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AUTOESTIMA: LA BASE DEL LIDERAZGO

Baja autoestima es como no tener cinturón de seguridad para viajar en una montaña
rusa. No disfrutaríamos del viaje, y cada subida y bajada brusca en la montaña de la vida nos
haría sentir que caemos al vacío. Imagínese o simplemente recuerde, en su experiencia pasada,
las siguientes situaciones de comunicación de un líder con sus subordinados:
¡No estoy de acuerdo! Ninguna de las ideas que plantean dará resultado. Como
siempre, yo soy el único que piensa en esta organización. ¡Esta es la tercera vez que te equivocas!
¿Es que no tienes cerebro?. Aquí se hace lo que yo digo. Aquí hay una persona que manda, y ésa
soy yo. La única forma de hacer bien las cosas es obedeciendo a un líder, y ése soy yo.
Situaciones como éstas deterioran la motivación de los subordinados y bajan
sustancialmente la productividad en las empresas.
Le formulamos al lector la siguiente pregunta: ¿Cuál cree que es el elemento común de
la personalidad de los líderes anteriormente mencionados?. La respuesta es: falta de autoestima.
La autoestima tiene dos ejes: la capacidad de sentirse competente y seguro, y la
capacidad de valorarse y respetarse a sí mismo. Cuando los líderes tienen una baja autoestima
actúan como una liga que está presionada hacia abajo y que ejerce una fuerza para regresar a su
posición original. Esa fuerza se traduce en conductas que tratan de elevar la autoestima a toda
costa, pero sin lograr ningún resultado. Cuando un líder tiene baja autoestima su conducta
menoscaba permanentemente a los demás. Como no se siente competente, necesita creer que los
demás son menos que él. Cada vez que encuentra errores en sus subordinados, o que se
convence a sí mismo de que sus ideas son las mejores, o cada vez que se siente poderoso porque
es el único que toma decisiones, está tratando de subir su autoestima de forma ficticia. Trata de
sentirse competente, que vale y que es superior a sus subordinados.
Hoy en día el liderazgo moderno propone entregar más poder, confianza y
responsabilidad a los subordinados. La calidad total y la cultura de la innovación se basan en
líderes capaces de trabajar en equipo con su personal, de crear un clima de cooperación y de
crecimiento personal. Si el líder tiene una baja autoestima saboteará inconscientemente cualquier
esfuerzo por lograr este tipo de cultura.
Cuando nuestra autoestima es baja, nos comportamos como cuando tenemos un globo
con hueco. Tratamos todo el tiempo de inflarlo, es decir, de subir la autoestima, con conductas
como las antes mencionadas. El globo se infla un poquito, pero luego vuelve a su estado original.
Para subir la autoestima de forma real se requiere un proceso mucho más complejo.
Lo más trágico de la autoestima es que la persona no es consciente de sus conductas.
Se trata de procesos subconscientes que vienen desde la niñez. Por eso, para elevar la autoestima
de forma real se requiere de una terapia psicológica seria que permita a la persona tomar
conciencia de su conducta e ir construyendo, poco a poco, las bases sobre las que desarrollará su
seguridad y valoración.
Los líderes con baja autoestima tienen otro tipo de conductas que también son
perjudiciales para el mundo empresarial. Tratan de ponerse en situaciones en las que terminan
haciendo las cosas mal, donde se demuestran a sí mismos que, efectivamente, no son
competentes. Es el caso, por ejemplo, de un líder que acepta más y más trabajo hasta que se
satura y las cosas le salen mal. O el de una persona que sabe que al líder le molesta la
impuntualidad y llega permanentemente tarde a trabajar, con lo que comete una suerte de
autosabotaje. A través de comportamientos subconscientes, terminan comprobando que en
realidad no son personas capaces.
Otras conductas son los excesivos celos profesionales, la inseguridad para comunicar
sus ideas, el excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de hablar permanentemente de sus
logros, así como la incapacidad para innovar y cambiar. Estudios realizados recientemente nos
indican que el principal tema tabú en las empresas era hablar del estilo de liderazgo del jefe. Nadie
habla del estilo de liderazgo por temor a las represalias. Entonces, si los subordinados no se
atreven a enfrentar este problema por temor y el jefe no es consciente de su realidad, ¿ Cuándo y
cómo saldremos de este círculo vicioso?.

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