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PORSIAS

11 E

JORGE M. MITRE.
CON SU RETRATO.

BUENOS AlRES.
EStuQUE s. QT;JSTAS"A, r.rHTúR
Imprenta y libreria de MAYO. Moreno 241
Pla.:zn. .Mon~crrat

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POESlAS
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J O R· G E M . . M 1T R E .
CUATRO PALABRAS.

El mismo dia en que llegó á estas playas la fatal no-


ticia de la trájica muerte de Jorge M. Mitre, el jóvenEs-
tanislao S. Zehallos, concibió la idea de reunir en un fo-
lleto todas las poesías de aquel malogrado amigo, aso-
ciándose para ello al que tiene hoy el honor de camplir
con tal deber.
Conste, pues, que es á Zehallos á quien corresponde
la iniciativa de ese pensamiento, aunque no haya podido
acompañarnos al darle vida, pagando á m'l.estro desgt·a-
ciado compañero una deuda sagrada.
Las bellas composiciones que ven la luz ahora, nos
sirven no solo para honrar su memoria. Algo mas
hemos de conseguir, y es sorprender á los que van á
encontrarse á cada paso con notables y armoniosos ~a n-
tos anancados á una temprana lira por r:l nillo qtw era
~'a poeta, cuantlo él mismo puso lín á sn l'xisteneia
CUATRO PALAlii\AS

Esa inteligencia," trabajada por el dolor prematuro y


por el fuego poético, se desarrollaba á pasos agigan-
tados.
Ese corazon de pocos años, alimentaba en su seno
poderosos latidos.
Indudablemente aquella alma generosa no estaba bien
en un cuerpo cuyas fuerzas se habían ido gastando su-
cesivamente.
Sus ojos abiertos recien á la vida, querían salir de
esa aurora.
Al dar á la publicidad sus poesías, debiéramos pre-
cederlas de un juicio crítico que sobre ellas, estamos
cierto, nos habria concedido cualquiera de los distin-
guidos literatos que enaltecen nuestra patria.
Pero así retardaríamos la aparicion de este volúmen,
que por otra parte obedece solo á la inspiracion de
Zehallos: hacer una demostracion en honor de la me-
moria del que en vida nos dispensó siempre su cariño.

Teniendo una carta del ilustrado jóven Adolfo La-


marque, la insertamos á continuacion, para evitar así
á nuestra pobre pluma lo mas difícil de su tarea:

Querido Enrique:

!fe sido el amigo predilecto de Jorge. Le he acam-


panado en sus horas de placer como en sus dias de
melancolía. Hacía cinco años á que nos unia la mú-
tua y constante comunicacion de nuestras penas y nues-
tras alegrías, de nuestras esperanzas y nuestros desen-
. cantos.
CUATI\0 PALABRAS 7
Puedes comprender por esto si le conocía á fondo.
Tenia mucho taleQto y gran facilidad para esc1·ibi1',
tanto en prosa como en verso. Las poesías, casi to-
das, las ha escrito en mi cuarto, delante de mí. Nun-
ca hacia bonador: estampaba en el papel sus inspira-
ciones con todo el vigor y la incorreccion del primer
impulso. Despues, inmediatamente, las publicaba sin
volver á pasar una mirada sobre ellas. Ha escrito
muchas poesías; la mitad las ha perdido él mismo, la
otra mitad anda uiseminada en cien periódicos; y él
jamás -;e ocupó en coleccionarlas.
Por el mes ue l\layo (1870) emprendimos realizar uno
de los sueños dorados de Jorge, escribir una comedia.
Se trataba en ella de satirizar la desmedida inclinacion
á la política que se nota en nuestra juventud. Jorge
redactó esas primeras escenas que te remito y pa.rtió
para el Paraguay. Yo terminé el acto; pero nunca la
comedia.
Por la misma época tratamos de formal' un <<Parna-
so Argentino)), coleccion de poesías escogidas con
apuntes biográficos y críticos. La novedad de la obra
consistia en un apéndice, del que se había encargado
Jorge, dedicado esclusivamente á los injenios poéticos
juveniles. Se suspendió y aplazó para c!espues de los
exámenes.
Conservo los q·uinientos ó seiscientos pliegos manus-
critos de poesias argentinas que copiamos entre los dos.
Cuando apenas teniamos catorce años, fundamos,
unidos á Eduardo Gutierrez, un semanario, «La Rege-
neraciom. Allí es donde se encuentran las primeras
producciones de JorRe. Tenia la seccion humorística
:í su <'argo.
CUA-THO P.\LABHA:':'

Poseo numerosos escritos de Jorge; pero ninguno


acabado.
En las largas veladas del invierno que pasábamos
juntos, escribíamos siempre, y cuando el cansancio nos
invadía, nos leíamos mútuamente nuestros ensayos.
Jorge tenia una imaginacion de fuego. Entre sus
papeles tengo muchas novelas comenzadas, poesías en
boceto, actos diseñados; pero nada con la palabra
flnal.
¡Jorge ha muerto á los diez y ocho años aun no cum-
plidos! ¡Qué sazonados frutos hubiera producido su
inteligencia brillante con el estudio y con el tiempo!
Ha querido abandonarnos. . . . . Bebió á grandes
sorbos el cáliz de la vida, y en vez del néctar soñado
halló la hiel venenosa que todos encontramos en su
fondo.
¡ Pol)l'e Jorge! La generacion que le adoró, le re-
cordará eternamente y tambien le llorará; ¡oh, sí! le
llorará. ¡Cuánto ha debido sufrir ese corazon igno-
rado! ¡Qué momentos horribles han debido preceder
á la catástrofe!
Cuando los años y la esperiencia me den la fuerza
suficiente, he de narrar la vida de ese niño magná-
nimo. No llegó á la altura de los héroes para los cua-
les se escriben historias; pero alcanzó la suerte de las
rosas para las cuales se escriben poemas.
Tuyo,
Adolfo.
Lama¡·que ha dicho la verdad.
Las poesías que adornan este volúmen, hemos tenido
qu(~ sacarlas unas de varios periódicos, obtenerlas otras
dr la fineza tic algunas personas y copiarlas las mas de
CUATilO PALABRAS

tres cuadernos que Jorge había dejado en los cajoues


de su escritorio.
Sin pretender intercalar los elojios que á ellas se les
han tributado por escritores competentes, queremos
hacer una escepcion con la composicion á Méjico, una
de las mas correctas y de mas largo aliento, escrita por
Jorge cuando aun no tenia quince años.
En esa época apareció en el <rCorreo Literario» (año
de 1865) precedida de las siguientes palabras del dulce
poeta peruano D. Clemente Altahus:
<rLa ¡Joesia que mas abajo publicamos, pertenecr á la
inteligencia en embrion del jóven Jorge M. Mitre, hijo del
Presidente de la República. Apreciamos á este jóven
mucho, por su modestia y sus bellas cualidades; no es es-
traño, pues, que entremos en algunos detalles sobre la
composicion poética que nos ocupa. Somos amigos de
la juventud y no nos negamos nunca á alentarla y marcar-
le el camino de las luces; somos amigos de lo bello y lo
queremos formado en los retoños de nuestras vh:genes
naciones.
Jorge Mitre tiene apenas quince años. Escribe, y es-
cribe mal; preciso es que se lo digamos; pero en sus es-
critos, cada linea es un éco que repite: Hé aquí una
esperanw; hé aquí ww antorcha cuya lu; se esparcirá
mas tarde en la mansion olvidada de nuestra litera-
tum.
La poesía que hoy publicamos, lo demuestra tambien
así. Es uno de eso~ escritos llenos de fuego, de entu-
siasmo, de virilidad; en una palabra, lleno de juventud;
pero que deja mucho que desear. El autor se esmera en
dar espansion á las mil ideas entusiastas, juveniles, que
bullen en s11 r.errhro, y no se euitla de la gramática ni de
10 Cl<ATI\0 I'ALABUAS

las figu!'as de I'etórica, ni tle natla. Y esto en sí puüde


considerarse como un mérito.
Inclina en favor del autor el sentimiento patrio, por(JUe
demuestra que es patriota; á los hombres que gozan de
la libel'tad porque hace conocer que es libre; á los opri-
midos pol'que se descubre como su apóstol.
Por otra parte es un defecto.
Los sábios no encuentran la ciencia que buscan;
los viejos no encuentl'an esperiencia y se ríen; los pue-
blos no encuentran lecciones y desesperan. Tal es el
efecto que producirá la poesía l\léjico. Sin emba!'go,
adelante, jóven l\litre! Vuestro padl'e es un bardo subli-
me. Bebed en esa fuente y sereis su digno suceso!'.»
Al e1:aminar las composiciones que Jorge trazó en los
últimos tiempos, se nota gran adelanto.
Es verdad que él agradeció con toda su alma las indi-
caciones que se le ltacian.
Rasgo poco comun hoy dia, pues existen algunas en ti-
Jades, para quienes los elojios que se les tributan aumen-
tan solo su orgullo.
No ven allí la palabra de estímulo que se dá con
frecuencia, aun sacrificando un tanto la justicia, co-
mo para alentar á los que luchan y robustecer su es-
píritu.
No saben interpretar los buenos sentimientos, no tra-
ducen en esos aplausos que manos cariñosas les tributan,
el deseo de que así lleguen á adquirir los méritos que á
ellos como á nosotros nos faltan todavía.
Pigmeos que recien nacen á la vida y ya pretenden al-
canzar á los grandes!
En cuanto á la Oda que Jorge detlicó al mismo señor
Altahus, Pn prueba de agradecimiento, fné publicada en
CliATl\0 I'ALABI\AS 11
la «Tribuna» el año 65, llamándola «delicado y (lulce
canto como la materia que lo inspira.>>
Las páginas de la «Leyenda» que se registran al final
de este folleto, han sido encontradas en su escritorio,
confundidas con otros papeles.
Allí las babia dejado al partir para el funesto viaje, del
cual no debía regresar jamás!
Una mano querida ha reunido esas hojas sueltas y de-
sordenadas, á las cuales faltan el principio, algunas in-
termediarias y el fin, segun se vé por el hilo de la narra-
cion, interrumpido en mas de una parte, y como lo indi-
can las notas que hemos colocado en su lugar respectivo.
En algunas pocas noches del invierno de ·1869, le he-
mos visto escribir esa obrita, á la,cual no puso título. Esta
leyenda está fundada sobre el inagotable tema de D. Juan
en que tantos poétas se han ensayado desde Tir~o de 1\'lo-
lina hasta Byron, y desd~ Zorrilla y Esprotlceda hasta
Echeverria. Su originalidad consiste en el doble d~sar­
rollo de un mismo caracter bajo diversas faces, lo que
le da cierta intencion lilosófica. Es una de sus obras
mas bien versificadas.
Tal vez no volvió á pensar en ella, pues nunca dió impor-
tancia á sus trabajos, y jamás se ocupó de coleccionarlos.
Debido á esto nos ha sido imposible obtenorentre otras
la poesía que tantos aplausos le mereció en la conferencia
dada en Mercedes, hace pocos meses, por la Sociedad« Es-
tímulo Científico Literarion, ·y con un objeto filantrópico.
La escribió en el tren durante su mai'cha, desde esta
ciudad á aquella,)' siniéndose del lápiz que le facilitó
uno de los amigos que le acompañaban.
La petipieza «Todo es Comercio», representada en el
teall·o de la Vieto¡·ia, le ¡woporcionó una noche fle triunfo
12 Cl!ATRO 1'.\L.\niUS

Cuando el público lo llamó á la escena, Jorge estaba


bastante conmovido.
Tan agradable recuerdo flotaba siempre en torno de su
memoria.

Habia en él una gran intelijencia.


Es lástima que en la primavera de su existencia, él
mismo se diera la muerte para hacernos despues escla-
mar: ¡Todo pasó! ...
La esperanza, la promesa, que se aproximaba ya á las
puertas del porvenir, nos abandonó dejando hermosas
pruebas de lo que esa cabeza encerraba, y el dolor que
ocasiona la pérdida de un miembro que la nueva gene-
racion hubiera deseado conservar para su honra.
Adornado en alto grado de magníficas dotes oratorias,
mas de una vez se le aplaudió frenéticamente en las reu-
niones populares.
De todos sus escritos en prosa recordamos con mayor
placer uno titulado «El grito de alarma.>>
Acabábamos nosotros de publicar un articulito en el
que nos quejábamos de la indiferencia de que se hallaba
poseida entonces, como lo está ahora, la juventud ar-
gentina, olvidando ó errando su verdadera mision.
Un éco mas poderoso que nuestra voz, repercutía al
dia siguiente. Jorge se plegaba á esa bandera de los
sanos principios.
Tenia conciencia de su deber y no vaciló en sacrificar-
se por él .
.Juntos luchamos hasta caer rendidos.
U',\TIW 1'.\L.\IIIL\S 1:~

El compañero íntimo que teníamos r.n el Colegio San


Martín, no nos olvidó.
Los dias pasaron allá sin que una lágrima vertieran los
ojos, ni una sombra de luto cubriera la frente.
Éramos niños y teníamos la pureza de los pocos años.
Despues nos perdimos en el inmenso piélago de la
vide.
Él tomó una senda, y nos fué imposible seguido.
Cuando los dolores lo aquejaban, venia á buscamos.
Hecordábamos entonces Jos antiguos tiempos.
Al comparar los días pasados y Jos actuales, entre la
inocencia y el sufrimiento, preferíamos aquella.
Siempre salió para él de nuestros lábios una palabra
de disculpa, al saber que lo inclinaban mal. Por eso,
si alguna nube de tristeza se destacaba en el cielo de su
vida, venia á llorar con nosotros.
Era suave rle <'arácter y fácilmente lográban ven-
cerlo.
Sin embargo, sus pasagcros deslices no fueron en él
sino el resultado de la exuberancia de savia juvenil.
Era bueno. Tenia uu corazon generoso, y jamás se le
vió inferir una ofensa, hacer un insulto.
Por eso le hemos enviado en alas de nuestro recuer-
do una palabra de reconocimiento al ver en uno de sus
cuadernos la tierna inspiracion cuya dedicatoria nos
honra.
Cuando Lamarque escriba la vida de ese niño mag-
nánimo, segun su' feliz cspresion, tend1·á mucho que
contarnos, pues fué su mejor amigo.
Conoce la vida inquieta que llevaba, entregado unas
veces á la laboriosidad mas completa; ce<Tiendo otras ;1
los capriehos fll' su imaginacion.
tT.\TI\0 1'.\L\IIIL\S

Sobre todo al considerado como redactor de la


,, Comersacion ',> que ti.Indó en ''La Nacion •>, podrá hacer
1111 estudio especial.
l\liembro del «Estímulo Científico Literario», desem-
peñó allí las comisiones mas importantes. .,
El archivo de esta Sociedad, á la cual pertenecw des-
de su instalacion, ostenta varias de sus producciones y
pro~·ectos recomendables.
Siempre fué de los primeros en trabajar con espe-
ranza r fé.
En ia Junta Directiva, desempeñando el puesto de Se-
cretario ó sirviendo de miembro informante en la ma-
yoría de los casos, de él recibían nuevas fuerzas los que
se sentian desanimados.
A la par de otras elevadas ideas, tenia la de hacer
estudios especiales sobre la Historia Antigua America-
na; para esplotarlos en el dt·ama ó en la novela.
El que trate de coleccionar sus trabajos en prosa, ha-
rá un buen servicio á la juventud, pues en ellos están
tlesal'l'ollados los pensamientos adelantados que conce:
hia.

Queremos que conste en este lugat· nuestro pro-


l'undo agradecimiento para la prensa toda de esta ca-
pital, que al iniciarse la idea de dar en un vohímen las
poesias de Jorge, solo le consagró palabras de sim-
patía.
En ello no vemos mas que el homenaje rendido á la
memoria del infortunado amigo.
, Pero es nuestro deber corresponder á tal deferencia
qur retempló á mrmulo rl rntusiasmo rlrl pt·imct· mo-
C\IATRO I'ALARI\AS

mento, cuando los inconvenientes nos traían el desa-


liento.
Tambien signilicamos nuestra gratitud al propietario
de la ((Librería de la Uniotu, D. Ángel Medina, qu<'
cu oportunidad nos ofreció su establecimiento para
punto de venta sin exigir remuneracion alguna, y al
señor Casavalle, que ha observado igual proceder, digno
por cierto del editor argentino que tan importantes ser-
vicios está prestando actualmente á la literatura patria.
Todo esto compensa en parte los sinsabores que una
('llllH'esa cual <'Sta, produce antes de su réalizacion.

Tet·minamos declat·ando que nos hubiera sido agm-


dable agregat· á estas hojas, todas las muchas y buenas
que se han escritoen honor de Jorge, al conocerse su
deplorable fin. Con esas transcripciones habríamos
ofrecido á nuestros lectores un nuevo aliciente, pa'rti-
culat·mente con la preciosa Necrología del inteligente
jóven Alberto C. Diana. Todas forman una corona bri-
llante, digna de ser colocada sobre la tu m ha del inolvida-
ble amigo.
Pero hemos dado con tantos obstáculos al ll'atar de sa-
tisfacer tal aspiracion, que nos ha sido forzoso' renunciar
á ella.
Y es esta la razon que nos lleva á publicar solo el no-
table escrito del distinguido periodista doctor D. José
Maria Gutierrez, preparado con perfecto conocimiento
de las causas que pusieron una pistola en las manos de
.Jorge, y de los pormenot·es mas exactos del suceso.
Al rerlaetarlo, su autOI' ha teniflo á la vista las tíltimas
CLIA Tl\0 PALAllHAS

impresiones trasladadas al papel por el que un instante


despues era ya cadáver; sus últimas notas arrebatadas á
esa lira de poeta que tanta gloria debía producirle mas
tarde; el último latido de un corazon grande; el últi-
mo suspiro que se escapaba de su pecho.

ENHIQUE S. QUINTANA.

Di~iembrc 30 de 1670.
NECROLOGIA.

( Articulo de "La Nacion." )

Ayer reprodugimos las palabras que hoy completa-


mos, consagradas por la prensa de Buenos Aires á la
memoria del adolescente que acaba de bajar al sepul-
cro, por su propia deliberacion, á la edad en que para
otros el májico resplandor de la esperanza se alza ilu-
minando los horizontes del porvenir.
Por impenetrable que á veces sea cada uno de estos
dramas cuyo secreto se encierra en la tumba, puede
encontrar su esplicacion moral, aun cuando el hecho
determinante quede para siempre en el misterio.
Al unir nuestra palabra á 1~ de nuestros cólegas,
deplorando la tempraná muerte de un jóven de grandes
esperanzas; al ofrecer este tributo de amistad al que
nos ha confiado las últimas cartas y los últimos pensa-
mientos de un hijo malogrado, buscamos proyectar un
rayo de luz sobre este acto supremo de la individuali-

18 :'IECROLOGIA

dad humana que dispone inevocablemente de sí mis-


ma, investigando los móviles que á la vez que una es-
plicacion, puedan presentar una dolorosa enseñanza á
la generacion jóven que asiste á ella.
Jorge l\litre contaba apenas diez y ocho años. Sin
embargo, su palab1·a ha dejado recuerdos y su pluma
ha trazado pájinas que resaltarán mas aun dentro del
marco fúnebre que las rodea.
Su organizacion intelectual, como sus sentimientos,
su imaginacion como su corazon, habían adelantado á su
desarrollo físico y se hallaban respecto de su edad en
una desproporcion enorme.
Niño y poeta volaba sin rumbo por los espacios.
Su imaginacion lo llevaba á los mundos imaginarios,
que á veces son los mundos ficticios; y su sentimiento,
por su fuerza misma, se lanzaba en las rutas estravia-
das de la melancolía, donde mas de una vez debió en-
contrarse frente á frente con el tremendo problema del
suicidio. e
Semejante imaginacion, semejante fuerza de sensibi-
lidad, al lado de la voluntad de un niño, debían produ-
cir el desequilibrio, haciendo inclinar uno de los plati-
llos de la balanza y dejando caer una existencia en el
abismo.
El suicidio debía presentarse á la imaginacion del jó-
,·en Mitre como un acto heróico, y lo era en efecto ba-
jo el m:raje artificial que él había hecho de la vida y
acostumbrado como estaba á buscarla, fuera de la vida
misma.
¿Por qué muere Jorge "Mitre?
¿Hay en realidad una causa poderosa, inmediata v de-
terminante il~ su accion? ·
19
No.
Envuelto en una diticultad de aquellas que con fre-
cuencia se presentan en los años juveniles, podia la exa-
geracion de su estado haberlo conducido á un acto ter-
rible.
Pero esta esplicacion está lejos de ser completa.
Cuando hay en el espíritu una preocupacion tan su-
perior al hombre que necesita destruirse á costa de la
vida la disimulacion no se concibe: el secreto se esca-
pa de los lábios al dar al mundo la despedida eterna ó
la losa del sepulcro pesa eternamente sobre ella.
Pero esa causa terrible no existía.
Jorge se dá la muerte y él mismo no sabe por qué!
Tomamos el fragmento de una de las cartas que
escribe, cuando debia hablar con su alma, puesto que
lo hacia dirigiendo la palabra, en su instante último, á
una de las personas mas caras y veneradas de su co-
razon.
«No porque me tiemble el pulso (dice la carta escrita
con mano trémula,) dejo de tener el alma entera y en
posesion de todas sus facultades.
«llfttero sin saber por qué.
«Soy de mi muerte el único culpable.))
El pobre niño no sabe realmente porqué muere.
No había una causa inmediata que lo impulsase al
suicidio.
Era la enfermedad moral qué venia desarrollándose.
La imaginacion haciá estallar el cráneo juvenil en que
desbordaba, como las dilataciones del corazon le aho-
gan dentro del pecho insuficiente para contenerle.
La voluntad, que es el moderador vigoroso de los
estravios del sentimiento y del espíritu, quedaba reza-
20
gada en el ca!nino, y la pobre alma acongojada debía
caer en una senda fatal, en un momento dado.
¿Cuándo debía ocurrir ese momento?
No se sabe; pero debía ocurrir, si un milagro de la
Providencia no salvaba las crisis sucesivas, hasta que
calmados aquellos efluvios podel'Osos y predominando
al fin la voluntad, el hombre hecho hubiera sido due-
ño de la vida que con tanto despego miraba el adoles-
cente.
Pero cualquiera situacion difícil creaba un nuevo peli-
g•·o ~- entonces, una sugestion imprevista podía deter-
minar el desenlace.
Quien sabe si, mientras el jóven 1\litre, colocado en
las condiciones morales que hemos indicado y bajo la
preocupacion de una contrariedad súbita, no tuvo en
la noticia del suicidio de Casaffousth, que llegaba al Ja-
neiro la víspera de su muerte, ese rayo siniestro que
le iluminó de improviso la senda que, tantas veces en-
trevista, oo se hallaba entonces presente á su imagi-
nacion!
El suicidio era para él una cuestion resuelta en teo-
ría tal vez.
No tuvo que pensarlo mucho tiempo.
Hé aquí la lógica que sugería al pobre niño su sen-
timentalismo y su imaginacion estremada.
En otro de los papeles sueltos que se encontraron
sobre su mesa se lee:.
r¡¿Es el suicidio un crimen?
<<No! no lo es, ni puede serlo, ni considerarse tal en
ninguna manera. &

«El suicidio es un recurso lógico, natural, indispen-


§ahle.
;><ECI\OLOGL\

,<El suicidio es la muerte.


«La muerte es la tranquilidad.
«La tranquilidad es el lenitivo de las almas que vi-
ven intranquilas.>>
Para el jóven no había ya vacilacion.
Resuelta la muerte, acaricia su pensamiento y le vis-
te con los colores del poeta.
Léase este otro pensamiento que deja trazado en una
pequeña hoja de papel:
<(No detengas tu curso hasta el cielo qu·e te abre tus
puertas, pensamiento mio; vuela á purificarte en las
alturas.» '
¿Hay nada mas ti·anquilo, mas ti~rno, mas dulce que
esta invocacion en presencia de la muerte?
No hay prueba mas evidente .de que el jóven ,Mitre
moria en la plenitud de sus facultades, abrigando has-
ta el último momento los sentimientos mas generoso,s
de un corazon elevado y puro.
Murió sintiendo, pensando, cantaúdo y llorando, co-
mo un niño estoico por la imaginacion y un hombre
futuro que se encerraba en él!
. Su cuerpo ha sido encontrado sobre su cama, en la
posicion del que, estande sentado, se siente .vencido
por el sueño y se deja caer blandamente de espaldas
cruzando las manos sobre el pecho. Una de esas ma-
nos conservaba aun el arma fatal.
Si al dirijir la vista 'á la eternidad, vemos al jóven
encararla tranquilo y somiendo, cuando vuelve la vista
á las ilusiones que deja, no vemos en ella el sello de la
amargura y la desespm·acion. Es la pasion qi.Ie habla
todavía su lenguaje poético.
C'IIECROLOGIA

El niño cauta y escribe estos fragmentos truncos,


'l\H' reproducimos testualmente:

Escucha ! es el suspiro postrer del alma mia


Que quiere al apagarse golpear tu corazon; .
La nota amortiguada, recuerdos de otro d1a,
Que mi laud desprende .....

No me mires así: vierten tus ojos


Un fuego abrasador que me deslumbra;
No me mires así, por que en mi pecho
Levantan tus miradas una tumba.

Todo pasó! .... Las muertas ilusiones


Solo dejan tras ellas luto y llanto.

Todo pasó! .... Recuerdos confundidos


En los vagos celages del pasado.

La pluma del jóven poeta se detiene en esta línea.


Un recuerdo tierno y grave la deja embargada.
El jóven Mitre escribe, en el mismo papel de que he-
mos copiado las anteriores líneas:

Hijo, ))íos te bendiga! ... entre mis brazos


Quizá no vuelvas .....

No sabemos que reminiscencias emuclvcn estas pala-


bras ó si la fantasia ardiente del jóven se las sugeria, ha-
ciendo hablar á las sombras que pasaban tn los cuadros
de su imaginacion.
De todas maneras, ellas se refieren á su desolado pa-
dre, cu:vo retrato en fotografia se encontró en tierra, á
NECltOLOGlA 23
pocos pasos del cadáver de su hijo y en testimonio de
que todos los sentimientos puros habían tenido su eco
hasta el último momento en aquel jóven corazon.
En el último momento aparta dulcemente esos re-
cuerdos, como un amigo que se desprende de los brazos
de otro amigo y escribe:
«Consumatum est!
<cSilencio! todo es muerte! Bajo el túmulo
«Esa alma descarriada se durmió!»
Alma descarriada se llama el pobre Jorge !
Empezaba á comprender que el sentimiento y la ima-
ginacion le estraviaban; pero su voluntad no tenia la
energia suficiente para reaccionar y preferia dormir, co-
mo los que duermen sobre el hielo; para no despertarse
nunca. .
La idea de otro género de estravios no se presentaba á
su espíritu.
Por el contrario, descendiendo á la profundidad de 'su
alma, en aquel momento supremo, su conciencia que
interrogaba al sentimiento, hallaba esta respuesta: soy
bueno y puro !
Esta conviccion sincera la vemos revelada en las si-
guientes cartas que dejaba escritas pat·a el Ge~eral Pau-
nero.

CARTA AL GENERAL PAUNERO.

Genet·al:

Cuando estas líneas lleguen á sus manos, mi vida será


un recuerdo, mi nombre una repercusion; sol<:! mi espíri-
tu revivirá en las alturas! ...
NECI\OLOGIA
24
He sido bueno, porque no he pt·ostituido mi alma. Las
lágrimas que por mi causa se .han derramado en. el
mu:tdo, he querido siempre enJugarlas sobre la mts-
ma mejilla que humedecían.
l\li madre, mi padre, mi familia, á todos los he ama-
do. Mis amigos, á todos los he respetado.
General, mi espíritu se turba.
JORGE.

ÜTRA CARTA AL MISMO.

General:-
Dos cartas dejo escritas sobre mi mesita: una para
mi madre, y otra para mi padre.
Le suplico que las mande á Buenos Aires en primera
oportunidad, porque ellas preservan á vd. de la respon-
sabilidad que se le pudiera atribuir, despues de mi
muerte.
Lo he venerado y lo he respetado siempre, general;
al dejar el mundo solo llevo gratitud y cariño para su
modo de ser para conmigo.
Consuele á la pobre mamita! justifíqueme á los ojos
de los que me condenen, sin sondear el caos de senti-
mientos que se arremolinan en mi corazon.
Déle un abrazo á Leonor y sus chiquitos .
.fonGE.

El Or. Octaviano, al apresurarse á presentar al Ge-


neral l\litre el testimonio de su pesar por aquel aconte-
cimiento desgraciado, le dice lo siguiente:
NECROLOGIA 25
Rio Janeiro, Octubre 21 de 1870.
En el momento en que V. E. va á recibir un gran golpe,
puede tal vez servirle de consuelo que sus amigos en esta
córte desearon haberlo podido evitar ,y que tomaron parte
en la profunda pena de una familia digna de mejor suerte.

El pobre jóven empezaba á ser acogido y podía haber


sido feliz entre nosotros, cuando un incidente de juven-
tud vino á afligirle, y él por su pundonor se dejó ar-
rastrar á la fatal estremidad que deploramos todos! Fué
general .el sentimiento de la sociedad brasilera, com-
prendiendo el dolor que tan triste suceso debe produ-
cir á V. E. y á su digna consorte. >>

El General Paunero, á cuyo lado se hallaba el JOVen


Mitre, como agregado á la legacion de Rio Janeiro, que
le conocia desde niño y que era juez de los sucesos que
precedieron á su muerte, al hablar de los últimos sén-
timientos que ocupaban á Jorge, tiene esta sola palabra
que reasume las nuestras:
¡Alma generosa!
Hé aquí un párrafo de carta del General Paunero al
Dr. Elizalde:

Río Janeiro, Octubre 22.


«En las cartas que ha dejado escritas (Jorge Mitre)
antes del trance terrible, deja consignado que sus últi-
mos pensamientos los consagró á tres personas: su pa-
dre, su madre y yo.-A mi me trata con la misma ter-
nura que á su propio padre.-Aima generosa!>>
Terminamos estos estractos con el de la carta que el
26 NECROLOGIA

General Paunero dii·igió al General Mitre, •·emitiéndole


las cartas póstumas de su hijo.
su' dolorosa elocuencia hace supérlluo todo comen-
tario.
«Rio Janeiro, Octubre 19 de 1870.
l\li muy querido amigo:
Prepare su alma, mi querido Mitre, para recibit· el
mayor golpe que en su vida azarosa de hombre de guer-
ra y de estado ha podido depararle el cielo.
Jorge ya no existe! ... Como ha dejado este mundo me-
jor que lo que yo lo pueda esplicar lo dice el mismo en
las cartas adjuntas que dejó para mí y para su escelente
y desgraciada madre, pues la que dice haber escrito pa-
ra vd. no ha parecido.
Cuando ocurrí al teatro de la tragedia le encontré
)'a rígido, enteramente vestido con la ropa con que ba-
bia salido á la calle, recostado al través de la cama co-
mo si durmiera, apoyando un pié en el suelo y el otro
pasado por encima, oprimiendo con las dos manos con-
tra su pecho el arma homicida, como si la acariciase,
y cuya boca aun apuntaba á la sien.
Sobre el velador que estaba á la cabecera de la ca-
ma, encontramos una carta abierta para mi; sobre el
tapiz y á sus piés una fotografía de V., colocada en un
óvalo dorado que hacia pocos dias habia comprado en
una tienda, circunstancias que me hacen ver, con lo
que me dice en su carta, que sus últimos pensamientos
fueron para su padre, su mamita y tambien para mí.))
Así muere Jorge Mitre!
Pobre niño!
Ayer no mas se le veia de la mano de su¡; padres,
NECROLOGIA 27.

sonreír y admirarse á las primeras impresiones del mun-


do, pidiéndoles, con su mirada, un consejo y una espli-
cacion.
Muy pronto, demasiado pronto, quiso tomar esa es-
plicacion del mundo mismo, llevado por el impulso de
la fuerza latente y poderosa que se agitaba en su ser.
Sucumbió como el alquimista, al estallido de los ele-
mentos que hubieran dado la ciencia y el progreso, si
no los hubiese arrojado prematuramente al crisol una
mano inesperta.
Rindamos culto á esa vida juvenil que ·se troncha, á
esa esperanza del porvenir que se pierde, á esa inteli-
gencia poderosa que se esteriliza, á ese corazon jóven
y bueno que se enfria, á ese dolor incurable que deja
en pos de sí este drama que viene á ser tambien una
leccion para la generacion contemporánea del que aca-.
ha de separarse de ella antes de haber cumplido su
destino.
Jorge Mitre, cuya biografía moral hemos conden'sa-
do puede reasumirse en este idea:
«La vida gobernada por la imaginacion y el sentimien-
to, antes que la voluntad, el carácter y la edad misma
la hayan emancipado de sus tutores naturales.»
Jorge Mitre, repetimos, al morir, lega á s.us jóvenes
amigos este ejemplo terrible pero fecundo de los resul-
tados que puede producir el desquilibrio, que con tanta
frecuencia se observa en la organizacion moral exhube-
rante de la juventud americana.
Lloremos su pérdida y honremos la memoria del que,
hasta en sus últimos momentos, estaba destinado al sa-
crificio generoso que lo inmola en aras del ejemplo y
enseñanza de los demás, y que fiel al culto de la inteli-
NECI\OLOGIA

gencia y del sentimiento que encerraba en sí, murió pen-


sando y sintiendo, mártir de sí mismo! Por eso su últi-
ma palabra es: «Muero sin saber por qué!» porque él
mismo no habia alcanzado á comprender la vida, ni á
comprenderse á sí mismo!
El camino de su existencia queda marcado con páginas
luminosas y fugitivas, como el rastro fosforecente que
deja en pos de sí la nave arrastrada al abismo por el bra-
zo formidable de las tempestades !

JOSÉ MARIA GUTIERREZ.


POESIAS DE JORGE M. MITRE.

DEDICATORIA.

Á MI MADRE.

( En un cuaderno de poesías )

¿ Quiéres que te hable mi cariño santo ?


¿ Quiércs que p1·cmic tu sublime amor? ....
Lleváte, pues, mis dichas y mi llanto,
Lleváte mi alegria y mi dolor.

Á 1\l 1 1\l ADRE

( En otro cuaderno de poesias. )

Madre, no sé 'si entre las cuerdas rotas


De mi lira, hallaré las blandas notas
Como las que quisiera
Hallar mi amor para cantarte á tí.
:30 POESIAS

Tu que mi amparo has sido, m1 JumhreJ'a,


l\li guia tutelar, mi consejera,
¿ Qué puedo yo ofrecerte
Digno del gérmen que anidaste en mí ?

Tu que me has arrullado en tu regazo


Como el ave en el nido,
Enseñándome el bien paso tras paso,
Tendrás de mi alma suave emanacion.

Sí, tu tendrás la religion de mi a,Vna,


Te erigiré en mi pecho un santuario,
Y el perfume de místico incensario
Brotará para tí del corazon !

DEDICATORIA.

\ En otro cuaderno de borradores )

Recibe, madre, las notas,


Que de mi seno partieron,
Para sucumbir nacieron,
Pobres, humildes, ignotas.

Tengan, pues, en tu mirada


Ese rayo de consuelo,
Que baja del alto cielo
En dulce luz condensada.
JlF. .lORf:E M. mTRF. JI

Mañana cuando en olvido


Yazcan las flores de mi alma,
Llora sob1·e ellas en calma ....
¡ Mi aspiracion se ha cumplido !

Á MI HER'MANA .JOSEFINA.

Blanca flor del pensil de los amores,


Pura rosa de vívido capullo,
¡ Quiera Dios que no rasg1.1cn los dolores
El ténue tul de tu inocente orgullo !

¡ Quiera Dios que en el curso de tu vida


El ángel del candor vele á tu lado !
Y que no wnga hrisa dolorida
A. ma¡·chitarla con su soplo helado.
Ttí que sabes amar, tú, que en el alma
Llevas un mundo inmenso de esperanza,
No dejes escapar la grata calma •
Que sonrie al amor en lontananza.

Sé buena, presta alivio al aflijido,


Á los que sufren hambre dales pan,
Al que yerra corrije en su descuido
Y prPstall' PI ralor qne no le dan.
32 flOESIAS

Así serás feliz. Si eres esposa


La mano del Señor irá á tu hogar;
Si madre su diadema luminosa
Irá sobre tn frente á descansar.

MÉJICO.

Thus fonglt the Greek ofold,-


Thus will he fight again!
S hall not the selfsame mould
Bring fortlh tbe selfsame men1
G. Croly
Serrons nos rangs, brO.lons nos tentes
Victor H~tgo.

l.

ANAHUAC.

Crezcan incultas rosas y jazmines


Sin que haya atenta ni prolija mano
Que cuide de la flor de los jardine~,
Que los cardos separe
Y los vistosos cármenes prepare.
Cese el bullicio del placer liviano,
Cesen de amor los besos y caricias,
Cese la danza y el alegre canto:-
.4nnhúac llora, respetad su llanto.
DE .Jilii(;E ~1. mTIIE :13

Llaulo qur triste vierlr


De tantos hijos pot' la infausta suerte.
Mas ¡ ay ! de aqnrl que su blason desrlora
Señm· de Solfet·ino y de l\lagenta,
No con tímido siervo lidia ahora:
Méjico se alza y lavará su afrenta.

Ya su estandarte triunfador ondea


Los baluartrs de Puebla coronando;
Y en la Inpcrial ciudarl la fragua hume::.
De Libertad la csparla retemplando;
Y en las tranquilas aguas
Del quieto lago que sus muros besa,
Del Azteca las rápidas piraguás
Al par de sus jardines nndulantes,
Navegan att·evidas
Cual si Guatimozin furra adPiautt>,
Que en tan terriblf' duelo
Tendrá parte la tiet·ra y tenrlrá PI eielo.

Las águilas francesas vrncedoras


Que del Nilo rn las márgenes
Al rápido Beduino han sorpendido;
Que del mundo señoras
En el trono del J!apa han· hecho nido,
Sobre Acapulco un dia· se cernieron
Y al esplendor de la t•ogiza llama
Sus glorias para siempre oscurecieron.
'
l'llBSIA~

¡ En nombre de la paz y del pogreso


Las conducen las hordas musulmanas!
Y con voces profanas
Invocan á la patria los traidores !
Y con tales aliados
Turcos y mejicanos degradados
¿ Del triunfo los honores
Acaso Francia espera ?
¡ Pendon de luto enarbolar debiera !

Excelsos mejicanos trovadores,


Si el amor patrio os mueve y os inspira,
Si el lauro ambicionais de los valientes,
Romped las cuerdas de la blanda lira.
Subid al alto teocalí sagt·ado,
Y en su antiguo recinto abandonado
Suene de nuevo el caracol, y el viento
Do quier difunda belicoso acento.
Y cuando el pueblo formidable acuda
Cual tempestad que cruza por la tierra,
Por la ciudad y por la selva agreste
Lanzad el grito de venganza y guerra.
Y si morir os toca
Lúgubre se alce el postrimero canto,
Cual héroes de Ossian, que el genio evoca
C"nsa~ranrlo @} valor y llanrlo espanto.
IJE .JORGE M. Ml'l'ltE

¿ Qué os importa que Francia la orgullosa


Sobre vosotros su poder desplome 1
Qué os importa que avance victoriosa
Si sabeis sucumbir ante que os dome ?
Tu vencerás ¡ oh martir coronada !
Y el último que ajite tu bandera
«Gloria al Republicano
<<Que por la patria muera !>J
Dirá muriendo, al mundo americano.

Los que á la vida eterna de los fuertes


Prefieran frájil y corbarde vida,
Como masas inertes
Llevarán existencia maldecida;
Y cu~ndo busquen con afan prolijo,
De Méjico en la historia
Del pad1·c el nombre, en su ignorancia el hijo
Hallará por herencia y por memoria
La mengua para él, para otros gloria.

Si el impasible esclavo moscovita


El Kremlin coronó de ardientes llamas,
Cual funeral antorcha que concita
A dormir bajo pálido sudario
De blanca nie~e en que su luz derrama;
Si la Rusia con bárbara alegria
Miró á Moscow que ardía,
Y al primer Napoleon, al tem~ra1·io
POESIAS

Que ¡·oto y solo y humillado huia;


Cumple al libl'e de América, imponente
Ejemplo dar al mundo,
Tan heróico, tan grande, tan fecundo,
Que á los futuros siglos amedrente !

11.

~APOLEON 111.

Napoleon, ambicioso _aventurero,


Pueda tal vez que triunfen tus !ejiones;
De una nacion serás sepulturero,
Y manto de traiciones
Y símbolo de crimen tus pendones.

Mas no orgulloso en tu arrogancia loca


Ahogar pretendas libertad y leyes;
¡ Ay ! del que al pueblo por su mal provoca !
Ante él ¿ qué sois los infatuados reyes ?
Si se chocan monarcas y naciones
Desparecen coronas y blasones,
La majestad se ausenta
Y el reo ante su barra se presenta.

Como los mares y agitados vientos


Que sin piedad tus naves destrozaron,
Muchas veces los pueblos turbulentos
Sus ídolos de un dia derrocaron.
DE .101\GE ~1. MITI\E :n
¡ Oprime, y puede que el tranquilo Sena
Arroje tu corona á Santa Elena !

La libertad no muere; si un momento


La sepultas audaz en honda tumba
Verás que atada, en cada movimiento
Los imperios conmueve y los derrumba;
«Encélado arrogante,))
Po1· el peso del Etna comprimido,
Estremece la tierra á cada instante ·
Con su aliento de llamas, encendido.

Si la suerte te brinda en su inconstaneia


La palma de victoria,
No será tuya, ni será de Francia !
Para el vencido que cayó con gloria
Cúantas veces en unas y otras zonas
La edad tejió coronas!
Inclínate, y el velo de la historia
Alza, tirano, y mira á la distancia:
Sagunto acá responde-allá Numancia;
l\fas allá las Termópilas sagradas
Por los mismos tiranos respetadas.

Pero no el rostro amed.rentado apartes


Al contemplar de lejos,
Tan vago cuanto estenso panorama;
Y del pasado en la region sombría,
Permite que á los pálidos reflejos
1'0ESIAS

Que mi :mtorcha derrama


Te sir'Va yo de guia;
Y monarca y poeta vagaremos
Al traves de ese mundo laberinto,
Lentas y leves sombras
Viendo girar en sepulcral recinto.

En carro de oro Faraon avanza


Magnífico, esplendente,
Y entre las olas de la mar se lanza !
Habló el omnipotente,
Y carros, y ginetes, en despojo,
Por una eternidad guarda el mar Rojo.

No escuchas un confuso vocerio?


De Baltazar es el festin impio !
Mírale ! Fué pesado en la balanza
Y el Persa audaz hasta su trono alcanza !

Julio César, cual súbito meteoro


Qu~ veloz crut.a, tu mirada atrae:
Marca su paso con estela de oro;
Pero no has visto que se apaga y cae.

Lo ves en Galia penetrar osado,


Lo ves romper las nieblas de Bretaña,
Cruzar sin miedo el Rubicon sagrado,
Dueño de Rpma y vencedor de España.
DE .101\GE lit. llllTEE 39
Todo lo abarca su mirada ardiente,
Todo lo alcanza su potente mano,
Lidia en Farsalia, triunfa en el oriente,
Llega, ve y vence .... ¡ Pero fué tirano !

Marzo es fatal, lo ha dicho el agorero,


Marzo viene .... ya Bruto se presenta,
Y de César, Señor del mundo entero,
:Muestra Antonio la túnica sangrienta.

Mas porqué fatigar el mundo anciano !


«Baste ejemplo menor, baste al presente.,¡
¿Del Corso que nos queda? Polvo vano !
Y aun el cañon de Waterloo se siente.

A quien un mundo parecíole estrecho


Tuvo una roca por mansion postrera,
Y esa jaula, que el mar tiene por lecho
Su Bayaceto abandonada espe1·a !

Siempre contra el tirano


De Dios está la poderosa mano,
Y pueblos y elementos
De su justicia son los instrumentos.

¡Ay! del 'que osado y ciego


La trmpestad sobre su f1·ente irrita;
Como el Ángel de luz, á eterno fuego
Su soplo á la soberbia precipita.
POESL\S

Tiemblan del lirmamento


Las inmensas recónditas regiones
Cuando la chispa de su enojo brilla.
. ?
y an~ ÉL ¿qué son monarcas y nacwnes.
Hojas ligeras que arrebata el viento,
Estátuas de oro en pedestal de arcilla!

111

,\LA AMÉRiCA.

l'enp]e,, fnrmez une Sainte-Ailinnce


~~~ donnez vous la main.
Beranger.

Los Sátrapas que oprimen á la opulenta Europa,


América, tus hijas, n•n ávidos crecer,
Y la avaricia beben en espumante copa,
Y en medio de sus bosques las quieren sorprender.
Incautas se reclinan rodeadas de los mares;
Las puntas de sus flechas están sin aguzar,
Y l::t ondulante boa que huella sus hogares
Mil pérfidos anillos sobre ellas ,-a á estrechar.
La Europa de los reyes confía en la fortuna
Y olvida que la indiana sus iras despreció,
Que ahogando las serpientes enviadas á su cuna
Muy alto la bandera de libertad alzó.
Drsdr rl ronfin 1lr .\nálmae COI'fiendo al Biobio
Iberia pnPhlo~ lihrr~ ava!>.allando fn¡:;
llE Jol\GE ;\1. 1\IITI\E -il
Mas ¡guay! que entre las selvas, co¡·onas de ese rio
Arauco es quien lo habita, y estaba ya de pié.
De cobre son sus miembros, jamás vistosa pluma
Su negra cabellera fué ociosa á acariciar,
Del águila, del condor y del pintado puma
Supieron los despojos con hondas arrancar.
Y esa nacion salvaje, la mano detenía
Robustecida en Flandes, que un mundo sugetó:
Vestal americana que el fuego mantenía
De independencia ruda que nunca se estinguió.
¡Oh Méjico! adelante, que tú eres el primero
Que el cetro de los reyes amenazando está :
Da temple en tus volcanes al victorioso acero
Que honor y libertades á devolverte va.
Avanza; mas no esperes, que esperarás en vano',
En nno fija tienes la vista en el confin.
Verás que brillan armas ... no son las del hermano.
¡Él brinda pol' tus triunfos en medio del festin!
La América indolente de léjos te contemp}a
Y aplaude coronada de soñolienta ''id;
Se mece en sus hamacas, mas no el acero templa,
Segur de nuevos lauros en la cercana lid.
Y cuando caigan rotas sus áras y sus leyes,
Cuando :i sus ¡merlas llanwn los écos del cañon,
Desprenderá sus rayos y lemblarán los re)·es,
Desplegará, aunque larde, su augusto pabellon.
POESIAS

Su cántico de guerra con varonil acento


Repetirán las tribns de Arauco y del Darien,
Y un estandarte solo desplegarán al viento,
De palmas coronada la victoriosa sien.

Y al borde de un abismo terrífico, profundo,


Los pueblos y los reyes sus fuerzas chocarán:
La América y la Europa, un mundo y otro mundo,
En gigantesca lucha, sangrientos rodarán.

Y el humo del combate por las distintas zonas


Ocultará los Andes en toda su estension,
Y rotos, pisoteados, los cetros y coronas,
Veremos cuando brille la luz de redencion.

¡Oh! tribus mejicanas, vuestra aguila altanera


Que pisa la culebra posada en un nopal,
Desgarre del_ tirano la tricolor bandera,
Y abata la soberbia del águila imperial.

Las filas desordenan tremendos huracanes


El mar contra sus naves las ondas irritó,
Y escuchan aterrados la voz de los volcanes
Que zumba en sus oídos cual ronca maldicion.

La raza de los reyes es tiempo que sucumba,


Y el pueblo al mismo pueblo que sepa gobernar ;__,.
Los déspotas en vano vigilan una tumba;
La Libertad es Cristo, que su poder derrumba,
La Libertad triunfante del polvo sr alzará!
IR65.
DE .JOI\GE M. l\lJTI\E 43

ODA
Dedicada ni distinguido literato y poeta limeño D. Clemente Ahhau•.

Feliz la vida oscura


Del mortal que sin cuna ni riqueza
Conoce la ventura
Que dá naturaleza,
No la que brinda el fausto ó la grandeza.

No le inquieta el cuidado
Que agita al grande en su mu\lido lecho;
Y amar y ser amado
Bajo ignorado techo,
Es el único anhelo de su pecho.

Insensible á las vanas


Pretensiones, riquezas no ambiciona,
Ni por tierras lejanas
En apartada zona,
Patria ~ hogar y amigos abandona.

Para él nada ha mudado,


Ni mudará.-La espina de la ausencia
Jamás ha lastimado
Su dichosa existencia,
Que bendice el amor en su presencia.

Pacífico y tranquilo
Vive donde nació! La encina añosa
PO ES !AS

Que su sombra y asilo


Le dió,-lo dá á la esposa,
Lo dá á sus hijos, lo dará á su losa.
Su amante compañet·a,
Sus cuidados le brinda y su ternura,
Con sonrisa hechicera;
Y la misma natura
Sus encantos le brinda y su hermosura.
Tú, cuyo pecho encierra
Egrejio vate, el mérito escondido,
Y atraviesas la tierra
De pocos comprendido,
Digno de tal ventura habrías sido.
Porque ese noble pecho
Que arde entusiasta en generosa pira,
Modesto, satisfecho,
Con la ciencia y la lira
¿A qué en el mundo insustancial aspira?
1~65.

EN EL PARAGUAY
.
(A mi amigo el doctor Gallegos)

¡Soy poeta! Mi musa entusiasmada


Se inflama en el desierto, en la enramada,
Do quiera, con sublime inspiracion.
HE .101\GE M. MITI\E

He imitado á las aves ago1·eras


En su canto, y el éco de las fieras,
Y los broncos sonidos del cañon.

¡ Soy poeta! La luz de los palacios


Que reverbera en perlas y topacios,
Hace un éco brotar de mi laud;
Y la choza y la selva solitaria
Una nota tambicn, una plegaria,
Me arrancan con su plácida quietud.

Por eso canto aquí; por eso el alma


Turbando acaso la tranquila calma
Quiere entre el luto y la miseria hablar,·
Aquí do llega del desierto el viento
A sacudir la frente de un hambriento
Y un helado cadáver á azotar.

¡El Paraguay! ... Rodando mi memoria


Entre las hojas de esa larga historia
Que de sangre cinco años ofreció,
La vista aparto, les arrojo un velo,
Porque al pisar ayer su fértil suelo
Un pan para comer se me pidió.

Y luego otro, que manos aguerridas


Apretaron convulsas, doloridas,
Cual ap1·ieta el avaro su caudal
Y ví mil bocas por el hambre mudas,
POESIAS

Y mujeres impútlicas, tlcsnutlas


Que la miseria encaminó hácia el mal.

Yo creo haber llorado. l\le figuro


Que estuve anoche bajo un alto muro
Enjugando una lágrima fugáz,
Contemplando esas calles tortuósas
Pobladas solo por derruidas chozas
Donde no hay madres ni familia ya.

Yo he visto de la luna al blanco rayo


Un pobre y harapiento paragua)'o,
TÍ'ofeo de su lucha nacional,
Sin una madre que le estreche en brazos,
Y un miembro de su cuerpo hecho pedazos
Que no vendó la mano maternal.

¡República Argentina! Pátria mia,


Cuna de mi placer y mi alegria,
Escucha ese fatídico clamor!
Si con la espada se mostró tu mano,
¿Por qué al caer exánime el tirano
No corres al combate protector?

¿Quieres trofeos? ¡no! ¿Quieres la presa?


Tampoco ¡ay Dios! pues tu mision no es esa,
Noble y humanitaria es tu mision:-
Tú estenderás la mano al desvalido
Porque nunca faltó santo latido
En tu grantlc y valiente co1·azon.
DE .JOnGE l\1. MITRE 47
No dejes que la sed del ambicioso
En las arenas de ese suelo hermoso
Detenga con baluon su impuro pié;
Sé tú la providencia protectora
Que cambiará su noche en una aurora,
Fuente de luz, de bendicion y fé.

Y entonces habrá madres, y habrá hermanos,


Y concluirán esclavos y tiranos
Y el hambre y la miseria pasará;
Y el viento de su playa fecundante,
Surcando por su rio murmurante
Bendiciones y amor te llevará.
Asnncion, MRyo 1870.

Á l\11 QUERIDO AMIGO ADOLFO LAl\IARQUE

(En In coleccion de poesias "Cantos á Mayo")

Écos de libertad, écos de gloria,


De este libro las hojas atesoran: •
De fiera esclavitud cuentan la historia
Y la desdicha de la pátria lloran.

Tú, qué amarla supiste con anhelo,


Tú, que adoras sus hechos inmortales,
Compartirás sus dichas y su duelo
En sus pájinas gratas ó fatales.
I'OESIAS

E N lJ N A T U M B A

Este mármol que encubre un cuerpo yerto


¡Cuánto dice á nuestra alma dolorida! ...
Por un lado una gloria, un amor muerto;
Por otro, la llegada al triste puerto,
l\leta de la barquilla de la vida !

A LA DllEÑA DE UN ÁLBUM
l\le dices que un libro en blanco
Como una reliquia guardas,
Al que una fatal estrella
1\Ii estéril musa consagra,
Debiendo ser la primera
En ennegrecer sus pájinas .
.Yo, que en cuestiones de libros
Tengo mi opinion formada,
Al saber por tu conducto
La vidriosa circunstancia
Hago renuncia del cargo
Porque ... por. . . ¡vaya! ¡por nada ! ...
Porque es estéril mi musa,
Y todo lo estéril, daña.
Poetas hay ,-y no solo
Poetas,-que una montaña,
DE .TOHGE ~1. ~liTRE

Y un lago. manso y tranquilo,


Y una espléndida mañana,
Y un verjel de vet·des flores,
Y una choza solitaria
En solo un golpe de brócha
Darán á esas hojas blancas ...
Pero yo ... yo ... ¡vamos, niña!
Lo cierto es que no sé nada.
Si vulgarizo me ahoyan,
Porque la crítica es tanta
Que ni los libros prit'rtdos
De su estilete se escapan.
Si te digo hennosa, pura,
Gritarán: «¡valiente cháchara!))
Y si te doy un consejo
Me nn á dar. . . ¡pero cáscaras!
AtTéglate como puedas,
Amiga mia del alma.
Yo no sé pintar verjeles,
Ni verdes colinas altas,
Ni tengo el valor bastante
Para ... para ... para ... para ...
¡Vamos! ... para mentir tanto
Como se miente hoy en plaza.

iunio 1A70
POESL\S

PENSAMIENTOS.
t F.n un álbum. )

El hortelano de la dicha riega


Flor que han llamado muchos ilusion :
Crece su tallo, su esplendor despliega ...
Pero el sol del amor sus rayos niega
Y la troncha aterida el aquilon.

11

Busca el hombre en el mundo ser feliz ...


¡ Cómo no ha de caer en un desliz!

III
La mujer es un néctar delicioso,
El hombre el bebedor que se estasía;
Mujer, es el amor; hombre, ambicioso:
Una, toda verdad, y otro falsía.

Á TÍ.

Ven á darme una gola de tus mieles,


Abeja del amor, libar\ a quiero;
Ven á aplacar con su dulzor mis hieles,
V á iluminar las somhras en que muero.
IIE JOI\GE 1\1. l\111'1\E 51
¡Te amo 'tanto! ... Las horas á tu lado
Me parecen un soplo de los cielos;
Lejos de tí, mi espíritu agoviado,
Se envuelve ténue en transparentes velos.

Estoy triste, muy triste; mi mirada


Donde buscar amor y luz no sabe ...
¡Cómo no ha de estar ti·iste la enramada
Si le faltan los cánticos del ave!

Veu, ilusion primem de mi vida,


Á gozar y llorar junto conmigo :
Seré tu ángel guat·dian, muje1· querida,
Seré tu hermano, tu mejor amigo.

Y si penas encierra tu existencia,


Yo las mitigaré; y si suspira
Tu alma llena de amor y ~e inocencia,
La llenaré con cantos de mi lira.

Mayo 22 de 1870.

LA SOLEDAD.

Elevnbit se supru se.

Déjame al menos respirar en calma


Tus auras puras, soledad querida : .
Déjame al menos que tranquila. el alma
Busque en tu somhra la esperanza )'vida.
l'OESJ.\S

Deja que admi¡·e en tu follaje umbdo


La luz filtrarse de brillante aurora,
Mientras las cumbres de los montes dora,
Y humilde gime el ~osegado I'io.

Deja que adore la potente mano


Del supremo Criador que dió á tus flores
Vida y color, y al miserable humano
Alma para sentir tantos amores.

Yo buscaré tambien en ese asilo


La calma dulce que pe1·dí en el mundo;
Y mi cantar tal vez, tierno y tranquilo
A soi·prender vendrá sueño profundo.

Bastante ¡ay Dios! po1' turbulenta senda


Mis pasos dirijí, dó quier vertiendo
Llanto del corazon, mientras la venda
De juvenil enor me fué cubriendo.

Bastante, sí,' de ingratitud y olvido


Sufrí los golpes que á morir me guian,
Bastante, sí! que al corazon perdido
Con voces seductoras le mentían.

Déjame al menos, soledad preciosa,


En tu seno vivir; besar tus áras;
Regarlas con las hojas de una rosa,
Y adorar la verdad que me hrindáras.
UE JOitGE ~1. MITHE

No mienten, no, tus perfumadas flores,


La luz no miente de tu hermoso cielo;
Y ni tampoco mienten los dolores
Cuando en tu seno buscan un consuelo.

Solo á esa luz, y en la espesura umbría


Puede el bardo entonar dulces plegarias;
Solo bajo esa luz, que Dios envia,
Pasan en paz mis horas solitarias.

Los recuerdos allí: y allí esperanza;


La vida por do quiera: un Dios que inspira:
En el alma del hombre la bonanza ...
Lo demás es un sueño, una mentira!

Que _cantar el tumulto que nos zumba


Entre este mundo que sin fin aqueja,
Es cantar al amor sobre una tumba
Que en todas partes percibi1· se deja.

AMOR MUDO.

Guardo una flor, Jlfatilde, que tus manos


Pusieron en las mias ... ¡flor bendita! ...
Símbolo del amor en que me abraso,
Símbolo del amor que te domina.
-f. POESIAS
;)-1·

Era una noche clara y melancólica


Cuando tú me la diste ¿lo recuerdas?
Subió el rubor á tu mejilla blanca,
Besé la flor con efusiones tiernas.

Ni yo te hablé jamás de mis amores;


Ni tú me hablaste nunca de los tuyos;
Pero en aquella noche nuestros ojos
¡Cuánto se hablaron en lenguaje mudo! ...

Como á impulsos de un choque nuestras almas


Su sér conjuntamente unificaron:
Se confundió tu espíritu y el mio,
Y se enlazó mi mano con tu mano.

¡Ni una palabra mas! ... cuando se ama


Hay silencios solemnes como Dios. ·..
¿Qué mayor elocuencia que los ojos?
¿Qué mayor elocuencia que la flor?

EN UNA TUMBA.

( A mi amada. )

Ven, Matilde . .. Sepárate del mundo,


De su eterno reir y su alegría;
Aquí un silencio sepulcral, profundo,:
Te comida á sentir, hermosa mía.
HE .JOlll.iE M. MlTllE 55
No vengas. adornados los cabellos
Con sedas ricas ni fragantes llores:
Sueltos á su placer, encubran ellos
De tu gentil garganta los primores.

Túnica larg~r de..ni~ve


Descienda de tus hl:r'os pii~osa,
Ni joyas, ni una flor tu seno lleve, '
Porque quizá ofend eran esta lo~a.

Ven aquí junto á mí: tranquilo asiento


Serán sus gradas de los dos, y unidos,
Junto se exhalará místico acento
Juntos se habrán de oir nuestros gemidos.

Esa palabra ¡amor! que blandamente


De tu boca de flores desprendida,
Hiere en el alma, y por suave ambiente
Con ternura y afan se vé mecida,

Se pierde entre los mágicos olores,


Diadema celestial de los jardines, ·
Entre nécios y fútiles honóres ...
Se pierde en el reir de los festines!

¡Amor! El mundo con su masa de oro


Le persigue, le arroja, le sepulta;
,: Si vierte alguna lágrima, en su lloro
Á la pasion mas santa el mundo insulta.
5H l'OESIAS

Sepárate, Matilde, de ese mundo,


De su eterno reir y su alegría;
Aquí un silencio sepulcral, profundo,
Te convida á sentir, hermosa mia.

Aquí junto á esta losa funera1'ia


Que encierra una pasion con una vida,
Donde nadie vertió, ni la plegada
De compasion, al Cielo dirijida!

Aquí de amor el juramento santo¡


Lanza1·emos los dos ... no te sonrojes:
Con las gotas, Matilde, de tu llanto,
Ni tu mejilla, ni mi frente mojes.

¿El mundo uóndc está"? ... \o no le veo


Huye cobarde del recinto triste,
Que no llega su vano clamoreo,
Do el silencio de sombras se reviste.

Aquí su anojo y su poder se estrella:


¿Que vale su poder? ¡Es humo y viento!
Si hasta esa puerta penetró su huella,
Acobardóse luego de su intento.

¡Juramento de amor! . . . En tí yo fundo


Mi Dios ... y como á tal, mi lira canta:
¡Sí, yo te adoro! Entre los dos y rl mundo
La eternidarl augusta sr Irvanta.
E11ero de 1870,
DE JORGE l\1. MITRE 57

S E 1 S C U ARTE T A S.
Dedicando mis retratos

Á l\11 Al\IIGO A. LAMARQUE.

Mi retrato te envío, caro amigo;


Con compasion contémplalo te pido:
Él encarna un tormento que he sufrido ...
Y del que fué el fotógrafo testigo.

Á MI AMADA.

Llévatelo, preciosa criatura,


Y guárdalo en tu seno con candor;
Solo lamento que á su pié no lleve .
Un fac-símile fiel de nuestro amoP.

Á l\11 CONDISCtPULO ENRIQUE S. QUINTANA.

Fuí á casa del retratista


Que la estampa me sacó ...
¡El demonio del artis!a
Al natural me copiÓ!

Á UNA DAMA .

.\\le pide usted un retrato


Y yo se lo quiero dar;
Con que métalo en el álbum
Y continuemos en paz.
58 POESIAS

Á MI HER!IIANO BARTOLOMÉ.

Lejos de la familia y de la pátria


En estranjeras playas has vivido :
Envíote mi cuerpo ... queda el alma,
En el orijinal entristecido!

A CARMELO RosEN DE.

Amigo, le regalo esa targeta.


Si preguntan ¡,quién es el retratado?
Contéste usted al que haya preguntado
Esta frase lacónica :-Un poeta !

LA VI DA.

l Inspiracion en un álbum. J

La marcha de nuestra vida,


Dolorida
Se marca en el corazon,
Y sus faces enlutadas
Son por el hombre llamadas :
La historia de una ilusion.
JlE JOl\GE M. MlTUE 59

ESCENAS DEL PRIMER ACTO DE LA. COMEDIA.


«LA POLÍTICA.»

ESCENA l.

L o n E N z o-solo.

Pues, señor, ó soy un topo,


ó aquí sucede algo estraño~
¡ qué de idas y venidas !
¡qué transformacion, qué cámbio ! ...
Nunca he visto tan inquieto
el espíritu del amo;
siempre con la vista gacha,
siempre gr~ve, preocupado,
leyendo siempre papeles,
manuscritos, semanarios,
desde que llega la noche
hasta que cantan los gallos.
Por eso en toda la casa
no hay otro cotno don Pablo,
con sus librotes de ciencia,
con su corazon de santo,
eternamente en la niña
Leonor pensando y pensando ... (Pausa)
Pero lo cierto es que yo
no concluyo cuando charlo;
POESIAS
60
vámonos á la cocina
porque esto ya está arreglado.
{ Se dispone á salir y 1\lfredo le ataja por el fondo )

ESCENA 11.

LO U E N Z O- ALFREDO.

ALFREDO.

No tan lijero, hijo mio;


aguarda un instante.

LORENZO.

Aguardo.
¿Qué se ofrece al señorito?
¡,Puedo yo servirle de algo?

ALFREDO.

Si te he de deci•· ve1·dad,
porque de ella soy esclavo,
puedes servirme. . . de estorbo.

LonEN~o.

En ese caso, me largo.


DE JORGE M. MITRE ül

ALFREDO.

Espera, que quiero hablarte.


Dime una cosa, gaznápiro ...
LORENZO (Interrumpiéndole)
Ya le he dicho á V. mil veces
que tengo nombre, y. bien claro.
¡Cáspita con los apodos! ...
ALFREDO.

\amos, no te enfades, vamos,


ya sabes que yo te aprecio
y te distingo ¡ canario !
Dime ¿está don Pablo en casa?
LORENZO.

Aun no se ha levantado.
ALFREDO.

Pues corre, y dile que espero;


Leeré este libro entretanto.
1 Tomanuo nn libro de sobre la mesa )

ESCENA 111.
ALFREDO, solo.
¡ Partidas del Rey Alfonso ! ....
(De..faud() el libm con d.e.~precio)
G2 POESIAS

¡Que no le pa¡·tie¡·a un rayo! . · ·


Pues no le ha dado á ese chico
por hacerse un Justiniano!
Lo dicho: se pierde el mundo
con el derecho malvado,
que á fuerza de ser derecho,
torcido se va quedando. (Pausa.)
Y es lástima, porque á fé
que no es mala pieza Pablo,
y pudiera ser muy bien
un soberbio diputado,
un periodista de nota,
un enviado diplomático,
y hasta emperador de Rusia
si así lo exigiera el caso.
¡Qué orador de tomo y lomo
pudiera hacer el bellaco ! ...
Tan solo con dos lecciones
y en menos que canta un gallo,
formara yo un Mirabeau
de él, si estuviera á mi cargo.
Pero es de caprichos duros
al fin y al cabo el muchacho,
y nadie le hace variar
de ideas .... será abogado.
¡ Pocos son los que pululan! ....
abunda en nuestro mercado
nE .JOIIGE M. MITRE

este género de gentes


en número ya tan alto,
que pronto habrá limpia botas
y serenos con el grado.
Por eso yo! salgo al mundo,
me aprecian en lo que valgo,
tengo amigos de alta alcurnia
y un periódico redacto,
y hablando con un ministro
el sombrero no me saco.
Con esto se vá á los cielos,
nuestra vida es un encanto,
y billetes y doblones
dia á dia van entrando.
Jamás pasa nna semana
si_n que caiga un pobre diablo
diciendo:-« Por estas líneas,
señor Redactor, doy tanto.»
Tanto que se le recibe
con la gravedad del rango,
con lo que al cabo del tiempo
se puede alzar un palacio.
Y luego decimos todos
en coro que peca de alto:
«La patria absorve la vida ..
¡ Cómo nos sacrificamos! >l •••

y en artículos de fondo
(}4. POESIAS

y eu algunos desfondados,
el fondo de estas cuestiones
sin fondo se vá quedando ...
[ Mirando á la derPcha )

Pero ¡chiton! que aqui viene


Pablo, que se ha levantado;
voheremos á la brecha
que al fin sacaremos algo.

¡GASPAR CAMPOS!

ÚL TlMO TRIBUTO

En las hojas del libro del destino


Un nombre mas se esculpe con decoro;
A nuestra historia patria, un argentino
Acaba de agregar su línea de oro.

Emuelto en la humareda del combate,


Lidiando cuerpo á cuerpo, brazo á brazo,
De la metralla al poderoso embate
Cayó el cuerpo de un héroe hecho pedazos.

Pero cayó luchando por la gloria,


La libertad y el bien del patrio suelo,
Sacrosanta y sublime su memoria! ...
Si na á los suyos esto de consuelo.
nE .101\GE l\1. !\liTRE l."
"''
Cuando el lecho mortuorio es la batalla,
Cuando 'mortaja fúnebre es el húmo,
Y concierto postrero la metralla,
<<Gloria eterna al valiente! >1-grita el mundo.

((Gloria eterna!» los écos repitiendo,


Hasta el trono de Dios llega el murmullo,
Y al héroe con sus brazos recibiendo,
Le hace escuchar del úngel el arrulio.

Si el trueno del cañon hirió su oído,


Los célicos conciertos lo adormecen:
Si escuchó de las balas el silvido,
En cuna de jazmín su alma se mece.

De incienso y de azahar gl'atos perfumes


Al olor de la pólvora suceden,
Y en cano de fulgor, de níveas nuhes,
Los ánjeles al cielo le preceden.

¡Oh patria! ¡oh libertad ! ¡oh democracia!


Esa es la trinidad de los valientes,
Quien por ella sucumba con audacia
Cubierto cae de palmas refulgentes.

¡ Gaspar Campos! ... Su nomhn• iluminatln,


Su cadáver, sus hechos, su memoria:
Hé ahí la herencia que nos ha legado
La muerte en sn canet'a transitoria.,
Ptlt~SI.\S

Lloremos todos con dolor profundo


Al mártir que descansa en una fosa ...
Pero el alma inmortal en mejor mundo
Atmósfera mas pura y bella goza.
Julio 23 de lt68.

LA 1\IUGER.
( Primera carta trascendental. )

l\li estimado Simon :-Cuenta la historia


(Y en la historia, querido, no se miente),
Que perdió el hombre un porvenir de gloria
Pm· un engaño vil de la serpiente.
Fué su castigo cruel y justiciero,
Se le cerró el umbral del Paraiso,
Y el acento de Dios, siempre severo,
Le persiguió do quier, quiso ó no quiso.
Mas como la mujer fué intermediaria
Entre la falsedad y la inocencia,
Apesar de su férvida plegaria,
Ni piedad encontró, ni halló clemencia.
«Tus hijos parirás entre dolores,))
Le dijo el Hacedor cuando la hablaba,
«Caerán sobre tu pecho sinsabores,
Y del hombre infeliz serás esclava!))
Desde entonces acá, cruzando sola
El borrascoso mar de las edades,
Es la mujer el ángel que se inmola
IIE JOllGE M. ~IITIU~ lfi

En la pira de ingratas sociedades:


Y tú, Simon, á quien quizá mañana
Del alta¡· en las gmdas te veamos,
Cumples la tradicion de los Fontana
Queriendo que de ese ángel escribamos.
Vamos pues á llenar un cuadernillo
Y á ensuciarlo con negros garabatos.
Estableciendo un parangon sencillo,
Entre las que usan chanclas ó zapatos,
E11tre las que son rubias ó morenas,
Entre las de ojos negros ó de azules,
Entre las que aman nóvios por docenas,
Y entre las que usan pudo1·osos tules;
Entre las que hablan mucho ó las que no hablan,
Entre las que se ríen ó que lloran,
Entre las que demandas nos entablan,
Y entre las que de todos se enamoran.
Y juzgando, y pensando y diverjiendo,
Y buscando verdades y teorias,
Poco á poco, Sinwn, iremos viendo
Cual vence en nuestras dos t1losofías.
Arréglate cu.al puedas en tu imprenta,
Búscate, si es posible, un tinterillo ...
Y hoy, como ayer y siempre, amigo, curnta
Con el cariño fiel de-
L.\Z.\.IHLLO. (1)

l. Seudónimo con qu~ Jorge redactaba la soccion á su cargo ell el


dinrio ''La Nacion" en los primeros meses del año pa>ndo.
li~
'.
IJESPEDIDA
{A mi querido amigo Julio Quevedo.)

Al suelo he1·moso en que naciste, amigo,


Emprendes hoy tu viaje placentero.
¡Quién sabe si ott·a vez me hallo contigo
Y puedo oii· tu acento lisongero !
Queda mi corazon acongojado,
Cuando de tu familia vas aliado.

Vas al hogar materno, que de niño'


Bañado en llanto abandonaste un dia,
l\li llanto enjugo en nombre del cariño
Y gozo, caro Julio, en tu alegria.
Parte, querido amigo, y en tus lares
Halles amor y rliehas y azahares.

A EL V llL\ .

t:uando mi mente jóven y ardo1·osa


Buscaba un mundo de ilusion mentida,
Forjando un sueño de colO!' de rosa,
Vi M tu imágen á alentar mi vida.

Vi entre celages de matiz dorado


lu faz hermosa, tu mirada
. tierna '
Y rereana de mí, casi á mi lado,
Tus .n~ras lt'fmzas, tu lwnnosura ctf'rna.
l>E .101\GE M. ~ll'I'I\E liD

Sentí eü el pecho fulgurar la llama


De sublime pasion, de amor intenso,
Como la nube que en el cielo inflama
Su luz de plata y su destello inmenso.

Sentí latir el corazon ansioso


Y ansiosa el alma se inostró tambien
Y eras tú sola el móvil poderoso
Que le dabas la fuerza y el sosten.

Pero ¡ay! muy luego el desengaño crudo


Ese latir del corazon. quebró,
Y un golpe seco, doloroso, mudo,
Su placer y su dicha anonadó.

¿Adónde están mis muertas ilusiones'!


Mis antiguos ensueiíos ¿donde están'?
¿Son tan perecede1·as las pasiones
Que ni un minut-o su poder nos dan?

¡N o; no es eso! Es que el mun~o fementido


Guarda séres impuros en su seno,
Sé res que para el mal solo. han nacido
Y que al hacerse ver, vierten veneno.

Y tú estabas entre ellos, bella Elvira;


Tú, que desden le diste á mi pasion,
Tú, que á un amo1· que santidad· respira
Premiaste hiril'ndo C'J'nc>-1 mi corazon.
POESL\S
10

Pero todo pasó ... Pasan los años


Y ellos secan la planta del dolor;
Se olvidan en su senda los engaños
Y en su seno sepulta todo amor.

No importa que desdeñes mi querella


Que mates con dureza mi esperanza,
Yo olvidaré mi malhadada estrella,
Que el olvido y el sueño es bienandanza.

SONETO.
\ A .ruaun l\lannela Guniti. )

Tus páginas leí, bella escritora,


Nacida en los verjeles argentinos,
Y he visto en ellas luz deslumbradora,
Y he visto en ellas rasgos peregrinos.

Eres mujer, y el corazon, señora,


Sentimientos te inspira tan divinos,
Que todo aquello que tu pluma dora,
Es cántico de amor en dulces trinos.·

Y he sabido tambien que el sufrimiento


Lágrimas de dolor llevó á tus ojos
Y á tu alma fune•·a•·io sentimiento.
71
Y yo, que tambien suf1·o, yo que siento
Tanta amargura como tú, y enojos,
Simpatizo con tu alma y tu tormento.

EL SUICIDA.

Era una noche del inviemo crudo;


Silvaba el viento con dolientes écos ...

En cuanto el jóven pudo


Todo en silencio vrr, silencio mudo,
Oyó en su corazon latidos sécos ...

Dejó cae1· en sus manos la cabeza,


1\liró en su derredor lleno de espanto,,
. Paróse con presteza,
Y recorrió con rapidez su pieza
Y volvióse á sentar sumido en llanto.

¡Vida!>> dijo despues,-co~o saliendo


<•

De un letargo mirifico y profundo:-


«Si he de seguir viviendo,
Solo podré lograr vivir muriendo,
Encadenado al torcedor del mundo. >•

¡ Y tomó el arma! ¡y á su sien llevó la!


j y el mortífero plomo hizo salir!
Y ni una queja sola
J>OESlAS

Despues del estallar.de la pistola


Se hizo en el pecho del suicida oír! ...

EL PEHEGRINO Y EL ÁNGEL.

-¿Quién et·es, tatigado peregt·ino,


Que no quieres tu curso detener?
-Soy un esclavo mártir del destino
Que las dichas buscando voy de ayer!
-¿,Las perdiste?
-Hace mucho! No me queda
Para seguir tras ellas el aliento !
-¿Y no las seguirás?
-¿ Creis que pueda
Dejarlas de seguir en mi tormento?
¿Creeis que al corazon una barrera
Puede oponerse y evitar que siga
En su infinita y rápida carrera? .
¡Imposible! Se engaña quien lo diga.
-No se engaña, viajero, no se engaña .. ,
Yo te lo digo, y que lo palpes quiero;
Ven conmigo hasta el pié de la montaña
Y el bálsamo hallarás, pobre viajero.

Y lo ralmó ... llegado c'l la montaña


Mit·•í 1'1 ánw·l I'OH ojos de eonsul'lo
OE JORGE M. l\llTllE i3
Al viajero infeliz y-«No se engaña,»-
Dijo,-<<quien llama con fervor al·cielo! >>

A EL LA.

tEn su cumple años.)

Hoy cumples años, Cármeu, y en tu frente


Un atractivo mas veo nacer;
Y á tu alma pura entre tu pecho ardiente
Paréceme que siento estremecer.

Te amo, Cármen, y el puro amor que siente


Mi pobre corazon, noto crecer,
Cuando de nuestra vida en la corl'iente
Uu año mas miramos fenecer.

· Y aunque se diga cmn año mas de vida,»


Y otros lamenten su perdido ardor,
Nuestra mente se encuentra agradecida

Y la edad no nos causa tal dolor,


Porque tu boca con mi boca unida
Repite: <<¡Un año mas d~ puro amor!»
74 POESI.\S

A Sll\ION FONTANA.

( Segunda carta tra•ceudentnl.)

.l\li querido Simon :-Tu carta esdrújula


Patitieso me deja y casi estático.
Porque, á fuer de veráz y de verídico,
No te creí jamás tan diplomático.
Tú, que has sido el cronista mas frenético
Por hablar de mujeres en tus pláticas
Tienes hoy asombradas como estúpidas
Hasta las mismas féminfls apáticas.
Porque no es para menos esa epístola,
Confeccionada en términos simbólicos,
Que reniega qellábaro cronístico
Cual reniegan del diablo los católicos.
"¡La muger !"-dices tú,-« Yo no soy clásico
Para tratar asuntos tan endémicos» ...
Y me dejas la yema sin las cáscaras
Cual si fueran mis versos epidémicos.
¡La muger! digo ~o con tono enfático
Contestando á tu sátira honorífica,
No debe relegarse al polo antártico,
Porque es nuestra diadema mas magnífica.
Aquí, como en la misma zona tÓrrida
Y en el lejano país de los japónicos,
Del homb1·e que sr encarga de una crónica
Son las mugeres áeidos carhónicos.
llE JOI\GE M. i\IITIIE 7'&

Y no estrañes el término de física,


Ni menos la metáfora que es técnica :
No creas que introduzco en mis epístolas
Insípida y rimada pirotécnica.
Cuando cansada nuestra pluma y lánguida
Nada nos dá de sí, cruel y despótica,
Para no figurar como un imbécil,
Tengo yo, como tú, la musa erótica,
Cuando sumerjo entre la tinta líquida
Esa péñola misma, estéril, tísica,
¿Quién, dí, le servirá de néctar tónico?
¿Quién le dará vigor y fuerza física? ...

¡Vamos, Simon! Dí pronto que .es incómodo


Discutir con quien tiene estilo bárbaro,
Mas no digas que temes á los clásicos
Y que rompes ingrato nuestro lábaro.
Porque si fuera así, ¡voto á San Críspulo!
Te juro que te achicas cien milímetros,
Que pierdes el mas bello de tus títulos
Y que labras tu féretro cronístico.

LAZARILLO.
Enero 15 de 187(\,
í6 POESIAS

LA COQUETA.

Mirad esa jóven de lábios de grana,


De tez mas hermosa que el blanco fanal,
Que vierte en el mundo raudales de luces
Y esmalta de nácar las ondas del mar.

Mirad esa jóven de ardiente mirada,


Que erguida la frente, la faz sin rubor,
Avanza en el mundo con paso atrevido
Marchita en sus sienes la flor del pudor.

Que altiva desdeña los castos consejos


Que vírgenes puras le van á ofrecer :
«El mundo ¿qué importa?)) diciendo altanera
«Si al hombre y al mundo desprecio á la vez?

«¿No veis aquel hombre de ricos palacios


Que á todos deslumbra con oro y poder?
Pues una mirada tan solo me basta,
Y al punto de hinojos le tengo á mis piés.

«Que el hombre venera las castas virtudes


Maldice y desprecia los vicios ¿decis?
Los hombres veneran las pompas y el oro
Y !>.olo tlcsprt'rian :~1 poht·r infeliz.
OE JORGE 1'11. MITilE 77
«:Virtud~s, pureza, malditas caretas
Que ocultan del mundo la vil realidad:
Son ¡ay! oropeles que doran las almas,
Que el lodo del crímen llegara á manchar.»

11

Y así diciendo con sarcasmo amargo


Del mundo sigue la corriente insana.
¡Pobre tnuger! que en.su postrer mañana
Acaso su hijo á maldecirla va.

Y oirá que el hombre con desprecio y rábia


Le arroja un nombre que la hará temblar,
Que así cual rayo que vomita- el cielo
Caerá vibrando en su tranquilo hogar.

Que al que á sus plantas le demanda amores


Al verla jóven y de hermosa faz,
Mañana hastiado y con sonrisa amarga:
¡Loca, infeliz! esclamará al pasar.

Y cuando en su alma repercuta triste


De su conciencia "la doliente voz,
Y arrodillado ante el altar de Cristo
Al mundo pida por su mal, pertlon.

«Mentira es ese llanto, .esas palabras,»


El mundo y el esposo esclamarán;
i8 I'OESIAS

((Pues la que ric al contemplar el cdmen,


No siente en su alma ese letal pesar. »

111

Cuando el tañer de la campana triste


Anuncie al mundo su postrer adios,
¡Nadie con llanto regará su tumba,
Ni á su sepulcro llevará una flor !

La piedra funeraria del olvido


Su recuerdo por siempre cubrirá.
¡Ay! ... Nadie ... nadie grabará en su losa
Una palal1ra de recuerdo y paz.

LUC.IA.

¡ Ay! ... nació bella cual la flor temprana,


Que en el jardín despunta con la aurora,
Cuando el celaje nítido colora
De m·o encendido y de brillante grana
La luz primera del I'isueño dia.
¡ Pobre Lucia !

Y creció como crece de azucena


Tallo gentil, hasta elevar la frente
Que adula y besa el apacible ambiente'
DE JORGE M. Ml'I'I\E i9
De candidez y granos de oro llena,
Caliz de aroma y líquida ambrosía.
¡ Pobre Lucia !

Y dióle el cielo un alma mas hermosa


Que su linda y simpática presencia,
Y un puro corazon, de la inocencia
Centro y de la virtud mas candorosa,
Pero ¡ ay! tierno y sensible en demasía.
¡ Pobre Lucia !

Y de la Primavera en los verjeles


Entró ignorando, simple, que en sus flores
Tal vez se ocultan áspides traidores,
Y que al pié de rosales y claveles
La tierra acaso sus venenos cría.
¡ Pobre Lucia !

i escuchó incauta un labio mentiroso,


Y á una mirada fascinante, aleve,
Su pecho valpitó de pura. nieve,
Y fuego tenue, dulce y delicioso
Sintió que por sus venas discurría.
¡Pobre Lucia !

Y soñó, desdichada una ventura


Eterna, y de engañosas ;ilusiones
Se perdió en las fantásticas regiones,
80 I>OESIAS

.
Y del suave deleite el aura impura
Aroma celestial le parecía.
¡ Pobre Lucia !

Y pronto, como tórnase en el viento


El brillador celaje de la tarde,
Que con matices refulgentes arde,
En oscuro borron del firmamento,
Tornóse negra angustia su alegria.
¡ Pobre Lucia !

Y en abrojos estériles las flores,


Y los dulces placeres en martirios,
Realidades horrendas los delirios,
Tra!ci3n y engaño& viles los amores,
Y en coclie horrenda el fulgurante día.
¡ Pobre Lucia !

Y marchitó el carmín de su semblante,


Y escarnecida del maligno mundo,
Y despeñada en su dolor profundo,
Y abandonada del inicuo amante,
La muerte al ciclo con afan pcdia.
¡ Pohrc Lucia !

Y pronto la logró, porque no Pl!do


En su angustioso envenenado pecho
llu corazon vivir roto y tlrshccho
HE .JOI\GE M. MI TI\ E

Del Jesengai¡o por el hiel'fo agudo,


Y polvo es ya bajo la losa ft•ia.
¡ Pohr~ Lucia !

A .....

De que me sii'Ve como te amo amartr


Si me anegas de llantO el corazon,
Si siempre indiferente he de encontrat·te,
Si· tú no sabes comprender mi amor !

Demasiado conoces mi martirio,


Y te gozas en verme padece~;,
Y yo apuro la copa en mi delirio
Y hallo en el borde y en el fondo hiel.

Si asi lo quieres, que el desprecio pagtH'


Todo el cariño consagrado á tí;
Mas nunca esperes que el desden apague
La ardiente hoguera de Il}Í amor sin fin.

Quien ama com~ yo ¿ crées que olvida ?


Ah ! tú no sabes como yo sé amar:
Cuanto qtúeras, amárganw la vida,
Nuuca mi ohiJo conseguir podrás !

Fiero destino me inclinó á adorarle ...


Rt•sprla al menos mi intlrxible amor.
!\.unque ttí no lo quieras he d~ amarte
Aunque un mundo se oponga á mi pasion.

Ah! no la estéril compasion, mi ruego


Humillado pretende mendigar.
Quiero impregnarte en mi pasion de fuego
Como en las flores el aroma está.

Yo sé que de tu rostro la frescura


Las lágrimas un dia empañarán;
Si comprendes mi amor y mi amargura
Yo sé qur aunque no quieras m~ amarás .

.\ E S

So~ETo.

¡ Muger llena de encanto y simpatía !


Feliz quien siga tu inocente huella,
Que cual marino á la polar estrella .
Sigue con ánsia en la tormenta umhria' ·

Tú eres la luz que en escabrosa via,


Entre alba nube espléndida descuella,
Tú eres la rosa purpurina y bella
Que se abre ufana al despuntar el dia.

¡ Muger llena de encanto ! en ti yo miro


El bálsamo qur ralma lo!' nolorf's,
IIE JOHG&. _M. MITHE

Y en tu beldad gratísima ~-o aspiro


El aroma fragante de las flores,
Pot· eso ruego al Dios omnipotentP
Bendiga tu existencia eternamente.
Junio, 1868.

VERSOS ESCRITOS EN EL ALBUM DE E. S.

Tus ojos, ojos no son,


Niña, sino dos navajas
Con que destrozas y rajas
El mas duro corazon.
Y tu boca celestial
No es boca, es un vaso llei1o
De hechizos y de veneno.
Entre perlas y coral.

•.. Por esperiencia lo sé:


Vi tus ojos, y al i-nstante
Con un hierro penetrantf'
Roto mi pecho encontré.

Tu suave voz IIW eucantü.


Bebí tu sonrisa, y luego
De ardiente ponzoña, el fuego
P•w mis n•mis ('il'culá .
POJo:SL\S

A ELLA
~~~ 11~ RAltE.

Volcanes de armonías brotando del teclado


y jóvenes parejas danzando en redor,
En medio á la alegria gira con paso alado
El eco murmurante de apasionado amor.

¿No veis aquella niña de labio transparente


De cütis blanco y terso, de dientes de marfil,
De ''agarosos ojos y de espaciosa frente,
De pie qué se desliza con. paso tan gentil?

No veis cuando valsca, cual sílfide divina,


Con dulce movimiento correr todo el salon ? .
Ay ! Dios ! que su vestido de blanca muselina
Cual seralin aereo la muestra al corazon !

Sus I'izos con descuido .sobre el turgente pechQ


Con voluptuosa gracia cayendo van sin fin ....
Yo sé que al verla tiene su co1·azon deshecho
Otro hombrl' ... se qu1: el snyo no latirá por mí.

Yo sé que de sus labios jamás una palabra


De amor hay para nadie; sino tan solo á aquel
Cuya existencia dulce con su belleza labra ...
Yo s.> qtw no hay rariño si se lf' quita á ÉL.
DE .JORGE M. MITI\E '85

Oh ! ser á quien envidio ! decirlme ¿no es la vida


Un cielo, un paraíso, una mansion feliz
Cuando loshrazos tiernos de la muger querida
Os ciñen festonando la varonil cerviz?

Pedidme el mundo entero, pedidme un imposible


Pero dejadme al menos gozarse como vos ....
J\olas no! ¿qué estoy diciendo? El cambio no es posible
Mas valen sus miradas que el resplandor del sol.

Callad! corazon mio. Ahogad en vuestro seno


La lava hirviente, y pura de mágica pasion.
Será para tu suertt>- mortífero veneno,
Pero callad sufriendo, callad oh ! éorazon.

LAVEO,Sl! ...

La \'eo, sí .... la veo ! para el alma


Vanos son los rigores de la ausencia:
Lejos está de mí, y á todas horas
Yo converso con e) la.

Dulces memorias. de un amor secreto


De inefables delicias mi alma llenan,
Suaves como el aroma misterioso
De modesta violeta.

Libre respira, eorazon·, es pllro


Tu amor. cual la oraciou de la inÓcenc.i11,
POESIAS
Hlí
Nube que asciende desde el ara santa
En perfumes envuelta.

Amor tal vez que no comprende el mundo


Que al puro cielo el corazon eleva,
¡ Amor eterno, que á extinguir no alcanza
Ni el tiempo ni la ausencia

A UNA ROSA.

Flor que nunca acariciaron


Las ráfagas de los vientos,
Cuyas hojas ya marchitas
Por el espacio se fueron.
¿ Qué ha sido de tu hermosura
De tu aroma y color bello,
Qué, en fin de tu lozat1ia·?
Ay flor ! que ya sucumbiéron !
La mano áspera y terrible
Te ha deshojado del tiempo,
Y eres menos que una sombra
Oe lo que fuiste primero.
A.roma dióte Natura
Para embalsamar el viento;
Pero el viento veleidoso,
Sin guardar de ti recuerdo,
Formó fm~rtPs Vendahales
DE JOI\GE ~l. MITRE ~7

Que tu corola rompierou,


Y tus hojas levantaron
En remolino á los cielos.
Tú, á quien las manos suaves
De las bellas no cogieron,
Porqué con tu vista hicieras
Los jardines mas amenos;
Tú eu quien el Dios infinito
Puso al formarte su esmero,
Para que atónito viera
Tu hermosura el universo;
Tú, flor, arrancada fuiste
Por el soherhio Pampero.

LA O IU~ 1 A.

F ragmento• )

r.
Conen las copas del licot' fet·viente
De un estremo hasta el otro del festín.
Y desnudan su seno negligentt>
Las hermosas muget'es, y en su fr<'nft>
Aparecen mil tintt>s fi<' earmin.
POESL\S

Siento en el pecho y en el alma siento


l.-La lava del placer que me devora,
-·Vuela en otra region mi pensamiento,
Y escucho eu mis oídos el acento
De un coro celestial que me enamora.

Dejádme hablar ! .... Dejádme dar salida


Al fuego que me abrasa el corazon ! ..
Quiero olvidar las penas de mi vida,
Olvidar mi cancion entristecida
\" entonar anacreóntica cancion ....

«Mugeres sonreíd ! Cantad amores,


ccRecread nuestro esph·itu agitado,
c1 ¡ Basta de eterno llanto y de dolores ! ...

ccBebamos sin cesar de esos licores


ce Que la dicha febril nos han libado.>>

"Raudales de armonía brote el piano:


ccDanzad! danzacl al son de sus acordes,
ccOprimtd vuestro seno y vuestra mano,
«Goza(\ de las dulzura de ese arcano
1< Y apmad \'UCStro vaso hasta los bordes !

ll.

i Oh ! n•n ! . ¡,porqué tan pronto le retiras.


Bella mng•~r de n•negl'iclos ojos'! .
DE JOl\GE ~1. l\IITI\E 8!)

Pot·qué mi mismo ambiente no respi~as,


Ni en aras del placer loca deliras, ~
Olvidando del mundo los alJrojos?

No te vayas ! Detente un solo instante


Para libar el fuego en esa baca,
Para ahogar mi pasion agonizante
En tu seno de rosas, oscilante,
Y gozar de tu amor. con ánsia loca.

No te vayas, por Dios ¡yo te lo ruego !


Tiende el t()rneado brazo por mi cuello,
Porqué me ahoga del dolor el fuego,
Y me siento morir sino te entrego
De sus ardientes llamas un destello.

Mis párpados se cierran .... no oigo ruido ....


Vela mi sueño tú, dulce muger,
Tú, que á darme consuelos ll.as venido,
Tú, .que con tus enca~tos has traído
A mi fren¡e la aureola del placer.

Mañana cuando el sol del nuevo dia


Pase por el cristal de mi ventana,
Quiero hallarte á mi lado, vida mia,
Y el ángel ttí seras (te la alegria
Qnr rl sneiío yrJar:í dr edad ll'rnpt·ana.
90 POESIAS

11 1.

¿Qué es esto, Dios piadoso ... ¿En donde me hallo?


Quién su frente maldita une á mi frente ?
Es algun torpe sueño en que batallo,
O es que al palpar la realidad estallo
Y busco mi ideal resplandeciente ?

Mañana cuando el sol del nuevo dia,


Pase por el cristal de mi ventana,
Escucharé los ecos de la orgía
Y al recordar tu lábio que mentía ...
Ah ! mucho nuevo aprenderé mañana.
'\gosto, 1869

DIOS Y Tll.

Dios e: toda virtud, toda pureza,


Tú eres virtuosa y pura, amiga mia;
Lleva Dios la corona en su cabeza
Tú llevas la corona de mi vida.

Dios esparce consuelo á los dolores,


Tú ofreces á mis penas el consuelo;
Dios se sienta en un trono de fulgores
Y t•í en el trono de mi ardiente pecho.
DE JORGE M. MITIIE 91

Dios es el juez de toda mi existencia,


Ttí eres el juez que juzgas á mi alma;
Dios envía la exelsa intelijencia,
Ttí la ciencia del alma me regálas.

Ven á mis brasos, broten de tus lábios


Voces que se confundan entre dos,
Y olvidando del mundo los agravios
Digamos juntamente « ¡ Eres mi Dios ! >>
Mayo 4 de 1869.

CUBA.
A mi querido amigo el buen patriota é inspira?o poeta cu bono
Don Ramon Roa.

I .

" Y """1 cañon retumba


, Re•p6ndale el cañon 1 "

<<¡ Europa atrás ! Atrás aventureros !


Atrás, tiranos de la tierra, atrás !
No pisarán aquí tus carceleros,
Ni tus cadenas sonarán ya mas ! >>

e< Llévatelas á colocarlas todas

Al pedestal dt'l trono de tus reyes


POESIAS
92
Si tú en la vil esclavitud te enlodas
Aquí queremos libertad y leyes. »

11 Vete j)ien lejos, con tu pompas régias,

Con tus duques, tus condes y marqueses:


Nuestras glorias son mucho mas egregias,
!\las nobles que las tuyas son mil veces. »

«Qué ! ... , ¿ Tú quieres el oro y las riquezas


De este suelo feraz, rico y fecundo ? ...
Pues bien, ven á luchar ! Nuestras cabezas
Regarán con su sangre el nuevo mundo.>>

<<¿Á YCncer ó morir, soberbia retas ?


Pues luchemos sin fin, sin trepida•· !
No haya temm· ! En nuestras bayonetas
Tu mortaja sangrienta ha de ondear ! >>

«Patriotas, despertad ! ¡ .El arma al brazo !


Caigan las falsas é imperiales galas !
Y dándoQ6)s de hermanos el abrazo
Gloria al que caiga en medio de las balas)).

Este fué el grito que partió del pecho


De la hasta entonces oprimida América,
De aquel mundo tan ¡wbre, tan (leshecho,
Presa servil de la nacion ibérica. · ·

Este el grito que boca con acihar


En su amm· gura hizo estallar por fin;
DE .101\GE ~1. MITI\E

Ese fué el grito que escuchó Bolivat'


Y Belgrano, y Alvear y San Martin.

~ayeron á él las huestes opresoras,


Acabaron las cárceles y penas . . .
Concluyeron los males, los dolores:
Vino la libertad ¡ ya no hay cadenas !

Tl.

América y Europa, hcterogeneas


Son sus bases, sus ,·idns y sus ley e<.

Pero de gloria el canto entusiasrt:~ado,


Á los cielos aún, patria, ~o suba,
Que si tú el galardon has co~quistado
Queda llorando en su infortunio Cul1a !

Ella no tiene fuerzas, ni elementos,


Pero es de la familia americ¡na,
Y yo sé que repito en¡ sus lamentos:
«América ¡ esperadme hasta mañana! ))

Y el mañana llegó .... ¡ atrás España !


Cuba quiere ser libre, sin tiranos,
Y no podrán tus arnias, ni tu zaña,
Resistir al empuje de sus manos:
94 POESIAS

¡ Viva la independencia ¡ Viva Cuba !


¡ Vi,·a la libertad del oprimido !
¡ Vi,·a la ley del pueblo ! al templo suba
De la inmortalidad su eco querido !

Al fin lució la aurora tan deseada,


Ya M es Cuba, la e~va que maldice:
Hoy e§> fuerte y t\,t~'*.f!• éu·ignéa, espada,
No h~y libre."á quien su gloria no electrice.

Que entre amos y esclavos no haya liga!


Que no haya ni oprimidos ni opresores !
Que las armas de Cuba Dios bendiga !
Que retroceda Europa y sus Señores !
Abril 4 de 1869.

A MARÍA

Virgen santa que en los cielos


Mil consuelos
Nos reg11.las sin cesar,
Quiero dedicarte un canto
Para que enjugues el llanto
Que viene el alma á ent:urbiar.

fkja (¡uc mi pobre lira


f)llt' I'<'SJIÍfa
llE JOI\GE M. ~U TI~ E

Para ti tan solo amor,


Te pida un don que ambiciona,
El don santo que corona
De la esperanza la flor.

No quiero ni oro, ni gloria,


Ni á la historia
Legar mi nombre yo aspiro;
Solo te ruego, señora,
No apagues el sol que dora
La pasion en que deliro.

Tnspírala el sentimiento
Y el acento
De su sublime mision; .
Díla que es muger y bella,
Que la muger es la estrella·
Guiadora del corazon.

Enséñala .á ser e1posa,


Y su hermosa
Alma, vela con fervor;
No dejes que las pasiones
Turben las' puras regiones
En el cielo de su amor.

Díla que constante sea,


Que la tea
No apague, porqtw nos guia
!IG I'OESL\S

Unidos, cnlrclazados,
Á los ensueños dorados-
Que nos preparas, Maria ! ..

COATH.O LETRAS

tEn un nlbum.)

Quieres, Julia, que mi pluma


Ensucie estas blancas hojas,
Sin que, en cambio, tú recojas
Mas que un preludio de amor ?
Pues bién, cumplo tu condena,
Sométome á tu sentencia:
Profano la gaya ciencia
Por causa de tu •·igor.

¿Y qué podré yo decirte


Al satisfacer tu antojo? ....
No mirarás de mal ojo
Que te diga la Yerdad?
¡Quien sabe .... De todos motlo,
Salga pato ó gallareta,
1\li corazon de poeta
Os hahl:l. Julia:-eseuchad:
IIE .101\GE M. ~11'1'11~: \li

Si tlicen que eres un ángel


En ello orgullo no funtlcs:
Guárdalo, por si tlifundes,
Caridad y religion;
Si dicen que eres muy bella,
Toma esa misma belleza
Por modelo de pureza
Oe tu helio corazon.
El alma está antes que todo,
Porqué te aprecio lo digo,
Soy tu verdadero amigo
Y no te quiero engañar ..
Cuida con afan de ella
Que la física hermosma,
Será infecunda y oscura,
Sin virtud que iluminar.

HUMO

Por la punta de un eigal'l'o


Confeccionado en la Habana,
Vi salir esta mañana
Humo blanco y humo azul;
Y como p1·openso soy
A maneja¡· consonantes,
No pasa1·on dos instantes
Sin descolga1· el Jaud
POESIAS

<<¡Humo !-dige.-¡ Que tristes rellexioncs


Conduce esta palabra á nuestra mente! ....
Humo es la vida, y humo es la corriente
De esta existencia llena de carbones! »

«Humo es la gloria, porque lucha el hombre,


Humo el amor y la esperanza es humo,
Y humo tambien el venerando nombre
Del ser incomprensible que E,esümo! »

<<¿Qué no es humo en la tierra malhadada?


Todo muere y renace á nueva vida:
La chispa del Creador nunca apagada
Deja la tierra en humo convertida. "

<<Todo tiene su lin ! que celestiales


Poderes, le marcaron en el orbe,
Como las luminosas espirales
Que en sus corrientes el ambiente absorve! ))

Todo debe acabar! Frágil el mundo


ce

Marcha fatal y raudo hácia su tumba


¿Quien conseguir podrá que no sucumba
Cuando parta M Dios soplo it·actmdo? ))

Luego abandoné la lira


Y me puse á meditar,
Que no se de he fumar,
Cuando el humo nos inspi1·:í
Lágrimas, luto y pesar.
DI O S

Cantemos con acordes de la sagrada Jii·a,


Las glorias infinitas del vene1·ando Dios;
pesde su trono santo benévolo nos mira
V espera complaciente los ecos de tu voz.

Enviemos á sus plantas raudales fle armonías


Y á su mansion celeste las notas volarán,
Llevadas en las álas de dulces melodías
Que el mar y los espacios fugaces surcaráu.

¡Oh! ven, númen sagrado! Sobre mi jóven frente


La inspiracion del bardo se agita con pasion,
Y alígera, impetuosa, pujanté, febricientc,
Abandonar intenta su terrenal prision.

Dejémosla que parta! .... Dejémosla que estienda


Su inmenso manto de oro sobre la tiefl'a, sí;
Sentado en alta cumbre, un ser habrá que entienda
Los sentimientos santos que deposito en tí.

Dejémosla .que parta!. ... Su vuelo p1·olongado


Un puerto hallará eterno donde poder Ilegal',
Del Dios de las alturas, autor tle lo creado,
En la mansion soberbia le rs dado drsrausar.

Allí verá oll'O mundo siJt dolo, ni falsía,


Allí verá nh·os se1·es de o1·igen divinal,
ton POESL\S

Y en aras de la ardiente, suhlime poesía,


Respiran otro ambiente sin miasma mundanal;

La religion, la patria! .... Cantemos lira amada,


Cantemos los destellos del genio de esplendor:
Del mundo los objetos son humo, polvo, nada!
Si remontarse intentan al solio del Señor.

¿Qué es ese orgullo fútil con que disculpa el hombre


Su vanidad y soberbia, su ciencia y su poder?
Qué son sus facultades cuando analiza el nombre
De .4quel que todo puede desde su trono ha~cr'!

El huracan y el rayo, la tempestad tremenda,


Las ondas de los mares, la voz del Aquilon,
De funeraria noche la lobreguez horrenda,
¿No infunden con sus écos pavor al corazon?

Pues bien, es Dios que se hace senti1' de los mortales,


Es Dios que con su soplo nos hace estremecer,
Es Dios que corrigiendo de humanidad los males,
Nos dicc:-cc Vuestros pasos me toca detener! >l

Su voz parece entónces condenacion seve1·a


Del crimen y del vicio, del dolo y la traicion,
Y tiembla el hombre débil en la oscilante esfera
En que su ]llanta posa cual rey de la c¡·cacion.

Sí; tiembla, y se convence del puesto secundai'ÍO


Que ocupa eu esta tierra minada pm· el mal,
UE JOilGE .M. 1\ll'l'llE 101
Y escucha un plañidero sonido funerario
Que arruiua y que sacude su humilde pedestal.

En cambio, ¿no habreis nunca de estío en las mañanas


Vagado por los campos, cuando despunta el sol,
Cuando la luz del alba sus tintes de oro y grana
Envía entre celages de mágico arrebol?

¿No habeis en vuestra frente sentido el aire puro


Bañado de perfumes que corre sin cesar?
¿No habeis ultrapasado del orbe el fuerte muro
Haciendo á otras regiones el alma remontar?

Pues bien, es Dios potente, Dios de bondades lleno,


Que vierte en nuestras almas un bálsamo de fé;
Es Dios que de su altura, de majestades pleno
Nos dice:-<( Vuestras penas, mortales, calmar sé!>>

Es Dios que nos apiada, que al hombre compadece,


Que el díctamo le envia de paz y de consuelo,
Es Dios que en mar de dicha nuestra barquilla mece
Que su timon y velas gobierna desde el cielo.

Oremos, pues, eontl'itos; oremos fervorosos


Al soberano augusto que t'l m·be falH'icó;
Dohlemos la rodilla; 4lrstcllos luminosos
Picl:lmos pm· anton·has drl mun•tn qur nos 1lió.
l'OESlA~

\' tú, lira querida, consuelo de mis penas,


Sincera y fiel amiga, canta su gloria, canta! ....
Si falta la elocuencia, tus cuerdas estan llenas
De religion suhlime, df' efervesceneia santa.

LA PATRIA lDEAL.
\A mi amigo Enrique S. Quintana.)

l:uando de mi .alma enaJDorada y pura


Las falaces visiones se esparcieron,
Fuí buscando del mundo en la llanura
Ona patria que no es la que me dieron

Fuí buscando t·egiones ilusorias


Dó poder descansar de mis fatigas,
Fuí buscando otro mundo y otras. glorias
Por mas que m6 dijeron «No prosigas.>>

Yo deseaba alejarme de la tierra,


Alejarme del crimen y del Yicio,
Huir de los combates y la guerra,
Huir de este insondable precipicio!

Y caminé; vagué desesperado


Po1· los prados, los montes y los llanos,
\' uo hallé d paraíso suspirado
En la ·~sll't>eh:l mansiou fle los humanos.
llE .JORI;E ~1. MITIU'.

Penetré en el palacio del magnate


Y hallé manjares, luces y cristales,
Y diademas de perlas y granate ... .
Solo estúpidos goces materiales! ... .

No encontré ni el amor, ni poesía,


No encontré corazones generosos,
Y solo me rodeó la hipocresía,
Y ví solo placeres mentirosos.

Fuí despues 'á la cho1.a del mendigo,


Traspasé los UQlhrales de su puerta,
Y hambrienta. demacrada, sin abrigo,
En vez de un hombre hallé ..... ¡materia muerta!

Fuí á la mansion modesta 'del obt·ero,


Al recinto encantado del artista,
Y lágrimas de luto y llanto fiero
Pudo tan solo contemplar mi vista.

Cansado, al fin, cansado y jadeante,


Desolado y sediento el corazon,
Me propuse no ir mas adelantP
Trás fugaz y quimérica ilusion.

«Aquí me delrcndt'l; !-•• dijf'.-« No lt>ngo


ce Fuerzas pat·a luchar ron desengaños:

e• Quizá SHrumba! . . . pero amot·es tengo

,, Con que t'ntlulz:u· nti.s .iuvt'nilt's ailos. n


104 POESIAS

Madre! paure1 familia! un ángel puro


Que ¡·ecibe mis lloros en su seno! ....
¡Loco de mi! Soñaba que no es dmo
Arranca¡· de las almas el veneno!

De quietud un instante solo pudo


Gozar mi corazon entristecido;
Luego volvió el embate, embate mdo,
De las pasiones á dejarle herido.

Sentí dentro mi pecho lava hirviente;


Y recorrió mi vista el ancho mundo,
Y como antes, no ví sino simiente
De males, de clolor, en lo profundo!

,, ¿Qué hacer'! ))-me pregunté desesperado.


'' Rugiente tempestad en mi oido zumba,
,, Y ya no puedo mas! .. ; . 1> Pero á mi lado
Al conrluir de hablar, hallé una tumba 1

SERE~AT/\

La luna cla•·a su luz de plata


Por la colina llevando vá,
i,Por•¡ué á tu ptuwta, mi dulce ingt·:~ta ..
Tu rostro bt>llo no asoma ya?
DE JOitGE M. M\TllE 105
Ven ¡oh! queri!la del alma mía,
Del bello Pl;lta preciosa flor;
No escuchas tierna mi melodía,
Mi melodía de tierno amor ?

¡Ay! tú no sabes lo que suspira


Por verte, virgen, mi corazon !
Tú no conoces lo que delira
La arrliente imagen de mi pasion !

No quieras, niña, que muera el alma


Cual la amapola y el alelí;
Deja que eleve como la palma
Su tronco enhiesto que llegue á tí !

Yo, en cambio, dartr presumo un mundo


De amor eterno, grato placer,.
Sin que á tu frente soplo iracundo
De las pasiones venga á mecer.

CANTIGA.

Dulce paloma, tierno gilguerillo,


Que eu las hojas de mi alma has hecho nido,
Tú sabes si mi amor inmenso ha sido,
Tú conoees mi púdiea pasion.
1013 POESIAS

En los primeros dias de mi vida


En el curso te hallé de mi camino,
Y guiado por la mano del destino
Con el tuyo se unió mi corazon.

Te amé, me amaste tú! Nuestro cal'iño


Santo fué como Dios, de quien partia,
En la tarde, en la noche y en el dia,
No cesamos de hablarnos con ardor.
Tú, una niña, yo jóven, nuestros pechos
Vírgenes se encontraron de pasiones,
Estrechando asi mas los eslabones
De la eterna cadena del amor.

Poeta hice brotar entre las cuerdas


De humilde y pobre y destemplada lira,
Una cántiga tierna que respira
La brillantina faz de mi existir;
Y guardándola avaro entre mi mente,
Dios y tú solo saben lo que canta,
Porqué el amor sus velos no levanta
Ni quiere sus misterios descubrir.

No lo olvidemos nunca, dulce amalla,


Sigamos la corriente de la vida,
Tu alma vívida en mi alma confundida
Hasta t·cuuit·nos l'Il el mismo hogar,
OE .JORGE M. l\IITHE 107
Y cuando entónces el Señor nos cubra
Bajo el amparo de su régio manto,
Entónces, sí . , .. leeremos aquel canto
Que pude yo del harpa arrebatar! ....

AL PARTIR AL PARAGUAY.
(En el albun de Adolfo Lnmarque.)

Hay en el fondo de la mente humana


Una idea que anima el corazon,
Que alumbra de la vida la mañana
Mitigando el ardor de la pasion.

Idea que germina en nuestra infancia,


Que ~adura al calor de juventud,
Flor que esparce en el aire su fragancia,
Y que nutre balsámica virtud.

Cuando el alma la busca con anhelo


Es amistad su nol\lbre seductor,
Cuando soñamos en el mundo un cielo
La llamamos amor.

Las ánsias del dolor y del hastío


Viene con mano plácida á calmar,
Y en las horas de. tJ·iste desvarío
Nos viene :í cousolar.
10~ I'OESL\S

Por eso en nuesti·o pecho haee su nido


Mostrándose bajo una y otra faz,
Y oyendo vamos siempre su soniflo
Cual nn acento de bendita paz.

Por eso yo que la comprendo y siento


Que contigo su dicha compartí,
Te dejo en el papel un ~nsamientn
Que en sus fuentes purísimas hehí.
:\'layo 11 de 1t$70.

HUENOS AYRES.

Del Plata al borde, donde el sol fulgura,


Eleva Buenos Aires sus cimientos,
Libre como el embate de sus vientos,
Bella como su númen celestial.
Combina su valer con su hermosura,
Leyes se dá, levanta su bandera,
Que hace flamear su hrazo por dü quie1·a
En que se l'inde eulto á la igualdad.

Cuando intentaron profana¡· tiranos


Su suelo virgen y arrojarla al lodo,
Cual domeñó los ímpetus r\el godo
Supo lawhieu al opresor vencer..
llF. .JORGE M. MITRE ICIU
Y trozando con fuerza entre sus manos
La eadena servil, mostróla al mundo,
Gritando con acento furibundo:
« Esclavos de otras playas, ¡aprended! v

Y libre y bella, y rica y magestuosa,


De gloria llena, de poder henchida,
Ha seguido en el curso de su vida
La senda del deber que en ella ví~
Su playa hospitalaria generosa
Abre la puerta al universo entero,
Porqué hay sobre su pórtico un letrero:
<< lnrhtsfrirt-.tgrirulfu¡·a-Por·t•enú·. >>

EN EL BOSQlH':.

La mansa brisa con sus álas ténues


Mi descubierta frente acariciaba,
V al jazmin y la rosa anebataha
Su embriagante pe•·hlme al revola1·;
A otras regiones se elev~ mi espíritu
En álas de la ardiente fantasía-
y dulce y misteriosa poesía
Sentí dPntro mi pecho despertar.

Recostéme cansadq sobre el césped,


Uní al tronco df' un arbol mi caheza
110 I'OESIAS

Y estasiatlo en su múgica belleza,


De natura en el seno me dormí.
Acercóse á mi lado· virgen púdica
Y me envolvió con sus flotantes tules,
Y dos ojos bellísimos, azules,
Melancólicos, puros, fijó en mí.

« Jóven >>-dijo-« Yo vengo de los asll·os


A respirar la atmósfera del suelo,
Para darte en la copa del consuelo
La ambrosía de amores á beber;
He dirijido á tí mi vuelo ráudo
Enviada por el Dios de las alturas,
Mística mensagera de venturas,
Conductora celeste del placer. >>

«Ven, poeta! >>-siguió-« Quiero iniciarte


En los misterios de otro mundo nuevo,
Antes que se hunda en el ocaso Febo
Y que la noche tienda su capuz.
Ven! Abandona este desierto páramo
Cuyo aire envenenado me sofoca,
Ven á otra playa que con Dios se toca
Entre el mundo de sombras y de luz.>>

Dljome la vision. Su paso rápido


Seguí, por sus palabras seducido,
V el corazon, ¡¡oco antes abatido,
Su primiti\'O ardor \olvi6 á cohrar.
DE JOilGE M. 1\IITIU, 111
Vino la noche y .sus estrellas de oro,
Y cuando mi alma ya desfallecida
« Hela >> me dijo, y de la amada mia
l\lc dejó en brazos, y ella echó á volar.

¡TODO!

¡Cuan inmenso es mi amor! Cuan esplendente


La pasion irradiante en que me abraso! ....
Pídeme cuanto quieras, cuanto intente
Poseer tu corazon en mi regazo!

Pídeme una corona, y· en tu f1·ente


Presto la ceñiré; pídeme un lazo
De perlas negras, pídeme que cuente
Las arenas del mar tras oc mi paso.

Pídeme imposibles ideales,


Pide la luz que llena los espacios,
Pídeme mil tesoro~ sin iguales,
l\lil brillantes y mágicos palacios,
Pero aunque aflijan nuestro amor mil males,
No vengas á pedirme cuatro reales.
112

¡V E N~

Ven, Angeliua, al pintoresco prado


Donde sus trinos alza el ruiseñor,
Ven, y consuela con tu labio amado
!\lis penas, mi agonía, mi flolor.

Ven, Angelina, ven! .... Ven á mi lado


Lleno tu pecho de inocente amor:
Yo te espero en el cesped reclinado
Viendo del sol el último fulgor.

Ven; y no te detengas, dulce amada,


A gozar de esta plácida armonía
Que llena el aire, el alma y la enramada ....

Ven, Angelina, veu, Yeu adorada! ....


Pe1·o, por Dios, si quieres poesía,
No vayas á venirte con tu tia.

DEI.. IRIO.

Y" nad en la borrasca y me complace


El tnmhn y el emhnte de las olas .
.f11an CfJ.rlos Gomez.

¡,Porqué eu silencio están los hombres quietos? ...


Porqué la humanidad yace dormida?
Y veje1a sin nervio, sumergida
En letargo mor1al.
Ut~ .IUI\IjE M. ,'oiiTRE 113

~ Porqué no acepta los audaces retos


Que la fatalidad le lanza airada?
Porqué no trepa á la gigante grada
Del trono celestial'!

Corre! mundo cobarde y fementiilo !


Corre con el empuje del torrente !
Y arrastra sin piedad en tu corrientfc'
Toda esa escoria vil.

¿Temes? ... '.Y porqué temes? No has nacido


Con alma grande y noble inteligencia? ...
¿No te grita 1a voz de la conciencia
Con eco varonil?

Pues yo no temo: en mi tremend.o encono


Quiero romper el duro calabozo,
Que en sus vallas contiene al gene1·oso
Y bravo corazon !

Verme loco, febrífugo, in~omable


Desafiando los rayos de los cielos,
Con mi mano rasgando. espesos vélos
Es 'ini grande ambicion!

Vet~nl'en medio del mar, sobre las olas,


En una oscura noche atl.'rradora,
Y arrancar de las nubes: donde mora
Su potestad á Dios !
\14 I'OESIAS

Y á tí, mundo, que pérfido te inmolas


En aras de cobarde sentimiento,
Te regalára entónces el acento
Tremendo de mi voz.

La muerte su cerviz inclinaría


Ante mi cetro de oro y de topacio,
Y en mi soberbio y fúljido palacio
La pondría de hinojos.

Y luego, por la noche y por el dia,


Contra el crímen y el vicio y las pasiones
Vibrarían cual rayos maldiciones
Oe mis fieros enojos !

Á UNA FLOR MARCHITA.

1Muerta ya! .... Pobre flor desconocida,


Ayer no más lozana!
No te tronchó el embate de los vientos,
Pero del bello Enero, una mañana,
Para premiar quizá los sentimientos
De amorosa pasiou, ¡ay! te cortaron,
Y al sacarte del tallo, te mataron!

Ven á mi seno, flor sacrificada,


En la hoguera voraz de las pasiones,
DE .JORGE iU. MlTRE 115
VP-n á enseñat· á rni alma enamorada
Lo que son ilusiones!
Soplo fugaz que nace y se evapora
Cual feneciste en tu risueña aurora.

Asi la flor de mis tempranos días


Del tallo fué cortada,
Y el caliz de sus frescas alegrías
Volcó la suerte con su mano airada.
Y se fué su frescura y su fragancia
Con los primeros dias de la infancia!

C R 1ST O B AL COL o·N

No hay duda que el mortal sobre su frente


Lleva un reflejo de la luz suprema:
No hay duda que se anidan en su mente
Rasgos que son su celestial diadema;
No hay duda que su sello omnipotente
Es de los genios inmortal emblema,
Porque encarna en su vasto pensamiento
De Dios obras, ideas, sentimiento.

La mirarla se pierde con frecuencia


En la historia de lucha gigantea,
En que uno contra. mil, sin luz ni ciencia,
Sin arte que le ayude en la pelea.
IHi I'OESIAS

Por su pasiou guiado á su c•·eencia,


Así como el eterno esclamó:-<< ¡ Sea! >J

Combate con valor, trepa á la gloria


Y contempla la faz dP la victoria.

Otras veGeS la ciencia, su handera


Hace flameat' altiva por el mundo,
Y hay miradas absortas por dó quiera
Y raptos de entusiasmo que el fecundo
Génio del hombre, conquistó en la esfera
Que creen muchos sumida en lodo inmundo,
Y que le dió el Señor como morada
Cuando formó su cuerpo de la nada.

Otras, en fin, el corazon humano


Despliega su constancia y valentia,
Y el hombre abate cou su férrea mano
La barrera que cede á su porfia,
Cuando esclama con éco sobrehumano
De magestad rodeado y poesia,
'' ¡Paso, escombros que obstruyen mi camino !
Germina en mi el ~spíritu divino! >>

Asi Annibal legó nombre á la historia,


Así Arquímedes dióle sus misterios;
El uno del combate en la victoria,
El otro de la ciencia en lo~ imperios.
OE JORGE ~l. MITRE 117
Mas, es débil el rayo de su gloria
Que nunca iluminó dos hemisferios,
Y otro nombre, otra gloria se levanta
Que á todos sobrepasa con su pl~nta.

¡Colon! ... Venga la luz. del firmamento


A empañar el espejo de este nombre ! , ...
De fieros huracanes el acento
Venga á apagar la gloria de aquel hombre ! ...
¡ Colon ! Palabra mágica que siento
En mi oído sonar, sin que se asombt·e
El ·alma cQnfnndida, pues no acierta
Si le es dado asombrarse ó quedar yerta.

Recuerdo que en los dias apacibles


De mi perdida infancia, me citseñal'On
A venerar sus hechos increíbles;
Recuerdo que su imagen me mosu·at·on
Laureles ostentando inmareesihles,
Que mis ojos atónitos !niraron,
Y que jamás he visto en otras sienes
Del mundo y de. la historia en los vaivanes.

Rec.uerdo que um p;ulres 111(' dijeron


Que en rrágil Jeito trnspas<í rl Oeéauo;
Rcenerdo ¡¡ur á mi p!•clw le infnmlicron
Respelo hácia In~> lll'('hos d¡• :>11 mano;
liS POESIAS

Pero un dia mis ojos se estendieron


De la historia del mmido en el arcano,
Y lo que fué respeto solamente
Vino á encarnar amor, amor ardiente !

Sí, Colon ¡ Para mi alma ttí no has muerto ! ..


Vives dentro mi pecho; como vives
De la posteridad. en ancho puerto ! ..
Una vida real siempre recibes,
Un aliento vital te hace despierto,
Al tiempo y la materia sobrevives
Y absorto, enagenado ante tus hechos
Tu nombre leo en los humanos pechos.

Ttí descubriste las comarcas bellas


Que el suelo de la América formaban,
Y hoy, gran Colon, en cada una de ellas
Un santuario te elevan ... No soñaban
Tus ideas quizá, formar estrellas
Que esplendores eternos irradiaban,
Pero la gloria te adoptÓ en el mundo
Cuando dabas el ¡ ay ! del moribundo,

Genio inmenso ¡ Nacido en esa Europa


Que hace alarde de instinto generoso,
De tu navío en la gloriosa popa
Te decretó ella misma el calabozo,
Que por pt·émio te dió: la amarga copa
Te hizo apurar de sentimiento odioso
DE JOII.GE M. MITl\E tt9
Pero no pudo, no, de la alta cumbre
Anebatar la inestinguible lumbre.

SECRETOS ÍNTIMOS.

(A mi Madre:)

Ha llegado la noche, madre mía,


Y en vuestra falda tierna reclinado,
Á otros mundos se vá mi fantasía
Y me olvido que estoy á vuestro lado.

Permitidme pues, señora,


Que os descubra de. mi pecho,
Antes que os vayais al lecho,
Una perdida ilusion;
Libremente en vuestros brazos
Puedo lamentar las penas,
Que de acibar tienen llenas
Las fibras del corazon.

Tiempo hace que el pecho mio


De placer se forjó un mundo,
Y en el arcano profundo
Penett·ó de. nn mar de amor;
Soñé falaces quimeras,
Formé castillos· de viento,
120 J>I)ESIA~

Que derribó un sentimiento


De desventura y dolor.

Fuí detrás de un fantasma fujitivo


Que imaginé á mi lado y escapó,
Que fué por un instante un lenitivo
Y luego el corazon me traspasó!

Perseguíle en su carrera
Y en su espinoso camino,
Por ver si el vario destino
Me lo volvía á entregar;
Pero ¡ay, madre! Nada pudo
Conseguir mi desventura,
La fortuna cruel y dura
Mi ilusion vino á matar.

Se fué el fantasma, en la hruma


Perdiéndose por completo,
Cumplióse el crudo decreto
Que á sufrir me condenó;
Desde entónces, madre mia,
La rica flor de mi vida
Se tornó descolorida,
Porque no la riego yo!

No la riego, p01·qur antes poseia


Para hae.:rla vi,,ir, lágrima pma,
DE JORGE M. MITIIE 121
Y el llanto que hoy denamo cada día,
Envenenado está por la amargura.

Dó quier dirija mi vista,


A la tierra 6 á los cielos,
¿Donde hallaré los consuelos
Para dejar de sufrir?
Dónde encontraré el aliento
Que sostenga mi existencia,
Que ilumine mi conciencia
Para poder proseguir?

¿Donde? .... Decídmelo, madre,


Para endulzar mi delirio,
Para calmar mi ma~;tirio
¿Qué elixir debo beber ? ....
A donde se irá mi espír.itu,
A que region encantada,
Para evitar la acerada
Punta que siente en su ser'? ....

¡ Loco de mi ! me ~stoy desesperando


Y no comprendo, nécio, que á tu lado,
Hallaré siempre, madre, el éco blando
Que en horas tlr mi infancia me ha arrullado.
122 POESIAS

NAVEGANDO.

Reclinado
Muellemente
Sobre el puente
Del Yapoi",
En el agua
El curso blando
Contemplando
Estaba yo.

Se perdía
El sol ardiente
Del poniente
En el hog·ar,
Y la luna
Aparecia,
Y esparcia
Su luz yá.

Corre pura
De la brisa,
La sonrisa
De placet',
Y en mi frente
El fresco viento
Ráudo siento
En su vaivén.
IJE JORGE M. MITRE 123
Poco á poco
El alma mia
Se envolvía
En dulce red,
Y volaba
A otras regiones
Sus pasione&
A mecer.

Pensé triste
En mis albores,
Y en las flores
De mi amor~
Y acordéme
Que se han ido,
Cual sonido
Arrobador ! ....

Son las olas


Que mis ojM
Con enojos
Ven morir,
Sot\ las olas
Un ejemplo
Que- contemplo
Desde aquj.
124 !'O EStAS

Ay! quien sabe


Si mañana
Mi hoy temprana
Edad de amor,
En la losa
De la tumba
No sucumba
Sin pasion! ....

Y cual este
Movimiento
Que yo siento
Del vapor,
Fluctuaría
En esta tierra,
Que la encierrr.
Por favor.

Y ¡ay! del triste !


Quizá entónces
Tristes llfonces
Plañirán,
Y el despojo
Ue una gloria
Será esc01·ia
Sohrr el mar !
llE JOIIGE M. M11'HE 125

Et ÁNGEL BUENO Y EL MALO.


(A .. )

-Huye, maligno ef.píritu,


Del lecho virginal
En que reposa el ángel
Que á mi custoflia está.
-Conmigo, ángel custodio.
Tus fuerzas nleflirás,
Conmigo, cuyo alifmt'l
Es férvido huracán,
Cuyos ojos abrasau
Con su ardiente mirar.
Y en nubil á la niña
Pronto convertirán.
-¡Oh! mírala! Es tan 'pura! ....
¡, Compasion no te dá? ...
.Huye, ·.maligno espíritu!
Su frente virginal
Deja subir sin ~anchas
Al trono de Jehová.
-Sino muere en la cuna,
En vano velarás :
El soplo del deleite
Su seno manchará,
Y al ángel del: ampal'O ·•
Vencerá Satanás.
126 POESIAS

-Huye, ángel de tinieblas,


Y déjala soñar
De mis nevadas álas
A la sombra de paz.
- j Guay, ángel de la guanla !
Mañana al despertar
Su loca fantasía
Dura guerra te hará;
C6n ella y con mis fuerzas
En lucha desigual,
A.l ángel que proteje
Vencerá Satanás.
-Huye, sombrío espíritu!
Huye . . . . no la hagas mal.
-Su corazon, Custodio,
Su corazon será
El mayor enemigo
Que combatir tendrás;
Su corazon henchido
De loca vapidad,
De vanidad que al crimen
Las puertas abrirá.
-Yo cubriré sus ojos
Con el blanco cendal
Del pudor de las vírgenes.
-:-Y una pasion audaz
QuP soplaré en su seno
OE JORGE M. MITRE l'tí
El cendal rasgará.
-Y yo de noche ~· dia
Con mi aliento fugaz
Borraré los ensueños
Que tú la inspirarás.
-En vano, Ángel Custodio,
Es en vano velar !
Con ese cuerpo frági 1
En lucha de.sigual,
Al ángel del amparo
Vencerá Satanás.
En su mente de niña
La pas10n triunfará;
Y aun cuando el primer ósculo
Su frente angelical
Acaricie ardoroso
Como brisa al pasar,
Tremenda carcajada
Mis \ábios brotarán.
Y luego . . . . cada día
Con sonrisa infernal,
Veré crecer la llama
Que en su seno arderá;
Y luego .... de los celos
En la hoguera voraz,
Haré que ar~a encendigo
Su seno virginal;
12~ i'OESIAS

Y luego .... de su a maule


El impuro miral',
Y mas tarde las slÍplicas,
Irresistible imán,
Y las ardientes lágrimas,
La palidez mortal ....
En vauo, Angel Custodio,
Por ella velarás
-Espíritu maligno
E.R cuya frente audaz,
La mancha de los réprobos
Cual sello ardiente está,
. En vano de esa niña
Los lábios de coral
Con tu abrasado aliento
Tal vez empañarás!
¡Hay un Dios que perdona !
Si cede al huracán
De una pasion mundana,
Mi llanto apagará
Cayendo dia y noche
Ese impuro rolcan.
El arrepenti~iento
Las culpas lavará,
V el ángel del amparo
VP.ncerá á Satanás.
n.: JOI\ta:. )t. mnn.

Á )JI MADRE.

(Confidencias)

Madre, yo sufro ¡ay!_ tu eres mi guia,


Mi amparo, mi consuelo,
No debes ignorar la pena ·mia.
Las lágrimas que vierto
En tu regazo, aplacan mi ama1·gura,
Y el corazon desierto,
Al eco de tu voz tranquila y pura,
Siente un vago ·murmullo,
Un eco angelical que paz le augUI'a.

EL SOL EN EL PONIENTE.

Bajo el palio pomposo del oriente,


Cual inmenso granate refulgente
En f()ndo de zafir,
Levanta el sol su frente coronada
De chispeante y rica llamarada,
Mientras la sombra reina en el nadir.

Entre rosas se ocultan las estrellas,


Cual temblorosas odalíscas bellas
De diáfano capuz,
1:~0

\' el auro1·a amorosa del g1·an astro,


Cual sultana en un baño de alabastro
Se sumerge en las ondas de la luz.

El sigue su carrera victoriosa,


Y pálida su amada voluptuosa,
Va entre los brazos de él;
Y él la O!!ulta á la tierra y á los cielos
Y con dorados deslumbrantes velos
Cubre sus pies y manos de claveL

Y estendiendo su rubia cabellera,


Por el bosque y el prado y la rivera
Desparrama su amor;
Y en la roca, en el árbol, y en el viento
Nueva vida se siente y nuevo aliento
Cual beso fecundan te del Creador.

¿Porqué lágrima tibia en mi pupila


Como una gota de rocio oscila
t~n tanta beatitud?
Será la flor que al entreabrir su broche
Me baña con el llanto de la noche,
O es que lloro de amor y gratitud?

Los pajarillos cantan con dulztll'a


Al astro saludando que fulgura
i. Porqué si el ave canta
JIE .JOJ\GE M. MITJ\E

1~ o he fle entonar poetica armonia '!


•1)

EL VJAGERO EN EL fiESIERTO.

Pobre viagero, acongojado y triste


Cruza el desierto de movible arena;
En vano busca en torno algun consuelo,
Consuelo en tomo el misero no encuentra.

Pálido y solo, silencioso vaga,


Torvo luchando con la suerte fiera,
Cual náufrago infeliz que acongojado
Es de las ondas irritadas' presa.

El cruel Beduino le otorgó la vida


Y sus riquezas y esperanzas lleva,
Y á él le deja la sed de la agonia
Mientras su esposa en el hogar le espera.

Con tardo paso vacilante marcha,


La fé perdida, la esperanza muerta,
Le roe el pecho abrasadora Barna,
Y abrasadora llama le rodea.

l. En el cuaderno de borradores de que copiamos esta e.omposicion


ella termina aqui. Se conoce que l~é un momento de fugaz y fantás_
tica inspiracion, que nuncn llegó íí completnr•e.
POESI As

Ni nn ave Cl'llza el aire silencioso,


Ni una nube los cielos trasparentan,
Y en el vasto horizonte no divisa
Ni el mirage fiel agua y la palme1·a.

Cubierto el rostro de mortal fatiga


Turbio los ojos, la mirada incierta,
Su pié vacila, y con crispadas manos
Sobre la arena moribundo rueda.

Pavor, silencio, muerte allí domina,


Y el sol que en las arenas se refleja,
Sobre su frente mústia y polvorosa
Cual espadas sus rayos reverbera.

No hay quien derrame bálsamo en sus sienes,


No hay quien recoja su doliente queja,
Y á su plegaria y postrimer lamento
Responde el leon que viene tras su presa.

Para memoria de su triste muerte


Solo quedó su huella pasajera,
Que el hm·acan con sus sombrías álas
Bol'l'ó en la noche. v la envolvió en tinieblas.
DE JOI\GE M. MITHE 133

A MI MADRE.

Madre mia, abrigado en tu regazo


Y apoyada en tu falda mi cabeza,
He pasado las horas de tristeza
Y los dias de paz y bendicion
Tu has secado mi llanto en la megilla,
Has partido conmigo el sentimiento,
Has gozado en mi dicha y mi contento,
Has sufrido mi pena y mi afliccion.

Al traves de ese velo de recuerdos


Que entrelaza el presente y el pasado,
Yo diviso tu nombre venerado
Como mística estrellá tutelar·.
Porque tu colocaste en mi pecho
Gérmenes de virtud que Ílan producido,
Y gérmenes del mal que no han nacido
Solícita supistes aportar.

Muchas veces las ho1·as. recordando


De la infancia pacífica y tranquila,
Ha brotado una perla en ini pupila
Del alma pura cmanarion fugaz,
Porqué al pensar en tu cariño eterno
Y tus afanes nunca interrumpidos,
Una voz... ha sonadp en mis oidos
OiciénJ·o.~~e: i. f.~~~ •1ur la pa~arás?
PO ES lAS

Madre, yo te venero! no hay ni notas,


Ni cantos en mi lira para hablarte,
Solo tu sabes como puedo amarte,
Solo las madres lo sabrán quizá!

ADIOS.

(A mi tia Maria Luisa)

Hay un dulce sentimiento


En nuestro- pecho anidado,
Del mismo cielo heredado,
Legítimo hijo de Dios;
Sentimiento que en el alma
Repercute un eco blando,
Nuestro espíritu llenando,
Ensanchando el corazon.

Yo, salido de mi patria'


Donde me aguarda una madre,
Una familia y un padre
Bajo el techo del hogar,
A.l pisar sobre las playas
Que vos habitas, Señora,
Siento dulcemente ahora
EsP afPeto germiuar
DE .JORGE ~l. lUI'fRt;

Porque tambien vos me disteis


Con nobles y puras manos,
En vuestros hijos, hermanos,
Una madre santa, en vos;
Porque tambien bajo el techo
Donde corren vuestros dias
Compartí mis alegrias,
Y tuvo eco mi dolor.

No estrañeis, si hoy que me alejo


De donde me amaron tanto,
Brota en mis ojos el llanto
Sin poderlo contener.
Suy jóven, y casi un niño,
De esperanzas estoy lleno,
Y como creo ser bueno,
Dejo mi llanto cone1'.

Mañana lejos de aquí


De vuestra familia lejos,
Veré irradiar los reflejos
Del nuevo y m·illante soL
Quizá tambien llore entonce11
Y en cada lág1·ima mia,
Llevará la luz del día
La vibracion ctr mi ¡ Adios'
Montevideo •\layo !l d~ 1870
POESIAS

ADIOS.

A una familia que me dio hospitalidad.

Cuando el bagel del destino


Sobre el mar de nuestra vida,
Busca una ruta perdida
Que el hado infausto borró,
La mano del timonero
Que es el hombre, busca en vano,
Débil, cansado otra mano
Que cOm}Jarta. SU JabOt'.

Montc\"irico-M"yo 1870.

E~ CHIVILCO\"

Rústico Chivilcoy! que bello eres !


Con tus largas )" verdes alamedas,
Con tus escuelas donde al niño hospedas
Y el halago que brindan tus mugeres.

Aquí se goza de apacible calma,


Aquí el trabajo y el placer se anida,
Aquí se aspira el aire d~ la vida
Que ~1 rurqw templa y que refresca rl alma.
DE JORGE l\l. MITRE

En tí pude admirar una hermosura,


Que me brindó sus flores olorosas,
Que me brindó miradas cariñosas,
Uniéndose el ~or y la natura.

De tí yo guardaré memoria grata,


No olvidaré el aliento de tus flores
Que el nido perfumó de mis amores,
Y eres el nido de virtud innata.
1868.

EL MATE.

En una YisitR.

Libar el süave licor


Que endulzó boca de rosa,
Y brinda un~ mano hermosa
Con la sonrisa de amor,
Solo es posible en el mate
Y en la dorada bombilla,
Que en plateado azafate
O elegante canastilla,
Como cáliz de ventura
Encierra a1·oma y dulzura.
138 ,POESIAS

Pasando el mate y chupando


Mientras dura la visita,
El mate vá circulando
Y la sociedad se agita:
Ya se conversa de un punto
De la política parda,
Y de un asunto á otro asunto
Nadie su palabra guarda,
Y en cada mate que ceba
La niña un suspiro lleva.

-Jesus ¡que mate tan largo!


-Muchacha ponle mas yerba.
(Pero el mate sin embargo
Su olor y sabor conserva)
-Este mozo es muy galante.
-Que vi~jo tan presumido!
-Vaya un muchacho farsante!
-Mengano es muy atrevido
(Tales razones ocupan
Mientras el mate rechupan)

Y yo contemplo á la bella
Que me ofrece el dulce mate,
Y por mirar esa estrella
Casi me quemo el gaznate.
Y las horas se han pasado
Sin sentir-¿ IJIIé horas seran?
DE JOl\GE M. 1\llTl\E l3U

-Ya es tarde: las once han dado,


Y las visitas se van.
Yo me voy; y en mi sombrero
Encuentro un azucarero.
lo70.

INSPIRACION.

Angel es ella que hácia mi se inclina,


Su alma es mi fé, mi cielo su mirada!
Eterna luz Je amor, transfigurada,
Que mis lóbregas noches ilumina! ....
Como diamante oculto en una mina
O perla entre las rocas incrustada,
Así en mi corazon, urna de' gloria,
Vive tranquila su feliz memoria.

Si yo sueño es con ella, si levanto


Mi noble inteligencia, voy con ella,
Y allí á la par de luminosa estrella,
Luce adornada con un nimbo santo.
Ella es la compañera de mi canto;
Es de mi concepcion la imágen bella.
Mi alma es un astro que en su centro gira,
Soy la cuerda no más: ella es la lira !
I'OESIAS

f,ONTRA LA AUSENCIA.
Receta.

Se ponen al fuego dos


Adarmes de indife1·encia,
Cuarenta gotas de esencia
De abur y vaya con Dios;
Se añade una libra en pos
De no me importa, molido,
Y todo muy bien cocido
Con bálsamo de alegría,
Se toma una vez al di a·
En la copa del olvido.

UNA ENLUTADA.

,\ M .

Enlutndn misterios!\
Yá eseueh~ tu confesion,
Y cunl t(t no hubiera cosa
Si eres, mugcr tan herma10n
Como lo es tn corazon.
Gutierrez.

¿Quien eres, dí, muger encantadora,


Que enlutada, llorosa y esplendente,
Pareces flor que al despuntar la aurora
Entre luz ~· (•ntt·e somiJra alza su frente?
DE JORGE ~1. :lllTI~E IH
¿Quien eres, dime, cándida.. azucena
Que descuellas graciosa en el pensil?
Porque tu aroma el alma me enagena
Y hace latir mi pecho juvenil!

¿Eres el astro de inmortal ventura,
O inestinguible y místico fanal,
Que en las tinieblas de la noche oscura
Viertes de luz magnético raudal?

¿Eres la maga enante y misteriosa


Que hendiendo el aire hasta el empíreo azul,
Te encubres ideal y vagarosa
Enrre flotante y transparente tul?

¿Quién eres, dí, seráfica belleza,


Angel, misterio, sílfide ó niuger,
Que llevas el placer y la tristeza
En el caliz que vienes ~ verter?

Tu tez morena, tus rasgados ojos,


Que sombrean tu negra cabellera,
Ahuyenta de mi pecho los enojos
Y hacen de mi dolor una quimera:
Y por do quier te llevo como sombra
Y cada vez que late el corazon,
En su latir el corazon te nombra,
Aunque tu nomlm~ es solo una ilusion!
142 POESIAS

ABANICO.

Diccionario de Lazarillo.

Pantalla de las sonrisas


De oscuro significado,
Falsificador de brisas,
Habilmente manejado
Da fresco y hace cenizas

EPITAFIO.

Dobla en el templo fúnebre campana


Triste silencio anida el corazon,
Sube tu estátua á la inmortal peana
Y bajan tus cenizas al panteon.

MONTEVIDEO.

CARTA.
22 de Abril del año 1870.

Lamarque amigo: esta carta


Escrita á cuarenta leguas,
Podrá ser inoportuna
Y todo lo que tu quiéras;
Pero Ía escribo fundado
En qne rres en esa ticna
DE JORGE M. !\liTRE ,143
Mi mas caro y leal amigo,
Mi mas antiguo colega,
Y en que estás hecho una esponja
Sobre estas playas risueñas,
A causa de una porcion
De cosas que el alma huelgan.
Apuesto lo que no tengo
(Y á fé que Js grave el asunto)
Apuesto; digo, un habano,
Dos botellas de cerveza,
Un sombrero, 6 cualquier cosa,
A que no hay sobre la esfera,
Un ser mas feliz que yo ....
Ni buscado con linterna.
Siento en el alma mil goces
Y ni tan solo una' pena:
Siento brincar á la dicha,
Siento que el tédio se aleja,
Siento una porcion de cosas
Tan dulcemente halagjieñas,
Que, por saborearlas todas,
El alma misma .... se sienta.
¿Como quieres, pues que, callé
En situacion tan amena? ....
Deja que mi pluma corra,
Pues si no corre, revienta.
Además, coQlo el teati·o.
144. PO EStAS

De mis felices escenas,


Es este pueblo que tú
Visitaste en otra época,
Nadie como en tí podria
Comunicarse mi péñola,
Dándoles estilo y forma
.
A mis diversas ideas,
Y trasmitiendo al papel
Mi dicha con tinta negra.
¡ Montevideo! .. ; . ¡ Cuan dulce
En mi oido este nombre suena!
Tiene tanta suavidad,
Lamarque, tanta cadencia! ....
Jamás me sonó tan bien
Ninguna de mis cuartetas.
Si al salir de Buenos Aires
Te hubiera visto, mi lengua
Que venia á fastidiarme
Tal vez profana dijérate,
Porque de allí salí yo
Haciendo de héroe por fuerza,
Y metiéndome en el buque
Lo mismo que en una hoguera.
Pero, ¡ay, amigo que cambio! ..
¡qué transformacion tan Leila! ..
Esto es Ufl jardin poblado,
Es nua rosa muy Lur.na,
DE JORGE M. MITHE

El palacio uc Aladino,
La mansion de Adan '" Eva ......
Con la sola diferencia
De que no tiene culebra.
Aquí se respiran aires
Que corren entre pra~eras,
Brisas que ván perfumando
Su seno en las madreselvas,
En las rosas y jazmines,
En los nardos y camelias,
Es todo un mundo de flores
Que el haz de la patria. pueblan.
Las mugeres son ~uríes,
Sencillas, francas, modestas;
Tienen la mirada ·ardiente,
No se vén sino contentas;
Caminan con mucho garbo,
Con mucho garbo se sientan,
Y mil otras cosas mas
Con el mismo garbo operan;
Pero lo que mas mc> ha hecho
Parar la atencion en ellas,
HaCiéndome al mismo tiempo,
Formar la mas alta idea,
Es que no antlan ag~wiatlas.
Con collares. y pulseras,
Con prendrdot·rs gigantl:'s
141i PO EStAS

Y cal'avanas inmensas,
Que han costado mucha plata
A todas las que las llevan,
Cosa, ¡á fé de escl'itot· püblico!
Comun, muy comun en esa.
Si fuera yo diputado
En mi patria, propusiera
La abolicion de las joyas,
En calidad de supérfluas,
Cerrando inmediatamente
Con veinte llaves la puerta
De Favre, y de los que á Favre
Imitan, en esa tierra;
Y fundando mi mocion,
Gritaría en la asamblea:
«No hay joya mas apreciable
«Que la virtud y modestia! >>
Aunque dijet·a mi novia:
«Me pesa, se1'im·, me pesa . ...
Pero mejor es salir,
Mi buen Adolfo, de estas
Digresiones que no sirven
Sino para aguar la fiesta,
Y seguir narrándote
Cosas que valgan la pena.
Por ejemplo, que hay aquí
Casi á la mano, muy cerca,
DE .TORf.E 111. 1\IITRE 147
Vergeles encantadorC's,
.Joyas de naturaleza,
Verdaderos paraísos,
Obras de Dios verdaderas.
Para que formarte un juicio,
Aunque muy pálido, puedas,
Voy á darte una por una
Mis imp1·esiones primeras,
Mis primeras impresiones
Que no borrarán su huella !
Como todo forastero ·-·
Que vegeta en tierra agena,
Durante bastantes dias
He divagado yo. en esta
Como bola sin manija,
O barrilete sin cuerda;
Unas veces en la calle
Y otras en mi vivienda,
Debo confesarte ingénuo,
.
(Porque soy veraz de prueba,)
Que me iba aburriendo un tanto
Esta ciudad .. _. estmn_qem.
Pero un Domingo .... ¡oh Domingo!
De los Domingos esencia ....
Montamos varios amigos
En un coche ó canetela,
(Porque como allí, el vehículo
14R POESIAS

No tiene aquí diferencia,)


l despues de caminar
Poco mas de media legua,
Por un camino llanísimo,
Donde en vez de anda¡·, se vuela,
Parosé el coche de pronto,
Y abrió el cochero la puerta.
Sucede en todo viaje,
Por corto y veloz q11e sea,
Que en todo él, la llegada
Es lo único en que se piensa,
Importándonos un pito
Todo lo que nos rodea,
Y aunque iniercalar tres todos;
Digas que no está en la regla,
Yo diré que en el camino,
Como á todos, todo me era
Indiferente á la vista
E indiferente á la idea.
Pero, repito: detuvo
El conductor su carrera,
Y se largó del pescante,
Y éntornó la po.rtezuela,
Y al lanzar por sus cristales
Una visual paralela,
En nu suspiro de asomhro
St' 11os fué la iudile•·cu1:ia.
hE .101\GE M. ~HTRE 11M
-<<¡Ah !i>-dijc yo sorprendido
-«¡Ah! \>-gritó Enrit¡ue de Vedia,
Y á estar aquí Casaba)
Sordos á gritos nos deja.
¿Qué te figuras, Adolfo
Qué estaba en n~estra presencia'!
¿Aigun castillo de hada8.? ....
¿ Alguna morada régia?
Pues, chico, no te cngaiíaste,
Porque· eso )' mucho mas era.
Figúrate un campo verde
Donde mil flores vegctl!n.
Donde se pierde la Yista
Sobre la estension inmensa,
t· donde el alma deJ·hombre
Conmovida se replega.
Figút·ate que á dte campo
De primitiva belleza,
Ha querido el brazo humano
Disputar la omnipotencia,
De poesía ;Y de encanto
Ciñéndose la diadema,
Sobre él mismo levantando
Los pliegues de su bandera.
Figitrate que la obra
De los hombres, se entremezcla
Con las inat·avillas tollas
150 I'OESIAS

De madt·e natmaleza,
Y tú, amigo, que cual }O,
Tienes puntos de poeta,
Dime despues: ¿No es eso algo
Que nuestro espíritu eleva?
Yo ví sobre el verde césped
Que al soplo del viento ondea,
Un torreon levantarse,
De la I'eligion enseña.
No ví volutas corínticas.
Ni blanco lllármol de Pcrsia,
Ni nada de lo que forma
La arquitectura moderna.
Sobre aquella hermosa cúpula
De una rctpitla diadema,
Sino ese gótico lujo
De sencillez y grandeza
Vienen dándose la mano
Desde muy remotas épocas.
No ví sólidas C!)lumnas
De dura y sólida piedra
Cual la que nos ha legado
La mente artística griega.
No contemplé monumento
De planta audaz y severa.
No; hilos sobre ella enlazados
La mano del arte enreda;
DE .JORGE l'tl. MlTRE H>1
Filigrana arquitectónica,
Si permites la licentia,
Es la que en aquella cúpula,
Caro amigo, se contempla.
No á mi el trabajo de darte
Una descripcion exenta
De errores é imperfecciones,
Porque eso imposil1le fuera;
Pero, á lo menos, permíteme
Que ant"es de olvidarnos de ella,
Cuatro palabritas mas
Haga brotar á mi vena.
La forma de un poliedro
Con sus cuatro faces huecas
Tiene la torre; y los lados
Que las separan y cercan,
Antes de unirse en el vértice
Suavemente culebrean.
En los ángulos del cuad1·o
Donde el poliedro se sienta,
Un triángulo curvilineo
De contorneadas facetas,
Une sus lados opuestos,
Dando en el centi·o una vuelta,
Y un cuadrilátero abajo
Que de algo macizo peca,
Comparado con lo dicho
15'j POESlAS

Uc construccion tan ligera,


Es la base, buen Adolfo,
Que todo aquello sustenta.
La pared que constituye
El frente, una obra maestra
Es tambien á mi entender,
f:omo asi mismo la puerta
De duro roble tallado
Que el conjunto c.omplementa,
Y ante la cual sus peldaños
Una marmórea escalera
Deja ver, y á cuyo lado
Lln vestíb.ulo se muestra.
Esto en la parte esterior,
Pues si á la cupilla se entra,
Vuelven á ver nuestros ojos,
Otra portentosa escena,
Que no desmerece en nada
A la que descrita queda,
Aunque falta en su oa·namento
Muchas cosas, que se esperan,
Segun se vé en los alta1·es
Sin imágenes, ni velas,
Y en las paredes desnudas
De cortinajes de seda.
No obstante, alll el arquitecto,
Como en la parle 1k afuera,
DE JORGE M. MITRE

Ha dejado de su genio
La misma imborrable huella,
El mismo gusto de formas,
Las mismas faces poéticas.
La bóveda, aunque algo estraña,
Pues no es curvani convexa,
Tiene sin embargo un tinte
De original y de nueva,
Pues que vá formando en trechos
Ondulaciones inversas
Que, enlazándose en el centro,
Se vén á izquierda y derecha,
A semejanza de rombos
Truncos en la parte media.
El altar mayo1·, que solo
Como proyecto se. menta,
Recibe luz por cristales
Desde la parte trasera,
Cristales que del mosáico
Imitan las apariencias
Con tanta y tal petfeccion,
Que á no entrar la luz dijera,
Lamarque, yo en esta carta,
Que es mosaico de Venecia.
A Jesucristo y su madre
Uno de ellos representa,
Olro á San Roque y su pe.-ro
15 t I'OESlAS

Y otro creo .. · .. á Santa Tecla,


Que en esto de mentar santos
No es muy perita mi péñola,
El caso es que aquello es bueno
Y lo bueno no se deja.
Hay un púlpito precioso
Que produce mucha pena
Cuando su destino y uso
Nuestro espíritu recuerda;
Cuando pensamos que allí
Gritará un maestro ciruela
Doce mil barbaridades
Aceptadas por la iglesia.
En fin, querido, concluyo
Esta descripcion estensa,
Dando al conjunto del cuadro
Un golpe de brocha y media,
Que aquí vá para que formes
Mas fijamente tu idea.
Al fondo de la copilla,
(Se entiende, en la parte es terna,)
Su póetica morada
Ha edificado la dueña ....
«¡La dueña! »-dirás-«¿Acaso
Tienen dueñas las iglesias? .... >i
Y yo debo responderte
Que las tienen, y muy bellas;
DE JOilGE M. ~llTilE 155
Tan bellas como son todas
Las mujeres de esta tierra.
Llámase Clarita Jackson,
Es propietaria de aquella,
Muger de hermosa apostura
Y hasta dicen que discreta.
Supongamos que una mano
Celestial, y no terrena,
Ha sido la constructora
De aquella hermosa vivienda,
Que al lado de un alto bosque
De sauces, su techo eleva,
Sanees que en su tronco ocultan
Entre verde enredadera,
Bajo un cielo·, cuyas ·nubes
Son copos de nieve eterna,
Entre un ambiente balsámico,
Entre avecillas parleras.
Allí los rayos del sol
Débiles, gratos penetran;
Allí el esReso follage
Dá sus sombras á la tierra·.
Y sus sombras tienen siempre
La atmósfera pura y fresca.
¡Oh! ¡cuan dulce poesía
Todo la mansion enciera! ....
Aquella ·morada es algo
15ü I'OESIAS

Que sobre el mundo se eleva, -


·Algo que á fuer de bonito,
Deja con la boca abierta ....
Por otra parte, apartándonos
De tan póetica senda,
Te podré decir tambien,
Como via de advertencia,
Que capilla, casa y bosque,
Algunos millones cuestan
Y que no fuera muy malo ·
Tenerlos en la cartera,
Opinion que está conteste
Con todo el que pobre sea,
O lo que es igual, con todo
Aquel que nazca {JOCta.

TODO ES COMERCIO.
JUGUETE CÓMICO REPRESENTADO EN BUENOS AIRES EN 1869

Per•onoJe•.
Don Drnulio.-Leonor, sn hija.-Cicmcnto, jó~e11o

ESCENA l.
lJON BRAULIO, SOLO.

Pues Señor, esto anda mal,


Muy mal. malísimamf~ntc:
DE; JORGE JI. MITI\E !57
No bay en el comercio gente
Que quiera prestarme uu real.
Mis protectores de antes
No me permanecen fieles,
y todos estos papeles
Son quejas de. eomerciantes.
Don Jwm me dice t.aeétño
Entrampado el corredor,
Mi ~eio un estafador,
Y el banquero que le engaño.
¡Vive Dios qae es un mal tercio
Lo ·que me sucede á mí!
Eternamente viví
Con la idea tW eqmereie!
El fué mi Saeiio dorado,
)(i vida, mi único anhelo,
Y creyendo enl.ral' al cielo
Me lazo . . . . y salgo averiado.
¿Seré poco perspicaz?
¿)le abandono á la decidía?.
Que!.¡,¡ Wd9 es pura e¡vidia!
envidia de loa . . _..
que no quieren que progrese!
envidia, hipóerita, sorda!
ya se vé !. . . . Si es una horda
de sa~vages . . . ¿Quién es ese ?
Doll .hlu! un l!nD usurero,
15~ POESIAS

y mi socio un gran palan


y son peores que Don Juan
el corredor y el banquero.
No! yo no debo ceder
ante ese "complot indigno:
soy un hombre probo y digno,
y como tál, mi deber
es aceptar ese guante
que se me arroja atrevido,
Pese á quien pese, he debido
ser, y seré comerciante. (pausa)
Pero mirándolo bien
las bases no son muy ciertas,
se me han cerrado las puertas
que eran mi tínico sosten.
Don Juan representa un crédito
en la plaza, y mi banquero
me prestaba su dinero
libre de interes, espedito
¿ Como voy á negociar
Si me faltan esas bases?
¿Haré un tratado de paces?
¡Vamos de eso no hay que hablar!
La gracia •es salir lucido
sin que medie una misiva;
salir con la frente altiva
y con el lalego henchido.
OE .lfii\GE l\1. MITI\E

Cavilemos! .... pero ¡ quia!


¿á que agotar mi talento
si tengo en casa un ¡lOrtento
que el problema allanat·á?
(Llamando) Leonor! Yo pondré remedio
al infortunio , , .. Leonor!
si está por medio el honor
¿como dejarlo por medio?

ESCENA 11.

LEONOR Y DON BRAULIO

LEONOR.

l\1e llamaba usted, papá?

BRA.ULIO.

Sí, te llamaba, hija mia,


pórque ha rato discurría
sin encontrar nada acá. (la (rente)
Tú que en estas ocasiones
eres;mi ángel de consuelo,
ausíliame en mi desvelo
con buenas inspiraciones.

LEONOR.

Papá, usted me enorgullece


cori sus lisonjas. Yo \'OY
H)O POESiáS

al fin, á creer que no soy


una pobre niña.
BRAULIO.
Crece
con tu modestia y tu ingenio.
Pero siéntate á mi lado
que el negocio mencionado
necesita mucho genio.
Escucha con atencion
. y piensa cual mas te cuadre.

LEONOR.

(ap. sentándose) Las consultas de mi padre


son un solo de violon.

BR,\ULIO.

Has de saber que en la vida


(y de esto, hija, no te asombres)
pululan algunos hombres
de alma negra y pervertida.
Por hacer mal son capaces
de arrojarse de un tejado.

LEONOR.

( apcwte) Pues el solo va pesado!


(alto) Papá, diga usted sin frases
qué cosa es lo que le cmpar.h ;~.
BE JORGE ~1. lllTI\E Wl
BRAULIO

Si te he tle decir verdad


la honradez y la maldad
tienen la misma covacha.
Yo vervigracia, hombre honrado,
si lo hay, de buen talante
quise hacerme comerciante,
cumpliendo un sueño dorado.
¿Y has de creer, hija mía,
que con mengua de mi honor,
se me ha dicho estafador
no mas que al siguientr dia ?
Has de ereer que. me veo
sin crédito y sin amigos_?
Bien dicen: en tiempo de higos ....
¿ Has de creer ?
LEONOR

Si, lo creo.
(aparte) Pero la cosa va larga !

BRAUUO

Bien mirado; no es estraño,


se descarría el rebaño
de los hombres .... y se alarga
la conversacion, con que,
para que al ün concluyamos
tu buen parecer n·amos. ll
l'OESIAS

LEONOII

Pero, papá, yo no sé.


lll\AULIO

No hagas la mosquita muerta,


Y piensa con lucidez.
Vamos á ver ¿que creés?
(suena ww campanilla)
LEONOR

Papá, llaman á la puerta. (sale)

ESCENA Ill.

llRAULlO, Ll1EGO CLEMENTE Y LEONOR.

URAULIO

Que visita impertinente !


¿ Quien será ese majadero ?
LEONOR

En la puerta un caball.ero
pide hablar á usted.
(mirrmdo adenl¡·o)
¡Clemente!
Que imprudencia! á que vendrá?
lll\AUUO

Dile que pase adelante.


Cuando iba á SCI' comerciante
vi en l.' esP. zángano ac:'t.
DE .IOilGE ~1. MITI\E 11:)3

t:LEÍUENTE (entrando ·y en voz baja lÍ Leonor.)


No temas, no temas nada.
LEONOR
( br~jo) Pero Clemente á qué vienes !
CLEMENTE
Apá1·tate, tú no tienes
Antecedentes, monada.
Deja á mi cuenta el negocio.
(alto á D. Braulio)
Es á Don Braulio Pastor.
á quien me cabe el honor
de habla1·?
(D. Braulio hace un movimiento de cabe:a)
Socio
De D. Juan ....
81\.\ULlO

(entre dientes) Maldito sea !

l:LEMEMTE
Pues, Seño1·, yo soy, ó he sido,
ó mas bien pfetendo ser
comerciante.
lllUULlO

A Ve\'! :í \'t'l'!

CLEMENTE
Mi padre que ya es difunto,
pues tle aíios se cuentan cuatro
I'OESI.\S

á que muri<Í, fué U(' HU leati'O


empresario, y un asunto
de muy vasta trascendencia
dejó al morir en mis manos.
RRAULfO

Teatro de juegos de manos?


CLEI\IENTE

No, señor, de la alta ciencia.


LEONOR

Que embuste ! (apal'le)


RUAULIO

Celelwo mucho
Hacer su conocimiento.
(á Lepnor) Déjame solo un momento.
LEONOn

Ya me voy: (aparte) mas los escucho,

ESCENA IV.

DON BRAULIO Y JION CLEMENTE (se sientcm)


CLEMENTE

No emplearé muy largos circunloquios


para espresar á usted mi pensamiento,
porque no gasto nunea soliloquios
y digo con franqurza lo qnr siento.
OE .lfii\GE M. ~liTRE 165
lla de sabe¡· usted. (aparte) Por vida mía
· IJUe me he entrado buscando algun 'pretesto
y me enredo en mi propia algarabía.
(alto) Ha de saber usted que malas lenguas
dieen que ni sumar siquiera sabe.
RRAllLIO
Caballero 1
CLEMENTE

Don Brauli.o, no son menguas


repetir díceres, aunque no alabe.
Ya he dicho que soy franco, y he sabido,
que dicen que por darse á comerciante
por la culata el tiro le ha ~alido,
por ser usted grandísimo ignorante.
RRAllLIO

vn{lttlado) Caballero, me carga su franq'ueza,


y puede usted llevársela á paseo.
(a parle) Voy á romperle á este hombre la cabeza!
CLE~lENTE

Repito lo que dicen: no lo creo,


y si acaso falté, pido perdones;
pues ya lo sabe usted, genio y figura ....
BIU.l'LIO

Pues haga usted yalc1· otras ¡·azones


·y dt'lc á su franqueza. st>pnlllll'a.
1tí(} POESL\S

CLEMENTE

Allá se irá. Mas vamos á las cuentas


€u al conesponde á todo comerciante.

lli\AULIO

(aparte) Si con tus cuentas antes no rehientas !


(alto) Soy todo orejas: siga us.ted adelante.

CLEMENTE

\'a dige antel'iormente ·t¡ue conozco


su situacion actual en el comercio,
y aunque me ponga usted el gesto oseo
yo vengo aqui á sacarle del mal tercio.
Si no es tanto cual dicen, bien podremos
arreglar un negocio, y las brillantes
ideas qur yo tengo, esplayaremos,
y no habrá en esta plaza comerciantes
ttuc le nieguen su firma.

BJ\AlJLIO

(aporte) Bah! que fodo


diga, mPjor será.

CLEMENTE

Pues en consocio
(aunque parezca cosa de novela)
solo á esto se reduce el gran negocio:
mct(•rnos á empresarios de zarzuela.
OE .101\GE 1\l. MITI\E
167
UIIAULlO

Habla usted se1·io ·!


f:J,El\lENTE

Cómo si hablo serio !


Pues si es un negocion mas productivo
que tener en cartera un m~nisterio.
BRAULlO

No lo dudo, Señor,¡, mas qué atractivo


le trae á mi'?
CLEMENTE

No hay nada mas sencillo:


el ovillo se saca por Ja he~ra,
la mariposa vuela tras el brillo,
y yo he venido al ruido de' su quiebra.
lllUULlO

No tanto: pero al fin me hallo en apuros,


tle que puede sacarme U!l buen negocio,
y mi talento comercial.
CLEMENTE

Seguros
los ¡·esullatlos son ue este consocio.
Pueue uno ser artista ó empresario,
ó músico, ó cantor, ó no ser nada,
pues siendo de una accion el propietario
la ganancia se encuentra asegurada,
POESL\S

sin <¡ue haya que gasta¡· mucho talento,


ni comercial, ni cómico, ni lírico,
y aunque usted en negocios no es portento,
puede seguro esta¡· de un panegírico.
IIHAliLIO

Dispensándole, amigo, su franqueza,


que no me agrada mucho que digamo~,
yo debo declararle con llaneza
que si es como usted dice, acorde estamos.
CLEMENTE

Eso es: es eJ acorde que buscaba


sin lo cual no hay negocio, ni zarzuela.
(aparte) Gracias á Dios, que ya me embarullaba
pues en comercio, soy maestro ciruela.

ESCENA V

DICHOS, LEONOU IJUE SALE El'i ESTE 11101\IENTO

LEONOI\

Papá, si ha concluido usted


quiero hablarle dos palabras.
(ú Clerneule) Todo lo echas á perde¡·
con tus malditas marañas.
CU:MENTE

(bajo¡ Calla, hija, es un negocio


que con tu papá arreglaba,
llE .IOHCE M. MITI\E llíH
en que los ll·es somos socios
de capital y ganancias.
Que quieres? todo es comercio!
LEONOR

(bajo) Todo es embrolla.


DRAULlO

Que hablabas?
CJ..El\IENTE

(alto) A esta bella señorita


mis respetos presentaba.
(á Braulío) Con que ya estamos de acuenlo,
vengan esos cinco, y basta.
(Sale dejando el baslon)

ESCENA VI.

DON DRAULlO, Y LEONOll

DRAULIO

Sabes que ese señor mucho me agrada?


Si le quitas su rústica franqueza,
te aseguro muchacha; no eres nada
á su lado, pues tiene gran cabeza.
LEONOR

Y sabe usted su nombre ?


DfiAULIO
l\le be olvidado
tle preguntárselo, pues a·bso¡·vido
liO I'OESl.\S

pt)r la itlea que me ha tlcsanollatlo,


en cálculos mi mente se ha distraitlo.
LEO~OI\.

(aparte) Estú, visto, el tunante lo cngatuza


esplotando en negocios su manía.
lll~AULlO

Parece que has quedado algo confusa.


LEONOH

Confusa en ver que usted tanto confía


en un desconocido.
niL\llLlO
No es estraño,
pues que vino como ángel de los cielos,
y t·ico me va á hacer antes de un año.
¿Vaya tlue de ese jóven tienes celos
porque no te ha ocurrido tal idea?
LEONOI\

Ya que usted entre dos el juego entabla,


llapá qucrit.lo, cual lo quiere sea;
mas yo me vengaré.
BI\.AULIO

Que es eso? Habla:


''OH 'llW quierl's vengartl''!
HE JOilGE M. MI'fllE 171
LEONOR
(sonriendo) Ya lo creo!
l\le vengaré diciéndole al oido
que es muy rara la clase de solfeo
con que ese pillo á usted lo ha seducido.
DRAULIO

No te comprendo! cómo? Si me ha dicho


que es un gran empresario de zarzuela
y un gran artista.
LEONOR

Vaya un buen capricho!


Canta ni mas ni menos que mi abuela.
DRAULIO

Qué ! le conoces tú ?
LEONOR

(con malicia) Es un tronera,


lo que no impide sea buen muchacho
bastante amable.
DRAUUO,

(sorprendido) Cómo! es la primera


vez que pisa aquí, y tú ... ¡ vaya un empacho!
LEONOll

Le con·ozco tan bien como á mi misma


y lo diria en su pre~cncia á voces.
li::! I'OE~I.\S

lli\AULIO
Pues, hija, te aseguro, que me abisma.
¡Vaya, merezco que me dén de coces !
( Clemente entra en este momento con prccipitacion por el fondo )

ESCENA VII.

menos, CLEMENTE

CLEI\IENTE

(á D. Braulio) Dispense usted: la atencion


que el asunto requería,
me hizo olvidar que partia
sin compaña del baston.
Aquí está, (lo toma) Me vuelvo á Íl'.

DRAULIO.

(deteniéndole) Espere usted un momento


por favor, y tome asiento,
que algo tengo que decir
sobre el consabido asunto.
LEONOR.

(aparte) Dios mio! que le dirá?


CLEI\IENTE.

Caballero, escucho ya.


DRAULIO.

(opa ¡·te) Si es empresario presunto


pot· Dios! •JHe lo hago c:mlar. )
DE .JOfiGE M. MITI\E

( 11llo) 1\li hija acaba de advertirme


(pues es su deber decirme
lo que me puede dañar)
(JUe conoce á ustetl muy mucho ....
CLEMENTE.

(con inquietud) Habrase visto imprudencia!


mutuo.
(continuando) Que no es el teatro su ciencia!
CLEMENTE/.

(aparte) Me ha traicionado ¡que escucho!


(alto) Ha dicho usted, señorita ....
LEONOR.

Si lo he dicho, buen Clemente,


no me taches de imprudente.
BRAULIO.

(aparte) Se tutean ¡Santa Rita!


CLEMENTE.

Y solo eso has con(esado?


LEONOR.

Y no me pesa haberlo hecho.


CLEMENTE

Pues vamos, á lo hecho pecho


J acabe lo comenzado!
IH POESL\S

SeñOI' Don nraulio, Leonor


es su mas rico tesoro,
y aunque usted pierda su oro
ella es su mejor valor.
Así no he engaña~o á usted
al ¡noponerle un negocio
que en amigable consocio
la riqueza á todos dé.
BRAULIO.

Maldito si entiendo jota!


CLEMENTE.

Pues, Señor, su hija es mi novia:


por ella dejé á Mocrovia,
á Petra, Ines y Lolota ....
BlUULIO.

Calle usted por Satanas !


No concluyera Qn su vida
si le pidiera cumplida
la cuenta de las demás.
Pero eso no viene al caso:
yo lo que quiero sabe!'
es algo de mas valer.
CLEMENTE

Ya lo adivino, mi paso
de hoy, en que hablé de zarzuela ...
fué solo con la intcnciou
m: JOHGE M. ~IITI\E 17tl
de acelerar nuestra uniou
con esa gran llriLonzuela:
es un negocio mil ,·eces
mejor, ¡lür regla de tres,
en que se gana á la vez
el capital é intereses.
Y aquí tiene usted argumento
para hacer una zarzuela,
porque yo desde la escuela
adoraba este portento.
LEONOR

Y entretendremos á usted
contándole los amores ...
CI:.EMENTE

Cuando cogíamos flores


jnntitos en el vergel.
LEONOR

Cuando ...

DUAULIO

Voto á San Pascual!


Podeis iros al demonio!
Para hablar de matl'imonio
fo1·mais un l)('l'cngenal!
Pcl'O al fin ¡,quién es usted?
líG POESI.\S

CLEMENTE

Clemente.
niUULIO

Vamos! qne mús?


CLEMENTE

Clemente Santo Tomás.


BRAULIO

Acabára su merced.
Conocí mucho á su padre,
y conozco su buen nombre,
y si no es usted un hombre
ue negocios que me cuadre,
Yeo que á mi hija le cuadra;
y este es negocio mejor
que ser poeta ó cantor
de esos que hay en cada cuadra.
Con esta liquidacion
doy á mis cuentas balance,
que no quiero yo mas lance
de holsa, ni ue bolson.
LEONOI\

Con que consentís?


BRA.ULIO

(oiJm:IÍnrloft•s) Si tal.
BE JORGE l\1, l\IITRE 1i7
CLEMENTE

úh! qué dicha!


LEO NO!\

Que aleg1·ia!
BRAULIO

Pues hagan la compañia


con nueva firma social.
¿Y yo qué gano?
CLEMENTE

Un buen hijo,
que al capital dará creces,
y le ofrecerá intereses
de nietos con regocijo.
BRAULIO

Pues siendo así, yo declaro


que este es el mejor negocio
que hice en mi vida, en consocio,
sin descuento, ni destaro.
CLEMENTE

Ahora pienso en una cosa


que don Braulio allanará.
(llevando rí Leonor á su lado.)
Tu conmigo, ven acá.
(á D. Rrcwlio) Vamos! diga alguna cosa!
(señalando al público.~'
17~ I'OI!:SJAS

IIRAULIO

A ese? No faltaba mas!


Ese es asunto muy negro.
(aparte) Para martirio ser suegro,
y Yivir despucs en paz.

CLEMENTE

Don Braulío!

1\RAULIO

Oigo que no! .


Vo.to al mismísimo diablo!
Ni por cien mil pesos hablo!

f:LEMENTE

Pues entonces lo haré yo


(dirigiéndose al público)
Un segundo mas no es nada
tratándose de comercio,
si se puede hacer buen tercio
j solo con una palmada !
DE .JORGE i\1. 1\IITI\E 17!1

LEYENDA.
( F R A (; M E N T O S )

T.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • (1)

Aqui deheria hacer


La enumeracion completa
De las perfecciones físicas
De aquella caduca Helena;
Pero se perdió el retrato
(¡Oh malhadada ocurrencia ! )
Que de ella con gran cuidado
Sacara un artista. .. . . en puertas.
Era en fin un ser de aquellos
Que pululan en la tierra,
Y que consagran su vida
A la grandiosa incumbencia
De averigüar de sus prójimos
Las ohras malas y buenas;
Llevando inmenso registl·o
Donde por lista alfabética
Están en debida forma
Todas las vidas ajenas.
¿Y dirán que hay egoísmo,
Que es una palabra hueca
La dulce filantropía;

1, Falta el principio. V. d Prf>logo Y la notn ..


180 PO ES J.\ S

Cuando mut•stra la esperiencia


Que hay seres, no dos, ni cuall·o,
Sinó cumplidas docenas,
Que solo en sus semejantes
Su tiempo y su lt>ngua< emplean.

(1)

Su hija tlice que es; pero no cabe


Que el cardo ingrato engendre la azucena
Y que en la roca dura y escarpada
Pueda nacet· la rosa perfumada.
No faltan narradores de una historia
A que los mas conceden su creencia,
Si bien algunos tratan de ilusoria;
l\las recordad la popular sentencia
Vox populli vox Dei, (y si en conciencia
No sabeis S\1 ''ersion en castellano
Ocurrid al pedante mas cercano.)
El tomará vuestra modestia á cuenta
Y por manifestarse agradecido
Os trazará magnífica tormenta
De frases campanudas, sin sentido.
Es cierto que podeis, si os impacienta
Vengaros de él quedandoos dormido,
Que pasar~ la poca cleferencia
En cambio de otro poco de paciencia.
1. Ar¡ui faltan tre> hu¡as er¡ el original manuscrito.
nE .101\GE M. 1\IITI\E 181

Dice la voz del pueblo: que sombria


Era una noche del arrliente Enero.
El Plata que iracundo se movía
Al impetuoso soplo del Pampero
Con sordo choque al buque estremecía
Llenando rle zozobra al marinero,
Que, las flotantes velas amarranrlo,
A la bonasca se iba preparando.
Entónces acercóse un barquichu~lo,
f echando el ancla en la desie1•ta Ol'ilJa,
Un hombre apareció, que, con recelo,
Teniendo entre los dientes la cuchilla
Arrojó un bulto, y otro luego, al suelo,
Y saltando veloz de la barquilla,
Con ademan inquieto y cauteloso
En tierra practicó profundo foso,
Y el misterioso lio revolviendo,
La cuerda destrozó que lo reataba;
Entónrcs ofrrriósc un cuadro honeudo ....
Sangriento en él un cuerpo se ocultaba ! -
De nuevo el asesino recorriendo
La playa, por si alguno le observaba,
Seguro de no halJa¡•se descubierto
Dió sepultura al desdichado muerto.
Tomó en sus brazos luego el otro bulto
Del que débil un gritn se escapó,
Cual si un infantt• hubiera en él oculto;
H~2 I'OESIAS

Y de la costa pronto se alejó.


Atravesando el arenal inculto

•••••••••••••••••••••• o (1)

No se inmuta ni contesta:
Si enojo no manifiesta
Tampoco puede alentar.
Y armaran por eUa
Mas de una pendencia,
Disputando eu vano
Una preeminencia,
Que ninguno alcanza.
Su ardiente esperanza
Vanamente dicen
A la ingrata bella;
Si al templo dirige
Sus pasos, tras ella
Volando se van
Y ardientes declaran
Su amoroso afan.
No escucha, ni mira
A nadie Matilde;
Los hojos en tierra,
Devota y humilde;
El rezo ferviente
De un alma inocente,
.1. Faltau dos hoJas en el M. ::;. ori.Jiual-
DE JOHGE M. MITRE 183
Como el suave aliento
De olorosa flor,
Perfumando el viento
Eleva al Criador

••••••••••••••••••• {1)

(Bien entendido la adversa,)


Y vá creciendo el murmullo,
Y vá creciendo la gresea,
Hasta que los exaltados,
Que en todas partes se encuentran,
Golpean sobre los bancos
Con faz árida y tremenda,
Profiriendo imprecaciones
Y horripilantes blasfemias.
Pronto llueven l:ls injmias,
Se enal'decen las cabezas-
y acabando las palabras
Lugar á los hechos dejan,
Por el espacio los vasos,
Despues de chocarse, vuelan,
Y hechos pedazos gimiendo
Vienen á )Jarar en tierra,
Prestándoles compañia
Las destrozaoas botellas.
Muy en breve á los puñales

J Falta una hoja del M. S. oriJÍual:


184 POESIAS

Las manos mbiosas llevan;


Y sin duda que acabáran
De una manera sangrienta
A no ser por dos incógnitos
Que en aquel momento llegan .

• • • • • • • • • • • • • • . • • . • • • • !1)

11.
J,OS DOS \IIANCEBOS.

Existe en la tal posada,


Negra, empolvada una pieza,
Que de salon hace oficio
Y donde solo penetra
La luz por una ventana
Desmoronada y estrecha,
Cuyos ~mpañados vidrios
SirYen de opacas lumbreras.
Cerca del negruzco muro
Hay colocada uua mesa
Donde algunos jugaflores,
Cuyo aliento de ginebra
Formando con el tabaco
La mas endiablada mezcla,
Al olfato menos lino
Asaltan de media legua,
l Falta otra hoJa del M. S. orig111al
DE JOI\GE M. MITfiE 185
Revuelven entre sus manos
Sucias barajas, que apénas
Por la heterogénea capa
Los borrados puntos muestran.
Unos alegres sonríen,
Otros airados lamentan
Los vaivenes de la suerte
Que á su vez con ellos juega .

• • • • • • • • • • • • ' . ' ' •• (1)

DON JUAN.

¿Sabes, Cá!'los, que la chica


Es muy entendida y bella
Y que yo muero por ella?

DON c.\1\LOS.

¡ Vive Dios! eso me esplica


Tus frecuentes distracciones ....
Cierto, Don Juan, no creia
Que tal objeto seria
El de tus meditaciones.

DON JUAN.

Eres, Don Cárlos, altivo


Quizá de lábios afuera.

1 Tnmbicn falta Hll!\ hoja en el M, S. u1iginal.


t8{) l'OESlAS

nON CÁRLOS.

Segun entenderse quiera ...


DON JUAN.

¿Y bien?
DON CÁULOS.

Yo no soy esquivo ....


DON JUAN.

Lo sé.
DON CÁHLOS.

Déjame acabar.
No soy esctuivo, decia,
Cuando solamente un día
:El asalto ha de durar:
Mas cobrar una pasion
Por Sirenas de andurriales;
Es cosa de colegiales
Que en tí no tiene perdon.
DON JUAN.

¿No sahcs que misteriosa


Es en nosotros la inlluencia
De una tenaz resistencia?
DON CÁ.l\LOS.

¡Pues qué! hace la melindrosa'?


¡Por Cristo! tiempos tenemos
DE JOUGE M. MlTI\E 18i
En que se ven cosas raras,
Y á los hombres con dos caras,
Si continuán, veremos.
¡Con que juega de inocente
A tus suspiros Matilde! ....
Vaya, Don Juan! muy humilde
Te muestras y muy paciente.
DON JUAN .

. Pareces muy informado.


DONCÁRLOS.

Lo estoy.
DON JUAN.

Pues detén la lengua


Si es para hablar en su mengua.
( apatte) (Te entiendo, necio infatuado)
DON CÁ.RLOS.

Sabes que es fruta pasada


Esa que cándida y nueva
Tú juzgas, ¿quieres la prueba?
DON JUAN

(serio) He dicho que eso me enfada.


DON CÁRLOS

( ríeneúJ) Oh ¡la original salida!


Don Juan, mucha es tu inocencia,'
IHH I'OESIAS

Yo te hablo por cspcriencia;


La chica fué mi querida.

DON JUAN.

. ) ¡ T.u m.ten t es .....


(furwso '

DON C.\.RLOS.

(ron igual ira) ¡ Trueno:de Dios!


Eso, don Juan, que has hablado
Será con sangre borrado
De uno de nosotros dos.

DON JUAN.

Cuando quieras.
DON C.\.RLOS.

Al instante.
DON JUA~

No, porque ya nos han visto.


DON CÁRLOS.

(con desprecio) ¡Qué! ¿Temerias? Por Cristo!


DON .lUAN.

¡Si ~·o temo! ahi vá mi guante (lo arroja)


DON CÁRLOS .

.\1 alba te esperaré


111- Sau Fran<'isrn en el muro
IIE .JOilGE M. MITilE

DON JUAN.

Tú puedes estar seguro


Que ú la cita acudiré.

111.

Dió las doce un relox y la campana


Vibrando lentamente,
En el aire su ''oz triste y lejana
Murió lánguidamcntc.
¡Las uoce de la noche! .... Dulce ·hora
De soledad augusta y dulce calma
Que de recogimiento llena el alma!
Instante en que la mente pensadora
Engrandece su esfera,
Subiendo hasta el espacio magestuoso
Que recorre con vuelo silencioso !
Cúan sublime, cúan bella,
Tremolando su luz se vé la estrella!
Que argentado fulgor muestra la luna
Del cristalino carro refulgente,
Al esparcil' su blanca cabellera
Por la azulada espalda del oriente 1
¡Y la torre gigante! ....
Que hermosa no se pinta
Con la sombría y vagorosa tinta
Sobre el ciclo radiante!
Tal ''CZ los aires murmurando cruza
lflO POESIAS

Y entre las sombras vá, medio pe~·t1ida,


La agorera lechuza,
Que al percibir la luz, despavorida,
Huye hasta el inmediato cementerio,
Donde busca un asilo
Entre el sepulcro y el cipré tranquilo
Dó nada tm·ba el funeral misterio !
Toda la tierra ostá en sueño profundo,
Y el que se halló despierto,
Júzgase aislado en medio de un desierto,
Y cual solo señor del vasto mundo;
1\las de un mundo distinto al conocido,
Conjunto de fantasmas y visiones,
Imposibles y locas creaciones,
Cual nunca existirán ni han existido;
Mundo de hadas, silfides, y palacios,
Vírgenes puras, voluptúosas magas,
Pero que todas vienen á la mente
En dulce confusion, cual sombras vagas
Que van despareciendo lentamente.
Riquísimos vergeles,
Praderas olorosas
Donde diversas y pintadas flores
De varios y suavísimos colores,
Exhalan sus aromas deliciosas.
Todo blando, indeciso, vagaroso,
Hasta qu1~ al fin huyen1lo poco á poco
UE JORGE M. MITRE 191
La dulce turba queda disipada
Dejando al alma triste y arrobada.

Hermosa está la noche, y en el cielo


De aquel sereno y poro,
Apenas se percibe ténue el velo
Vacilante, inseguro,
ne la nube blanquizca
Que le empaña un instante, luego cunul-
y Cal el límpido espacio se difunde.
Desierta está la calle
Y entregada al reposo,
Nadie turba el recinto sil~ncioso.
Tan solo las murallas y las .torres
De la Merced, inmóviles gigantes,
Parecen, de las nubes acechando,
Y sus ventanas, ojos centellantes
Por la ciudad solícitos velando.
De pronto leve ruido,
Al de lejanos pasos parecido,
Se hace escuchar, y luego
Se nota mas distinto y arrimado;
Doblando por la esquina un emhozado;
Es Don .Juan, que (•splorando con la vista
La aislada callejuela,
Seguro de no ser interrumpido,
POESIAS

Descubre una vihuela


Que lleva entre los pliegues de la capa;
Acué1·dala, su bella voz levanta
Y ante la reja de Matilde canta.

Oh! tú candorosa vírgen,


Que robaste al alma mia,
De Ia·paz en que dormia!
Ven y escucha mi cancion .
Angel de mirar velado !
Lleve murmurando el viento
Hasta tu oido el acento
De mi ardorosa pasion.
Oh! Matilde! tú eres bella,
·Pura y hermosa es tu frente
Cual la gota transparente
Que cayó sobre el jazmin.
Y tu exhalas el perfume
Que allá en el celeite coro
Ante Dios en copa de oro
Vierte alado querubin.
Yo te ví, cándida niña,
Y osé idolatrartc un dia; ....
En él huyó mi alegria
Y huyó dejando al dolor.
Hoy vengo á pedirte cuenta
De mi calma placrnlera;
DE .JOJIGE l\1. MITI\E I!M
Ay! sino quieres que muera
Dame un. átomo de amor.

Cesó la voz que interrumpió un instante


De la noche el letargo continuado;
Tan solo el éco respondió vibrante,
Que luego se escuchó mas apagado,
Y envuelto entre la brisa murmurante
Entre sus ondas espiró acallado,
Y ~>1 recinto quedó de esta mane~a
En el siiencio y la quietud primera.
Y mohíno Don Juan de todo punto
Al ver la inútil vana tentatin,
Allá en su eorazon, segun barrunto,
Maldiciera dama tan esquiva;
Ello es que ante la reja cejigunto,
Ante la reja murmurando iba,
Por fin templó de nuevo su instrumento
Y volvióse á rscnchar su dulce acento.

Inhumana cuanto hermosa,


¿Mi tierna queja amorosa
No oyes, dí?
Tll, causa de mi martirio!
¿No compartes mi delirio,
Junto á mí?
"
194
·Será el malhadado sueño
1,
El que tu imágen me quita
Sin piedad?
¿O tal vez con duro empeño
MP castiga tu inaurlita
Crueldad?
Niña de mi alma cautiva
Muéstrate menos esquiva
Por favor.
¡,No sabes que me es la vida
Mil veces aborrecida
Sin tu amor?

La caneion esta vez fué mas dichosa;


Pues ya porque Matilde se ablandára
O sea que la bella perezosa
Solo en aquel momento despertara;
Una mano sintiose cautelosa,
Cual si en la oscuridad algo buscara ....
De la ventana entóuces lentamente
Las hojas se apartaron del batiente.
Y en el sombrío fondo de la pieza
Por la fulgente luna iluminada
Apareció una jóven: ~;u cabeza
Llegó á la estrecha reja, y su mirada
Volviendo á todos lados con presteza,
Investigó la calle abandonada;
DE JORGE M. MITRE Hl5
Y descubriendo al jóven allí fijo,
Le conoció sin duda, pues le dijo:
MATILDE.

¿Perdisteis, Don Juan, el seso


Para venir á impedir
De las gentes el dormir?
Vaya, que sois muy travieso!
DON JUAN.

Qué! no- podreis perdonar


Si á tan desusada hora,
¡Oh! Matilde encantadora!
Os vengo el sueño á turbar?
MA.TILDE.

Pues bien, estais dispensado


Porqué teneis buena ''oz.
Con qué . . . . marchaos. . . . ¡adios!
Que ya las doce han sonado.
DO:'\ JCA:'\.

Irme tan pr.onto! . . . . ¡Dios mio !


MATILDE.

Es tarde.
DON JUAN.

¡Tarde, señora!
¿ Y puede ser tarde ahora
Cuando os miro?
1% PI)ESL\S

,\IATJLHE.

Yo contio
En que sois un caballero;
Y de mi condescendencia
Mas bien diré, mi imprudencia,
l\'o hareis me arrepienta, espero.
DON JUAN.

Matilde! y como contais


Los instantes con frialdad ....
Pero esto sienta en verdad
l\luy bien á \'OS que no amais.
MATILDE.

¿ Volveis al tema, D. Juan?


¡ Ay ! mi Dios (riendo).
OON JUAN

Reis, cruel '!


A.h ! si; derramad la hiel
Y goza os en mi afán.
MATILDE.

¡ Sien•pre ese lenguaje vano !


A.y ! de aquella que os creerá,
Porque muy pronto verá
Que son nubes de verano.
Retratais vuestra pasion
Con sentidas frases hellas;
Pero al cabo todas ellas
DE .101\r.E M. )llTI\E Hli
No mas que palabras son.
Oh ! cuánto á solas me rio
De aquello de lenta llama
A que el hielo tanto inflama
Que viene á dar un volean !
De los que muriendo viven
Y hallan la dicha en sus males,
De los ojos manantialas
Que siempre llorando están !
Son los hombres cocodrilos
Que con gemidos tra!dores,
Un porvenir de dolores
Preparan á las mugeres.
Nécias de las que os escuchan! ...
Que la flaqueza consigo
Lleva apareado el castigo
De la que quiso caer.
Adios! Don Juan! Por el cielo
Os suplico que os ma1·cheis
_Pues ya me comprometeis.

DON JUAN (aparte)

(Esta muger es de hielo,


Pero al lin la he de vencer.)
(alto) l\latilde! nunca creyera
Que mi cancion os pudiera
Á tal cstremo ofender.
19~ POESIAS

1\IATILDE

No estoy, Don Juan, enfadada;


Tan solo os quise mostrar
Mi manera de pensar
Respecto á ,·os.
DON JCA!'i

Muy errada,
Bella niña, no dudeis.
1\IATILDE

Demasiad¿ verdade1·a
Sino es algo lisonjera;
Harto bien vos lo sabeis.
DON Jl'Al\

Ah! sois muy diestra, señora.


En fingir la desconfianza
Que ahoga cruel la esperanza
Del infeliz que os adora.
¡ Mas no ! vuestro corazon
Es tierno y será sensible,
Y un desencanto imposible
Tan solo es afectacion.
MATILDE

Solo he dicho lo que siento.


(Inquieta) Marchaos, Don Juan, ¡por Dios!
DE JORGE M. MITRE 199

DO~ JUAN (desespera.do)

Muger de granito ¡adios!


Estátua sin sentimiento,
Maldita la hora fatal,
¡Sí; mil veces maldecida!
Que en la senda de mi vida
Os puso el genio del mal.
Aborrecido el momento
El infáusto en que os amára,
Y por siempre me arrojára
En insondable tormento.
¡ Adios, alma sin piedad,
Formada de duro hielo,
Astro de fatalidad !
De mi crimen tu crueldad
Es responsahle y no )·o. (se a.kja)

MA TILDE ( llamándok)

Dou Juan, Don Juan ¡oh! Dios mio!

DON JUAN (aparte)

(Creo me voy á matar.)

MATILDE

No os dejareis dominar
De un culpable desnrio!
200 POESL\S

DO~ .ll'AN

¿Será para escarnecer


.Mi pena, que me llamais ·¡
MATILDE

.Justo cielo! Qué intentais?


Vos me haceis estremecer.
DON JUAN (con voz trágica)
¿Qué intento? Yo no lo sé ...
Libertarme de una vida
Mil veces aborrecida; ...
Asi no os fastidiaré.
(Una noz de adentro)
Matilde ! niña ! llamando
Estoy hace un cuarto de hora.
MATILDE (respondiendo á la voz)
Voy al momento, señora!
(á DonJuan)
Marchaos, imprudentfl.
DON JUAN

Y cuando,
Re !la Matilde, os veré 'f
MATILDE (enojada)

Nunca! Que harto me habeis visto.


DE .101\GE 1\1. 1\IITRE 201

DON JUAN

Entónces, ¡juro por Cristo!


La vida me quitaré.
(La voz de adentro)
Matilde! Matilde! ¡ven!
Si tu me obligas á ir
Los sordos nos han de oir.
Bendigáte Dios. Amen.

n!ATILDE (cerrando la ventana)


Ya no se puede sufrir.
(Don Juan saca una daga y hace ademan de matarse;
Matilde vuelve á abrir la ventana.)

MATILDE (con dulzura)


¡Desdichado! en vos volved.

DON JUAN

¿Os veré, Matilde?

MATILDE (dudando)
Si!
DON JUAN

¿Donde?
MATILDE

No sé ¡ay de mi!
I'OE~l.\S
202
DO~ JUAN

¿El pretil de la l\lerced


Os place? Cerca es de aquí.
MATILDE

Oh! no! es una imprudencia.


DON JUAN (con amargura)
l\latilde! habeis consentido !
(kt voz de adentro)
Se me agota la paciencia.
MATILDE (con VOZ débil)
Bien! Acepto.
DON JUAN

Decidido.
Gracias, bella; hasta mañana.
Cuidado con olvidar
Que una palmada he de dar
Por seña en vuestra ventana.

Aquí se despidieron los amantes


Y Matilde con tiento
Volvió á cerrar; Don Juan miróla entrarse,
Poco trecho hubo andado
Cuando golpeando súbito la frente
Esclamó en voz sonora y vehemente:
DE JOHGE M. :\IITHE 203
-Vive Dios ! que lo liahia ya olvidado! ...
Pues si mañana tengo un desafio !
Diablo 1 muy sériamente desconfio
De poder acudir, donde me espera
La Venus posadera .
En fin, Dios lo remedie, si con vida
Logro salir del importuno duelo,
No quedará la cita por perdida.
¡, 1\las si acaso pe1·ezco ? . . . .
Tendrá 1\latilde un poco de paciencia
En vista de la causa que motiva
Mi falta involuntaria de asistencia-
Dijo, y tornó á alejarse
Y la calle en silencio á sepultarse.
En aquel mismo instante,
De la pared cercana
Un bulto desprendióse, semejante
A una estátua animada que su peana
Abandonado hubiera
Y á favor de las sombras descendiera.
Es Cárlos de Saavedra, que escondido,
De nuestros dos amantes
La entrevista ¡traidor! ha sorprendido.
¿ Con qué objeto ? mas tarde lo veremos,
Ahora convencido
Que todos se han marchado,
Aléjase tambien él por su lado
20i I'OESL\S

Entre tanto 1\latilde en su lecho


Yace insomne y ardiendo de afan,
Alzánse sombras mil en su pecho
Que confusas cruzándose van.
Vanamente pretende su empeño
La rebelde pupila velar:
Cada esfuerzo la aparta del sueño
Y el delirio la viene á aumentar.

¡Que! serian
Los ardores
Sordamente
Precursores
De que ruge
La tormenta
Del amor?
Y deslizan
Tumultuosos
Como espectros
Silenciosos
Que atraviesan
Presurosos
La morada
Del horror?

Murmurar en torno,
Escucha su oido
Lejana armonía
llE JORGE M. ~IITI\E 205

Confuso y perdido
Tambien un acento,
Semejante al viento
Cuando en la llanura
Suspirando, besa
La enramada espesa
De ombú colosal,
O el ave canora
Posada en la copa
Del sauce que ondula
Que tierna modula
Su trino final.
Y oye los cantares
Suaves, amorosos
Que alhagan el alma
Traidores, dolosos,
Sintiendo en la brisa
La voz de su amante
Murmurar distante
Palabras de amor.
Y en su loca fantasia
Entre mil sueños fluctüa
No bastando á detenerla
De la razon la mesura,
Se precipita impetuosa
Hasta en incógnita altura
J)ó las visiones del alma
POESIAS

Como ráfagas se cruzan;


Y creyéndose en la reja,
Otra vez atenta escucha
Las amorosas canciones
Que el aura gimiendo arrulla,
Y enli'e su elástico fluido
Las acalla y las sepulta.
Viendo está la luz plateada
· Revervcrar de la luna,
Que las clendas torres
Espléndidamente alumbra;
Y perdiéndose á lo lejos
Entre la umbrosa espesura
Ye danzar varias parejas
En voluptuosas posturas,
Oyendo el blando estallido
De los labios que se juntan,
En tanto que van los brazos
Enlazando las cinturas.
Y todos en remolino ...
En su derredor susurran
Báquicos y aleg¡·es cantos;
Y en la algazara confusa
Los bulliciosos danzantes
En rueda sin fin circulan.
Luego Don Juan aparece
lllirándola con ternura,
JIE .IOHGE M. MITI\E 207
Y sin que baste á impedido
El no que debil murmura
La hace mezclar en el baile
Y la anehata en su furia.
l\latildc siente en la danza
Sus sentidos que se turban;
Mira dar en el espacio
Raudos giros á la luna,
Las tones de las iglesias
Se alzan, estienucn y abultan,
Y en el torbellino mezclan
Sus desmedidas alturas,
Cual cícloves disfrazados
Con estrañas vestiduras;
Y al final de cada vuelta
Las va viendo mas confusas.
Ya no sabe dó camina,
Y en embriaguez absoluta,
Sin voluntad y sin fuerzas,
Loca, el baile continúa.
Entónces ve que su amante
Entre sus brazos la anuda,
Y la enardecida boca
Acerca audaz á la suya.
Es en nuo el desasirse
Porque sus ojos se ofuscan
Y los desmayados brazos
POESIAS

A su apoyo se rehusan ....


En tanto se va perdiendo
Toda la danzante turba
Y sus formas vaporosas
Despa1·ecen en la bruma.
Y volviendo á la calma poco á poco
Logra l\latilde al cabo rechazar
De su cerebro enardecido y loco,
Las sombras que lo vienen á turbar.
Y dice-¡ Eterno Dí os! Será posible!
El corazon que es tú latiendo es mio?
¡El que hasta ayer en calma apetecible
Auormido viviera en su desvio !
¿Cual es ese poder irresistible
Que mi cabeza ha poco fascinaba
Y á un incó guito mundo la llevaba?
Sin duda que Don Juan es muy hermoso
Y parece cumplido caballero;
!\las que será falaz y mentiroso,
Como todos los hombres considero.
Ay! que dulce es su acento melodioso
Y como llega al corazon, certero,
Su amoroso mirar adormecido!
¡!\las que digo, gran Dios! pierdo el sentido.
¡Ay! de mi! Pude ser tan imprudente
Para acoruar la malhauada cita?
¡,Iré? No! no! y si rl impertinente
HE JORGE M. mTI\E

Don Juan la vitla tle pesa1· se quita?


¡Iré! mas pido á Dios omnipotente
No dar lugar á que ella se repita,
Que no será tlel corazon señora

De un necio amor la llama roedora.


Asi es en todo el corazon humano;
Nunca confiesa un mal ni una flaqueza;
Muy al contrario, se promete en vano
Ocultarla á sí mismo con destreza;
Y vá cayendo en su delirio insano
·De un mal en otro mal ¡ triste certeza !
Y del profundo incomprensible abismo
Queda en lás sombras confundido él mismo.
Tal se engaña la inca,uta doncella
Que se dice insensible al amor,
Cuando estiende sus· redes sobre ella
Diamantinas el pérfido Dios.

IV.
Apenas de la aurora
Los purpúreos reflejos
Doran de San Francisco
El antigüo convento;
. Del ancho río ondula
El manto azul inmenso,
Y fúlgido retrata
En un liston de fuego, 11
210 J>OESL\S

Que parte desde el cano


Del límpido y sereno
Sol, que su frente asoma
Besando el fit•mamento,
Mientras bañan las aguas
El resto de sn cuerpo.
La flor enlt·eabrc apenas
Su cáliz halagüeño,
Y el rocío se exhala
De su nevado seno
En humo imperceptiblt>,
Cuyo fragante incienso
La mariposa aspira
En su voluble vuelo.

En uno de los ángulos


Que los muros del templo
En la ribera forman,
Nótanse dos mancebos,
Enardecido el rostro,
Torvo y fet·oz el ceño,
Desnudas las espadas,
En tierra los sombreros,
Y segun señas claras
A batirse dispuestos.
Son nuestros dos campeones
Que un vértigo funesto
DE .101\GE M. MITI\E 211
Trajera á aquellos sitios,
Con el mortal intento
De hacer de sus agravios
.Juez terrible, al acero.
Tal dijo el uno al otro
Con furibundo acento.

DON CARJ,OS.

Don .Juan, tu torpe láhio


Sin causa ni pretesto
Ofensa atroz me hizo,
Y yo jamás tolero
Un agravio; que iria
Al fondo del averno
En busca del aleve
Que con cobarde intento ....

DON JUAN.

Basta, señor, de charla


Y vamos á los hechos.

DON CARLOS.

No tanto te apresures;
Pat·a morir hay tiempo.

DO~ JUAN.

¡Por la sangt·e de Ct·isto!


Parece tienes miedo.
212 PO EStAS

DON CAHLOS.

¡ Miedo yo! voto á brios!


Bien pronto lo veremos;
Pero en tanto, seor guapo,
No os place que aclaremos
Aqui para nosotros
La causa de este duelo'!
¿N o os acordais? ....

nON .lUAN.

El diablo
Me lleve si me acuerdo;
Un mentis habrá sido
O poco mas ó menos.
DON CAHLOS.

Por Dios! mi caro amigo,


Que sois poco travieso !
Don Juan, amo á Matilde!
Y ya ves que á este duelo
Mas que tu pobre injuria
Trajéronme los celos.

-Basta! Don Juan responde


Y luego los aceros
Chocándose despirlen
Relampágos de fuego.
Son amhos romhatirntrs
lit; .101\IJE M. MlTI\E ~13

Anlorosos y diestros
Y sahen de la espada
Los mot·tales secretos.
No hay oculta estocada
Con todos sus enredos,
Que veloz como el rayo
No la ejecuten ellos;
\\las siempre encuentra el quite
Que el contrario sereno
Supo hallar al instante
Revolviendo el acero.
fteververan los ojos
Un resplandor siniestro,
Buscando el blanco. siempre
En el contrario pecho;
La punta que describe
Veloz círculo estrecho
Casi, casi, le hiere,
Pero muy p.ronto luego
Rápido se desliza
Con el choque violento
De la contraria hoja,
Quedando sin efecto.
Y de nuevo ~e atacan
Como tigres sangrientos,
Que aterran con su furia
El arenal desierto.
214 POESIAS

AYanzan, retroceden,
Haciendo arco los cuerpos,
Y llueven estocadas
Como gt·anizo fiero,
Cuyo chasquido lúgubre
Vá ¡·epitiendo el éco
Y se pierde en los aires
Como triste lamento.
Por fin, ambos jadeando
Ya casi sin aliento,
Las melladas espadas
Bajan á un mismo tiempo.
DO~ cA.RLOS.

Imberbe afeminado!
.Casi lástima os tengo
Al veros jadeando
Cual verseguido ci<'t'Yo.
DO~ JUAN.

( fw·ioso) Mil gracias, Don cien lenguas,


Cuando quet·ais empiezo.
DON CARLOS.

Ya! que se me hace tarde


Veros cuanto antes muerto.
DON JUAN.

Fanfarron ¡no me dices


Si has heeho testamento
llE JORGE M. l\llTllE 215
O si has dispuesto adonde
Se ha de entena¡· tu cuerpo?
DON CARLOS.

l\li cuerpo, me hace falta


Porque esta noche quiero
Suplantarte en la cita.
TION .Jt;.\l'i.

¡ l\lisl'rahle!
llO~ CAHLOS

¡Con tiento!
Cayen luego las bocas
Que van á hablar Jos hierl'Os.
Y en el instante mismo
Los cruzan con denuedo.
Don Juan ardiendo en ira
Rápido como el viento,
Sohre el brazo de Cárlos
Vibra nn golpe certero
Y brotando la sangre
Enrojece ya el suelo;
Y cual leopardo herido,
-«Toma el desquiten dice
Y sobt·e el pié derecho
Haciendo un medio giro
Y alat·gaiHlo el acero,
Cuando su antagonista
216 POESIAS

Sobre él se lanza ciego;


En el hombro lo esconde
Del incáuto mancebo.
-«Cobarde»! Don Juan clama,
n Ese golpe rastrero

Tan solo es de un cobarde


Que no se para en medios. »
Y de nuevo acomete
Con inaudito esfuerzo,
Mas en vano .... su sangre,
En borbotones gruesos,
Escapa por la herida,
Y ya un total mareo
Poco á poco ganando
Vá por todo su cuerpo.
En breve se desmaya
Y sus brazos abiertos .
• • • • • • • • • • • • . • • • • • • ri)

V.

o •••••••• o •••••••••

A su desquiciado marco
Hay pegada una escalera,
De carcomida madera
Que amenaza destruccion;
Y conduce á un aposento
Que contrasta en su riqueza
1 !•'alta una hoja del original rnn U>critu
HE JOI\GE ~1. MITIIE 'll7
Con la espantosa pobreza
Del lóbrego callejon.
Pues sus otros moradores
Son el ladron ó el mendigo,
Seres que buscan su abrigo
Lejos de la sociedad;
Y entre crímenes y lodo,
Hambre y horror, dividida
Pasan su mísera vida
En perpetua soledad.
Es el lejano recinto
Un misterioso parage,
Templo del libertinagc
Y bullicioso placer;
Alli Cárlos ha reunido
Todo aquello que podria
La mas loca fantasía
Veleidosa, apetecei',
Suele sentirse en las horas
Avanzadas de la noche,
Un tardo y pesado coche
De donde se ven salir
Jóvenes enmascarados,
Y damas sin duda hermosas,
Que las capas anchurosas
Impiden el descubrir.
1,m•go infemal algazám
211'! I'OESL\S

Se o~·e, y ú veces las bellas


Al ruido de las botellas
Suelen su canto mezclar.
Al fin se apagan las luces
Quedando todos dormidos,
Y los molestos rüidos
Cesan de hacerse escucha¡·.
Mas viene el sigiente dia
Y hay que mirar los semblantes
De aquellos ébrios farsantes
Cuando salen del festín;
Hay que ver esas mejillas
Lívidas y macilentas,
Esas caras soñolientas
En guerra con el carmín.
El caminar vacilante,
Las torpes lenguas trabadas,
Y las mentes embotadas
Incapaces de pensar;
Tal es el cuadro continuo
De aquella nocturna orgía,
Que los albores del dia
Vienen á patentizar.
De pié, cruzados los brazos,
Y solo en aquel momento
En el lujoso aposento
J)on Carlos velando estú:
llE JOHGE M. MITHE 2\\"1
Parece que le ocupara
Un pensamiento secreto
Que caviloso é inquieto
Mil planes forjando va.
Á veces sus manos trémulas
Despedazan impacientes
Los objetos inocentes
Con que al pasar tropezó.
Detiénese de improviso
Como si algo le ocurriera,
Y luego de esta manel'a
Sus ideas espresó
-<<Yo nací entre la pob1·eza;
Pero el Dios omnipoteote
Dotó mi fogosa mente
De enérgica voluntad.
Y empuñando irresistible
La rueda de la fortuna
La hice horrar de mi cuna
La insondable osclll'idad.
Ardiente y desenfrenada
Era mi audaz fantasía;
Y el corazon me bullia
Con inestinguiblc ardor;
Eran mis votos lanzarme
Á ese hcmisfei'Ío encantado
Que :vo hahia soñado
220 POESIAS

En los delirios tlc amor.


Yo quise apmar la copa
Del placer, y mi deseo
Fué cumplido segun ct·eo,
Mas allá de mi ambicion.
¡,Y soy feliz? No, sin duda.
1\Ie fastidian los placeres,
Y siente por las mugeres
Hastío mi corazon.
¡ 1\l:ildita cosa es la vida !
Sus goces son pasajeros;
Es cierto que duraderos
En cambio los males son.
¡.Maldita cosa es la vida!
Mentidas son sus bellezas,
Sus glorias, viles torpezas,
Sus virtudes, ilusion.
No desgarremos su velo
Con nuestra imprudente mano:
Respetemos el arcano
Que envuelve su triste ser.
Ó antes bien, audaz rompamos
El misterioso amuleto
Y su horroroso esqueleto
A la luz podremos ver.
llE JORGE M. MITI\E 221

Si, ven! yo te anosl!·o con alma valiente


Descorre á mis ojos terrible verdad
El velo que oprime cual plomo mi frente
Y encubre del mundo la forma falaz.
¿Qué importa que el pecho se encienda en furores
Al ver de la vida la cruel decepcion?
No quedan de Baco los dulces vapores
Que vuelven al alma su dulce ilusion?
Oh ! venga la orgía, la orgía insensata,
Ahoguemos en ella la atroz. realidad;
Y corra la vida ya estúpida ó grata
Que es vano delirio pensar en el mal.

¿Qué significa amistad?


Es un nombre hueco y vano
Con que la astuta maldad
De medio génel'O humano
Engaña á la otra mitad.
Y sino, ¿donde está?-digo-
Mediando algun interes
Aquel que se dijo amigo
Y no se vuelve enemigo
Al poco tiempo despues?
El que resiste al dinero
No resiste á los amores,
Y si hp.sta aqui es verdadero,
Vienen luego los honores
Y le vuelven traicionero;
':l22 I'OESL\S

Id pro,·istos
De riqueza,
Cien amigos
Hallareis;
Mas si llama
La poJJJ'rza,
Sin remedio
Los perdeis.

~laldito, pues, ¡¡ea tu pérfido nombrf'


Traidora mentira llamada amistad;
Tú, en blandos arrullos aduermes al hombre
Para que terrible sea el despertar.
Escapa al averno, no turbes mi pecho
Que siempre engañado, perdiera la fé;
Tú, ilusion maldita, de roca lo has hecho
Por tí su honda herida derrama la hiel,
Incurable llaga, ponzoña que abrasa
Y en todos los hombres quisiera verter!
Dolores agudos, torment'ls sin tasa
Que al vicio me llevan y al crimen tal yez.

¿Qué es el amor? Una pieza


Cuyos hábiles actores
Se enamoran con terneza:
Y de su mútua simpleza
Ríen entre bastidores,
HE JORGE M. MITIIE

¿Cual es el hombre ó mug~t·


Heróicamente constante,
Para mir~r un amante.
Por quien ~-a pasó el ayer.
Con idéntico semblante?

Diez queridas
Me engañaron.
Se burlaron
De mi fé;
Ví halagüeñas
Sos pasiones
Mas me hirieron
Sus traiciones,
E ilusiones
Todo fué.

Seas, amor, maldecido


Como ilusion engañosa;-
Si tu principio. es ftorido
Es tu senda mentirosa
Y tus límites ol-vido.

04! mnudo ! ved los ·hombres !----uno grita-


« St.UW y trabajo por la patria mia,.
Ptmla llenM esta .mis ion bendita
Y t•erase oolma.da mi alegria. »
Cumplió sus miras, ya no necesita
22i- JlOESIAS

Ese hombre invocar su hipocrecia,


Entónces calla, mas del alto puesto
Rie á sus solas de tan buen pretesto.
filas pérfidos aún, otl·os se velan
Nuevos Tartufos con disfraz sagrado,
Y entre sus sombras solamente anhelan
Gustar la esencia del placer vedado;
Por el huérfano tierno se desvelan
Estos otros ¡ay, Dios! el hombre holH'ado
A fuerza de cuidar bolsas agenas
Dejan sus arcas ¡oh! milagro! llenas.
Que ,·engan orgias. El grato estallido
Hagan los tapones saltando escuchar,
Las bellas se acerquen y en lúbrico ruido
Sus besos ardientes vénganse á mezclar.
Trastorne el cerebro veloz remolino
Y veamos al mundo de un prisma al tmvez,
Y todos danzando sin compas ni tino
Que entónces tan loco seremos como él.
Mas ay! palpitando del goce en el seno
Ese mismo goce causa saciedad;
Y el inquieto goce de fastidio lleno
Vaga sin que pueda la dicha encontt·ar.

Ya la flecha del deleite


Al tocar mi alma gastada,
Vuéhese atrás, embotada,
Sin poderla impresionar.
llE .101\GE l\1. !\liTRE 22!í
Mmieron en mi por siempre
Las primeras ilusiones,
¡Felices los corazones
Donde se van ú abrigar!
Ya no deseo placeres,
Deseo sacudimientos
Tan terribles y violentos
Cual sufrit' pueda un mortal;
Porque no hay nada que sacie
Al pecho que, cual el mio,
Sintiera profundo hastio
Por el goce !llundanal.
Oh! inspiracion! si la guerra,
Vive Dios! que es buena idea,
Una sangrienta pelea
Que emociones no ha de dar! ....
Ver soldados que se arrastt·an
Como furiosas serpientes,
De su sangt·e en los torrentes
Y maldiciendo espirar.
¡ Muy bien ! y lo que es ahora
El ver la guerra encendida
No es dificil-¡ Pot' mi vida!
Si tal llega á suceder ....
No set·á Cárlos Saavedt·a
Entre todos el postrero
Que desnudando el acero
15
PIIESIA~
~26

VCl'áSC al campo COITCI'.

••••••••• o ••••••• o.

Entre tanto, ¿qué hago ahora?


Sobre mí ya tengo un duelo
Y esto siempre es un consuelo
No muy despreciable, á fé.
Y don Juan por sus pecados
Reposa en el suelo duro ....
¡ Diablo! no estoy muy seguro
Si está herido 6 le maté.
Maldito lo que me importa
Fruslería semejante;
l\le deshize del amante
Y es cuanto pude desear.
Veremos de nuestra ingrata
El bello rostro azorado
¡ Cuando acuda á mi llamado !
Buen chasco se ha de llevar!
Pero ¿qué haré de Matilde?
Aún no lo tengo pensado,
Ningun proyecto he formado
Para nuestro porvenir!
La robo-bi~n-luego, luego ....
Vive Dios! Aqui la oculto
Y bastante diftculto
Que la puedan rlC'scubrir.
HE .101\GE M. MITRE 227
Seguro que en quince dias
Estoy fastidiado de ella,
Mas ¡como ha de ser! la bella
Pronto se consolará.
Y sino, Dios lo remedie,
¡ Salga el sol por Antequera !
No será la vez primera
Que esto la sucederá.>>
Y descolgando Don Carlos
De la pared una espada
Lujosamente adornada
Al costado la ciñó.
Colocó en el ancho cinto
Dos pistolas con premura,
Bajó la escalera oscura
Y en la calle se internó.

VI.
En cierta estrecha celda
De un oscuro convento.
Mal herido y sangriento
Un caballero está.
Sobre mullido lecho
Le pusieron piadosos
Los buenos religiosos
Que vimos antes ya.
Los pliegues de una venda
228 I'OESIAS

Espesa y oprimida
l\lantienen de su herida
Los bordes en union.
A intérvalos se escucha
Cortado y quejumbroso
El ruido fatigoso
De su respiracion.
Al lado de su lecho
Sentado está un anciano;
Austero franciscano
De imponente mirar;
El cual, segun es fama
Los mas terribles males,
Físicos y morales,
Es hábil de curar.
Cediendo á la fatiga
Don Juan quedó dormido,
(Que habrá ya conocido
A Don Juan el lector)
Mas pronto se despierta,
Que su llaga le aqueja
Y quietud no le deja
El punzante dolor.
«Padre >> dice PI enfermo
Con apagado acento:--
(( Yo no sé lo que siento,
Voy sin rluda á morir.
DE .101\GE M. l\IITI\E 229
Las arterias me laten
De espantosa manera,
Y al corazon lascera
G1·andísimo sufrir.
Un caos de visiones
Al cerebro conturba,
Que en bulliciosa turba
Yo siento á mi redor.
Mirad! aquí se acerca
Descomunal un bulto
En largo manto oculto
De sangriento color.
¿No veis como su mano
Descarnada y siniestra,
Un objeto me muestra
Allá en la oscuridad?
¿Qué será? Dios eterno!
No alcanzo á descubrirlo!
¿ Podeis vos destinguirlo? ....
l\lirad, padre! mirad! >>
-<<Nada hay en esta celda))-
Contesta el religioso-
<< Un sueño es engañoso
De la imaginacion.
Dormid, dormid ¡oh! jóven!
Que vuestra fantasía
A1·tliendo en demasía
230 l'OESIAS

Os turba la razon. »
-No, no es sueño ¡Dios mio!
Es Cárlos, os lo juro;
¿No veis cual llega impuro
Su labio á una muger?
Acerca, buen anciano!
La ves? .... es jóven, bella
Y . . . . ¡ maldkion! es ella !
La voy á socorrer. >>
Esto Don Juan diciendo
Intenta lcvantal'sc
Y hácia afue1·a lanzarse
Del lecho del dolor;
Pei'O casendo luego
Exhausto y sin sentido,
De su pecho oprimido
Sale hueco estertor.
El viejo franciscano,
Algo sobrecogido,
Espera que el herido
Haya tornado en sí.
Y en breve percibiendo
Que sus sentidos cobra,
Ya con menos zozobra
Habla al jóven así:
-ccDesdichado mancebo,
Escucha mis consejos,
llE JOI\GE M. MITHE 23J
Arroja de tí lejos
Tan mundana ilusion.
Sin duda el enemigo
Que te disputa al cielo,
Ese culpable velo
Puso en tu corazon.
Ocupe á tu alma solo
La gloria soberana
De Dios, tal vez mañana
En su seno estarás.
Ah! dejar no te pese
b carga fastidiosa
De una vida enojosa
O criminal quizás. 1>
-«¿Quién habla aqui de muerte?
Quién dice que la vida
No es risueña querida
Y horrible es el morir?
No sabeis que al que siente
De amor volean violento
En medio del tormento
Le es aún dulce vivir?
Y lo mismo al que anhela
Llevar á cumplimiento
Solemne juramento
Que nos dictó el honor?
Pues bien! Padre, )'O aJlHl. ...
~32 I'OESL\S

Tambien juré venganza ....


Ya veis que la esperanza
Me presta, odio y amor.
Escúchame ¡oh! anciano!
Cuando la noche horrenda
Su negro manto tienda,
Fuera estaré de aquí.
Direis-cc ¡ nécia locura! »-
No importa, es necesario
Porque de lo contrario
i nesdichado de mi !
Tendré fuerzas bastantes:
Que cuando el alma ordena
Inflexible y serena
Con imveriosa ,·oz,
El cuerpo calla y cede
Cual obediente siervo,
Y hasta el dolor acerbo
Yáse huyendo veloz.>>
Dice Don Juan-y á tierra
Déjase caér violento
El hueco pavimento
Haeiendo resonar,
Y por el blanco mármol
Ardiente y agitado
Con paso acelerado
-se yé ·Juégú pasear.
DE .101\GE ~1. )IITIIE 233
El franciscano entonces
Que mudo le escuchaba,
Y atónito miraba
Su entrema exaltacion,
Dirígese al mancebo
Con voz grave J serena,
Reprensiva, mas llena
De religiosa uncion:-
-<< ¿De amon-te dice-hablaste?
Amor de criatura!
Llama fugaz é impura
Que debes moderar.
M~s que al creador, su obra
No es justo que se quiera;
Ella es perecedera
Y en nada ha de quedar.

(ll

Registra con cuidado


Y vuelve á registrar; cual si temiera
Hallarse por alguno sorprendido.
¡Trabajo vano, inútil y perdido!
La oscuridad es tal, que de seguro

1. Faltau tf~¡¡:l:';d,;::;s::;diZs'Ce¡¡j¡·:¡;·pi:ii:n:lul====-.:..1
231 I'OESI.\S

Un lince en el mira•· fuera tan lego,


Cual si naciera ciego.
Se allega el embozado á la ventana,
Y sacando debajo de la capa
Una linterna sorda que destapa,
Baña la reja luego
Con la brillante ráfaga de fuego.
Sin duda ella responde
Al objeto buscado, que al instante
La luz ligero entre su capa esconde.
Vuelve á quedar el callejon oscuro
Y Don Cárlos, (que es él nuestro paseante,)
Se desliza en silencio por el muro.
Entónces vibra lúgubre un tañido
Semejante á un jemido
Que turba de la noche nebulosa
La calma pavorosa;
Luego otro, y hasta doce van sonando ....
Es un reloj que está las horas dando.
Al escucharlo, Cárlos, encamina
Su marcha apresurada
De la l\lerced hácia el cercano pórtico;
Y haciendo resonar una palmada,
Se vé asomar cual eco una cabeza
En la inmediata reja, con presteza.
Un femenino rostro vá siguiendo;
Finalmenll', dos manos, que batiellflo.
HE .IOHGE M. MITHE

A la scíial responden
Y en las tinieblas otra vez se esconden.
Un instante quedó todo en silencio
Mas el rumor se escucha de una pue¡·ta
Que abre l\latilde, apareciendo en breve;
Y al ver la calle lóbrega y desierta
Tiembla, y á atravesarla no se atreve.
Un terror indecible
De su agitado pecho se apodera;
Todo lo pinta gigantesco, honible,
El 'lliedo intenso que su vista alte1·a.
Un m?dero que yace en el camino-,
Oscila, se alza, crece;
Y pronto le aparece
Con el rostro feroz de un- asesino-
Echa luego á coner perdiendo el tino;
Mira atrás! ,.e que el bulto no se muen',
Y un tanto mas calmada
Osa voher, la nota
Cual fantasma embozada;
Quiere gritar, su sorda voz se embota
Y en la garganta quédase anudada.
Entónces presa de mortal angustia
Caé de rodillas, y su frente mústia
Toca en la piet.ha dura;
Y su voz murmmar se oye insegura.
-«¿,Don Juan no me ha engatiado?
POESI.\S

¡,No yeJa su prrsmcia


Un lazo en que funesta mi impl'lldencia
1\le hahrá precipitado?
No es posible, que es leal y caballero;
Y compt·etHier no puede el alma mia
La mezcla de nobleza y felonía;
Sí, tengamos confianza.
Esto diciendo, al pórtico se annza.
Cual de 1\latilde la sorpresa fuera,
Cuando en ,·ez de Don Juan hubo cncontratlo
Á. Cárlos, <tue con calma y desenfado
Le habló de esta manera.

DO~ CARLOS.

No os asustcis; ¡oh! sin igual Matilde!


No está Don Juan que se marchó, sin duda;
Pero está Cárlos ,·uestro siervo humilde.

MATILDE

Dios mio! ¿qué sucede, caballero?


Vuestra presencia aquí qué significa?

DON CAULOS.

1\latilde, el caso de por sí se esplica:


Yo estoy aquí, porque por vos me muero.

MATILDE

Callad.
2:1"7
noN CARLOS ( sin hoce,. caso )
Don Juan no está porque se ha ido,
Sin duda fastidiado,
De haberos aguardado,
Tomó aquel prudentísimo partido;
Pel'O dejando quietos los ausentes.
Prestad oído, hermosa,
Al amor mas ferviente, hondadosa.
MATILDE

¡·Oh señor! cuantas veces


Lo mi$mo he de deciros.

DON CARLOS (COl! ira )


¡Que afrenta! mis suspiros
Desdeñas tú, Matilde~ Pues met·eces
Que jamás en la vida
Vuelva á mirarte ¡niña fementida!
MATILDE

Oh! no es tal el honot' que yo ambiciono


Y aunque talvez vuestra descortesía
Los limites pasó de la osadía,
No importa; yo_ os perdono.
Pero habeis de decirme
Dó est:'t Don Juan, pues algo ha sucedido
Puesto que no ha venido .....
Mas ¡que digo ! sin duda habrá olvidado
I'OESL\8

A l\Iatildc y su cita! no esperaba


l\Ienos, cuando de un hombre me confiaba!
Idénticos son todos.

no:-~ c.\RLOS (con fatuidad)


Yo esceptuando:
Que os of¡·ezco un amor mas duradero,
Mas seguro, mas cierto é invariable,
Que el sol en su carrera perdurable ....

l\IA TILDE (sonriendo )


¡Nada ofrcccis!

HO:'í CAULOS.

¡Cred que no exagero!

MATILDE.

¡Vaya, Don Carlos! pretendeis que ria


Á pesar de la pena que me aflige?
Á mi pregunta responded.

DON CARLOS.

Lo dige.
¡Siempre la misma y eterna! manía !
Don Juan, Don Juan! me impacientais, señora;
Y vive Dios ! que gran impulso siento
De decir al momento
En que lugar está Dou Juan ahora.
IIE JOI\GE )1. MITI\E

MATLDE

l\' o tardeis por piedad .

llO~ CAIILOS.

l\'o está en el mundo.


~U TILDE.

¡Qué decís!
DON CAIILOS

Preguntadselo á mi espada-
Dando cntónces tUl ¡ay! triste y profundo
Cayó ~Iatilde á tierra desmayada.

-¡Ay! desmayo tenemos?- dice Cárlos-


Por Satán! que esto sale
Tal y cual nos conviene.
¡ Pobre Matilde! sin remedio es mia
Y no la libertára
Ni la virgen 1\laria;
Ni el diablo, si es que en ello se empeñára;
Sin embargo, mi casa está distante
Y sería trabajo de Romanos
Llevarla como está! si algun tunante
Pasára poi' aqui ¡Jumentos vanos!
Si al menos yo tuviera
Espíritus ó sales,
ó alguna cosa que se parecit••·a,
){.\TI LilE.

De aquellas que á un difunto


Son capaces de dar vieJa en un punto ! .
!\las nada, nada! Obscuridad y frio
Es todo cuanto existe en torno mio.
Pues seJior, no hay remedio !
Llevarla en brazos es tan solo el medio! 11

Y diciendo y haciendo
Con sus brazos la jovén va ciñendo .
• • • • • • • o ••••••••••••• o •••

Cuando en aquel momento


Aparece Don .Juan desfigurado,
Pálido, ensangrentado,
Como escapar le ,·irnos del convento.
Fatal espectro de la tumba hüido
!\las que viviente humano
Semeja el pobre herido,
Cuyos ojos abiertos
Secos y ardientes de empañado brillo,
Tomáranse por locos ó por muertos.
Al distinguir un bulto
Que adivina ser Cárlos, su cabeza
De ráhia siente arder, y estas razones
Le dice con colérica presteza~
DON JUAN

Tú, Don Cárlos, aquí y á tales horas!


Vive Dios! que serán tus intenciones
Aleves y traidoras.
DE JOI\GE M. MITJ~E
241
DO~ CAI\LOS

Y en que os tocan á vos, seiíor, si os place?


DON JUAl'i

Miserable, contesta ....


¿Ó quieres que te arranque la respuesta?

Dice y el pecho (le Don Cárlos toca


De una pistola con la negra hoca.
Débil grito entretanto
Escava de un objeto, que escond.ido
Este último tenia bajo el manto;
Grito que de Don Juan ha estremecido
El corazon, porque ha reconocido
La voz dulce, adorada,
De la muger amada.
El traidor Cárlos, entre tanto, ad,•ierte
Que ha sido sorprendido;
Y en la mirada de su antagonista
Que brilla en las tinieblas de la noche,
Vé clara la sentencia de su muerte.
Su mano entónces lista
Viene á buscar el puño de la daga,
Y á su contrario, fiero golpe amaga ....
¡En vano! que Don Juan el cuerpo esquiva,
Y su mano furtiva ,.
242 I'OESIAS

Vá á comprimii· el arma matadora ....


Un fogonazo brilla,
El aire razga seco un· estampido;
Y á la luz amarilla
Un cadáver cayó con sordo ruido
Y en la tierra quedó luego estendido.

Don Juan lleva á Matilde entre sus brazos,


Que la fiebre le dá fuerza increible;
Y desparece de la escena horrible.

Entónces la calle
Alumbra un farol
Por entre las rejas
De estrecho balcon;
Brillando espirante
Con mústio fulgor;
Y negra ventana
De pronto se abrió. <Il

1. Falta el final. El manuacritoautógrafo termina en1ap8jina8U


llE .101\GE 111. MITRE

EL PRIMER ADIOS!

Adios !. cuan doloroso es el sonido


Que este primer Adios tiene en mi oído
Al brotar de tus labios de coral:
Me parece el quegido de una cuerda
Que se rebienta, que el placer recuerda,
Y que llora con eco funeral.

Busqué do quier la paz de la existencia,


Busqué la dicha en la sublime ciencia,
Y dicha y paz solo encontré· en tu amor;
Fuiste el primer ensueño de mi vida,
l\li primera ambicion apetecida,
Y ensueño y ambicion mueren en flor!

Cuan rápido es el bien! ... Hoy el destino


Borra tu breve huella en mi camino,
Y se lleva la dicha de los dos;
Los dos lloramos al brillar la aurora,
Y el angel que nos guarda, triste llora,
Al escuchar nuestro primer ¡ Adios!
1866

Á LA ESTÁTUA DE SAN MARTIN.


SO~ETO

En la li1·a de b1·once tlel poeta


Vibra siempre una cue1·da, que act>rada
244 POESlAS

Se consagra á la gloria denodada,


Que el mundo, el tiempo y el furor respeta.

Vaciada en bronce tu inmortal silhueta


De lauros y de luces coronada,
Vibrar )·o siento la fulminea espada
Que armó tu brazo, americano atleta.

Tu corazon vibró como tu acero


Templado al fuego de pasiones grandes
Que al redentor a.niman y al guerrero.

Hoy que al sol tle tu patria el labio espandcs,


Vibre ese bronce al soplo del pampero,
Y repercuta en los gigantes Andes !
1868

FLORES Y AMORES
DEDICATORIA

Lejos de tí, muy lejos de tu lado,


Perdida la mirada en el espacio,
De silencio y de sombras rodeado,
Consagro á tu recuerdo un dulce canto.

Besan las aguas del manso arroyo


Las ,·erdes hojas del Irupé<n
l. lrupé, que en guaranl significa maiz del agua, es el nombre
indlgena de la "Dictoria regina magnifica ftor acuática que ftota en los
lagos y auoyo• tranquilos de Corrientes y del Paraguay. ( Esta nota es
del cuaderno mar. use rito donde se registra lu composicion.)
ur. •ut\t.t.. ll. ~ll'HtE
245
Gimen las ondas, la flor se inclina,
Y asi abrazadas flotar se Yen.

La blanda brisa baña sus álas


En la ancha copa del floripon,
Sigue su vuelo, y en ellas lleva.
De aquella planta la emanacion.

Cubre el rocio con ténues perlas


La flor modesta del resedá,
Y en el perfume que le dev_uelve
""La flor sencilla su amor le da.

Da nueva vida la fresca lhPáa


A nuestras flores, mústias ayer,
Y ellas entreabren enamoradas
Su hermoso cáliz ál renacer.

Si asi las flores aman y premian


¿Porqué desdeñas mi puro amor?
Arroyo, brisa, lluvia y rocío,
Soy yo, .Matilde . . . ¡tu eres la flor!
1869

A VICTOR HUGO.
Despotes á genoux'
V. Hugo

De reyes y tronos el nombre maldito


Con eco de arcángel fulmina tu voz,
t'OESlAS

Por eso el tirano te tiene presente,


Por eso es que teme tu genio infinito
Cual temen cobar4es las iras de Dios.

Le\·antas tu frente. y el mundo se inclina;


Oprimes tus sienes, y admiran tu fé;
Escribes, y brota la chispa divina;
Tú hablas, y al pueblo tu ,·oz vaticina,
Cual numen sagrado, tranquilo y de pié !

Los libres remontan su espíritu al cielo


Y aclaman tu nom!Jre, suhlime caOtor,
Tus cantos fecundan el árido suelo,
Y dan á los sien·os la paz y el consuelo
Uncidos al yugo de imbécil señor.

Los libres del mundo coronan tu frente


Filósofo grande, de mirto y laurel
Que el sol ha dorado con luz refulgente,
Y mas que diadema de rey prepotente
Tu mirto y tu lauro son alto joyel.

Tú alumbras la choza que habita el mendigo,


Tú impones al alma su armónica ley,
Tú el labio refrescas con bálsamo amigo,
Un alma buscando que sienta contigo
Y el yugo sacuda de estúpida grey.

Natura es tu musa: tus ecos despiertas


Tan solo al llamado ('onscieote del bien,
DE JORGE M. 1\IUIIE

Jamás de tu pecho cerraste& las puerta&


Al angel custodio, que pide que viertas
Amor á. los libres, ~ al débil sosten!
1669

El lHA DE SI.: Cl"!olPLEA:iiOEo

lJitez moi, paoue femme, avez VDUS d'illlllíon;.,


Alf. de Mmset.

El aire, el oceano, las nubes y el espacio


Separan de tu patria las playas en que estás,
Las playas en que 'iendo- nacer un nueTo dia
Has 'isto tambien irse, volando, un año mas.

Yo sé que en estas horas tu corazon de' esposa


Se nutre con recuerdos de tu materno hogar,
Alli donde mecieron tu cuna con cariño,
Y el alma te formaron para sentir y amar.

Ay! como corren raudas las olas de la 'ida! . .


Ay! como da de vueltas el sino del mortal ! ..
Cada ilusion que nace, son nubes que"Se pierden
En infinito espacio que barre el Yendanl.

Señora, si este dia te brinda un desengaño,


Y tu alma delicada la' sientt>s desrna~·ar.
I'OESIAS

Los brazos de tu esposo te ofrecen un apoyo,


l\li lira de poeta te ofrece su cantar.
t::slancia de La Fé, Agosto 15 de 1870

Á QUINTINO BOCAYUBA

EN NOMBRE DE LA JUVENTUD AJ\GENTINA.

Bocayuba! los hijos predilectos


De esta perla bañada por el Plata,
Sobre el cual el espectro se retrata
De gigante y audaz generacion,
Te saludan hermano y compañero,
Te brindan el abrazo del amigo,
.
Y te ofrecen por techo y por abrigo
La sombra de su augusto pabellon.

Apóstol de una noble propaganda,


De santas libertades mensajero,
Heraldo de ese pueblo hrasilero
Que escucha de los libres el rumor;
Nosotros somos hijos de Belgrano
Y al arrullo de gratas esperanzas,
Con ese mismo grito que tú lanzas
Unimos nuestra voz á tu clamor.

La juventud ! Detrás de los trofeos


Legados por el tiempo á nuestra historia,
HE JOHGE M. MlTI\E

La juventud es nuncio de la gloria,


La juventud es númen de la fé;
Y así como tú execras los tiranos
Ella execra los viles opresores,
A su bello ideal ciñendo flores
Y rompiendo cadenas con el pié.

Hubo un tiempo lejano y maldecido


En que fuimos tratados como esclavos ...
Tú lo sabes tambien ! y férreos clavos
Tuvimos con la mano que romper;
Y hubo un día en que al polvo descendieron
Lo~ déspotas del trono levantado,
Y se elevó de luces coronado
El pueblo soberano, el pueblo rey.

Bocayuba, hoy es libre la llanura


Que á la orilla del Plata se levanta,.
Humillando orgullosa con su planta
Los cadúcos despojos de otra edad;
Hoy es libre y te invita á confundirte
A la luz de su sol que vibra el rayo,
Bajo los pliegues del pendon de Mayo
Democrático signo de Igualdad. ,

Ven, amigo, tu frente de treinta años


Arrogante levanta en esta tierra
J>UESI.\S

Aliada de la tuya en cruda guerra


Y aliada por mil vínculos tambicn;
Ven, hermano, y si buscas en tu anhelo
De santa libertad inspiraciones,
La juventud te da sus corazones ...
¡Ella será tu antorcha y tu sosten !

l\Jarw 23 de 18i0

AL PARTIH.

La hora triste sonó! .... Su eco fatídico


Viene á repercutir dentro de mi alma!
¡, Á donde están mis padres, mis hermanos ?
¿A donde están los seres que me faltan?

Al traves de las olas murmurantes


Que al cielo elevan sus espumas blancas,
El sol corona con sus rayos de oro
Las torres gigantescas ue mi patria.

Allí está Buenos Aires, como Vcuus


Salienuo magcstuosa ue las aguas !
Allí está con sus chozas· y palacios !
Allí está con sus IJuS•Jues y sus playas!
IIE JOIIGE M. MITIIE

Y allí tambien mi madre y mis hem1anos,


Y los seres queridos que me faltan
Piensan en mi, poeta ¡Jeregrino,
Que voy buscando atmósferas estrañas.

Mi cabeza se inclina como el sauce


Que el viento azota y que la lluvia empapa,
Quizá po1·que me falta la dureza
Para lucha1' del mundo en la hatalla.

¡Cuantos recuerdos de placer perdido!


Cuantos efluvios de la e·dad temprana!
Cuanta promesa conV<'l'tida en humo!
Cuanta felicid~ d que el viento arrastra!

Bajo ese cielo azul J transparente


Entoldado por nubes ténues, pálidas,
He vívido la vida. de los niños
Entre las alegrías de la infancia.

He recibido el beso de cariño


Que mi madre en mis láhios estampaba
Y he dormido ese sueño de los ángeles
Que para la niñez del cielo.baja.

He soñado quiméricas visiones,


He visto el sol entre ondas de esmeralda,
Y he aprendido á se1· bueno y generoso
Oyendo de mis padres la palabra.
POESIAS

Bajo esas altas torres que diviso


Creció mi coraron como la mah·a:
Sus primeras pasiones le agitaron,
Y por primera vez tendió sus alas.

Bajo ellas una noche de verano


En que la lona pálida alumbraba,
El hálito de un ángel y mi aliento
Entre los dos formaron una ab;na.

Bajo ellas lloreció dentro mi pecho


De mi primer amor la pura llama,
Y bajo ella tambien mil y mil cantos
De ternura y pasion saqué del arpa.

Viví para mi amor, y entre los brazos


Del ángel tutelar que lo aceptaba~
Pasó la infancia que arrolló mi madre
Y el fuego jo,·enil Tino á mi alma.

Allí gocé mi dieba y míe peures ....


Sofri tamhien allí . . . . 5uCrir es nada
Cuando la brisa que la frente azota
Viene con los peñumes de la patria.

Hoy todo desparece . . . . Madre, hermanos,


Y mi primer amor, todo me falta:
Una nu~ se cierne en mi cabeza,
Y las espinas brotan á mi planta
DE JORGE K. KITU

Ese cielo de nube& transparentes


Ya no lo Teré mas, otro me aguarda,
Donde sí hay sol y estrellas diaJnmtioas
Mis ojos las Teráo negras y opaeas.

Adios, madre del abila! Adios amores!


Adíos, dulce ilosion con que soñaba!
Adios, tierra bendita en que he nacido l ...
· Para Yosotros brotarán mis lágrimas!

Setiembre de ló70.

FRAGMt~TOS

EncOntrado• 80bn su - a l tiempo ele 1111 mqerte.

ConsurnaitWl esl!

Silencio ¡todo es muerte! ... Bajo el túmulo


Esa alma descarriada se durmió.

Todo pasó! ... Las muertas il~ooes


Solo dejan tras ellas luto. y llanto!
Todo pasó! .. Recuerdos confundidos
En los vagos celages del pasado.
POESL\S

No me mi•·es así. Vierten tus ojos


Un fuego abrasador que me deslumbra:
No me mires así porqué en mi pecho
1
Le,·antan tus miradas una tumba .

Hijo, Dios te bendiga! ... Entre mis brazos


Quizá no vuelvas ...

Sah·e, Selior ¡¡ue habitas las alturas


Rey de la Crea ........ .

Negros tus ojos son ,como son negros


Los velos de la noche tenebrosa

Ya no te veré mas! ... La luz primera


Del sol del nuevo dia .... .

Escúchame ! Del arpa acongoja da


Quiero el último canto arrebatu
JIE JORGE M. MITIIE

No en esas manos lívidas la Jira!


No quiero cantos suaves como el nardo
Que .solo el ,·in o del festín inspira! '
No veis que en sueños bélicos ~~ ardo?
No notais que mi cérebro delira
Y esparce fuego el corazon del bardo?

Solo cual a,·e que los mares cruza


Buscando en vano el árlJOI de su nido,
Asi mi corazon busca anhelante
Una madre, una patria que ha perdido.

Os intimida acaso.. ese esqueleto ?


No le temas, Je,·ántale del lodo:
Fué la cabeza ardiente de un poeta
Ayer cubierta con cabellos de or'o.
Cuando la luz del corazon fogoso .
Animaba en su centro el pensamie~to
Esta frente era bella, esas mejillas
Hermosa palidez daban al rostro !
Esas órbitas huecas y sombrías
Tambien tuvieron su mirar he_rmoso.

Ahora todo es polvo. Resta apepas


Esos huesos que el alma cobijaban,
l't)ESIAS

Cual rota concha de ,-aliosa perla,


Cual solitario templo sin perfumes.

-
Escucha ! Es el suspiro postrer del alma mía
Que quiere al apagarse golpear tu corazon,
La nota amortiguada, recuerdo de otro dia
Que mi laud desprende ....


. :\Pt:.SDJCF.:

Al terminarse la impr1~..,n de ('ste ,-olúmen. hemos


obte~do cópia de una earta que ,-á á cooti.nuaclon ,.
que ha sido escrita por el Dr. D. Juan Marta tutierrt~
despues de haber leido la Leyenda de Jorge.-

.
Mi queri~ amigo.

Devoélvol~ eJ_manuser.it(} áitOgraf'OIIII_e b ieyl!fl.da de'


Jorge, qulbe leido con atencion)' sio deJarle de~ ma-
nos de&de el primero huta el último de su; versos.
He hallado escenas dramáticas que hieren la imagi-
nacion y se quedan en la memoria, y una habilidad· en el
manejo del verso y aun del estilo. auperior ~ la espedÍin-
cia de la primera "juventud, en que apepu rayaba et
autor.
Por lo demas, la idea motriz, las aspiraeioees, 105
caracteres y eapecialmeat.e el de la touger,Cle¡a1rulucir
el mondo fmt.iltioo ea qae vi veo por noa eor&a &empora-
da los espirilnl que aut1 ne han vilkt lo& lados ..~ríos de-..•
C.\ liTA

la vida tan pesados para los hombros dt•l que ha nacido


poeta.
Creo que Jorge habria sido un notable escritor por-
que deja muestras incuestionables de que tenia gusto,
instinto literario y facundia. Cuantlo'hubiese enriqueci·
tlocon los años la fuente d<' su inteligencia, habria hecho
manar tic ella pájinas de mérito y habriamos tenitlo el
orgullo de contar un bello talento mas en la generacion á
que el aiño lamentado pcrtebecia.
Lcia con ellapiz y quedan marcados en el original
las impresiones agradables que la forma me producia.

Siempre suyc

.luAN ~hníA GtmERREZ.


Enero 28

a;;~¿~-c-=--~
CMII!DO OLI":CRA i¡
1;
...........
--~----~~---_...
···--·-~·-·"''
ÍNDiCE.

PáJiua.
CUATllO I'ALAllRAS
6
NECllOLOGIA . 17
Dedicatoria (á tni madt·e) 29
Á mi madre . 29
Dedicatoria 30
Á mi hermana Josefina . 31
)léjico. 32
Oda (á Althaus) . .1-3
En el Paraguay 44
Á Adolfo Lam:~rque. 47
Eu una Tumba . 48
Ala dueña de un album. .48
Pensamientos (en un all.mfu) 50
Á Ti 50
La Soledad 51
1\.mor mudo 53
En una tumba 5~

Seis cuartetas (tleditautlo retratos) 51'


·:wo li\IIICE
P:ijina.

La Vida 58
Escenas de la comedia ((La Política» 59
Gaspa1' Camtws 64
La l\lugcr (1" carta trascendental). .,. 66
Despedida 68
Á Elvira 68
AJuana l\lanucla Gorriti 70
El Suicida 71
El Peregrino y el Angel 72
Á Ella en su cumpleaños 73
Á Simon Fontana(2" carta trascendental) 74
La Coqueta 76
Lucia 78
A 8'1
AE. S. 82
Versos en un album. 83
Á Ella en un baile 84
La veo, si! ".185
Á una l'osa· 86
La orgía 87
Dios y tú 90
CulJa 91
Á Maria 94
Cuatro letras 96
Humo. 97
Bios 99
La patria itlcal 102
ÍNDICE 261
l'ájiua.
Serenata .
104
Cántiga 105
Al partir al Paraguay . 107
Buenos-Aires 108
En, el bosque . 109
Todo . 111
Delirio. 112
A una flor marchita 114
Cristobal Colon . 115
Secretos íntimos (á mi madre) 1H)
Navegando 122
El ángel bueno y el malo 125
A mi madre . . 129
El sol en el p01iiente · . 129
El viagero en el desierto 131
A mi madre '133
Adios .
Qtro Adios
.. . 134
136
En Chivilcoy. 136
El Mate 137
Inspiracion . 139
Contra la ausencia .. 140
Una enlutada. 140
Abanico . 142
Epitafio 142
Montevideo (Carta) . ·U2
Todo es comercio~ Juguete cómiéo 156
::W2
PáJ•w•.

Leyenda 179
El primer Adios. 243
1\ la Estátua de San..Martin 243
Flores y Amores. 244
A Víctor Hugo 245
A :&1~ Marie en su cumpleaños . 21-7
A Quintino Bocayuba 2i8
Al Partir. 250
Fragmentos 253
APt:SDICE. 257
FE Hli:.ERRATAS .

• .•. .
P:¡. u. 11tondt ~~ L'•
tase
·•
19 sobre 'iíquel
21
11
'27
sohre ella •
• ·1a -vista
. • la ·mirada
..
~1 28 vueh·e la ''Ísta la \'Uelva
23
84
3
4
último momento
redor
fin
• derredor
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87 13 el soberbio un soplo
89 "'3 abro~ -enojos
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193 u· maldicif'ra maltleciria

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