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BLOQUE 3: UNIDAD 3.

- LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA
HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474 – 1700)

3. Representa una línea del tiempo desde 1474 hasta 1700, situando en ella los principales
acontecimientos históricos.
Edad Media:
 1474: Isabel se proclama reina de Castilla.
 1479: Tratado de Alcaçovas.
 1492: Descubrimiento de América (expulsión de los musulmanes y los judíos).
Edad Moderna:
 1494: Tratado de Tordesillas.
 1640: Rebelión de Cataluña y de Portugal.
 1648: Paz de Westfalia.
 1659: Paz de los Pirineos.

4. Describe la práctica del valimiento y sus efectos en la crisis de la monarquía.


Los tres monarcas del siglo XVII -Felipe III, Felipe IV y Carlos II- han sido denominados como Austrias
menores, ya que ninguno de ellos tuvo la talla política de sus predecesores.
Felipe III, hijo y sucesor de Felipe II, carecía de vocación política. Con él se inició la práctica del valimiento o
delegación de las labores de gobierno en manos de un hombre de confianza -el privado, favorito o valido-,
con el que el rey solía mantener una estrecha relación de amistad.
El valido de Felipe III fue el duque de Lerma, político mediocre y de una ambición desmesurada.
El traslado de la Corte a Valladolid probablemente estuvo motivado por el afán de valido de acaparar al
rey, durante el reinado de Felipe III y ante la debilidad de la monarquía, se produjo una cierta recuperación
política de la alta nobleza, que regresó a la Corte en busca del rey o de su valido.
Cuando murió Felipe III y le sucedió su hijo Felipe IV, quien, continuó la práctica del valimiento. En este
caso, el nuevo favorito fue el conde duque de Olivares.
Cuando Felipe IV murió, dejó como único heredero a Carlos II, un débil niño de cuatro años de edad. Por
ello dispuso en su testamento que su viuda, Mariana de Austria, gobernara con la ayuda de un Consejo de
Regencia formado por tres magnates castellanos y otros tres aragoneses. La reina prescindió pronto de
dicho consejo y depositó su confianza en el jesuita austriaco Nithard que actuó como un verdadero valido.
Ya que la minoría de edad del rey siguió la comprobación de su escasa capacidad intelectual. En
consecuencia, los validos y hombres fuertes se sucedieron en el poder, en un clima creciente de
inestabilidad política, que se agudizó al final del reinado.
5.- Explica los principales proyectos de reforma del Conde Luque de Olivares.
Felipe IV era un monarca culto y con un mayor interés por las tareas de gobierno y los problemas de
España. Olivares tenía una gran inteligencia política y una sincera voluntad de reforma, aunque sus
proyectos más importantes no pudieron realizarse.
Desde 1618 la paz europea estaba amenazada por un conflicto entre protestantes y católicos, limitando en
principio solo al Imperio Germánico. La Guerra de los Treinta finalizó con la Paz de Westfalia (1648), que
tuvo para la monarquía dos consecuencias importantes:
 La independencia definitiva de las Provincias Unidas (Holanda), que hubo de ser reconocida. Los
Países Bajos católicos, en cambio, permanecieron dentro de los dominios hispanos.
 La pérdida de la hegemonía en Europa, Francia se erigió como la nueva gran potencia europea.
España continuó su guerra en solitario contra Francia hasta la Paz de los Pioneros (1659), que confirmó el
declive definitivo de la monarquía hispánica y supuso la cesión a Francia del Rosellón y la Cerdaña.
(Los proyectos)
El ideario del conde duque de Olivares se apoyaba en dos principios fundamentales que inspiraban todo su
programa de gobierno:
a. La “reputación”, que exigía volver a la tradición imperial de prestigio y recuperar el protagonismo
en el exterior. Su consecuencia inmediata fue la reanudación de la guerra contra Holanda al
finalizar la Tregua de los Doce Años.
b. La “reformación”, que se plasmó en una serie de ambiciosos proyectos, cuya finalidad última era
fortalecer la monarquía y evitar su decadencia.
La población recibió mal sus proyectos de reforma, que abarcan todos los ámbitos, desde la economía
hasta las costumbres y la moral; y los grupos sociales que podían salir perjudicados los boicotearon.
Además, la situación de guerra casi permanente exigía soluciones urgentes e inmediatas, y obligaba a
aplazar unas reformas que requerían tiempo y paz para su realización.
La Unión de Armas pretendía ser un ejército permanente integrado por hombres reclutados de todos los
reinos de la monarquía, en proporción a su población y riqueza. Olivares pretendía con este proyecto tres
objetivos:
a. La creación de un poderoso y eficaz ejército.
b. La distribución del coste de la guerra entre todos los territorios de la monarquía.
c. El fortalecimiento, por medio de la colaboración en el ejército, de lazos de solidaridad entre todos
los súbditos.
El proyecto fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona de Aragón, que recelaban de una monarquía
a la que consideraban ajena y de una medida que iba en contra de lo establecido en sus fueros.
Para Olivares el asunto político más importante era la unificación de la monarquía bajo unas mismas leyes
e instituciones, según el modelo de las de Castilla.
En su opinión, una monarquía unitaria facilitaría el gobierno de todos los territorios y la solidaridad entre
todos sus habitantes. Como propuso en el Memorial secreto dirigido a Felipe IV, este debería convertirse
en “rey de España” y no para lo cual le proponía tres vías posibles:
a. Fomentar los matrimonios entre naturales de Castilla y de otros territorios.
b. Negociar en cada territorio la modificación de sus leyes, pero con la presencia de un poderoso
ejército.
c. Aprovechar la presencia de ese cuerpo de ejército y fomentar una rebelión popular que justificaría
una intervención militar para sofocarla; y después, aplicando el derecho de conquista, eliminar los
fueros locales.
Este proyecto político no se intentó siquiera, ya que la primera vía era demasiado complicada y lenta; y las
otras dos, demasiado arriesgadas en un contexto de guerra y amenaza exterior constante.
Olivares pretendía crear una red de erarios que liberarse a la Corona de su dependencia de la banca
extranjera.
Los erarios actuarían como bancos: pagarían un interés a quienes depositaran su dinero en ellos y
concederían préstamos a la Corona, que así obtendría la ayuda de sus súbditos y no se endeudarían con
extranjeros. Pero para construir la red de erarios se necesitaba un capital fundacional, que debían aportar,
obligatoriamente y en proporción a su riqueza, todos los súbditos.
Las Cortes se opusieron a la obligatoriedad de esta aportación inicial y a cambio aceptaron el aumento de
un impuesto que se pagaba sobre productos de primera necesidad. De este modo fracasó un proyecto
innovador.
La rebelión de Cataluña:
La causa inmediata de la rebelión catalana fueron los desmanes cometidos sobre la población por parte de
los soldados castellanos e italianos destinados en el frente catalán, con motivo de la guerra contra Francia.
Pero en realidad fue una revuelta anticentralista, que empujó a los catalanes a buscar el apoyo del rey
francés, al que nombraron conde de Barcelona.
La crisis económica, unida a un nuevo brote de peste y a la opresión francesa, peor que la castellana,
provocó el agotamiento de los catalanes, que se rindieron a las tropas españolas.
La rebelión e independencia de Portugal:
Amplios sectores de la sociedad portuguesa consideraban que la incorporación de su reino en tiempos de
Felipe II les había acarreado más inconvenientes que ventajas.
La revelación portuguesa tuvo desde el principio un marcado carácter nobiliario, anticastellano e
independentista, que condujo a la proclamación del duque de Braganza como rey en el nombre de Juan IV.
Esta inesperada rebelión sorprendió a Felipe IV y a Olivares, ante la incapacidad de atender dos frentes
simultáneos, optaron por concentrar sus esfuerzos en la rebelión catalana, tal vez convencidos de que
Portugal sería más fácil de recuperar.
Pero la nueva monarquía portuguesa se consolidó con la ayuda de Francia e Inglaterra, y España tuvo que
reconocer finalmente su independencia en 1668.
El descontento social y la oposición a la política de Olivares se generalizaron por distintas razones:
a. Los territorios periféricos rechazaban las pretensiones unitarias y centralistas de Olivares.
b. Los miembros de la alta nobleza se quejaban del escaso protagonismo que les concedía el
autoritarismo del valido.
c. Las clases populares denunciaban su agotamiento económico y la presión fiscal que sufrían.
El momento más crítico para la monarquía se alcanzó en 1640, año en que estallaron las rebeliones
independentistas de Cataluña y Portugal.
6- Explica los principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII, y sus consecuencias.
El siglo XVII, hasta 1680 fue una fase de depresión en toda Europa, salvo en Inglaterra y Holanda.
Los factores específicos de la crisis española fueron fundamentalmente dos, que se reforzaron entre sí: el
descenso demográfico y el agotamiento económico debido a las continuas guerras.
A. La crisis demográfica: las causas directas fueron principalmente cuatro:
 Las grandes epidemias, que afectaron a toda Europa y fueron las más virulentas desde la peste
negra.
 La expulsión de los moriscos, que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón.
 Las guerras constantes, que aumentaron la mortandad.
 Las dificultades económicas, que provocaron un incremento de la emigración.
B. Agotamiento económico: el esfuerzo bélico realizado durante el siglo XVI para el mantenimiento del
Imperio había dejado la Hacienda Real en una situación lamentable de endeudamiento.
Disminuyó el volumen de metales preciosos que llegaban de América.
Si en el reinado de Felipe II se habían producido tres bancarrotas, en el siglo XVII la Hacienda Real quebró
en otras seis ocasiones.
La crisis demográfica y los apuros fiscales contribuyeron también a agudizar la depresión económica del
siglo XVII, cuyas manifestaciones más evidentes fueron las siguientes:
 La caída de la producción agraria.
 La disminución de la ganadería bovina, como ocurrió en el siglo XIV, a raíz de la peste negra.
 La crisis de la industria textil castellana.
 El acaparamiento por extranjeros del comercio con América, por medio del contrabando.
Las consecuencias de la crisis
La nobleza experimentó un considerable aumento numérico, como consecuencia de las ventas de títulos, a
los que con tanta frecuencia recurrió la Corona en su búsqueda desesperada de nuevas fuentes de
ingresos. Por otra parte, el descenso demográfico y la crisis agraria provocaron una disminución de las
rentas señoriales que obligó a la nobleza a endeudarse para poder mantener su lujoso tren de vida.
Creció el número de religiosos, ingresar en el clero, como medio de vida, era una buena solución en
tiempos de dificultades económicas.
Por otra parte, la escasa burguesía tenía como máxima aspiración abandonar sus negocios e invertir sus
beneficios en tierras. Esta actitud, calificada como “traición de la burguesía”, se ha achacado a menudo a la
mentalidad nobiliaria, antiburguesa y rentista. La inversión en tierras y en rentas fijas no era solo cuestión
de mentalidad, sino también un comportamiento económico prudente.
En cuanto al campesinado, muchos pequeños campesinos se veían forzados a endeudarse, y con
frecuencia no podían devolver los préstamos a sus acreedores, por lo que perdían sus tierras y tenían que
emigrar. Se produce un resurgimiento del bandolerismo, como intento desesperado de escapar de la
miseria.
La pobreza era especialmente visible en las ciudades más grandes (Madrid, Sevilla). Muchos de ellos
acababan engrosando el cada vez más numeroso colectivo de pícaros y mendigos.

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