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Propuesta ESI 2
Propuesta ESI 2
En el año 2012 se promulgó la ley 26150 de Educación Sexual Integral para promover
esta educación en los ámbitos educativos, desde nivel inicial. Entendiendo que la
Educación Sexual es un punto clave en la educación de niños y adolescentes, para lograr
un desarrollo pleno, pero además intervenir en la prevención de enfermedades de
transmisión sexual, embarazos adolescentes, adicciones, etc.
Vivimos en una sociedad donde el modo de entender la sexualidad ser rige por la
búsqueda de placer y porque los valores del sexo seguro, de la búsqueda del placer
desenfrenado y de la persona guiada por sus emociones, sin ningún tipo de autocontrol y
autoconocimiento, contradicen los sentimientos naturales de las personas, porque
desechan la fecundidad y favorecen la existencia de parejas y no de familias
constituidas sobre la base del amor. La sexualidad define un modo de ser y estar en el
mundo, el modos propio como varón y como mujer.
Por ser el hombre una unidad integral de tres dimensiones: cuerpo, psiquis y espíritu es
sumamente importante educar a los niños y jóvenes para ser libres, no en una libertad
para hacer lo que quiero y lo que siento, sino en una libertad responsable y
comprometida, que conoce las consecuencias de sus actos y es capaz de controlar los
impulsos, no estar determinado por la materia que es su propio cuerpo sino auto
dominarse, tomar decisiones y hacerse responsable de las consecuencias de ellas.
Hablamos de una libertad reglada y no una libertad infinita.
Por ser la familia una institución natural, el estado, la escuela y las demás instituciones
sociales han surgido en la historia para complementar y acompañar a las familias en su
tarea formativa. Ningún estado puede ni debe sustituir a la familia en sus funciones
nutricias y educativas, por el contrario, debe exigir a las familias tomar su lugar en la
vida de los hijos, generando políticas públicas que garanticen a todas las familias el
pleno desarrollo de sus miembros tanto en lo económico como en lo afectivo y
emocional.
Con respecto a la educación sexual integral es indispensable que los padres de familia
tengan acceso a programas de formación que les brinden herramientas sólidas para
educar a sus hijos en la sexualidad desde temprana edad. Programas que deben respetar
los valores y creencias familiares. También es necesario que los padres participen en la
creación de los programas a los que accederán los hijos en las escuelas porque son ellos
quienes mejor conocen a sus hijos y saben qué es lo que le conviene a cada uno. Nunca
un docente va a estar más preparado que un padre.