Hay dos clases de gratitud: la condicional y la incondicional.
La primera consistente en sentirse bien cuando las cosas
salen como uno espera. Como no siempre es así, acaba siendo una emoción esquiva y poco duradera.
La segunda consiste en una actitud y un hábito de vida,
sentirse bien sin que haya ocurrido nada especial, es decir estar agradecido por todo, por ejemplo: tener un lugar donde vivir, comida, agua potable, amigos, familia e incluso, acceso a la computadora. Es tomarse un momento para reflexionar lo afortunados que somos cuando algo bueno ocurre, ya sea importante e intrascendente.
UN MINUTO PARA PENSAR
Los hijos a menudo no nos damos cuenta de todas las cosas
que las madres hacen por nosotros ¿has probado a seguir un día a tu mamá y apuntar todas las cosas que haga, y ver cuales hace para ti? Luego piensa cuantas cosas haces tú por ella, y que más podrías hacer, como tener cuidado con las cosas y ordenarlas, comer sin protestar, obedecer, ser cariñoso, pedir perdón, etc.