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República bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación universitaria

Universidad politécnica de los altos Mirandinio “Cecilio acosta”

Administración sección: 06 turno: nocturno

LEYES VINCULANTES AL PROCESO ADMINISTRATIVO


PARA LA DESBUROCRATIZACIÓN (LEY ORGÁNICA
SIMPLIFICACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS
ADMINISTRATIVOS)

Profesor:

Pedro Espinoza

Integrantes:

Eliana Luque C.I: 26.323.080

Yeilin Lezama C.I: 25.896.281

Leonardo guerra C.I:16.589.159

Jhorgelis Rivero C.I:25.047.297

Los Teques, Agosto 2023


INTRODUCCIÓN

La Ley Orgánica de Procedimiento Administrativo entró en vigor en 1982, al inicio


de las ambiciosas políticas de reforma del Estado venezolano. La tardía
aprobación de la Ley contrastó con la fuerte evolución del Derecho Administrativo.
En todo caso, la Ley consolidó las garantías del Derecho Administrativo basadas
en el equilibrio entre las potestades administrativas y los derechos de los
ciudadanos. Sin embargo, la Ley se centró en el acto administrativo y, en
consecuencia, en los privilegios y prerrogativas de la Administración Pública.
Durante el siglo XXI, el Derecho Administrativo degeneró en un instrumento de
creciente autoritarismo. El procedimiento administrativo fue utilizado en la
intervención económica para adelantar políticas depredadoras que destruyeron el
mecanismo de mercado y socavaron las capacidades del Estado, que actualmente
es un Estado frágil. Cuarenta años después, la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos debe ser renovada siguiendo las tendencias modernas basadas en
estándares de buena administración. Sin embargo, antes de cualquier reforma
legislativa, es necesario reconstruir la capacidad de la Administración Pública y
superar el fallido Derecho Administrativo en Venezuela.

La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, como reflejo de una época de


nuestro Derecho Administrativo, partió de la centralidad del acto administrativo, a
tal punto que, en realidad, puede afirmarse que esa Ley es la Ley del acto
administrativo y de su procedimiento previo.

El despliegue de las actuaciones del Estado social de Derecho, impacta en el


diseño y organización de los órganos y entes de la Administración Pública, así
como en la función administrativa formal que la relaciona con los ciudadanos. En
este sentido, la vinculación de las personas con la Administración Pública, tendrá
la intensidad proporcional a la medida en la que el Estado intervenga en los
ámbitos social y económico.
De este modo, no resulta poco frecuente que, a mayores regulaciones
equivalentes al elevado cúmulo de tareas desempeñadas por la Administración
Pública, mayor es el riesgo de presentarse una producción asistemática de
normas, formalismos excesivos, duplicación de trámites y la ocurrencia de vías de
hecho, que se traducen en fatigosas cargas al ciudadano que lesiona los principios
que rigen la materia, alejando la actividad administrativa de la centralidad en el ser
humano y sus derechos fundamentales.

Estas circunstancias exigen de políticas públicas y reformas administrativas que


por su transversalita, sean capaces de racionalizar la producción normativa
creadora de procedimientos administrativos y de los trámites que estos comportan.
Así las cosas, la presente comunicación contiene un abreviado balance de la
legislación y normas administrativas referidas a la simplificación de trámites
administrativos en Venezuela, su estado actual, y las perspectivas que surgen con
la recientemente creada Comisión presidencial para la simplificación de trámites
administrativos.
En Venezuela, el inicio de la era democrática dio lugar, desde 1958, a diversos
diagnósticos y propuestas de reforma de la Administración Pública, así como de la
reforma del Estado en general. El propósito de las reformas iniciadas estribaba, en
un primer momento, al incremento de la eficacia, eficiencia y transparencia de la
Administración, y en un segundo momento, al ajuste, en la medida necesaria, a la
concepción de Estado social. De esta manera, el concepto de “desarrollo” debía
concebirse, dirigirse y planificarse, desde el Estado.

En ejecución de la LOPA, se dicta el Instructivo Presidencial N°7 del 23 de abril de


1986,el cual estableció normas respecto de la simplificación e información de los
procedimientos administrativos, dirigida a “todos los Ministros, Jefes de las
Oficinas Centrales de la Presidencia, Presidentes de los Institutos Autónomos,
demás establecimientos públicos y de las empresas del Estado, así como a los
Gobernadores de Estado, y que precisaba el interés de evitar la irracionalidad en
las exigencias al ciudadano, así como la falta de oportuna respuesta a estos.
Sin embargo, es en 1999 cuando se crea el Decreto Ley de simplificación de
trámites administrativos el cual, sin una aplicación efectiva, es reformado en 2008,
con el propósito de “imprimirle verdadera optimización de las actuaciones internas
de la Administración, aspiración ésta que presentó desafíos que impidieron la
concreción progresiva de la desregulación burocrática.

Este artículo examina las Leyes vinculantes al proceso Administrativo para la


desburocratización desde su histórica, sus artículos mas importes tomando en
cuenta el giro autoritario y el posterior colapso estatal, en lo que hemos
denominado el Derecho Administrativo fallido. Para ello, en primer lugar,
analizaremos la evolución y visión tradicional del procedimiento administrativo en
el Derecho Administrativo venezolano, y la formación histórica del Estado. Luego,
y en segundo lugar, tomaremos en cuenta el giro autoritario y el colapso estatal,
para resaltar su importancia en la sociedad actual y en le futuro.

Por lo anterior, creemos oportuno señalar qué normas regulan la simplificación de


trámites, así como reflexionar brevemente acerca de los efectos de estas normas
y las políticas públicas vinculadas, así como perfilar el rol de la recientemente
creada Comisión presidencial para la simplificación de trámites administrativos.
Ley orgánica de procedimientos administrativos
GACETA OFICIAL N°2.818 EXTRAORDINARIA DE 1° DE JULIO DE 1981

La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos fue dictada al inicio del


proceso de reformas de la década de los ochenta, y su objetivo último –reforzar el
sometimiento pleno de la Administración Pública al Derecho– era parte de los
objetivos de mayor envergadura que se asumieron en esa década, para el
desmontaje de las instituciones políticas del Petro-Estado. La Ley, así, ordenó la
relación jurídico-administrativa dentro del procedimiento bajo el principio de
legalidad, y no bajo el ámbito de discrecionalidad configurada que la
Administración Pública centralizada y extractivita ejercía. Si tomamos en cuenta la
intensidad de la intervención administrativa en el orden socioeconómico, podemos
comprender mejor el impacto de la Ley: los procedimientos derivados de los
controles centralizados impuestos al amparo del régimen de excepción, ahora,
quedaban regidos bajo el principio de legalidad.

Pero lo cierto es que esta Ley llegó tarde al Derecho Administrativo venezolano.
Quizás los Poderes Públicos de entonces preferían mantener el ámbito de
discrecionalidad procedimental de la Administración Pública, sin las ataduras
propias del principio de legalidad en el procedimiento administrativo, a pesar de
que ese principio ya había sido aceptado por la jurisprudencia y doctrina. De otro
lado, esta tardía aprobación no contribuyó a la eficiencia administrativa, pues lo
cierto es que la discrecionalidad configuradora en materia de procedimiento
administrativo no solo afecta a las personas, pues ella incide adversamente en la
eficacia administrativa. En un Petro-Estado la ineficacia puede quizás atemperarse
con políticas distributivas, pero en un Estado basado en el desarrollo productivo, la
ineficiencia resulta especialmente perniciosa. En cualquier caso, para cuando la
Ley entró en vigor, los signos de la ineficiencia administrativa ya eran evidentes.

En cuanto a la facultad de la Administración de ejecutar sus propios actos,


observamos que los artículos 8 y 79 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos reconocen la competencia de la Administración de ejecutar sus
propios actos “salvo que por expresa disposición legal deba ser encomendada a la
autoridad judicial”. Tal competencia, en un contexto de intervención administrativa
expansiva, genera un claro riesgo, por cuanto la Administración Pública puede
adoptar medidas de ejecución forzosa de sus decisiones en los varios ámbitos en
los cuales interviene. Ello aconseja reducir el alcance de la competencia de la
Administración para ejecutar sus propios actos administrativos, en específico,
respecto de actos que incidan sobre la propiedad privada, como es el caso de las
sanciones administrativas que imponen multa.
Por su parte, el artículo 83 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos
permite a la Administración “reconocer la nulidad absoluta” de sus actos “en
cualquier momento”. La ausencia de limitación temporal al ejercicio de esa
competencia incrementa los riesgos de intervenciones abusivas sobre la libertad
general del ciudadano, lo que aconseja establecer algún límite temporal o, en su
caso, dejar a salvo la protección de la confianza legítima y la buena fe. Además, la
declaratoria de nulidad absoluta de actos administrativos favorables debe dejar a
salvo la responsabilidad patrimonial de la Administración.
Importancia de la Ley
Esta Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos tiene como fin controlar el
ejercicio del poder para garantizar en el desarrollo de la actuación administrativa el
respeto de los derechos de las personas previéndose, en tal sentido, los principios
sobre los que debe sustentarse la relación jurídica.
La Ley se estructura en 133 artículos, distribuidos en siete títulos, cinco
disposiciones adicionales, cinco disposiciones transitorias, una disposición
derogatoria y siete disposiciones finales. El título preliminar, de disposiciones
generales, aborda el ámbito objetivo y subjetivo de la Ley
El objeto es. Desarrolla todo lo referente a la conducta y procedimientos que debe
observar la Administración Pública en la ejecución de la actividad administrativa.

La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, para lo cual importa


destacar:

El artículo 3° de la Ley dispone:

Artículo 3°. Los funcionarios y demás personas que prestan servicios en la


administración pública, están en la obligación de tramitarlos asuntos cuyo
conocimiento les corresponda y son responsables por las faltas en que incurran.

Los interesados podrán reclamar, ante el superior jerárquico inmediato, del


retardo, omisión, distorsión o incumplimiento de cualquier procedimiento, trámite o
plazo, en que incurrieren los funcionarios responsables del asunto.

En igual sentido pueden encontrarse referencias en los:

Artículos 6°: el funcionario o funcionarios a quienes competa la tramitación del


asunto.

Artículos 29: Los administrados están obligados a comparecer a las oficinas


públicas cuando sean requeridos, previa notificación hecha por los funcionarios
competentes para la tramitación de los asuntos en los cuales aquéllos tengan
interés.

Artículos 35: Los órganos administrativos utilizarán procedimientos expeditivos en


la tramitación de aquellos asuntos que así lo justifiquen.
Artículos 54: La autoridad administrativa a la que corresponda la tramitación del
expediente solicitará de las otras autoridades u organismos.

Artículos 100: El funcionario o empleado público responsable de retardo, omisión,


distorsión o incumplimiento de cualquier disposición, procedimiento, trámite o
plazo, establecido en la presente Ley.

Ello evidencia que es una constante para la Ley Orgánica de Procedimientos


Administrativos la noción de trámite como actuación imputable a los órganos,
funcionarios o empleados públicos, y no a los «particulares», como dispone el
Decreto-Ley.

Decreto N° 6.265, con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de


Simplificación de Trámites Administrativos.- Véase N° 5.891
Extraordinario de la GACETA OFICIAL DE LA REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA, de esta misma fecha.

En fecha 22 de octubre de 1999, fue publicado en la Gaceta Oficial Extraordinario


Nº 5.393 el Decreto Nº 368 de fecha 05 de octubre de 1999, mediante el cual se
dictó el Decreto con Rango y Fuerza de Ley Sobre Simplificación de Trámites
Administrativos. Dentro del contexto de dicho Decreto, se establecieron un
conjunto de bases, lineamientos y mecanismos dirigidos a racionalizar las distintas
tramitaciones que realizan las personas ante la Administración Pública.

De igual forma, el prenombrado Decreto define las funciones del Ministerio del
Poder Popular con competencia en materia de Planificación y Desarrollo como
órgano de supervisión y control de los planes de simplificación de los trámites
administrativos, estableciendo además, bajo parámetros generales, lineamientos
bajo los cuales los órganos y entes de la Administración Pública realizarán la
simplificación de los trámites administrativos que se efectúan ante los mismos.

Se plantea la necesidad de darle nacimiento a una nueva ley con el objeto de


lograr una verdadera optimización en cuanto a la elaboración de planes de
simplificación de trámites administrativos, bajo esquemas uniformes aplicables a
toda la Administración Pública y que permitan en la práctica el efectivo desarrollo
de su contenido y su efectiva aplicación.

Dicha transformación requiere adaptar el ordenamiento jurídico a las exigencias de


un nuevo orden organizacional público, con lo cual se hace necesario reformar las
normas que rigen la organización y funcionamiento de la Administración Pública,
así como los principios y lineamientos de su actuación. En este orden ideas, es
que nace esta nueva Ley de Simplificación de Trámites Administrativos, con una
nueva estructura, un objeto perfectamente delimitado y un ámbito de aplicación
claramente definido, dirigida a eliminar el carácter supletorio de su aplicación por
parte de la Administración Pública Estadal y Municipal, para lo cual, en ejecución
de la nueva Ley, dichas Administraciones se encuentran obligadas a simplificar los
trámites que se realicen ante ellas, crear planes de simplificación con el objeto de
optimizar y racionalizar la actividad administrativa y, asimismo, deberán reformar o
dictar los nuevos instrumentos normativos en el ámbito territorial de su
competencia, a los fines de adecuarlos al contenido de la nueva Ley de
Simplificación de Trámites Administrativos.

Finalmente, esta nueva Ley de Simplificación de Trámites Administrativos, se


traduce en la efectiva adecuación de su contenido a la dinámica político social de
un Estado que se ajuste a los nuevos tiempos y realidades, con instrumentos
jurídicos perfectibles.

La simplificación y su configuración legal.

Aunque el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Simplificación de


Trámites Administrativos (DLSTA) de 2008 así como su antecesor de 1999 del
mismo nombre, no brindan una definición de lo que se debe entender por
simplificación administrativa, ésta se asocia al conjunto de principios y sus
acciones resultantes, que tienen por objeto la eliminación de obstáculos y costos
no esenciales, para la optimización del funcionamiento de la Administración
Pública y, más concretamente, a la eliminación o supresión de las exigencias y
formalidades innecesarias en los trámites no procedimientos que deban realizar
los ciudadanos ante el universo de órganos y entes de la Administración Pública, y
que fuesen necesarios para la obtención de licencias, autorizaciones,
habilitaciones, registros, respuestas y certificaciones en general.

Los trámites por su parte, se los describe en el artículo 3° del DLSTA, como “las
diligencias, actuaciones o gestiones que realizan las personas ante los órganos y
entes de la Administración Pública.”Esta definición contrasta con la idea de
procedimientos administrativos que se presenta en la LOPA, la cual lo presenta
como las actuaciones que realizan los órganos y entes del Estado. En opinión de
la doctrina venezolana, esto no supone contradicción, antes bien supone una
complementación de ambos instrumentos legales pues así es que resultan
comprensibles los trámites, esto es, como las acciones de la Administración
Pública, y como las actuaciones que ante ella, realizan las personas.

La simplificación debe entenderse en el contexto de las circunstancias que surgen


al vincularse los particulares y la Administración Pública con ocasión de la
realización de trámites que son obligatorios e imprescindibles para la obtención de
autorizaciones, permisos, licencias, concesiones, certificaciones y registros, de
importancia para el normal desenvolvimiento de las actividades personales y
económicas.
Objeto

Articulo 1° El presente Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley, tiene por objeto
establecer los principios y bases conforme a los cuales, se simplificarán los
trámites administrativos que se realicen ante la Administración Pública.

Ámbito de aplicación

Artículo 2º.El presente Decreto con Rango Valor y Fuerza de Ley, se aplicará a
los órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estadal y Municipal.

Finalidad

Artículo 4º. La simplificación de los trámites administrativos tiene por finalidad


racionalizar y optimizar las tramitaciones que realizan las personas ante la
Administración Pública a los fines de mejorar su eficacia, eficiencia, pertinencia,
utilidad, para así lograr una mayor celeridad y funcionalidad en las mismas, reducir
los gastos operativos, obtener ahorros presupuestarios, cubrir insuficiencias de
carácter fiscal y mejorar las relaciones de la Administración Pública con las
personas.

Principios y valores

Artículo 5º.La simplificación de trámites administrativos se fundamenta en los


principios de simplicidad, transparencia, celeridad, eficacia, eficiencia, rendición de
cuentas, solidaridad, presunción de buena fe del interesado o interesada,
responsabilidad en el ejercicio de la función pública, desconcentración en la toma
de decisiones por parte de los órganos de dirección y su actuación debe estar
dirigida al servicio de las personas.

El ámbito de aplicación de la simplificación administrativa

El núcleo del propósito de la norma radica en el desarrollo de las tres funciones


que establece el artículo 6 del DLSTA, que son las de: suprimir, simplificar y
concentrar. Nótese que se no parte de la premisa de modificar los procedimientos
propiamente dichos, sin que se deseche la idea toda vez que ello está en la esfera
de las competencias de reserva legal, sino promover esas tres funciones en
ámbito de lo que se realiza dentro de la Administración Pública.

Y ello es así por cuanto la Ley no puede en modo alguno prever y agotar el
conjunto de actuaciones que realizan los funcionarios, bien por su cuenta, bien por
el establecimiento de diagramas de flujo fijados por la máxima autoridad o jefe de
departamento, según sea el caso, para adelantar el procedimiento, que,
insistimos, no están indicados en la Ley. Lo anterior distingue claramente los
conceptos de procedimiento y trámite, cumpliendo el primero el rol de continente, y
el segundo de contenido.

Finalmente, respecto del ámbito de aplicación subjetivo, el DLSTA en su artículo


2°, señala que están sujetos a la ley los “...órganos y entes de la Administración
Pública Nacional, Estadal y Municipal.”. Tal extensión organizacional incluye a la
Administración Pública Central y la Descentralizada Funcionalmente en todos los
niveles de gobierno, incluyendo las empresas, asociaciones fundaciones y
sociedades civiles del Estado, cuando actúen con potestad administrativa.

La simplificación de trámites administrativos en Venezuela al día de hoy, no se ha


constituido en política de Estado, pues no conforma un eje para la transformación
de las relaciones entre los ciudadanos y las Administraciones Públicas.

Por ello, a pesar de quela creación de la Comisión para la simplificación de


trámites administrativos es una buena señal, la “reforma administrativa “no
planificada y permanente que sufre continuamente el Poder Ejecutivo Nacional
presenta grandes retos para esta nueva figura, así como para el Ministerio de
Planificación y Desarrollo y la Comisión Central de Planificación, sin mencionar las
unidades correspondientes de los estados federados y los municipios.

En primer lugar, el control cambiario que rige en Venezuela dio origen a la


Comisión de Administración de Divisas, CADIVI, la cual funciona eminentemente
por medios electrónicos. Debemos decir que, en efecto, la incorporación de las
Tecnologías de la Información y del Conocimiento coadyuva en la eficacia,
eficiencia e inmediatez de las actuaciones y es una técnica para la simplificación
de trámites administrativos.

En segundo lugar, y con una visión desde la provincia, Venezuela comercializa el


combustible para automóviles, camiones, industria del transporte terrestre y
marítimo en el mercado interno, con un histórico subsidio que la hace que se
Considere el combustible más económico del mundo.

Finalmente, el aparato público debe incorporar políticas hasta ahora están


ausentes limitando la posibilidad de avances concretos en esta materia,
particularmente la necesidad de una política pública que paralelamente promueva
un plan de modernización y simplificación de la Administración Pública en sentido
orgánico, así como la debida profesionalización del funcionario público en general,
y particularmente en la racionalización de trámites, optimización delos
presupuestos y dotar a los ciudadanos de las competencias para exigir sus
derechos, vinculados a la Administración Pública como servicio, y que no se
transforme en un fin en sí misma.
CONCLUSIÓN

Es importante tener los conocimientos adecuados a lo que se refiere estas leyes


orgánica de simplificación de los tramites administrativos para disponer en algún
momento de nuestra formación universitaria lo aprendido como futuros
administradores.

La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos no sólo garantiza la libertad


del ciudadano frente a la Administración Pública, tiene por objetivo Desarrolla todo
lo referente a la conducta y procedimientos que debe observar la Administración
Pública en la ejecución de la actividad administrativa, a través de la protección de
sus derechos, sino que también refuerza la autoridad de los órganos
administrativos, dotándolos de instrumentos y mecanismos de acción destinados a
la prosecución del logro de los objetivos del Poder Público. Puede decirse
entonces que es una Ley que busca el equilibrio o la “síntesis” entre los derechos
del ciudadano y los requerimientos de la autoridad administrativa.

En estrecha relación con lo anterior, la Ley Orgánica mencionada no sólo


consolida el principio de legalidad en la actividad de la Administración, sino que
también impone y refuerza el principio de eficiencia administrativa, entendida ésta
como la optimización o grado máximo de perfección de la eficacia, porque se
busca con ese instrumento legal que la Administración alcance realmente los
efectos que son propios de su actividad, con la menor utilización de los recursos
disponibles.

Venezuela cuenta con los instrumentos normativos y las figuras organizativas para
dar inicio a un proceso que armonice a la Administración Pública y permita el
desarrollo de los planes de simplificación de trámites administrativos en sus
formatos de racionalización de trámites y de reducción de cargas administrativas,
en áreas prioritarias y su posterior expansión a diversos sectores estatales. La ley
de simplificación de los trámites administrativos tiene por objetivo establecer los
principios y bases conforme a los cuales, se simplificarán los trámites
administrativos que se realicen ante la Administración Pública. No obstante, las
dificultades para exigir eficazmente la observancia de estas normas, su
desvinculación con los planes concretos de las autoridades, y la fórmula de
recomendaciones y planes que presentan las normas en esta materia, sin la
consideración de un trabajo permanente, que muestre resultados concretos a la
vista de los ciudadanos, el plano inclinado del esfuerzo gubernamental puede ser
insubstancial ante las dimensiones y realidades fatigosas que presenta la
Administración Pública venezolana.

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