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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA


CARRERA DE CIRUJANO DENTISTA

BIOLOGÍA HUMANA

UNIDAD 5. SISTEMA URINARIO

FISIOLOGÍA RENAL

ELABORADO POR:

Mtra. Navarrete López Jaqueline


C.D. Esp. Campos Martínez Cynthya Elizabeth
Mtra. González Moguel María Guadalupe
C.D. López Aguilar María Elena
Luna Rodriguez Lilia Maria
Mtra. Ortiz Labastida Gabriela Georgina

AÑO ESCOLAR 2021


FORMACIÓN DE ORINA

Uno de los principales objetivos en la nefrona, es limpiar el plasma sanguíneo de


sustancias de desecho derivadas del metabolismo, las cuales forman parte de un
producto de excreción denominado orina.

La síntesis de la orina se efectúa mediante tres mecanismos generales; primero se


filtra el plasma sanguíneo en el corpúsculo renal para formar el filtrado glomerular;
segundo, mientras el filtrado se desplaza a lo largo de los túbulos renales, se
realiza el proceso de reabsorción donde algunas sustancias que son útiles al
organismo son devueltas a la circulación y tercero, la secreción de sustancias
innecesarias del plasma hacia los túbulos renales (Fig.1).

Fig. 1 Formación de orina. A) Obtenido de Saladin K. (2013) “Anatomía y


fisiología, la unidad entre forma y función. Sexta edición. Editorial Mc Graw Hill. B)
Obtenida de https://mind42.com/public/4e6cefd9-7d92-4932-92ea-dace6a449b36
[Fecha de consulta, 10 de agosto del 2020].
Conforme el líquido recorre toda la nefrona, se le asignan diferentes nombres:
a) Filtrado glomerular: Líquido presente en el espacio capsular del corpúsculo
renal, el cual es similar al plasma sanguíneo con la excepción de que no
existen proteínas presentes.
b) Líquido tubular: Es aquel que recorre desde el túbulo contorneado proximal
hasta el distal, a través del cual se siguen secretando sustancias de
desecho del plasma y se recuperan otros componentes útiles hacia la
sangre.
c) Orina: Líquido presente en los túbulos colectores, el cual ya no presenta
muchos cambios más allá de ese punto a excepción de su concentración de
agua.
A continuación se explican cada uno de los mecanismos para la formación de la
orina:

A) Filtración glomerular:
Es el primer paso en el proceso de formación de la orina, consiste en separar los
componentes de la sangre en función de su tamaño molecular. Es un mecanismo
que no emplea energía, pero que depende de varios factores dentro de los que se
incluyen:

1. Tamaño del lecho capilar: Las células mesangiales del lecho capilar del
glomérulo influyen en la filtración, ya que al contraerse o relajarse aumentan o
disminuyen el espacio de filtrado, algunos agentes impactan en ellas, como por
ejemplo la angiotensina II que es un regulador importante de la contracción
mesangial.

2. Permeabilidad capilar: Los vasos capilares glomerulares presentan una gran


permeabilidad comparada con cualquier otro capilar en el organismo, sin embargo
sus características histológicas regulan el paso de ciertas sustancias y lo impiden
en aquellas con un tamaño molecular mayor a 70 Angströms (7nm) como por
ejemplo proteínas, por tanto todos aquellos componentes de igual o mayor tamaño
a las proteínas del plasma resultan impermeables, mientras que aquellas de
menor tamaño molecular pasan desde el glomérulo hasta el interior de la cápsula
de Bowman, esto incluye agua, electrólitos, glucosa, ácidos grasos, aminoácidos,
desechos nitrogenados y vitaminas. Estos solutos tienen casi la misma
concentración en el filtrado glomerular que en el plasma sanguíneo. Sin embargo,
algunos solutos de bajo peso molecular son retenidos en la circulación sanguínea,
porque se encuentran fijados a proteínas plasmáticas que no pueden atravesar la
membrana, por ejemplo, la mayor parte del calcio, el hierro y la hormona tiroidea.

Así mismo la permeabilidad de la pared del glomérulo depende de la carga


eléctrica de las sustancias presentes en el plasma, siendo más permeables
aquellas que tienen una carga positiva.

3. Gradiente de presión: La presión de filtrado es la fuerza requerida para filtrar la


sangre y resulta de la diferencia entre la presión de la sangre, la presión oncótica
(coloidosmótica) y la presión generada por la cápsula al resistir la salida de líquido.

Presión sanguínea: La cantidad de sangre que llega a los riñones es


considerablemente mayor en comparación con otros órganos, y la presión que
ejerce a nivel glomerular obliga a que el plasma sea filtrado (presión glomerular),
su valor ha sido medido de forma experimental y se calcula de 60mmHg.

Presión coloidosmótica: Es la presión ejercida por las proteínas del plasma, las
cuales se concentran hacia la cápsula de Bowman y generan una presión que se
calcula de 32 mmHg, que provoca el efecto de retener agua dentro del lecho
vascular y por tanto se opone a la filtración.
Presión de la cápsula de Bowman: La cápsula se opone a recibir el filtrado, por lo
que ejerce una fuerza en contra del plasma, su valor se calcula en 18 mmHg.

Con lo anterior se explica por tanto que el valor de la presión de filtrado equivale a
la presión sanguínea menos la presión coloidosmótica y de la cápsula (dado que
son presiones que se oponen al filtrado), dando como resultado un valor total de
10 mmHg (Tabla1).

- Presión sanguínea + 60 mmHg


- Presión coloidosmótica - 32 mmHg
- Presión de la cápsula de - 18 mmHg
Bowman
Presión de filrado + 10mmHg
Tabla 1. Gradientes de presión para la filtración glomerular (+ presiones a favor
del filtrado, - presiones en contra del filtrado). Obtenido de Esquivel HR, Martínez
CJ, Martínez CS, (2005), “Catabolitos. Sistemas que participan en su eliminación”.
Editorial UNAM, México

Tasa de filtración glomerular (TFG)


Es la cantidad de filtrado glomerular que se forma en todos los corpúsculos
renales de ambos riñones por minuto. En los adultos la TFG promedio es de 125
mL/min, en los hombres, y de 105 mL/min, en las mujeres. La homeostasis de los
líquidos corporales requiere que los riñones mantengan una TFG relativamente
constante. Si es muy alta, pueden pasar sustancias necesarias con tanta rapidez a
través de los túbulos renales que algunas no se reabsorben y se pierden con la
orina. Si es muy bajo, casi todo el filtrado puede reabsorberse, y ciertos productos
de desecho pueden no excretarse adecuadamente. La TFG se relaciona
directamente con las presiones que determinan la presión de filtración neta;
cualquier cambio en la presión de filtración neta afecta la TFG. Por ejemplo, una
pérdida importante de sangre reduce la tensión arterial media y la presión
hidrostática de la sangre glomerular. La filtración cesa si la presión hidrostática de
la sangre glomerular desciende hasta 50 mmHg, ya que las presiones opuestas
llegan a sumar 50 mmHg. Resulta sorprendente que cuando la tensión arterial
sistémica se eleva por encima de lo normal, la presión de filtración neta y la TFG
aumentan muy poco. La TFG casi no se modifica, cuando la tensión arterial media
se mantiene entre 80 y 180 mm Hg.

Composición del filtrado glomerular


Es muy similar en su composición al líquido que escapa de los capilares a los
espacios intersticiales, carece de células sanguíneas y la cantidad de
macromoléculas como es el caso de las proteínas plasmáticas es sumamente baja
o nula, la proporción de iones inorgánicos es muy parecida a la del plasma, sin
embargo, hay una mayor cantidad de sustancias cargadas negativamente o
neutras (urea, creatinina y glucosa). El filtrado glomerular es isotónico, es decir,
tiene relativamente la misma cantidad de solutos en relación al plasma, aunque sin
proteínas.
La totalidad de corpúsculos renales en ambos riñones producen de 150 a 180
litros de filtrado diariamente, y los túbulos renales procesan este gran volumen de
filtrado tanto para recuperar componentes esenciales como por ejemplo: glucosa,
aminoácidos, vitaminas, etc., como para eliminar sustancias altamente tóxicas o
de desecho como por ejemplo: urea, creatinina, ácido úrico,etc. También el
sistema de túbulos reduce considerablemente la cantidad de agua y iones
eliminados por la orina, generando una excreción del 1% o menos del filtrado total
diario. Estos procesos de conservación y excreción de sustancias que se llevan a
cabo en los túbulos renales se realizan a través de los mecanismos de
reabsorción y secreción.

B) Reabsorción tubular:
El volumen de líquido que ingresa en los túbulos contorneados proximales es
considerablemente alto, en tan sólo una hora la tasa de filtración es mayor a 7
litros, sin embargo, es evidente que parte de este líquido debe regresar a la
circulación sanguínea. La reabsorción implica el retorno de la mayor parte del
agua y de muchos de los solutos filtrados hacia la sangre y es la segunda función
básica de la nefrona. En condiciones normales, alrededor del 99% del agua filtrada
se reabsorbe. Los solutos reabsorbidos por procesos tanto activos como pasivos
son la glucosa, los aminoácidos, la urea y ciertos iones como el Na+ (sodio), el K+
(potasio), el Ca2+ (calcio), el Cl– (cloruro), el HCO3 – (bicarbonato) y el HPO4 2–
(fosfato) (Fig. 2).

Fig. 2. En la reabsorción paracelular, el agua y los solutos del líquido tubular


regresan a la corriente sanguínea entre las células tubulares; en la reabsorción
transcelular, los solutos y el agua del líquido tubular regresan a la corriente
sanguínea a través de una célula tubular. Obtenido de Tortora G, Derrickson B.,
(2006), “Principios de Anatomía y Fisiología”, Décimo tercer edición, Editorial
Panamericana, México D.F
C) Secreción tubular:
Es la transferencia de sustancias desde la sangre y las células tubulares hacia el
líquido tubular. Las sustancias secretadas son iones hidrógeno (H+), K+ y amonio
(NH4 +), creatinina y algunos fármacos. La secreción tubular tiene dos
consecuencias importantes: 1) la secreción de H+ ayuda a controlar el pH
sanguíneo y 2) la secreción de otras sustancias contribuye a eliminarlas del
cuerpo. Como resultado de la secreción tubular, algunas sustancias pasan desde
la sangre hacia la orina y pueden detectarse mediante un análisis de orina (Fig. 3).

Fig. 3 Obtenida de http://www.genomasur.com/BCH/BCH_libro/capitulo_15.htm


[Fecha de consulta, 14 de agosto del 2020].

Reabsorción y secreción en el túbulo contorneado proximal


En el túbulo proximal ocurre la reabsorción de la mayor parte de solutos y agua del
líquido filtrado. En este punto de la nefrona se reabsorbe el 65% del agua y sodio,
el 100% de los solutos orgánicos como la glucosa y aminoácidos. También se
reabsorben electrolitos como el potasio, cloro, bicarbonato, calcio, magnesio y
fosfato. También se puede reabsorber una cierta cantidad de urea presente en el
filtrado (Fig. 4).

Otros nutrimentos como el ácido láctico o vitaminas hidrosolubles, no son


eliminados por medio de la orina, debido a que son devueltos a la circulación
sanguínea a través de los capilares peritubulares de la primera mitad del túbulo
proximal.

El volumen de líquido al final del túbulo proximal se reduce considerablemente,


con la característica de que continúa siendo isotónico con la sangre, debido a que
en la membrana de este sitio es libremente permeable tanto para el agua como
para el sodio, y son reabsorbidos en cantidades proporcionales.

Así mismo se secretan sustancias como la creatinina, catabolitos de fármacos y


productos de detoxificación (penicilina, ácidos carboxílicos o sulfónicos,
clorotiácidos, EDTA o ácido etilendiaminotetraacético, distintos glucurónidos,
ésteres del ácido sulfúrico y varias sulfonamidas acetiladas), un grupo de medios
de contraste urológico como uroselectan y diodast y bases orgánicas fuertes.

El túbulo contorneado proximal se especializa en secretar iones de hidrógeno


cuando su concentración dentro del organismo es alta, como en el caso de
acidosis (Fig. 4), si la concentración intracelular es baja se secretan relativamente
pocos iones, este mecanismo actúa para mantener el equilibrio ácido-base.

Otros componentes como lo son algunas bases débiles como la procaína y


amoniaco y los ácidos débiles como salicílicos y fenobarbital también son
secretados en el túbulo proximal, por su parte el potasio secreta mediante un
gradiente de potencial generado por la reabsorción de sodio, su secreción es
menor en el túbulo proximal en comparación con el distal y colector y es
modificada por la actividad de la hormona aldosterona.

Fig. 4. Mecanismos de reabosrción y secreción en el túbulo proximal. Obtenido de


Tortora G, Derrickson B., (2006), “Principios de Anatomía y Fisiología”, Décimo
tercer edición, Editorial Panamericana, México D.F

Reabosrción en el Asa de Henle


Como en todos los túbulos contorneados proximales se reaborbe cerca del 65%
de agua del filtrado (alrededor de 80ml/min), el líquido que ingresa en la siguiente
porción de la nefrona, el asa de Henle, lo hace a una velocidad de 40-45 ml/min, la
composición del líquido tubular en este sitio es distinta a la del filtrado glomerular,
debido a que la glucosa, aminoácidos y otros componentes ya no están presentes.
Sin embargo la osmolaridad del líquido aún es parecida a la de la sangre
(isotónica).

En el asa de Henle se reabosrbe alrededor del 15% del agua filtrada, así como
también cantidades variables de electrolitos como el sodio, potasio, cloro,
bicarbonato, calcio y magnesio.
- Mecanismo de contracorriente
Es un mecanismo que se basa en el flujo del líquido tubular a lo largo de las ramas
del asa de Henle, en donde se concentra y diluye consecutivamente. En la rama
descendente del asa, la osmolaridad del líquido aumenta o se concentra
(hipertónica) porque ingresa sodio y cloruro del espacio intersticial hacia la luz
tubular y sale agua por ósmosis de la rama descendente con direccion al
intersticio (Fig. 5).

En la rama ascendente, la osmolaridad del líquido disminuye o se diluye


(hipotónica) debido al transporte de grandes cantidades de sodio y cloruro,
saliendo del líquido tubular al intersticio y a la impermeabilidad de la membrana al
agua, lo que evita cambios en el volumen del líquidos.

Los movimientos anteriores ocasionan que el líquido que pasa de la rama


ascendente del asa, para ingresar al túbulo contorneado distal, presente una
concentración u osmolaridad muy baja (Fig. 5).

Fig. 5 Mecanismo de contracorriente. Obtenida de: Ira FS,(2011) “Fisiología


Humana”, Doceava edición. Editorial McGrawHill. México

Reabsorción y secreción en el túbulo contorneado distal


El líquido ingresa en los túbulos contorneados distales a una velocidad
aproximada de 25 mL/min porque el 80% del agua filtrada ya se reabsorbió. La
porción inicial del túbulo contorneado distal reabsorbe alrededor del 10-15% del
agua filtrada, también se reabsorben sodio y cloruros. La porción inicial del túbulo
contorneado distal también es el principal sitio donde la hormona paratiroidea
(PTH) estimula la reabsorción del Ca2+. La cantidad total del Ca2+ reabsorbido en
esta región varía de acuerdo con las necesidades corporales. El túbulo
contorneado distal tiene algunas células capaces de reabsorber sodio y secretar
potasio y otras que pueden reabsorber sodio y potasio y secretar hidrogeniones.

Cuando el líquido llega al final del túbulo contorneado distal, aproximadamente el


90% del agua y solutos filtrados ya regresaron a la corriente sanguínea, en este
segmento al igual que en el túbulo colector, la cantidad de agua y solutos
reabsorbidos y secretados varía, en función de las necesidades corporales (Fig.
6).

Fig. 6. Mecanismos de reabosrción y secreción en el túbulo distal y colector.


Obtenido de Tortora G, Derrickson B., (2006), “Principios de Anatomía y
Fisiología”, Décimo tercer edición, Editorial Panamericana, México D.F

Reabsorción y secreción en el túbulo colector


Morfológicamente, este segmento no forma parte de la nefrona, sin embargo,
desde el punto de vista fisiológico se considera el último componente ya que en él
todavía existe la posibilidad de modificar el líquido tubular previo a conformar
finalmente la orina.

Las funciones del túbulo colector varían de acuerdo al trayecto que recorre desde
la corteza hasta las papilas en la médula renal, la porción del túbulo que se
localiza a nivel de la corteza renal es impermeable a la urea, mientras que la
porción ubicada en la médula es permeable a la urea.

El túbulo colector en sensible a la acción de la aldosterona que modifica su


permeabilidad al sodio y potasio y por tanto al agua, lo que finalmente se traduce
en una reabosrción de sodio y agua y secreción de potasio que se elimina por la
orina.

Los cambios en el volumen y concentración de la orina se originan en este


segmento y dependen del efecto de otra hormona llamada vasopresina o
antidiurética (Fig. 7).
Fig. 7 Osmolaridad del líquido tubular. Obtenida de: Ira FS,(2011) “Fisiología
Humana”, Doceava edición. Editorial McGrawHill. México

La filtración que da inicio a la formación de la orina se lleva a cabo por la


presencia de agua en la sangre, posterior al mecanismo de filtración glomerular el
agua circula por las diferentes porciones de la nefrona y se devuelve al medio
interno por medio de difusión osmótica, ya que en el momento en que es
reabsorbido un soluto, se crea un gradiente de concentración que provoca
movimiento del agua, por ello la reabsorción de agua depende de la reabsorción
de solutos, en particular de sodio. De este modo, el volumen de agua disminuye
progresivamente durante su recorrido a lo largo de toda la nefrona, y los
componentes del líquido tubular varían dependiendo las sustancias reabsorbidas o
secretadas, para que por último se forme la orina.

Fig. Mecanismos para la formación de orina. Obtenida de


https://www.slideshare.net/MariaFernandaGarciaM5/formacin-de-orina-66112905
[Fecha de consulta, 17 de agosto del 2020].
A continuación se muestran los valores de reabsorción total (Tabla 2), los cuales
varían en función de las diferentes condiciones que afectan los líquidos
corporales:

Segmentos Volumen de líquido % Reabsorbido


(ml/min)
Túbulo proximal 125 65
Asa de Henle 45 15
Túbulo distal 25 10
Túbulo colecto 12 9 o 9.3
Formación de orina 1 1 o 0.7

Tabla 2. Reabsorción en los distintos segmentos de la nefrona. Obtenido de


Esquivel HR, Martínez CJ, Martínez CS, (2005), “Catabolitos. Sistemas que
participan en su eliminación”. Editorial UNAM, México.

MANTENINIENTO DE LA PRESION ARTERIAL


Algunas hormonas ayudan a regular la presión arterial y el flujo sanguíneo
alterando el gasto cardíaco, cambiando la resistencia vascular sistémica o
ajustando el volumen sanguíneo total:
1. Sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAA).
Cuando cae el volumen sanguíneo o el flujo sanguíneo a los riñones disminuye,
las células yuxtaglomerulares en los riñones secretan renina hacia el torrente
sanguíneo. En secuencia, la renina y la enzima convertidora de angiotensina
(ECA) actúan sobre sus sustratos para producir la hormona activa angiotensina II,
que eleva la presión arterial de dos maneras. En primer lugar, la angiotensina II es
un potente vasoconstrictor; eleva la presión a través del aumento de la resistencia
vascular sistémica. En segundo lugar, estimula la secreción de aldosterona, que
incrementa la reabsorción de iones sodio (Na+) y agua por parte del riñón. La
reabsorción de agua aumenta el volumen sanguíneo total, lo que a su vez eleva la
presión arterial.
2. Adrenalina y noradrenalina.
En respuesta a la estimulación simpática, la médula suprarrenal libera adrenalina y
noradrenalina. Estas hormonas aumentan el gasto cardíaco a través del
incremento de la frecuencia y fuerza de la contracción cardíacas. También
producen vasoconstricción de las arteriolas y venas de la piel y los órganos
abdominales, y vasodilatación de las arteriolas en el músculo esquelético y
cardíaco, lo que ayuda a incrementar el flujo sanguíneo hacia los músculos
durante el ejercicio.
3. Hormona antidiurética (ADH).
La ADH es producida por el hipotálamo y liberada por el lóbulo posterior de la
hipófisis, en respuesta a la deshidratación y a la disminución del volumen
sanguíneo. Entre otras funciones, la ADH produce vasoconstricción, que
incrementa la presión sanguínea. Por este motivo, la ADH se denomina también
vasopresina. Esta hormona, además, promueve el desplazamiento del agua desde
la luz de los túbulos renales hacia el torrente sanguíneo, lo que causa un aumento
del volumen sanguíneo y una disminución de la diuresis.
4. Péptido natriurético auricular (PNA).
Liberado por células de la aurícula del corazón, el PNA disminuye la presión
sanguínea a través de la vasodilatación y promoviendo la pérdida de sal y agua en
la orina, lo que reduce el volumen sanguíneo.
Para iniciar la formación de la orina, los riñones dependen, primordialmente de
una presión sanguínea adecuada, con el fin de establecer un gradiente de
presiones en el glomérulo que permita la filtración. Cuando aumenta la intensidad
de la filtración por aumento de presión s genera diuresis y pérdida de sodio,
mientras que una disminución de la misma provoca retención de urea. El riñón
cuenta con un proceso autoregulador del riego sanguíneo y de la intensidad de la
filtración glomerular, en una estructura llamada aparato yuxtaglomerular y que se
conoce como sistema renina-angiotensina; al conservar la intensidad mediante
este sistema el riñón puede evitar la pérdida de sustancias útiles como agua y sal
y eliminar las indeseables, como urea, creatinina, etc.
La renina es una enzima proteasa acida, producida por el aparato
yuxtaglomerular. Se encuentra almacenada en gránulos, en forma inactiva en el
citoplasma de las células YG y en este sitio se activa.
El efecto primario de la renina es la disminución en la filtración, aunque se han
encontrado otros factores que, al provocar una disminución en la filtración, causan
también la liberación de renina como, disminución de la presión glomerular,
disminución del volumen del líquido extracelular, estímulos simpáticos y las
prostaglandinas, entre otros. Entre los factores que causan disminución en la
secreción de renina por las células YG están el aumento en la velocidad de
transporte de sodio y cloruro en el túbulo distal, la angiotensina II y la vasopresina.
La renina, al ser liberada a la sangre, actúa sobre el extremo N terminal del
angiotensinógeno, una globulina alfa 2 de origen hepático, formando a la
angiotensina I, un decapéptido. Cuando la angiotensina I circula a nivel pulmonar,
es transformada por una enzima carboxipeptidasa, llamada enzima convertidora,
en angiotensina II, que es un octapéptido.
La angiotensina I carece de actividad y es únicamente un precursor de la
angiotensina II. En cambio la angiotensina II, es un poderoso vasoconstrictor,
cuatro a ocho veces más potente que la noradrenalina. Entre las acciones de
angiotensina II estas provocan constricción de la arteriola eferente, que modifica la
filtración glomerular; aumentan la presión arterial diastólica y sistólica y disminuye
el riego sanguíneo. También regula la secreción de aldosterona, al actuar en la
corteza suprarrenal; causa incrementos en la secreción de HAD (vasopresina) y
ACTH. (Fig. 1)

Fig. 1 Tortora-Derrickson Principios de Anatomía y Fisiología 13ª. Edición


booksmedicos.org Ed. Panamericana. pag. 705
La vasopresina es una neurohormona de naturaleza proteica. Debido a que su
principal efecto es aumentar la retención de agua en los riñones, se le conoce
como hormona antidiurética. Sus efectos se producen con gran rapidez, pero sus
efectos son de corta duración.
El mecanismo de acción consiste en insertar conductos proteicos llamados
acuaporinas, en la membrana luminal de las células del tubo colector, para el paso
de agua, además de incrementar el movimiento del agua por difusión simple.
Los estímulos para la secreción de HAD son el incremento en la presión oncótica
del plasma, la disminución del líquido extracelular, la caída de la presión arterial,
así como el dolor, las emociones intensas, el ejercicio físico, las náuseas y el
vómito, entre otros.
EQUILIBRIO HIDRO-ELECTROLITICO
En adultos delgados, los líquidos constituyen el 55 y el 60% de la masa
corporal total en mujeres y hombres, respectivamente. Estos líquidos se acumulan
en dos “compartimentos” principales: dentro de las células y fuera de ellas. Cerca
de dos tercios del líquido corporal es líquido intracelular (intra-, dentro) (LIC) o
citosol, que representa el líquido dentro de las células. El otro tercio, llamado
líquido extracelular (extra-, fuera) (LEC), se encuentra fuera de las células e
incluye el resto de los líquidos biológicos. Cerca del 80% del LEC es líquido
intersticial (inter- entre), que ocupa los espacios microscópicos entre las células, y
el 20% restante del LEC es plasma, o sea la porción líquida de la sangre. Otros
líquidos extracelulares que se clasifican junto con el intersticial son la linfa en los
vasos linfáticos, el líquido cefalorraquídeo en el sistema nervioso, el líquido
sinovial en las articulaciones, el humor acuoso y el cuerpo vítreo en los ojos, la
endolinfa y la perilinfa en los oídos y los líquidos pleural, pericárdico y peritoneal,
entre las serosas. (Fig. 1)

Fig. 1 Tortora-Derrickson Principios de Anatomía y Fisiología 13ª. Edición


booksmedicos.org Ed. Panamericana pag. 1110
Fig. 2 Tortora-Derrickson Principios de Anatomía y Fisiología 13ª. Edición
booksmedicos.org Ed. Panamericana pag. 1112
Dos “barreras” generales separan el líquido intracelular, el intersticial y el plasma.
1. La membrana plasmática de cada célula separa el líquido intracelular del
líquido intersticial circundante.
2. Las paredes de los vasos sanguíneos separan el líquido intersticial del plasma.
Sólo en los capilares, que son los vasos sanguíneos más pequeños, las paredes
son bastante delgadas y permeables, lo que permite el intercambio de agua y
solutos entre el plasma y el líquido intersticial.
El cuerpo mantiene un balance hídrico cuando las cantidades requeridas de
agua y solutos están presentes y se distribuyen proporcionalmente entre los
distintos compartimentos.
Agua
El agua es, por mucho, el componente más abundante del cuerpo, dado
que constituye entre el 45 y el 75% de la masa corporal total, de acuerdo con el
sexo y la edad. Como la ósmosis es el principal mecanismo que moviliza el agua
entre el líquido intracelular y el intersticial, la concentración de solutos en dichos
líquidos determina la dirección del movimiento del agua. La mayoría de los solutos
de los líquidos corporales son electrolitos, es decir, compuestos inorgánicos que
se disocian en iones, de modo que el balance hídrico está muy relacionado con el
balance electrolítico. Puesto que la ingesta de agua y electrolitos rara vez se
desarrolla en las mismas proporciones que sus concentraciones en los líquidos
corporales, la capacidad de los riñones de excretar el exceso de agua, a través de
la producción de orina diluida, o de eliminar el exceso de electrolitos, mediante la
generación de orina concentrada, es muy importante para el mantenimiento de la
homeostasis. Orígenes de los ingresos y egresos de agua corporal El cuerpo
puede ganar agua a través de su ingesta y de la síntesis metabólica. La principal
fuente de agua son los líquidos ingeridos (alrededor de 1 600 ml) y los alimentos
húmedos (cerca de 700 ml) absorbidos por el tubo digestivo, que totalizan
aproximadamente 2 300 ml/día. La otra fuente es el agua metabólica, producida
en el cuerpo, sobre todo cuando el oxígeno acepta electrones durante la
respiración celular aeróbica. El ingreso de agua proveniente del metabolismo es
sólo de 200 ml/día. De este modo, la ganancia de agua proveniente de estas dos
fuentes suma alrededor de 2.500 ml/día. En condiciones normales, el volumen de
los líquidos corporales permanece constante porque la pérdida de agua es igual a
su ingreso. La pérdida de agua se produce por cuatro vías. Los riñones excretan
alrededor de 1 500 ml de orina por día, la piel evapora alrededor de 600 ml (400
ml por transpiración insensible, es decir, sudor que se evapora antes de que se
perciba como humedad, y 200 ml como sudor), los pulmones espiran cerca de 300
ml de vapor de agua, y el tubo digestivo elimina aproximadamente 100 ml en las
heces. En las mujeres en edad reproductiva, el flujo menstrual representa una
pérdida adicional de agua. En promedio, la pérdida diaria de agua se acerca a 2
500 ml. La cantidad de agua perdida por cualquiera de estas vías puede variar
considerablemente con el tiempo. Por ejemplo, el agua puede brotar literalmente
de la piel en forma de sudor durante un esfuerzo extenuante. En otros casos, el
agua puede perderse como diarrea durante una infección gastrointestinal.
Regulación de los ingresos de agua corporal. El volumen de agua que se forma
durante el metabolismo depende completamente del nivel de la respiración celular
aeróbica, que refleja la demanda de ATP por parte de las células corporales.
Cuanto más ATP se produce, más agua se forma. El aumento del agua corporal
se regula principalmente a través del volumen de agua ingerido, es decir, de la
cantidad de líquido que se bebe. El área hipotalámica conocida como centro de la
sed gobierna el impulso de beber. Cuando la pérdida de agua es mayor que su
ganancia, la deshidratación (disminución del volumen y aumento de la
osmolaridad de los líquidos corporales) estimula la sed. Cuando la masa corporal
disminuye 2% debido a la pérdida de líquido, se produce deshidratación leve. La
disminución de la volemia reduce la tensión arterial. Este cambio estimula los
riñones para que liberen renina, que a su vez promueve la formación de
angiotensina II. Impulsos nerviosos procedentes de los osmorreceptores
hipotalámicos inducidos por el incremento de la osmolaridad de la sangre,
asociados con niveles sanguíneos elevados de angiotensina II estimulan el centro
de la sed en el hipotálamo. Otras señales que estimulan la sed provienen de: 1)
neuronas en la boca, que detectan la sequedad debido a la disminución del flujo
de saliva, y 2) barorreceptores, que registran el descenso de la tensión arterial en
el corazón y los vasos sanguíneos. Como consecuencia, aumenta la sensación de
sed, lo que conduce al individuo a ingerir más líquidos, y a restaurar el volumen
hídrico normal. De este modo, el aumento del líquido contrarresta su pérdida. Sin
embargo, a veces la sensación de sed no aparece bastante rápido o el acceso a
los líquidos está restringido y se produce una deshidratación significativa. Esto
ocurre con mayor frecuencia en personas mayores, lactantes e individuos con
confusión mental. Cuando se suda en forma muy profusa o se produce una
pérdida intensa de líquidos debido a diarrea o vómitos, resulta sensato suministrar
líquidos por vía oral, aún antes de que aparezca la sensación de la sed.
Regulación de la pérdida de agua y solutos
Aunque la pérdida de agua y solutos a través de la transpiración y la
espiración aumenta durante el ejercicio, la eliminación del exceso del agua
corporal o los solutos depende principalmente del control de su pérdida en la
orina. La magnitud de la pérdida urinaria de sal (NaCl) es el factor fundamental
que determina el volumen del líquido corporal porque “el agua sigue a los solutos”
en el proceso de ósmosis, y los dos solutos principales del líquido extracelular (y la
orina) son los iones de sodio (Na+) y cloruro (Cl–). De manera similar, lo que
determina la osmolaridad de los líquidos corporales es la magnitud de pérdida de
agua con la orina. Dado que la dieta cotidiana presenta un contenido muy variable
de NaCl, la excreción urinaria de Na+ y de Cl– también debe modificarse para
mantener la homeostasis. Cambios hormonales regulan la pérdida urinaria de
estos iones, lo que a su vez afecta la volemia. La elevada ingesta de NaCl
aumenta los niveles plasmáticos de Na+ y Cl– (mayores contribuyentes a la
osmolaridad del líquido extracelular). Como resultado, la osmolaridad del líquido
intersticial se incrementa, lo que promueve el movimiento de agua desde el líquido
intracelular al líquido intersticial y luego, al plasma. Este movimiento del agua
aumenta la volemia. Las tres hormonas más importantes que regulan la
reabsorción renal de Na+ y Cl– (y, por ende, la cantidad que se pierde con la
orina) son la angiotensina II, la aldosterona y el péptido natriurético atrial (ANP).
Cuando el cuerpo está deshidratado, la angiotensina II y la aldosterona favorecen
la reabsorción urinaria de Na+ y Cl– (y de agua, por ósmosis, con estos
electrolitos), lo que permite conservar el volumen de los líquidos corporales, a
través de la reducción de la pérdida de orina. El incremento de la volemia, como
puede suceder después de beber grandes cantidades de líquido, distiende las
aurículas y promueve la liberación del péptido natriurético atrial. Este péptido a su
vez estimula la natriuresis, que es la eliminación urinaria de gran cantidad de Na+
(y Cl–) seguida de excreción de agua, con reducción consiguiente de la volemia.
El aumento de la volemia también disminuye la velocidad de liberación de renina
por parte de las células yuxtaglomerulares de los riñones. Cuando los niveles de
renina disminuyen, se forma menos angiotensina II. La disminución de la
concentración de angiotensina II de un nivel moderado a uno bajo aumenta la tasa
de filtración glomerular y reduce la reabsorción de Na+, Cl– y agua en los túbulos
renales. Asimismo, menos angiotensina II reduce los niveles de aldosterona, lo
que a su vez desciende la velocidad de reabsorción de Na+ y Cl– filtrados en el
túbulo colector. De esta manera, permanece una mayor concentración de Na+ y
Cl– en el líquido tubular para ser excretado con la orina. La consecuencia
osmótica de la excreción de más Na+ y Cl– es la pérdida de más agua con la
orina, lo que disminuye tanto la volemia como la tensión arterial. La hormona
principal que regula la pérdida de agua es la hormona antidiurética (ADH). Esta
hormona, también conocida como vasopresina, se produce en las células
neurosecretoras que se distribuyen desde el hipotálamo hasta la neurohipófisis
(lóbulo posterior de la hipófisis). Además de estimular el mecanismo de la sed, un
incremento de la osmolaridad de los líquidos corporales impulsa la liberación de
ADH). La ingesta de agua en respuesta al mecanismo de la sed disminuye la
osmolaridad plasmática e intersticial. En pocos minutos, la secreción de ADH cesa
y muy pronto su nivel plasmático se aproxima a cero. Un gran descenso de la
volemia, detectado por los barorreceptores (neuronas sensitivas que responden al
estiramiento) en la aurícula izquierda y las paredes de los vasos sanguíneos,
también estimula la secreción de ADH. En caso de deshidratación grave, la tasa
de filtración glomerular disminuye por la caída de la tensión arterial, lo que
ocasiona una menor pérdida de agua con la orina. En cambio, la ingesta de
grandes cantidades de agua eleva la tensión arterial; esto provoca un aumento de
la tasa de filtración glomerular y una mayor pérdida urinaria de agua. La
hiperventilación (ventilación rápida y anormalmente profunda) puede aumentar la
pérdida de líquidos, a través de la espiración de más vapor de agua. Los vómitos y
la diarrea aumentan la pérdida de líquido por el tubo digestivo. Por último, la
fiebre, la sudoración intensa y la destrucción de grandes áreas de piel por
quemaduras pueden causar una excesiva pérdida de agua a través de la piel. En
todos estos casos, el aumento en la secreción de ADH ayuda a conservar los
líquidos corporales. Movimiento del agua entre los compartimentos de líquido
corporal En condiciones normales, las células no se contraen ni se edematizan
porque los líquidos intracelular e intersticial tienen la misma osmolaridad. No
obstante, los cambios en la osmolaridad del líquido intersticial producen
alteraciones en el balance hídrico. El aumento de la osmolaridad del líquido
intersticial promueve la salida de agua de las células, por lo que éstas se encogen
un poco. En cambio, la disminución de la osmolaridad del líquido intersticial hace
que las células se edematicen. En general, los cambios en la osmolaridad se
deben a modificaciones en la concentración de Na+. La disminución en la
osmolaridad del líquido intersticial, lo que puede suceder después de beber un
gran volumen de agua, inhibe la secreción de ADH. En condiciones normales, los
riñones excretan un gran volumen de orina diluida para normalizar la presión
osmótica de los líquidos corporales. Como consecuencia, las células del cuerpo
sólo se edematizan un poco durante un breve período. Si el agua y el Na+
perdidos durante una hemorragia, sudoración excesiva, vómitos o diarrea se
remplazan sólo con agua, los líquidos corporales se diluyen. Esta dilución puede
hacer que la concentración plasmática e intersticial de Na+ descienda por debajo
del rango normal. Cuando la concentración de Na+ en el líquido intersticial
disminuye, su osmolaridad también lo hace.
Los iones que se forman cuando se disuelven y se disocian los electrolitos
cumplen cuatro funciones principales en el cuerpo. 1) Dado que están limitados,
en gran medida, a un compartimento en particular y son más numerosos que las
sustancias no electrolíticas, algunos iones controlan el movimiento del agua por
ósmosis entre compartimentos líquidos. 2) Los iones ayudan a mantener el
balance ácido base requerido para las actividades celulares normales. 3) Los
iones tienen carga eléctrica, lo que permite la producción de potenciales de acción
y graduados. 4) Varios iones sirven como cofactores para la actividad óptima de
las enzimas.
Puesto que las paredes de los capilares normales son casi impermeables a
las proteínas, sólo unas pocas proteínas plasmáticas atraviesan las paredes de los
vasos sanguíneos e ingresan en el líquido intersticial. Esta diferencia en la
concentración de proteínas es responsable, en gran parte, de la presión osmótica
coloidal del plasma. En el resto de los parámetros, los dos líquidos son similares.
El contenido de electrolitos del líquido intracelular difiere de manera considerable
del contenido del extracelular. En el LEC, el catión más abundante es el Na+ y el
anión más abundante es el Cl–. En el LIC, el catión más abundante es el K+ y los
aniones más abundantes son las proteínas y los fosfatos (HPO4 2–). Por medio
del transporte activo de Na+ fuera de las células y de K+ dentro de ella, la bomba
de sodio-potasio (Na+ /K+ATPasa) cumple una función fundamental en el
mantenimiento de la concentración intracelular elevada de K+ y la concentración
extracelular elevada de Na+.
Sodio
Los iones de sodio (Na+) son los más abundantes en el LEC, donde
representan el 90% de los cationes extracelulares. La concentración plasmática
normal de Na+ oscila entre 136 y 148 mEq/L. Como se mencionó, el Na+ cumple
una función esencial en el balance hidroelectrolítico, ya que es el responsable de
casi la mitad de la osmolaridad del LEC (142 de alrededor de 300 mOsm/L). El
flujo de Na+ a través de canales con compuerta de voltaje en la membrana
plasmática también es necesario para la generación y la conducción de los
potenciales de acción en las neuronas y las fibras musculares. Los riñones
excretan el exceso de Na+, pero también lo conservan durante los períodos de
escasez. El nivel de Na+ en la sangre está controlado por la aldosterona, la
hormona antidiurética (ADH) y el péptido natriurético atrial (ANP). La aldosterona
aumenta la reabsorción renal de Na+. Cuando la concentración plasmática de Na+
desciende por debajo de 135 mEq/L, condición llamada hiponatremia, se
suspende la liberación de ADH. La falta de ADH permite, a su vez, una mayor
excreción de agua con la orina y la restauración de los niveles normales de Na+
en el LEC. El péptido natriurétrico atrial (ANP) aumenta la excreción de Na+ en los
riñones cuando el nivel de Na+ es superior al Cloruro
Cloro
Los iones (Cl–) son los aniones prevalentes en el líquido extracelular. Su
concentración normal en el plasma oscila entre 95 y 105 mEq/L. El Cl– se mueve
con relativa facilidad entre los compartimentos extracelular e intracelular porque la
mayoría de las membranas plasmáticas contienen canales para el Cl– y
contratransportadores que conducen Cl–. Por esta razón, el Cl– ayuda al balance
de los aniones entre los distintos compartimentos. Un ejemplo es el
desplazamiento de Cl– entre los eritrocitos y el plasma, cuando el nivel de CO2
aumenta o disminuye (véase la Figura 23.23). En este caso, el transporte de Cl–
por HCO3 – mantiene un balance aniónico adecuado entre el LEC y el LIC. Los
iones Cl– también forman parte del ácido clorhídrico secretado hacia el jugo
gástrico. La ADH participa en la regulación del balance de Cl– en los líquidos
corporales porque determina la cantidad de agua que se pierde con la orina. Los
procesos que aumentan o disminuyen la reabsorción de sodio también afectan la
reabsorción de iones cloruro.
Potasio.
Los iones de potasio (K+) son los cationes más abundantes en el LIC (140
mEq/litro). El K+ desempeña una función clave en el establecimiento del potencial
de membrana en reposo y en la repolarización de los potenciales de acción en las
neuronas y las fibras musculares; el K+ también ayuda a mantener el volumen
normal del LIC. Cuando el K+ se desplaza hacia el interior o el exterior de las
células, a menudo se intercambia por H+ y, de esta manera, ayuda a regular el pH
de los líquidos corporales. La concentración plasmática normal de K+ oscila entre
3,5 y 5 mEq/litro y está controlada principalmente por la aldosterona. Cuando la
concentración plasmática de K+ es alta, se secreta más aldosterona hacia la
sangre. Luego, la aldosterona estimula las células principales de los túbulos
colectores del riñón para que secrete más K+, de modo que se excrete una mayor
cantidad de este catión con la orina. A la inversa, cuando los niveles plasmáticos
de K+ son bajos, la secreción de aldosterona disminuye y se pierde menos potasio
con la orina. Como el K+ es necesario durante la fase de repolarización del
potencial de acción, los niveles anormales de K+ pueden ser letales. Por ejemplo,
la hiperpotasemia (concentración sanguínea de K+ superior a la normal) puede
causar la muerte por fibrilación ventricular.

Bicarbonato
Los iones de bicarbonato (HCO3 – ) ocupan el segundo lugar entre los
aniones extracelulares más abundantes. La concentración normal de bicarbonato
oscila entre 22 y 26 mEq/litro en sangre arterial sistémica y entre 23 y 27 mEq/litro
en sangre venosa sistémica. La concentración de HCO3 – aumenta a medida que
la sangre fluye a través de los capilares porque el dióxido de carbono liberado por
el metabolismo celular se combina con agua para formar ácido carbónico, que a
su vez se disocia en H+ y HCO3 –. No obstante, en su pasaje a través de los
capilares pulmonares, la concentración de bicarbonato vuelve a disminuir cuando
el dióxido de carbono es espirado. El líquido intracelular también contiene una
pequeña concentración de bicarbonato. Como ya se expuso, el intercambio de Cl–
por bicarbonato ayuda a mantener el balance aniónico adecuado entre el líquido
extracelular y el intracelular. Los riñones son los principales reguladores de la
concentración plasmática de bicarbonato. Las células intercaladas de los túbulos
renales pueden producir bicarbonato y liberarlo hacia la sangre.

Calcio
Como el hueso almacena gran cantidad de calcio, éste es el mineral más
abundante en el cuerpo. Casi el 98% del calcio en los adultos se localiza en el
esqueleto y los dientes, donde se combina con fosfatos para formar una red
cristalina de sales minerales. En los líquidos corporales, el Ca2+ es sobre todo un
catión extracelular. La concentración normal de Ca2+ libre oscila entre 4,5 y 5,5
mEq/litro, y una cantidad equivalente está unida a distintas proteínas plasmáticas.
Además de contribuir a la resistencia de los huesos y dientes, el Ca2+ cumple una
importante función en la coagulación de la sangre, la liberación de
neurotransmisores, el mantenimiento del tono muscular y la excitabilidad del tejido
muscular y nervioso. El principal regulador de la concentración de Ca2+ en el
plasma es la hormona paratiroidea (PTH). Un nivel plasmático bajo de Ca2+
estimula la liberación de PTH, la que a su vez estimula los osteoclastos del hueso
para liberar calcio (y fosfato) de la matriz ósea extracelular. Por ende, la PTH
aumenta la resorción ósea. Dicha hormona también incrementa la reabsorción del
Ca2+ filtrado por el glomérulo, a través de las células tubulares renales hacia la
sangre, y la producción de calcitriol (forma activa de la vitamina D que actúa como
hormona), que a su vez incrementa la absorción de Ca2+ de los alimentos en el
tubo digestivo. Se debe recordar que la calcitonina producida por la glándula
tiroides inhibe la actividad de los osteoclastos, acelera el depósito de Ca2+ en los
huesos y, así, reduce la calcemia (concentración sanguínea de Ca2+).

Fosfato
En los adultos, alrededor del 85% del fosfato está presente como sales de
fosfato cálcico, que son componentes estructurales del hueso y los dientes. El
15% restante está ionizado. Tres iones fosfato (H2PO4 –, HPO4 2– y PO4 3–) son
importantes aniones intracelulares. Cuando el pH de los líquidos corporales es
normal, el HPO4 2– es la forma más abundante. Los fosfatos contribuyen con
alrededor de 100 mEq/litro de aniones al líquido intracelular. El HPO4 2– es un
importante amortiguador de H+, tanto en los líquidos corporales como en la orina.
Aunque algunos están “libres”, la mayor parte de los iones fosfato están unidos
con enlaces covalentes a moléculas orgánicas como lípidos (fosfolípidos),
proteínas, hidratos de carbono, ácidos nucleicos (DNA y RNA) y adenosintrifosfato
(ATP). La concentración plasmática normal de fosfato ionizado oscila sólo entre
1,7 y 2,6 mEq/litro.
Magnesio
En los adultos, casi el 54% del magnesio corporal total forma parte de la
matriz ósea como sales de magnesio. El 46% restante está en forma de iones de
magnesio (Mg2+) en el líquido intracelular (45%) y el líquido extracelular (1%). El
Mg2+ es el segundo catión intracelular más abundante (35 mEq/litro). Desde el
punto de vista funcional, es cofactor de enzimas necesarias para el metabolismo
de los hidratos de carbono y las proteínas y para la bomba de sodio-potasio. El
Mg2+ es esencial para la actividad neuromuscular normal, la transmisión sináptica
y la función del miocardio. Asimismo, la secreción de hormona paratiroidea
depende del Mg2+. La concentración plasmática normal de Mg2+ es baja y oscila
sólo entre 1,3 y 2,1 mEq/litro. Varios factores regulan su concentración plasmática,
al variar su tasa de excreción urinaria. Los riñones aumentan la excreción urinaria
de Mg3+ en respuesta a la hipercalcemia, la hipermagnesemia, el aumento del
volumen del líquido extracelular, la disminución del nivel de hormona paratiroidea
y la acidosis.

MANTENIMIENTO DEL EQUILIBRIO ÁCIDO-BASE


En el organismo, todos los líquidos presentan diferentes concentraciones, que se
miden con la escala de pH, y se refiere a la concentración de iones hidrógeno que
se modifica constantemente con el funcionamiento normal del cuerpo. Sin
embargo, en condiciones normales, estas variaciones no son significativas ni
perceptibles, ya que contamos con varios sistemas de regulación, que permiten
mantener este equilibrio en condiciones compatibles con la vida, este pH fluctúa
entre 7.0 y 7.7 y si se presentan variaciones fuera de este rango, las reacciones
químicas se aceleran o se retardan, provocando cambios en el funcionamiento de
los órganos.
La escala de pH maneja valores que van del 0 al 14, siendo 7 el valor que se
asigna al pH neutro, los valores de 0 a 6.9 son ácidos y los valores de 7.1 a 14 son
alcalinos o básicos, y cuanto más se acerquen al cero son más ácidos y los que se
acercan más al 14 son más alcalinos.
La sangre tiene un pH de 7.45 en las arterias y 7.35 en las venas, si se encuentra
dentro de este rango, las variaciones no representan problema para su regulación,
pero si el pH desciende por debajo de 7.35 provoca acidosis o si aumenta más de
7.45 provoca alcalosis.
Para poder mantener el control de las variaciones de pH en el organismo, se
cuenta con varios sistemas de regulación, como el sistema de amortiguadores o
buffers que son un conjunto de sustancias por lo que se consideran
amortiguadores químicos, y la regulación que llevan a cabo los sistemas
respiratorio y urinario, considerados amortiguadores fisiológicos.
SISTEMAS AMORTIGUADORES
Están compuestos por una serie de sustancias que son capaces de aceptar o
liberar iones H+ cuando se encuentran en una solución, y son capaces de
mantener un pH constante, aunque haya exposición a sustancias ácidas o
alcalinas, su actividad consiste en modificar ácidos o bases fuertes a débiles. Son
sustancias que contribuyen al mantenimiento inmediato del pH de líquidos
corporales, entre ellos, la sangre.
Los buffers (o amortiguadores) están formados por compuestos (dos o más) que
pueden disociarse y de esta forma se mantienen en equilibrio cuando están en
solución. Algunos buffers son:
- Las proteínas, como las plasmáticas y la hemoglobina que pueden disociar
ambos grupos funcionales, el amino y el carboxilo. Son las responsables de
casi el 75% de las reacciones de amortiguamiento químico en los líquidos
del cuerpo.

- Sistema amortiguador del bicarbonato, por su capacidad de disociación de


ácido carbónico (H2CO3). Puede comportarse como ácido débil y liberando
H+ con la finalidad de responder ante acidosis, o bien puede disociarse
como base débil, captando los iones H+ y disminuyendo el pH. Contribuyen
a mantener este equilibrio los sistemas respiratorio y urinario, el primero
colabora con la eliminación del CO2, los riñones contribuyen con la
excreción de HCO3-.

- Sistema amortiguador de fosfatos, su concentración en sangre es baja, pero


funciona de forma eficiente en los túbulos renales. Puede actuar liberando o
fijando iones H+ de forma muy similar al sistema amortiguador del
bicarbonato, la reacción es:
H2PO4- HPO4 2- + H+

CONTRIBUCIÓN DEL SISTEMA RESPIRATORIO PARA EL MANTENIMIENTO


DEL pH
En muchas de las reacciones metabólicas, se libera CO 2, que se transporta en la
sangre, la presencia de este compuesto, eleva la concentración de iones H +,
situación que provoca la reducción del pH, por lo tanto, la eliminación del CO2
tiene un efecto completamente opuesto.
El CO2 está en constante movimiento, debido a la respiración entonces, en una
respuesta a la acidosis (aumento de iones H + y descenso del pH) la frecuencia
respiratoria aumenta para contribuir a la eliminación del CO2 y aumentar el pH, y
en respuesta a la alcalosis la frecuencia respiratoria disminuye con la finalidad de
retener CO2 disminuir el pH, todo a través de la reacción:
CO2 + H2O H2CO3 HCO3– + H+

El transporte de muchos de los compuestos que se producen como desecho del


metabolismo, se realiza a través de la sangre por ejemplo el CO 2, compuesto que
debe ser llevado a los pulmones para poder eliminarse por medio de la
respiración. El transporte del CO2 se realiza en el eritrocito, el cual para poder
llevarlo hasta los pulmones cataliza la reacción para convertirlo en H 2CO3 con la
enzima anhidrasa carbónica. El H2CO3 está en equilibrio con su forma ionizada
que es H+ y HCO3- . Con esto, la hemoglobina amortigua los iones H+ y el HCO3-
difunde al plasma en un intercambio con cloro. En el pulmón, el ácido carbónico se
disocia en CO2 y H2O y el dióxido de carbono se elimina con la espiración.
CO2 + H2O H2CO3 HCO3– + H+

Cuando este sistema se encuentra desbalanceado, y se retienen iones hidrógeno


o bicarbonato, el centro respiratorio puede responder a muchos de estos
desequilibrios, sin embargo, aunque es más eficiente que los sistemas
amortiguadores, no es capaz de solucionar problemas de acidosis o alcalosis
severos, es aquí donde los riñones comienzan a contribuir al mantenimiento del
equilibrio ácido-base.
SISTEMA URINARIO
Es considerado muy importante en el manejo de respuestas para el mantenimiento
de pH, que no pudieron ser resueltas a través de los amortiguadores, o con la
ayuda del sistema respiratorio, debido a que estos sistemas se encargan de fijar
los iones H+ a sustancias que son capaces de fijarlo, a diferencia de ellos, el
sistema urinario, es capaz de eliminar los iones H + ante una acidosis, situación
que provoca la acidificación de la orina. O bien la eliminación de bicarbonato y
retención de iones hidrógeno, que provocarán la formación de una orina alcalina.
Respuestas renales a la acidosis
La base es la secreción de iones H+ en los túbulos contorneado proximal y distal y
en el túbulo colector, que será amortiguado mediante diferentes mecanismos que
coinciden en la formación y disociación de ácido carbónico:
1. En circulación sanguínea se encuentra una elevada concentración de
H2CO3 que se disocia en CO2 y H2O, en las células del túbulo contorneado
proximal ingresa CO2 del líquido intersticial, una vez adentro de la célula se
combina con el agua y gracias a la anhidrasa carbónica se forma H 2CO3,
que se disocia en H+ y HCO3-, de estos el H+ se libera hacia la luz tubular
que se intercambia a través de cotransporte bidireccional por Na +. Ahora en
la luz tubular el H+ y HCO3- se unen en H2CO3 que será eliminado en la
orina, mientras que el Na+ que se encuentra en la célula del TCP formará
NaHCO3- que será devuelto a la sangre para contribuir a aumentar el pH.

2. De nueva cuenta, se haya una elevada concentración de H 2CO3 en la


sangre que se disocia en CO2 y H2O, en las células del túbulo contorneado
distal y colector ingresa CO2 del líquido intersticial que se combina con el
agua (por la acción de la anhidrasa carbónica) para formar H 2CO3 que se
ioniza en H+ y HCO3-, el ion H+ sale a la luz tubular para combinarse ahora
con el fosfato monobásico (HPO4-) y formar la sal monosódica del ácido
fosfórico (NaH2PO4), misma que será eliminada en la orina.

3. La elevada concentración de H2CO3 en la sangre que se disocia en CO 2 y


H2O, estos son filtrados y se encuentran en los túbulos de la nefrona, una
vez dentro del túbulo contorneado proximal y colector se combinan por la
acción de la enzima anhidrasa carbónica y forman H 2CO3, que se disocia en
H+ y HCO3-. El H+ difunde a la luz tubular, donde se haya otro compuesto
NaCl- que se disocia en Na+ y Cl- además de encontrar NH3 (proveniente
de aminoácidos) en este sitio se combina el Cl - con el H+ más el NH3 y
formar NH4Cl que será eliminado en la orina.

En resumen, las respuestas renales a la acidosis se concentran:


a. Secreción de hidrogeniones
b. Eliminación de sal monosódica del ácido fosfórico
c. Eliminación de cloruro de amonio
d. Reabsorción de NaHCO3
Respuesta renal a la alcalosis
Hablar de alcalosis, hace referencia a la concentración aumentada de HCO 3-, que
lleva al aumento del pH de los líquidos corporales. Cuando esto sucede, el riñón
simplemente hecha a andar mecanismos para evitar la reabsorción de HCO 3- y
retener iones H+, que ayudarán a la disminución y consecuente equilibrio del pH.
Esta respuesta, lleva a evitar la eliminación del cloruro de amonio y a la
eliminación de sal disódica del ácido fosfórico.

EQUILIBRIO DE LA VOLEMIA

El sitio corporal encargado de la producción de eritrocitos es la médula ósea. El


riñón se encuentra relacionado con la producción de eritrocitos, ya que produce la
hormona eritropoyetina.
La eritropoyetina es una hormona de naturaleza glucoproteíca, y es producida en
mayor porcentaje (85%) por el riñón y el resto es elaborada por el hígado.
El estímulo, por el que los riñones y el hígado secretan la eritropoyetina, es la
hipoxia, es decir, en el momento que el riñón detecta falta de oxígeno en los
tejidos (no una disminución en el número de eritrocitos), es suficiente para
producir y liberar la hormona, al torrente sanguíneo y a través de él llega hasta la
médula ósea, para estimular la producción de eritrocitos. Una vez que se han
producido suficientes células para resolver el problema inicial de hipoxia la
hormona se deja de producir y liberar.
Esto puede ocurrir no sólo por la disminución de células, sino también por los
cambios de altura a las que nuestro cuerpo esta habituado. Por ejemplo, en
lugares sobre el nivel del mar, existe una mayor presión de oxígeno que en la
Ciudad de México, lo que explica, que una persona que viva en un lugar sobre el
nivel del mar, viaja a un lugar más alto, como la Ciudad de México, los riñones
detectarán hipoxia (por el cambio en la presión de oxígeno) y al cabo de unos días
habrá producido mayor cantidad de eritrocitos compensando este proceso.

COMPOSICIÓN DE LA ORINA
El estudio de laboratorio de la orina recibe varios nombres con los que se puede
denominar: “examen general de orina (EGO)” o “uroanálisis” o “urianálisis”, o
“citoquímico de orina” describen un grupo de pruebas tamiz con capacidad para
detectar enfermedad renal, del tracto urinario o sistémica.

Introducción
El examen general de orina (EGO), ocupa el primer lugar en el conjunto de
solicitudes de pruebas que se realizan en el laboratorio clínico. Se le indica a los
pacientes ambulatorios e ingresados al hospital, y se repite con frecuencia para
evaluar el estado de salud o enfermedad.

Constituye uno de los procedimientos más útiles para el diagnóstico de las


enfermedades renales y metabólicas, por ejemplo, se puede detectar
enfermedades en vías urinarias (p. ej., infecciones, glomerulonefritis, pérdida de
la capacidad de concentración) y procesos patológicos extrarrenales (p. ej.
glucosuria en diabetes, proteinuria, bilirrubinuria en la enfermedad hepática).
También se realiza en pacientes con dolor abdominal o lumbalgia, disuria,
hematuria o frecuencia urinaria y es útil para el diagnóstico del embarazo.

Obtención de la muestra de orina


1. Para la prueba se requiere el segundo chorro de la primera orina de la mañana.
El recipiente en el que se recolecta la muestra de orina, debe estar limpio, seco y
con tapa. En la actualidad se dispone de recipientes plásticos desechables, que se
consiguen en el laboratorio o en la farmacia. Cuando la orina se recolecta para un
análisis bacteriológico, es importante indicar al paciente que el envase debe estar
estéril.
2. Debe llevarse lo más pronto posible al laboratorio clínico, cuando las muestras
no se van a analizar de inmediato, se recomienda conservarlas en refrigeración a
una temperatura entre 4 y 10 °C.

Toma de muestra de orina en hombres.


1. Recoger la primera orina de la mañana.
Lavarse las manos con agua y jabón durante
30 segundos.
2. Destapar el frasco para recoger la muestra,
colocar la tapa con el lado plano hacia abajo.
3. Evitar tocar el interior del recipiente o de la
tapa, para no contaminarlos.
4. Usar una toallita para limpiar la cabeza del
pene empezando por la abertura uretral y
continuar en dirección hacia la persona.
5. Prepararse para orinar (si no está
circuncidado, deslice el prepucio hacia atrás).
6. Desechar el primer chorro, retener la orina y
depositar el segundo chorro en el recipiente, se
solicita para el estudio 30 mL. (Fig. 1)
Fig. 1 Recolección de orina en hombre
Obtenida:
https://docplayer.es/80093466-Universidad-nacional-
del-chimborazo.html
Consultada el 5 de agosto

Toma de muestra de orina en mujeres.


1. Recoger la primera orina de la mañana. Lavarse las
manos con agua y jabón durante 30 segundos.
2. Destapar el frasco para recoger la muestra, colocar la
tapa con el lado plano hacia abajo.
3. Evitar tocar el interior del recipiente o de la tapa, para
no contaminarlo.
4. Sentarse en el inodoro separar los labios vaginales
con una mano, y mantener separados.
5. Usando una toallita, limpiar bien la zona entre los
labios y alrededor de la uretra, vaya de adelante hacia
atrás.
6. Desechar el primer chorro, retener la orina y depositar
el segundo chorro en el recipiente, se solicita para el
estudio 30 mL. (Fig. 2)
Fig. 2 Recolección de orina en mujeres
Obtenida:
https://docplayer.es/80093466-Universidad-nacional-
del-chimborazo.html
Consultada el 5 de agosto
EXAMEN GENERAL DE ORINA (EGO) o URIANÁLIS.
Incluye los siguientes estudios: (Fig.3)
1. Examen físico
2. Examen químico o bioquímico
3. Examen microscópico

Fig. 3 Obtenida de: Suardiaz J, Cruz C, Colina A. (2004) Laboratorio Clínico y pruebas diagnósticas. Lugar
La Habana, Cuba Editorial Ciencias Médicas pp. 379

EXAMEN FÍSICO
Aspecto
La apariencia de la orina y el color son parte de un EGO regular.
Una muestra de orina normal debe ser clara y transparente, cuando la orina está
turbia, se puede deber a la presencia de pus (Glóbulos Blancos necróticos),
Glóbulos Rojos o bacterias; la orina normal también puede ser turbia por la
ingestión de grandes cantidades de grasa, ácido úrico y fosfatos. La orina varía de
amarillo pálido a ámbar por el pigmento urocromo (producto del metabolismo de la
bilirrubina).
Color
El color puede variar desde el amarillo claro, (propio de la orina diluida), hasta el
amarillo intenso de la orina concentrada El color indica la concentración de la
orina. Cuando está diluida es de color paja y concentrada de color ámbar oscuro.
La coloración normal puede modificarse ante la presencia de determinados
componentes químicos como la bilirrubina, la sangre total, la hemoglobina,
las porfirinas, las melaninas y luego de la ingestión de algunos colorantes,
alimentos y medicamentos. Por ejemplo, el sangrado en el riñón produce una orina
color rojo oscuro, mientras que el de vías urinarias bajas la orina es rojo brillante.
La orina amarilla oscura puede indicar la presencia de urobilinógeno y bilirrubina.
Cuando hay infección por seudomonas puede ser una orina verdosa. El consumo
de betabeles da origen a una orina roja y el complejo B favorece un color naranaja
de la orina.
Olor
La orina tiene un olor “sui generis” amoniacal, característico debido a la presencia
normal de grandes cantidades de urea. También se puede modificar por la
presencia de glucosa y cuerpos cetónicos en los pacientes diabéticos mal
controlados y el tener un olor dulce y fuerte a acetona.
Volumen
El volumen de la orina es indispensable en los estudios de orina de 12 y 24 horas
(orina minutada). En el paciente adulto normalmente oscila entre 700 y 2,000
mL/día. Cuando el volumen urinario es superior a 2,500 mL/día se habla de
poliuria, cuando es inferior a 500 mL/día de oliguria y cuando es inferior a 100
mL/día de anuria.
Turbiedad (Turbidez)
La orina normal reciente es clara y transparente, puede mostrar un aspecto turbio,
debido a la presencia de sales (fosfatos y carbonatos), sin una significación
clínica. La turbiedad anormal se hará presente en los pacientes con infecciones
del tracto urinario, pero por lo general se debe más a la alcalinidad que al número
de bacterias o leucocitos contenidos en la muestra.
Densidad
La densidad de la orina oscila entre 1,005 y 1,030. El mayor valor se presenta al
levantarse con la primera micción de la mañana, alcanzando valores de 1,020.
Por medio de ella se determina el grado relativo de concentración o dilución de la
muestra o, lo que es igual, la relación entre las proporciones relativas de sólidos
disueltos y el volumen total de la muestra. Es una medida de la capacidad del
riñón para concentrar o diluir la orina.
pH
La regulación del equilibrio ácido-básico del organismo humano lo realizan los
riñones y los pulmones. La medida del pH urinario, muestra la capacidad de los
túbulos renales para mantener concentraciones normales del ion hidrógeno en el
plasma y en el líquido extracelular.
Para lograrlo, el riñón ayuda al equilibrio ácido-base al reabsorber el sodio y
eliminar el hidrógeno. La secreción de orina ácida o alcalina por el riñón es uno de
los mecanismos más importantes en la regulación del pH del medio interno.
Cuando la cantidad de sodio y compuestos ácidos se elevan en el interior del
cuerpo humano, la orina se vuelve ácida y se vuelve alcalina cuando elimina
bases para compensar el aumento de ellas en el medio interno.
Para determinar el pH de la orina, se utilizan las tiras reactivas.

EXAMEN QUÍMICO
El examen químico comprende las determinaciones de los siguientes
componentes

Glucosa
A la presencia de glucosa en orina se le conoce como glucosuria, indica que la
cantidad de glucosa filtrada es mayor a la capacidad de los túbulos para
reabsorberla totalmente. Por lo general es consecuencia de la hiperglucemia,
por lo que, cuando está presente, se debe considerar si es necesario hacer la
determinación de glucemia en ayunas, como estudio que descártela presencia de
la enfermedad diabetes mellitus. Es importante considerar que la glucosuria, no
siempre es debida a la diabetes, el umbral renal de la glucosa puede ser menor,
como ocurre, durante el embarazo, y la glucosa puede pasar al filtrado incluso
cuando la concentración plasmática es normal.

Cuerpos cetónicos (Cetonas)


Los cuerpos cetónicos se obtienen del metabolismo de los lípidos que se forman
en el hígado. Se metabolizan y aparecen en la orina en mínimas cantidades.
Proveen energía cuando la glucosa no puede ingresar a la célula insuficiencia
insulínica.
Están representados por 3 componentes: ácido acetoacético o diacético, acetona
y ácido betahidroxibutírico, en proporciones relativas de 20,2 y 80 %.
En condiciones normales no hay cetonas en la orina, cuando estas (en particular
el ácido acetoacético) se elevadan, se vierten en la orina y hay cetonuria, la que
se relaciona con una diabetes mal controlada. La cetonuria también es importante
para la valoración de la cetoacidosis vinculada con alcoholismo, ayuno, inanición,
dietas altas en proteína e ingestión de isopropanol.

Sangre
A la presencia de sangre en orina se le conoce como hematuria, y puede ser
debida a múltiples causas, como como cáncer, infección urinaria o contaminación
por menstruación.
La presencia en el sedimento urinario de grandes cantidades de eritrocitos es
diagnóstica de hematuria.

Proteínas
La presencia de proteínas en la orina normal se limita a mínimas cantidades entre
40 y 150 mg. De esa cantidad, la albúmina representa 1/3 de estas proteínas.
La proteinuria constituye un indicador de gran importancia en el diagnóstico de las
enfermedades renales.
Las enfermedades renales que cursan con proteinuria, se acompañan de daño
glomerular; esta es la causa de la presencia de proteínas en la orina. Ante un
resultado positivo es preciso comprobar si también son positivas las pruebas para
sangre y leucocitos (glóbulos blancos).

Bilirrubina
La bilirrubina se encuentra en la sangre en dos formas diferentes, conjugada y no
conjugada. Solo la forma conjugada es hidrosoluble, la excreción de bilirrubina con
la orina (bilirrubinuria) se produce cuando los niveles en sangre de la bilirrubina
conjugada se elevan.
En condiciones normales, la bilirrubina conjugada es excretada a través
de las vías biliares al intestino, en donde se degrada; solo una pequeña cantidad
se
reabsorbe, incorporándose a la circulación portal, llega al hígado y se vuelve a
excretar en la bilis, a este ciclo se le conoce como enterohepática.
El análisis para su detección se conoce como de pigmentos biliares. Es una
prueba de uso habitual y la principal indicación es para el diagnóstico de las
enfermedades hepatocelulares agudas (hepatitis) y en la obstrucción biliar
intrahepática
y extrahepática. Puede aparecer en la orina cuando hay ictericia por disfunción
hepática.

Urobilinógeno
Las bacterias intestinales degradan la bilirrubina conjugada y dan lugar a
productos
denominados, urobilinógeno fecal o estercobilinógeno.
La determinación del urobilinógeno en la orina, se conoce como urobilinuria, es
una prueba para diagnosticar trastornos hepáticos, en los cuales que se eleva su
concentración. De igual forma ocurre cuando hay hemólisis (destrucción excesiva
de eritrocitos). En las obstrucciones parciales o completas de los conductos
biliares, los valores de urobilinógeno disminuyen de manera importante y la
ausencia total de urobilinógeno, ocasiona acolia (la eliminación de heces fecales
no coloreadas).

Nitritos
La prueba se basa en la conversión de los nitratos procedentes de la dieta en
nitritos, que se lleva a cabo por la acción de bacterias presentes en la orina que
posean la reductasa adecuada. Cuando el resultado es positivo puede deberse a
una infección urinaria.

Leucocitos
Su presencia en la orina sugiere inflamación aguda e infección urinaria.

EXAMEN GENERAL DE ORINA


VALORES NORMALES

Apariencia: clara
Color: amarillo ámbar
Olor: aromático
pH: 4.6 a 8.0 (promedio, 6.0)
Proteína
0 a 8 mg/dL
50 a 80 mg/24 h (en reposo)
< 250 mg/24 h (durante el ejercicio)
Densidad específica
Adulto: 1.005 a 1.030 (usualmente, 1.010 a 1.025)
Ancianos: los valores disminuyen con la edad
Recién nacidos: 1.001 a 1.020
Esterasa leucocitaria: negativa
Nitritos: negativos
Cetonas: negativas
Bilirrubina: negativa
Urobilinógeno: 0.01 a 1 unidades Ehrlich/mL
Cristales: ninguno
Cilindros: ninguno
Glucosa:
Muestra fresca: ninguna
Muestra de 24 h: 50 a 300 mg/24 h o 0.3 a 1.7 mmol/día (unidades SI)
Glóbulos blancos (GB): 0 a 4 por campo de poder bajo
Cilindros de glóbulos blancos: ninguno
Glóbulos rojos (GR): ≤ 2
Cilindros de glóbulos rojos: ninguno
Cuadro tomado de Pagana K, Pagana T. (2015). Laboratorio Clínico. Interpretación de resultados.
México D. F. 5ª. Edición. Editorial El Manual Moderno. Pág. Cápitulo 12 pág. 400

EXAMEN MICROSCÓPICO
Este examen permite observar en una muestra centrifugada información sustancial
sobre el sistema urinario: cilindros y células epiteliales de la nefrona, células
epiteliales de la pelvis renal, uréteres, vejiga, uretra, mucus y espermatozoides de
la próstata. En las enfermedades parenquimatosas renales, a las que solo se
puede acceder por biopsia o cirugía, la orina contiene cilindros y células que
contribuyen al diagnóstico.
La orina normal tiene pocos elementos organizados: escasos leucocitos, eritrocitos
y algunas células epiteliales.
Debido a que pueden usarse diferentes métodos para preparar el sedimento para
la revisión microscópica, los valores normales pueden variar en grado significativo.
(Fig. 4)

.
Fig. 4 Interpretación Examen Microscópico
Obtenida: https://docplayer.es/80093466-Universidad-nacional-del-chimborazo.html
Consultada el 5 de agosto

Procedimiento para hacer el Examen General de Orina


El análisis bioquímico de la orina se lleva a cabo mediante tiras desechables.
Cada tira consta de una serie de cojinetes impregnados con reactivos coloreados
y ligeramente separados unos de otros. Cuando la tira se sumerge en la muestra
de orina, los reactivos de los cojinetes, reaccionan con un componente urinario
específico, de tal manera que:
1. la zona cambia de color si el componente está presente
2. el cambio de color es proporcional a la concentración de dicho componente.
Para llevar a cabo el análisis de la muestra de orina:
■ Colocar la orina en un tubo de ensaye, sumergir brevemente la tira desechable
en la muestra de orina; asegurándose que todos los cojinetes reactivos entran en
contacto con la orina
■ Eliminar el exceso de orina golpeando suavemente la tira contra el borde del
tubo de ensayo.
■ Mantener la tira en posición horizontal durante 2 minutos y comparar los colores
de cojinetes con los de la tabla de lectura.
Para realizar la lectura, se debe acercar la tira a la tabla localizada en el tubo que
contiene las tiras, hasta localizar el color más parecido, después de la lectura se
debe desechar la tira.
Las tiras para el análisis de orina permiten analizar muchos componentes
urinarios, como: la glucosa, la bilirrubina, los cuerpos cetónicos, la densidad, la
presencia de sangre, el pH [concentración de hidrogeniones], las proteínas, el
urobilinógeno, los nitritos y los leucocitos.
Aunque la determinación es muy sencilla, cuando no se sigue el procedimiento
Indicado, puede dar resultados incorrectos. Ejemplo: si la lectura se lleva a cabo
demasiado pronto o tarde. Otro error se debe al mal almacenamiento de las tiras o
a la utilización de las mismas pasada su fecha de caducidad. (Fig.5)
Fig. 5 Gaw A, Murphy MJ, Srivastava R, Cowan RA. (2015). Bioquímica Clínica.Barcelona. 5ª. Edición.
Editorial Elsevier. Pág. 32

Bibliografía
Gaw A, Murphy MJ, Srivastava R, Cowan RA. (2015). Bioquímica
Clínica.Barcelona. 5ª. Edición. Editorial Elsevier. Capítulo 16 pág. 32 - 33
Suardiaz J, Cruz C, Colina A. (2004) Laboratorio Clínico y pruebas diagnósticas.
Lugar La Habana, Cuba. Editorial Ciencias Médicas. Capítulo 31 pág. 376 – 385
Pagana K, Pagana T. (2015). LABORATORIO CLÍCO. Interpretación de
resultados. México D. F. 5ª. Edición. Editorial El Manual Moderno. Pág. Capítulo
12 pp 400-427
Henry JB. El laboratorio en el diagnóstico clínico. Editorial Marbán, Nueva York,
USA. 20ª edición. Capítulo 18 pág. 367 - 401
Tortora-Derrickson Principios de Anatomía y Fisiología 13ª. Edición
booksmedicos.org Ed. Panamericana.
Catabolitos Rosa Isabel Esquivel, Silvia María Martínez, José Luis Martínez Ed.
UNAM Fes Iztacala.

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