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de familia
Nació en Persenburg, Austria, el 17 de agosto de 1887 y falleció en la isla de
Madeira, Portugal, el 1 de abril de 1922.
Sucedió a su tío abuelo Francisco José I. Antes de acceder al trono prestó servicios
en el ejército. Se convirtió en sucesor en 1914 tras el asesinato de su tío el
Archiduque Francisco Fernando de Habsburgo-Lorena en Sarajevo, Bosnia, causa
inmediata del estallido de la I Guerra Mundial.
Carlos accedió al trono con 29 años después de que falleciese su anciano tío, el
emperador Francisco José I la noche del 21 de noviembre de 1916, en medio de la
Primera Guerra Mundial. Su coronación era urgente y tuvo lugar el 29 de diciembre
de 1916, cuarenta días después de morir el anterior monarca, evitando las
ceremonias dilatorias que hubieran sido usuales en los Habsburgo en tiempo de
paz, lo que puso de manifiesto el declive final del Imperio.
Mientras tanto, como resultado del escándalo, la Entente reconocía poco después
al gobierno checoslovaco independiente en París, abandonando su anterior postura
de mantenimiento de un imperio reformado, Carlos tuvo que viajar urgentemente a
Alemania para asegurar a Guillermo II su lealtad como aliado, en tanto el propio
Estado mayor del Reichsheer alemán, al saber las concesiones que Carlos ofrecía
a los Aliados, planificaba inclusive una "invasión preventiva" de Austria para
deponer a Carlos I al considerar su conducta como una traición.
Tras el hundimiento del frente búlgaro en septiembre de 1918, Carlos decidió llevar
a cabo drásticas medidas reformistas para convencer a la Triple Entente que el
Imperio Austrohúngaro debía salvarse, o al menos mantenerse como una
federación de estados independientes. Con ayuda de sus asesores y del consejo
de ministros, Carlos I definió un plan de federalización del país, que se hizo público
en octubre de 1918.7 En él el imperio se convertía en una confederación donde sus
miembros mantenían plena autonomía política, económica y militar, compartiendo
únicamente la jefatura del Estado. Estos intentos llegaron demasiado tarde y los
consejos nacionales que Carlos fomentó entre las distintas nacionalidades optaron
por abandonar al gobierno de Viena en vez de adaptar el plan del emperador.
Iniciada la disolución del Imperio tras la derrota frente a los italianos en la Batalla de
Vittorio Veneto, y tras resistirse a abandonar lo que él consideraba sus obligaciones,
Carlos I renunció a la jefatura del Estado el 11 de noviembre de 1918 y a formar
parte de cualquier futuro gobierno austriaco, pero no a sus derechos como jefe de
la dinastía. Trataba así de mantener la posibilidad de que perviviese la monarquía
Habsburgo con otro miembro de la familia imperial. Partió de inmediato hacia el
exilio en Suiza.
El gobierno suizo acogió al ex-emperador con la condición de que residiese lejos de
la frontera austriaca y se abstuviese de cualquier actividad que pudiese
comprometer al país. Tras unas semanas de buscar alojamiento, la familia se instaló
en mayo junto al Lago de Ginebra, en una villa donde la ex-emperatriz dio a luz su
sexto hijo.
Sus tratos con el regente Horthy, sin embargo, eran ambiguos: sus proclamas no
eran publicadas y sus órdenes eran desoídas o aplicadas de manera ambigua. El
regente exigió a los oficiales un juramento de lealtad personal, lo que indignó a
Carlos, que perdió su confianza en él.
A su regreso a Suiza el gobierno del país endureció sus condiciones para darle asilo
que debía de ser, en todo caso, temporal. A comienzos de mayo la familia se
trasladó al palacio de Hertenstein. Horthy mantenía su actitud ambigua con el ex-
emperador.
Si bien los monárquicos y el propio Carlos habían previsto una marcha pacífica
donde las tropas gubernamentales no se atreverían a cerrar el paso al ex emperador
-como sucedió casi en toda la ruta de Szombathely a Budapest-, el gobierno de
Miklós Horthy sí estaba dispuesto a resistir este nuevo intento y en las afueras de
la capital batallones del ejército rechazaron por la fuerza a unos soldados del
contingente monárquico el 23 de octubre, mostrando que una guerra civil era posible
por causa de la restauración monárquica.
Esa misma tarde los gobiernos de la Pequeña Entente enviaron tropas a su frontera
húngara, para impedir que Carlos fuese restaurado. Asustado ante la posibilidad de
una guerra civil, y notando que el apoyo a su causa no era unánime, el ex emperador
desistió de su intento el 24 de octubre y capituló con sus seguidores; mientras tanto
el gobierno del almirante Horthy reaccionaba colocando a Carlos y su esposa bajo
custodia militar en la localidad de Tihany a orillas del Lago Balatón, accediendo a
las presiones de la Pequeña Entente y de los nacionalistas húngaros (unidos en su
empeño de evitar la restauración de los Habsburgo). Francia y Gran Bretaña
también manifestaron oficialmente a Horthy el 29 de octubre su oposición al retorno
de Carlos al trono húngaro, apoyando los temores de la Pequeña Entente.
En abril de 1919 Austria, tras proclamarse como república, había declarado nulos
los privilegios políticos y embargado las propiedades de la familia imperial, mientras
se eliminaban los derechos nobiliarios.6 Checoslovaquia había hecho lo propio ya
apenas terminada la guerra, a comienzos de noviembre de 1918.
Para Austria, la consecuencia más importante de la disolución del Imperio fue perder
definitivamente su condición de potencia europea, hasta el punto de ser absorbida
por Alemania en 1938. Inclusive Viena, que había sido una de las principales
ciudades del mundo antes de 1914, se convirtió repentinamente en la cabeza de
una república pequeña en población y en territorio. En el siglo XXI Viena aún se
halla muy lejos de la población que tenía en 1916 (1,6 millones de habitantes en el
año 2006 frente a los 2,3 millones en el 1916).
Las razones de esta beatificación se basan en las tentativas que Carlos hizo por
promover las vías para la paz en 1917, a través de la mediación de sus cuñados los
príncipes Sixto y Javier de Borbón-Parma, y por su apoyo a la mediación del Papa
Benedicto XV, así como por sus virtudes cristianas.
Esposa e hijos
1.-El príncipe heredero Otto (1912) Duque de Lorena y de Bar, casado con la
princesa Regina de Sajonia-Hildburghausen y Meiningen (1925-2010).
5.-El archiduque Carlos Luis (1918-2007), casado con la princesa Yolanda de Ligne
(1923-).
Carlos soportó su sufrimiento sin lamento, perdonó a todos los que no le habían
ayudado y murió el 1 de abril de 1922 con la mirada dirigida al Santísimo
Sacramento. Como él mismo recordó todavía en el lecho de muerte, el lema de su
vida fue: «Todo mi compromiso es siempre, en todas las cosas, conocer lo más
claramente posible y seguir la voluntad de Dios, y esto en el modo más perfecto».
Título oficial