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13/8/2021 Responsabilidad del Estado: Régimen a aplicar en la Provincia de Buenos Aires. Segunda parte.

Título: Responsabilidad del Estado: Régimen a aplicar en la Provincia de Buenos Aires. Segunda
parte.
Autor: Rosito, María Susana
País: Argentina
Publicación: El Derecho - Revista de Derecho Administrativo, Abril 2021 - Número 4
Fecha: 07-05-2021 Cita Digital: ED-MCCXXIX-327

Responsabilidad del Estado: Régimen a aplicar en la Provincia de Buenos Aires.

Segunda parte

por María Susana Rosito

Sumario: Capítulo III: Atribución de las provincias. – III.1 Atribución de las provincias para dictar ley de
responsabilidad del Estado. III.1.a) Doctrina a favor de la atribución de las Provincias para dictar ley de
Responsabilidad del Estado. III.1.b) Doctrina en contra de la atribución de las Provincias para dictar ley de
Responsabilidad del Estado. – Capítulo IV. Provincia de Buenos Aires. – IV.1 Situación de la Provincia de Buenos
Aires. IV.1.a) Hay proyectos de ley presentados en Cámara de diputados. – IV.2. Ante ausencia de regulación,
aplicación del Código Civil y Comercial: supletoria, directa o por analogía. IV.2.a) En “Ganadera Los Lagos”.
IV.2.b) Opiniones doctrinarias. – IV.3. Principios generales del derecho. – IV.3.a) Principios generales y derecho
administrativo. – IV.4. Jurisprudencia reciente. – Capítulo V. Opinión personal. – V.1. Opinión personal sobre la
atribución de las provincias de dictar sus propias leyes en materia de responsabilidad del Estado. – V.2 Opinión
sobre régimen a aplicar en Provincia de Buenos Aires. V.2.a) Constitución Provincial y Código Contencioso
Administrativo. V.2.b) Opinión personal.

Capítulo III: Atribución de las provincias

III.1 Atribución de las provincias para dictar ley de responsabilidad del Estado

En primer lugar, la atribución de las provincias para legislar en materia administrativa, deviene del carácter
local del derecho administrativo. Y esto surge de la Constitución Nacional y de la preexistencia de las
provincias a la Nación.

Tal como se dispone en el art. 1º, la forma de gobierno que adopta la Nación es representativa, republicana y
federal.

Es representativa, ya que, el pueblo no gobierna ni delibera sino por medio de sus representantes (art. 22,
CN). Republicana implica división de poderes, control del poder por medio de la publicidad de los actos de
gobierno. En este carácter se incluye la responsabilidad de los funcionarios, la periodicidad en los cargos y la
igualdad ante la ley. Y es federal, en cuanto al reparto de competencias entre el gobierno central y las
provincias. Estas se reservan todo el poder no delegado a la Nación (art. 121); se da sus propias instituciones
locales y se rigen por ellas (art. 122); dictan su Constitución asegurando la autonomía municipal (art. 5º).

Las autonomías provinciales implican el reconocimiento del carácter local del derecho público. El carácter
local del derecho administrativo es lo que permite que las provincias puedan tener regímenes de
responsabilidad de los funcionarios y de las provincias. La responsabilidad del Estado se rige por reglas propias
del derecho público, perteneciente al derecho administrativo, de carácter local y con autonomía respecto de
la responsabilidad civil(77).

El ejercicio de estos poderes, que conservan las provincias, no implica obstaculizar a la Nación en el
cumplimiento de sus fines, principalmente, procurar el bien común para todos(78).

Antes de exponer las opiniones a favor y en contra de la atribución de las provincias para dictar leyes sobre
responsabilidad del Estado, es importante destacar la doctrina que surgió del fallo “Barreto”(79).

A modo de síntesis, los actores con domicilio -en Capital Federal- demandan a la Provincia de Buenos Aires y a
un oficial de la policía bonaerense, con el fin de obtener indemnización de daños y perjuicios por la muerte de
su hija. Atribuyen responsabilidad a la Provincia de Buenos Aires, dado que la menor fue baleada por uno de
sus dependientes, en ejercicio de su función y con el arma provista por la repartición policial. Además, por ser
el Estado local quién lo entrenó, técnica y psicológicamente, para cumplir en forma adecuada esa actividad.
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En el caso se discutió si la Corte Suprema tenía competencia para entender en él de modo originario.

Señaló el Alto Tribunal que se trata, pues, de un daño que los actores atribuyen a la actuación del Estado
provincial en el ámbito del derecho público, como consecuencia del ejercicio imperativo del “poder de policía
de seguridad” entendido como una “potestad pública” propia del Estado, quien la ejerce cuando lo estima
conveniente para satisfacer exigencias de bien público o de interés general; materia cuya regulación
corresponde al campo del derecho administrativo y de resorte exclusivo, por ende, de los gobiernos locales,
de conformidad con lo dispuesto por el art. 121 y concordantes de la CN; y que encuentra su fundamento en
principios extraños a los propios del derecho privado (considerando 10).

Agregó la Corte que no obsta para resolver el caso que se invoquen disposiciones contenidas en el Código Civil
(en este caso, el art. 1112), ya que todos los principios jurídicos, entre los que se encuentra el de
responsabilidad y el resarcimiento de daños, constituyen principios generales del derecho.

El Tribunal declina su competencia originaria para conocer de aquellos asuntos, a pesar de que es parte una
provincia, porque la decisión del caso impone el tratamiento de puntos del derecho público local. Es decir que
“tampoco tomará intervención cuando el examen de un caso que se califica como de responsabilidad civil de
un Estado provincial se atribuya a la falta de servicio o remita al examen de materias no regladas por
disposiciones dictadas por el Congreso de la Nación sino por las autoridades locales de gobierno, en ejercicio
de una atribución no delegada a la Nación” (considerando 14).

En este fallo la Corte reconoce que la responsabilidad estatal es materia de derecho administrativo y adquiere
autonomía respecto de la responsabilidad civil, encuentra su fundamento en principios extraños a los propios
del derecho privado, como así también que es propia de los resortes de los gobiernos locales(80).

Este nuevo criterio jurisprudencial, que ubica a la responsabilidad del Estado en el ámbito del derecho
administrativo, también fue aplicado por la Corte Suprema respecto del Estado Nacional (Fallo “Lew”(81),
entre otros). Asimismo Lagarde(82) hace mención a dos casos de la Capital Federal, en los que la Corte
resolvió que era competencia del Contencioso Administrativo Federal atento a que la cuestión debería ser
resuelta por aplicación de principios del derecho público, sin que fuera óbice a ello la circunstancia de que,
ante la ausencia de normas propias del derecho público que regulasen la materia, se aplicaran
subsidiariamente disposiciones del derecho común, toda vez que ellas pasaban a integrarse en el plexo de
principios de derecho administrativo en el que, prima facie, se encuadraba el caso(83).

La ley 26.944 de Responsabilidad del Estado fue dictada por el Congreso Nacional en su condición de legislador
federal, esto se despende de la misma ley, del Mensaje del Poder Ejecutivo de Elevación del Proyecto de ley
al Congreso y del art. 1764 del Código Civil y Comercial.

Bidegain define al derecho federal por vía de exclusión, es decir, el conformado por las normas dictadas por
autoridades nacionales, con exclusión de las normas de derecho común o de fondo (Código Civil, Penal,
Comercial, etc.) que dicta el Congreso con arreglo a lo dispuesto en el artículo 75 inc. 12 de la Constitución
Nacional y de las normas de derecho nacional local que dicta el Congreso con arreglo a lo dispuesto en el
artículo 75 inc. 30 de “Ejercer una legislación exclusiva en el territorio de la Capital”(84).

Por ello no integra el derecho común nacional de aplicación uniforme en todo el país, respecto del cual las
provincias no pueden legislar, conforme al art. 126 de la Constitución Nacional(85).

Es decir, esta norma es federal y adhirió al carácter localista, invitando a las provincias para regular la
materia.

Asimismo, este fundamento del carácter local del derecho administrativo y por ende de la responsabilidad del
Estado es lo que llevó Poder Ejecutivo, a suprimir los artículos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial,
que regulaban la responsabilidad del Estado.

III.1.a) Doctrina a favor de la atribución de las Provincias para dictar ley de Responsabilidad del Estado

En primer lugar, quienes se pronuncian a favor del reconocimiento de la atribución de las Provincias para
legislar en materia de responsabilidad del Estado, lo hacen enrolados en la tesis iuspublicista.

Principalmente quienes adoptan la postura a favor de que las provincias legislen en la materia(86), parten de
que la responsabilidad del Estado pertenece al derecho administrativo de carácter público y local. Además,
que es uno de los poderes no delegados a la Nación, en virtud del art. 121 de la CN.

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Entre quienes se enrolan en dicha tesis iuspublicista se encuentra Perrino. Dicha tesis postula que la
responsabilidad de los sujetos estatales derivada de la actuación en el campo del derecho público constituye
una institución del derecho público, regida por sus propios principios que son opuestos a los que rigen el
derecho privado, por lo tanto, no es correcto someter al Estado al régimen jurídico de la responsabilidad de
los sujetos privados, regulado en la legislación civil(87).

Es importante en este punto recordar que lo que distingue al derecho público del derecho privado es su
régimen exorbitante, esto es, prerrogativas que tiene la administración frente al administrado, y estas están
dadas por el fin último que rige en estas relaciones (administración-administrado) que es el bien común. A
diferencia de lo que acontece en el derecho civil, que rige las relaciones entre particulares en un plano de
igualdad(88).

Y puntualmente en cuanto a la responsabilidad, tal como señala Cassagne, difieren los objetivos cuando la
misma es privada de cuando es estatal. En la primera mira la situación de la víctima del daño y las técnicas
que aseguren su reparación; en la responsabilidad del Estado, si bien tiene en cuenta a la víctima, tiene que
mirar la del agente público pero fundamentalmente el interés público, es decir, el interés de la
comunidad(89).

Resulta esclarecedor el voto de Uslenghi en la causa “Amiano”(90). Puntualizó que “... Admitido que la
responsabilidad estatal es un capítulo del derecho público, del derecho administrativo en particular, desde el
punto de vista del deslinde federal de las competencias corresponde concluir en que se trata de un derecho
que reviste carácter local. Por ello, corresponde su regulación ora a la Nación, ora a las provincias, según las
materias sobre las que aquella haya de recaer, o —asimismo— según el ámbito subjetivo de aplicación, esto
es, según deba responder la administración federal o la local…”.

Y, tal como dice Rey Vásquez, este precedente de alguna manera anticipó lo que luego iba a quedar plasmado
en el Código Civil y Comercial(91).

Cassagne destaca la naturaleza local del derecho administrativo y, por tanto, de la regulación de su
responsabilidad por cada provincia (arts. 121 y 122, CN); aquella “constituye un axioma constitucional que no
puede ser controvertido en aras de la simplificación del sistema de responsabilidad”(92).

En la misma línea se expresa Ivanega, al entender que la regulación de la responsabilidad estatal debe tener
un tratamiento ajeno al sistema del derecho civil, ya que considera que se trata de una materia de derecho
público y por ende de una regulación local(93).

Sarmiento García cree que la responsabilidad del Estado regida por el derecho público es una materia no
delegada por las provincias en el Estado Federal. Asimismo, reconoce que ante la normativa, de derecho
público provincial como nacional, que se dicte en materia de responsabilidad que consagre pautas inferiores a
los que surgen de los principios generales del derecho, ya sean receptados o no, procede la declaración de
inconstitucionalidad de la misma. Y que entre los instrumentos para declarar la inconstitucionalidad se
encuentra el principio de afianzar la justicia, que surge del Preámbulo de la Constitución Nacional, la garantía
de igualdad ante la ley, el derecho de propiedad de los damnificados y el derecho a la reparación incluidas las
normas protectoras de los derechos humanos incorporadas con los tratados supra e internacionales(94).

Marienhoff, por su parte, destaca que “la responsabilidad extracontractual del Estado se rige por principios de
derecho público, que fundamentalmente se hallan contenidos en la Ley Suprema, y que, por ello mismo, son
jerárquicamente superiores a los contenidos en el Código Civil, o se rige por principios que la teoría general
considera como preceptos capitales del derecho. Sólo en los pocos supuestos en los que el Estado no actúe con
sujeción a su derecho propio o común, que es el derecho público, sino por disposiciones del derecho civil o
comercial, la responsabilidad que en dicho marco se pueda suscitar estará gobernada por las disposiciones del
derecho privado”(95).

Para Hutchinson: “El fundamento por el cual las provincias pueden regular la responsabilidad, reside en la
disposición constitucional que dispone que todo lo atinente a aquel derecho forma parte del poder no
delegado por las provincias a la Nación (art. 104, CN 1853/1860, hoy 121). La responsabilidad, derivada del
ejercicio de la función pública forma parte de la disciplina del derecho administrativo que tiene carácter local
y por lo tanto ello conlleva a la coexistencia de regímenes provinciales de responsabilidad estatal y de sus
funcionarios, juntamente con el nacional”(96).

Piaggio opina que “la regulación de la responsabilidad de las personas jurídicas estatales por su accionar en el
ámbito del derecho público es del resorte de cada jurisdicción, nacional y local (en sus respectivas órbitas),
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pues forma parte de su derecho público”(97).

III.1.b) Doctrina en contra de la atribución de las Provincias para dictar ley de Responsabilidad del Estado

Los que se oponen a que las provincias estén facultadas para dictar sus propias leyes de responsabilidad del
Estado se encuentran enrolados en la tesis iusprivatista. Consideran que la responsabilidad patrimonial del
Estado se encuentra regulada en el Código Civil. Es decir, se encuentran las normas que rigen la reparación de
los daños ocasionados por las personas jurídicas en general (art. 43 del Código Civil antes vigente).

Afirman que la responsabilidad patrimonial del Estado plantea una cuestión obligacional (acreedor-deudor) y
que el régimen jurídico que regula estas relaciones es competencia exclusiva y excluyente del Congreso
Nacional.

Conforme a Perrino: “Los que se enrolan en esta teoría, también rechazan que las provincias tengan
competencia para legislar sobre la reparación del daño causado por el Estado, pues ubican a la responsabilidad
estatal como una especie de la responsabilidad civil. De ahí que postulan que la misma debe abordarse a la luz
de las soluciones previstas en la legislación civil dictada por el Congreso de la Nación para su aplicación
uniforme en todo el territorio del país, en virtud de lo dispuesto en el art. 75, inc. 12 de la Constitución
Nacional”(98).

Interesa especialmente la reparación del daño injustamente sufrido por la víctima y por ello concluyen que el
régimen de responsabilidad legislado en el Código Civil es el que se debe aplicar, ya sean personas públicas o
privadas las generadoras.

Entre ellos se encuentra Cuadros, quien considera que considera que “la responsabilidad extracontractual del
Estado está regida por el derecho común y no por el derecho local, con las consecuentes implicancias respecto
de la limitación de las potestades normativas provinciales en tal materia”. Además sostiene que “la sentencia
relativa a la aplicación directa (no analógica, no subsidiaria, no supletoria) de las normas civiles a la
responsabilidad aquiliana del Estado importa afirmar que esas reglas rigen tales situaciones en razón de
pertinencia y no ante la ausencia de normas de derecho público relativas al problema, solución a priori
debatida por parte de la doctrina civil que pregona la unidad del derecho de daños”, como así también que lo
importante en materia de responsabilidad por daños es que siempre va a versar sobre la restitución debida
como consecuencia del perjuicio padecido, independientemente de que sea legislada por las provincias o por
la Nación, es decir, la atribución de competencia no podría modificar la condición jurídica de dicha
responsabilidad. Asimismo, señala que el federalismo no se pone en juego por aplicar derecho común al
derecho de daños, cualquiera sea la naturaleza del dañador(99).

Mertehikian, por su parte, sostiene que la regulación debería hacerse de una manera uniforme a través de la
legislación de derecho común o de fondo y a partir de los criterios contenidos en una teoría general que
establezca el deslinde entre lo público lo privado, lo lícito e ilícito en el ámbito de las relaciones civiles, entre
las circunstancias que son fuentes generadoras de obligaciones y las que no. “Estamos convencidos de que lo
atinente a la responsabilidad del Estado encuentra adecuado quicio en el actual Código Civil, al cual se suma
el enorme esfuerzo interpretativo que la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
venido elaborando a lo largo de casi cien años. Por ende, creemos que –en la más favorable interpretación– la
sanción de la Ley de Responsabilidad del Estado era innecesaria, sin ingresar en el análisis de la
incompatibilidad de ciertas de sus disposiciones con las contenidas en el Código Civil actualmente
vigente”(100).

Sáenz, al analizar la constitucionalidad del art. 10 de la Ley Nacional de Responsabilidad del Estado, sostiene
“la inconstitucionalidad de la regulación local de los casos consistentes en el incumplimiento de obligaciones
por parte del Estado, universo que encuentra su solución en el Derecho común, en virtud de lo dispuesto por
el artículo 75, inciso 12 de la Constitución Nacional, sin perjuicio de la regulación de algunas obligaciones
específicas por normas de Derecho Administrativo, fundamentalmente relacionadas con los daños causados por
actos lícitos del Estado o debidos a hechos ajenos a las partes”. Concluye que “frente al incumplimiento de las
obligaciones impuestas al Estado en una relación contractual cualquiera sea la naturaleza de ese vínculo
(administrativo o privado) sostengo que ese universo de casos debe regirse por el Derecho común, por ser el
único con validez constitucional en ese ámbito material”(101).

Asimismo, Pizarro comparte la posición de quienes consideran que la responsabilidad patrimonial de la


Administración Pública por los daños que derivan de su actividad legítima o ilegítima, debe fundarse en las
normas de derecho común, dictadas por el Congreso de la Nación que regulen de modo uniforme esa cuestión
en todo el territorio nacional. Piensa que “no puede admitirse que cada Estado Provincial module la
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responsabilidad patrimonial del Estado por daños causados a terceros a su gusto y antojo, de manera distinta a
la que una ley de fondo disponga, dicha materia es competencia del Congreso de la Nación”(102).

Parellada menciona que “son los derechos afectados los que determinan la naturaleza del derecho que los
resguarda. El derecho a la reparación es un correlato del derecho lesionado. En el caso del derecho a la vida,
a la integridad corporal o moral, a la propiedad, etc. no se ponen en juego ni se afectan derechos públicos
subjetivos sino derechos del hombre cuya tutela corresponde al derecho común”. Además, este autor hace
referencia al pensamiento de Juan Bautista Alberdi, ideólogo del federalismo argentino, en cuanto a que “el
derecho común –comprensivo de las fuentes de las obligaciones– es establecido uniformemente en el territorio
nacional, sin perjuicio de su aplicación por los órganos provinciales”(103).

Para concluir, Ibarlucía sostiene en cuanto a los casos de las provincias que no adhieran a la ley nacional y
dictaran su propia ley, se afectaría la seguridad jurídica y principalmente el principio de igualdad ante ley
(art. 16, CN) ante la posible pluralidad de soluciones. Para este autor es derecho común delegado a la Nación
todo lo referido a las relaciones entre acreedor y deudor, sea este último un particular o un ente estatal.
“Todo lo atinente a la responsabilidad extracontractual está comprendido en el capítulo de las fuentes de las
obligaciones y no hay motivos para que no sea regulado por el Código Civil, aun cuando el sujeto deudor sea
un ente estatal, y menos aún si es un funcionario público de cualquier jurisdicción”(104).

En la misma línea se encuentra Buteler, que sostiene que el principio de igualdad es uno de los derechos
fundamentales que integran el bloque de constitucionalidad federal y que se podría afectar ante un trato
diferenciado, dentro del territorio argentino, que no se fundara en criterios razonables. Además, señala que a
los fines de fortalecer el Federalismo y las autonomías de las provincias se requiere el cumplimiento real de la
Constitución, entre ellas, hacer el reconocimiento efectivo del dominio originario de las provincias sobre sus
recursos naturales (art. 124, CN); restituirles los recursos tributarios aprobando el régimen de coparticipación
federal. Y agrega: “Esas medidas de cumplimiento real de la Constitución Nacional son las que requiere la
defensa del federalismo y no asignarles a las provincias atribuciones para legislar a su antojo sobre su propia
responsabilidad civil y la de sus funcionarios, para permitirles dictar leyes que la atenúen o limiten frente a
los legítimos derechos de las víctimas de los daños”(105).

En la misma línea se encuentra González Zavala que expresa, en cuanto a las consecuencias negativas de que
cada provincia y municipalidad regule su responsabilidad patrimonial, “más peligroso, claro está, es la
desigualdad de trato y que se fijen restricciones contrarias al alterum non laedere”(106).

Para finalizar, entre las opiniones en contra, he de destacar el dictamen de la diputada Liliana Parada, quien
ha expresado: “Esta ley dejaría que cada provincia regule sus situaciones, con lo que se va a establecer la
impunidad”(107).

Capítulo IV. Provincia de Buenos Aires

IV.1 Situación de la Provincia de Buenos Aires

La situación actual de la Provincia de Buenos Aires, con respecto a la regulación de la responsabilidad del
Estado, es que aún no ha adherido a la ley nacional 26.944, como así tampoco ha dictado su propia ley, más
allá de que la responsabilidad de los funcionarios se encuentra reconocido en la Constitución provincial en los
arts. 57, 103, incs. 3, 7 y 8, y 194.

IV.1.a) Hay proyectos de ley presentados en Cámara de diputados:

1) Expte. D-3713/14-15-0: proyecto de adhesión a la ley nacional 26.944, de responsabilidad del Estado por los
daños que su actividad o inactividad les produzcan a los bienes o derechos de las personas, ingresado con
fecha 18/11/2014, por la diputada Rocío Soledad Giaccone del Frente para la Victoria.

Artículo 1.- Adhesión. Adhiérase la Provincia de Buenos Aires a la Ley Nacional 26.944 de responsabilidad del
Estado por los daños que su actividad o inactividad les produzcan a los bienes o derechos de las personas.

Frente a observaciones del proyecto, fue presentado nuevamente el 02/03/2017 por dicha diputada, bajo el
expte. Nº D-130/17-18-0. Su estado actual es el ingreso al Departamento de mesa de entradas el día
04/04/2019.

2) Expte D-1909/15-16- 0: proyecto de ley, estableciendo la responsabilidad del Estado por los daños que su
actividad o inactividad les produzcan a los bienes o derechos de las personas, ingresado con fecha

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01/07/2015, por el diputado Marcelo Eduardo Díaz del partido GEN-Progresistas.

En líneas generales, se asimila a la ley nacional 26.944, en cuanto al reconocimiento de la responsabilidad


directa y objetiva; a los casos en los que se exime la responsabilidad; a los requisitos para que se configure la
responsabilidad ilícita por actividad o inactividad, como así también por actividad legítima; al plazo para
demandar al Estado; a la responsabilidad de los funcionarios y al plazo de prescripción y también en cuanto a
la aplicación supletoria de esta ley en los casos de responsabilidad contractual.

Pero tiene diferencias en lo referente a la extensión de la indemnización, en esta ley es integral (daño
emergente y lucro cesante); no hace referencia a la sanción pecuniaria disuasiva como así tampoco no hace
alusión a la aplicación de las disposiciones del Código Civil, ni a perjuicios a contratistas o concesionarios de
los servicios públicos.

Frente a observaciones, fue presentado nuevamente el 04/04/2017, bajo el expte Nº D- 1010/17-18-0. Su


estado actual es el ingreso al Departamento público y archivos, el día 06/03/2019.

3) Expte Nº D- 2592/17-18-0. El 22/06/2017 se presentó un proyecto de ley provincial de responsabilidad del


Estado, por el diputado Lisandro Emilio Bonelli, del partido Frente Renovador.

En líneas generales, difiere de la Ley Nacional en cuanto a que contempla la aplicación analógica del Código
Civil y Comercial en caso de situaciones no previstas; define la responsabilidad del Estado o responsabilidad
estatal; divide los presupuestos genéricos (la atribución de responsabilidad requiere un hecho jurídico que lo
contemple y la acreditación de un daño cierto que guarde nexo de causalidad con el hecho) y en el artículo
siguiente contempla el presupuesto específico que es el factor de atribución; el modo de reparación podrá ser
en especie o en dinero o conjuntamente; la extensión del resarcimiento debe ser plena; contempla artículo
sobre la legitimación para reclamar; reconoce responsabilidad del Estado por daños sufridos o causados por
alumnos menores de edad en establecimientos educativos públicos, también por error judicial; especifica que
no procede reclamo al Estado por el actuar de las entidades autárquicas u otros entes descentralizados;
determina en cuanto a la prescripción que el reclamo administrativo previo suspende el curso de prescripción
y establece que procede la competencia contencioso administrativa.

Frente a observaciones, fue iniciado nuevamente el 06/03/2019, bajo el expte. Nº D- 157/19-20-0. Su estado
actual es el ingreso en Reforma política y del Estado el día 13/03/2019.

En la Cámara de senadores también hubo dos proyectos referidos a este tema. Uno de ley de adhesión(108) a
la Ley Nacional de Responsabilidad del Estado y el otro de dictado de propia ley(109), pero ambos se
encuentran archivados por caducidad.

IV.2. Ante ausencia de regulación, aplicación del Código Civil y Comercial: supletoria, directa o por analogía

Antes de abordar los conceptos, y las opiniones vertidas sobre la aplicación del Código Civil y Comercial a la
responsabilidad del Estado y los modos, es preciso mencionar, que mucho antes de la sanción de la Ley
Nacional de responsabilidad y de la reforma del Código Civil, existía la postura clásica, que consideraba que el
derecho administrativo era de carácter excepcional y exorbitante del derecho privado, por lo que ante el
vacío normativo se aplicaban sus disposiciones directamente(110). Es decir, que había una subordinación del
derecho administrativo al derecho privado. Frente a este estado de situación, el caso “Los Lagos”, marcó un
cambio superador en esta relación.

IV.2.a) En “Ganadera Los Lagos”(111), el Tribunal debía dirimir si la pretensión de nulidad reclamada por la
actora contra un decreto del Poder Ejecutivo, que dispuso la caducidad de una venta de tierras, estaba o no
prescripta; aquella había sido planteada por la actora diecisiete años después de notificado el acto
administrativo de gravamen. Era importante determinar la naturaleza de la nulidad ya que si el acto
examinado, era portador de vicios determinantes de una nulidad absoluta, la pretensión anulatoria resultaba
imprescriptible; en cambio, si por el grado del defecto se lo valoraba como una nulidad relativa, era evidente
que la prescripción ya había operado. La Corte federal desestimó la excepción de prescripción, revocó la
sentencia de Cámara y declaró la nulidad del decreto impugnado.

En este caso, al momento de dictar sentencia, no existía la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, ni
ninguna otra norma que regulara la teoría del acto administrativo. Por lo que la Corte resolvió aplicando las
disposiciones del Código Civil, pero de manera analógica.

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Sammartino expresa que “en pocas palabras, podemos decir entonces que, en este fallo, la Corte federal
descartó que el sistema de la invalidez del acto jurídico (privado) –consagrado en el art. 1037 y sigs. del
Código Civil– sea aplicable de manera directa o subsidiaria al acto administrativo. Antes bien, el Tribunal
entendió que, en esta materia, la integración del ordenamiento administrativo lagunoso se debía realizar a
través de la técnica de interpretación denominada analogía. Se considera que el primer par (nulo-anulable) no
es enteramente predicable en relación con el acto administrativo. Ello es así debido a la presunción de
legitimidad del acto. Sostiene que en virtud de este carácter atañe a quien impugna el acto la carga de
‘alegar y probar’ el vicio. De este modo se descarta, ab initio, que el defecto o vicio que el acto pueda
padecer sea ostensible”(112).

La ley Nacional de Responsabilidad del Estado (art. 1º) como el propio Código Civil y Comercial (art. 1764),
prohíben la aplicación de este último en forma directa o subsidiaria pero nada dicen sobre su aplicación
analógica.

No obstante, del Mensaje del Poder Ejecutivo Nº 1780 de elevación del proyecto Ley de Responsabilidad del
Estado al Congreso de la Nación surge entre sus fundamentos sobre la no aplicación de las disposiciones del
Código Civil a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria, que ello no obsta a que, de
corresponder, se realicen las adaptaciones por vía analógica.

IV.2.b) Opiniones doctrinarias

Cassagne menciona en un artículo publicado en La Ley antes de la sanción del Código Civil y Comercial de la
Nación y de la Ley Nacional de responsabilidad del Estado, que “el Código Civil salvo casos excepcionales en
que se aplica en forma subsidiaria (art 1502- actual 1193(113)- referido a la locación de bienes públicos), se
aplicará mediante la técnica de la analogía la cual, ante la carencia normativa, adopta los preceptos del
Código a los fines y principios del derecho administrativo(114)”.

En cuanto a lo que significa la analogía, tanto Reiriz como Gordillo sostienen que la misma exige realizar una
tarea previa de adaptación de las normas del Derecho Civil a las normas y principios del Derecho Público. “Es
decir, cuando se aplica una norma del Derecho Civil se la integra con los principios y normas del Derecho
Administrativo, con lo cual la nueva norma creada aparece, no con su sentido original, sino conformada con el
derecho que viene a integrar. Ya está transformada para su aplicación”(115).

Perrino dice que “la supletoriedad o subsidiariedad opera para integrar de un modo subsidiario el texto de las
leyes de carácter general común respecto de aquellas de carácter especial o susceptibles de ser suplidas. De
tal modo, el fenómeno de la supletoriedad se da solo entre una norma general/supletoria y otra
especial/suplible. En cambio, en la analogía se descubre una norma específica en cualquier otra ley general o
especial del ordenamiento, con los cuales no hay conexión alguna de suplencia; y, por vía interpretativa, de
razonabilidad, se aplica al caso no previsto. En la analogía se atribuye a situaciones parcialmente idénticas
(una prevista y otra no prevista en la ley), las consecuencias jurídicas que señala la regla aplicable al caso
previsto. Ello equivale a formular una nueva norma cuyo supuesto expresa en abstracto las características del
caso no previsto, y atribuir a éste las consecuencias que produciría la realización del previsto, si bien entre
uno y otro solo hay una identidad parcial”(116).

Para Balbín, la subsidiariedad solo procede cuando ha sido regulada por el legislador y no por vía
interpretativa. En efecto, el intérprete sólo puede recurrir ante el caso administrativo no previsto a la
analogía. A su vez, las técnicas subsidiarias o supletorias no suponen aplicar lisa y llanamente la solución
regulada normativamente (el bloque jurídico), sino analizar previamente si se adecua o no al marco normativo
específico y sólo luego aplicarlo. En otras palabras, el test a seguir es el de la compatibilidad con el marco
jurídico especial en el que hemos de aplicar subsidiariamente la norma(117).

Lagarde, frente a la situación de las provincias que aún no han adherido a la ley Nacional ni han dictado su
propia ley, dice que “ante la falta de normas de derecho público (administrativo o constitucional de las
provincias), entonces se aplicará el Código Civil y Comercial de manera analógica, realizándose las
adaptaciones necesarias de las normas de derecho privado para ser aplicadas en el ámbito público”(118).
Además, señala que se deben aplicar normas de derecho privado que sean más afines realizando las
adaptaciones necesarias, mediante la técnica de la analogía, teniendo en cuenta para ello la rica
jurisprudencia de la Corte Suprema sobre la materia como así también la Ley Nacional de responsabilidad del
Estado(119). Respecto a esta ley señala que no procede su aplicación de manera directa porque, si bien regula
la materia, lo hace en otro ámbito jurisdiccional(120).

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Asimismo, Aberastury entiende que, en los casos de la falta de regulación en las provincias, luego de recurrir a
la Constitución Nacional corresponde la aplicación subsidiaria del derecho común, por tratarse de un caso no
previsto, a pesar de lo normado por el legislador(121).

IV.3. Principios generales del derecho

Los principios, a diferencia de las normas, carecen de supuestos de hechos, los que deben ser cubiertos, en
principio, por los legisladores o jueces. Es decir, son reglas de contenido abstracto, alcance general y
estructura abierta. Nuestra Constitución Nacional siguió el modelo norteamericano, dando preeminencia a la
misma con sus principios, derechos y garantías (art. 31) y estableciendo su aplicación directa a la sociedad, sin
intermediación del legislador. A diferencia de lo que ocurrió en Europa, con anterioridad a la segunda guerra
mundial, donde imperaba un positivismo legalista y que luego de la guerra demostró su insuficiencia, debido a
que las mayores atrocidades se cometieron cumpliendo con el derecho positivo. De ahí que fueron muchos los
juristas que se convencieron de la necesidad de acudir a los principios generales y de incorporarlos en las
constituciones. Fue así que surge el neoconstitucionalismo o nuevo derecho, reconociendo dichos principios
basados en la dignidad humana(122).

En nuestro país, se dio paso del Estado de Derecho al Estado Constitucional Social de Derecho, con el
reconocimiento del principio pro homine, basado en la dignidad humana, y con reconocimiento en tratados
internacionales de jerarquía constitucional.

Del principio de la dignidad humana emanan todos los principios. Si bien poseen igual jerarquía, con excepción
del valor vida, ante la solución de un caso se debe recurrir a la ponderación, conforme a las reglas de la
razonabilidad práctica(123).

Uno de los principios fundamentales que emanan de nuestra Constitución, más precisamente del Preámbulo,
es el de “afianzar la justicia”.

Como expresa Balbín, la Constitución Nacional, reformada en el año 1994, prevé los principios generales de
nuestro sistema jurídico de modo expreso en su propio texto o por medio de los tratados incorporados por el
art. 75, inc. 22(124). Es decir, son parte del ordenamiento jurídico positivo y el intérprete los debe buscar en
el texto constitucional, convencional y legal.

Asimismo, los hay sin que estén incorporados al texto expreso, sino de manera implícita. Como menciona
Balbín, por ejemplo, el carácter inviolable, autónomo e igualitario de las personas ya que constituye el
presupuesto propio del discurso moral y, consecuentemente, del proceso democrático; así como los principios
derivados de éste(125).

Cassagne señala que aquellos existen con independencia de su reconocimiento legal o jurisprudencial, no
obstante ser la jurisprudencia una de las fuentes más importantes de su manifestación externa(126).

Sarmiento García expresa que “es en la Constitución Nacional donde se consagra para todo el país el
sometimiento del Estado –federal o local– al derecho, limitando sus atribuciones, asegurando su
demandabilidad y señalando una finalidad personalista que le obliga a respetar los derechos naturales, por
constituir exigencias básicas del bien común”(127).

IV.3.a) Principios generales y derecho administrativo(128)

Es importante destacar el régimen exorbitante del derecho administrativo que implica un equilibrio entre
prerrogativas de la administración y garantías del administrado a los fines de lograr el bien común.

En coincidencia con Ivanega, el derecho administrativo no se puede concebir fuera del Estado de Derecho,
siendo el control del Poder Judicial quien permite asegurar la efectiva realización del contenido de dicho
estado(129).

Comadira diferencia las prerrogativas sustanciales de la Administración de las procesales. Entre las primeras
menciona: creación unilateral y presunción de legitimidad, ejecutoriedad de los actos, potestad de volver
sobre ellos por razones de inoportunidad o ilegitimidad y régimen privilegiado de los contratos y bienes. Entre
las segundas: agotamiento de la instancia administrativa previa a la demanda judicial, plazos breves de
caducidad para accionar judicialmente contra el Estado, mayor plazo para el cumplimiento de ciertas cargas
procesales, entre otras. También en cuanto a las garantías del administrado distingue las sustanciales, entre
ellas, el principio de juricidad, la propiedad, la igualdad, la razonabilidad del actuar administrativo y la

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responsabilidad del Estado y de los funcionarios públicos. Y entre las garantías procesales: el informalismo en
favor del administrado (o formalismo moderado, atento al carácter de colaborador que se le reconoce),
concepto amplio de legitimación y el debido procedimiento previo que incluye el debido proceso
adjetivo(130).

Para Comadira, la juricidad implica el respeto del ordenamiento jurídico por parte de la administración
pública en su accionar en la procura del bien común(131). Y que ella “nuclea, en ese sentido, todo el sistema
normativo, desde los principios generales del derecho y la Constitución Nacional, hasta los simples
precedentes administrativos en cuyo seguimiento esté comprometida la garantía de igualdad, pasando por los
Tratados Internacionales, la ley formal, los reglamentos y, eventualmente, ciertos contratos
administrativos”(132).

Galeano define al principio de juricidad administrativa como “el punto de partida práctico-jurídico público
administrativo conforme al cual las relaciones de justicia en ese ámbito deben estar sujetas prudencialmente
al ordenamiento jurídico y a lo que es justo(133)”. Agrega que dicho principio se funda en las exigencias del
bien común y en la vigencia de los derechos de las personas y de sus deberes fundados en la naturaleza
humana. Es decir, que dicho principio propende al equilibrio entre las prerrogativas públicas y el derecho de
los particulares, “constituye una referencia permanente de armonización y modulación en orden a la
justicia(134)”.

Ivanega respecto de las prerrogativas expresa que “la prerrogativa es propia de la actividad estatal y su límite
es la juridicidad. No determina todo el alcance del derecho administrativo, pero es sí un elemento innegable
de su definición. Y esto es así, porque las prerrogativas que encuentran su legitimación en el Estado de
derecho, se justifican a partir del interés público y del respeto de los derechos y garantías individuales. Éstos
no podrían ser ejercidos, aun estando reconocidos expresamente, si el Estado no los respetara y los hiciera
respetar. Y para hacerlo cuenta con potestades en el marco del régimen exorbitante, limitadas por el
ordenamiento jurídico(135)”. También destaca la autora que “admitir el régimen exorbitante es fruto de la
vigencia de la juridicidad que permite la coexistencia de las libertades, la defensa, la igualdad y las
potestades administrativas”(136). Seguidamente manifiesta que las obligaciones que surgen del art. 1.1 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, con jerarquía constitucional (75, inc. 22), que requiere que los
Estados Partes respeten y garanticen el pleno y libre ejercicio de todos los derechos reconocidos por ella,
limitan la autoridad del Estado para imponer restricciones sobre los derechos protegidos(137).

En cuanto a los principios generales del derecho, Coviello destaca el vínculo sustancial que existe entre el
Derecho Constitucional y el Derecho Administrativo, donde el primero nutre al segundo. De él emanan los
principios, las bases jurídicas fundamentales y el Derecho Administrativo las pone en práctica a través de sus
instituciones. También se refiere a los principios generales del derecho expresando “es de la propia realidad
de donde salen los grandes principios anteriores a toda ley escrita, que brotan espontáneamente del ser
humano, aunque no se creyera en Dios o en el Derecho Natural(138)”.

Existen principios propios del derecho administrativo, tales como, el principio in dubio pro administrado, es
decir, en caso de dudas el operador debe interpretar las normas a favor de las personas en sus relaciones con
el Estado. A su vez, entre estos principios puede citarse también el de la obligación de motivar las decisiones
estatales y el carácter presuntamente legítimo de estas(139).

Entre los principios constitucionales relevantes para el derecho administrativo, se encuentra el principio de
responsabilidad del Estado (arts. 16 y 17); de legalidad, de división de poderes, el de igualdad, de la tutela
judicial efectiva, de federalismo, etc.

Asimismo, existen principios generales incorporados al Código Civil, tal como expresa Cassagne, como el de la
responsabilidad por la actividad ilegítima, que pueden encontrar como primer fundamento positivo principios
de raigambre constitucional inherentes al Estado de Derecho; tal es lo que acontece con el principio de la
responsabilidad del Estado y sus entidades, en cuya construcción el derecho administrativo amplía el criterio
privatista desde tres ángulos distintos, a saber: a) en cuanto admite, como regla general y exclusiva, una
responsabilidad directa y objetiva que desplaza la idea de culpa; b) en lo que concierne al reconocimiento,
como regla general, de la responsabilidad por actividad estatal legítima y c) en la admisión de la
responsabilidad del Estado por la actividad legislativa y judicial(140).

Es decir, son afines al derecho administrativo pero con las adaptaciones, ya que hay diferencias entre la
responsabilidad del derecho civil y la del derecho administrativo.

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Así como señala Perrino, en efecto, si bien existen principios y elementos afines entre la responsabilidad del
Estado y de los sujetos privados, también median diferencias no menores, tanto en lo que concierne al
fundamento del deber de reparar como a diversos aspectos que derivan de la singular posición de las
autoridades estatales en cuanto titulares de prerrogativas asignadas para el logro del bien común, y la
complejidad del obrar de los poderes públicos y la forma en que el mismo se desarrolla. Donde con mayor
claridad se advierte la dificultad de aplicar lisa y llanamente las normas del derecho privado es en el ámbito
de la responsabilidad legítima, porque allí el factor de atribución que justifica el deber de indemnizar por el
Estado, radica en la existencia de un sacrificio o daño especial derivado de la quiebra del principio
constitucional de igualdad ante las cargas públicas (art. 16, CN), quiebra que el afectado no está obligado a
soportar. Esta clase de responsabilidad, por su propia naturaleza, no tiene parangón en el derecho privado, en
el cual el deber de responder por un comportamiento válido resulta excepción(141).

El nuevo Código Civil y Comercial solo atribuye carácter de fuente a los principios positivos que están en la
Constitución y en los tratados internacionales (art. 1º)(142).

IV.4. Jurisprudencia reciente

Es de destacar un fallo reciente, de fecha 5 de agosto de 2020, cuyos autos son: “Olmedo Gabriela María c/
Municipalidad de Vicente López s/ pretensión indemnizatoria” (Expte Nº 21238) por ante el Juzgado de
Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Nº 2 de San Isidro.

En este caso, se presenta la actora, con patrocinio letrado demandando a la Municipal de Vicente López por
daños y perjuicios, a raíz de haber sufrido una lesión al tropezar en la vía pública producto del hundimiento de
la calzada.

En dicha oportunidad la actora se encontraba esperando el colectivo de la línea 71 sobre la avenida Paraná en
sentido hacia Av. Maipú (lado sur de Vicente López); agrega que en esa ocasión, al asomarse a la calle para
realizar una señal a fin de detener el colectivo, cayó al suelo debido al tropiezo que le provocó la existencia
de fracturas y hundimiento que tiene la calzada a esa altura completamente destruida, que alteran la
transitabilidad al no mantenerse la uniformidad del nivel de la misma.

Sostiene que la responsabilidad de la demandada surge de lo normado en los arts. 235, inc. f), y 237, 1722 y
1757 y ccdts. del Código Civil y Comercial de la Nación por el vicio o mal estado de la calzada dada su
condición de titular del dominio público de tales bienes, teniendo la obligación de construirlas y conservarlas
en buen estado.

La Dra. Cecilia Laura Centonze, en su carácter de letrada apoderada de la Municipalidad de Vicente López,
contesta la demanda instaurada en contra de su mandante. Sostiene que lo relatado por la actora son simples
manifestaciones sin contar con ninguna prueba que sustente la veracidad de ellas, que la accionante no señala
con exactitud del lugar del hecho, que surgen inconsistencias dentro del relato de los hechos y la prueba
documental aportada, cuya autenticidad niega y que la concatenación de los hechos surge la imprecisión en el
detalle de la mecánica del mismo, además, la evidencia de la propia culpa de la víctima, lo cual rompe el
nexo de causalidad.

El Juez Luciano Enrici, a cargo del Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Nº 2 de San
Isidro, indicó que “el episodio dañoso denunciado tuvo lugar luego de la entrada en vigencia del Código Civil y
Comercial y de la Ley 26.944 sobre responsabilidad del Estado (LRE)”. Señalando que no correspondía la
aplicación analógica de la LRE, ya que la Provincia de Buenos Aires no había adherido a la misma (art. 11) a
diferencia de la efectiva aplicación del Código Civil y Comercial en el territorio provincial (art. 75, inc. 12).

Frente a la ausencia de normativa local específica que regule los presupuestos y alcances de la
responsabilidad del Estado, siguiendo la pauta del art. 171, CPBA, correspondía a criterio del juez, aplicar los
principios jurídicos vigentes en la materia respectiva, que emergen de la CN y la CPBA y que reiteradamente
han sido aplicados por los máximos tribunales federal y provincial, como así, en el caso concreto, por
analogía, el art. 1766 del CCyC.

De tal manera, consideró que el marco normativo halla adecuado fundamento en la norma fuente –por
aplicación analógica– de la construcción jurídica en materia de responsabilidad extracontractual por falta de
servicio (art. 1766 del Código Civil y Comercial) y en la preceptiva que determina la titularidad del municipio
sobre el bien público en cuestión (arts. 235, inc. f], y 237 del Código Civil y Comercial) como así también en lo
expresamente dispuesto en la propia Constitución provincial (arts. 57, 191 y 192, inc. 4º, CPBA, que determina

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que es atribución inherente al régimen municipal, “la vialidad pública”) y la L.O.M. (Dec. 6769/58, arts. 27,
inc. 2, y ccdtes.).

En virtud de todo lo cual, hizo lugar a la demanda indemnizatoria atento a la existencia de falta de servicio
por parte de la Municipalidad demandada en lo que se refiere al mantenimiento del espacio público La
sentencia fue apelada por la parte actora con fecha 13 de agosto de 2020(143).

Capítulo V. Opinión personal

V.1. Opinión personal sobre la atribución de las provincias de dictar sus propias leyes en materia de
responsabilidad del Estado

Mi opinión personal frente a este interrogante es que efectivamente las provincias tienen atribución para
dictar leyes en materia de responsabilidad. Coincido con los autores que expresan que dicha atribución surge
de la Constitución Nacional. Nuestro país adopta la forma de gobierno federal (art. 1º), esto implica el reparto
de competencias entre la Nación y las provincias.

Las provincias son preexistentes a la Constitución Nacional, han delegado una porción de sus poderes
inherentes. De ahí que el gobierno federal es de poderes delegados y definidos mientras que las provincias de
poderes reservados e indefinidos.

La responsabilidad del Estado es una materia de derecho administrativo público y local, es decir, que
corresponde a las provincias su regulación dentro de su ámbito. Se trata de uno de los poderes no delegados
por las provincias a la Nación (art. 121). Esto implica el reconocimiento de las provincias a su autonomía plena
para el dictado de su Constitución (art. 5º), las leyes y las ordenanzas locales, es decir, de su derecho público
para el logro de su desarrollo y bienestar. Esto hace al derecho público provincial.

Siguiendo a Ricardo Haro, “el derecho público provincial tiene la trascendental importancia de ser aquél que
va a instrumentar para sus propias realidades locales, tanto los derechos y las garantías de sus habitantes
como la organización y funcionamiento de sus órganos gubernamentales”(144).

Frente al argumento de quienes consideran que debe existir una regulación uniforme(145) porque de lo
contrario llevaría a que puedan eximir de responsabilidad a sus estados provinciales, considero que al ser
materia local y dicha atribución estar establecida en la Constitución Nacional, por la supremacía, se debe
respetar y ejercer. La diferencia de la regulación se va a deber a la idiosincrasia del lugar y de su
organización.

Respecto al prejuicio de quienes consideran que al ejercer dicha atribución van a regular de forma que
eximan de responsabilidad a sus estados provinciales, consagrando la impunidad(146), es importante destacar
que para evitar dichos abusos existe el control constitucional suficiente. Así lo ha expresado Ábalos: “No hay
que perder de vista que en todos los casos sería el control judicial de constitucionalidad –complementado con
el de convencionalidad–, el instrumento para restablecer el imperio de la juridicidad en los casos en que las
normas dictadas violenten principios, derechos o garantías constitucionales”(147).

Este consiste en el examen por parte de los jueces, ya sea a pedido de parte o de oficio(148), de la norma en
cuestión comparándola con las normas de las Constitución para averiguar si guardan o no conformidad con
esta.

Dicho control deriva del principio de supremacía constitucional establecido en el art. 31 de la CN (que
enumera orden de prelación de las normas federales), con la reforma de la Constitución Nacional en el año
1994 se ha ampliado incluyendo a los tratados de derechos humanos incorporados en el art. 75, inc. 22, a los
que se les ha reconocido jerarquía constitucional.

Como señala Bidart Campos: “En virtud del art. 75 inc. 22 hay tratados internacionales de derechos humanos
que tienen jerarquía constitucional por figurar en la enumeración que se hace en dicha norma, y otros que
pueden alcanzarla en el futuro conforme a la misma. Por consiguiente, tales tratados revisten igual
supremacía de la constitución, y aunque no forman parte del texto de la constitución, se hallan fuera de él a
su mismo nivel en el bloque de constitucionalidad federal”(149).

Surge así el control de convencionalidad(150).

Guadagnoli también señala la importancia y obligatoriedad de ejercer dicho control. Al respecto expresa: “El
control de Convencionalidad que realicen los jueces resulta de vital importancia, puesto que dicho control
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permite asimismo adecuar paulatinamente el orden interno a la normativa internacional que nuestro Estado a
suscripto. Así frente a los compromisos asumidos por el Estado Argentino, el quebrantamiento de un derecho o
una garantía contemplada en la Convención Americana de Derechos Humanos, hace nacer en cabeza del
Estado, su responsabilidad, por lo que sería conveniente, que frente a dichas violaciones, los órganos
jurisdiccionales ejerzan el control de convencionalidad, a los efectos de evitar las consecuencias
apuntadas”(151).

Del fallo “Almonacid Arellano”(152) surge que dicho control de convencionalidad no procede solo del cotejo
de las cláusulas convencionales sino también de la interpretación que la Corte y la Comisión Interamericana
han hecho de aquellas.

Por dicho motivo, es que opino que las provincias deberían hacer uso de las atribuciones en materia de
responsabilidad, al ser local y de derecho público y dictar la ley de responsabilidad, más allá de la opción de
adherir a la ley Nacional.

V.2 Opinión sobre régimen a aplicar en Provincia de Buenos Aires

V.2.a) Constitución Provincial y Código Contencioso Administrativo

En la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, no hay un reconocimiento expreso de la responsabilidad


patrimonial del Estado.

En cambio, se regula en el art. 171, párrafo 5, la posibilidad de demandar a la provincia, a los municipios, los
entes descentralizados y a otras personas, por la actuación u omisión, en el ejercicio de funciones
administrativas debiendo ser juzgados por los tribunales competentes en lo contencioso administrativo(153).

Asimismo, del art. 57 emana la responsabilidad respecto de los funcionarios o empleados, que hayan
autorizado o ejecutado cualquier orden que viole o menoscabe derechos, libertades y garantías. Ante dicha
situación, podrán reclamar indemnización por los perjuicios sufridos(154).

En cuanto a la regulación procesal, el Código Contencioso Administrativo aprobado por ley 12.008(155)
reconoce en el art. 1º la competencia contencioso administrativo, esto es, a dichos tribunales corresponde el
conocimiento y decisión de las pretensiones, que surjan a causa de la actuación u omisión en el ejercicio de
las funciones administrativas de la Provincia, Municipios, los entes descentralizados y otras personas, con
arreglo a ese código(156).

En el art. 2º, inc. 4º, dispone la competencia contenciosa administrativo, para las controversias que versen
sobre la responsabilidad patrimonial generada por la actividad ilícita o lícita de la Provincia, aun cuando se
invocaren o aplicaren por analogía disposiciones de derecho privado(157).

Asimismo, el art. 12, inc. 3º, establece, dentro de las pretensiones que puedan articularse en el proceso
contencioso administrativo, a la que tenga por objeto el resarcimiento de los daños y perjuicios causados por
el obrar estatal en ejercicio de función administrativa(158).

Es decir, y siguiendo a Calonje, es entonces esta la acción judicial que deberá deducirse para hacer efectiva la
responsabilidad patrimonial del Estado, y su regulación procesal se encuentra en las previsiones del Código
Contencioso Administrativo, que regula la demanda, excepciones, prueba, entre otros aspectos procesales,
siendo, conforme prevé el art. 77 de esta norma, de aplicación el Código Procesal Civil y Comercial en cuanto
no sea incompatible(159).

Por otro lado, en cuanto a las controversias que surjan de la actividad legislativa y judicial, según señala
Colombo, “la circunstancia que la responsabilidad patrimonial estatal sea una institución regida por el
derecho público, incluso cuando se apliquen al caso concreto por vía analógica las normas del derecho
privado, provoca que la mayor parte de las contiendas indemnizatorias dirigidas contra el Estado pasen a
tramitar por ante el fuero establecido por la ley Nº 12.074(160). Máxime cuando la actuación de los sujetos
estatales se presume efectuada en el ejercicio de función administrativa y, por lo tanto, regida por el derecho
público”… y que “si bien en principio la amplia formulación del artículo 2º apartado 4º del CPCA permitiría
sostener que la competencia del fuero también abarca a las controversias originadas en la actividad legislativa
y judicial desplegada por los órganos estatales dado que ellas se encuentran igualmente regidas por el derecho
público; lo correcto es que se interprete la norma legal en el marco de la cláusula constitucional del artículo
166, que exige insoslayablemente la presencia de función administrativa”(161).

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De lo analizado en el presente trabajo, especialmente en el capítulo 4, surge que no hay una norma
infraconstitucional que regule de manera integral la responsabilidad del Estado en la Provincia de Buenos
Aires, esto se debe a que por el momento no adhirió a la ley Nacional ni dictó su propia ley. Es decir que,
hasta el momento, las autoridades locales no han hecho uso de las atribuciones que le corresponden, por ser
la responsabilidad del Estado materia de derecho público y local.

En el ámbito nacional, antes de la sanción de LRE, al igual que en las provincias que no contaban con una
regulación en la materia ante los casos de responsabilidad estatal se aplicaba el Código Civil. Y tal como
refiere Lagarde, en los arts. 1109, 1112 y 1113 que se aplicaban, no se mencionaba al Estado Nacional,
Provincial, etc. como sujeto responsable. Por lo que fue necesario un esfuerzo interpretativo de la
jurisprudencia de la Corte Suprema, para poder resolver los casos de responsabilidad del Estado mediante la
aplicación de dichas normas(162).

En la Provincia de Buenos Aires, es de destacar que, a raíz de la reforma del Código Civil, en el art. 1174 del
Código Civil y Comercial surge que las disposiciones del Capítulo 1 del Título V (responsabilidad civil) no serán
de aplicación de manera directa ni subsidiaria a la responsabilidad del Estado(163).

Como así también en los artículos siguientes (176(164), 1766(165)) dispone que la responsabilidad del Estado
se regirá por las normas y principios del derecho administrativo nacional o local, según corresponda. De igual
modo se prevé para la responsabilidad de los empleados y funcionarios públicos, por los hechos y omisiones en
el ejercicio de sus funciones, por cumplirlas de manera irregular.

Es decir que para determinar la responsabilidad del Estado Provincial ya no se puede aplicar Código Civil y
Comercial de manera directa o subsidiaria, como ocurría antes de la reforma, y por el otro lado, se reconoce
que la responsabilidad del Estado es diferente de la regulación de la responsabilidad civil regulada en el
derecho privado ya que la misma se rige por normas y principios de derecho administrativo.

V.2.b) Opinión personal

Respecto al régimen de aplicación en la Provincia de Buenos Aires atento a lo que surge del desarrollo de su
situación actual, en el capítulo IV, la misma no ha dictado su propia ley ni ha adherido a la ley Nacional. En mi
opinión y siguiendo lo dispuesto en el art. 171 de la CPBA, considero que los jueces, al no existir una norma en
la provincia que regule la responsabilidad, deben recurrir en primer lugar a otras normas provinciales vigentes
que regulen algún tipo de responsabilidad y buscar la analogía entre ellas, si se carece de las mismas entonces
aplicar el Código Civil y Comercial de manera análoga. Esto implica, que se debe realizar una tarea
interpretativa, con las adaptaciones necesarias mediante la técnica de la analogía teniendo en cuenta, en
dicha adaptación, a los principios del derecho administrativo y los principios generales del derecho. Ya que,
como surge de este trabajo, al desarrollar el fundamento de la responsabilidad del Estado desde sus orígenes,
lo ha sido el Estado de Derecho y los principios que emanan de la Constitución Nacional. Esto es, de la justicia
y los principios derivados de ella. Este principio surge del preámbulo “afianzar la justicia” y de él emana el
principio de igualdad (art. 16, CN), que en la responsabilidad del Estado se traduce en igualdad ante las cargas
públicas, por lo que, ante su ruptura o alteración, genera el derecho a obtener una reparación. Es decir, se
debe reparar la injusticia que provoca la violación de la igualdad y que existen otros fundamentos
complementarios, como el que surge del art. 19 de no dañar y el de la inviolabilidad de la propiedad (del art.
17).

En la actualidad, en el nuevo Estado Constitucional Social de derecho, el principio básico y estándar de


interpretación, es el principio de la dignidad humana. De ahí que los principios constitucionales constituyen
verdaderas garantías de los particulares frente al Estado.

En cuanto a la posibilidad de aplicar la Ley de responsabilidad del Estado Nacional considero que más allá que
no procede su aplicación directa ya que la Provincia no adhirió a sus términos, en mi opinión, tampoco
corresponde aplicarla de manera analógica, ya que la misma fue dictada por el Congreso Nacional en su
condición de legislador federal no con arreglo a la facultad del art. 75, inc. 12, por lo que no integra el
derecho común y por ende se aplica a los casos de responsabilidad patrimonial de autoridades nacionales, no
así de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ni de las provincias y municipios.

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(77) Romina GAITÁN, “La responsabilidad del Estado desde el derecho administrativo”. Responsabilidad del
Estado, aportes doctrinarios para el estudio sistemático de la ley 26.944, Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos de la Nación, Infojus, Buenos Aires 2015, págs. 65 y 79.

(78) Conf. Julio Rodolfo COMADIRA, Curso De derecho administrativo…, cit., t. I, pág. 270.

(79) CS, “Barreto, Alberto Damián, c/ Provincia de Buenos Aires”, Fallos: 329:759 (2006).

(80) CS, “Schiavonne Diego Gerardo c/ Provincia de Tucumán”, Fallos 331:2534 (2008) ; CS, “Intense Life S.A.
c/Tierra del Fuego, Provincia de (Secretaría de Salud Pública)”, Fallos 330:178 (2007).

(81) CS, “Lew, Benjamín Jorge y otro c/ Estado Nacional - Ministerio del Interior - Policía Federal”, Fallos:
320:1999 (1997).

(82) Fernando LAGARDE, “La atribución constitucional para regular la responsabilidad del Estado y el margen
de actuación de las jurisdicciones locales”, Responsabilidad de Estado. Aportes doctrinarios para el estudio
sistemático de la ley 26.944, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Infojus, Buenos Aires
2015, p. 32.

(83) CS, “Jara, Luis Reynaldo c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, dictamen del 10/10/2006; CS,
“Dobal, María Victoria c/ GCBA y otros s/ daños y perjuicios (excepto resp. médica)”, Fallos: 333:225 (2010).

(84) Cfr. Carlos BIDEGAIN, Cuadernos del Curso de Derecho Constitucional, Abeledo Perrot, 1996, t. III, pág.
54.

(85) Cfr. Pablo PERRINO, La regulación de la responsabilidad…, cit., pág. 38.

(86) Beltrán GAMBIER y Pablo PERRINO, “¿Pueden las provincias dictar leyes en materia de responsabilidad del
Estado?”, JA, 1996-IV-793, pág. 2.

(87) Pablo PERRINO, La regulación de la responsabilidad…, cit., pág. 33.

(88) Cfr. Julio Rodolfo COMADIRA, Curso de Derecho Administrativo, Abeledo Perrot, Buenos Aires 2012, t. 1,
pág. 15.

(89) Cfr Juan Carlos CASSAGNE, “La responsabilidad del Estado: balance y perspectiva”, Publicado en La Ley
2009-F, 1226.

(90) CNFed. Cont. Adm., sala IV, 07/10/1999, “Amiano, Marcelo E. y otro c. Ministerio de Justicia y otro”,
voto del Juez Uslenghi (LA LEY, 1999-F, 497, con nota de M. Claudia Caputi - DJ 2000-1-644).

(91) Luis REY VÁSQUEZ, “La Responsabilidad del Estado en las Provincias Argentinas”, La Ley, 2020-III.

(92) Juan Carlos CASSAGNE, “La responsabilidad del Estado: balance...”, cit.

(93) Cfr Miriam IVANEGA, “De las responsabilidades de los funcionarios públicos”. Estudios de Derecho Público,
Buenos Aires: Asociación de Docentes - Facultad de Derecho y Ciencias Sociales - UBA, 2013, pág. 1032.

(94) Jorge SARMIENTO GARCÍA, “Los fundamentos de la responsabilidad del Estado y el Proyecto de Ley con
media sanción de diputados”, Revista Iberoamericana de Derecho Administrativo y Regulación Económica -
Número 7 - Marzo 2014.

(95) Miguel MARIENHOFF, Tratado de Derecho Administrativo, t. IV, pág. 720. Citado por Pablo PERRINO, La
responsabilidad del Estado y de los funcionarios públicos. Código Civil y Ley 26.944 comentada, La Ley pág.
10, nota 37.

(96) Tomás HUTCHINSON, “Breves consideraciones acerca de la responsabilidad administrativa patrimonial del
agente público”. LL, AR/DOC/8496/2012.

(97) Lucas PIAGGIO, “La responsabilidad del Estado en el Proyecto del Código Civil y Comercial”, Buenos Aires
2012, ED, 249.

(98) Pablo PERRINO, La responsabilidad del Estado…, cit., págs. 8 y 9.

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(99) Oscar CUADROS, “El concepto de causa civil y la responsabilidad del Estado: ¿Pueden legislar las
Provincias en materia de responsabilidad del Estado?”, ponencia ante la Comisión Bicameral de revisión del
Proyecto de unificación del Código Civil y Comercial. Las ideas vertidas en este comentario han sido expuestas
por el mismo autor, con más detalle, en su libro Responsabilidad del Estado – Fundamentos. Aplicaciones.
Evolución jurisprudencial, editado por Abeledo – Perrot, Buenos Aires, 2008.

(100) Eduardo MERTEHIKIAN, “La responsabilidad del Estado por la actuación de concesionarios y contratistas
de servicios públicos (acerca del artículo 6º de la Ley 26.944): obra colectiva Ley 26.944 de Responsabilidad
del Estado. Análisis crítico y exegético”, Horacio ROSATTI, director, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 2014,
pág. 168.

(101) Jorge SÁENZ, “Sistema de responsabilidad por incumplimiento obligacional del Estado (llamada
Responsabilidad Contractual) en el derecho administrativo argentino (acerca del artículo 10 de la Ley 26.944),
obra colectiva Ley 26.944 de Responsabilidad del Estado. Análisis crítico y exegético”, Horacio Rosatti
director, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 2014, pág. 397 y ss.

(102) Ramón PIZARRO, “La responsabilidad patrimonial del Estado y las normas de derecho público
provincial”, La Ley, C-2011.

(103) Carlos PARELLADA, “Algunas inquietudes que suscita la ley 26.944 de responsabilidad del Estado”, UM
Universidad de Mendoza.

(104) Emilio IBARLUCÍA, “Responsabilidad del Estado y de los funcionarios públicos ¿Código Civil o ley
provincial?”, La Ley, 2014-D, 739.

(105) Buteler BARRERA, “Reflexiones constitucionales sobre el nuevo régimen legal de la responsabilidad del
Estado y de los funcionarios públicos”, artículo publicado por la Academia Nacional de Derecho y Ciencias
Sociales de Córdoba.

(106) Rodolfo GONZÁLEZ ZAVALA, “¿La responsabilidad del Estado estará afuera del nuevo Código Civil?”,
Revista Jurídica de Daños - Número 3 - Julio 2012, IJ-LXV-243.

(107) Dictamen de la diputada Liliana Parada, Cámara de Diputados de la Nación, Orden del Día Nº 2704, p.
30. Citado por Horacio ROSATTI Ley 26.944 de Responsabilidad del Estado. Análisis crítico y exegético,
Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, 2014, pág. 30.

(108) E 182 2015 – 2016: Proyecto de ley de adhesión a la ley Nacional 26.944, de responsabilidad del Estado.
Ingresado con fecha 02/07/2015 por la senadora Diana Larraburu y archivado por caducidad el 06/03/32017.

(109) E 74 2017 – 2018; Proyecto de ley reglamentando la responsabilidad del Estado por los daños que su
actividad o inactividad les produzca a los bienes o derechos de las personas. Ingresado con fecha 22/03/2017
por el senador Omar Foglia y archivado por caducidad el 06/03/32019.

(110) Cfr. Gustavo SILVA TAMAYO, “La analogía en el derecho administrativo, a propósito de la senda marcada
por el fallo Los Lagos”. Revista Iberoamericana de Derecho Administrativo y Regulación Económica - Número
3, diciembre de 2012.

(111) CS, “Ganadera Los Lagos SA c/ Nación Argentina”, Fallos: 190:142 (1941).

(112) Patricio SAMMARTINO, “Precisiones sobre la invalidez del acto administrativo en el Estado Constitucional
de derecho”. El Derecho, revista de doctrina y jurisprudencia. Nº 13.487, mayo de 2014.

(113) Artículo 1193: “Contrato reglado por normas administrativas. Si el locador es una persona jurídica de
derecho público, el contrato se rige en lo pertinente por las normas administrativas y, en subsidio, por las de
este Capítulo”.

(114) Juan Carlos CASSAGNE, “El fundamento constitucional de la responsabilidad del estado y su regulación
por el Código Civil o por leyes administrativas”. La Ley, 2014-C, 885.

(115) Agustín GORDILLO, “El derecho administrativo en la práctica: Capítulo XXX, Algunos mitos sobre el
funcionamiento del sistema continental: el caso de la Argentina y la regulación de la responsabilidad del
Estado”, por Dafne Ahe y María Eva Miljiker, pág. 611.

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(116) Pablo PERRINO, “La falta de servicio…”, cit.

(117) Carlos BALBÍN, Manual de derecho administrativo, La Ley, S.A.E. 2015. pág. 137.

(118) Fernando LAGARDE, “La atribución constitucional…”, INFOJUS, cit., pág. 41.

(119) “Cesar, Carla c/ Municipalidad de Morón”, causa Nº 4781 de fecha 15/03/2016; “Davalo, Patricia Del
Luján c/ Municipalidad de Pergamino”, causa Nº 5696 de fecha 08/05/2018 (aplicaron la LRE por analogía).

(120) Cfr. Fernando LAGARDE, “La atribución constitucional…”, INFOJUS, cit., pág. 41.

(121) Pedro ABERASTURY, “El Código Civil y Comercial de la Nación y la responsabilidad del Estado”. Publicado
en “Los aspectos constitucionales del Código Civil y Comercial”, editorial Rubinzal Culzoni, 2015, pág. 32.

(122) Cfr. Juan Carlos CASSAGNE, “Los grandes principios del Derecho Público (constitucional y
administrativo)”, Editorial Reus, 2016”, pág. 18 y ss.

(123) Cfr. Juan Carlos CASSAGNE, “Los grandes principios…”, cit., pág. 19.

(124) Carlos BALBÍN, “Manual de Derecho Administrativo…”, cit., pág. 62.

(125) Ídem.

(126) Juan Carlos CASSAGNE, “Los grandes principios…”, cit., pág. 101.

(127) Jorge SARMIENTO GARCÍA, “Responsabilidad del Estado, principios y proyecto de ley”, La Ley, 2014-B,
563.

(128) “Baez, Martha Adriana c/ Provincia de Buenos Aires- Fisco Provincial”, causa Nº 17913 de fecha
12/07/2018, “Gauna, Omar Francisco c/ Municipalidad de Junín”, causa Nº 10949 de fecha 20/11/2019 y
“Kersseler, Fernando Damián c/ Fisco de la Provincia de Buenos Aires”, causa Nº 29627 de fecha 20/07/2020
(aplicó principios que surgen de la Constitución Nacional y Provincial).

(129) Miriam IVANEGA, “Reflexiones acerca del Derecho Administrativo y el régimen exorbitante de derecho
privado”. Revista de Administración Pública N° 323 Ediciones RAP, Id SAIJ: DACF070008.

(130) Julio Rodolfo COMADIRA, Curso de derecho administrativo, Abeledo Perrot, Buenos Aires 2012, t. 1, pág.
15.

(131) Cfr. Julio Rodolfo COMADIRA y Laura MONTI (colab.), Ley Nacional de Procedimientos Administrativos
anotada y comentada, t. I, La Ley, Buenos Aires, pág. 51.

(132) Julio Rodolfo COMADIRA y Laura MONTI (colab.), Ley Nacional…, cit., pág. 51 y 52.

(133) Juan José GALEANO, “El principio de juricidad. Noción, fundamento y caracteres. Su recepción en la
jurisprudencia administrativa y judicial”, en Julio Pablo Comadira; Miriam M. Ivanega (Coords.), Derecho
Administrativo: Libro en homenaje al Profesor Doctor Julio Rodolfo Comadira, Buenos Aires, Ad-Hoc, 2009,
pág. 26.

(134) Juan José GALEANO, “El principio de juricidad…”, cit., pág. 27 y ss.

(135) Miriam IVANEGA, “Reflexiones acerca…”, cit.

(136) Miriam IVANEGA, “Reflexiones acerca…”, cit.

(137) Ídem.

(138) Pedro COVIELLO, “Una introducción iusnaturalista al Derecho Administrativo”, A&C: Revista de Direito
Administrativo & Constitucional, año 13 Nº 54, Belo Horizonte | págs. 1-266, pág. 91.

(139) Carlos BALBÍN, Manual de derecho administrativo, cit, pág. 63.

(140) Juan Carlos CASSAGNE, “Los grandes principios…”, cit., pág. 96.

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(141) Pablo PERRINO, La responsabilidad del Estado…, cit., pág. 24.

(142) CCyC, Artículo 1: “Fuentes y aplicación. Los casos que este Código rige deben ser resueltos según las
leyes que resulten aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos en
los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la finalidad de la norma. Los usos, prácticas y
costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas
legalmente, siempre que no sean contrarios a derecho”.

(143) En igual sentido, “Seibane, Sandra Marcela y otro c/ Dirección General de Cultura y Educación”, causa
Nº 13901 de fecha 07/03/2019; “Soluaga, Marta Guillermina c/ Municipalidad de Vicente López y otro”, causa
Nº 13476 de fecha 11/11/2019; “Machado, Daniel Oscar c/ Municipalidad de Villa Gesell”, causa Nº 9001 de
fecha 10/12/2019; “Saavedra, Ricardo Daniel c/ Municipalidad de Tigre”, causa Nº 10050 de fecha
12/03/2020; “Ocaranza, Luis Antonio y otros c/ Poder Judicial”, causa Nº 14145 de fecha 22/04/2020; “Roy,
Tomás c/ Municipalidad de Vicente López”, causa Nº 7926 de fecha 26/05/2020; y “Erlich, Renata c/
Municipalidad de San Isidro”, causa Nº 45641 de fecha 15/07/2020.

(144) Ricardo HARO, “Juan Bautista Alberdi y las fuentes del derecho público provincial”. Celebrando el 150º
Aniversario de la publicación de las “Bases” el 1º de mayo de 1852 en Valparaíso. La Ley 2003-C, 1084.
AR/DOC/20092/2001.

(145) Desarrollado en Cap. III, 3.1 b), Posiciones de autores como CUADROS, MERTEHIKIAN, PIZARRO,
PARELLADA.

(146) Dictamen de la diputada Liliana Parada y opinión de GONZÁLEZ ZAVALA, desarrollado en Cap. III, 3.2 b).

(147) Gabriela ÁBALOS, “Responsabilidad del estado y principios constitucionales”, La Ley, 2015-E, 605. En la
misma línea se encuentra: PEREZ HUALDE, Consideraciones constitucionales sobre la regulación de la
responsabilidad en los estados provinciales. La Ley Gran Cuyo 2015; Alberto Antonio SPOTA, Origen y
naturaleza del poder constituyente provincial en una estructura de estado federal, en revista La Ley, t. 1988-
C, pág. 937; Juan Carlos CASSAGNE, “El fundamento constitucional de la responsabilidad del Estado y su
regulación por el Código Civil o por leyes administrativas”. La Ley, 2014-C, 885; Fernando LAGARDE, “La
atribución constitucional para regular la responsabilidad del Estado y el margen de actuación de las
jurisdicciones locales”, INFOJUS, pág. 32.

(148) CS, “Banco Comercial de finanzas S.A s/ Quiebra” Fallos: 327:3117 (2004). Admitió en control de
constitucionalidad oficioso, “Rodríguez Pereyra, Jorge Luis y otra c/ Ejército Argentino s/ daños y perjuicios”,
Fallos: 335:2333 (2012).

(149) Germán BIDART CAMPOS, “Manual de la Constitución reformada”, t. I, Cap. V, pág. 334 y ss.

(150) CIDH, “Almonacid Arellano y otros Vs. Chile” (2006); CIDH, “La Cantuta Vs. Perú” (2006).

(151) Romina Soledad GUADAGNOLI, “Análisis del sistema de control de constitucional argentino”.
www.infojus.gov.ar Id SAIJ: DACF130342.

(152) CIDH, “Almonacid Arellano y otros Vs. Chile” (2006): “El Poder Judicial debe tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana,
intérprete última de la Convención”.

(153) Art. 166, párrafo 5, de la CPBA: “Los casos originados por la actuación u omisión de la Provincia, los
municipios, los entes descentralizados y otras personas, en el ejercicio de funciones administrativas, serán
juzgados por tribunales competentes en lo contencioso administrativo, de acuerdo a los procedimientos que
determine la ley, la que establecerá los supuestos en que resulte obligatorio agotar la vía administrativa”.

(154) Artículo 57: “Toda ley, decreto u orden contrarios a los artículos precedentes o que impongan al
ejercicio de las libertades y derechos reconocidos en ellos, otras restricciones que las que los mismos artículos
permiten, o priven a los ciudadanos de las garantías que aseguran, serán inconstitucionales y no podrán ser
aplicados por los jueces. Los individuos que sufran los efectos de toda orden que viole o menoscabe estos
derechos, libertades y garantías, tienen acción civil para pedir las indemnizaciones por los perjuicios que tal
violación o menoscabo les cause, contra el empleado o funcionario que la haya autorizado o ejecutado”.

(155) Ley 12.008 (ADLA 1997-E-6207 - BO del 3-nov.-1997), con las modificaciones introducidas por las leyes
12.162 (BO del 24-set.-1998), 12.310 (BO del 19-ago.- 1999), 13.101 (BO del 19-set.-2003), 13.118 (BO 18-
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dic.-2003), 13.325 (BO 4-may.-2005) y 13.329 (BO del 4-may.-2005).

(156) Código Contencioso Administrativo, artículo 1 Cláusula general de la materia contencioso administrativa,
inciso 1: “Corresponde a los tribunales contencioso administrativos el conocimiento y decisión de las
pretensiones que se deduzcan en los casos originados por la actuación u omisión, en el ejercicio de funciones
administrativas, de los órganos de la Provincia, los Municipios, los entes descentralizados y otras personas, con
arreglo a las prescripciones del presente Código”.

(157) CCA, artículo 2: “Casos incluidos en la materia contencioso administrativo: Inciso 4: Las que versen
sobre la responsabilidad patrimonial, generada por la actividad lícita o ilícita de la Provincia, los Municipios y
los entes públicos estatales previstos en el artículo 1, regidas por el derecho público aun cuando se invocaren
o aplicaren por analogía normas del derecho privado”.

(158) CCA Artículo 12: “En el proceso contencioso-administrativo podrán articularse pretensiones con el objeto
de obtener: 3. El resarcimiento de los daños y perjuicios causados”.

(159) Diego CALONJE, Capítulo “Responsabilidad del Estado en la Provincia de Buenos Aires. Análisis de la
jurisprudencia en la Suprema Corte de Justicia” del libro “La responsabilidad extracontractual del Estado. Ley
26.944”, de Pedro Aberastury, Abeledo Perrot, Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2014.

(160) ADLA 1998-A, pág. 631 (BO 26/1/1998).

(161) Juan Martín COLOMBO‚ “Enjuiciamiento de los casos contencioso administrativos originados en la
responsabilidad del Estado. Situación actual en la provincia de Buenos Aires?, en AA. VV., BASTONS, JORGE
LUIS (dir.), Derecho público para administrativistas, Librería Editora Platense, La Plata, 2008, pág. 781 y ss.

(162) Cfr. Fernando LAGARDE, “La atribución constitucional…”, cit., pág. 20.

(163) CCyC art. 1764:” Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son
aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria”.

(164) CCyC, art. 1765: “Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y
principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda”.

(165) CCyC, art. 1766: “Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos y las omisiones de
los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera irregular las
obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las normas y principios del derecho administrativo
nacional o local, según corresponda”.

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