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En el año 1410 murió Martín I de Aragón (el Humano) sin descendencia ni sucesor.

Ante esta
cuestión, las instituciones aragonesas iniciaron los preparativos para designar al sucesor a
través de la Generalitat. Se designaron a seis candidatos para la sucesión del trono:

 Fadrique de Luna, hijo bastardo de Martín el Joven y que fue legitimado por el Papa
Benedicto XIII.
 Conde de Urgel, bisnieto de Alfonso IV de Aragón y sobrino del difunto Martín I.
 Alfonso de Aragón, ya anciano, nieto de Jaime II de Aragón.
 Duque de Calabria, sobrino-nieto de Martín.
 Juan de Prades.
 Fernando de Trastámara, de Antequera, infante de Castilla y sobrino de Martín. Era el
que más proximidad tenía al rey por ser nieto de Pedro IV el Ceremonioso, por lo que
sus derechos al trono se transmitían por línea materna, Leonor de Aragón.

Se decidió que el sucesor de Martín I sería designado por el parlamento, por lo que se
constituyó una corporación formada por consellers de cada uno de los reinos que formaban la
Corona de Aragón, representando a Zaragoza, Valencia y Barcelona. En 1411, se reunieron en
Calatayud representantes de los tres estados. Si bien Luis de Anjou contaba con mayores
apoyos, hubo un intento por parte de los urgelistas de apoderarse del parlamento por las
armas.

El asesinato del arzobispo de Zaragoza provocó que Luis de Anjou perdiera fuerza en su
candidatura. En 1412 se firma la concordia de Alcañiz en la que se establecen nueve
compromisarios provenientes de los tres reinos, distribuidos en 3 miembros. Se reunieron en
Caspe para deliberar los derechos de cada pretendiente, pero la situación ya era claramente
favorable para Fernando de Antequera. Así fue deliberado, aunque la decisión no fue unánime,
ya que los compromisarios aragoneses dieron sus votos a Fernando, pero los valencianos solo
le dieron dos y los catalanes, uno.

Fernando de Antequera fue finalmente designado como sucesor de Martín I el Humano,


refrendado en el Compromiso de Caspe el 28 de junio de 1412.

El Compromiso de Caspe supone un hecho trascendental para la historia de España y la


entronización de la casa Trastámara en la Corona de Aragón, que culminaría en el siglo XV con
la unión dinástica de las dos coronas de Castilla y Aragón, ambas de la casa Trastámara.

El Compromiso de Caspe debe ser entendido como un hecho fundamental que dio paso a la
constitución de la monarquía hispánica y la culminación del carácter pactista de las
instituciones aragonesas, entendiendo que el monarca no puede contar con unos
determinados territorios por ser designado como tal.

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