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La justicia de Dios.

Rom 3:23-26

por cuanto todos pecaron y están destituidos de la


gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente por su gracia
mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la
fe en su sangre, para manifestación de su justicia,
al haber pasado por alto, en su paciencia, los
pecados pasados,
con la mira de manifestar su justicia en este
tiempo, para que él sea el justo, y el que justifica al
que es de la fe de Jesús.

Si hoy en día se nos pregunta, ¿qué significa ser


cristiano? Probablemente se haga más difícil
responder con coherencia, al menos un poco más que
antes (…). Y no es que la esencia del cristianismo haya
cambiado; sino que en la práctica hemos
tergiversado, alterado, mutado tanto lo que Dios ha
querido con nosotros que hoy es más difícil responder
a esa pregunta sin que surjan cuestionamientos
acerca de lo que en la práctica demuestran quienes
dicen ser cristianos. Esta es una situación recurrente
en la historia del ser humano, que ha alterado todo
lo que Dios ha dispuesto, como parte de su
naturaleza rebelde y pecaminosa.

Y se siguen poniendo en los demás, como lo dice la


Biblia, “cargas que ni ellos mismos están dispuestos
a llevar” como medio para institucionalizar a la
iglesia, para separar lo que su parecer es “espiritual”
y “mundano”. Dios sin embargo no hizo esto, ni
durante el periodo de la ley ni hoy que vivimos bajo la
gracia. Dios es el Dios de todo, de todos aquellos
quienes le reciben. Jos 1:7 solo te pido que tengas el
valor y firmeza para obedecer…

La Biblia nos habla acerca de que …hemos sido


justificados por la fe… (Rom 5:1) así que bajo este
principio nuestros actos no nos hacen merecedores de
nada. No establecen ninguna prioridad antes la
gracia, pues es por ella que tenemos acceso al perdón
divino.

El significado del cristianismo esta profundamente


ligado a la gracia, que fue introducida a través del
sacrificio de Cristo en la cruz. La palabra gracia,
según se usa en las Escrituras, se refiere
principalmente al poder habilitador y a la sanación
espiritual ofrecidos por medio de la misericordia y del
amor de Jesucristo.

Romanos habla acerca de la justicia de Dios, de que


para que su justicia obrará era necesario el castigo,
pues esto había sido establecido por Dios en su trato
con el hombre. Ez 18:20 “el ama que peque, esa
morirá” Rom. 6:15 habla de que la paga del pecado es
muerte y continua... en el versículo 4: Porque somos
sepultados juntamente con él para muerte por medio
del bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en vida nueva.

El cristianismo, aunque parezca paradójico, tiene que


ver con rebeldía, con ir contra la corriente. Ef 2:1-2
Antes de ser cristianos, ustedes estaban muertos
para Dios a causa de sus delitos y pecados. Vivían
siguiendo la corriente de este mundo, obedecían los
dictados del príncipe del imperio del aire, quien ahora
mismo está operando en el corazón de los que se
rebelan contra el Señor. (…)

Antes caminábamos a favor de la corriente del mundo


y éramos enemigos de Dios, nuestro pecado y
naturaleza dominaban nuestro actuar sin que
existiera algo que pudiera romper eso, puesto que no
existe nada más que la sangre de Cristo que puede
romper las ataduras del pecado… “porque por un
hombre entró el pecado en el mundo y con el la
muerte… pero el don no fue como la transgresión…
Rom 5:12-15

¿Cuál es la diferencia entonces entre el cristiano y los


demás? Una es que la rebeldía que hoy nos gobierna,
es santa, dirigida en contra de lo que ofende a Dios.
Ya no somos enemigos de Dios, ya no más… hemos sido
reconciliados y eso produce frutos… si alguna vez te
has cuestionado por haber fallado, Dios te recuerda
su misericordia, si te has sentido insuficiente e
incapaz, Dios te recuerda que Él es nuestra fuerza y
nuestro abogado. La vida cristiana se trata de
caídas, de muchas caídas. Se trata de decepciones y
traiciones. No existe antídoto para no ser pecador,
para no fallar, para no sufrir. Nada en nuestra
naturaleza es suficiente para guiarnos fuera del
alcance del pecado, pues éste mora en nosotros, en
nuestra carne. Sin embargo, es la misericordia del
Señor lo que nos mantiene en pie, la que nos levanta
si caemos, es su sangre la que nos devuelve nuestra
condición de perdonados, de reconciliados.

Dios entiende por completo nuestra condición y su


desprecio por el pecado no es superado por su amor
hacia nosotros, por ellos se proveyó de cordero, para
que, por medio de la sangre del santo, derramada
para redención de pecados pudiéramos acércanos
antes, hoy y todos los días a Él. No habrá día en que
no necesitemos de la gracia y la misericordia del Señor
y por ello quizá es que Él prometió estar con nosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Como le pidió a
Josué sigue pidiéndonos a nosotros: que tengas el
valor y firmeza para obedecer.
El Señor dice:
«Vengan, vamos a discutir este asunto.
Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo,
yo los dejaré blancos como la nieve;
aunque sean como tela teñida de púrpura,
yo los dejaré blancos como la lana.
Si aceptan ser obedientes,
comerán de lo mejor que produce la tierra;
Isaías 1:18-19

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