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Orientaciones metodológicas:
La humanidad, sin distingo alguno de raza, credo, rol político, poder social y económico,
está viviendo una de las mayores encrucijadas de la historia. Los países y gobiernos del
mundo convulsionan y buscan encontrar soluciones a la crisis política, al desempleo, a la
miseria, a la corrupción, a la quiebra de empresas, a la xenofobia, la violación de los
Derechos Humanos, la tergiversación de la ética, a la desobediencia social, al voraz apetito
de unos pocos que aprovechan estos momentos de caos, para fortalecer su poder y a otro
sinnúmero de situaciones que sacudieron las estructuras del Estado, en tiempos muy
estrechos y hasta el momento empiezan a mirar alternativas de solución, internas y
externas: “La globalización es una realidad no una elección. Un país solo no puede
solucionar los problemas que son de orden global”.
Los gobiernos del mundo empiezan a establecer los rumbos que deben tener las
instituciones, sin dejar de analizar los movimientos que realiza cada uno en el ajedrez
político global. Las soluciones no solo pueden encontrarse internamente, sino con el apoyo
o solidaridad de otros países del mundo, tal como lo afirma Friedman (2017) “….la
globalización que está encogiendo la talla del mundo de pequeña a diminuta, y aplanando el
terreno de juego al mismo tiempo…la tierra es plana” (p 20) En la medida que las
incertidumbres crecen y se multiplican, la desesperanza se fortalece, los miedos invaden las
mentes y aparece el caos y la destrucción. Lo que sí está claro, es que los países
subdesarrollados y en vía de desarrollo, tienen que remar más fuerte, en los océanos de los
temores, de las ambiciones, de la vanidad, del narcisismo político, de la ignorancia, la
arrogancia, el descrédito que identifican a la clase política. Joe Biden surge como la
encarnación de lo indeseado que origina vientos de caos, que cubren, con diferente acento,
los gobiernos de cada uno de los continentes. Muy cerca, el gobierno Chino, mira y actúa
de manera certera en la extensión del poder mundial, como pulpo que se fortalece,
extendiendo sus tentáculos en cada uno de los continentes, a partir de una organización
interna, tal como lo cita Friedman (2017): “Para ser un régimen autoritario comunista,
China hace las cosas bastante bien en cuanto a promocionar a la gente en función de sus
méritos…la mentalidad meritocrática mandarina sigue muy arraigada” (p 44).
Las grandes potencias sacuden los intereses y necesidades de la sociedad mundial, al ritmo
que sus ambiciones se lo permitan, tal como lo planteó Harari (2018) “El mundo global
ejerce una presión sin precedentes sobre nuestra conducta personal y nuestros valores. Cada
uno de nosotros está atrapado por numerosas telarañas que lo abarcan todo, que por un lado
restringen nuestros movimientos pero que al mismo tiempo transmiten nuestras más
minúsculas sacudidas a destinos muy alejados” (p 13). El arsenal de opciones que utilizan
los gobiernos para solucionar sus problemas y que los van a ofrecer y vender al resto del
mundo, no tienen fronteras, ni impedimentos, ni límites, ni escrúpulos. Todo vale, todo se
justifica, todo es necesario en la loca carrera por el control del poder mundial. La creación
de la dependencia, aumenta las necesidades del resto de países del mundo, para sobrevivir
económica, social y políticamente. La geopolítica demanda de la participación de los
diferentes países para poder sobrevivir en la desenfrenada carrera por la supervivencia.
El debilitamiento de la sociedad civil frente a los imperativos de los gobierno del mundo,
aumentan la temperatura de la xenofobia, la rusofobia, el cierre de fronteras, el
debilitamiento de la democracia, la agitación de las migraciones debido a las tenciones en
Siria, entre Rusia y Ucrania, entre las Coreas, entre Estados Unidos-Venezuela-Rusia-Irán-
China, China-Taiwán, Israel- Palestina, Estados Unidos-Cuba, Estados Unidos-Nicaragua,
entre otros, dejan entrever la necesidad de un reordenamiento mundial o la multipolaridad,
pero también la urgencia para fortalecer la educación, el desarrollo de la ciencia y de la
tecnología, del manejo de la ética, de la economía, de los Derechos Humanos, del respeto,
el diálogo, los acuerdos, como elementos básicos para mantener la geopolítica como
necesidad para crecer y construir y no tanto como imposición. De esta manera se aleja la
posibilidad de una tercera guerra mundial, y la reducción de la crisis interna de la mayoría
de los países, como lo confirma Amartya (2001): “Las interrelaciones económicas
extensivas y la tecnología moderna han sido -y seguirán siendo decisivas para superar esta
penuria…. no se puede entender la naturaleza actual de la geopolítica sin antes admitir los
frutos producidos por las relaciones de la economía global” (p 5).
Amartya Sen (2001). Juicios sobre la globalización, Fractal n° 22, año 6, volumen VI, pp. 1 - 12.
Frietman, Thomas (2017). La tierra es plana. Colombio Andina de Impresos S.A.S. pp 13-56
Harari, Yuval N. (2018). 21 lecciones para el siglo XXI. Penquin Random House Grupo Editorial. pp
11-63
ACTIVIDADES A DESARROLLAR
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