Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEMA 7
20 Cf. G. Schrenk, ‘’, 1221; X. Pikaza, Historia de Jesús, Verbo divino, Estella 2013,
198.
21 Ha sido Dunn, ciertamente, quien más ha insistido en la importancia de la oración
de Jesús en su
conciencia filial. La oración fue la fuente donde encontró su fortaleza y convicción,
donde se hizo
especialmente consciente, vital y existencialmente, de la solicitud y de la autoridad de
Dios, de Dios como
Padre, su Padre. En la intimidad de la oración, conoce a Dios, su voluntad, descubre
su misión como Hijo
y encuentra las fuerzas para llevarla a cabo. Todo brota de la oración y del diálogo
con el Padre. Es su
soporte y nuestro soporte. Cf. J. D. G. Dunn, Jesús y el Espíritu, 56.74-80.
22 De ahí la tan citada afirmación de Schrenk, donde confirma que expresiones como
«mi Padre», «Abba»,
“constituyen el fermento de la cristología más antigua, de la profesión de fe de la
comunidad”. G. Schrenk,
‘’, 1230.
23 Cf. J. D. G. Dunn, Jesús y el Espíritu, 76.
24 La excepción, en Mc 15,34 (par. Mt 17,46), el grito desgarrador de la cruz, donde
cita Sal 22,2.
25 Sirvan estas dos citas de Jn como muestra. El cuarto evangelista emplea la
expresión «» aplicada
a Dios en torno a 115 ocasiones, convirtiéndose, para Jn, en el modo habitual de Jesús
de referirse a Él. Cf.
G. Schrenk, ‘’,1253.
10
Decir Padre, para Jesús, implica amor y autoridad, obediencia y confianza, que
lleva a hacer propio su compromiso amoroso y fecundo en favor de los hombres; si
bien
lo que define, en definitiva, la relación Padre-Hijo es el amor, amor que es fuente de
gozo
11
y de libertad30. “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto” (Lc 3,22). “El mundo ha de
saber
que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado” (Jn 14,31).
4. Desde este teocentrismo fundante, desde esta relación de amor, se entendió
Jesús a sí mismo y lo entendieron los evangelios. Dios, el Padre, es, de hecho, el
constante punto de referencia de Jesús. Ningún aspecto de su vida, ni de su acción, se
explica sin Él. Y ello incluye la pasión por su Reinado. Vive constantemente referido
y
orientado hacia el Padre; a este corresponde la absoluta primacía en su vida. La
invocación «Abba», tal como es pronunciada explícitamente en Getsemaní, no hace
más
que manifestar la actitud filial de Jesús que sella toda su vida y su persona en camino
de
obediencia y fidelidad, oración y entrega confiada en todo momento y, en especial, en
el
de su muerte. “«Abba», Padre, todo es posible para ti. Aparta de mí esta copa de
amargura.
Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mc 14,36). La vida y el
alimento
de Jesús es hacer la voluntad del Padre (Jn 4,34). La comunión entre ambos es total;
son
una sola cosa (Jn 10,30). El Padre es su vida y su alegría, su gloria, como Él es la
alegría
y gloria del Padre31