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Análisis
54/2021 diciembre de 2021
Resumen:
Al asumir la presidencia de los EE. UU., Joe Biden se ha encontrado con un complejo
panorama tanto interno como internacional. La emergencia de China parece imparable.
Pekín ha decidido rechazar el modelo democrático-liberal y seguir uno inspirado en su
propia civilización y una experiencia histórica particular, diluyendo la posibilidad de que
se pueda construir un orden mundial basado en premisas comunes. Entre los dos
colosos de la geopolítica mundial se ha desarrollado un sordo enfrentamiento
económico-tecnológico con la innovación como clave de bóveda.
Las naciones desarrolladas de Asia han sabido reaccionar mejor frente a la pandemia
del coronavirus que las viejas potencias occidentales, lo que confirma la pujanza del
continente asiático y acelera el desplazamiento del centro de gravedad del mundo de
Occidente a Asia. El sudeste asiático se ha convertido en el principal teatro
geoestratégico mundial.
Palabras clave:
EE. UU., China, Joe Biden, Xi Jinping, estrategia, orden mundial, Guerra Fría,
coexistencia.
*NOTA: Las ideas contenidas en los Documentos de Análisis son responsabilidad de sus autores, sin
que reflejen necesariamente el pensamiento del IEEE o del Ministerio de Defensa.
Abstract:
Taking office as President of the U.S. Joe Biden has come across a complex domestic
and international landscape.
The emergence of China seems unstoppable. Beijing has decided to reject the liberal-
democratic model and to follow one inspired by its own civilization and a particular
historical experience, diluting the possibility of building a world order based on common
premises.
The developed nations of Asia have reacted better to the coronavirus pandemic than the
old Western powers, confirming the strength of the Asian continent and accelerating the
shift of the world’s centre of gravity from the West to Asia.
The strategy designed by the White House vis-à-vis China and its integration into a wider
Asian policy will largely determine the overall strategic course.
Keywords:
U.S., China, Joe Biden, Xi Jinping, strategy, world order, Cold War, coexistence.
Introducción
Esta circunstancia impidió que se prestara atención a las muchas señales que indicaban
—empezando por las mismas declaraciones del Partido Comunista Chino (PCCh)— que
la República Popular China (RPCh) no tenía la intención de adoptar en el futuro el modelo
democrático-liberal. Cuando importantes expertos en China defendían posiciones
distintas, simplemente no se les prestaba la suficiente atención.
Así, en 2009 Martin Jacques ya argumentaba en su famoso libro, When China Rules the
World: The Rise of the Middle Kingdom and the End of the Western World, que el gigante
asiático, lejos de converger progresivamente hacia el modelo occidental, se regiría por
un patrón muy distinto. Criticó a los occidentales que intentaban entender y evaluar a la
potencia asiática a través de un prisma occidental en lugar de en sus propios términos,
insistiendo en que China no podía ser considerada un Estado-nación convencional, sino
que era principalmente un Estado-civilización. La occidentalización, sugirió, había
1
O’BRIAN, Robert C. How China Threatens American Democracy. Beijing’s Ideological Agenda Has Gone
Global. Foreign Affairs, noviembre/diciembre de 2020.
Antes incluso, en 2005, Robert Kaplan auguraba que el siglo XXI lo definiría la contienda
militar estadounidense con China, un adversario más formidable que Rusia jamás haya
sido, siendo las guerras del futuro navales 3.
Aunque, desde la crisis financiera de 2008, los líderes chinos presentan explícitamente
su sistema autoritario como un fin en sí mismo y no como un paso hacia un Estado
liberal 4, con la llegada de Xi Jinping al poder en 2012, la actitud de Pekín se ha vuelto
tan asertiva en sus reclamaciones geopolíticas y tan hermética hacia la influencia exterior
en la propia sociedad china que ya no quedan grandes dudas sobre la deriva autoritaria
del régimen chino y su hostilidad ideológica. El autoritarismo relativamente ilustrado de
Deng Xiaoping y sus sucesores ha evolucionado con Xi Jinping hacia un autoritarismo
duro. En lugar de un grupo colegiado de tecnócratas con mandatos limitados, ahora hay
un presidente de por vida con un culto a la personalidad en ciernes, supervisando el
control del pensamiento por medios digitales 5.
2
JACQUES, Martin. When China Rules the World: The Rise of the Middle Kingdom and the End of the
Western World, Allen Lane, London, 2009.
3
KAPLAN, Robert. «How We Would Fight China». The Atlantic, junio de 2005. Disponible en:
https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2005/06/how-we-would-fight-china/303959
4
MITTER, Rana. «The World China Wants. How Power Will-and Won’t-Reshape Chinese Ambitions».
Foreign Affairs, enero/febrero 2021, p. 162.
5
KAPLAN, Robert. «A New Cold War Has Begun», Foreign Policy, 7 de enero de 2019. Disponible en:
https://foreignpolicy.com/2019/01/07/a-new-cold-war-has-begun
La profunda crisis del coronavirus, que está afectando mucho más a las sociedades
occidentales que a las asiáticas (tabla 1), está acentuando estas tendencias y ha
adelantado los plazos para el sorpasso tanto de China como de Asia.
Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca la relación entre Washington y Pekín
se ha deteriorado notablemente. El enfrentamiento fue inicialmente comercial, basado
en la imposición de aranceles a la importación, pero progresivamente fue ganando
relevancia la dimensión tecnológica y ahora ya se habla incluso de un Digital Great
Game.
Dicha rivalidad está haciendo que la economía global se esté desviando gradualmente
hacia el «capitalismo estratégico» en contraste con el capitalismo de libre mercado que
prevaleció en las últimas décadas. Al recurrir a medidas geoeconómicas, los Gobiernos
están imponiendo condiciones a las transacciones de bienes, servicios y tecnologías
según consideraciones de naturaleza estratégica 6, lo que está transformando y
revirtiendo en parte la globalización con un proceso de desacoplamiento económico y
tecnológico entre las grandes potencias cuyo alcance todavía no conocemos.
6
CHOER MORAES, Henrique, WIGELL, Mikael. The Emergence of Strategic Capitalism. Geoeconomics,
Corporate Statecraft and the Repurposing of the Global Economy. FIIA working paper 117, septiembre de
2020. Disponible en: https://www.fiia.fi/wp-content/uploads/2020/09/wp117_the-emergence-of-strategic-
capitalism_final30092020.pdf
No haber previsto las consecuencias que iba a tener el fulgurante ascenso de China ha
facilitado la transformación del orden internacional y ha clausurado una época en la que
EE. UU. presidía el mundo con la vocación de que este se configurara a su imagen y
semejanza. El PIB PPA de EE. UU. ha disminuido del 50 % del global en 1950 al 14 %
en 2018, mientras que el de China ha superado recientemente el 18 % 7. Estamos viendo,
además, cómo el gran impulso que el dolor y la destrucción de la Segunda Guerra
Mundial dieron a la conciencia política de Occidente para construir un orden internacional
multilateral, inclusivo, y guiado por el ideal de la paz ha perdido fuerza y se desvanece
en estériles debates con escaso horizonte.
7
WINNEFELD, James A., MORELL, Michael J., ALLISON, Graham. «Why American Strategy Fails. Ending the
Chronic Imbalance Between Ends and Means». Foreign Affairs, volume 99, n.º 6, 28 de octubre de 2020.
8
BREGOLAT, Eugenio. ¿Hacia una guerra económica entre EEUU y China?, Política Exterior, n.º 184,
julio/agosto de 2018, p. 12.
y el orden económico abierto impulsado por EE. UU. los que han posibilitado el
asombroso desarrollo del gigante asiático.
Tras el 11-S, el Gobierno de EE. UU., la orgullosa potencia indispensable 10, cayó en la
emboscada que le había tendido Al-Qaeda. Washington encontró en Afganistán e Irak
un calvario que terminó debilitando a la superpotencia, desviando su atención de Asia y
extinguiendo su apetito para actuar como gendarme mundial.
Hasta 2008 —año de las olimpiadas de Pekín— había primado el interés chino por
asegurar la paz y la estabilidad en su entorno, condición necesaria para su desarrollo
económico y este, a su vez, para el mantenimiento en el poder del PCCh. La estrategia
de perfil bajo le había permitido expandir sin resistencia su presencia en África y en el
Sudeste Asiático y estaba comenzando sus movimientos para hacer lo mismo en
Sudamérica, Europa y Oriente Medio.
9
GERSTEL, Dylan, SEGAL, Stephanie. «Allied Economic Forum, Lessons Learned». CSIS Brief, agosto de
2020, p. 2. Disponible en:
file:///C:/Users/Jose/Downloads/200805_Economics_AlliedForum_v5_FINAL.pdf
10
Tal como la definió Madeleine ALBRIGHT, secretaria de Estado de EE. UU. (1997-2001).
fuerzas armadas —cuyo presupuesto militar era ya el segundo mayor del mundo—,
habían facilitado el asombroso ascenso de China.
En 2014 la crisis de Crimea y Ucrania produjo la ruptura definitiva entre Moscú y la OTAN
con importantes sanciones económicas, tecnológicas y contra el entorno de Putin por
parte de EE. UU y la UE. Pekín ha sido la gran beneficiada. El estrechamiento de la
asociación estratégica chino-rusa obliga a Washington a dividir su atención hacia dos
teatros estratégicos separados con una lógica geopolítica distinta y frente a dos rivales
dispuestos a presentar una sorda batalla, cada uno a su manera. Se puede afirmar que
la abrupta ruptura entre el bloque occidental y el Kremlin, viniendo esta precedida del
anuncio por parte de Xi Jinping el año anterior de la Nueva Ruta de la Seda (NRS),
supuso la puntilla definitiva al orden internacional liberal basado en normas que
articulaba las relaciones internacionales desde el final de la Guerra Fría con un claro
hegemonismo norteamericano.
11
OLIER ARENAS, Eduardo. «Introducción. La dualidad económica Estados Unidos-China en el siglo XXI»,
Cuaderno de Estrategia 204 del IEEE, septiembre de 2020, p. 20. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/cuadernos/CE_204_LaDualidadEconomicaEstadosUnidos-
ChinaEnElSigloXXI.pdf
Progresivamente lo cuestionarán también las naciones asiáticas que ven en él una forma
de tutela de las antiguas metrópolis coloniales.
Figura 1. Proyección de la evolución del PIB real en billones de dólares. Fuente. elaboración propia con datos
(7 de enero de 2021) del USDA Economic Research Service, International Macroeconomic Data Set. Disponible en:
https://www.ers.usda.gov/data-products/international-macroeconomic-data-set.aspx
El futuro es siempre incierto, pero la hipótesis de que la economía china llegue a superar
a la de EE. UU. gana fuerza porque le dobla con margen en ritmo de crecimiento, lo que
en caso de sostenerse permitiría el sorpasso en solo una década (figura 1). Aunque hay
voces autorizadas que ponen de relieve las vulnerabilidades que presenta la economía
del gigante asiático 12, en las últimas décadas las previsiones que parecían más
verosímiles han quedado siempre cortas en relación a los logros y las pretensiones de
Pekín. Tanto en la crisis financiera de 2008 como en la de la COVID-19 la RPCh ha dado
un salto para acercarse a su rival norteamericano. Se ha podido comprobar cómo la
economía china no se acomoda a los esquemas y a la lógica que rigen la dinámica
12
BELLO, Walden. China’s Economy Is Powerful, But Deeply Vulnerable. Foreign Policy In Focus, 13 de
febrero de 2020. Disponible en: https://fpif.org/chinas-economy-is-powerful-but-deeply-vulnerable.
CITOWIKI, Philip. «Domestic vulnerabilities lie behind China’s aggressive expansion». The Interpreter, 14
de febrero de 2020. Disponible en: https://www.lowyinstitute.org/the-interpreter/domestic-vulnerabilities-lie-
behind-china-s-aggressive-expansion
económica convencional. Con todo ello, también cabe considerar que efectivamente
China esta vez se enfrente a serios obstáculos económicos, lo que en principio retrasaría
más que detener su ascenso. La hipótesis de que esto ocurra en uno u otro plazo de
tiempo es además la más peligrosa, lo que refuerza su relevancia desde el punto de vista
estratégico.
Mientras tanto, el orden internacional se irá configurando por Estados que siguen
caminos divergentes. Esto no significa un futuro inevitable de enfrentamientos entre
civilizaciones, pero sí significa que las instituciones mundiales tendrán que dar cabida a
una gama mucho más amplia de opiniones y valores que en el pasado 15. Martin Jacques
considera que, no obstante, Occidente está ignorando gravemente el elemento
13
DOMÉNECH VILLARINO, Rafael. «EE. UU. como potencia económica del siglo XXI», Cuaderno de Estrategia
204 del IEEE. La dualidad económica Estados Unidos-China en el siglo XXI, septiembre de 2020, p. 195.
14
Ver en PARDO DE SANTAYANA, José. «La revolución de Heráclito, todo fluye y nada permanece en el
orden global multipolar». Documento de Análisis IEEE 5/2020. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2020/DIEEEA05_2020JOSPAR_multipolar.pdf
15
MEADE, Walter Russell. «The end of the Wilsonian Era. Why Liberal Internationalism Failed». Foreign
Affairs, enero/febrero de 2020.
Figura 2. Mortandad a causa de la COVID-19 por cada millón de habitantes. Fuente. Johns Hopkins University
(18/1/2021).
El PCCh, tras un primer grave traspié, utiliza ahora sus éxitos en la superación de la
pandemia para reafirmar su propio modelo autoritario y poner de relieve las deficiencias
y la decadencia de las potencias occidentales. Washington no solo no ha logrado liderar
la respuesta mundial a la pandemia, como hizo con el ébola, sino que ha fracasado
dentro de sus propias fronteras. Muchas naciones europeas están también entre los
Estados que peor han gestionado la crisis, debilitando su prestigio y la confianza de los
ciudadanos. Las naciones más avanzadas de Asia, incluida China, están teniendo
índices de mortalidad treinta o cuarenta veces menores que las de Occidente (figura 2).
16
JACQUES, Martin. Vídeo Why the Debate about Civilizations matters and Why the West is Silent.
Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=HHhSvqwhYpg
«La nueva administración se enfrenta a la prueba de política exterior más difícil que ha
experimentado EE. UU. desde los primeros años de la Guerra Fría. Esta situación se
deriva no solo de desafíos específicos, sino también de un creciente desequilibrio entre
las cuatro variables clásicas de la gran estrategia: fines, modos, medios y el panorama
de seguridad. La brecha entre las ambiciones de EE. UU. y la capacidad para cumplirlas
generará riesgos estratégicos cada vez más inaceptables» 18.
Como afirma Parag Khanna, el futuro es de Asia 19. El mapamundi ha girado 180 grados
para situar la orilla occidental del océano Pacífico y no la vertical de Europa en su centro.
Asia, con más de la mitad de la población mundial, es la región que más crece y durante
esta década su economía llegará a superar a todas las demás juntas 20. Como ya se
expuso en el Panorama Estratégico 2020 21, después de cinco siglos de liderazgo y
progresivo dominio occidental, el centro de gravedad del mundo se vuelve a situar en el
continente asiático. Esto supone un cambio geopolítico de naturaleza revolucionaria
17
GOULD-DAVIES, Nigel. Presentación del Strategic Survey 2020, 20 de noviembre de 2020.
18
WINNEFELD, James A., MORELL, Michael J. ALLISON, Graham. «Why American Strategy Fails. Ending the
Chronic Imbalance Between Ends and Means». Foreign Affairs, volume 99 n.º 6, 28 de octubre de 2020.
19
KHANNA, Parag. The Future is Asian: Commerce, Conflict and Culture in the 21st Century, Simon &
Schuster, 2019.
20
LEE, Hsien Loong. «The Endangered Asian Century. America, China, and the Perils of Confrontation»,
Foreign Affairs, julio/agosto de 2020.
21
PARDO DE SANTAYANA, José. «Geopolítica de Asia, el nuevo centro de gravedad del mundo». Panorama
Estratégico 2020 IEEE, marzo de 2020. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/panoramas/Panorama_Estrategico_2020.pdf
A finales del siglo XIX, una nación asiática, Japón, entró en el club de las naciones
industriales más desarrolladas. En la Segunda Guerra Mundial EE. UU. la borró del
mapa, pero pronto volvió a resurgir de la mano de Washington pues la amenaza de las
potencias comunistas así lo exigía. De ese modo, entre los años 50 y 70 del siglo XX
Las dos primeras olas tuvieron un impacto menor en la economía global porque la
población de todas aquellas naciones juntas equivalía a dos tercios de la de EE. UU., sin
embargo, la tercera —la de China, con más de un sexto de la población mundial—
impulsó el crecimiento económico global y estrechó la interdependencia de un mundo
globalizado.
La cuarta ola de desarrollo económico de Asia puede llegar a tener un impacto aun mayor
que la anterior. El gran proyecto chino de la NRS está movilizando allí unos recursos de
toda índole sin precedentes y tejiendo una red de conectividad extraordinariamente
dinamizadora. Para la Cuarta Revolución Industrial, el subcontinente indio cuenta con la
ventaja de la excelencia de su población en los ámbitos matemático e informático.
Además, las naciones más avanzadas de Asia ya dominan muchos de sus vectores clave
de la transformación tecnológica del mundo, ofreciendo a los países menos
desarrollados del continente modelos de imitación y éxito, a modo de una gran ósmosis
asiática que con la regionalización de la nueva globalización se ve aún más favorecida.
Tal como nos enseña la historia, el final de la era occidental impulsará inevitablemente
también un cambio del ethos ideológico-normativo que lo inspira y articula.
El universalismo occidental tendrá que coexistir con otras cosmovisiones con una raíz
civilizacional distinta. Además, «dado que el sistema internacional existente fue creado
por consenso de las potencias del Atlántico Norte y dado que el mundo ha cambiado
sustancialmente desde el final de la Segunda Guerra Mundial y particularmente después
del final de la Guerra Fría, el resto del mundo reclama ahora su participación en la
configuración de las normas, regulaciones y estándares globales» 22.
22
«Decade Forecast: 2020-2030». Stratfor, febrero de 2020, p. 10.
23
LEE, Hsien Loong. Art. cit.
comercial del mundo que excluye a la gran potencia norteamericana y abarcará 2100
millones de consumidores y el 30 % del PIB mundial.
El peso de la historia
24
KISSINGER, Henry. Diplomacy. Simon & Schuster, 1994.
25
La estrategia de los 24 caracteres: «Observa y analiza con calma, afianza nuestra posición, afronta los
problemas con tranquilidad, oculta nuestras capacidades, espera el momento oportuno y mantén un perfil
bajo y nunca busques el liderazgo», data de 1990 y fue el legado que Deng Xiaoping dejó a sus sucesores
y que sirvió como base de la diplomacia china hasta la llegada de Xi Jinping.
26
LEÑA CAÑAS, Juan (embajador). «Jiang Zemin y la emergencia de China como potencia económica».
Conferencia pronunciada en INCIPE, 29 de octubre de 2020.
La ideología
Desde el XIX Congreso del PCCh, celebrado en octubre de 2017, la ideología marxista-
leninista ha recuperado una preeminencia que no se recuerda desde la reforma de Deng
Xiaoping en 1978. El pragmatismo de Deng pasó su primer examen con motivo de las
revueltas de Tiananmén, en 1989, que obligaron al PCCh a tomar medidas defensivas,
temeroso de un proceso de disolución del poder central como el que estaba viviendo la
Unión Soviética. El partido acudió al nacionalismo —un concepto ajeno a la tradición
china— como instrumento para aglutinar a la sociedad frente a la amenaza exterior y se
revisó y reforzó el papel de la ideología.
Jaing Zemin tuvo la habilidad de promover la distensión con Occidente y devolver a China
hacia la senda aperturista de enfoque pragmático, con el gran éxito de que China fuera
admitida en 2001 en la Organización Mundial del Comercio. A partir del segundo
mandato de Hu Jintao y, sobre todo, con el ascenso de Xi Jinping al poder en 2012, la
ideología ha vuelto con fuerza y se han redoblado los esfuerzos para promover el estudio
del marxismo en escuelas y universidades 27 en una fusión de nacionalismo e ideología.
En el nuevo contexto de rivalidad internacional, el PCCh teme que las ideas y los valores
occidentales puedan socavar el sistema político de China y dar alas a los movimientos
secesionistas de los territorios periféricos, particularmente el Tíbet y Sinkiang. El
liderazgo chino es plenamente consciente del poder blando de los ideales democráticos,
por lo que los valores occidentales fueron formulados como una de las amenazas no
tradicionales contra la seguridad nacional junto con el terrorismo, el separatismo y la
sedición. El enorme esfuerzo dedicado por la RPCh al desarrollo de tecnologías para el
control de la población es una prueba irrefutable tanto de la prioridad que da a impedir la
27
«Strategic Survey 2018: The Annual Assessment Of Geopolitics». IISS, 15 de noviembre de 2018, p. 75.
Xi Jinping se ha convertido en el líder del partido que más cargos ostenta desde Mao
Zedong. Además, en 2018 se eliminó la norma que limitaba a un máximo de diez años
la permanencia en el cargo. Los tiempos de confrontación que se avecinan, requieren un
liderazgo más fuerte y unitario. El pueblo lo visualiza como una mezcla del Gran Timonel
y de antiguo emperador, como el elegido para la nueva era que pondrá fin a los siglos
de decadencia de una China en que ya no se ve como una utopía el que pueda llegar a
convertirse en la primera potencia mundial. Hay una frase que lo resume muy bien: «Mao
hizo que China se levantara, Deng Xiaoping hizo ricos a los chinos y Xi les hará
fuertes» 29.
28
PARDO DE SANTAYANA, José. «Confucianismo-leninismo en China». Documento de Análisis IEEE
01/2019. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2019/DIEEEA01_2019PARDO-
China.pdf.
29
DOÑATE, Mavi. «¿Se cree China la reina de un nuevo tablero mundial?» Documento de Opinión del IEEE
131/2020, 23 de octubre de 2020, pp. 4 y 5. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2020/DIEEEO131_2020MAVDON_geopoliticaChina.pdf
La tradición estratégica
La civilización china es una de las más antiguas del mundo, un conjunto estructurado de
principios, valores y creencias muy diferente y mucho más estricto que determina otra
interpretación de la realidad. Sus referencias espirituales están basadas principalmente
en el animismo y la influencia de los espíritus en su forma de vida 30. A través de la
experiencia histórica y de las enseñanzas de los grandes maestros, Confucio, Lao Tzu y
Sun Zu, el Dragón Rojo ha desarrollado un modo particular de abordar las cuestiones
estratégicas. Mientras que la tradición estratégica occidental se asimila bastante bien al
ajedrez, donde se maniobra para abrir una brecha y alcanzar el corazón del contrario, en
China se siente mayor preferencia por el juego del Go, que se originó allí hace más de
4000 años, y que consiste en irse posicionando paso a paso en el tablero, buscando
rodear al contrario, para terminar dominando el máximo de espacio 31.
En las relaciones con otras potencias se valora mucho el prestigio y la reputación, tanto
propios como del socio o rival, siendo las formalidades que determinan el rango un tema
fundamental 33. En China se tiene una concepción jerárquica de las relaciones
internacionales, con ella misma en la cúspide de la pirámide. En el tradicional sistema
tributario chino, la ceremonia del kowtow o de postración ante el emperador tenía por
objeto el reconocimiento formal de dicha jerarquía en la que China era la forma más
avanzada de civilización humana y el emperador —hijo del cielo y máximo representante
30
ZURITA BORBÓN, Alfonso. «Características principales y peculiaridades de la economía china». Cuaderno
de Estrategia 204 del IEEE. La dualidad económica Estados Unidos-China en el siglo XXI, p. 53.
31
KISSINGER, Henry. On China. Penguin Press, 2011.
32
PARDO DE SANTAYANA, José. «Geopolítica de Asia, el nuevo centro de gravedad del mundo». Panorama
Estratégico 2020 IEEE, marzo de 2020, p. 153.
33
PYE, Lucian. Chinese Commertial Negotiation Style, informe de la Rand Corporation, enero de 1982.
La RPCh cuenta con la ventaja de que el PCCh dispone de todos los recursos y
capacidades de la sociedad para la ejecución de sus propósitos. La libertad individual
puede ser sacrificada en cualquier momento y circunstancia para alcanzar los grandes
objetivos de la nación china. De igual manera, China es una nación mucho más resiliente
que las occidentales y asume con mucha menor resistencia los sacrificios que se le
imponen, a lo que también contribuye su ferviente nacionalismo.
A la RPCh no le interesa un orden mundial fracturado, una potencia comercial como ella
necesita una economía global dinámica, y procurará abrirse camino con el mínimo de
fricciones. En Pekín la guerra comercial fue una sorpresa desagradable. El PCCh asume
que los días de crecimiento de dos dígitos impulsado por las exportaciones han llegado
a su fin y se propone avanzar hacia una economía basada en la demanda interna. Xi
34
EBERSTADT, Nicholas. «With Great Demographics Comes Great Power. Why Population Will Drive
Geopolitics». Foreign Affairs, julio/agosto de 2019, p. 150.
Jinping dejó claro en su discurso de 2018 en Davos que China seguía comprometida con
un sistema comercial globalizado. En 2019 las exportaciones todavía representaron el
18,4 % del PIB chino 35.
El designio geopolítico chino viene determinado por las barreras naturales que dificultan
su comunicación con el exterior, al estar rodeada de desiertos, cordilleras, selvas
montañosas y cadenas de islas que se interponen entre China y las principales rutas
comerciales. Para superarlos ha diseñado la NRS, que le permite tanto el acceso a los
recursos naturales que necesita como el encaminamiento de sus exportaciones. Al
mismo tiempo, ha servido para dar salida al exceso de capacidad industrial y de liquidez
financiera, y para reorientar su modelo productivo hacia la innovación y la alta tecnología.
Gracias al tamaño de su economía, Pekín confía en crear, a través de las nuevas
instituciones y de las redes de interconexión, una relación de interdependencia con los
países participantes que conduzca a un nuevo modelo de integración regional y de
gobernanza global 36.
Dos regiones alcanzan un especial valor estratégico al ser los grandes nódulos de
distribución de la NRS (figura 3): el mar Meridional de China (1) y Asia Central (2). En
esta última región especialmente inestable y de corrupción rampante, la asociación
estratégica chino-rusa ha impedido que dicho espacio se convierta en motivo de fricción.
Sin embargo, para acceder a los océanos Pacífico e Índico el comercio chino tiene que
encaminarse por el mar Meridional de China y atravesar los fácilmente bloqueables
estrechos —particularmente el de Malaca (3)— que sirven de puertas de entrada. La
RPCh está empeñada en empujar a la fuerza naval y aérea de EE. UU. lejos del Pacífico
Occidental (mares Meridional y Oriental de China), mientras que el ejército de EE. UU.
está decidido a quedarse. El gigante asiático ve el mar Meridional de China como los
estrategas americanos vieron el Caribe en los siglos XIX y principios del XX: la principal
extensión marítima de su masa terrestre continental, cuyo control le permite dirigir su
flota naval hacia el Pacífico y el Índico 37. Este complejo juego, que ha convertido el
Sudeste Asiático en el principal teatro geoestratégico mundial, se ve condimentado con
la delimitación de espacios marítimos para la explotación de los ricos recursos naturales
35
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020, p. 93.
36
DELAGE, Fernando. China, Eurasia y el Indo-Pacífico. Claves geoestratégicas. Ascenso del nuevo
espacio Indo- Pacífico, Fundación Seminario de Investigación para la Paz, septiembre de 2019, p. 29.
37
KAPLAN, Robert. «A New Cold War Has Begun», Foreign Policy, 7 de enero de 2019.
que la región atesora. Según Josep Piqué, la geopolítica china se puede entender
también como la versión china de la doctrina Monroe 38. El caso de Taiwán tiene un doble
significado geopolítico y de identidad nacional. Dicha isla domina los accesos entre los
mares Meridional y Oriental de China y entre estos y el Pacífico (4). Su reunificación con
China —objetivo irrenunciable del PCCh, solo sujeto a concesiones en el tiempo— es el
último capítulo que cerraría las afrentas extranjeras del siglo de las humillaciones.
Las ambiciones chinas chocan además con las de los otros Estados que allí se avecinan.
A pesar del deterioro del entorno de seguridad regional, la mayoría de los Gobiernos del
Sudeste Asiático siguen centrándose principalmente en la gestión de los asuntos
internos y procuran zafarse de las disputas de los gigantes. Indonesia con su crecimiento
económico y demográfico y la posesión de buena parte de los estrechos es el gran objeto
de deseo geopolítico de la región. El Gobierno del presidente Widodo —más conocido
como Jokowi— da prioridad a las consideraciones económicas, especialmente la
importancia de la inversión china en un programa nacional de infraestructura 39, lo que de
momento favorece las pretensiones de Pekín.
38
PIQUÉ, Josep. Conferencia «Interpretar China a la luz de su historia». INCIPE, 15 de diciembre de 2020.
39
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020, p. 123.
Irán, país rico en recursos naturales y donde convergen los ramales terrestre y marítimo
de la NRS (5), es un actor muy importante del entramado chino. Progresivamente Pekín
irá incomodando a Washington al respaldar a un actor con el que EE. UU. mantiene una
difícil relación.
Dos ramales de la NRS, por Pakistán (6) y Birmania (7), que conectan el interior de China
con el Índico, así como los puertos que el gigante asiático está construyendo en dicho
océano, proyectan la sombra de China hacia el sur, incomodando seriamente a la India,
que se ve rodeada por una presencia cada vez mayor de su poderoso vecino del norte.
Esto ha acercado a Nueva Delhi y Washington en la dimensión estratégica, aunque en
la económica siga manteniendo de momento un estrecho vínculo con Pekín.
Los Estados insulares del Pacífico están ganando relevancia en la geopolítica de Pekín,
que está estrechando las relaciones diplomáticas, comerciales, pesqueras y de ayuda al
desarrollo con la región. Esto preocupa en EE. UU. y Australia por si la RPCh terminara
estableciendo allí una base militar 41.
40
Ibidem, p. 118.
41
Ibidem, pp. 172 y 173.
ciudadanos de etnia han que tiene por objetivo modificar los equilibrios étnicos y debilitar
con ello la fuerza del secesionismo regional. El Tíbet y Sinkiang tienen un gran valor
geopolítico para Pekín por razones tanto de recursos naturales como de profundidad
estratégica. El agua del Tíbet es además un bien, amenazado por el cambio climático,
esencial tanto para China como para los países por los que discurren los grandes ríos
que encuentran allí sus fuentes. Sinkiang, donde en los últimos años la represión contra
la población uigur se ha disparado, recluyendo en campos de trabajo a cerca de un millón
de personas de dicha etnia, ha adquirido un valor geopolítico suplementario al atravesar
dicho territorio el principal ramal terrestre de la NRS (8). En 2020 EE. UU. aprobó el Acta
de Política de DD. HH. de los uigures e impuso sanciones a personas y entidades que
consideraba habían violado los DD. HH. de aquellos.
China ha intensificado sus esfuerzos para afirmar el dominio sobre Hong Kong, donde
desde junio de 2019 se han producido protestas a gran escala contra el endurecimiento
del control político y jurisdiccional de Pekín. Ese año, EE. UU. aprobó la Ley de DD. HH.
y Democracia de Hong Kong, que requiere que el Gobierno estadounidense certifique
anualmente que dicho territorio conserva un alto grado de autonomía y en junio de 2020
Trump anunció que cesaría las exportaciones de defensa a Hong Kong, restringiría las
transferencias de tecnologías de doble uso sensibles, como lo hace con China, e
impondría restricciones de visado para funcionarios del PCCh.
En contradicción con el principio de «un solo país, dos sistemas», ese mismo mes, el
Comité Permanente del Congreso Popular Nacional de China promulgó una ley de
seguridad nacional para Hong Kong que pretende prevenir la interferencia extranjera,
criminaliza los actos que amenazan la seguridad nacional, como la subversión y la
secesión, y permite a organizaciones de seguridad chinas establecerse en Hong Kong.
El PCCh mide mucho sus pasos en dicho territorio por la repercusión que estos puedan
tener de cara a la resolución del asunto taiwanés.
La disputa por los mares de China y el Sudeste Asiático afecta también a Japón, Corea
del Sur, Australia y, de manera creciente, a la India. Nueva Delhi y Washington han
firmado acuerdos de colaboración militar, que se unen a los ya existentes entre India y
Japón, con maniobras militares conjuntas en el Índico. La iniciativa japonesa de Free and
Open Indo-Pacific (FOIP) pretende articular una respuesta coordinada entre dichas
potencias con una puesta en común de los valores compartidos entre ellas: promoción
del Estado de derecho, la libertad de navegación y el libre comercio. La RPCh lo ve, no
sin razón, como un claro intento de crear un cordón sanitario que facilite la contención
de su expansionismo en toda la región 42.
Corea del Sur, el otro gran aliado de EE. UU. en la región, siguió centrándose en el
desafío inmediato de Corea del Norte, que en mayo de 2019 reanudó las pruebas de
misiles balísticos después de una pausa de casi dieciocho meses y ha continuado su
desarrollo del arma nuclear. La diplomacia del diálogo intercoreano colapsó
definitivamente después de que en junio de 2020 Pionyang demoliera con explosivos la
oficina de enlace intercoreana en Kaesong, en su lado de la frontera.
En un momento en que se necesita una estrecha coordinación con respecto a Corea del
Norte de políticas entre Seúl y Tokio, sus relaciones siguen heladas a pesar de los
esfuerzos norteamericanos y las conversaciones coreano-niponas mantenidas en
febrero de 2020 44.
En septiembre de 2020, el forzado final —por razones de salud— del mandato de Shinzo
Abe después de veinte años como primer ministro y su sustitución por Yoshihide Suga,
aunque representa continuidad, introduce un elemento de incertidumbre en un momento
clave para la definición de la nueva política exterior norteamericana para Asia.
42
PIQUÉ, Josep. «El Atlántico cede el paso al Indo-Pacífico». Política Exterior, 19 de noviembre. Disponible
en: https://www.politicaexterior.com/el-atlantico-cede-el-paso-al-indo-pacifico
43
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020, pp. 121.
44
Ibidem, pp. 122-123.
A la India le ha llegado su hora, es la tercera economía del mundo por PIB PPA y al final
de esta década se convertirá en la nación más poblada del mundo. Desde la llegada del
primer ministro Narendra Modi al poder en 2014, Nueva Delhi ha ganado en ambición
geopolítica, ha modificado su tradicional posición de no alineamiento y aspira a ser
reconocida como una potencia global.
45
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020, pp. 126-128.
Desde el periodo de entreguerras, EE. UU. ostenta la primacía del poder mundial. En
Washington se ve con preocupación cómo China se abre paso con el potencial de
desplazar a la gran potencia norteamericana de su posición de privilegio. El miedo y la
inseguridad que esto inspira, según el símil de la trampa de Tucídides que Graham
Allison ha popularizado 47, hace que la tensión entre la potencia emergente y la
establecida crezca y el peligro de un choque serio no sea desdeñable. Washington
cuenta todavía con ventaja. Expertos norteamericanos consideran que en un
enfrentamiento militar EE. UU. tendría ahora un 80 % de probabilidades de prevalecer,
pero en una década esta ventaja podría reducirse a cerca de un 50 % 48. La presión del
tiempo está generado un cierto estado de ansiedad y alarma.
Autores como Christopher Layne y Margaret MacMillan alertan en Foreign Affairs del
peligroso paralelismo que existe entre nuestro tiempo y la crisis de entreguerras donde
se combinaron la creciente rivalidad entre potencias (entonces los imperios británico y
alemán) y la Gran Depresión que terminó desencadenando la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, EE. UU. y China están en un curso de colisión alimentado por la
dinámica de una transición de poder y su competición por el estatus y el prestigio y, sin
un cambio de dirección, la guerra entre ellos en las próximas décadas no solo es posible,
sino probable 49.
46
RAFI, Huhammad Asad. «The Geopolitics of the China-India Conflict», ISPI, 16 de julio de 2020.
47
ALLISON, Graham. Destined for War: can America and China escape Thucydides's Trap? Mariner Books,
Boston, New York, 2018.
48
Vídeo China's Rising Assertiveness. CSIS, noviembre de 2020. https://www.csis.org.
49
LAYNE, Chistopher. «The Return of Great Power War». Foreign Affairs noviembre/diciembre. MACMILLAN,
Margaret. «Heeding the Right Warnings From History». Foreign Affairs septiembre/octubre.
El cambio de presidencia en los EE. UU. supone primero un impás y a continuación una
oportunidad para revisar el gran designio estratégico. No obstante, la larvada guerra
económico-tecnológica en curso condiciona el enfoque que Biden quiera dar a las
relaciones con Pekín. La decisión de fondo es escoger entre una estrategia que se
oponga a la trasformación del orden internacional, especialmente el ascenso de China,
o una cuyo objetivo sea posicionarse lo mejor posible frente a una mutación global
inevitable.
Guerra económica
Durante demasiado tiempo EE. UU. y sus aliados habían focalizado su estrategia de
seguridad en combatir el terrorismo yihadista, lo que distrajo su atención de lo que estaba
50
KENNEDY, Scott. «A Complex Inheritance: Transitioning to a New Approach on China». CSIS
Commentary, 19 de enero de 2021. Disponible en: https://www.csis.org/analysis/complex-inheritance-
transitioning-new-approach-china
51
KAPLAN, Robert. «A New Cold War Has Begun», Foreign Policy, 7 de enero de 2019.
En la campaña electoral de 2016, Donald Trump situó tanto al TPP como a Pekín en su
punto de mira. Al ganar las elecciones solo tardó tres días en rechazar el TPP, que fue
sustituido por un enfoque bilateralista que incomodó a muchos de sus aliados
tradicionales en la región. Su Administración dio un giro de timón en las relaciones
económicas internacionales, abandonando el modelo económico neoliberal y
substituyéndolo por un modelo económico neonacionalista de «Comercio Justo versus
Comercio Libre» 54. Trump se inspiró en la idea de que el modelo de libre comercio
favorecía a China, su rival sistémico, que este había desplazado el empleo a otros
lugares del mundo y que muchas naciones abusaban de él acumulando grandes
superávits comerciales en relación con EE. UU.
52
MILLER, Scott, GOODMAN, Matthew P. «“Pivot 2.0” How the Administration and Congress Can Work
Together to Sustain American Engagement in Asia to 2016». CSIS, enero de 2015. Disponible en:
https://csis-website-prod.s3.amazonaws.com/s3fs-
public/legacy_files/files/publication/141223_Green_Pivot_Web.pdf
53
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020, p. 98.
54
ZURITA BORBÓN, Alfonso. Op. cit., p. 48.
55
National Security Strategy of the United States of America, diciembre de 2017.
Pekín los subsidios y el apoyo estatal al programa Made in China 2025, las trabas a las
inversiones norteamericanas, la apropiación indebida de propiedad intelectual y la
exigencia de transferencia de tecnología para entrar en el mercado chino.
En marzo de 2018 el presidente inició una ofensiva comercial contra China. Inicialmente
impuso aranceles al acero (25 %) y al aluminio (10 %), a continuación añadió
gravámenes por valor de 50 000 millones de dólares anuales a China, que incrementó
posteriormente con 200 000 millones más. En enero de 2019, la tensión subió a un nivel
superior a causa de la detención de Meng Wanzhou, máxima responsable de Huawei en
EE. UU. e hija del fundador de la empresa, la cual tenía lista la tecnología 5G, muy por
delante de otras tecnológicas europeas o americanas. Pekín reaccionó con medidas
contra la importación de productos americanos, tomando además el control de algunas
empresas en suelo chino. No obstante, terminó haciendo importantes concesiones, lo
que permitió que ambos países acordaran la firma de un acuerdo comercial cuya primera
fase tomó cuerpo el 13 de diciembre de 2019 56.
56
OLIER ARENAS; Eduardo. Op. cit., p. 31.
57
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020, pp. 92 y 98.
Guerra tecnológica
58
LEÓN, Gonzalo, DA PONTE, Aureliano. «Desafíos para la Unión Europea en las redes de innovación y
producción de comunicaciones móviles, semiconductores e inteligencia artificial», documento de
investigación 08/2020 IEEE, noviembre de 2020. Disponible en:
http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_investig/2020/DIEEEINV08_2020GONLEO_desafiosUE.pdf
59
Strategic Survey 2020. IISS, noviembre de 2020.
Toda consideración estratégica depende de que se crea o no que China pueda llegar a
superar a la gran potencia norteamericana en la carrera por la supremacía económico-
tecnológica. Una línea de acción exitosa dirigida a contener el ascenso de China llevaría
a una relación tensa, pero Washington podría conservar la iniciativa. En caso de fracaso
—un desenlace altamente probable— la revancha de Pekín podría ser desgarradora y
todas las partes saldrían perdiendo. Una gran ventaja de la RPCh es que, al desplazarse
el centro de gravedad del mundo hacia Asia, le bastaría con imponerse en la región Indo-
Pacífico para alcanzar de facto la primacía global.
Podemos suponer que dado el vínculo que le une a Obama, de quien fue vicepresidente,
la visión internacional del nuevo presidente será en parte continuista de la de aquel, pero
antes de poder diseñar una política exterior coherente e integrar en ella una estrategia
frente a China como su vector principal necesitará un tiempo, un cierto impás, para
recomponer cuestiones esenciales, fundamentalmente internas. Según Richard Haas, al
ocupar el despacho oval, Joe Biden se ha encontrado con un plantel desalentador de
temas por abordar. El número de desafíos nacionales e internacionales es
Aunque hay un gran consenso que afirma que en los asuntos de fondo no se pueden
esperar demasiados cambios en relación con las grandes líneas de política exterior de
su antecesor, Biden tiene experiencia y gusto por los asuntos internacionales y utilizará
su talante conciliador para recomponer las relaciones trasatlánticas y mejorar el tono
general de las relaciones de Washington con sus socios y rivales. En el inspirador
discurso de su toma de posesión, el nuevo inquilino de la Casa Blanca expresó su deseo
de recuperar el liderazgo internacional «con el poder del ejemplo y no con el ejemplo del
poder».
Un asunto delicado serán las sanciones y tarifas arancelarias en vigor aplicadas a los
países rivales que Biden no podrá ni querrá suprimir de un plumazo. Sin embargo, en su
entorno cercano encontrará economistas y empresarios opuestos a los aranceles
60
HAASS, Richard. «Repairing the World. The Imperative—and Limits—of a Post-Trump Foreign Policy».
Foreign Affairs, noviembre/diciembre de 2020.
comerciales y que ven graves riesgos tanto en el uso del sistema financiero como una
herramienta para contener a China como en un excesivo desacoplamiento económico.
Sin duda, la Casa Blanca redoblará el esfuerzo para que EE. UU. mantenga la primacía
sobre China en las tecnologías claves del futuro, desde la inteligencia artificial hasta la
computación cuántica, con ayudas masivas de inversiones en ciencia básica. Desde
Silicon Valley habrá presiones para que el Gobierno sea más selectivo al declarar ciertos
productos de alta tecnología y cadenas de suministro como amenazas para la seguridad
nacional que deben ser vetados a China 61. Washington intentará también alinear al
máximo de sus aliados en la batalla tecnológica por imponer sus patrones tecnológicos
frente a los de China, pero encontrará mucha resistencia por parte de estos y la ventaja
que da a China la red de tentáculos de la NRS y su proximidad geográfica y estrechos
lazos económicos con los países asiáticos.
George Friedman pronostica que, a favor de la lógica económica, EE. UU. va a trasferir
muchas actividades económicas de China a la India, para reducir su interdependencia
con China, reforzar a un rival importante de aquella y anclar aún más a la India en el
diálogo de seguridad cuadrilateral con Japón, Australia y EE. UU. 62.
El equipo cercano al presidente Biden quiere que la rivalidad entre las superpotencias se
vuelva a la vez más ordenada, menos abiertamente ideológica y más desafiante hacia
China, haciendo esto compatible con abordar juntos los grandes retos globales como el
cambio climático o el orden nuclear. Los demócratas entrantes quieren ver a un EE. UU.
más hábil e inteligente que elija los enfrentamientos con China con más cuidado y luego
se prepare bien para ganarlos 63. Dicho planteamiento no es fácil de ejecutar porque la
estrategia es dialéctica y debe incorporar también las reacciones del rival. Existe el
peligro de que la relación derive hacia un modelo de guerra fría 2.0 que promueva la
creación de un gran bloque de las democracias que se oponga al frente de las potencias
autoritarias, que parece ser la opción preferida por el establishment de Washington.
Graham Allison rechaza la idea y defiende que, para evitar que la trampa de Tucídides
se consume, el nuevo enfoque estratégico de Washington debería ser suficientemente
61
RENNIE, David. «The World in 2021. Joe Biden’s in-tray is already overflowing». The Economist, 16 de
noviembre de 2020.
62
FRIEDMAN, George. «From China to India». GFP, 2 de junio de 2020. Disponible en:
https://geopoliticalfutures.com/from-china-to-india.
63
RENNIE, David. Art. cit.
bueno para EE. UU. —no perfecto desde luego—, centrándose en los intereses básicos
de la nación y suficientemente bueno también para China, combinando elementos de la
estrategia de Kennedy tras la crisis de los misiles de 1962 (a World safe for diversity) y
la que la dinastía Song aplicó hace mil años con el reino de la tribu Liao de nómadas del
norte (rival partners). Por una parte, se debe hacer todo lo posible para evitar que la
confrontación derive en un desenlace catastrófico —no deseado por ninguna de las
partes— aceptando la existencia de otra potencia con una cosmovisión distinta y con la
que se debe competir pacíficamente con la intención de mostrar qué modelo es mejor;
por otra, se debe desarrollar una relación recíproca en que la rivalidad en unas áreas se
compatibilice con la colaboración en otras 64.
La estrategia norteamericana hacia China sería mucho más fácil con un enfoque
pragmático de la relación con la Federación Rusa. La Administración Biden tendría que
superar la profunda aversión que en Washington se siente hacia la Rusia de Putin, lo
que no parece estar en la agenda del Partido Demócrata. Entran en juego convicciones
muy arraigadas y la actitud cada vez más confrontacional del Kremlin. Sin embargo,
EE. UU. ya no tiene capacidad —y cada vez tendrá menos— de contener
simultáneamente a las dos potencias revisionistas, antes o después tendrá que buscar
la distensión con una de ellas. Apostar por que la Federación Rusa caiga por su propio
peso es como jugar a la ruleta rusa.
Las perspectivas generales no son halagüeñas para los que proponen un modelo de
relación con China inspirado en la Guerra Fría. El Dragón Rojo es más resiliente, dispone
de una estrategia de largo plazo con la capacidad de utilizar todos los resortes de la
64
ALLISON, Graham. Entrevista virtual sobre el tema «Destined for War: Can America & China Escape
Thucydides's Trap?», organizada por el Center for the Study of the Presidency & Congress. Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=C__JcMbBIRo.
sociedad y las tendencias le harán cada vez más fuerte, a diferencia de lo que le ocurrió
a la Unión Soviética. Las guerras frías acaban con un ganador y un perdedor. Esta vez
el derrotado podría ser EE. UU., cuya población ya no tiene ni la capacidad ni la voluntad
de asumir el coste de una confrontación de tal magnitud.
Al finalizar este capítulo (enero de 2021) no sabemos qué línea de acción elegirá Biden:
tensa coexistencia o alineamiento de bloques enfrentados, el PCCh contemplará con
serenidad los movimientos de la Casa Blanca y actuará en consecuencia. China tiene
memoria y cuando las aguas vuelvan a su cauce querrá cobrar las facturas, mayores
cuanto más intensa sea la hostilidad hacia ella. Al mundo anglosajón le cuesta aceptar
que el gran devenir humano tiene sus ciclos y, aunque los imperios —y EE. UU. lo es en
todo menos en nombre— se sienten excepcionales y con derecho a ejercer su dominio,
la historia fluye, en este periodo heraclitiano muy especialmente 65, y hay muchos indicios
que auguran que dentro de un par de décadas nada será ya como este mundo que se
quiere preservar a toda costa. Lo importante es que por el camino las tensiones no se
conviertan en un voraz incendio que arrase con todo.
No parece que un mundo donde las grandes potencias renuncien a buscar algún tipo de
modus vivendi coincida con el interés de España, las naciones más pequeñas pagarían
un precio aun mayor que las más poderosas. Lo que parece claro es que se debe apostar
por una UE cada vez más integrada, con un buen entendimiento con los EE. UU. y con
una masa crítica suficiente para impedir que China le dicte sus propias reglas.
Conclusión
EE. UU. no supo prever las consecuencias que tendría la emergencia de China, ni creyó
que esta fuera capaz de alcanzar en tan poco tiempo tan altas cotas de poder y
desarrollo. En cualquier caso, se creía que al final el desarrollo económico llevaría a una
democratización del gigante asiático, lo que incorporaría al Dragón Rojo al orden
internacional liberal de inspiración occidental.
65
Ver en PARDO DE SANTAYANA, José. «La revolución de Heráclito, todo fluye y nada permanece en el
orden global multipolar». Documento de análisis IEEE 05/2020.
no dispone de una estrategia para forzar que Pekín se someta a las reglas de juego
vigentes.
El presidente Obama intentó retomar la iniciativa con el giro a Asia que tenía como vector
fundamental la negociación del TPP. Su sucesor, Donald Trump, cambió de estrategia,
desechó la multilateralidad, optó por las relaciones bilaterales y subió el tono de la
confrontación con China, dando lugar a una guerra de naturaleza económico-
tecnológica.
Mientras China se abría paso, el continente asiático, que reúne a más de la mitad de la
población mundial, también ganaba posiciones en la jerarquía global y pronto el centro
de gravedad del mundo se habrá desplazado hacia allí. Esto favorece a Pekín, que ha
estrechado sus relaciones con todo su vecindario geopolítico y ha lanzado la NRS, ahora
también digital, que articula un nuevo modelo de dominio geoeconómico.
2020 con la crisis del coronavirus ha visto cómo se seguían desmoronando muchas de
las estructuras que ordenaban la convivencia internacional y cómo las tensiones entre
las grandes potencias se han disparado.
El presidente Joe Biden se encuentra ante serios retos internos —la pandemia, el cambio
climático, la injusticia racial y un sistema político fracturado— y externos y un asunto
central será su estrategia hacia China 66. El establishment de Washington se inclina por
un modelo inspirado en la Guerra Fría y desea convocar a las democracias del mundo
para crear un gran bloque contra las potencias autoritarias. Este designio estratégico no
solo es muy peligroso, necesitaría la colaboración incondicional de las democracias
asiáticas, las cuales no son partidarias porque serían las principales víctimas del choque
entre los colosos.
Por otra parte, China tiene un mejor andamiaje para soportar una sorda guerra de
desgaste, cuenta con una sociedad más resiliente, puede utilizar todos los resortes y
capacidades del país para la consecución de sus objetivos, domina la paciencia
estratégica, tiene una dirección política que da continuidad a la lucha y apelará al
nacionalismo para cerrar filas. También parece que el tiempo juegue a su favor y que
cada vez su poder relativo se incrementará. Por su parte, Occidente no aguantaría los
66
KENNEDY, Scott. Art. cit.
sacrificios que una prolongada confrontación exigirían y al final China le haría pagar sin
contemplaciones el precio del siglo de las humillaciones.
Una coexistencia tensa y difícil como la que propone Graham Allison no augura un futuro
del gusto de las sociedades occidentales y el mundo se fracturaría en actores y regiones
con distintos sistemas de valores, pero habría espacio para que las diversas sociedades
puedan desarrollarse según sus propias convicciones, los distintos modelos competirían
entres sí, se evitaría el riesgo de una grave confrontación y se protegería la capacidad
para abordar los grandes retos globales de los que depende el futuro común.
El tiempo dirá. El presidente Biden soporta sobre sus hombros una gran responsabilidad.
Una China cautelosa tratará de aliviar las tensiones, pero no se hace ilusiones sobre un
restablecimiento completo de las relaciones 67 y se mantendrá firme en la persecución de
sus objetivos.
67
RENNIE, David. Art. cit.