Módulo 5:

El trauma individual y colectivo.

Los hechos traumáticos que atravesaron
mi crianza y la historia transgeneracional.
CERTIFICACIÓN EN CONSTELACIONES FAMILIARES

DIRECCIÓN: FACUNDO FAGIOLI - DOCENCIA: MORA SALZMAN - ADRIANA MONTEQUÍN - PABLO CHAMORRO
CONSTELACIONES FAMILIARES
¿QUÉ ES UN TRAUMA? DEFINICIONES
Existen múltiples definiciones del término
trauma. Asimismo, de ello se deriva una gran
diversidad de abordajes terapéuticos, que a su
vez implican ciertos paradigmas respecto de la
estructura de la subjetividad. A continuación
enumeraremos distintas formas de definir el
concepto de trauma. Desde la perspectiva sis-
témica resulta fundamental aclarar que, si bien
existe una esfera individual del hecho trau-
mático, también el contexto familiar, transge-
neracional y socio-cultural, resulta un hábitat
estructural a la hora de abordar ese fenómeno.
Es por eso que tanto el trauma individual como
el familiar-colectivo, tienen múltiples puntos
de contacto, y es muy difícil abordar uno sin
el otro, por eso también entendemos que las
siguientes definiciones no compiten ni se ex-
cluyen, más bien se complementan en un mapa
más amplio, cada uno aportando un color dife-
rente al cuadro general.
Definiciones de trauma:
• Según la RAE es un “choque emocional que
produce un daño duradero en el inconsciente;
una impresión y emoción negativa, fuerte y du-
radera; lesión duradera producida por un agente
mecánico, generalmente externo.
• Según Wikipedia: Generalmente se denomina
trauma psíquico o trauma psicológico tanto a un
evento que amenaza profundamente el bienes-
tar o la vida de un individuo, como a la conse-
cuencia de ese evento en el aparato, estructura
mental o vida emocional del mismo. En los tér-
minos de la psiquiatría un trauma es definido, in-
directamente, como exposición personal directa
a un suceso que envuelve amenaza real o po-
tencial de muerte, grave daño u otras amenazas
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
a la integridad física personal, ser testigo de un
suceso que envuelve muerte, daño o amenaza
a la integridad física de otra persona, enterarse
de la muerte no esperada o violenta, daño serio,
amenaza de muerte o daño experimentado por
un miembro de la familia u otra relación cercana
(criterio A 1). La respuesta de la persona al suce-
so debe envolver miedo intenso, sentido de in-
capacidad de ejercer control u horror (Trastorno
por estrés postraumático en DSM- IV).
• Según Peter Levine, creador de la Experiencia
Somática®: “El trauma se genera como una res-
puesta del sistema nervioso, no es el evento.”
“El trauma ocurre cuando el organismo es for-
zado más allá de su capacidad adaptativa, con
el objetivo de regular estados de excitación. El
sistema nervioso (traumatizado) se desorgani-
za y no logra reajustarse. Esto se manifiesta en
una fijación global, en una pérdida fundamen-
tal en la capacidad rítmica de auto-regular la
excitación, para orientarse y estar en el presen-
te y fluir en la vida.”
• Según Sigmund Freud: “El trauma es una ruptura
en la barrera protectora anti -estímulos que ori-
gina un sentimiento de impotencia abrumadora.”
• Según Dr. Franz Rupert, psiquiatra alemán, pro-
fesor de la Universidad en Múnich: “Trauma no es
una categoría especial patológica de la existencia
humana, sino una experiencia límite existencial,
que supera la fuerza del alma de un ser humano
en general y en especial en el caso de una criatu-
ra. A continuación de esa experiencia el alma se
divide y los contenidos traumáticos se reprimen.
En muchos casos, se trata de una experiencia en-
tre la vida y la muerte. Esta puede ser la experien-
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CONSTELACIONES FAMILIARES
cia de un soldado en la guerra, como también la
de un niño en el momento del nacimiento. Toda
experiencia límite existencial hay que contem-
plarla y tratarla en un contexto histórico, comu-
nitario y familiar en el que ha generado. Por eso
tampoco puede ser sujeto de interpretación psi-
cológica general. Sin integración (eliminación de
la división del alma) las experiencias límites exis-
tenciales biográficas permanecen en la concien-
cia inconsciente familiar y se transmiten de una
generación a otra. Aquí reside el fundamento del
trabajo transgeneracional del trauma.”
• Dra. Anngwyn St. Just, Ph.D, EEUU. Creadora de la
Terapia de Trauma Social STT (Social Trauma The-
rapy), extraído de “Trabajo con trauma”: “El trauma
individual, el social y el global no están separados
y a menudo están interrelacionados. En realidad,
el trauma impacta en la forma en la que un indivi-
duo se relaciona con otros, dentro de la familia, en
las relaciones íntimas y en el lugar del trabajo.
El trauma no resuelto puede asimismo impactar
en la capacidad de tener hijos y, de esa manera,
los llamados traumas individuales pueden tam-
bién crear implicaciones que pueden ser tras-
ladadas a generaciones siguientes. Traumas so-
ciales son sucesos abrumadores de la vida que
afectan a una comunidad más vasta, a una cul-
tura o incluso a una nación. Un individuo puede
no estar involucrado directamente en un trauma
social y, no obstante, quedar él y su sistema fami-
liar marcados por el mismo. Los traumas sociales
pueden incluir guerras, revoluciones, genocidios,
deportaciones masivas y desapariciones, ataques
terroristas, y desastres naturales y causados por
el hombre, hambrunas, epidemias y colapso eco-
nómico. Éstos pueden generar oleadas de shock
capaces de crecer y expandirse convirtiéndose en
círculos de desequilibrio ampliados e interconec-
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
tados. Los traumas sociales no resueltos perpe-
túan temas sociales durante muchas generacio-
nes de personas que pueden no tener conciencia
alguna de esas dinámicas.
El trauma global es el resultado de sucesos que
agobian la ecología del planeta. Esto podría in-
cluir un impacto de asteroide, erupciones volcá-
nicas, o desastres nucleares tales como la fusión
nuclear en Chernobyl. (…) el tsunami del 26 de
diciembre de 2004 significó un desafío global
de aceptación de un desastre natural lo sufi-
cientemente poderoso como para modificar el
mapa de Asia, acelerar de forma permanente la
rotación del planeta, sacudir la órbita de nuestra
Tierra y agregar una pulgada a la inclinación de
un eje ya de por sí tambaleante. Aquí tenemos
un ejemplo de un suceso que generó trauma in-
dividual, social y global”.
• Según Stephan Hausner: “El trauma es sentirse
abrumado y cuando nos sentimos así, es salu-
dable que nos separemos de la información. Es
sano que creemos un filtro, pero nos desconec-
ta del entorno, nos disociamos en lenguaje de
trauma. Empequeñecemos el mundo de lo que
es la realidad. Los traumas de nuestra familia
determinan nuestra libertad, nuestra amplitud.
Y esto entra en conflicto con el movimiento de
expansión. (…) El movimiento de sanación es un
movimiento de expansión. La repetición es lo
contrario a la transformación. Para evitar la re-
petición hay que hacer que el cliente amplíe su
percepción, su perspectiva, esto requiere tiem-
po, espacio y seguridad”.
• Según Thomas Hübl: El trauma es la reacción
a una situación abrumadora. En una experiencia
que no fue procesada. El sistema nervioso cen-
tral reacciona reduciendo la sensibilidad hasta
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congelar los sentimientos en el cuerpo y en la
memoria. El trauma es un proceso. No fue, es.
El trauma en la infancia se produce cuando el ni-
ño/a es confrontado con acontecimientos que no
puede sostener o resolver; con situaciones que
son “demasiado” para él o ella. Para aguantar la
experiencia se crea un filtro de protección. En la
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
mayoría de los casos la persona se desconecta y
sale de la relación. En ese momento es la solución
más inteligente que puede tomar. La disociación
es una reacción natural al estar abrumado.
Hay una actividad interna exagerada y a su vez una
actividad que frena. Es como querer avanzar y a la
vez pisar el freno. Esta es la naturaleza del trauma.
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SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO: LUCHAR, HUIR O CONGELARSE
El sistema nervioso comanda todas las funciones
que se llevan a cabo en nuestro cuerpo. Está con-
formado por diversas estructuras íntimamente in-
terconectadas, separadas según las funciones que
controlan. Está dividido en el sistema nervioso
central y el sistema nervioso periférico.
El sistema nervioso central está compuesto por
el encéfalo (en su mayor parte constituido por el
cerebro) y la médula espinal.
El sistema nervioso periférico, consta de los
nervios que se extienden desde el cerebro o la
médula espinal hacia diversas zonas corporales,
como órganos, músculos, glándulas y órganos
sensoriales; esto es, dicho sistema llega a todos
los rincones de nuestro cuerpo. Está compuesto
a su vez del: sistema nervioso somático y siste-
ma nervioso autónomo, que se diferencian entre
sí principalmente por el tipo de células, tejidos,
órganos o glándulas sobre las que actúan.
El sistema nervioso autónomo controla las fun-
ciones involuntarias de las vísceras, tales como
la frecuencia cardíaca, la digestión, la frecuencia
respiratoria, la salivación, la sudoración, la dilata-
ción de las pupilas, la micción. Cumple un rol fun-
damental en el mantenimiento de la homeosta-
sia fisiológica y se subdivide funcionalmente en:
• Sistema simpático: Regula de forma involunta-
ria numerosas acciones, entre ellas la contracción
de los músculos lisos y la secreción de muchas
glándulas. Los neurotransmisores más importan-
tes del sistema simpático son la adrenalina y no-
radrenalina. Su acción principal está relacionada
con una respuesta de lucha o huida ante estímu-
los externos que puedan poner en peligro al or-
ganismo, por este motivo aumenta la frecuencia y
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
fuerza de los latidos del corazón, dilata los bron-
quios del pulmón, dilata la pupila, aumenta la
presión arterial, dilata los vasos sanguíneos que
aportan sangre a los músculos esqueléticos de
todo el cuerpo y estimula la producción de sudor
por las glándulas sudoríparas. Este conjunto de
acciones pueden considerarse como una prepa-
ración para la lucha o huida, pero se desencade-
nan de forma automática ante cualquier estímulo
intenso como un sobresalto, un dolor punzante o
una situación generadora de ansiedad.
-Sistema parasimpático: regula las actividades
relacionadas con la conservación y restauración
de la energía corporal, es decir, es indispensable
para las funciones orgánicas, como los procesos
digestivos y la eliminación de los desechos, y es
necesaria para la vida. Generalmente, se opone
o equilibra las acciones de la división simpática
y casi siempre se sobrepone a ella en situacio-
nes de “descansa y digiere”.
-Sistema nervioso entérico: es un sistema inde-
pendiente que se ubica en las paredes del tracto
gastrointestinal y controla varias de las funciones
digestivas. A pesar de que recibe inervación sim-
pática y parasimpática, actúa en forma indepen-
diente del resto del sistema nervioso autónomo.
Un circuito rico en neuronas sensitivas, interneu-
ronas y neuronas motoras interconecta los dife-
rentes niveles del intestino y coordina la activi-
dad a lo largo de su recorrido. Por este grupo de
circuitos neuronales se dice que el sistema ner-
vioso entérico contiene más neuronas que toda
la médula espinal. Esta parte del sistema nervio-
so autónomo es estimulado por influencias sim-
páticas y parasimpáticas, por lo cual gobierna la
motilidad, la secreción y la transferencia de sus-
tancias a través del epitelio intestinal.
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La reacción de lucha o huida o parálisis, tam-
bién llamada respuesta de estrés agudo, es una
respuesta fisiológica ante la percepción de un
daño, ataque o amenaza de supervivencia. Es re-
conocida como la primera etapa de un síndrome
de adaptación general, que regula las respues-
tas de estrés de vertebrados y otros organismos.
Todas las respuestas neuronal, glandular y la
descarga hormonal, se ponen al servicio para
una acción muscular violenta. Los síntomas son:
aumento de la acción cardíaca y pulmonar; pali-
dez; enrojecimiento o alternancia entre ambos;
inhibición de la acción estomacal e intestinal
hasta el punto de que la digestión se ralentiza o
se detiene; efecto general en los esfínteres del
cuerpo; constricción de los vasos sanguíneos en
varias partes del cuerpo; liberación de las fuen-
tes de energía metabólica (particularmente gra-
sa y glucógeno) para la acción muscular; dilata-
ción de los vasos sanguíneos de los músculos;
inhibición de la glándula lagrimal (responsable
de la producción de lágrimas) y de la salivación;
dilatación de la pupila (midriasis); relajación de
la vejiga; inhibición de la erección.; exclusión
auditiva (pérdida de audición); visión de túnel
(pérdida de visión periférica): desinhibición de
los reflejos medulares; temblores.
Si observamos el mundo animal podemos en-
contrar numerosos ejemplos de estas reaccio-
nes de supervivencia. Las ratas, por ejemplo,
tratan de escapar cuando se sienten amena-
zadas, pero luchan cuando están acorraladas.
Algunos animales permanecen inmóviles para
que los depredadores no los vean; otros se pa-
ralizan o se hacen los muertos cuando son to-
cados con la esperanza de que el depredador
pierda el interés; otros tienen métodos alterna-
tivos de autoprotección, por ejemplo algunas
especies de animales de sangre fría cambian
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
de color rápidamente, para camuflarse. Estas
reacciones son disparadas por el sistema ner-
vioso simpático, pero, con el fin de ajustarse al
modelo de lucha o huida, el concepto de huida
debe ser ampliado para incluir el escape tanto
en forma física como sensoria.
A su vez, machos y hembras tienden a hacer frente
de distinta manera a las situaciones de estrés. Los
primeros tienden a reaccionar ante una situación
de emergencia con agresión (lucha), mientras
que las hembras tienden a escapar (huir), recurrir
a la ayuda de otros o intentar calmar la situación –
cuidar y entablar amistad. Durante momentos de
estrés, una madre tiende especialmente a mos-
trar acciones protectoras hacia su descendencia y
a agruparse con otros para una reacción compar-
tida socialmente ante una amenaza.
“¿Quién no ha corrido cuando se encuentra frente a
frente con algún animal que amenaza con atacar-
nos y hacernos daño? En una situación así experi-
mentamos muchos cambios en nuestro organismo;
por ejemplo, se dilatan las pupilas, comenzamos a
sudar frío, se seca la boca y se aceleran el corazón y
la respiración. Estas sensaciones, de las cuales qui-
zá ni siquiera nos percatamos, están bajo el control
de la adrenalina, una de las principales hormonas
que se liberan en situaciones de alerta, la que au-
menta su producción en sucesos de esta naturale-
za e incrementa la liberación de glucosa desde el
hígado al torrente sanguíneo, proporcionando así
la suficiente energía para mover las extremidades
en cuestión de segundos. Paralelamente, el orga-
nismo pone en marcha otros mecanismos, tales
como la disminución de la actividad digestiva, a
fin de que se concentre toda la energía en la huida
o para hacer frente al problema. Todos estos me-
canismos los ha diseñado el organismo a lo largo
de la evolución de una manera tan perfecta, que es
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posible salir de una situación estresante o peligro-
sa y conseguir con ello la sobrevivencia. Lo que es
sorprendente es la velocidad con la que estos cam-
bios ocurren; podría decirse que si no fuera tan rá-
pida la activación de todas estas funciones, lo más
probable es que el animal se nos fuera encima an-
tes de haber reaccionado, haciéndonos daño. Des-
pués, cuando estamos a salvo, experimentamos la
desaceleración de la velocidad con la que estaba
latiendo nuestro corazón y de prácticamente casi
todas las demás funciones, las que vuelven a su es-
tado normal. Si nos mantuviéramos en un estado
acelerado y no disminuyera la frecuencia de los la-
tidos del corazón, por ejemplo, muy probablemente
sufriríamos un paro cardiaco. Estos dos procesos: el
estado de alerta y posteriormente el estado relaja-
do, se llevan a cabo sin que podamos regularlos de
manera consciente o voluntaria; lo anterior signifi-
ca que no podemos ordenarle al corazón aumentar
su actividad y hacer que lata un mayor número de
veces o con mayor fuerza solo porque así lo quera-
mos; en otras palabras, funciona autónomamente.
Así, el sistema nervioso autónomo se encarga de la
regulación de estas funciones y es parte de nues-
tro sistema nervioso.” Érika Anahí Contreras Leal,
Monserrat Alheli Melgarejo Gutiérrez, Guadalupe
Cano Tobías, Carmen Sol de la Peña Cruz, María
Luisa Moreno Cortés y Enrique Méndez Bolaina,
en https://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/
vol25num1/articulos/luchar.
A lo largo de nuestra vida experimentamos nu-
merosos episodios de estrés y traumas, que nos
pueden llevar a activar nuestro sistema nervioso
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
como recurso de protección y supervivencia. Al
mismo tiempo, nacemos dentro de una matriz
traumatizada por diversos sucesos familiares,
sociales, económicos, políticos, culturales. Algu-
nos de estos eventos los recordamos conscien-
temente (un accidente, una muerte repentina,
un robo, etc.) y otros puede ser que permanez-
can inconscientes en nuestra memoria personal
y/o familiar (traumas en el parto, abusos en tem-
prana edad, guerras vividas por nuestros ante-
pasados, bebés que se perdieron, etc.)
En cualquiera de estos ejemplos y como desa-
rrollaremos a lo largo de este documento, es
importante comenzar a reconocer estas huellas
traumáticas, alojadas en los diferentes niveles
de nuestro ser (cuerpo, emociones, mente,) y del
sistema familiar, que al permanecer congeladas,
continúan afectando nuestra cotidianeidad de
diversas maneras. Estas afecciones al ser incons-
cientes, las reconocemos por los efectos que
generan: estrés, dificultades vinculares, enfer-
medades, hiperactivaciones, entumecimientos
y rigideces, ansiedades, ataques de pánico, de-
presiones, bloqueos emocionales, entre otros.
Una mirada compasiva y respetuosa hacia noso-
tros/as mismos/as y estos recursos que nos permi-
tieron crecer, es un gran primer paso hacia la inte-
gración del trauma. El reconocimiento de la función
que cumplió y co-crear un tiempo-espacio seguro,
para que vuelva a restaurarse el movimiento vital
en nosotros, es imprescindible para la sanación no
sólo individual sino también colectiva.
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LA TEORÍA DEL APEGO | EFECTOS Y CONSECUENCIAS EN MI ESTRUCTURA INTERNA Y MIS RELACIONES
La teoría del apego es un estudio interdisciplina-
rio que surgió luego de la Segunda Guerra Mun-
dial. Conecta las teorías psicológicas, evolutivas
y etológicas. Uno de sus primeros referentes fue
John Bowlby, psicoanalista inglés quien, conec-
tado con su propia historia de vida, comienza a
interesarse por las necesidades de apego de los
recién nacidos y las primeras etapas de desarro-
llo. Destaca la influencia a largo plazo en las di-
námicas de las relaciones sociales, de desarrollo
social y emocional en la juventud y la adultez.
En términos generales, la teoría sostiene que
para poder sobrevivir física, emocional, mental
y socialmente, los niños se apegan a sus cuida-
dores (preferentemente la mamá biológica, pero
también cualquiera que ocupe un lugar de cui-
dado permanente y próximo). El fin biológico es
la supervivencia y el fin mental es la seguridad.
Entre quienes continuaron con este trabajo,
mencionamos a una de sus referentes, Mary
Ainsworth, quien a partir de sus investigacio-
nes en Uganda, desarrolló los diferentes estilos
de apego, con bebés en su primer año de vida:
seguro, evitativo (inseguro) y ambivalente o re-
sistente (inseguro). Luego, Mary Main y sus cole-
gas de la Universidad de California en Berkeley
identificaron un cuarto patrón de vinculación,
llamado apego desorganizado / desorientado.
1. Apego seguro:
a. Niño: Utiliza el cuidador como una base segu-
ra para la exploración. Protesta contra la partida
del cuidador y busca proximidad, y es consolado
por la espalda, volviendo a la exploración. Pue-
de ser consolado por extraños, pero muestra una
clara preferencia por el cuidador.
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
b. Cuidador: Reacciona de forma apropiada, rápida
y consistente a las necesidades. El cuidador formó
éxito un vínculo paternal seguro con el niño.
2. Apego Ansioso:
a. Niño: Ceñido, incapaz de hacer frente a
las ausencias del cuidador. Busca garantías
constantemente.
b. Cuidador: Excesivamente protector del niño.
No puede permitir la toma de riesgos y dar paso
hacia la independencia.
3. Apego ambivalente/resistente:
a. Niño: No se puede utilizar el cuidador como
una base segura, buscando la proximidad antes
de que ocurra la separación. Se irrita con la sepa-
ración con ambivalencia, rabia, renuencia a acu-
rrucarse al cuidador y enseguida volver a jugar.
Se preocupa por la disponibilidad del cuidador,
buscando contacto, pero resistiendo furiosa-
mente cuando es alcanzado. No es aliviado fá-
cilmente por extraños. En este relacionamiento,
el niño siempre se siente ansioso porque la dis-
ponibilidad del cuidador nunca es consistente.
b. Cuidador: Inconsistente entre las respuestas
apropiadas y negligentes. Por lo general, reac-
ciona solo después de aumento de la conducta
de apego del recién nacido.
4. Apego evitativo:
a. Niño: Poco intercambio afectivo en el juego.
Poca o ninguna irritación con la salida del cui-
dador, poca o ninguna respuesta visible al vol-
ver, ignorando o alejándose sin ningún esfuer-
zo para mantener contacto, se asegura. Trata al
extraño de manera similar al cuidador. El niño
siente que no hay apego, por lo tanto el niño es
rebelde y tienen baja autoimagen y autoestima.
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b. Cuidador: Pequeña o ninguna reacción ante la
irritación del niño. Desalienta el llanto y alienta
la independencia.
5. Apego Desorganizado:
a. Niño: Vuelven los estereotipos como si tuvie-
ra frío o se balanceara. La falta de una estrategia
coherente de apego demuestra comportamientos
contradictorios y / o confundidos, como por ejem-
plo al acercarse lo hace , con el rostro boca abajo.
b. Cuidador: Comportamiento asustado o asus-
tador, intrusión, retiro, negatividad, confusión
de roles, errores de comunicación afectiva y los
malos tratos. Muy a menudo asociado a muchas
formas de abuso infantil.
En la década del ’80, Cindy Hazan y Phillip Sha-
ver, ampliaron la teoría del apego al campo de los
adultos, determinando cuatro tipos: seguro, an-
sioso, preocupado, evitativo-independiente y con
miedo-evitación. Los adultos con apego seguro
tienden a tener una visión más positiva de sí mis-
mos, sus parejas y sus relaciones. Se sienten có-
modos con la intimidad y la independencia, equili-
brando los dos. Los adultos preocupados-ansiosos
buscan mayores niveles de intimidad, aprobación
y respuesta de la pareja, volviéndose excesiva-
mente dependientes. Ellos tienden a ser menos
confiados, tienen una visión menos positiva de sí
mismos y de sus parejas, y pueden presentar altos
niveles de expresividad emocional, preocupación
e impulsividad en sus relaciones.
Los adultos desapegados-evitativos desean un
alto nivel de independencia, muchas veces evi-
tando el apego por completo. Ellos se ven a sí
mismos como autosuficientes, invulnerables a
los sentimientos de apego y sin necesidad de
relaciones cercanas. Tienden a reprimir sus sen-
timientos, que trata de rechazo, distanciándose
de sus parejas de quien por lo general tienen una
visión negativa. Por último, los adultos asusta-
dos-evitativos tienen sentimientos encontrados
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
sobre las relaciones, tanto deseantes cuando se
siente incómodos con la intimidad emocional.
Ellos tienden a desconfiar de sus compañeros y
se ven a sí mismos como algo sin valor. Como los
despegados-evitativos, los asustados-evitativos
tienden a buscar menos intimidad, suprimiendo
sus sentimientos.
Hay que destacar, que todos estos tipos de ape-
go no son exclusivos ni excluyentes, es decir,
pueden ser dinámicos y en cada persona convi-
vir distintos formatos, que pueden modificarse
e intercalarse en el trascurso de la vida. También
es importante que tengamos en cuenta, que no
es nuestra intención ser expertos en la teoría del
apego, sino utilizarla como una herramienta para
poder comprender cómo nos puede limitar, el mi-
rar al adulto sin sus vivencias y sin su contexto de
nacimiento, crianza y desarrollo. Para poder com-
prender ciertas conductas, que de adultos vemos
en nuestros padres que juzgamos negativas des-
de nuestro tiempo y muchas veces “con razón”- es
importante que previamente ampliemos nuestra
mirada y empaticemos con sus heridas, con sus
necesidades y carencias y con la resiliencia que
de allí proviene. Hay todo un entramado físico,
emocional, mental, biológico, espiritual que está
al servicio de que la vida pueda continuar.
“Un problema especial lo tiene una madre cuya
membrana emocional propia ha sido manipulada
desde el exterior en su infancia. Si su propia mem-
brana no es estable ¿cómo es capaz de distinguir
entre lo que ella siente y entre lo que siente su
hijo? Es posible que su membrana emocional se
haya extendido de tal manera que su hijo haya
quedado dentro de ella. ¿Cómo podrá un hijo en
estas circunstancias, conseguir paulatinamente
la independencia emocional?
Las situaciones de límites que siguen aparecien-
do en el mundo exterior sólo podrán ser tratadas
con creatividad por las personas en proceso de
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desarrollo si ellas mismas han tenido suficientes
vivencias en que el entorno ha respetado sus pro-
pias membranas interiores.
Hemos llegado a la convicción de que nadie se
comporta mal cuando se siente bien. Comportarte
mal significa o bien no percibir los limites o bien
menospreciarlos. (…) En la realidad exterior debe
haber límites para nosotros cuyo objeto es que po-
damos sentir cierto “orden”. De este modo, no nos
sentimos delimitados por las paredes de nuestra
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
casa, más bien al contrario, nos aportan un sen-
timiento de seguridad y de recogimiento. Y si nos
metemos en la piel de los niños y comprendemos
sus necesidades, pronto descubriremos que para
sentirse bien necesitan unas limitaciones muy cla-
ras. No obstante, las proporciones de estos límites
cambian directamente en función de las transfor-
maciones que vive todo organismo en periodo de
crecimiento para que no perciban como camisas
de fuerza.” Extracto del libro “Libertad y limites,
amor y respeto” de Rebeca Wild.
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CRIANZA RESPETUOSA
Colocar la palabra respetuosa luego de la pala-
bra crianza es, ya de por sí, alarmante. Especifi-
car que cuando hablamos de crianza respetuosa,
lo estamos haciendo desde cierto “lineamiento”
o desde ciertas corrientes específicas (prácti-
cas psicológicas, psicopedagógicas, educativas,
etc.), es parte del conflicto. Tal vez no debería
ser así, pero lo es. Debería bastar con hablar de
crianza para deducir que la palabra respeto está
incluida en la práctica, pero la verdad es que,
aunque estas corrientes cobran cada día más
fuerza, aún hay mucho camino por recorrer en el
acompañamiento de las infancias.
“La empatía, la intuición, la capacidad de con-
tacto, la respuesta sensible, son conceptos esen-
ciales para la salud, aunque no muy presentes
en nuestra sociedad actual. Al contrario, suelen
reprimirse, ignorarse y sepultarse bajo cientos de
manuales sobre educación y crianza. Sin embar-
go hoy en día y cada vez con más fuerza, renace
en el corazón de muchos padres y profesores la
necesidad de escuchar sin prejuicios el lenguaje
emocional de sus hijos o alumnos, cuestionándo-
se poco a poco la inercia educativa transmitida
desde siglos de manera transgeneracional” Ex-
tracto del libro “Amar sin miedo a malcriar” de
Yolanda González Vara.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de res-
peto?
“Aunque nadie lo nombre o lo vea, los niños y las
niñas tienen un valioso programa de aprendizaje
interno. Algo así como un plan de estudios vivo,
en constante cambio y evolución, movido por su
interés genuino. Ese programa interno de apren-
dizaje, que es diferente al de los demás niños, está
muy vinculado a esa manera única que tienen de
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EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
ser y estar en el mundo. Es algo así como su mane-
ra única de tirar desde adentro del hilo del apren-
dizaje y de la vida, de una manera apasionada (…)
La vida ha perfeccionado durante largo tiempo
un sofisticado y eficaz mecanismo evolutivo, muy
ligado al placer, para que todo ser humano apren-
da justo aquello que necesite en la vida: el juego
libre y espontáneo, guiado desde adentro por
cada niño” Extracto del libro “Mi hijo no quiere
ir a a la escuela ¡Y tiene razón!”, Laura Gutman y
Cristina Romero.
Muchas veces nos encontramos en el espacio
de consulta, con personas que relatan que sus
padres no fueron amorosos, que no le dieron un
beso, un abrazo o un te quiero; que hubiesen ne-
cesitado que se lo demuestren, que estén más
cerca, etc. etc. Cada vez que hago contacto con
este tipo de relatos, imagino a los padres detrás
de esta persona y detrás de ellos a los abuelos.
¿Qué recibieron estos padres de niños? ¿Cuánto
contacto hubo? ¿Cuán disponibles estuvieron
sus padres para brindarles aquello que luego
sus hijos reclaman?
Cuando abrimos este tipo de preguntas en la
consulta o los talleres, algo comienza a mover-
se: trascender la mirada, correr el foco de lo que
no hubo para mirar los cimientos en donde esa
ausencia fue construida, nos permite movernos
internamente del niño que reclama al adulto
que renunciando a lo que no hubo, puede tomar
su vida con gratitud y humildad. “Nunca es tarde
para tener una infancia feliz” dice Ben Furman
¿Cómo podemos comenzar a hacer este proce-
so? Ampliar la mirada, habilitarnos a escuchar
otras dimensiones que habitan en la profun-
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
didad de nuestro ser y que develan dinámicas
familiares ocultas hasta ese momento; soltar
nuestra mente y permitirnos sentir el amor, el
dolor, lo no dicho, lo no reconocido.
En cierto punto, los hechos externos y nuestras
dimensiones internas son lo mismo; somos su-
jetos multidimensionales. Estamos en resonan-
cia con nuestros traumas personales y también
transgeneracionales, y para sobrevivir a estas
vivencias dolorosas generamos diversas estra-
tegias. La mayoría de las veces son generadas
inconscientemente; sobre todo en nuestra in-
fancia, e inclusive, en un nivel más estructural,
nacimos con estas estrategias de supervivencia
desarrolladas por nuestros ancestros y hereda-
das en nuestras células.
Entonces, ¿de qué modo damos un lugar o inclui-
mos estos aspectos internos o hechos y perso-
nas del sistema familiar? Un primer paso es mi-
rando con buenos ojos y con respeto a todo tal
como fue, sin pretender modificarlo, sin sentir-
nos mejores o creyendo que nosotros lo hubié-
ramos hecho distinto, parándonos con humildad
ante nuestro origen así como fue. Este primer
paso de renuncia y entrega a todo tal como fue
y como es, y a nosotros mismos así como somos,
nos habilita a retomar la fuerza que proviene de
este origen; abrir nuestros poros y acariciar la
compasión, el amor, el dolor; re-conectarnos con
nuestros vínculos primarios, despertar la memo-
ria de nuestras células y volver a entrar en con-
tacto con lo esencial: la vida que vino a través de
nuestros padres, abuelos, bisabuelos y más allá.
Cuando soy hija de mi mamá me permito alojar-
me en ella; me abro en mi vulnerabilidad, como
cuando era pequeña, y encuentro en ella (esté o
no viva, la conozca o no, tenga relación o no) un
lugar de sostén. Este movimiento interno de ubi-
93
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
carme en mi lugar de hija, me posibilita abrirme a
mi vida toda: a mis propios hijos e hijas, proyec-
tos, parejas, a la abundancia de la Vida. Ser nieta
de mi abuela es dejar a mi mamá en sus manos,
es respetarla tal y como fue, sabiendo que fue
la mejor mamá para mi mamá, es honrarla en su
destino y mirar más allá de ella, a las mujeres
que estuvieron antes, a la bisabuela, la tatarabue-
la. ¿De dónde vinieron? ¿Migraron? ¿Hay sangre
originaria en sus venas? ¿Pasaron hambre o frío
o carencias? ¿Fueron respetadas? Somos leales a
nuestra historia y repetimos inconscientemente
sus destinos: emociones, creencias, vivencias que
pertenecen a nuestro árbol y nos permiten hoy
estar acá, nos dan sentido a quiénes somos.
Comenzar a desandar estos pasos y traer a la luz
nuestra historia, es un proceso de sanación que
necesita tiempo y cuidado. Poder honrar este ori-
gen más allá de todo juicio, abriendo el corazón
y diciendo que SÍ a todo como fue, para soltarlo
y estar presentes en nosotras y nuestro destino.
“Cuando nos estresamos, aplicamos aquello que
hemos aprendido de niños. En situaciones de es-
trés, regresamos a nuestra niñez y aplicamos lo
que aprendimos. Los síntomas y enfermedades se
identifican con una búsqueda no satisfecha, que
nos lleva de nuevo a nuestra niñez. Este anhelo
insatisfecho nunca se va a dar, ya se perdió. El
proceso de crecimiento consiste en darnos cuen-
ta que sobrevivimos, que somos adultos y que ya
pasó esa etapa, que ese anhelo quedó sin satisfa-
cer y lo aceptamos” entrevista a Stehpan Haus-
ner, Institut Gestalt, España, Julio 2020.
Entonces, retomando la “crianza respetuosa”.
Podemos estar hablando y cuestionándonos el
cómo fuimos acompañados y cómo elegimos
hacerlo hoy quienes somos madres, padres, edu-
cadores, etc., porque hay ciertos contextos y ne-
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
cesidades básicas que, al menos quienes están
leyendo este texto, tenemos aseguradas: casa,
comida, recursos básicos, etc. ¿Cómo fue esto
para los inmigrantes o hijos de inmigrantes, por
ejemplo? ¿Había condiciones, recursos externos
e internos, información, para que estos cuestio-
namientos pudieran emerger? Muchos migran-
tes vinieron sin conocer el idioma, con hijos re-
cién nacidos o niños pequeños, en condiciones
de hambruna, guerra, pobreza. En la mayoría de
los casos, había que ocuparse de sobrevivir, de
subsistir. Si hoy podemos transformarnos desde
el lugar que lo estamos haciendo es gracias a
que las generaciones anteriores se ocuparon de
asegurar y cuidar la vida, como mejor pudieron.
De igual manera, gracias a los que hoy nos esta-
mos ocupando, como mejor lo podemos hacer,
las generaciones futuras tendrán sus cimientos
para volver a mirar, cuestionar y transformar-se.
El respeto hacia los niños/as comienza enton-
ces, de alguna manera, con la revisión de nues-
tras propias heridas de la infancia y de las he-
ridas transgeneracionales que heredamos y a
las que inconscientemente somos leales. No
podemos respetar a otros/as si no comenzamos
a respetarnos a nosotros/as mismos/as en pri-
94
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
mera instancia. La coherencia es clave a la hora
de acompañar. La coherencia entre nuestros
aspectos internos (cuerpo, emociones, mente
y alma), lo que manifestamos y las relaciones
que co-creamos. Cuando somos niñas y niños,
estamos plenamente presentes, en conexión
con nuestro cuerpo, con el juego y el placer, en
conexión con nuestras emociones y con la in-
formación que nos rodea, especialmente la que
concierne a nuestros padres y familia. Ese lugar
interno de conexión y consciencia necesita ser
cuidado, reconocido, escuchado y acompañado
por los adultos. Nacemos con una brújula inter-
na perfecta. Sin embargo, como ya dijimos an-
tes, la mayoría de los/as adultos/as encargados
de la tarea, están desconectados/as de ellos/
as mismos, con poco tiempo y espacio para su
propio trabajo interno, o estructurados/as por
su época, su cultura, sus realidades económi-
cas, su rutina, etc.
¿Cómo nos cuidamos para cuidar? ¿En dónde
nos sostenemos para sostener? ¿Cuál es el equi-
librio necesario dentro del sistema para que en
nombre del “cuidado respetuoso” no se descui-
den los adultos que cuidan o se pasen por alto
las necesidades de cada miembro del sistema?
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
EL TRAUMA EN LAS CONSTELACIONES FAMILIARES
¿Cómo podemos observar las dinámicas del
trauma en la mirada sistémica? A través de las
constelaciones miramos las implicancias que
dificultan a la persona a tomar su lugar en el
sistema, a conectar con su propia fuerza y des-
tino. Muchas veces, al sacar a la luz esta dinámi-
ca oculta, el conflicto se “resuelve” y la persona
hace un movimiento en su vida; de alguna ma-
nera es suficiente con este trabajo. Sin embargo,
otras veces podemos ver que la persona vuelve
una y otra vez al mismo lugar interno, como si
algo no estuviera cerrado en ese proceso. Aquí
tal vez haya una herida que generó una trauma-
tización en la pertenencia. Podemos ver este
proceso en un ejemplo concreto.
Una niña de dos años espera un hermanito. La
mamá está embarazada y ya va a nacer, pero
cuando vuelve del hospital, la hija mayor ve que
el hermanito no está y la mamá está muy triste.
Se encierra en su habitación, a ella la cuidan los
abuelos un tiempo, la mamá está pero no está
con ella, no quiere jugar, siente que ya no la quie-
re y no entiende por qué. En la constelación, es-
tamos frente a una mujer que quiere acercarse
a su mamá pero no puede, se siente paralizada,
con mucho enojo o entumecida, sin sentir nada.
Desde una parte de ella “sabe” que es su mamá,
“sabe” lo que sucedió cuando era pequeña, pero
este saber sigue desconectado aún de su herida
primaria. El camino de retorno hacia su mamá ne-
cesita un espacio seguro, un tiempo respetuoso
para que la niña pueda volver a sentir este dolor
y restaurar el amor que se interrumpió a sus dos
años. Este proceso a veces se puede acompañar
en el momento en una constelación y a veces no,
depende de cuánto contacto la persona pueda
hacer, del sostén del facilitador, de la coherencia
y el sostén del grupo, etc.
95
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
En palabras de Thomas Hübl: “El trauma se sana
en relación. La restauración de una relación in-
terrumpida sólo puede suceder en relación. Estar
en contacto y escuchar al otro produce una pre-
sencia magnética. Nos vuelve a conectar a nivel
emocional y nos “enchufa” en el cuerpo. Cuando
podemos conectarnos con la energía detrás del
velo y vibrar en la misma frecuencia, el sistema
nervioso puede relacionarse lentamente con el
miedo que siente. Cuanto más afinada esté la
resonancia, tanto más claramente se puede per-
cibir la tensión y los dos sistemas nerviosos pue-
den unirse más fácilmente.
Este espacio relacional tiene una inteligencia más
elevada y logra procesar la experiencia. Ya no es un
acontecimiento aislado en una persona, sino dos
personas relacionadas que experimentan un mis-
mo incidente y se relajan en el espacio relacional”.
Ya sea un trauma por un shock (ej. accidente),
de apego (ej. amor interrumpido) o transgenera-
cional (ej.guerra), cuando miramos a un sistema
y al entramado relacional, es importante mirar
con buenos ojos las llamadas resistencias, ne-
gaciones, bloqueos, dificultades relacionales,
disociaciones, incoherencias, etc. Todas estas
manifestaciones o reacciones “visibles” son
efecto de movimientos internos “invisibles”, ge-
nerados por eventos traumáticos. La inteligen-
cia del cuerpo y sus rigideces, entumecimientos,
tensiones y síntomas; la inteligencia de las emo-
ciones y sus reacciones desmedidas, bloqueos o
disociaciones; la inteligencia de la mente y sus
olvidos o hiperactivaciones, etc. No es algo que
está mal, que debemos excluir u ocultar, sino
todo lo contrario. Poder integrar estos aspectos,
reconociéndolos como recursos que en algún
momento nos permitieron sobrevivir y crecer en
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
un entorno inseguro u hostil, es un proceso de
sanación que necesita atención, presencia, es-
pacio y tiempo interno.
Por lo dicho anteriormente, es vital cómo acom-
pañamos en un trabajo sistémico (siendo que no
nos especializamos necesariamente en terapia
de trauma) a las personas y situaciones traumá-
ticas que aparecen, para no re-traumatizar. Como
comentamos brevemente en el ejemplo dado
más arriba: contacto permanente con el consul-
tante, la relación que se establece en múltiples
dimensiones (sincronización cuerpo, emociones
y mente), la coherencia grupal y la apertura de
un espacio seguro, son algunos de los elemen-
tos a tener en cuenta.
De esta forma, los efectos del trauma se hacen
visibles a través del desorden y las implicancias
en el sistema, y el trabajo va permitiendo que
poco a poco se “descongelen” e integren nue-
vamente: “Y con frecuencia a través del trauma,
fragmentación, sombra, nosotros exploraremos
lo que significa específicamente que el mecanis-
mo de la auto-sanación está bloqueado. Y cuan-
do está bloqueado, no podemos restaurar el mo-
vimiento natural de la vida. Por eso decimos que
un aspecto de la sanación es la restauración del
movimiento original de la vida. Por lo tanto, una
definición de sanación que a mi realmente me
gusta es la restauración del movimiento original
de la vida” Thomas Hübl, en curso de “Sanación
consciente”, 2020.
Hablar del trauma es hablar de nuestras sombras,
de lo excluido, de lo congelado, de lo que fue ne-
cesario desconectarnos individual y socialmente
para sobrevivir. “Este término, utilizado y difundi-
do por C.G Jung, intenta ser más abarcador, que el
término “inconsciente”, difundido por S. Freud. Se
96
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
refiere a las partes desconocidas de nuestra psique,
pero también a las partes desconocidas de nuestro
mundo espiritual.
Nuestro mundo es polar, todo en el Universo tie-
ne su par contrapuesto: luz y sombra, día y noche,
arriba y abajo, duro y blando, masculino y feme-
nino, tierra y aire, positivo y negativo, dulce y sa-
lado, hombre y mujer, etc. Nuestro mundo psíqui-
co y espiritual también está formado por su parte
luminosa y su parte oscura que, aunque no la vea-
mos, no significa que no existe. Esta es la tarea de
cada ser humano; atravesar la vida terrenal en
busca de su propia sombra, para llevarla a la luz
y caminar el propio sendero de sanación” Laura
Gutman, en “La maternidad y el e encuentro con
la propia sombra”.
“Cada paso que descendemos hacia un campo más
estrecho (fragmentación) produce el fenómeno al
que nos referimos con el nombre de inercia; cada
paso ascendente (reconexión con una totalidad
mayor) produce el fenómeno de la potencia. De
este modo, potencia e inercia son esencialmente la
misma fuerza: la fuerza/energía producida por la
acción de la conciencia manifestándose como for-
ma. A todos los niveles, la conciencia se manifiesta
como movimiento de marea de expansión y estre-
chamiento, así la conciencia es la Marea. Cuando la
conciencia se mueve profundamente en la dirección
de la fragmentación, la intensidad de las fuerzas
inerciales presentes crea campos en los que el mo-
vimiento de marea/expresión queda cada vez más
inhibido, hasta que llega a disolverse. Cuando la
conciencia se mueve profundamente en la dirección
de la no- fragmentación, la intensidad de la poten-
cia presente crea campos más y más amplios en los
que el movimiento/expresión de marea se hace más
y más radiante, hasta el nivel de la pura luz/el ser”.
Mike Boxhal, en “Conversaciones en quietud”.
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
TRAUMAS COLECTIVOS
Nuestros traumas individuales están interconec-
tados con los traumas colectivos. Así como for-
mamos parte de un sistema familiar, resonamos
y llevamos en nosotros la información del cam-
po de la ciudad, el país, el continente, del mun-
do. Nuestras células son el resultado de billones
de años de evolución y en ellas está guardada
toda la información que hizo posible que la vida
se desarrolle. “Mi capacidad de auto sanación. Tu
capacidad de auto sanación, creo yo, es la esencia
concentrada de todas las vidas que se han vivido
antes que tú o antes que yo. Cuántas veces las
personas fueron lastimadas. Cuantas veces las
personas fueron sanadas. La frecuencia con que
la vida se restauró a sí misma durante un largo
período de tiempo es una capacidad de sanación
transpersonal. Eso está en los miles de millones
de personas en todo el mundo. Toda la esencia de
la historia de la sanación está viva ahora mismo.
Está codificada en el ADN, en la epigenética. Es
traída a la vida mediante la electricidad que late
a través de nuestro sistema nervioso y, en un mi-
lagro encantado, hace de este mundo, un mundo
vivo. Y estamos sentados en la sabiduría de la sa-
nación todo el tiempo. Está en mis células, está
codificada en mi ser”. Tomas Hübl, en curso de
“Sanación consciente”, 2020.
Transformar nuestra conciencia de separación
en una consciencia interconectada es la búsque-
da de las tradiciones místicas y espirituales al-
rededor del mundo, a lo largo de miles de años.
Hubo un tiempo en que ciencia y espiritualidad
no estaban separadas. Volver a la colaboración
interdisciplinar, re-unir las prácticas e investiga-
ciones que parecen paradas a una y otra orilla
en un mismo río, es a mi entender, una tarea que
nos compete en nuestro presente.
Si la fragmentación es un efecto del trauma y de
97
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
las sociedades traumatizadas a lo largo de cien-
tos y miles de años de historia, la integración y
la reconexión es el antídoto para el proceso de
sanación individual y colectiva. Si la sensación
de estar separados del mundo, colabora con el
desarrollo de estructuras internas y externas
fragmentadas en múltiples niveles (emociona-
les, mentales, físicas, sociales, económicas, cul-
turales), es necesario volver a vincularnos colec-
tivamente en coherencia.
“Un trauma puede causar que el self, la identidad
propia de cada persona, quede fragmentado. Este
tipo de desconexión puede dar lugar a una amplia
gama de síntomas: distintos grados de pánico, en-
tumecimiento, separación, conductas desinhibi-
das, desorientación respecto del tiempo y espacio,
etc. Cuando ello sucede, dichas confusiones pue-
den llevar a mirar de forma retroactiva experien-
cias de otros tiempos y espacios. El tiempo presen-
te no se puede experimentar del todo porque toda
sensación del ahora sigue implicada con el pasado.
Consecuencia de ello es que una persona que sufre
ese tipo de desconexión probablemente no esté
capacitada para percibir un futuro si no es como
una repetición del pasado. (…) Las conexiones ro-
tas pueden ser tanto la causa como el resultado de
experiencias de vida abrumadoras. Una persona
desconectada del self y desorientada en el espacio
y en el tiempo no está del todo disponible para sen-
tir conexiones positivas con otros, ya sea la pareja,
los padres, la familia de origen, los ancestros o las
raíces espirituales y culturales. Sin embargo, los in-
dividuos que han quedado traumatizados pueden
establecer “lazos de trauma” cercanos y a veces in-
tensos con otros que han resultado heridos de ma-
nera similar. Mientras que al comienzo esos lazos
ofrecen solaz y sostén, con el tiempo pueden termi-
nar siendo un cautiverio que aísla a la persona. Los
lazos de trauma sirven para reforzar la sensación
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
de impotencia y de victimización entre quienes los
comparten, pero solo duran el tiempo en que los
involucrados permanecen con el trauma”. Angwyn
St. Just, en “Trauma: una cuestión de equilibrio”.
Si extendemos esta mirada y esta práctica a la
sociedad en la que vivimos: ¿cuántas capas de
separación, de fragmentación colectiva pode-
mos reconocer? Si algo caracteriza al trauma
es la creencia de que eso que sentimos, pensa-
mos, el modo en que nos relacionamos, es “lo
normal”. La normalización del trauma es ya de
por sí, un efecto de una sociedad traumatizada.
“Toda la historia del trauma de nuestras culturas
en las que hemos nacido -no únicamente nuestro
trauma biográfico sino lo que llevamos dentro-
crea estos campos de ausencia. Y eso lo hace más
difícil. Por eso es como una ciencia. Necesitamos
mucha práctica para integrar esos campos de au-
sencia, porque es como un compartimento que
está cerrado. Un campo de ausencia. Aquí hay una
parte disociada y debajo hay un compartimento
con mucha información, pero no tenemos acce-
so. Mi cerebro ya manipuló las áreas disociadas y
cuando miro, no las veo. No veo que hay muchos
agujeros negros entre todos nosotros porque mi
sistema nervioso ya manipuló esos agujeros ne-
gros y se ven como una cosa” Thomas Hübl, en
curso de “Sanación consciente”, 2020.
Así como recurrimos a un trabajo terapéutico, a
una constelación familiar, a una planta de poder,
para que nos permitan ver aquello que no ve-
mos, colectivamente necesitamos herramientas
para comenzar a percibir estos campos de au-
sencia o de fragmentación.
En nuestro país hay multiplicidad de traumas
colectivos: la colonización, la inmigración, los
procesos de independencia, la expropiación de
98
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
tierras, las dictaduras militares, los ciclos de cri-
sis económicas… para mencionar sólo algunos.
¿Les ha pasado de viajar fuera del país, o lejos
de su ciudad a una región muy diferente y volver
a casa y ver las cosas desde otra perspectiva?
¿Algo que consideraban como normal que ahora
les llama la atención? ¿Les ha sucedido llegar a
un lugar y sentir en su cuerpo pesadez, o livian-
dad, tristeza o alegría? ¿Cómo sienten cuando
pasan por espacios físicos que tienen una carga
del pasado, como puede ser un ex centro clan-
destino de detención, o un lugar en donde hubo
una matanza indígena o un hospital?
Mis propias vivencias traumáticas servirán de
filtro ante una situación que me abrumó y me
impedirán ver las estructuras del trauma. Por
eso el trabajo individual y colectivo están inte-
rrelacionados. No podemos abordar el segun-
do sin haber pasado por un proceso individual,
alumbrar las sombras con más sombra.
“Los estudios humanísticos y la atención presta-
da a la historia tanto como a los acontecimientos
actuales, revelan que siempre nos han acompa-
ñado, de una forma u otra, experiencias “trau-
matizantes” en la vida individual, comunitaria,
nacional e internacional. Para el Homo sapiens el
trauma está “incluido en el contrato, por así decir-
lo; es un componente a menudo inevitable en la
evolución de la comprensión de nosotros mismos,
de nuestro mundo y del poder de las grandes y
misteriosas fuerzas que dan forma a nuestro des-
tino colectivo. Como especialista en traumas, pa-
sar de enfocar el trauma individual a transitar por
el espectro más amplio del trauma social, consti-
tuyó para mí un profundo proceso personal como
individuo, como mujer y también como hija de la
guerra” Angwyn St.Just, del libro “Equilibrio re-
lativo en un mundo inestable”.
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
LA LEY DE CORRESPONDENCIA Y EL PARADIGMA HOLOGRÁFICO
El Kybalión es un documento de 1908 que resu-
me las enseñanzas del hermetismo, también co-
nocidos como los siete principios del hermetis-
mo, creado por un grupo anónimo de personas
autodenominados Los Tres Iniciados, aunque las
bases del hermetismo se atribuyen a Hermes
Trismegisto, un alquimista místico y deidad de
algunas logias ocultistas, que vivió en Egipto an-
tes de la época de los faraones y, según la leyen-
da, fue guía de Abraham.
Uno de los siete principios es el de la correspon-
dencia: “como es arriba, es abajo, como es aden-
tro, es afuera”. Este postulado establece la corres-
pondencia entre todos los planos de existencia;
el macrocosmos se encuentra en el microcosmos
y viceversa. Hagamos lo que hagamos en un nivel
micro, también lo haremos en el nivel macro.
Mucho más acá en el tiempo, el físico David
Bohm desarrollo la teoría de “la totalidad y el
orden implicado”, si la realidad se concibe como
una totalidad, cada fenómeno particular intro-
yecta esa totalidad en forma única, al tiempo que
proyecta en la totalidad su singularidad y modi-
fica el todo. Bohm establece dos conceptos para
explicar este fenómeno, inyección y proyección.
Un momento es una proyección de la totalidad,
y a su vez, dichos momentos se inyectan en la
totalidad nuevamente. Cada acontecimiento im-
plica una proyección de esa nueva inyección, y
así indefinidamente.
Para explicarlo realiza una analogía que permite
alumbrar los aspectos oscuros de estas afirma-
ciones: Una ola del océano se proyecta a partir
de la totalidad (océano), cuando la ola vuelve al
océano, se inyecta nuevamente a la totalidad,
con lo cual, cada ola recibe la influencia de todas
99
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
las olas anteriores, ya que todas se proyectan e
inyectan en dicha totalidad (océano). Esta forma
de concebir la causalidad no implica que la ola A
influye sobre la ola B, sino que la ola B es una re
proyección de la inyección de la ola A, y así indefi-
nidamente. Esta causalidad no es aislada o local,
sino total, las olas afectan a todo el océano y el
océano afecta a las olas. La memoria representa
este pasado que se proyecta sobre el presente.
De esta manera, en el paradigma holográfico,
cada partícula de la materia se interconecta con
todas las demás, el cerebro mismo puede ser
visto como infinitamente interconectado con el
resto del universo. Bohm cree que semejantes
interconexiones, ante cuya concepción misma la
mente vacila, podrían incluso proyectar luz so-
bre el fenómeno de la conciencia.
Veamos estas características con el siguiente
ejemplo. Si tomamos una película en su movi-
miento y la seccionamos, nos encontramos con
fotografías normales, partes de ese todo que si-
mula el movimiento. En un holograma esto no es
posible, cada parte de un holograma contiene to-
das las informaciones poseídas por el holograma
íntegro. Esta característica de los hologramas nos
provee una manera totalmente nueva de com-
prender los conceptos de organización y orden,
de forma transespacial y transtemporal, algo que
también permite explicar el fenómeno de la re-
presentación en Constelaciones Familiares.
“Uno de los ejemplos más sencillos y funcionales
del paradigma holográfico lo ofrece la expresión
de un mandala. Mandala es un término sánscrito
que se refiere a un tipo especial de dibujo circu-
lar o geométrico que se suele utilizar como foco
para la autoexploración meditativa. Se dice que
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
el mandala es un símbolo o representación de al-
gún aspecto especial del universo. Se supone que
el diseñador o creador de cada mandala pretende,
en primer lugar, identificar algún espectro espe-
cial de experiencia de toda la esfera de la vida,
como relaciones entre la gente, sentimientos de
amor u odio, danza, la historia de la civilización,
etc. Una vez seleccionado el espectro de experien-
cia, se examina profundamente hasta que el artis-
ta ha destilado toda la experiencia en sus formas
más elementales y dinámicas. Estas relaciones
básicas se traducen luego a modelos simbólicos
que se entretejen en el dibujo mandala. Este sím-
bolo cumple objetivos muy diversos. En primer
lugar, existe como cosa en sí, como obra de arte,
como manifestación de belleza. Además, se cree
que cuando una persona mira profundamente el
mandala, no sólo sentirá las líneas, flujos y mani-
festaciones del arte, sino que también empezará a
entrar en el drama simbólico que ofrece el dibujo.
Como resultado, el conocedor del mandala llega
a apreciar y comprender, no sólo la pasión del
artista original que hizo de traductor de la infor-
mación, sino que también penetra él mismo en el
contexto universal que ha capturado hábilmente
el mandala. Éste es un ejemplo perfecto del modo
en que un aspecto especial de la vida representa
tanto un todo en sí mismo como un almacén de
información de cierto todo mayor, más amplio.
En este sentido, el mandala es holográfico, una
epifanía todo/parte”. El paradigma Holográfico,
recopilación de Ken Wilber, autor de ese frag-
mento: Ken Dychtwald.
Así, vemos que esta forma de comprender la
existencia, por un lado resulta profundamente
novedosa en muchas teorías físicas de vanguar-
dia, pero por otro lado tiene puntos de contacto
con saberes ancestrales de diversas cosmovisio-
nes presentes a lo largo de la historia.
100
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
Cómo llegamos al mundo deja una profunda
huella en cómo nos relacionamos con el mundo,
no sólo con el mundo externo, sino también con
el interno, y qué tipo de puentes construimos
entre uno y otro.
La conexión con la Tierra, la Madre Tierra -Pacha-
mama como la llaman los pueblos originarios- es
a su vez la conexión con nuestra madre y nuestro
linaje femenino. La consciencia de la vida como
sagrada comienza en nuestra propia vida.
Una de las características del trauma colectivo es
que todos/as naturalizamos lo que es absoluta-
mente anti-natural. Nacimos dentro de esta ma-
triz fragmentada y traumatizada y como un pez
que nada en el agua, creemos que es lo normal.
Nos hemos desconectado tanto de la Vida: del
respeto por nuestro suelo, nuestro aire, nuestra
fauna y flora, nuestros animales; de la misma
forma que nos hemos desconectado de noso-
tros/as mismos/as: de nuestra propia respira-
ción, nuestro cuerpo, nuestras emociones, nues-
tros pensamientos.
Siento que es vital en este tiempo que estamos
atravesando como humanidad, recuperar nues-
tra propia sacralidad y la dimensión sacra de la
vida, de la tierra, de la naturaleza. Reconocernos
como parte de una matriz herida que necesita
ser mirada benevolentemente, escuchada pa-
cientemente y abrazada amorosamente. Necesi-
tamos tiempo y espacio para sanar y reconocer
lo que nos estamos haciendo como humanidad,
lo que estamos generando como especie den-
tro de esta gran madre que nos cobija. Es desde
nuestra vulnerabilidad, desde el contacto con el
dolor o el miedo o el enojo que nos provoca lo
que está sucediendo, es desde nuestra intimi-
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES
dad con la vida y su pulso en nosotros/as, que
podemos ir hacia otro tipo de relación con nues-
tro vecino, con nuestra pareja, nuestros/as hijos/
as, con nuestro linaje, con nuestra comunidad y
el espacio colectivo que construimos.
Es a la vez complejo y maravilloso focalizar en
los distintos nudos que componen el entreteji-
do de los traumas personales, familiares, sisté-
micos y colectivos. Cada vez que una parte más
se integra e ilumina, una sombra más aparece;
cada vez que logro ablandar una zona nueva de
mi cuerpo, otra tensión busca ser tocada; cada
vez que logro darle espacio a lo que siento den-
tro, algo nuevo que antes no veía aparece afuera.
Espero que podamos seguir uniendo lo que an-
tes estaba separado y que logremos crear entre
todos/as este puente entre lo micro y lo macro,
el adentro y el afuera, entre lo individual y lo co-
lectivo: este puente entre mi vida y Nuestra Vida.
“Nuestro problema, entonces, es actuar con com-
prensión, y esa comprensión sólo puede originar-
se en el conocimiento propio. Después de todo,
el mundo es proyección de mí mismo. El mundo
es lo que yo soy; el mundo no es diferente de mí,
101
EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO
no es lo opuesto a lo que soy. El mundo y yo no
somos entidades separadas. La sociedad soy yo;
no hay dos procesos diferentes. El mundo es mi
propia extensión, y para comprender el mundo
tengo que comprenderme a mí mismo. El indi-
viduo no es lo opuesto a la masa, a la sociedad,
porque la sociedad es el individuo. La sociedad es
la relación entre usted, y yo y otro. Hay oposición
entre el individuo y la sociedad sólo cuando el
individuo se vuelve irresponsable. (…) ¿Dónde co-
menzamos a fin de producir una transformación?
Como dije, si acudimos a la masa, no hay salida,
porque la masa implica un líder, y la masa siem-
pre es explotada por el político, el sacerdote y el
experto. Y puesto que ustedes y yo componemos
la masa, tenemos que asumir la responsabilidad
con respecto a nuestra acción, o sea, tenemos que
comprendernos a nosotros mismos.
Comprendernos a nosotros mismos no es apar-
tarnos del mundo, porque el apartarnos implica
aislamiento, y no podemos vivir en aislamiento.
Por lo tanto, hemos de comprender la acción en
la relación, y ello depende de que nos percate-
mos claramente de nuestra propia naturaleza
conflictiva y contradictoria”. Krishnamurti, “La
naturaleza y el medio”.
TU SALTO EVOLUTIVO HACIA LA EXCELENCIA
CONSTELACIONES FAMILIARES EL TRAUMA INDIVIDUAL Y COLECTIVO

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