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Francis Bacon Thomas Hobbes

David Hume

John Locke George Berkeley


Diócesis de Santiago de Veraguas
Seminario Diocesano San Liborio
Síntesis filosófica II

La Gnoseología en los Filósofos Empiristas

Facilitador: Pbro. Luis Alberto Caballero


Autor: Jaime Hernández Bordones

Estudiante de tercero de filosofía


AGRADECIMIENTOS

De una manera agradecida, doy gracias al Ser Supremo por la vida que me presta,
por su mirada puesta en mí, escogiéndome para ser parte de uno de sus elegidos por medio
de la llamada a la vida sacerdotal. Por la salud que me ha regalado y la capacidad
intelectual que me ha dado para descubrir con claridad mi misión en este mundo. A pesar
de las circunstancias y adversidades que forman parte de la existencia las he podido superar
con la gracia del Espíritu Consolador.

A mis padres por ser maestros en las enseñanzas de valores y principios éticos. Por
medio de ellos y por medio del diálogo con Dios en la oración he podido descubrir la
grandeza del misterio salvífico revelado a la humanidad. Doy gracias a ellos por los
momentos y espacios de consejo para conmigo buscando el bien como ser razonable y
cristiano, y mostrándome el mejor regalo como hijo: el Amor. A todos mis familiares por
apoyarme con expresiones positivas y valorativas, haciéndome ver que todo se puede
alcanzar con la unidad familiar.

A los sacerdotes, fieles laicos y seminaristas por formar parte de esta experiencia de
Dios. Gracias a ellos he podido adquirir un bagaje cultural de distintas áreas del saber
teológico y filosófico con la finalidad de dar una interpretación a la realidad. Por último al
catedrático en la materia presbítero Luis Caballero, por comunicarnos la enseñanza de una
autentica filosofía desarrollada en todos sus periodos y épocas.

¡Muchas gracias Dios les Bendiga!


PRÓLOGO
Por Gnoseología conocemos la rama de la filosofía que estudia el conocimiento en general,
su origen, su alcance y su naturaleza. Etimológicamente la palabra procede del griego
“Gnosis” que significa conocimiento o facultad de conocer y “logos” es decir doctrina,
teoría, razonamiento, discurso. Puedo decir que la Gnoseología no estudia conocimientos
particulares, sino generales. Se puede definir como la teoría general del conocimiento que
se refleja en la concordancia del pensamiento entre el sujeto y el objeto, en este contexto el
objeto es algo externo a la mente, una idea, un fenómeno, un concepto, pero
conscientemente visto por el sujeto. El objetivo de la gnoseología es reflexionar sobre el
origen, la naturaleza o esencia y los límites del conocimiento y del propio acto cognitivo, es
decir, la acción de conocer. Especialmente vemos esta teoría del conocimiento representada
en grandes pensadores empiristas como: Francis Bacon, John Locke, David Hume, George
Berkeley y Thomas Hobbes, estos presentan sus modos de conocer.
INTRODUCCIÓN
La presente argumentación hace referencia a la Gnoseología en los filósofos
Empiristas. Es indispensable tener en cuenta que la gnoseología es la teoría del
conocimiento. Para tener una información clara y profunda, es necesario ofrecerles un
panorama de puntos a analizar tales como: la gnoseología o teoría del conocimiento, la
verdad y el conocimiento y la corriente empirista con sus respectivos personajes.

Centrare la importancia de este trabajo en el pensamiento filosófico gnoseológico


en pensadores como: George Berkeley, Francis Bacon, Thomas Hobbes, John Locke y
David Hume; estos nos regalan un significativo aporte respecto a la teoría del
conocimiento, nos dan formas y maneras para describir el conocimiento, pero partiendo de
lo experimentado sensiblemente.
OBJETIVOS

 Comprender el concepto del conocimiento en los filósofos empiristas de la Edad


Moderna.
 Señalar las principales líneas de pensamiento gnoseológico, desarrollado durante
este período.
 Identificar las semejanzas y diferencias en el aspecto gnoseológico entre los
diferentes filósofos expuestos.
 Sintetizar el pensamiento gnoseológico de modo que se haga comprensible al lector.
 Conocer el origen histórico, los elementos y los medios del conocimiento.
 Señalar la clasificación empírica de la teoría del conocimiento.
LA GNOSEOLOGÍA EN LOS FILÓSOFOS EMPIRISTAS

I. Gnoseología o teoría del conocimiento

Al abordar este tema considero que el conocimiento es uno de los rasgos más
importantes del ser humano, es decir, del hombre dotado de racionalidad, que lleva a que
este reflexione sobre las formas en que se relaciona con el mundo, con lo real y la manera
en que es capaz de ofrecer su argumentación. Es indispensable plantearse las siguientes
preguntas ¿Qué es el conocimiento? ¿Es posible el conocimiento? ¿Cuál es el origen del
conocimiento? (¿Proviene de la razón? ¿O de la experiencia...?) ¿Qué es la Verdad?

A la primera pregunta respondo diciendo que el conocimiento es una descripción


del fenómeno tal como este aparece. “Conocer” es lo que tiene lugar cuando un
sujeto (llamado "cognoscente ") aprehende un objeto (llamado "objeto de conocimiento"
y, para abreviar, simplemente "objeto"). “En el conocimiento se hallan frente a frente la
conciencia y el objeto, el sujeto y el objeto. El conocimiento se presenta como una
relación entre estos dos miembros, que permanecen en ella eternamente
separados el uno del otro”1.

Es necesario expresar con claridad que el término Teoría, en griego, significa


"contemplación". A lo largo de la historia se ha entendido de dos maneras:

a) En Grecia (Aristóteles) y el medievo como "contemplación" en oposición y


complementariedad con "praxis" y "poiesis".

b) En el mundo moderno y sobre todo en el pensamiento actual se entiende por teoría


una construcción intelectual que resulta del trabajo filosófico y/o científico.

Con esto llegamos a la noción de Gnoseología: gnosis, "conocimiento" o "facultad


de conocer", logos, "razonamiento" o "discurso", también denominada teoría del
conocimiento, es una disciplina filosófica que busca determinar el alcance, la naturaleza y
el origen del conocimiento. Hay un conocimiento que es específicamente humano, que
1
Huseen, J. Teoría del conocimiento. Bs. As., Losada, 1938, p. 26
distingue al hombre de todos los otros seres cognoscentes. El hombre produce diversas
formas de conocimiento, que se conocen como ciencia, arte, tecnología, filosofía, etc. Este
conocimiento propio y exclusivo del hombre es el objeto de la gnoseología, o teoría del
conocimiento. La gnoseología busca, pues una explicación filosófica del conocimiento
humano. El conocimiento es el resultado de un proceso sumamente complejo y difícil: el
conocer. Entendemos por “conocimiento un proceso (conocer) y también el resultado de
ese proceso (el conocimiento mismo). Conocer es aprehender, captar conceptualmente las
cosas, los objetos, los fenómenos, sus modos de ser, sus características, sus relaciones. “La
gnoseología puede ayudamos a aquilatar mejor nuestros conocimientos y a rectificar
errores”2. La inteligencia del hombre está básicamente orientada hacia la verdad. Tal es el
único compromiso de la filosofía: el compromiso con la verdad, que se resuelve en un
compromiso con la realidad, porque la verdad es la adecuación de la inteligencia del
hombre con el ser de las cosas.

A la segunda interrogante sobre la posibilidad del conocimiento considero que se


plantea porque lo fundamental del conocimiento es que la relación cognoscitiva (sujeto -
objeto) se lleve a buen término. A esta situación se han dado respuestas de una manera
radical:

- Por una parte está el escepticismo este afirma que el conocimiento no es posible, o
mejor, no es posible saber si un conocimiento (un juicio, por ej.) es verdadero o
falso aun cuando éste lo sea. A esta corriente la clasifico como pesimista.

- Por otra parte está el dogmatismo viene del griego γνώμη (opinión), y se aplicó a
aquellos filósofos que sostenían una opinión "fundada en principios".

Respondiendo al origen del conocimiento puedo expresar que la teoría del


conocimiento es una disciplina filosófica. La teoría del conocimiento es, como su nombre
lo indica, una teoría, esto es, una explicación e interpretación filosófica del conocimiento
humano. El conocimiento puede definirse como una determinación del sujeto por el objeto.

2
Alejandro Llano. Gnoseología. (Junio 1991). Ediciones Universidad de Navarra, S. A.
(EUNSA), pp. 19
“El concepto de verdad se relaciona estrechamente con la esencia del conocimiento.
Verdadero conocimiento es tan solo el conocimiento verdadero. Un conocimiento falso no
es propiamente conocimiento, sino error e ilusión. Un conocimiento es verdadero si su
contenido concuerda con el objeto mentado. El conocimiento presenta tres elementos
principales: el sujeto, la imagen y el objeto”3.

Si formulamos el juicio: “el sol calienta la piedra”, lo hacemos fundándonos en


determinadas percepciones. Vemos como el sol ilumina la piedra y comprobamos tocándola
que se calienta paulatinamente. Para formar este juicio nos apoyamos, pues, en los datos de
nuestros sentidos la vista y el tacto o dicho brevemente, en la experiencia.

Pero nuestro juicio presenta un elemento que no está contenido en la experiencia.


Nuestro juicio no dice meramente que el sol ilumina la piedra y que esta se calienta., sino
que afirma que entre estos dos procesos existe una conexión intima, una conexión casual.
La experiencia nos revela que un proceso sigue al otro. Nosotros agregamos la idea de que
un proceso resulta del otro, es causado por el otro. El juicio: “el sol calienta la piedra”
presenta, según esto, dos elementos, de los cuales el uno procede de la experiencia, el otro
del pensamiento. Ahora bien, cabe preguntar: ¿cuál de esos dos factores es decisivos? La
conciencia cognoscente ¿se apoya perfectamente, o incluso exclusivamente, en la
experiencia o el pensamiento? ¿De cuál de las dos fuentes de conocimiento saca sus
contenidos? ¿Dónde reside el origen del conocimiento?

La cuestión del origen del conocimiento humano puede tener tanto un sentido
psicológico como un sentido lógico. En el primer caso: ¿Cómo tiene lugar
psicológicamente el conocimiento en el sujeto pensante? En el segundo caso: ¿en que se
funda la validez del conocimiento? ¿Cuáles son sus bases lógicas? Ambas cuestiones no
han sido separadas las más de las veces en la historia de la filosofía. Existe una íntima
conexión entre ellas.

Dentro del conocimiento podemos nombras los siguientes elementos:

Sujeto: El sujeto del conocimiento es el individuo conocedor. En él se encuentran los


estados del espíritu en el que se envuelven o entran la ignorancia, duda, opinión y certeza.
3
Johannes Hessen. (Octubre 1925). Teoría del conocimiento. Instituto latinoamericano de
ciencia y artes.
Objeto: Es aquello a lo que se dirige la conciencia, ya sea de una manera cognoscitiva, ya
sea volitiva. Es lo que se percibe, imagina, concibe o piensa.

Para una mejor comprensión del texto me es necesario ofrecerles algunos medios
del conocimiento:

En primer lugar constamos con la Experiencia interna: Esta consiste en darnos


cuenta lo que existe en nuestra interioridad.

En segundo lugar constamos con la Experiencia externa: Es todo conocimiento o


experiencia que obtenemos por nuestros sentidos.

En un tercer momento esta la Razón: Esta se sirve de los sentidos, elabora los datos
recibidos por ellos los generaliza y los abstrae, transformando la experiencia sensible y
singular en conocimientos que valen en cualquier lugar y tiempo.

En cuarto lugar está la Autoridad: Muchísimos conocimientos que poseemos nos


llegan a través de la comunicación de personas que saben mucho sobre el tema, estas
personas tienen autoridad científica y lo que divulgan o enseñan merece toda nuestra
adhesión

En último lugar constamos con la Imagen: Constituye el instrumento mediante el


cual la conciencia cognoscente aprehende su objeto.

a) Origen del conocimiento

Cuando tratamos el problema del origen del conocimiento queremos saber si todo
conocimiento se origina en la experiencia o en la razón; si el hombre viene de por sí dotado
de ciertos conocimientos o, por el contrario, requiere del concurso de las facultades
sensibles e intelectivas a la vez.

Para tratar de responder esta cuestión será necesario admitir que el ser humano tiene
la capacidad de conocer de alguna forma al objeto. Para explicar de qué forma se puede
conocer han surgido diferentes teorías sobre el origen del conocimiento.
 El racionalismo: Esta postura sostiene que es el pensamiento, la razón, la fuente
principal del conocimiento humano. Para los racionalistas el conocimiento sólo
merece este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido.
Cuando juzgamos, a partir de la razón, que una cosa tiene que ser precisamente
como es y no podría ser de otro modo, y que así es siempre y en todas partes,
estamos entonces ante un verdadero conocimiento. Evidentemente, una forma
específica de conocimiento ha servido de modelo a la interpretación racionalista del
conocimiento y son las matemáticas, puesto que se trata de una forma de
conocimiento fundamentalmente conceptual y deductivo. En especial en la
geometría, todos los conocimientos se derivan de axiomas y conceptos supremos; de
manera que el pensamiento se desarrolla con absoluta independencia de la
experiencia, siguiendo sus propias leyes. Los planteamientos más antiguos del
racionalismo los encontramos en Platón, quien estaba profundamente convencido de
que la experiencia no puede llevarnos a un saber autentico; lo que proporcionan los
sentidos no es una Episteme, sino una Doxa, no un saber, sino una mera opinión.

 El Empirismo: El empirismo a diferencia del racionalismo que propone la razón


como fuente de conocimiento, sostiene que el conocimiento procede de la
experiencia, del contacto directo con la realidad. Para el empirismo no existe un
caudal de ideas situado a priori en el pensamiento humano. La conciencia
cognoscente no extrae sus contenidos de la razón, sino de la experiencia. Así como
vimos que los racionalistas se formaron principalmente en las matemáticas, los
empiristas se formaron en las ciencias naturales. Desde la antigüedad nos
encontramos con ideas empiristas primero con los sofistas y más tarde con los
estoicos y los epicúreos, pero no es sino hasta la época moderna en que John Locke
en el siglo XVII combate decididamente la teoría de las ideas innatas. John Locke
dijo: “La noción que a través de los sentidos adquirimos de las cosas exteriores,
aunque no sea tan cierta como nuestro conocimiento intuitivo, merece el nombre de
conocimiento”. Y después afirmo: “Ningún conocimiento humano puede ir más allá
de su experiencia”.
 El Intelectualismo: El intelectualismo surge como mediador entre el racionalismo y
el empirismo, sostiene que tanto el pensamiento como la experiencia intervienen en
la producción del conocimiento. Al igual que el racionalismo sostiene que existen
juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos, que se establecen sobre las
bases no solamente de objetos ideales, lo que también es admitido por el empirismo,
sino también sobre objetos reales.

El intelectualismo concibe el elemento racional como derivado del empírico: todos


los conceptos proceden de la experiencia; el apriorismo rechaza abiertamente esta
derivación al considerar que el elemento a priori no deviene de la experiencia, sino
del pensamiento, es de naturaleza racional. De cierta manera, esto identifica las
formas a priori con los hechos mismos, con la materia empírica, y los asimila al
conocimiento. En el apriorismo el pensamiento no se considera como una simple
capacidad receptiva y pasiva frente a la experiencia, como en el intelectualismo,
sino como un proceso espontáneo y activo. Se considera a Emmanuel Kant como el
fundador del apriorismo, y dice: "No hay duda alguna de que nuestro conocimiento
comienza con la experiencia. (...) Mas, si bien, todo nuestro conocimiento comienza
con la experiencia no por eso originase todo él en la experiencia”.

En la edad media se desarrolló esta teoría principalmente por Santo Tomás de


Aquino, cuya tesis fundamental establece que “el conocimiento de nuestro entender
es el producto de nuestros sentidos”. Para Santo Tomás, se comienza por recibir
imágenes concretas de las cosas sensibles; a partir de esto existe un “entendimiento
activo”, que extrae de las “imágenes esenciales”; el “entendimiento potencial”
recibe estas impresiones y procede a juzgar sobre las cosas. Formando así los
conceptos esenciales, por medio de otras operaciones del entendimiento, se obtienen
conceptos supremos y generales, como los que se contienen en las leyes lógicas del
pensamiento. De igual manera, los principios supremos del conocimiento radican
originalmente en la experiencia. Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás declara que
“el conocimiento de los principios se nos da por medio de la experiencia”.
 El Apriorismo: Un segundo intento de intermediación entre el empirismo y el
racionalismo es el apriorismo. Esta posición considera también a la experiencia y al
pensamiento como fuentes del conocimiento, pero el apriorismo se maneja en un
dirección contraria al intelectualismo: Para esta corriente nuestra manera de conocer
presenta elementos “a priori”; esto es , independientes de la experiencia; esta
postura se comparte con el racionalismo; pero mientras éste considera los factores a
priori como contenidos de conceptos perfectos, para el apriorismo los conceptos son
formas del conocimiento y solamente reciben su contenido de la experiencia; es en
esta posición que el apriorismo se separa del racionalismo y se acerca al empirismo.
Los elementos a priori se conciben como recipientes vacíos, que son llenados por la
experiencia. Hay un principio fundamental del apriorismo que dice: “Los conceptos
desprovistos de las intuiciones están vacíos; las intuiciones son ciegas sin los
conceptos”. A primera vista, este concepto parece coincidir con el axioma
fundamental del intelectualismo aristotélico- escolástico; puesto que se coincide en
admitir un elemento racional y uno empírico en el conocimiento humano. Sin
embargo, se define la relación entre ambos elementos en un sentido totalmente
diferente.

b) Diferentes niveles de conocimiento


 El conocimiento: Es el acto mediante el cual un sujeto se apropia mentalmente de
un objeto para descubrir sus propiedades. Esta actividad puede presentarse en
distintos niveles.

 A nivel empírico: De la experiencia, se trata de un conocimiento espontáneo, de


origen afectivo y perceptual que nos relaciona con las cosas, el mundo y el otro.
Este tipo de conocimientos procedente del sentido común es el primero que aparece
en nuestro desarrollo.
 A nivel científico: Se trata de una construcción racional del objeto, que se vuelve
cada vez más precisa y rigurosa conforme progresan los métodos y los conceptos
elaborados a lo largo de la historia de una ciencia.

 A nivel filosófico: Se presenta como una problematización del conocimiento


humano que tiende a descubrir sus poderes y límites, y a intentar fundamentar las
verdades que piensa alcanzar.
Mientras que la ciencia se desarrolla de forma autónoma, el filósofo se pregunta
cómo es posible el conocimiento, y cómo justificar racionalmente el movimiento
que permite acceder a lo real y a un sujeto adueñarse de un objeto. De esta situación
deriva el problema de la exigencia de una adecuación de la representación mental,
bajo sus diversas formas, conceptos, intuiciones, juicios, leyes, teorías, etc. al “ser”
de la cosa representada. En función de esto aparece el problema de la verdad y su
definición, lo cual conduce a una teoría del conocimiento.

c) Gnoseología que estudia características y problemas

La gnoseología o teoría del conocimiento es una rama de la filosofía que estudia el


conocimiento general. Contempla el estudio de la naturaleza, así como los orígenes del
conocimiento. La gnoseología no analiza solo un área en específico, sino que se concentra
en cómo el hombre es capaz de adquirir el conocimiento y las consecuencias de ello. Según
los postulados de la gnoseología, el ser humano se vale de una serie de fuentes, las cuales le
acercan a la realidad y a la verdad. Estas fuentes son la percepción, la representación, el
concepto, los juicios, el sentido, la interpretación y la deducción.

Vale destacar que la gnoseología no debe confundirse con la epistemología, porque


esta última se centra particularmente en estudiar el conocimiento científico, el uso de las
hipótesis y el regimiento de leyes y principios, a diferencia de la gnoseología, que se centra
en el origen del conocimiento.

¿Qué estudia?
La gnoseología se centra en el estudio de la naturaleza, origen, obtención y relación
del conocimiento en el ser humano, sin tomar en cuenta áreas de estudio particulares. Es
decir, se limita a determinar cómo el hombre es capaz de saber la verdad y la realidad desde
la interacción del sujeto y el objeto. Según la etimología de la palabra, esta deriva de los
términos griegos gnosis, que significa «facultad de conocer»; y logos que se refiere a
doctrina o razonamiento.

Características

-Estudia los tipos de conocimientos, su origen y la naturaleza de las cosas.

-Estudia la naturaleza del conocimiento en general, no los conocimientos particulares, por


ejemplo, de las matemáticas, química o biología.

-Suele diferenciar entre tres tipos de conocimientos: el directo, el proposicional y el


práctico.

-Para la gnoseología existen dos formas de adquirir el conocimiento: razón y sentidos.

-Comienza en la Antigua Grecia, con el diálogo platónico Teeteto.

-Uno de sus principales problemas es la justificación, es decir, en qué circunstancias una


creencia podría llamarse conocimiento.

Problemas de la gnoseología
La gnoseología considera los distintos problemas del conocimiento, los cuales son:
Posibilidad
Los filósofos cuestionan la posibilidad de conocimiento del objeto de estudio.
Origen
Plantea si el conocimiento se obtuvo por la experiencia o por la razón.
Esencia
Está relacionado con la interacción del sujeto y el objeto, a la vez que se pregunta cuál de
ambos tiene la verdadera importancia.
Justificación
¿Cuál es la diferencia entre creencia y conocimiento? Algo sería verdadero y conocimiento
si sus razones/justificaciones son fiables, válidas y fundadas. En caso contrario, sería una
opinión, convicción, creencia o fe.

d) Filosofía y Conocimiento

Al examinar estos dos ámbitos lo primero que debemos tener presente es las
nociones de filosofía y conocimiento, para obtener así una interpretación más argumentada
de nuestra realidad. Conocemos con el pasar del tiempo y de los estudios que el nombre
filosofía significa, en griego, amor a la sabiduría. Una antigua tradición cuenta que los
primeros pensadores griegos se llamaron sabios, y que Pitágoras por modestia, sólo quiso
llamarse amante de la sabiduría o filósofo: de ahí vendría el uso del término filosofía.
“Santo Tomas de Aquino cambia el nombre de sabio por el de filósofo, y el nombre de
sabiduría por el de filosofía”4. Ama a la sabiduría quien la busca por sí misma y no por otro
motivo; pues quien busca algo por otro motivo, ama a ese motivo más que a lo que busca.
El hombre posee un afán de conocer y esto lo lleva a plantearse interrogantes sobre las
cosas que lo rodean. “Puedo decir que la filosofía es el ejercicio del pensamiento humano
que lo lleva a dar una interpretación de la realidad” 5. “Ciencia de la totalidad de las cosas
por sus causas últimas, adquirida por la luz de la razón”6.

Por parte del conocimiento es difícil dar una definición verdaderamente esencial y
general del conocimiento. Considero que la dificultad está en superar la oposición entre el
conocimiento del mundo y la conciencia de sí. “El conocimiento es un acto, espontaneo en
cuanto a su origen, inmanente en cuanto a su término, por el que un hombre se hace
intencionalmente presente alguna región del ser”7. Yo pienso que el conocimiento es la
facultad del ser humano para comprender por medio de la razón la naturaleza, cualidades y
relaciones de las cosas.

Clases de conocimiento: El conocimiento puede ser clasificado como sensible y racional.

4
Mariano Artigas. Introducción a la filosofía. EUNSA.
5
Jaime Hernández B, (2022).
6
Rafael Gambra. Historia sencilla de la filosofía. EDICIONES RIALP, S.A. MADRID
7
Cf. Maquart, Connaissance, Vérité et Objet formel, en “Revue thomiste” 1928
Conocimiento filosófico: Es el proceso de conocer a partir de la reflexión, del pensamiento
sin que intervengan factores de la realidad para ser probados. Dicho conocimiento está
fundamentado y apoyado en doctrinas del pensamiento epistemológico o teoría del
conocimiento.

Conocimiento Científico: Cuerpo de ideas debidamente organizadas y sistematizadas que


recurre a medios teóricos y metodológicos y técnicas para descubrir las leyes del desarrollo
de la naturaleza y la sociedad. Es el resultado de la actividad científica.

Conocimiento empírico: aquel que obtenemos a través de la experiencia, de la relación


con la realidad.

Conocimiento técnico: que se obtiene del estudio de la manera como están estructuradas
las cosas; un teléfono, un televisor, un radio, una máquina.

Características del Conocimiento Filosófico

Es Racional. Porque es un conocimiento superior, constituido por conceptos, juicios y


raciocinios, y no simplemente por sensaciones o imágenes.

Es sistemático. Porque es un conocimiento ordenado y posee consistencia.

Es Objetivo. Porque es un saber de la realidad y puede admitir deducciones racionales de


objetos y hechos que se presentan.

Es Necesario. Se fundamenta en principios lógicos, se conceptúa como un conocimiento


que tiene que ser de una manera y no de otra.

Es Trascendente. Porque es un conocimiento importante que tiene un sentido histórico.

e) La historia de la teoría del conocimiento

No se puede hablar de una teoría del conocimiento, en el sentido de una disciplina


filosófica independiente, ni en la Antigüedad ni en la Edad Media. En la filosofía antigua
encontramos múltiples reflexiones epistemológicas, especialmente en Platón y Aristóteles.
Pero las investigaciones epistemológicas están ensartadas aun en los textos metafísicos y
psicológicos. La teoría del conocimiento como disciplina autónoma aparece por primera
vez en la Edad Moderna. Como su fundador debe considerarse al filósofo inglés John
Locke. Su obra maestra, An Essay Concerning Human Understanding (Ensayo sobre el
entendimiento humano), aparecida en 1690, trata de un modo sistemático las cuestiones del
origen, la esencia y la certeza del conocimiento humano. Leibniz intento en su obra
Nouveaux essais sur entendimiento humain (nuevos ensayos sobre el entendimiento
humano), editada como póstuma en 1765, una refutación del punto de vista epistemológico
defendido por Locke. Sobre los resultados obtenidos por este edificaron nuevas
construcciones en Inglaterra George Berkeley, en su obra A Treatise Concerning the
Principles of Human Knowledge (tratado de los principios del conocimiento humano,
1710), y Davis Hume, en su obra maestral Treatise on Human Nature (tratado de la
naturaleza humana, 1739-1740), y en la obra más breve Enquiry Concerning Human
Understanding (investigación sobre el entendimiento humano, 1748).

Como el verdadero fundador de la teoría del conocimiento dentro de la filosofía


continental se presenta Emmanuel Kant. En su obra maestra epistemológica, la crítica de la
razón pura (1781), trata, ante todo, de dar una fundamentación critica del conocimiento
científico de la naturaleza. El mismo llama al método de que se sirve en ella “método
trascendental”. Este método no investiga el origen psicológico, sino la validez lógica del
conocimiento. No pregunta como el método psicológico como surge el conocimiento, sino
cómo es posible el conocimiento, sobre qué bases, sobre que supuestos supremos descansa.
A causa de este método, la filosofía de Kant se llama también brevemente,
trascendentalismo o criticismo.

En el sucesor de Kant, Fiche, la teoría del conocimiento aparece por primera vez
bajo el título de “teoría de la ciencia”. Pero ya en él se manifiesta esa confusión de la teoría
del conocimiento y la metafísica, que se desborda francamente en Schelling y Hegel, y que
también se encuentra de un modo innegable en Schopenhauer y Eduard Von Hartmann. En
oposición a esta forma metafísica de tratar la teoría del conocimiento, el neokantismo,
aparecido hacia el año setenta del siglo pasado, se esforzó por trazar una separación neta
entre los problemas epistemológicos y los metafísicos. Pero puso tan en primer término los
problemas epistemológicos, que la filosofía corrió peligro de reducirse a la teoría del
conocimiento. El neokantismo desenvolvió además la teoría kantiana del conocimiento en
una dirección muy determinada. El exclusivismo originado por ello hizo surgir pronto
corrientes epistemológicas contrarias. Así es como nos encontramos hoy ante una multitud
de direcciones epistemológicas.

II. La verdad y el conocimiento


a) La noción de verdad
La verdad es un concepto tan amplio como el de ente, se convierte con él: ens et
verum convertuntur. El ente se convierte con lo verdadero. Todo ente es susceptible de ser
inteligido. Verdadero y ente significan la misma cosa real, pero la significan de diverso
modo.

¿Qué es la verdad? Ha sido una pregunta que se han formulado los filósofos de
todos los tiempos. “La verdad es la adecuación de la cosa y el entendimiento” 8. Podemos
mencionar dos características sobresalientes de esta definición: 1) en ella se expresa
formalmente la razón de lo verdadero, es decir, se realiza lo que la verdad es en su propia
esencia y 2) se trata de una definición que comprende todos los sentidos que puede tener la
verdad, que es extensivas a todos ellos.

La noción de verdad, en efecto, añade algo a la de ente, pero no como algo extraño a
él, porque al ente no se le puede añadir nada que sea como una naturaleza ajena, ya que
toda naturaleza es esencialmente ente. La verdad añade algo al ente, en cuanto que expresa
una formalidad un aspecto que viene expresado por la misma palabra «ente»: su interna
inteligibilidad. “El concepto de verdad presupone el de ente, se basa en él, está
implícitamente en él contenido”9.

8
Santo Tomas de Aquino. Sobre los planteamientos actuales acerca del problema de la
verdad
9
Alejandro Llano. Gnoseología. (Junio 1991). Ediciones Universidad de Navarra, S. A.
(EUNSA)
Consideremos primero tres definiciones de la verdad que no parecen satisfactorias:
la idealista, la sociológica y la pragmatista. A continuación se analizan las tres
concepciones.

En la primera concepción denominada idealista, se puede decir que la verdad es el


acuerdo del juicio con las leyes inmanentes de la razón, es decir, el acuerdo del
pensamiento consigo mismo. Ahora bien a simple vista esta concepción es insostenible.
Para que un pensamiento sea verdadero, es necesario ante todo que haya un pensamiento.
Para decidir la cuestión de su verdad, hay que referirse a lo real. El autor de esta primera
concepción es Kant.

La segunda concepción, la sociológica es defendida por Durkheim. En esta los


sociológicos defienden la idea de que la verdad consiste, no en la conformidad del espíritu
con lo real, sino en el acuerdo de los espíritus entre sí. Lo que pienso yo solo es subjetivo;
lo que piensa toda la sociedad es verdad. Por último, la verdad sería tan diversa como las
sociedades: “verdad a este lado de los pirineos, error al otro lado”10.

La tercera concepción es la pragmática, esta también deriva del kantismo. Esta


concepción es defendida por W. James, su verdad consiste únicamente en su valor
práctico. “Es verdadero lo que favorece la acción, lo que procura una expansión de nuestra
personalidad”11. El pragmatismo no se aplica, a la verdad, sino a algunas verdades. Hay que
negar que la verdad sea un bien práctico, y que pueda definirse por referencia con la acción.

b) La relación de adecuación
Es difícil hablar correctamente de la verdad. Lo primero que debemos de tener bien
claro es que la verdad es una relación entre la inteligencia y el ser. Reside primero en la
inteligencia en cuanto está conforme con el ser. Dice santo Tomas que la verdad designa
aquello hacia lo que tiende mi inteligencia. Hay que tener presente que la verdad esta
primero en la inteligencia y se dice de las cosas solo por derivación. “las ideas están en mi

10
Roger Verneaux. Epistemología general o crítica del conocimiento. (1997). Herder
Editorial, S.L., Barcelona
11
Roger Verneaux. Epistemología general o crítica del conocimiento. (1997). Herder
Editorial, S.L., Barcelona
como pinturas o imágenes”12. “las ideas son copias débiles de nuestras impresiones” 13. El
conocimiento es un ser intencional, distinto del ser natural que tiene el objeto y el sujeto. La
verdad del conocimiento no es, ni puede ser una conformidad física. La adecuación de la
inteligencia con realidad exige la diversidad natural de los dos términos: aequalitas,
diversorum est. La relación de adecuación que constituye la verdad es una correspondencia
entre la inteligencia y la realidad.

Cuando conozco algo yo poseo su forma, me «conformo», me adecuo con ello, pero
de un modo inmaterial, intencional. La conformidad veritativa es una adecuación
cognostiva. El entendimiento, cuando su acto goza de la propiedad de la verdad, adquiere la
misma forma que la cosa entendida tiene ya en si propia.

La adecuación veritativa es una relación intencional entre entendimiento y ser, en la


que el ser rige al entendimiento, y no a la inversa. Es el entendimiento el que se conforma
a la realidad de las cosas que no son como son porque nosotros así lo pensemos.

c) Existencia y caracteres de la verdad


Que hay verdad en general, el gran sintetizador lo considera evidente. Primero
debemos tener presente su valor. La existencia de la verdad se considera evidente, no puede
ser demostrada ni necesita serlo. “Si no hay verdad, es verdad que no hay verdad, por lo
tanto existe la verdad”14.

La escuela tomista sostiene que es formalmente una, indivisible e inmutable. Que la


verdad sea una, no significa que solo haya un juicio verdadero sobre cada cosa, son
posibles muchos juicios, todos igualmente verdaderos, que la toman como sujeto. Una
verdad no puede contradecir otra. Que la verdad sea indivisible no significa que una verdad
no pueda analizarse. Significa que no existen grados en la verdad de un juicio. Y por último
que la verdad es inmutable, esto no significa, que las cosas no puedan cambiar; y si

12
René Descartes
13
David Hume
14
Santo Tomas de Aquino
cambian, habrá nuevos juicios verdaderos. Significa que la verdad tomada formalmente no
cambia.

d) Diversos sentidos de la verdad

Verdadero es lo que es. Estos dos sentidos de la verdad se añaden, por lo tanto, al
de adecuación del intelecto y la cosa. La verdad se dice en tres sentidos fundamentales. 1)
Como conformidad del entendimiento con la cosa, 2) como conocimiento verdadero, 3)
como verdad de las cosas. La noción de adecuación esta, presente en las tres
significaciones. En la primera se considera en sí misma. En la segunda, se atiende a lo que
esta adecuación causa y en la tercera nos referimos a la cusa de la adecuación. La verdad se
encuentra de un modo más principal en el entendimiento que en las cosas. Los entes
causan la verdad, pero donde primariamente se encuentra la razón formal de la verdad es en
el entendimiento.

La verdad según los distintos tipos de inteligencia

Humana Práctica
Especulativa
Inteligencia

Divina

La inteligencia humana práctica del artífice es causa del hacerse de las cosas
artificiales y es la medida de su verdad.

La inteligencia especulativa del hombre recibe su conocimiento de las cosas. La


inteligencia contempla las cosas como son.

La inteligencia divina mide las cosas radicalmente, es el origen de toda su realidad.


La verdad está en el intelecto divino de manera propia y primaria; en el entendimiento
humano, de modo propio pero secundario; finalmente, en las cosas se encuentra modo
impropio y secundario. La verdad en efecto se da antes en la cosa por referencia al
entendimiento divino que por comparación al humano, pues al entendimiento divino se
compara como a su causa, mientras que al humano se compara en cierto como a su efecto.
«Nosotros conocemos las cosas porque son, pero ellas son porque Tú las conoces” 15. Dios
es el origen de toda verdad, ya que es el primer principio del ser en todas las cosas. Todas
las cosas son verdaderas por la única verdad divina. La verdad se refiere al momento en el
que las cosas mueven a la inteligencia y la informan.

e) La verdad en el conocimiento

La verdad no es una adecuación cualquiera, sino que esencialmente es una


adecuación conocida. Así que la verdad ontológica es una propiedad del ente, y por lo
mismo, algo que todo, ente tiene en cuanto constituye, por su propio carácter entitativo,
algo inteligible. La verdad lógica, la del conocimiento, corresponde, en cambio, a una sola
clase de entidades, las mismas intelecciones reales que tienen por objeto lo que las cosas
son. La verdad estricta y formalmente considerada la “verdad lógica” no se da en el
conocimiento sensible. Poseer la verdad equivale a conocer la adecuación. El
entendimiento, puede conocer su conformidad con la cosa entendida. Lo verdadero y lo
falso no están en las cosas, sino en la mente. Y por eso la verdad se encuentra con prioridad
en la composición y división del entendimiento, es decir, en el juicio. La verdad es la
conformidad del cognoscente en acto con lo conocido en acto. El entendimiento a
diferencia de los sentidos- puede conocer su conformidad con la cosa inteligible; pero no la
percibe cuando conoce la esencia de las cosas, sino cuando juzga que la cosa es tal como
realmente es la forma de la cosa que aprehende.

III. El empirismo

Esta palabra procede del griego empeira y se refiere a la experiencia, aquello


experimentado, así pues podemos deducir que esta doctrina se basa en la necesidad de la
experiencia o de la experimentación para poder conocer la realidad. Esta experiencia puede
ser tanto de sentido psicológico es decir que vamos teniendo conocimiento a medida que

15
Lectura in Evangelium Joannis .cap. 18. Lect. 6. n. 11
tenemos experiencia, como epistemológico, es decir, que legamos al conocimiento después
de haberlo experimentado personalmente.

Así, pues, según los empíricos no existe la posibilidad de que un argumento sea
considerado completamente valido porque los datos que nos darán la experiencia siempre
serán tratados como probabilidades. Así no se usa el término de verdad sino que aparece la
fuerza inductiva es decir el grado de probabilidad que tiene una tesis de ser real. Dentro de
las características de la filosofía moderna empírica destacamos las siguientes.

Rechazo de las ideas innatas: según el empirismo, el ser humano no tiene ideas de forma
natural, sino que las va consiguiendo a medida que va viviendo en el mundo y por tanto va
acumulando experiencia.

El conocimiento procede de la experiencia propio: esta puede ser tanto interna como
externa, pero las propias vivencias en el mundo son las que nos darán nuestra base
filosófica y nos permitirán conocer mejor la naturaleza.

Importancia de los sentidos: a diferencia de los racionalistas, esta corriente promovía que
los sentidos y sensaciones eran la base del conocimiento porque este comienza con la
propia experiencia.

IV. El conocimiento en los pensadores empiristas

a) Thomas Hobbes
Nació en Malmesbury Inglaterra el 5 de abril de 1588 y que falleció el 4 de
diciembre de 1679, fue un filósofo británico que a través de su obra Leviatán estableció los
principios generales de la filosofía política moderna. Tuvo oportunidad de estar en contacto
durante los viajes con su tutor con grandes figuras de las ciencias como Descartes y
Galileo, entre otros.

El conocimiento
Hobbes es empirista en cuanto al problema del conocimiento y por su admiración
hacia la nueva ciencia y el método matemático usado en ella, su teoría posee rasgos
racionalistas. Para este filósofo el conocimiento de las ciencias físicas es solamente
probable, no absoluto; y su fisica es deductiva no experimental, a partir del análisis siendo
la parte más destacada de su doctrina, su teoría política. La naturaleza humana es solo
material, el hombre no tiene ni alma ni mente, ya que el que piensa y reflexiona es el
cuerpo y la característica esencial del ser humano es el instinto de conservación, el cual le
produce el conflicto con los demás.

Para solucionar este problema, Hobbes propone establecer un contrato social entre
los hombres, que obedezca a la razón y con el poder de un soberado absoluto,
comprometiéndose a renunciar a los derechos y la libertad que dio la naturaleza, en
beneficio de la paz y el respeto por la ley.

En estado natural, los hombres viven en guerra perpetua, no puede existir la


industria, la seguridad ni el progreso; por eso deberían entregar el poder a un hombre o a
un grupo de hombres que son los que impondrán su voluntad, sobre la multiplicidad de
intereses humanos.

Para Hobbes, todo el conocimiento se reduce a las sensaciones y todas las


actividades son la combinación del cuerpo y del movimiento. Lo único que distingue el
hombre de los animales es el lenguaje, que es el instrumento que hace posible la
representación codificada de las cosas y la realización de operaciones con esas
representaciones.

En lo que se refiere a las emociones humanas, para este filósofo, son solamente
movimientos del cuerpo provocados por los deseos, y en cuanto a la voluntad, no es libre
porque está determinada por los objetos externos lo cual genera el movimiento interior que
es el deseo.

Se puede decir que Hobbes es el principal exponente del absolutismo con una
concepción materialista del Estado, en el que considera una maquina política producida por
el hombre, la forma es contrato social que hace posible la vida en comunidad; y la energía
es el poder del soberano absoluto.
Su obra más conocida es el leviatán, donde expone su teoría sobre absolutismo,
sobre la base de un estado soberano totalitario, y sobre el presunto contrato social necesario
para la protección de las personas.

b) John Locke (1632- 1704)


John Locke nació en Wrington (cerca de Bristol) en 1632 el mismo año que nació
Spinoza. Estudio en la universidad de Oxford, donde obtuvo en 1658 el título de master of
arts y donde después enseño (como tutor) griego y retórica, siendo nombrado censor de
filosofía moral.

Teoría del conocimiento


John Locke (S. XVII) sostiene, contra la teoría de las ideas innatas de Descartes,
que todos nuestros conocimientos tienen su origen en nuestra experiencia, tanto externa(a
través de los sentidos) como interna(a través de la razón). Para él, al nacer, nuestra mente
es como una hoja en blanco, (tabula raza) que se va llenando con nuestra experiencia.
Negación de las ideas innatas: el racionalismo ha afirmado que la razón posee ciertas ideas
que no poseen de la experiencia es decir que son innatas a partir de las cuales podemos
conocer la realidad. Para Locke fundador del llamado empirismo inglés, cuando nacemos
nuestra razón o entendimiento es como una página en blanco que la experiencia poco a
poco va adquiriendo es decir llenando de conocimientos/ideas. El libro primero de sus
obras Ensayo sobre el entendimiento humano, Locke lo dedica a negar con variadas
argumentos la afirmación racionalista de que existen ideas innatas.

Origen de las ideas

Dado que no hay ideas innatas ¿de dónde proceden las ideas? Según Locke todas las
ideas que hay en nuestro entendimiento/ razón proceden de la experiencia sensible. Por ello
nuestro conocimiento está limitado a lo que nos muestras los sentidos.

La noción de idea

Locke utiliza la noción de idea con el mismo significado que Descartes, es decir,
para referirse a las imágenes o nociones que nuestra mente tiene de las cosas es decir para
referirse a todo contenido mental. Las ideas son los objetos inmediatos de nuestro
conocimiento o dicho de otro modo los objetos que percibe de modo inmediato nuestro
espíritu/ mente, y entre tales objetos no solo están los conceptos abstractos sino también los
colores que vemos, el calor que sentimos, los deseos etc. Por tanto idea es todo lo que
percibe nuestra mente. Las ideas son pues representaciones mentales o imágenes que la
mente tiene, tanto de una realidad exterior a ella, como de sí mismo.

Clases de ideas

Ideas simples: son aquellas ideas no complejas que recibe nuestra mente a través de: La
sensación: (o experiencia de la realidad externa a la mente por medio de los sentidos):
como por ejemplos, colores, sabores, las formas de los objetos, etc.

Estas ideas simples de la sensación pueden referirse a cualidades primarias de los


objetos (son los que nos llegan a través de varios sentidos, como la figura y movimiento de
los objetos) o a cualidades secundarias de ellos (son las que nos llegan a través de un solo
sentido, como el olor, el color, el sabor, el tacto y el sonido). Locke afirma, igual que
descartes que solo las cualidades primarias que percibimos existen realmente en los objetos,
mientras que las cualidades secundarias son puramente subjetivas, existen solo en nuestra
mente, no en los objetos.

Y a través de la reflexión (o experiencia sensible interna): son las sensaciones que el


espíritu tiene de su propia actividad, como, por ejemplo, deseos, emociones, recuerdos, etc.

Ideas complejas: son todas aquellas ideas que forma activamente nuestro entendimiento
combinando ideas simples, como por ejemplo, la de manzana, que está formada por las
ideas simples de color, sabor, olor, forma geométrica etc. Locke distingue tres grandes
clases de ideas complejas: las ideas que se refieren a sustancias (cosas) como la idea de
manzana u hombre; las ideas que se refieren a modos (propiedades o modificaciones
particulares de las cosas) como la idea de que esta manzana es reineta o la de que este
hombre es alto; y las ideas que se refieren a relaciones (conexiones existentes entre las
cosas) como la idea de que la manzana está en el árbol o la de que este hombre es hijo de
aquel.

La idea de sustancia
Vamos a detenernos en el análisis que hace Locke de la idea de sustancia. Tal idea
es compleja pues está siempre compuesta por una serie de ideas simples. Tomemos una
sustancia cualquiera como por ejemplo una manzana ¿Qué percibimos de ella, es decir, que
experiencia sensible tenemos de tal sustancia? Un cierto olor, una figura, un tamaño, un
olor, un sabor, una sensación suave al tacto etc., es decir un conjunto de ideas simples.
Pero ¿es la manzana solamente el conjunto de tales ideas simples? Locke piensa que no,
que es el olor, el color, la figura etc., no son la manzana, son el olor de la manzana, el color
de la manzana etc. Entonces ¿en qué consiste la sustancia de la manzana a la que
atribuimos esas cualidades que captan nuestros sentidos? Locke afirma que puesto que de
lo único que tenemos experiencia es del color (de la manzana) el olor (de la manzana) etc.,
hemos de concluir que no sabemos en qué consiste realmente la sustancia de la manzana,
sustancia que suponemos existe como simple imagen de las cambiantes cualidades
sensibles que percibimos. La sustancia por tanto es una realidad incognoscible utilizando
una expresión de Locke, es un no sé qué.

De lo afirmado se sigue que según Locke no conocemos el ser sustancial de las


cosas, conocemos solamente aquello que la experiencia sensible nos nuestra. Tal es el
límite de nuestro conocimiento.

La existencia de la realidad exterior a la mente o realidad material Locke no dudo,


como Descartes, de la existencia de la realidad exterior a la mente. Su noción de idea como
representación imagen mental de la realidad conlleva la afirmación de que existe una
realidad exterior a la mente de la cual las ideas son representantes. Locke distingue
(siguiendo también a Descartes tres ámbitos de lo real o sustancia) la realidad del yo (o
pensamiento) la de Dios y la de los cuerpos materiales. De la existencia del propio yo
pensante tenemos certeza intuitiva es decir, conocemos, experimentamos su existencia de
modo inmediato por reflexión, de la existencia de Dios tenemos certeza demostrativa es
decir, estamos seguros de su existencia porque podemos demostrarlo utilizando el principio
de causalidad. Locke como antes que el Tomas de Aquino llega a demostrar que Dios es la
causa primera de nuestra existencia y de la existencia de los cuerpos materiales tenemos
certeza sensitiva es decir las sensaciones que ellas nos causan, son suficiente prueba de que
existen realmente.
c) David Hume (1711- 1776)
Estudio en un primer momento derecho, pero pronto de dedico a la filosofía. Su
filosofía proviene a la vez del empirismo de Locke y del idealismo de Berkeley. Trato de
reducir los principios racionales (entre otros la causalidad) a asociaciones de ideas que el
habito y la repetición van reforzando progresivamente, hasta llegar, algunos de ellos, o
adquirir una aparente necesidad. Por tanto las leyes científicas solo son para las cosas en la
que la experiencia ha probado su certeza. No tiene pues carácter universal no es posible la
previsibilidad a partir de ellas, la sustancia, material o espiritual no existen los cuerpos no
son más que grupos de sensaciones.; el yo no es sino una colección de estados de
conciencia es el fenómenismo. El propósito básico de la filosofía de Hume es por un lado,
construirse ateniéndose a los hechos y por otro lado, unificar todas las ciencias (lo mismo
que había entendido Descartes con su método a partir de los principios de una ciencia
fundamental la ciencia de la naturaleza humana o ciencia del hombre o como seria llamado
un poco más tarde, antropología.

Escribe Hume en el compendio:


Junto a la satisfacción de conocer lo que más de cerca nos concierne (es decir a
nosotros mismos) puede afirmarse con seguridad que casi todas las ciencias están
comprendidas en la ciencia de la naturaleza humana y son dependientes de ella.

Impresiones e ideas

Locke había utilizado el término idea con el mismo significado que Descartes para
referirse a todas las imágenes que hay en la mente acerca de las cosas. Hume va a reservar
el término idea para referirse a una clase de percepciones de la mente, lo que percibe la
mente puede ser de dos clases:

Impresiones: son las percepciones que afectan con más intensidad a nuestra mente. Hay
impresiones de la sensación (percepción de colores, sabores, formas etc… de objetos que
están presentes a los sentidos) e impresiones de la reflexión (percepción de emociones,
deseos, sentimientos etc. Actuantes en el interior de la mente) pueden ser simples o
complejas.
Ideas: son las copias o huellas que en nuestra van dejando las impresiones una vez pasadas.
Son percepciones menos intensas que las impresiones. También pueden ser simples o
complejas. Hume niega que tengamos ideas innatas, como han afirmado los racionalistas.
Para él todas nuestras ideas proceden de alguna impresión anterior, es decir, son huellas o
copia de impresiones pasadas. Solo las impresiones poseen la claridad y distinción que
Descartes exigía a las ideas. Estas por el contrario según Hume son a menudo confusar y
su significado no es claro por lo que se hace necesario para saber que significan indicar de
qué impresión proceden. El significado de una idea remite siempre a la impresión que la
forma en nuestro espíritu/ mente. Por tanto, dice Hume, si encontramos alguna idea en
nuestra mente de la que no podemos indicar cuál es la impresión que la origino, hemos de
rechazarla, pues carece de significado y por tanto no se retiene a ninguna realidad que
puedan ser conocida, ya que es una idea falsa.

Tanto las impresiones y las ideas se pueden dividir en simples y complejas. Las
simples responden a una sensación, significan que no admiten división, por ejemplo, la
impresión de rojo que tengo ahora que la estoy percibiendo, o la idea de rojo que tengo
cuando pienso en el rojo percibido. Las ideas complejas, al contrario se pueden dividir en
partes por ejemplo la impresión de una manzana (su color, dureza y olor) son impresiones
de ideas complejas en algunos casos.

Conocimiento de hecho y de relaciones entre ideas. Dos son los tipos de


conocimiento que nuestra facultad racional alcanza a obtener.

Conocimientos de relaciones entre ideas: es el que consigue nuestro entendimiento


relacionando ideas, por tanto, sin acudir a la impresión así por ejemplo la proposición, el
todo es mayor que cualquiera de sus partes, es verdadera no porque se refiera a algún hecho
del que podemos tener impresión, sino que su verdad es conocida por nuestro
entendimiento únicamente poniendo en relación las ideas de todo y parte. Todos los
conocimientos de la lógica y de las matemáticas las obtiene nuestro entendimiento de este
modo: relacionando ideas, conocimientos poseen evidencia racional, es decir, el
entendimiento conoce su verdad porque lo contrario es imposible e implica una
contradicción pero no se refieren a la realidad empírica son pues verdades de razón,
verdades necesarias siempre.
Conocimiento de hecho: es el conocimiento que obtenemos de la realidad a través de las
impresiones es decir a través de la experiencia. Los conocimientos de las diversas ciencias
experimentales de la naturaleza como por ejemplo, la fisica, son de este tipo.

Estos conocimientos carecen de evidencia racional, pues aunque estamos muy seguros por
experiencia de lo afirmado en ellos, siempre nuestro entendimiento puede concebir lo
contrario sin contradicción. En fin son verdades de hechos, es decir, son conocimientos
cuya verdad se deriva de lo observado hasta ahora; para tales verdades no son
racionalmente necesarias, sino únicamente probables.

Critica a la idea de sustancia

Hume se preguntara por la validez de la idea de sustancia y lo hará recurriendo el


criterio de verdad que había fijado anteriormente en el análisis del conocimiento para
determinar la validez de una idea, según tal criterio una idea es verdadera si le corresponde
una impresión en caso contrario hemos de considerarla falsa. ¿Hay alguna impresión de
sensación o de reflexión que corresponde a la idea de sustancia? No nos dirá Hume no hay
ninguna impresión de sensación que corresponda a la idea de sustancia ya que esta idea no
contiene nada sensible lo que vemos, oímos, tocamos, son los accidentes de la sustancia,
pero no la sustancia, pero tampoco hay ninguna impresión de reflexión que corresponda a
la idea de sustancia, las impresiones de reflexión están constituidas por pasiones y
emociones. Pero nadie ha hablado nunca de la sustancia como si fuera una pasión o una
emoción si a la idea de sustancia no le corresponde, pues, ninguna impresión de sensación
ni tampoco ninguna impresión d reflexión. Entonces no le corresponde en absoluto ninguna
impresión y una idea a la que no le corresponde ninguna impresión, de acuerdo con el
criterio de hume, es una idea falsa.

Critica a la causalidad

El conocimiento da cuestiones de hecho resulta de la aplicación de la relación


causal, conocer algo consiste en saber cuál es la cusa que lo produjo. Esto nos permite no
solo saber de su origen sino también adelantarnos a los acontecimientos, predecirlos, en
ocasiones incluso controlarlos. Damos por hecho que la relación causa-efecto si ha sido
establecida correctamente continuaría siendo efecto a los largo del tiempo de lo contrario se
desmoronaría nuestra confianza en las ciencias. La idea de conexión necesaria entre causa y
efecto carece de fundamento, la valides de una idea reside en la posibilidad de ser
verificada cosa que no ocurre en este caso, tampoco podemos fundamentar esta peculiar
relación en la razón, pues no es posible deducir la causa del efecto. ¿Cuál es entonces la
naturaleza de la relación causa- efecto? Remitiéndonos a la experiencia esta solo nos
muestra que la causa es anterior al efecto y que existe una contigüidad temporal entre
ambas, pero nada más, ahí termina todo.

Critica la idea de Dios

Es imposible conocer y demostrar a Dios pues de Dios aunque se tenga ideas estas
no se puede reducir a impresiones sobre todo cuando se niega el valor de principio de
causalidad que es un apoyo imprescindible de su demostración. En todas las pruebas de la
existencia de Dios se recurre a la causalidad: todo tiene su causa y por ello este mundo es
causado la de tener un hacedor.

d) Francis Bacon (1561-1626)


Francis Bacon nació el 22 de enero de 1561 en Londres y fue educado en el Trinity
Collegedela Universidad de Cambridge. Aunque Bacon tenía una inclinación fuerte por la
filosofía, su vida profesional la dedicó a la política.

Precursor empirismo inglés, subrayo la importancia que la ciencia tiene para


dominar la naturaleza y ponerla al servicio del hombre, construyó un NOVUN ORGANUM
(nuevo instrumento para el estudio de la naturaleza; diferente al ORGANON medieval o
lógico silogístico de Aristóteles): el método inductivo: procedimiento que partiendo de la
observación de los hechos particulares concluyó afirmando alguna ley general sobre los
hechos observados.

La figura de Bacon y la importancia de su método inductivo para la ciencia moderna han


recibido consideraciones diversas. Si bien aplico sistemáticamente, como nadie antes que
él, la inducción al conocimiento de los hechos naturales, sin embargo desconocía el
instrumento más importante que en su época se estaba utilizando en el terreno científico es
decir desconocía el papel fundamental de las matemáticas más que la observación, tienen
en la formación de hipótesis científicas.

e) Jorge Berkeley (1685-1753)

George Berkeley fue “el pensador británico más importante de la primera mitad del
siglo XVIII”. Dedicado a un proyecto apologético en contra del materialismo, el ateísmo y
los librepensadores, Berkeley desarrolló una teoría del conocimiento nominalista y
fenomenista, llena de argumentos ingeniosos y de intuiciones que con posterioridad a él
seguirán preocupando e interesando a numerosos filósofos durante mucho tiempo.

George Berkeley, irlandés, nació en Kilkenny en marzo de 1685, el primero de seis


hijos. Estudió en Dysert Castle, cerca de Thomastown, y a los once años ingresó en el
colegio de Kilkenny. A los quince años lo encontramos estudiando en el Trinity College de
Dublín. Aquí estudió matemática, filosofía, lógica y humanidades clásicas.

En 1707 llegó a ser Fellow del College, y entre 1707 y 1708 redactó una serie de
apuntes (los Comentarios filosóficos) que contienen los rasgos fundamentales de su
proyecto filosófico. En 1709 publicó en Dublín el Ensayo para una nueva teoría de la
visión; al año siguiente, en 1710, publicó -a la edad de sólo 25 años- el Tratado sobre los
principios del conocimiento.

Los objetos de nuestro conocimiento son ideas, y éstas son sensaciones


En 1710 se publica el Tratado sobre los principios del conocimiento, la más famosa
obra de Berkeley, cuya primera parte la única que se publicó lleva el siguiente título:
«Primera parte, en la que se indagan las principales causas de error y dificultad en las
ciencias, y también las bases del escepticismo, el ateísmo y la irreligiosidad”. El error
fundamental que Berkeley quiere eliminar de raíz es la imagen substancialista- materialista
del universo, que la ciencia moderna y sobre todo la de Newton- había convertido en algo
casi inatacable. A criterio de Berkeley, las causas iniciales de tal error residen en la
creencia en el valor de las ideas abstractas y en la creencia ulterior ligada con la precedente
de que, frente a las cualidades secundarias, existen cualidades primarias. Simplificando,
cabe decir que los blancos contra los cuales Berkeley dirige su artillería en el Tratado sobre
los principios del conocimiento humano son Newton y Locke: el universo newtoniano
formado por una substancia material independiente de la mente, y la psicología de Locke
que, por ejemplo, admite que buena parte de nuestro conocimiento está constituido por
ideas abstractas.

Avancemos de forma ordenada. Junto con Locke, Berkeley defiende que nuestro
conocimiento es un conocimiento de ideas y no de hechos. «Para cualquiera que examine
los objetos del conocimiento humano, resulta evidente que éstos son ideas impresas en los
sentidos en el momento actual; o ideas percibidas al prestar atención a las emociones y a los
actos de la mente; o por último, ideas formadas con ayuda de la memoria y de la
imaginación, uniendo, dividiendo o simplemente representando las ideas que habían sido
recibidas de manera originaria según los [dos] modos anteriores.» Por tanto, los objetos de
nuestro conocimiento son ideas. ¿De dónde provienen estas ideas? «A través de la vista -
responde Berkeley obtengo las ideas de la luz y de los colores, con sus diversos grados y
sus diferencias. Con el tacto percibo lo duro y lo blando, el calor y el frío, el movimiento y
la resistencia, etc., y todo ello en una cantidad o grado mayor o menor. El olfato me
proporciona los olores, y el gusto, los sabores; el oído transmite a la mente los sonidos en
toda su variedad de tonos y combinaciones.» Las ideas, pues, son sensaciones. Éstas
proceden de los sentidos.

Con motivo de la continuada combinación o de la acostumbrada coexistencia de


algunas de estas ideas, surge lo que nosotros denominamos cosas u objetos: «Como se
aprecia que algunas de estas sensaciones se presentan unidas, se las califica con un solo
nombre y se las considera como una sola cosa. Por ejemplo, al observar que determinado
color va acompañado por un determinado sabor, un determinado aroma, una de terminada
forma y una determinada consistencia, todas estas sensaciones son consideradas como una
sola cosa, distinta de las demás, que se indica con el nombre de “manzana”; otros conjuntos
de ideas constituyen una piedra, un árbol, un libro u otras cosas sensibles similares, que al
ser placenteras o desagradables suscitan en nosotros sentimientos de amor, de odio, de
alegría, de ira, etc.».

Porqué las ideas abstractas son ilusorias

Las ideas son sensaciones y los objetos son series o combinaciones constantes de
sensaciones. Siempre en opinión de Berkeley, no existen ideas abstractas, como por
ejemplo la idea abstracta de hombre, de extensión, de color, etc. Berkeley, en suma, pone
en tela de juicio la teoría según la cual la mente humana tendría la capacidad de abstraer, y
niega el valor de las ideas abstractas. Únicamente percibimos ideas. Y toda idea no es más
que una sensación individual. No percibimos al hombre, sino a este hombre; no tenemos la
sensación de color, sino de este color que posee esta tonalidad; de igual modo, no oímos el
sonido, sino este sonido. « ¿Qué son la luz y los colores, el calor y el frío, la extensión y las
formas, en una palabra, todo lo que vemos y tocamos, sino otras tantas sensaciones,
nociones, ideas o impresiones de los sentidos? ¿Es posible acaso separar, aunque sólo sea
mentalmente, una cualquiera de esas cosas, de la percepción? [...] Por lo tanto, ya que me es
imposible ver o tocar algo si no siento de manera actual esa cosa, también me es imposible
concebir en mis pensamientos una cosa o un objeto sensible distintos de su sensación o su
percepción.» Toda sensación es singular, no abstracta. No puedo tener la idea de triángulo
si al mismo tiempo no pienso en un triángulo escaleno, en un triángulo isósceles o en un
triángulo equilátero. «Hombre» es sólo una palabra: nuestros recuerdos, sensaciones o
imaginaciones -esto es, nuestras ideas- siempre se refieren a un hombre particular. Las
ideas abstractas son meras ilusiones; e ilusiones peligrosas, ya que inducen a ontologizar, a
crear substancias o substratos más allá de nuestras sensaciones. Nos empujan a concebir
mundos fantásticos de esencias (el hombre, el color, los cuerpos materiales, etc.), que se
presumen como reales. En esto consiste el nominalismo de Berkeley. Además, de esta
concepción extraerá conclusiones interesantes e influyentes, en contra de la filosofía de la
ciencia de su época. Dicho en pocas palabras: sólo conocemos ideas; éstas coinciden con
las impresiones de los sentidos; las impresiones sensoriales siempre son singulares, es
decir, concretas e individuales; por consiguiente, es errónea la teoría de Locke sobre la
abstracción; y se trata de un error grave, ya que genera la ilusión de que existen substancias,
esencias u otras cosas más allá de nuestras percepciones, como substratos de éstas.
En realidad, las ideas abstractas son ilusorias; todas las ideas son particulares.
Llamamos «general» a una idea particular cuando la tomamos y la utilizamos para
representar a todas aquellas ideas que se le parecen, y únicamente en ese caso. Empero, una
idea en general no es en absoluto una idea abstracta, una idea que habría de prescindir de
todos y cada uno de sus rasgos perceptibles con nuestros sentidos. No conocemos al hom-
bre, sino siempre a este o a aquel hombre; no conocemos la extensión, sino siempre a esta o
a aquella cosa extensa; no conocemos la casa, sino siempre a esta o a aquella casa, y así
sucesivamente. La realidad es que nosotros en cada caso poseemos sensaciones distintas,
concretas e individuales que al presentarse juntas de manera constante hacen que emerja la
idea de casa, de hombre, de río o de extensión. Hay que rechazar, por lo tanto, las ideas
abstractas de Locke. A ellas hay que atribuirles la creencia en substancias que existen con
independencia de nuestras sensaciones y que serían la causa de éstas. Ellas constituyen la
razón de esa «opinión curiosamente extendida» según la cual «las casas, las montañas, los
ríos, en definitiva, todos los objetos sensibles poseen una existencia, real o natural,
diferente del hecho de ser percibidos por el intelecto». Sin embargo, señala Berkeley, «por
grande que sea la certidumbre y el consenso con que hasta ahora se haya aceptado tal
principio, el que se proponga colocarlo en tela de juicio se encontrará -si no me equivoco-
con que implica una evidente contradicción. En efecto, ¿qué son, decidme, los objetos antes
enumerados, sino cosas que percibimos a través de los sentidos? ¿Y qué otra cosa podemos
percibir, que no sean nuestras propias ideas o sensaciones? ¿No resulta, acaso,
contradictorio el que una cualquiera de éstas, o cualquier combinación de éstas, pueda
existir sin ser percibida?» Una vez aceptado que todo nuestro conocimiento consiste en
sensaciones, se vuelve evidente que el criterio para afirmar que una cosa existe es que sea
percibida. No hay percepción de la nada. Sólo percibimos nuestras ideas o sensaciones. Por
tanto, carece de sentido hablar de cosas materia les que estén más allá de nuestras
percepciones. Del mismo modo, es inútil hablar de substancias no perceptibles, expresadas
mediante ideas abstractas, substancias que constituirían el sub-stratum de nuestras sensa-
ciones. Nuestro conocimiento está formado por sensaciones; la mente percibe sensaciones y
las combina. No va más allá de éstas y no puede ir más allá.

Es falsa la distinción entre cualidades primarias y cualidades secundarias


Las ideas abstractas son erróneas y peligrosas, pero tan errónea y peligrosa como
ellas es la distinción entre cualidades primarias y cualidades secundarias. Berkeley sostiene:
«Con las primeras [algunos] aluden a la extensión, la forma, el movimiento, el reposo, la
solidez o impenetrabilidad, y el número; con las segundas, designan todas las demás
cualidades sensibles, como los colores, los sonidos, los sabores, etc.» Quienes defienden tal
distinción la entienden en el sentido de que las ideas que poseemos acerca de las cualidades
secundarias (colores, sabores, sonidos, etc.) no son ideas de cosas externas a la mente, «no
son semejanzas de cosas que existan fuera de la mente, es decir, no percibidas». En cambio,
dicen que «nuestras ideas de las cualidades primarias son ejemplares o modelos de cosas
que existen fuera de la mente, en una substancia carente de pensamiento, que se llama
“materia”». Por consiguiente, comenta Berkeley, «por “materia” hemos de entender una
substancia inerte y carente de sentidos, en la que subsistirían de manera actualizada la
extensión, la forma, el movimiento, etc.». Como puede apreciarse, la distinción entre
cualidades secundarias y primarias está ligada con la idea de una materia separada, que
existe con independencia del espíritu que la percibe. No obstante, la existencia de una
materia independiente de la mente en opinión de Berkeley es la base del materialismo y del
ateísmo. Una vez admitida la existencia de la materia, no es nada difícil reconocerla -con-
trariamente a lo que pensaban Descartes, Newton y los que se inspiraban en ellos- como
infinita, inmutable y eterna. Una apologética nueva, aguerrida y adecuada a la época debe
insistir precisamente aquí, en la negación de la existencia de una materia independiente del
espíritu. Esto es lo que hace exactamente Berkeley. Argumenta en estos términos: «Quienes
afirman que la forma, el movimiento y todas las demás cualidades primarias y originales
existen fuera de la mente, en substancias que no piensan, al mismo tiempo admiten que no
existen los colores, los sonidos, el calor, el frío, etc.; según ellos, no son más que
sensaciones que únicamente existen en la mente, y que dependen y son producidas por las
diversidades de dimensión, constitución, movimiento, etc., que se dan en las pequeñas
partículas de la materia. Creen que esto constituye una verdad indudable, que pueden
demostrar más allá de toda duda.» Así, parece indudable que las sensaciones referentes a
las cualidades secundarias sólo están en la mente, mientras que las ideas de extensión, de
forma y de movimiento serían representaciones de cosas materiales que existen fuera de la
mente. Empero, objeta Berkeley, «si fuese verdad que las cualidades primarias están
inseparablemente unidas a las demás cualidades sensibles, y ni si quiera con el pensamiento
pueden separarse de ellas, de ello se deduciría evidentemente que sólo existen en la mente.
Ahora bien, cada uno debe reflexionar y tratar de [...] concebir la extensión y el
movimiento de un cuerpo sin el resto de cualidades sensibles. Por mi parte, me parece evi-
dente que no puedo formarme la idea de un cuerpo extenso y en movimiento sin atribuirle
asimismo un color u otra cualidad sensible que se reconoce como existente sólo en la
mente. En resumen, la extensión, la forma y el movimiento -abstraídos de las demás
cualidades sensibles- resultan imposibles de concebir. Donde estén las demás cualidades
sensibles, estarán también las cualidades primarias: por lo tanto, estarán también en la
mente, no en otro sitio».

La crítica a la idea de substancia material

Al eliminar la distinción entre cualidades primarias y secundarias, también


desaparece la idea de substancia material. Berkeley sostiene que algunos dicen que la
extensión es un modo o un accidente de la materia, y que ésta es el substratum que le sirve
de apoyo. ¿Qué significa que la materia sostenga a sus accidentes? «Es evidente -responde
Berkeley- que la palabra ’’sostener” no puede utilizarse aquí en su sentido acostumbrado o
literal, como cuando decimos que las columnas sostienen un edificio. ¿En qué sentido hay
que entenderla? Por lo que a mí respecta, no logro hallar un significado que se le pueda
aplicar.» En efecto, «si examinamos lo que los filósofos más escrupulosos declaran
entender por “substancia material”, nos encontraremos con que reconocen que no pueden
vincular con esos sonidos ningún significado que no sea la idea de ser en general, junto con
la noción afín según la cual éste sostiene los accidentes». Sin embargo, contraataca
Berkeley, «la idea general de ser me parece la más abstracta e incomprensible de todas; y
en cuanto a que sostenga los accidentes, esto -como acabamos de observar- no puede
entenderse en el sentido que se suele atribuir a estas palabras: hay que entenderlo en algún
otro sentido, pero ellos no especifican cuál. De modo que si examino las partes o ramas que
constituyen el significado de las palabras “substancia material”, me convenzo de que no
existe ningún significado claro que esté ligado con ellas». Además, « ¿por qué hemos de
continuar preocupándonos de discutir este substratum o sustentáculo material de la forma y
del movimiento, etc.? ¿Acaso no implica que la forma y el movimiento posean una
existencia fuera de la mente? ¿Y no es tal cosa una contradicción inmediata, del todo
inconcebible?» No hay ninguna distinción entre cualidades secundarias y primarias. Tanto
unas como otras están en la mente. La expresión «substancia mate rial» simplemente carece
de sentido. Sin embargo, prosigue Berkeley, aceptemos la posibilidad de que fuera de la
mente existan substancias sólidas, dotadas de forma y de movimiento. ¿Cómo podríamos
llegar a conocer la existencia de tales substancias extramentales? Es evidente que
tendríamos que conocerlas por medio de los sentidos, o por medio de la razón. No obstante,
«en cuanto a nuestros sentidos, por medio de ellos sólo conocemos nuestras sensaciones, o
ideas, o cosas percibidas inmediatamente por un sentido, como prefiráis llamarlas. Los
sentidos no nos informan acerca de la existencia de cosas fuera de la mente, no percibidas,
semejantes a las que son percibidas. Esto lo reconocen hasta los materia listas». Por lo
tanto, si se quiere admitir un conocimiento de las cosas externas, sólo se puede atribuir a la
razón, que inferiría la existencia de aquéllas a partir de lo que los sentidos perciben de
manera inmediata. Sin embargo, tal como nos informan acontecimientos tales como los
sueños o la locura, no hay ninguna necesidad de que recibamos nuestras sensaciones desde
cuerpos externos a la mente. Los debates en torno a los sueños y a la locura nos muestran
que «sería posible que recibiésemos todas las ideas que ahora poseemos, aunque no
existiesen cuerpos externos que se asemejasen a ellas. Es evidente, por tanto, que la
hipótesis de los cuerpos externos no es necesaria para producir nuestras ideas, ya que se
admite que a veces éstas son producidas (y sería posible que fuesen producidas, en el
mismo orden en que ahora las vemos) sin el concurso de cuerpos externos». Alguien,
empero, podría sostener que «aunque sea posible tener todas nuestras sensaciones sin ellos,
parece más fácil concebir y explicar su modo de producirse suponiendo que hay cuerpos
externos semejantes a ellas, y así resultaría probable por lo menos que hubiese entes como
los cuerpos que suscitasen sus ideas en nuestras mentes». Sin embargo, ni siquiera esto es
defendible para Berkeley, «porque aunque se les conceda a los materialistas sus cuerpos
externos, no por ello -según confiesan ellos mismos- estarán más cerca de saber cómo se
producen nuestras ideas, ya que ellos mismos reconocen su incapacidad para comprender
cómo actúa el cuerpo sobre el espíritu, esto es, cómo puede imprimir en la mente una idea
cualquiera. Se hace evidente, así, que la producción de ideas o sensaciones en nuestras
mentes no puede constituir una razón adecuada para suponer que existan la materia o las
substancias corpóreas, dado que se reconoce que dicha producción permanece igual mente
inexplicable aunque se acepte tal hipótesis». Berkeley presenta en estos términos el
resultado final de su análisis semántico: «Si la gente no se dedicase a juguetear con las
palabras, llegaríamos muy pronto -así lo creo- a un acuerdo. Un análisis muy rápido de
nuestros pensamientos es suficiente para ver enseguida si podemos en tender qué significa
la existencia absoluta de objetos sensibles por sí mismos, es decir, fuera de la mente. Para
mí, es evidente que dichas palabras implican una contradicción inmediata, o bien no
significan absolutamente nada.»

El gran principio: « Esse est percipi»


Los objetos de nuestro conocimiento son las ideas; éstas se reducen a sensaciones;
las cosas son combinaciones perdurables de ideas; pero las ideas y sus combinaciones
perdurables sólo están en la mente; las sensaciones siempre son concretas e individuales,
por lo que las ideas abstractas son ilusorias; la distinción entre cualidades primarias y
secundarias no es más que un error peligroso; y la expresión «substancia material» es
contradictoria o bien no significa nada. Tales son los resultados a que ha llegado Berkeley
hasta este momento. No se detiene aquí, sin embargo. En efecto, «además de esta infinita
variedad de ideas o de objetos del conocimiento, hay algo que conoce o percibe dichas
ideas y ejerce sobre ellas diversos actos, como el querer, el imaginar, el recordar, etc. Este
ser que percibe y actúa es lo que llamo “mente”, “espíritu”, “alma”, “yo” Con estas
palabras no indico ninguna idea mía, sino algo completamente distinto de todas mis ideas, y
en lo cual éstas existen, es decir, algo que las percibe. Ambas expresiones significan lo
mismo, porque la existencia de una idea consiste en ser percibida». Llegamos así al gran
principio según el cual el esse de las cosas es un per dpi. Berkeley afirma: «Todos
reconocerán que ni nuestros pensamientos, ni nuestros sentimientos, ni las ideas formadas
por la imaginación pueden existir sin la mente. Pero no me parece menos evidente que las
diversas sensaciones -las ideas impresas en los sentidos- en la medida en que se hallan
unidas y combinadas entre sí (cualesquiera que sean los objetos que constituyan) sólo
pueden existir en una mente que las percibe.» No se trata de afirmar que las ideas o
sensaciones no pueden existir sin la mente. Berkeley quiere decir más bien que no pueden
existir si no es en una mente que las percibe. La prueba que aduce en favor de una tesis tan
decisiva consiste en otro análisis semántico efectuado sobre la palabra «existir», cuando
ésta se aplica a los objetos sensibles. «Digo que existe la mesa sobre la que escribo, es
decir, la veo y la toco; y si estuviese fuera de mi gabinete de estudio diría que existe, en el
sentido de que podría percibirla si estuviese yo en mi gabinete, o si hay algún otro espíritu
que la percibe actualmente. Había un aroma, es decir, se lo olía; había un sonido, es decir,
se lo oía; había un color o una forma, es decir, eran percibidos con la vista o el tacto: esto es
todo lo que puede entenderse mediante expresiones de este género. Para mí resulta por
completo incomprensible lo que se dice de la existencia absoluta de cosas que no piensan, y
sin ninguna referencia al hecho de que sean percibidas. El esse de las cosas es un percipi, y
no es posible que puedan tener una existencia fuera de las mentes o de las cosas pensantes
que las perciben.» Cabe afirmar que una cosa existe sólo porque la percibimos: su
existencia consiste en su ser percibida y se reduce sólo a esto. Según Berkeley, esto
constituye una verdad inmediata y obvia: «Todo el orden de los cielos y todas las cosas que
llenan la tierra, todos los cuerpos que forman la enorme estructura del universo no poseen
ninguna subsistencia fuera de una mente, y su esse consiste en ser percibidos o conocidos.
Por consiguiente, hasta que no sean percibidos por mí de una manera actual, no existen en
mi mente, ni en la de algún otro espíritu creado, no existen en absoluto, o subsisten de otro
modo en la mente de un Espíritu Eterno.» El mundo, dirá más adelante Schopenhauer, es
«una representación mía». Y ésta -sigue diciendo Schopenhauer- es la verdad de la filosofía
moderna desde Descartes hasta Berkeley. Se trata de una verdad antigua, como lo atestigua
también la filosofía de los Vedas, para la cual «existencia» y «perceptibilidad» son
términos convertibles. La concepción de Berkeley se reduce a lo siguiente: «Ya que me es
imposible ver y tocar algo si no siento de manera actualizada dicha cosa, también me
resulta imposible concebir en mis pensamientos una cosa u objeto sensible distintos de su
percepción o sensación.».
Conclusión
Después de haber expuesto todo este argumento considero que la Gnoseología
como teoría del conocimiento nos ayuda a tener una mentalidad más crítica de la realidad a
no tomar las cosas de ya para ya, sino antes pasarlo por el pensamiento, para así obtener un
conocimiento verdadero de las cosas. El pensamiento de cada filósofo es una riqueza para
nosotros, porque estos nos abren las puertas para que como seres racionales utilicemos lo
que poseemos dentro de nosotros, y saquemos a la luz toda nuestra argumentación que de
una manera sencilla se convierte en una cierta filosofía, porque en esto consiste, en nuestra
forma de pensar y de actuar.
Apéndice o anexos

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