Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
- Beatriz García
Cuando sucede un hecho traumático frecuentemente los puntos de referencia del sujeto se
tambalean, y en su lugar puede emerger una identificación diferente, una forma de
nombrarse y representarse como víctima. De cómo maniobremos depende que podamos
evitar “atornillar” a la persona a ese lugar de víctima y convertir lo que fue una contingencia
en un destino funesto.
Hay que tener en cuenta que el hecho de hacer hablar, contar una y otra vez lo sucedido a
la víctima, por ejemplo en las diferentes fases de la instrucción de un caso penal, puede dar
lugar, no solo a un redoblamiento del trauma que no ha podido aún ser elaborado, sino que
puede tener como efecto la eliminación de la forma singular de elaborar ese trauma, porque
se pide un relato “estandarizado” de los hechos supuestamente objetivos que no llama a las
significaciones que el sujeto le puede dar en función de cómo lo haya golpeado a él
particularmente y que le conectan con su historia y su modo de enfrentar las cosas.
Las manifestaciones clínicas que pueden aparecer tras un hecho traumático son diversas, y
van desde las reacciones inmediatas a la situación: angustia, insomnio etc, a un aparente
estado asintomático que puede durar de algunos días a varios años. Esta ausencia de
respuesta puede ser signo de que se ha encontrado un modo eficaz de enfrentar el carácter
violento del traumatismo o puede ser un síntoma de que ningún trabajo psíquico ha podido
realizarse.
El manual estadístico DSM-IV clasifica los síntomas del llamado Trastorno de Estrés
Postraumático:
La respuesta que el psicoanálisis va a dar a esta situación va a ser distinta a los dispositivos
de palabra habituales, porque desde el psicoanálisis podemos asegurar que no es posible
saber de antemano qué efecto va a tener un acontecimiento. Lo que ocurrirá es que la
situación traumática va a apelar a los significantes fundamentales que orientan la vida del
sujeto, que son particulares. No en todos el hecho va a percutir de la misma manera, como
se observa en catástrofes que afectan a toda una población, abusos a varios hijos de una
misma familia etc…
El psicoanálisis propone a la víctima una escucha que no esté formateada previamente, que
no aplaste la singularidad de lo que haya podido surgir más allá de la inclusión de la víctima
en un colectivo, porque el riesgo de esta inclusión es condenar a la persona a una
repetición eterna de su sufrimiento.
Algunas veces se tiende a hablar en el lugar de las víctimas, a explicar lo que deben sentir.
A la víctima se le ofrece una reparación y un tratamiento pret-a-porter y , a pesar de que
generan una fascinación morbosa por el horror de lo que han vivido, no siempre se quiere
escuchar lo que tiene que decir en nombre propio, que tal vez no concuerde con la idea
colectiva.
En este sentido es muy interesante la técnica del debriefing, iniciada por los militares
norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial con los combatientes que regresaban
y el objetivo de evitar la aparición del TEPT. La consigna era hablar y abrirse, suponiendo
que eso en si mismo será terapéutico. Para los psicoanalistas, sin embargo, usando la
expresión de Guy Briole, “el sujeto no es soluble en lo colectivo”. La aplicación que desde el
psicoanálisis se puede hacer de esta técnica de trabajo con grupos de traumatizados por
una misma experiencia consiste en trabajar con dos objetivos: sacar al grupo de su
aislamiento como grupo y desprender al sujeto del grupo. Se trata de dar a cada uno la
posibilidad de tomar la palabra respecto a la experiencia atravesada, pero haciéndose cargo
de la responsabilidad en su modo de responder a lo vivido. Lo que ha sido vivido en común
se desanuda en común, se deshace progresivamente la idea de haber vivido todos lo
mismo de forma que cada uno pueda despegarse de los ideales del grupo y progresar
individualmente. Orientar a cada uno en función de su decir hacia la localización de su
posición subjetiva en el momento de los hechos ayuda a liberarse de la fascinación ejercida
por el traumatismo que fuerza a volver una y otra vez a lo mismo.