Está en la página 1de 2

VANGUARDIAS – TEXTOS

“La aurora”. García Lorca. Poeta en Nueva York. “Buster Keaton busca por el bosque a su novia, que es ¡Georginaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
una verdadera vaca”, Rafael Alberti, Yo era un tonto y (Maaaaaa).
La aurora de Nueva York tiene lo que he visto me ha hecho dos tontos. ¿Eres una dulce niña o una verdadera vaca?
cuatro columnas de cieno Mi corazón siempre me dijo que eras una verdadera
y un huracán de negras palomas 1, 2, 3 y 4 vaca.
que chapotean las aguas podridas. En estas cuatro huellas no caben mis zapatos. Tu papa, que eras una dulce niña.
Si en estas cuatro huellas no caben mis zapatos, Mi corazón, que eras una verdadera vaca.
La aurora de Nueva York gime ¿de quién son estas cuatro huellas? Una dulce niña.
por las inmensas escaleras ¿De un tiburón, Una verdadera vaca.
buscando entre las aristas de un elefante recién nacido o de un pato? Una niña
nardos de angustia dibujada. ¿De una pulga o de una codorniz? Una vaca.
(Pi, pi, pi.) ¿Una niña o una vaca?
La aurora llega y nadie la recibe en su boca ¡Georginaaaaaaaaaa! O ¿una niña y una vaca?
porque allí no hay mañana ni esperanza posible: ¿Dónde estás? Yo nunca supe nada.
a veces las monedas en enjambres furiosos ¡Que no te oigo Georgina! Adios, Georgina.
taladran y devoran abandonados niños. ¿Qué pensarán de mí los bigotes de tu papa? (¡Pum!)
(Papaaaaaaaa.)
Los primeros que salen comprenden con sus huesos ¡Georginaaaaaaaaaaa! “35 bujías”, Pedro Salinas, Seguro Azar
que no habrá paraísos ni amores deshojados; ¿Estás o no estás?
saben que van al cieno de números y leyes, Abeto, ¿dónde está? Sí, cuando quiera yo
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. Alisio, ¿dónde está? la soltaré. Está presa
Pinsapo, ¿dónde está? aquí arriba, invisible.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos ¿Georgina pasó por aquí? Yo la veo en su claro
en impúdico reto de ciencia sin raíces. (Pi, pi, pi, pi) castillo de cristal, y la vigilan
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes Ha pasado a la una comiendo hierbas. -cien mil lanzas- los rayos
como recién salidas de un naufragio de sangre. Cucú, -cien mil rayos- del sol. Pero de noche,
el cuervo la iba engañando con una flor de reseda. cerradas las ventanas
“Cauce”, Gerardo Diego, Imagen Cuacuá, para que no la vean
la lechuza, con una rata muerta. -guiñadoras espías- las estrellas,
Una flauta silvestre ¡Señores, perdonadme, pero me urge llorar! la soltaré (Apretar un botón.).
hace desfilar los valles (Gua, gua, gua) Caerá toda de arriba
¡Georgina! a besarme, a envolverme
Enzarzadas en los ventiladores Ahora que te faltaba un solo cuerno de bendición, de claro, de amor, pura.
cabelleras de carnaval para doctorarte en la verdaderamente útil carrera de ciclista En el cuarto ella y yo no más, amantes
olvidaron sus vellones y adquirir una gorra de cartero. eternos, ella mi iluminadora
(Cri, cri, cri, cri) musa dócil en contra
Alguna ruina antigua Hasta los grillos se apiadan de mí de secretos en masa de la noche
ahogada en el río y me acompaña en mi dolor la garrapata. -afuera-
es una isla sin ancla Compadécete del smoking que te busca y te llora entre descifraremos formas leves, signos,
[los aguaceros perseguidos en mares de blancura
sentadas en lo firme de la vida y del sombrero hongo que tiernamente por mí, por ella, artificial princesa,
te presiente de mata en mata. amada eléctrica.
las cumbres meditan

También podría gustarte