Está en la página 1de 79

Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


STOLEN BY THE MASTER CHIEF

FIONA DAVENPORT

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Arrow Hamlin fue un buen samaritano cuando se detuvo a
ayudar a alguien que se le había pinchado una rueda. Nunca
imaginó que su acto de bondad lo llevaría hasta la mujer que
estaba destinada a ser suya. Ni que ella estaría huyendo de una
situación peligrosa.

Sage Elsher estaba aturdida por un encuentro violento en su


propia casa. No tenía ni idea de en quién confiar hasta que Arrow
acudió en su rescate. El Master Chief inspira confianza... incluso
cuando se la lleva a una casa de seguridad.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 1
SAGE

Con la mirada fija en la pizarra cuadrada que utilizo para diseñar


crucigramas, me doy golpecitos en los labios con la parte inferior del
rotulador de borrado en seco mientras pienso dónde colocar la primera
palabra. Había decidido el tema esta mañana -la parte más difícil de
diseñar un crucigrama- y esperaba avanzar mucho hoy para tenerlo
listo mañana. Este puzzle en concreto era más difícil porque esperaba
que lo aceptaran para la edición dominical del periódico, que requería
una cuadrícula más grande. Además, se pagaba el triple, así que la
competencia por el codiciado puesto era feroz.
Justo cuando estaba escribiendo la respuesta de siete letras, se
oyeron fuertes golpes en la puerta. Después de garabatear
rápidamente el resto de la palabra, miré por encima del hombro. Mi
compañera de piso se había ido a trabajar hacía un par de horas y no
esperaba que nadie viniera a visitarme, así que tuve la tentación de
ignorar a quienquiera que fuera. Por desgracia, mi indeseado visitante
hizo imposible esa opción cuando solo esperó unos segundos antes de
volver a golpear contra la dura superficie. Solo que esta vez no pararon
hasta que finalmente atravesé el salón para abrir la puerta de un tirón.
— ¿Qué quieres...? — siseé, y la última palabra se interrumpió
cuando vi al hombre que seguía con el puño en alto, arrepintiéndome
rápidamente de mi decisión. Habría sido mucho mejor ponerme los
auriculares anti ruido para ignorar la interrupción.
Mi mirada se desvió hacia los tipos que estaban a ambos lados
de él, que se apresuraron a agarrarme de los brazos cuando uno de
ellos gruñó: —El jefe tiene que hablar contigo, perra.
—Oww, para. — grité, intentando zafarme de su agarre.
—Yo no me molestaría en intentar escapar, Phoebe. No irás a
ninguna parte hasta que acabe contigo. — advirtió el hombre del
medio. Evidentemente, era el jefe al que se habían referido los dos
matones.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Ya lo has oído. — gruñó el imbécil que me sujetaba el brazo
derecho, apretando los dedos lo suficiente como para que mi piel
quedara magullada cuando por fin me soltara.
El nombre que había utilizado el jefe por fin hizo clic en mi
cerebro. —Lo siento. Phoebe no está aquí ahora.
—Buen intento, chica. — Me miró a la cara y me agarró la
barbilla. —Pero no me voy a tragar tus mentiras.
Estaba aterrorizada mientras las lágrimas llenaban mis ojos y
corrían por mis mejillas. —Es la verdad, lo juro.
—Mientes mejor que tu hermano, lo reconozco. — Sus ojos
oscuros y brillantes no tenían ni una pizca de compasión mientras
escrutaba mi expresión. —Cada vez que me ha dicho que tendrá el
dinero que me debe, ha sido obvio que miente. Pero si no lo supiera,
casi pensaría que me está diciendo la verdad.
Parpadeé aturdida. —Pero si ni siquiera tengo un hermano.
—Claro que no. — se burló, soltándome la barbilla para señalar
con un dedo el número del piso que había encima de mi puerta. —El
problema con tu historia es que sé muy bien que la hermana de Paul
Baker, Phoebe, vive en esta dirección. De ninguna manera mi fuente
me mentiría sobre eso. Sabe el precio que pagaría por traicionarme.
¡Mierda! Estaba aquí por el malvado hermano de Phoebe... con
el que no había hablado en meses.
— ¿Estás aquí por Paul?— susurré.
Subió una ceja. —Pensé que habías dicho que no eras Phoebe.
—En realidad no lo soy. Soy su compañera de piso, Sage.
No parecía importar cuánto intentara explicar la situación,
ninguno de estos hombres estaba dispuesto a escuchar lo que tenía
que decir.
—Lástima para ti que tu hermano no esté por aquí para aprender
él mismo la lección, si no le sacaría del pellejo el dinero que me debe.
— Los dos matones se rieron mientras negaba. —Como ha
desaparecido en el aire sin darme los diez de los grandes que me debe

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


por un ladrillo que se suponía que tenía que vender, voy a tener que
conformarme contigo.
—Junkie debería haberlo sabido. — murmuró el tipo de mi
izquierda.
—Debería haberlo hecho. — asintió el jefe con una sonrisa
malvada. —No puedo dejar pasar su transgresión, o perderé el respeto.
Entonces algún traficante pensará que puede invadir mi territorio, y
tendría que matarlo.
Sabía que Paul había luchado con las drogas en el pasado, pero
no tenía ni idea de que había recaído. Ni de que le debía a su traficante
tanto dinero como para que se presentara en nuestro apartamento. Si
lo hubiera sabido, nunca habría abierto la puerta.
—No sé en qué problema se ha metido el hermano de mi
compañera de piso y no tengo ni idea de dónde está. — juré, ladeando
la cabeza hacia el apartamento. —Si me dejas coger mi bolso, podré
demostrar que no soy Phoebe.
— ¿Tienes diez mil en él? — preguntó, con un tono sarcástico.
Sacudiendo la cabeza, susurré: —No.
—Entonces no hay trato.
Esa fue toda la advertencia que recibí antes de que me golpeara
la cara con el puño. El dolor se irradió hasta mi cráneo y sentí un hilo
de sangre resbalar por mi mejilla. Un sollozo brotó de mis labios y
habría caído al suelo si sus hombres no me hubieran sujetado.
El jefe se acercó y me encogí de miedo. —Por favor, no me hagas
daño.
—Guárdate tus ruegos para tu hermano. De él depende que
sufras más o no. — Miró a sus hombres y me soltaron los brazos. Caí
de rodillas y él se agachó frente a mí.
—El hermano de mi compañera. — susurré.
Sus ojos se entrecerraron al mirarme. —Me tienes más que
medio convencido de que estás diciendo la verdad, pero al final no
importa. Si Paul no me da mi dinero, cualquier mujer que viva en esta
dirección pagará por su error.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Se enderezó y se marchó furioso por el pasillo; sus hombres lo
siguieron y por fin me dejó sola. Me puse en pie, entré a trompicones
en mi apartamento y cogí el bolso. Mientras sacaba el móvil, metí los
pies en unos zapatos y cogí una sudadera. Me tapé la cabeza con la
capucha y me pasé el pelo por encima del hombro para cubrirme la
cara lo máximo posible y poder ver por dónde iba. Salí por la puerta y
me dirigí al coche.
Salí del estacionamiento y llamé a Phoebe. No me sorprendió que
no contestara, ya que estaba en el trabajo. Cuando por fin sonó su
buzón de voz, solté: —Tu hermano tiene problemas. Un tipo vino a
buscarlo al apartamento. Es... peligroso. E insiste mucho en encontrar
a Paul. Tienes que alejarte del apartamento. Tal vez ir y quedarte con
tus padres por un tiempo. Tu hermano le debe mucho dinero y no
dudará en hacerte daño si Paul no le paga. Ten cuidado.
Me salté la parte del puñetazo en la cara porque no quería que
Phoebe se preocupara por mí. Tenía asuntos más importantes en los
que centrarse en ese momento.
Una vez desconectada, un sollozo se apoderó de mi pecho. Había
conseguido contener las lágrimas mientras le dejaba el mensaje. No
tenía un destino en mente cuando salí, solo quería alejarme lo más
posible de mi apartamento. Cuando llegué a un semáforo en rojo, bajé
la visera y abrí el espejo para poder mirar mi reflejo. Mis ojos se
abrieron de par en par cuando vi el corte en medio de la manzana de
mi mejilla. No me había dado cuenta de lo profundo que era, ni de que
aún me goteaba sangre por la cara. Sin duda necesitaba atención
médica, así que pensé que lo mejor sería dirigirme al servicio de
urgencias más cercano.
Me miré la sudadera y me quejé de las manchas rojas que tenía
por delante. No tuve mucho tiempo para obsesionarme con lo difícil
que iba a ser quitar la mancha porque el coche que venía detrás de mí
tocó el claxon varias veces. Levanté la cabeza y vi que el semáforo
volvía a estar en verde. Cuando pisé el acelerador, el coche dio un salto
hacia delante. Agarré el volante con tanta fuerza que los nudillos se
me pusieron blancos, pero era la única forma de evitar que me
temblaran las manos.
Fue una suerte agarrarme con tanta fuerza, porque a mitad de
camino hacia el centro de urgencias se oyó un fuerte golpe en la parte

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


trasera del coche y el volante dio un tirón hacia la derecha. Cuando
recuperé el control y conseguí mantenerme en mi carril, el sonido se
convirtió en un golpe persistente y me di cuenta de que mi rueda se
había reventado. Me detuve a un lado de la carretera, crucé los brazos
sobre el volante y bajé la cabeza mientras rompía a llorar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 2
ARROW

Habían sido un par de meses muy largos y estaba deseando


tomarme unas semanas de permiso. Como Master Chief del Cuartel
General de varios equipos SEAL, mi trabajo consistía en enviar
marineros a situaciones que ponían en peligro sus vidas, y eso a veces
podía ser una carga muy pesada. Uno de nuestros equipos SEAL había
estado intentando capturar a un objetivo concreto, y aunque
finalmente lo rastreamos hasta el lugar correcto y lo capturamos, el
escurridizo hijo de puta nos había costado un par de buenos hombres.
Yo conocía bien a esos marineros y a sus familias, por lo que había
escrito personalmente las cartas de condolencia, y el Oficial de
Llamadas de Asistencia a Bajas, que hacía las visitas personales a los
familiares, había sido de nuestro mando. Con toda la demás mierda
con la que lidiaba a diario, estaba quemado. Así que este descanso no
podía llegar en mejor momento.
Jugueteé con la radio, pero antes de que pudiera elegir una
emisora, vi un coche estacionado a un lado de la carretera. La rueda
trasera derecha estaba pinchada y le faltaba un trozo, pero no vi a
nadie trabajando en ella. Por instinto, me paré detrás del vehículo.
Habría ofrecido mi ayuda de todos modos, pero me preocupaba que el
conductor hubiera resultado herido al reventar el neumático. O que ni
siquiera supiera cómo cambiarla por la de repuesto.
Después de estacionar el todoterreno, lo apagué, me guardé las
llaves y salí del vehículo. Me acerqué despacio al coche porque no
quería asustar al conductor, pero cuando pude ver a través de la
ventanilla, vi que tenían la cabeza caída hacia delante, apoyada en el
volante. Aunque llevaba capucha, unas largas ondas rubias caían a
ambos lados, oscureciendo aún más lo que supuse que era el rostro
de una mujer.
— ¿Señora?— La llamé para no asustarla cuando llegara a la
puerta. Levantó la cabeza y se giró. Me quedé quieto un momento
mientras me invadía un aluvión de sensaciones. Tenía el rostro más

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


delicado y hermoso que jamás había visto. Piel de porcelana, nariz
respingona, boca de capullo de rosa y unos increíbles ojos azules
brillantes. Para mi sorpresa, mi libido, que había estado
prácticamente ausente durante años, cobró vida.
Sin embargo, también me invadió una repentina necesidad de
proteger a aquella mujer. La capucha que llevaba puesta proyectaba
sombras sobre parte de su rostro, pero no ocultaba el terror de sus
ojos. La rabia contra quienquiera que la hubiera puesto ahí bullía en
mi interior.
Pero no quería asustarla más, así que reprimí mi furia y esbocé
una sonrisa amable. — ¿Puedo acercarme?
Se mordió el labio, pero entonces sus ojos bajaron para
escudriñar mi uniforme y, aunque seguía recelosa, parte del miedo
desapareció. Asintió, empujó la puerta del coche y sacó las piernas
antes de levantarse.

Santa jodida mierda.


Su cuerpo era tan delicado como su cara. No era muy alta. De
hecho, medía por lo menos medio metro menos que yo. Su cuerpo
menudo, como un sauce, y su cara dulce me recordaban a la princesa
de los cuentos que leía a mis sobrinas. Pero yo quería hacer todo tipo
de cosas sucias con aquella hada.
Sacudí un poco la cabeza, intentando despejar la niebla de
lujuria que amenazaba con consumirme. Ella huiría gritando si
supiera los pensamientos que tenía en la cabeza.
Una vez que sentí que tenía un poco de control, me acerqué a
ella pero me detuve a un par de metros. —Vi tu rueda reventada y
quería ver si necesitabas ayuda. —miraba fijamente al suelo, y eso me
frustraba porque quería que esos espectaculares orbes azules se
centraran en mí. Pero recurrí a la paciencia que me caracterizaba y
me centré en lo que ella necesitaba.
—Gracias. — murmuró con una voz musical que encajaba
perfectamente con su belleza. —Sé cambiar una rueda, es solo que...
necesitaba unos minutos para recomponerme.
— ¿Te has hecho daño?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Negó, y finalmente la levantó para mirarme con una bonita
sonrisa. —Estoy bien.
La capucha se le había caído hacia atrás al mover la cabeza de
un lado a otro y el pelo le había caído sobre la cara. Cuando se
acomodó un trozo detrás de la oreja, vi la herida sangrante en su
mejilla.
— ¿Qué demonios?
Olvidando mis planes de no asustarla, me abalancé sobre ella y
le cogí la cara con las manos, girándola para que la luz le diera
directamente en la herida. — ¿Quién te ha hecho esto?— Pregunté.
—Yo... um...
Giré suavemente su cabeza hacia atrás para que nuestras
miradas se encontraran, y se me estrujó el corazón cuando sus ojos
se llenaron de una humedad que amenazaba con derramarse.
Entonces rompió a llorar e inmediatamente la estreché entre mis
brazos. Sus manos aferraron la parte delantera de mi camisa blanca -
parte de mi uniforme de servicio de verano- y la estreché en un fuerte
abrazo. Con la cara hundida en mi pecho, probablemente me estaba
manchando la camisa de lágrimas, rímel y sangre, pero me importaba
una mierda.
Al cabo de un minuto, la cogí en brazos y la llevé hasta el coche,
colocándola de lado en el asiento del copiloto. Cuando se le pasaron
los sollozos, le levanté la cabeza con un dedo bajo la barbilla. —
Cuéntame qué ha pasado. — No quería que mis palabras sonaran
como una orden, pero era difícil apagar el instinto natural.
Sin embargo, en lugar de retroceder, suspiró y se secó los ojos,
manchándose aún más el rímel. Abrí la guantera y saqué el paquete
de toallitas húmedas que guardaba ahí -siempre hay que estar
preparado, ¿no? Había sido explorador antes de alistarme en la
Marina- y se las di. Puso cara de sorpresa, pero las cogió agradecida y
se limpió la cara mientras empezaba a hablar.
—Mi compañera de piso tiene un hermano que ha estado
entrando y saliendo de rehabilitación desde el instituto. Cada vez que
se cae del vagón, se mete en problemas y, por lo general, alguien más
tiene que limpiar el desorden. La última vez que Phoebe lo mencionó,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


hace unos meses, fue porque lo había llevado a rehabilitación. No le
presté mucha atención, así que no sabía que había salido o que había
vuelto a sus viejos hábitos.
— ¿Él fue quien te hizo daño?— pregunté, hirviendo por dentro
y planeando ya cómo cazar a ese imbécil y hacérselo pagar.
—No. Bueno, no directamente. Su traficante vino a mi
apartamento hoy temprano, y aunque traté de decirle que no era
Phoebe, no me creyó. Él… el… —sus ojos volvieron a llenarse de
lágrimas y se tocó la mejilla justo debajo de la piel rota— me pegó
como advertencia. Y aunque dijo que casi lo había convencido de que
no era mi compañera de piso, si Paul no devolvía lo que debía, iría a
por cualquier mujer que viviera en el apartamento.

Mierda. ¿Estaba huyendo de un traficante de drogas? Eran


despiadados y difíciles de localizar. De lo contrario, no estarían el
tiempo suficiente para construir un negocio. Intentar llegar a él por
los canales adecuados llevaría una eternidad, si es que funcionaba.
Volví a abrazarla y le besé la parte superior de la cabeza antes
de que tuviera la oportunidad de darme cuenta de lo que estaba
haciendo. — ¿Esa es una situación infernal en la que te has metido...?
— Me detuve y me eché hacia atrás para mirarla expectante.
—Sage Elsher. — respondió con una pequeña curva de los labios.
— ¿Y tú qué eres el Comandante Master Chief?
Asombrado por su conocimiento de mi rango, sobre todo porque
había reconocido la ligera diferencia en mi insignia -una estrella bajo
el águila en lugar de anclas- que me designaba como un escalón por
encima de suboficial principal. —Hamlin. — respondí. —Comandante
Master Chief Arrow Hamlin. ¿Cómo sabes mi rango? ¿Tienes familia
en la Marina? — No creí que fuera marinera porque no me había
saludado, y si era de la zona, lo más probable era que estuviera
destinada en Coronado y no había marinero en esa base que no
conociera el nombre del Suboficial Mayor.
Sage se echó a reír y sentí que se relajaba un poco mi tensión.
—Mocosa de la marina, me temo. Mi padre se retiró con el rango
equivalente al tuyo. Cuando era niña, me pareció divertido memorizar
todos los rangos e insignias de cada rama, y se me quedó grabado. Soy
así de nerd. — Sus mejillas se sonrojaron de rosa, y fue adorable.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Me parece que eres muy lista. A pesar de ser hija de un
aprovechado de la Marina.
Se rió de nuevo, y supe que quería más de ese sonido en mi vida.
—Siéntate y descansa. — le dije suavemente. —Voy a comprobar
tu neumático.
Sage asintió y metió las piernas en el todoterreno para que yo
pudiera cerrar la puerta. Me acerqué al pinchazo y comprobé el
neumático, la llanta y la rueda para asegurarme de no encontrar nada
que pudiera indicar que el coche había sido manipulado. Después de
inspeccionarlo, estaba seguro de que simplemente había sido un clavo
cualquiera en la carretera el que había causado el daño. Sus
neumáticos tampoco estaban precisamente en las mejores
condiciones, lo cual me irritaba porque la idea de que Sage no
estuviera segura me volvería loco si se lo permitiera.
Cogí las llaves que había dejado en el contacto, cerré la puerta y
eché el seguro antes de guardarlas en una pequeña grieta bajo el
coche, donde la persona a la que había enviado podría encontrarlas.
Antes de regresar a mi vehículo, llamé a un viejo amigo, que también
era uno de mis subordinados, pero el favor que iba a pedirle sería
extraoficial.
— Master Chief Hamlin. — respondió Kade. — ¿Qué puedo hacer
por usted?
Me aclaré la garganta y hablé en un tono grave y serio. —Necesito
un favor, Truett. — No quería que pensara que venía de un oficial
superior, así que aclaré: —Para que quede claro, lo que te pido no es
una orden. Es... extraoficial.
Se quedó callado durante un breve segundo, y me pregunté si
nuestra amistad sería suficiente para que confiara en mí fuera de
nuestras funciones militares. Algunos de los chicos de su equipo
habían sido quemados por un antiguo oficial al mando que los
traicionó y obligó a uno de los suyos a cargar con la culpa.
—Continúa.
Suspiré aliviado. —Necesito ayuda para encontrar a alguien y un
lugar —miré a Sage y nuestros ojos se conectaron, enviando un rayo

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


de atracción directo a mi núcleo— para esconder a alguien mientras
averiguo qué hacer con ella.
— ¿Ella? —Su curiosidad se reflejó en su tono, pero no era el
momento de entrar en detalles.
—Sí. ¿Conoces algún sitio?— pregunté, volviendo a encauzar la
conversación. —Necesito que reúnas a algunos de tus compañeros y
nos veamos ahí. Entonces te lo explicaré todo.
—Huntley conoce a alguien que podría ser de gran ayuda con
esto — musitó Kade, refiriéndose a nuestro amigo y al Oficial a Cargo
de su equipo—. Hablaré con los chicos y te enviaré un mensaje lo antes
posible.
—Hooyah. — murmuré antes de colgar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 3
SAGE

Después de lo que acababa de pasarme, lo último que debería


haber hecho era confiar en un desconocido. Especialmente un hombre
alto y musculoso que podría dominarme fácilmente si intentaba
escapar. Pero Arrow se había detenido a ayudar a un coche varado en
la cuneta. Y sirvió a su país, incluso si estaba en la Marina en lugar
de ser un infante de marina. Además, sentía una atracción magnética
hacia él como nunca antes había sentido.
Era innegablemente atractivo, con su pelo oscuro muy corto, sus
mejillas desaliñadas, sus ojos azul acero y su fuerte mandíbula.
Suficientemente atractivo para bajar las defensas de la mayoría de las
mujeres. Pero fue su mirada firme y la preocupación en su voz
profunda lo que me convenció de seguir mi instinto y confiar en él.
Sentada en la seguridad de su todoterreno, mis nervios
empezaron a calmarse... al menos hasta que terminó de comprobar mi
rueda y colgó con la persona a la que había llamado. Cuando su
mirada se cruzó con la mía a través del parabrisas, el escalofrío que
me recorrió la espalda no tenía nada que ver con la aprensión. Mi
reacción se debió enteramente a la atracción que sentía.
Respiré lenta y profundamente cuando rodeó el vehículo y cogió
algo de la parte trasera. Cuando abrió de un tirón la puerta del
pasajero, me di cuenta de que era un botiquín de primeros auxilios.
—Quiero limpiar este corte cuanto antes.
Pensando en lo horrible que debía de estar entre el puñetazo que
me había dado y todo lo que había llorado, agaché la cabeza y
murmuré: —Sí, probablemente sea una buena idea.
Inclinando la cabeza hacia atrás con un dedo firmemente
apoyado en la barbilla, los ojos de Arrow se entrecerraron mientras
examinaba mi mejilla. —Siento mucho que te hayan hecho daño,
nena.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Me entraron mariposas en la barriga al oír su voz ronca cuando
me llamó “nena”. Nunca antes un hombre me había llamado así, pero
me gustó que lo hiciera Arrow.
—No es culpa tuya, todo lo que has hecho es intentar ayudarme
desde que me encontraste.
—No importa, sigo odiando ver este corte en tu bonita cara. —
Me acarició la mandíbula con el pulgar. —Te golpeó tan fuerte que
pronto tendrás un moretón.
A juzgar por lo que sentía en la mejilla, no dudé de que tenía
razón, aunque no sabía qué esperar, ya que nunca me habían dado
un puñetazo. —Probablemente me darán una bolsa de hielo cuando
lleguemos a urgencias. Quizá me ayude a mantener los moretones al
mínimo.
Rebuscando en el botiquín, sacó una bolsa de hielo instantáneo
y apretó el centro para que se enfriara. Luego me la puso suavemente
en la mejilla y murmuró: —Sujétala mientras preparo el material para
curarte el corte.
Sentí un cosquilleo de conciencia cuando mis dedos rozaron los
suyos al coger la bolsa de hielo, y el calor de mi rubor atenuó la
frialdad al presionarla contra mi mejilla. Luego rebuscó en la bolsa un
paquete de ibuprofenos y me los dio. —Deberías tomártelos.
—Sin duda. — acepté mientras se inclinaba a mi lado para coger
una botella de agua del portavasos.
Después de quitarle la tapa, me acercó la botella a los labios para
que bebiera un sorbo. Mientras me tragaba las pastillas, dejó el agua
para sacar algunas cosas del botiquín. Luego me empujó para que
volviera a estar de lado en el asiento del copiloto. Luego se puso en
cuclillas entre mis piernas. Estaba a la altura perfecta para trabajar
en mi mejilla, pero no pude evitar imaginarme un escenario diferente
en el que él estuviera en una posición similar... solo que un poco más
abajo.
Me reprendí mentalmente por la traviesa fantasía que me
rondaba por la cabeza mientras esperaba que Arrow no tuviera ni idea
de lo que estaba pensando. Nunca había tenido una buena cara de
póquer, así que no me sorprendí cuando me preguntó: —No tienes por

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


qué ponerte nerviosa, Sage. Nunca voy a hacer nada que no quieras.
Siempre estarás completamente segura conmigo.
—Segura. — repetí en voz baja.
—Sí, nena... segura. — Sus acerados ojos azules se
endurecieron. —Y no solo cuando estés conmigo, si tengo algo que
decir al respecto.
Aunque a mi padre le daría mucha vergüenza elegir la Armada
en lugar de la Infantería de Marina, tenía la sensación de que Arrow
no tardaría mucho en ganarse su respeto. Perdería la cabeza cuando
se enterara de lo sucedido, pero saber que un Master Chief me había
ayudado en un momento de necesidad calmaría su furia al menos un
poco. Mi seguridad era mucho más importante para él que cualquier
disputa entre las dos ramas militares. Además, la mayoría de las veces
era por diversión.
—Sentirme segura suena como el paraíso en este momento.
—Entonces me aseguraré de que así sea. — Utilizó un poco de
desinfectante de manos antes de acercarme una toallita antiséptica a
la mejilla y advertirme: —Esto va a escocer un poco.
Me preparé, pero solté un pequeño silbido cuando me pasó
suavemente la toallita por el corte. Su profundo gruñido y su mirada
de disculpa hicieron que mis labios se curvaran en una pequeña
sonrisa que se ensanchó cuando sopló contra mi piel para aliviar el
ardor que había dejado el antiséptico.
— ¿Mejor?
—Ajá. — susurré.
—Bien. —Examinó el corte y suspiró, aliviando parte de la
tensión de sus hombros. —Ahora que lo he limpiado, la herida no es
tan profunda como me temía. Las heridas faciales suelen sangrar más,
así que parecía peor de lo que era.
Me había parecido horrible cuando me había mirado en el espejo,
así que quizá solo necesitaría unos puntos en lugar de un montón. —
Eso es un alivio.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Voy a aplicar un poco de pomada y Steri-Strips. — Bajó los
labios. —Lo siento, nena, pero voy a tener que tirar un poco de tu corte
para ponerlas en su sitio.
—Me lo imaginaba. — Dejé la bolsa de hielo en el asiento de al
lado y le di unas palmaditas en la mano. —Todo irá bien.
—Eres jodidamente increíble. — Mis ojos se abrieron de par en
par ante el cumplido, y él sacudió la cabeza con un suspiro. —Eres la
que sufre, pero intentas hacerme sentir mejor. Cómo actúas cuando
las cosas van mal dice mucho del tipo de persona que eres.
—Sí, bueno... es fácil ser amable ahora que el peligro ha pasado.
Especialmente contigo, considerando cómo me estás ayudando. — Me
encogí de hombros, sintiéndome incómoda con sus elogios. —No es
como si hubiera hecho algo para protegerme de esos tipos. Estuve a
su merced hasta que se fueron, y entonces hui sin tener ni idea de
adónde iba.
—Date algo de crédito, Sage. Te manejaste lo suficientemente
bien como para poder huir. Teniendo en cuenta la clase de mierda en
la que están metidos esos tipos, podría haber sido mucho peor. —
gruñó, con un músculo saltándole en la mandíbula.
—Supongo que es una forma de verlo. — Aunque mi padre no
estaría de acuerdo. Definitivamente insistiría en que tomara otra clase
de defensa personal, ya que la última no me había servido de nada
hoy.
—Te trajo aquí, conmigo.
—Sí —le sonreí—. Así fue.
Catalogué cada detalle de la cara de Arrow mientras me
pellizcaba el corte entre el índice y el pulgar mientras me aplicaba las
tiras Steri-Strips. Fue suave, pero aun así me alegré de que el
analgésico que me había dado empezara a hacer efecto porque había
empezado a sentir más el dolor mientras él trabajaba en mí.
Antes de guardarlo todo, Arrow me cubrió el corte con una gasa.
Luego tiró el botiquín en el asiento trasero y rodeó el todoterreno para
subirse al asiento del conductor. Mientras se abrochaba el cinturón,
su móvil emitió una notificación.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Espero no estar impidiéndote nada importante. — O de otra
persona importante, pensé mientras miraba su dedo anular. Me alivió ver
que estaba desnudo, aunque eso no significaba necesariamente nada,
porque aún podía tener novia. O podría haber decidido no llevar anillo
en el trabajo porque la banda le estorbaba.
—No, soy todo tuyo.
El golpe en la cara debió de adormecerme el cerebro, porque
encontré todo tipo de insinuaciones en su simple afirmación. Bajó la
mirada hacia la pantalla mientras yo intentaba recomponerme. A
juzgar por la curva de satisfacción de sus labios, parecía satisfecho
con lo que decía el mensaje. —Voy a llevarte a un sitio donde puedan
cuidarte.
—Gracias. —Forcé la sonrisa que le dirigí, deseando que no me
dejara en urgencias. Que en vez de eso, él fuera la persona que iba a
cuidar de mí.
Cerré los ojos para que no viera el anhelo en ellos y apoyé la
cabeza en la ventanilla mientras él volvía a la carretera. No estábamos
lejos de Urgencias, pero solo duré un par de minutos antes de
quedarme dormida.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 4
ARROW

Me sentí aliviado cuando Sage se durmió porque ahora podía


llevarla a la casa de seguridad sin preguntas ni explicaciones. Aún
tendría que lidiar con todo eso cuando llegáramos, pero al menos
podría aprovechar el trayecto para pensar qué decir. A fin de cuentas,
la estaba secuestrando. Solo esperaba que ella no lo viera así.
Para no despertarla, me puse un dispositivo Bluetooth en la oreja
para llamar a otro de mis chicos. Era el oficial alistado en jefe de todos
los equipos asignados a la Base Naval de Coronado como puerto base,
pero fuera del trabajo, era el más cercano a Kade y sus compañeros.
Silas contestó al primer timbrazo. —Arrow, esperaba tu llamada.
Cuando me llamó por mi nombre de pila, supe que ya había
hablado con Kade o Huntley sobre mi situación, y que habían dejado
claro que no se trataba de una operación militar.
—A tus órdenes. — añadió.
—Necesito que vayas a arreglar el neumático de un coche y luego
lo escondas en algún sitio. Asegúrate de que nadie tropiece
accidentalmente con él. — No sabía hasta dónde llegaba la red del
traficante, y lo último que necesitábamos era que algún drogadicto
descubriera su matrícula y le hiciera saber al tipo que estaba huyendo
de él. Le di la ubicación y la descripción del vehículo de Sage, así como
el lugar donde había escondido las llaves.
—Considéralo hecho.
—Hooyah. — murmuré. Él se hizo eco del sentimiento y terminé
la llamada.
Tardé menos de tres horas en llegar a los bosques cercanos a
Tahquitz Peak, donde conduje hasta una cabaña de secuoyas con
estructura en forma de A. La casa estaba enclavada en un profundo
bosque. La casa estaba enclavada en un bosque espeso y profundo,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


por lo que era difícil verla si no sabías que estaba ahí. Por la camioneta
y el todoterreno estacionados bajo el balcón que sobresalía por encima
de la puerta principal, supuse que un par de tipos ya estaban ahí.
Cuando Huntley me envió la dirección, mencionó que la cabaña
pertenecía a Merrick Ashford. No lo conocía personalmente, pero no
había muchos marineros que no lo conocieran en la época en que pagó
los platos rotos de sus compañeros. Por lo poco que había averiguado
con el tiempo gracias a Huntley, Deacon y Cash, Merrick se había
convertido en asesino a sueldo, pero cuando conoció a su esposa, se
“retiró”. Sin embargo, seguía paranoico por su pasado, así que había
tomado muchas precauciones, como esta cabaña. La habitación
delantera que daba al balcón era casi toda de cristal, pero estaba
dispuesto a apostar que era a prueba de balas. La planta principal
solo tenía dos pequeñas ventanas y la puerta principal, que parecía
capaz de mantener alejados a Atila el Huno y sus guerreros.
Siguiendo las instrucciones, estacioné en el lado izquierdo de la
casa y salí para introducir un código en el teclado electrónico del
garaje. Luego entré con el coche y volví a salir para cerrarlo. Como
estaba todo tan tranquilo, el fuerte zumbido de la puerta al bajar
despertó a Sage. Estaba bostezando y estirándose cuando me acerqué
a la puerta del acompañante y la abrí.
Sus ojos azules rebotaron y su ceño se frunció mientras la
confusión llenaba su expresión. — ¿Dónde estoy?

Abrí la boca, pero la explicación se me atascó en la garganta. Oh,


mierda. Tenía que decir algo.
—En un lugar seguro. — le dije, esperando -pero no esperando-
que lo dejara así. Le tendí la mano, con la palma hacia arriba, y ella
inmediatamente puso la suya encima. Eso ya era algo. Si tenía suerte,
su confianza se extendería lo suficiente como para no volverse loca
cuando se diera cuenta de que prácticamente se la había robado.
—Pero esto no es un centro de urgencias.
—No, nena. No lo es. — me reí entre dientes y pasé un brazo
alrededor de su cintura para levantarla al suelo. —Entremos y luego
te lo explicaré todo. — Asintió y la agarré con fuerza de la mano

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


mientras la conducía hacia la puerta que probablemente daba a la
casa.
Entramos en un vestíbulo con paredes blancas, una alfombra
brillante y colorida en el suelo y papel pintado con paneles de madera
de cerezo y una estantería a juego en la parte superior con diversas
actividades al aire libre para niños, como un cubo de tiza y una pelota
de baloncesto. Debajo de la estantería había pinzas Shaker para colgar
abrigos y cualquier otra cosa, y un banco blanco lo cubría todo. Tenía
la sensación de que la esposa de Merrick se había encargado de la
decoración mientras él se ocupaba de los aspectos de seguridad.
La pequeña habitación se abría a un espacio mucho mayor que
tenía una mesa de billar, una mesa de ping pong y otros juegos para
niños de distintas edades. La sala grande también era blanca, con
alfombras brillantes y obras de arte de colores en las paredes. La
puerta principal tenía cerraduras de última generación y un monitor
de seguridad montado al lado.
Nos dirigimos a la escalera que cruzaba la sala y solté la mano
de Sage para que subiera delante de mí. —Algunos de mis amigos
están aquí. — le informé en voz baja. —Así que no te asustes si al
subir ves a alguien.
— De acuerdo. — Me devolvió la mirada, y su mirada se había
vuelto recelosa. No me gustaba verla, pero entendía de dónde venía el
sentimiento.
—Arriba, nena. Luego te explico.
Entrecerró los ojos en señal de advertencia, como diciendo: “Más
te vale”. Casi sonreí al ver lo linda que era cuando intentaba mostrarse
feroz.
Se dio la vuelta y subió los últimos escalones. Al llegar arriba,
entramos en un gran salón de concepto abierto, con la cocina, el gran
salón y el comedor fluyendo de un espacio a otro. Huntley y Kade
estaban sentados a la mesa, sumidos en una profunda discusión con
un hombre que supuse que era Merrick. Era musculoso, de pelo y ojos
oscuros, y tenía el aire peligroso de alguien a quien no querías como
enemigo. Se callaron y levantaron la vista cuando entramos.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Huntley levantó la barbilla e inclinó la cabeza hacia el hombre
que no conocía. —Este es Merrick.
Asentí. —Gracias por dejarnos usar este lugar.
—Hooyah. — murmuró a su vez.
—Voy a acomodar a Sage, luego pondré a todos al corriente. —
les dije.
Eran lo bastante listos como para darse cuenta de que no debían
decir nada delante de ella.
—Hay dos habitaciones en ese pasillo, la del fondo es la
principal. — gruñó Merrick.
Puse la mano en la espalda de Sage y la guié hasta el último
dormitorio. Una vez adentro, cerré la puerta.
—Siéntate. — le ordené, y entonces recordé que no era una de
mis marineras. —Por favor.
Sage se acercó a una pequeña zona en la que había un sofá de
dos plazas y una silla acolchada a ambos lados de una mesita.
Se dejó caer en la silla y tomé asiento en el sofá. — ¿Me vas a
explicar ahora por qué me robaste de mi vida?
Reprimí una risita ante su tono indignado. Parecía disgustada
pero no enojada, lo cual era un buen presagio para esta conversación.
—No sé si de verdad entiendes el peligro en el que te ha metido el
hermano de tu compañera de piso. — empecé. —Me gustaría decir que
no quiero asustarte, pero la verdad es que deberías estar asustada.
Sage se echó hacia atrás todo lo que pudo y subió los pies a la
silla, luego se rodeó las rodillas dobladas con los brazos. —Al hermano
de Phoebe le importo un bledo, así que ¿por qué iban a venir por mí si
a él no le importaba?
—Porque le importas a Phoebe. Porque conoces su cara. Porque
estabas en el lugar equivocado en el momento equivocado, lo que te
puso en el radar de este tipo. Elige, nena. Estos señores de la droga
son despiadados y no tienen reparos en acabar con cualquiera que
perciban como la más mínima amenaza.
— ¿Así que me has traído aquí para protegerme?

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Sí. Hasta que podamos localizar al hermano y al traficante, y
tomar medidas, te necesito en un lugar seguro.
Ladeó la cabeza y me estudió un momento, con expresión
desconcertada. —Ni siquiera me conoces.
— ¿Confías en mí?— pregunté, casi seguro de tener razón en mi
suposición.
Sage desvió la mirada y frunció el ceño; luego volvió a mirarme
y murmuró: —Sí, pero no sé por qué, ya que somos prácticamente
desconocidos.
—Y no sé por qué siento la imperiosa necesidad de mantenerte
a salvo. — admití. Aunque, en el camino, me había dado cuenta de
que era porque ella era mía. Pero aún no estaba preparada para que
fuera ahí. Por desgracia, era demasiado pronto.
También luchaba contra el deseo de tumbarla en la cama,
desnudarla y explorar cada centímetro de su sexy cuerpo. Tampoco lo
dije en voz alta, pero me resultaba casi imposible no recorrerla con la
mirada.
Sus labios se curvaron en las comisuras y se relajó un poco más.
—Este lugar está fuera de la red y no tiene conexión contigo ni
conmigo. — Incliné la cabeza y admití: —Quizá debería haberlo
hablado antes contigo, pero fue una decisión improvisada. Cuando te
dormiste... — Me encogí de hombros. —Pensé que podríamos
discutirlo cuando estuviéramos aquí. Confiaba en poder convencerte
de que era lo mejor para ti.
Había pasado por muchos escenarios sobre cómo lograr ese
objetivo. La mayoría de ellos implicaban orgasmos. Otra cosa más que
dejé sin decir.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 5
SAGE

Whoa.
Me había robado un Master Chief... pero sus intenciones eran
puras. O tal vez no exactamente puras, ya que esos ojos sexy suyos
estaban llenos de calor, pero definitivamente eran buenas.
—De acuerdo, adelante, convénceme.
Se apoyó en el respaldo del sofá con una sonrisa, cruzando los
brazos sobre su amplio pecho. —Como Comandante Master Chief,
estoy en una posición única para mantenerte a salvo.
— ¿Es realmente una posición única?— Incliné la cabeza hacia
un lado. —Después de todo, mi padre se retiró con el rango equivalente
al tuyo.
— ¿Querías llamarlo para que te recogiera y se hiciera cargo?
Su ceño se frunció al hacer la sugerencia, y me entraron ganas
de alisarle la frente. Apretando las manos sobre el regazo, sacudí la
cabeza con un suspiro. —No puedo hacerlo.
— ¿Por qué no? — preguntó, logrando parecer aliviado y enojado
al mismo tiempo.
—No me malinterpretes, mi padre es un gran tipo y un padre
increíble. — me apresuré a explicar. —Pero también es un esposo
fantástico, y ahora mismo está haciendo realidad uno de los sueños
de toda la vida de mi madre.
Arrow se inclinó hacia mí, apoyando los antebrazos en los
muslos. —Si tu padre se parece en algo a mí, la única excusa que
probablemente acepte para que no le leas esta situación es que se llevó
a tu madre al espacio exterior.
Había dado en el clavo sobre cómo iba a reaccionar mi padre, y
el hecho de que probablemente tuviera mucho en común con él solo

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


hacía que Arrow me resultara más atractivo. En lo que a mí respecta,
mis padres eran metas de vida. Se habían enamorado prácticamente
a primera vista, y mi padre había convencido a mi madre para que se
casara con él solo una semana después de conocerse, justo antes de
que se embarcara para su primer despliegue. Aunque todo estaba en
su contra, su amor no había hecho más que crecer a lo largo de los
años.
Nunca había sentido esa chispa que mi madre me había descrito
cuando le pregunté cómo había sabido que mi padre era el indicado
para ella... hasta ahora. Hace poco, empecé a preguntarme si el listón
que había puesto para los chicos era demasiado alto porque estaba
esperando ese momento en el que simplemente... lo sabría. Pero con
Arrow, por fin entendí lo que mi madre quería decir cuando decía:
“Cuando lo sabes, lo sabes”. A menos que fuera solo la adrenalina
hablando, lo que sinceramente dudaba.
—Son lo más cerca que puedes estar de ella sin salir de la
atmósfera terrestre. — bromeé. —La llevó en un crucero épico
alrededor del mundo: doscientas setenta y cuatro noches y más de
sesenta países por todo el globo. Y se fueron hace apenas un mes.
—Maldita sea. — suspiró, pasándose los dedos por el pelo.
—Ya ves cuál es el problema. Si los llamo ahora, mi padre se las
ingeniará para salir de ese barco. Entonces se arruinará el viaje
soñado de mi madre.
Sus ojos ardían de determinación mientras asentía. —Parece que
no necesito convencerte mucho para que entiendas que traerte aquí
fue la decisión correcta.
—Probablemente no. — admití. —Pero al menos me gustaría
saber cuál es el plan.
—Aún no hemos concretado todos los detalles, pero lo esencial
es que te quedarás aquí, donde ese cabrón no pueda llegar hasta ti,
mientras mis chicos y yo averiguamos quién demonios es y nos
aseguramos de que se olvide de que existes.
— ¿Los chicos de abajo están bajo tu mando?
Volvió a asentir. —Todos menos uno de ellos. Pero Huntley
responde por Merrick, y eso me basta para confiar en él, a pesar de su

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


reputación poco convencional. Y tiene recursos, como este casa de
seguridad, que son una ayuda tremenda en esta situación.
— ¿No crees que deberíamos llamar a la policía y dejar que ellos
se encarguen de esto?
—Puede que tengamos que tirar de ellos en algún momento. —
reconoció. —Pero no hasta que sepamos cuánta influencia tiene este
tipo con la policía. No es raro que los narcotraficantes tengan a alguien
en nómina que esté atento a cualquier problema que surja.
Mis hombros se hundieron. —Me siento como si estuviera
protagonizando un episodio de un drama criminal.
—Al menos no estás sola. Me tienes a mí como coprotagonista.
— Se levantó y se acercó a mí, tomando mis manos entre las suyas
mientras se posaba en el brazo de mi silla. —Y no soy un Master Chief
cualquiera, soy el Oficial Alistado Jefe de la Base Naval Anfibia
Coronado.
Hizo hincapié en el nombre de la base naval y tardé un momento
en entender lo que quería decir, a pesar de que la instalación era
famosa por su personal y su entrenamiento en operaciones especiales.
—Vaya. Sí, supongo que estarías en una posición única para
ayudarme si estás a cargo de los equipos SEAL.
—Bien. — Volvió a ponerse en pie y tiró de mi mano. —Ahora
que la parte convincente de la agenda ha terminado, me gustaría que
le dijeras a Merrick todo lo que sepas sobre el hermano de tu
compañera. Cuanto antes lo encontremos, más fácil será asegurarnos
de que estés a salvo.
—Phoebe también. — murmuré. —Por ahora debería estar a
salvo en casa de sus padres. Viven en una comunidad cerrada en San
Clemente en las colinas con un guardia, por lo que sería difícil entrar.
Además, su madre se ha vuelto a casar y tiene otro apellido.
—Si no vemos ningún progreso decente en los próximos días,
podemos enviar a Phoebe y a sus padres a otro lugar para asegurarnos
de que también estén fuera de la línea de fuego. — prometió Arrow,
aliviando mi preocupación por mi compañera de habitación mientras
me sacaba del dormitorio y me llevaba por el pasillo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Los tres hombres que habían estado aquí cuando llegamos
seguían sentados en la misma mesa, y Arrow me los presentó
rápidamente antes de acomodarme en una silla. Merrick tenía un aire
más oscuro que me hizo preguntarme por la reputación poco
convencional que Arrow había mencionado, pero desde luego no iba a
preguntar por ello ahora... ni nunca.
Cuando Arrow arrastró una silla tan cerca de mí como pudo y
me pasó el brazo por los hombros, los labios de Merrick se curvaron
en una sonrisa que suavizó sus facciones y le hizo parecer más
accesible. Lo cual era bueno, ya que dirigió su atención hacia mí y me
preguntó: — ¿Sabes el número del móvil de Paul?
—Umm... creo que lo tengo en algún lugar de mis mensajes de
Phoebe. — Centrándome en Arrow, añadí: —Si coges mi bolso de tu
todoterreno, puedo comprobarlo.
—Claro, nena. — En lugar de levantarse, hizo un gesto con la
barbilla hacia Kade, que fue a traérmelo.
Mientras esperábamos a que volviera, Merrick ordenó: —Kade y
Huntley me han contado todo lo que Arrow les dijo sobre tu situación,
pero necesito oírlo todo de ti. La mejor forma de asegurarme de que no
se me escapa ningún detalle importante es conocer la historia de
primera mano.
Arrow me dio un apretón mientras asentía. —Puedo hacerlo.
Antes de que pudiera empezar, Kade regresó y le entregó mi bolso
a Arrow. —Aquí tienes, Arrow.
Saqué mi móvil e hice una búsqueda rápida del nombre de Paul
en mis mensajes. Tuve que desplazarme un poco, pero al final
encontré un mensaje con su número de teléfono de cuando Phoebe y
yo nos fuimos a vivir juntas por primera vez y nos aseguramos de tener
información de contacto de la familia de la otra. Girando la pantalla
hacia Merrick, le dije: —No estoy segura de que esté actualizado, ya
que nunca he necesitado llamarlo, pero este es el número que Phoebe
me dio para su hermano.
—Es un buen punto de partida. — Merrick lo anotó con un
movimiento de cabeza. —Ahora cuéntame todo lo que recuerdes desde
el momento en que abriste la puerta.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Agradecí tener a Arrow tan cerca mientras relataba los
desgarradores detalles de lo sucedido. Cuando terminé, Merrick
empezó a acribillarme a preguntas.
— ¿Tocaron algo más que a ti? — Miró mi sudadera manchada
de sangre. —Sacar huellas dactilares de la ropa es una perra.
Cerré los ojos y dejé que todo pasara por mi cabeza como una
película antes de negar. —No, lo siento. No entraron en el apartamento
y no los oí hacer sonar el pomo antes de aporrear la puerta.
Merrick desvió su atención hacia Arrow. —El hermano es
nuestra mejor pista. Si lo encontramos, podrá contarnos todo lo que
sabe sobre su traficante.
Arrow asintió. —De acuerdo.
—Les daremos algo de privacidad mientras nos ponemos a
trabajar en eso. Sage parece que está muerta de miedo. — dijo Huntley
mientras se ponía en pie. Merrick y Kade siguieron su ejemplo.
Después de dar las gracias a los tres hombres, Arrow los
acompañó hasta el garaje. Oí el profundo murmullo de sus voces y
luego sus pasos en las escaleras cuando volvió a reunirse conmigo.
Acariciándome la espalda con la mano, me preguntó: — ¿Quieres
cenar antes de dormir?
—Definitivamente podría comer. — acepté, mi estómago dejando
escapar un pequeño rugido al darme cuenta de cuánto tiempo había
pasado desde que almorcé.
—Estás de suerte. Merrick me hizo saber que su esposa
mantiene la cocina bien surtida. — explicó mientras se dirigía a la
cocina para rebuscar en la nevera y la despensa. —Y hago una buena
tanda de espaguetis cuando hay salsa de bote y pasta de caja de por
medio.
—Me parece perfecto. — murmuré.
Nos quedamos callados mientras preparaba la cena, pero el
silencio no fue incómodo en absoluto. Le agradecí que se diera cuenta
de que estaba mentalmente agotada y no me obligara a charlar.
Cuando terminé la comida que me puso delante, apenas podía
mantener los ojos abiertos.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Qué tal si te vas a la cama mientras limpio? — sugirió
mientras empezaba a recoger la mesa.
Lógicamente, sabía que no era posible que nadie supiera dónde
estaba, pero eso no impidió que el miedo recorriera mi organismo. —
Sé que hay dos dormitorios, pero no estoy segura de cuánto dormiré
sola.
Arrow dejó los platos en el fregadero y se acercó para ponerse a
mi lado. — ¿Me quieres en la misma habitación?
Asentí. —Hay una cama de matrimonio en la habitación en la
que estuvimos antes, así que hay espacio de sobra para los dos.
—Lo que quieras, nena. — aceptó con una sonrisa. —Ve a
prepararte y yo iré detrás de ti.
—De acuerdo. — susurré.
Aunque había sido yo quien había sugerido que durmiéramos
juntos, estaba nerviosa cuando me metí bajo las sábanas. Nunca me
había acostado con un hombre, y mucho menos llevando una de sus
camisas y mis bragas, ya que mi ropa estaba bastante estropeada.
Pero en cuanto Arrow me rodeó con sus brazos, la tensión desapareció
de mi cuerpo porque sabía que estaba a salvo con él.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 6
ARROW

Me desperté de un sueño profundo porque mi polla estaba tan


dura que me dolía. Probablemente debido al suave y redondo culo
presionado contra ella. Joder. Sage se sentía de maravilla entre mis
brazos, su cuerpo esbelto envuelto por el mío, mucho más grande. Me
sorprendió haber podido dormir, y mucho menos tan profundamente.
Esperaba estar despierto, luchando con la necesidad de follarla toda
la noche.
Solo llevaba una de mis camisetas y un par de bragas, así que
me había puesto un pantalón de chándal, en lugar de dormir en
calzoncillos como solía hacer. Pero con la camiseta subida hasta justo
debajo de sus pechos, su espalda desnuda estaba pegada a mi pecho.
Y la cabeza de mi larga y gruesa polla asomaba por la cintura de mi
chándal, hinchada y goteando por el roce de su ropa interior de encaje.
Sage apoyó la cabeza en mi brazo y mi palma se extendió sobre
su vientre. Mi otra mano se flexionó y contuve un gemido cuando me
di cuenta de que estaba magreando una de sus tetas. El pezón estaba
duro y me rozaba la piel cuando respiraba.

Hijo de puta. ¿Cómo demonios iba a salir de esta sin despertarla y


asustarla?
Volvió a inhalar, apretando el globo firmemente contra mi mano
y haciendo que se estremeciera de nuevo. Cuando gimió y movió el
culo para acercarse aún más a mí, estuve a punto de correrme.
¿Cuándo me había convertido en un adolescente cachondo que
apenas podía controlar sus hormonas?
Sage volvió a moverse y su pequeño jadeo me dijo que por fin se
había despertado. Me preparé para la explosión que estaba a punto de
producirse.
— ¿Arrow?— Cuando su débil voz llegó a mis oídos, era más
jadeante y necesitada que enojada.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Bueno, mierda.
La ira habría hecho más fácil liberarme de nuestros cuerpos
enredados. Pero el deseo en su tono hizo que más sangre corriera
directa a mi polla.
— ¿Qué, nena?— murmuré mientras bajaba la cabeza para
besarla suavemente en el cuello.
—Yo... um. Oooooh. — volvió a gemir cuando le mordisqueé el
lóbulo de la oreja y le masajeé el pecho. —Me siento... —Se detuvo y
me levanté para poder mirar su perfil. Tenía las mejillas teñidas de
carmesí y se mordía el labio.
—Puedes contarme lo que quieras, Sage. — le aseguré antes de
pasar mis labios por su mandíbula.
—No estoy segura de lo que siento. — admitió en voz baja. —
¿Me tocarías?
¿Quién en su sano juicio sería capaz de resistirse a eso? Y yo
definitivamente no estaba en mi sano juicio. Luchaba por mantener el
control sobre mí mismo.
—Lo que quieras, nena. ¿Dónde?
Giró la cabeza hacia mi brazo y toda su cara se sonrojó antes de
susurrar: — ¿Entre las piernas? Me duele.
Le besé la mejilla y deslicé la mano que tenía en el vientre hasta
sujetarle el otro pecho. —No tienes que avergonzarte de nada conmigo,
Sage. Me encanta que seas sincera conmigo y me pidas lo que quieres.
Mi otra mano bajó hasta sus bragas, le acaricié el monte y le
metí el dedo corazón por la raja. —Joder. — gruñí, dejando caer la
cabeza en el pliegue de su cuello. —Estás empapada.
Sus piernas se cerraron, saqué la mano de su ropa interior y la
enrollé alrededor de su muslo, tirando de ella hacia arriba y dejándola
sobre mis piernas. Exponiéndola completamente a mi tacto. —Es muy
excitante que estés tan mojada para mí, nena. — ronroneé mientras
volvía a jugar con su coño.
Las yemas de dos de mis dedos viajaron de abajo a arriba, luego
giraron alrededor de su hinchado nódulo antes de volver a bajar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Introduje solo las puntas en su canal y gemí al sentir el apretón de
sus músculos internos. Imaginar lo que sentiría en mi polla hizo que
el semen goteara de la cabeza.
Sage movió las caderas tan levemente que casi no me di cuenta.
Introduje los dedos un poco más y volvió a hacerlo. Estaba tan
caliente.
Cuando los retiré, el sonido de la succión al salir de ella hizo que
me dolieran los huevos y que mi polla palpitara de necesidad.
Gimió, y supe que usar mi mano para hacerla correrse no sería
suficiente para mí. Pero no la follaría todavía. Necesitaba tiempo para
curarse y conocerme un poco más, aunque nadie sabía cuánto
durarían mis buenas intenciones.
Rodé a Sage sobre su espalda y cubrí su boca con la mía. Me
moría por probar sus labios desde el momento en que la vi.
Soltó un pequeño grito ahogado y deslicé la lengua en su interior,
frotándola contra la suya a un ritmo lento y seductor. Gemí e incliné
la cabeza para profundizar el beso, adicto al instante al tacto de sus
labios y a su sabor dulce y femenino.
La espalda de Sage se inclinó y, cuando le di la vuelta, su camisa
se había subido por completo, de modo que sus tetas desnudas
quedaron apoyadas contra mi pecho. Necesitaba probar algo más que
su boca.
Rompí nuestro beso, y la visión de sus labios hinchados fue casi
suficiente para hacerme volver a ellos por más. Pero tenía hambre del
resto de su cuerpo. Me senté sobre las rodillas y le abrí las piernas
mientras me colocaba de rodillas entre ellas. Luego le pasé los dedos
por los costados y por encima de sus rollizos globos hasta rodear sus
pezones color baya. —Joder, Sage. — murmuré. —Eres jodidamente
sexy. — Pellizqué los picos rígidos y ella cerró los ojos y gritó,
arqueando la espalda como si me ofreciera las tetas.
Las agarré con firmeza, me incliné y me metí una en la boca.
—Arrow. — gimió mientras sus manos subían para cubrir las
mías. Cambié al otro pezón y gimió, girando la cabeza de un lado a
otro sin descanso. Mientras lamía alrededor de la punta, me pregunté
cómo sabrían llenos de leche. La imagen de ella alimentando a nuestro

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


pequeño, y luego tomando mi turno para chupar sus pezones, rompió
mi control, y me corrí un poco en mis pantalones. Joder.
¿Conocía a esta mujer desde hacía menos de un día y ya estaba
pensando en dejarla embarazada? No, no pensaba en ello. Tenía la
intención de hacerlo lo antes posible. Lo que debería haberme dado
un susto de muerte... pero solo me excitó aún más.
Podría haber jugado con sus preciosos pechos durante horas,
pero mi hambre por su coño era demasiado insistente como para
ignorarla. Y mi chica me había pedido que la tocara ahí, pero hasta
ahora lo había descuidado.
Con un beso en cada pezón, retiré las manos de debajo de las
suyas antes de guiarla hacia arriba para tocarse las tetas. Abrió los
ojos y las miró vacilante. —Haz como si fueran mis manos, nena. — le
dije con una sonrisa malévola. —Haz lo que te apetezca.
Asintió y se lamió los labios, haciéndome pensar en cómo se
sentiría su lengua en mi polla. Concéntrate, Hamlin. Al final llegaremos a
todas mis fantasías.
Me puse de rodillas y me quedé mirando su coño cubierto de
encaje. Impaciente como un demonio, no me molesté en quitárselos,
simplemente agarré la tela con el puño y la arranqué. Sage jadeó, pero
apenas me di cuenta. Estaba hipnotizado por el espectáculo que tenía
delante. Sus piernas estaban lo suficientemente abiertas como para
que sus brillantes pliegues estuvieran ligeramente separados. Lo
suficiente como para que pudiera ver su centro rosado y la
protuberancia hinchada que le proporcionaría tanto placer. Se me hizo
agua la boca y rápidamente me tumbé boca abajo.
Apoyé los codos en sus muslos y usé los pulgares para abrirla
por completo.
— ¿Arrow?— Su voz era tensa y levanté la vista para verla
mirándome con ojos grandes y redondos. Tenía la cara coloreada y
parecía insegura. Como si nunca la hubieran tocado así.
— ¿Nunca te han comido el coño, nena?
No me habría importado si lo hubiera hecho, pero sin embargo,
me sentí eufórico al pensar que yo sería el único hombre que probaría
su coño.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No. Yo, um... nunca he hecho... — Levantó los ojos al techo e
inhaló profundamente. —Nunca he hecho nada de esto.

Santa. Jodida. Mierda.


¿Era virgen? Debería haberme dado cuenta antes. Sus
reacciones habían sido tan inocentes y abiertas. No se había
molestado en tratar de ocultar lo que sentía.
— ¿Eres virgen?— grazné, con la voz entrecortada por luchar
contra el deseo de gritar que aquella mujer era mía y solo mía.
—Sí. — Sus ojos azules volvieron a mirarme a la cara y, cuando
vio mi expresión -que imaginé hambrienta y posesiva-, se relajó un
poco. — ¿No te importa?
Parpadeé dos veces, sorprendido de que pensara que eso podía
ser un problema. —Nena, me da igual. Sin embargo —sonreí— una
parte de mí está muy satisfecha de ser el primero. — Y por último.
Tampoco aclaré que no me refería solo a ser el primero en comerme
su centro dulce. Ya se daría cuenta cuando estuviera lista y por fin
hiciéramos el amor.
No podía esperar más. Doblando el cuello, enterré la cara en su
sexo y lamí su costura una vez antes de arrastrar mi lengua aplastada
entre sus labios meridionales de abajo arriba.
Sage gimió, y yo abrí la boca sobre ella y chupé todo lo que pude
de su coño, incluido su necesitado clítoris.
— ¡Arrow! — gritó mientras sus caderas se agitaban.
Apreté la pelvis contra la colcha, intentando no estallar mientras
me daba un festín con ella.
Endureciendo la lengua, la introduje en su canal y, de repente,
su estrechez cobró sentido. Nunca la había llenado y estirado. Tendría
que ser consciente de ello cuando la follara. No era un hombre
pequeño, y mi polla era más grande que la media, incluso para un
hombre de mi tamaño.
Sage era una cosita diminuta y me preocupé. No quería hacerle
daño. Sí, iba a tener que asegurarme de que estaba completamente
curada de su terrible experiencia de ayer antes de hacerla estallar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Pero por el momento, quería hacerla correrse tan fuerte que
gritara. Para darle una muestra del éxtasis que experimentaría cuando
llegara al clímax en mi polla.
Acerqué mi boca a su manojo de nervios y lo acaricié mientras
introducía lentamente un dedo en su interior. Estaba tensa y nerviosa,
a punto de estallar en cualquier momento. Sus gritos de placer se
habían hecho más fuertes y rebotaban en las paredes, haciendo aún
más difícil contener mi orgasmo.
— ¡Oh! ¡Sí! ¡Sí! ¡Arrow! ¡Oh!
Con cuidado, me las arreglé para introducir otro dedo, luego me
despegué de su clítoris el tiempo suficiente para darle una orden. —
Grita mi nombre cuando te corras, nena.
Entonces la empujé más allá de su punto de ruptura, y se hizo
añicos, gritando mi nombre como una niña buena. Verla correrse y
sentir cómo sus músculos internos ordeñaban mis dedos fue
demasiado, y mi polla se vació en mis pantalones.
Justo cuando su placer empezaba a menguar, redoblé mis
esfuerzos y la hice correrse dos veces más antes de dejarla descansar.
Subí por su cuerpo y la besé, dejándola probar su dulce sabor.
Luego suspiré y me levanté de la cama.
— Espera. — Sage me agarró del brazo y me detuve a mirarla
con cara de confusión. — ¿Por qué has parado? Creía que...
—Todavía no, nena. — le dije suavemente. —Necesitas
recuperarte de todo lo que pasó ayer.
Le di un tierno beso en los labios antes de levantarme. —Voy a
darme una ducha y luego nos prepararé el desayuno.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 7
SAGE

No estaba segura de qué pensar mientras miraba la forma en


que el pantalón chándal de Arrow se ceñía a su trasero mientras se
alejaba de mí. Parecía sentir casi tanto placer como yo cuando me
chupaba, pero yo no le había devuelto el favor de ninguna manera.
Aunque él me había asegurado lo contrario, no pude evitar
preguntarme si se había echado atrás porque era virgen. ¿Quizá
nuestra diferencia de edad y mi falta de experiencia habían enfriado
su deseo por mí?
Rodando sobre un costado, cerré los ojos y repasé todo lo que
había pasado desde que me desperté con la increíble sensación de
estar envuelta en el abrazo de Arrow, con su dura polla entre mis
nalgas. Cuando la niebla sensual de mis orgasmos empezó a disiparse,
por fin me di cuenta de algo que había pasado por alto: la enorme
mancha húmeda en la entrepierna de sus pantalones chándal. Arrow
se había excitado tanto con lo que había pasado entre nosotros que se
había corrido sin que yo le hubiera puesto las manos o la boca en la
polla.
Todas mis dudas desaparecieron y mis labios se curvaron en una
sonrisa de pura satisfacción femenina. No tenía que preocuparme de
que Arrow no me quisiera. Solo le preocupaba darme tiempo suficiente
para recuperarme del golpe que me había dado.
Su moderación era solo otro ejemplo de lo increíble que era. Y se
centró en darme lo que quería sin tener en cuenta el coste potencial
para él, incluido el posible peligro de enfrentarse a un traficante de
drogas que no tenía ningún problema en amenazar a una mujer
inocente.
En un giro irónico, el peor día de mi vida me había llevado
directamente al hombre perfecto.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Estaba pensando en unirme a Arrow en la ducha cuando oí que
se cerraba el grifo. Solté un profundo suspiro de decepción, me
incorporé y me quedé mirando la puerta del baño. Cuando salió con
una toalla alrededor de la cintura, hinché el labio inferior en un
puchero exagerado y resoplé: —Vamos, no es justo. No puedes ir por
ahí así a menos que estés dispuesto a hacer algo al respecto.
—Ya lo he hecho... tres veces si no recuerdo mal. — Me mostró
una sonrisa sexy. —Lo cual estoy seguro de hacer porque tengo una
mente como una trampa de acero.
—Claro que sí. — murmuré, dejando caer la sábana.
Se le encendieron los ojos de calor cuando su mirada se clavó en
mis pechos. —Déjame adivinar, ¿el juego es limpio? ¿Solo que
decidiste subir un nivel?
—Mm-hmmm. — Me lamí los labios mientras la toalla se abría
entre sus piernas.
Se acercó a la cama y el triunfo me recorrió las venas hasta que
rozó sus labios con los míos y murmuró: — ¿Qué quieres desayunar?
— ¿Es seguro suponer que una salchicha grande y gruesa no
está en el menú?
Su risita resonó en la habitación y me hizo sonreír.
—Lo siento, nena. Tendrás que esperar un poco más para ese
plato en concreto. — Me pasó el pulgar por el moretón de la mejilla. —
Por mucho que quiera sentir tus bonitos labios alrededor de mi polla,
tienes que curarte antes de que eso ocurra.
Aunque nunca había hecho una mamada, supuse que tenía
razón. —Bien, no presionaré más... por ahora.
—Buena chica. — Me dio otro beso, esta vez más profundo. —
Gracias por apiadarte de mí, nena. Mi autocontrol tiene un límite, pero
quiero hacer lo correcto por ti.
— ¿Cómo puedo discutir cuando estás siendo tan
considerado?— Me quejé.
—Esperaba que no pudieras. — murmuró con una sonrisa
mientras me rodeaba la muñeca con los dedos y me sacaba de la cama.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Una vez de pie, me dio una palmadita en el trasero para empujarme
hacia el baño. —Báñate mientras preparo el desayuno. Te sentirás
mejor.
— ¿Pero me ayudará a curarme más rápido? — me burlé,
guiñándole un ojo por encima del hombro.
—Ya me gustaría. — murmuró mientras dejaba caer la toalla y
se ponía otro pantalón chándal.
El rápido vistazo que le eché a la polla fue suficiente para abrir
el grifo de agua fría al máximo, pero luego me replanteé mi decisión
porque un baño caliente era demasiado tentador. Sobre todo cuando
encontré una cesta de bombas de baño bajo el lavabo. El misterioso
Merrick no parecía tener ningún problema en satisfacer las
necesidades de su esposa, por muy femeninas que fueran. Eso me hizo
sentir aún más curiosidad por su historia, sobre todo por cómo se
conocieron y se enamoraron. Esperaba tener la oportunidad de
conocerla algún día para poder preguntarle, ya que no podía
imaginarme a mí misma sintiéndome lo suficientemente cómoda como
para interrogar al hombre que me ayudaba sobre su vida amorosa.
Cuando salí de la bañera, todos los dolores y molestias habían
desaparecido de mi cuerpo y me sentía casi tan relajada como después
del tercer orgasmo que me había dado Arrow. Tirando de la camisa
que me dio ayer sobre mi cabeza, agarré mis pantalones y me los puse.
Ir de comando me resultaba raro, pero no tenía elección, teniendo en
cuenta que Arrow me las había arrancado literalmente del cuerpo. No
es que me importara. Estaba más que dispuesta a sacrificar cada par
que poseía para experimentar lo mismo una y otra vez, y eso era
mucho decir, ya que sentía debilidad por la ropa interior de encaje.
Cuando entré en la cocina, me detuve para apreciar la visión de
un Arrow sin camiseta junto a los fogones. Cuando me miró por
encima del hombro, sonreí. —Parece que sabes hacer algo más que
espaguetis.
—Sí, sé hacer un montón de cosas con huevos. — Puso una
tortilla en el plato. —Espero que te guste la de jamón y queso.
Me relamí. —Cuanto más queso, mejor.
—Me gusta cómo piensas.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Serví tazas de café mientras él servía la segunda tortilla y ponía
los platos sobre la mesa. Mientras nos sentábamos uno frente al otro
y empezábamos a saborear el delicioso desayuno que nos había
preparado, le expliqué: —Había una tienda de quesos en Oceanside
cuando mi padre estaba destinado en Camp Pendleton. Mi madre me
dejaba elegir uno distinto cada vez que íbamos.
— ¿Cuál era tu favorito? — preguntó.
—Era este queso semiblando de Chile, Panquehue. Es parecido
al Tilsit.
—Suenas como todo un turófilo. Algún día tendrás que hacerme
una cata de todos tus favoritos.
Me quedé boquiabierta cuando utilizó una palabra que la
mayoría de la gente no había oído nunca. —Por casualidad, ¿haces
crucigramas?
—Sí. — me confirmó con un gesto de la frente.
—Ni siquiera sé qué decir. Eres literalmente el hombre perfecto.
Ladeó la cabeza y entrecerró los ojos. —Esa es una reacción
inusual a algo que la mayoría de la gente encuentra mundano.
—La mayoría de la gente no son cruciverbalistas que se ganan
la vida vendiendo crucigramas a periódicos, revistas y editoriales.
—Hermosa, valiente e inteligente como la mierda — Dejó escapar
un silbido bajo. —Hablando de ser perfecta.
—Más bien la nerd alhelí a la que le van las cosas raras como
D&D. — murmuré.
Echó la cabeza hacia atrás. — ¿Te gustan los RPGs?
—Demasiado. — murmuré mientras se me encendían las
mejillas. —De hecho, yo era el Dungeon Master del grupo con el que
jugaba cuando estaba en la universidad. Los conocí a mediados de mi
segundo año, y nuestra campaña se desarrolló semanalmente hasta
que me gradué.
— ¿Qué nivel alcanzaron?
—Siete.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Impresionante. — Me sonrió desde el otro lado de la mesa. —
Quizá podamos jugar alguna vez.
—Me encantaría. — Aunque no pude evitar pensar en un tipo de
juego mucho más personal que los dos podríamos hacer juntos. Pero
como insistió en que me curara más antes de seguir adelante, le
sugerí: —Si buscamos un bloc de papel, cinta adhesiva y un bolígrafo,
podríamos hacer un crucigrama juntos. Nos ayudará a pasar el tiempo
mientras esperamos noticias de tus amigos.
—Es una idea fantástica.
Me sorprendió lo rápido y entusiasmado que aceptó. — ¿En
serio?
—Absolutamente. — Señaló la mitad de la tortilla que aún no me
había comido. —En cuanto terminemos de desayunar, buscaré lo que
necesitamos para empezar.
—Podemos... um... en realidad empezar ahora ya que el primer
paso es hacer una lluvia de ideas sobre un tema. Curiosamente, en el
que pensaba trabajar antes de que ocurriera todo era el de las
formaciones militares. Teniendo en cuenta tu posición en la Marina,
probablemente serías de gran ayuda con ese.
— ¿Hasta dónde has llegado? — preguntó.
—Solo la primera palabra.
—Parece que ya hemos elegido el tema. — Engulló el resto de su
tortilla. —Estoy deseando verte en tu elemento.
—Nunca he trabajado en un crucigrama con otra persona antes.
— Frotándome las palmas de las manos, le sonreí. —Esto va a ser muy
divertido.
Esta vez, fue él quien me guiñó un ojo. —Y conseguiré otra de
tus primeras veces.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 8
ARROW

Me estaba impacientando por la falta de noticias. Aunque pasar


el día anterior con Sage y aprender lo jodidamente brillante que era
había sido increíble. Era la nerd más sexy que había conocido y
adoraba todo de ella.
Volver a acostarme con ella y no enterrarle la polla hasta el fondo
había sido más difícil que el BUD/S. Le había comido el coño hasta
que se desmayó y luego me duché para limpiarme la suciedad pegajosa
de haberme corrido otra vez en los pantalones. Solo me quedaban los
calzoncillos para dormir, y como había estropeado la ropa interior de
Sage, ella estaba desnuda debajo de mi camiseta.
Cuando salió el sol, salí corriendo de la cama y me di una ducha
fría antes de dirigirme a la cocina para preparar el desayuno. Volví a
mirar el teléfono y no vi ninguna llamada ni mensaje perdidos. Veinte
minutos más tarde, Sage y yo estábamos comiendo pancakes -esta vez
fue ella la que demostró sus habilidades en la cocina- cuando mi
teléfono recibió un mensaje.

Merrick: llego en cinco mikes.


—Merrick está de camino. Estará aquí en cinco mikes.
Sage asintió y comió otro bocado de pancake. Me reí entre
dientes y ella levantó la vista con curiosidad.
—Olvidé que eres una mocosa militar. Casi te explico que los
mikes son minutos en jerga militar.
Desconecté la alarma, pero busqué a Merrick en el televisor,
donde me había enseñado a sacar la señal de todas las cámaras.
—Eso me gusta de ti. — le dije con una sonrisa. Luego le guiñé
un ojo. —Me entiendes.
Sage se rió y disfruté del sonido. Era tan bonito.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Cinco minutos después, su todoterreno negro se detuvo y dio la
vuelta para estacionar fuera del garaje. Abrió la puerta con el teclado
y una huella dactilar, y yo apagué el televisor mientras él subía las
escaleras y entraba en la cocina.
Llevaba una bolsa de lona y la levantó, mirando a Sage, antes de
tirarla en el sofá. — Mi esposa me dio un infierno por no tener ropa
aquí para ti cuando llegaste. Quería traértelas antes, pero estaba
siguiendo una pista. — Se acercó a la mesa y se sentó en la silla frente
a mí.
—Dale las gracias de mi parte. — respondió Sage con una dulce
sonrisa. —Estará bien llevar algo además de las camisetas de Arrow.
—Puede que la ropa de Audrey te quede un poco grande, pero
debería servir. — dijo encogiéndose de hombros.
—Nena, ¿por qué no te cambias? — sugerí, de repente muy
consciente de que mi mujer solo llevaba una camiseta grande -aunque
le caía por debajo de las rodillas- sin nada debajo mientras había otro
hombre en la habitación. Unos celos inesperados se apoderaron de mí,
apretándome el pecho. Era un sentimiento extraño, pero Sage me
había inspirado muchas emociones que nunca había experimentado.
— ¿Salió bien la pista?— le pregunté a Merrick.
Merrick se apoyó en la silla y pasó un brazo por encima del
respaldo. —Creo que sí, pero Deacon y Stirling lo están comprobando
en persona. Me llamarán en breve para ponerme al día.
Mi teléfono sonó menos de cinco minutos después, y presioné el
botón de vídeo para responder a la llamada de Deacon.
—Hooyah. — los saludé a él y a Stirling, que estaba a su lado.
—Hooyah. — repitió Deacon.
—Hemos encontrado a la comadreja. — anunció Stirling.
— ¿Qué comadreja?
Me giré al oír la voz de Sage, que volvía a entrar en la habitación.
Mi instinto me decía que volviera a salir y que no se enterara de nada,
pero sabía que nuestra vida iba a estar llena de información clasificada
y no quería que se sintiera totalmente al margen.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Le tendí la mano y le hice señas para que se acercara, y se acercó
y dejó que la acomodara en mi regazo.
—Vamos. — les dije a los hombres.
—Encontramos a Paul escondido en un motel. Es un lugar de
drogadictos, así que tuvo suerte de que Bartman no lo encontrara
primero. Tiene matones buscando al idiota por toda la zona.
— ¿Asumo que está drogado?
—Parece que la última vez que se inyectó fue ayer. Así que
deberíamos poder sacarle algo pronto.
— ¿Dónde consiguió la cocaína?— preguntó Sage. —El
traficante... ¿Bartman?— Asentí. —Dijo que Paul le debía diez de los
grandes por un ladrillo que debía vender. Si Paul está usando ese alijo,
¿podríamos darle a Bartman lo que queda? Entonces Paul le debería
menos, ¿no?
—No es una mala idea. — dijo Merrick. —Pero aunque devolviera
parte de la coca -suponiendo que tuviera una porción aún sin tocar-,
Bartman probablemente exigirá el pago completo solo para hacerse
notar. Lo usará como advertencia para cualquiera que considere
robarle.
—Oh. — suspiró Sage. — ¿Qué esperan conseguir de Paul?
—Queremos que organice una reunión con Bartman. — dijo
Deacon.
— ¿Eso no pondrá su vida en peligro? ¿Usarlo como cebo?— Sage
me miró con expresión preocupada, y supe que estaba pensando en
su amiga y en el impacto que tendría en ella. Me encantaba que tuviera
un corazón tan grande. Era otra razón por la que odiaba tenerla
involucrada en esta situación. No quería que la oscuridad la tocara.
—Paul no asistirá a la reunión. — dijo Merrick, tranquilizándola.
—Algunos de nosotros iremos en su lugar.
Sage se quedó callada un momento y luego se giró para mirarme
con ojos temerosos.
—Haré lo que haga falta para protegerte, nena. — le dije en voz
baja.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿Qué... um, qué harás en la reunión?
No quería mentirle a mi mujer, pero sentía que podía omitir las
peores partes de lo que esperaba que sucediera porque matar a
alguien calificaba como clasificado en mi mente. Aun así, estaba
seguro de que había captado lo esencial cuando todos permanecimos
en silencio.
—No quiero que te pase nada. — murmuró, con sus hermosos
ojos azules llenos de lágrimas.
Puse las palmas de las manos en sus mejillas, acerqué su cara
a la mía y la miré fijamente. —Haré lo que haga falta para mantenerte
a salvo. — repetí. Luego le besé la punta de la nariz y le dediqué una
sonrisa ladeada. —De ninguna manera dejaré que me pase nada ahora
que te he encontrado.
—Mantendremos su culo a salvo, señora. — intervino Stirling. —
Y aunque se haya ablandado con su cómodo trabajo de oficina —puse
los ojos en blanco. Entrenaba con estos imbéciles varias veces a la
semana. Puede que no saliera en misiones, pero si alguna vez me
llamaban, seguro que estaría preparado: —Sigue siendo un SEAL.
Sage se secó debajo de un ojo y asintió. —Les voy a partir la cara
si dejan que le hagan daño. — amenazó. Cuando se hizo un silencio
ensordecedor, suspiró, dándose cuenta de que todos intentábamos no
sonreír ni reír. —Bien. No les daré una paliza. Pero mi padre sí. —
terminó con altanería.
— ¿Tu papá no es un jarhead?— preguntó Deacon.
Sage entrecerró los ojos y resopló: —Sí, calamar, lo es.
Estallé en carcajadas, junto con los demás chicos, y luego la
abracé fuerte cuando se puso colorada. —Adorable. — le susurré al
oído. — Sexy como la mierda y adorable. Una combinación letal, nena.
Sage se estremeció, haciéndome sonreír y guiñarle un ojo,
aumentando su rubor.
—Te avisaremos cuando todo esté listo. — anunció Deacon.
Luego gruñó: — ¡Hooyah! — y recibió un coro de ellos a cambio antes
de colgar y que Merrick se largara.
— ¿Tienes que ir con ellos?— preguntó Sage, con tono triste.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Protejo lo que es mío, Sage. — afirmé con firmeza.
— ¿Lo tuyo?
—Sí, nena. ¿Aún no te has dado cuenta?
Sage dejó caer la mirada hacia sus manos, que estaban cruzadas
sobre su regazo. —No quería suponerlo.
Le levanté la cara con el dedo índice enroscado bajo la barbilla.
—Quizá sea hora de que te lo demuestre.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 9
SAGE

—No esperes que discuta. — murmuré, rodeando su cuello con


mis brazos. —Llevo días diciéndote que estoy lista para esto.
— ¿Días? ¿En serio?— Sacudió la cabeza con una risita. —Ni
siquiera han pasado cuarenta y ocho horas desde que probé tu coño
por primera vez.
—Tal vez exagere un poco. — admití mientras le sonreía. —Pero
solo porque siento que llevo toda la vida esperando este momento. A
ti.
—No sabes lo encantado que estoy de que me hayas esperado,
nena. — Se agachó para deslizar su brazo bajo mis rodillas y me
levantó contra su pecho. —Pero voy a hacer todo lo posible para
demostrártelo.
Me sentí como una princesa sexy mientras me llevaba al
dormitorio y me tumbaba suavemente en el colchón. Una que por fin
iba a ser seducida por su príncipe.
Antes de unirse a mí en la cama, Arrow se quitó la camisa y la
dejó caer al suelo. Pero cuando mis manos se dirigieron a la camisa
que me había puesto al cambiarme, negó. —No, nena. Voy a despojarte
de todas las prendas que cubren tu delicioso cuerpo, y voy a disfrutar
de cada centímetro de piel que desnude mientras lo hago.
Un escalofrío sensual me recorrió la espalda mientras bajaba los
brazos y apretaba las palmas contra las sábanas. —Deprisa. — lo
insté.
—No te preocupes, mi dulce chica. — Se bajó el pantalón chándal
por las piernas gruesas y musculosas, y su polla rebotó contra su
estómago al liberarse. —No voy a hacerte esperar más.
Se arrodilló en el extremo del colchón y se inclinó sobre mis
piernas para bajarme los pantalones de yoga por los muslos. Sus ojos

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


se oscurecieron a un gris tormentoso cuando vio las bragas rosas de
encaje que llevaba. —La esposa de Merrick es mi nueva mejor amiga.
Incluyó unos cuantos pares con las etiquetas puestas.
—Supongo que debería tener más cuidado con ellas. —
Enganchó los dedos en los laterales y los arrastró por mis piernas. —
Al menos hasta que tengamos la oportunidad de conseguirte más.
—Tengo muchos en casa.
—Es bueno saberlo. —echó el trozo de encaje por encima del
hombro. —Y siempre puedo llevarte a comprar más una vez que
sepamos que estás a salvo.
—Suena divertido. — murmuré, arqueando la espalda sobre el
colchón para que pudiera sacarme la camisa por encima de la cabeza.
—Pero no tan satisfactorio como esto. — gruñó, rodeándome los
tobillos con los dedos para abrirme las piernas. Luego bajó su cuerpo
grande y musculoso sobre el mío sin nada entre nosotros por primera
vez. Su dura longitud se deslizó por mi humedad y se encajó entre los
labios de mi coño mientras se colocaba sobre mí, con un antebrazo
apoyado en el colchón para mantener el equilibrio.
Levanté las rodillas y acuné sus caderas entre mis piernas,
gimiendo cuando el cambio de posición hizo que su polla se deslizara
contra mí. —Te deseo tanto.
—Vas a tenerme, nena. Te lo prometo. — Su mano bajó por mi
pecho hasta acariciarme el pecho, su pulgar rozó mi pezón como un
guijarro mientras bajaba la cabeza para capturar mis labios. Su
lengua se adentró en ellos para enredarse con la mía, y el beso no
tardó en volverse acalorado... lo cual no era de extrañar, teniendo en
cuenta que estábamos desnudos y tan cerca cómo podían estar dos
personas sin mantener relaciones sexuales.
Siguió jugueteando con mis pechos mientras nos besábamos y,
cuando por fin volvió a levantar la cabeza, bajó los labios por mi pecho
para meterse un pico tieso en la boca. Sentí la atracción de sus labios
en lo más profundo de mi ser y me retorcí contra él. Levantó la cabeza
y su mirada azul acerada se cruzó con la mía mientras murmuraba:
—Jodidamente perfecta.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Su boca se movió para prestar la misma atención al otro lado
antes de añadir: —Y toda mía.
—Sí, tuya. — jadeé.
—Lo que significa que puedo saborearte siempre que quiera,
¿verdad, nena?
—Ajá. — respiré mientras me besaba por el vientre hasta meter
los hombros entre mis muslos.
—Porque eres mía.
—Sí. — jadeé cuando pasó su lengua por mi humedad y la rodeó
alrededor de mi clítoris. —Soy tuya.
—Claro que lo eres. — gruñó antes de clavarme los dientes en la
cara interna del muslo con la fuerza suficiente para dejar una marca.
—Y tu coño también lo sabe. Mira lo empapada que estás por mí. Soy
el único que sabrá lo dulce que sabes.
Los pelos de sus mejillas rozaron mi piel sensible, provocándome
un escalofrío cuando acercó su boca a mi vientre. Me agarró con fuerza
por los muslos y me mantuvo en su sitio mientras me devoraba. No
había otra palabra para describirlo: utilizó la lengua, los labios y los
dientes para lamer, chupar y mordisquear cada centímetro de mi coño.
Aunque ya me había dado varios orgasmos increíbles, saber que
estaba a punto de quitarme la virginidad hizo que esta vez fuera
diferente. Mejor. Más explosivo.
El placer no tardó en aumentar y mi cuerpo se tensó debajo de
él. —Estoy tan cerca.
—Sepárate para mí, nena. — me ordenó en un tono áspero y
cargado de necesidad. —Necesito que te corras un par de veces para
que tu apretado coño esté listo para recibir mi polla.
Entre su voz profunda y el movimiento de su lengua contra mi
clítoris, la presión en mi interior alcanzó su punto álgido y exploté,
gritando su nombre. — ¡Arrow!
No dejó que me calmara, sino que siguió penetrándome hasta
que volví a retorcerme de placer. El calor seguía aumentando en mi
bajo vientre mientras me penetraba con la boca y los dedos,

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


introduciendo su grueso dedo corazón en mi estrecho canal hasta que
mis paredes internas dejaron de resistirse a la invasión.
—No puedo esperar a sentirte envuelta así alrededor de mi polla,
pero antes tienes que darme otro orgasmo. Puedes hacerlo por mí,
nena, ¿verdad?
—Sí. — siseé, con las caderas sacudiéndose contra el colchón
mientras él giraba la muñeca para que su dedo rozara mi punto G. —
¡Oh, Arrow! Sí.
No paró hasta que me desplomé contra el colchón, sin aliento
por mi segunda descarga. Entonces finalmente alineó su polla con mi
coño, haciendo una muesca con la punta en mi entrada. —Ahora estás
lista para tomarme. Para ser mía en todos los sentidos.
Mis paredes internas se estremecieron ante el tono posesivo de
sus palabras. —Lo estoy.
— Quiero escucharlo de nuevo — gruñó mientras introducía el
primer centímetro en mi interior. —Dime que eres mía, Sage.
—Soy tuya, Arrow. — Le rodeé el cuello con los brazos y rocé con
los labios la concha de su oreja. —Siempre tuya.
—Por supuesto que lo eres. — Se deslizó otro centímetro. —
Rodéame con las piernas, nena.
Seguí sus instrucciones, y su dura longitud se deslizó un poco
más adentro. —Oh, wow.
— ¿Lo estás haciendo bien hasta ahora? — preguntó,
manteniéndose quieto sobre mí.
Aunque no estaba dentro del todo, nuestros cuerpos estaban
íntimamente conectados de una forma que nunca antes había
experimentado. Sin embargo, aún no sentía dolor. —Tan bueno.
—Mi chica valiente. — susurró mientras tiraba de sus caderas
hacia atrás. Entonces, sin previo aviso, se lanzó hacia delante,
llenándome hasta que sus pelotas golpearon mi culo.
—Santa mierda. — respiré, con el cuerpo tenso mientras me
adaptaba a su invasión.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo siento, nena. —Me rozó la mandíbula con los labios. —
Pensé que dolería menos si no podías prepararte.
—Probablemente fue una buena decisión, ya que eres tan
grande. — Clavé las uñas en sus hombros mientras movía las caderas
de forma experimental. —Y parece que ha funcionado.
—Gracias, joder. — gruñó, con una gota de sudor cayéndole por
la frente. —No estaba seguro de cuánto más podría aguantar sin
moverme.
Apreté los talones contra sus nalgas e insistí: —No hace falta que
esperes. Estoy lista para que me hagas completamente tuya.
—Jodeeer. — gimió, pareciendo perder todo el control mientras
se retiraba y volvía a introducirse rápido y con fuerza hasta que chocó
contra mi cuello uterino. Luego repitió la acción una y otra vez hasta
que mis gritos de placer resonaron por toda la habitación.
Estimulada por el placer que se enrosca en mi cuerpo, mis
caderas se movieron para encontrarse con él, empujón tras empujón.
—Eso es, nena. Aprieta hasta el fondo de mi polla mientras
tomas cada centímetro de mí.
—Sí, Arrow. Dios mío, ¡sí!— Grité cuando se inclinó y chupó uno
de mis pezones profundamente en su boca, su brazo pasando entre
nuestros cuerpos para rodear mi clítoris. Me invadieron olas de éxtasis
inimaginables y me desgarré gritando su nombre.
Como si hubiera estado esperando mi liberación antes de ceder
a la suya, su polla explotó dentro de mí, chorros calientes de su semen
llenándome a rebosar. En lugar de preocuparme por el hecho de que
no hubiéramos usado preservativo y yo no estuviera tomando
anticonceptivos, aquello provocó otra onda expansiva en mi interior, y
me estremecí debajo de él, abrumada por el éxtasis.
Permanecimos juntos mientras recuperábamos el aliento.
Cuando por fin se calmaron mis temblores, Arrow se separó de mí y
rodó sobre su espalda.
—No hay vuelta atrás, nena. —Sus manos apretaron mi cintura
mientras me arrastraba hacia su pecho. —Esto significa que eres mía.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Sí, definitivamente lo has demostrado. — murmuré, frotando
mi mejilla contra sus pectorales mientras mis ojos se cerraban. Al
parecer, tres orgasmos intensos mientras perdía mi virginidad me
habían agotado por completo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 10
ARROW

Eran casi las cinco de la mañana cuando Huntley me llamó para


decirme que todo se había puesto en marcha. Me escabullí de la
habitación para no despertar a Sage. Dos de nuestros hombres
vendrían a protegerla. Merrick me recogería en helicóptero y me dio
las coordenadas del punto de encuentro. —Te lo explicaremos cuando
llegues.
Colgamos y me apresuré a ducharme y vestirme. Deacon y Cash
llegaron media hora después. Confiaba mi vida a los dos, pero eso no
hacía más fácil dejar la seguridad de mi mujer en sus manos.
Recorrieron la casa y el perímetro mientras yo volvía al
dormitorio para despertar a Sage. Odiaba hacerlo, pero sabía que se
enojaría si se despertaba más tarde y descubría que me había ido sin
decírselo.
—Nena. — susurré antes de darle un suave beso. —Despierta,
Sage.
La había agotado, y era difícil no sentirse orgulloso de ello,
aunque realmente necesitaba que estuviera coherente durante unos
minutos.
—Sage. — repetí, esta vez un poco más alto.
— ¿Hmmm? —gimió mientras se estiraba y la sábana le caía
hasta la cintura.

Mierda. La agarré y la cubrí rápidamente antes de decidir hacer


esperar a Merrick otros veinte minutos para poder despedirme de Sage
como es debido.
—Nena, necesito que te despiertes.
— ¿Qué?— Sus ojos azules estaban nublados mientras
parpadeaba. Cuando se dio cuenta de que estaba sentado a su lado
en la cama completamente vestido, sus cejas se fruncieron. — ¿Qué

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


pasa? —Sujetó la sábana mientras se incorporaba, ahora con la
mirada alerta.
—Tengo que irme. Pero no debería ausentarme más de un día,
dos como mucho. Deacon y Cash están aquí para cuidarte. Necesito
que me prometas que te quedarás adentro y harás lo que te digan si
se dan cuenta de algún peligro.
Sage asintió y me puso la mano en el brazo. —Te lo prometo.
Ahora prométeme que volverás sano y salvo.
Me incliné hacia ella y la besé, saboreando su sabor y el tacto de
sus labios, memorizándolos para llevarlos conmigo. Cuando me retiré,
apoyé la frente en la suya. —Te prometo que volveré a ti, Sage.
¿Recuerdas lo que te dije? ¿Lo que me confesaste varias veces?
—Soy tuya. — respondió.
—Joder, claro que eres mía. — gruñí.
Sage soltó una risita. —Por alguna razón, tu actitud neandertal
me hace sentir mejor.
Sonreí y le di un beso profundo y apasionado. —Tengo que irme.
— murmuré cuando separé de mala gana mi boca de la suya. —Pórtate
bien.
—Semper fortis, marinero.
Maldita sea, la amaba. “Siempre valiente” era el lema no oficial
de la Marina.
—Hooyah. — murmuré antes de darle un último beso y
obligarme a alejarme.

Me quedé mirando la pradera mientras Merrick levantaba el


helicóptero. Había caminado casi tres kilómetros desde la cabaña
hasta el lugar donde me había dicho que aterrizaría y me recogería.
—Más vale que ese chico no nos haya jodido. — grité en mis
auriculares por encima del whomp, whomp de las aspas. Crucé los
brazos sobre el pecho y me quedé mirando el sol de la mañana que

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


asomaba por el horizonte. —O su culo estará nadando con Davy
Jones.
Tras el vuelo de una hora, Merrick hizo descender el helicóptero
en un aeropuerto privado, donde nos esperaban Kade, Stirling y
Huntley.
— ¿Qué tan confiable es este chico?— pregunté mientras todos
nos amontonábamos en un todoterreno negro de gran tamaño.
Kade conducía y me miró desde el asiento del copiloto. —Estoy
bastante seguro de que hizo lo que le dijeron. Puede que sea un
drogadicto y un idiota, pero quiere a su hermana y no quiere que le
hagan daño. — Se quedó callado mientras giraba hacia la autopista y
se dirigía al sur. Luego añadió: —Además, parece creer que le estamos
dando una tarjeta para salir libre de ser asesinado. Aprovechó la
oportunidad para salvar su culo. Y el de Phoebe.
— ¿Le explicaste que esto tiene un precio? — pregunté, aunque
estaba seguro de que lo habían hecho. Por desgracia, el chico
probablemente no había oído todo lo que le habían dicho después de
la parte en la que hablaban de nosotros encargándonos del hombre
que quería matarlo por robarle cocaína por valor de diez mil dólares.
—Sí.
—Se olvidó por completo de esa parte, ¿verdad?
Kade puso los ojos en blanco. —Si es que la entendió. No sé si
este chico tenía cerebro antes de freírlo con drogas, pero por lo que
hemos visto, le faltan unos cuantos botes para ser una flota.
Una vez que Paul estuvo sobrio, le explicaron el problema en el
que se había metido y le hicieron una oferta: ponernos en contacto con
Bartman y nosotros nos encargaríamos del problema. Pero también
tenía que aceptar ir a rehabilitación. Uno de mi elección.
Un viejo amigo mío era un antiguo instructor de BUD/S, y
después de que su hijo muriera de una sobredosis, decidió abrir un
centro de rehabilitación. Pero este lugar era como ser enviado a una
escuela militar. Les sacaba la mierda de sus sistemas y luego les
enseñaba a mantener sus mentes y cuerpos en forma. Les enseñaba
disciplina, orgullo y a confiar en las personas adecuadas para que te
ayudaran cuando flaqueabas. No era el lugar adecuado para todo el

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


mundo, pero la tasa de recaídas de sus pacientes era asombrosamente
baja.
Luego, cuando Paul saliera de rehabilitación, tenía que
someterse a pruebas de detección de drogas cada tres meses durante
tres años. Si fallaba alguna de esas pruebas, lo meteríamos en la
cárcel por traficar. Incluso si tenía que plantar esa mierda en él yo
mismo.
La única razón por la que ayudaba al tipo era porque Sage quería
a Phoebe y no quería verla herida. Pero no dejaría que ese cabrón
volviera a poner en peligro a Sage, a Phoebe o a cualquier otra persona.
Kade metió el todoterreno en el estacionamiento de una clínica
gratuita y condujo hasta una de las plazas vacías. Cuando lo apagó,
todos salimos del vehículo y nos dirigimos hacia la entrada.
—Vamos a hacerle pruebas de todo tipo. — me informó Huntley.
Fue una decisión inteligente. Jacob, el dueño del centro de
rehabilitación, no dejaría entrar a Paul si llevaba algo que pudiera
perjudicar a los demás pacientes.
Pero eso no explicaba por qué estábamos aquí. — ¿No te dio la
información sobre la reunión?
Merrick compartió una mirada con Kade antes de contestar. —
Bartman quería pruebas de que Paul estaría ahí. Solo.
— ¿Qué demonios?— espeté.
Stirling intervino. —Sé que el plan era ir en lugar de Paul, pero
Bartman está enviando un matón para explorar la situación antes de
que aparezca.
—Quiere saber la ubicación exacta de Paul. Se está cubriendo
las espaldas con un francotirador. — supuse.
—Esa es nuestra suposición también. — Kade estuvo de
acuerdo.
—Le dije a Sage que no íbamos a utilizar a Paul como cebo.
Merrick se encogió de hombros. —Por eso no te lo dijimos hasta
ahora.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No creo que le haga mucha gracia esa distinción. — murmuré.
—Quiere que esté a salvo. Así es como tiene que ser. — replicó.
Nos acercábamos a la entrada de la clínica, así que nos hicimos
a un lado para terminar nuestra conversación. —Bien, aparte de usar
a Paul como señuelo, ¿cómo funcionará esto?
—Iré temprano y encontraré una percha. Localizaré a su chico
cuando se instale. — Huntley tenía entrenamiento especial en
francotiradores y operaciones aéreas avanzadas. Nadie era mejor para
cubrir a nuestros seis desde arriba. —Le dispararé un tiro de
advertencia antes de que aparezca Bartman. Si no retrocede, lo
eliminaré. Una vez que Bartman esté muerto, a su segundo al mando
le importará una mierda lo que pase. Estos tipos solo son leales hasta
que se acaba la paga. Entonces puedes razonar con el MTN.

—Apropiado. — murmuré secamente. Maldito Tipo Nuevo. Sin


duda, el segundo de Bartman se haría cargo de la tripulación y la
producción. Lo ideal sería acabar con toda la operación, pero eso
llevaría meses de planificación y preparación. Así que este MTN tuvo
mucha suerte porque se le ofrecería la oportunidad de marcharse en
lugar de comerse una bala.
Tenía una pregunta más. — ¿Se supone que Paul aparecerá
solo?
Stirling asintió. —Esto no funcionará a menos que vaya solo a
reunirse con el explorador.
— ¿Y si Bartman decide librarse del problema en lugar de
aparecer?
—Eligió un lugar al aire libre. — respondió Huntley. —Cree que
el francotirador le dará cobertura, pero lo único que hizo fue abrirse a
mí.
Asentí. —Pongamos en marcha este maldito espectáculo.
Entramos en la clínica y Huntley fue a buscar a Paul.
Cuando entraron en la sala de espera, el chico parecía muerto
de frío. Cuando Huntley condujo con firmeza a Paul hacia nosotros,
sus ojos eran claros, lo que confirmaba que estaba sobrio, pero cuando
nos miró a los cinco, prácticamente temblaba de miedo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Haz lo que te digo y no tendrás nada de qué preocuparte. — le
dije en voz baja antes de girar sobre mis talones y marchar fuera,
directo al todoterreno.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 11
ARROW

Todos me siguieron y subimos al vehículo. Cuando Huntley


arrancó, miré a Paul y le pregunté: — ¿Qué sabes del número dos de
Bartman?
Paul se encogió de hombros. —Gorev. No sé si es su nombre o
su apellido. Nunca dijo mucho. Se rumorea que es un ex SVR.
— ¿Inteligencia rusa?— Me burlé. —Una completa estupidez.
A menos que estuviera encubierto por alguna razón, era
imposible que un agente del SVR fuera el segundo al mando de un
traficante de poca monta como Bartman. Él mandaba en su territorio,
pero tenía que responder ante peces mucho más gordos.
Kade entró en un distrito de almacenes relativamente vacío. No
era de extrañar, teniendo en cuenta que apenas eran las ocho de la
mañana. Pero por el aspecto de la zona, el lugar ya no tenía mucha
actividad. Muchos de los edificios tenían ventanas y puertas rotas,
pintadas y otros actos vandálicos.
Cuando entró en un estacionamiento, condujo un poco hasta
encontrar un lugar en la sombra y fuera del alcance de las cámaras.
Huntley saltó primero del coche, se dirigió a la parte de atrás y abrió
la puerta trasera para coger un maletín largo y negro.
—Hooyah. — murmuró antes de ponerse en marcha.
—Tenemos una hora antes de que el explorador tenga que estar
en el edificio nueve. — dijo Stirling mientras salía del vehículo y
arrastraba a Paul con él. —Repasemos todo de nuevo.
—Salgo solo y... — Su cara se puso en blanco, y parecía que
podría estar enfermo, haciendo que todos diéramos un paso atrás. —
No puedo hacerlo. — dijo mientras se inclinaba y apoyaba las manos
en las rodillas.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Me acerqué a su lado y agarré el cuello de su sucia camiseta
antes de tirar de él hacia arriba. Luego me puse a su altura. —
Escúchame bien, imbécil. Si no sacas la cabeza del culo y te
recompones, vas a acabar en el mismo agujero oscuro que Bartman.
¡La puta vida de tu hermana está en juego! Sin mencionar a la mujer
que amo. Así que sé un hombre antes de que le eche tus pelotas a los
peces. ¿Lima Charlie?
Paul parecía confundido y a punto de orinarse en los pantalones.
—Solo di 'sí, señor', niño. — dijo Merrick arrastrando las
palabras.
—S-S-Sí, s-s-e-ñor. — balbuceó Paul.
—Lima Charlie habla alto y claro. — le dijo Kade con una mirada
de lástima.
—Después de llegar al punto de reunión, ¿qué?— pregunté.
—Mantente en las sombras si es posible, no mires a ningún sitio
que no sea el suelo o directamente delante de mí.
Lo último que necesitábamos era que el cagón mirara a nuestro
alrededor y nos delatara que no estaba solo.
— ¿Y cuándo se vaya el explorador?
—No hagas nada diferente.
—Bien. Ya casi es la hora. Pero déjame que te aclare una cosa
más. — entoné. Esperé hasta que levantó los ojos hacia mi cara antes
de continuar. —No importa lo aterrador que parezca Bartman, lo que
amenace o el miedo que tengas. Recuerda, yo soy más aterrador, más
mortal y alguien de quien deberías estar jodidamente aterrorizado. Así
que no la cagues.
Paul movió la cabeza de arriba abajo.
—Ve al punto de encuentro. Cuando Huntley nos avise de que el
explorador se ha ido, nos situaremos en nuestras posiciones.
Se dirigió hacia las escaleras que le llevarían al primer nivel,
tropezando un par de veces con los pies.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Apreté los dientes y fruncí el ceño ante Kade. —Dijiste que podía
encargarse de esto.
—Esa fue mi sincera valoración. — reconoció.
—Si mete la pata, no habrá manera de desenredar esta situación
sin más sangre en nuestras manos.
—Paul es Oscar Mike. — la voz de Huntley se filtró a través de
los dispositivos Bluetooth que llevábamos. —Convenientemente para
nosotros, el sicario de Bartman está en el techo del garaje. Si se pegan
a las paredes, no los verá ponerse en posición.
—El chico encontró su espalda. — murmuró después de unos
minutos.
Me estaba poniendo nervioso, sentía la necesidad de moverme,
de hacer jodidamente algo.
—Debes haberlo asustado mucho, Hamlin. — bromeó. —Está
haciendo exactamente lo que le dijiste.
En silencio, nos dirigimos hacia las escaleras y descendimos
hasta que estuvimos en el primer piso, listos para salir cuando
Huntley dio la señal.
—Se acerca un Hummer negro.
Huntley volvió a quedarse callado, y la necesidad de actuar
siguió creciendo.
—Hijo de puta. — siseó de repente. —Bartman decidió saltarse
el drama y aparecer ahora.
— ¿Qué demonios?— gruñó Stirling.
Entramos en acción, corriendo hacia las posiciones elegidas sin
perdernos de vista. Éramos SEAL, entrenados en el sigilo, pero las
condiciones no siempre favorecían nuestras habilidades. Para
ponerme detrás de Paul, tendría que salirme del bordillo de medio
metro de ancho por el que caminaba para abrazar el edificio. Estaría
directamente a la luz y a la vista del tirador.
Asomando la cabeza por la esquina, vi a Paul en la bodega de un
hombre grande y feo que era claramente el “músculo” de Bartman.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


El traficante tenía un aspecto tan corriente que la mayoría de la
gente apenas se fijaría en él, lo cual jugaba a su favor, ya que no quería
que lo vieran. Pero había una expresión de regocijo en su rostro que
no lograba enmascarar la maldad que llevaba dentro.
—Uno de sus matones tiene a Paul. — susurré. —Un movimiento
en falso y sería capaz de partirle el cuello como a una ramita.
— ¿En qué estás pensando?— Merrick preguntó.
— ¿Tienes otro rifle de largo alcance en el coche?
—Por supuesto. —Casi sonaba insultado, y si la situación no
hubiera sido un desastre, me habría reído.
—Huntley, acaba con el hombre del gatillo. En silencio. Merrick,
ve a su sitio lo antes posible. Tendrás que coordinarte y asegurarte de
que Bartman y el matón caen al mismo tiempo. Stirling, Kade y yo nos
acercaremos. Cuando dispares, nos moveremos para someter a los
otros tres que están detrás del jefe.
—En ello. — murmuró Merrick.
—Avísame cuando no haya moros en la costa, Huntley.
Se hizo el silencio durante unos segundos y luego Huntley gruñó:
—Vamos.
Retrocedí y crucé la calle, luego me aferré a las sombras mientras
me acercaba al pequeño grupo. Cuando estuve a unos metros del
Hummer, divisé a Kade y Stirling, ambos cerca de sus objetivos pero
aún fuera de su vista. Todos estaban de espaldas al lado derecho del
coche, excepto el hombre al que apuntaba. Estaba apoyado contra el
capó del vehículo, haciendo algo en su teléfono y prestando poca
atención a lo que ocurría a su alrededor. Me acerqué sigilosamente a
la puerta del conductor y me puse a la espera.
—A tu señal. — susurré.
—Preparados. — anunció Huntley.
Esperamos sesenta segundos hasta que Merrick gruñó: —Listo.
Una fuerte ráfaga de viento azotó el callejón, pero tan pronto
como se calmó, hubo un susurro muy débil, luego Bartman cortó la
mitad de la diatriba y Huntley siseó: —Ve.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Stirling, Kade y yo entramos en acción. Todo el mundo estaba
mirando a los dos hombres caídos, congelados en estado de shock.
Eso jugó a nuestro favor, y Stirling y Kade tuvieron a sus objetivos
inconscientes y desplomados en el suelo en cuestión de segundos.
Necesitaba que el último fuera capaz de entender lo que le iba a
decir, así que le pinché en el riñón para que se agachara
instintivamente. Luego le agarré las muñecas con una de mis manos
y utilicé la otra para golpear su torso contra el capó del coche antes
de colocársela en la cabeza para mantenerlo en el suelo.
—Es tu día de suerte, hijo de puta. — gruñí. —Para mí sería muy
fácil acabar con tu vida, pero aquí hay un trato que hacer. ¿Te
interesa?
—Sí. — murmuró, ya que tenía la cara aplastada contra el metal.
—Te dejaré subir, pero si haces un solo movimiento que no te
diga, tengo dos pares de ojos en el cielo. Cualquiera de ellos estaría
más que feliz de hacerte un agujero en la cabeza.
—Sí.
Mantuve sus brazos retorcidos detrás de él, pero le permití
levantarse hasta quedar de pie. Kade se acercó y le dio una palmadita,
sacándole dos pistolas, un cuchillo y una navaja. —Limpio. —
comentó antes de volver a colocarse junto a Stirling.
—No intentes nada. — advertí. —Si el francotirador no te da
primero, créeme, te tendré gritando de agonía con tu próximo aliento.
Solté a Gorev, que trastabilló unos pasos y miró a un lado y a
otro. Al oír el gruñido que retumbaba en mi pecho, se tensó y se volvió
lentamente hacia mí.
— ¿Ese chico? ¿Paul?
Gorev asintió.
—Su deuda está limpia.
— ¿Eso es todo?— Gorev preguntó vacilante con un marcado
acento de Brooklyn. SRV, una mierda.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Puse los ojos en blanco. — ¿Te he golpeado demasiado fuerte en
la cabeza? Claro que hay más. ¿Crees que pasaríamos por todo esto
para saldar su cuenta? Sería más fácil reunir los diez mil.
Los ojos brillantes de Gorev me observaron atentamente y
murmuró: —Entendido. ¿Qué más quieres?
—Su hermana y su compañera de piso —sí, no mentía cuando
tu antiguo jefe le dio una paliza el otro día, imbécil— a partir del
momento en que acabemos aquí, estarán fuera de tu radar. Correrás
la voz en tus círculos: las chicas ya no existen. Y nadie va a vender a
este drogadicto. Solo mantente alejado de él.
— ¿Eso es todo?
—Si se me ocurre algo más, te enviaré un correo electrónico. —
repliqué.
Entonces el cabrón tuvo el descaro de preguntar: — ¿Y qué
obtengo yo?
—Tu vida, tal como es. Imagino que te meterás en la piel del jefe,
¿no? El próximo capo de bajo nivel de San Diego. — escupí con
disgusto. — ¿Entiendes los términos de esta negociación?
Gorev me estudió un momento, luego miró a mis compañeros
antes de volver a mirarme. —Sí.
Me acerqué a él antes de que pudiera retroceder y le agarré la
garganta con la mano. —Una advertencia más. Si crees por un
segundo que esto ha terminado cuando te alejes, piénsalo otra vez.
Gorev me arañó la mano mientras intentaba respirar con
dificultad.
—Si das un paso de más, lo sabré. Y puedes apostar tu culo a
que la próxima vez que tenga mi mano alrededor de tu cuello, no te
soltaré hasta que hayas respirado por última vez. — Me reí sin humor
y añadí: —Por así decirlo.
Lo solté de un empujón y él retrocedió dando tumbos hasta que
tropezó con su jefe muerto y cayó de culo. Sus ojos estaban lo bastante
llenos de terror como para que me diera por satisfecho.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— Muévanse. — ordené, confiando en que Merrick se encargaría
de limpiar el desastre que habíamos dejado atrás, ya que lo había
hecho por sí mismo cuando era un asesino.
Necesitaba abrazar a Sage, dejar que su bondad ahuyentara la
oscuridad que me acechaba por dentro. Todo el mundo tiene un lado
malvado, y a mí me sirvió cuando tuve que tomar decisiones difíciles
al servicio de mi país. Y proteger a mi mujer, acabar con escoria como
Bartman, los consideraba actos de servicio. Pero sería mucho más fácil
ver el lado bueno de la vida con Sage a mi lado.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 12
SAGE

Sentí como si hubiera estado esperando una eternidad cuando


Cash se acercó a donde estaba acurrucada en la esquina del sofá y
dijo: —Acabo de recibir el visto bueno. La situación está controlada.
— ¿Hablaste con Arrow?— Me levanté de golpe, con las manos
aferradas a los costados. — ¿Está bien?
Asintió. —Recibí un mensaje de texto agradeciéndome por
llevarte a encontrarte con él en tu casa, así que es seguro decir que
está bien.
— ¿Eso es todo lo que dijo?— Mis cejas se juntaron mientras me
ponía de pie.
—Los registros telefónicos pueden ser citados, señora. — explicó,
guiándome hacia las escaleras que bajaban al garaje. —No podría
escribir nada que levantara banderas rojas si la situación no
permanece permanentemente contenida.
—Ah, claro. Supongo que tiene sentido. — murmuré, con el
corazón encogido al recordar los riesgos que Arrow y sus amigos
habían corrido para mantenernos a salvo a Phoebe y a mí.
Cuando entramos en el garaje, Deacon estaba cargando el bolso
de Arrow y el que Merrick había traído para mí en la parte trasera del
todoterreno. No perdieron el tiempo una vez que estuvimos en el
vehículo, y rápidamente emprendimos el camino de regreso a San
Diego. No había vuelto a dormir después de que Arrow se marchara,
pero ahora que no me preocupaba que le ocurriera algo horrible,
apenas podía mantener los ojos abiertos.
Acabé durmiendo todo el trayecto hasta mi apartamento, y no
volví a abrir los párpados hasta que Arrow abrió la puerta de un tirón
para sacarme del asiento trasero y echarme en sus brazos. No me dio
la oportunidad de decir nada antes de que su boca estuviera sobre la
mía, su lengua exigiendo entrar. Le rodeé el cuello con los brazos y me

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


puse de puntillas para apretar los labios contra los suyos, pues
necesitaba ese beso tanto como él.
Estaba tan concentrada en él que ni siquiera me di cuenta de
que había alguien más en el estacionamiento con él hasta que Huntley
murmuró: —Me voy a casa a recibir un beso así de mi esposa.
—Planeo recibir mucho más que un beso. — dijo Kade.
Alejándome de Arrow, me llevé los dedos a los labios para
reprimir una risita mientras se me calentaban las mejillas. —Upss, lo
siento.
—No necesitas disculparte. — insistió Huntley con una sonrisa.
—Ya era hora de que Arrow encontrara una mujer con la que volver a
casa. Se merece con creces haber encontrado la felicidad.
—Sí, se lo merece. — Sonreí al hombre del que me había
enamorado tan fácilmente.
Arrow rozó de nuevo sus labios con los míos antes de girarse
hacia sus hombres. —No sé cómo agradecerles toda su ayuda.
—Tú harías lo mismo por cualquiera de nosotros. — murmuró
Huntley.
—Hooyah. — confirmó Arrow con un movimiento de cabeza.
Huntley, Kade, Deacon y Cash se hicieron eco de la llamada de
la Marina.
—Muchas gracias. — resoplé, con los ojos llenos de lágrimas. —
No sé qué habría hecho si Arrow no se hubiera detenido a ayudarme
con mi pinchazo.
Arrow me apretó contra su costado mientras sus hombres
aceptaban mi gratitud con suaves sonrisas. —La mejor maldita
decisión que he tomado.
—Hooyah. — repitieron Huntley, Kade y Deacon con amplias
sonrisas mientras Cash se limitaba a negar.
Deacon cogió nuestras maletas del todoterreno y se las entregó
a Arrow. Merrick no estaba, así que supuse que ya se había ido a casa
con su familia.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Paul está aquí. — susurré cuando vi al hermano de Phoebe en
la parte trasera de un todoterreno negro estacionado cerca de la
entrada principal del edificio. La puerta del vehículo estaba abierta,
pero él estaba sentado con los hombros caídos.
—Sí, quería ver a su hermana antes de que lo lleváramos al
centro de rehabilitación donde va a estar un tiempo. — Arrow se
restregó las palmas de las manos por la cara. —El tipo es un gran
cabrón, pero salió adelante cuando la mierda se vino abajo, así que
supuse que se merecía esto ya que era una pequeña petición.
— ¿Está haciendo rehabilitación otra vez?— pregunté.
Arrow asintió y explicó: —Era parte del trato que hice con él para
arreglar su desastre. Habría hecho lo que fuera necesario para
neutralizar la amenaza contra ti, pero él no sabía lo mucho que me
preocupaba tu seguridad. Además, podría haber encontrado otras
soluciones que no acabaran tan bien para él, así que salió ganando.
—Gracias por ofrecerle ese salvavidas y aceptar traerlo aquí. —
Nunca había sido una gran admiradora de Paul y lo era aún menos
ahora, pero sabía lo mucho que significaría para mi compañera ver
por sí misma que él estaba bien. — ¿Está Phoebe de camino?
—Sí, debería llegar en cualquier momento ya que Paul la llamó
cuando estábamos de camino. — confirmó con un movimiento de
cabeza mientras mi coche entraba en el estacionamiento.
El hombre al volante ocupó el lugar junto a nosotros antes de
salir del vehículo y arrojarle mis llaves a Arrow. —Sustituimos los
cuatro neumáticos, señor.
—Gracias, Silas. — Sacó su cartera del bolsillo trasero y sacó
algunos billetes para entregárselos al hombre más joven. —Avísame si
esto no lo cubre.
Llevé la mano a la cremallera de mi bolso. —Debería ser yo quien
pagara.
Los dedos de Arrow rodearon mi muñeca, deteniéndome
mientras murmuraba: — ¿No te demostré anoche que eres mi mujer?
—Lo hiciste. — admití en voz baja. Silas soltó una risita y mis
mejillas se encendieron.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo que significa que yo me encargo de todo lo que tenga que
ver con tu seguridad, incluyendo esos malditos neumáticos que
deberían haber sido cambiados hace meses.
—Yo no me molestaría en discutir con él, señora. Puede ser un
hijo de puta testarudo. — advirtió Silas.
Intentaba decidir si debía ceder tan fácilmente cuando vi un
coche familiar que entraba en el estacionamiento. Cuando Phoebe se
detuvo junto al todoterreno negro, Paul se bajó para esperarla. En
cuanto estuvo estacionada, mi compañera de piso saltó del vehículo y
se lanzó a los brazos de su hermano. —Menos mal que estás bien.
Estaba tan preocupada por ti.
—Lo siento muchísimo, hermanita. Nunca quise que te vieras
arrastrada a mi desastre. — Paul sollozó contra su hombro. —Cuando
pienso en lo que podría haberte pasado...
—Estoy bien. No se me han acercado. — Phoebe le acarició la
espalda antes de alejarse. —Es a Sage a quien debes la disculpa, ya
que ella estaba aquí cuando vinieron a buscarme.
Paul se giró hacia nosotros, su mirada se desvió hacia Arrow
antes de mirarme. —Nunca sabrás cuánto lamento que salieras herida
por culpa de la mierda que hice. Lo siento mucho, Sage.
Phoebe había estado tan concentrada en su hermano que no se
había fijado en el pequeño vendaje y el moretón de mi mejilla hasta
ahora. — ¿Te han hecho daño?
—Solo un poco. — la tranquilicé con una suave sonrisa. —Ya
estoy bien.
Sus hombros se hundieron. —Odio que te hayas hecho daño.
—Siento interrumpir. — Silas levantó la barbilla hacia el
todoterreno. —Pero es hora de que nos vayamos.
— ¿Adónde lo llevan?— gritó Phoebe, agarrándose al brazo de su
hermano mientras éste intentaba subir al asiento del copiloto del
todoterreno.
—Ha aceptado volver a rehabilitación. — Arrow explicó lo estricto
que era el lugar, y la esperanza llenó los ojos de mi compañera.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Se giró hacia Silas y sus pestañas se agitaron al ver al Navy
SEAL. —Gracias por ayudar a mi hermano.
—Ha sido un placer. — murmuró él.
Phoebe se ruborizó y agachó la cabeza mientras Silas y su
hermano subían al todoterreno. Si el momento no fuera tan serio, sin
duda me habría burlado de ella por su reacción ante el hombre. En
lugar de eso, tomé nota mental de que en el futuro intentaría hacer de
celestina a la primera oportunidad.
Cuando se fueron, Phoebe suspiró. —Supongo que te veré
adentro, Sage. Cuando te hayas despedido.
La idea de que Arrow se alejara de mí me puso rígida a su lado.
No había pensado realmente a dónde iríamos desde aquí hasta ahora,
y odiaba la idea de que estuviéramos separados después de haber
pasado cada minuto juntos hasta que se había ido para reunirse con
el traficante de drogas de Paul.
—No voy a ninguna parte sin ti, nena. — Arrow me dio un
apretón mientras los ojos de Phoebe se abrían de par en par.
—Upss, me he perdido más de lo que pensaba mientras me
escondía en casa de mis padres.
Asentí. —Mm-hmmm, realmente lo hiciste.
—Ahora que ha pasado el peligro, ¿te sentirás segura
quedándote sola en el apartamento? — Arrow le preguntó a Phoebe.
— ¿O te gustaría recoger algunas cosas antes de volver a casa de tus
padres?
—Estaré perfectamente. — Me dio un abrazo rápido y susurró:
—Bien hecho, chica. Estoy deseando que me cuentes todos los
detalles.
Solté una risita mientras entraba. Cuando nos quedamos los dos
solos, me gire hacia Arrow y le pregunté: — ¿Y ahora qué?
—Ahora te llevo a casa, donde perteneces.
— ¿A tu casa?
Me pasó el brazo por la espalda y me estrechó contra su pecho.
—Eres mía, nena. Ahora es nuestro hogar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Oh. — Mis labios formaron un círculo perfecto mientras mis
ojos se abrían de par en par.
—Lo decía en serio cuando dije que no iba a ir a ninguna parte
sin ti. — Me rozó la frente con los labios. —Te amo demasiado para
dejarte marchar.
—Me amas. — repetí, con lágrimas de felicidad en los ojos.
—Claro que sí. — confirmó con una sonrisa. —Creo que me
enamoré de ti en cuanto te bajaste del coche en la cuneta.
Le sonreí. —Supongo que es justo, porque me enamoré de ti igual
de rápido.
—Dímelo sin rodeos, nena. Necesito oír esas tres palabras de tus
perfectos labios. — exigió.
—También te amo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Epílogo Uno
SAGE

Decir que mis padres estaban atónitos por todo lo que había
ocurrido mientras disfrutaban de su crucero era quedarse corto. Algo
que había esperado a contarles cuando hicieran su llamada habitual
el domingo siguiente.
Mi padre estaba furioso porque no le había pedido ayuda, y se
quedó atónito cuando les conté todo lo que Arrow había hecho por mí.
Y estaba completamente fuera de sí cuando Arrow me cogió el teléfono
para presentarse... y pedirle mi mano. Enterarse de que me había
enamorado de un hombre que solo era unos años más joven que él le
había resultado casi tan chocante como el peligro al que me había
enfrentado.
Mi padre pensó que estaba siendo astuto cuando aceptó con una
condición: que la boda no se celebrara hasta que tuviera la
oportunidad de conocer al novio. Pero Arrow no había caído en esa
trampa y, diez días después, embarcamos en un avión rumbo a Chile
para reunirnos con ellos en su próximo puerto.
—No puedo creer que hayas organizado nuestra boda tan rápido.
— Me gire hacia mi novio con una gran sonrisa. —Esto es increíble.
Estábamos en una bodega con vistas al Valle del Cachapoal.
Acabábamos de intercambiar nuestros votos en la terraza, desde
donde teníamos unas impresionantes vistas de trescientos sesenta
grados del viñedo y las montañas circundantes. Nuestros padres
fueron los únicos testigos, ya que fue una boda improvisada.
—Vaya. — exclamó mi madre, con los ojos desorbitados al ver el
globo aerostático que Arrow nos había preparado para dar un paseo
antes de cenar con nuestros padres.
—Lo has hecho bien, muchacho. — Su madre le dio un codazo
en el costado a su padre. —Definitivamente saca su lado romántico de
mí.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Lo hizo bien. — concedió mi padre a regañadientes.
Me zafé del abrazo de mi nuevo esposo, caminé hacia los brazos
de mi padre y le susurré: —Te quiero, papi.
—Yo también te quiero, cariño. — Miró a Arrow por encima de
mi hombro. —Será mejor que cuides muy bien de mi niña.
—Siempre, señor. — Arrow me rodeó la muñeca con los dedos y
me apretó contra su costado. —He entregado mi vida a la Marina
durante casi veinte años, pero mi esposa es ahora mi prioridad.
Mi padre asintió con la cabeza. —Como debe ser.
—Déjalos ser, querido. — instó mi mamá. —Ya están casados,
así que no puedes hacer nada para impedirlo. Nuestra niña ya es
mayor y tiene un hombre digno que la cuida.
—Aunque todavía no tuvieras mi anillo en el dedo, nadie podría
hacer nada para alejarme de ti. — murmuró Arrow mientras me
llevaba a la cesta que había debajo del globo.
Cuando me metió y me puso de pie, le sonreí. —Gracias por ser
tan bueno y aguantar las burlas de mi padre. Fue difícil para él
llevarme hasta ti sabiendo que no volvería a vernos hasta el final del
crucero, dentro de siete meses y medio.
—Lo sé. — Se metió en la cesta con una sonrisa. El piloto indicó
al auxiliar que nos desatara y Arrow me rodeó los hombros con los
brazos. Luego me puso la otra mano sobre el vientre y dijo: —Por eso
le prometí que dentro de unos meses pediría más permisos. Pueden
cambiar muchas cosas antes de que vuelvan a casa.
Esperé a que estuviéramos en lo alto del cielo, sobrevolando el
valle, para volver a apretar la mano de Arrow contra mi vientre. —
Tengo la sensación de que las cosas cambiarán antes de lo que crees.
Sus labios se curvaron en una amplia sonrisa mientras sus ojos
se llenaban de felicidad. — ¿Estás intentando decirme que estás
embarazada, nena?
—En cierto modo, sí. O al menos es muy probable que lo esté. —
Le apreté la mano. —Aún no me he hecho la prueba porque no me di
cuenta de que llegaba tarde hasta que mi madre empezó a llorar por
mi anillo de compromiso y mencionó lo mucho que está deseando

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


tener nietos. Pero teniendo en cuenta cuántas veces hemos —aunque
el piloto no nos prestaba atención, bajé la voz— ejem... sin protección,
supuse que es bastante seguro asumir que será positivo. Quería
guardar la noticia para el momento perfecto, y éste parecía el
adecuado.
—Desde luego que lo era, nena. — Rozó sus labios con los míos
y me acarició el vientre antes de coger la cesta de picnic que había en
el suelo junto a sus pies. —Y ahora que tenemos aún más que
celebrar, menos mal que he hecho que empacaran jugo de uva
espumoso para acompañar al vino.
—Sí, nada de vino para mí. Ya tuve que fingir antes que sorbía
mi champán para que mi madre no hiciera preguntas. Quería que
fueras el primero en saberlo. — Mis ojos se abrieron de par en par
cuando descargó la canasta de picnic y vi un trozo de Panquehue. —
¿Trajiste mi queso favorito?
—Por supuesto. —Levantó la barbilla hacia el paisaje. — ¿Por
qué crees que elegí esta parada durante el crucero de tus padres para
nuestra boda? Podríamos habernos casado en Panamá o Perú, pero
me imaginé que apreciarías la oportunidad de probar el Panquehue
mientras estabas en el país donde se hacía.
—Apenas mencioné Chile de pasada. — jadeé, con los ojos llenos
de lágrimas de pura alegría y agradecimiento. —No puedo creer la
atención que me prestas.
—Siempre lo haré, nena. — prometió. —Soy un hombre
observador, y tú eres el centro de mi mundo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Epílogo Dos
ARROW

—Abre los ojos. — murmuré en el oído de Sage.


Parpadeó un par de veces y se quedó boquiabierta al ver la
preciosa cabaña de madera que teníamos delante. — ¿La has alquilado
para una semana? — preguntó, aplaudiendo con entusiasmo. —Me
recuerda mucho a la casa de Merrick y Audrey.
Me reí entre dientes y la abracé por detrás. Los niños estaban
con sus padres durante una semana, así que era el momento perfecto
para mi sorpresa. —No. Esto es nuestro.
— ¿Qué? —Mi esposa se contoneó entre mis brazos para
mirarme a la cara. — ¿La has comprado?
Asentí y le di un beso en la boca. —Lo conseguí por una ganga
porque no estaba en muy buenas condiciones y el banco quería
deshacerse de él. — Aunque podría haberlo comprado nuevo. Después
de vivir en la base durante casi veinte años y no tener prácticamente
gastos, nos había ahorrado un buen dinero.
Frunció el ceño y me reí. —No te preocupes, nena. Intercambié
favores con algunos de los chicos y me ayudaron a arreglarlo.
Su boca formó una bonita O y tragué saliva, pensando en mi
polla deslizándose entre aquellos labios. Sacudiendo la cabeza, dejé
esos pensamientos para más tarde.
—Pero no hicimos ninguna decoración. Me imaginé que querrías
hacerla nuestra.
A Sage se le llenaron los ojos de lágrimas y me entró pánico. —
Podemos venderla si no te gusta. No llores, nena. Sabes cuánto lo odio.
Soltó una risita y me acarició el pecho. —Son lágrimas de
felicidad, Arrow. — me aseguró.
—Sigue sin gustarme. — refunfuñé.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—A veces me sorprende que, incluso después de diez años, sigas
sorprendiéndome cuando me haces sentir amada y apreciada.
Agarré la parte de atrás de su camisa, tirando de ella hasta que
nuestros cuerpos quedaron pegados, luego agaché la cabeza y la besé
apasionadamente. Los dos respirábamos con dificultad cuando me
aparté y jadeé: —Porque eso es lo que eres, nena. Amada, adorada y
toda mía.
Sage me sonrió y soltó una risita cuando la cogí en brazos y la
llevé hasta la puerta principal. Después de abrirla, la llevé al otro lado
del umbral, puse la alarma y me dirigí directamente al dormitorio
principal.
No me detuve hasta que llegamos al cuarto de baño, la dejé sobre
la encimera y la desnudé. La miré fijamente y le dije: —Te juro que
cada puto día estás más hermosa, nena.
Se sonrojó, algo que me encantaba de ella, y deslicé un dedo
desde su mejilla y bajando por su cuello hasta uno de sus pechos,
donde dibujé un círculo alrededor del pezón que se endurecía
rápidamente. —Ahora vuelvo. — gruñí. Rápidamente, encendí la
ducha y los calentadores de azulejos y toallas. Luego me quité la ropa
y volví a recoger a mi esposa.
—En esta ducha cabrían fácilmente cuatro personas. — le dije
mientras la llevaba a la cabina de cristal. —Pero solo seremos nosotros
dos. Solo quería asegurarme de que teníamos sitio de sobra.
— ¿Ah?— chilló Sage, con la piel sonrojada desde la cara hasta
el coño. — ¿Espacio para qué?
—Déjame enseñarte.
Primero la comí hasta que sus gritos rebotaron en las baldosas
y resonaron en mis oídos. Luego la follé contra la pared y otra vez
sentado en el banco empotrado antes de que ella se arrodillara y me
llevara al cielo. Cuando nos hubimos agotado, el agua estaba fría -
había puesto un calentador de agua enorme precisamente por eso- y
nos apresuramos a envolvernos en toallas calientes y secas.
—Bien pensado lo de la ducha grande. — dijo con una sonrisa
pícara.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Le guiñé un ojo. —Prioridades, nena.
Sage se rió y cogió el suave y mullido albornoz que le tendí,
cambiándolo por la toalla. Luego la tome de la mano y le enseñé la
cabaña de tres dormitorios y dos baños. Aunque había planeado pasar
mucho tiempo a solas con mi esposa, también me había asegurado de
que fuera apta para niños, para que pudiéramos venir en familia. Un
dormitorio tenía muebles para nuestros dos hijos y el otro para
nuestra hija. El gran salón tenía sofás, una chimenea y un televisor
grande. El salón tenía un techo abovedado, pero el resto de la casa
estaba rematado por un desván que había habilitado como sala de
juegos.
—Este sitio es increíble, Arrow. — suspiró Sage cuando terminó
la visita. Se dejó caer en uno de los sofás y bostezó.
Últimamente parecía un poco cansada, que era una de las
razones por las que había estado deseando pasar una semana de
relajación. Me senté al final del sofá, la rodeé con los brazos y la atraje
hacia mí. Me estiré y ella se acomodó sobre mi cuerpo, lo que hizo que
mi polla volviera a crisparse. Pero lo ignoré, ya que mi esposa, con los
ojos caídos, estaba claramente agotada.
—Solo veo un problema. — murmuró.
Fruncí el ceño mientras intentaba pensar en lo que podría haber
olvidado. — ¿Problema?
—La habitación de Avery solo tiene una cama.
Confundido, le levanté la barbilla y le giré la cabeza para verle la
cara. —Nuestra niña ya está bastante mimada. — bromeé. —No
necesita dos…
Por fin me di cuenta de lo que quería decir y me lo confirmó: —
Tienes que añadir una cuna.
Abrí y cerré la boca varias veces porque me quedé sin habla. En
un abrir y cerrar de ojos, invierto nuestra posición y me pongo a la
altura de su vientre. Le desaté la bata y me quedé mirando el vientre
en el que había llevado a nuestros hijos. — ¿Estás embarazada? —
Respiré, acariciando la zona suave y ligeramente redondeada.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No parezcas tan sorprendido. — soltó una risita. —Si no
empiezas a acordarte de llevar condones contigo, me vas a dejar
embarazada cada vez que tengamos un rapidito.
Sonreí y le besé el estómago. —Por mí, perfecto. Me encanta verte
embarazada. — Entonces se me ocurrió algo y levanté la cabeza. —
Espera, ¿has dicho una cuna para la habitación de Avery?
Sage se rió y se encogió de hombros. —Uno pensaría que
después de tres bebés habría visto las señales. Hemos estado tan
ocupados últimamente que pensé que tenía un virus. Fui a ver a la
doctora y quiso hacerme una ecografía para comprobar que todo era
normal cuando la prueba dio positivo.
Subí una ceja y sonrió alegremente. —Los dos estamos como
nuevos. En fin, resulta que ya estoy de doce semanas. Me preguntó si
quería saber el sexo, y decidí que quería darte una sorpresa por una
vez.
—Otra niña tan hermosa como su madre. — murmuré. —Menos
mal que primero tuvimos dos niños.
Después de besarle la barriga una vez más, me quité
rápidamente la bata y abrí la suya por completo antes de deslizarme
hacia arriba, asegurándome de que nuestra piel se rozaba hasta
cubrirla de pies a cabeza.
—Te amo, nena. — ronroneé, casi abrumado por la felicidad. —
Gracias por confiar en mí y construir esta increíble vida conmigo.
Sage sonrió y me puso las palmas de las manos en las mejillas.
—La mejor decisión que he tomado nunca. También te amo, Arrow. —
Rodeó mis caderas con sus piernas y su expresión se volvió coqueta.
—Pero creo que necesito que me recuerdes a quién pertenezco.
No tenía que pedírmelo dos veces.

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Sotelo, gracias K. Cross & Botton

También podría gustarte