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POR EL AMOR DE DIOS: LA NATURALEZA DEL AMOR DE DIOS

Es en el amor de Cristo que seremos llenos de toda la


plenitud de Dios.
Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis
llenos de toda la plenitud de Dios. (Efe 3:19)
(LUNES)
¿Puedes imaginarte al apóstol Pablo orando por ti? Bueno, si el Señor Jesucristo oró
por Sus discípulos, y de hecho hoy continúa orando por nosotros, e intercediendo por
nosotros, como dice Rom 8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más
aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros; entonces no será difícil imaginarnos al apóstol Pablo orando e
intercediendo por otros cristianos.

En el cap. 3 de su carta a los Efesios, Pablo oraba por esos hermanos, y sus oraciones
tenían dos propósitos fundamentales en esta porción de la Biblia; uno directo, y otro
indirecto:
1- Primero, el propósito directo de que Dios Padre nos dé, conforme a las riquezas de
Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu.
2- Y luego, como consecuencia de lo anterior, o sea, que al ser fortalecidos con poder
en el hombre interior por Su Espíritu, como resultado, habitara Cristo por la fe en
nuestros corazones, a fin de que seamos plenamente capaces de comprender con
todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de
conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos
de toda la plenitud de Dios.

El apóstol Pablo ya no está en este mundo, y por tanto, ya no puede interceder por los
hermanos como antes lo hacía; y puedes estar seguro que no cuento con las oraciones de
Pablo desde el cielo en favor nuestro. Desde la diestra del trono celestial cuento con las
oraciones de otro, que siempre ha estado intercediendo por mí: mi Señor Jesucristo. ¡Yo
cuento con Su intercesión divina para mi vida!

(MARTES)
Parte de la disciplina personal de Pablo era orar por otros, y esta porción de la carta a los
Efesios nos enseña que Pablo tenía un interés particular en que conociéramos el amor
de Cristo, que excede a todo conocimiento. Ese interés era que fuésemos llenos de toda
la plenitud de Dios.

Ese conocimiento del amor de Cristo es otra construcción gramatical para expresar la
idea de una relación personal con Cristo, teniéndole como Señor y Salvador, y siendo
objeto de Su amor, para salvación de nuestras almas. Eso es conocer el amor de Cristo,
un conocimiento pleno, por medio de la fe en Su Persona, y de lo que hizo en la cruz.
POR EL AMOR DE DIOS: LA NATURALEZA DEL AMOR DE DIOS

De hecho, en otras porciones encontramos que conocerle a Él, como parte de una
relación personal por medio de la fe (no solo “haber oído acerca de Él”), equivale a estar
justificados delante de Dios Padre: Isa 53:11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y
quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará
las iniquidades de ellos.

Es más, la Vida Eterna misma, esa que tanto anunciamos como resultado de la Salvación,
se traduce en conocerle a Él: Jua 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Entonces mi pregunta para ti
es: ¿Le conoces? Y posiblemente una pregunta más interesante aún: ¿Quieres
conocerle?

(MIÉRCOLES)
Conocemos a Dios por medio de algunas características reveladas en Su Palabra; y
sabemos que Él es Espíritu, eterno, santo; y más que lleno de amor y misericordia, Él es
el amor y la misericordia que necesitamos. No obstante, sabemos también que la Biblia es
finita y es definitiva: sus libros van de Génesis hasta Apocalipsis; de manera que la
inmensidad de Dios no puede ser contenida en la Biblia.

La Biblia es todo lo que necesitamos para conocer a Dios, porque ella fue lo que Dios nos
dejó para esos fines, pero la Persona de Dios, y Su carácter divino, son infinitamente
mayores que el espacio de la Biblia, por lo que Su Persona no puede ser contenida a
cabalidad en Las Escrituras.

Así que el propósito de que fuésemos llenos de toda la plenitud de Dios es una
declaración profunda, comprometedora, desafiante de nuestra propia estatura espiritual;
que por fuerza debe tener que ver con algo mayor que con la simple suficiencia de
páginas en blanco en las Escrituras, que nos permita escribir más acerca de Dios. No, esta
no es la idea. La idea es que Cristo, en quien habita toda la plenitud de la Deidad (Col
2:9), more a plenitud en nuestros corazones, habiéndonos consagrados a vivir vidas
santas para Su gloria en medio de nuestras vidas. ¡Solo así podemos ser llenados de toda
la plenitud de Dios!

(JUEVES)
El conocimiento del amor de Cristo excede a cualquier otro conocimiento que
podamos adquirir en este mundo. De hecho, con cualquier conocimiento, aun por más
especializado que sea, corremos el riesgo de quedarnos obsoletos un día, y de que ese
conocimiento ya no nos sirva.

Por 22 años trabajé en una empresa de tecnología, y tuve la oportunidad de adquirir


mucho y complejo conocimiento sobre Centrales Telefónicas Digitales, muy modernas a
finales del siglo pasado (siglo XX), e inicios del presente siglo (siglo XXI). Sin embargo,
el tiempo y la tecnología fueron avanzando, muy rápido diría yo, y ya para la segunda
década de este siglo, esas tecnologías no servían para lo mismo. Para la fecha en que dejé
POR EL AMOR DE DIOS: LA NATURALEZA DEL AMOR DE DIOS

esa empresa (2014), la verdad es que ya no servían para nada. La telefonía por internet
había tomado mayor importancia, y ya las Centrales Telefónicas Digitales comenzaban a
apagarse y desinstalarse, para dar paso a servidores de computadoras pequeños, con
capacidades mayores que las que aquellas lograban ofrecer.

Yo prefiero un conocimiento de mayor relevancia, un conocimiento que no perezca, que


yo pueda continuar creciendo en él, y me acompañe por la eternidad. ¡Yo prefiero a
Cristo!

(VIERNES)
El amor de Cristo excede a todo conocimiento, y Pablo ora para que nos llenemos día a
día del conocimiento de ese amor incondicional que recibimos por medio de la cruz, y el
propósito es que seamos llenos de toda la plenitud de Dios.

El propósito del conocimiento del amor de Cristo en nuestras vidas es que seamos más
llenos de Él, en quien habita la plenitud de Dios en primer lugar. De hecho, no es una
estrategia humana la que ponemos en ejercicio al pensar de esta manera. Ya Dios nos ha
instruido en este sentido por medio del apóstol Pablo, cuando él escribe a la iglesia en
Corinto: 1Co 2:11-16 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el
Espíritu de Dios. (12) Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, (13) lo
cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las
que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. (14) Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y
no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (15) En cambio el
espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. (16) Porque ¿quién
conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de
Cristo.

Al tener una relación personal con Cristo, podemos decir que tenemos Su mente, vemos y
entendemos las cosas como deben ser entendidas según Su voluntad; y mientras más
fortalecemos esta relación, más plenitud de Dios habrá en nosotros. Es mi oración que el
amor de Cristo habite en tu corazón, de manera que puedas ser lleno de la plenitud de
Dios para tu vida. Que Dios te bendiga.

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