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(CREACION-ORIGENES-PATRIARCAS)
LECTURA INICIAL:
Génesis 1, 26-2, 4ª: “El ser humano, imagen y semejanza de Dios, culmen de la creación”
CREACION Y ORIGENES
Sabemos que Dios, el creador de todo el mundo, quiere la salvación de todos los hombres. Los
primeros once capítulos del Génesis nos hablan del plan o proyecto de Dios, y de la respuesta humana
a ese proyecto. El plan divino se muestra cuando descubrimos que el ser humano está llamado a vivir
en comunión con Dios, con las demás personas y con el mismo mundo.
Todo ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y por eso tiene una dignidad
inviolable (Gén 1,27); con Cristo aprendemos que no sólo somos imágenes, sino también hijos de
Dios.
Todo ser humano está llamado a vivir en comunión con sus semejantes, Dios nos creó varón y
mujer para complementarnos. Además cada uno de nosotros debe ser guardián de su prójimo, es
decir, debe comportarse como hermano (Gén 4,9) Cristo recalcará y llevará a su plena exigencia
esta verdad fundamental.
Los bienes de la tierra han sido creados para el servicio de todos los hombres. El ser humano,
dueño o señor del mundo, ha sido llamado por Dios para que mediante su trabajo transforme la
realidad creada logrando así un autentico y verdadero progreso (Gén 1,28) desgraciadamente el ser
humano rechazó desde el principio este proyecto o plan divino.
Toda esta época patriarcal nos habla de las promesas divinas y de la respuesta de estos hombres que
murieron sin contemplar la plena realización de las promesas. Además es el periodo de los
antepasados del pueblo, de aquellos que prepararon la formación del pueblo elegido.
LECTURA FINAL:
Génesis 12, 1-9: “Vocación y respuesta de Abraham”
(2ª Unidad) TEMA 2: UN PUEBLO QUE SE LIBERA Y SE FORMA EN LA ALIANZA
(EXODO-DESIERTO-ALIANZA)
Ayudado por su hermano Aarón, Moisés se entrevista varias veces con el faraón para hacerle ver el
plan de Dios, consiguiendo sólo la negativa del faraón y dando inicio a un lucha entre Dios que quiere
la libertad de los suyos y el faraón que se opone; las plagas de Egipto viene a ser el castigo divino
contra el poder opresor. Con la última plaga, la muerte de los primogénitos, los israelitas emprendieron
el camino de la libertad. Y no obstante, que el faraón los persiguió, ellos lograron salir de Egipto
ayudados y guiados por Dios. Esta salida de Egipto quedo grabada en la mente y en el corazón del
pueblo, de tal forma que a través del culto, de las profesiones de fe y sobre todo a través de la vida
diaria los israelitas recordaban esta acción libertadora que Dios llevó a cabo a favor de ellos.
LA ALIANZA
Sin duda alguna el acontecimiento más extraordinario ocurrió en el desierto en el pacto o alianza entre
Dios e Israel: Dios se compromete a proteger al pueblo, e Israel se compromete a ser fiel a Dios y a sus
hermanos cumpliendo con los mandamientos, de acuerdo a las palabras del Señor (leer Ex 19, 5) por
eso a partir de ese momento Israel queda constituido como verdadero pueblo de Dios (leer Ez 36, 28)
el futuro de Israel dependerá ahora de la fidelidad o infidelidad a esta Alianza, las bendiciones llegarán
si observa este pacto; pero si por el contrario, en vez de ser fiel a Dios, es olvida y no cumple con este
compromiso, le sobrevendrían las calamidades y los castigos.
LECTURA FINAL:
Deuteronomio 30, 15-20: “Los dos caminos ante la Alianza”
(2ª Unidad) TEMA 3: UN PUEBLO BAJO LA ALIANZA
(DESDE LA CONQUISTA HASTA LA PERDIDA DE LA TIERRA)
DESDE LA CONQUISTA HASTA LA MONARQUIA UNIDAD (del 1230 aprox. Al 931 a.C.)
Josué el sucesor de Moisés, logró la conquista de la tierra prometida, que posteriormente fue distribuida entre
las doce tribus de Israel. Así Dios cumplía la promesa de la tierra prometida que había hecho a los patriarcas
(leer Josué 23,14; 24,15). Vino después el periodo de los jueces o libertadores de Israel; está fue una etapa en la
que el pueblo comenzó a apartarse de Dios, quien continuaba mostrándoles su amor y perdón. Poco a poco las
doce tribus se unificaron políticamente y así empezó la monarquía unida, es decir, la etapa en que todo el
pueblo estuvo gobernado por el mismo rey: el primer rey fue Saúl, le siguió después David, un rey importante,
cuya memoria quedó grabada en el pueblo. El conquisto Jerusalén, y traslado allí al arca de la Alianza; quiso
construir un templo, una casa para Dios, pero el Señor no se lo permitió; Dios, en cambio, le hizo la promesa de
edificarle a él una casa, es decir, que siempre en el trono de Juda habría uno de sus descendientes (leer 2ª Sam
7,16) a David el sucedió su hijo Salomón famoso por su sabiduría y las grandes construcciones que realizo.
LOS PROFETAS
Durante esta época surgieron unas personas llamadas “profetas”. Muchas veces pensamos que profeta es el
hombre que adivina el futuro, que predice lo que va a suceder. En realidad profeta es el que predica la Palabra
de Dios, el que comunica el mensaje de Dios a los hombres. Dios es quien los llama para realizar esta misión, y
por eso les da su fuerza y su espíritu para que sin ataduras puedan transmitir fielmente su mensaje. El profeta se
ve impulsado a comunicar la Palabra del Señor (leer Am 3,8). La Palabra del profeta es la Palabra de Dios, que
anuncia la salvación, que denuncia los pecados, que invita al arrepentimiento, que amenaza con el castigo, que
llama a la esperanza. Es la Palabra de Dios que exige la conversión o el cambio, el pueblo debe escucharla;
muchas veces los profetas, no obstante ser intercesores a favor del pueblo, sufrieron injurias y persecuciones
por predicar la Palabra de Dios, pero el Señor los llenó de fortaleza para salir adelante en la misión
encomendada.