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ANÁLISIS DE LA DOCTRINA DE LA ELECCIÓN

Romanos 10:11-13
Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos,
es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo
Desarrollo:
El contexto del libro de romanos tiene un énfasis especial en cuanto a la
elección de uno de los dos pueblos que representan a la humanidad, por lo que se
hace un notable realce en la elección de los gentiles. Para que tal cosa ocurriera,
fue necesario que el pueblo de judío rechazara a nuestro Señor Jesucristo dándole
la espalda, y en consecuencia, Dios mostrara su favor para con el pueblo gentil.
Tomemos en cuenta que, en el Antiguo Testamento, Dios se enfocó principalmente
en la salvación del pueblo de Israel, y pesar de ello, algunos gentiles fueron salvos
mediante la fe en la promesa. Sin embargo, en la actualidad la gracia de Dios se
enfoca en la elección de los gentiles, de manera que en todo el mundo puedan haber
salvos. En esto se enfatiza la doctrina de la elección del libro de romanos, y no en
algunas personas en particular, de modo que cualquiera puede hallar gracia por
medio de la fe en Cristo Jesús, Señor Nuestro.
La clave para entender esta doctrina en el libro de Romanos, es analizar que
Dios muestra las 4 etapas de la gracia: gracia preveniente, justificante, santificante
y glorificante, no solo para con el pueblo judío, sino que también con el pueblo gentil.
Por esta razón, la seguridad de nuestra salvación no está en nuestras propias obras,
sino en la fe en Dios, por medio Cristo Jesús.
Pero es preciso permanecer en la fe y en la santidad personal y social que
nos requiere el Señor, por medio de la guianza del Espíritu Santo, ya que, si por el
Espíritu hacemos morir las obras de la carne tendremos vida eterna.
La santificación es el resultado de una verdadera fe que cambia al creyente
de adentro hacia afuera, puesto que el Espíritu es quien nos capacita para hacer
buenas obras. No obstante, es decisión y responsabilidad del creyente esforzarse
por llevar a cabo esta transformación mediante la renovación continua y metódica
de su entendimiento, ya que de lo contrario no podrá ver a Dios. Por consiguiente,
de ninguna manera debemos pensar que, si perseveramos en el pecado,
sobreabundara la gracia, por el contrario, debemos buscar dar fruto de santificación
y de buenas obras, las cuales comprueban la transformación que Cristo ha hecho
en nuestras vidas por medio de la redención efectuada en su propio cuerpo, y por
medio de la gracia santificante que nos guiara para ser herederos de la gracia
glorificante.
No obstante, aunque llegásemos a pecar ocasionalmente, si nos
arrepentimos y confesamos nuestros pecados, Cristo nos limpia de todo pecado y
el Espíritu Santo continúa capacitándonos para vivir una vida santa y abundante en
buenas obras
Este es el propósito del pueblo gentil, ser de ejemplo de lo que Dios puede
hacer en la vida de personas que no pertenecían al Pueblo de Dios, para que, al ver
la obra de Dios en las vidas de los creyentes, haya personas del pueblo de Israel
que quieran arrepentirse y reconocer al Señor Jesús como el Hijo de Dios y de igual
manera tengan la oportunidad de hallar salvación y vida eterna.
Conclusión:
Finalmente, aunque en este momento Dios ha elegido al pueblo gentil para
manifestar su gracia, con todo, Dios salva a algunos judíos que se arrepienten
genuinamente y confiesan que Jesucristo es el Señor, para que en toda época
exista un remanente fiel de toda tribu, lengua y nación. Porque la voluntad de Dios
es salvar a todo aquel que se acerque a Él invocando su nombre, para que toda la
gloria y toda la honra le pertenezcan a nuestro Dios Trino y Uno. Por cuanto de el
proviene toda dadiva y todo don perfecto, él nos capacitara para que
permanezcamos fieles y constantes en el Señor hasta que el nos llame a su celestial
morada.

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