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IMPLICACIONES EDUCATIVAS.
Los orígenes del paradigma constructivista datan de la tercera década del presente
siglo y se encuentran en los primeros trabajos realizados por Jean Piaget sobre la
lógica y el pensamiento verbal de los niños. Estos trabajos fueron motivados por las
inquietudes epistemológicas que este autor suizo había manifestado desde su
juventud. Piaget fue biólogo de formación, pero tenía una especial predilección por
los problemas de corte filosófico y, especialmente, por los referidos a cuestiones
epistemológicas. De manera que pronto se interesó en la posibilidad de elaborar
una epistemología biológica o científica, dado que, según él, existía una continuidad
entre la vida (las formas de organización orgánicas) y el pensamiento (las formas
de organización de lo racional).
El camino más corto para tal proyecto, según lo confiesa el propio Piaget, debía
encontrarse en la disciplina psicológica, por lo que decidió incursionar en ella y
realizar una serie de trabajos sistemáticos con ese objetivo. Por eso, para que las
investigaciones psicológicas —la psicología genética piagetiana— puedan
apreciarse en su justa dimensión, dentro del conjunto de la obra, deben entenderse
como un conocimiento instrumental (como byproduct, véase Cellérier 1978), como
una estrategia metodológica para construir la epistemología genética.
1 Una postura epistemológica no genética que sostiene la indisociabiliclad del sujeto y del objeto es la
fenomenología (véase Cellérier 1978).
a) Respuestas alfa (a): las perturbaciones pueden ser leves y débiles de tal forma
que con una simple modificación conductual se anulan; o pueden ser más complejas
y, en este caso, son prácticamente negadas por el sujeto; hay un equilibrio entre la
asimilación y la acomodación (equilibración momentánea).
Según Piaget (véanse Piaget e Inhelder 1974, Piaget 1979, Vuyk 1984), es posible identificar, junto con la
equilibración por autorregulación, cuatro factores que influyen en el proceso de desarrollo mental general, a
saber: a) el crecimiento orgánico y la maduración de los sistemas nervioso central y endócrino, b) la experiencia
personal y el ejercicio a través de los objetos (que incluye la experiencia física y la lógica-matemática) y, por
último, c) las interacciones y la transmisión social. Cada uno de ellos desempeña un papel necesario y
concomitante, pero no suficiente para determinar los senderos del de- saiTollo. En ellos se reconoce cómo
Piaget había logrado integrar lo biológico, lo ontogénetico y lo social en el desarrollo psicológico (cognitivo y
afectivo). Sin embargo, para él, es el mecanismo regulado1' —la equilibración autorreguladora (característica
esencial de los seres vivos en tanto que sistemas abiertos que buscan su autoorganización)— el que
verdaderamente hace posible la actividad constructiva del sujeto, pues coordina la intervención de los otros tres
factores que intervienen en el sujeto. Así, en este paradigma, el mecanismo de equilibración por autorregulación
es determinante en la construcción de estructuras y en el desarrollo mental.
Las relaciones entre psicología genética y educación fueron de gran interés para
Piaget y sus colaboradores por muchos años. Pero durante las últimas décadas de
su vida, Piaget se interesó por esta cuestión cada vez menos, y Documento utilizado
con fines didácticos. 20 llegó a declarar que él no era suficientemente competente
en educación como para hacer pronunciamientos en tomo a ella (1985, p. 7).