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Southern Baptist School for Biblical Studies

CINCO EVIDENCIAS QUE DEMUESTRAN LA


SUFICIENCIA DE LAS ESCRITURAS

Por Joel A. Agüero Díaz

01 de Julio del 2014


CINCO EVIDENCIAS QUE DEMUESTRAN LA
SUFICIENCIA DE LAS ESCRITURAS

Unas de las principales consignas de la reforma protestante fue la “Sola


Scriptura” que enfatizaba la suficiencia absoluta de las Escrituras en
materia de Fe y practica. Después de siglos de oscurantismo la gente
común volvió a estudiar las Sagradas Escrituras para dar respuesta a todas
sus inquietudes e interrogantes en cuanto a la salvación y a la vida. Sin
embargo, a finales del siglo diecinueve, a raíz de los avances científicos y
del surgimiento de teorías científicas como la Evolución, surgió un
movimiento llamado la alta crítica. Este movimiento ponía en duda la
autoridad de las Escrituras, cuestionando aspectos tan importantes como
la veracidad, la inspiración y la inerrancia de las Escrituras.

Dentro de los círculos cristianos conservadores también surgieron


escritores de renombre que comenzaron a incluir dentro de sus
comentarios bíblicos muchas de las teorías científicas de la época que
negaban y contradecían claramente doctrinas tan fundamentales para la
Fe Cristiana como la creación literal de la tierra según Génesis, los
milagros, la resurrección, el nacimiento virginal de Cristo, etc.

Estos sucesos dieron inicio al movimiento fundamentalista que unió a


varias denominaciones ortodoxas para defender las Escrituras de los
fuertes ataques recibidos por parte de los liberales. Sin embargo, a pesar
de todos los ataques que la Biblia ha recibido a través de los siglos, esta ha
demostrado una y otra vez ser la indiscutible y única palabra autorizada de
parte Dios para el hombre.
A continuación presentaremos cinco evidencias irrefutables que
demuestran la suficiencia de las Escrituras como la autoridad final para el
hombre en materia de fe y práctica:

I. La inspiración de Las Escrituras como evidencia de su


suficiencia.
La Biblia es suficiente como medio de revelación divina para el hombre
porque procede directamente de un ser que es todo-suficiente, Dios. Esto
se conoce en teología como la doctrina de la Inspiración de las Escrituras
que establece el origen divino de la Biblia.

En el Antiguo Testamento encontramos frecuentes referencias, aunque no


tan claras, acerca de la procedencia divina de las Escrituras. Por ejemplo,
en la frase introductoria: “Así dice el Señor” que era una frase muy usada
por los profetas para indicar que su mensaje era una revelación directa y
enteramente de parte Dios.

Hay dos pasajes claves en el Nuevo Testamento que tratan


específicamente con la doctrina de la inspiración de las Escrituras. El
primero es 2 Timoteo 3:16 que dice: “Toda la escritura es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia”. En este pasaje se destaca claramente el origen divino de las
Escrituras. La palabra griega que Pablo utiliza es theopneustos que
literalmente significa “respirado por Dios”. La ilustración que se utiliza en
2 Timoteo 3:16 es que estas palabras vinieron directamente del aliento de
Dios. En Mateo 4:4, Cristo le respondió a Satanás: “Escrito esta: No solo de
pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Otro aspecto importante que se destaca en este pasaje es la utilidad que
tienen las Escrituras en la vida del lector. Toda la Escritura es útil “para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo
3:16), pero también para hacer al hombre sabio para la salvación (2
Timoteo 3:15) y para santificar al creyente (San Juan 17:17). El salmista
David presenta en el Salmo 19:7-9 otra lista considerable de beneficios
que las Escrituras traen a la vida de aquellos que deciden leerla y
obedecerla.

El segundo pasaje es 2 Pedro 1:21 que dice: “porque nunca la profecía fue
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. En este pasaje, el
apóstol Pedro señala no solo el origen de las Escrituras (divino) sino
también los medios o instrumentos que Dios escogió para escribirla
(humanos). En la frase “santos hombres de Dios”, Pedro señala el carácter
de los hombres que Dios escogió.

La autoridad de las Escrituras descansa en que tanto su origen como los


medios mediante el cual fueron escritas son autorizados. Estos santos
hombres que Dios escogió para escribir su Palabra fueron los profetas de
la antigüedad y los apóstoles del Nuevo Testamento.

Estos hombres eran públicamente reconocidos como verdaderos


portavoces de Dios tanto por el pueblo judío, en el caso de los profetas,
como por la iglesia cristiana. Es por tal razón que sus escritos eran
considerados sagrados. En 2 Timoteo 3:15, el apóstol Pablo utiliza la
expresión “Las Sagradas Escrituras” para referirse a los escritos proféticos
(A.T). Mientras que en 2 Timoteo 3:16, Pablo utiliza la expresión “toda la
Escritura” para abarcar tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento.
Hablando acerca de esto, el escritor Robert J. Sheehan en su libro “Tu
Palabra es Verdad” hace la siguiente observación:

“Muchos han sido los que han querido hacer las ‘Sagradas Escrituras’ y
‘toda la Escritura’ coextensivas a veces con el objetivo de afirmar que era
imposible que mientras vivieron los apóstoles sus escritos pudieran haber
sido considerados parte de la Escritura. Sin embargo, no solo está claro
que Pablo hace referencia al evangelio de Lucas, y Pedro a las cartas de
Pablo como Escritura sino que además no hay en esas referencias una
necesaria improbabilidad, pues es evidente que los apóstoles
consideraron que sus escritos poseían una autoridad especial y esperaban
de sus lectores que reconocieran este hecho. Por esta razón, no es
sorprendente que en los días posteriores a los apóstoles, las iglesias no
tuvieran ninguna dificultad en tratar los escritos apostólicos como obras
de igual autoridad que el Antiguo Testamento, pues ya los propios
apóstoles y sus lectores lo hicieron”1.

II. La Inerrancia de las Escrituras como evidencia de su


suficiencia.
La Biblia es suficiente como medio de revelación divina para el hombre
porque su contenido corresponde con exactitud y precisión al mensaje
que Dios quiso transmitir originalmente al hombre por medio de su Santo
Espíritu. Esto se conoce en la Teología como la doctrina de la Inerrancia.

El Salmista David escribió: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el


alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmo
19:7). La Biblia es inerrante porque es perfecta. La doctrina de la
Inerrancia afirma que la Biblia no contiene errores de hechos ni

1
Robert J. Sheehan. Tu Palabra Es Verdad. (Barcelona, España: Editorial Peregrino, 1999), pg. 100
contradicciones internas en los manuscritos originales, conocidos como
los autógrafos.

Muchos han tratado de poner en duda la inerracia de las Escrituras por el


hecho de que hombres participaron en la escritura de la Biblia. Sin
embargo, la doctrina de la inspiración de las escrituras establece
claramente que el Espíritu Santo ejerció un completo control sobre los
escritores bíblicos de modo que cuando ellos escribían eran guardados
sobrenaturalmente de cometer cualquier tipo de error ya sea histórico,
doctrinal, de redacción, etc.

Otros han tratado de poner en duda la inerrancia de la Biblia citando


algunos pasajes de la Biblia que presentan aparentes discrepancias o
errores en cantidades numéricas, diferencias en pasajes paralelos o en
declaraciones todavía no comprobadas por la ciencia. Sin embargo, la
mayoría de estos aparentes errores han sido esclarecidos al aplicar bien
los principios de interpretación bíblica. Por ejemplo:

- La Biblia puede ser inerrante y con todo hablar en el lenguaje


ordinario del habla de todos los días. Esto es especialmente cierto
en las descripciones “científicas” o “históricas” de hechos o
acontecimientos. La Biblia puede hablar de que el sol se levanta y la
lluvia cae porque desde la perspectiva del que habla eso es
exactamente lo que sucede2.

- La Biblia puede ser inerrante y con todo incluir citas libres o


aproximadas. El griego escrito de tiempos del Nuevo Testamento no
tenía comillas ni signos de puntuación equivalentes y una cita para

2
Wayne Grudem. Teología Sistemática. (Miami, Florida: Editorial Vida, 2007), pg. 93
ser correcta necesitaba incluir solo una idea correcta del contenido
de lo que la persona dijo. De manera que en la Biblia, el escritor
original en muchos casos no implicaba que estaba usando las
palabras exactas del que citaba, ni tampoco los oyentes originales
esperaban al pie de la letra que así fuera3.
III. La Infalibilidad de las Escrituras como evidencia de su
suficiencia
La Biblia es suficiente como medio de revelación divina para el hombre
porque todo lo que dice es consistente con la verdad y todo lo que predice
se cumple a cabalidad. Esto se conoce en la Teología como la doctrina de
la Infalibilidad.

La doctrina de la Infalibilidad establece en primer lugar que la Biblia


siempre dice la verdad respecto a todo lo que trata. Esta definición no
quiere decir en ninguna manera que la Biblia nos dice todo lo que se
pudiera saber en cuanto a cualquier tema, pero si todo lo que la Biblia dice
sobre cualquier tema es verdad. Por ejemplo, la Biblia no fue escrita con el
objetivo de ser un libro de ciencias o de historia, sin embargo todo lo que
afirma en relación a algunas de estas áreas es verdad.

Uno de los ejemplos más claros de la veracidad de las Escrituras lo


encontramos en la existencia de los hititas. De acuerdo a los científicos,
este era un pueblo ficticio, inventado por los escritores del Antiguo
Testamento. Sin embargo, años más tarde, la arqueología se encargo de
corroborar todas las afirmaciones bíblicas. Hoy día, la existencia del
pueblo hitita es ya un hecho comprobado por la ciencia demostrando así
la infalibilidad de las Escrituras.

3
Wayne Grudem. Teología Sistemática. (Miami, Florida: Editorial Vida, 2007), pg. 94
Es precisamente su veracidad lo que ha hecho de la Biblia ser el libro más
leído y citado en la historia de la humanidad. En su obra “The Greatest
English Classic”, Cleland B. McAfee escribió lo siguiente: “Si se destruyeran
todas las Biblias en todas las grandes ciudades, el Libro podría ser
restaurado en todas sus partes esenciales a partir de las citas de ellas en
las estanterías de la biblioteca pública de la ciudad.” El mismo Señor
Jesucristo afirmo la veracidad de las Escrituras en San Juan 17:17:
“Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad”4.

Harold O. J. Brown escribió lo siguiente con relación a la veracidad de la


Biblia: “Como una fuente de verdad, la Biblia es ‘indefectible’ (es decir, no
puede abandonar o apartarse de la verdad). Como consecuencia, nunca le
fallara o engañará a nadie que confíe en ella”5.

En segundo lugar, la infalibilidad de las Escrituras establece que todo lo


que la Biblia ha profetizado se ha cumplido a cabalidad. En Mateo 5:18,
Cristo dijo: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasara de la ley, hasta que todo se haya
cumplido”. La Biblia contiene cientos de profecías referentes al mesías, a
la nación de Israel y a otras naciones del mundo. La mayoría de estas
profecías ya se han cumplido, mientras que otras aun están por cumplirse.

Uno de los cumplimientos proféticos más impresionantes registrado en la


historia, es la destrucción de la antigua ciudad de Tiro profetizado en las
Escrituras en Ezequiel 26:3-21. En este pasaje, el Señor por medio del
profeta Ezequiel predice detalladamente la destrucción de la poderosa
ciudad de Tiro. De acuerdo a la profecía bíblica, la ciudad de Tiro iba a ser

4
Josh McDowell. Evidencia que Exige un Veredicto. (Cuernavaca, México: Cruzada Estudiantil y
Profesional para Cristo, 1975), pg. 26
5
Philip W. Comfort. El Origen de la Biblia. (Carol Stream, Illinois: Tyndale House Publishers, 2008), pg. 40
destruida y barrida completamente hasta dejarla como una peña lisa. La
historia universal registra de manera sorprendente como años más tarde,
Alejandro el Grande demolió la antigua ciudad de Tiro y con los escombros
construyo una vía de 60 metros de ancho para poder conquistar la nueva
ciudad de Tiro que había sido construida en una isla aproximadamente a
un kilometro de la costa. Una vez más tanto la historia como la ciencia
corroboran la infalibilidad de las Escrituras.

IV. La Conformación de las Escrituras como evidencia de su


suficiencia
La Biblia es suficiente como medio de revelación divina para el hombre
porque representa todo el “Consejo de Dios” para el hombre. A la
colección o al conjunto de libros sagrados se le denomina “Canon”. La
palabra canon viene de la palabra griega Kanon y de la hebrea qaneh cuyo
significado básico es “caña”. Debido a que la caña se utilizo para medir,
eventualmente llego a tener el significado de “norma”.

En el siglo III, Orígenes utilizo el termino Canon para referirse a la regla de


fe o norma por la cual hemos de medir y evaluar. Pero fue Atanasio, un
siglo más tarde, quien por primera vez utilizo este término en referencia a
la Colección de libros sagrados.

En la Biblia encontramos claramente que la intención de Dios siempre fue


desde el principio que Sus Palabras fueran escritas en un libro. A
continuación algunos pasajes bíblicos que claramente apuntan a esto:

“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a


Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo”
(Éxodo 17:14).
“Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y
regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y
para siempre” (Isaías 30:8).

“que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un


libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso,
Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea” (Apocalipsis 1:11).

En la Biblia también encontramos ciertos términos que hacen referencia a


una colección de todas las palabras de Dios. Por ejemplo, en el Antiguo
Testamento David utiliza en el Salmo 19:7-9, varios términos para encerrar
o incluir todas las palabras de Dios: La Ley de Jehová, el testimonio de
Jehová, los mandamientos de Jehová, el precepto de Jehová, el temor de
Jehová, y los juicios de Jehová.

En el Nuevo Testamento, encontramos el término “Escrituras” empleado


frecuentemente por Jesús y por los apóstoles para referirse a la Colección
de los libros sagrados (Mateo 21:42; Lucas 24:27; Romanos 1:2; Romanos
15:4; 2 Timoteo 3:15; 2 Pedro 3:16).

Debido a la circulación de una gran cantidad de libros no inspirados, tanto


judíos como cristianos vieron necesario fijar límites al Canon Sagrado. En
el caso del Antiguo Testamento, hay buena evidencia que muestra que
para el tiempo de Cristo el Canon del Antiguo Testamento había sido
establecido de manera definitiva.

Una evidencia de esto que encontramos en la Biblia es la triple división


que Cristo utiliza en referencia al Antiguo Testamento en Lucas 24:44: “Y
les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros:
que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la
ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Esta triple división utilizada
por el Señor correspondía claramente a la división de la Biblia hebrea (La
ley, los profetas y los escritos).

Otro pasaje importante es Lucas 11:51 donde Cristo confirma el orden y la


extensión del canon judío del Antiguo Testamento con la frase: “desde la
sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías”. Abel representaba a Génesis
como el primer libro y Zacarías representaba a 2 Crónicas como el último
libro del Antiguo Testamento judío, muy similar a nuestro Antiguo
Testamento protestante.

En el caso del Nuevo Testamento, los apóstoles y los escritores del Nuevo
Testamento reconocieron que sus propios escritos eran la Palabra de Dios
(Colosenses 4:16; 1 Tesalonicenses 4:15). Cuando los apóstoles escribieron
sus cartas eran conscientes de la gran autoridad que tenían sus escritos y
por lo tanto ordenaron que sus cartas fueran leídas a todos los cristianos
en todas las iglesias.

Durante el periodo Post- Apostólico (100-350 d.C.), todos los 27 libros del
Nuevo Testamento son citados por los padres de la iglesia en sus escritos.
A partir del 140 d.C., comienzan a surgir algunas colecciones de libros del
Nuevo Testamento. Una de las mas importante es el Canon Muratoriano
(170 d.C.) que contenía casi todo los libros del Nuevo Testamento con la
excepción de Hebreos, Santiago, y 1 y 2 de Pedro. En el año 367 d.C.,
Atanasio de Alejandría publica una lista de veintisiete libros considerada
como la más antigua lista de libros del Nuevo Testamento. Sin embargo,
es a partir del Concilio de Cartago (397 d.C.) que el Canon del Nuevo
Testamento es formalmente fijado a veintisiete libros, tal y como lo
tenemos hoy día.
Pero al igual que su escritura, la formación del Canon es el resultado del
esfuerzo Divino y del humano. Sobre este mismo tema, el doctor Lewis
Sperry Chafer escribió lo siguiente: “Finalmente, aunque llevado a efecto a
través de la intervención y cooperación del hombre, Dios obro en la
formación del Canon, como lo hizo en el origen del texto de las Escrituras,
un milagro estupendo. Su propia Palabra inerrante no solamente fue
recibida y escrita de manera incomparable, sino que también fue
inerrantemente coleccionada en un volumen y preservada de esa
confusión, detrimento y desvío del propósito divino que, ya sea por
substracción o adición al Canon, pudiese haber ocurrido. El cuidado
directo de Dios sobre la formación del Canon de las Escrituras es tan
evidenciado y, de tal modo, para su gloria como lo es el cuidado que El ha
tenido sobre la transmisión exacta de Su verdad a través de instrumentos
humanos”6.

En el proceso de decidir y colectar los libros del Canon, no es de extrañar


que ocurrieran ciertas disputas y debates sobre la canonicidad de algunos
libros de la Biblia. Sin embargo, a su debido tiempo y bajo la dirección del
Espíritu Santo, todas las dificultades fueron vencidas. El Canon oficial de la
Biblia fue cerrado en el Concilio de Cartago en el año 397 d.C. De manera
que no debemos esperar que otros libros inspirados sean descubiertos ni
que se vuelva a abrir el Canon Sagrado.

V. La Preservación de las Escrituras como evidencia de su


suficiencia
La Biblia es suficiente como medio de revelación divina para el hombre
porque ha sido preservada sobrenaturalmente en contra de todas las

6
Lewis S. Chafer. Teología Sistemática Tomo I. (Dalton, Georgia: Publicaciones Españolas, 1978), pg. 98
adversidades. Como toda doctrina bíblica, la Preservación de las Escrituras
está claramente sustentada en la Biblia. Hay varios pasajes tanto en el
Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento que apuntan a esta
verdad:

“El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su


corazón por todas las generaciones” (Salmo 33:11).

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).

“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la


palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23).

En primer lugar, las Escrituras han sido preservadas por Dios a través del
tiempo. La Biblia es uno de los libros más antiguos del mundo, con
aproximadamente 4,000 años de circulación. Ha sido escrita en todos los
tipos materiales de escribir (papiros, rollos, etc.) usados por el hombre a
través de los siglos. Ha tenido que ser copiada a mano durante cientos de
años antes que existiera la prensa de imprimir. Sin embargo, ni su
contenido ni su existencia se han visto perjudicadas en lo absoluto.

Hoy día no existe ni un solo manuscrito original de la Biblia griega o


hebrea. Sin embargo, podemos decir con toda confianza que la Biblia que
leemos hoy es la misma que se produjo originalmente bajo inspiración
divina.

Acerca de esto el Doctor Juan Carlos De la Cruz hace una interesante


observación: “Desde cierto punto de vista la perdida de los originales fue
conveniente, pues la humanidad tiende a la adoración de los objetos
relacionados con lo sagrado. Debe adorarse a Dios y no los iconos ni los
textos, y mucho menos al papel y a la tinta con que está hecha”7.

En el caso del Antiguo Testamento, los judíos contaban con clases


especiales de hombres llamados los masoretas cuyo único oficio consistía
en preservar y transmitir fielmente los textos sagrados. Los masoretas
eran muy cuidadosos con las Escrituras y desarrollaron todo tipo de
procedimientos para llevar la cuenta de cada letra, silaba, palabra y
párrafo.

El texto del Nuevo Testamento a su vez se conserva completo o en partes


en más de 5,000 manuscritos griegos que abarcan desde traducciones de
todo tipo de los primeros siglos hasta numerosas citas de los padres de la
iglesia que datan entre los siglos II y XVI. Ninguna otra obra clásica de la
antigüedad ha sido mejor conservada a través del tiempo como la Biblia.

En segundo lugar, las Escrituras han sido preservadas por Dios a través de
la persecución. “Como ningún otro libro, la Biblia ha soportado los ataques
mal intencionado de sus enemigos. Muchos han tratado de quemarla, de
prohibirla y de ponerla fuera de la ley desde los días de los emperadores
romanos hasta el presente en los países dominados por el comunismo”8.

En el año 303 D.C. el emperador romano Diocleciano expidió un edicto


para destruir a los cristianos y su libro sagrado. Sin embargo tan solo 25
años más tarde, el emperador Constantino ordeno que se preparara 50
copias de la Escritura a expensas del imperio. Voltaire, el destacado
incrédulo francés que murió en 1778, dijo que en cien años después de su
7
Juan C. De la Cruz. ¿Por qué la Biblia es tan Confiable? (Santo Domingo, Rep. Dom.: Publicaciones
Víctor del Rosario Galva, 2012), pg. 13
8
Josh McDowell. Evidencia que Exige un Veredicto. (Cuernavaca, México: Cruzada Estudiantil y
Profesional para Cristo, 1975), pg. 22
época el cristianismo seria borrado de la existencia y pasaría a la historia.
Lo irónico del caso es que solamente cincuenta años después de su
muerte, la Sociedad Bíblica de Génova uso su misma prensa y casa para
producir montones de Biblias.

Conclusión

Las Escrituras representan todo el “consejo de Dios” para el hombre ya


que solo ellas son inspiradas por Dios, y por lo tanto no contienen error
alguno y todo lo que dicen y afirman es consistente con la verdad. Además
su formación fue dirigida providencialmente por Dios, El cual asimismo las
ha preservado íntegramente para todas las generaciones venideras.

No necesitamos otro tipo de revelación (sueños, visiones, etc.) de parte de


Dios porque las Escrituras son la revelación divina más segura y objetiva
que tenemos. Comparando la Revelación Escrita con otras formas de
revelación divina, el apóstol Pedro escribió: “Tenemos también la palabra
profética más segura…”.

No necesitamos otro tipo de revelación porque en las Escrituras se


encuentran todo lo que necesitamos para vivir una vida que glorifique a
Dios. Acerca de esto Pablo escribió en 2 Timoteo 3:15: “Toda la Escritura
es inspirada por Dios y útil… a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra”.
Bibliografía

Josh McDowell. Evidencia que Exige un Veredicto. (Cuernavaca, México:


Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, 1975)

Juan C. De la Cruz. ¿Por qué la Biblia es tan Confiable? (Santo Domingo,


Rep. Dom.: Publicaciones Víctor del Rosario Galva, 2012)

Lewis S. Chafer. Teología Sistemática Tomo I. (Dalton, Georgia:


Publicaciones Españolas, 1978)

Philip W. Comfort. El Origen de la Biblia. (Carol Stream, Illinois: Tyndale


House Publishers, 2008)

Robert J. Sheehan. Tu Palabra Es Verdad. (Barcelona, España: Editorial


Peregrino, 1999)

Wayne Grudem. Teología Sistemática. (Miami, Florida: Editorial Vida,


2007)

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