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Metodología de lo corporal1

Juan Elías Campos García


El cuerpo es un espacio donde la vida habita, es la morada que la vida abre para existir en
este tiempo-espacio de la existencia humana. La expresión de esta vida es diversa en el
cuerpo, podemos identificar tres movimientos que son una unidad en la construcción del
cuerpo; los órganos y su ruta fisiológica, las emociones y su ruta sentimental, y los deseos y
su ruta intencional. Los procesos que estos movimientos cultivan se conjugan con el despertar
de la conciencia en el cuerpo, esta conciencia se crea desde el propio cuerpo que, siendo una
unidad, presta atención a la compleja red de relaciones que se establecen en su interior con
interdependencia con lo que se mueve afuera. La conciencia del cuerpo es un momento del
proceso de la vida que advierte lo que sucede en el interior del cuerpo por medio de tres
momentos: sentir, pensar e intuir. Sentir es un momento de la experiencia donde emerge la
presencia del movimiento, pensar es un momento de la experiencia que ordena este
movimiento, la intuición es un momento de la experiencia que integra los movimientos en
una unidad.
La conjugación de estos tres elementos alumbrará el mundo. De este proceso de
significación de lo que está adentro y lo que está afuera, emerge el sujeto como espacio de la
conciencia. El sujeto es la construcción de la conciencia en un momento de la existencia en
el cuerpo. El proceso de apropiación del cuerpo es importante en este punto. El sujeto
establece la red de significados que entrelazan lo que se siente y se piensa en un cuerpo de
acuerdo con la claridad de los deseos que se tengan en la mente; la experiencia adquiere
significado dentro de los alcances y los límites de la construcción subjetiva de la vida en el
cuerpo; la conciencia sigue despierta o queda dormida según la posibilidad que tiene el sujeto
para apropiarse de la vida y del mundo que le ha tocado vivir desde su cuerpo. El sujeto está
dentro de una circunstancia, desde ahí tiene que construir significados que den un rumbo en
su existencia.
La construcción de significados es un proceso que involucra un nosotros, la única manera
de hacernos presentes en esta existencia se da en el encuentro con otro sujeto. La unidad se

1
Este escrito es fruto del trabajo realizado en el Seminario de Técnicas de Investigación Cualitativa impartido
por la Dra. Margarita Rivera Mendoza dentro del Programa de Doctorado en Estudios Interdisciplinarios sobre
la Construcción Corporal, Instituto de Investigaciones Jagüey. Agradezco a todos los compañeros que, mediante
sus aportaciones, es posible construir esta aproximación de nuestra propuesta metodológica.

1
reconoce como tal en la medida en que hay una diversidad que se distingue y se identifica
con ella. Ser es ser para otros. El sujeto se da cuenta de sí en la relación interpersonal, esta
relación está circunscrita en una época y una geografía, el sujeto está dentro de una
temporalidad y espacialidad que se nutre a través de los símbolos y los significados que una
cultura establece en lo cotidiano, es el horizonte que el sujeto tiene alrededor de sí para hacer
lo que desea con la vida que habita en su cuerpo. La relación sujeto-cuerpo es una trama que
se observa en el proceso corporal. La expresión que la vida elabora en el cuerpo se vincula
con la construcción que el sujeto hace dentro de la circunstancia en que nace, en este proceso
la memoria histórica y social, por un lado, y el trabajo personal, por el otro, son valiosos para
abrir una posibilidad de una existencia humana que sea digna.
Digámoslo de otro modo. El sujeto y su proceso histórico y social son un momento que es
o no congruente con la vida en el cuerpo, si lo que se siente y lo que se piensa encuentran
una expresión que permita el movimiento de los órganos y las emociones, el deseo por vivir
viaja libre, entonces, el cuerpo puede estar pensado para construir otras opciones en la
existencia. Si los símbolos y los significados en una cultura tienen dificultades para dar
sentido al movimiento interior del cuerpo, el sujeto quedará en una circunstancia de desear
que no se llenará con nada, mientras el cuerpo entrará en una fase de cuidar y proteger la
vida.
Cotidianamente, el sujeto no tiene conciencia de este proceso corporal que se echa a andar
en su cuerpo porque hay un proceso social e histórico que lo rebasa o es inadvertido por su
obviedad; la memoria social y familiar es una historia que está en su cuerpo, distanciando al
sujeto de su interior, los movimientos de los órganos y las emociones son apropiados desde
lo fisiológico y lo mental, sin vinculación con la circunstancia en que vive ni con las
relaciones interpersonales con quienes comparte su existencia. El sujeto queda solo, sin
vínculo con lo que sucede adentro ni afuera, la conciencia se duerme, el sujeto crea una
representación simbólica que vela el proceso corporal, sin un rumbo claro, la vida queda en
riesgo. Se hace lo que se desea con ella, hasta construir un proceso crónico y degenerativo o
un cáncer. Por eso nuestro interés en recurrir a la historia de vida desde una metodología
corporal, reconocemos que una interpretación distinta de este proceso es necesaria para
encontrar los vericuetos del cuerpo, con la esperanza de hacer propuesta de trabajo corporal
para revertir los riesgos que se presenta en el cuidado de la vida.

2
En estos términos, la metodología corporal es una aproximación para despertar la
conciencia del sujeto, éste puede vivir en confusión si no tiene claro lo que se mueve dentro
de su cuerpo; un órgano o una emoción hacen de las suyas sin posibilidad de expresarse en
la red de significados que estructuran el espacio subjetivo, se convierten en coincidencias en
la vida personal, no hay una continuidad sobre lo que se expresa en el interior, se queda sin
rumbo. La conciencia de la vida en el cuerpo se duerme, emerge un deseo mundano que lo
mueve, se deja de escuchar el interior y la mirada va hacia afuera, se busca lo que se carece
en los otros, se busca satisfacer la sensación o el pensamiento que se instaló en un órgano, la
sensación de sentir y pensar es lo que construye una interpretación del mundo que des-íntegra
el cuerpo y su principio de vida.
De ahí que afirmemos que este proceso de construcción en el cuerpo necesita una
epistemología que dé elementos para comprenderlo, así como de una metodología que aporte
recursos para la recolección e interpretación del dato cualitativo con miras de construir
propuestas de intervención y de prevención para cuidar la vida en el cuerpo. El presente
trabajo es una aproximación a la construcción de una metodología corporal que esté a la
altura de los procesos que la vida en el cuerpo está construyendo para protegerse en estos
días. La discusión se enmarca dentro del estudio de los procesos de salud crónico y
degenerativos y el cáncer, cuyo estudio se entiende a partir de las categorías del cuerpo, el
sujeto, y lo corporal.
El movimiento interior y la relación interpersonal: el encuentro sujeto-sujeto2
El cuerpo es una unidad interdependiente. Esta unidad se sostiene en la construcción de
relaciones entre órganos y emociones. Un órgano y una emoción se mueven y son regulados
por los movimientos de otros órganos y otras emociones; si un órgano o una emoción se dejan
de mover, los movimientos de otros órganos y las otras emociones se alterarán. El cuerpo es
una expresión de movimientos concatenados. Este es el punto a destacar. El movimiento de
un órgano y de una emoción es posible porque hay otro órgano y otra emoción que está
situado con él o ella. Los movimientos del cuerpo son una interdependencia entre órganos y
emociones. La vida en el interior del cuerpo es un movimiento interrelacionado.

2
Hago referencia a esta categoría propuesta por Norma Delia Durán Amavizca, puede consultarse su libro El
cuerpo un espacio pedagógico, Los Reyes, México, 2012.

3
Si lo que está adentro, está afuera; el cuerpo está resonancia con otros cuerpos, su
movimiento responde al movimiento de otros cuerpos. Si el cuerpo reconoce su movimiento
es porque hay otro cuerpo situado con él, este otro cuerpo es la posibilidad para que el cuerpo
pueda observarse. La conciencia es un proceso en unidad, su despertar es un momento que
se une con, y responde al, el toque de otro cuerpo. Esta presencia abre la conciencia del
cuerpo en un aquí y ahora; la conciencia de sí es una conciencia de nosotros. A través de esta
conciencia en unidad se apertura la emergencia del sujeto. El sujeto se descubre como tal en
presencia de otro sujeto, la vida intersubjetiva se abre dentro de un mundo que se comparte,
desde este mundo se puede pensar, sentir y actuar.
El significado profundo y genuino de ser con los demás es que el sujeto humano
consciente de sí mismo no carece nunca de referencia hacia otros sujetos
humanos. Su existencia está siempre orientada hacia los demás, vinculada a los
demás, en comunión con los demás. La existencia personal se desarrolla y realiza
junto con otros en el mundo. El propio sentido de la existencia está ligado a la
llamada del otro que quiere ser alguien ante mí, o que me invita a ser alguien ante
él, amándonos y construyendo un mundo más justo y humano. 3
Existir en el mundo es existir para otros. El reconocimiento de la identidad propia es un
movimiento que involucra al otro; el otro es responsable de la presencia del sujeto. El sujeto
deviene en la medida en que hay otro sujeto que lo presiente; la relación sujeto-sujeto es la
posibilidad para abrir el mundo. El sujeto no puede evitar responder al llamado de otro sujeto,
aún con el recurso de ignorarlo, le está dando un lugar; reconocer al otro es reconocerse a sí
mismo. La inclusión de otro sujeto en la vida subjetiva es el punto de partida para tener un
espacio donde el sujeto se sitúe en el mundo. No está solo. Sin en el otro se clausura la
existencia en el mundo, la carencia de escucha es el horizonte de la pérdida del propio sujeto,
sin la palabra de otro sujeto, se asiste a una ausencia de sí mismo. 4
La construcción del sujeto es un movimiento en unidad, el otro es el referente para
constituirse como sujeto en el mundo y con los otros sujetos; “[…] los seres individuales no

3
Gevaert, J. El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica, Ediciones Sígueme, Salamanca,
2005, p. 44.
4
Gevaert lo dice de esta manera: “Es preciso reconocer al otro en el mundo (p. 42)”, y continúa diciendo: “La
inserción en el orden de las personas es previa a toda opción personal y a toda realización humana. En la
comunión con los demás es donde yo me capacito para aceptar o rechazar al otro (p.45)”. Op. cit.

4
adquieren existencia más que a través de la relación que los une […] El individuo no es, pues,
más que el cruce necesario pero variable de un conjunto de relaciones”. 5 La vida del sujeto
se expresa en la trama de relaciones que ha elaborado en presencia de otro sujeto, en esta
trama descansa su identidad y el sentimiento de pertenencia en el mundo. El sujeto se
descubre con una manera de pensar, sentir y actuar en presencia de otro sujeto, éste responde
pensando, sintiendo y actuando: ambos se muestran. Se establece un contacto interpersonal
que es profundo según la capacidad de apertura y cierre en ambos.
[...] el error no es retirarse al interior ni tampoco activarse en el exterior, sino
retirarse al interior "al punto de ocultarse" y dejar de relacionarse con lo demás
(de tal modo que uno se descubre solo e indefenso cuando surge un peligro
externo); o activarse en el exterior al punto de estar continuamente expuesto (a
las presiones, a las intrigas, etc.) […]6
El encuentro sujeto-sujeto es un movimiento que se alimenta abriéndose y cerrándose,
mostrarse con presencia plena al otro y corresponder con aceptación plena del otro, en la
medida en que el sujeto se abre, el otro brota tal y como es. La com-unicación en este
momento será clara y transparente, el otro se incluye en la vida del sujeto y éste se incluye
en la vida del otro; entonces el inter-cambio de significados es pleno e íntegro. Si el sujeto
se esconde, no siente al otro sujeto, su sentir es sesgado, estrecho; el otro se da cuenta de esta
actitud y se oculta; si esto sucede, se nubla su encuentro. La relación sujeto-sujeto se
aproxima o se distancia por lo que cada uno ha puesto de antemano, corriendo el riesgo de
que este encuentro sea mera coincidencia en la existencia.
El significado de la vida puede quedar carente de sentido. El sujeto y el mundo tienen
significado en el encuentro de dos en un aquí y ahora, antes de esto no existe yo ni tú, ni
mundo. El nosotros alimenta el acuerdo y la oposición de los sujetos. Abrir la vida a otro
sujeto es un movimiento que requiere de un trabajo profundo en la vida personal de los
sujetos; tocar la vida de otro es posible si el sujeto presenta su vida. El encuentro sujeto-
sujeto es una co-presencia de la vida en la diversidad de la propia vida que le da sentido a la
experiencia de habitar en un cuerpo. Es decir, el cuerpo de otro sujeto es una expresión de la
vida que enseña que la vida en el cuerpo-sujeto tiene posibilidades que bien vale la pena

5
Auge, M. El sentido de los otros. Actualidad de la antropología, Paidós, Barcelona, 1996, p. 24.
6
François, J. Nutrir la vida. Más allá de la Felicidad, Katz Editores, Madrid, 2007, p. 42.

5
construir; “[…] el lenguaje del cuerpo tiene sin embargo una matriz común: es presencia
inmediata del otro. La desnudez del rostro expresa inmediatamente la presencia y, al mismo
tiempo, la igualdad de todos los seres humanos” 7.
No sólo el rostro, sino la presencia del cuerpo es un llamado que la vida hace para despertar
la conciencia en un sujeto que se ha dormido en la significación de la vida. La red de símbolos
y significados es un horizonte que puede mostrar la referencia de la construcción de la vida
en el espacio subjetivo, esto es un recurso para seguir la expresión de una vida en el cuerpo
en un tiempo y un espacio, si se deja que el movimiento del cuerpo sea el camino para cultivar
la presencia en esta existencia. El inter-cambio de significados corre el riesgo de quedar en
un diálogo intersubjetivo que busca los referentes en una temporalidad y en una espacialidad
de los símbolos que colorean la apropiación de la vida en la conciencia del sujeto. En otras
palabras, el sujeto ordena la experiencia de la vida —los movimientos de los órganos, las
emociones y los deseos— en su cuerpo desde los referentes de la significación de una cultura.
El error metodológico se hace evidente. Los enredos que el sujeto tendrá en la
interpretación de otros sujetos y de sí mismo es un equívoco que anuncia monólogos: la
diversidad de la vida en el cuerpo queda enmarcada en los significados del sujeto como
espacio de la conciencia. El sujeto dormirá la conciencia corporal, colonizando la expresión
de la vida en el cuerpo, este proceso de significación de un sujeto, un grupo o una sociedad
será el punto de partida para la interpretación de la vida del otro, no sólo en el espacio de la
subjetividad, sino en el espacio del cuerpo.
Estamos en el terreno del problema antropológico y etnológico. La comprensión del sujeto
en una cultura es un aporte nada desdeñable, sólo que la frontera con-tiene la referencia
dentro de los límites del lenguaje.8 El cuerpo des-aparece, lo compartido con otros seres
humanos es el cuerpo y su lenguaje es una presencia plena,9 un diálogo que hemos dejado de

7
Gevaert, J. El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica, op. cit., p. 93.
8
Puede haber un tufo wittgensteiniano en esta afirmación, el asunto no es que los límites del mundo, son los
límites del lenguaje, y por esta razón, de lo que no se puede hablar es mejor callarse. La cuestión para nosotros
es otra. La experiencia humana tiene otras manifestaciones, en nuestro caso, la vida es una experiencia mística
que puede tener una expresión lingüística, no sólo en términos proposicionales, sino en la construcción de una
manera de sentir el cuerpo.
9
La presencia la entiendo siguiendo la siguiente afirmación: “La presencialidad tiene a la vez sentido de
presencia (estar) y presente (actualidad). Maillard, C. La creación por la metáfora. Introducción a la razón-
poética, Anthropos, Barcelona, 1992, p. 123. Claro que en mente también tengo a Panikkar y la experiencia
mística como presencia plena de la Vida. Consúltese su libro De la mística. Experiencia plena de la vida,
Herder, España. 2005.

6
escuchar. “La primera mirada del hombre hacia sí mismo será, pues, sentir. Y en este sentir
inter-vendrá la palabra: vendrá a ponerse ‹‹entre››, separadora”.10 Sentir lo que sucede en el
interior y el exterior del cuerpo es un camino para entender el movimiento de la vida en el
sujeto si le damos un adecuado uso a los símbolos y los significados.
El sujeto se comprende a sí mismo si está en presencia de otro sujeto. La relación sujeto-
sujeto es un movimiento natural de la vida. Salir de sí mismo abre paso para vivir otra
condición en la existencia, compartir la vida es una enseñanza que no cualquiera está
dispuesto a vivir, pues la actitud de hacer que el mundo esté a la altura de nuestros deseos es
una opción fácil y cómoda. Abrirse a otro sujeto es la puesta en contacto con lo que está
afuera; el sujeto muestra lo que es, al dar una mirada y recibir una sonrisa, su experiencia
cambia, él y el otro dejan de ser los mismos. Al regresar adentro, el orden de lo vivido se
resignifica, la relación sujeto-sujeto y el mundo adquieren otro sentido. Esto implica que la
vida personal es una vida en grupo; el significado surge en este intercambio de sujeto-sujeto.
Auge menciona lo siguiente: “La antropología trata del sentido que los humanos y la
colectividad le dan a su existencia. El sentido es la relación y, en este caso, lo esencial de las
relaciones simbólicas y efectivas entre seres humanos y pertenecientes a una colectividad
particular. Hablar del sentido, en este contexto, es hablar del sentido social.”11
El significado que crea el sujeto de su vida se expresa mediante el lenguaje que se mueve
dentro de un horizonte de comprensión que es fruto y raíz de una forma de vida. La presencia
del sujeto para con los otros sujetos se comprende en una circunstancia que hay que salvar;
esta compresión es posible si se sitúan las relaciones interpersonales en una temporalidad de
la vida personal y los lugares de los encuentros inter-sujetos. La presencia del encuentro
inter-sujetos tiene una morada, el mundo como proceso histórico y social, si el mundo se
alumbra en la relación interpersonal que construyen los sujetos, tenemos una significación
que matiza la expresión de lo que puede pensarse, sentirse y actuarse. El lenguaje, y la palabra
como su concreción, tiene que estar a la altura de las circunstancias de la vida del cuerpo-
sujeto.12

10
Maillard, C. La creación por la metáfora. Introducción a la razón-poética, op. cit., p. 58.
11
Auge, M. El sentido de los otros. Actualidad de la antropología, op. cit. p. 35.
12
La categoría cuerpo-sujeto es propuesta por Norma Delia Durán Amavizca. El desarrollo de esta categoría
se puede leer en su texto El cuerpo un espacio pedagógico, Los Reyes, México, 2012.

7
Las metodologías cualitativas que siguen el movimiento de lo intersubjetivo, dan por des-
contado el movimiento de los órganos y las emociones; sentir lo que sucede adentro se pierde
en la red de significados de un sujeto que piensa la vida desde fuera. La vida del sujeto vela
y desvela la vida en el cuerpo; asistimos al estudio de lo intersubjetivo como horizonte de
sentido que silencia el cuerpo como espacio de la experiencia plena de la vida.13 Nos
encontramos ante un problema metodológico bastante serio. La construcción de significados
que un sujeto elabora para dar cuenta de su vida tiene un límite, la incongruencia del
significado para con el movimiento de los órganos y las emociones. El diálogo intersubjetivo
no toca el interior de los cuerpos.
La relación sujeto-sujeto, y la emergencia del lenguaje, es un momento donde los órganos
y las emociones se conjugan para dar la posibilidad de comunicar la vida en un cuerpo; las
relaciones humanas son un proceso que ha de comprenderse dentro de una cultura y a través
de prácticas corporales que cuidan o ponen en riesgo la vida. Una palabra tiene que estar a la
altura de lo que el sujeto siente, piensa y actúa con relación a la circunstancia que vive; el
significado de una vida está ahí, en la expresión de la vida en el cuerpo-sujeto que requiere
de una metodología que brote del cuerpo.
El lenguaje del movimiento interior: la actitud de escuchar y decir
Los seres humanos somos un momento de la vida que se experiencia en el interior, esta
experiencia se cultiva adentro y hace que el cuerpo sea un espacio que crezca sin obstrucción.
Ésta es una posibilidad que puede llevar por el camino de existir sin complicaciones. Hay
otra. La condición humana puede enriquecerse cuando se comparte la vida con otro. El ser
humano en esta segunda posibilidad tiene que construir un proceso corporal para
comunicarse; escuchar y decir, es un movimiento corporal que une pensamiento, sentimiento
y acción. Escuchar es una actitud que se cultiva en el cuerpo, escuchar es un momento para
sentir los órganos y las emociones, dejar que cada quien se exprese, seguir sus movimientos.

13
Se nos puede objetar que la fenomenología existencial como método de investigación cualitativa escapa a
esta crítica. La cuestión no se resuelve tan fácil. El ser-ahí mienta la apertura de una conciencia que se sitúa en-
el-mundo, es la conciencia fáctica de un yo que ya está dentro de una circunstancia que tiene que salvar para
buscarse en la existencia. No obstante, la conciencia no es de afuera, es un proceso corporal desde dentro, esto
implica descubrir que la vida habita en el cuerpo, que el sujeto es poseedor de la vida. El ser-ahí es posible
porque la vida ya abrió el espacio o cuerpo como aquí y ahora de la experiencia de la propia vida. Seguir este
movimiento es tarea de la metodología corporal. Para una discusión del aporte de la fenomenología existencial
puede revisarse el siguiente artículo: Campos, J. y et. al. (2011). Dasein y cotidianidad: apuntes para una
aproximación epistemológica del individuo en las Ciencias Sociales. En Psicología Revista. Revista de
Faculdade de Ciências Humanas e da Saúde, 20(2).

8
Escuchar es la posibilidad de abrir el diálogo con el interior, ir hacia los órganos y las
emociones para regular sus movimientos y sentir lo que sucede adentro; este diálogo nos
muestra el orden que tenemos en el interior, con este orden salimos al mundo, percibiendo lo
que está afuera. La escucha del otro es clara o confusa según el orden dentro de nuestro
cuerpo.
La cuestión es algo compleja, que no complicada. Escuchar es un proceso corporal que se
puede hacer con un órgano y una emoción o de manera íntegra, con un cuerpo en unidad. Los
órganos y las emociones tienen movimientos que crean sonidos, […] el sonido despierta la
intuición, pues ésta es la capacidad de escucharnos a nosotros mismos y la manera en que
nos hemos articulado con el mundo […]14 Si el interior está en armonía, lo que está afuera se
presenta con claridad y profundidad, si está en desarmonía, su presencia será confusa y
superficial.
Los ritmos del organismo humano se manifiestan en armonía, todos los órganos
y sus funciones se encuentran en un ritmo fijo de pulsos y respiraciones. Los
mismos principios de armonía y sincronía que operan en el cuerpo humano se
ponen de manifiesto cuando las personas se comunican entre sí. En realidad esta
sincronización ocurre durante el curso normal de un diálogo de entendimiento
común y de comunicación placentera, aunque en ocasiones sucede lo contrario.15
Hay que tener claridad desde qué órgano y qué emoción se escucha y se dice. La
comunicación puede perderse si obviamos el lenguaje de órganos y emociones. Si el lenguaje
es desde el hígado, la escucha se irá por la literalidad de la palabra, con la necesidad de ver
el significado en lo que dice; si es con el riñón, la escucha se perderá en los bordes de la
interioridad del otro, cuidando lo que decimos para evitar que perciba nuestras intenciones
ocultas; si es con el corazón, la palabra buscará encantar el oído, nos perderemos en la
seducción de un discurso; si es con el bazo-páncreas, el otro nos envolverá con su labia, y
estaremos incitados en un habla desmesurada; si es con los pulmones, la conmiseración por
el relato ajeno nos hará prestar oídos de consuelo. La escucha adecuada es un movimiento
con el cuerpo en unidad. Los sonidos de los órganos y las emociones resonarán en el interior

14
Durán, N. Cuerpo, intuición y razón, CEAPAC Ediciones, México, 2004, p. 100.
15
Ibídem, p. 100.

9
de cada cuerpo, el diálogo será abierto y fluido, un intercambio sin mediación, los sujetos
estarán en presencia plena dentro de un horizonte de sentido corporal. En palabras de López:
[…] las palabras han de reflejar el estado interior del cuerpo y han de cambiarlo
a su vez: este proceso no puede ser comprendido si no logramos ver que las
emociones tienen un profundo sentido de raigambre con los órganos y eso hace
que las personas no puedan escapar a su dominio en la vida ordinaria; es decir,
no se puede evitar decir que alguien es puro hígado o puro estómago, intestino
grueso o riñón, incluso corazón, y eso se expresa en una lectura de sus palabras
y de sus gustos por los sabores que prefiere. 16 (p. 48).
La comprensión de la vida en el cuerpo que construye el sujeto está en sus palabras, éstas
expresan el paisaje interior, lo que se hace con la vida no se oculta, la palabra brotará desde
un órgano y una emoción; la palabra no está libre de la instalación de una emoción y el
desgaste energético de un órgano. La palabra se moverá por una franja que va desde lo frío,
lo seco, lo caliente, lo húmedo y lo cálido, escucharla es posible si el sujeto deja que se mueva
libremente en su interior; el sujeto tiene que abrir su sentir, siendo consciente del movimiento
del órgano y de la emoción que se exalta al escuchar al otro; seguir el movimiento de su
interlocutor implica dejar que en el interior del propio cuerpo se sienta el recorrido del
movimiento corporal que el otro emite, hasta que la intuición nos muestre una imagen o un
significado. Escuchar con el cuerpo “es un oficio de sentir con el ombligo o con el corazón”,17
esto requiere de un movimiento corporal íntegro, la conjunción de la mente, el corazón y el
espíritu que hace del cuerpo el espacio de la expresión de la vida.
El lenguaje es un proceso que ha de sentirse con el cuerpo, los significados tienen una
connotación corporal, es un primer momento que ha de encontrarse en el diálogo con el
sujeto, recibir una palabra tiene implicaciones que mueven el interior; una palabra que se
dirige hacia otro es un elemento que cambia el paisaje interior o despierta la memoria del
cuerpo, por eso escuchar al otro nos expone, su palabra puede llegar hasta la médula de la
vida personal de quien escucha. Ahí el trabajo personal resalta, cerrarse es una opción que
nos hace perder el camino de sentir el palpitar del otro en nuestro interior.

16
López, S. Órganos, emociones y vida cotidiana, Los Reyes, México, 2006, p. 48.
17
Op. cit., p. 51.

10
Son el cuerpo y la razón las que se conjugan en un tono de voz que puede ser
fingido o de plano abierto y el que lo recibe puede tener las implicaciones que le
corresponden a la palabra; por eso creo que el cuerpo con sus órganos hablan
sobre la importancia de la palabra expresada y se acompaña de un gesto o de una
actitud e incluso de una manera de arrugar la cara, sea con risa, mueca, o arrugar
la frente, la significación del mensaje puede ser definitivo. 18
Develar el significado de una experiencia que puso en camino un proceso corporal es un
oficio que rompe la hermenéutica del lenguaje, la interpretación no sólo se contiene en el
con-texto, el significado de una palabra se enraíza en un órgano y una emoción, es una
expresión del interior y el proceso que construye la vida para continuar viva; por eso un
diálogo que no vaya a descubrir la trama de la vida en el interior del cuerpo nos pone un nudo
ciego difícil de desenredar, la búsqueda se irá la representación subjetiva que el sujeto elabora
tomando los significados que le da su memoria de grupo.19 La palabra del otro es un acto
personal que tiene sentido porque se dirige hacia un sujeto, el diálogo es un momento que
muestra la relación que se construye con otro, este sujeto está en la memoria del cuerpo de
quien expresa su historia en la palabra; el lenguaje es de órganos y emociones en una
temporalidad y espacialidad intersubjetiva.
La palabra es una de las manifestaciones humanas que revelan claramente la
estructura dialogal e interpersonal de la existencia humana […] La palabra es,
ante todo, palabra recibida, palabra que el otro me dirige. Es una palabra que
forma parte de una cultura concreta, con una visión concreta del mundo y de las
cosas.20
La palabra del cuerpo es la concreción de un movimiento corporal que incluye la relación
sujeto-sujeto, por eso un significado contiene la memoria de una situación que se comparte
con alguien, el significado es una construcción interpersonal, ahí encontramos lo que alguien
es para nosotros en una fase de nuestra vida. Si somos más exigentes, en la palabra del sujeto
encontraremos los deseos y las emociones que los otros depositaron en él, entonces el diálogo

18
Ibídem, p. 60.
19
Nuestro autor sigue diciendo: […] la significación de una palabra puede estar enraizada en el cuerpo de una
persona y hacer un proceso que puede culminar en la destrucción o desarticulación de un proceso complejo
como lo es la vida personal […] Ibíd., p.47.
20
Gevaert, J. El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica, op. cit., p. 46.

11
con el sujeto es más profundo, pues tenemos que aclarar qué palabra es suya y qué palabra
es una memoria de aquella persona con quien se creó un vínculo. La palabra es un
movimiento corporal para otros, por eso no sólo quien escucha siente el interior de su
interlocutor, sino que la palabra abre el camino para ver la historia de vida del sujeto. “La
palabra no es solamente desvelamiento del mundo y de las cosas. Es también esencialmente
revelación de las personas. En la palabra el otro en persona se anuncia y explica,
manifestando y comunicando la propia riqueza, su misterio, sus alegrías y esperanzas, la
inconfundible novedad de su existencia”.21 Si un sujeto se anuncia, y su historia es una
construcción con otros, la palabra expresa la construcción de la vida interpersonal, en la
palabra del otro se mueve la memoria de un cuerpo que elaboró un proceso corporal con
relación a otros.
La historia de sus palabras no está libre de la historia familiar; las significaciones
y representaciones de palabras sencillas o complejas están vinculadas con la
manera de sentirlas o de tomar su significación dependiendo de quienes venga.
Así las palabras no tienen el mismo sentido ni significado si vienen de conocidos
o desconocidos; las reacciones de las personas no son las mismas. 22
Una palabra, entendida como movimiento corporal que abre la memoria del cuerpo,
es un dato cualitativo que nos presenta la construcción de un deseo, un sentimiento y
una actitud para un sujeto. La palabra es una construcción corporal que concreta la
manera de salvar la circunstancia que se tuvo que solucionar. El sujeto es una expresión
del espacio de una conciencia que tiene en su interior un movimiento corporal que se
refiere a un punto de la existencia que echó a andar un proceso corporal que cuido o
protegió la vida.
La palabra que se recibe y que se da tiene una intención, es un deseo que se construye y
que cambia el proceso corporal del sujeto, este deseo elabora una palabra que se conjuga con
el movimiento de un órgano y una emoción; la presencia en la memoria de un deseo puede
velar la escucha, ésta corre el riesgo de hacerse desde los símbolos y significados de una
cultura. El deseo es un movimiento que tiene un significado en la condición corporal que

21
Ibíd., p. 49.
22
López, S. Órganos, emociones y vida cotidiana, op. cit., p. 48.

12
muestra la construcción de una historia artificial. 23 El deseo de una cultura, de una sociedad
o de un grupo tiene sus efectos en el interior del cuerpo, el sujeto se apropia de este deseo y
mueve los órganos y las emociones, con esto el proceso corporal adquiere otra dimensión de
lectura, no sólo es un movimiento del cuerpo que responde ante una circunstancia, sino que
el movimiento corporal trata de estar a la altura de una realidad que le es ajena, no hay una
presencia real a quien responder, es el intento del cuerpo para apropiarse de una temporalidad
y espacialidad que le crea estados corporales que no están en su memoria ancestral.
La palabra deja de ser un movimiento del cuerpo que ha perdido su intuición, la unidad se
ha fisurado, la mente y el corazón se distancia, mientras el espíritu se duerme; la condición
del cuerpo abre otra fase, es una búsqueda por sentir y pensar sin referencia al interior. El
cuerpo se hace el deseo de otros, y ahí es complejo escuchar al sujeto, hay que quitarle los
deseos, las emociones y los sentimientos que no son suyos. “Por eso la palabra se convierte
en el principio de volverle la intuición al cuerpo cuando podemos decir que lo hablado es
sentido y vivido en el interior; eso da un nuevo curso a lo que sentimos, permite aproximarnos
a las emociones de otros e identificar que no son suyas sino impuestas por la sociedad y la
cultura”.24
Por eso decimos que dialogar con el otro es un oficio que se cultiva en el cuerpo.
Aproximarse al otro, abrirle un espacio en nuestra vida, es un trabajo profundo que se tiene
que hacer con el cuerpo, la apertura al otro es una armonía entre órganos y emociones para
que pueda brotar la intuición del sujeto que escucha, con ésta la vida del otro se hace
transparente y clara, se puede seguir sin trabas ni secretos. No hay engaño. Recibir la palabra
del otro comienza con darle al otro, este es el compromiso y la responsabilidad que se asume
en el encuentro sujeto-sujeto. Somos seres humanos que estamos uno frente al otro, sin más
intención que compartir la vida y hacer de esta experiencia una enseñanza para ña condición
humana.
La expresión del movimiento interior: la creación de categorías en y para el cuerpo
La interpretación del movimiento o acción corporal que es la palabra tiene una manera
singular de elaborarse, tenemos que ir al proceso de la vida que en su raíz expresa la condición
de la diversidad de los seres vivos: la creatividad. La construcción de la interpretación es un

23
López advierte: “Hay, sin embargo, otro elemento importante en la palabra y es la intención que la cruza, su
carga de significados. Es la que mueve el cuerpo y en espacial los órganos […]” Ibíd., p. 62.
24
Ibídem., p. 52.

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acto creativo en la elaboración de categorías que puedan poner en contacto con la vida del
otro, no sólo a quien interpreta sino para quien nos compartió su vida, y para quien leerá la
vida del otro. “La dimensión interpersonal se manifiesta más concretamente en la palabra
activa o palabra hablante. Para pensar o avanzar humanamente no solo hay que escuchar la
palabra de los demás. Hay que expresar personalmente, dirigir la palabra a los demás”. 25
El interpreté tiene que construir categorías que estén a la altura de la vida del cuerpo-
sujeto, la creación de una categoría permite pensar el proceso corporal y despertar la
conciencia del interior. La construcción de la categoría es un trabajo con el propio cuerpo; la
categoría necesita vincular pensar y sentir en una acción: la palabra. “El habla y los sonidos
que emanen desde ahí (se refiere a la garganta) pueden ser una forma de desarrollar una
relación entre el cuerpo, la razón, la intuición y las emociones, para expresar las nuevas
experiencias de vida en la construcción corporal. 26 La palabra es una acción corporal que
vincula pensar y sentir, cuyo efecto en el cuerpo es diferente si ésta es hablada o escrita. Ver
una palabra es una acción que puede dejar intacto el sentir de su significado, separando lo
que se piensa, sin sentirla. Decir y escuchar una palabra pone en movimiento al cuerpo; el
sonido de una palabra es la vibración de la energía de los órganos o las emociones, esta
energía resuena adentro y afuera, hace sentir cosas; ponerla una palabra justa a lo que se
siente requiere de una conexión entre corazón y mente. 27
Un palabra comunica si su significado nos hace pensar y sentir con el cuerpo en unidad, la
manera de conjugar las palabras para relatar una historia es un medio para aproximarnos a la
realidad corporal que ha construido el sujeto; lo vivido por el sujeto es interpretable desde
los recursos lingüísticos que su grupo familiar y social le suministran, y ahí no queda la
interpretación, la construcción de significados tiene que ser un proceso corporal para
establecer un diálogo con el interior del cuerpo, es en este punto donde el lenguaje tiene que
vincularse con los órganos y las emociones, y si se prefiere, con la expresión del espíritu.

25
Gevaert, J. El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica, op. cit., p. 48.
26
Durán, N. Cuerpo, intuición y razón, op. cit. p. 99. Líneas arriba la autora afirma: El lugar del cuerpo donde
puede expresarse el lenguaje verbal es la garganta; ésta se encuentra en el cuello, el punto de articulación entre
la cabeza y el cuerpo […] La garganta es entonces el punto de articulación entre el cuerpo y la mente, el lugar
de la expresión verbal en general. De tal forma que podemos concebir la garganta como un puente físico y
simbólico entre la cabeza y el corazón. El paréntesis es nuestro.
27
En el cuerpo hay tres putos de conciencia: en la frente (entrecejo), en el pecho, y por debajo del ombligo. El
punto de la frente refiere el sexto sentido o mente, el punto del pecho o shenmen al corazón, y el punto por
debajo del ombligo o tándem al espíritu.

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“Por eso la palabra que no se relaciona con los órganos y los estados emocionales corre el
peligro de ser vacía, de ya no estar cubierta de esperanza para los escuchas”.28 Hay que
cuidarse de hacer de la palabra una expresión vacía.
Cuando tratamos de expresarnos por medio del lenguaje, ese lenguaje se separa
de nosotros mismos y se convierte en una cosa viva, en algo independiente, y
cuando se transmite a alguien más, el receptor lo toma por la fuente de donde
procede el lenguaje […] El lenguaje es un instrumento muy útil, tal vez el medio
de comunicación más importante que hemos inventado los seres humanos, pero
frecuentemente no logramos comprende que, debido a esta utilidad, el lenguaje
nos esclaviza. 29
El lenguaje vela y desvela, es un recurso para tocar la experiencia de la vida 30, es valioso
porque expresa nuestro pensamiento y nuestro sentir; el lenguaje, mediante la palabra, sirve
para mostrar la manera en que el sujeto se apropia de la vida. Por eso el lenguaje tiene
referencia corporal. El significado de una palabra es la expresión de un proceso corporal que
se abre dentro de una circunstancia, el sujeto busca comprender su existencia creando
categorías cuyos significados indiquen lo que sucede en el cuerpo; por medio de la palabra,
el sujeto se encuentra, siente lo que piensa y piensa lo que siente. Una palabra con vida
comunica la experiencia. No hay otra manera. La experiencia de la vida se comparte, la
palabra es valiosa por eso, nos señala la existencia de una vida que tiene la posibilidad de
convertirse en una enseñanza para otros. Por esta razón Suzuki advierte la ilusión que provoca
el lenguaje. En un punto, la palabra tiene que dejarse. “Cuando señalamos la luna con un
dedo, los demás tienden a tomar el dedo por la luna. No obstante, sin el dedo no se reconoce
la luna, y cuando la luna se reconoce, puede apartarse el dedo”.31 El lenguaje realiza su
trabajo cuando nos sitúa en la experiencia, ahí la palabra desvela el significado, al quitarse.
Si se le retiene, vela lo que trata de mostrar. La vida no se hace con palabras. La vida se
comunica, una vez que se ha vivido.
El lenguaje, como tal, dirige todas las experiencias a través de su horizonte de
articulaciones e interpretaciones, haciéndolas posibles. Este poder del lenguaje

28
López, S. Órganos, emociones y vida cotidiana, op. cit., p. 50.
29
Suzuki, D. T. El ámbito del zen, Kairos, Barcelona, 2005, p. 74.
30
Panikkar desarrolla este sentido del lenguaje en su texto De la mística. Experiencia plena de la vida, op. cit.
31
Suzuki, D. T. El ámbito del zen, op. cit., p. 74.

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capaz de abrir el mundo tiene, empero, su reverso. Este horizonte de comprensión
prediseñado por el lenguaje puede hacernos difíciles, precisamente por este
carácter de horizonte, las nuevas experiencias e incluso, en algunas ocasiones
puede hacerlas imposibles […] A través del lenguaje se abre un mundo como
horizonte de sentido, pero ese mundo está determinado y limitado por el lenguaje,
con lo que ese carácter aperturista nos engaña acerca de esa limitación. 32
La palabra abre el mundo, son los símbolos y significados que el sujeto tiene para
comprenderse en un aquí y un ahora, este horizonte nos aporta los recursos de interpretación
que se tienen a la mano o los que se usaron para ordenan lo sentido y pensado en el cuerpo.
Esto es importante. La expresión de la vida en el sujeto llega a un punto, la palabra vela el
sentir del cuerpo, hay elementos de la experiencia que escapan del lenguaje, sin posibilidad
de resignificar lo que se mueve en el interior. Al tiempo, la palabra se desgasta, no tiene
implicaciones para la vida del sujeto, su valor se busca fuera del cuerpo, perdiendo su
referente corporal. Es una palabra muerta. De ahí que el sujeto suela confundirse en lo que
siente y piensa cuando no tiene palabras que remitan a la condición de sus órganos y sus
emociones; las palabras y sus significados quedarán atrapadas en la red de significación de
un tiempo y un espacio.
Entonces, tenemos dos rutas de interpretación. La construcción de una categoría tiene que
considerar los significados que el sujeto tiene para hacerse entender lo que le sucede, con los
límites y los alcances de la palabra; esto implica que lo que el sujeto relata es una historia
que se construye desde la significación dentro de un grupo que se encuentra en una
temporalidad y espacialidad de la que se tiene que dar cuenta, lo que nos sitúa en un trabajo
hermenéutico en la deconstrucción y reconstrucción del significado de la vida subjetiva. Esta
ruta corre el riesgo de velar la palabra. Si damos un uso adecuado de esta ruta, se abre otra
opción: sentir el significado corporal. Una categoría tiene que ser un indicador que, una vez
que nos haya puesto en la experiencia, se abandone y nos deje sentir la vida que habita en la
palabra. 33 “Más para ser camino la palabra-símbolo ha de ser utilizada de forma que penetre

32
Ueda, S. Zen y filosofía, Herder, Barcelona, 2004, p. 111-112.
33
“Por eso la relación con el interior del cuerpo no debe escapar a la relación con la historia y la cultura: la
palabra es el punto de equilibrio para saber que el curso de la vida se humaniza y puede abrir otros horizontes
en la construcción de la red interna y por qué no abrir nuevos códigos de los millones que se no se han abierto;
el medio es el cuerpo y su trabajo interior con los órganos y las emociones”. López, S. Órganos, emociones y
vida cotidiana, op. cit., p. 54.

16
en la vida sin dañarla para que pueda reflejarla ante una conciencia ávida de significado, de
sentido”.34
Construir una categoría es un acto creativo, se pueden aludir a lo que otros han puesto en
la definición de la categoría, pero ésta es singular, su construcción es un momento de
presencia plena de lo que vive en el interior. Una palabra con vida es justo el cuerpo de una
categoría que despierta la memoria de un relato cuya presencia es palpable. Entonces, la
palabra revela, muestra lo que el lenguaje oculta o vacía de referente corporal. “Que la
palabra acompañe a las cosas en su devenir, en su hacerse, no solamente significa que puede
cumplir su función de transparencia, sino que puede ser medio de continua re-velación”.35
La palabra expresa un momento del proceso corporal que se ha construido en el cuerpo, por
esta razón tiene que ser justa,36 crear un vínculo con lo que el sujeto siente y piensa sobre la
vida que es posible en su interior.
Nombrar no consiste en dar nombre a algo ya conocido anteriormente, sino en
abrir una perspectiva antes no habida por el simple hecho de no haber sido vista.
Nombrar poéticamente es crear por la palabra, dar existencia, esto es, sacar del
ser oculto y misterioso, innombrado, al ente: lo visible. 37
[…] hacer visibles los lugares donde nace la palabra interior que le procure el
orden interno, la unidad de su ser. Esa palabra, antes de volver a ser silencio por
el logro de un íntimo acuerdo, necesitará de la imagen mediadora a su vez entre
la idea y el sentimiento.38
La construcción de una categoría es un acto de creación, es resultado de un trabajo corporal
de poner una palabra a lo que se siente y se piensa, para esto, la categoría tiene que
aproximarse a la metáfora. ““El término metáfora manifiesta por sí mismo la capacidad
fundamental que tiene la mente para expresar relaciones que trascienden la significación

34
Maillard, C. La creación por la metáfora. Introducción a la razón-poética, op. cit. p. 20. Y sigue diciendo:
“[…] de nada sirve si no desaparece juego sin dejar rastro, sin tomar cuerpo. Pues la palabra cuando toma
cuerpo se introduce entre la realidad y el ojo y deja de ser mediadora para convertirse en portadora, en mensajera
de ‹‹verdades››”.
35
Ibídem, p. 36.
36
Lo justo mienta el momento adecuado que una propiedad o un elemento aparece. El lector imagine una puesta
de sol. Un sitio abierto, el cielo sin nubes, la mirada atenta, sólo observado el descenso del sol por el horizonte.
Todo está justo para presenciar el ocaso.
37
Ibíd., p. 51.
38
Ibíd., p. 54.

17
directa o habitual”.39 La palabra creativa alimenta una categoría que saca a la luz lo que se
mueve en el interior del sujeto, deja que la realidad corporal se presente, es un recurso para
despertar la conciencia de la vida. La totalidad y unidad del instante donde la vida se hace
presente es una experiencia que el lenguaje no puede agotar, siempre habrá algo inefable en
ella, aunque este distanciamiento nos aproxima a ella, es decir, la palabra creativa, por no ser
literal ni rational, es un encuentro con la vida, una presencia plena con lo que habita en el
interior del cuerpo-sujeto.
Lo que se comunica con la palabra-metáfora tiene diversos niveles de interpretación que
son entendidos según el trabajo corporal de quien interpreta; para comprender una metáfora
se necesita integrar cuerpo, intuición, y razón. La categoría sirve para expresar el estado
interno de los órganos y las emociones, y comunicarlo por medio del sentimiento y del
pensamiento. El significado de una categoría es artificial si su alusión se queda en el
horizonte lingüístico del grupo familiar, social y cultural del sujeto, será una historia donde
la vida personal no brota; la categoría es vacía y no toca al sujeto, sin esta posibilidad, la
palabra se hace una verdad que no tiene asidero corporal, el sujeto puede decirse pero no
encontrarse en sus palabras. El mundo se enreda entre la red de símbolos y significados
establecidos cotidianamente separan lo que está afuera de lo que está adentro, esto implica
que la palabra de los órganos y las emociones deja de sentirse y de pensarse; asistimos a la
construcción de un lenguaje que se hace sordo a lo que sucede en el cuerpo. Sin referencia
corporal, la vida sigue un proceso por defender y cuidarse al margen de lo que el sujeto haga.
Volver a sentir la vida, para tener posibilidad de pensarla, es un trabajo que involucra la
construcción de un sentimiento. La categoría cobra sentido pleno si despierta la conciencia
del sujeto. La palabra que hace sentir, mueve el interior, este movimiento puede quedar en
un reacomodo de los órganos y las emociones, si rebasa este umbral, se cultiva de tal manera
que se tiene la posibilidad de construir una experiencia distinta en el cuerpo. Pensar una
categoría pone distancia sin proximidad, sentir nos acerca al diálogo de la vida que habita en
el sujeto; si la categoría renuncia al sentir, pierde alcance interpretativo y encubre una

39
Ibíd., p. 97. Y en otra parte de su texto, la autora señala: “La posibilidad de una visión nueva surge de un
acercamiento entre dos términos o conceptos de significación más o menos distante. Si se mantiene el
acercamiento a pesar de haberse comprobado que entre ambos términos no existe semejanza real, o que la
semejanza hallada no basta para hacerlos sinónimos, se produce entonces un salto cualitativo, dando lugar a
una nueva expresión que corresponde a una también nueva articulación de la realidad”., p. 110-111.

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dimensión del proceso corporal. Dejaremos intacta la vida del otro, e inevitablemente, eso
expresa lo que sucede con la vida propia.
La presencialidad […] es una visión espontánea y global, vulnerable,
precisamente y sobretodo, a las explicaciones y a las preguntas. […] Comunicar
totalidades es tarea que precisa de un sistema de comunicación más próximo a la
señalización que a la traducción y, en el caso en que la expresión sea verbal,
requiere de formas transgresoras del propio sistema lingüístico.40
Hacer sentir la presencia de la vida en el cuerpo-sujeto es una tarea que requiere de un
compromiso para sentir la propia vida y pensarla; el impacto de una interpretación sobre un
suceso o fenómeno de la vida personal y social se sostiene en esto, la categoría construye una
interpretación que el sujeto entiende con la cabeza, pero no la baja al cuerpo, por eso no tiene
la opción de acomodarla en su interior, se queda igual que como estaba. Para estudiar la
realidad hay que moverse, si una categoría permanece quieta, no hay diálogo con la vida. La
construcción de una categoría tiene que vincular la experiencia de la vida aquí y ahora, por
eso no hay una interpretación que sea para todos, siempre hay lugar para enriquecer y
desplegar otras posibilidades en el cuerpo. La interpretación, mediante la creación de
categorías, es un momento que indica una expresión de la vida, un referente corporal donde
se descubre la respuesta que el cuerpo-sujeto construye según su circunstancia. “El mundo
es ritmo; cada individuo tiene su ritmo; aquel que pudiera armonizar su palabra con el ritmo
polimétrico del mundo, ¿acaso no lograría captar el mundo, ‹‹verlo››?”. 41 La trama de la vida
está en el cuerpo, para armonizarse con ella hay no sólo hay que verla ni escucharla, sino
tocar el interior, y desde este toque, resonar con su movimiento para alumbrar el mundo;
quien toca la vida, la vive con más profundidad, y en cada encuentro, el cuerpo como lugar
de la experiencia es la posibilidad de tener una presencia plena de la vida.
Conclusiones: una metodología corporal para dialogar con la vida
El estudio del ser humano es bastante complejo, requiere de una metodología que sea
transdisciplinaria, sin duda, la metodología cualitativa es de gran valor al abrir la discusión
epistémico-metodológica en la construcción del conocimiento dentro de las ciencias sociales
y humanidades. Existen propiedades humanas que escapan de la ratio, lo local, lo lineal y lo

40
Ibíd., p. 126.
41
Ibíd., p. 133.

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causal; los seres humanos construimos símbolos y significados desde la conciencia y nuestra
realidad humana emerge desde una relación intersubjetiva; la realidad humanamente posible
es un horizonte de sentido que no requiere explicación sino comprensión. Los seres humanos
hemos construido categorías para significar lo que vivimos, éstas constituyen una
representación simbólica de lo real, esta significación alimenta una forma de vida que define
las relaciones humanas, sus prácticas de grupo, sus maneras de organización, sus modos de
producción, sus normas y sus valores. Esta realidad intersubjetiva se entiende mediante una
acción interpretativa, las categorías que usamos para construir una representación simbólica
de nosotros mismos y del mundo han de develarse para mostrar su significado.
El estudio del ser humano, creemos, no concluye en este punto, éste es sólo el inicio. La
construcción de la subjetividad e intersubjetividad como horizonte de sentido de la realidad
humanamente posible es un momento de expresión de la vida que habita en el cuerpo. El
sujeto es una construcción de la conciencia, que puede pensar sobre aquello que siente
adentro y afuera de su cuerpo, este sujeto es fruto de las relaciones interpersonales que se
crean dentro de un grupo, de las circunstancias que se presentan en su existencia, de la cultura
en que nace, y de la condición ética y moral que le regula la vida personal. El sujeto y su
manera singular de construir categorías que le significan lo que vive es un recurso para
apropiarnos de la noción de mundo y de ser humano que se construyen en un tiempo y un
espacio. Esto es solo un cuerno de la historia. La conciencia es un proceso corporal que surge
de la vida que habita en el cuerpo humano.
El estudio del sujeto tiene una frontera, las categorías no sustituyen la vida, la significan
para ordenar lo que sentimos y hacemos; las categorías son referenciales, hacemos uso de
éstas para darnos cuenta de lo que se vive en el cuerpo. Una categoría es un indicador que
señala la experiencia de la vida; es el dedo apuntando hacia la luna, gracias al dedo nos damos
cuenta de la belleza de la luna, la experienciamos en el interior, tenemos atención plena a
ella, mientras dejemos de prestarle atención al lado. Por esta razón, las categorías son vacías
si dejan de ser medios y se convierten en fines, la vida se diluye entre éstas, y la comprensión
se pierde en un metalenguaje que no tiene sentido en el cuerpo.
Una metodología corporal tiene el compromiso de establecer un diálogo con el cuerpo,
escuchar lo que se siente en el interior y pensarlo es un proceso que abre la posibilidad de
comprenderse a sí mismo y comprender al otro, si sólo pensamos, la artificialidad de una

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vida queda en el anonimato de los órganos y las emociones, si nos atrevemos a sentir y
cultivar este proceso corporal, hay esperanza de encontrar lo que el sujeto hace con la vida
en el cuerpo en una época y una geografía. El sujeto no es la vida en el cuerpo, sino un
referente, el sujeto tiene la elección de cuidar y hacer que la vida se cultive en el cuerpo y se
abran otros procesos corporales que sean algo más que proteger la vida. Mostrarle al sujeto
la vida que habita en su cuerpo tiene que hacerse con una metodología que le dé un valor
epistémico y metodológico a la construcción del sentir en el cuerpo: el proceso emocional y
sentimental del cuerpo-sujeto. Si somos un poco más exigentes, este proceso de sentir es un
primer momento para establecer un diálogo con la vida, uno más es la intuición que íntegra
sentir y pensar, lo inmediato y lo mediato, lo que transitorio y lo permanente, el instante y lo
eterno. La formación del sujeto que investiga para vivir esta experiencia es una empresa que
tenemos que recorrer en los próximos años si deseamos proponer una alternativa de atención
en el campo de la salud.
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François, J. Nutrir la vida. Más allá de la Felicidad, Katz Editores, Madrid, 2007.
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Suzuki, D. T. El ámbito del zen, Kairos, Barcelona, 2005.
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