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Despedir a los seres queridos, los duelos en cuarentena.

La muerte de un ser querido siempre es dolorosa, pero en este tiempo de


cuarentena y aislamiento social parecería más difícil y dolorosa aún.

En estos meses de encierro muchos hemos perdido un ser querido, o nos


enteramos del fallecimiento de algún conocido o pariente de un amigo… y fue
raro, pensar en que muchos no se pudieron despedir, por estar lejos, por no
permitirnos velarlos o realizar los ritos fúnebres que cada religión proponga.

Y este no poder despedirnos puede dejarnos un sabor amargo, sensación de


que algo no está terminado, porque los ritos son necesarios en la vida del
hombre. Ayudan a comenzar y terminar etapas, por ejemplo: el matrimonio en
cada cultura y religión tiene una serie de ritos y tradiciones que le dicen a la
sociedad, “a partir de este momento somos un matrimonio y pronto seremos
familia”, de allí en más algo cambia en esas personas y comienzan una nueva
etapa en sus vidas.

Si nos remontamos a la historia del hombre, en Grecia y Roma, el hombre


nunca creyó que con esta vida se terminaba todo, siempre se tuvo intuición de
algo más después de la muerte. Pensemos en los egipcios y sus pirámides.
Desde siempre el culto de los muertos ha estado muy arraigado en todas las
culturas y muy ligado a lo religioso. Por eso para nosotros también es tan
importante poder decir adiós.

Hablando con dos amigas, confirmé esta necesidad tan humana de poder decir
adiós y me llamó mucho la atención la tradición que mantienen en el norte de
nuestro país de rezar una Novena cuando alguien muere.

El rezo de la novena es una de sus costumbres fúnebres más respetadas en el


norte argentino, y, según algunos, se cumple a ¡rajatabla! Durante nueve días,
desde el fallecimiento, los familiares del difunto se reúnen todos los días a la
misma hora para rezar el rosario. El último día, después de la misa, para
celebrar la purificación del alma del muerto, se sirve una picada o una comida
que se comparte con la familia y los amigos.
La novena se comienza el segundo día después de inhumado el cuerpo y se
sigue durante 9 días y, según la creencia popular, debe hacerse lo más
sinceramente posible para que el alma llegue al cielo sin percances en el
camino y alcance la vida eterna lo más pronto posible.

El número de días está relacionado con los 9 meses que permanecemos en el


vientre de nuestra madre antes de nacer. Porque el paso a la vida eterna es un
nuevo nacimiento.

A todo esto, mi amiga jujeña me contaba sobre los ingredientes que le


agregaron a la novena de sus padres. Cuando había muerto su papá ya
tuvieron esta modalidad de novena: cada noche después de rezar invitaban a
compartir la cena cocinando cada día una comida favorita de su papá y todos
contaban alguna anécdota para recordarlo. Así muchos se enteraban de cosas
maravillosas que no conocían de él. La última noche después de la misa
regalaron a cada familia un arbolito artesanal que su papá tenía hecho. Como
signo y recuerdo de su paso por esta vida.

En cuarentena falleció su mamá. Y una vez más no quiso quedarse solamente


con el rezo del rosario y convocó durante 9 días a toda la familia mediante las
redes sociales, para que juntos la recordaran.

Armaron un altar con una foto de la abuela, flores confeccionadas por los nietos
y bisnietos, velas, y durante 9 días se dedicaron a recordarla. Gracias a la
tecnología muchos pudieron participar, pusieron una consigna para recordarla,
cada día había un encargado de pensar en algo que caracterice a la abuela y
hablar sobre eso, alguno habló del tejido, otro de las comidas que hacía, el
Rosario y las oraciones que rezaba cada día, una canción que la representara,
de la costura, recordar anécdotas de los amigos, nietos, hijos… Cada familia
preparaba la mesa con la comida que la recordara. El último día ofrecieron la
misa y tienen previsto regalar unos almohadones armados con todos los
cuadraditos tejidos que quedaron pendientes.
Me pareció una manera hermosa y creativa para despedir a seres queridos en
cualquier oportunidad, pero especialmente en este momento en el que no
podemos abrazarnos y acompañarnos físicamente.

¡Gracias Nanci! Por compartir tan generosamente tu vivencia.

Te lo dedico a vos Clemente. Todavía me debes los pescados a la parrilla,


espero que los tengas listos para recibirme en el cielo cuando llegue mi hora.

Ref: https://comorezarelrosario.org/novenario-para-difuntos/

Luciana I. Mazzei

Docente

Orientadora familiar

Coordinadora de Protege tu Corazón sede Rafaela

luchimazzei@hotmail.com

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