Fue una familia de la nobleza castellana que reinó en Castilla entre 1369
- 1504 y en Aragón desde 1412 - 1516.
El fundador de la dinastía fue Enrique II a quien su padre, el rey Alfonso
XI de Castilla, le concedido el condado de Trastámara en Galicia.
Enrique II, nació en Sevilla en 1333, fruto de las relaciones de Alfonso XI
con su favorita Leonor de Guzmán. Se convirtió en rey de Castilla y de
León al vencer a su hermanastro Pedro I en 1369 y fue rey hasta 1379.
Su reinado se caracterizó por los privilegios que le concedió a la nobleza
terrateniente, en la cual se había apoyado para subir al trono.
CASTILLA
A Enrique II le sucedió en el trono castellano su hijo Juan I (1379-1390),
que intentó sin éxito someter a Portugal, reclamando los derechos al
trono de su segunda esposa Beatriz de Portugal, pero fue vencido en la
batalla de Aljubarrota (1385).
Juan I fue sucedido por su hijo Enrique III (1390-1406), casado con
Catalina de Lancaster, hija de Juan de Gante y de Constanza, hija de
Pedro I el Cruel.
A Enrique III le sucedió, siendo niño, Juan II (1405 - 1454), quien fue
padre de Enrique IV, Alfonso y de la reina Isabel, la Católica.
El sucesor de Juan II fue Enrique IV (1454-1474), pero un importante
sector de la nobleza intentó poner en el trono a su hermano el infante D.
Alfonso, que falleció en Ávila en 1465. Enrique IV fue sucedido por su
hermana Isabel I (1474-1504).
Aunque siempre se ha considerado que los últimos Trastámara fueron los
Reyes Católicos, Isabel y Fernando, la última Trastámara realmente fue la
Reina Juana I de Castilla, aunque nunca ejerció el poder.
Enrique II
Juan I
Enrique III
Juan II
Enrique IV
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Isabel I, la Católica (1474-1504)
Juana I
ARAGÓN
La Corona de Aragón quedó vacante al morir Martín el Humano,
reclamándolo Fernando I, hermano de Enrique III de Castilla, que
accedió a la Corona de Aragón en 1412 por el Compromiso de Caspe,
localidad de Zaragoza, limítrofe con Huesca y Teruel.
En 1410 murió el rey de Aragón Martín I, conocido como “El Humano”. Al
carecer de descendientes legítimos, había demasiados candidatos que
reclamaban sus derechos y el riesgo de una guerra civil, desórdenes y
pillaje era muy habitual en la época.
Nueve hombres de leyes, tres por cada uno de los principales brazos del
Reino: Aragón, Valencia y los Condados Catalanes, se reunieron para
decidir con el diálogo y no con la fuerza quien de los candidatos debía
ocupar legítimamente el trono.
El elegido fue un infante castellano de la Casa de los Trastámara con
ascendencia aragonesa: Fernando I de Aragón, abuelo de Fernando el
Católico.
Fue sucedido por su hijo Alfonso V (1416-1458) y éste a su vez fue
sucedido por su hermano Juan II (1458-1479).
El hijo de Juan II, Fernando II "el Católico" (1479-1516) accedió al trono
al morir su padre.
Fernando I
Alfonso V
Juan II
Fernando II, el Católico (1479-1516)
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
LOS TRASTÁMARA
CASTILLA ARAGÓN
JUAN I DE CASTILLA
JUAN II ALFONSO V
ENRIQUE IV JUAN II
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Al morir Enrique II, el 29 de mayo de 1379, le sucedió en el trono, y
acompañó a su padre hasta darle sepultura en la capilla de los Reyes de
la catedral de Toledo.
Alterando las costumbres castellanas, no se conformó con la
proclamación y el 25 de julio, día de Santiago, se hizo coronar en Las
Huelgas (Burgos).
Juan I y Leonor de Aragón tuvieron tres hijos: Enrique, Fernando y
Leonor.
Frente a Juan I se alzó Juan de Gante, duque de Lancaster, hijo de
Eduardo III de Inglaterra que, al contraer matrimonio con Constanza, hija
de Pedro I El Cruel, comenzó a titularse también rey de Castilla,
coincidiendo el nombre y el número.
Esto obligó al castellano a estrechar su alianza con Francia
proporcionando flotas para combatir a los ingleses. Pero este
acercamiento le obligaba también a aceptar al candidato francés,
Clemente VII, frente a Urbano VI, en el Cisma de Occidente.
El 13 de septiembre de 1382 murió la reina Leonor y Juan I se casó con
Beatriz de Portugal, llegando a ser Rey de Portugal, pero manteniendo
las dos coronas separadas.
Las bodas se celebraron con gran pompa en Badajoz los días 13 y 14 de
mayo. La novia tenía sólo diez años y tres meses. Pero se levantó acta,
que estaba capacitada para consumar matrimonio. Juan demostró gran
afecto por Beatriz y ella, cuando su marido falleció, se retiró a una vida
privada diciendo que, habiendo perdido esposo de tanta calidad, no
quería volver a casarse. La joven no tuvo hijos. Murió en Toro y allí
continúa.
El año de 1383 fue el momento culminante del reinado. Se aseguró el
comercio exterior en toda la costa hasta Flandes y la paz en el mar. En
las Cortes se comenzó a tratar de un programa de reformas que
abarcaba tres aspectos fundamentales:
el religioso, con la disciplina del clero,
el institucional, para mejorar las leyes y la justicia,
el social, poniendo límite a los excesos de la nobleza.
Las protestas armadas del reino de Murcia sirvieron para que el rey
depusiera al adelantado, pasando el oficio a un miembro de la segunda
nobleza, Alfonso Yáñez Fajardo, que hizo una buena labor de gobierno.
Así se demostraron tres hechos: que el reino prefería la administración
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
por los oficiales de la Corona, que se fortalecía el poder real y que la
mediana y baja nobleza tenía, iniciaba su ascenso.
Juan I pidió a su suegro, Pedro IV El Ceremonioso de Aragón, un
ejemplar de su Ordenamiento de Casa y Corte para emplearlo como guía
en su proyecto. De ahí partía la separación del poder real en tres
sectores:
legislativo (Cortes),
ejecutivo (Consejo)
judicial (Audiencia), que anuncian la tendencia del Estado moderno
y que culminarán durante la Revolución Francesa de 1789.
La noche del 22 al 23 de octubre de 1383, murió Fernando de Portugal.
Beatriz de Portugal, esposa de Juan I, se hizo cargo de la regencia. La
nobleza la odiaba y pidió a Juan I de Castilla que tomara posesión del
trono y éste, contra la opinión de sus colaboradores, se dispuso a
hacerlo. Pero Lisboa y Oporto se alzaron en armas, y proclamaron al
maestre de Juan Avis, bastardo real, como su jefe. Juan I, obligó a
Leonor a trasladarse a Castilla y trató de apoderarse de Lisboa.
Pero se declaró la peste en el campamento castellano y el monarca Juan
I, el 3 de septiembre de 1384, dio orden de retirada. Los portugueses
decidieron convocar Cortes en Coimbra y allí declarar despojados de sus
derechos por tiranía a Beatriz, eligiendo una nueva dinastía a partir de
Juan de Avis, el 6 de abril de 1385.
El nuevo rey reconoció a Urbano VI como Papa, rompiendo la unidad
hispánica, y solicitó de los ingleses el envío de fuerzas. Cuando Juan I
intentó una nueva acción fue derrotado el 15 de agosto de 1385 por los
portugueses y por los arqueros británicos.
Juan I reunió Cortes en Valladolid, reconociendo el error cometido, y
obtuvo el apoyo de su reino, entendiendo la Monarquía como una
relación estrecha entre el rey y sus súbditos.
Cuando el duque de Gerona sucedió a su padre Pedro IV en Aragón,
también subió al Trono con el nombre de Juan I. Enrique, heredero de
Castilla, contrajo matrimonio con Catalina de Lancaster, nieta de Pedro I.
Juan I decidió reformar el reino creando el Principado de Asturias para los
jóvenes esposos. Fue establecido así en las Cortes de Briviesca (Burgos)
de 1387. De este modo, el poder real se ordenaba en dos escalones, la
Corona, correspondiente al rey, y la sucesión reconocida al heredero que
iniciaba como Príncipe de Asturias su formación. Príncipe, será el título
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
máximo en la jerarquía nobiliaria, no habría en adelante más que uno, el
heredero.
Durante algunos años hubo una suspensión de hostilidades y una
situación general de paz en Occidente, permitiendo a los caballeros
trasladarse a Oriente para intentar con Segismundo, rey de Hungría,
frenar el avance turco, aunque no lo consiguieron.
Esta situación permitió un desarrollo del comercio castellano, que
comenzó a remontar las adversidades, alzándose a un primer nivel en la
economía europea. Sobre todo, hizo posible retornar al programa de
reformas iniciado en 1383.
En Briviesca (Burgos), las funciones reales quedaron definidas como un
deber hacia el reino, al que los súbditos responden con obediencia,
guardando uno y otros las “leyes, fueros, cartas, privilegios y buenos usos
y costumbres”.
Quedó reorganizada la Audiencia o Chancillería, que tendría su asiento
permanente en Valladolid, ciudad que contaba con la segunda de las
universidades del reino.
La Cancillería fue concebida como una oficina de emisión y sellado de
documentos reales y de recepción de cuantos se generan en el reino
destinados al rey, así como de su registro y conservación.
La Audiencia sólo se ocupaba de pleitos civiles, pasando los criminales y
las apelaciones al Consejo, que de este modo se escindía en dos
funciones:
El gobierno del territorio y la administración de la justicia en nombre
del rey.
La Mesta, organización de ganaderos, y uno de los principales
sustentos de la economía castellana, también obtuvo entonces su
regulación.
Tanto en las Cortes de Segovia de 1386, como en las de Briviesca de
1387, se afirmó el principio de la unidad religiosa en el catolicismo.
Aunque nunca quiso prescindir de sus colaboradores judíos, entre los que
se contaban médicos y escribanos de gran talla, comenzaron a
establecerse entonces algunas restricciones en la protección de que
gozaban.
Una oleada antisemita se extendió por el reino, que comenzó a preparar
grupos violentos para llevar a cabo el asalto a las juderías en 1391
aprovechando la muerte del obispo y del propio rey. Este odio, visible ya
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
en las Cortes de Palencia de 1388, no se extendía a los musulmanes,
mucho menores en número.
Tras la clausura de las Cortes, se acordó uno de los gestos más
importantes, plasmado en las instrucciones que se enviaron a la
Audiencia el 5 de marzo de 1390: se debía proceder a la restitución de
bienes a todas aquellas personas que hubieran sido privadas de ellos por
ser partidarios de Pedro I El Cruel.
Juan I fue hombre muy piadoso. El clero y las órdenes religiosas se
habían visto afectadas por la gran depresión, que redujo drásticamente el
poder adquisitivo de las rentas eclesiásticas.
El clero se vio sumido en la pobreza y coincidiendo con las Cortes de
Palencia, en octubre de 1388, se celebró una Asamblea del clero que el
cardenal legado presidió. En ella se adoptaron cuatro resoluciones:
perseguir el concubinato, tanto de clérigos como de laicos;
obligar a los eclesiásticos a vestir ropa adecuada;
cuidar de que los bienes de la Iglesia no fuesen enajenados, pues
de ellos dependía su independencia,
asegurar el aislamiento de juderías y morerías porque se
consideraba su influencia sobre los cristianos perjudicial.
Sin embargo, la labor más importante es la que se refiere a las nuevas
órdenes religiosas. Desde 1374, los Jerónimos habían comenzado su
tarea y se habían instalado en Ávila y en Toledo.
En 1389 Juan I les hizo un espléndido regalo, Guadalupe, con sus rentas
jurisdiccionales, lo que iba a permitir grandes instalaciones, incluyendo la
medicina.
En 1390, los cartujos de Scala Dei de Valencia aceptaron instalarse en
Castilla, recibiendo, una amplia chopera que se llamaría Santa María del
Paular.
En 1390 los benedictinos recibieron el castillo y los baños de Valladolid
para iniciar una reforma de la Orden llevándola a la “observancia”.
Las Cortes de Guadalajara de 1390 supusieron el balance final del
reinado. Preparando un viaje a Andalucía, Juan I se detuvo en Alcalá de
Henares para recibir la visita de unos caballeros rescatados en África,
quienes le regalaron muchas cosas.
El domingo 9 de octubre de 1390, después de misa, Juan I cabalgó hacia
su campamento por campos recién arados. Su caballo tropezó arrojando
al jinete con tal violencia que murió en el acto.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Le sucedió en el trono su hijo Enrique III (1390-1406), casado con
Catalina de Lancaster, hija de Juan de Gante y de Constanza de Castilla,
hija de Pedro I el Cruel.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
En sus siete siglos destaca su majestuosa biblioteca, sus capillas
musicales, su Scriptorium o Escribanía de libros miniados o “iluminados”,
sus talleres de bordados, de orfebrería, en sus reales hospitales, farmacia
y en todas sus obras artísticas.
El Monasterio de Guadalupe fue el principal Monasterio de la Orden
Jerónima y posee una excepcional arquitectura por su variedad de
estilos, destacando el Templo, el Claustro Mudéjar y su templete, único
en el mundo, vinculado a la historia media y moderna de España, por su
relación con los reyes Católicos.
Coro
El Coro alto de la iglesia dispuesto a los pies destaca por su sillería de
estilo barroco con 96 relieves. En el mismo coro se destaca la existencia
de un gran atril o facistol barroco, labrado en bronce, dos retablos
adosados a los pilares inmediatos al templo con dos lienzos grandes
atribuidos a Zurbarán y otros más pequeños de autor desconocido.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Illescas, Obispo de Córdoba y Prior del Monasterio; también el del último
Prior secular, Don Juan Serrano.
Claustro Gótico
Denominado también claustro de la enfermería o de la botica,
actualmente utilizado dentro de las instalaciones de la Hospedería del
Monasterio, es una obra mixta, mudéjar, gótica y clásica.
Posee planta rectangular y fábrica de ladrillo, con seis arcos en los lados
este y oeste, y cinco en el lado norte. Posee tres pisos.
Los arcos son de medio punto (piso bajo), apuntados de tracería gótica
de ladrillo aplantillado y calado con rosetones y nervaturas (segunda
planta) y arcos escarzanos sobre pilares octogonales en la tercera
planta.
El claustro está coronado en los ángulos por torreones cilíndricos
rematados por chapiteles con tejas policromas de cerámica vidriada.
Destacándose cuatro ventanales con motivos mudéjares y elementos
decorativos de influjo islámico y gótico.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Capillas del monasterio
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Camarín de la Virgen
Construcción barroca, denominada por algunos como “la antesala del
cielo” este espacio se configura como un espacio íntimo de estilo rococó,
de planta octogonal con dos cuerpos: el camarín propiamente dicho, de
planta central de líneas mixtas, con cúpula semiesférica abierta con
linterna y cupulín superior; y una estancia inferior denominada “Panteón”
o “Capilla de los Siete Altares” del siglo XVII.
El Camarín fue obra del maestro Francisco Rodríguez Romero, finalizado
en 1696.
Pinturas murales, esculturas y lienzos de una gran calidad y valor artístico
se dan cita en este espacio. Destacan los lienzos de Luca Giordano, las
pinturas murales de Francesco Leonardoni, las pinturas al temple de
Pedro José de Uceda, las esculturas de las ocho mujeres fuertes de la
Biblia, atribuidas a Marcelino Roldán.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
fechada en el siglo XII, que sigue el tipo mariano de “Kiriotisa”, es decir
Virgen como trono del Señor.
Realizada en madera de cedro, ennegrecida. Se sienta en posición frontal
y sirve de trono al Niño, también en actitud hierática, ligeramente
inclinado.
El concepto hierático plasma algo rígido y carece de expresividad, es
señal de solemnidad y de majestuosidad.
Museo de bordados
Se ubica en el antiguo refectorio del monasterio, frente al templete del
lavatorium y ha sido recientemente reformado para mostrar al visitante la
gran calidad de sus bordados, realizados en el taller del monasterio que
comienza su andadura a partir del año 1415.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Capas, tocas, mantos y un buen número de objetos estrechamente con la
liturgia o los oficios propios del monasterio, realizadas por artesanos en
los talleres del monasterio, confeccionados con telas ricas y variadas, y
con las técnicas más depuradas de la época, diversidad y estilo, además
de la inclusión de metales preciosos en su realización, destacan las
piezas de este museo.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Su utilización empezó a decaer a partir del siglo XVI cuando la impresión
de libros fue más barata y los libros más pequeños y más fáciles de
manejar.
Un cantoral medieval era muy caro por la utilización del pergamino. Sólo
en los principales monasterios o catedrales se podían contemplar
cantorales con bellos decorados e iluminaciones.
En España destacan los Cantorales de la Catedral de Salamanca,
Catedral de Granada y Catedral de Sevilla.
Sacristía
Es una de las joyas arquitectónicas y artísticas del monasterio. Fue
construida entre 1638 y 1647, probablemente por el arquitecto fray
Alonso de San José, con planta rectangular de 17,65 metros de longitud
por 7,70 metros de anchura. Está cubierta con una bóveda de cañón,
dividida en cinco tramos por arcos fajones.
El conjunto de la sacristía se divide a su vez en tres elementos:
1. El pórtico, de estilo gótico del siglo XV con bóvedas de crucería,
donde se ubica una bella fuente de mármol que sirve de aguamanil
y suministro de aguas para la basílica;
2. La nave de la sacristía se concibe como una iglesia con bóvedas de
cañón y ornamentación pictórica al temple en muros y bóvedas, con
la presencia de los ocho afamados lienzos del extremeño
Francisco de Zurbarán;
3. Cierra el conjunto la capilla de San Jerónimo que se compone de
dos tramos, uno cuadrado con bóveda semiesférica y otro cubierto
por una pequeña bóveda de cañón. En ella existe un hermoso
retablo en honor al santo que le da nombre, con interesantes
pinturas al temple y otros 3 cuadros del pintor de Fuente de Cantos,
entre los cuales se encuentra el denominado “La Perla de Zurbarán”
que se refiere al lienzo “La Apoteosis de San Jerónimo” que corona
el retablo.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Elementos exteriores
Además de las estancias interiores, el Monasterio de Guadalupe cuenta
con otros elementos arquitectónicos de gran valor artístico en los que el
mudéjar, el gótico, el renacimiento o el barroco conforman formas y
elementos característicos propios de este lugar. Destacamos las
siguientes:
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Consta de dos cuerpos: la doble entrada del templo con réplica de las
puertas de bronce originales (éstas se encuentran en el Auditorio)
que Pablo de Colonia repujase en el siglo XIV sobre las que se elevan
dos arcos adornados con elementos góticos.
El segundo cuerpo posee dos grandes ventanales góticos con arcos
apuntados y vidrieras sobre un zócalo adornado con arquería que recorre
toda la fachada con un friso.
El rosetón gótico-mudéjar enmarcado en un cuadrado con las armas
reales de Castilla y de León, está flanqueado por dos pilastras-
contrafuertes.
Sobre esta torre se encuentra “La Campana del rey Don Pedro” fabricada
hacia 1364 por los maestros broncistas Bernal Pérez y Alfonso
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Domínguez de Sevilla. También aloja la capilla de Santa Ana y el reloj
actual. La torre está coronada por almenas.
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MARÍA TERESA GARCÍA PARDO JUAN I DE CASTILLA
Otras torres
Construidas en los Siglos XIV-XV son torres que se sitúan en los lados
norte y oeste. Una de ellas, llamada del “Chapitel bonito” está en el
ángulo noreste del claustro mudéjar; la de “Las Palomas” se sitúa en el
ángulo noroeste y hay dos torreones semicirculares, el del Norte y el del
Poniente.
BIBLIOGRAFÍA:
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Real Academia de la Historia
monasterioguadalupe.com
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