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TEMA 2: PRINCIPIOS NEUROPSICOLÓGICOS DEL DESARROLLO INICIAL

Sistema Somatosensorial, visual, auditivo, etc.


Semana del 30 de enero al 5 de febrero

Los tres primeros años de vida son contemplados como el periodo vital más importante de nuestra vida.
Nuestro cerebro desarrolla el mayor crecimiento en este periodo de tiempo que durante cualquier otro
momento del resto de nuestra vida (fuera del útero materno). Durante estos primeros años (y hasta los 7
aproximadamente) los infantes descubren el mundo a través de sus sentidos, para ir construyendo la
información que les ayudará más adelante, a adaptarse al mundo, a descubrir sus potenciales creadores y a
formar su personalidad y su relación con el entorno y las personas que lo conforman. De ahí que las
experiencias vividas desde la gestación hasta los tres años sean tan relevantes. Es durante la primera infancia
que se marcan muchas rutas neuronales que definirán nuestro aprendizaje y nuestra forma de conducirnos en
el mundo.

La primera infancia abarca desde que los niños nacen hasta los tres años. En esta etapa, los infantes empiezan
un desarrollo paralelo, pero integral, en diferentes áreas del desarrollo; siendo las áreas sensoriales y motoras
las que tienen un mayor desarrollo ya que le permiten ir percibiendo y grabando la información que el mundo
le brinda. Es por ello que las bases de su desarrollo durante este periodo crítico se encuentran en la
exploración sensorial y motriz. El uso y estimulación de sus sentidos y el movimiento de su cuerpo les permitirá
recibir toda la información que necesitan de su entorno para adaptarse, y el paulatino control y manejo de su
cuerpo y su movimiento para ser autónomo e integrarse al ambiente que le rodea.

Por ello, conoceremos a grandes rasgos las bases neuropsicológicas que dirigen la conducta de los infantes
en este periodo del desarrollo. Conocer estos procesos nos permitirá comprender el tipo de estimulación que
requieren para adquirir la información acerca del entorno que les rodea, lo que facilitará su funcionamiento en
el mismo. Si bien existe un desarrollo universal, propio de la especie humana, es importante comprender que
cada persona tiene su propio ritmo y que estas bases nos servirán como orientación. Es importante conocer
que el desarrollo del sistema nervioso central (SNC) estará influido por la interrelación de dos factores que son
la clave del desarrollo del ser humano, estos son: los genes y la interacción con el ambiente.

Durante los primeros años de vida se producen un exceso de conexiones sinápticas y a una velocidad
sorprendente en el cerebro infantil: a los dos años el bebé tiene creadas más sinapsis de las que va a necesitar
por lo que el cerebro eliminará las conexiones que no son necesarias. La estimulación, las experiencias
sensoriales e interacción con el entorno fortalecerán, perfeccionarán y refinarán determinadas conexiones
implicadas en estos procesos, mientras que aquellas que no reciban ningún tipo de estimulación se atrofiarán
y desactivarán. A los dos años el número de sinapsis se reduce en un 50 %, en la adolescencia se produce otro
pico de poda sináptica. Así solo las conexiones más efectivas, las que han sido repetidas por la práctica y sean
útiles se quedarán; aquellas conexiones que fueron producidas por error, o que no se estimulan serán
eliminadas. Es importante que los niños crezcan y se desarrollen en ambientes estimulantes y enriquecidos,
que dispongan de múltiples oportunidades para interactuar con su entorno de manera multisensorial. Sin
embargo, no hay que caer en la falsa creencia de que «cuanta más estimulación será mejor, de una manera
exponencial», ya que esta debe adaptarse de forma adecuada a cada período crítico del desarrollo.

Existen períodos críticos del desarrollo en los que determinadas experiencias producirán mayores cambios
moleculares en determinados circuitos, por ejemplo, las funciones sensoriomotoras (de las sensaciones y el
movimiento) tienen su período más crítico durante los dos primeros años de vida. Si no se produce una
estimulación adecuada durante el período crítico, este persistirá durante más tiempo, pero si la estimulación
es tan deficiente que no permite que los circuitos sean modelados por el entorno podrían producirse
deterioros importantes en el desarrollo del SNC. A esto se le conoce como “deprivación global temprana” y se
asocia con disfunciones en diversas áreas cerebrales que podrían estar asociadas con algunos déficits
cognitivos y conductuales que fueron detectados en infantes que la habían padecido.

Es relevante conocer dos sistemas que serán fundamentales para el aprendizaje y la maduración óptima
delcerebro. Estos son el sistema motor y el sistema perceptivo táctil. Ambos sistemas actúan de manera
totalmente integrada en nuestra interacción con el mundo, ya que uno depende del otro. Esta dependencia se
maneja con el nombre de sistema sensomotor. No podemos entender la percepción háptica, como se
denomina a la percepción sensorial táctil, sin el acto motor, ya que esta percepción, a diferencia de la
percepción visual o auditiva, que pueden ser pasivas, se realiza por contacto directo con los diferentes
estímulos que alcanzan nuestro cuerpo e implica que se lleve a cabo la acción de tocar. Igualmente, no se
puede entender el movimiento sin la retroalimentación somatosensorial que permita adecuar de manera
continua la acción motora al estado actual del ambiente y del propio organismo.

En la corteza somatosensorial primaria se encuentra representadas


en cada una de las partes del cuerpo de las que se reciben
proyecciones (sensaciones), siendo las que tienen mayor
sensibilidad, las que ocupan más espacio en esta corteza, por
ejemplo, la zona de la corteza somatosensorial destinada a la
lengua o los labios es mayor que la destinada a las piernas a pesar
de que estas son de mayor tamaño. Penfield(Penfield y Rasmussen,
1950) recreó una representación pictórica con
esta correspondencia somatotópica a la que denominó homúnculo
sensorial (ver imagen).

Como se indicó previamente, el sistema motor mantiene una estrecha


relación con el sistema somatosensorial, retroalimentándose
mutuamente. Igualmente, puede encontrarse que los dos sistemas se
organizan paralelamente, aunque inverso. El impulso nervioso motor
parte de la corteza motora hasta llegar a la neurona situada en los
músculos, que será la encargada de mandar el mensaje a estos para
que hagan el movimiento. La corteza motora primaria también se
distribuye de manera somatotópica (según las partes del cuerpo).
Igualmente, se puede hablar de un homúnculo motor. El espacio
destinado en la corteza motora primaria a una determinada parte del cuerpo es proporcional a la precisión
requerida para el control del movimiento de esta parte del cuerpo.

Por último, la visión y la audición son otros procesos sensoriales que requieren de una
corteza cerebral asignada a cada uno de ellos. Ubicándose la corteza visual primaria y
de asociación en la parte occipital (posterior) del cerebro, y la
audición en la corteza auditiva primaria y de asociación en el
lóbulo parietal izquierdo en el 90% de la población mundial, cerca
del oído. Estas también se fortalecen desde la estimulación de sus
conexiones neuronales, según los estímulos que reciban. A
diferencia de los otros 3 sentidos, el gusto y el olfato, son sentidos
“primarios” debido a que sus áreas cerebrales se asocian
mayormente con el cerebro medio, más que con la corteza cerebral, lo que hace que
este proceso sea más “instintivo y emocional” que los demás.

Referencia. Penfield, W. y Rasmussen, T. (1950). The cerebral cortex of man; a clinical study of localization of function. Oxford, England: Macmillan.

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