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EL FUNCIONALISMO DE MARTINET

El funcionalismo en lingüística se centra en el análisis de cómo las lenguas funcionan como


herramientas de comunicación. Se destaca por priorizar la función comunicativa del lenguaje,
considerándolo como un instrumento destinado a facilitar el intercambio de información entre
hablantes. Este enfoque adopta el principio de pertinencia, que se basa en la complejidad de los
fenómenos lingüísticos reales y la necesidad de perspectivas específicas para comprenderlos. Solo
se consideran pertinentes para el análisis los datos lingüísticos que contribuyen a la comunicación,
es decir, aquellos que el hablante utiliza intencionadamente para comunicar y que el interlocutor
percibe como una intención comunicativa.

La experiencia humana, compleja y multidimensional, se transmite a través del lenguaje oral, que,
a pesar de ser lineal y unidimensional, organiza esta experiencia mediante la combinación de
unidades de significado llamadas monemas. Estas unidades reflejan la complejidad de la
experiencia humana, que no puede transmitirse directamente. El funcionalismo de Martinet
identifica dos rasgos clave del lenguaje: la combinación de monemas para articular la experiencia y
la estructura fónica de cada monema, compuesta por fonemas, unidades distintivas que permiten
la comunicación de cualquier experiencia. Esta doble articulación es una propiedad esencial del
lenguaje humano, diferenciándolo de otros sistemas semióticos y permitiendo la comunicación de
toda experiencia posible, lo que se conoce como omnipotencia semiótica.

LA FUNCIÓN GRAMATICAL

El término "función gramatical" en el funcionalismo martinetiano se refiere a la relación entre dos


clases lingüísticas cuando pueden establecer más de una relación entre sí. Esta noción se ha
aplicado principalmente para describir las relaciones variables entre la clase nominal y la clase
verbal, especialmente aquellas en las que el verbo es el núcleo y el nombre es el determinante.
Esto se debe a la complejidad tanto en el significado como en la forma de estas relaciones. Sin
embargo, otras relaciones, como las que se establecen entre un núcleo nominal y sus
determinantes, que también pueden expresar diversas relaciones, no han sido investigadas a
fondo. Este aparente descuido en el análisis de las relaciones variables entre el núcleo nominal y
sus expansiones puede deberse principalmente a dos razones.

Otra posible causa, en complemento a la anterior, radica en la ambigüedad presente en la


definición de función gramatical propuesta por André Martinet. Esta definición, en su formulación
más común o amplia, parece no incluir las relaciones que se establecen entre miembros de una
misma clase como funciones gramaticales. Específicamente, estas relaciones entre monemas de la
clase nominal son fundamentales en los vínculos entre el núcleo nominal y sus determinantes. En
consecuencia, una definición de función que excluya estas relaciones no permitirá un análisis
detallado del sintagma nominal en términos y proyecciones teóricas.

En resumen, Martinet habla de relaciones en lugar de funciones gramaticales en su teoría. Aunque


no las nombra explícitamente como funciones, su ejemplo de relaciones entre nombres y verbos
implica que se refiere a funciones entre estas clases de monemas. Aunque no lo expresa de
manera inequívoca, muchos lectores han interpretado que se refiere a funciones gramaticales
como relaciones entre clases diferentes de monemas. Esta interpretación es respaldada por
definiciones explícitas de función gramatical proporcionadas por traductores de la obra de
Martinet y afirmaciones de otros expertos en gramática funcional. Estas definiciones coinciden en
que las funciones gramaticales implican relaciones entre clases de monemas con determinaciones
variables, como entre sustantivos y verbos. Martinet también menciona relaciones sintácticas
entre dos clases, lo que se alinea con la noción de funciones gramaticales.

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