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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
2 Responsabilidad Civil Responsabilidad Penal y Responsabilidad Civil derivada del Delito
Los actos ilícitos pueden ser de carácter puramente civil o de naturaleza penal. Estos son
considerados delitos o faltas en atención a la gravedad de la lesión. El CC establece en el A1092
que las obligaciones civiles que nazcan de delitos o faltas se regirán por las disposiciones del CP y
en el A1093 que la responsabilidad extracontractual derivada de actos u omisiones en que
intervenga culpa o negligencia no penadas por la ley (ilícitos civiles) se regulará por A1092 y ss.
Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Si el hecho constituye delito o falta, del ilícito penal surge no sólo responsabilidad penal, sino
también obligación de reparar el daño causado. El A116 del CP dispone que: “Toda persona
criminalmente responsable de delito lo es también civilmente si del hecho se derivasen DyP. Si son
2/más los responsables de un delito los jueces o tribunales señalará la cuota de que responde cada
uno. Esta última es una auténtica responsabilidad extracontractual que históricamente se ubica en el
CP. Cuando el hecho constituye ilícito penal, distinguimos distintas situaciones (Carlos Lasarte):
a) Que el proceso penal culmine mediante sentencia condenatoria; en este caso, deberá
pronunciarse de forma inexcusable sobre la responsabilidad civil dimanante del ilícito
penal, salvo si el querellante o el denunciante se reservó el posterior ejercicio de la acción
civil a los efectos de la reparación del daño producido. En los casos en los que se ha
producido la reserva de acciones civiles, el TS entiende que para poder aplicar el plazo de
prescripción de la responsabilidad civil ex delicto del A1964 CC, es necesario una
sentencia condenatoria, sin que juegue en los supuestos de sobreseimiento o absolución.
b) Si el proceso penal termina mediante sentencia absolutoria, a partir de la firmeza de ésta
comienza a correr el plazo de prescripción de la posible acción civil de resarcimiento por
los daños sufridos por el perjudicado. La sentencia penal no general pues el efecto de cosa
juzgada respecto de la responsabilidad civil, ni la inexistencia de ilícito penal implica la
inexistencia de responsabilidad extracontractual, que a continuación puede ser exigida por
la víctima. Además, la sentencia absolutoria recaída en el juicio penal no prejuzga la
valoración de los hechos que puede hacerse en la vía civil, pudiendo los Tribunales de ese
orden valorar y encuadrar el hecho específico en el ámbito de la culpa extracontractual.
c) Si la causa penal es objeto de sobreseimiento, es preciso posterior ejerc de la acción civil.
d) Finalmente, recordemos que el perjudicado por delito o falta ejercita la acción penal y
reserva la acción civil para posteriormente reclamar la reparación de la
responsabilidad extracontractual en vía civil. La reserva de dicha acción en la vía civil
supondría una extraordinaria dilación en la reparación del daño que no quedará
definitivamente resuelta hasta que finalice el segundo proceso ante los Tribunales civiles
e) En los supuestos de hallarse el procesado en rebeldía o de fallecimiento del presunto
culpable o haber sido indultado el condenado, la víctima cuenta con la posibilidad de
entablar una reclamación civil ante esa jurisdicción. No se trata de una responsabilidad
civil derivada de delito, por lo que serán de aplicación las normas del CC.
En el Título VIII de dicha Ley, bajo la rúbrica De la responsabilidad civil el A61 dispone que la
acción para exigir responsabilidad civil en el procedimiento regulado se ejercitará por el Ministerio
Fiscal, salvo que perjudicado renuncie a ella, la ejercite por sí mismo plazo de 1 mes desde que se
le notifica apertura de pieza separada de respons civil o se la reserve para ejercitarla ante orden
jurisdiccional civil conforme preceptos del CC y Ley de Enjuiciamiento Civil.
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causado”.El sistema del CC está basado en una responsabilidad subjetiva o por culpa A1902. El
perjudicado (demandante) debía demostrar negligencia del causante del daño (demandado).
2. La doctrina del riesgo En ese proceso de evolución se afirma que la obligación de indemnizar no
surge de una actuación culpable, sino del riesgo derivado de actividades especialmente peligrosas
(utilización de máquinas, sustancias peligrosas...). En un contexto en el que comenzaron a proliferar
los accidentes de trabajo, se considera que toda activ que genera riesgo especial para los demás hace
al autor responsable del daño que como consec de ese riesgo se puede producir, sin que sea necesario
probar si ha existido culpa. El fundamento de la doctrina, idea de que aquellos que obtienen Bº de
activ potencialmente peligrosas deben soportar cargas que implica y resarcir daños provocados.
Según el prof Infante, durante un largo tiempo la doctrina del riesgo se ha ligado a la idea de
objetivación de la responsab; siempre que fuera posible aplicarla se prescindiría de la culpa. El TS
se pronunció para evitar que se entendiera que el mero riesgo era suficiente para atribuir respons.
La STS (Sala 1ª) de 2 de abril de 2004 resume muy bien esta nueva orientación: “Para la
aplicabilidad de la teoría del riesgo a los daños producidos por una conducta humana, es preciso
que los mismos sean producidos por una actividad peligrosa, aplicando esta doctrina del riesgo por
esa Sala con un sentido limitativo…no a todas las actividades de la vida, sino sólo a las que
impliquen un riesgo que considerablemente anormal en relación con los estándares medios. La
aplicación de la teoría del riesgo en los casos que proceda no debe hacer olvidar que esta Sala ha
negado reiteradamente que se haya sustituido la responsabilidad por culpa, convirtiéndose en
objetiva. Esto solo puede ser aplicable bien en aquellos casos en que este tipo de responsabilidad
está legalmente previsto o cuando se trata de un riesgo extraordinario. La responsabilidad
extracontractual responde al principio de la culpa del autor del daño, no convirtiéndose en objetiva
por la facilitación de la prueba.
La jurisprudencia más reciente ha establecido un nuevo enfoque de la doctrina del riesgo exigiendo
que concurran los siguientes requisitos: a) que se trate de una actividad permitida que crea un riesgo
extraordinario o anómalo y que produce un beneficio a su autor; no se aplica frente a cualquier
riesgo b) Es un sistema de responsabilidad subjetiva, pero con inversión de la carga de la prueba.
Corresponde al demandado probar que observó todos los estándares de diligencia. c) En el caso de
que existan reglamentos que regulen la actividad, el demandado está obligado a elevar ese nivel de
diligencia incluso por encima de los reglamentos, sin que pueda alegar que su actividad se ajustó a
lo que establecen los reglamentos sin con ello no se evitó el daño.
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queda limitada y suele establecerse la obligatoriedad de suscribir un seguro de responsabilidad
civil. Ej de supuestos de responsabilidad objetiva: Responsabilidad por producto defectuoso; daños
personales en accidentes de circulación de vehículos; daños causados por la navegación aérea;
daños medioambientales, daños nucleares, daños causados por actividades de caza. Existen también
algunos previstos en el CC (As. 1905 y 1908.2, 1908.3 y 1908.4 y 1910.
Los supuestos de responsabilidad objetiva cada día asumen mayor importancia porque en nuestra
actual sociedad importa más la naturaleza reparadora de la responsabilidad extracontractual que la
determinación del sujeto responsable de los daños causados.
1º. La acción u omisión El A. 1902 CC señala que la obligación de resarcir deriva de un daño
causado por acción u omisión. Estamos, por tanto, ante una conducta atribuible al hombre. La acción
comprende cualquier actuación positiva que provoca de forma mediata o inmediata un daño. La
omisión es aquel comportamiento que el agente no ha llevado a cabo, aun teniendo la posibilidad de
hacerlo. La omisión es relevante cuando existe una intención de dañar, y también genera el deber de
indemnizar cuando el causante no ha empleado las precauciones necesarias para evitar un daño
previsible (omisión culpable).
2.1 MENORES
A) ACTOS QUE CONSTITUYEN UN ILÍCITO CIVIL: la doctrina más reciente entiende
que ha de partirse del concepto de imputabilidad civil, analizar en cada caso concreto y en
función de su grado de madurez, si el autor del daño tiene conciencia y voluntad, madurez
de juicio suficiente para conocer el significado de lo que es causar un daño, a valorar por el
juez. Si la respuesta es positiva debe responder de los daños con su propio patrimonio, sin
perjuicio de la responsabilidad de los padres y tutores y siempre que la acción se dirigiera
contra él (poco probable porque será insolvente)
B) ACTOS QUE CONSTITUYEN UN ILÍCITO PENAL. Cuando el hecho que genera la
responsabilidad civil es un ilícito penal debe acudirse a la Ley Orgánica 5/2000 de 12 de
enero sobre responsabilidad penal de los menores que establece lo siguiente:
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2.1.1. Los menores de edad comprendidos entre 14-18 pueden ser declarados responsables de
hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal o en leyes especiales (A. 1).
2.1.2 Cuando el autor del delito o falta sea menor de catorce años, no se le exigirá responsabilidad
con arreglo a la presente Ley, sino que se le aplicará lo dispuesto en las normas sobre protección de
menores previstas en el CC y demás disposiciones vigentes (A3).
2.1.3 Los menores de 18 años que sufran anomalías o alteraciones psíquicas de forma que no
pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión están exentos de
responsabilidad criminal (A20.1 CP). Son inimputables penalmente, pero dicha exención de
responsabilidad criminal, no conlleva inexistencia de responsabilidad civil, que se hará efectiva de
la forma siguiente: también serán responsables por los hechos que ejecuten los declarados exentos
de responsabilidad penal, quienes ejerzan su apoyo legal o de hecho, siempre que haya mediado
culpa o negligencia por su parte y sin perjuicio de la responsabilidad civil directa que pudiera
corresponder a los inimputables.
2.2 DISCAPACITADOS
A) ACTOS QUE CONSTITUYEN UN ILÍCITO CIVIL
Situación anterior a la reforma llevada a cabo por la Ley 8/2021, de 2 de junio:
No existía la figura del discapacitado, sino del enfermo mental (enfermedades o deficiencias de
carácter psíquico que le impiden gobernarse por sí mismo) que podía o no haber sido judicialmente
incapacitado y sometido a tutela.
Respecto de los actos que constituyen ilícito civil, un sector de la doctrina consideraba que si las
personas que carecían de capacidad natural de querer y entender no debía responder. Otros autores
consideraban que la producción del daño generaba siempre la obligación de indemnizar. Si tenían
capacidad de entender, entonces tenían la obligación de indemnizar con arreglo al A1902 CC. Pero
junto a esa responsabilidad se establece la de los padres o tutores (A1903 CC). Era una
responsabilidad directa que podía concurrir con la del menor o incapaz por una culpa “in vigiando”;
era casi objetiva.
Situación tras la reforma llevada a cabo por la Ley 8/2021, de 2 de junio. Se da una nueva
redacción al A 299 CC según a cual, “La persona con discapacidad responderá por los daños
causados a otros, de acuerdo con el Capítulo II, del Título XVI del Libro Cuarto, sin perjuicio
de lo establecido en materia de responsabilidad extracontractual respecto de otros posibles
responsables”. La modificación del A. 299 CC es coherente con el reconocimiento al
discapacitado de plena capacidad y de su dignidad como persona. Se critica que prescinde del
elemento de la culpa, va en contra por tanto del A. 1902 CC.
B) ACTOS QUE CONSTITUYEN UN ILÍCITO PENAL: La responsabilidad civil derivada del
delito se regula en los As 118 y 120 del Código Penal que se ha adaptado a la reforma llevada
a cabo por la Ley 8/2021, de 2 de junio.
Situación anterior a la reforma llevada a cabo por la Ley 8/2021, de 2 de junio. Los ilícitos
civiles cometidos por los inimputables penales:
1º. Respecto de los que sufran enajenación mental, serán responsables quienes lo tengan bajo su
potestad o guarda legal o de hecho, siempre que haya mediado culpa o negligencia por su parte y
sin perjuicio de la responsabilidad civil directa que pudiera corresponder a los inimputables (A.
118.1). Ver A. 1903.4 CC en su redacción anterior.
Situación después de la reforma llevada a cabo por la Ley 8/2021, de 2 de junio.
A 118 CP: La exención de la responsabilidad criminal declarada en los números 1.º, 2.º, 3.º, 5.º y
6.º del A 20, no comprende la de la responsabilidad civil, que se hará efectiva conforme a las
reglas siguientes:
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1. En los casos de los números 1.º y 3.º, son también responsables por los hechos que
ejecuten los declarados exentos de responsabilidad penal, quienes ejerzan su apoyo legal o de
hecho, siempre que haya mediado culpa o negligencia por su parte y sin perjuicio de la
responsabilidad civil directa que pudiera corresponder a los inimputables. Los Jueces o
Tribunales graduarán de forma equitativa la medida en que deba responder con sus bienes a cada
uno de dichos sujetos.
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El A 20 CP declara exento de responsabilidad criminal al que: 1.º Al tiempo de cometer la
infracción penal, por cualquier anomalía o alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud
del hecho o actuar conforme a esa comprensión. 3º. por sufrir alteraciones en la percepción desde
el nacimiento o desde la infancia, tenga alterada gravemente la conciencia de la realidad.
A 120 CP. Son también responsables civilmente, en defecto de los que lo sean criminalmente: 1.º
Los curadores con facultades de representación plena que convivan con la persona a quien
prestan apoyo, siempre que haya por su parte culpa o negligencia.
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Convertirse en Michael Scofield por una chuleta < estudiar con Colacao Batidos
Sin embargo, la evolución de la jurisprudencia hacia una consideración cada vez mayor de los
intereses del perjudicado trajo como consecuencia que, en determinados supuestos, este modelo
general resulta insuficiente y por ello se impone al agente una especial diligencia según el sector
del tráfico o de la vida social en el que la conducta se proyecte. En este contexto lleva a
cualificar la diligencia en dos situaciones especiales:
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para declarar exento de culpa al sujeto señala que la diligencia obligada no abarca sólo las
precauciones y cuidados ordenados en cada caso por los reglamentos, sino también las requeridas
según las circunstancias del caso. El T.S. utiliza con frecuencia esta argumentación en el caso de
daños originados por cables conductores de la electricidad. Así, en el caso de un cable de alta
tensión que cae y mata a un niño, el T.S declaró que tal suceso debió evitarse mediante medidas
superiores a las reglamentarias. (ya adoptadas con aprobación oficial y no evitaron el daño),
instalando otros elementos de fijación como cables de acero.
2º. Culpa profesional o impericia: el modelo de diligencia se mide de acuerdo con las reglas de
la profesión (lex Ais). Estos deben adecuar su diligencia a los requerimientos y conocimientos
propios del sector de su actividad. Cuando más especializada sea la actividad, más exigentes
serán los requisitos de la lex Ais (por ejemplo, arquitectos, ingenieros o médicos).
4º. La antijuridicidad. El acto dañoso, para que produzca obligación de indemnizar, ha de ser
contrario a Derecho. Por tanto, no surge la obligación de reparar si el sujeto causa un daño a otro en
el ejercicio de un derecho.
Sin embargo, en torno a este requisito existen diferencias entre el DP y el DC. En el ámbito penal
toda conducta que se tipifique como delito o falta es antijurídica, cause o no un daño; por el
contrario, en el ámbito civil la llamada responsabilidad extracontractual (que genera la
consiguiente obligación de reparar) nace de un número ilimitado de conductas atípicas que
vulnera una regla tan general como la que ordena no causar daño a otro (alterum non laedere);
dichas conductas, además de ser ilícitas han de ocasionar un daño efectivo.
En definitiva, en el campo civil la conducta para ser antijurídica no tiene que estar sancionada en
una norma concreta, pues parece imposible regular todos los posibles deberes de conducta de un
sujeto; por el contrario, no hay reparación si no existe daño.
La exclusión de la antijuridicidad. Det causas eliminan la antijuridicidad del acto, de modo que si
causas un daño a otro queda exento de responsabilidad, pues la conducta no se considera
antijurídica.
2º. Uso legítimo de un derecho. Quién actúa en el uso legítimo de un derecho propio y causa
daño a otro no está obligado a indemnizar, siempre que no sea abusivo. Tampoco se responde de
los daños causados en el cumplimiento de un deber.
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5º. El daño: Concepto y requisitos. La obligación de indemnizar surge porque la víctima de
la acción u omisión ha sufrido un daño: lesión a un interés jurídicamente relevante. Se
trata de un elemento que aparece recogido expresamente en el A. 1902 CC. El perjuicio
sufrido puede recaer en su persona, en sus bienes, o en ambos. Es necesario que pueda ser
evaluado económicamente.
El daño ha de ser injusto y cierto, es decir, realmente existente; ello excluye los hipotéticos o
eventuales. Su existencia y alcance tienen que ser probados por el demandante.
Clases.
Patrimonial y no patrimonial. Los primeros son aquéllos que afectan al patrimonio de quién lo
sufre; Ej lesión a bienes que son de mi propiedad. Incluiría también la lesión a un derecho de crédito:
Ej un tercero que coopera con el deudor en el incumplimiento del pacto de exclusiva acordado con el
acreedor. La indemnización que se conceda al perjudicado pretende situar al patrimonio en la misma
situación que tenía antes de producirse el daño. Comprende el daño emergente y el lucro cesante.
Daños no patrimoniales: afectan a bienes extrapatrimoniales (vida, salud, la dignidad, honor, imagen
etc). Dentro de esta categoría se incluiría los daños corporales y los morales. En el supuesto de daño
corporal: lesiones que sufre el cuerpo de una persona como consecuencia del evento dañoso o incluso
el fallecimiento; estos daños presentan siempre cierta dificultad para su valoración, porque la
incidencia de las lesiones no es la misma en cada persona, y porque éstas siempre afectan a su
capacidad de trabajo, ya temporalmente, ya sea de manera permanente (secuelas).
Daño moral: supone el sufrimiento o la aflicción que sufre una persona como consecuencia del
evento dañoso; con frecuencia acompaña a los daños corporales. La indemnización supone una
compensación por los sufrimientos del perjudicados (pretium doloris).
Por su duración: daños permanentes y daños continuados: Los permanentes son los que
continúan manifestándose después del cese de la causa que lo generó. Los segundos son aquellos
daños que sin bien surgen de un accidente o evento concreto, no se establecen completamente desde
el inicio y aparecen con el tiempo.
6º. El nexo causal. Relación de causalidad e imputación obj. Interrupción del nexo causal.
6.1 El nexo causal o relación de causalidad. Para que exista la obligación de reparar el daño, es
necesario que éste haya sido producido por la acción u omisión de un sujeto. Es decir, que se dé una
relación de causalidad entre la acción y el daño sufrido.
A veces el daño no es resultado de un único acontecimiento, sino de varios. ¿Cuál de ellos merece el
papel de causa? La cuestión es que se decide atribuir la responsabilidad a todos los sujetos
intervinientes (teoría de la equivalencia de las condiciones), o bien debe elegirse a aquél que parezca
más razonablemente relacionado con el resultado dañoso, de forma que si se suprime mentalmente un
suceso concreto el resultado no se había producido (teoría de la condictio sine qua non).
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La relación de causalidad y la jurisprudencia del TS. Al analizar la concurrencia de este requisito, el
TS ha mantenido una postura realista, valorando las circunstancias del caso concreto y atribuyendo el
daño a aquel acontecimiento que el buen sentido nos dice que es el que genera responsabilidad dentro
del, a veces, numeroso encadenamiento de causas que preceden al resultado dañoso. Los principales
criterios que utiliza el TS para determinar qué acontecimiento es el causante del daño y por tanto a
quién se le debe imponer la obligación de indemnizar es:
1º. El daño tiene que ser consecuencia directa de la acción u omisión llevada a cabo por el agente; si
no hay una relación directa no hay responsabilidad.
2º. Suele optar por la proximidad de los acontecimientos rechazando las causas lejanas. Busca la
causa eficiente o decisiva.
3º La relación de causalidad se interrumpe cuando interviene un tercero cuya actuación introduce
dudas acerca de quién fue efectivamente el causante del daño.
4º. Sigue existiendo nexo causal cuando el resultado dañoso fue simplemente favorecido por la
actuación de otra persona.
Prueba del nexo causal: corresponde al demandante. No se produce en este requisito una inversión
de la carga de la prueba. Es una cuestión de derecho revisable en casación.
6.1 Certeza del nexo causal. Para que pueda atribuirse a un agente el resultado dañoso debe ser
objetivamente imputable al mismo que no haya duda sobre su autoría. Existen algunos supuestos en
los que existen dudas sobre la participación de un autor/es en la producción del resultado.
1º. Daño causado por un miembro indeterminado de un grupo. Se produce cuando la agresión
procede de un miembro anónimo de un grupo, no se sabe con certeza que ha sido causado por uno
de los miembros del grupo, pero se ignora el auténtico responsable. El daño no puede atribuirse
individualmente a un sujeto concreto. No se trata de un supuesto de coautoría, en el que diversas
personas contribuyen simultánea o sucesivamente al resultado dañoso. Todos los miembros del
grupo responden solidariamente, mientras no se pueda individualizar la conducta que lo causó.
2º. Coautoría. Es la acción conjunta de varios sujetos la que produce un daño. En este caso se han
determinado los agentes y cada uno de ellos es calificado como autor. A veces es posible atribuir a
cada uno de ellos una participación concreta en la producción del hecho dañoso. Se establece una
responsabilidad solidaria entre ellos.
3º. Pluralidad de responsables. Es posible que el hecho dañoso sea el resultado de una pluralidad
de acciones u omisiones negligentes, distintas entre sí y procedente de distintos sujetos que obran
con independencia. Por ejemplo, una persona es atropellada a la vez por dos vehículos distintos. En
tal caso hay dos sujetos que pueden ser declarados responsables.
6.2 Interrupción nexo causal: Caso fortuito/ F mayor, Culpa de la víctima y concurrencia de culpas
1º. Caso fortuito, fuerza mayor y relación de causalidad: En ocasiones, entre el acto del agente y el
daño sufrido interfieren hechos no atribuibles al agente y sin intervención de los cuales el resultado
dañoso no hubiera tenido lugar. El sujeto puede quedar exento de responsabilidad, si no pudo prever
ese suceso en el momento de actuar, o siendo previsible era inevitable. El caso fortuito y la fuerza
mayor serían acontecimientos imprevisibles o inevitables, que se introducen en la relación de
causalidad y que liberan al agente de la obligación de indemnizar. Aunque el A 1105 CC está en
sede de responsabilidad contractual se aplica también a la responsabilidad extracontractual.
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2º. Culpa exclusiva de la víctima: Cuando su conducta es la única causa en la producción del hecho
dañoso. En este caso se rompe el nexo causal exonerando de responsabilidad al demandado.
3º. Concurrencia de culpas. Además de la culpa del agente es posible que en la producción del
hecho dañoso intervenga la culpa de la víctima. Ambas culpas concurren entonces en la producción
del daño, de modo que faltando una de ellas no se habría producido. Se debe ponderar la
intervención de cada uno en la producción del daño, minoración de la cuantía de indemnización.
4º. Intervención de un 3º: Acción de 3º interrumpe nexo causal cuando lo rompe definitivamente
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Regla de la solidaridad en el caso de pluralidad de responsables. En algunas leyes especiales la
regla de la solidaridad se contempla expresamente cuando concurren pluralidad de responsables .
Fuera de estos supuestos, la jurisprudencia aplica la solidaridad cuando no es posible determinar el
grado de participación acción de cada sujeto en la producción del daño o no es posible identificar
individualmente al causante (daño causado por un miembro indeterminado del grupo).
Caracteres:
● Es una responsabilidad directa: Se puede demandar directamente al responsable sin
necesidad de demandar antes al causante del daño.
● No es aplicable analógicamente a otros supuestos.
● Se reconoce un derecho de repetición en determinados supuestos (A. 1904 CC).
2. SUPUESTOS.
2.1. Responsabilidad de los padres (A. 1903. 2 CC). “Los padres son responsables de los daños
causados por los hijos que se encuentren bajo su guarda”.
Fundamento: la culpa in vigilando, así como de la necesidad de resarcir el daño, atribuyendo la
obligación de indemnizar a un patrimonio más solvente.
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2.2. Responsabilidad de los tutores (A1903.3 CC). MODIF la Ley 8/2021, de 2 de junio.
Redacción anterior a la reforma: “Los tutores lo son de los perjuicios causados por los menores o
incapacitados que están bajo su autoridad y habitan en su compañía”.
Redacción actual: “Los tutores lo son de los perjuicios causados por los menores que están bajo su
autoridad y habitan en su compañía”.
La reforma del A. 1903.3 CC adapta el precepto al nuevo sistema de la discapacidad. Ya no existe
tutela para los mayores de edad discapacitados, solo para los menores. Respecto del tutor se exige que
los menores estén bajo su autoridad y que haya convivencia con el tutelado autor del daño.
2.3. Responsabilidad de los curadores con facultades de representación plena (A. 1903.4
CC). Nuevo párrafo introducido por la Ley 8/2021, de 2 de junio.
Los curadores con facultades de representación plena lo son de los perjuicios causados por la
persona a quien presten apoyo, siempre que conviva con ella.Por tanto, los curadores sin facultades
de representación plena incurrirán en responsabilidad ex A 1902 CC cuando haya existido culpa. El
defensor judicial (As. 295 y ss CC) puede incurrir en responsabilidad por hecho ajeno cuando
sustituya al curador. En relación con los discapacitados, la responsabilidad por hecho ajeno recae
ahora en los curadores que tengan facultades representativas y convivan con ellos.
2.4. Responsabilidad del empresario (A1903.5 CC). “Lo son igualmente los dueños o
directores de establecimiento/empresa respecto de perjuicios causados por dependientes en
el servicio de los ramos en los que estuvieran empleados, o con ocasión de sus funciones”
Fundamento: caso más típico de la responsabilidad por riesgo. A pesar de que históricamente se
entendió que la obligación de resarcir derivada de la culpa in eligendo, actualmente se acentúa el
elemento del riesgo para atribuir la obligación al empresario en la medida que él obtiene el
beneficio derivado de esa actividad. Por ello, es lógico que asuma las consecuencias dañosas que se
derivan de la misma. Además el empresario es más solvente que el empleado.
Requisitos: 1º. Relación de dependencia entre el empresario responsable y el autor del daño. No es
preciso que dicha relación tenga un carácter jurídico definido (por ej. una relación laboral).
Dependencia es obrar por cuenta de otro o, al menos con su autorización. Si el empleado es negligente
no impide que se le pueda demandar también al empleado ex A. 1902 CC.
2º. Que el daño se haya producido con ocasión del desempeño de las obligaciones o servicios. Ello
incluye no sólo las funciones típicas derivadas del puesto que ocupa, sino también las actividades
accesorias, dependientes de la principal. Se excluye la responsabilidad del empresario cuando el
daño es cometido por sus empleados fuera de las horas de servicio y sin relación con el mismo.
3º. Que los daños sean consecuencia de la culpa del agente.
Sujeto responsable: El empresario puede ser una persona física o jurídica. (responsabilidad directa)
Se puede demandar también al empleado, siendo su responsabilidad solidaria.
Acción de regreso: A. 1904 C
2.5. Responsab de titulares de centros docentes (A1903.6 C). Ley 1/1991 de 7 de enero.
“Las personas entidades que sean titulares de un centro docente de enseñanza no superior
responderán por los daños y perjuicios que causen a sus alumnos menores de edad durante los
periodos de tiempo que en que los mismos se hallen bajo el control o vigilancia del profesorado
del centro, desarrollando sus actividades escolares o extraescolares extraordinarias”.
1. Sujeto responsable: Frente a terceros, el titular del Centro responde de los daños causados en las
circunstancias previstas en el A. 1903 CC. Titular no significa Director, sino quién ostente la
titularidad que permite el ejercicio de la enseñanza. Responde el titular del Centro en caso de
titularidad privada o concertada. En el caso de Centros públicos las Administración pública.
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3º. Requisitos:
A) Que el causante del daño sea un menor de edad. Es una responsabilidad que afecta a los
titulares de los centros de Enseñanza primaria y media, no de la superior en la que los
alumnos son mayores de edad y responden personalmente.
B) Que el daño sea causado durante una actividad escolar o extraescolar. Se incluyen también
actividades complementarias como el transporte escolar o el comedor.
C) Incluye daños ocasionados a 3º, sean otros alumnos del centro, personal del mismo o
personas ajenas, e incluye daños que el alumno se cause a sí mismo (autolesiones).
4º. Responsabilidad del centro docente por los daños causados por sus profesores.
Cuando el causante del daño a un alumno, o a un tercero sea un profesor, el titular del centro
responde frente a la víctima como empresario. El A1903.4 CC sólo permite la acción de regreso
cuando el causante del daño hubiera actuado con dolo o culpa grave en el ejercicio de sus
funciones. En estos casos, la víctima puede demandar directamente al titular del centro sin
necesidad de dirigirse contra el profesor causante del daño. Si decide dirigirse directamente contra
el causante del daño, deberá actuar de acuerdo con las reglas del A. 1902 CC.
1º.Caracteres:
Es una deuda de valor: la cuantía de la indemnización se determina no con referencia al
momento de producción del daño, sino referida al momento en que se liquida su importe; esto es,
en el período de ejecución de sentencia.
Es deuda no personalísima: crédito que surge puede ser transmitido por víctima inter vivos o
mortis causa y ejercitada por acreedores del perjudicado mediante acción subrogatoria A1.111
Es personalísima la obligación de indemnizar el daño moral pero sólo respecto al acreedor. La
deuda se transmite a herederos del responsable, éstos asumen la obligación de reparar el daño.
Solidaria. Cuando intervienen varios autores en la producción del daño, o es originado por un
grupo de personas la deuda tiene el carácter de solidaria. Pero esta solidaridad no se establece de
modo absoluto; en el caso de que pueda determinarse la participación acción de varios coautores
en la producción de un daño, responderán cada uno por la parte correspondiente.
Renunciable: Tras producirse el daño y nacida la obligación de indemnizar el perjudicado puede
renunciar a la acción de reparación que le corresponde.
Ilíquida: La deuda de indemnizar es ilíquida, su cuantía económica deberá fijarse en un momento
det, sea en el proceso o en la transacción. Habrá que realizar dos tipos de operaciones:
● Determinar qué daños se han producido efectivamente. Durante el proceso el juez det si
existen daños y si se dan requisitos para que nazca la obligación de indemnizar.
● Valorar los daños producidos. Al respecto, hay que tener en cuenta los distintos tipos de
daños que se pueden haber sufrido: morales, materiales etc.
2º. Las formas de reparar el daño. A1902 Finalidad: permitir que el perjudicado mantenga intacto
su patrimonio, con equivalencia a como estaría antes del daño. Existen diversas formas de reparar el
daño causado. Si no hay acuerdo entre las partes el juez decidirá en cada supuesto la vía de
reparación. Estos dos mecanismos pueden ser excluyentes entre sí, o concurrir en un mismo caso.
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