra variable común en el estudio de la fatiga tras el entrenamiento es el dolor


muscular tras el ejercicio. Aunque fuera del ámbito académico español, se suelen
referir como “agujetas”, el término sajón para su investigación es delayed onset muscle
doreness (DOMS).

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También se ha explorado qué ocurre tras la aplicación del BFRT sobre el nivel de DOMS
y su relación con el esfuerzo percibido o rate of perceived exertion (RPE) (11). Este
artículo contempla aspectos metodológicos que suelen escapar al resto de estudios de
la misma temática:

 Control del volumen total (número de repeticiones) y de la intensidad entre


grupos y entre sujetos.

 Prescripción de la presión (continua o intermitente, específica del sujeto o


arbitraria, etc.)

 Familiarización con las pruebas, como por el ejemplo en el uso de las


escalas de esfuerzo percibido (RPE) o dolor.

Todos los participantes realizaron un curl de bíceps unilateral, durante 4 sesiones con
7 días de descanso entre las mismas. Los resultados muestran mayores niveles de
DOMS para BFRT-Intermitente y BFRT-Continuo hasta las 72 horas post-intervención
comparados con los grupos de entrenamiento de cargas altas (80% RM) y bajas (20%
RM). A las 96 horas, los niveles de DOMS vuelven a sus estados basales para todos los
grupos. El esfuerzo percibido fue mayor para los grupos de BFRT y entrenamiento de
cargas altas en comparación con cargas bajas, sin diferencias entre BFRT-Intermitente
y cargas altas. Aunque el volumen fue menor en cargas altas, no hubo correlación
entre el volumen total y los valores pico de DOMS o RPE.

Como se ha adelantado en la introducción del capítulo, son muchos los factores que
influyen en la percepción del esfuerzo. A modo de resumen, los más influyentes en
relación con el BFRT serían:

 Anchura Manguito
 Presión
 Localización (miembro superior o inferior)
 Variables del Entrenamiento (volumen, intensidad…)
 Características Cliente (nivel condición física, enfermedad, estrés…)

Para terminar este sub-apartado, en la tabla 1 se han recogido las conclusiones de


diferentes estudios que correlacionan BFR y RPE (12–14).

RPE-BFRT
Ejercicio a una misma intensidad: Mayor RPE en grupo BFRT
Ejercicio con diferente intensidad: RPE mayor grupo BFR si la presión es alta y
manguito ancho
Novatos vs Experimentados: RPE mayor en nuevos practicantes.
DOMS: Similar en protocolos al fallo muscular, pero mayor con BFR en mismo volumen
Tabla 1 Relación entre Esfuerzo Percibido (RPE) y Entrenamiento con Restricción de Flujo (BFRT)

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Utilización de Escalas con BFRT


Las escalas son herramientas muy útiles con las que poder contar día a día en los
centros de entrenamiento, fisioterapia y readaptación. Existe una gran variedad de
escalas, quizás las más conocidas son las numéricas, como la escala de Borg; o visuales,
como la EVA.

Pero, ¿por qué se utilizan escalas y no otros marcadores más objetivos, como es el
caso de marcadores sanguíneos (creatina, lactato o pH) o pruebas de esfuerzo
(consumo de oxígeno durante un test de carrera o newtons en una dinamometría)?

Las escalas miden sensaciones, valores subjetivos (dolor, rigidez, esfuerzo, fatiga…)
que son específicos para la persona y para el momento en el que se realiza. Además,
su coste e inmediatez en la obtención de los resultados hacen de ellas un gran aliado
durante las sesiones.

Por ejemplo: si pasamos una escala de esfuerzo a la misma persona en 2 sesiones de


entrenamiento completamente iguales (mismo volumen, ejercicios, etc.), los valores
serán diferentes muy probablemente. La fatiga o la percepción del esfuerzo va mucho
más allá de las variables propias del entrenamiento, y recogen información de cómo
influye el entorno, las experiencias previas y las emociones del cliente.

La utilización de escalas, para el dolor o la percepción del esfuerzo, necesitan de un


proceso de entrenamiento por parte del cliente. Con el paso de las sesiones se debe
observar una mejora en la consciencia de la variable a cuantificar y en la precisión del
valor correspondiente.

En el caso del BFRT, se descarga de forma gratuita en la web de En-Forma.

VALOR PRE-
COMPRESIÓN

VALOR
INTRA-
EJERCICIO

VALOR POST-
COMPRESIÓN

Ilustración 1 Utilización de Escalas con el Entrenamiento con Restricción de Flujo (BFRT)

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Recuperación
El BFRT ha demostrado tener efectos positivos a nivel de la formación de nuevos vasos
sanguíneo, proceso conocido como “angiogénesis” (15–18). Como se ha comentado en
el punto anterior, la capacidad de oxigenación de los tejidos es un posible
determinante de la fatiga neuromuscular. Por lo que, si el BFRT aumenta la creación de
nuevos vasos, podría darse un aumento del flujo arterial y mayor oxígeno disponible
para las células musculares o miocitos.

El artículo de Ferguson y colaboradores (2018) (15) estudia la activación de una enzima


relacionada con la creación de nuevos vasos y la expresión génica de factores
angiogénicos en respuesta al BFRT. El estudio contó con una muestra pequeña, sólo 6
personas y utilizaron biopsias musculares para determinar de forma cuantitativa la
fosforilación de la kinasa relacionada con la angiogénesis (p38MAPK) y la expresión de
los genes PGC-1α y VEGF-1. Los resultados muestran diferencias significativas entre
situaciones pre y post-ejercicio.

Tras analizar la evidencia científica actual, podemos concluir que el BFRT va a


aumentar la percepción de esfuerzo si se compara con el mismo entrenamiento sin
restricción. Sin embargo, no parece haber diferencias significativas al compararlo con
el entrenamiento de cargas altas (>70% RM). Para su aplicación en el día a día se debe
tener en cuenta todas las variables (internas y externas) que van a modular la
respuesta de la fatiga, teniendo a las escalas como una herramienta muy útil en su
control.

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PUNTOS CLAVE
 El BFRT muestra mayores niveles de fatiga (RPE, DOMS, volumen total
realizado…) cuando se compara con el mismo entrenamiento sin
restricción del flujo.

 Debido a las grandes diferencias metodológicas no se puede inferir


diferencias entre BFRT y HL-RT.

 La utilización de escalas subjetivas son una gran opción en el control de


la fatiga con el BFRT.

 Los efectos del BFRT sobre la recuperación muscular necesitan de más


estudios para poder inferir conclusiones claras.

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https://www.fasebj.org/doi/abs/10.1096/fasebj.2018.32.1_supplement.855.23

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DOLOR Y MOVILIDAD
Por Antonio Piepoli

Uno de los síntomas más frecuentes en personas que se encuentran dentro de un


proceso de recuperación de una lesión es la presencia de dolor y/o la reducción del
rango de movimiento. Sin embargo, en otros casos, aun habiéndose recuperado por
completo el tejido lesionado, la persona sigue presentando niveles elevados de dolor y
rangos de movimiento reducidos.

Para explicar estos hechos, el primer paso sería conocer qué es el dolor, y qué relación
tiene el mismo con la reducción del rango de movimiento.

El dolor se define como un sentimiento protector consciente que obliga a la víctima a


proteger su cuerpo de un posible peligro (1). Son varias las teorías que han sido
formuladas en los últimos años para explicar los mecanismos subyacentes al dolor.
Entre las más importantes se encuentran la “Teoría de la Compuerta” (2) y la “Teoría
de las Neuroetiquetas” (3). Se utilizará este último modelo teórico para la justificación
del uso del entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo o blood flow restriction
training (BFRT), así como sucede con el flossing (posteriormente explicado), en la
disminución del dolor y mejora del rango de movimiento, dado que la teoría de la
compuerta ya ha sido refutada (4).

Por neuroetiqueta se entiende un gran número de células cerebrales localizadas en


diferentes áreas que trabajan de forma conjunta para dar una respuesta (output).
Dependiendo de la respuesta producida, se pueden diferenciar dos tipos de
neuroetiquetas: primarias o de acción, y secundarias o de modulación (Ilustración 1).

 Las neuroetiquetas primarias son aquellas cuya acción es tangible y tiene como
objetivo un órgano determinado. Las neuroetiquetas de acción pueden ejercer
su influencia sobre un músculo o articulación (neuroetiqueta motora), sobre la
consciencia (neuroetiquetas de sensaciones o pensamientos) o cualquier otra
respuesta del sistema.

 Las neuroetiquetas secundarias influyen en la probabilidad de activación de las


neuroetiquetas primarias a través de la modulación de la masa y precisión
neural de las mismas. Las neuroetiquetas de modulación pueden representar
conceptos implícitos, datos sensitivos unimodales (ejemplo: información
visual), propiocepción, nocicepción, etc.

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Neuroetiqueta
secundaria

Neuroetiqueta Neuroetiqueta
Sensación
secundaria primaria

Neuroetiqueta Neuroetiqueta
Creencia
secundaria primaria

Neuroetiqueta Neuroetiqueta
Movimiento
secundaria primaria

Neuroetiqueta
secundaria

Neuroetiqueta
secundaria

Ilustración 1 Adaptación del diagrama de Funcionamiento de las Neuroetiquetas (Neurotags). (Wallwork


et al, 2016)

El conjunto de neuroetiquetas de modulación compiten o colaboran entre ellas para


activar una determinada neuroetiqueta de acción.

Entendiendo, por tanto, la movilidad y el dolor como respuestas cerebrales


(neuroetiquetas de acción) se deberían utilizar aquellas herramientas que nos
permitan modular éstas a través de las neuroetiquetas secundarias (propiocepción,
nocicepción, percepción de amenaza…). En este sentido, en los siguientes apartados
veremos cómo el BFRT y el flossing podrían modular el dolor y mejorar la movilidad.

BFRT y Dolor
 Efectos Agudos: la evidencia sobre los efectos agudos del BFRT en el dolor es
escasa. Solo tres estudios han analizado la respuesta sobre el dolor anterior de
rodilla a nivel agudo.

El primer estudio en investigar los efectos del BFRT sobre el dolor


patelofemoral (PFP) (6) compara la utilización de este empleando cargas bajas
(30% de la repetición máxima o RM) con el entrenamiento convencional (70%
RM). Para controlar la influencia del efecto placebo, con el grupo de
entrenamiento convencional se utilizaron bandas elásticas que simulaban una
compresión. Los efectos de la intervención (8 semanas) fueron monitorizados a
través de la escala visual analógica (VAS) y el cuestionario Kujala
(funcionalidad), así como la fuerza isométrica en la extensión de rodilla y la
presencia de dolor durante la misma.

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Los resultados muestran que los pacientes con PFP que utilizaron BFRT durante
8 semanas, obtuvieron una mayor reducción significativa del dolor en
comparación con el grupo control. No hubo diferencias entre grupos en la
percepción del “worst pain” traducido al español “peor dolor” y la función
relacionada con el dolor (Kujala), el tamaño muscular o la fuerza. Otro hallazgo
a destacar es que un subgrupo de pacientes pudo aplicar más fuerza en el
ejercicio de extensión de rodilla cuando utilizaban BFRT, mientras que en el
grupo control no se observó este hecho.

Otro estudio que analiza los efectos del BFRT sobre el dolor de rodilla es el de
Korakakis y colaboradores de 2018 (10). Todos los sujetos del estudio (30
hombres) realizaban el ejercicio de extensión de rodilla con BFRT, midiéndose
el dolor post-intervención en tres ejercicios (sentadilla unipodal profunda,
cuarto de sentadilla y bajar de un escalón). Una vez realizadas las pruebas, toda
la muestra llevaba a cabo una sesión de fisioterapia estándar (45 minutos) que
incluía ejercicios de fuerza y equilibrio; al finalizar la misma se volvía a medir el
dolor en dichas pruebas.

Los resultados del estudio muestran como la aplicación de BFRT produjo una
disminución de los niveles de dolor en las tres pruebas seleccionadas;
manteniéndose los valores tras la sesión de fisioterapia.

En otro estudio de los mismos autores (14), se investigaron los efectos sobre el
dolor de rodilla comparando la misma intervención con y sin restricción del
flujo sanguíneo. Las mejoras en la reducción del dolor durante las pruebas
funcionales en el grupo con BFRT respecto al que no tenía restricción fueron
desde el 73% hasta el 237%. Durante la intervención ningún participante del
grupo BFRT mostró un aumento del dolor. Sin embargo, el 20% de los
participantes del grupo control mostró un aumento de los síntomas post-
intervención, y un 15% tras la sesión de fisioterapia (45 minutos después).

Analizando los resultados de los estudios previamente descritos se puede


afirmar que hay una tendencia clara que nos llevaría a proponer el BFRT como
una herramienta para inducir hipoalgesia aguda, sin embargo, aún no están
claros los mecanismos que subyacen a tales efectos.

 Efectos Crónicos: en el artículo de Giles comentado anteriormente (5), se


realizó un seguimiento de 6 meses tras la intervención. Las mejoras observadas
tras las 8 semanas de intervención se mantuvieron durante el periodo de
seguimiento en ambos grupos. Por lo tanto, los autores afirman que ambos
tipos de entrenamiento pueden ser efectivos en la reducción del dolor y mejora
de la funcionalidad tanto a corto como a largo plazo.

Tennent y colaboradores en 2016 (6) estudiaron los efectos sobre la hipertrofia,


fuerza, funcionalidad y sintomatología reportada en pacientes con artrosis de
rodilla (a través de los cuestionarios KOOS y VR-12). La muestra se dividió en
dos grupos (BFRT y CON), donde ambos realizaban el mismo entrenamiento

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con cargas bajas (30%RM). Los niveles de dolor medidos a través del
cuestionario KOOS mostraron una mayor disminución del dolor en el grupo
BFRT, sin embargo las diferencias no fueron significativas en comparación al
grupo control.

Aunque la evidencia disponible sea reducida y muestre limitaciones como la


duración de intervención, la cuantificación de la carga individual y la región de
aplicación de la restricción (siempre miembro inferior); la experiencia clínica es
amplia, independientemente de la patología, localización del dolor y de su
intensidad.

Son necesarios más estudios que investiguen los mecanismos subyacentes a dichos
efectos, aunque principalmente la hipótesis más aceptada actualmente está
relacionada con el Diffuse Noxious Inhibitory Control (DNIC) (7). Este sistema de
modulación descendente está condicionado por la presencia de otro estímulo
nociceptivo que difiere en localización o intensidad. Una de las razones por las que la
nocicepción no es igual a dolor es que hay una multitud de sustancias químicas que se
liberan supraespinalmente y que pueden actuar para suprimir o bloquear las señales
nociceptivas ascendentes. Una región clave del cerebro involucrada es la materia gris
periacueductal (PAG) que se proyecta a la médula ventromedial rostral (RVM) (8).

Las áreas cerebrales múltiples se proyectan hacia la PAG, como la corteza, el sistema
límbico y el hipotálamo, lo que significa que puede verse afectada la percepción de
dolor por factores como los pensamientos, las emociones y el estrés. El RVM se
conecta al asta dorsal y puede actuar para inhibir o facilitar la nocicepción. Las vías
descendentes pueden inhibir los elementos postsinápticos dentro de las astas dorsales
y las fibras aferentes presinápticas en los extremos terminales, además de provocar la
excitación de las interneuronas inhibitorias o facilitadoras dentro de la médula espinal
que también afectan la señalización nociceptiva. Hay una gran cantidad de otros
productos químicos, mecanismos y sistemas que intervienen en la mediación de la
modulación descendente, incluidos: Noradrenalina, Serotonina, GABA, Cannabinoides
(9).
Finalmente, debido a los efectos observados del BFRT y flossing sobre el dolor (10,11)
se puede creer que estas herramientas son capaces de activar los sistemas de
modulación descendente, disminuyendo la percepción de amenaza del sistema y por
consecuencia disminuyendo la percepción de dolor (3).

En efecto, durante la práctica clínica hemos observado que al aplicar el flossing


alrededor de la rodilla dolorosa, los movimientos presentan de forma inmediata unos
niveles menores de dolor, incluso pudiendo llegar a ser indoloros. Por otro lado,
realizar un ejercicio con BFRT podría tener un efecto analgésico combinado. Por un
lado, la hipoxia podría generar el estímulo potencialmente nocivo y activar el sistema
de modulación descendente, del mismo modo que la presión del manguito podría
producir el estímulo mecánico para activar de la misma manera esta vía y finalmente
que el propio ejercicio físico active el sistema opioide endógeno (12).

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Flossing y Movilidad
El flossing es la aplicación de un vendaje elástico recubriendo una determinada zona
corporal, normalmente una articulación o un segmento muscular. Su relación con el
BFRT proviene de los inicios de este tipo de entrenamiento. Cuando empezó a
desarrollarse el BFRT, la restricción del flujo sanguíneo se realizaba con bandas
elásticas. Sin embargo, la utilización del vendaje con el objetivo de mejorar la fuerza y
la hipertrofia muscular acarreaba con una gran limitación, pues la cuantificación de la
presión era imposible de realizar. De la necesidad de tener un control y poder
progresar en el entrenamiento se comenzó a extender el uso de manguitos, bien sea
manuales (a través de un esfigmomanómetro) o mecánicos (con un compresor de
aire).

No fue hasta el año 2013 cuando Kelly Starret y Glen Cordoza incluyeron en su libro el
flossing como una herramienta de mejora de la movilidad y disminución del dolor (13).
Las hipótesis en las que basan estos autores los efectos del flossing eran el “creeping”
o cizallamiento fascial provocado por la compresión del vendaje sobre los tejidos, y la
mejora del flujo sanguíneo debido a la restricción previa del vendaje.

El cizallamiento fascial tiene como objetivo la mejora del deslizamiento entre planos
fasciales (entre fascículos musculares o entre los propios grupos musculares) para la
mejora de la movilidad, y, por ende, del dolor. Esta hipótesis restringe los efectos a
aquellas zonas corporales en las que se puede aplicar el vendaje y que siempre la
mejora de la movilidad precederá a la disminución del dolor. Esta hipótesis no ha sido
estudiada en ningún artículo científico, y la experiencia clínica nos muestra como la
movilidad no siempre precede a la mejora del dolor, pudiendo ser respuestas
independientes. Además, los efectos no solo se producen a nivel local sino que, por
ejemplo con la aplicación del vendaje sobre el pliegue inguinal, podemos conseguir
mejoras en la movilidad y/o el dolor de la cadera.

Por tanto, el marco teórico sobre el que se basa la utilización del flossing guarda una
estrecha relación con la teoría de las neuroetiquetas. Como se ha reflejado en el
apartado anterior, la relación entre la limitación del rango de movimiento (pérdida de
movilidad) y el dolor se basa en que comparten neuroetiquetas secundarias o de
modulación comunes (Ilustración 2) (3).

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Nociocepción

Amenaza visual
Conducción Neuroetiqueta
externa Dolor
primaria dolor
Expectativa
Amenaza
Neuroetiqueta
primaria Movimiento
Percepción del Movimiento
estado actual del
tejido

Percepción de la
posición/localización
actual del cuerpo
Conducción
interna

Amenaza social

Ilustración 2 Adaptación del diagrama de relación entre Dolor y Movimiento. (Wallwork et al, 2016)

La evidencia disponible respecto al dolor y el uso de flossing es, de nuevo, escasa. Prill
y colaboradores (2018) (2) estudiaron los efectos agudos del flossing en la disminución
del dolor muscular post-ejercicio, más comúnmente conocido como “agujetas”. Con
una muestra pequeña (15 personas) se realizó un entrenamiento sobre los flexores de
codo de forma bilateral, pero solo se aplicó flossing a uno de los brazos de forma
aleatoria. Se controló el dolor y la fatiga a través de la Escala Visual Analógica (EVA) y
la Escala de Borg en tres ocasiones (inmediatamente después de terminar el
entrenamiento, a las 24 y 48 horas). Tanto los valores de dolor como de fatiga
disminuyeron en el brazo al que se le aplicó flossing.

En un estudio de caso (3) se aplicó flossing en un jugador de baloncesto de instituto


con la enfermedad de Keinböck (necrosis vascular del semilunar). El vendaje se aplicó
con una duración de 1-3 minutos (dependiendo de la tolerancia) durante 6 semanas
combinado con ejercicios de fuerza y movilidad. Los valores de funcionalidad
reportados por el jugador aumentaron un 45% y el dolor disminuyó hasta el 88% del
valor inicial (semana 1). Como limitaciones del estudio, encontramos que no se indicó
ni el programa de ejercicio realizado, ni si se progresó en el uso del flossing a lo largo
de la intervención (tiempo de exposición, percepción de compresión, etc.). Tampoco

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se utilizaron valores objetivos para medir la fuerza o el rango de movimiento, sino que
sólo se utilizó la EVA y el índice de disfunción para muñeca-mano (Wrist-Hand
Disfuction Index o WHDI) semanalmente.

En referencia a la mejora de la movilidad, los estudios que han investigado los efectos
del flossing son mayores en número y mejores en calidad metodológica. Drill y
colaboradores llevan a cabo en 2016 un estudio sobre los efectos del flossing en la
movilidad del tobillo y el rendimiento del salto unipodal. Cincuenta y dos corredores
recreacionales componen la muestra del estudio, sobre los que se aplica flossing de
forma unilateral (sirviendo el otro tobillo como grupo control) (4).

La presión del vendaje fue monitorizada a través de un dispositivo de presión colocado


bajo el mismo, aplicándose 182mmHg (± 38) durante dos minutos. Mientras se tenía el
vendaje, los corredores realizaban 20 flexo-extensiones de tobillo en descarga (cadena
cinética abierta) de forma bilateral; una vez pasados los 2 minutos de flossing,
caminaban durante 1 minuto más sin vendaje.

Las variables que se utilizaron en el estudio fueron:

 Movilidad de la flexión dorsal en carga (Lunge Test).

 Movilidad flexión dorsal y plantar en descarga (goniometría).

 Velocidad y altura del salto vertical con contramovimiento de forma unilateral


(transductor lineal).

Los resultados mostraron mejoras significativas entre grupos (tobillo con y sin flossing),
así como a lo largo del tiempo (pre-post). Sin embargo, el tamaño del efecto para
todas las variables comparadas fue pequeño.

Los mismos autores reprodujeron la misma metodología en otro artículo posterior,


añadiendo como novedad más mediciones en el tiempo (post-intervención, 5,15, 30 y
45 minutos post-intervención) y el sprint (15 metros) como variable (5). Los resultados
muestran mejoras en la movilidad del tobillo, con un mayor efecto a los 5 minutos
post-intervención, pero manteniéndose superior a los valores iniciales hasta los 45
minutos posteriores.

Sólo dos estudios han investigado los efectos del flossing sobre la movilidad del
miembro superior. Kiefer y colaboradores en 2017 investigaron los efectos sobre el
ROM en la flexión de hombro (6). El estudio cuenta con una muestra amplia (60
jóvenes), divididos en un grupo experimental (flossing) y otro control (no flossing).
Ambos grupos realizaron un estiramiento (child’s pose strecht) 5 veces durante 30
segundos, midiéndose el ROM pasivo a través de goniometría y la percepción de
“flexibilidad” (facilidad percibida por la persona al llegar a su máxima tolerancia de
estiramiento). Los resultados muestran como ambos grupos mejoraron los valores en
flexión de hombro comparando pre y post-intervención, sin diferencias entre grupo

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control y experimental. La percepción de "flexibilidad" en el movimiento también


aumentó con la aplicación de flossing.

Hodeaux estudió el ROM pasivo en la flexión-extensión y prono-supinación del codo en


tenistas de élite (12 en total: 6 mujeres y 6 hombres) (7). Tras 2 minutos de aplicación
junto con movilizaciones activas no se observaron mejoras significativas. Sin embargo,
al analizar los resultados de la muestra, se observa como el participante que menor
rango de movimiento mostró en el pretest fue el que mayor mejora obtuvo con la
aplicación de flossing.

Aunque los estudios mencionados presentan ciertas limitaciones (ej: falta de grupo
control con placebo, duración del periodo de seguimiento, etc.), el flossing se presenta
como una herramienta útil en la disminución del dolor y mejora de la movilidad de
forma aguda gracias a su acción sobre el sistema nervioso central, más que por sus
poco plausibles efectos a nivel local (ej: cizallamiento fascial)

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PUNTOS CLAVE
 El dolor y la reducción de la movilidad son situaciones comunes en
personas que se encuentran en un proceso de rehabilitación de
lesiones.

 El BFRT y el flossing pueden ayudar a disminuir la sintomatología y


aumentar el rango de movimiento gracias a la modulación de
neuroetiquetas secundarias (ej: amenaza percibida, estado tisular
percibido, propiocepción…), a través de mecanismos centrales como el
DNIC.

 Aunque la evidencia en referencia a sus efectos es limitada, la


experiencia clínica dota a ambas herramientas de una gran utilidad en
cualquier proceso de dolor y/o disminución de la movilidad.

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2017 Nov 1;28:29–33. Available from:
https://doi.org/10.1016/j.ptsp.2017.08.081
18. Kiefer BN, Lemarr KE, Enriquez CC, Tivener KA, Daniel T. A Pilot Study:
Perceptual Effects of the Voodoo Floss Band on Glenohumeral Flexibility. Int J
Athl Ther Train [Internet]. 2017 Feb 9;22(4):29–33. Available from:
https://doi.org/10.1123/ijatt.2016-0093
19. Hodeaux K. The Effect of Floss Bands on Elbow Range of Motion in Tennis
Players. Univ Arkansas, Fayettev. 2017;

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FUNCIÓN VASCULAR
Las diferentes demandas exigidas a cada sistema corporal durante una sesión de
entrenamiento y/o rehabilitación necesitan de la correcta función vascular, con la
intención de que las sustancias de desecho y nutrientes viajen a donde se necesite. Su
relación con los procesos de curación tisular (1), así como en la recuperación muscular
y fatiga (2,3), denotan la importancia en la recuperación tras una competición o
durante un proceso lesional.

Las interacciones entre función vascular y ejercicio son bidireccionales. Los estudios
recogidos en la revisión de Durand y colaboradores (2014) (4) muestran una clara
regulación positiva con el ejercicio aeróbico (mejorando el stiffness arterial y la función
endotelial). Aún no se comprende en plenitud los mecanismos por los que mejora
dicha función con el entrenamiento aeróbico. Estos pueden estar relacionados con las
adaptaciones a nivel cardiaco (ej: mayor volumen por latido) que provocarían un
mayor stress mecánico sobre la pared vascular.

Sin embargo, tras el entrenamiento de fuerza se observan resultados más variables en


la función vascular; a pesar de ello, este tipo de entrenamiento presenta otros muchos
beneficios para la salud (mejora de la autonomía personal, evita sarcopenia…) (5–8) y
el rendimiento (prevención de lesiones, mejora del salto vertical, lanzamiento,
sprint….) (9–11).

Puede parecer que existe una dicotomía entre utilizar un tipo u otro de
entrenamiento, pero no tiene porqué ser así. El BFRT es una herramienta que, en
cierto modo, podría incorporar lo mejor de ambos.

Antes de estudiar la relación entre BFRT y la función vascular, se deben conocer cuáles
son los índices de la función vascular y qué información aportan. En la siguiente tabla
se han recogidos los índices más comunes descritos en la literatura científica.

ÍNDICES FUNCIÓN VASCULAR


Compliance Arterial:
Mide la elasticidad arterial a través de la onda de pulso de forma no invasiva
(ecografía). Puede encontrarse el β-stiffness index como marcador.
Índice Tobillo-Brazo:
Indicador muy utilizado en casos de enfermedad arterial periférica.
Velocidad de Onda de Pulso:
Indicador de la rigidez o stiffness arterial. Se considera el gold standard en la
evaluación de la distensibilidad aórtica.
Dilatación Mediada por Flujo:
Marcador de la función endotelial. Sirve como un buen índice de la biodisponibilidad
del óxido nítrico (NO), un potente vasodilatador.
Tabla 1 Índices de la Función Vascular más comunes en la literatura

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La evidencia científica más actual, que cuenta con una gran revisión llevada a cabo
sobre este aspecto (12), muestra como con el BFRT no hay grandes cambios en la
rigidez arterial, mientras que la función endotelial, medida a través de la dilatación
mediada por flujo, aumenta. Los efectos en la reactividad vascular necesitan de más
estudios para ser concluyentes.

Las hipótesis actuales para explicar estos resultados son:

 La reperfusión sanguínea, provocada por el periodo isquémico local al aplicar la


compresión del manguito, incrementa el estrés de cizalla sobre el vaso
sanguíneo en el desinflado del mismo. Como consecuencia aumenta la
producción de óxido nitroso (NO).

 La acumulación de metabolitos (fósforo inorgánico, lactato, iones de


hidrógeno, etc) durante la hipoxia y el ejercicio, estimula la producción del
factor vascular de crecimiento endotelial (vascular endotelial growth factor o
VEGF), aumentando la biodisponibilidad del NO.

Angiogénesis
Este proceso fisiológico, que se menciona en otros capítulos del libro2, se define como
el aumento del número de vasos o capilares por unidad de superficie. Este aumento
de capilares produce un incremento en la superficie disponible para la difusión de
sustancias, así como una disminución de la distancia de difusión (1,13). Al final, tal
proceso da lugar a una mejora de la biodisponibilidad de nutrientes en el tejido que
precede al aumento de la actividad enzimática durante el ejercicio.
No se puede olvidar que también conforma una vía de comunicación entre los
distintos órganos, teniendo la sangre como mensajeras a las hormonas. La mejora del
estado hormonal podría influir en cualquier función orgánica.
Ambas hipótesis dan relevancia a la angiogénsis en el ejercicio y la salud. Si se quiere
ampliar el estudio sobre la respuesta angiogénica al ejercicio, se recomienda recurrir a
la revisión de Gustafsson y colaboradores (2001) (1), pues es, sin duda alguna, la
revisión sistemática más completa sobre el tema en la actualidad.

De forma específica y en relación con el BFRT, son varias las vías de investigación
llevadas a cabo:

 Expresión Génica: la evidencia muestra que tras aplicar BFRT se produce una
mayor expresión de genes relacionados con la angiogénesis (PEGF-1 y HIF-1)
(14,15). Sin embargo, las muestras de los estudios fueron muy pequeñas, solo 6
personas en cada uno.

 Factores Angiogénicos: tanto la síntesis del VEGF, como la fosforilación del


P38MAPK aumentaron (13,15).

2
La angiogénesis es comentada en los capítulos de Poblaciones Clínicas II y Sistema Inmune.

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Osteogénesis
El estímulo mecánico de un ejercicio es necesario no sólo a nivel de crecimiento
muscular, sino también en el proceso de remodelación ósea. Por ello, en situaciones
donde no es posible aplicar cargas altas, como con el entrenamiento tradicional de
fuerza (>70% de la repetición máxima o RM), se ha propuesto al BFRT como
alternativa.

Desde la recuperación de una fractura hasta una posible aplicación en astronautas, se


discute en la revisión llevada a cabo por Loenneke y colaboradores en 2012 (16). Los
estudios revisados parecen apoyar el uso del BFR como una herramienta que
promueve adaptaciones a nivel óseo.

Se pensaba que el favorecimiento del metabolismo óseo era exclusivamente mecano-


dependiente, es decir, que sólo ocurrían con el ejercicio de altas cargas/ impacto/
intensidad. Sin embargo, se ha podido comprobar a través de biomarcadores óseos
(ej: fosfatasa alcalina e isoformas de los telopéptidos de colágeno tipo I) que con el
BFRT también mejora.

Estas variables informan a corto plazo sobre el estado dinámico del metabolismo
óseo. Podría compararse a una instantánea o una foto, donde la información que
podemos extraer de ella es únicamente del momento en la que se realizó. Quizás la
utilización de otras variables, como la densitometría ósea, podría proporcionarnos más
información a largo plazo.

La revisión de Bittar y colaboradores (2018) (17) apoya las conclusiones de Loenneke y


colaboradores (16), mostrando mejoras en los marcadores óseos relacionados con la
formación de hueso, así como el mantenimiento o la disminución de los factores de
resorción (destrucción ósea).

Las dos teorías que se proponen como responsables son:

1) Aumento de la presión intramedular con la restricción de flujo sanguíneo que


provoca un estímulo mecánico de compresión. Esta hipótesis se conoce como
teoría del flujo del fluido intersticial.

2) Activación del HIF (Factor transcripcional inducido por la hipoxia) y su relación


con el VEGF, favoreciendo la angiogénesis y la llegada de más nutrientes a los
osteoblastos.

Aunque los resultados sean positivos, se debe tener en cuenta que aún se está lejos de
poder dar una respuesta segura sobre su efectividad en la mejora del metabolismo
óseo. Pero, igualmente cierto es que los datos son esperanzadores y que podría tener
gran utilidad en procesos como la osteoporosis, fracturas por estrés, etc.

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PUNTOS CLAVE
 La relación entre ejercicio y función vascular es bidireccional.

 El BFRT puede ayudar a mejorar dicha función, posiblemente gracias a la


reperfusión sanguínea y a la acumulación de metabolitos.

 Sus efectos positivos sobre la angiogénesis y osteogénesis convierten al


BFRT en una prometedora herramienta terapéutica (ej: fracturas,
periodos de convalecencia, roturas musculares…)

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Referencias Bibliográficas:

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SISTEMA INMUNE
El sistema inmunitario (SI) es el encargado de mediar la respuesta de reconocimiento
(inmuno-vigilancia), defensa celular y tisular frente a cualquier estrés (1). A pesar de la
visión que se brinda en los grados de Fisioterapia y Ciencias del Deporte sobre este
sistema, como su vinculación con las infecciones por microorganismos y/o virus, o por
reacciones adversas contra antígenos que no tienen por qué ser tóxicos (ej: alergias);
lo cierto es que se le debe de tener en mayor consideración. El sistema inmune está en
relación con la capacidad de recuperación tras un entrenamiento o competición (2),
con los cambios en la función a nivel molecular, celular y tisular (3), y de forma más
específica, en la aplicación del ejercicio físico en el ámbito clínico u hospitalario (4,5),
por lo que cobra un papel importante para todas las personas.
Tradicionalmente se ha dividido al SI en dos partes para facilitar el conocimiento de
sus funciones, teniendo en cuenta que su actuación siempre es conjunta.
Por un lado, tenemos al sistema inmune innato (SII) que se encarga de la primera línea
de defensa que posee cualquier persona frente a un estímulo estresante. Los
componentes principales del SII se recogen en la tabla 1.

Componentes del Sistema Inmune Innato


Barreras físicas y químicas: epitelios y enzimas

Células fagocíticas: neutrófilos y macrófagos

Células NK: natural killers (células con alta citotoxicidad)

Sistema del Complemento

Citoquinas y Quimioquinas

Receptores tipo Toll


Tabla 1 Componentes del Sistema Inmune Innato

Por otro lado, el sistema inmune adquirido o adaptativo (SIA) el cual se caracteriza
por mejorar la capacidad defensiva frente a exposiciones sucesivas. Como ocurre en
cualquier tipo de adaptación que se quiera llevar a cabo en el entrenamiento y en la
rehabilitación, se necesita un periodo de aprendizaje para optimizar una determinada
respuesta. El SIA está representado mayormente por dos tipos de células, linfocitos T y
B. Ambos tipos celulares, junto con los referenciados en la tabla anterior, van a
intervenir en la respuesta inmune humoral y celular, respectivamente.

El ejercicio físico es uno de los grandes moduladores de la función inmune (6), junto
con la nutrición, el sueño y los factores psicológicos y sociales (7). Conocer los efectos
de la carga del entrenamiento y su tolerancia definirá si las adaptaciones provocadas
tendrán un efecto beneficioso o perjudicial en la salud y el rendimiento (8,9). Este
concepto es aplicable tanto en el caso de un atleta que se prepara para las olimpiadas,

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como en la recuperación de una persona tras una intervención de corazón, por


ejemplo (10,11). De forma específica, este capítulo se centrará en los efectos del BFRT
sobre el SI y la respuesta inflamatoria en diferentes poblaciones.

Efectos del BFRT sobre el Sistema Inmune


El objetivo de modular la respuesta del SI es habitual en los campos de la fisioterapia,
el entrenamiento y la readaptación. La aplicación de técnicas invasivas por parte del
fisioterapeuta puede denotar una mayor claridad en su cumplimiento, como con el uso
de la electrolisis percutánea (comúnmente conocida como EPI) o la fibrinólisis
diacutánea (también conocidos como ganchos o técnica del gancheo). Ambas técnicas
buscan la modulación del SI para mejorar la regeneración de un tejido, como puede
ocurrir en una tendinopatía.

Los entrenadores también persiguen esta modulación de la respuesta inmune. Cuando


se busca maximizar las ganancias hipertróficas en un determinado grupo muscular se
recurre al entrenamiento como vía para favorecer una mayor síntesis proteica, y a un
mayor crecimiento muscular (12).

La aplicación de BFRT puede darse en situaciones donde el SI esté comprometido,


como por ejemplo durante fases agudas de lesiones músculo-esqueléticas, tercera
edad o postoperatorios. Por ello, como se muestra en la Ilustración 2 es de gran
importancia conocer sus efectos, diferencias respecto a otros tipos de entrenamiento,
etc. (13).
CAPACIDAD DE REGENERACIÓN

Ilustración 2 adaptado de Sass et. Colaboradores sobre la capacidad de regeneración tisular y la


influencia del sistema inmune a través de la respuesta inflamatoria

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Cuando se han querido comparar los efectos del entrenamiento tradicional o de cargas
altas (HL-RT) y el BFRT con cargas bajas se han observado algunas diferencias en la
respuesta del SI (14,15). El estudio de Dornerles y colaboradores (2015) (15) los
comparó sobre una población específica de células inmunes (natural killers) y unas
proteínas vitales (quiomiocinas) para este sistema.

Un pequeño inciso para aclarar el porqué de estudiar esas dos variables del SI y cómo
se suele llevar a cabo. Los NK forman parte del grupo de células blancas o leucocitos,
contando con un gran poder citotóxico. Por otro lado, las quimiocinas tienen una
función de movilización y regulación de la respuesta leucocítica. Como si de un arma se
tratase, el natural killer podría ser el cohete de nuestro sistema defensivo, mientras
que la quimiocina cumpliría con el papel de GPS armamentístico. Para analizar la
respuesta inmune se utilizaron anticuerpos específicos monoclonales. Este grupo de
glucoproteínas se unen con gran afinidad y especificidad a una molécula determinada
(antígeno). De su variación a nivel sanguíneo podemos identificar marcadores
fenotípicos únicos de un tipo particular (ej: NK) e interacciones moleculares (Ej: CCR5)

Los resultados del estudio (15), con relación a los NK, demostraron una menor
concentración sanguínea tras intervención y a las 24 horas post-ejercicio para el grupo
HL-RT comparado con los niveles pre-intervención. Por su parte, el grupo BFRT sólo
mostró diferencias entre la medición post-intervención inmediata y tras 24 horas. Por
otro lado, la expresión de CCR5 mostró una interacción entre mediciones temporales,
pero sin diferencias significativas entre grupos.

También se controlaron los niveles de creatin-quinasa (CK), un marcador sanguíneo


que se relaciona con los niveles de daño muscular. Con los datos obtenidos del análisis
de la CK se puede observar como ambos tipos de entrenamiento producen una
respuesta inflamatoria diferente. Los autores proponen que la menor concentración
de NK en sangre en el grupo de HL-RT se produce por la migración de estos al tejido
muscular, poniendo en mayor desventaja al sistema inmune de la persona. Por ello, el
BFRT puede ser una alternativa más favorable en ambientes hospitalarios donde es
muy importante el estado inmune del paciente.

Otra función importante en la regulación del SI es la autofagia. La autofagia es un


sistema de degradación que responde al estrés, implicando la formación de vesículas,
denominadas autofagosomas, que secuestran y entregan material celular a los
lisosomas para su "reciclaje" y su posterior utilización en reacciones sintéticas (por
ejemplo, síntesis de proteínas). Su relación con el BFRT se estudia como ruta
alternativa en la mejora de la síntesis proteica, y, por tanto, de las ganancias de masa
muscular.

En el estudio de Smiles y colaboradores (2017) (16) se comparan diferentes


marcadores de la autofagia en respuesta a una sola sesión de HL-RT, donde se llevó a
cabo un ejercicio aeróbico intenso (al 70% del consumo máximo de oxígeno) y otro de
menor intensidad (40% del consumo máximo de oxígeno) con restricción de flujo
sanguíneo. Cada sesión estaba separada por una semana de la anterior.

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Tras el análisis de los resultados se concluye que una sola serie de ciclos de baja
intensidad con BFR es insuficiente para inducir respuestas de "estrés" intracelular (por
ejemplo, altas tasas de recambio de sustrato e hipoxia local) necesarias para activar la
señalización de autofagia del músculo esquelético. Por ello, es posible que la
utilización del BFRT junto con ejercicio aeróbico de baja intensidad no sea la mejor
opción en la mejora de la síntesis proteica.

Hay que añadir que el presente estudio cuenta con una gran limitación metodológica,
como es la biopsia muscular previa a todas las intervenciones y que no se tiene en
cuenta el carácter adaptativo de cada intervención. Sin embargo, sería interesante
analizar como el orden de las intervenciones puede interferir en los resultados a lo
largo de las sesiones.

Efectos del BFRT sobre la Respuesta Inflamatoria


Como se mencionó anteriormente, se separó la respuesta inflamatoria (RI) del SI. Este
hecho ha sido motivado por la gran importancia que supone la RI y su relación con el
daño muscular (DM) tras el BFRT (17,18). A pesar de ello, la inflamación forma parte
del arsenal de respuestas adaptativas de la que disponen nuestros tejidos y que es
modulada, en parte, por el SI.

La gran aportación del BFRT para la mejora de la hipertrofia en comparación al HI-RT


es la utilización de cargas bajas (menores al 30-40% de la repetición máxima) (19–21).
Al analizar los factores que pueden estar detrás del crecimiento muscular provocado
con el BFRT, uno de los más estudiados ha sido el daño muscular (14,17,22).

En relación con la tensión mecánica producida durante la contracción muscular se


produce una disrupción de la línea Z y de la matriz del citoesqueleto (por afectación de
las integrinas que protegen su integridad). Los signos (elevación de mioglobina y CK,
disminución de la producción de fuerza y del rango muscular) y síntomas (rigidez y
dolor muscular) que se suelen presentar con el daño muscular no son superiores en el
BFRT. Este hecho concuerda con que, de forma sistemática, se utilice el BFRT con
cargas bajas, donde el grado de tensión mecánica es menor que con el entrenamiento
convencional (23,24).

A pesar de los resultados de la revisión de Loenneke y colaboradores (2014) (17), que


el BFRT presente menor grado de daño muscular no indica que no exista una respuesta
inflamatoria. La revisión de Rossi et al (2018) (25) plantea que quizás esta respuesta
sea mediada de forma química y no mecánica. Uno de los principios del BFRT es la
producción de una hipoxia local en el tejido muscular, llevando de forma conjunta con
la acumulación de metabolitos a una acidificación del medio. Ambos procesos
producen un estímulo químico que estimula la producción de mioquinas (como la IL-6)
y la activación del sistema inmune. Por ello, es posible hablar de una respuesta
inflamatoria mediada químicamente por el BFRT, a diferencia del mayor componente
mecánico con el entrenamiento tradicional.

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Además, este mismo grupo de investigadores estudiaron como las células inmunes
pueden inducir al remodelado muscular tras la aplicación del BFRT (25). Se ha
observado cómo tras el BFRT, los neutrófilos son las primeras células del SI en iniciar el
proceso de remodelación por diferentes vías. El aumento en la producción de
citoquinas y el reclutamiento de otras células inmunes, monocitos y otros macrófagos,
favorecen los procesos de fagocitosis, diferenciación mioblástica y la formación de
miotubos.

Tres son las hipótesis que se plantean en el efecto del BFRT sobre la respuesta inmune,
que como veremos en el apartado siguiente son independientes del daño muscular
provocado:

 Aumento del HIF-1: la hipoxia local producida por la restricción parcial del flujo
sanguíneo promueve un aumento del HIF-1. Este factor inducible por la hipoxia
está en relación con la liberación del MCP-1, una quimiocina con una potente
función de reclutamiento y activación de macrófagos.
 Aumento de Interleucina-6 (IL-6): la liberación de IL-6 produce un aumento en
el reclutamiento de neutrófilos para el remodelado muscular.
 Liberación de Catecolaminas: la noraprinefina, por ejemplo, posee un potente
efecto en la función neutrófila.

Los niveles menores de daño muscular e inflamación que se recogen en otra nueva
revisión de 2018 (26) apoyan el uso del entrenamiento de BFRT con baja carga en
poblaciones de riesgo con baja masa muscular, incluidos pacientes que se encuentran
en situación de reposo en cama, poblaciones en envejecimiento y pacientes en
proceso de rehabilitación músculo-esquelética.

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PUNTOS CLAVE
 El Sistema Inmune es clave en la consecución de adaptaciones en
situaciones de patología músculo-esquelética y/o mejora del
rendimiento.

 La modulación de la respuesta inmune usando BFRT se realiza a través


de vías como la actividad macrófaga, producción de HIF-1, interleucinas,
catecolaminas, etc.

 Los signos y síntomas de daño muscular con BFRT son menores si se


comparan con el entrenamiento de cargas altas o convencionales.

 El BFRT es una gran herramienta para la mejora de la fuerza y la


hipertrofia en fases donde el sistema inmune esté comprometido.

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SEGURIDAD
Por Moisés Picón Martínez

Pese a la eficacia que se le atribuye al entrenamiento con restricción del flujo


sanguíneo (ERFS) o “blood flow restriction training” (BFRT) (1, 2), la cual ya ha sido
presentada en otros capítulos de este libro, su uso sigue suscitando cierta
preocupación, especialmente en relación a ciertas variables que afectan de manera
directa a esta estrategia de entrenamiento.

El propósito de este capítulo es presentar al lector/a aquellos puntos cardinales que,


en términos de seguridad, todo/a entrenador/a deberá conocer y tomar en
consideración cuando se disponga a utilizar esta técnica. Además, también se hará un
repaso a la literatura científica para conocer cuáles son los efectos secundarios que,
con mayor frecuencia, se han descrito durante y después del BFRT, así como en que
situaciones no se debería utilizar esta técnica.

Variables que afectan a la seguridad del BFRT


La literatura científica ha destacado dos variables como las responsables de garantizar
la seguridad (a nivel cardiovascular, muscular y del sistema nervioso) cuando se aplica
el BFRT. Estas son las características del manguito y la presión de restricción.

 Características del manguito:

Desde que comenzó a utilizarse el BFRT a principios de los años 80, se han
empleado diferentes tipos de manguitos para generar la restricción vascular,
como por ejemplo: cámaras neumáticas de bicicleta, bandas elásticas y/o
dispositivos electrónicos (2).

En la actualidad, todavía no existe un criterio consensuado que avale la


utilización de uno frente al otro, aunque son numerosas las investigaciones que
apuntan que el manguito empleado debe cumplir unas características
específicas que garanticen la eficacia y seguridad durante y después del BFRT
(3, 4). En este sentido, los investigadores se han preocupado en evaluar,
principalmente, tres aspectos: a) Material del manguito; b) Tipo de manguito;
c) Ancho del manguito.

A) Material del manguito

Varias investigaciones han comparado el efecto subsiguiente al BFRT


empleando manguitos de diferente material. En este sentido, cuando se
emplean manguitos del mismo tamaño (estrecho -5 cm- o ancho -13,5
cm-) y distinto material (nylon vs elástico), no se han encontrado
diferencias significativas en la presión de restricción total (PRT) (5) ni en
el volumen de entrenamiento (cuando se han realizado series hasta el

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fallo muscular) y percepción subjetiva de esfuerzo (6). Sin embargo,


cuando además de utilizar un material diferente se ha empleado un
tamaño distinto, varios estudios encontraron que un manguito de nylon
ancho (13.5 cm) da como resultado una oclusión arterial completa a una
presión mucho más baja que un manguito elástico estrecho (5 cm) (7,
8). Estos hallazgos nos permiten afirmar que el material del manguito no
afecta significativamente a la presión de restricción, siendo el tamaño
del mismo el que genera un mayor efecto.

B) Tipo de manguito

Gran parte de las investigaciones sobre el BFRT se han llevado a cabo


utilizando dispositivos capaces de controlar la presión de restricción, lo
que augura una mayor efectividad y seguridad del método (9). Sin
embargo, en los últimos años se ha ampliado el uso del BFRT mediante
manguitos prácticos (también conocidos como “practical cuffs”), como
pueden ser bandas elásticas o cinchas de compresión. Este tipo de
manguitos constituyen un recurso más económico y asequible para la
mayoría de los entrenadores, aunque todavía se necesita avanzar en su
investigación (10).

La gran desventaja de los manguitos prácticos frente a los neumáticos (o


presurizados) es que, los primeros no permiten cuantificar la presión de
restricción ejercida, lo que supone una gran limitación, sobre todo en
términos de seguridad. Para hacer frente a ello, Wilson et al. (11)
propusieron utilizar una presión de restricción basada en una escala de
aprieto/compresión percibido/a (escala del 0 al 10, donde 0 es sin
compresión y 10 representa la máxima compresión). Los autores de este
estudio encontraron que, cuando el manguito práctico es apretado en
una percepción de 7 sobre 10, todos los participantes de su estudio
(n=12) tenían flujo de sangre en sus músculos, por lo que se alegó que
tal presión de hinchado podría ser efectiva y segura a pesar de que se
desconoce el porcentaje de restricción que se está generando para cada
individuo.

Años después, varios estudios evaluaron el efecto de los manguitos


prácticos sobre la presión de restricción cuando éstos son estirados a
una determinada distancia desde su longitud inicial (12, 13). En este
sentido, Abe et al (9) observaron que cuando el manguito se estira entre
el 10 y el 20% de su longitud inicial, la presión de restricción ejercida
equivale a un valor entre el 40 - 80% de la presión de restricción total
(PRT) valorada con esfigmomanómetro presurizado. Así pues, los
autores sostienen que la aplicación de una presión de oclusión basada
en la longitud inicial del manguito también podría constituir un método
viable y seguro.

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Sin embargo, a pesar de que ambas propuestas presentadas


anteriormente podrían ser útiles cuando se emplean manguitos
prácticos, debemos ser conscientes de que ninguna de las dos garantiza
la seguridad al 100%. De hecho, en un estudio reciente, Bell et al. (14)
encontraron que, en ciertos casos, una calificación de 7 sobre 10
representa una presión de oclusión por encima de la PRT, por lo que, de
utilizar esa escala, esos individuos estarían entrenando con una oclusión
arterial completa.

A pesar de que la investigación con “practical cuffs” se está ampliando


en los últimos años (sobre todo en torno a las adaptaciones
neuromusculares que ésta estrategia es capaz de promover), todavía se
necesita profundizar en aspectos de seguridad. Evaluar el efecto que
tienen los manguitos prácticos sobre las respuestas cardiovasculares,
musculares y sobre el sistema nervioso resulta de capital importancia y
ayudaría a esclarecer muchas de las incógnitas que, a día de hoy,
todavía siguen preocupando a investigadores/as y entrenadores/as.

C) Ancho del manguito

La literatura científica ha evidenciado que uno de los factores más


importantes a considerar cuando se aplica el BFRT es el ancho del
manguito (2,7).

Durante las últimas décadas, los investigadores han utilizado una gran
variedad de anchuras de manguito tanto para miembros inferiores (4,5-
18,5 cm) como superiores (3-12 cm) (15). Existe consenso en relación a
que cuanto más ancho es el manguito, menor presión de hinchado se
requiere para llegar a la PRT en comparación con un manguito más
estrecho (5, 7, 16). Esto deja patente la imperante necesidad de aplicar
una presión relativa al ancho del manguito (8).

Añadido a lo anterior, se ha encontrado que manguitos más anchos


(13,5 cm) causan mayor percepción de esfuerzo y de dolor en
comparación con manguitos más estrechos (5 cm) cuando se inflan a
una misma presión absoluta (por ejemplo, 150 mmHg) (8). Eso es así
porque un manguito más ancho, cuando es inflado a la misma presión
absoluta que un manguito estrecho, está restringiendo más flujo de
sangre, pues está abarcando una mayor cantidad de tejido y,
consecuentemente, de vasos sanguíneos (7). Por ejemplo, Abe et al. (17)
aplicaron una presión de restricción de 200 mmHg con un manguito de
5 cm de ancho, mientras que Gundermann et al. (18) aplicaron la misma
presión de restricción utilizando un manguito de 11 cm de ancho.
Aunque ambos estudios emplearon la misma presión de restricción
absoluta, la respuesta cardiovascular y perceptual para cada uno de
ellos fue significativamente diferente.

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Además, Loenneke et al. (7) informaron que las extremidades con una
circunferencia mayor requieren de una mayor presión de restricción
para alcanzar el mismo nivel de oclusión arterial que una extremidad de
menor circunferencia. Por ese motivo, estos autores sugieren que, a la
hora de aplicar el BFRT, se debe tener en cuenta tanto el ancho del
manguito como el perímetro de la extremidad a ocluir. Así pues,
manguitos más anchos (13-18 cm) se reservarán para aplicar la
restricción en miembros inferiores mientras que manguitos más
estrechos (3-5 cm) se utilizarán para los brazos.

 Presión de restricción:

La presión de restricción o de hinchado del manguito es el parámetro que


mayor controversia genera tanto a los/las investigadores/as como a los/las
propios/as entrenadores/as que se disponen a emplear esta estrategia, pues
guarda una estrecha relación con la efectividad y seguridad de este método
(19, 20).

Tradicionalmente se ha empleado un abanico de presiones de restricción muy


amplio (que va desde los 50 hasta los 300 mmHg) y, en la actualidad, todavía se
discute que rango de presión es capaz de generar el mayor beneficio con el
menor riesgo asociado.

En la literatura científica, los estudios han utilizado diferentes propuestas a la


hora de establecer la presión de restricción. Entre ellas se destacan: a) Aplicar
presiones arbitrarias (18, 21, 22); b) Aplicar una presión de restricción basada
en la presión arterial sistólica de cada individuo (23, 24); c) Aplicar una presión
a partir de la presión arterial diastólica de cada persona (25); d) Aplicar una
presión basada en el perímetro del miembro a ocluir (26). No obstante, como
se expone a continuación, tales procedimientos metodológicos continúan
siendo cuestionados.

En los últimos años ha quedado ampliamente evidenciado que aplicar


presiones de restricción arbitrarias (por ejemplo: 200 mmHg) supone una
menor efectividad del método a la vez que un posible riesgo en términos de
seguridad (27). En este sentido, se conoce que un valor absoluto de presión de
oclusión puede no restringir la misma cantidad de sangre en todos los
individuos (7). Como ejemplo, datos de nuestro laboratorio muestran que,
cuando se aplicó una presión de restricción de 200 mmHg en el muslo,
utilizando un manguito de 14 cm de ancho, la mayoría de los participantes de
nuestro estudio se encontraban con una oclusión arterial completa. Esta
situación supone un incremento en la sensación de esfuerzo percibido, una
limitación en la capacidad del individuo para completar el protocolo de
entrenamiento y, por supuesto, un serio riesgo de seguridad (21, 28, 29).

Por otro lado, aunque se observan asociaciones entre la presión arterial


braquial (PA) y la oclusión arterial (16, 30), varios estudios sugieren que la

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presión de restricción de los miembros inferiores no debe basarse en la PA


braquial dada la gran diferencia que existe entre el perímetro de piernas y
brazos (27). Por tanto, aplicar una presión de restricción a partir de la PA podría
ser interesante en el caso de miembros superiores, pero debería descartarse
para miembros inferiores.

Con el propósito de encontrar un método mucho más efectivo y seguro, en los


últimos años, varios estudios han discutido la importancia de generar una
presión de restricción relativa, donde se tengan en cuenta diferentes
parámetros, como son: a) el ancho del manguito; b) las características del
entrenando (especialmente, el perímetro del miembro a ocluir) (27). En este
sentido, Laurentino et al. (31) plantearon la posibilidad de evaluar la PRT para
cada persona y miembro a ocluir y, a partir de este valor, estimar el porcentaje
con el que se desee entrenar. Tal propuesta estaría asegurando que todas las
personas están recibiendo un estímulo similar (10). Además, al tratarse de una
presión de restricción individualizada, se favorecería una aplicación más segura
de esta metodología ya que se estaría garantizando que la presión aplicada
restringe pero no ocluye completamente el flujo arterial. Igualmente,
recientemente se ha sugerido que la PRT debería ser valorada cada día que el
individuo acude a entrenar puesto que tal valor puede diferir de un día para
otro (32). Añadido a ello, datos de nuestro laboratorio han dilucidado la
importancia de conocer la PRT para ambos segmentos corporales (derecho vs
izquierdo) puesto que han sido observadas diferencias significativas entre la
PRT del brazo derecho e izquierdo.

Seguridad y BFRT
Una vez demostrada la efectividad del método, las investigaciones se han orientado a
evaluar diferentes aspectos de seguridad, sobre todo en relación con las respuestas
cardiovasculares, musculares y del sistema nervioso (4, 33, 34).

 Respuestas a nivel cardiovascular

A nivel hemodinámico, las mayores preocupaciones de los/as investigadores/as


se han centrado en describir la cinemática del sistema cardiovascular durante y
después del BFRT (20, 35) así como en evaluar el posible riesgo post-ejercicio
de desarrollar coágulos de sangre (4, 22, 36).

Cuando se han comparado las respuestas cardiovasculares (principalmente,


frecuencia cardiaca, presión arterial, doble producto y saturación de oxígeno en
sangre) durante y después del entrenamiento de fuerza con y sin BFRT, gran
parte de las investigaciones no encontraron diferencias significativas entre
protocolos (37-40). Además, numerosos estudios han observado un efecto de
hipotensión post-ejercicio cuando se emplea el BFRT (38-41). Estos resultados
sugieren que esta estrategia de entrenamiento es una alternativa segura en
términos de salud cardiovascular (4). Sin embargo, tanta es la preocupación
que suscita la seguridad en el BFRT que, recientemente, se está evaluando la

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posible activación del reflejo presor y sus posibles riesgos a nivel cardiovascular
que este tipo de metodología podría suponer sobre el/la entrenando. En este
sentido, Sundblad et al. (42) encontraron que, tras un periodo de 5 semanas de
entrenamiento isométrico, el grupo que entrenó en condiciones de isquemia
obtuvo una reducción significativa en la actividad del reflejo presor cuando se
comparó con el grupo de entrenamiento sin restricción. En contraposición a lo
anterior, Crisafulli et al. (43), tras un mes de entrenamiento dinámico con
restricción del flujo sanguíneo, encontraron una reducción en la presión arterial
media (PAM) sin cambios significativos en la actividad del reflejo presor. Esta
reducción en la PAM ya había sido documentada por otras investigaciones (35,
39, 41), encontrándose como una respuesta positiva para el entrenando,
aunque todavía no se conoce con detalle si tal reducción podría venir
desencadenada por una disminución en la actividad del reflejo presor. Por ese
motivo, Spranger et al. (20) sostienen que es importante tener una mayor
evidencia sobre parámetros como la duración óptima y la presión de hinchado
del manguito, aspectos que cobran una mayor relevancia cuando el BFRT se
aplica a segmentos poblacionales con diferentes patologías o en pre-
adolescentes.

Por otro lado, en relación con el posible riesgo de desarrollar coágulos de


sangre, varios estudios encontraron que, siempre que no se aplique una
oclusión arterial completa, el BFRT no parece alterar la concentración de
marcadores de coagulación en mayor medida que el entrenamiento de fuerza
convencional (22, 33, 34, 36). En este sentido, recientemente, Laswati et al.
(44), tras aplicar un programa de BFRT con duración de 5 semanas, encontraron
incrementos en los valores de fuerza muscular sin alteración en los niveles de
fibrinógeno y de proteína C reactiva de alta sensibilidad (ambos factores de
riesgo de enfermedades cardiovasculares), aunque nuevas investigaciones son
necesarias con el fin de profundizar en estos aspectos.

 Respuestas a nivel muscular

Aunque existen numerosos estudios en la literatura científica mostrando la


efectividad del BFRT, no son tantas las investigaciones que se han preocupado
en evaluar el posible efecto de daño muscular (34, 45). Además, de los estudios
disponibles, solo algunos evaluaron los efectos del BFRT a través de
marcadores bioquímicos mientras que otros lo hicieron utilizando métodos
indirectos como el efecto de hinchazón prolongado, las reducciones post-
ejercicio en los niveles de fuerza o, simplemente, empleando puntuaciones en
la percepción del dolor.

Entre los estudios que han evaluado los efectos agudos del BFRT sobre el daño
muscular, cabe destacar varios trabajos donde no se encontraron incrementos
significativos en distintos marcados inflamatorios (ej. lactato deshidrogenasa,
creatinquinasa) ni de estrés oxidativo (ej. proteína carbonilo, ácido úrico,
radicales libres). (34, 46-49). Además, recientemente, Neto et al (50), al
comparar los efectos del BFRT sobre distintos biomarcadores de inflamación

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aguda cuando la restricción es aplicada de manera continua (sin liberar la


presión durante los descansos) o intermitente (liberando la presión en los
descansos), encontraron que ninguna de las estrategias promovía daño
muscular, a pesar de que el BFRT continuo incrementó en mayor medida los
niveles de creatinquinasa en el músculo. Por el contrario, Sieljacks et al. (51)
observaron cambios significativos en los niveles de creatinquinasa y mioglobina
2 y 4 días después de una sesión aguda de BFRT, en la cual el ejercicio era
realizado hasta el fallo muscular por sujetos no entrenados. Los autores de este
estudio alegan que existen diferentes variables (como las características del
manguito, las diferencias entre protocolos, el estado de entrenamiento de los
sujetos…) que podrían haber jugado un papel importante en el efecto
subsiguiente de daño muscular y, de ahí, la diferencia de resultados entre los
estudios. Consecuentemente, nuevas investigaciones son necesarias con el
propósito de esclarecer tales efectos.

Con relación a las respuestas a largo plazo del BFRT sobre los marcadores de
daño muscular poco es conocido. Clark et al. (34), tras aplicar 4 semanas de
entrenamiento con restricción del flujo para miembros inferiores, encontraron
incrementos en los valores de fuerza máxima sin alteraciones en los
marcadores de coagulación e inflamación (IL-6, CRP). Más recientemente,
Nielsen et al. (52), al evaluar diferentes marcadores miocelulares de daño
muscular (CK) estrés oxidativo (TAC, GSH) e inflamación (MCP1, IL-6, TNF-a),
tampoco observaron cambios significativos, lo que nos lleva a indicar que, a la
vista de la evidencia disponible, esta metodología de entrenamiento no induce
daño muscular cuando es aplicada durante un periodo prolongado de 3-4
semanas. A pesar de ello, nuevos estudios son necesarios para dotar de mayor
solidez tales hallazgos.

 Respuestas a nivel del sistema nervioso

Otra de las respuestas subsiguientes al BFRT que ha suscitado cierta


preocupación en la comunidad científica ha sido la incidencia que esta
metodología de entrenamiento podría tener sobre el sistema nervioso. A pesar
de ello, hasta la actualidad, únicamente existe un estudio donde se han
evaluado tales respuestas.

Clark et al. (34) examinaron el efecto de 4 semanas de BFRT sobre la


conducción nerviosa. En este estudio, los autores no observaron ninguna
disminución significativa en la conducción nerviosa a través de la vía espinal, lo
que les llevó a confirmar su hipótesis de que duraciones cortas (10-15 min) de
restricción vascular rara vez resultan en un daño en los nervios. Sin embargo,
nuevas investigaciones son necesarias, sobre todo para conocer los efectos
agudos del BFRT sobre la velocidad en la conducción nerviosa y las amplitudes
del reflejo H, puesto que varios estudios han encontrado incrementos en esta
última variable tras un periodo de entrenamiento de fuerza. Además, debe
remarcarse la necesidad de aplicar una presión de restricción relativa e

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individualizada pues niveles inadecuados de restricción podrían causar una


desaceleración de la velocidad de conducción nerviosa (53).

Efectos secundarios del BFRT


En los últimos años, varios estudios han investigado la incidencia de posibles efectos
secundarios durante y después del BFRT.

El primer trabajo en examinar el uso de esta metodología de entrenamiento fue el de


Nakajima et al (33). En este estudio, tras administrar una encuesta a 105 instalaciones
japonesas donde se empleaba el BFRT, los autores observaron que los efectos
secundarios más comunes son la hemorragia subcutánea (13,1%) y el entumecimiento
de la zona ocluida (1,3%). Por su parte, los resultados de la encuesta de Patterson &
Brandner (54), informaron la presencia de dolor muscular de inicio tardío como el
efecto secundario más referido (39%) seguido de efectos menores como el
entumecimiento, prurito o mareos. Idénticos resultados fueron obtenidos por otros
dos estudios, donde se evaluó el uso del BFRT en España y Japón, respectivamente (55,
56). En cualquier caso, la literatura científica ha constatado que tales efectos tienen un
carácter momentáneo y transitorio, llegando a desaparecer a los pocos días de la
sesión de entrenamiento.

El riesgo de trombosis venosa también ha sido investigado por varios estudios. En este
sentido, Madarame et al. (36) no encontraron cambios significativos en diferentes
marcados de coagulación sanguínea tras una sesión aguda de BFRT, donde se realizó el
ejercicio de press de pierna con una presión de restricción de 150-160 mmHg. Por su
parte, Nakajima et al. (33) informaron que, únicamente el 0,055% de los profesionales
encuestados en su estudio habían observado un riesgo de trombosis venosa. A pesar
de ello, es necesario reconocer que aplicar una oclusión arterial completa implica un
serio problema de seguridad, pudiendo llegar a causar la formación de un trombo e
incluso necrosis celular (4, 33, 57). Además, el riesgo de formación de trombos puede
incrementarse si el BFRT se realiza hasta el fallo muscular (58), por lo que es necesario
asegurarse de que se están empleando presiones de restricción relativas e
individualizadas para cada individuo.

Otros efectos secundarios, como es el caso de episodios síncope, rabdomiólisis,


anemia cerebral o parálisis por compresión nerviosa, han sido escasamente reportados
por la literatura científica. No obstante, es necesario remarcar que los profesionales
que aplican el BFRT podrían mitigar muchos de los riesgos asociados a esta
metodología siempre que tomen en consideración las principales variables que afectan
a la seguridad del BFRT y que han sido mencionadas anteriormente en este capítulo
(tipo y ancho del manguito, así como características individuales de los/las
entrenandos/as, principalmente) (7, 16, 19, 27).

En conclusión, y a la luz de los estudios existentes hasta el momento, se sugiere que el


BFRT es un método eficaz y seguro, incluido para aquellos segmentos de la población
con requerimientos especiales (personas con diversos tipos de condición física,
población con enfermedades cardiovasculares controladas, personas con lesiones

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músculo-esqueléticas, etc.), aunque son necesarias nuevas investigaciones con el


propósito de esclarecer algunas lagunas todavía existentes.

Contraindicaciones para el BFRT


Varios estudios han descrito diferentes situaciones o tipos de población donde el BFRT
estaría contraindicado. Estas incluyen historia de trombosis venosa profunda,
embarazo, varices exageradas y/u otros factores relacionados con la historia del
paciente como ciertas enfermedades o patologías no controladas e inactividad (3, 33).
Por su parte, población con problemas ortopédicos, alteraciones neuromusculares,
enfermedad cardiovascular, enfermedades respiratorias, etc. han demostrado
beneficiarse del BFRT, siempre que los/las profesionales que emplean esta
metodología lo hagan atendiendo las directrices establecidas por la literatura científica
(4, 54).

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PUNTOS CLAVE
 Los manguitos neumáticos con control de la presión siempre serán más
seguros que los manguitos prácticos.

 El material del manguito no parece afectar a la presión de restricción


mientras que el ancho sí se presenta como una variable muy importante
a considerar.

 Nunca se deberían utilizar presiones de restricción arbitrarias. Estas


deberían ser relativas e individualizadas. El ancho del manguito y las
características de las personas son dos variables a tener en cuenta a la
hora de aplicar la presión de restricción.

 Para miembros superiores, aplicar un nivel de presión igual a un tercio


de la tensión arterial sistólica parece ser una buena estrategia. Es
importante recordar que el BFRT ha demostrado ser beneficioso incluso
cuando se usan presiones de restricción inferiores a 100mmHg.

 El BFRT no parece afectar la cinemática del sistema cardiovascular.


Además, tampoco ha demostrado promover daño muscular ni a nivel
del sistema nervioso.

 Existen pocos efectos secundarios asociados al BFRT. Los más


reportados han sido las hemorragias subcutáneas, el entumecimiento
de la zona ocluida y el dolor muscular de inicio tardío. En cualquier caso,
se trata de efectos menores y transitorios.

 El uso del BFRT estaría contraindicado en personas con historial de


trombosis venosa profunda, embarazo, varices exageradas y población
con ciertas enfermedades o patologías no controladas e inactividad.

 Numerosos estudios recomiendan el uso del BFRT como método


alternativo al trabajo convencional de fuerza (>75-80% 1RM) aunque
los/as profesionales que lo apliquen deben ser cautos y conocer bien el
historial médico y deportivo de la persona con la que lo van a usar.

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POBLACIONES CLÍNICAS I
Por Iván Chulvi Medrano

Introducción
El entrenamiento con restricción de flujo sanguíneo (RFS) o blood flow restriction
training (BFRT) ha demostrado ampliamente su eficacia en la población sana y atlética
tal y como se ha desarrollado en capítulos previos.

Debido a la característica de lograr adaptaciones morfofuncionales utilizando bajas


cargas, esta estrategia ha despertado el interés por la aplicación del BFRT para mejorar
la salud músculo-esquelética en personas sanas y en poblaciones clínicas (1–6). Esta
forma de entrenamiento se ha extendido mucho en los últimos años tanto a nivel de
investigación como a nivel práctico (7,8), pero se ha advertido sobre la importancia de
aplicar correctamente la metodología del BFRT (7–9) para garantizar la seguridad de su
aplicación.

Adicionalmente, los estudios disponibles han documentado que el BFRT resulta seguro
cuando se realiza un diseño y supervisión adecuados (10–12), existiendo una escasa
aparición de efectos secundarios entre los practicantes (7,8,13). Sin embargo, no está
exento de complicaciones y la literatura científica ha descrito algunos casos de
respuestas indeseadas como rabdomiólisis (14,15), síncopes (16) o pérdida de visión
(17), si bien son casos esporádicos.

Dentro de las poblaciones clínicas pueden establecerse dos grandes grupos en los que
se ha aplicado el entrenamiento con BFRT. Por un lado, su uso en la rehabilitación de
lesiones musculo-esqueléticas y, por otro lado, su uso en personas afectadas de alguna
enfermedad. En el primer caso, se ha comenzado a estudiar su aplicación en el periodo
postoperatorio y situaciones de rehabilitación en las que las cargas elevadas impuestas
por metodologías de entrenamiento neuromuscular no pueden ser asumidas. El
objetivo principal en este tipo de poblaciones es evitar la atrofia muscular asociada a la
inmovilización articular, por ejemplo tras un reemplazamiento del ligamento cruzado
anterior de la articulación de la rodilla, por lo que existe un creciente número de
investigaciones en los que se aplica el BFRT con fines de rehabilitación orientada a
evitar la pérdida de masa muscular (2,18–20). Aunque recientemente, la aplicación se
ha extendido incluso como coadyuvante en el tratamiento no quirúrgico de fractura de
radio (21). La aplicación del BFRT en la rehabilitación de lesiones musculo-esqueléticas
ha sido desarrollada en el capítulo de Poblaciones Clínicas II, por lo que el presente
capítulo se centrará en aportar los datos preliminares de la aplicación del BFRT en
poblaciones afectadas de alguna patología o comorbilidad (22).

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Debido a que es un medio de entrenamiento escasamente estudiado en poblaciones


con condiciones clínicas, aún no se ha establecido o consensuado ni su eficacia ni su
seguridad (23). Por tal motivo, se recomienda cautela en la interpretación de los
resultados presentados y se sugiere acudir a la fuente original para ampliar la
información. De la misma forma, se debe disponer de autorización médica y
recomendaciones específicas para la incorporación de entrenamiento con BFRT en
poblaciones clínicas.

Aplicaciones del BFRT en Poblaciones Clínicas


En primer lugar, deben ser citados los beneficios que ofrece el BFRT en el segmento de
la población de edad avanzada (19), tanto cuando se aplica durante un ejercicio
aeróbico, como caminar, así como durante el entrenamiento de fuerza (6). Si bien se
debe destacar que los datos disponibles permiten sugerir que las adaptaciones sobre
el nivel de fuerza muscular son menores que las obtenidas con metodologías
convencionales que aplican intensidades moderadas-elevadas, sin embargo, en el caso
de las adaptaciones estructurales el BFRT y el entrenamiento convencional obtienen
resultados muy similares (6).

En relación con la posibilidad de ganar masa muscular, este es uno de los atributos
más atractivos del BFRT para aplicar en población de edad avanzada puesto que uno
de los mayores problemas asociados al envejecimiento es la pérdida de masa
muscular, situación conocida como sarcopenia. El incremento de la prevalencia de la
sarcopenia es preocupantemente, habiéndose pronosticado que en Europa, en el año
2045, se podrán diagnosticar de sarcopenia hasta el 63,8 % de la población de entre 65
y 100 años frente al 11,1 % que se diagnosticó en el año 2016 (24). Este incremento
estará asociado a la inactividad, lo que conlleva a una aceleración de este proceso que
afectará en conjunto al sistema óseo y al músculo-esquelético (24–26). Por ello, resulta
importante y necesario incorporar actividades que estimulen el sistema
neuromuscular, como es el caso del entrenamiento de fuerza (26,27). Sin embargo, en
las recomendaciones internacionales establecidas por el American College of Sports
Medicine, se recomienda progresar hacia intensidades moderadas-altas (28) las cuales
en algunas ocasiones no pueden ser utilizadas (29), bien sea por la propia sarcopenia
como por comorbilidades asociadas. Por ello, se recomienda BFRT, y la evidencia
disponible fundamenta esta aplicación por el impacto positivo que genera a nivel
muscular, así como cardiovascular, existiendo ciertas evidencias que apuntan que
también ejercerá un efecto positivo sobre la densidad mineral ósea (30,31).

El posible mecanismo subyacente que daría explicación a esta mejora se basa en el


movimiento de fluido estimulado por el BFRT (31). A nuestro mejor conocimiento sólo
existen resultados preliminares de la aplicación de la BFRT en mujeres afectadas por
osteoporosis. En esta investigación 15 mujeres fueron agrupadas en grupo control,
grupo de BFRT de baja intensidad y grupo de ejercicio convencional de alta intensidad.
Al grupo de BFRT se le aplicó el manguito en la región inguinal con un nivel de presión
equivalente al 80% de la presión total de restricción. El ejercicio escogido fue el de
extensión de rodilla unilateral, el cual se repetía 30 veces durante 4 series con 30
segundos de recuperación inter-serie. Tras 12 semanas de entrenamiento a razón de 2

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días por semana los investigadores detectaron un incremento de la fuerza muscular


dinámica sin ningún efecto adverso (32). Lamentablemente no se incluyó en la
investigación el estudio de evolución de la densidad mineral ósea o de marcadores
séricos indirectos que pudieran indicar si existe algún tipo de influencia.

Recientemente se aplicó el BFRT en pacientes con osteoartritis de rodilla habiendo


sido documentados múltiples beneficios. En dicho estudio publicado en la prestigiosa
Medicine & Science in Sport & Exercise, se informa que 48 mujeres diagnosticadas de
osteoartritis fueron sometidas a un entrenamiento de BFRT en el que se usaron la
prensa de pierna y la extensión de rodillas bilateral al 20% de 1-RM para realizar 2
series de 15 repeticiones con una presión del manguito equivalente al 70% del valor de
presión de oclusión vascular total. Dicho entrenamiento se prolongó por 12 semanas y
cuando se compararon los resultados del grupo de BFRT con el grupo que había
realizado los mismos ejercicios, pero con una intensidad de 50% 1-RM, 4 series de 10
repeticiones sin BFRT, se puedo detectar que los efectos sobre la fuerza y la masa
muscular, así como la funcionalidad fueron similares. No obstante, el grupo BFRT
indicó mayores mejoras sobre la percepción de dolor (33).

Otra situación que ha sido ampliamente estudiada y que la mayoría de los resultados
apuntan hacia su potencial beneficio es la relación del entrenamiento BFRT en
población con hipertensión. Debido a que durante el entrenamiento se altera la
hemodinámica tanto por acción mecánica como por acción hormonal, se ha advertido
de la posibilidad de desencadenar el reflejo presor inducido por el ejercicio, el cual es
el resultado de la activación del metaboreflejo y el mecanoreflejo muscular (1). En
conjunto desencadenará una hiperactividad simpática que puede incrementar el riesgo
de episodios cardiovasculares adversos (1), aunque recientemente este hecho ha sido
contradicho en sujetos sanos (34).

En esta misma línea, el estudio de los parámetros hemodinámicos durante sesiones de


entrenamiento supervisado y adecuados de BFRT han mostrado que la respuesta de la
tensión arterial puede ser superior durante la sesión si se compara con un
entrenamiento convencional con una intensidad inferior a 60% 1-RM, sin embargo el
efecto hipotensión post-ejercicio resulta mayor (35). Otros autores han relatado que la
respuesta hemodinámica se encuentra dentro de los rangos de seguridad, como es el
caso de la revisión del grupo de investigación liderado por Neto (10). En conjunto
parece razonable sugerir la inclusión de un programa adecuado y personalizado de
BFRT como estrategia para reducir la tensión arterial principalmente en personas con
hipertensión. Aunque no se ha desvelado completamente el mecanismo que daría
explicación a este hecho se ha hipotetizado que las respuestas vasculares serían las
responsables de la reducción en los niveles de presión arterial. Por ejemplo, se ha
constatado que en personas de edad avanzada (71 ± 4 años) y sanas, la aplicación del
BFRT supuso una mejora de la función endotelial y de la circulación sanguínea
periférica tras 4 semanas de entrenamiento a razón de 3 sesiones semanales (36).

No obstante, en aquellas personas en las que no sea deseable un incremento de la


respuesta hemodinámica, se puede aplicar el BFRT durante la marcha, reduciendo con
ello la respuesta de presión arterial y generando beneficios de fuerza y de hipertrofia

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muscular (37). En un estudio reciente, en que se aplicó BFRT, con una presión
equivalente al 130% de la presión arterial sistólica, durante ejercicio aeróbico en
población de edad avanzada diagnosticada de hipertensión, se pudo comprobar que
dicho entrenamiento desencadenó un incremento de la respuesta de defensas
antioxidantes (incremento de la superóxido dismutasa y la glutatión-S-transferasa así
como una reducción de los niveles de tioles no proteicos) que genera una influencia
positiva sobre la tensión arterial (38).

Por otro lado, diversos estudios han puesto de manifiesto que el entrenamiento de
BFRT puede suponer un estímulo angiogénico por dos mecanismos principalmente. En
primer lugar por el incremento del estímulo del estrés de cizalla y por otro, por el
incremento de óxido nítrico sintasa endotelial como respuesta a la situación de
restricción del flujo sanguíneo (39). El estímulo angiogénico permitirá el crecimiento
de la red de capilares como respuesta al BFRT y con ello mejorará la perfusión tisular y,
por tanto, la hiperemia reactiva. En conjunto parece ser que el entrenamiento con
BFRT no perjudicará la función vascular (40) y desencadenará una estímulo positivo a
nivel circulatorio (36).

EL BFRT ha sido recientemente incorporado como herramienta para las personas con
lesión espinal incompleta. En un estudio preliminar se analizó el comportamiento
agudo de la respuesta hemodinámica y del riesgo de trombosis venosa profunda en 9
personas con lesión espinal incompleta a diferentes niveles. Los autores no
documentaron efectos secundarios indeseados y específicos como la disreflexia
autonómica o la formación de trombosis venosa profunda (41) tras realizar 3 series de
10 repeticiones del ejercicio de extensión de rodilla unilateral con una presión del 125
% sobre la presión total para la oclusión venosa (41).

Las miopatías inflamatorias idiopáticas son un conjunto de entidades patológicas que


cursan con inflamación y debilidad muscular, por lo que se hipotetizó que podrían ser
candidatas para beneficiarse de la aplicación del BFRT. Al respecto se encuentran
diversos artículos que presentan la experiencia en casos clínicos (42,43) como el
publicado en 2015 por Jorgensen et al. quienes concluyeron que el BFRT fue bien
tolerado y mejoró la función mecánica de los músculos así como la velocidad de
marcha tras 12 semanas comparándose con el entrenamiento con BFRT en los
ejercicios de leg press, extensión de rodilla y flexión plantar a 25-RM aplicando 100
mmHg de presión externa (43).

Dentro de las miositis inflamatorias también se incluyen la polimiositis y la


dermatomiositis patologías en las que un estudio pretendió desvelar si los pacientes
pudieran beneficiarse del entrenamiento con BFRT. El experimento se prolongó 12
semanas de entrenamiento con BFRT, aplicando el 70% de la presión vascular total,
con un entrenamiento convencional, a razón de 2 días por semana con los ejercicios de
prensa de pierna y extensión de rodilla bilateral. Tras la intervención se pudo
comprobar que el BFRT era seguro y eficaz para mejorar la fuerza y la función muscular
del hemisferio inferior (44).

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La aplicación del BFRT en población con afectación renal ha sido objetivo de un


proyecto de investigación que, a priori, deberá ver la luz próximamente. Por lo tanto,
actualmente solo se dispone del protocolo publicado para investigar la posible relación
que existe entre el BFRT y pacientes afectados de diálisis. La hipótesis que han
establecido los investigadores ha sido que la BFRT aplicada junto con ejercicio aeróbico
durante la sesión de hemodiálisis potenciará los beneficios del ejercicio aeróbico por si
sólo favoreciendo incrementos de masa muscular y fuerza, así como de la función
física (45). En otra investigación publicada por la revista The Journal of Vascular Access,
Barbosa et al. (46) establecen la hipótesis del posible efecto que el entrenamiento con
BFRT puede suponer sobre la morfología y funcionalidad venosa en pacientes con
enfermedad renal crónica candidatos para crearle una fístula arteriovenosa. En estos
casos, resulta fundamental conocer que los fallos en la maduración de la fístula
arteriovenosa suponen una situación muy frecuente en esta población, por lo que las
intervenciones previas que puedan favorecer un mejor asentamiento de la fístula son
motivo de estudio. Para comprobar los posibles efectos, los investigadores plantearon
un entrenamiento de prensión manual donde se realizaban 3 series de 20 repeticiones
al 40% de 1-RM con una presión de restricción del 50% sobre la presión de oclusión
total llevándose a cabo 2 veces por semana. Al finalizar el periodo experimental se
pudieron registrar mejoras en los parámetros venosos tales como el diámetro de la
arteria radial, pero estas mejoras no fueron mayores que las obtenidas por el grupo
que realizó el mismo protocolo pero sin BFRT (46).

Existe un estudio en el que se ha aplicado el BFRT en una persona afectada de la


enfermedad de Parkinson. Esta patología cursa con múltiples afecciones asociadas a la
degeneración progresiva del sistema nervioso, lo que afectará al control y la
coordinación del movimiento, como por ejemplo la corea y la bradicinesia que, a su
vez, afectará a acciones como la deambulación. En este estudio de caso único, se
reclutó a una persona de 62 años afectada por la enfermedad de Parkinson y se le
sometió a un programa de BFRT en el que se aplicaba una presión externa de 120 a
160 mmHg durante el ejercicio de caminar, el cual se diseñó con 5 series de periodos
de 2 minutos durante 6 semanas. Tras el periodo experimental se pudo comprobar
que no aparecieron efectos adversos y se obtuvieron mejoras funcionales en la marcha
(47).

También se puede encontrar en la literatura propuestas en las que se ha hipotetizado


un posible efecto sobre la mejora de la incontinencia urinaria cuando se asociaba el
BFRT a los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico. Sin embargo, tras la
investigación se pudo comprobar que tras 12 semanas de entrenamiento en casa a
razón de 4 días por semana con ejercicios para fortalecer el suelo pélvico utilizando la
técnica de knack training, el grupo al que se le añadieron 2 series de 15 repeticiones
de extensión de rodilla correspondiente al 50% 1-RM con una presión externa de 100
mmHg no se obtuvieron diferencias significativas y por tanto el posible efecto
sistémico que pudiera justificar los beneficios de entrenamiento cruzado no pudieron
ser demostrados en este ensayo (48).

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Finalmente hay que indicar que se ha propuesto el BFRT como posibilidad de


entrenamiento para las personas afectadas de dolor lumbar recurrente o crónico. La
hipótesis para su utilización se fundamenta en la baja carga de entrenamiento que se
requiere y en la posibilidad de un efecto cruzado (cross transfer) pero los resultados de
este proyecto aún no han sido publicados, teniendo acceso únicamente al protocolo
de investigación (49).

Aunque se han puesto de relieve las posibilidades terapéuticas que puede suponer el
entrenamiento de BFRT, resulta conveniente detallar algunas consideraciones y
advertencias de la aplicación de estos, máxime cuando se aplica en población clínica.

Advertencias
Tal y como se ha resaltado en la introducción, aunque se considera que el BFRT es
seguro, siempre existe un riesgo de aparición de efectos secundarios. Este riesgo debe
minimizarse al máximo particularmente en población con situaciones clínicas. Por ello,
en este apartado se describen brevemente algunas consideraciones importantes
previas a la aplicación del BFRT que han sido abordadas por la investigación científica.

Una situación que puede suponer un gran riesgo de la aplicación de BFRT es la


posibilidad de crear coágulos intravasculares. A tal respecto, existen diversos estudios
que no han documentado una mayor actividad trombótica. Así por ejemplo, en 10
sujetos sanos a los que se le aplicó un protocolo estándar de entrenamiento de fuerza
con BFRT no se encontraron biomarcadores de activación del sistema de coagulación
como los marcadores de formación de trombina o los de formación de coágulo
intravascular (50). Estos resultados han sido replicados en 9 pacientes afectados de
enfermedad cardíaca isquémica que no tomaban fármacos anticoagulantes, quienes
entrenaron con BFRT el ejercicio de extensión de rodilla al 20% 1-RM con el protocolo
convencional (51).

Adicionalmente, se ha comprobado una respuesta positiva sobre factores fibrinolíticos


como la actividad del activador de plasminógeno o la actividad del inhibidor del
activador del plasminógeno o el producto de degradación de fibrina y el dímero D (52).
En conjunto, los datos permiten indicar que BFRT no afecta a la coagulación (22,40) ni
al estrés oxidativo (38,40,53). No obstante, en personas con historial de coagulopatías
este entrenamiento debería ser evitado.

Por otro, lado en personas con afectación de las válvulas conniventes o flebitis, el
incremento de la congestión forzada por el BFRT puede incrementar patológicamente
la distensibilidad de las paredes vasculares así como generar impotencia en las válvulas
vasculares (54). No obstante, no se conoce ningún estudio que haya reportado tal
situación.

El daño muscular también puede ser un motivo de cautela y precaución. Aunque se


debe remarcar que se han documentado algunos casos de rabdomiólisis asociados al
BFRT, múltiples investigaciones han determinado que este tipo de entrenamiento no
incrementa los marcadores séricos de daño muscular como son la creatinkinasa o la

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lactato deshidrogenasa (53). Para mayor documentación al respecto acudir a la


revisión publicada por Loenneke et al. (55) en la que se alcanza esta conclusión porque
el BFRT no parece reducir la funcionalidad muscular, ni mantener elevados los estados
de inflamación/edema muscular. Además, la percepción de dolor es similar a la de
cualquier ejercicio realizado a intensidad moderada y no se detectaron elevaciones de
biomarcadores que indiquen lesión muscular.

Ilustración 5 Algoritmos de actuación en población clínica a la hora de aplicar BFR.

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PUNTOS CLAVE
 Por todo lo anteriormente expuesto se puede indicar que el
entrenamiento con BFRT, tanto en combinación con ejercicio aeróbico
como de fuerza, puede resultar una opción válida para personas que
puedan tener una situación en la que las cargas moderadas-altas no
sean recomendables, pero requieran de mejorar sus niveles de fuerza y
masa muscular.

 Debido a la reciente inclusión del BFRT como alternativa a programas de


ejercicio convencional en poblaciones clínicas, existe escasa
documentación al respecto con la que poder llegar a un consenso o
desarrollar unas directrices sobre seguridad y eficacia.

 Por tanto, se sugiere cautela y precaución a la hora de interpretar los


presentes datos y se recomienda acudir a las fuentes originales donde
se aplique BFRT en condiciones clínicas, así como un profundo
conocimiento de la fisiopatología previo a la aplicación del BFRT en este
segmento de la población. Ante estas personas se recomienda tener
presente el algoritmo de actuación (Ilustración 1).

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POBLACIONES CLÍNICAS II
Las lesiones que afectan al sistema músculo-esquelético pueden clasificarse de
distintas formas atendiendo a su etiología, fisiopatología, localización, etcétera.
Cualquier lesión atiende a un desequilibrio entre carga y tolerancia a la misma por
parte del tejido, órgano o sistema (1). Los factores que modifican la tolerancia a la
carga están comprendidos dentro del modelo biopsicosocial, siendo los factores
biológicos modulados de forma diaria por el entorno y el estado psicológico de la
persona (2).

Los objetivos que se plantean en el proceso de rehabilitación y readaptación de una


lesión serán los siguientes (3):

 En relación con la estructura y/o sistema afectado:


o Reducir y controlar la carga.
o Mejorar la tolerancia.

 En relación con el resto de estructura y/o sistemas no afectados:


o Controlar y progresar con la carga para evitar los procesos de
desacondicionamiento (disminución de la tolerancia a la carga).

Entre los objetivos para la aplicación del entrenamiento con restricción del flujo
sanguíneo o blood flow restriction traning (BFRT) se encuentra la utilización de cargas
bajas para mantener o mejorar los niveles de fuerza y de masa muscular, lo que hace
que sea una herramienta ideal para personas con lesiones (4).

La disminución de la carga respetaría los nuevos límites de tolerancia mecánica


impuestos por el estado actual de la estructura lesionada. Pero esta mejora de la
fuerza e hipertrofia no es la única indicación de esta herramienta. Recogidas en la
siguiente figura (Ilustración 1) se pueden observar los efectos que produce el BFRT y
que pueden ser muy interesantes en el manejo de lesiones; siempre y cuando se
respete el equilibrio entre carga y tolerancia. Dichos efectos han sido desgranados en
otros capítulos.

En un proceso de recuperación de una lesión se produce una disminución de la


actividad, ya sea a nivel deportivo o laboral, que puede llevar a un
desacondicionamiento del conjunto de sistemas (cardiorrespiratorio, óseo, vascular,
etc.). Tan importante es mejorar la tolerancia del tejido, favorecer los procesos de
curación y disminuir la sintomatología referente a la estructura lesionada; como,
además, no dejar que el resto de los sistemas pierdan su nivel de rendimiento.

Por tanto, el BFRT puede ayudar a conseguir los objetivos propuestos para la
estructura lesionada y mantener el nivel de rendimiento o performance del resto.

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Hipertrofia

Sistema
Osteogénesis
Cardiovascular

BFRT

Dolor Fuerza

Angiogénesis

Ilustración 1 Efectos del Entrenamiento con Restricción del Flujo Sanguíneo

BFRT en Procesos Quirúrgicos: Preoperatorio y Postoperatorio


Durante la aplicación de BFRT tras una lesión que va a necesitar de cirugía, como
puede ser una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla (LCA) o la sustitución
de una articulación por una prótesis, se pueden distinguir dos etapas o periodos:
preoperatorio y postoperatorio. Aunque se compartan metas comunes en ambas fases
(5,6), como puede ser mejorar los niveles de fuerza, evitar la atrofia muscular,
disminuir el dolor y mejorar el rango de movilidad; hay ciertos aspectos que
diferencian el uso de BFRT antes o después de la intervención.

En el proceso de prehabilitación o preoperatorio, será muy interesante utilizar el BFRT


como preparación para la operación quirúrgica. Es común en cirugía traumatológica

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utilizar torniquetes para reducir el sangrado y mejorar el campo de visión en el que


trabajará el cirujano (7). Las presiones y tiempos que se utilizan son mucho mayores
que con el BFRT, pero su utilización puede ayudar a luchar contra la isquemia
producida durante la intervención. El preacondicionamiento isquémico se ha utilizado
como estrategia en el rendimiento deportivo (8–10). Sin embargo, reproducir una
situación de hipoxia continuada de forma "controlada" para producir adaptaciones,
podría ayudar a evitar las complicaciones asociadas al uso de torniquetes durante la
operación, como son las modificaciones en suministro de nutrientes y oxígeno, el
equilibrio iónico y la interacción con el sistema inmune (5,7,11).

Otro efecto del BFRT que puede servir tanto para el preoperatorio como para el
postoperatorio son los producidos a nivel del sistema nervioso central (SNC). En el
capítulo de fuerza se habló largo y tendidamente sobre las adaptaciones producidas,
así como de diferentes hipótesis relacionadas con el SNC, que podrían estar detrás de
las mejoras tempranas en fuerza (12,13). Por ello, cualquier lesión que necesite de un
periodo de inmovilización o de reposo relativo (nunca absoluto) va llevar a cambios
centrales que afectarán a respuestas como el dolor y el movimiento (14). El BFRT
puede ser útil en la lucha contra estos cambios centrales, como cualquier herramienta
que ayude a limitar y controlar la carga (piscinas, cintas antigravedad, sistemas de
suspensión, etc).

Llevada a cabo la intervención, comienza el postoperatorio. Parece ridículo recalcar


que este periodo comienza desde el primer minuto en el que la persona sale del
quirófano. Sin embargo, lo más habitual en clínica es encontrar la indicación de
periodos de reposo absoluto, que suelen malinterpretarse con no hacer
absolutamente nada.

Es cierto, que se deben respetar los procesos de curación de los tejidos, teniendo en
cuenta todas las variables (tipo de intervención, metabolismo tisular, estado
inmune…). Pero también se debe entrenar para evitar el desacondicionamiento del
resto de estructuras y todos los cambios sobre el sistema nervioso central.

En esa lucha, el BFRT puede ayudar a mejorar la entrada de información a nivel cortical
gracias al estímulo de compresión y a la activación de fibras aferentes relacionadas con
los déficits de oxígeno provocados por la restricción parcial del flujo sanguíneo (4,15).
De forma conjunta, utilizar herramientas como la vibración, la imaginería motora
gradual o la aplicación de electroterapia (TENS y NMES) pueden ser muy útiles en fases
muy tempranas. En el siguiente diagrama (Ilustración 3) se muestra cómo y cuándo
aplicar el BFRT en cualquier postoperatorio.

La evidencia ya muestra la efectividad y seguridad del BFRT en el postoperatorio de


diferentes patologías (16–18). Se han recogido algunas ventajas y desventajas que
puede presentar su aplicación durante el postoperatorio (Tabla 1).

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BFRT + Imaginería
Motora, NMES,
isometrías

BFRT + Ejercicio Cíclico

BFRT + Cargas Bajas

BFRT y
Entrenamiento
Convencional

Trabajo de Vuelta al
juego y/o Actividad
laboral
Ilustración 2 Diagrama de Aplicación BFRT en Postoperatorio.

BFRT y Patologías no Quirúrgicas


Los factores que modulan la tolerancia a la carga están comprendidos en el modelo
biopsicosocial, viéndose modulados de forma diaria por el entorno que rodea a la
persona (2). Consecuentemente, todo profesional que trabaje con patologías debe
evaluar el conjunto de variables biopsicosociales.

Habrá casos donde el BFRT pueda ayudar a mejorar la autoestima (variable


psicológica) del cliente si se le ayuda a recobrar su autonomía en las actividades del día
a día; o mejorar sus relaciones sociales, si se siente capaz de realizar actividades
lúdicas con otras personas. Gran parte de las personas que sufran de una patología
crónica, que curse o no con dolor, pueden tener ambas esferas muy afectadas.

El BFRT se ha estudiado en diferentes patologías de miembro inferior (19), mostrando


mejoras en todos los ítems valorados (fuerza, hipertrofia, equilibrio y resistencia) en
personas con dolor en el miembro inferior (independientemente de la patología
subyacente). El estudio de Ladlow y colaboradores (2018) (19) incluye tests de
equilibrio dinámicos, como el Y-Balance Test, el cual es reproducible por todos los
profesionales en sus centros. La única objeción que se puede añadir al estudio es la
escueta descripción del protocolo para el grupo de entrenamiento convencional, aun
sabiendo que es muy difícil poder comparar entre grupos de intervención en BFRT.

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VENTAJAS DESVENTAJAS

Aumento de la fuerza con cargas Su aplicación puede ser sólo


bajas tras la intervención interesante a corto plazo

Contrarresta la pérdida de masa Puede aumentar el edema post-


muscular post-intervención intervención
El número de variables a controlar es
Puede aplicarse de forma
mayor que con el entrenamiento
inmediata tras la operación
tradicional
Tabla 3 Ventajas y desventajas del BFRT en el postoperatorio

Una revisión de 2018 analiza el papel del BFRT en diferentes lesiones atendiendo a la
localización de la misma (ligamentosa, ósea, muscular, etc) (20). En ella se concluye
que independientemente de la patología músculo-esquelética que se presente, la
aplicación de BFRT es una alternativa a tener muy en cuenta en la mejora de la fuerza,
masa muscular y disminución del dolor. Además, se presenta el caso común en la
práctica clínica en el que el profesional es incapaz de prescribir una dosis de
entrenamiento a la persona sin que los síntomas se agudicen o aumenten. Esta
situación se debe al equilibrio mencionado entre carga y tolerancia. Cuando la
tolerancia es muy pequeña, debido al periodo sin actividad tras la lesión o a que nunca
se ha entrenado, una dosis mínima de carga puede suponer un problema de
adaptación a la persona. Aplicar cargas bajas con BFRT puede ayudar a trabajar en un
intervalo "seguro", pero con un estímulo suficiente que permita mejorar su tolerancia.

Ese aumento en la seguridad al entrenar con restricción del flujo sanguíneo podría
explicar los resultados obtenidos en personas con dolor patelofemoral. La presencia de
dolor patelofemoral no tiene porqué correlacionarse con una lesión estructural; por lo
que no es una patología, pero sí un síntoma común en clínica. En relación al BFRT se
ha observado una mayor efectividad en la mejora de la fuerza durante la extensión de
rodilla que el entrenamiento convencional (21).

El BFRT es una herramienta útil en el manejo de cualquier patología músculo-


esquelética; de la misma forma que puede serlo una mancuerna, una máquina inercial
o cualquier otro dispositivo. Quien confiere valor a una herramienta es el profesional,
pues decide cuándo, cómo y con quién aplicarla.

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PUNTOS CLAVE
 Los efectos del BFRT son de gran utilidad en el manejo de lesiones
músculo-esqueléticas.

 El BFRT puede ayudar a cumplir los objetivos en relación con la


estructura lesionada (respetando el equilibrio entre carga-tolerancia) y
a las no lesionadas (evitando el proceso de desacondicionamiento
general).

 Su utilización en procesos quirúrgicos puede realizarse de forma previa


y/o tras la realización de la cirugía.

 En lesiones que no requieren de cirugía, la evidencia muestra su eficacia


en la mejora de los niveles de dolor, aumento de la fuerza y masa
muscular, así como de la funcionalidad.

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AGRADECIMIENTOS
Mi nombre es Alejandro Becerra, director de En-forma. Espero que te haya gustado
este libro sobre “entrenamiento oclusivo”, o mejor dicho “entrenamiento con
restricción parcial del flujo sanguíneo”; pero para finalizar me gustaría contarte un
poco, como empezó este proyecto.

Este ebook nace con la intención de acercar a todos los profesionales del
entrenamiento y la salud, una herramienta que usamos todos los días en nuestro
centro BIOS.

Nos pareció una herramienta tan efectiva, que llega a ser un aliado idóneo para
nuestros compañeros, y nos sentíamos con la necesidad de darlo a conocer. Esto,
unido a la falta de conocimiento académico, como artículos científicos o literatura de
habla hispana en comparación a otros contenidos, hace que el entrenamiento con
restricción de flujo sanguíneo sea muy poco conocido y empleado en España.
Consecuentemente, este libro se presenta como una forma de aportar conocimiento
novedoso y actual al sector.

Por ello, decidimos contactar con cinco grandes profesionales, permitidme ser
informal, puesto que su valor como profesional es fácil de observar por sus
currículums, pero no se suele hablar de las personas y su comportamiento a la hora de
crear un proyecto.

Empezamos por Daniel Varela Martínez, una persona incansable y constante, que
durante meses ha estado realizando una búsqueda exhaustiva de referencias
bibliográficas, con el fin de resumirlas y adaptarlas para todos los profesionales.
Más información: https://healthymove.blog/category/bfr/

Iván Chulvi Medrano, uno de esos profesores que pocas veces dicen que no, de estas
personas que cuando coges el teléfono, siempre dicen “¿Qué hay que hacer?”.
Además, nos ayudó a contactar con Juan Martín Hernández, profesional que ha
realizado el prólogo y siempre se ha propuesto a colaborar.
Más información: http://ivanchulvimedrano.blogspot.com/

Moisés Picón Martínez, ha tenido que hacer su capítulo por las noches, después de 40
horas de entrenamiento a la semana, sólo por aportar al sector y sumar, siempre
sumar. Nos ha revisado este libro palabra por palabra en un fin de semana. Existen
personas trabajadoras y gente a la que le ilusiona su trabajo, ese es Moisés.
Más información: https://www.researchgate.net/profile/Moises_Picon2

Antonio Piepoli, el amigo de los libros. Era imposible que dijera que no y menos a la
creación de conocimiento para los profesionales o estudiantes del área. Ha estado
revisando y dando feedback sobre aspectos a mejorar durante toda las fases del
proyecto.
Más información: https://antoniopiepoli.com/

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Juan Martín Hernández, tan solo dos correos faltaron para finalizar esta obra, en la que
ha aportado un prólogo directo y fácil de entender. Aunque no he tenido la suerte de
conocerlo personalmente, seguro que nos vemos pronto.

Por último, agradecerte a ti, lector, que nos permite que hagamos lo que más nos
gusta; compartir nuestra pasión del día a día a otros compañeros. Si te ha gustado, te
animamos a compartir con nosotros tu opinión, el mejor regalo para un escritor, es
saber que su obra ha sido leída.

GRACIAS.

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https://en-forma.es
formacion@en-forma.es
675 74 73 79

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