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Efesios 3:14-21

Reina-Valera 1960
El amor que excede a todo conocimiento
14
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien
16
toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las

riquezas de su gloria https://www.biblegateway.com/passage/?search=Efesios%203%3A14-

21&version=RVR1960

Nos vemos en el punto en el cual Pablo ha comprometido todas las verdades bíblicas ante

los Efesios y se halla en disposición de hacer la segunda oración de esta epístola por ellos.

Igual que en la oración anterior Pablo se Inquieta de su bienestar espiritual. Mientras

que en la primera vimos que oraba por el Sabiduría, esta segunda la Refiere en el

amor, amor de Cristo que excede todo entendimiento que, como ya veremos, también está

relacionado con el conocimiento por el que oraba antes.

Es quizá la palabra “doblo mis rodillas...” la que nos muestra el modo de orar que tenía

Pablo: con Sencillez e intensidad a la vez. Vamos a Encontrar los siguientes versículos

(buscar). “Los Judíos, como Pablo, tenían la costumbre de orar de pie, pero debido a los

ejemplos del Señor (Luc. 22:41), Esteban (Hech. 7:60), Pedro (Hech. 9:40), y de Pablo

(Hech. 20:36), el postrarse de rodillas ha venido a ser una postura típica de los creyentes

ante su Dios, como los de Tiro en Hechos 21:5, y como tal tiene su importancia, aunque

es obvio que la verdad de una oración no depende de la postura física del cuerpo, sino

del sentir del corazón y la disposición de la voluntad de aquel que la ofrece” (Trenchard).
Pues bien, Pablo se Postra de rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo. El

Encontrar a Dios como el Padre de Jesucristo en este punto nos puede llevar a pensar en

cosas Que:

· Si Dios es Padre de Jesucristo y además los creyentes son adoptados como hijos de

Dios, nosotros – los creyentes – somos tratados al mismo nivel que el propio Jesucristo.

· Si Dios es Padre de Jesucristo, podemos hacernos una idea del poder que tiene, ya

que Jesús dio muestras del poder de su padre cuando estuvo aquí en la tierra (p. ej. Lc

5:17b).

Cosas que no son incorrectas, pero Pablo lo que quiere recalcar aquí es el hecho de que

Dios es Padre, es “el Padre”. De hecho, en algunos manuscritos ni siquiera aparece “de

nuestro señor Jesucristo”. El hecho de que este era el sentir de Pablo al escribir esto, se

acentúa cuando miramos un juego de palabras, de esos que le gustaba hacer a Pablo en

sus cartas: Habla del Padre (“pater”) de quien toma nombre toda familia (“patria”). Así

pues, si lo decimos en términos análogos, la idea es: “la comunidad (familia) universal

derivada del único Padre Creador”. Probablemente, en la mente de Pablo se encontraba

el concepto rabínico de “la familia superior” (los ángeles) y “la familia inferior” (los

judíos), aunque esta idea, lógicamente Pablo la debía conocer de una forma ampliada,

incluyendo en “la familia menor” tanto a judíos como a gentiles, siempre y cuando se

buscara a la salvación de Cristo.


A partir del versículo 16 y hasta el 19 vamos a tener las peticiones de Pablo en esta

oración. Es importante mencionar que el propósito de las peticiones, tal y como indica el

v19b es “ser llenos de toda la plenitud de Dios”.

“La vida cristiana es un progreso, un crecer constante en gracia y conocimiento, una

continua renovación a la imagen y semejanza de Cristo por el Espíritu Santo (II Pe. 1:2-

11, 3:18, II Co. 3:18, etc...)” (Trenchard).

Las peticiones que hace Pablo son 3 y van enlazadas apuntando hacia este fin, se podrían

asemejar de alguna forma a esta evolución en la vida cristiana. Veamos cada una por

separado:

1. En primer lugar Pablo pide “ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su

Espíritu” (v16). Vemos que la primera necesidad de un creyente es fortalecer y robustecer

el hombre interior. En religiones como la budista, la acción regeneradora se efectúa de

fuera hacia dentro. “Dominio del ser exterior para ir dominando el ser interior”, sin

embargo en el cristianismo es el Espíritu Santo, que mora en nuestro interior, el que

provoca un cambio desde dentro hacia fuera.

En II Co. 4:16 vemos como este hombre interior se usa en contraposición del hombre

exterior que se va desgastando y deteriorando de día en día y que está llamado a

desaparecer.

2. En relación con esto, Pablo pide “la morada de Cristo en el corazón, por la fe” (v17).

El verbo “habitar” en el original significa “establecer residencia” o “hacer su hogar en”;

y denota una morada permanente. Vemos que el cristiano tiene que abrir su corazón y

dejar que el Señor habite en él, pero no como huésped, sino como propietario, de forma

definitiva. Pero solamente un hombre que haya fortalecido su ser interior será capaz de
rendir su corazón a Dios. Es la misma idea que Jesús expuso en Juan 14:23: “...: El que

me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada

con él”. Solo así se puede gozar de una verdadera comunión con Cristo y crecer hasta la

madurez y plenitud deseadas por el Apóstol, o tal y como dice estaremos “arraigados y

cimentados en amor”

3. Por último pide “la comprensión de las dimensiones infinitas del amor de Dios” (v

18 y 19). Lo primero a observar es que el arraigo y cimentación en el amor es lo que nos

va a permitir comprender el amor de Dios. Como tenemos comunión con Cristo que mora

en nosotros, tenemos una experiencia viva de ese amor, pero aquellos que se empeñen en

tener a Cristo en el corazón como un huésped, en realidad no experimentarán nunca el

amor de Cristo sino de una forma esporádica y poco edificadora.

Los que sigan estos pasos encontraran a “conocer el amor de Cristo, que excede de todo

conocimiento”. La palabra “conocer” aquí significa “experimentar” o “conocer por

experiencia propia” era lo que en otro estudio llamábamos “epignosis”. El amor de Cristo

no se puede estudiar y aprender como si fuera una lección de historia, es algo que no se

puede conocer con “gnosis”. El amor de Cristo no se puede entender con la mente, sino

sólo por el corazón a través de la obediencia en la fe. Es algo que hay que “experimentar”.

Recordemos que Dios ES amor, por lo que no habría siglos suficientes para que un

humano comprendiera este amor. Tal y como escribió un poeta cristiano: “Oh, Señor,

toda una eternidad será demasiado corta para poder pronunciar toda la alabanza que Tú

mereces”.

Por fin conseguimos llegar a la meta “ser llenos de toda la plenitud de Dios”. Parece

paradójico que algo infinito llene algo finito, pero la figura aquí es la de la esponja que

se sumerge en el líquido y se empapa hasta que parezca parte del propio líquido. F. F.

Bruce, comentando esta frase dice “.... el uso de la preposición eiz (eis), “hasta... ”,
(Traducida erróneamente en la RVR60 por “de”), sugiere más bien una plenitud

progresiva”. Es decir si leemos la LBLA encontramos: “para que seáis llenos hasta la

medida de toda la plenitud de Cristo” que parece una traducción más correcta que nuestra

RVR60.

Ya para Finalizar, Pablo nos da un glorioso final. En él nos recuerda el poder de Dios y

la abundancia de su bondad para con nosotros. Nos muestra que Dios nos da mucho más

de lo que pedimos no solo en cantidad sino en calidad.

En vista de todo lo expuesto (el contenido del gran Plan de Dios en Cristo y en su Iglesia)

Pablo no puede por menos que atribuirle gloria al Padre, es decir, resaltar la manifestación

de lo que Él es, y su correspondiente reconocimiento por todo lo creado. A Él le es dada

la gloria que se manifiesta en la Iglesia y en Cristo como centro y vehículo principal del

plan. Pablo resalta además que esto no es sólo ahora sino “por todas las edades, por los

siglos de los siglos”, es decir por toda la eternidad.

El ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite

Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en

amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura,

la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a

todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de

lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea gloria en

la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

http://monchoibao.blogspot.com/2015/01/estudio-de-efesios-314-21-el-amor-que.html

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