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Charla Navidad 2021
Charla Navidad 2021
La navidad mundanizada
Que cada una muestre lo que trajo y cuente porque eso no puede faltar en su Navidad.
En todas las familias hay tradiciones para las distintas celebraciones y acontecimientos de la vida,
y eso es maravilloso, tienen que ver con la propia historia y la de la familia. Dios quiere que
celebremos, que haya alegría en nuestro corazón pero que la celebración no nos haga perder de
vista qué estamos celebrando o, mejor dicho, a quién estamos celebrando.
El mundo hoy ha olvidado quien es el centro de nuestra Navidad, las películas ya ni siquiera
nombran a Jesús, en la mayoría de los casos sólo es un día para recibir regalos, donde el
protagonista es Papá Noel. Se habla del espíritu de la navidad y de los verdaderos creyentes,
pero nadie sabe muy bien a qué se refiere este espíritu y cuál es su sentido. Cuando yo era chica
los regalos los recibía de parte del Niño Dios, ahora todos preguntan ¿qué te va a traer Papá
Noel? ¡qué difícil enseñar a los chicos que Papá Noel no existe, cuando el mundo cree que es
Jesús el que no existe!
¿Qué queremos enseñarles a nuestros hijos? ¿Qué tradiciones queremos mantener en nuestra
familia? ¿Una fiesta vacía, donde lo importante son los regalos y la comida? ¿O una fiesta llena
del amor de Dios, donde la comida, los regalos y los adornos son manifestación profunda de
nuestra alegría por recibir al Salvador?
San Josemaría nos dice
Estamos en Navidad. Los diversos hechos y circunstancias que rodearon el nacimiento del Hijo
de Dios acuden a nuestro recuerdo, y la mirada se detiene en la gruta de Belén, en el hogar de
Nazareth. María, José, Jesús Niño, ocupan de un modo muy especial el centro de nuestro
corazón. ¿Qué nos dice, qué nos enseña la vida a la vez sencilla y admirable de esa Sagrada
Familia?
Nuestra vida no es distinta a la de María y José. Quisieron cumplir con la ley y viajaron a Belén,
sabiendo que a María le faltaba poco para dar a luz, pensarían que iban a encontrar un lugar
cómodo donde quedarse y no fue así. Cuántas veces planeamos con exactitud nuestro futuro y
Dios nos muestra que no es por allí, y qué difícil, que incertidumbre, que oscuridad se apodera de
nuestra alma porque no sabemos cómo reaccionar, porque nuestra fe a veces no es tan firme y
nos cuesta creer que Dios tiene un plan mejor que el nuestro. Mirando el pesebre podemos
imaginar la impotencia de José al no poder darle un mejor lugar a María, habrá sentido vergüenza
por no poder darle al hijo de Dios un nacimiento digno de un Rey, estaría enojado, cansado por el
viaje, desilusionado…pero aun así no claudicó y siguió adelante, dejó que Dios lo sorprenda ¡y
cuanto se habrá sorprendido cuando llegaron los pastores a adorar a su hijo Dios! Y más adelante
los Reyes de oriente.
Y este es el gran misterio de la Navidad y de nuestra vida misma, Dios se hace presente en lo
sencillo, en lo humilde, en lo que nadie quiere. Y Dios nos sorprende y nos regala la dulzura de un
bebé, la ternura de una madre, la protección incondicional de un padre y nos dice: no temas, yo
estoy contigo.
Pero… aquel que nos creó sin nosotros, como dice San Agustín, no nos salvará sin nosotros. En
el gloria decimos: gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que aman al Señor, qué
significa esto según San Josemaría, que este Señor que ha venido a traer la paz en la Tierra a
los hombres de buena voluntad. A todos los hombres que quieren unir su voluntad a la Voluntad
buena de Dios: ¡No sólo a los ricos, ni sólo a los pobres!, ¡a todos los hombres, a todos los
hermanos! Que hermanos somos todos en Jesús, hijos de Dios, hermanos de Cristo: su Madre es
nuestra Madre. Dios ha venido para todos, pero se queda con aquellos que quieran recibirlo.