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Bolilla 9

Punto 1: La responsabilidad nacional e internacional por la violación de Derechos


Humanos
Antecedentes internacionales y evolución - discusión en torno a la punibilidad internacional
de ciertos delitos
El Derecho Internacional ante la carencia de un legislador único y de una autoridad
centralizada de aplicación coactiva, puede considerarse un orden jurídico primitivo. Es justo
que, en situación de normalidad en la aplicación del derecho, en relación con la punibilidad
de los delitos contra el Derecho Internacional, la responsabilidad primaria de su juzgamiento
y castigo quede a cargo de los sistemas judiciales nacionales.
¿Cómo reacciona el orden jurídico ante situaciones de anormalidad, es decir, ante
casos que tornan imposible la aplicación de sus normas del modo que generalmente se
realiza?
Por ejemplo, si el estado no juzga el delito porque no puede o no quiere hacerlo. En
el primer caso cuando un estado no puede cumplir con sus obligaciones, se está en presencia
de una imposibilidad involuntaria, no imputable a los órganos de dicho estado. Puede ser por:
● Colapso del estado, y no puede ejercer su poder punitivo, ya sea por su total
desaparición (Somalía)
● Por su debilitamiento sustancial de sus instituciones (Haití) En este caso se
está en presencia de una voluntad del estado de no cumplir con la obligación
internacional de juzgar o extraditar.
En ambos casos, se plantea una situación por la cual el Derecho Internacional no
puede valerse de los sistemas jurídicos nacionales para el cumplimiento de sus normas.
Mientras el derecho penal internacional no podrá ser ajeno a la aplicación de los principios
que informan al derecho penal general (legalidad, debido proceso, defensa en juicio e
irretroactividad) En algunos casos como en el tribunal Penal Internacional para la ex
Yugoslavia o para Ruanda creados por la ONU, no se halló la irretroactividad de una ley
penal.
El Estatuto de la Corte Penal Internacional adoptado en 1998 por la ONU, ha
consagrado en el orden de las normas internacionales de fuente convencional los antedichos
criterios. La competencia de la Corte se basa en la complementariedad. Su jurisdicción no
desplaza a la de los tribunales nacionales, que conservan la competencia primaria para su
juzgamiento, sino que sólo es admisible cuando el estado que debe juzgar el delito no quiere

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o no puede hacerlo. El estatuto está abierto a la ratificación de todos los estados. En


consecuencia sus normas se incorporarán lícitamente a las que integran el derecho interno de
los estados.
Comprende también el estatuto todas las garantías fundamentales de derecho penal y
del proceso legal. De esta forma, el estatuto de Roma ha puesto fin al carácter embrionario
que hasta hoy tenía el derecho penal internacional y ha consagrado su definitiva existencia
dentro del derecho de gentes. En efecto, eran precisamente las referidas anomalías las que
dificultan la punibilidad internacional de los delitos contra la humanidad, conduciendo a
soluciones no ajustadas al derecho.

Evolución de la responsabilidad penal del individuo ante el derecho internacional:


● El Tratado de Versalles reconoció el principio en virtud del cual los crímenes contra la
paz y los crímenes de guerra deben ser juzgados por los tribunales internacionales, a
quienes corresponde jurisdicción sobre éstos. Debieron transcurrir cuatro siglos hasta
que se comenzara a considerar seriamente la posibilidad de constituir una Corte Penal
Internacional con carácter permanente.
● El Art. 3 del Cuarto Convenio de la Haya dispone que los crímenes de guerra sólo
tendrán como consecuencia la responsabilidad civil del estado, sin recoger el principio
de la responsabilidad penal individual.
● La Comisión de Crímenes de guerra de las Naciones Unida en 1944 fue el primer
organismo internacional oficial creado con la finalidad específica de investigar los
crímenes de guerra y asegurar el juicio de sus autores por parte de un órgano
jurisdiccional internacional.
● El Tribunal Militar Internacional de Nüremberg en 1945 se estableció por los
gobiernos de EEUU, Francia, Gran Bretaña y la US para juzgar a los criminales nazis
y diversos tribunales aliados. Este acuerdo implicó una variación fundamental en los
principios que gobernaban la responsabilidad penal individual. En efecto, por primera
vez en la historia del derecho internacional, se previeron expresamente las categorías
de crímenes de guerra (violaciones a las leyes o las costumbres de la guerra),
crímenes contra la paz (planificación, preparación, violación de tratados
internacionales, acuerdos o conspiración para ejecutar cualquiera de los actos
precedentes) y crímenes contra la humanidad (asesinatos, exterminio, sometimiento a
esclavitud, deportación y otros actos contra cualquier población civil antes o durante
la guerra). Asimismo, por primera vez un instrumento internacional definió dichos

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delitos y estableció sus elementos constitutivos. Condenó a 19 criminales de guerra 11


de los cuales recibieron pena de muerte. Pero en definitiva no estaba determinado el
conjunto de normas convencionales que hoy integra el sistema internacional de
protección de los DDHH.
● Tribunal Militar Internacional de Tokio: sobre la base del precedente del proceso de
Nüremberg, las potencias aliadas resolvieron el problema de la guerra desatada por el
Japón y los crímenes de guerra cometidos durante el curso del antedicho conflicto
armado.
Por tanto, entre 1944 y 1945, las potencias aliadas llegaron a la conclusión de que era
necesario una nueva categoría de delitos. Así a la vieja categoría de los crímenes de guerra se
añadieron 2 nuevas categorías:
● La de los crímenes contra la paz
● Los crímenes contra la humanidad.
La norma que los anuncia es el Art.6, constituyendo un monumento importante de la
civilización jurídica moderna, incluso si desmiente uno de los principios fundamentales de
dicha civilización: nadie puede ser castigado por una acción que en el momento que se
llevase a cabo, no se considerará delito (retroactividad) Pero es, el punto de llegada de los
dolores y humillaciones de millones de personas, la consagración y legitimación de su
rebelión contra los actos inhumanas y el solemne empeño para que en el futuro tales actos no
se repitan. El Art. 6 constituye, por tanto, un enorme progreso en el campo ético-jurídico,
porque por primera vez, condena nivel internacional lo que hasta entonces estaba condenado
solamente por los ordenamientos estatales en su interior.
La expresión “crímenes de lesa humanidad” como tal fue primeramente utilizada en
1915 por los Gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Rusia. Esta normativa fue considerada un
monumento de la civilización jurídica moderna, intenta capturar al legislar a los crímenes
contra la humanidad a todas las atrocidades no incluídas en la categoría de “crímenes de
guerra”
En efecto esta norma prohíbe dos tipos de acciones
● El asesinato, el exterminio, la reducción a esclavitud, la deportación y otros actos
inhumanos cometidos contra cualquier población civil
● La persecución por razones políticas, raciales o religiosas
El problema esencial de estas nuevas categorías, era el que invita a evaluar si podían
aplicarse retroactivamente sin violentar la regla de legalidad antes enunciada.

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Abordando los “Juicios de Nuremberg” que fue la primera ocasión en que se


produjeron juzgamientos por la comisión de crímenes de “lesa humanidad” en el sentido
antes definido, este problema recibió tres tipos de respuestas diferentes:
1. Para algunos, el Estatuto del Tribunal Militar Internacional allí actuante, y la Ley
N°10 del Consejo de Control Aliado respetaban a plenitud la máxima “Nullum
crimen, nulla poena sine lege”
2. Otro sector del pensamiento aceptó que tal regla fue desconocida en tales
juzgamientos, pero justifican el apartamiento de la misma
3. Un tercer grupo, sostuvo que allí el principio de legalidad había sido violado y ello
viciaba el valor jurídico de los textos antes mencionados y los enjuiciamientos que
fueron su consecuencia directa.
Vinculado a la imprescriptibilidad de estos crímenes, ella deriva de las reglas del derecho
internacional general, como se advierte con claridad del Preámbulo y articulado de la
Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los Crímenes de Lesa
Humanidad, en particular en su artículo IV.
Cabe notar que mediante el dictado de la Ley 25.788, el congreso Argentino le dio jerarquía
constitucional a esta convención internacional.
A pesar de que los mencionados tribunales han constituido el primer caso de
jurisdicción internacional para el juicio, y que han demostrado la posibilidad efectiva de
instituir tal Corte, se han observado diversas objeciones a ellos: los tribunales eran ad hoc.
Tenían más naturaleza política que jurídica. Estaban compuestos exclusivamente de
magistrados de las potencias vencedoras y por consiguiente, dichos órganos no eran
suficientemente representativos de la comunidad internacional.
En el momento en que fueron cometidos los delitos, la legalidad vigente no
sancionaba tales actos. Por ello, se estima, que en su momento, la solución de Nüremberg
puede no haber sido la más justa, pero, sin duda, podría llegarse a entender como estado de
necesidad ante una situación de anormalidad en la aplicación del derecho.
En este caso, los procesos de Nüremberg y Tokio le han hecho al desarrollo del
principio de la punibilidad internacional de los crímenes contra la humanidad (los
denominados “principios de Nüremberg”).
Cabe recordar que en los tiempos en que se realizaron los juicios, no era tan claro
como ahora el alcance de las normas internacionales de protección de los DDHH, al no existir
instrumentos tales como la Declaración Universal y los Pactos Internacionales. La potestad

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internacional para castigar los crímenes de guerra, contra la paz y contra la humanidad aún no
contaba con dichas restricciones, hoy consagrados en el derecho internacional.
Las características particulares que tienen estos delitos radican en que, a diferencia de
aquellos que comete como persona privada (piratería, trata de esclavos, etc.) el individuo
actúa en nombre del estado y en ejercicio de los poderes propios de un agente público. En
este caso, la cuestión radica en que, por la gravedad de los delitos, el estado no puede
interponerse entre el individuo y el derecho internacional, toda vez que éste es responsable en
forma directa ante dicho orden jurídico.
La doctrina internacionalista ha querido ver en este cambio una afirmación de la
subjetividad jurídica internacional de los individuos. Se ha hecho notar que la sanción
recibida se le aplica al individuo en tanto que agente del estado.
Por tanto, la Corte Penal Internacional (CPI) es la primera corte permanente que
investigará y llevará ante la justicia a los individuos, no a los Estados, responsables de
cometer las violaciones más graves a los derechos humanos y al derecho internacional
humanitario como son el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad
y una vez que sea definida, la agresión.
A diferencia de la Corte Interamericana que resuelve sobre el cumplimiento de las
obligaciones de los Estados Partes surgidos de la Convención Americana de Derechos
Humanos, la CPI establece la responsabilidad penal individual; y, a diferencia de los
Tribunales Penales Internacionales para Ruanda y la Antigua Yugoslavia, creados por
resolución del Consejo de Seguridad, su jurisdicción no está cronológica o geográficamente
limitada.
La Corte Penal Internacional es complementaria a los sistemas de justicia nacionales,
actuando sólo cuando los Estados no pueden o no tienen la voluntad de investigar o juzgar
tales crímenes. De modo que la responsabilidad primaria recae sobre los Estados. Como
resultado y actuando en su mejor interés, los Estados modernizarán sus sistemas penales, 
tipificarán crímenes internacionales y fortalecerán la independencia del poder judicial, lo que
tendrá un efecto positivo en la protección de los derechos humanos a escala mundial, al
tiempo de asegurar la mejor cooperación entre los países y la Corte.
Finalmente, la CPI no es retroactiva, aplicándose sólo a aquellos crímenes cometidos
después del 1 de julio de 2002, fecha de entrada en vigor del Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional. 

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Fundamentos de responsabilidad penal ante el derecho internacional


La génesis de la responsabilidad penal del individuo se origina en delitos cometidos
por personas físicas contra intereses generales de la comunidad, que actúan en carácter de
personas privadas. Es decir delitos tales como: la piratería en alta mar, la trata de esclavos u
otros surgidos con posterioridad, como los que atentan contra la seguridad de la navegación
aérea.
En estos casos, la acción del orden jurídico internacional radica fundamentalmente en
reforzar la cooperación internacional en la prevención y represión de estos delitos, cuya
incidencia afecta a la comunidad internacional en su conjunto, aunque normalmente, el
dictado y aplicación de las normas penales queda a cargo de los estados.
Distinto es el caso de los delitos cometidos por individuos que actúan en carácter de
agentes públicos. Es estos casos, la gravedad del delito hace que el carácter de órgano del
estado no pueda ser invocado como pantalla para encubrir la directa e inmediata
responsabilidad del agente ante el derecho internacional. Estos delitos, que comienzan a ser
objeto luego de la PGM, y que encuentran consagración en los procesos de Nüremberg y de
Tokio, atentan gravemente contra la vida, la libertad y la integridad física de las personas,
afectando DDHH fundamentales. La jurisdicción de la Corte Penal Internacional se
circunscribe a esta última categoría de delitos.

Delitos de incidencia directa en la comunidad internacional: debido a que por su naturaleza y


alcance afectan intereses comunes de todos los estados y, por ello, atentan contra el bien
común de la comunidad internacional.

Concepto de crimen de Lesa Humanidad. Consecuencias o efectos


En la Corte Penal Internacional se encuentra contemplado en el art. 8.
● Crímenes de Lesa humanidad: se definen como una categoría residual de
delitos aberrantes contra la vida y la integridad de las personas, que no pueden
encuadrarse en el delito del genocidio, porque está ausente el elemento
subjetivo del tipo “propósito de destrucción de un grupo”, y tampoco en los
crímenes de guerra, porque no se vinculan necesariamente con un conflicto
armado.

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La Corte Penal Internacional define a los crímenes de lesa humanidad en su art. 7


como “cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
A. Asesinato;
B. Exterminio;
C. Esclavitud;
D. Deportación o traslado forzoso de población;
E. Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de
normas fundamentales de derecho internacional;
F. Tortura;
G. Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,
esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable;
H. Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en
motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de
género definido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos
como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con
cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte;
I. Desaparición forzada de personas;
J. El crimen de apartheid
K. Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente
grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la
salud mental o física.
En estos delitos, el elemento distintivo está dado por la escala con que se cometen.
Por ejemplo si en el marco de un situación de tensión política interna practican matanzas
indiscriminadas y en gran escala y torturas u otras formas de lesión de integridad física, se
califica a tales actos como crímenes de lesa humanidad. Por tanto, la razón por la que se ha
creado esta categoría se fundamenta en la gravedad de los delitos cometidos.
Si el bien común afectado es el bien de la comunidad internacional, no será aplicable
a dichos delitos el orden jurídico particular de un estado, sino el orden jurídico destinado a
perseguir el bien común de todas las naciones, es decir el DI. El destinatario de la retribución
que quien cometió estos delitos debe realizar no es un estado particular, ni siquiera el estado
en cuyo territorio se cometió, sino la comunidad internacional en su conjunto.

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● Genocidio: es un delito por el cual se causa la muerte de miembros de un


determinado grupo nacional, étnico, racial o religioso, con el objeto de eliminar la
existencia de dicho grupo. Más allá de la cantidad de muertes causadas, el elemento
que confiere una mayor gravedad a este delito es el propósito, es decir que uno o más
individuos, actuando en ejercicio de la autoridad y poder del estado, se arroguen la
facultad de exterminar a un grupo de personas. El genocidio es un delito que más allá
del lugar donde se cometió, afecta en su conjunto al bien común de la comunidad
internacional.
La CPI lo ampara en su art. 6:
A. Matanza de miembros del grupo;
B. Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
C. Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de
acarrear su destrucción física, total o parcial;
D. Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;
E. Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.
● Crímenes de guerra: implican violaciones a lo que hoy se ha denominado “derecho
aplicable a los conflictos armados” y que clásicamente se denomina leyes y usos de la
guerra, o sea el Derecho de la Haya y el llamado Derecho de Ginebra.
Esta categoría incluye todas las violaciones graves de las normas que atañen a la
conducción de las hostilidades bélicas, a más de a la protección de las personas que no
participan en las hostilidades. Como la tortura o la muerte de civiles o prisioneros de guerra,
el bombardeo de ciudades indefensas, de iglesias o de monumentos históricos, la utilización
de arma prohibidas.
Tradicionalmente los autores de crímenes de guerra son castigados por el estado al
que pertenecen por las autoridades del estado adversario.

En torno al concepto de delitos de lesa humanidad - Ejemplos: la desaparición forzada de


personas - caso Argentino
El art. 43 se refiere a que “cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o
amenazado fuera la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o
condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas, la acción de hábeas
corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por cualquiera en su favor y el juez resolverá
de inmediato, aun durante la vigencia del estado de sitio” y el 36 “Esta Constitución
mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiera su observancia por actos de fuerza contra

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el orden institucional y el sistema democrático”, indican una clara señal intérprete en el


sentidote la actualización permanente del concepto de delitos de lesa humanidad.
No existe ninguna regla del derecho internacional que prohíba que se juzgue a un nacional
extranjero por un delito fuera de sus fronteras.

Pautas interpretativas en la Constitución Nacional y en los Tratados o instrumentos


internacionales
El arduo problema que involucra la perspectiva de juzgamiento de sujetos imputados
de ciertos delitos en sedes internacionales, ha cobrado gran relevancia a partir de dos
importantes hechos recientes:
1. El pedido que el Magistrado español Baltasar Garzón efectuó al gobierno de Gran
Bretaña para requerir la entrega del general chileno Pinochet, a fin de ser juzgado por
una serie de crímenes contra la humanidad en contra de ciudadanos españoles
presuntamente cometidos en el suelo chileno.
2. Reciente creación de la Corte Penal Internacional.
El principio de derecho internacional que bajo ciertas circunstancias protege a los
representantes de un estado (Inmunidad Soberana del Estado), no puede aplicarse cuando el
agente estatal ha cometido actos que son condenados como criminales por el derecho
intencional.
No existe regla general ninguna del Derecho Internacional que prohíba el juzgamiento
de un nacional extranjero por un delito de estas características cometido fuera de sus
fronteras.
Los delitos castigados por el Derecho Internacional, con la denominación histórica de
“delitos contra el derecho de gentes” (se insertan en esta categoría los delitos de guerra, los
delitos contra la humanidad y los delitos contra la paz, conocidos como de lesa humanidad)
deben ser considerados como un ataque al orden legal internacional.

Punto 2: La lucha contra la impunidad

El caso Argentino
El Artículo 118 de la Constitución Nacional establece que:
“Todos los juicios criminales ordinarios, que no se deriven del despacho de
acusación concedido en la Cámara de Diputados se terminarán por jurados, luego que se
establezca en la República esta institución. La actuación de estos juicios se hará en la misma

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provincia donde se hubiera cometido el delito; pero cuando este se cometa fuera de los
límites de la Nación, contra el Derecho de Gentes, el Congreso determinará por una ley
especial el lugar en que haya de seguirse el juicio”.
De esta manera, la Constitución Nacional establece una regla general y una excepción
a la misma: la regla impuesta por nuestro sistema constitucional para el juzgamiento de
delitos comunes es la territorialidad, y la excepción que se aplica para el caso de imputación
de delitos de lesa humanidad (“Contra el derecho de gentes”), es la posibilidad de la
extraterritorialidad de su juzgamiento.
Es claro así que la Constitución Nacional admite la existencia de figuras criminales
con aptitud de lesionar a todos los estados.
O sea, que la nación argentina se atribuye la potestad de juzgar en el territorio
nacional a quien hubiese cometido delito contra el derecho de gentes fuera de sus límites
territoriales.

Bidart Campos advierte que de la norma se derivan 2 claras consecuencias:


1. Si el delito contra el derecho de gentes se perpetuó fuera de los confines del estado
argentino, nuestros tribunales podrán efectuar juzgamiento a su respecto, según lo
disponga una ley del congreso que establezca el lugar en que se sustanciará el proceso
penal.
2. Si el delito contra el derecho de gentes se perpetuó en los confines de nuestro
territorio nacional, también ha de admitirse que pueda existir jurisdicción a favor de
un tribunal extranjero, siempre que en el mismo se guarden las garantías mínimas que
hacen al debido proceso y defensa en juicio del imputado, garantizadas en los arts. 17
(propiedad privada), 18 (Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio
previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones
especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa.
Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de
orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona
y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia
epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué
justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para
siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes.)
y 75 inc. 22 (Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las

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organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y


concordatos tienen jerarquía superior a las leyes)
Nuestra Constitución Nacional ha sido particularmente sabia y previsora ya que no
sólo se ha referido al delito de la piratería, sino que permite, por medio de una auténtica
cláusula abierta, reputar constitucional la penalización de nuevos tipos de delitos contra el
derecho de gentes. Es decir, que el art. 118 de la CN, no excluye nuevas categorías de delitos
contra el derecho de gentes, no previstas al momento de su sanción, que a la fecha de
imputación del hecho fueran contrarios a una norma imperativa del DI.

El art. 43 se refiere a que


“Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera la libertad
física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o condiciones de detención, o en el de
desaparición forzada de personas, la acción de hábeas corpus podrá ser interpuesta por el
afectado o por cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato, aun durante la
vigencia del estado de sitio”
Artículo 36 “Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su
observancia por actos de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático”,
indican una clara señal intérprete en el sentidote la actualización permanente del concepto de
delitos de lesa humanidad.

No existe ninguna regla del derecho internacional que prohíba que se juzgue a un nacional
extranjero por un delito fuera de sus fronteras.

Leyes de “Punto Final”, “Obediencia debida” e “Indultos”

Lejos de ser una cuestión pasada y olvidada, el debate sobre los desaparecidos durante
la dictadura militar ha sido reabierto. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida
decretadas por el presidente Alfonsín en 1987 libran de toda responsabilidad a los
representantes castrenses que participaron en la represión. Se pretendía el olvido, el perdón
de esos hechos pasados.
Al año siguiente del histórico juicio a los principales jefes militares (entre los que se
encontraban el gral. Jorge Rafael Videla y el almirante Emilio Massera que fueron
condenados a cadena perpetua), el gobierno de Raúl Alfonsín promovió la ley de Punto Final

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que fijaba un plazo de 30 días para receptar las acusaciones contra militares en la Justicia por
violación de los derechos humanos.

Ley de punto Final:


Esta ley fue sancionada el 23 de diciembre de 1986, y su contenido está resumido en los
siguientes puntos:
1. Se extinguirá la acción penal contra toda persona que hubiere cometido delitos
vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de
diciembre de 1983.
2. Cuando en las causas en trámite se ordenará respecto del personal en actividad de las
Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales o penitenciarias, cualquiera sea su rango, la
detención o prisión preventiva, tales medidas se harán efectivas a petición del jefe de
la unidad en que prestare servicio aquel personal, o de cualquier otro oficial superior
de quien dependiese. En este caso, el superior será responsable de la presentación a
declarar del imputado todas las veces que el tribunal lo requiera.
3. La presente ley no extingue las acciones penales en los casos de delitos de sustitución
de estado civil y de sustracción y ocultación de menores.
4. La extinción dispuesta en el punto 1 no comprende a las acciones civiles.

La cuestión relativa a la constitucionalidad de esta ley, se relaciona con el problema


de si el Terrorismo de Estado puede ser amnistiable con arreglo a la Constitución Nacional.
Vulnera, abiertamente, el sistema de tutela de los derechos fundamentales, sustentados
en el art. 18 de la Comisión Nacional.
Se trata de una norma que pretende introducir un privilegio para determinados individuos:
criminales, que son autores responsables de crímenes de lesa humanidad; hechos atroces y
aberrantes, como las torturas y las desapariciones forzadas de personas.

Ley de Obediencia Debida (ley Nº 23521)


Existía un gran malestar militar debido a que antes que terminaran los plazos fijados
por la ley de Punto Final, la Justicia federal dictó el procesamiento de unos 500 militares, esto
desencadenó la rebelión "carapintada" en Semana Santa del año 1987. Ante esta presión el
gobierno de Raúl Alfonsín promovió la ley de Obediencia Debida que absolvía a los militares
de rango intermedio y menor, así dio lugar al desprocesamiento de la mayoría de oficiales y
suboficiales involucrados en la represión porque se consideró que obraban bajo

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subordinación a la autoridad superior (algunos de los beneficiados por esta ley fueron
Antonio Bussi y el destituido capitán Alfredo Astiz).
Esta ley fue promulgada el 4 de junio de 1987, y su contenido esencial es el siguiente:
1. Se presume que quienes a la fecha de comisión del hecho revistaban como oficiales
jefes, oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropas de las fuerzas armadas,
de seguridad, policiales y penitenciarias, no merecen castigo por haber obrado en
virtud de obediencia debida. La misma presunción será aplicada a los oficiales
superiores que no hubieran revistado como comandante en jefe, jefe de zona, jefe de
subzona o jefe de fuerza de seguridad, policial o penitenciaria si no se resuelve
judicialmente, antes de los treinta días de promulgación de esta ley, que tuvieron
capacidad decisoria o participaron en la elaboración de las órdenes. En tales casos se
considerará de pleno derecho que las personas mencionadas obraron bajo
subordinación a la autoridad superior y en cumplimiento de órdenes, sin facultad o
posibilidad de inspección, oposición o resistencia a ellas en cuanto a su oportunidad y
legitimidad.
2. La presunción establecida en el artículo anterior no será aplicable respecto de los
delitos de violación, sustracción y ocultación de menores o sustitución de su estado
civil y apropiación extorsiva de inmuebles.
3. La presente ley se aplicará de oficio. Dentro de los cinco (5) días de su entrada en
vigencia, en todas las causas pendientes.
Revistió una doble inconstitucionalidad: en primer lugar, inicial, ya que toda la
gestación de la ley así como sus antecedentes y alternativas políticas y fácticas, se encuentran
precedidas de una alteración, de una presión y de un atisbo de fuerza que ya de por sí la
descalificaban y degradaron en absoluto.

Violación al Art. 1º de la Carta Magna, que se produjo con anterioridad a la Ley.


"Se presume sin admitir prueba en contrario que quienes a la fecha de comisión del hecho
revistaba como oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropa de las FF.AA., de
seguridad, policial y penitenciarías, no son punibles por los delitos a que se refiere el art. 10
de la ley 23.049 por haber obrado en virtud de obediencia debida. La misma presunción será
aplicada a los oficiales superiores...En tales casos, se considerará de pleno derecho que las
personas mencionadas obraron en estado de coerción bajo subordinación a la autoridad y en
cumplimiento de órdenes, sin facultad o posibilidad de inspección, oposición o resistencia a
ellas en cuanto a su oportunidad y legitimidad" (Art. 1º. de la ley 23.521).

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Esta disposición legal es violatoria del:


● Art. 16 de la Constitución Nacional porque establece un fuero de privilegio en favor
de miembros de las FF.AA. y de seguridad, con relación a la población argentina.
● Art. 18 de la Constitución Nacional porque la Constitución declara abolidos los
tormentos y los azotes y por consiguiente, no puede concebirse el perdón y el amparo
en la "obediencia debida" a quienes hayan violado normas tan sagradas. Porque la
Nación Argentina tiene firmados y ratificados acuerdos internacionales que
proscriben la tortura y al incluir en la ley a quiénes torturaron, se está mofando de
esos acuerdos y de sus compromisos internacionales.
● Art. 28 de la Constitución Nacional: "Los principios garantías y derechos reconocidos
en los anteriores artículos no podrán ser alternados por las leyes que reglamenten su
ejercicio".

Inconstitucionalidad de las leyes:


El martes 14 de junio de 2005 la Corte Suprema declaró la Inconstitucionalidad de las
leyes de “Obediencia Debida” y “Punto Final”. Esto constituye un triunfo para la lucha de
todos los organismos de Derechos Humanos contra la impunidad y por la justicia. Un fallo
histórico que acelerará juicios a más de un centenar de represores y abrió la puerta a nuevas
detenciones por violaciones a derechos humanos en la última dictadura militar. Las diversas
entidades defensoras de los derechos humanos fueron el eje sustancial en la pelea por la
verdad, contra el olvido y por el castigo a todos los responsables de las desapariciones,
torturas, asesinatos y robos de niños durante la última dictadura militar.
Las leyes, dictadas en la década de los años 80, libraron de responsabilidad a más de
un millar de militares y policías implicados en delitos de lesa humanidad y violaciones de los
derechos humanos perpetrados durante la dictadura
La resolución del tribunal supremo argentino abre la posibilidad de que sean
enjuiciados entre 500 y 1.000 represores, de los cuales 'muy pocos siguen en actividad', la
mayoría de los jefes de la última dictadura está ya en prisión por el robo y cambio de
identidad de hijos de desaparecidos, un delito que había sido expresamente excluido de las
leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

Indultos1

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Es una medida de gracia por la que la autoridad competente perdona total o parcialmente una pena impuesta
en sentencia firme. Puede solicitar el indulto la persona condenada, sus parientes o cualquier persona en su

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A partir del día 6 de Octubre de 1989, se empezaron a conocer una serie de decretos
por los cuales el Presidente de la Nación perdonaba la pena y en algunos casos, la supuesta
pena que le hubiera correspondido a determinados encausados.
El 29 de diciembre de 1990 se cerró el círculo de la impunidad que empezó a abrirse
con la ley de Punto Final cuatro años antes. Ese día se dictó el decreto 2741 suscrito por el
presidente Menem y por el ministro de Educación y Justicia profesor Salonia, por los que se
indultaba o perdonaba a los condenados Jorge Rafael Videla, Eduardo Emilio Massera,
Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola y Armando Lambruschini.
En los fundamentos se decía que una profunda reflexión sobre la situación imperante
en la República, llevaba a concluir en la necesidad de que el Poder Ejecutivo realice, respecto
de los actos de violencia y de los desencuentros habidos en el pasado inmediato una última
contribución para afianzar el proceso de pacificación en que están empeñados 'los sectores
verdaderamente representativos de la Nación'.
Añadía que esa decisión aspiraba a consolidar la democracia argentina, pues se trataba
de un objetivo de igual rango y jerarquía que el de la pacificación y reconciliación. Teniendo
en cuenta el contenido del informe de la CONADEP y de las sentencias de la Cámara Federal
de la Corte Suprema, los indultos de diciembre de 1990 no constituyen, está claro, medidas
de atemperamiento de una justicia inexorable o rigurosa; son, por el contrario, como dice esa
misma doctrina tradicional actos que convierten esa facultad presidencial en 'un irritante e
infundado privilegio', destinados a ensanchar y peraltar el largo camino de la impunidad
empezado a caminar en 1986.

En el mes de diciembre de 1985, se conoce el fallo de la Causa número 13, seguida contra las
tres primeras cúpulas del proceso militar.
De aquél famoso juicio, resultaron las siguientes condenas:
● Videla: Reclusión perpetua por la comisión de 66 asesinatos; 306 privaciones ilegales
de la libertad calificadas; 97 tormentos; (4 de ellos seguidos de muerte) y 26 robos.
● Massera: Prisión perpetua por 3 asesinatos; 69 privaciones ilegales de la libertad; 12
tormentos y 7 robos.
● Agosti: 4 años y 6 meses de prisión por ocho tormentos y 3 robos.

nombre, aunque las legislaciones también suelen dar legitimación para pedirlo al Gobierno o a los propios
tribunales de justicia.

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Maria Erice

● Viola: 17 años de prisión por 86 privaciones ilegales de la libertad; 11 tormentos y 3


robos.
● Lambruschini: 8 años de prisión por 35 privaciones ilegales de la libertad calificada y
10 tormentos.
● Graffigna: Absuelto.
● Galtieri: Absuelto.
● Anaya: Absuelto.
● Lamidozo: Absuelto.
En primer lugar, la Fiscalía de la Cámara Federal de la Capital Federal, optó por el
trámite abreviado y la reducción de los casos; solamente utilizó 711 casos que no llegan a
representar ni el 10% de los casos denunciados. De este modo, miles de las causas de los
desaparecidos y muertos, quedan fuera de debate y los familiares llegaron a sentir que su
dolor no era tan importante.

Postura de la CIDH:
Mientras el Gobierno de la Junta Militar repartía las obleas que decían que "los
argentinos somos derechos y humanos", llegaba al país, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos de la OEA el día 6 de septiembre de 1979. Realizó un informe hecho por
la CIDH sobre la situación de los DD.HH en el país, pese a su gran importancia, fue
prácticamente desconocido y omitido. En ningún diario o revista de circulación en el
territorio del país fue publicado. En aquel momento, ninguna imprenta estaba dispuesta a
correr con el riesgo de su impresión.
Este informe nos introducía al tema comentado de la siguiente manera: " La CIDH ha
recibido en los últimos años, antes y después del pronunciamiento militar de marzo de 1976,
denuncias de graves violaciones de los DD.HH. en el país, a las cuales ha dado el trámite
reglamentario. Expresó, además, en diferentes oportunidades a representantes del gobierno
argentino su preocupación por el número cada vez mayor de denuncias y por las
informaciones recibidas de distintas fuentes que hacían aparecer un cuadro de violaciones
graves, generalizadas y sistemáticas a derechos y libertades del hombre ".
El número total de denuncias que recibió la Comisión durante ese lapso, fue de 5.580,
de las cuales eran nuevas 4.153 y 1.261 comunicaciones se referían a casos ya registrados y
que estaban en trámite. Durante su permanencia en el país se entrevistó con algunas
autoridades nacionales, tales como: el Teniente General Jorge R. Videla; los integrantes de la
Junta Militar (Viola, Graffigna y Lambruschini); los Ministros del Interior (Harguindeguy),

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Maria Erice

de Justicia (Rodríguez Varela), de Relaciones Exteriores y de Culto (W.Pastor) y de


Educación y Culto (L.L. Amadeo).
El día 20 de septiembre de 1979, la Comisión le entregaba al Tte. Gral. Jorge R.
Videla un texto que incluía recomendaciones preliminares. Decían: "La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, con motivo de su visita de observación in loco a la
República Argentina, se permite formular al Gobierno argentino las siguientes
recomendaciones preliminares: La Comisión estima que el problema de los desaparecidos es
uno de los más graves que en el campo de los derechos humanos confronta la República
Argentina.”
En 1980, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había documentado la
detención y el secuestro de más de 6.000 personas, que después desaparecen sin dejar rastro.
Los organismos de derechos humanos presentaron una denuncia ante de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).  La CIDH en el Informe 28/92 declaró la
incompatibilidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida con la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.

El informe 28/92 y sus recomendaciones.


La Comisión ha establecido este procedimiento de seguimiento luego de dictar el informe
28/92. En dicha oportunidad afirmó:
1. Sentencia del 14 de marzo de 2001 “... 1. Concluye que las Leyes Nº 23.492 y Nº
23.521 y el Decreto Nº 1002/89 son incompatibles con el artículo XVIII (Derecho de
Justicia) de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y los
artículos 1, 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
2. Recomienda que el Gobierno de Argentina otorgue a los peticionarios una justa
compensación por las violaciones a las que se refiere el párrafo precedente.
3. Recomienda al Gobierno de Argentina la adopción de medidas necesarias para
esclarecer los hechos e individualizar a los responsables de las violaciones de
derechos humanos ocurridas durante la pasada dictadura militar...”

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Maria Erice

Los juicios hoy:


En la actualidad, en la Argentina existen aproximadamente 55 causas en la que se
investigan los delitos de lesa humanidad ocurridos durante la última dictadura militar. La
mayoría de éstas involucra una gran cantidad de hechos, por ejemplo, en la causa “ESMA”·se
investiga el secuestro, las torturas y la desaparición forzada de las 5000 personas que se
estima fueron alojadas ilegalmente en este centro clandestino de detención.
Durante varios años, en las causas judiciales tuvieron lugar numerosas discusiones
jurídicas. Las defensas de los imputados solicitaron la declaración de prescripción,
manifestaron la existencia de cosa juzgada, intentaron que las causas tramiten en sede militar.
Además, seguía pendiente la decisión del máximo tribunal en cuanto a la constitucionalidad
de las leyes de impunidad.
En todas estas batallas jurídicas, resultaron fundamentales los argumentos de derecho
internacional, tanto del derecho internacional de los derechos humanos como del derecho
penal internacional. Por ejemplo, la categoría de crímenes de lesa humanidad fue esencial
para la decisión de la Corte Suprema de declarar la imprescriptibilidad de los delitos. La
jurisprudencia de la Corte Interamericana en cuanto a la inamnistiabilidad de las graves
violaciones a los derechos humanos, especialmente el caso “Barrios Altos”, fue base
fundamental de la decisión de la Corte Suprema de declarar inconstitucionales las leyes de
impunidad.
En el último año, las causas judiciales han comenzado a avanzar significativamente en
la investigación de los hechos y de la responsabilidad de los acusados. Los legajos iniciados
ante la CONADEP, los valiosos testimonios de los sobrevivientes, algunas confesiones de los
propios imputados, reconocimientos judiciales de los centros clandestinos de detención así
como el uso de archivos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos
de Norteamérica han sido la prueba sobre la que han avanzado las investigaciones judiciales.
Existen diferentes tipos de causas en las que se investigan los delitos ocurridos en la última
dictadura militar: las causas en las que se investigan las apropiaciones ilegales de niños
nacidos en cautiverio o que fueron robados de sus padres (cuyos hechos quedaron fuera de las
leyes de impunidad); causas en las que se investiga la apropiación de bienes muebles e
inmuebles; causas en las que se investiga a civiles por represión a trabajadores de las fábricas 
Mercedes Benz y Ford. Los secuestros, torturas y desapariciones forzadas se investigan por

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Maria Erice

centro clandestino de detención en que la persona fue alojada; por zona del país en el que
ocurrieron los hechos; y muchas veces se investigan “masacres”, es decir asesinatos masivos
de personas en supuestos enfrentamientos.
A la fecha, hay más 150 personas detenidas y procesadas en todas las investigaciones
abiertas en el país. Existen causas que han sido elevadas a juicio, por lo que es probable que
en un futuro no tan lejano comiencen a desarrollarse los primeros juicios orales en los que se
juzgará las torturas y desapariciones forzadas ocurridas en la última dictadura militar. 

La reparación

La reparación es el término genérico que comprende las diferentes formas como un Estado
puede hacer frente a la responsabilidad internacional en que ha incurrido (restitutio in
integrum, indemnización, satisfacción, garantías de no repetición, entre otras).

En materia de reparaciones, es aplicable:


● El artículo 63.1 de la Convención Americana, que prescribe: Cuando decida que hubo
violación de un derecho o libertad protegidos en esta Convención, la Corte dispondrá
que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados.
Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias de la
medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y el pago de
una justa indemnización a la parte lesionada.
● El artículo 56 del Reglamento establece que:
1. Cuando en la sentencia de fondo no se hubiere decidido específicamente sobre
reparaciones, la Corte fijará la oportunidad para su posterior decisión y determinará el
procedimiento.
2. Si la Corte fuere informada de que el lesionado y la parte responsable en el caso han
llegado a un acuerdo respecto al cumplimiento de la sentencia sobre el fondo,
verificará que el acuerdo sea justo y dispondrá lo conducente.
Corresponde a la Corte evaluar si el acuerdo sobre reparaciones es compatible con las
disposiciones pertinentes de la Convención Americana, así como verificar si se garantiza el
pago de una justa indemnización a los familiares de las víctimas, y se reparan las diversas
consecuencias de las violaciones de los derechos humanos cometidas en el presente caso.

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Maria Erice

La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación internacional


requiere, siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in integrum), la cual consiste
en el restablecimiento de la situación anterior a la violación cometida. De no ser esto factible,
el tribunal internacional puede ordenar la adopción de medidas para garantizar los derechos
conculcados y reparar las consecuencias que las infracciones produjeron, entre ellas, el pago
de una indemnización compensatoria por los daños ocasionados.

Tipos de reparación
Materiales:
Las reparaciones de naturaleza patrimonial están constituidas por las indemnizaciones
pecuniarias como resarcimiento al daño material o económico sufrido por una víctima de
violación de derechos humanos. La Corte ha utilizado conceptos del derecho civil para la
fijación de tales indemnizaciones: daño emergente y lucro cesante.
● El daño emergente es ocasionado por el menoscabo patrimonial de la víctima
a raíz de la violación de sus derechos: gastos médicos, gastos y costas por el
ejercicio de la acción judicial, y cualquiera otro dentro de la naturaleza
específica que se asigna a este concepto.
● El lucro cesante es la ganancia o ingreso que dejó de percibir la víctima como
consecuencia de la violación de sus derechos humanos.
Morales
Ante la dificultad de la prueba sobre los montos de tales indemnizaciones,
generalmente la Corte las ha fijado por equidad, al igual que lo hace al fijar la indemnización
por daño moral. En caso de muerte de la víctima, los beneficiarios de las indemnizaciones
son sus familiares próximos, cónyuge, su compañero o compañera de vida, conforme a la
estimación que, en cada caso y por equidad, hace la Corte. Esta ha considerado que el dolor
sufrido por la víctima al ser torturado o sometido a vejamen, y, en definitiva, al causársele la
muerte, le produjo un daño moral que debe ser reparado por una cantidad de dinero que
pasará a sus causahabientes, como herencia; y que responde a un concepto distinto al daño
moral que igualmente sufren sus familiares, por el cual deben ser resarcidos.

Reparaciones simbólicas

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Maria Erice

En el caso de las reparaciones simbólicas en estricto sentido, la problemática no es de orden


jurídico. No se trata de determinar cuáles son las fuentes que deben prevalecer, según la
jerarquía constitucional vigente en el Estado parte, ni de establecer la interpretación correcta
de las normas en eventual discordancia. Se trata de los efectos políticos y sociales de las
reparaciones simbólicas que afectan la memoria colectiva de acontecimientos trágicos para
todo el país.

Para ilustrar el ejemplo: el Caso Castro


Las fuerzas de seguridad del Estado del Perú, utilizando ilegítimamente la fuerza,
atacaron con armas y explosivos durante varios días a los internos de una cárcel, entre los que
se encontraban mujeres embarazadas, privandolos incluso de alimentación, agua, higiene y
atención médica. Como consecuencia de la masacre, las víctimas y los familiares de quienes
fallecieron en el operativo denunciaron los hechos ante la Comisión Interamericana de
Derecho Humanos. La Corte Interamericana declaró la responsabilidad internacional del
Estado del Perú y lo condenó a reparar los daños padecidos.

La C.I.D.H. ha condenado diciendo: ” Corresponde condenar al Estado del Perú a


pagar una indemnización que repare adecuadamente los daños sufridos como consecuencia
del ataque que las fuerzas de seguridad estatales efectuaron en una cárcel contra los internos,
entre los cuales se encontraban mujeres embarazadas, la posterior falta de atención médica de
las víctimas, la omisión de brindar información a sus familiares y la deficiente investigación
de los hechos, ya que al producirse un hecho ilícito imputable al Estado, surge de inmediato
la responsabilidad internacional por éste, con el consecuente deber de reparación y de hacer
cesar las consecuencias de la violación a las normas internacionales.

Es responsable por la violación del derecho a la vida consagrado en el art. 4 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el art. 1.1 de la misma
norma, en perjuicio de los internos de una cárcel que fallecieron como consecuencia del
ataque ejecutado por un grupo de fuerzas de seguridad estatales, dado que el fin del operativo
tenía como fin exclusivo atentar contra la vida e integridad de los reclusos, desde que éstos
no se encontraban amotinados ni tampoco existía causal alguna que ameritara el uso ilegítimo
de la fuerza. 2 – Constituyen violaciones al derecho a la integridad personal consagrado en el
art. 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación al art. 1.1 de la
misma norma y en conexión con los arts. 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para
prevenir y sancionar la Tortura los actos de las fuerzas de seguridad del Estado del Perú que

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Maria Erice

en una cárcel, utilizando ilegítimamente la fuerza, atacaron durante varios días a los internos,
entre los que se encontraban mujeres embarazadas -en el caso, se utilizaron armas, explosivos
y gases-, hiriéndolos y privándolos de alimentación y agua, así como también el traslado de
los heridos a otros centros de detención y hospitales en donde no recibieron atención médica
y fueron sometidos a vivir en un régimen incompatible con su dignidad personal e
incomunicados.

El caso “Castro Castro” proporciona un buen ejemplo de las responsabilidades que


pueden caber a los Estados en materia de derechos humanos, a partir de los compromisos que
ellos asumen internacionalmente. Y de las tensiones de orden interno que los fallos de la
Corte Interamericana pueden generar, al disponer alguna de las posibles reparaciones a los
afectados por la acción estatal.

Punto 3: El concepto y alcance de la reparación en la Corte Americana de Derechos


Humanos y en la jurisprudencia de la Corte Interamericana
La posibilidad de exigibilidad del cumplimiento de normativa internacional sobre derechos
humanos a sujetos distintos de los Estados
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) tiene la
función de:

Intrusión: reúne o acumula los antecedentes que pueden llevar a tomar una decisión en el
caso de una supuesta violación de derechos humanos. Un particular puede recurrir a esto, si
primero acotó todos los recursos internos del Estado y si es notorio que el Estado le está
negando algún derecho. Los particulares no pueden relacionarse con esta comisión de forma
directa, porque sólo está abierto a Estados y a la comisión. Esta comisión puede pedir
informes e investigar, sino puede resolver el caso lo eleva a la Corte Interamericana de
derecho humanos.
Si la Corte Interamericana De Los Derechos Humanos entiende que realmente se ha
violado un derecho humano, puede imponer sanciones al Estado, el cual debe pagar una
indemnización al perjudicado, se pueden hacer cumplir a través del Poder Judicial de ese
Estado. Son inapelables y definitivas sus decisiones (puesto que no posibilidad de más fallos)
y tienen que estar motivadas, es decir que tiene que fundar un derecho y dar razones de por
qué se tomó esa decisión para contribuir a la justicia. Si el Estado no cumple, la corte debe
hacer un informe anual y este Estado queda publicado aquí (sanción moral)

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Maria Erice

-Caso Velásquez Rodríguez:


En el caso Velásquez Rodríguez la Corte Interamericana de DDHH, de acuerdo con el
artículo 44.1 de su Reglamento dicta la siguiente sentencia sobre el presente caso introducido
por la Comisión Interamericana de DDHH contra el estado de Honduras.
Este caso fue sometido a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 24 de abril de 1986. Se originó en una
denuncia (No. 7920) contra el Estado de Honduras, recibida en la Secretaría de la Comisión
el 7 de octubre de 1981.
La Comisión sometió este caso con el fin de que la Corte decida si hubo violación,
por parte del estado involucrado del derecho a la vida, a la integridad personal, a la libertad
personal en perjuicio de Manfredo Velásquez Rodríguez.
Según la denuncia presentada ante la comisión, Velásquez, fue apresado en forma
violenta y sin mediar orden judicial de captura, por elementos de la Dirección Nacional de
Investigación y la inteligencia de las fuerzas armadas, donde fue sometido a duras
interrogaciones bajo crueles torturas, acusado de supuestos delitos políticos.
La comisión después de haber transmitido la denuncia al gobierno solicitó al mismo la
información correspondiente sobre los hechos denunciados. Ante la falta de respuesta del
gobierno, la Comisión presumió verdaderos los hechos denunciados; tales hechos constituyen
gravísimas violaciones al derecho a la vida y de libertad personal.
● En 1983 el gobierno pidió la reconsideración de la resolución, argumentando que no
había agotado los recursos de la jurisdicción interna.
● En 1985 el gobierno pidió que la resolución final fuera postergada e informó que
había establecido una comisión investigadora sobre la materia. La Comisión le dio un
plazo de 30 días para enviar la información pedida.
● Posteriormente el gobierno presentó a la Comisión el texto del informe emitido por la
comisión investigadora. La Comisión consideró en 1986 que la nueva información
presentada por el gobierno no era suficiente para ameritar una reconsideración de su
resolución, y que además se deduce que Velásquez continuaba desaparecido sin que el
gobierno haya establecido pruebas contundentes que permitan establecer que no son
verdaderos los hechos denunciados. La Comisión así confirmó la resolución y refirió
el asunto a la Corte. La Corte es competente para conocer el presente caso, ya que
Honduras ratificó la Convención y depositó el instrumento de reconocimiento de la
competencia de la Corte.

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Maria Erice

● En 1987 le dio al gobierno y a la Comisión una nueva oportunidad de sustanciar


plenamente sus puntos de vista sobre el caso. La Comisión presentó testigos y
diversas pruebas documentales sobre este asunto. El gobierno sometió algunas
pruebas documentales y denuncias penales contra los eventuales culpables y la
declaratoria de muerte presunta.
La Comisión sostuvo que los recursos señalados por el Gobierno no eran eficaces en
la situación interna del país durante aquella época. Por tanto, la Comisión cuando se agotan
las circunstancias de los recursos internos analizará posteriormente su aplicación al caso. El
art. 46.1 de la Convención dispone que para que se presente una petición a la comisión se
tienen que haber agotado dichos recursos.
En su inc. 2 dispone que este requisito no se aplicará cuando:
● No exista en la legislación interna del estado de que se trata el debido proceso legal
para la protección del derecho que se alega que ha sido violado.
● No se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos
de la jurisdicción interna o haya sido impedido de agotarlos
● Hay retardo en la decisión sobre los mencionados recursos.
○ La regla del previo agotamiento de los recursos internos permite al Estado
resolver el problema según su derecho interno antes de verse enfrentado a un
proceso internacional.
○ Que sean adecuados significa que la función de esos recursos, dentro del
sistema del derecho interno, sea idónea para proteger la situación jurídica
infringida.
○ Un recurso debe ser además, eficaz, o sea, capaz de producir el resultado para
el que ha sido concebido.
Se concluye que si bien existían en Honduras recursos legales que hubieran
eventualmente permitido hallar a una persona detenida por las autoridades, tales recursos eran
ineficaces. Las pruebas aportadas por la comisión son suficientes para rechazar la excepción
preliminar del gobierno sobre inadmisibilidad de la demanda por el no agotamiento de los
recursos internos.

La Corte debe comenzar a precisar algunas cuestiones relacionadas con la carga de la prueba:
● Dado que la Comisión es quien demanda al gobierno por la desaparición de Velásquez
a ella le corresponde en principio establecer las pruebas de los hechos en que su
demanda se funda. El argumento de la comisión se basa en que una política de

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Maria Erice

desapariciones auspiciada o tolerada por el gobierno, tiene como verdadero objetivo el


encubrimiento de las pruebas.
● La Corte debe determinar cuáles han de ser los criterios de valoración de las pruebas
aplicables en este caso:
○ La comisión ha solicitado a la Corte determinar que Honduras ha violado los
derechos garantizados a Velásquez: a la vida (Art. 4 de la Convención),
integridad personal (5) y derecho a la libertad (7) Esto exige a la Corte un
examen sobre las condiciones en las cuales un determinado acto que lesione
alguno de los DD reconocidos por la convención, puede ser atribuido a un
estado Parte y comprometer su responsabilidad internacional.
○ El Art. 1 de la Convención dispone la “obligación de respetar los DD. Los
estados partes se comprometen a respetar los DD y libertades reconocidos en
ella y garantizar su libre ejercicio a toda persona sujeta a su jurisdicción.” Por
tanto toda pretensión de que se ha lesionado alguno de los derechos, implica
necesariamente la que se ha infringido el art.
○ Es imputable al estado toda violación a los DD reconocidos por la Convención
cumplida por un acto del poder público o de personas que actúan prevalidas de
los poderes que ostentan por su carácter oficial. En efecto, un hecho ilícito
violatorio de los DDHH que inicialmente no resulte imputable directamente a
un estado que inicialmente no resulte imputable directamente a un estado, por
ejemplo, por ser obra de un particular, puede acarrear la responsabilidad
internacional del estado, no por ese hecho en si mismo, sino por falta de la
debida diligencia para prevenir la violación o para tratarla en los términos
requeridos por la Convención. El estado tiene el deber de prevenir las
violaciones de los DDHH, de investigar seriamente las violaciones que se
hayan desarrollado dentro del ámbito de su jurisdicción a fin de identificar
responsables, de imponerles sanción y de asegurar a la víctima una adecuada
reparación.
En definitiva, de lo que se trata es de determinar si la violación a los DDHH resulta de
la inobservancia por parte de un estado de sus deberes de respetar y garantizar dichos DD,
que se le impone en el Art. 1.1 de la Convención.

Resolución de la Corte:

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Maria Erice

● Desestima la excepción preliminar del no agotamiento de los recursos internos


opuesta por Honduras.
● La Corte dio por probado que la desaparición de Velásquez fue consumada por
agentes que actuaron bajo la cobertura de una función pública. Aunque no se hubiese
podido demostrarlo, la circunstancia de que el aparato del estado se haya abstenido de
actuar, lo que está plenamente comprobado, representa un incumplimiento imputable
a Honduras de los deberes contraídos en virtud del Art. 1.1 de la Convención.
● Se concluye que los hechos comprobados resulta que el estado de Honduras es
responsable de la desaparición involuntaria de Velásquez.
● Por obra de la desaparición, Velásquez fue víctima de una determinación arbitraria,
que lo privó de la libertad física, sin causas legales y sin haber sido llevado ante un
juez o un tribunal.
● La desaparición de Velásquez es violatorio del derecho de integridad personal (Art. 5)
● Honduras está obligada a pagar una justa indemnización a los familiares de la víctima.
● La forma y la cuantía de esta indemnización será fijada por la Corte en caso de que el
estado de Honduras y la Comisión no se pongan de acuerdo al respecto.

El día en que la Corte Interamericana de DDHH ofreció una postura institucional (Al
preservar su autonomía de decisión en el caso concreto):
El Gobierno de Costa Rica en 1991 requirió una opinión de compatibilidad a la Corte
Interamericana, en referencia a una proyectada (y no aprobada, al momento de la consulta)
ley interna que podía colisionar con el Art. 8,2 de la CADH a diferencia de otras anteriores,
se definía a partir de una peculiar situación de conflicto generada entre el estado de Costa
Rica con la propia Comisión Interamericana de DDHH.
La Corte por un lado, no debe inmiscuirse en disputas políticas internas, que podrían
afectar el papel que la Convención le asigna, y por otro es inadmisible toda solicitud de
consulta que conduzca a desvirtuar la jurisdicción contenciosa de la Corte.
Entendió la Corte, luego de efectuada la pertinente Consulta a la Comisión, que una
respuesta respecto de la consulta de Costa Rica, podría haber traído como resultado una
solución encubierta de cuestiones que se encontraban aún pendientes de análisis por parte de

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Maria Erice

la Comisión y que iban a ser sometidos en breve a su jurisdicción contenciosa. Por ello, la
Corte hizo de su facultad de no responder a la consulta.
Era aquí institucionalmente más importante que Costa Rica concluyera su ciclo de
debate por ante la Comisión Interamericana de DDHH, y, eventualmente, más útil al sistema,
el hecho de que la cuestión se planteó oportunamente, en forma contenciosa en la Corte
Interamericana.

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