Está en la página 1de 3

Lunes 14 de agosto de 2023

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO


FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ÁREA CLÍNICA
Campus SJR
Materia: Antecedentes del Método Psicoanalítico.
Nombre del docente: María Guadalupe Reynoso Nieto.
Estudiante: Raldan Ruben Castillo Monroy.
Expediente: 308917.
Ellenberger, H. El descubrimiento del inconsciente. Cap. 1 (pág. 73-111)
¿Qué es lo que quiero aprender?
El título del capítulo lleva por nombre “La aparición de la psiquiatría dinámica”, con
ello, despierta en mí dos cuestiones ¿Quiénes fueron los antecesores de esta
disciplina y que aportes brindaron a la misma? Y por último ¿Qué características
psicoanalíticas podemos rescatar de este texto, es decir, que antecedentes del
inconsciente –inclusive, del psicoanálisis- puede brindar la lectura?
¿Qué fue lo que aprendí?

Primero, la psiquiatría dinámica data de 1775 derivado de un choque entre el médico


Mesmer y el exorcista Gassner. Este último tenía como método dominar al demonio,
por medio de la palabra y el nombramiento de dicho demonio, ordenando al sujeto
poseído una serie de pautas a seguir, en la mayoría de las veces se trataba de
convulsiones, esto a modo de expulsar dicho demonio. Ya abordé de forma nimia el
exorcismo y su relación con el psicoanálisis anteriormente. El trabajo de Gassner
fue interrumpido por el contexto eurocentrista progresista, el cual tomaba como base
solamente a la ciencia, orillando a que su “cura” declinara drásticamente. Después
de esto, Mesmer fue quien ahora tomó protagonismo en cuanto a la constitución de
la psiquiatría dinámica de la siguiente forma: Ciertos médicos ingleses trataban
ciertos padecimientos con ayuda de imanes; a Mesmer se le ocurrió provocar un
tipo de ‘corriente artificial’ en el sujeto.

A posteriori, su método fue el siguiente: El sujeto tomaba un preparado que


contenía hierro, enseguida le colocaba tres imanes particulares, uno en el estómago
y otros dos en las piernas, a continuación el sujeto sentía corrientes extrañas de un
fluido misterioso que le recorría todo el cuerpo, a esta forma de hacer se le
denominó Magnetismo animal. Como consecuencia de este método, en primer
lugar, el malestar desaparecía, en segundo, Mesmer tomaba control del cuerpo del
sujeto, haciendo que este convulsionará o perdiera el control, para así generar crisis
y consigo, la cura. De hecho, este último punto formaba parte de sus cuatro
principios básicos: “…provocar “crisis” en los pacientes y curar las enfermedades.
Lunes 14 de agosto de 2023

Si bien, en términos analíticos, relaciono lo anterior dicho a la angustia generada en


el análisis.

En el transitar de este, uno experimentará un constante miedo, e incluso cierta


melancolía, es un proceso un harto complicado, puesto que es vivir en constante
pérdida, y asimilarse como sujeto en falta y por ende, un sujeto deseante. Uno
podría preguntarse ¿Quién querría experimentar tal sensación constantemente,
cuando se puede recurrir a otros medios y a otras terapias? Pues bien, como
señalaba Lacan en el seminario 10: La angustia. ‘La angustia es el único afecto que
no engaña’, puesto que dicho afecto tiene que ver con el deseo del sujeto, con ese
miedo, con esa pérdida. El sujeto necesita dialogar con su sufrimiento y su síntoma,
claro que es un proceso espantoso, pero de esta forma, y de cierta manera, es señal
de que el sujeto se está escuchando, puesto que puede localizar qué es lo que
causa dicho afecto, con ello, tiene la oportunidad de escoger y tomar
responsabilidad acorde al deseo. En definitiva, la llamada crisis es necesaria para
el sujeto; tiene más apertura que una terapia yoica colorida, sospecho que este fue
un buen aporte de Mesmer, aunque fue el único. Ya que se desvió del camino de la
‘cura’ por un conflicto suyo –o por su deseo- puesto que se centró más en ser
reconocido por la sociedad científica, además, se empeñó en demostrar la
existencia de su supuesto fluido líquido, dejando de lado al sujeto, pareciera ser que
solo curaba para demostrar que tan “chingon” era, llegando alegar que el
magnetismo era la cura definitiva para todos los padecimientos. Tremendo ideal que
se tragó. Si hubiese sabido que la tal cura no existe, ni mucho menos la enfermedad
mental, quizás hubiera tomado otro rumbo.

A mi parecer, Puységur, fue el gran precursor de la psiquiatría dinámica, y hasta


cabe decir, que fue el introductor de ciertas características cruciales dentro del
psicoanálisis. De buenas a primeras, su nuevo tipo de tratamiento, que era el
sonambulismo artificial, tenía dos manifestaciones diferentes: La primera
denominada como la crisis perfecta, en apariencia de estado de vigilia, el
magnetizador efectuaba órdenes al sujeto, la segunda, empezó a diagnosticar
enfermedades, predecir el curso y hasta prescribir tratamientos. He aquí un
antecedente de la disciplina que estamos discutiendo, de igual forma, pongo en tela
de juicio lo siguiente ¿Por qué alguien más tiene que decirme qué es lo que tengo
y como debo tratarme? ¿Por qué me coloco en una posición de ignorancia respecto
a mí, y en cambio, dejo mi vida en manos de un tercero que ni conozco?

Continuando con el texto, Puységur dotó una mirada más científica al magnetismo,
logró demostrar buenas descripciones de los fenómenos que ocurrían en el
sonambulismo artificial. Seguidamente, mencionaré lo que para mí, sentaron las
bases de la psiquiatría, de la psicología y del psicoanálisis: Se incluyó el concepto
Lunes 14 de agosto de 2023

de rapport, “la influencia recíproca entre el paciente y el magnetizador”, agrego lo


siguiente, la transferencia empezó a cobrar relevancia, ese depósito que colocó en
el otro, empezó a relucir junto con su importancia en el proceso terapéutico. Desde
los primeros magnetizadores se empezó a prevenir el peligro contra la atracción
personal surgida de la comunicación entre estos, aunque sabían que dicha
influencia tenía su límite, recordemos que a este fenómeno se le conoce como
contratransferencia, que es lo que el otro despierta en mí, mi reacción ante la
historia o el discurso del sujeto, súmese, que Tardif de Montrevel destacó en 1785
que el sujeto en un sueño magnético podía resistir cualquier orden inmoral que
alguien más le quería implantar, aquí podríamos señalar ligeras muestras del deseo,
esa sensación de ya no querer una ley más en nosotros; a la postre, se resaltó la
importancia de brindar un tiempo en específico para la sesión, ni excederse de lo
establecido, pero que tampoco sea muy precoz.

Otro punto a resaltar: Los mesmeristas alemanes entendieron el papel fundamental


de la comunicación en el tratamiento; Kluge denominó este contacto como el círculo
magnético, partiendo desde la analogía de “un mundo cerrado de dos individuos,
que tenía que estar protegido del ruido, la luz y las interferencias externas”. De
tajada, el hecho de empezar a resaltar la comunicación en un proceso así, conlleva
–por supuesto- dar valor a la palabra, al discurso y a algo más, a empezar a tratar
al sujeto como sujeto, más no como objeto.

Ya por último se mencionan seis grados del estado magnético, empero, solo
enfatizaré en uno que se me hizo interesante: el grado número cinco señala la auto-
contemplación: “capacidad del sujeto para percibir con gran exactitud el interior de
su cuerpo y el de aquellos con quien se le pone en comunicación”. Si bien, dejando
de lado la exactitud de saberse completamente y de los otros, este grado, en cierta
forma, representa lo que uno como sujeto puede obtener en un proceso de análisis:
saber de uno mismo y que de qué forma colabora con lo que le acontece, además,
logrando escucharse a sí mismo, es probable que logre escuchar al otro.

Ellenberger, F. H. (1970). Los antepasados de la psicoterapia dinámica en S. pacheco (Ed.),

El descubrimiento del inconsciente. (pp. 73-111). Editorial Gredos Madrid

También podría gustarte