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Juan II de Castilla

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Juan II de Castilla
1881, Indumentaria española documentos para su estudio, desde la época visigoda
hasta nuestros dias, D. Juan II, siglo XV, Francisco Aznar (cropped).jpg
Información personal
Nacimiento 6 de marzo de 1405
Toro
Fallecimiento 22 de julio de 1454
Valladolid
Sepultura Cartuja de Miraflores
Religión Cristianismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Familia nobiliaria Casa de Trastámara Ver y modificar los datos en Wikidata
Padres Enrique III de Castilla Ver y modificar los datos en Wikidata
Catalina de Lancaster Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge
María de Aragón
Isabel de Portugal (1428-1496) (1447-1454) Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos
Enrique IV de Castilla
Catalina de Castilla
Leonor de Castilla
Isabel I de Castilla
Alfonso de Castilla Ver y modificar los datos en Wikidata
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Juan II de Castilla
Rey de Castillaa
Burgos - Cartuja de Miraflores - Tumba de Juan II de Castilla.jpg
Tumba de Juan II de Castilla, en la Cartuja de Miraflores, (Burgos).
Información personal
Otros títulos
Príncipe de Asturias
Gran Maestre de la Orden de Santiago
Reinado 25 de diciembre de 1406-22 de julio de 1454
Fallecimiento Palacios de Luis García de Morales, Valladolid, Castilla
Predecesor Enrique III
Sucesor Enrique IV
Familia
Regente
Catalina de Lancáster (1406-1418) y Fernando de Antequera (1406-1416)
Consejo Real (1418-1419)
caption
Escudo de Juan II de Castilla
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Juan II de Castilla (Toro, 6 de marzo de 1405-Valladolid, 22 de julio de 1454) fue
rey de Castillaa entre 1406 y 1454, hijo del rey Enrique III «el Doliente» y de la
reina Catalina de Lancáster.

Índice
1 Biografía
1.1 Minoría de edad (1406-1419)
1.2 Reinado efectivo (1419-1454)
2 Sepultura
3 Semblanza y personalidad
4 Familia
4.1 Ancestros
4.2 Matrimonios y descendencia
5 Véase también
6 Notas
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Biografía
Minoría de edad (1406-1419)
Nació en Toro, en el palacio del Real Monasterio de San Ildefonso. Tenía solo dos
años de edad cuando murió su padre, en 1406. Los regentes fueron su madre, Catalina
de Lancáster y su tío paterno, Fernando de Antequera, de acuerdo con el testamento
de Enrique III que estableció que deberían «regir ambos a dos ayuntadamente». Sin
embargo la educación y la custodia del rey niño, según los deseos de Enrique III,
correría a cargo del camarero mayor Juan de Velasco, del justicia mayor Diego López
de Estúñiga y de Pablo de Santa María, obispo de Cartagena.1

Durante su minoría de edad se reanudó la guerra contra el reino nazarí de Granada


(de 1410 a 1411) y hubo acercamientos a Inglaterra en 1410 y con Portugal en el año
1411.

Tras el Compromiso de Caspe (1412), el regente Fernando abandonó Castilla, pasando


a ser rey de la Corona de Aragón con el nombre de Fernando I, dejando en su lugar a
cuatro lugartenientes: el obispo Juan de Sigüenza, el obispo Pablo de Santa María
de Cartagena, Enrique Manuel de Villena, conde de Montealegre de Campos, y Per Afán
de Ribera el Viejo, adelantado mayor de Andalucía.2 Catalina de Lancaster moría el
1 de junio de 1418 y su desaparición fue aprovechada por los infantes de Aragón
para conseguir, a través del arzobispo de Toledo Sancho de Rojas, que se concertara
el matrimonio de uno de ellos, la infanta María, con el rey Juan II, ceremonia que
se celebró en Medina del Campo el 20 de octubre de 1418, meses antes de que el 7 de
marzo de 1419 fuera proclamada la mayoría de edad del rey por las Cortes de
Castilla reunidas en Madrid. El enlace entre el rey y una infanta de Aragón, unido
al fallecimiento de la regente la reina madre Catalina de Lancáster, afianzó el
poderío en Castilla de los hijos de Fernando I que había muerto en 1416.3

En esta época fue suscrito un Concordato con la Santa Sede, siendo papa Martín V,
concordato que está considerado el primero suscrito en la Historia de España.

Reinado efectivo (1419-1454)


El 14 de julio de 1420 el infante de Aragón don Enrique perpetró el llamado golpe
de Tordesillas por el que se apoderó de la persona del joven rey. Su objetivo era
hacerse con el poder destituyendo de sus cargos a los nobles de la facción de su
hermano el infante de Aragón don Juan y arrancarle al rey la autorización del
matrimonio entre él y la hermana del monarca, la princesa Catalina de Castilla.4 En
Ávila hizo celebrar allí un domingo del mes de agosto de 1420 la proyectada boda
entre su hermana María y el rey.5 También reunió a las Cortes de Castilla
consiguiendo que convalidaran el golpe de Tordesillas.6

Los planes de don Enrique se vinieron abajo cuando el rey ayudado por don Álvaro de
Luna logró escapar de su cautiverio en Talavera el 29 de noviembre, refugiándose en
el castillo de la Puebla de Montalbán. Don Enrique dirigió sus huestes hacia allí
pero el 10 de diciembre levantó el cerco al no poder tomar al asalto el castillo y
ante la amenaza de la llegada de las fuerzas comandadas por su hermano Juan quien
desde Olmedo había cruzado la sierra de Guadarrama y establecido su campamento en
Móstoles. Don Enrique se dirigió a Ocaña, una de las fortalezas de la Orden de
Santiago, orden militar de la que era maestre, mientras su hermano don Juan se
reunía con el rey poniéndose a su servicio contra cualquier tentativa de volver a
limitar su libertad, «las faciendas e los cuerpos a todo peligro». Por su parte el
rey agradeció la ayuda prestada en su fuga por don Álvaro de Luna concediéndole el
condado de Santisteban de Gormaz.7 Según Gregorio Marañón, el rey pudo haber tenido
con don Álvaro una relación carnal.8
A pesar de que le había dado garantías personales, el 14 de junio de 1423 ordenó la
detención del infante de Aragón don Enrique siendo conducido al castillo de Mora.
Su esposa y el resto de sus seguidores, avisados de lo que había ocurrido, pudieron
escapar a Aragón. Todos ellos fueron desposeídos de sus bienes y títulos. Los de
don Enrique pasaron a su hermano el infante Juan, excepto el maestrazgo de la Orden
de Santiago que fue otorgado por el rey de forma provisional a don Gonzalo de
Mejía. El título de condestable de Castilla —que detentaba uno de los huidos a
Aragón— se lo concedió el rey a don Álvaro de Luna, quien así afianzaba su posición
dominante en la corte.9

La detención de don Enrique provocó la intervención del rey de la Corona de Aragón


Alfonso el Magnánimo, como hermano mayor de los infantes de Aragón. Este buscó
aliados para la causa del infante entre la alta nobleza castellana y reclutó un
ejército en Aragón que desplegó en la frontera con Castilla.10 También se puso en
contacto con el infante don Juan, quien consiguió la autorización del rey Juan II
para salir de Castilla y negociar un acuerdo con el rey aragonés. Las
conversaciones culminaron con la firma del Tratado de Torre de Arciel el 3 de
septiembre de 1425 que satisfizo todas las reclamaciones del rey Alfonso el
Magnánimo, ya que no solo se acordó la puesta en libertad del infante don Enrique
sino que recobró su cargo como maestre de la Orden de Santiago, además de los
bienes patrimoniales y rentas que le fueron confiscados tras su detención.11

Tras la firma del tratado de Torre de Arciel una parte de la alta nobleza
castellana se unió en torno a los infantes de Aragón para hacer frente a don Álvaro
de Luna y a su política de reforzamiento de la monarquía castellano-leonesa.
Reunidos en Valladolid le exigieron al rey que desterrara de la corte a don Álvaro
de Luna. La presión hizo efecto y el 5 de septiembre de 1427 Juan II ordenaba el
destierro de don Álvaro y de sus partidarios durante año y medio.12 Sin embargo, el
destierro de don Álvaro solo duró cinco de meses y el 6 de febrero de 1428 ya
estaba de vuelta en la corte ―fue recibido clamorosamente en Segovia― ante las
divisiones que habían surgido en la facción que encabezaban los infantes de Aragón
lo que les había impedido llevar la gobernación del reino castellano-leonés. Pocos
meses después, el 21 de junio, Juan II ordenaba a los infantes de Aragón don
Enrique y don Juan, rey consorte de Navarra, que abandonaran la corte y se mostraba
reacio a concertar el pacto de alianza y paz perpetua entre las coronas de
Castilla, de Aragón y de Navarra firmado en Tordesillas el 12 de abril. A
continuación convocó a las Cortes de Castilla en Illescas para que aprobaran un
tributo de cuarenta millones de maravedís con los que reclutar un ejército que
hiciera frente a los infantes de Aragón. Los reyes de Navarra y de Aragón
interpretaron estas decisiones como el paso previo para revocar lo acordado en el
Tratado de Torre de Arciel y en junio comenzaba la guerra castellano-aragonesa de
1429-1430.13

Portada de la edición de la Crónica de Juan II (Sevilla, 1543).


En el trascurso de la guerra Juan II y su valido don Álvaro de Luna contaron con el
apoyo de toda la nobleza castellana, incluida la que había formado parte de la
facción encabezada por los infantes de Aragón, lo que resultó decisivo en el
desenlace de la misma. Los ejércitos castellanos lograron apoderarse de todas las
posesiones que tenían los infantes de Aragón en Castilla, que fueron repartidas
entre la alta nobleza castellana, empezando por el propio don Álvaro de Luna que
obtuvo el cargo de administrador perpetuo de la Orden de Santiago, lo que le
convirtió en el hombre más poderoso de Castilla. La corona únicamente se quedó el
señorío de Medina del Campo, la localidad donde se había hecho efectivo el reparto
el 17 de febrero de 1430.14

El acuerdo que puso fin a las hostilidades, denominado treguas de Majano y que fue
firmado en julio de 1430, supuso una completa derrota para los reyes de Aragón y de
Navarra, pues no les serían devueltas sus posesiones a los infantes de Aragón ni
percibirían una renta equivalente en metálico por las mismas, sino que solo se
llegó al compromiso de que al finalizar la tregua que duraría cinco años ―período
de tiempo durante el cual los infantes de Aragón no podrían entrar en Castilla―
unos jueces resolverían las reclamaciones de los infantes. Estos términos tan duros
fueron aceptados por los reyes de Aragón y de Navarra debido a su inferioridad
militar, lo contrario de lo que había ocurrido cuando se negoció el Tratado de
Torre de Arciel.15 La paz definitiva se alcanzó seis años después con la firma de
la Concordia de Toledo el 22 de septiembre de 1436 por los representantes de la
Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del reino de Navarra. Como garantía
del «contrato de paz y concordia» de Toledo se acordó el matrimonio del príncipe de
Asturias don Enrique con la hija mayor del rey de Navarra doña Blanca.16

En la guerra civil castellana de 1437-1445 tomó partido por la facción nobiliaria


encabezada por su favorito el condestable de Castilla don Álvaro de Luna. Durante
el transcurso de la misma fue obligado por la facción rival encabezada por el
infante de Aragón y rey consorte de Navarra don Juan a desterrar de la corte a don
Álvaro en dos ocasiones, la primera por seis meses (Acuerdo de Castronuño) y la
segunda por seis años (Sentencia de Medina del Campo), y fue objeto de un secuestro
instigado por don Juan conocido como el golpe de Rámaga. Esta facción, tras
criticar duramente el gobierno de Álvaro de Luna a quien se llegó a acusar de
homosexual, «lo que fue siempre más denostado en España que por alguna que hombre
sepa», afirmó que había sido embrujado por el condestable: «el dicho condestable
tiene ligadas e atadas todas vuestras potencias corporales e animales por mágicas e
deavolicas encantaciones».17 Finalmente la facción que él había apoyado y con la
que había combatido ganó la guerra tras derrotar a la facción de los infantes de
Aragón en la decisiva batalla de Olmedo de 1445. Sin embargo, como ha señalado el
historiador Jaume Vicens Vives, la victoria en la guerra civil no sirvió para
reforzar la monarquía castellana, aunque la «autoridad real recuperó gran parte de
sus preeminencias en el país», sino que «sólo sirvió para una nueva distribución de
prebendas y patrimonios», de la que los principales beneficiarios fueron el
condestable don Álvaro y el príncipe de Asturias don Enrique.18

En 1445 falleció María de Aragón y Juan, en segundas nupcias, se casó con Isabel de
Portugal. El matrimonio se celebró en Madrigal de las Altas Torres el 17 de agosto
de 1447.

La reina infundió en Juan II un desapego creciente con el condestable Álvaro de


Luna, quien fue arrestado, juzgado y ejecutado por degollamiento en la Plaza Mayor
de Valladolid el 3 de junio de 1453. Muerto el condestable, fue sustituido en el
gobierno por el obispo Barrientos.

Juan II de Castilla falleció un año después, el 22 de julio de 1454, en la ciudad


de Valladolid, diciendo en el momento de su muerte: «Naciera yo hijo de un labrador
e fuera fraile del Abrojo, que no rey de Castilla». Fue sucedido en el trono por su
hijo Enrique IV de Castilla.

Sepultura

Sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal, realizado por Gil de Siloé en la Cartuja


de Miraflores de Burgos.
Fue sepultado en la iglesia de San Pablo (Valladolid) hasta que sus restos fueron
trasladados de este lugar a la Cartuja de Miraflores junto a su segunda esposa,
Isabel de Portugal y su hijo el infante Alfonso de Castilla, por orden de su hija
Isabel la Católica. El sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal, realizado en
alabastro, es obra del escultor Gil de Siloé.

En el año 2006, con motivo de la restauración de la Cartuja de Miraflores, la


Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León
decidió realizar el estudio antropológico de los restos mortales de Juan II de
Castilla y de su segunda esposa, quienes estaban enterrados en la cripta bajo el
sepulcro real, así como el estudio de los restos depositados en el interior del
sepulcro del infante Alfonso de Castilla, cuyo sepulcro está colocado en un lateral
de la misma iglesia. El estudio antropológico fue realizado por Luis Caro Dobón y
María Edén Fernández Suárez, investigadores del área de Antropología Física de la
Universidad de León.19 El esqueleto del rey Juan II de Castilla estaba casi
completo, a diferencia del de su esposa, la reina Isabel de Portugal, del que
solamente quedaban varios huesos.20

Semblanza y personalidad
Fué este ilustrísimo Rey de grande y hermoso cuerpo, blanco y colorado
mesuradamente, de presencia muy real: tenía los cabellos de color de avellana mucho
madura: la nariz un poco alta, los ojos entre verdes y azules, inclinaba un poco la
cabeza, tenía piernas y pies y manos muy gentiles. Era hombre muy trayente, muy
franco, é muy gracioso, muy devoto, muy esforzado, dábase mucho á leer libros de
Filósofos é Poetas: era buen eclesiástico, asaz docto en la lengua latina, mucho
honrador de las personas de sciencia: tenía muchas gracias naturales, era gran
músico, tañía é cantaba é trovaba, é danzaba muy bien, dábase mucho á la caza,
cavalgaba pocas veces en mula, salvo habiendo de caminar: traía siempre un gran
bastón en la mano, el qual le parescía muy bien.21
Fernán Pérez de Guzmán, Crónica del Señor Rey don Juan
El mismo Fernán Pérez de Guzmán valora así su personalidad y actitud para reinar:22
De aquesta virtud /el buen entendimiento/ fue ansí privado e menguado este rey, que
aviendo todas las gracias suso dichas, nunca una ora sola quiso entender nin
trabajar en el regimiento aunque en su tiempo fueron en Castilla tantas revueltas e
movimientos e daños e males e peligros quantas no ovo en tiempo de reyes pasados
por espacio de doscientos años, de lo qual a su persona e fama e reino venía asaz
peligro.
Familia
Ancestros
Ancestros de Juan II de Castilla[mostrar]
Matrimonios y descendencia
El 20 de octubre de 1418 en Medina del Campo se casa con María de Aragón, hija de
Fernando I de Antequera, rey de Aragón. De su matrimonio nacieron cuatro hijos:

Catalina de Castilla (1422-1424), murió en la infancia, sepultada en el convento de


agustinas, extramuros de Madrigal de las Torres.23
Leonor de Castilla (1423-1425), murió en la infancia, recibió sepultura en el
monasterio de Santa María de La Santa Espina.24
Enrique IV de Castilla (1425-1474), quien heredó el trono a la muerte de su padre y
fue sepultado junto a su madre en el monasterio de Guadalupe.
María de Castilla (1428-1429), murió en la infancia, enterrada en el convento de
San Agustín de Dueñas, ya que el edificio conventual se levantó en su ubicación
actual gracias a la cesión de unas propiedades por parte de María de Aragón.
El 17 de agosto de 1447 se casa por segunda vez en Madrigal de las Altas Torres con
Isabel de Portugal. Fruto de su matrimonio nacieron dos hijos:

Isabel I de Castilla (1451-1504). Heredó el reino de Castilla y León a la muerte de


su hermano paterno, Enrique IV. Contrajo matrimonio con su primo Fernando II de
Aragón, conocidos como los Reyes Católicos, y fue sepultada en la Capilla Real de
Granada.
Alfonso de Castilla (1453-1468). Príncipe de Asturias y pretendiente al trono. Fue
sepultado en la Cartuja de Miraflores de Burgos.

Predecesor:
María de Castilla Príncipe de Asturias
1405-1406 Sucesor:
Catalina de Castilla
Predecesor:
Enrique III Royal Coat of Arms of the Crown of Castile (15th Century).svg
Rey de Castilla
1406-1454 Sucesor:
Enrique IV
Predecesor:
Álvaro de Luna Cross Santiago.svg
Maestre de la Orden de Santiago
1453 Sucesor:
Alfonso de Castilla
(administrada durante su minoría por Enrique IV de Castilla)
Véase también
Tabla cronológica de reinos de España
Sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal
Sepulcro de Alfonso de Castilla
Notas
La titulación completa era: Rey de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de
Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras y Señor de
Vizcaya y de Molina
Referencias
Vicens Vives, 2003, p. 13. "De hecho, en la mente de Enrique III, su mujer debía
vigilar los actos de su hermano, y los grandes nobles citados tener en seguridad al
rehén más precioso para la regencia: el propio monarca"
Vicens Vives, 2003, p. 27.
Vicens Vives, 2003, p. 30-31.
Vicens Vives, 2003, p. 38-39.
Vicens Vives, 2003, p. 40.
Vicens Vives, 2003, p. 42.
Vicens Vives, 2003, p. 42-43.
Bruquetas de Castro, Fernando (2002). Reyes que amaron como reinas. La Esfera de
los Libros S.L. ISBN 84-9734-076-0.
Vicens Vives, 2003, p. 47.
Vicens Vives, 2003, p. 49-53.
Vicens Vives, 2003, pp. 54-56.
Vicens Vives, 2003, p. 57-63.
Vicens Vives, 2003, p. 64-68.
Vicens Vives, 2003, p. 69-71.
Vicens Vives, 2003, p. 73-74.
Vicens Vives, 2003, p. 91-95.
Vicens Vives, 2003, p. 102-103. ”El documento hacía una detallada relación de las
culpas que se achacaban a don Álvaro; olvido de su cuna y ambición de pujar sobre
‘todos los grandes e nobles de vuestros reynos’; acaparamiento y control del tesoro
público y de las cecas; aumento inmoderado de los tributos; dirección del erario
real hacia el peculio propio y situación de fondos en el extranjero, concretamente
en Venecia; protección de los juegos ilícitos; intervención en las elecciones
eclesiásticas; compra de bienes eclesiásticos en detrimento del fisco; manejo de
las mercedes y nombramientos reales; usurpación de funciones municipales; coacción
de los miembros del consejo real; adueñamiento de tenencias y capitanías de
castillos; suplantación general del monarca. Después de esta lista de acusaciones,
en que se entremezclaban actos propios de la monarquía autoritaria con los achaques
de toda privanza, el memorial pasaba a considerar los abusos de poder del
condestable respecto a sus enemigos: fomento de la cizaña entre los grandes de
Castilla; persecución de los infantes de Aragón; muertes del conde de Trastámara,
del de Luna y Fernán Alonso de Robles; premeditada prisión de Pedro Manrique…”
Vicens Vives, 2003, p. 95-137.
Caro Dobón, 2008, p. 23.
Caro Dobón, 2008, p. 28.
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