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Preeclampsia

Complicación del embarazo potencialmente severa caracterizada por una presión arterial elevada.

La preeclampsia suele comenzar después de las veinte semanas de embarazo en una mujer con presión arterial
normal. Puede ocasionar complicaciones serias, incluso mortales, para la madre y el bebé.
Es posible que no se presenten síntomas. Los principales son la hipertensión y la presencia de proteínas en la orina.
También puede haber hinchazón en las piernas y retención de líquidos, aunque puede resultar difícil distinguir estos
síntomas de los de un embarazo normal.
Usualmente, la preeclampsia se puede controlar con medicamentos orales o intravenosos hasta que el bebé madura
lo suficiente como para nacer. A menudo, implica ponderar los riesgos de un nacimiento prematuro y los riesgos de
continuar con los síntomas de la preeclampsia.

Síntomas de la preeclampsia
Durante el embarazo normal, su presión arterial tiende a disminuir en el transcurso del primer y segundo trimestres
(hasta las 24 semanas de embarazo). Con preeclampsia, la hipertensión arterial aumenta después de
aproximadamente la semana 20 de embarazo, y permanece alta hasta que nace el bebé.

Si usted desarrolla una preeclampsia ligera, no tendrá ningún síntoma, y con frecuencia se detecta por primera vez
cuando se chequea su presión arterial y orina durante una consulta prenatal de rutina.

Si su afección está más avanzada, se le podrían presentar los siguientes síntomas:

• Dolor de cabeza intenso y persistente


• Problemas de la visión, luces centelleantes, visión borrosa, rayas, ‘moscas volantes’ o pérdida de
conocimiento
• Dolor intenso justo debajo de las costillas, especialmente en el lado derecho
• Hinchazón de su cara, sus manos o pies, que se presenta de repente
• Vómitos o sensación de malestar

Estos síntomas no son siempre causados por la preeclampsia, pero si tiene cualquiera de ellos, es importante que
consulte a su partera o médico de cabecera.

Complicaciones de la preeclampsia

Consecuencias de la preeclampsia para la madre

La preeclampsia no solo afecta su presión arterial: de ser grave puede ocasionar un accidente cerebrovascular,
insuficiencia renal y problemas en el hígado.

Se conoce como preeclampsia porque de no tratarse puede llevar a la eclampsia. Esto es cuando usted tiene un
ataque (convulsión).

La eclampsia puede presentarse en cualquier momento durante la segunda mitad del embarazo, durante el trabajo
de parto o después de este. Casi la mitad de las mujeres que desarrollan la eclampsia lo hacen después de nacer el
bebé, generalmente en el curso de 24 horas después del parto.

La eclampsia solo afecta aproximadamente a dos de cada 100 mujeres con preeclampsia, porque la preeclampsia
puede ser tratada una vez diagnosticada.

Consecuencias de la preeclampsia que afectan a su bebé


En la preeclampsia, hay problemas con la placenta (el órgano que suministra la sangre y los nutrientes a su bebé),
los cuales, unidos a su hipertensión arterial, pueden reducir el flujo de sangre a su bebé en crecimiento. De este
modo su bebé pudiera no recibir suficiente cantidad de oxígeno y nutrientes.

Ello puede retrasar el desarrollo de su bebé, una afección llamada retraso del crecimiento intrauterino (RCIU). A
veces esto se puede detectar durante una consulta prenatal de rutina, si su partera o médico de cabecera encuentra
que su útero (matriz) tiene un tamaño menor del esperado para su etapa de embarazo.

Si el suministro de oxígeno a su bebé continúa reduciéndose, es posible que tenga que adelantarse el parto o
incluso inducirlo inmediatamente. De ocurrir antes de las 37 semanas de embarazo, su bebé será prematuro.

Los bebés prematuros se encuentran en riesgo de tener complicaciones porque es posible que muchos de sus
órganos (especialmente el corazón y los pulmones) no estén listos para funcionar fuera del útero. Mientras más
anticipadamente nace el bebé, mayor es el riesgo de complicaciones médicas de gravedad.

Sin embargo, esto necesita ser sopesado respecto a los riesgos de que su bebé no reciba suficiente oxígeno si no
se adelanta el parto.

Causas de la preeclampsia

Los médicos no saben cuál es la causa exacta de la preeclampsia. No obstante, parece comenzar por un
problema con la placenta. En la preeclampsia la placenta no se ha desarrollado adecuadamente y su suministro
de oxígeno es reducido.

Los médicos no saben por qué algunas mujeres desarrollan la preeclampsia y otras no, pero hay determinados
factores que la ponen a usted en un riesgo mayor:

• Sus antecedentes familiares son importantes; si su madre tuvo preeclampsia, usted tiene una
posibillidad de dos en 10 de desarrollarla durante el embarazo.
• Si éste es su primer bebé.
• Si tuvo preeclampsia en un embarazo anterior.
• Si ha transcurrido un período prolongado (más de 10 años) entre embarazos.
• Si está esperando gemelos o tiene otro embarazo múltiple.
• Si es mayor de 40 años.
• Si tiene otras afecciones médicas incluyendo hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia renal y síndrome
antifosfolípido.
• Si está obesa, por ej., tiene un IMC (índice de masa corporal) superior a 35.

Diagnóstico de la preeclampsia

Se le puede diagnosticar preeclampsia si su presión arterial se eleva y aparecen proteínas en su orina al hacerse
chequeos prenatales, o si manifiesta síntomas de preeclampsia.

Si su médico piensa que usted tiene preeclampsia, generalmente usted tendrá que ir al hospital a hacerse más
pruebas. Es posible que deba ingresar en el hospital hasta que nazca el bebé.

Probablemente tendrá que hacerse las siguientes pruebas si le han diagnosticado preeclampsia:

• Chequeos de la presión arterial aproximadamente cada cuatro horas, o con mayor frecuencia,
dependiendo de la gravedad de su afección.
• Tomar muestras de orina en el transcurso de 24 horas para medir el monto exacto de proteína en su orina.
• Análisis de sangre, incluyendo riñones, hígado y pruebas de coagulación sanguínea.
• Ultrasonidos para detectar restricción del crecimiento intrauterino, flujo sanguíneo en el cordón umbilical y
volumen de líquido que rodea a su bebé.
Tratamiento de la preeclampsia

La preeclampsia solo se puede ‘curar’ al nacer su bebé. No obstante, se le podrían suministrar medicamentos para
bajar la presión arterial, tales como metildopa o nifedipina, que pueden ayudar a reducir el riesgo de
complicaciones.

Antes del nacimiento, sus médicos y parteras la vigilarán de cerca a usted y a su bebé en desarrollo en el hospital,
de modo que pueda recibir a su bebé antes de surgir algún problema grave. Si su condición es estable, es mejor
esperar que el trabajo de parto comience normalmente, porque un parto inducido es más probable que se demore o
provoque una cesárea de emergencia.

Si usted desarrolla una preeclampsia o eclampsia graves, se le podría indicar un medicamento llamado hidralazina o
labetalol para disminuir su presión arterial. Este se le dará a través de un suero. Es posible que también le den un
medicamento llamado sulfato de magnesio, que detiene y evita las convulsiones.

Si su condición es grave, es posible que haya que inducir el parto de inmediato. Frecuentemente ello se hará
mediante una cesárea. Si el embarazo es prematuro, se le podrían inyectar esteroides el día antes del parto. Ello
estimula el desarrollo de los pulmones de su bebé y reduce el riesgo de que este tenga dificultades para respirar.

Prevención de la preeclampsia

Si no tiene un alto riesgo de desarrollar la preeclampsia, no necesita hacer nada específico para ayudar a evitarla.

Una dosis baja diaria de aspirina podría reducir el riesgo de preeclampsia en mujeres que han tenido una
preeclampsia grave en un embarazo previo, la cual provocó un nacimiento prematuro. Solo debe tomar aspirina si
su médico le ha indicado que lo haga, porque ella puede causar sangrado durante el embarazo.

Los suplementos diarios de calcio de al menos 1 g podrían reducir las posibilidades de preeclampsia en mujeres con
alto riesgo y en aquellas que no tienen suficiente calcio en su dieta. Solo debe tomar suplementos si su médico le ha
indicado que lo haga.

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