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Orar con valentía

Lucas 11:5–10

“¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: ‘Amigo, préstame tres
panes.’” Ahora, la enseñanza de la oración lleva a una pregunta: ¿no debemos ser algo resistentes o
tener algo de vergüenza de molestar a Dios con nuestros problemas debido que, como usted sabe, Él
va a hacer lo que va hacer? Entonces, aquí está la ilustración. Jesús entra a la vida diaria, muy
simple. Una historia inolvidable. Suponga que tiene un philos, un amigo, alguien por quien usted
siente afecto. Significa vecino, ‘prójimo’.

Ahora en Israel, como en otras partes del mundo en tiempos antiguos y un tercio de los países del
mundo hoy en día, las personas en los lugares donde no tienen mucho dependen de sus vecinos.
Dependen el uno del otro. En cierta manera sobreviven juntos. Obtienen el suficiente pan para el
día, se come el pan del día y acabó. El siguiente día vuelven a hacer pan. Y quizás pueden tener una
provisión de granos y pueden tener una provisión de aceite como la viuda en el Antiguo
Testamento, pero no tienen los preservantes y entonces, no tienen un almacén de comida. No tienen
supermercado al que pueden ir las 24 horas, no tienen tiendas de alimentos que ciertamente están
abiertas en la noche y no tiene acceso a eso; y entonces, es la batalla por el pan a diario. Y así era.

Y entonces, aquí hay un hombre que tiene un vecino y va a buscarlo a la medianoche. Y este es el
peor momento para una visita. Me molesta cuando la gente viene a verme a la medianoche. No me
importa lo que digan. Ese no es un buen momento en el cual buscar a alguien. Y por cierto, no había
televisión en esos días, entonces no había noches largas de nada. Cuando venía la oscuridad,
básicamente se quedaba despierto un poco de tiempo con la luz de una vela, después se iba a acostar
porque tenía que comenzar a trabajar a las seis de la mañana. Esa era la hora en la que comenzaba el
día de trabajo. Entonces, nadie estaba despierto a la medianoche.

Y dice aquí que este hombre va la casa de su amigo a la medianoche y le dice -probablemente su
casa estaban una comunidad pequeña - y comienza a gritar su nombre. “Oye, oye, oye soy yo.” Y él
lo está despertando, obviamente. “Amigo, amigo,” siempre es bueno decir esa palabra cuando acaba
de hacer eso. Simplemente para repetir, esperando que pueda hacerlo sentir con algún sentido de
bienestar que usted lo considera como amigo. Es un saludo considerado si usted acaba de llegar sin
ser invitado a medianoche y se está volviendo una molestia en la vida de alguien. Todavía estoy
muy convencido de que podría ayudar a aplacar la irritación.

“Préstame tres panes.” Ahora, no quiere decir tres panes grandes como los que estamos
acostumbrados a ver. Un pan básicamente era una pieza de pan plano. Él quiere tres piezas de pan
plano lo cual era sería una comida normal mojada quizás en un tipo de aceite de oliva o quizás con
algún tipo de fruta untado, lo que sea, esto era lo suficiente como para la comida de una noche.

Ahora, esta no es una emergencia. No está diciendo ‘mi esposa está teniendo un bebé’, ‘mi esposa
está muriendo’, ‘mi hijo se rompió una pierna’. ‘Tengo un ladrón en la casa’. Él está a la mitad de la
noche y dice ‘quiero estos tres panes’. Y el hombre probablemente está pensando ‘¿qué está
pasando? Me está despertando para comer algo a medianoche. ¡Esto es ridículo!’ De hecho, es un
acto muy generoso y abnegado por parte de él porque él mismo ha sido despertado.

Porque el versículo 6 dice: “Porque un amigo mío ha llegado.” Estoy simplemente compartiendo el
gozo aquí contigo. “Un amigo mío ha llegado de un viaje y no tengo nada que darle.” La gente con
frecuencia viajaba de noche en esa parte cálida del mundo; y su amigo llegó a medianoche y él tuvo
que levantarse recibirlo y atenderlo. Llegó de manera inesperada.

Por cierto, la hospitalidad era esperada en el mundo antiguo, muy esperada entre el pueblo judío.
Ellos se concentraban en la hospitalidad. Era parte de su deber social, más una parte de su deber
religioso. Parte de su deber con Dios era el cuidar del extraño, ¿no es cierto? Digo, eso es lo que
vemos en el Antiguo Testamento. Ellos sabían lo que tenían que hacer. Y entonces, este hombre
pobre que recibe a su invitado a la medianoche en su casa tenía algo así como un dilema difícil:
puedo ser yo un anfitrión pobre o un vecino pobre, ¿verdad?

Ser un anfitrión pobre no era una opción porque la hospitalidad estaba en un nivel elevado de las
prioridades en las consideraciones culturales. Y él sabía que su vecino también lo sabía. Entonces,
ambos estaban realmente haciendo lo que era correcto aunque era un poco incómodo para ambos. Y
entonces, dice ‘realmente no es para mí, no quiero un refrigerio de medianoche. Es un amigo mío
que acaba de llegar, me está visitando de un viaje largo y no tengo nada que darle’. Él obviamente
tiene hambre, no ha comido nada, no hay tiendas, no hay restaurantes, no hay un almacén de
comida, nada. Muy diferente, por cierto, de nuestro mundo, ¿verdad? Cuando usted simplemente
diariamente vive con el pan que tiene.

Y hay una respuesta bastante predecible, versículo 7: “Y aquél, respondiendo desde adentro, le dice:
‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo
levantarme y dártelos.’” Ahora, esto es exactamente lo que usted esperaría. Usted sabe, sería difícil
para mí hacer lo que el hombre hizo. No sé, creo que yo habría terminado siendo un mal anfitrión.

Patricia le diría, como usted sabe que a mí no me gusta molestar a la gente. Y si yo estuviera en esta
situación y ella estuviera diciendo ‘mira, tienes a este invitado. Ve con el vecino y consigue
comida.’ Yo diría ‘tú ve, yo no quiero ir’. Yo no sé qué es, pero no me gusta molestar a la gente.
Ella diría ‘eso es lo que esperaría que dijeras’. Pero él fue y el hombre tiene una respuesta
predecible ‘no me molestes, deja de causarme problemas, ¿qué estás haciendo? Las puertas ya están
cerradas.’ No era una puerta como las que tenemos que se cierran fácilmente. Algunas veces, las
puertas, de hecho, se cerraban mediante anillos, una combinación de metal y hierro; y quitarlas no
era algo simple, abrirla habría hecho mucho ruido. Y hay una familia entera ahí. Y él dice ‘mis hijos
y yo ya estamos en la cama’. Normalmente la misma cama. Tenían un tapete grande, casas de una
sola habitación, ¿verdad? Casa de una sola habitación. La cocina en una esquina, el espacio para
vivir por aquí y el cuarto en el mismo lugar. Simplemente desenrollaban el tapete y todo el mundo
se acostaba sobre el tapete con algunas almohadas o lo que fuera. Y entre más frío era, más se
acercaban el uno al otro. Así es como mantenían el calor.

Entonces si él se levantaba, todo el mundo se levantaría, todos los niños se levantarían. Y


probablemente ya para este momento la gente que vive al lado ya se despertó porque están oyendo
también la conversación. Todo esto parece muy presuntuoso, muy molesto. Realmente no es una
emergencia seria. Digo, ¿se moriría si esperara hasta el desayuno? Digo, ¿no estás excediéndote
poco en este tema de la hospitalidad? Dile al hombre que se vaya a acostar. Se le olvidará cuando se
quede dormido. Usted sabe, dele un pequeño discurso. ‘Has estado en un viaje largo. Probablemente
estás cansado. Simplemente acuéstate, te quedarás dormido y te olvidarás.’ El hombre dice ‘no me
voy a levantar y darte nada, esto es demasiado problemático.’

Y después Jesús, brincándose una narración larga, salta al punto de la historia en el versículo 8. “Os
digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se
levantará y le dará todo lo que necesite.” Realmente no hay sentido en no levantarse porque no se
va a ir. Y realmente, ya me despertaste y despertaste a los niños.

Le digo que va a recibir lo que pide por su falta de vergüenza. Esa es la palabra anaideian, por su
falta de vergüenza, sus agallas, su atrevimiento. El énfasis aquí es en su atrevimiento. En su
valentía. No es tanto en la persistencia y en pedir tanto, si no el atrevimiento de pedir en un
momento tan inoportuno, simplemente se necesitaron muchas agallas para hacer esto.

Bueno, es una ilustración perfecta. Es una ilustración perfecta de todos nosotros acercándonos a
Dios y diciendo: “sé que es inapropiado interrumpirte porque sé que Tú estás coordinando todo el
universo y tienes todas estas cosas que estás haciendo. Pero yo sólo necesito que te sientes y me
escuches y veas esto y no te distraigas. Tengo algunas cosas que necesito…” Ahí está, es
demasiado.

Pero no es así. El retrato aquí es de denuedo, de atrevimiento, de falta de vergüenza, de


importunidad, cosas que parecen casi raras fuera de lugar para hacer nosotros al ir a la presencia del
Dios del universo. Pero nuestro Señor nos está enseñando cómo ser invasivos, cómo ser atrevidos
en nuestras oraciones. Este hombre no respondió por motivos de amistad sino por motivos de
molestia. Él es un contraste con Dios quien por cierto en el Antiguo Testamento dice que no ‘se
adormecerá ni dormirá nunca’. Entonces, usted no lo está despertando. Y si este hombre pudo darle
a este hombre lo que él quería no por motivos de amistad sino debido a su atrevimiento sin
vergüenza, ¿qué es lo que Dios hará, el que lo ama a usted de manera perfecta?, ¿qué le dará cuando
usted venga a Su presencia?

Y entonces, la parábola lleva a esta promesa increíble en los versículos 9 y 10. Y esto es excesivo:
“Y Yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Esta no es la
opinión de alguien. Ésta es la voz de Dios encarnado hablando. ¿Muy bien? ‘Y Yo os digo’ - ésta es
la voz de autoridad divina absoluta. ¿Que lo que estás diciendo? Él no dice ‘no se atrevan a venir y
tocar en la presencia de Dios demandando cosas.’

Yo esperaría que él dijera eso. Más vale que retrocedan. No sean como ese hombre. No vengan a
interrumpir a Dios. Él conoce su necesidad. Él sabe lo que está pasando. Él no necesita información
de ustedes. Él puede ver lo que hay en su corazón. Él puede ver su preocupación. Él no dice nada de
eso en absoluto. Él dice lo opuesto. Tengan la libertad, versículo 9. “…Pedid, y se os dará; buscad,
y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá.” Es increíble, ¿no es cierto?

Tres verbos imperativos, presente imperativo. Continúen pidiendo, continúen buscando, continúen
tocando. No titubeen en absoluto. No se preocupen. No vacilen en ser osados. No se avergüencen.
Pidan. Ese es en cierta manera el primer nivel. ‘Pst, pst. Dios, soy yo.’ Busquen. Ese es el segundo
nivel. Zēteō significa “esforzarse” o “demandar”. “Dios, te estoy diciendo, tienes que oírme ahora.
Tienes que ver lo que está pasando aquí. No te distraigas.” Toquen. Ahora estás golpeando las
puertas del cielo. No teman pedir y ser agresivos en su petición y no teman el golpear en la puerta
del cielo.

¿Alguna vez ha pensado usted en la oración de esta manera? ¿Simplemente tomando esa pequeña
historia? Es simplemente sorprendente. Santiago dice que ‘no tenéis porque no pedís’ o pide para
consumirlo su propia concupiscencia o pide siendo de noble ánimo, realmente no creyendo, pide a
partir de un corazón desobediente y ha olvidado que Dios oye las oraciones de aquellos que
obedecen Sus mandamientos. ‘¡Oh!,’ dice usted, ‘espere un momento. ¿Es este un cheque en
blanco?’ Por favor, no nada más puede pedir, buscar, tocar y va a recibir.

Bueno, ¿es este un cheque blanco? No. Ya ha sido aclarado por los versículos 2 al 4, “Así es como
deben orar: “Padre, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino. Y después, añadimos Mateo 6
“Hágase Tu voluntad.” Entonces, es siempre de acuerdo con el Nombre de Dios, de acuerdo con el
Reino de Dios, de acuerdo con la voluntad de Dios que pedimos. No es un cheque en blanco.

La generosidad de la afirmación en los versículos 9 y 10 es absolutamente sorprendente. Y debido a


que el versículo 9 es tan sorprendente, el versículo 10 repite lo mismo. No es necesariamente decir
lo mismo dos veces, especialmente cuando realmente no cambia nada. Pero él lo hace debido a que
el primer versículo, versículo 9, en cierta manera lo deja a usted sorprendido. Por favor, Dios dice,
puedes comenzar a hablar en voz baja estando yo del otro lado de la pared, por así decirlo y puedes
levantar tu voz y comenzar a hacer demandas y puedes inclusive golpear a la puerta si quieres y te
voy a decir esto. Cuando tú pidas, encontrarás, cuando tú toques, recibirás lo que desees. Yo voy
abrir la puerta. ¡Qué gran afirmación!

Jeremías 29:12 al 13 y vamos a cerrar con estos dos. Jeremías 29:12 al 13. No se vaya porque dije
esto. Jeremías 29:11, esto es tan bueno. “Porque Yo sé los pensamientos que tengo acerca de
vosotros, dice Jehová.” ¿No es eso bueno? ¡Eso es maravilloso! Eso es soberanía, ¿no es cierto?
“Pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Yo conozco, Yo sé lo que tengo
preparado para ti. Ahí hay una afirmación del conocimiento perfecto de Dios, de soberanía perfecta
y de que Él está rompiendo Su propósito.

Pero en el versículo 12, Él dice: “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a Mí, y Yo os oiré; y
me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” En un sentido, las dos
parecen contradecirse. Yo conozco mis planes, están establecidos, fijos, son buenos. Pero te digo
una cosa, ven y ora y te haré parte del medio del cumplimiento de esos planes cuando me busques
con todo tu corazón.

¿Y qué sale de esto? Le voy a decir lo que sale de esto, una experiencia de la bondad de Dios. Una
experiencia de comunión con Dios. Esta es la riqueza de lo que disfrutamos en esta vida y en la vida
venidera, la recompensa eterna de ser participantes dispuestos en los propósitos de Dios. La
próxima vez que ore, sea atrevido. La próxima vez que ore, lo cual debe ser en todo momento, ‘orad
sin cesar’, no tenga vergüenza. La próxima vez que ore, vaya a la presencia de Dios dispuesto a
derramar su corazón. La próxima vez que ore, pídale a Dios que escuche y vea y que no le dé la
espalda a usted y que oiga el clamor de su corazón. Y conforme usted ora y Dios desarrolla y
cumple Su propósito, usted estará disfrutando la experiencia de haber sido parte de lo que Él
cumple; y disfrutará de Su bondad.

Este concepto, esta gran verdad, esta gran promesa está construida en cierta manera en un axioma,
en un principio obvio y está construido en un cimiento divino. Y veremos esas dos cosas la próxima
vez. Acompáñeme en oración.

Padre, te damos gracias en este día por una generosidad tan increíble. ¿Qué podemos decir?
Simplemente, va más allá de nuestra comprensión. Te damos gracias porque podemos venir a Tu
presencia gloriosa como Nehemías, entendiendo plenamente quién eres y sin embargo, orando,
ayunando, llorando, rogando porque seamos parte del medio mediante el cual Tú cumples Tus fines.
¡Qué privilegio que podemos disfrutar de una experiencia así y una bendición de esta magnitud de
primera mano tanto ahora como por siempre! Te damos gracias en el nombre de Cristo.

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