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UNIVERSIDAD VIÑA DEL MAR

ESCUELA DE INGENIERÍA y NEGOCIOS

2022

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN: METODOLOGÍA DE


COSTOS EVITADOS O INDUCIDOS

ECONOMÍA AMBIENTAL

AUTOR: CARLOS VALDIVIA PINO

DOCENTE: HERNAN PERALTA N.

07/06/2022
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Tabla de contenido
1. Introducción ................................................................................................................................ 3
2. Antecedentes .............................................................................................................................. 4
3. Justificación ................................................................................................................................. 5
4. Objetivos ..................................................................................................................................... 6
4.1. Objetivo General: ................................................................................................................ 6
4.2. Objetivos Específicos: .......................................................................................................... 6
5. Capítulo 1: Marco Conceptual..................................................................................................... 6
5.1. Conceptos de Gestión Ambiental........................................................................................ 6
5.2. Conceptos de la Economía .................................................................................................. 9
6. Capítulo 2: Alcances y Limitaciones de la valoración económica ambiental ............................ 10
6.1. Alcances de la valoración económica ambiental .............................................................. 10
6.2. Limitaciones de la valoración económica ambiental ........................................................ 11
7. Capítulo 3: Marco Referencial ................................................................................................... 13
7.1. Justificación para la valoración económica de los costos ambientales ............................ 13
7.2. Fundamentos Teóricos de la valoración económica ambiental ........................................ 14
7.3. Relación entre los servicios ecosistémicos y los cambios en el bienestar humano .......... 17
7.4. Metodologías de valoración económica ambiental .......................................................... 18
7.5. El método de los costos evitados o inducidos .................................................................. 19
7.5.1. Efecto sobre la función de producción de un bien privado ...................................... 20
7.5.2. Cambios en la productividad ..................................................................................... 21
7.5.3. Alternativas al uso de funciones dosis-respuesta ..................................................... 22
7.5.4. Efectos sobre la función de producción de utilidad .................................................. 24
8. Capítulo 4: Conclusiones ........................................................................................................... 25
9. Bibliografía ................................................................................................................................ 26

Índice de Figuras
Figura 1. Componentes del Valor Económico Total de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
Fuente: (Martín-López, et al. 2012). ................................................................................................. 17
Figura 2. Relaciones existentes entre la biodiversidad y el bienestar humano. Fuente: (Martín-
López, et al. 2012). ............................................................................................................................ 18
Figura 3. Clasificación de las metodologías de valoración. Fuente: Elaboración propia a partir de
(ANLA, 2015). .................................................................................................................................... 19
Figura 4. Descomposición del VET y los Métodos de Valoración Económica asociados. Fuente:
(Millenium Ecosystem Assessment, 2013). ....................................................................................... 20
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Índice de Tablas
Tabla 1. Alcances de la Valoración Económica Ambiental: Fuente: Elaboración propia. ................. 11
Tabla 2. Limitaciones de la Valoración Económica Ambiental. Fuente: Elaboración propia. ........... 12
Tabla 3. Clasificación de los bienes en la economía. Fuente: (Fernández-Muñoz & Salazar, 2015). 15

1. Introducción
Los ecosistemas naturales suministran servicios económicamente valiosos. Ejemplo de ello son la
producción de alimentos y plantas medicinales, la regulación del clima, la provisión de suelos
fértiles, la regulación hídrica, la protección contra los desastres naturales, la recreación, el paisaje,
entre otros. Sin embargo, la mayor parte de los recursos existentes tienen como medio de
asignación y control un mercado en el cual sus agentes buscan equilibrar sus necesidades de oferta
y demanda, pero para algunos recursos naturales no existe este medio de regulación y
constantemente son mal utilizados y explotados de forma tal que se está asegurando un futuro de
escasez, para algunos de ellos, irreversible.

La problemática en relación con el agotamiento de los recursos naturales genera preocupación en


muchos países, lo cual lleva a establecer la obligatoriedad a los sujetos de control de incluir la
valoración de los costos ambientales en proyectos, obras o actividades públicas y privadas.

Dado lo anterior, se hace necesario contar con herramientas que permitan estimar un valor del
impacto ambiental físico y social de estas actividades. Para esto se utiliza la valoración económica
de los costos ambientales la cual permite estimar un valor del impacto ambiental utilizando una
variedad de métodos que se emplean dependiendo de las características de los recursos afectados
y de las poblaciones sobre las que recae la pérdida de beneficios. La utilización de esta herramienta
económica permitirá aprovechar el potencial económico de los recursos naturales desde una base
sustentable y, además, sirve de apoyo a las instituciones reguladoras para evaluar la gestión de
protección, conservación y explotación de los recursos. (Osorio & Correa , 2004)

En cuanto al método de costos evitados o inducidos, concepto que se va a tratar a lo largo de este
informe, es preciso mencionar que permite tener un indicador monetario que posibilite determinar
el valor de una alteración desfavorable en el medio natural, provocada por acción o actividad
económica. Esta metodología le aporta a la sociedad el beneficio de alcanzar un mejor manejo y
utilización de los recursos, buscando lograr la conservación del medio ambiente y garantizar un
desarrollo sostenible.

En tal sentido, este documento tiene como objetivo central comprender el funcionamiento de la
valoración económica ambiental a través de la metodología de costos evitados o inducidos, con el
fin de considerar la información como una herramienta técnica de apoyo al proceso de toma de
decisiones en el manejo y conservación del medio ambiente.
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De esta manera el primer capítulo plantea el marco conceptual de la valoración económica de costos
ambientales y sus principales definiciones desde la economía ambiental. A continuación, el segundo
capítulo establece los alcances y limitaciones de valoración económica, así como las ventajas y
desventajas de su aplicación. Por su parte, el tercer capítulo contiene un marco referencial de la
valoración económica del método de costos evitados o inducidos y las principales directrices a seguir
para la aplicación de la herramienta. Por último, la cuarta parte consigna las conclusiones del
informe.

2. Antecedentes
La ley 19.300 Sobre Bases Generales del Medio Ambiente publicada por el (Ministerio Secretaría
General de la Presidencia , 1994) en su artículo 3 Establece que “Sin perjuicio de las sanciones que
señale la ley, todo el que culposa o dolosamente cause daño al medio ambiente, estará obligado a
repararlo materialmente, a su costo, si ello fuere posible, e indemnizarlo en conformidad a la ley.”

El artículo 41 de la ley 19.300 de 1994 determinó como principio general de la política ambiental
chilena, que “El uso y aprovechamiento de los recursos naturales renovables se efectuará
asegurando su capacidad de regeneración y la diversidad biológica asociada a ellos, en especial de
aquellas especies en peligro de extinción, vulnerables, raras o insuficientemente conocidas.

Así mismo, el artículo 42 de dicha ley indica que: “El organismo público encargado por la ley de
regular el uso o aprovechamiento de los recursos naturales en un área determinada, exigirá, de
acuerdo con la normativa vigente, la presentación y cumplimiento de planes de manejo de los
mismos, a fin de asegurar su conservación.”

En base a lo anterior, el articulo 45 de la ley 19.300 señala que: “Los planes de prevención y
descontaminación contendrán, a lo menos:

a) La relación que exista entre los niveles de emisión totales y los niveles de contaminantes a
ser regulados;
b) El plazo en que se espera alcanzar la reducción de emisiones materia del plan;
c) La indicación de los responsables de su cumplimiento;
d) La identificación de las autoridades a cargo de su fiscalización;
e) Los instrumentos de gestión ambiental que se usarán para cumplir sus objetivos;
f) La proporción en que deberán reducir sus emisiones las actividades responsables de la
emisión de los contaminantes a que se refiere el plan, la que deberá ser igual para todas
ellas;
g) La estimación de sus costos económicos y sociales, y
h) La proposición, cuando sea posible, de mecanismos de compensación de emisiones.
a) Adicionalmente la nombrada ley en su artículo 46 señala que: “de regulación o de carácter
económico:
a) Normas de emisión;
b) Permisos de emisión transables;
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c) Impuestos a las emisiones o tarifas a los usuarios, en los que se considerará el costo
ambiental implícito en la producción o uso de ciertos bienes o servicios, y
d) Otros instrumentos de estímulo a acciones de mejoramiento y reparación ambientales.

Para estos efectos, la N°19.300 publicada en el D.O. el día 9 de marzo de 1994, fijó normas sobre
responsabilidad por daño ambiental. Si bien es cierto, esta ley no consagró un delito penal ecológico
general, al estilo de la mayoría de los países de Europa y América Latina, sí avanzó en la consagración
de un ilícito ambiental de carácter civil, que naturalmente va más allá del sistema de responsabilidad
clásico. El cual comprende simplemente la obligación de una persona de indemnizar el daño sufrido
por otro, es decir, que sólo equipara una disparidad que se produjo en los patrimonios de dos
personas, sea por un problema de daño material o moral.

Nuestra Ley recogió el principio general de responsabilidad por daño ambiental, otorgándole un
carácter subjetivo toda vez que sea necesaria la existencia de la culpabilidad del autor, la cual podrá
ser de tipo dolosa o culposa. En efecto, el Artículo 51 del Título III de la Ley que establece que: “Todo
el que culposa o dolosamente cause daño ambiental responderá del mismo en conformidad a la
presente ley”.

Así también, debe existir entre el hecho y el daño una relación de causa efecto, según el Artículo 52,
inciso 2º de la Ley que establece que: "Con todo, sólo habrá lugar a la indemnización, en este evento,
si se acreditare relación de causa - efecto entre la infracción y el daño producido".

En consecuencia, para que un hecho o una omisión que causa daño al medio ambiente originen
responsabilidad por daño ambiental, es indispensable que el hecho o la omisión hayan sido
ejecutados con dolo o culpa. Esto, porque dentro del sistema de nuestro ordenamiento jurídico,
recogido por la Ley de Bases del Medio Ambiente, son los elementos esenciales de la
responsabilidad, y si faltan, ellas no existen.

3. Justificación
La relevancia de generar estudios de valoración económica ambiental radica en disponer de
información cuantitativa para la toma de decisiones sobre la gestión de los recursos naturales. El
desarrollo de este tipo de información favorece la producción de indicadores que permiten evaluar
la viabilidad ambiental de políticas, planes, programas y proyectos.

Por otra parte, la información producida a través de la aplicación de las metodologías de valoración
económica de costos ambientales permite la generación de una matriz de valores sobre el capital
natural, útil para la toma de decisiones relacionadas con su uso y conservación.

Adicionalmente, las valoraciones económicas permiten identificar, de forma agregada y compatible,


el aporte que una medida gubernamental, actividad, programa o proyecto, bien sea de carácter
público o privado, ocasiona sobre el bienestar social, el cual depende de los recursos naturales y los
servicios ecosistémicos que estos brindan a las comunidades.
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Lo anterior conlleva a la necesidad de generar lineamientos y orientaciones respecto al abordaje de


las herramientas de valoración económica ambiental, de manera que la información que se genere
resulte oportuna en la toma de decisiones asociadas a la gestión ambiental.

4. Objetivos
4.1. Objetivo General:
Comprender de manera preliminar la valoración económica ambiental a través de la metodología
de costos evitados o inducidos, con el fin de considerar la información como una herramienta
técnica de apoyo al proceso de toma de decisiones en el manejo y conservación de recursos
naturales.

4.2. Objetivos Específicos:


i. Describir los principales conceptos económicos y ambientales utilizados en los
escenarios de aplicación de la valoración económica ambiental y sus definiciones.
ii. Identificar los alcances y limitaciones de la valoración económica ambiental para su
posterior análisis de estudio.
iii. Establecer un marco referencial de la valoración económica del método de costos
evitados o inducidos a fin de profundizar en la comprensión y aplicabilidad de éste al
contexto laboral.

5. Capítulo 1: Marco Conceptual


Con el fin de tener claridad sobre los diferentes conceptos que se van a utilizar en este documento,
se presentarán las siguientes definiciones clave:

5.1. Conceptos de Gestión Ambiental.


a) Biodiversidad o Diversidad Biológica: la variabilidad de los organismos vivos, que forman
parte de todos los ecosistemas terrestres y acuáticos. Incluye la diversidad dentro de una
misma especie, entre especies y entre ecosistemas; (Ministerio Secretaría General de la
Presidencia , 1994)
b) Conservación del Patrimonio Ambiental: el uso y aprovechamiento racionales o la
reparación, en su caso, de los componentes del medio ambiente, especialmente aquellos
propios del país que sean únicos, escasos o representativos, con el objeto de asegurar su
permanencia y su capacidad de regeneración; (Ministerio Secretaría General de la
Presidencia , 1994)
c) Contaminación: la presencia en el ambiente de sustancias, elementos, energía o
combinación de ellos, en concentraciones o concentraciones y permanencia superiores o
inferiores, según corresponda, a las establecidas en la legislación vigente; (Ministerio
Secretaría General de la Presidencia , 1994)
d) Contaminante: todo elemento, compuesto, sustancia, derivado químico o biológico,
energía, radiación, vibración, ruido, o una combinación de ellos, cuya presencia en el
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ambiente, en ciertos niveles, concentraciones o períodos de tiempo, pueda constituir un


riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la
naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental; (Ministerio Secretaría General de
la Presidencia , 1994)
e) Daño Ambiental: toda pérdida, disminución, detrimento o menoscabo significativo inferido
al medio ambiente o a uno o más de sus componentes; (Ministerio Secretaría General de la
Presidencia , 1994)
f) Desarrollo Sustentable: el proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de
vida de las personas, fundado en medidas apropiadas de conservación y protección del
medio ambiente, de manera de no comprometer las expectativas de las generaciones
futuras; (Ministerio Secretaría General de la Presidencia , 1994)
g) Educación Ambiental: proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la
formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle las
habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos,
su cultura y su medio biofísico circundante; (Ministerio Secretaría General de la Presidencia
, 1994)
h) Impacto Ambiental: la alteración del medio ambiente, provocada directa o indirectamente
por un proyecto o actividad en un área determinada; (Ministerio Secretaría General de la
Presidencia , 1994)
i) Medio Ambiente: el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de
naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus interacciones, en permanente
modificación por la acción humana o natural y que rige y condiciona la existencia y
desarrollo de la vida en sus múltiples manifestaciones; (Ministerio Secretaría General de la
Presidencia , 1994)
j) Medio Ambiente Libre de Contaminación: aquél en el que los contaminantes se encuentran
en concentraciones y períodos inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un riesgo a la
salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza
o a la conservación del patrimonio ambiental; (Ministerio Secretaría General de la
Presidencia , 1994)
k) Preservación de la Naturaleza: el conjunto de políticas, planes, programas, normas y
acciones, destinadas a asegurar la mantención de las condiciones que hacen posible la
evolución y el desarrollo de las especies y de los ecosistemas del país; (Ministerio Secretaría
General de la Presidencia , 1994)
l) Protección del Medio Ambiente: el conjunto de políticas, planes, programas, normas y
acciones destinados a mejorar el medio ambiente y a prevenir y controlar su deterioro;
(Ministerio Secretaría General de la Presidencia , 1994)
m) Recursos Naturales: los componentes del medio ambiente susceptibles de ser utilizados por
el ser humano para la satisfacción de sus necesidades o intereses espirituales, culturales,
sociales y económicos; (Ministerio Secretaría General de la Presidencia , 1994)
n) Reparación: la acción de reponer el medio ambiente o uno o más de sus componentes a una
calidad similar a la que tenían con anterioridad al daño causado o, en caso de no ser ello
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posible, restablecer sus propiedades básicas; (Ministerio Secretaría General de la


Presidencia , 1994)
o) Degradación ecosistémica: Reducción persistente de los ecosistemas en su capacidad de
proporcionar servicios (Millennium Ecosystem Assessment Board, 2005).
p) Ecosistema: Se entiende como un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales
y de microorganismos y su medio no viviente que interactúan como una unidad funcional.
(Naciones Unidas , 1992)
q) Enfoque ecosistémico: Estrategia para la gestión integrada de tierras, extensiones de aguas
y recursos vivos, por la que se promueve la conservación y el uso sostenible. Esta se basa en
la aplicación de las metodologías científicas adecuadas enfocándose en los niveles de la
organización biológica que abarcan estructuras esenciales, procesos, funciones y las
interacciones entre organismos y su medio ambiente. En dicho enfoque se reconoce como
componente integral de muchos ecosistemas a los seres humanos con su diversidad cultural
(Millennium Ecosystem Assessment Board, 2005).
r) Política pública: Las políticas públicas son decisiones de gobierno plasmadas en planes,
programas, proyectos, acciones u omisiones, que buscan materializar ideas sobre el orden
de la sociedad, resolver problemas y armonizar las demandas conflictivas que surgen de las
relaciones de poder entre diferentes grupos sociales (CEPAL, 2004).
s) Rehabilitación ecológica: Proceso que no implica llegar a un estado original y se enfoca en
el restablecimiento de manera parcial de elementos estructurales o funcionales del
ecosistema deteriorado, así como de la productividad y los servicios ambientales que
provee el ecosistema, a través de la aplicación de técnicas. Es posible recuperar la función
ecosistémica, sin recuperar completamente su estructura, este caso corresponde a una
rehabilitación de la función ecosistémica, incluso con un reemplazo de las especies que lo
componen (Society for Ecological Restoration International, 2004).
t) Resiliencia ecológica: Es la habilidad de un sistema para absorber las perturbaciones,
mantener su identidad (estructura básica y maneras de funcionar), y continuar
proporcionando servicios ecosistémicos en magnitud y frecuencia necesarias para
proporcionar los servicios ecosistémicos que sustentan las necesidades humanas y los
procesos ecológicos de los sistemas biofísicos. La resiliencia depende de la dinámica
ecológica, así como de la organización y capacidad institucional para comprender, gestionar
y responder a esta dinámica (Millennium Ecosystem Assessment Board, 2005).
u) Restauración ecológica: Es el proceso de ayudar el restablecimiento de un ecosistema que
se ha degradado, dañado o destruido (Society for Ecological Restoration International,
2004).
v) Servicios ambientales: Son todos aquellos beneficios que la gente obtiene de los
ecosistemas. Desde el punto de vista económico los servicios ambientales son
externalidades positivas generadas por actividades de producción agrícola y forestal
sustentable y/o la protección y conservación de la biodiversidad y los recursos naturales
(GRN, 2016).
w) Servicios ecosistémicos: la contribución directa o indirecta de los ecosistemas al bienestar
humano”. Aquellos SS. EE. de contribución directa son llamados servicios finales mientras
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que aquellos de contribución indirecta son clasificados como servicios intermedios


(European Commission, 2018).

5.2. Conceptos de la Economía


a) Análisis Costo Beneficio: Comparación de los beneficios económicos y los costos para la
sociedad de una política, programa o acción (Ecosystem Valuation, 2005).
b) Bien público: Bajo la perspectiva de la teoría económica, es un bien económico cuya
naturaleza implica que no es rival ni excluyente en su uso o consumo (Mankiw, 2006).
c) Bienes comunes: Son bienes que no cumplen el criterio de exclusión, es decir no se puede
evitar que alguien los aproveche o haga uso de ellos, pero que sufren de la condición de
rivalidad, es decir que el uso de una unidad reduce la cantidad disponible para otros
(Mankiw, 2006).
d) Bienes complementarios: Bienes que se compran y se consumen juntos (Ecosystem
Valuation, 2005).
e) Bienestar: En un contexto económico se entiende como el estado de la persona que mide
las condiciones económicas que le permiten vivir según la máxima expresión de sus
preferencias (Mendieta, 2000).
f) Costo de oportunidad: El valor de la mejor alternativa rechazada en un escenario de elección
o el valor de los recursos en su siguiente mejor uso. En el caso del tiempo, el costo de
oportunidad es el costo del tiempo utilizado en la mejor alternativa a la que se puede
dedicar una persona en ese instante (Ecosystem Valuation, 2005).
g) Demanda: Es la cantidad de un bien que se compra según el precio que tiene ese bien en el
mercado (Ecosystem Valuation, 2005).
h) Eficiencia económica: La distribución de los bienes según su mayor valor económico relativo
(Ecosystem Valuation, 2005).
i) Externalidad: Una externalidad es una situación en la que una persona afecta positiva o
negativamente el bienestar de otra sin que se pague o se reciba una compensación a cambio
(Azqueta, 2007).
j) Valor: Es una magnitud con la que se miden los distintos bienes económicos según el nivel
de utilidad de un bien o servicio, que suele medirse teniendo en el Excedente del
Consumidor (Convención de Ramsar, 1997).
k) Valoración Económica Ambiental: asignación de valores cuantitativos a los bienes y servicios
proporcionados por recursos naturales, independientemente de si existen o no precios de
mercado que ayuden a hacerlo (Convención de Ramsar, 1997).
l) Valor de uso: Valor derivado del uso actual de un bien o servicio. Los usos pueden ser
directos o indirectos, como por ejemplo ver un programa sobre ballenas en la televisión
permite obtener un valor de uso indirecto de estos animales (Ecosystem Valuation, 2005).
m) Valor de uso directo: Refleja el valor del disfrute o aprovechamiento directo de los bienes o
servicios ecosistémicos o ambientales (Azqueta, 2007).
n) Valor de uso indirecto: Refleja el valor que se obtiene de disfrutar de funciones ecológicas
que se usan de forma indirecta. Este valor se refiere a los beneficios que no son exclusivos
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de un individuo en particular, sino que se extienden hacia otros individuos de la sociedad.


Se relacionan usualmente con características de baja exclusión y rivalidad en su consumo
(Azqueta, 2007).
o) Valor de no uso: Valores que no están asociados con un uso actual ni opcional de un bien o
servicio (Ecosystem Valuation, 2005).
p) Valor de opción: El valor que asignan las personas a un bien o servicio por la posibilidad de
poder usarlo en el futuro, aunque no lo usen actualmente (Ecosystem Valuation, 2005).

6. Capítulo 2: Alcances y Limitaciones de la valoración económica ambiental


6.1. Alcances de la valoración económica ambiental
La Valoración Económica Ambiental permite asignar valores cuantitativos a los bienes y servicios
proporcionados por recursos naturales, independientemente de si existen o no precios de mercado
que ayuden a hacerlo (Convención de Ramsar, 1997). Es decir, la misma corresponde a una
traducción de la importancia de los servicios proporcionados por la naturaleza, en términos
económicos.

En particular, en el contexto de la valoración económica de bienes y servicios ecosistémicos, la


estimación del valor se hace con base en las variaciones en el bienestar social por efecto de cambios
en la calidad o cantidad de servicios ecosistémicos.

En este sentido, es preciso identificar claramente cuál es el servicio ecosistémico que está siendo
afectado, en qué sentido se podría afectar el bienestar social (positiva o negativamente), cuáles son
las características de la población afectada, cuál es el mecanismo a través del cual se presentará
dicho cambio y qué información hay disponible para la valoración.

Una vez se tiene claro este contexto y se ha seleccionado la metodología, esta se debe aplicar de
forma estricta, seleccionando adecuadamente la muestra, utilizando la mejor información
disponible, haciendo un buen diseño econométrico y reduciendo al máximo las posibles fuentes de
errores y sesgos de medición. Para cada metodología existe un conjunto de buenas prácticas que
deben ser tenidas en cuenta para garantizar que los valores estimados sean los más robustos
posibles. (Murillo & Guevara, 2020)

Teniendo en cuenta lo anterior, la Valoración Económica Ambiental permite estimar los beneficios
y costos asociados a los cambios en los ecosistemas que afectan el bienestar social, al conmensurar
las variaciones del bienestar a través de unidades monetarias. Una vez cuantificadas, estas
afectaciones pueden ser incorporadas como indicadores que aportan información en los procesos
de toma de decisiones relacionadas con la evaluación social de proyectos o políticas públicas; en
particular, aquellas decisiones relacionadas con el aprovechamiento sostenible del ambiente y la
conservación de los recursos naturales. Los alcances de la Valoración Económica Ambiental se
resumen en la Tabla 1.
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Tabla 1. Alcances de la Valoración Económica Ambiental: Fuente: Elaboración propia.

Alcances de la Valoración Económica Ambiental


Permite asignar valores Estima los beneficios y costos Genera información para la toma
monetarios a los bienes y asociados a los cambios en los de decisiones relacionadas con la
servicios proporcionados por los ecosistemas que afectan el evaluación social de proyectos o
recursos naturales, bienestar social. políticas públicas; en particular,
independientemente de si aquellas decisiones relacionadas
existen o no precios de mercado con el aprovechamiento
que ayuden a hacerlo. sostenible del ambiente y la
conservación de los recursos
naturales.

6.2. Limitaciones de la valoración económica ambiental


En primer lugar, el Valor Económico Ambiental que se obtiene a partir de la aplicación de las
metodologías depende de las preferencias y las percepciones de las personas, lo cual puede variar
entre individuos, sociedades y a lo largo del tiempo (Costanza & de Groot, 2014). Así, los resultados
dependen de condiciones individuales como las preferencias y el contexto sociocultural. Es decir, el
valor obtenido a través de la aplicación de las metodologías de Valoración Económica Ambiental es
subjetivo y puede variar en el tiempo.

En segundo lugar, las diferentes dimensiones del valor no necesariamente se reflejan en las
disposiciones a pagar o a aceptar de las personas, porque la maximización del bienestar individual
depende de que todos los individuos cuenten con información completa sobre el presente y el
futuro. La incertidumbre siempre estará presente en la aplicación de la herramienta, lo cual debe
ser tenido en cuenta al establecer los alcances de los resultados obtenidos; especialmente, cuando
la información se utiliza para la toma de decisiones.

En tercer lugar, al usar el dinero como unidad de medida del bienestar, se está suponiendo que una
unidad monetaria adicional en el ingreso aporta la misma utilidad a todas las personas (utilidad
marginal constante). Sin embargo, empíricamente, se ha evidenciado que la utilidad marginal del
dinero, como la de la mayoría de los bienes y servicios, es decreciente. Debido a esto, al usar el
dinero como unidad de medición de las variaciones del bienestar se obtendrá, en general, que el
valor monetario de las pérdidas o ganancias de bienestar es menor para las personas de menores
ingresos. Esto no se debe a que sus variaciones en el bienestar sean menores, sino que, para las
personas de menores ingresos, el dinero vale más.

En cuarto lugar, los valores obtenidos a partir de los diferentes métodos pueden ser interpretados
de diversas formas, dependiendo del enfoque teórico desde el cual se trabaje (como Excedentes del
Productor o del Consumidor, como Disponibilidades a Pagar o a Aceptar, como Variaciones
Compensatorias o Equivalentes, etc.). Así, la interpretación de los diferentes resultados debe ser
consistente con la lógica que aborda el método aplicado y con el contexto en el que se aplica.

Finalmente, en quinto lugar, la Valoración Económica Ambiental supone que todas las dimensiones
del bienestar humano son conmensurables a partir de una única unidad de medición. Esto
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desconoce que, aunque todas las necesidades se relacionen con el bienestar humano, puede
establecerse un ordenamiento jerárquico para las mismas, en relación con su mayor o menor
importancia como soporte de la vida (por ejemplo, bajo este criterio, la subsistencia tendría una
mayor jerarquía que el ocio). Igualmente, no todos los bienes y servicios contribuyen de igual
manera a la realización de las necesidades (por ejemplo, tanto un helado como una ensalada quitan
el hambre, pero el helado perjudica la salud, impidiendo la realización de otras necesidades).
(Murillo & Guevara, 2020)

Al agregar las preferencias individuales para estimar la variación del bienestar social, no sólo se
están conmensurando valores en categorías axiológicas diferentes (subsistencia, protección, ocio,
etc.); también se están haciendo comparaciones interpersonales de la utilidad. Las pérdidas de
bienestar de una persona no se pueden comparar con las ganancias de bienestar de otra, porque
no corresponden a necesidades de la misma categoría axiológica y porque la utilidad, al ser
enteramente subjetiva, es incomparable.

Por lo anterior, al momento de realizar valoraciones económicas ambientales se debe evitar realizar
comparaciones de los valores obtenidos a partir de diferentes escalas; no solo respecto a las escalas
asociadas a la jerarquía de las necesidades humanas (fisiológicas, seguridad, afiliación,
reconocimiento y autorrealización) (Maslow, 1943); también se deben evitar las comparaciones de
los valores obtenidos en diferentes escalas geográficas, con el fin de prevenir que los efectos sobre
el bienestar humano en la escala local se pierdan de vista al realizar evaluaciones con base en
información obtenida en la escala global.

Adicionalmente, teniendo en cuenta las limitaciones mencionadas, resulta fundamental recalcar


que el proceso de toma de decisiones no debe basarse exclusivamente en los resultados que se
obtengan a partir de la evaluación económica, sino que estos resultados deben constituirse
únicamente como una fuente complementaria de información. En última instancia, la toma de
decisiones debe basarse en la integración de toda la información disponible y en la evaluación de
todos los criterios (éticos, políticos, jurídicos, culturales, económicos, etc.). (Murillo & Guevara,
2020)

Las limitaciones de la Valoración Económica Ambiental se resumen en la Tabla 2.


Tabla 2. Limitaciones de la Valoración Económica Ambiental. Fuente: Elaboración propia.

Limitaciones de la Valoración Económica Ambiental


El valor económico La maximización Supone que la Los valores Los valores
es subjetivo y, por del bienestar utilidad marginal obtenidos a partir obtenidos a partir
lo tanto, puede individual depende del dinero es de los diferentes de los diferentes
variar entre de que todas las constante, pero en métodos pueden métodos pueden
individuos, personas cuenten realidad es ser interpretados ser interpretados
sociedades y a lo con información decreciente. de diversas de diversas
largo del tiempo, completa sobre el formas, formas,
dependiendo de presente y el dependiendo del dependiendo del
sus condiciones futuro. enfoque teórico enfoque teórico
particulares. desde el cual se desde el cual se
trabaje. trabaje.
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7. Capítulo 3: Marco Referencial


7.1. Justificación para la valoración económica de los costos ambientales
La riqueza ambiental es la base principal del desarrollo social y económico de un país. Ésta brinda
un enorme flujo de bienes y servicios ambientales que dependen del estado de los recursos
naturales y del medio ambiente. Es decir, el bienestar de la sociedad depende no sólo de los bienes
y servicios generados por la actividad económica sino también de la calidad del medio ambiente.
Sin embargo, si bien se sabe intuitivamente que dichos recursos son importantes, esto tal vez no
basta para garantizar su uso equitativo (Osorio & Correa , 2004). Lo anterior se debe a que estos
bienes y servicios ambientales carecen de un mercado donde intercambiarse y, en consecuencia, se
desconoce su precio. La ausencia de la valoración de estos recursos puede llevar a la sobre
explotación o al uso inadecuado y, por tanto, a que dejen de generar los flujos de beneficios
necesarios para mantener el bienestar social. Por lo tanto, es necesario contar con métodos de
valoración económica que permitan estimar un valor del impacto ambiental de las actividades
productivas y de consumo. La información que se deriva de la implementación de estos métodos
puede ser utilizada con gran utilidad en los siguientes aspectos:

– En el análisis costo beneficio, como fundamento de las decisiones públicas que


afectan el uso de recursos naturales.
– En la ampliación de las bases de información utilizadas en el diseño de políticas y en
la toma de decisiones (OECD, 2002).
– En la generación de información para las organizaciones de defensa de la naturaleza
que desean conocer con mayor rigor el valor del patrimonio natural que defienden.
– En los tribunales de justicia, estos métodos son de gran ayuda a la hora de calcular
las indemnizaciones que se han de pagar por los daños causados al medio ambiente.
– En los países en desarrollo estos métodos permitirán aprovechar el potencial
económico de los recursos naturales desde una base sustentable, es decir, una
gestión adecuada de los ecosistemas puede generar los recursos financieros
necesarios para garantizar la sostenibilidad de estos.

Una de las formas de demostrar la importancia que tiene la valoración económica de bienes y
servicios ambientales es plantear cómo los daños ambientales tienen un costo para las naciones.
Esto último se puede señalar de dos formas: En primer lugar, los daños ambientales producen un
impacto en el Producto Interno Bruto (PIB). Estos impactos que implican costos económicos para el
país incluyen:

– La pérdida de producción agrícola debido a la erosión del suelo y la contaminación


del aire.
– El empeoramiento de la salud humana con las consecuentes pérdidas en la
productividad laboral.
– La pérdida o disminución de la producción silvícola como consecuencia de la
contaminación del aire, del suelo y la erosión.
– Desviación de recursos altamente productivos a usos de mantenimiento, mitigación
y reparación de los daños causados por la contaminación.
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En segundo lugar, muchos de los costos económicos por daños ambientales, no pueden ser medidos
como parte del PIB, pero afectan el bienestar social. Esto sucede ya que el PIB solo refleja la actividad
económica y tiene un deficiente trato respecto del medio ambiente. Aun así, las cuentas nacionales
son muy usadas para medir el bienestar y el desarrollo de los países, lo que lleva a concluir que no
se tiene en cuenta la actividad económica como un proceso que utiliza materiales y energía (los
cuales se transforman en bienes y servicios) y el cual es gran generador de desechos y
contaminación que, en conjunto, producen efectos negativos sobre la sostenibilidad ecológica,
sobre la misma actividad económica e, indudablemente, sobre el bienestar. (Osorio & Correa , 2004)

Para finalizar, (Kriström, 1990) señala que la razón principal por la cual se valoran los bienes que
carecen de mercado es la misma por la que se valoran los bienes privados, es decir, probablemente
se hará un uso más eficiente de los mismos si dichos recursos tienen un precio.

7.2. Fundamentos Teóricos de la valoración económica ambiental


Las bases teóricas sobre las que se sustenta la valoración económica ambiental para identificar los
valores monetarios asociados a los servicios ecosistémicos se enmarcan en la economía del
bienestar y en la economía neoclásica (Munasinghe, 1992).

Lo primero que se debe entender es que una de las razones de ser de la economía es lograr la mejor
distribución posible de los recursos escasos, con el fin de maximizar el bienestar de toda la sociedad.
El supuesto básico detrás de este objetivo es que la utilidad de las personas crece a medida que lo
hace el consumo y que la cantidad de bienes y servicios necesarios para satisfacer sus deseos son
limitados, de manera que se tendrán que tomar decisiones sobre cómo distribuir estos bienes y
servicios para lograr el máximo bienestar social bajo la realidad de la escasez. Por otro lado, los
individuos toman decisiones basados en sus preferencias, lo que les permite asignar valores
distintos a los bienes y servicios que pueden consumir y, a partir de esa valoración, toman las
decisiones de producción y consumo (Murillo & Guevara, 2020).

Uno de los mecanismos para lograr el objetivo de maximizar los beneficios sociales es el mercado,
el cual revela una señal (un precio) a los oferentes y demandantes de los recursos escasos para que
éstos decidan de forma descentralizada cuánto vender y cuánto comprar (Bergstrom, 1996).

Sin embargo, no todos los bienes y servicios tienen las mismas características y muchos no poseen
un mercado asociado; por consiguiente, el mercado no garantiza su distribución eficiente,
requiriéndose una regulación por parte del Estado para evitar su degradación y agotamiento.

En la teoría económica los bienes y servicios se clasifican en cuatro tipos, según su característica de
rivalidad y exclusión. Estos dos conceptos: rivalidad y exclusión, son la clave para entender por qué
unos bienes y servicios sí se intercambian en los mercados y por qué otros no.

Un bien es rival cuando el consumo o aprovechamiento de una unidad de este por parte de un
individuo implica que esa unidad deja de estar disponible para que sea consumida o aprovechada
por alguien más (Mendieta, 2000). En general, casi todos los bienes de mercado son rivales; por otra
parte, un bien es no-rival cuando el uso que se hace de él no limita que alguien más pueda hacer
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uso de ese mismo bien. Por otra parte, un bien es excluyente cuando es fácil y poco costoso evitar
que sea consumido o aprovechado por alguien que no tenga propiedad sobre el mismo. Igualmente,
un bien es no-excluyente, cuando evitar que alguien más haga uso de ese bien es tan costoso, que
se vuelve imposible dicha exclusión.

A partir de este marco conceptual, la ciencia económica clasifica los bienes y servicios de la
economía en cuatro grupos, como se muestra en la Tabla 3.
Tabla 3. Clasificación de los bienes en la economía. Fuente: (Fernández-Muñoz & Salazar, 2015).

Características del bien o Rival No Rival


servicio
Excluyente Bien privado Bien club
No Excluyente Bien común Bien público

Los bienes que son rivales y excluyentes son los llamados bienes privados y los mercados podrían
conducir a la distribución eficiente de dichos bienes. Por su parte, los bienes que son excluyentes y
no-rivales son llamados bienes club. Estos bienes no se intercambian adecuadamente en los
mercados, pero, por lo general, son provistos por un grupo de personas que se asocian y que pueden
excluir a quienes no hacen parte del club, evitando su uso por terceros, así que su oferta y su
asignación son eficientes solo dentro del grupo que asume los costos de su provisión. (Murillo &
Guevara, 2020)

Estos dos primeros tipos de bienes no tienen, en principio, problemas de asignación. En el primer
caso, el mercado tiene la capacidad de distribuirlos eficientemente en sus diferentes usos
alternativos y revela adecuadamente su valor y, en el segundo caso, el grupo que los provee hace
uso exclusivo de ellos y también pueden ser aprovechados maximizando el bienestar del grupo.

Por el contrario, para el caso de los bienes comunes y públicos, el mercado no puede garantizar su
asignación eficiente, ya que el valor que representan dichos bienes para los privados no corresponde
con el que representa para la sociedad. En el caso de los bienes comunes, el uso de una unidad del
bien hace que esa unidad deje de estar disponible para ser usada por alguien más, pero no se puede
excluir a otros, lo que significa que sus primeros usuarios pueden acceder libremente a su uso, pero
su disponibilidad se va reduciendo progresivamente. Esta condición de libre acceso hace que, en
algunos casos, dichos bienes no posean un mercado ni un precio que regule su intercambio.

Finalmente, para el caso de los bienes públicos, estos están disponibles para todo el que quiera
aprovecharlos y hacer uso de ellos; sin embargo, al no existir posibilidad de exclusión, el mercado
no garantiza su adecuada provisión, siendo necesaria la intervención estatal.

Para el caso de los bienes comunes y públicos que son recursos naturales, la ausencia de regulación
puede generarle grandes costos a la sociedad, asociados a su sobreexplotación, agotamiento y
degradación. No obstante, la regulación estatal requiere contar con herramientas que permitan
valorar el impacto sobre el bienestar social de las distintas asignaciones posibles. De no ser así, la
regulación podría conducir a la inadecuada provisión de los servicios ecosistémicos, afectando la
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calidad de vida de las personas. De ahí, la importancia de contar con herramientas como la
Valoración Económica Ambiental, con el fin de cuantificar los beneficios y costos sociales derivados
de la toma de decisiones que involucran bienes públicos o bienes comunes asociados con el medio
ambiente y los recursos naturales. (Murillo & Guevara, 2020)

Para lo anterior, es fundamental identificar el tipo de valores que se pueden estimar a partir de la
aplicación de las metodologías de valoración económica. Este valor puede ser asignado bajo
diferentes enfoques: a través de la evaluación biofísica, a través de la evaluación sociocultural y a
través de la evaluación económica.

Bajo este marco conceptual, los beneficios que la sociedad recibe de los servicios ecosistémicos
están representados por su Valor Económico Total (VET), el cual se divide en dos categorías: valores
de uso y valores de no uso. Los valores de uso están divididos a su vez en tres categorías: 1) el valor
de uso directo, que se obtiene por el uso de los ecosistemas por parte del ser humano, el cual puede
ser consuntivo (la mayoría de servicios de provisión), o no consuntivo (como los servicios culturales
o turísticos); 2) el valor de uso indirecto, que corresponde al beneficio que se obtiene de funciones
ecosistémicas que se aprovechan indirectamente (Rodriguez & Castiblanco, 2012); y 3) el valor de
opción, que se refiere a la posibilidad de postergar el disfrute de un recurso, bien o servicio para un
momento futuro (Martín-López & González, 2012).

Tal como lo muestra la Figura 1, los valores de no uso se dividen en dos tipos: 1) el valor de
existencia, que está basado en el beneficio que se obtiene por el simple hecho de que un recurso,
bien o servicio exista y, por lo tanto, se asocia con el servicio cultural de disfrute espiritual; y 2) el
valor de legado, que está basado en la satisfacción que una persona adquiere al saber que las futuras
generaciones podrán disfrutar de cualquiera de los recursos, bienes o servicios (Martín-López &
González, 2012).
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Figura 1. Componentes del Valor Económico Total de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Fuente: (Martín-López,
et al. 2012).

Es fundamental entender que las diferentes metodologías de Valoración Económica Ambiental


permiten identificar diferentes tipos de valor, así que existe un campo de aplicación para cada una
de ellas, que debe ser tenida en cuenta a la hora de elegir la metodología más adecuada en cada
caso. (Martín-López & González, 2012)

7.3. Relación entre los servicios ecosistémicos y los cambios en el bienestar humano
Los servicios ecosistémicos son los beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas y se
clasifican en tres grandes grupos (Rincón-Ruíz, 2014): 1) servicios de provisión; 2) servicios de
regulación y 3) servicios culturales.

Los servicios de provisión son los bienes y productos que se obtienen de los ecosistemas, como
alimentos, fibras, maderas, leña, agua, suelo, recursos genéticos, petróleo, carbón, gas. Los servicios
de regulación son los beneficios resultantes de la regulación de los procesos ecosistémicos,
incluyendo el mantenimiento de la calidad del aire, la regulación del clima, el control de la erosión,
el control de enfermedades humanas y la regulación hídrica. Los servicios culturales son los
beneficios intangibles obtenidos de los ecosistemas, a través del enriquecimiento espiritual, belleza
escénica, inspiración artística e intelectual, el desarrollo cognitivo, la reflexión, la recreación y las
experiencias estéticas (Ecosystem Valuation, 2005).

Estos servicios ecosistémicos han sido reconocidos como el puente de unión entre la biodiversidad
y el bienestar del ser humano. Esto significa que las acciones que históricamente se han realizado
para la conservación de la biodiversidad (por ejemplo: áreas protegidas, preservación de especies
focales, corredores biológicos, entre otros), no son actividades ajenas al desarrollo, sino que por el
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contrario, han contribuido significativamente a la provisión de servicios ecosistémicos de los cuales


depende directa e indirectamente el desarrollo de todas las actividades humanas de producción,
extracción, asentamiento y consumo, así como el bienestar social (Millennium Ecosystem
Assessment Board, 2005).

En términos generales, las actividades humanas y las decisiones que toman los agentes económicos
generan impulsores de cambio, ya sea directos o indirectos, que afectan a los ecosistemas y a su
capacidad de generar servicios ecosistémicos. Estos impulsores de cambio son factores o variables
internas o externas a los sistemas sociales, económicos y ambientales, que implican cambios dentro
de los ecosistemas a distintas escalas geográficas y temporales (Rincón-Ruíz, 2014).

La Figura 2 evidencia, en líneas gruesas, las relaciones entre la biodiversidad y el bienestar humano.
Para valorar adecuadamente los efectos negativos o positivos que una política o proyecto tienen
sobre el ambiente, se deben relacionar esos impulsores directos con los servicios ecosistémicos que
se ven afectados y a su vez relacionar los cambios en los servicios ecosistémicos con los efectos
sobre el bienestar de las personas en el área de influencia de la política o proyecto.

Figura 2. Relaciones existentes entre la biodiversidad y el bienestar humano. Fuente: (Martín-López, et al. 2012).

7.4. Metodologías de valoración económica ambiental


Las metodologías de Valoración Económica Ambiental se pueden clasificar en dos grandes grupos:
1) las basadas en preferencias reveladas, que identifican los valores a través de información de
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mercados relacionados indirectamente con los servicios ecosistémicos; y 2) las de preferencias


declaradas, que acuden a interacciones directas con las personas para obtener el valor económico
de los servicios ecosistémicos (Mogas, 2004). La Figura 3 muestra esta clasificación y las
metodologías correspondientes a cada grupo (la Transferencia de Beneficios no se ubica en ninguno
de los grupos).

Figura 3. Clasificación de las metodologías de valoración. Fuente: Elaboración propia a partir de (ANLA, 2015).

7.5. El método de los costos evitados o inducidos


Tal como se desprende de la Figura 4, el método de costos evitados o inducidos sirve para estimar
las tres categorías de Valor de Uso que componen el VET, a saber: el Valor de Uso Directo, el Valor
de Uso Indirecto y el Valor de Opción.
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Figura 4. Descomposición del VET y los Métodos de Valoración Económica asociados. Fuente: (Millenium Ecosystem
Assessment, 2013).

Este método corresponde al típico caso en que el bien o servicio ambiental bajo análisis no se
comercia en el mercado, pero está relacionado con un bien que sí lo es, o sea, que posee un precio;
y que el vínculo entre ambos radica en ser sustitutos en el marco de una determinada función de
producción (Cristeche & Penna, 2008).

En este contexto se admiten dos posibilidades:

1. El bien o servicio ambiental es un insumo más dentro de la función de producción ordinaria de un


bien o servicio privado.

2. El bien o servicio ambiental forma, junto con otros bienes y servicios, parte de la función de
producción de utilidad de un individuo o una familia.

7.5.1. Efecto sobre la función de producción de un bien privado


En el marco de esta dimensión del enfoque de costos evitados e inducidos se distinguen varios
métodos de valoración. Estos métodos no proveen medidas precisas de los valores económicos de
los servicios ambientales, a diferencia de otros métodos que se basan en la disposición a pagar de
las personas por los bienes o servicios en cuestión (Cristeche & Penna, 2008). Por el contrario, estos
métodos suponen que los costos de evitar ciertos daños sobre el medio ambiente o reemplazar
ecosistemas o los servicios que éstos proveen constituyen estimaciones útiles de su valor. Este
supuesto descansa en el hecho de que, si las personas están dispuestas a incurrir en este tipo de
costos para evitar los perjuicios causados por la pérdida de algún servicio ambiental o para
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reemplazar ciertos servicios del ecosistema, entonces, estos servicios deben valer, por lo menos, el
monto que la gente paga para ello (Ecosystem Valuation, 2005).

7.5.2. Cambios en la productividad


Es sabido que el control de la erosión constituye un importante servicio del ecosistema. La pregunta
es: ¿Cómo valorarlo? Una alternativa para ello consiste en evaluar económicamente el efecto que
tiene la erosión del suelo en la productividad agrícola. El abordaje de este tipo de problemática
precisa de lo que se denomina como «funciones de dosis-respuesta», también conocidas como
«funciones de daño» (Cristeche & Penna, 2008).

Estas funciones miden la relación entre la presión sobre el ambiente como causa y resultados
específicos de la misma como efectos. Se establece una relación matemática que determina como
un determinado nivel de contaminación y/o degradación repercute en la producción, el capital, los
ecosistemas, la salud humana, etc. De esta manera, se obtiene una estimación del impacto
ambiental de una práctica particular. Este estimador puede luego utilizarse para predecir la mejora
(o el deterioro) ambiental correspondiente a un decrecimiento (incremento) de la presión ejercida
por una práctica particular sobre el medio ambiente (Environmental and Economic Accounting,
2000).

Las funciones de dosis-respuesta se presentan de manera lineal, no lineal y en algunos casos, con
umbrales a partir de los cuales el daño es irreparable. Un ejemplo de ello son las cárcavas que surgen
como resultado de un proceso erosivo avanzado y que no pueden revertirse por medio de las
prácticas habituales de cultivo (FECIC - PROSA, 1988).

La gran mayoría de los desarrollos de funciones de dosis-respuesta están asociados a os impactos


de cambios en la calidad ambiental sobre: la salud, los materiales y los cultivos agrícolas. Estos son
los impactos que pueden cuantificarse con un mayor nivel de confianza. Las funciones dosis-
respuesta constituyen una primera aproximación a la valoración económica de la alteración de algún
bien o servicio ambiental. En el caso agrícola, la aplicación tradicional del método consiste en
multiplicar la variación en los rendimientos de los cultivos que se estima a través de estas funciones,
por los precios prevalecientes en el momento del análisis (Cristeche & Penna, 2008).

No obstante, debe destacarse que el método descansa en algunos supuestos que no siempre se
cumplen. Uno de ellos consiste en que el productor es pequeño, es decir, que es precio – aceptante
tanto en el mercado en el que ofrece sus productos como en el mercado de factores de producción.
De esta manera, ante alteraciones en los volúmenes de su producción, los precios involucrados se
mantienen constantes (el productor se enfrenta a curvas de demanda horizontal) lo cual permite
estimar sin mayores dificultades el valor de la mejora o deterioro ambiental, que en ambos casos
serían experimentados por el productor (Ortegón & Pacheco, 2005). En el caso contrario, en que los
cambios en la calidad ambiental fueran lo suficientemente importantes como para que el precio de
venta del producto y el precio de los factores de producción se vieran alterados (curvas de demanda
con pendiente negativa), el impacto sería muy difícil de calcular y los efectos de este en el bienestar
se repartirían entre los productores y los consumidores. (Cristeche & Penna, 2008)
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Otro supuesto importante es que tanto la cantidad como la composición de la producción y de los
factores productivos se mantienen constantes. Sin embargo, este no suele ser el caso. Es altamente
probable que ante variaciones en las condiciones de producción (generalmente el deterioro
ambiental se da de forma gradual), el productor ponga en práctica medidas de tipo defensivas. Un
ejemplo de estas últimas es la modificación de la composición de la producción incorporando
nuevos cultivos y secuencias de cultivos que sean más resistentes a la degradación de los suelos, y
que al mismo tiempo no provoquen tantos perjuicios ambientales. Otra alternativa puede ser la
intensificación en el uso de algunos insumos productivos o la introducción de unos nuevos que
reduzcan los efectos negativos de la degradación. (Cristeche & Penna, 2008)

Es decir, lo que se pone sobre relieve a partir de los cuestionamientos de estos supuestos es que es
necesario llevar a cabo un análisis de equilibrio general que tome en cuenta todos estos factores y
que no se limite únicamente a los casos que involucren a pequeños productores que no
implementen medidas defensivas, dado que «la cuantía del error cometido al no tener en cuenta
los posibles cambios en los precios, la composición de la producción y la modificación de los insumos
productivos utilizados puede ser importante (Azqueta, 2007).

Otra posibilidad sería valorar los cambios ambientales considerando el costo de las acciones
defensivas, dado que las mismas ya no serían precisas en caso de haber removido la causa que las
provocó. Asimismo, es probable que no siempre se obtengan resultados correctos debido a que en
muchas ocasiones es difícil retornar a la situación previa. Por ejemplo, no resulta sencillo
desmantelar una estructura productiva concebida para la producción de leche, para luego retornar
a la producción agrícola-ganadera (Ortegón & Pacheco, 2005).

Una alternativa adicional consiste en estimar la función de producción de la actividad afectada por
un cambio en un servicio ambiental que se combina con los demás factores de producción. A partir
del análisis del comportamiento «maximizador» de beneficios del productor – construyendo una
función de beneficios a partir de la función de producción estimada - es posible calcular la elasticidad
de respuesta de la composición de los cultivos y de la combinación de los factores productivos
utilizada ante un cambio infinitesimal en la oferta de un servicio ambiental particular, y de esta
manera, obtener el valor económico de los cambios en el bienestar experimentados. Siguiendo este
procedimiento se toman en cuenta las posibles medidas defensivas operadas, como así también los
probables cambios en los precios que puedan generarse, sin depender tan estrechamente del
conocimiento de las funciones dosis-respuesta. (Cristeche & Penna, 2008)

7.5.3. Alternativas al uso de funciones dosis-respuesta


En muchos casos no se pueden utilizar las funciones dosis-respuesta, ya sea porque es muy difícil
obtener las mediciones necesarias o por no existir suficiente disponibilidad de datos para poder
estimarlas. En estas situaciones, se pueden aplicar otros métodos que no cuentan con el mismo
grado de precisión, como, por ejemplo: i) el costo de reemplazo, ii) el costo de oportunidad, iii) el
costo de relocalización, y (v) los costos preventivos (Gallego, 1999).
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La técnica del costo de reemplazo descansa en el supuesto de que es posible calcular los costos en
los que se incurre para sustituir los activos ambientales dañados a causa del desarrollo de alguna
actividad humana. A través de este enfoque se pretende obtener una estimación de los beneficios
que se perciben por evitar que se genere un determinado daño o deterioro ambiental. Este enfoque
puede ser de utilidad para aquellos casos en los que sea necesario invertir dinero para poder
reemplazar un activo ambiental. No obstante, la aplicación de este se torna dificultosa cuando los
activos que están en juego son, por ejemplo, el suelo o el agua. En algunas ocasiones, no existen
bienes sustitutos, o los que existen no son capaces de proveer la gama completa de servicios que
proveía el activo ambiental original (Cristeche & Penna, 2008).

Por su parte, el enfoque del costo de oportunidad calcula el costo de destinar recursos para la
conservación del medio ambiente, contabilizando todos los ingresos perdidos por no asignar esos
recursos a otras funciones. Es decir, se mide el beneficio que se deja de percibir por dedicarse a
actividades de preservación. De alguna forma, este enfoque puede interpretarse como una forma
de estimar el «costo de preservación».

Los costos de relocalización constituyen una variante de la técnica de los costos de reemplazo a
través de la cual se estiman los costos de relocalizar una instalación física para evitar una potencial
disminución de la calidad ambiental, considerando los costos y los beneficios de evitar tal daño. En
este sentido, el Informe del (Banco Mundial, 1998) presenta como ejemplo el caso de la
relocalización de un canal de abastecimiento de agua de una zona altamente contaminada a otra
fuente más limpia en Shangai (China). A la hora de tomar esta decisión se evaluaron los beneficios
obtenidos por la reducción de los costos de tratamiento de agua y el menor riesgo de alcanzar
índices más elevados de contaminación asociados a la relocalización de la planta abastecedora de
agua potable. Por otra parte, se estimaron los costos de limpieza del río. No obstante, en el análisis
no se consideraron los beneficios de tener una fuente segura y limpia de agua. Finalmente, los
costos de relocalización fueron inferiores a los costos de limpieza del río, por lo que se optó por la
alternativa de relocalización. Es importante destacar, que esta técnica puede resultar de especial
utilidad a la hora de evaluar planes de ordenamiento territorial (Cristeche & Penna, 2008).

Finalmente, la técnica de los costos preventivos consiste en calcular los gastos que realizan los
agentes para tratar de impedir los perjuicios causados por la contaminación y la degradación. Este
enfoque supone que la percepción individual del costo que genera el daño ambiental es, por lo
menos, el monto que el individuo paga para evitar el daño. Los valores obtenidos a partir de esta
técnica son considerados como el costo mínimo de prevención de problemas ambientales dado que
los gastos individuales pueden verse limitados por el nivel de ingreso o debido a que existe, una vez
realizado el gasto preventivo, alguna porción restante del excedente del consumidor sin contabilizar
(López & Ferro, 2006).

Es importante destacar que a través de estos métodos que no precisan de funciones dosis-respuesta
se pierde mucha exactitud en los resultados. Asimismo, dado que estos métodos no tienen en
cuenta las preferencias sociales por los servicios de los ecosistemas, deben ser utilizados como
último recurso para valorar los servicios ambientales (Ecosystem Valuation, 2005).
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En este mismo orden de cosas, se puede afirmar que estos métodos alternativos deben utilizarse
únicamente una vez que se haya implementado un proyecto o si de alguna manera la sociedad
demostró su disposición a pagar por el proyecto. De lo contrario, no existe ningún indicio que señale
que el valor del bien o servicio provisto por el capital natural a la comunidad afectada sea mayor
que el costo estimado del proyecto. Adicionalmente, si no se cuenta con evidencia que señale que
la comunidad efectivamente demandará este tipo de alternativas en el caso de que algún servicio
ambiental se vea alterado o eliminado en su totalidad, este método no constituye una herramienta
de estimación económica apropiada del valor de los servicios ambientales bajo estudio (Ecosystem
Valuation, 2005).

7.5.4. Efectos sobre la función de producción de utilidad


En la teoría microeconómica existe un enfoque que considera que el individuo o la familia se
comportan como productores que combinan bienes y servicios para obtener un determinado nivel
de utilidad. Es en este sentido que se hace referencia a la función de producción de utilidad13. A los
fines de hacer este concepto más claro se presenta el siguiente ejemplo. El hecho de que una familia
se traslade en vehículo a un espacio verde implica la combinación de bienes y servicios que poseen
un precio explícito (el combustible del automóvil, la comida y la bebida consumidas, la amortización
del coche) y otros que carecen del mismo (por ejemplo, el paisaje) para poder obtener un producto
final deseado: el disfrute de un día al aire libre. Entre estos bienes y servicios que se combinan para
obtener un determinado bien final puedan definirse relaciones de complementariedad o sustitución
(Cristeche & Penna, 2008).

Este enfoque del método de costos evitados o inducidos que contempla los cambios que se
producen en la función de producción de utilidad de las personas, es generalmente aplicado a
cuestiones que afectan a la salud de estas. El estado de salud de la persona repercute directamente
en su bienestar. En este sentido, puede hablarse también de la existencia de una función de
producción de salud de la persona que se puede definir como la combinación de diversos bienes y
servicios - entre los que se incluyen algunos servicios ambientales - que generan un estado de salud
deseado (Cristeche & Penna, 2008).

Por ejemplo, se puede plantear un caso en el que se pauten acciones que disminuyan los niveles de
contaminación del aire. Los beneficios que perciban las personas en términos de una menor
incidencia de episodios de alergias y problemas respiratorios se pueden estimar considerando las
reducciones en los gastos de tratamiento (visitas al médico, compra de medicamentos) o gastos
preventivos de diversa índole (compra de aparatos purificadores de aire, etc.). En otras palabras, en
el marco de la función de producción de salud de los ciudadanos estos bienes y servicios privados
se comportan como sustitutos de la calidad del aire.

No obstante, la aplicación de este método para este tipo de casos cuenta con algunas limitaciones.
En primer lugar, se puede incurrir en una subestimación o sobreestimación de una medida si su
impacto es negativo o positivo respectivamente, al no poder capturar la totalidad del efecto renta
que esta acción trae aparejada. Por otro lado, es muy posible que las medidas defensivas que se
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adopten no sean capaces de restablecer la situación a su estado original. Este último punto está
íntimamente ligado al hecho de que en el caso de que la sustitución entre bienes no sea perfecta,
el costo de las medidas defensivas no reflejará correctamente el valor del cambio en el bienestar
experimentado. Empero, reconociendo la poca disponibilidad de datos con la que generalmente
cuenta el investigador, es importante tener en cuenta que muchas de las valoraciones que puedan
obtenerse muy probablemente tiendan a subestimar la pérdida de bienestar producida (Cristeche
& Penna, 2008).

8. Capítulo 4: Conclusiones

En síntesis, se infiere que la valoración económica es un instrumento económico que permite


obtener un indicador monetario de la importancia que tienen para una sociedad sus recursos
naturales. Este valor revela una aproximación al verdadero costo del uso y escasez de los recursos,
permitiendo aprovechar el potencial económico de los mismos desde una base sustentable. Es decir,
a partir de un adecuado manejo de la valoración económica se puede lograr un uso más eficiente
de los ecosistemas, debido a que estos generarían los recursos financieros necesarios para asegurar
su sostenibilidad.

El instrumento de la valoración económica no es una fórmula única, por el contrario, para lograr su
mayor efectividad se necesitará llevar a cabo procesos de investigación más arduos. Ejemplo de
esto, es la existencia de una gran cantidad de métodos de valoración los cuales son aplicables a
casos específicos.

La elección de los métodos de valoración económica dependerá de la situación a estudiar y de la


disponibilidad de información y de recursos. Los resultados que se obtengan a partir tanto de
métodos directos como indirectos constituyen aproximaciones al valor económico de los servicios
ambientales. En el caso de los métodos indirectos, las valoraciones se derivan a partir de inferencias
que se realizan de las vinculaciones que existen entre bienes y servicios ambientales que no cuentan
con un mercado, y bienes y servicios privados. En el caso de los métodos de valoración directa, la
disposición a pagar que surge de los mismos puede encontrarse en mayor o en menor medida
afectada por las limitaciones y los sesgos desarrollados en secciones precedentes del trabajo, y por
tanto, no pueden considerarse medidas muy precisas.

En conclusión, se logra el objetivo principal del trabajo de investigación, el cual es comprender la


valoración económica ambiental a través de la metodología de costos evitados o inducidos,
abarcando temáticas tales como el efecto de este método sobre la función de producción de un
bien privado y los cambios en la productividad. Además, se enfatiza en las alternativas al uso de
funciones dosis-respuesta y en los efectos sobre la función de producción de utilidad donde se dan
a conocer algunos ejemplos para su mejor comprensión.

Por otra parte, más allá de las limitaciones previamente explicitadas del método de costos evitados
o inducidos, el mismo constituye una herramienta importante para estimar el valor de uso de los
P á g i n a | 26

servicios provistos por ciertos espacios naturales, allí donde otros métodos no son susceptibles de
aplicación. Sin embargo, es sumamente importante que los analistas e investigadores que lo utilicen
tengan presentes todas sus limitaciones.

Es muy importante ser consciente de las limitaciones de este método, dado que un buen
conocimiento de su alcance puede resultar la mejor defensa de este. En la medida en que las
expectativas que se establezcan sobre el mismo no sean superiores a sus capacidades, se podrá
obtener información (siempre que se tengan en cuenta las salvedades del caso) relevante para la
toma de decisiones.

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