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Estudiantes: Anna Thi Thu Bui

Curso: Moral Social y Doctrina Social de la Iglesia


Betemovil
Profesor: María Isabel Gil
Trabajo final

La mujer en la organización eclesial: ¿una discusión sin termino?

1. Introducción

El papel de la mujer en diferentes ámbitos social, político, cultural, sobre todo, eclesial ha sido
invisibilizado por siglos. Aunque la teología femenina y diferentes movimientos sociales han
luchado por la igualdad del género para la mujer, no es nada fácil cambiar una tradición en la
Iglesia. Específicamente, el problema en torno a la ordenación sacerdotal de las mujeres es más
complejo, porque tiene repercusiones no sólo institucionales y económicas, sino simbólicas y
culturales. Por ello, no es de extrañar que en relación a este tema se encuentre posturas más
cerradas y tradicionalistas.
Este trabajo, con la lectura de los aportes de Isabel Corpas de Posada en su libro:
“¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la eclesiología de Vaticano II y la teología
feminista latinoamericana” intenta ofrecer una reflexión acerca de la ordenación sacerdotal
femenina. Para tal efecto, en primer lugar, se presenta la realidad de la presencia de la mujer en la
organización eclesial. En segundo lugar, se señalan las razones por las que se niega el sacerdocio a
las mujeres. Se continúan con las esperanzas del reconocimiento del papel de la mujer en la iglesia
de hoy. Por último, se ofrecen algunas conclusiones.

2. La realidad de los roles de la mujer


Por siglos, se han particularizado los papeles de "la mujer" en función de su posición en los
lazos familiares. Según Bracamonte, en carácter de hija, debe obedecer sumisamente a los padres,
empeñándose en complacerlos. Como esposa, debe convertirse en auxiliar del marido, apoyándolo
en sus luchas y consolándolo en sus penas. Si es madre, sus deberes esenciales son el cuidado
físico y la formación espiritual de los hijos como cristianos y ciudadanos. Su misión doméstica se
resume en procurar un ambiente de paz, armonía y unión, suavizando la severidad del poder
paterno y ejerciendo un verdadero apostolado religioso en el "santuario" del hogar. Más
específicamente, las tareas domésticas consisten en embellecer la casa, de acuerdo con el estado
económico de la familia y destinando lugares a las imágenes religiosas, además de ocuparse de la
limpieza, la alimentación, la contabilidad y la vestimenta, así como del cuidado de los enfermos, el
1
mantenimiento del jardín y la dirección de la servidumbre. 1 Es la condición social de la mujer en
general. En ámbito eclesial, la mujer ha sido puesto en segundo lugar, inferior al hombre. Como
laicas, muchas de ellas son pasivas, solamente beneficiadoras de los servicios pastorales. Como
religiosas, se han considerado ayudantes de los sacerdotes, de las parroquias, lo cual no se requiere
mucha formación académica, mucho menos teológica.

La realidad de la presencia de la mujer en la organización eclesial ha sido un asunto irresuelto


por siglos. Al respecto, la teóloga Isabel Corpas comenta que “como ciudadanas de segunda,
invisibilizadas, silenciadas, discriminadas: esa ha sido la condición de las mujeres en el
cristianismo. Como en otras tradiciones religiosas del mundo occidental, en la tradición católica
solamente los varones han ejercido los cargos de responsabilidad, pero el paso de una
organización patriarcal de la sociedad a un entrono caracterizado por la presencia de mujeres en
todos los campos de la actividad humana y en búsqueda de su propia identidad, despierta en el
momento actual serios interrogantes en torno a la exclusión de las mujeres de la organización
jerárquica de la Iglesia católica. Por eso es de esperar que se produzcan cambios. Y porque no
siempre fue así, como se desprende de los textos neotestamentarios. ¿Por qué, entonces, fueron
excluidas de la organización jerárquica de la Iglesia católica?”2

3. Razones por las cuales se niegan el sacerdocio a las mujeres

Se han señalado muchas razones históricamente y teológicamente por las cuales se niegan a las
mujeres el sacerdocio. En el capítulo tercero titulado “Razones por las que históricamente se niega
el sacerdocio a las mujeres” de su libro, María José Arana hace un recorrido histórico que
muestran los argumentos del rechazo de la mujer al sacerdocio. Según Santo Tomás (citado en
Arana), “en el sexo femenino no se puede significar una dignidad eminente, pues la mujer vive en
estado de sujeción. Luego no puede recibir el sacramento del Orden. Es más, la mujer, a diferencia
del esclavo, también en estado de sujeción, está subordinada por naturaleza, luego en tal caso, la
ordenación es, además de ilícita, inválida. […] E1 concepto de la "sumisión" femenina tiene unas
raíces bien profundas. Como Aristóteles, Santo Tomás entiende a la mujer como "algo
defectuoso", "imbecillitas", "abortado", un proyecto de varón frustrado, falto de cualidades,
"femina est aliquid deficiens et occasionatum". Así pues, la mujer es inferior en todo y por lo

1
Lucía Bracamonte. “Catolicismo y condición femenina: representaciones de género sobre la maternidad y la
domesticidad en la prensa del suroeste bonaerense argentino a principios del siglo XX.”
2
Isabel Corpas de Posada, “¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la eclesiología de Vaticano II y la
teología feminista latinoamericana”. 9.
2
tanto "la imagen de Dios se encuentra en el hombre de forma que no se verifica en la mujer; el
hombre es el principio y el fin de la mujer como Dios es el principio y el fin de toda la Creación" 3

En el pensamiento medieval, se sigue el mismo rechazo al sacerdocio de la mujer. Entre ellos


son Hugucio, Guido de Bayso, Graciano, Dun Scoto, etc. Nos llaman la atención las palabras de
Guido de Bayso: “la mujer no puede ser ordenada, como antes se ha dicho, y la razón es porque la
Orden pertenece a los miembros perfectos de la Iglesia, puesto que se da para la colación de la
gracia de otros. Pero la mujer no es miembro perfecto de la Iglesia, sino el varón. Además, la
mujer fue causa efectiva de la condenación puesto que fue el principio de la prevaricación, y Adán
fue engañado por ella, y, por lo tanto, no pudo ser causa efectiva de la salvación, siendo las
Órdenes realización de la Gracia en otro, y así, de la salvación.” 4 Se ve una comprensión del texto
de Génesis sin exégesis, que es el contexto de ese tiempo. Sin embargo, esta mentalidad sigue en
la Iglesia, aunque ahora se cuentan con todos los métodos exegéticos para una comprensión
adecuada del texto, y aun así, la Iglesia sigue su misma postura frente a la mujer, la cual la lleva a
continuar en la prohibición de la mujer en la ordenación sacerdotal.

Hoy los argumentos actualmente invocados en contra del presbiterado femenino son mucho
más conocidos. En el magisterio de la Iglesia sobre este tema, se destacan la Declaración Vaticana
Inter Insignores (1976) y la carta pastoral de Juan Pablo II, Mulieris dignitatem (1988), puesto que
son los dos que recogen y expresan la postura oficial de la Iglesia Católica. Ambas mantienen la
validez de los cánones anteriormente: "solamente el varón bautizado puede ser ordenado
válidamente como sacerdote de la Iglesia católica" (Derecho Canónico de 1983 can. 1024). Entre
varias razones presentadas en estos documentos, me gustaría centrarme en las tres más
importantes. Primero, es porque Jesucristo llamó a los Doce, todos varones. Segundo, los
apóstoles hicieron lo mismo al escoger quienes les continuaran, con esto se deduce una ley
permanente respecto a las personas que continúan la misión apostólica. Tercero, es por la
"venerable" Tradición en la práctica de la Iglesia. O sea, la afirmación de que la Iglesia católica
nunca ha ordenado mujeres.
Sobre el primer argumento, se entiende que la institución de los Doce trata de una acción
simbólica, la cual quedaría desnaturalizada si una mujer entrara en dicho grupo. De hecho, en los
evangelios, especialmente el primer evangelio de Marcos, las mujeres son entre los seguidores de
Jesús, son las que mantienen fieles a Cristo a pesar de la posible persecución, vigilantes ante la
cruz y de ver dónde es sepultado el cuerpo de Jesús, cuando los discípulos varones siguien en su

3
María José Arana, “Razones por las que Históricamente se niega el Sacerdocio a las Mujeres”. 2.
4
Ibíd. 3.
3
ceguera y sordera.5 Así, de la manera de presentar a los discípulos en los evangelios, los varones
simbolizan el nuevo pueblo de Dios que Jesús quiere fundar: “Si esta observación exegética es
justa, cuando llama a los Doce, Jesús no dice absolutamente nada respecto a la misión apostólica y
a la cuestión de las mujeres.”6
En cuanto al segundo argumento, se da por supuesto que los Doce y los Apóstoles, así como
los respectivos llamamientos son idénticos. “Mientras Lucas se esfuerza por identificarlos con los
Doce, las cartas paulinas conocen un círculo apostólico. "Para su ser de apóstol era constitutiva la
aparición del Resucitado, con la que obtenían la misión de ser testigo suyo y el encargo de
anunciar el Evangelio". Por consiguiente, lo constitutivo no es la elección para el grupo de los
Doce. En cambio, en muchos círculos de la primitiva Iglesia equivalía también al apostolado un
don especial del Espíritu que llamaba a la misión. En este sentido, el NT da el nombre de
"apóstol" a Pablo, a Bernabé y a otros, entre los cuales Rm 16,7 cita a Andrónico y Junia, por
consiguiente, también a una mujer.”7

Con relación al tercer argumento, no creo que todas las cosas que han sido consideradas como
Tradición no se podrían plantearse de otra manera, puesto que la Tradición no niega los cambios
necesarios según los tiempos en que se viven. De hecho, el cambio ya es inherente al concepto
mismo de Tradición, que no es un cuerpo inerte de verdades sino una realidad encarnada y que la
tradición se transmite fielmente sólo cuando provoca compromiso y es vivificante. 8 De esta
manera de entender la Tradición, ¿podríamos continuar agarrar ciegamente en el argumento de
que una práctica es la Tradición y no discernimos los signos de los tiempos para hacer nuevos
caminos? Mientras no se encuentra ninguna razón teológica que impide la ordenación sacerdote de
la mujer, ¿por qué continuamos insistiendo en la Tradición para no cambiar?

4. Esperanzas para la mujer en la iglesia de hoy

En el Concilio Vaticano II, se habla de la necesidad de volver a la fuente, para este tema de la
ordenación sacerdotal de la mujer, es necesario acercarnos al discipulado presentado en los
Evangelios sin implicación de género, y a un modo de ser comunidad que no es jerárquico.
Además, el Concilio en Lumen Gentium presenta una nueva manera de ser de la Iglesia, que es el
Pueblo de Dios, en el que todos los hombres y las mujeres forman partes iguales en una común-
unión. La recepción del Concilio en América Latina, en el documento de Medellín y de Puebla

5
Casas, Juan Alberto. Jesús y el conflicto. 129.
6
Beinert, Wofgang. El sacerdocio de la mujer ¿Telón cerrado, cuestión abierta? 6.
7
Ibíd. 6.
8
John W. O’Malley. “Vatican II: Did anything happen?” 9.
4
suscita una esperanza para la iglesia en general y para las mujeres en la iglesia en particular: la
Iglesia es ante todo misterio de comunión católica (Medellín 15,5) que no hace distinción de
poderes ni privilegios masculinos.

Otra esperanza para la iglesia de hoy y para las mujeres es el papa Francisco, quien desde su
primer día del papado ha puesto en práctica la eclesiología de Pueblo de Dios, sin arreos
pontificales. En su exhortación apostólica Evangelii gaudium, muestra a la Iglesia como
comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que
fructifican y festejan (EG 24), una “Iglesia pobre para los pobres” (EG 197) y recordando que “el
Concilio Vaticano II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma
de sí por fidelidad a Jesucristo” (EG 26), conversión que conlleva una de reforma estructuras.9

Para Francisco, es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la
Iglesia. Esto lo está haciendo con diferentes cargos importantes que ha nombrado a las mujeres en
la Iglesia, ambas laicas y religiosas: la presencia de la mujer ha aumentado en la última década en
alrededor de un 6% en la Ciudad del Vaticano y casi se ha doblado en los dicasterios, según datos
de la Santa Sede.10 Aunque estos cambios que hace Francisco no son rápidos ni muchos, pero son
suficientes para darnos esperanza de un nuevo rostro de la Iglesia con la presencia de las mujeres
en cargos importantes, y claro que tenemos razón de la esperanza de diaconado y sacerdocio de la
mujer, con la nueva comisión convocada por Francisco para estudiar el diaconado femenino el 8
de abril de 2020.

5. Conclusión

Hemos reflexionado a lo largo de este escrito el papel de la mujer en la Iglesia, particularmente


sobre la ordenación sacerdotal para la mujer. Esta reflexión se hace viendo la realidad actual de la
mujer en diferentes ámbitos, especialmente en el eclesial, las razones históricas y teológicas con
las cuales se niegan al sacerdocio de la mujer, los argumentos teológicos y las críticas al respecto.
Se ha presentado también nuestra esperanza para las mujeres en la Iglesia. Cabe clarificar que el
acceso de las mujeres al altar no significa su incorporación al mundo sacral-clerical de los varones
sacerdotes, sino que es un símbolo muy expresivo de la salida de su invisibilidad y de la

9
Isabel Corpas de Posada, “¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la eclesiología de Vaticano II y la
teología feminista latinoamericana”. 319.
10
https://elpais.com/internacional/2021-11-14/todas-las-mujeres-del-papa-francisco.html
5
recuperación de su visibilidad en la religión y en la sociedad. 11 Para lograr esta teología, se
necesita introducir símbolos femeninos para ampliar el lenguaje sobre Dios y enriquecer el mundo
de sus imágenes, y responder a la idolatría de la masculinidad vigente en la concepción teológica
cláscia sobre Dios, para mostrar nuevas profundidades del misterio divino y de la comunidad que
los emplea. Las dichas imágenes son las que tengan que ver con la vida, la naturaleza, la amistad,
el amor, imágenes de relación porque ella constituye la esencia del misterio de Dios uno y trino.

BIBLIOGRAFÍA

Beinert, Wofgang. El sacerdocio de la mujer ¿Telón cerrado, cuestión abierta?

Casas, Juan Alberto. & otros autores. Jesús y el conflicto. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad
Javeriana. 2019.

Isabel Corpas de Posada, “¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la eclesiología de


Vaticano II y la teología feminista latinoamericana”. Bogotá: Corpas de Posada Publicaciones.
2020.

John W. O’Malley. “Vatican II: Did anything happen?” Theological Studies 67.

María José Arana, “Razones por las que Históricamente se niega el Sacerdocio a las Mujeres”.

Tamayo-Acosta, Juan José. Nuevo paradigma teológico. Madrid: Editorial Trotta. 2004.

Lucía Bracamonte. “Catolicismo y condición femenina: representaciones de género sobre la


maternidad y la domesticidad en la prensa del suroeste bonaerense argentino a principios del siglo
XX.” en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0186-
03482014000100004

11
Tamayo- Acosta, Juan José. Nuevo paradigma teológico 92 – 93.
6

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