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PÚBLICO
Principios, normas y estructuras
Eduardo Jiménez de Aréchaga
Heber Arbuet-Vignali
Roberto Puceiro Ripoll
TOMO I
En portadas, “Dimensión”, óleo sobre bastidor entelado, 2005, obra
de la artista uruguaya Martha Escondeur, agradeciéndose su
generosa e invalorable colaboración.
FUNDACIÓN DE CULTURA UNIVERSITARIA
AL LECTOR DE ESTE LIBRO
Un libro editado por Fundación de Cultura Universitaria representa el esfuerzo intelectual de un autor, que ha
dedicado valioso tiempo para su realización, cubriendo una necesidad en la formación de estudiantes y en el
perfeccionamiento de profesionales y docentes.
También implica un esfuerzo por parte de Fundación de Cultura Universitaria, tanto desde el punto de vista
económico como en el empeño puesto para que el libro tenga una buena realización gráfica y un precio razonable.
Quienes en 1968 idearon nuestra Fundación, lo hicieron pensando fundamentalmente en el gran beneficio que
iba a representar la edición de material bibliográfico accesible económicamente para todos.
La fotocopia ilegal de libros constituye una amenaza cierta contra el delicado equilibrio de la actividad des-
arrollada por FCU, y está especialmente prohibida por el Art. 46 de la Ley 9.739 (Propiedad literaria y artística), la PRÓLOGO
que establece sanciones penales.
A los efectos de poder continuar con la importante tarea que llevamos adelante, resulta fundamental la com-
prensión por parte de cada uno de los lectores de este libro, del daño que se produce cada vez que este libro se Resulta natural e indiscutible que es una imperiosa necesidad contar con
fotocopia. El precio de este libro podrá disminuir en la medida que su fotocopiado se reduzca.
un material nacional sobre Derecho Internacional Público que provea al esta-
Sólo con la toma de conciencia de todos, seguirá existiendo el libro técnico.
dista, al estudioso y al estudiante, de un texto de consulta y de puntos de refe-
Junta Directiva de FCU
rencia para adentrarse en el campo de este Derecho, aplicarlo y profundizarlo.
De ahí que, inicialmente y ya hace varios años, el Dr. Eduardo Jiménez
de Aréchaga, prestigioso internacionalista, Catedrático de Derecho Internacio-
nal Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República y de la
Universidad Católica del Uruguay Dámaso Antonio Larrañaga, y miembro y
Presidente de la Corte Internacional de Justicia, junto con los doctores Heber
Arbuet-Vignali y Roberto Puceiro Ripoll, también Catedráticos de aquella asigna-
tura en la referida Facultad de la Universidad de la República y de experiencia en
la práctica internacional, buscaron proyectar un texto que en una primera aproxi-
mación abarcara los temas más relevantes del Derecho Internacional Público.
1“ edición, noviembre 2005 El Dr. Eduardo Jiménez de Aréchaga convocó para esa tarea a los Dres.
Heber Arbuet-Vignali y Roberto Puceiro Ripoll, acordándose que se realizaría
bajo la dirección y supervisión del primero y que si alguno de los tres faltaba,
los restantes tendrían la misión de mantener el objetivo, la obra en sí y su ac-
tualización.
Trabajar, pues, con el Dr. Jiménez de Aréchaga, fue una nueva experien-
cia de aprendizaje, como en los viejos pero inolvidables tiempos en que la rela-
ción fue de Profesor y discípulos. Con su paciencia, humildad y un cierto estilo
de reservada comunicación, se fue proyectando y pergeñando la obra, discu-
tiendo e intercambiando opiniones, no solo en cuestiones de forma sino también
€ FUNDACIÓN DE CULTURA UNIVERSITARIA de fondo. El dirigía, pero también exigía ser dirigido. Sus continuas metas eran
la brevedad, la concisión y la sencillez de los textos, rasgos que caracterizaron y
25 de Mayo 568 - Teléfono 916 11 52
prestigiaron sus obras. Las mismas formas que desarrollaba en sus clases,
C.P. 11.000 Montevideo - Uruguay
donde el encanto radicaba en una cautivante presencia basada en el secreto de
DERECHOS RESERVADOS lo sencillo, pero sustancioso, Aunque a veces cuesta aceptar, que la sabiduría se
mueve en la sencillez.
Queda prohibida cualquier forma de reproducción, transmisión o archivo en sistemas recupera- En definitiva, se concretó la publicación de la obra “Derecho Internacio-
bles, sea para uso privado o público por medios mecánicos, electrónicos, fotocopiadoras, grabaciones nal Público”, que se desarrolló en cinco volúmenes, tomando como apoyo un
o cualquier otro, total o parcial, del presente ejemplar, con o sin finalidad de lucro, sin la autorización
temario genérico y universal y siguiendo en ese sentido los programas académi-
del editor y el autor. -
cos comúnmente vigentes para la asignatura. Lamentablemente, la satisfac-
ción de alcanzar dicho objetivo, se vio empañada por la desaparición física del
Dr. Eduardo Jiménez de Aréchaga.
DO
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
7
La obra, a partir de su primera edición, se ajustó y complementó gra-
dualmente de acuerdo a los requerimientos Capítulo XVII: LA NACIONALIDAD Y LA SITUACIÓN
que se fueron constatando y las DE LOS
novedades que se fueron produciendo. EXTRANJEROS
No obstant e, en estos momen tos y enfren tados Capítulo XVIII: EL ASILO, EL REFUGIO Y LA EXTRADIC
a la necesidad de nuevas IÓN
reediciones, se entiende que debe producirse un
nuevo texto, que sobre la base
de aquél, se desarro lle y atiend a en forma Tomo III
más precisa, concisa, actualizada y
adecuada, a las presentes necesidades doctrinarias
y docentes. Capítulo XIX: LAS RELACIONES ENTRE LOS SUJETOS
El nuevo texto reestr uctura do DEL
y conten ido en cuatro volúmenes, com- DERECHO INTERNACIONAL
prende básicamente las siguientes unidades temátic
as: Capítulo XX: LA SOLUCIÓN PACÍFICA DE LAS CONTROVE
RSIAS
INTERNACIONALES
Capítulo XXI: EL DOMINIO TERRESTRE
Tomo I Capítulo XXI: LAS ZONAS POLARES
Capítulo IT: LA SOCIEDAD Y EL ORDEN JURÍDICO Capítulo XXII!: LAS FRONTERAS
INTERNACIONALES Capítulo XXIV: EL DOMINIO FLUVIAL
Capítulo IT: EL FUNDAMENTO DEL DERECHO INTERN Capítulo XXV:
ACIONAL EL DOMINIO MARÍTIMO
PUBLICO
Capítulo 111: LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONA
L Tomo IV
Capítulo Iv: LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL Capítulo XXVI: EL ESPACIO AÉREO
PUBLICO
Capítulo XXVII: EL ESPACIO ULTRATERRESTRE, LA LUNA Y OTROS
Capítulo V: EL DERECHO DE LOS TRATADOS
CUERPOS CELESTES
Capítulo VI: NUEVAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONA L Capítulo XXVIII: RÉGIMEN INTERNACIONAL DE LAS
Capítulo VII: LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO
DEL TELECOMUNICACIONES
DERECHO INTERN ACIONAL CONTEM PORÁNEO Capítulo XXIX: LAS NACIONES UNIDAS
Capítulo VIII: LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO Capítulo XXX: LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICAN
INTERNACIONAL PÚBLICO Y OTROS SISTEMAS OS
Capítulo XXXI: EL TRATADO INTERAMERICANO DE ASISTENCIA
Capítulo IX: LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO RECIPROCA
: INTERNACIONAL QUE RIGEN LAS RELACIONES Capítulo XXXII:
INTERNACIONALES EL MERCOSUR Y LA UNIÓN EUROPEA
Capítulo XXXIII: ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL COMERCIO
Y
LA ECONOMÍA Y OTRAS ORGANIZACIONES
INTERNACIONALES
Tomo II
Capítulo X: EL AMPARO INTERNACIONAL DE LOS
DERECHOS Realmente, también ahora, nos gustarí a poder disfrut
HUMANOS ar con el Dr. Jimé-
nez de Aréchaga, la renovación de esta obra y de
la meta que él nos propusiera.
Capítulo XI: CONSERVACIÓN INTERNACIONAL DEL De cualquier forma,
MEDIO al pasar las páginas , encont ramos que en ellas perduran la
AMBIENTE presencia y las enseñanzas del Maestro , junto al aporte de aquellos que fueron
Capítulo XII: EL USO DE LA FUERZA EN LAS RELACIONES sus discípulos. Y desde esas mismas páginas, creemos
percibir su sonrisa de
A INTERNACIONALES satisfacción, mientras pretend e humild emente negar su indiscutible título de
Capítulo XIII: EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANI Maestro universal, creador de una ”Escuela”, con
TARIO su propia metodología de
Capítulo XIV: aproximación, análisis e interpretación del Derecho
LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL Internacional Público.
Capítulo XV: LA INMUNIDAD DE JURISDICCIÓN DE LOS
ESTADOS
Y DE LAS ORGANIZACIONES INTER NACIO NALES Dr. Heber Arbuet-Vignali
Capítulo XVI: LOS TRIBUNALES PENALES INTERNACIONA Dr. Roberto Puceiro Ripoll
LES
ÍNDICE
Capitulo I
LA SOCIEDAD Y EL ORDEN JURÍDICO INTERNACIONALES
Por Heber Arbuet-Vignali
Sección 1. La sociedad internacional y sus reglas desde el origen al
segundo milenio 23
1. La sociedad internacional y sus reglQS coconccccoininionicconnnass 23
2. La teoría jurídica de la sOberanÍl .oocicnoncconnnannconacnananannnnos 29
3. Las relaciones internacionales actuales............iiiiiiiiinos 41
Sección II. Concepto y naturaleza del Derecho Internacional Público
non beneennenn e ran e
actual conconnonncononcononanncanarnanancnariconos nn nanernrnnninnns 50
1. Precisión previa y opciones doctrirarias ...iiiciniciimiininincnos 50
2. Nuestra opción y su ANÁliSIS .ociomocinnmnsrnaracirnrnrrrenanncnns 51
3. Relaciones del sisfema con otras disciplinas..............iiizr 59
cc cccnorancas
a. Con el derecho interno..........iiiiiioiimmiciiiininiran 59
b. Con otras ramas de las ciencias sociales.................... 62
c. Con el Derecho Internacional Privado ....................... 63
d. Con el Derecho Comunitario.......iicciiiniininccorenrrarananonos 64
e. Con la política internacional...........iciciiiiiimiicinaciaricaiors 66
Sección II. Concepto y naturaleza del Derecho Comunitario ................
cnn rnarnra nao
no rnorere rnnncane
1. Definición y AMÁLISIS voocnomncnnannninncane
cnn
recaernarannrrne
2. Origen y evOlUCiÓN .comiccnnnononinnnnnan
3. Elementos característicos del Derecho Comunitario.......
a. Las Organizaciones Internacionales supranacionales.
b. La supranacionalidad........ NA
4. Fundamento de obligatoriedad y Principios del sistema
a. Fundamento de obligatoriedad ...conocccnonconocnnnnnnonoranenoas
b. Los principios del Derecho Comunitarzo....................
5. Sujetos y fuentes
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 11
10
1. Ubicación conceptual del teMU....oooonconnninonnnonnnnranarnnnannnnnes 110
2. Los “sujetos” en los sistemas de coordinación.....wmmmmoo. 112
3. El concepto de sujeto en la doctrina y en la práctica de
Capítulo II , las Relaciones Internacionales. ..
EL FUNDAMENTO DEL DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
Por Heber Arbuet-Vignali Sección IT. El Estado como sujeto del Derecho Internacional ...............
1.. El Estado sujeto OrigiNQrlO...commonnnancanrsrnanenarronrarncancrns
Sección 1. Presentación del teMa ...ncoccnnonnccoonnnnonananonanenonnanononnccarancnnnncanos 83 2. Incidencia de ciertas peculiaridades del Estado en su
83 calidad de sujeto del sistema 116
1. Su ubicación en la Teoría General ..........ciciicriiiiiiiinacananans
85 a. Incidencia de la estructura del Estado....................... 116
2, Las diferentes posturas de la doctrina....
b. Incidencia de la independencia del Estado................ 120
3. El reconocimiento de Estados. 122
Sección II. Las diferentes perspectivas doctrinarias anteriores a la
Escuela de Montevideo ............ciinrmnvnnminmmiiiririicicticcncccncnneneos 87 4. El reconocimiento del gobierno de un Estado..................- 124
1. Los variados enfoques del problema del fundamento..... 87 a. Planteo de la cuestión 124
2. Los negadores del Derecho Internacional Público ... 88 Presupuestos que deben darse.. 126
pao yg
3. La querella de escuelas: jusnaturalistas y positivistas... 91 Requisitos para otorgar el reconocimiento................- 126
a. Planteo de la cuestióN......ooooonnconcononncnononanonononaconanacononano 91 Naturaleza del reconocimiento ....mcononoccnoncnonaronnenonanos 131
b. La propuesta jusnaturalista ... 91 Forma, organización y efectos del reconocimiento .... 131
c. La reacción positiViSta..oonnnnmmnmm. AN 93
mon nennanncans beneoraneannnns
4. Las nuevas propuestaS ....immommo erronn narran 95 Sección II. La Comunidad Beligerante como sujeto del Derecho In-
95 cnn nanannons
rro nn cn nn nan tnnn nnnrnnn
ternacioNal...oooocccccnnnnconononaronnnorononnonann 133
a. El normativismo .
95 1. El instituto. iii manana anna aann cnn man rana cn cerca nen cono 133
b. Las corrientes de menor arralg0....comonmoccnonncancnnrncnnos
96 2 La subjetividad jurídica de la Comunidad Beligerante. 135
Las corrientes sOciolÓgICaS ....ooooococacnnnononncnraranonarnnonornno
c.
El neo jusnaturalisMO ...ooonnooninnnnnnnononaconarannranenncnanananos
d. 96 3. Los presupuestos objetivos para admitir a la Comunt-
dad Beligerante COMO Sujeto .......iiiiriniiiiiminiiiinininanincninonos 136
4. Naturaleza, efectos y formas del reconocimiento ............ 137
Sección ITI. Nuestra OPCIÓN co.coociocconccnnonccnonnanoor cone rnonnnnss
non aran arana non ononnnnnon 97
a. Naturaleza .... 137
1. Planteo de la Cuestión ...ononniccnoninonancanonancnnrannerarracnonoranonnos 97
137
2, Análisis crítico a las teorías anteriores a nuestra posi-
99 138
100 5. La admisión de INSUFgencIO .ocoocccancnnnnnnnnnnnnonnnncnnenneranenonan 139
ranenan nana nano nono
Nuestra Fespuestl...oicoconinnonenaccnnonononananancaro
El punto de vista jurídico-sustancial ..ononnnionmasimmaas. 101
Los Movimientos Nacionales de Liberación........................- 140
XA
El punto de vista jurídico-formal... 103 Sección IV.
104 1 ElinstilllO.onicnncnnnnnmnninmncnerr erre rr rra
nrrrarn 140
El punto de vista jurídico-SOCIOlÓgICO ..ccocooninnonocnnonenoonarnos
105 2. Orígenes del instituto... e. 141
El punto de vista jurídico-valoratiVO ....omoomonnmmraminrenornss
3. Características, requisitos para reconocer y efectos (ex-
tensión) de la personerÍA .omoccnaninannannrrereracnarorecarenernnanos 141
Capítulo III
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL a. Características de los Movimientos Nacionales de
Por Heber Arbuet-Vignali Liberación ....oooncccinncc con nononcanannnnnncnnnn rannnnns
cano no ran cnnon nononna 141
b. Requisitos para reconocerlos...........iiiiniiniaiiecnenrineneao 142
Sección 1. Los sujetos en la teoría general y en la práctica del Dere- c. Efectos del reconocimiento 142
cho Internacional PÚblicO .....oooooconconiononionarocnnonunononnnnnrancana
conan
Sección V. Otros sujetos vinculados a los Estados y con base territo-
rial rnccconacinnnninnocnnnnnonoononconanrcoonoco Capítulo IV
co nnacoponrnronorroc
roncnner
enoccninns 143 LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
143 Por Eduardo Jiménez de Aréchaga: Secciones I a V
2. El Estado Vaticano - Santa Sede y la Orden de Malta.... 144 Roberto Puceiro Ripoll: Sección VI
Sección VI. Las Organizaciones Internacionales como sujetos del De- Sección 1. Las fuentes en general ..ooocooninniciniconinionnnnoconinnrnananancnnncrcnnonos 184
recho Internación ocnccocninnonocnoononiononococcooocnnconoonocccnnnnnanos 146
A AN oa 146 Sección IL. La costumbre como fuente del Derecho Internacional ........ 185
2. Origen, concepto, naturaleza y tipos de las Organiza-
1. La costumbre internación .occnininicnconinononinononncnaninancicino 185
ciones Internacionales.............iiiiiiiimicaiiiiiciaiiiaiinacacia
acia 148 2. La doctrina de la costumbre como acuerdo tácito... 186
a. Origen y evolución 148 a. La doctrina originaria .... 186
b. Concepto y naturaleza.......................iiiiiciiiiiaiiaiiciiciii 149 b. Críticas a la doctrina originaria o... 188
c. Clasificaciones..............iiiiiiiiiiiciiaiici icaaaiiacicc
acaacaaa 152 c. La situación actual de la doctrina ocn... 190
3. Subjetividad jurídica de las Organizaciones Interna-
CIONALES coocaccoccononncnnnnonconononanononconononanninononoonononrarcnnnacanonnanc 192
154
4. Participación de los Estados en las Organizaciones In-
ternacionales moco... tran cnracnana Sección III. La costumbre como fuente del Derecho Internacional en la
156
Corte Internacional de Jusfticia ............iiiiiciciiiiiiciciiaciciiciaiia 196
a. Número de miembros e igualdad jurídica. arman Lennrannios 156
l. Introducción o.cconicininionicinininnnaniconons AN 196
b. Estructura orgánica, integración y presidencia de
los órganos................ Cue e manana aan acen arranca 2. Consideraciones generales ........ ernerenarannanncnns prorucanccnan cercas 199
meo a neos cerennerens 157
c. Formas de votación y consenso.............iiiiiciiiiiiiaiiiiia 3. El Derecho Internacional consuetudinario y el conven-
161
5. Los medios de acción..........iiiiiiciiiiiiciiciiicacacaccacaia
CLON concccninnocicaninicinacancnnos erncanronnrininns bonos 200
165
4. Las tres modalidades del derecho consuetudinario re-
165 sultantes de las conferencias generales de codificación ..
165 a.
Las modalidades ...................iiiiiiiiiiiiiiiiiiciacanini
caian
nia
168 b. Efecto declarativo
169 C.
170 d. Efecto generador .ooocicicinonncnconnonncnnononcarcncnrcncnnncncncaniono
170 5. Requisitos para la consolidación de una norma consue-
170 tudinaria que tenga su origen en la disposición de un
171 ETALAÍO coccoconccoconconononanancncinononannnnnooorenenncan
ono cnnnnanonconinnnncnnns 209
174 6. La necesidad de la “opinio juriS cnica 211
7. El tiempo exigido para la elaboración de una norma
Sección VII. La situación del ser humano individual en el Derecho CONSUCLUCÍNQITA coocooncoconannnnnnnnnnnnnaracononononcnnnaronanaononcononnncnos 212
Internacional.....................iiiiiiiciio
cia ca area,
iiiiaiiaa 176 $. Medios para obtener información acerca de la práctica
1. . 176 estatal 213
2. La expresión “sujeto” en el derecho..........iciiiiicciiciiiiiis ces 177 9. Los trabajos preparatorios y el derecho consuetudinario 214
3. El ser humano individual en el Derecho Internacional 10. Consentimiento del Estado demandado o consenso ge-
Público..... 179 neral de los Estados..............iiiririr cencrnnnancanans oceananannananes . 215
4. El papel del individuo en
« el Derecho Internacional Pú-
Oli ciciccannana ronca
cannoc
coronanorncononca 181 Sección IV. Los principios generales del derecho reconocidos por los
principales sistemas jurídicos, como fuente del Derecho
Internacional cococoncinnnonnconencnnnnnononnaninc
ona nnonannionrancnciris
nononn 218
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
14 DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
218 Adopción del texto ....o.oonoconcconncnonnonconcnrnrrnonaranconanan non crn rro 252
1. Concepto y naturaleza.
DNA eo
219 Autenticación ..ccomocconnaoanaronnncannoncananos Lenrnnennn ron nr nna ran narnnn canos 253
2. Alcance general de esta fuente ..omonmccimnnarraniacianinannnnanaos
Ratificación ....momooo 256
3. Ejemplos de aplicación de principios generales de dere-
ORO cccciccnnnos ceccnnnos rene
rara circo 221 . Entrada en vigor... 258
comparativo para la determinación de “los AQResiÓN comonccccacnn non cnnanonn ronca nono anar nnn nc ron a cr rra narananas
anoncnnnnana 259
4. El método
o>» a
principios generales de derecho reconocidos por los Registro y publicación ..o.oouconmncinnnnaninininnioninnononccnronarinnencnos 259
principales sistemas juridicos remmmmnmsnmrenmerinnaraneres 225 Depósito del tratado.. 261
5. Los principios generales del Derecho Internacional........ 226
Sección III. 262
Sección V. Medios auxiliares de determinación de las reglas de Dere- 262
cnn rcona
cho Internacional ...oooocccnononnnnnnacnnncinnnnranoonnnononnnanonononranec 228 262
1. La jurisprudencia internacional ..oococicinnonnnncnnencannanrannnos: 228 262
3. EfectOS momioninninininnrrccar rre
2. La doctrina de los publicistas 230 262
a. De su aceptación
b. De las objeciones 263
Sección VI. Jerarquía entre las diversas fuentes ..cicconoononnneninennanonnrancnass 232
c. Las propuestas de la Comisión de Derecho Interna-
1. La posición tradicional 232 cional y las Convenciones de Vi8NA coociciniononcnrnncnnnos
2. Enumeración de las actuales fuentes formales del Dere-
cho Internacional PÚbliCO.....oonconnconinncnoninaninanannncnanmrnenanno 233 267
Sección IV. Interpretación de los tratados..
3. Jerarquía entre las fuentes formales del Derecho Inter- 1. Introducción ..... 267
nacional y entre sus NOTAS. c.mimormoosso perenne nro nrarancananns mo. 234
2. Disposiciones de la Convención de Viena sobre interpre-
a. Planteo de la cuestión... . 234 an pern nenan rra rene rncns 268
LACIÓN cocnccno nono narran rene n ano naar rra nraronana
nnconann
b. Jerarquía entre las fuentes formales del Derecho 3. Las enmiendas de los Estados Unidos en la Conferen-
Internacional 235 nnrononnan
cnn ann nana nana n
nn narrar crecen caracas 269
cia de VIENA coomcominininnncnncn
c. Jerarquía entre las normas jurídicas de las distin- 4. Papel de los trabajos preparatorios .. 271
tas fuentes formales del Derecho Internacional ........ 236
5. El elemento intertemporadl ..oonconincnnnnincarannnnonnarannncnarnnnns 272
Capítulo V
Sección V. Efectos de los tratados 275
EL DERECHO DE LOS TRATADOS
1. Efectos entre las partes concisa 275
Por Eduardo Jiménez de Aréchaga
2. Los tratados y los terceros EStadOs ..coccanninnonaccnnnrnccanooo 276
242 a. Principio general... 276
Sección 1. Concepto y tipos de tratados ...oconcoconinonicncanononionoonenrononcananranos
rre
1. Definición de tratado mmicinnnnrmsnisrrrrrcra 242 b. Tratados en los que se prevén obligaciones para
248 terceros Estados
2. Clasificación de los tratados ..
canon no ranonorncnnanrnns 248 Estipulaciones en favor de terceros Estados..............
c.
a. Plante0.....oonmmooccionnccnnonrnnonnancnnnnnnaronacararo
b. Tratados “stricto sensu” y acuerdos en forma
simplificada ........ aan rear carr nanna 248 Sección VI. La cláusula de la Nación más favorecida ...
- c. Tratados bilaterales y multilaterales........ III 248
250 Sección VII. La nulidad y la terminación de los tratados ........................ 288
d. Tratado-ley y Tratado-contrato
1. Introducción 288
250 2. Causales de nulidad ...o.ooononninninnnaonno nan ananornnnnos
nan coronananarnnna 289
Sección II. Formación de los tratados ......coorooornconennanacinanaranonnnronnnarcancndos
250 Capacidad ..oocinonncnnnnnnnno
a. ncannenina
con narnornn nana nn ener necnon
rreranass 289
1. Introducción
2. Negociación 252
b. Vicios del consentimiento 290
c. La legalidad del objeto del tratado ............................ 292 336
d. Nulidad absoluta y relativa ...onnnccnnmnnsm”m.... baronnnnnos 297 Legitimidad.......... RRA RRA RR ARAN RR RR RRA R OIR RO nana ra nr an rason nac rannas 337
so
3. Terminación y suspensión de los tratados.................... ... 298 ron uvas
. Fuerza ObligatoriO..ooccnnconccnonnnocanionnccnnannaranrnrrnrcnnon 337
na
a. Causas extrínsecas e intrínsecas de terminación de Oponibilidad a terceros 339
un tratado 298 Modificación y revocabilidad ..oooconnincnininccnnancannoconanananno 339
NS
b. Derecho implícito de denuncia............cciiiiiiiiiiiiiiiiicis 299 A AN 341
Cambio fundamental en las circunstancias............... 300 cono no rana nona nono norinno
Naturaleza JurÚdica .ooocononccnnnnnnnnnnncannonan 341
o
©
d. Terminación de un tratado como consecuencia de su
WlolaCiÓNN cocoocccocococococonononcnonen
narra cnonronanononnnononanonoss
onnonanoco 308
Sección IV. Los actos unilaterales de las organizaciones internaciona-
316
342
317 1. Las resoluciones: forma de expresión de voluntad de los
organismos internacionales 342
Sección VIH. La modificación de los tratadOS....oonncnncinnnmmnmsms. 320 2. Forma de adopción de las resoluciones.........iiiciiiiiiiiiiiics 343
1. La regla de principi0...cocnocicnnnnmeminmmiar 320 3. Las decisiones de las organizaciones internacionales..... 345
2. La revisión de los tratados y la doctrina del cambio pa-
a. Las decisiones vinculadas con la estructura y el
cífico 321 funcionamiento interno de la organización................ 346
b. Las decisiones relacionadas con actividades exter-
Sección IX. Otras disposiciones ..oociccinnonanicononónanononorononoonroneconoronnaraniononos 323 nas de las organizaciones ..........cciiiiies brrnrnnnrnnranannrcannos 347
4. Las recomendaciones de los organismos internaciona-
Capítulo VI
NUEVAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL
Por Roberto Puceiro Ripoll
Sección V. Actos concertados de naturaleza no convencional...
Sección I. AT 325
1. Concepto y funciones de la equidad cocino... 325
2. El recurso a la equidad con el consentimiento expreso
Capitulo VII
de las partes........iiiiimiiiiiiii ccc iaeiiiiariiacca
cane caccuaiaciacaacas 326 LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO
3. Remisión del derecho convencional a la equidad............ 327 INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO
4. Remisión del derecho consuetudinario y de los princi- Por Roberto Puceiro Ripoll
pios generales de derecho a la equidad ooo... 329
5. La equidad como elemento sustancial del Derecho......... 330 Sección l. Relevancia del tema. Origen del concepto..............iiiiirrorroos 359
Sección II. Los actos unilaterales 331 Sección Il. Doctrina y Jurisprudencia. ...omorcconnncnnornnnonnnananinoncconnnnnnncanonecnos 360
Sección ITI. Actos unilaterales de los Estados ........... ISOSIIIION OSOSIIOIIIIDN cui 332 Sección III. Importancia del proceso codificatorio del Derecho de los
1. Conceptualización y forma ......iiiiiiiiiiiiiiciciaciiicciiiiiiiaiaa 332 DratadOS..oococonnncnonononnninonacononnnonononorcarcnonccanonnnnss AN
2. Clasificación y tipos 334
a. Actos unilaterales autónoMOS...oconoccnninononnccnnoninnnos 334 Sección IV. Consideraciones generales ...ococooconocionococncnonnonnoncononccnnccnonnnno 366
nono nnnnn conan cano nrnna nano
1. Acepción especifiCO coocoocoonoccnconcnnanonannna 366
18 DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 19
2. Realidad del jus cogens .... 366 3. La inserción de la doctrina en la evolución del proble-
MA inccccnnonnnnncnnos onnannos cuenca caca n cananea enana cananea cenans
Sección V. Caracteres de las normas de jus cogens ,....................... anos. 868 4. La realidad a partir de mediados del Siglo XX ..............
1. Planteo de la cuestión ...oooncnicininonoimnarencinenironeninionononnononos 368 5. El análisis de la doctrina y práctica tradicionales y de
2. Imperatividad, inderogabilidad ....oooonnnnnninninninnnmm. 368 la normativa internacional vIgeNtO ..oooccccnncannanananononananoana
3. Generalidad.... 370 6. Consideraciones en torno a las normas de la Constitu-
4. Aceptación y reconocimiento universal ......iiiiiiiiiiiiiiniiiiias ción del Uruguay, relativas a esta temática .........iiiiiiiiiia
372
5. Dinamismo y mutabilidad ...oooocononnninoninicnicnnnnoncaricinnronos 373
Sección II. Estado actual del problema y vías para resolverlo.............. 400
Sección VI. Fuentes concocononccnanicnnocoronan 1. Los puntos de partida .. 400
noncornararn
ononnori
onconoo riera
noncrccnncaannons
nonr 374
2. Actitudes que puede asumir un Estado en las relaciones
internacionales 401
Sección VII. Objeto del jus cogens...................iiriiiniiiiniaririararinicacian 375
acciacacins a. Las diversas posibilidades .....oononcnncononnocnnnnnonccnanacinos 401
b. Situación en que el Estado se aísla internacional-
Sección VIII. Individualización. Clasificac ión ....... ....... ..iiiia riiicii iiaciic iiias 377 MODO coconcccornnnccncnrennnnnncanoncnnoncanononnnronaroncacanacannrenarnanananos 402
1. Planteo de la cuestión ..ooonnnonincaninnanionicnnanonicncrncncncranconoono 3717
n c. Situación en que el Estado se vincula internacio-
2. Normas que protegen los intereses y los valores de la nalmente con otros Estados ....oooononcicncinnnonccnnnnncnnnanan 402
_ comunidad como tal 878 3. Disposiciones constitucionales respecto a las relaciones
8. Normas que protegen los derechos de los Estados como entre sistemas y sus CONSECUENCIAS.....oooo... benrnennannenaneninnnos
tales y en sus relaciones recíprocas, en tanto que miem-
a. Si incluyen una norma expresa dando la primacía
bros de la sociedad internacional.... 878 al derecho interno ................ NOSIOIIIOIIIIIIIIDAA ÓN
4. Normas que protegen los derechos fundamentales de las
b. Si incluyen normas que dan primacía al Derecho
personas en su proyección humanitaria y universal....... 379 Internacional en algunos o en todos los casos ...........
Si no se incluyen en la Constitución ningún tipo de
c.
Sección IX. Efectos.............iiii
inciiiii
cara naraiiii
can canon cac arar n cena a caracas 379
niinicianan
Sección X. Mecanismos y procedimientoS...ococoncnnnnnocccnconncconccnnoco 381 Sección ITI. El problema en el marco de los sistemas de cooperación e
noncononos
integración 412
Sección XI. Proceso de codificación. Desarrollo progresivo..................... 383 1. Ubicación de la Cuestión cooocconcnncnannnnnncnnnancnronaronnnanannnn cnn 412
2. El problema de las relaciones entre sistemas en la co-
Sección XII. Desenvolvimiento esencial conocimos 383 operación y en las integraciones de baja intensidad y
ProfundWS ..occonncncnnanonnonernonc rn raras
nono nn coreana naar nncnnonc 412
3. Las relaciones entre sistemas en el marco de los proce-
Capítulo VII sos de integración de mediana intensidad.......iiiiiimiiniirs 413
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL a. Planteo de la cuestióN....oomocnnnoncinnnnacnnanocincrnnananonarnnono 413
PUBLICO Y OTROS SISTEMAS b. La incorporación de la norma internacional.............. 413
Por Heber Arbuet-Vignali c. Los acuerdos en forma simplificada ............ an. 415
Roberto Puceiro Ripoll ON 417
d. El problema de la jerarquía ...................
e. Las posibilidades de evolución hacia un orden su-
Sección 1. Marco conceptual e histórico del problema 387 pranacional...ooccnnicninnn nonn cnn cana ran cnn nora nananranoo
conennnnnnnncoracnn 420
1. Ubicación del teMU..ooooonicniconinnnonnosenconncnnnnnncanoninonnnnoni 387 El enfoque JUrÍdiCO ..ooooncconinnonanncnanncannanranononannnann rara 421
nanns
ma
2. Desarrollo histórico del asunto ooo 389
1. Introducción 472
2. Amenaza de fUerZO ..ococcnnonnonnncnanonanenannnrnnananco na
none nonrncncccnness 474
Capitulo IX
LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO INTERNACIONAL 3. Significado de la palabra “fuerza”.......iiiiiimimiiiinns bonos 474
QUE RIGEN LAS RELACIONES INTERNACIONALES 4. Interpretación del artículo 2, parágrafo 4, de la Carta .. 475
Por Heber Arbuet-Vignali: Secciones l, II y VI 5. Represalias armadas emos: .. 478
Eduardo Jiménez de Aréchaga: Secciones III, IV y V nan anniac nace
inn nan annaiiitinnin
6. Agresión Indirecta .....iciiiininminn 479
7. Otros corolarios del principio sobre abstención de la
Sección l. Antecedentes, caracteres y naturaleza de estas reglas....... 428 fULTZO comnnorininccc nn ranri ara nrnnncnns 479
1. Antecedentes doctrinarioS ...commcocioninnrisarannnenonannanrncnnnnnnanono 428 8. Usos legítimos de la fuerza ........aiiiiiiiiiiiniiaminininniarnncincans 480
2. Antecedentes de la práctica de los Estados..........icommmomo. 430 9. Defensa propia y el derecho de libre determinación ....... 481
3. Denominación... 433 10. Prohibición del uso de la fuerza contra pueblos que
4. Naturaleza JUrÚdiCO coocooncccinonnncnnanenn nana narco
con nonnannrn 435 ejercen su derecho a la libre determinación...........iiciiiiii 482
ccnar
a Planteo general...ooooniconiconocinoninnonanconnornoneno 435
nncano rononnenanos
b La idea de Derechos Fundamentales ........................ 436 Sección IV. El principio de la igualdad de derechos y de la libre deter-
c. Consecuencia de la soberanía ...ooooonnninnncnicncroncnnnnncnnno 437 nor nrnranno cnn cncrncononaos
minación de los pueblos ..i...concnnoninnnnnonna nonnnn 483
d Principios del Derecho Internacional ......................... 437 ercer
1. Introducción, ..nioninninn rra
nicinn n 483
e . Normas de “Jus COBeNS” mocoococconcconnnonnconaonconacnnononnonncnnos 438 2. Libre determinación y descolonización .ococoonoconocannonencanonos 484
5. Importancia del problema .....oooooninnononninnnncnnnanancarancanincnans 440 3. El principio de libre determinación como un derecho de
todos los puebloS....cmmomonmoncannmnanirrrrranernnncrrnenanananenncnrnonoss 486
Reglas comprendidas en esta categorÍl moccmconemmmmmman» 440
a
7. Nuestra sistematización mmm. eonnnonronansas 442 4. El resultado de la libre determinación y la esencia del
derecho de los pueblos........... pecan nena annncanios NISIIIIOIIIIIIIIONA 487
5. La libre determinación y el título histórico a un territo-
Sección II. Principio de la igualdad soberana de los Estados................ 444
489
e To EEES SESTETESSESSSSSIISEIIEEEPEEIIEESESIIIIIIA
1. Los textos y su marco doctrinariO...omoconioninncnnonnicininanrononos 444
6. La cláusula de salvaguardlO.oooncennnonnannanirnraconncrennacnccnns 491
2. El atributo de la soberani0....oooococaninnonicnoninnncnnnananinracnnnnon 446
a. La idea de soberanía JurÍdica ....ooooccionnncnnonnonanncrnncnonos 446
Sección V. El deber de no intervención y la jurisdicción interna.......... 494
b. Características del atributo en el ámbito interna- 494
cono nnnn coronan recorro 1. La no intervención en la Carta de las Naciones Unidas.
comal cocconncocncnnoncccnocaroncnnnncannnrconnononanc
2. Intervención en asuntos internos O externos ..omooccnoncnononnn 495
c. Naturaleza y evolución del atributo ...o.ococcnninmnmmmnm.m....
3. Ejemplos de intervención 496
3. El principio de la igualdad soberana c.mmmoncmniiicinnnasnesss»
4. La fórmula general coonnniinininnnannannonrnerrrr rrere
arenas 497
a. Jerarquía del principio ..eooooocccinnoncnnonacononnnronoranarinonocanos
b. nos
El valor de la igualdad ....oooonoocccnnnccnnnconoronanncnananinonrcn 5. La excepción de jurisdicción dOMÉStICA ...oconnonrnornrnennrnnos 498
a. Origen y naturaleza 498
c. Igualdad jurídica, de hecho y funcional .....................
b. Concepto de intervención prohibida 499
4. Los llamados corolarios del Principio de la Igualdad
Soberana 460 c. Alcance de la disposición ...ocoocnoncncnnnonornnanancnnenennarnnnass 499
a. cancion non nono
Planteo de la cuestiÓN...oooconiocincnnnonnonncancnnacnna 460 d. Cómo y quién determina si un asunto es de juris-
dicción dOMÉSTICA ..oononncninnnnonnanninananranarroo beonoracnncncnranes 500
b. La existencia e independencia del Estado ................. 461
c. La independencia y sus corolarios exteriores ............ 462
d. La independencia y sus corolarios internos ............... 464 Sección VI. Los demás principios de la Declaración 2625/XXV.............. 502
eran aan nora
1. Introducción ..onconnnnnnininncnnn raros
rre arenannn
nnnnnnn 502
e. La igualdad y sus corolarios................iiciiiirainirriaracians 471
2. La solución pacífica de controversilS mmccicinmmmrrerernrnans 502
a. nono anna nn nrneonnonoco
Los textos ..oooooconodonennncnonan nn
nan cnna nena nnenennne 502
Sección III. Prohibición del uso o amenaza de la fuerza ............iiirairecooias 472
DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO
>
w
estas y quizás otras perspectivas y tener en cuenta normativismo, intenta explicar racionalmente la obligatoriedad de
que el rol del jurista se limi- las normas
ta, a la vez que exige que se refiera, a todos ellos desde fuera y por encima de la voluntad de los sujetos a las que
en particular y separadamen- van dirigidas,
te, mientras que la función totalizadora, definitiv pero el margen de apreciaci ón que
a, si es posible, debe delegarse deja al interpret e puede conducir a que, por
al filósofo. razones subjetivas, se consideren carentes de validez reglas del derecho
positi-
También debe tenerse presente que todos vo formalmente vigentes.
estos esfuerzos, aunque inde-
pendientes, se encuent ran jurídica mente vinculad os en forma ineludible y su
análisis conjunto ayuda a esclarecer varios malenten
didos. Los distintos aspec-
tos repercuten recíproc amente entre sí. Del alto
(1) La racionalidad y justicia de las ideas fundantes del sistema y por
valor intrínseco de las solucio- mas que a partir de ellas se acepten, hará que del cumplimient
tanto de las nor-
nes que proponga la norma, derivará n las razones
o o violación de las mismas se des-
que hagan beneficioso para prendan ciertas consecuencias, benéficas o dañinas para el sujeto
que así procede. Estas consecuen-
todos su respeto práctico y este se acrecentará
en la medida en que resulte cla- cias, naturales, no impuestas, serán los motivos profundos que
impulsen a los Estados a respetar
ro y Cierto cuales son las normas que se han acordado las normas (si su fundamento es valioso), y a darles eficacia práctica. La
cumplir y formalmente adhesión de la mayoría de
están-en vigor. los sujetos a la norma, la clara conciencia de su necesidad para convivir
mejor, el peligro que corre
quién la viola de quedar aislado, de no poder invocarla cuando
No obstante, todas estas ventajas la necesite, de crear un precedente
, no llevarán en la práctica, por si solas, que en el futuro pueda aplicarse en su contra; la conciencia de
que la ventaja relativa que hoy
a que los Estados cumplan siempre las normas. consigue con la violación la perderá con creces en un balance general, es
Sin embargo, el alto valor del lo que determina que las
fundamento axiológico, determi nará Unas consecue
reglas se cumplan. Y esas convicciones sólo la logran las reglas justas y
claras.
ncias tales que por motivos (2)
concretos y tangibles inducirán a los Estados Sin perjuicio de lo expuesto debe reconocerse que tanto el jusnaturalismo
a su cumplimiento práctico y a clásico
como la reacción positivista, por distintos motivos y en sus respectivos
marcos históricos, hicieron
importantes aportes al Derecho Internacional.
LUU HEBER ARBLUET-VIGNALI
EL FUNDAMENTO DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
101
Ninguna de estas respuestas colma
totalmente la neces idad de Justicia y
de seguridad que reclama la actual conci que se le proporciona descansa en una orden legal
encia Jurídica y política de la humani.- y no en un mero capricho
dad, ninguna resulta absolutame nte arbitrario, sólo respaldado en la capacidad materi
satisf actoria. Pero también es cierto que al de exigir cosas.
todas ellas, especialmente las corrientes En un análisis jurídico también debe adoptarse
mayores, han hecho importantes apor- posición acerca
tes a la ciencia del Derecho Internacio blema del fundamento. Pero en este del pro-
nal y que diver sos aspec tos de sus campo la posición será de aproximación —
teos pueden ser rescatados, atienden plan-
algunas exigencias de la inqui casi instrumental- sin pretender llegar a
fica, resultan acertados y nos dejan etud cientí. las últimas esencias, las que corres-
satisfechos, al menos parci almen
ponden al enfoque filosófico.
se considera el problema del fund te, cuando
amento desde algún determinado Es ineludible adoptar posición jurídica
cular. sesgo parti- respecto al problema del fun-
damento, ya que de lo contrario nunca se podrá conocer el tipo de mandatos
con que se está trabajando y se prescindirá
de una invalorable ayuda para
3. Nuestra respuesta respaldar la eficacia práctica y la necesidad
de las normas (4); pero desde
este ángulo, no se debe pretender una soluci ón global, la que escapa a las
Ante esta percepción nos incli posibilidades de la hermenéutica Jurídica,
namos a pensa r que mucho s de debien do concretarse diferentes
mas planteados no resultan del conte los proble- aproximaciones parcia
nido de las teorías que los presentan, les en una toma de posici ón que considere el problema
de desde distintos ángulos: el jurídi co-con ceptua l, el jurídico-formal, el jurídico-
error por la pretensión de dar al social y el jurídico-valorativo (5). Las conclu
probl ema del fund amen to una respu siones parciales sobre cada en-
dica, global y totalizadora a partir esta jurí- foque darán al jurista el necesario punto
de enfoques certe ros, pero parci de apoyo para bucear con certeza
otras ocasiones por entender que ales (3) y en en las profundidades imprescindib
no se puede ni debe intentar ningú les. Pero la síntesis, la respuesta final y
respuesta ante el problema. Esta n tipo de armónica al problema del fundamento, el
Posición que adop tamo s exige contestar en definitiva a la pre-
siones metodológicas, antes de entra algunas preci- gunta de cuales son las esencias que determ
r a brindar nuestra opinión sobre inan que la norma jurídic
a obli-
to. el asun- gue, sea cumplida y resulte eficaz, eso debe dejarse a la investigación filosó-
El problema del fundamento del fica, aunque la intente un Jurista incursionando
Derecho Inter nacio en la filosofía del derecho,
de uno mayor que se pregunta por nal Públi co es parte pero entonces, sin asumir el papel del hombre de
qué obligan las normas juríd leyes sino el del filosofo.
sus diversas icas en todas Hecha esta precisión metodológica, expondremo
manif estac iones . Cualq uier respuesta definitiva que se s brevemente nuestra opi-
a esta cuestión, necesariamente intente dar nión respecto a los cuatro enfoques citados
debe de partir del camp .
una ciencia totalizadora, que ubiqu o de la filoso fía. Sólo
e las respuestas en un sistema deter
podrá contestar satisfactoriamente minad o,
a estos reque rimientos. 4. El punto de vista jurídico-sustancial
el enfoque jurídico sino el filosófico En defin itiva no es
el que corresponde inten tar; y en
razón aquellos autores que como esto tienen
E.Jiménez de Aréchaga (1959-61), Desde esta perspectiva el fundamento de la
Katzembach (1965), Ch.Rousseau Kaplán y validez y obligatoriedad de
(1970-83), etc., así lo sostienen. las normas del Derech o Intern aciona l debe encont rarse dentro del propio sis-
No obstante, carecería de razón tema, teniendo en cuenta las características
inten tar un análi sis juríd ico del sistema de sus reglas (ver supra Cap. ID) y
internacional, o de cualquier otra los Principio de No Contradicción y Buena
rama del derecho, sin procurar Fe.
una aproxi-
Para ello debemos de tener en cuenta que los sujetos
más importantes del
Derecho Internacional, sus creadores y princip
ales beneficiarios, son Estados
soberanos. Disponiendo del atribut o de la soberan ía, los Estado s poseen la ca-
pacidad de hacer ciertas opciones. En primer
lugar, pueden decidir aislarse de
los demás, no entrar en relacio nes polític o-juríd icas con otros Estados. En este
supuesto no tienen que obligarse aceptando normas
jurídicas, las que
resultan
innecesarias pues su objeto sería reglar unas relacio
nes que no se establecie-
ron.
Los Estados pueden hacer otra opción diferente y resolve
r vincularse po-
AA A OO lítica y jurídicamente con otros. También esta será
una elección soberana, deci-
(3) A. DOMÍNGUEZ CAMPORA (1947)
fundamento del Derecho Internaciona dice que todas las doctri nas que se ocupan del
l parece n hablar de cosas distin tas, (4) El sujeto obligado se encuentra más dispuesto a cumplir
razón de ser, al porqué del Derecho “...unas se refieren a la una norma que sabe fun-
Internacional, otras se refieren a su dada que si desconoce la razón de la misma.
otras a cuál es la base de su finalidad, a su para qué y
fuerza obligatoria, ete....”. (5) Es posible que puedan añadirse otros enfoques importan o
a los efectos del presente estudio creemos suficien tes a esta numeración, pero
tes los expuestos.
102 HEBER ARBUET-VIGNALI EL FUNDAMENTO DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 103
dida porque se entiende que actuar así resulta más satisfactorio para sus inte-
no alcanza la voluntad individual de cualquiera de ellos para desligarse. Por
reses. En este segundo supuesto, los Estados deben crear reglas para ordenar
encima de esa voluntad existe un mandato superior que determina que una vez
sus relaciones y para ello establecerán un sistema jurídico altamente democrá-
manifestada la voluntad de obligarse, la resultante de esa decisión se mantiene
tico, dónde los sujetos reglados son los mismos que contribuyen al nacimiento
independientemente de la voluntad particular de cada una de las partes. Y eso
de las reglas que les permiten encauzar con certeza y seguridad unas relacio-
ocurre así porque las partes quisieron crear un sistema jurídico de coordina-
nes, que procurarán además que sean justas (6).
ción, se obligan de Buena Fe y el Principio de No Contradicción exige que estas
Este es un aspecto a considerar con detenimiento cuando se intenta sean las consecuencias, porque si las consecuencias fueran Otras, todas las
abordar el análisis jurídico-sustancial del problema del fundamento del Dere- esencias en juego se desvanecerían y se estaría en el caos.
cho Internacional. Desde el punto de vista de su esencia juridica, la obligatorie-
Creemos que este enfoque ha sido el menos considerado por la doctrina;
dad de las normas del Derecho Internacional, no puede fundarse en una orden
puede decirse que algunas de las doctrinas psicológicas y sociológicas y algunas
dictada por un soberano cuyo poder supremo la respalde y actualice además su
de las posturas utilitarias han insinuado el camino, aunque, a nuestro juicio,
exigencia. Tratándose de un sistema de coordinación la respuesta es menos
con evidente error en sus demás soluciones.
simple. No se trata en este caso de un orden impuesto por una autoridad de
alguna forma legitimada y en la cual se asienta el fundamento del sistema,
sino
de un orden democráticamente establecido por sujetos que disponen del atribu- 5. El punto de vista jurídico-formal
to de la máxima “libertad estructural ” de que pueda disponer un ente: la sobe-
ranía; pero que para conservarla, necesariamente, deben ejercerla bajo reglas Si consideramos el problema del fundamento desde el punto de vista ju-
—
como ocurre con toda libertad filosófica, plena y valiosa que respeten rídico-formal nos plantearemos el problema de las fuentes. Formalmente una
la sobe-
ranía de los demás y amparen la propia. Para que tales reglas cumplan norma es válida, obliga y está fundada dentro de un sistema ya existente, si se
sus
cometidos no solo deben de propender a ciertas soluciones que se entiendan ha generado de acuerdo a los procedimientos formales aceptados por el mismo
justas, sino que además es indispensable que proporcionen certeza y seguridad: como productores de normas jurídicas.
deben de ser obligatorias más allá de toda voluntad arbitraria. Considerar el fundamento jurídico-formal en el caso de las normas del
Cuando los Estados deciden entrar en relaciones conservando su sobera- Derecho Internacional Público significa responder a esta pregunta: ¿cuáles son
nía sin ofender la de los demás, les resulta imprescindi ble someterse las fuentes formales a través de las cuales se crea el Derecho Internacional
a reglas
libremente aceptadas por ellos, pero inmodificables por su mera voluntad. Público positivo vigente? Al responder a esta cuestión también se debe de tener
Re-
sultaría contradictorio que esos mismos Estados después de crear libremente presente el atributo estatal de la soberanía. Para crear reglas que regulen a
las reglas no establecier an, reconociera n y respaldara n la eficacia sujetos soberanos y para que aquellas no afecten la soberanía de estos y por el
y obligatorie-
dad de ellas incluso más allá de la voluntad de sus creadores. Si al contrario la protejan, tales reglas deben de ser el producto de la decisión inme-
crear las
normas no aceptaran que a partir de entonces ellas les obligan hasta diata y concreta de los mismos sujetos que se comprometen a respetarlas y
tanto las
deroguen por los medios que en común han establecido y no por su cumplirlas de buena fe. Esto no significa suscribir las doctrinas voluntaristas,
sola y capri-
chosa voluntad, no habrían actuado de Buena Fe y racionalmente ofenderían sino afirmar que para reglar sujetos soberanos sin que dejen de serlo, es nece-
al
Principio de No Contradicci ón; no habrían creado reglas jurídicas, sario que las reglas surjan por procedimientos formales especiales, en que se
sino frases
desprovistas de todo sentido lógico y jurídico, meras expresiones manifieste su voluntad, los del Derecho Internacional o los de otro sistema ju-
oportunista s
en el mejor de los casos y mal intencionadas en los demás. El fundamento rídico de coordinación o mixto, mediante los cuales una vez que las reglas en-
de
obligatoriedad de las normas del Derecho Internacion al resulta no tran en vigor, la posibilidad de cumplirlas o rechazarlas queda fuera de la vo-
de la volun-
tad de los sujetos que lo crean sino de la determinación de estos de luntad individual de los sujetos, pasando a ser absolutamente obligatorias por
crear reglas
obligatoria s más allá de su voluntad particular, que les den certeza las características del sistema y los Principios de la Buena Fe y No Contradic-
y seguridad
y aporten las aproximaciones a la idea de justicia que entre todos ción. Los Estados no tenían porque crear las normas. No obstante las crearon
desean evi-
denciar y les permitan desarrollar sus contactos dentro de un sistema para no sumergirse en el caos; y si para su mutua satisfacción se transforman
que les
brinde certeza y seguridad y no en la anarquía. Es evidente que es libremente en sujetos de un sistema jurídico, deberán cumplir sus reglas o res-
la voluntad
de los Estados lo que les vincula a las normas del Derecho Internacion ponder por sus violaciones. Esto es así por una elemental aplicación del Princi-
al (sis-
tema de coordinació n) ya que son sujetos soberanos que sólo así pio de la Buena Fe ya que si crearon reglas cuando no tenían porque hacerlo ni
pueden: obli-
garse (ver Cap. ID), pero también es cierto, evidente en los hechos nadie podía obligarlos a ello, sí acordaron someterse a ellas cuando tampoco
y coherente
con la lógica, que una vez que, en conjunto, voluntariamente se tenían porqué hacerlo, si prefirieron las relaciones al aislamiento, entonces
han obligado ya
deben de cumplir las reglas que ellos mismos crearon y a las que quisieron so-
meterse para encontrar senderos por los cuales transitar una relación que pre-
(6) Cfr. H. ARBUET-VIGNALI (1991). firieron al aislamiento y al desorden.
De ahí que el fundam ento formal de las reglas del Derecho Internacional violación el que ocasionará en forma inmediata o mediata perjuicios que se
Público se ubique en la existencia de fuentes formales especiales para la pro- consideran graves y se desean evitar; en este último caso el respaldo de la nor-
ducción de sus normas en las que participan
los propios sujetos reglados y que
luego deberán cumplir. En ma en el temor a la sanción solo opera para el reducido núcleo de díscolos que
este sentido pueden ayudarnos a comprender el
proble ma algunas de las siempre existen en toda sociedad y que no coinciden con las pautas generales.
posicio nes normat ivas (debe de obedecerse la voluntad
del primer legislador) y algunas de las teorías No es aceptable pensar que la validez y obligatoriedad de las normas des-
sociológicas (7).
cansa en la existencia de una autoridad material que las sancione, respalde e
imponga, lo que movería a sus sujetos a temer las consecuencias de su incum-
6. El punto de vista Jurídico-sociológico
plimiento. El temor a las consecuencias del incumplimiento constituirá en al-
gunos casos uno de los motivos que garantizan la eficacia del sistema, pero ni
Si pretendemos saber en cambio, porque obliga en la práctica la norma siquiera será el argumento principal, y por supuesto, no es el presupuesto de
del Derecho Internacional, cuales son los
motivos que mueven a los sujetos a validez del sistema ya que sus sujetos son soberanos. El funcionamiento del
respetar las reglas. Si nos pregun tamos por el fundam ento Jurídico-sociológico sistema del Derecho Internacional Público se logra porque sus sujetos adhieren
que determina que el Derecho Internacional,
aunque registre violaciones, gene- a sus normas reconociendo el fundamento de su validez y obligatoriedad en el
ralmente se cumpla y respete y que la mayorí a de las veces que ello no ocurre alto valor que las informa, en su bondad intrínseca y en los beneficios que con-
tenga lugar una reparación, creemos que sólo pueden darse dos clases de razo- lleva su cumplimiento. En cierto sentido acá las teorías voluntaristas y utilita-
nes que inclinan a los Centros de Poder
a aceptar la existencia de reglas ya ristas resultan satisfactorias para explicar este comportamiento del normal
cumplirlas. Si los Centros de Poder indepe ndient es son creaciones de los seres acatamiento de hecho de normas que ya existen y son obligatorias política y
humanos para servirles y si actúan a través
de la voluntad y con las virtudes y formalmente por otras razones ya explicadas.
defectos de estos (8), las razone s que les incline n a reglar sus mutuas relaciones
por normas y a cumplirlas, deben de ser las mismas que determina en iguales
circunstancias a los seres humanos a proced 7. El punto de vista jurídico-valorativo
er de tal manera: la adhesión a la
norma o el temor al castigo.
En la inmensa mayoría de los casos los sujetos Por último, desde el punto de vista jurídico-valorativo, para determinar
del Derecho Intern acional que valores permiten afirmar que una norma concreta es la más valiosa y que
cumplen sus reglas por adhesión, porque
encuentran más satisfactorio, más
útil, más ventajoso respetarlas por ese valor intrínseco es ella y no otra la que debe obligar, parece conveniente
que violarl as (9) y en algunas situaciones excep-
cionales, por el temor a la sanción, a transitar por los caminos de las teorías jusnaturalistas, en su versión clásica o
las consec uencias desagradables que pue-
de ocasionar su violación. Es así como luego moderna, para encontrar esas respuestas metajurídicas sin alejarnos totalmen-
de comprobar que la arbitrariedad,
la discrecionalidad, la tendencia te del área del derecho, Claro que para ello, no bastará un análisis teórico
a impone r los gustos propios por la fuerza de
que se dispone, no producen una satisfacción sino que las conclusiones de este deberán ser comprobadas en la práctica,
completa, estable y menos aún
permanente (10), se procur razón por la cual creemos que debe adoptarse una posición jusnaturalista-
a limitar la liberta d de acción estableciendo reglas
aceptadas por todos y que todos estén realista. El análisis profundo de este último enfoque, en definitiva, pertene-
dispue stos a cumplir. La aceptación del
establecimiento de estas reglas y la disposi ce a la filosofía.
ción a cumplirlas se deben al poder
de quienes las dictan e imponen, de lo que Cuando se pretenden exponer los principales problemas del Derecho In-
se deriva el temor a recibir un casti-
go si no se cumplen, o al alto valor del conten ternacional Público en un texto general, resulta fuerte la tentación de eludir el
ido de la regla hecha en común, a
la que se adhiere porque su cumplimiento problema de su fundamento axiológico. El primer deseo, consiste en exponer las
brindará más satisfacciones que su
doctrinas de los autores anteriores, adoptar alguna posición crítica frente a
ellas y referir la solución del problema a la filosofía del derecho, el que en defi-
(7) Este respaldo parcial al fundamentodel Derecho Internacional no significa confun- nitiva resulta su ámbito correcto. Esta solución es razonable y la aceptamos en
dir las fuentes formales (y mutables) con
el fundamento filosófico único de todo
cional, como sostienen algunos autores que el Derecho Interna- definitiva, pero previamente, por las razones ya expuestas, también resulta
son criticados con razón por E.JIMÉNEZ
ARECHAGA (1959-61, Tomo I, Capítulo ID. DE necesario señalar ciertos aspectos del fundamento axiológico antes de abando-
(8) Confrontar E. KANT (1784). nar el tema.
- (9) ]
Es lógico que esto sea así sí se piensa que siendo
ma de coordinación, donde el sujeto reglado el Derecho Internacional un siste- Todo conjunto de reglas jurídicas tendrán mayor o menor valor, estará o
es a la vez quien crea las normas, normalmente
sujeto estará muy motivad o para su el no fundado axiológicamente, según las cualidades intrínsecas de sus reglas, la
cumplim iento ya que ha contrib uido al nacimiento de la regla.
Si los sujetos no quisieran cumplirla, sería bondad de las mismas, la capacidad que poseen para lograr colmar las aspira-
más fácil no crearlas o concretarlas en
carácter vinculatorio resultara débil, lo que forma tal que su
se hace en muchos casos. ciones de una feliz convivencia de los sujetos a que ellas se dirigen, Puede de-
(10) Sea porque el resultado no conforma moralmente, o si satisface, porque no se tiene cirse que una norma es valiosa y por lo tanto está fundada, si en el ámbito y las
la seguridad de mantenerlo.
106 HEBER ARBUET-VIGNALI EL FUNDAMENTO DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 107
circunstancias en que debe operar y respecto a los sujetos a los que debe reglar, veces en el error de querer determina r cuales son en concreto las reglas valio-
es capaz de lograr la máxima felicidad individual de cada uno de estos a la vez sas afirmando que tales y no otras eran las reglas del derecho natural.
y concomitantemente que la máxima felicidad grupal de todo su conjunto. Pensa-
mos que en este sentido debe procederse de otra forma. Debe tenerse
Si para que la norma sea válida desde el punto de vista sociológico es ne- clara con-
ciencia: que una razón lógica indica que siempre hay una regla del
cesario que la acepte y desee la inmensa mayoría de los sujetos a quienes ella más alto
valor para cada situación; que tanto para el político como para el doctrino
regula, esa norma, para esos sujetos, en esas circunstancias, debe de tener suele
ser muy difícil aprehender la regla adecuada en cada caso; que estas además
bondades suficientes para ubicarla en un alto rango de la escala axiológica. pueden variar de acuerdo a las circunstan cias; que para acercarno s a esas re-
BA
Para que tal norma posea este tipo de valor y por lo tanto posibilidades de ser glas, al menos con fines instrumentales, puede resultar de ayuda considera
sociológicamente aceptada, no basta que la formule un ser humano o un grupo r
que deben de lograr la máxima felicidad individual de cada sujeto a la vez
más o menos numerosos de ellos (Estado). Para que valga, sea acatada y se que
la máxima felicidad grupal de su conjunto; y que como método cognosciti
mantenga, la norma debe de poseer, además, para su época, para su circuns- vo
resulta prudente adoptar una actitud realista recurrien do a la experienci
tancia y para aquellos a quienes se dirige una serie de bondades que la hagan a para
ver que resultados han dado las diferentes reglas, en las distintas circunstan
satisfactoria, deseable y le permita armonizar las situaciones que va a reglar -
cias, para así comenzar a especular sobre cuáles pueden resultar mejores que
(11). otras, cuando, dónde y porqué, conscientes siempre de que podemos equivocar-
Por ello no cualquier norma que “se invente” va a producir los efectos que nos y necesitaremos nuevamente seguir recurrien do a la experienci a; y dejando
de ella se esperan. Sólo serán acatadas y eficaces aquellas que coinciden en lo los enfoque conceptuales al filósofo, o a nosotros mismos pero filosofand
o y no
sustancial con las tendencias del grupo reglado (12). Lo expuesto resalta la analizando el derecho (14).
importancia práctica de la tarea de procurar al menos una aproximación a la
determinación del fundamento de valor sobre el cual deben descansar las nor-
mas del Derecho Internacional ya que este no se encuentra en la mera adhesión
de sus sujetos, ni en su voluntad, ni en la conveniencia.
“Una aproximación lógica permite afirmar que para regular de la mejor
manera posible las relaciones entre ciertos sujetos concretos, que persiguen
fines determinados, en una circunstancia y época dada, sólo hay una forma de
hacerlo que será la mejor y más valiosa; aunque los sujetos interesados no co-
nozcan esa solución o tomen por mejor otra que no lo es o que, por el contrario
es mala, o incluso rechacen la solución que resultaría mejor en definitiva para
aceptar otra más seductora en lo inmediato. Esto es aplicable al sistema Dere-
cho Internacional. La regla de derecho positivo estará fundada axlológicamente
siempre que “sea la mejor” o al menos “una de las mejores” en su circunstancia.
Como las reglas últimas de las ciencias sociales son infinitamente difíciles de
desentrañar y su concreción depende en cada caso de una inmensidad de im-
(14) — Una razón lógica indica que también para los Estados, si es que desean
ponderables (13), el jurista debe en este campo conformarse con una aproxima- terminadas metas adecuadas a sus aspiraciones, en una determinada escala
alcanzar de-
de valores, disponien-
ción genérica, que deberá confirmar constantemente a la luz de la práctica y do de ciertos recursos económicos y tecnológicos, con una determinada base
filosófica e ideales
que ante sus evidencias debe estar siempre dispuesto a modificar, dejando la políticos, en un determinado tiempo, lo mejor será cumplir ciertas normas
y no otras diferentes o
especulación definitiva a la responsabilidad del filosofo, pero sin eludir su res- parecidas aunque estas últimas parcialmente puedan colmar las aspiraciones.
Este orden perfecto
para cada época irá variando según las circunstancias apuntadas, pero mientras
ponsabilidad instrumental. Creemos que la doctrina jusnaturalistas que ha gan también se mantendrá determinada propuesta como la mejor para concretar
ellas se manten-
un ordenamiento
sido la que con más claridad ha asumido esta responsabilidad, ha caído muchas Jurídico—positivo que procure su actualización en los hechos. Este ordenamiento
jurídico-positivo
resultará más o menos bueno según se asemeje o difiera con el orden perfecto (aunque
mutable
según el tiempo, la circunstancia y los destinatarios) que responde no a los deseos
(11) Aunque en algunos casos los sujetos a quienes van destinadas prefieren eludirlas o o convicciones de
desconocerlas, ya sea por razones coyunturales o por debilidad. los seres humanos, sino a una concordancia lógica con la verdad y que por ello no puede
ser deter-
minado con total certeza en el plano humano-temporal. En ese orden perfecto encuentra
(12) Lo que no significa, que las normas no puedan influir para modificar tendencias co- el Derecho
Internacional Público su fundamento axiológico. La humanidad ha tendido
lectivas, lo que pueden lograr siempre que sustancialmente se coincida con la esencia misma a lo largo del tiempo a
de la concretar ese orden perfecto en el derecho positivo. La certeza de que una regla
solución propuesta, aunque esta contradiga prácticas generalizadas. La corrección de una del derecho positivo
conducta coincide o no con ese orden perfecto, está fundada o es espúrea, no la puede tener
del grupo a través de una norma contraria a ella se logrará cuando la mayoría
del grupo, pese a la ningún ser
práctica, no adhiera a esa conducta y la siga por debilidad. humano, al respecto todas serán aproximaciones. Como para determinar, aunque
sea con aproxi-
mación, cuáles reglas tienen mejor correspondencia con las deseables es más sabio
(13) Mucho más que las de las ciencias exactas, aunque no tanto como las de las filosófi- confiar en co-
cas. rrientes de pensamiento que en lo que un solo individuo piensa, creemos que sólo
puede afirmarse
en común esta solución y analizar los resultados a través de la experiencia histórica.
Capítulo II
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
por Heber Arbuet-Vignali (*)
Sumario:
I. Los sujetos en la teoría general y en la práctica del Derecho In-
za : ternacional Público. 1. Ubicación conceptual del tema. 2. Los “sujetos”
en los sistemas de coordinación. 3. El concepto de sujeto en la doctrina y en
la práctica de las Relaciones Internacionales, 1. El Estado como sujeto
del Derecho Internacional. 1. El Estado sujeto originario. 2. Incidencia
de ciertas peculiaridades del Estado en su calidad de sujeto del sistema. 3.
El reconocimiento de Estados. 4. El reconocimiento del gobierno de un Es-
tado. III. La Comunidad Beligerante como sujeto del Derecho In-
ternacional. 1. El instituto. 2. La subjetividad jurídica de la Comunidad
Beligerante. 3. Los presupuestos objetivos para admitir a la Comunidad
Beligerante como sujeto. 4. Naturaleza, efectos y formas del reconocimien-
to. 5. La admisión de insurgencia. IV. Los Movimientos Nacionales de
Liberación. 1. El instituto. 2. Orígenes del instituto. 3. Características,
requisitos para reconocer y efectos (extensión) de la personería. V. Otros
sujetos vinculados a los Estados y con base territorial. 1. Planteo
general y situaciones excluidas e incluidas. 2. El Estado Vaticano - Santa
Sede. VI. Las Organizaciones Internacionales como sujetos del De-
recho Internacional. 1. Introducción. 2. Origen, concepto, naturaleza y
tipos de las Organizaciones Internacionales. 3. Subjetividad jurídica de las
Organizaciones Internacionales. 4. Participación de los Estados en las Or-
ganizaciones Internacionales. 5. Los medios de acción. 6. La función públi-
ca internacional. 7. Los Congresos internacionales. VII. La situación del
ser humano individual en el Derecho Internacional. 1. El ser huma-
no y el derecho. 2. La expresión “sujeto” en el derecho”. 3. El ser humano
individual en el Derecho Internacional Público. 4. El papel del individuo
en el Derecho Internacional Público.
() Actualizado por el autor en 2005.
Liu ALO AU
Ad D
Y ANA dl
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
111
Sección I
tir de la idea de señorío y cuya estruct ura respond ía al concepto de subordina-
Los sujetos en la teoría general y en la ción (Valtz, 1943). El naciente Derecho Comunitario
práctica del era considerado como un
Derecho Internacional Público sistema “sui generis” dentrodel Derecho internacional Público (5). La doctrin
aún no percibía, aunque algunos lo intuían, la posibil a
idad de sistemas jurídicos
mixtos, dónde las estruct uras de coordin ación y subord inació n aparecieran si-
1. Ubicación conceptual del tema multáneamente y en proporción equilibrada (6) y permit ieran reglar a la vez los
intereses público s de los Estados sobera nos y las organiz aciones creadas por
E. Jiménez de Arécha ga (1959- ellos y los intereses privados que ya por entonce s
61, 1, 250 y 251), refiriéndose al asunto de comenz aban a tener una fuer-
los sujetos del Derecho Internacional, te incidencia directa en las relaciones internacionale
dice que “...el problema no es doctrinario s actuando sin la interme-
y teórico, sino relativo y empírico. Relativo diación de sus Estados (7).
porque su solución dependerá del
grado de desarrollo que alcanc e en el Derech A mediados del siglo pasado
o Internacional. En cierta época se los interes es privado s comenzaban a
reconocerá personería a los individuos (1) irrumpir directamente en las relacio
y en otra época no: todo depende del nes intern aciona les y las Naciones Uni-
momento en el cual se hace el análisis. das, su sistem a y las Organi zacion
Y empírico, porque la respuesta será es regiona les marcab an ya gravitante
dada por la realidad misma, por lo que presencia. Un jurista agudo y
resulta del Derecho Internacional en si, profun do como lo es sin duda el maestro Ji-
puesto que si este Derecho conced e a un ménez de Aréchaga, viendo la importancia que adquirí
ente cualquiera derechos y le impone a la actividad de las
obligaciones, ese ente es sujeto de derecho Organizaciones Intern aciona
...”. les en las relacio nes intern aciona les y previen-
Como veremos más adelan te nosotr do por anticipado la incidencia que adquir irían
os sostenemos que en el caso del De- en ellas las activid ades de
recho Internacional Público, sistema con los particulares, entendía que tales actividades
estructura jurídica de coordinación, es debían de ser reguladas por
de la esencia de sus sujetos el participar la normativa aplicable a esas relacio nes. Es por
activa y directamente en la creación de ello que Jiménez de Aré-
las normas, la vigilancia de su cumpli chaga acepta inmediatamente el carácter de sujetos
miento y el castigo de las infracciones; de las Organizaciones
para adquirir la calidad de sujeto de Internaciona les, que por su constit ución y caracte rística
este sistema no alcanza con recibir dere- s tienen condiciones
chos y obligaciones del mismo; en él los para ser y actuar como sujetos de un sistem a jurídic
sujetos reglados que quedan obligados o de coordinación; y no
son a la vez y directamente quienes elabor se lo atribuye a los seres humanos individuales que
an esas reglas. Esto crea una apa- no pueden ser sujetos de
rente discrepancia con la posición de estos sistemas por razone s de número , de corta
Jiménez de Aréchaga, pero para ver que extens ión existencial y, 80-
no es tal alcanza con tener en cuenta bre todo, por carecer de la posibilidad real de partici
cua] era la realidad a mediados del Siglo par permanentemente
XX cuando el autor escribe y que quiere en la creación y vigilancia de las normas que deben
significar en ese entorno con la expre- cumplir, pero deja abier-
sión “... dependerá del grado de desarr ta una posibilidad: la evolución del sistema .
ollo que alcance el Derecho Internacio-
nal...” En este marco Jiménez de Arécha ga (1959-6 1, 1, 250) (8) dice que es un
En la época en que Jiménez de problema empírico y que la respuesta vendrá de la realida
Arécha ga escribe toda la doctri na acepta- d. Efectivamente esto
ba solo la existencia de dos tipos de ocurrirá, pero la evoluci ón que se presen tará no será
estructuras jurídicas: la de los sistem del Derecho Internacional]
internos de subordinación y as Público propiamente dicho, sino de los sistemas que
la del Derech o Internacional Público de coordina- regulan las relaciones in-
ción (2). No se pensaba en la existencia ternaci onales, que estruct uran otras solucio nes Jurídic
de otras posibilidades. El Derecho Co- as, los sistemas mixtos,
munitario, que en la práctica de los donde pueden reglarse a la vez, relacio nes entre sujetos
Estados europeos ya se había establecido propia y exclusivamen-
(3) aún no se percibía como un sistema te de sistemas de coordinación y de otros que sólo pueden
autónomo y de diferente estructura; era incorporarse a siste-
visto como una variante o un desarrollo mas de subordinación.
del Derech o Intern aciona l Públic o (4).
La gran mayoría de los autores estaba
n de acuerdo en que el Derecho Intern
cional Público era un sistema Jurídico a-
elabor ado a partir de la sobera nía como
idea fuerza legitimante, cuya estructura
se caracterizaba por ser de coordi na-
ción, lo que lo diferenciaba de los sistem
as jurídicos internos elaborados a
—i par-
(1) Aunque lo expuesto es aplicable al tema (5) Ver al respecto P.PESCATORE (1973).
de los sujetos en general, el autor hace
referencia al tratar el problema del esta
individuo como sujeto del Derecho (6) Debe tenerse en cuenta que en los sistemas típicos
esta indicac Internacional, lo que explica de subordinación, existen algu-
ión expresa. nos pocas estructuras que se acercan a las de coordinac ión (por ejemplo los contratos colectivos de
(2) Confrontar G.A. WALTZ (1943). trabajo); y en el Derecho Internacional Público existen
otras. excepcionales, que se asemejan a las
(3) El tratado de la Comunidad Económ de subordinación (por ejemplo la idea de “jus
los tratados constitutivos de la Comuni ica Europe a del Carbón y del Acero es de 1951 y cogens”).
dad Económica Europea y el EURATOM (7) Cfr. H.,ARBU ET-VIGN ALI y L.BARRI OS
(4) Ver supra en este Tomo, el Capítulo son de 1957. (2003, 48 y ss.). ,
I, Sección II. (8) La misma apreciación se repetirá en JIMÉNEZ DE
ARÉCHAGA (1978, IL, 144 y
145). pero prescindirá de ella en E.JIMÉNEZ DE
ARECHAGA (1980).
LU DUJELUS VEL DEKECHO INLEKNACIONAL 113
2. Los “sujetos” en los sistemas de coord
inación
ca (interna) de no someterse a mando ajeno alguno. En este marco los futuros
sujetos crean las reglas del sistema y concomitantemente se someten a
. No serían necesarias reglas de condu ellas.
cta obligatorias para convivir en so- Por estas razones, en los sistemas de coordinación, para cumplir las exi-
ciedad, es decir, siste
mas jurídi cos de cualq uier tipo, si no estuvieren dirigidas gencias de la categoría jurídica “sujeto”, no alcanza con recibir derechos y obli-
a unos seres capaces de decidir y obrar
con conciencia y voluntad. Los seres gaciones del sistema, sino que, además,
humanos individuales y los conjuntos los mismos “sujetos” deben participar
de ellos que se agrupan en entes serán directamente en la creación, vigilancia de cumplimiento y castigo de las
definitiva, los últimos y únicos desti en infrac-
natar ios de esas norma s en cualq uier ciones de todas las reglas que les obligan.
tema; pero no en todos los sistemas, sis-
los llamados “sujetos” serán los mismo
desempeñarán iguales papeles. s, ni Quizá, en este caso, la denominac ión sujeto resulte inadecuad a, porque
en realidad se trata de un “protagonista-sujeto”, salvo que se entendiera
- En los sistemas de subordinación, la
dónde jurídicamente se diferencian expresión sujeto en el sentido kantiano como sujeto trascendental, activo, que
claramente las autoridades que mand an y orden an de los orden ados que deben ordena según sus propios mecanismos las representaciones (14). No obstante,
obedecer (9), la categoría jurídica “sujet lo
o” se adecu a con basta nte ajuste al sig- característico de los sujetos de un sistema de coordinación es quedar irremisi-
nificado etimológico del verbo “sujet
ar”: someter al dominio, señorío o blemente sometidos a las reglas, pero también, participar directa e inmediata
ción de alguno; afirmar o someter disposi- -
algun a cosa por la fuerz a (10). En mente, todos, en su creación, vigilancia y castigo de las infracciones. Si esto
temas quienes están o son “sujetos” estos sis-
del ordenamien to jurídi co son aquel los último no ocurre, podrá tratarse de seres o entes sometidos o beneficiados por
de él reciben un mandato que están que
obligados a obedecer u obtie nen una las reglas del sistema, pero no son sus sujetos en sentido procesal. Cuando
tad que les da derecho a determinad potes- en
as cosas. En estos casos, gener almen un sistema que regula las relaciones internacionales aparecen sujetos protago-
propio ordenamiento jurídico tiene te, el
alguna norma que indica quienes nistas y también sujetos que sólo reciben derechos y obligaciones del sistema,
sujetos del sistema (11). son los
no se trata del Derecho Internacional Público, sino de un nuevo sistema mixto,
o En cambio, en el típico sistema para regular las relaciones internacionales y generalmente originado en el De-
de coordinación, el Derec ho Internacional
Público, ho ocurre exactamente lo recho Internacional Público.
mismo . En este siste ma los “sujetos” existen
desde antes, no solo como realidad .
tangible, sino también..
como categoría- jurí-,
3. El concepto de sujeto en la doctrina y en la práctica de las Relaciones
Internacionales
La mayoría de los autores están de acuerdo en que sujeto de derecho,
ser independientes y no subordinar -
persona Jurídica, es todo ser o ente apto para poseer derechos y asumir obli-
se a ningún tercero superior, . .
sino a las re- gaciones, sin que sea necesario que efectivamente disponga de ellos, bastan-
glas que ellos en su conjunto crear
an para orden ar sus relac iones (13). do que sea “capaz de
caso los “sujetos” son anteriores al En este ser titular de derechos subjetivos y de deberes jurídi-
Derecho Internacional como siste ma cos” (15). Al respecto debe agregarse que, como ya señaláramos, en los
en la neces idad de y se ven sis-
perfe ccion ar esta situación Jurídica creando un siste
coordinación que les permita dispo ma de temas de coordinación esto no basta, porque lo característico de estos siste-
ner de norma s juríd icas que les mas es que a quienes se atribuye la calidad de sujetos participen directa-
Irremisiblemente, pero que no afect oblig uen
en su atributo paradigmático de mente en el proceso de creación y desarrollo de todas las normas que les
nía. No sólo por razones de decisión la sobera .-
política gener adora de regla s jurídi regulan. También coincide la doctrina al observar que los sujetos pueden ser
por la necesidad política de relacionar cas, sino
se entre sí y la exigencia jurídica personas físicas, individuales, o personas jurídicas colectivas y en que cada
y políti-
ordenamiento jurídico particular establece quienes son considerados sujetos
del mismo (16) ya sea directamente por una norma atributiva, ya sea por el
(9) Decimos que la diferencia jurídica es clara, análisis del contenido del sistema.. En otros aspectos más profundos las
que también es notoria en las monar porque, políticamente esa diferencia
quías absolutas y las dictad uras, se atenúa hasta el máximo en divergencias suelen ser importantes.
las monarquías constitucionales
y desaparece en los sistemas democr
actores políticos (el conjunto de
seres humanos individuales que están
áticos, dónde son los mismos El problema de cuales son los sujetos del Derecho Internacional Público
tados). quienes desempeñan los distint constitucionalmente habili- considerado como sistema jurídico positivo, ha constituido una preocupación
os papeles políticos.
(10) Diccionario Enciclopédico SALVAT (1995, constante de la doctrina, aunque la mayoría de las veces sólo se le haya enfoca-
XXV, 3474).
(11) Como por ejemplo, el art. 10 del
Código Civil uruguayo.
(12) En los sistemas de subordinació
n los seres humanos, sus futuros
como realidad desde antes del sistem sujetos, existen
a, pero este es el que los crea como (14) Ibidem nota 10. ,
(13) Ver infra en este mismo Tomo categoría Jurídica '
el Capítulo 1. (15) Ver: JIMENEZ DE ARECHAGA, Eduardo (1987).
(16) Ver GARCÍA MAINEZ, Eduardo (1986).
Liz ARIS A A ds
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 115
do en forma incidental, procura ndo solucion es instrum entales , sin intentar dencia, pero sin repercusión en
iluminarlo con los argumentos profundos que puedan el ámbito puramen te jurídico. Por su parte la
aproxim ar a una respues- doctrina, ante este panorama, como ya se viera supra, radicaliz
ta global. Esto ha conducido a que se dén una sistemát a sus divergen-
ica diversidad de opinio-
nes acerca de quienes son en concreto los sujetos del cias.
Derecho Internacional
Público positivo vigente (17). En las seccione s siguient es nos dedicar emos a analizar aquellas entida-
La situación descript a ha des que actualmente actúan como sujetos en el marco del Derecho
conduci do a muchos autores a limitarse a de- Internacio-
terminar cuales son en la práctica de nal Público. Consecu entes con la posición que expusié ramos
las relacion es internacionales los entes o en esta Sección I
seres que actúan como sujetos de la misma. (19) y de acuerdo a la práctica generalizada, consideraremos
También en este caso las respues- como sujetos: a los
tas de la práctica reflejan la Estados, a las Organizaciones Internacionales, tanto comunita
misma diversid ad expuesta. A partir del Siglo rias como inter-
XVII y hasta bien entrado el Siglo XIX solo gubernamentales, a las Comunidades Beligerantes y a los Movimie
piensa en los Estados como sujetos ntos Nacio-
del Derecho Internac ional y únicame nales de Liberación
nte consider a al individuo cuando reviste
algún papel político, pero no en su dimensión Aunque su estudio pormenorizado se hará en otros capítulos e esta
de ser único e irrepetible aunque obra,
inmerso en una enorme masa de seres iguales también acá haremos algunas referenc ias al papel
a él (18). que juegan los seres huma-
Durante el Siglo XIX la práctica de los Estados nos individuales dentro del sistema del Derecho Internacional,
admite el ingreso de las así como al de
Comunidades Beligerantes, y entre las organizaciones internacionales de otra naturaleza, que actúan
mediado s del siglo y comienz os del XX, el de en las rela-
las Organizaciones Internacionales. La ciones internacionales pero a las cuales la práctica no les ha reconoci
práctica comienz a también a tener en do la cali-
cuenta al ser humano individual, generalmente dad de sujetos del Derecho Internacional (20).
como sujeto pasivo de ciertas
obligaciones internacionales. En sentido
inverso, la mayoría de la doctrina al
compás de la reacción positivista afirma
el protagonismo del Estado como sujeto Sección II
del Derecho Internacional y en su versión más radical sostiene que se trata del
único sujeto y considera al ser humano objeto del Derecho
Internacional. El Estado como sujeto del Derecho Internacional
Después de mediados del Siglo XX, la práctic a de los Estado s profun diza
la tendencia iniciada a fines del siglo anterio
r. Reconoce person ería jurídic a
internacional a las Organizacion es Intern 1. El Estado sujeto originario
aciona les interg uberna mental es, y
acepta la aparición de un nuevo tipo, las supran
aciona les. No deja de lado a las
Comunidades Beligerantes , aunque son muy Dice E. Jiménez de Aréchaga (1959-61, 11265) que “...el Estado es el
pocas las oportu nidade s de mani- suje-
festarse a su respecto. Se ocupa frecue ntemen to por antonomasia del
te del ser human o individual Derecho Internaci onal Publico: a diferencia de los res-
imponiéndole obligaciones internacionales tantes sujetos, cuya calidad de tales necesita
y amparando sus derechos funda- fundarse en la previa creación y
mentales a través de la normat iva y la práctic reconocim iento por parte
a intern aciona l, pero no le reco- de los Estados, la personerí a internacio nal de estos
noce la posibilidad de accionar directamente últimos es natural y originaria.”
ni de accede r por sí a los tribuna- Esto es así porque, si no se hubieren creado los
les internacionales (locus standi) . Sin desarr Estados con las características que les son propias en exclusividad,
ollar demasiado el alcance de la es decir de
nueva perspectiva admite a otros entes aquellas que resultan
como depositarios de ciertas capacida- del atributo paradigmá tico de su soberanía, el Derecho
des en el marco jurídico internacional, especi Internacional Público no se hubiera creado por
almente a los Movimientos de Li- no ser necesaria su existencia .
beración Nacional que tienden a la ruptur a de los lazos coloniales y a establecer No habría habido necesidad de un sistema jurídico
nuevos Estados independientes. La misma de coordinac ión como
práctica ha vinculado a la idea de lo es el Derecho Internacional Público si los Estados no fueran soberanos
sujetos algunas entelequias a las que atribu como
ye determinados “derechos”; tal es lo son y se les impusiera un solo poder mundial que los regulara; o si existieran
el caso de “la Humanidad” (con sus patrim onios comunes) y el de “los pueblos” muchos Estados que no quisieran relacionarse ni coordinar sus actividades,
(a quienes se atribuye importantes derech
os). En la mayoría de los casos estas prefiriendo manteners e aislados unos de otros sin vínculos regulares,
parecen ser manifestaciones de naturaleza desarro-
política, de una indudable trascen- llando acciones paralelas que nunca de entrecruzaran o lo hicieran
excepcio-
nalmente en asuntos de menor cuantía.
(17) Por una exposición más amplia de estas posiciones, puede verse
VIGNALI (1992/1). .
H.ARBUET-
(18) La doctrina de la época, por influen cia del pensamiento jus naturalista y las del “jus
gentium” romano tiende a no desecha (19) — Por una amplia exposición de nuestro fundamento, ver la obra citada en
r el ser humano como vinculado al la llamada
1625) y, con muchas imprecisiones también sistema (cfr. H.GROCIO
se piensaen la “civitas máxima”, la comunidad 17.
poderes cristianos, una especie de atisbo de los (20)
de las Organizaciones Internacionales, o Por otras teorías que han reconocido personería internacional a otros
entes o seres
Comunidad Europea. más bien de la (los individuos como únicos sujetos, las clases sociales, las nacionalidade
s, etc.), puede verse nues-
tra obra citada en nota 17 y E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1959-61,
I, 247 a249 y II 283 a 289).
116 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
117
El hecho de que aparecieran muchos Estados iguales e independientes,
que por ser soberanos no admiten subord inació n
Estados compuest os son la Unión Personal, la Unión Real, la Confederación
pero desean relacionarse entre
sí y quiere n hacerlo en forma ordena y el Estado Federal...”. Agrega luego que la forma de organizac
da, someti éndose a reglas, determinó la ión propia
necesidad del Derecho Internacional Público. que adopte cada Estado es un problema que atañe exclusivamente
El sistema surge porque lo necesi- a su so-
tan sus sujetos originarios, los Estados Y beranía y de inmediat o entra en un pormenor izado análisis de diferentes
se crea para satisfacer sus necesida-
des de orden, de seguridad y de una idea casos para ver, según cada organización, que ente ejerce la
de justicia mutuamente acordada. personería in-
Así como anteriorment ternacional del Estado (4).
e decíam os que quiene s no tengan capacidad ins-
trumental de participar directamente Siempre se ha entendido que existe un Estado cuando un conjunto
en todo el proceso de las normas que de se-
les aplican, aunque puedan ser sujetos se res humanos, con características,
de otro orden jurídico internacional de- historia, tradicion es y costumbr es comunes
terminado, no pueden serlo de Derech o que les asemejan entre sí y les diferencian de otros grupos humanos
Intern acional Público que es un sistema ajenos a
puro de coordinación; también decimos ellos (población), se reúne en un ámbito territorial con fronteras más
que este sistema puede admitir otros o menos
sujetos, como de hecho ha ocurrido, pero precisas (territorio) y se organiza políticamente en forma autónoma
que no puede prescindir de los Esta- , dándose
dos: si no existie ran Estado s tal como instituciones y autoridades para ordenarse, convivir y relacionarse con
lo son actualmente, no tendría porqué otros
haberse creado el Derecho Internacional grupos similares (gobierno o poder etático) (5).
Público.
En resumen el Estado es un sujeto que Constituye un imperativo antropoló gico de los seres humanos la necesi-
pertenece a la esencia del sistema
ya que este se originó por su existen cia; dad de agruparse, vivir en sociedad y dentro de ella, para hacerlo en
es el más antigu o, el único reconocido forma
por un largo período , el único que goza satisfactoria, ordenarse bajo una autoridad . En un momento de
de una personería de principio, plena la historia,
todos los casos y sin limitaciones en en entre los siglos XV y XVII, para lograr estos propósitos se creó la organizac
cuanto a materia y es el único que no ión
que cumplir requisitos formales para tiene política de los Estados que sustituyó a otras modalidades (6). Cuando estos
ser sujeto: basta que exista para que
sea (1). Por otra parte lo Estados soberanos e independ ientes
ha sido el primer o en ejercer la potestad de crear por se relaciona n entre sí, crean el Derecho
acuerdo de todos los pares a nuevos el Internacional Público del cual constituyen sus sujetos originarios, principal
sujetos del sistema (2) es y
No obstante estas afirma por mucho tiempo únicos.
ciones han existido teorías que han negado al
Estado su caráct er de sujeto del Derech o Internacional para otorgar esta cali- Si los Estados decidieran y les fuera posible aislarse sin relacionarse con
dad en exclusividad a otros seres o los demás (7) podrían no ser sujetos de un sistema jurídico cuyas reglas
entes. Estas teorías han tenido un impor- no les
tante «contenido filosófico o han respon alcanzarían porque, al no relacionarse con otros, no serían necesarias.
dido a fuertes intereses políticos y Pero si,
tualmente no se les tiene en cuenta por ac- como es normal y práctico, los Estados
la doctrina jurídica (3). se relaciona n con los demás, al necesitar
de reglas para hacerlo se les debe reconocer sin otro requisito la calidad de
su-
jetos del sistema disponien do de todos los derechos y obligacio nes del
2. Incidencia de ciertas peculiaridades mismo,
del Estado en su calidad de sujeto salvo en los sectores en que se niegue expresam ente a someterse
del sistema entrando, en
consecuencia, en un aislamiento parcial o sectorial con los demás. El
mero
a. Incidencia de la estructura del Estad
o (4) Cita los casos de los Estados federales y federados, las confederaciones, las uniones
reales y personales y casos especiales como lo eran la Unión francesa, lo
Dice E. Jiménez de Aréchaga (1959-61,
es la Comunidad Británica
II, 289) que “...S egún la teoría de Naciones y considera los casos de los Estados bajo protectorado, “cuasi
protectorado”, neutrali-
del Estado, que se estudia en Derec
ho Constitucional, los Estad os se
zados y neutrales. Ver al respecto E. JIMÉNEZ DE ARECHAGA (1959-61,
II, 289 a 309).
clasificar en simples o unitarios y puede n (5) Es la clásica descripción de CICERÓN (-106 a -43). F.PAOLILLO (1995, 18)
en compuestos. Las distintas forma dice que
s de “...en una acepción restringida, el Estado puede definirse como una entidad política
de base territo-
rial, con población y gobierno, que goza de plena independencia...” agregando
. que en una acepción
(1) Veremos más adelan te (Numeral 3 de esta Sección) que el más amplia pueden caber también en el concepto otras entidades políticas
no tiene consecuencias constitutivas reconocimiento de Estado que no son totalmente
sino de prueba. soberanas, esta es una posición generalmente aceptada por la doctrina, aconsejada
(2) por la Corte
Es el caso de la Comunidad Beligerante Internacional de Justicia en el Caso Marruecos (1CJ Reports, 1952, pág. 186). Etimológicame
y las Organizaciones Internacionales. nte, en
cimos que ha sido el primero porque
si bien De- el sentido del derecho político, Estado es la “Organización política de un
hasta ahora no se han creado nuevos sujetos sin la país, con personalidad
participación de la voluntad de los Estado jurídica independiente en el plano internacional, cuyos límites territoriales vienen determinados
s, no es descartable que las Organizacion
les puedan hacerlo. es Internaciona-
. por los diversos niveles de poder de las restantes sociedades que conviven dentro de sus
, (3) Nos referimos especialmente a la
límites”; y
doctrina de G.SCELLES (1932-34, también, “En el régimen federativo, porción de territorio cuyos habitantes se rigen por leyes
sostiene que los únicos sujetos 1° parte) que pro-
del Derech o Intern aciona l son los pias, aunque sometidos en ciertos asuntos a las decisiones del gobierno
ción como Derecho de Gentes individuos, y de ahí su denomina- general”.
; la teoría de Y.A.K OROVI NE (1924, 30) que sólo acepta como (6) El clan, la tribu, las federaciones de tribus, los imperios de la antigúedad,
a las clases sociales; y a la sujetos los esta-
teoría de P.S.M ANCIN I (1851) que solo recibe a las nacionalidades. Por mentos feudales.
Una exposición más detallada
de estas posiciones y sus crítica ,
s, ver E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (7) Lo que actualmente, en la práctica es muy difícil por los altos costos que conllevaría
(1959-61, 1], 283 a 289).
(piénsese en la experiencia de Albania a mediados del Siglo XX); pero que
teóricamente es posible y
fue la actitud adoptada por algunos Estados del lejano Oriente hasta entrado el Siglo
XIX.
113 HEBER ARBUEL-VIGNALI
LOs SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
119
hecho de perfeccionar tratados generales o particip ar en las prácticas de las mentos se sostuvieron por algún Estado federal pero fueron
relaciones interna cionale s reglada s por la costumb rechazados por la
re, aceptándolas o no opo- práctica y la jurisprudencia (12). En sentido contrario, las
niéndose a ellas (8) les convierte en sujetos del confederaciones de
sistema. Estado también podrían ser sujetos del Derecho
La existencia de múltiples Estados ha determinado Internaci onal si el pacto confede-
que ellos se relacio- rado les da esa atribució n, en exclusivi dad o comparti
nen entre sí y de estas relaciones han resulta éndola con los Estados com-
do distintos tipos de Estados: ais- ponentes, en todos o en determinados ámbitos de competencia. Este
lados, vinculados independientemente con caso es muy
los demás, confederados, integrados, Similar al de las integraci
federados, bajo mandato y Otras formas de ones profundas , comunitar ias, como la actual Unión Eu-
colonización, etc.. Producido el fe. ropea que, en el ámbito del
nómeno que describimos Derecho Internaci onal Público general permiten man-
en el párrafo anterior , cabe preguntarse si todos los
Estados, cualquiera sea su estructura y tener la soberanía de los Estados miembros y admiten que estos
sus condicionantes, pueden ser sujetos y la Comunidad
del Derecho Internacional (9). Este no es actúen como sujetos del Derecho Internacional. También existen
un asunto a resolver por sistema para otras situaciones
todos los casos, partiendo sólo especiales, como la de la Comunidad Británica de Naciones (13).
de la especial estructura que adopte un Estado.
La estructura del Estado que participa en En todos estos casos de Estados compuestos, dependerá de las
el juego de las relaciones internacio- normas
nales y sus vínculos de coordin ación o depende constitucionales internas cuales serán las consecuen cias de la
ncia con otros, es un asunto de la actuación directa
exclusiva jurisdicción interna de cada uno de un Estado parte en el ámbito de las relaciones internacionales.
de ellos. En principio los Estados que En estos
posean todos los elementos básicos señalados: casos ocurre algo similar a lo que sucede con la forma de darle
territorio, población, poder etáti- vigor y efectivi-
co, gobierno independiente y volunta d de dad en el ámbito interno a las reglas, convencio nales o consuetud
entrar en relaciones con otros Esta- inarias. que
dos, reúnen las condiciones necesarias para obligan al Estado (14). El Derecho Internaci onal Público deja
ser sujeto del Derecho Internacio- en manos de la
nal, cualquiera sea su estruct ura e incluso organización política y constituc ional interna de cada Estado
teniendo vínculos de dependencia la determinación
con otros, siempre que estas sujeciones de si la política exterior será conducida por un solo centro —el
no superen ciertos límites, pasados los Estado unitario o
cuales se pierde la soberanía. el federal— o si, en este último caso, se comparti rán el “jus tratatum” y la prác-
Este problema también es relativo y empíric tica de las relaciones internacionales entre el Estado federa] y
o y en los últimos 50 años ha los federados y
experimentado una profund en que medida y ámbitos de competencia ello ocurrirá; pero el Derecho
a evolución. Es indudable que los estados sobera- Interna-
nos, unitarios o federales que actúan por sí, cional Público se reserva el exigir responsabilidad a todas las
fuera del marco de otras estructu- entidades vincu-
ras político internacionales, constituyen ladas si esta distribución de competencias se hace mal o se utiliza
el principal núcleo de sujetos del Dere- para preten-
cho Internacional. También los Estados der eludir los compromisos de poner en práctica en el ámbito interno
federad os, miembros de un Estado fe- las obliga-
deral, pueden ser sujetos del Derecho Interna ciones asumidas en el internacional.
cional si las disposiciones consti-
tucionales internas de ese Estado así lo Algo similar ocurre respecto a las Organizaciones Internacionales
permite n, y en las condiciones en que comu-
ellas lo hagan (10) y la práctica internacional nitarias (15) cuando ellas y sus Estados partes actúan en las
lo acepte (11). Aún en estos casos relaciones inter-
el Estado federal no puede desconocer, nacionales generales bajo el ámbito del Derecho Internaciona] Público.
ni dejar de responsabilizarse por las En estos
acciones del Estado federado sosteni endo que no son sus decisiones o que los
hechos ocurrieron en el Estado federado
y aduciendo no disponer de medios (12) Ver al respecto E JIMÉNEZ DE ARECHAGA (1959-61, 11, 290 a
constitucionales para obligarlo a cumplir. 295).
En alguna oportunidad estos argu- (13) Una situación muy especial fue la de la URSS entre la Constitución
de 1923 y su
implosión en 1990. En este caso se trató de la aparición de
un nuevo sujeto del Derecho Internacio-
nal, la Unión Soviética que se sumó a un conjunto de Estados
independientes que se reunieron para
(8) Por un desarrollo más amplio del funcion formarla, pero que nunca perdieron su carácter de sujetos
amiento de la costumbre, ver H. del Derecho Internacional y prueba de
VIGNALI (1998) y H. ARBUET-VIGNALI ARBUET- ello es que Ucrania y Bielorrusia fueron miembros plenos de NN.UU..
(1995,1V, 53 a 62). La aparición de la nueva
(9) Dejaremos de lado las situaci ones históri figura, la URSS, no se producía a través de la teoría del Estado,
camente ya superad as como la de las unio- sino de la teoría del Gobierno:
nes reales (por ej. la monarquía austro todos los diferentes Estados que la componían tenían Gobiernos
húngara dónde se gobierna a través de partido único, el partido comu-
nes a partir de normas de instituciones comu- nista y estos partidos
análoga s aprobad as por cada parte) o personales (dos Estados que tienen un estaban Jerarquizad os y sometidos al Comité Central de Partidos Comunistas
mismo soberano por el tiempo en que de la Unión Soviética. Cada Estado mantenía la plenitud de
este reine) las cuales, por razones técnicas, en su moment su soberanía pero trasladaba la casi
paga fueron consideradas sujetos del sistema o totalidad de sus poderes de gobierno a un ente
. Ver E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1959-6 común, la Unión Soviética, a la que la comunidad
). 1, II, internacional también le reconoció personería propia. En 1990,
cuando los Estados reunidos se
, (10) Genera lmente es necesario que separaron, la comunidad internacional no tuvo que reconocerlos, porque
lo autorice la constitución federal; que la activid no habían dejado de existir
internacional no contraríe la política exterior ad y continuaron actuando normalmente en el ámbito de las relaciones internaciona
del Estado federal; y que se obtenga el consent les; situación
de algún órgano común. imiento diferente de la que se produjo con las disgregaciones de Yugoslavia y
de Checoslovaquia. Ver al
o (11) Es el caso de las potestades de los lánders respecto H.ARBUET-VIGNALI (2004).
alemanes, los cantones suizos o las pro-
vincias argentinas. Respecto al caso (4) Una antigua norma consuetudinaria deja en manos de cada Estado
de Argentina, los arts. 124 y 125 de el decidir como
las provincias, con conocimiento del la constitución permiten a
congreso Nacional, celebrar conveni incorpora las reglas internacionales a su ámbito interno y decidir
os “...en tanto no sean en que jerarquía las-agloca, pero
incompatibles con la política exterior se reserva el derecho de imponerles la responsabilidad internaciona
de la Nacióny no afecten las facultades delegadas l si no lo hacen o lo hacen mal.
Federal, o al crédito público de la Nación. al Gobierno Ver H.ARBUET-VIGNALI (1995, V, especialmente 76 a 84).
.. Ver REY CARO-SALAS-DRNAS (1995,
57 a 60). (15) Como en el caso de la Unión Europea.
120 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 121
casos el Derecho Comunitario originario que regula la Organizac ión determina-
rá si, en el ámbito de las competencias traspasan en una o más materias poderes de gobierno a la Organización supra-
comunitarias y en el de las relaciones de
la Comunidad y sus miembros con los Estados ajenos, actuará nacional que les nuclea. Estos problemas han sido totalmente superados por la
sólo la Organiza- práctica actual de los Estados y, gracias a ella y a la luz de la teoría jurídica de
ción, o sólo los Estados partes o si todos ellos tendrán posibilidades
de actuar la soberanía puede afirmarse que el atributo no se pierde por traspasar poderes
según las circunstancias; pero en cualquiera de esas opciones
la responsabili- de gobierno de los que usualmente ejercen los órganos internos, a órganos co-
dad en que incurra será reglament ada por el Derecho Internaci onal Público y munes en uno, varios o todos los ámbitos de competencia estatal (21).
podrá exigirse a la Comunidad, a sus Estados partes,
a cualquiera o a todos
ellos según las circunstan cias. En ambos En consecuencia, los Estados bajo protectorado, o que están en situación
casos, a nuestro entender, la estructu-
ra que el sistema propio da a sus Estados de cuasi protectorado (22), o que se encuentran en condiciones de Estados
no incide en el problema de los suje-
tos. Tanto el Estado federal, como la asociados (23), así como los Estados partes de un sistema de integración
Organizac ión comunitar ia, como sus
Estados partes y las confedera ciones, profunda, a cuya Organización comunitaria se les transfieren poderes de
reúnen las condicion es que les permi-
ten en la realidad actuar como sujetos de un gobierno (24), son soberanos sin ninguna duda y por lo tanto sujetos plenos del
sistema jurídico de coordina:
ción, participando activamen te en todo Derecho Internacional Público en las condiciones que resulten de sus
el proceso de sus reglas (16). Si con-
sideramos el problema de los sujetos como relativo respectivos compromisos (25), de la misma manera que lo es cualquier Estado
y empírico, tal como ya lo
sostenía la doctrina a mediados del siglo al decidir entrar en relaciones con los demás y que, por ello, se somete, por
XX, con los límites que les dan las
características del sistema (17) y agregamo decisión propia, independiente y soberana, a reglas que no le quitan la
s a esto el reconocid o aserto de
que la medida de la capacidad de los distintos independencia y les dan en cambio la certeza y seguridad que requieren (26).
sujetos puede ser diferente
(18), podemos aceptar que el Estado unitario, el federal y la Organización
Comunitaria y sus Estados miembros son, o pueden
ser sujetos del Derecho
Internacional (19).
b. Incidencia de la independencia del Estado
(21) Recordar lo que dijéramos supra en nota 13 respecto a la situación de la Unión So-
viética.
La doctrina clásica, muy influida por la teoría política
de la soberanía, (22) Se consideraba Estado bajo protectorado a aquel que por un tratado colocaba su se-
vinculó estrech amente el carácter de soberan o de un Estado con su capacidad guridad bajo la protección de otro Estado (el protector) al cual, en contrapartida, le confiaba en
su
para ejercer discrecionalmente los poderes de gobierno totalidad o parcialmente la conducción de sus relaciones exteriores y su representación en el exte-
que son consecuencia
necesaria del atributo (20), tanto en el ámbito interno rior. Esta fue, entre otras, la situación de Túnez, Anam, Tonkín y Comboya bajo protectorado de
como en el internacional. Francia, de Marruecos bajo Francia y España y hasta más recientemente de Toga bajo Gran Breta-
En consecuencia, siendo los sujetos del Derecho Internac ional los Estados sobe- ña. El cuasi protectorado se caracterizaba por no transferir la conducción de las relaciones interna-
ranos, estos debían ser absolutamente indepen dientes y por ello se cuestionaba cionales pero si aceptar restricciones o limitaciones al discrecional ejercicio de las mismas en ámbi-
si los Estados bajo protecto rado, cuasi protect orado tos de competencia que quedaban a la decisión del Estado protector. Á comienzos del siglo XX, por
u otras situaciones simila-
res, eran o no sujetos del sistema. Ya pasada la segunda
ej., esto ocurrió con Haití y Cuba subordinados a Estados Unidos. Para una exposición más detalla-
mitad del Siglo XX, el da de estos casos puede verse E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1959-61. II, 296 a 303).
asunto volvió a replantearse con fuerza en relación
a la situación de los Estados (23) Según F. PAOLILLO (1996, II, 21 y 22) se consideran Estados asociados autónomos
partes de un sistema de integración comunitaria
profundo en los cuales ellos aquellos que han optado por dicha condición ya sea en un acto de libre determinación o por acuerdo
convencional con el Estado al que se asocian. Por ej. es esta la situación de las Islas Cook y Niue en
relación a Nueva Zelanda o la de Micronesia respecto a Estados Unidos.
] (16) Se trata en todos
los casos de entes jurídicamente reconocidos cuya (Q4) Ver H. ARBUET-VIGNALI (1997).
tiempo es, en principio, constante o, al menos, tiene condicion existencia en el (25) En estos casos el Estado dejará de ser sujeto por pérdida de su soberanía, solamente
es para prolongarseindefinidamente;
todos ellos disponen de recursos materiales cuando el traspaso de potestades sea irreversible perdiéndose el derecho de renuncia, de retiro o
(riquezas, burocracia, servicios diplomáticos,
universidades generadoras de conocimientos, ejércitos, secesión.
archivos, medios de difusión, etc.) y humanos,
vables e importantes en cuantía que les permiten estar reno- (26) Otro tema tradicional de discusión
presentes en todos los acuerdos creadores vinculado con la independencia, consistía en de-
de reglas y en todas las prácticas generadoras de las terminar si los Estados neutrales (que se declaran tales en un conflicto determinado entre terceros)
mismas, en la vigilancia de su cumplimento y
en el castigo de las infracciones, todas las veces que o los Estados neutralizados (que son declarados tales, en relación a todo conflicto futuro, por un
lo deseen. -
(17) Y que por razones de hecho excluyen, acuerdo internacional entre terceros en el que el neutralizado puede o no intervenir), al ver limita-
por ejemplo, al ser humano individual de la
posibilidad de ser sujeto de este sistema; aunque no das sus posibilidades de opción en caso de conflicto armado, continuaban o no siendo sujetos plenos
de otros mixtos que pudieran regular las acti-
vidades internacionales. del Derecho Internacional Público. Dado lo que anteriormente hemos expuesto no caben dudas de
(18) Ver infra el caso de reconocimiento de personería a que siempre se les debió considerar sujetos plenos del sistema; más aún a partir de mediados del
nales: Secgrán VI, numeral 3. las Organizaciones Internacio-
Siglo XX, cuando la política internacional entra en un sistema de seguridad colectiva y el Derecho
(19) © La actual postura
de los Estados y la Jurisprudencia internacional Internacional Público general recibe una regla de “¡us cogens” aún más estricta: la prohibición del
han reconocido a estos diferentes entes la calidad en muchos casos uso o de la amenaza
de sujetos del sistema. del uso de la fuerza armada como instrumento de política internacional. Acer-
(20) Ver H. ARBUET-VIGNALI (1999). ca de las posiciones tradicionales puede ampliarse en E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1959-61, II,
303 a 309).
122 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 123
3. El reconocimiento de Estados
Hasta mediados del siglo XX parte de la doctrina sostenía que las referi-
das prácticas eran necesarias y que el reconocimiento de sus pares era lo
Dice G.Schwarzenberger (1960, 89 y 90) que “...El reconocimiento es la que
constituía al nuevo ente en un Estado sujeto del Derecho Internacional (30). E.
forma en que los Estados soberanos existentes se enteran oficialmente de
la Jiménez de Aréchaga ya sostenía la improcedencia de esta tesis y decía que en
entrada de un nuevo miembro en el cuerpo de sujetos de Derecho Internacio-
nal.....(el cual se da) suponiend cuanto un ente reunía los elementos del Estado, ya se le debía considerar como
o que existan dos condiciones . El grupo debe
mostrar cierta estabilidad que augure favorablemente su superviven tal y sujeto del Derecho Internacional con todos sus derechos y deberes; daba al
cia como reconocimiento un efecto declarativo, de mera publicidad de una situación exis-
entidad independie nte y debe ser capaz y estar dispuesto a cumplir sus obliga- tente (31).
ciones de acuerdo con el Derecho Internacion a......Si debido a su desintegra ción
interna o a través de una guerra queda disuelto un Estado soberano, Esta posición de E. Jiménez de Aréchaga se ha constituido en una prácti-
su perso-
nalidad internacional desaparece ca normal de los Estados y cuenta actualmente con el respaldo de casi la una-
automática mente...” (27).
nimidad de la doctrina. No obstante sigue siendo una circunstancia norma] el
El reconocimiento de Estados, además, puede ser utilizado como instru-
mento de contralor del cumplimiento del Derecho hecho de que cuando se constituye un nuevo Estado, este procure de inmediato
Internacio nal al servicio de afirmar su logro político diplomático y militar, según los casos, buscando el
los sujetos de este sistema de coordinación que deben vigilar y
atender direc- reconocimiento de sus pares por cualquiera de los medios anteriormente seña-
tamente el cumplimiento de sus normas. En este sentido el instituto adquiere lados.
naturaleza de instrumento al servicio de los Estados, lo que permite
castigar
las violaciones a las normas del Derecho Creemos que estas prácticas tienen no solo una indudable importancia
Internacio nal con el fin de prevenir y
procurar evitar su incumplimiento. En este política, sino también jurídico institucional (32). Todo Estado soberano, respec-
sentido se ubica el instituto dentro
del marco de la doctrina Stimson, que to a su actuación en el marco internacional, tiene la posibilidad, al menos teóri-
crea una proscripci ón parcial del uso de
la fuerza en las relaciones internacionales al sostener que ca, de optar entre dos últimas decisiones: aislarse con todas sus consecuencias
la conquista no da
derechos y disponer que no puede reconocerse a una entidad
como Estado, si
esta se ha creado como consecuencia de una violación al principio de los Estados resultantes de las antiguas Yugoslavia y Checoslovaquia. Algo diferente ocurrió
que prohíbe con
los Estados de la ex Unión Soviética: Ucrania y Bielorrusia ya eran miembros y se admitió
el recurso a la fuerza en las relaciones internacio nales (28). el ingre-
so de otros, como los bálticos, como Estados que ya tenían una tradición anterior
que continuaban
En la práctica de las relaciones internacionales, cuando una entidad (ver supra llamada 13 de esta Sección). El problema de Servia-Montenegro que pretendía
dis- continuar
pone de las condicione s necesarias para ser considerad o un
con la personería de Yugoslavia dentro de las Naciones Unidas, no es un problema
Estado (territorio, de reconoci-
miento de Estado, sino de reconocimiento de la continuidad político jurídica de una personalidad
población y gobierno supremo en lo interno e independiente
en lo internacio- anterior. El caso de la reunificación alemana tampoco se consideró como un problema de reconoci-
nal), al hacer su irrupción en el campo de la. política internacio miento de un nuevo Estado ya que en este caso se extinguió un Estado (la República Democrática
nal, el nuevo
Estado suele solicitar a los demás que expresamente reconozcan Alemana) al anexarse a otro que ya existía (la República Federal Alemana) y que continúa
su existencia con su
mediante declaraciones políticas formales, o que hagan lo mismo personalidad.
alt
tácitamente (30) Era la posición, entre otros, de LAUTERPACHT (1944, 75), ANZZILOTTI (1921,
firmando tratados, establecie ndo relaciones diplomátic as o admitiéndo lo en las 160) y KELSEN (1941, 606) quienes sostuvieron la doctrina de la naturaleza constitutiva
acciones de sus prácticas. A partir de la aparición de las grandes del reco-
Organizacio- nocimiento como forma de obtener el Estado la calidad de sujeto del Derecho Internacional.
nes Internacionales, regionales o mundiales, se procuraron (31) Por una exposición y descripción más amplia del problema del reconocimiento
iguales resultados de
de reconocimiento colectivo solicitando ser admitidos como
Estado, ver E.JIMENEZ DE ARÉCHAGA (1959-61, II, 312 a 317).
miembros de la Or- (32) Políticamente al Estado reconocido se le abren posibilidades respaldadas por el
ganización (29). A estas prácticas se les conoce institucionalmente de-
como “reco- recho que antes no poseía: celebrar acuerdos y establecer relaciones con los demás;
nocimiento de Estados”. ayuda comercial, económica, financiera, tecnológica o militar; establecer acuerdos
recibir de ellos
de alianza o
cooperación; y, sobre todo exigir a los demás que no intervengan en sus asuntos
internos. Es por
(27) Pone como ejemplos las disoluciones de los Imperios Austro-Hú ello que los reconocimientos prematuros han creado problemas. Se dice que hay
ngaro y Otomano y reconocimiento
la desaparición del Tercer Reich por “debellatio” como prematuro cuando uno o varios Estados reconocen a un grupo político que lucha
consecuencias de la Segunda Guerra Mun- por la independen-
dial. Podría agregarse como ejemplo la desaparición de Yugoslavia cia de un territorio como Estado antes de que se hayan consolidado todos los elementos de tal
por desintegración después de la y se
muerte del mariscal Tito. hayan roto definitivamente los lazos con la antigua metrópoli. Es el caso de Panamá cuando
siendo
(28) Stimson, Secretario de Estado provincia de Colombia se insubordina contra ella y en plena guerra civil, cuando aún no se hallaba
de EE.UU. sostuvo en 1932 el no reconocimiento del
Estado de Manchuria, creado al amparo de consolidada la independencia, EE,UU. lo reconoce como nuevo Estado, firma con sus autoridades
la intervención militar japonesa en China. La doctrina
fue adoptada poco después por la Sociedad de las Naciones y en un convenio para la construcción del canal y favorece así la consolidación del nuevo
Estado; en 1922
el sistema Interamericano se recu-
rrió a ella en ocasión de la Guerra del Chaco entre Bolivia EE.UU. admitió su responsabilidad internacional frente a Colombia abonando una indemnización
y Paraguay.
(29) El art. 5 de la Carta de las Naciones Unidas exige que sus miembros de 50 millones de dólares (ver al respecto E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1959-61,
sean Estados. II, 316 y 317).
Cuando han aparecido nuevos Estados (por haberse independiz Otra situación similar, pero de alcances mucho más limitado se dio en 1988 con el reconocimiento
ado, por fusión con otros, por esci-
sión de un núcleo común o por desmembramiento) de Palestina como Estado por varios países árabes y la URSS; actualmente la situación
y estos han solicitado su ingreso
a la Organiza- es diferen-
ción, si la solicitud es aceptada, se ha considerado que se ha te, pero por entonces si bien la organización para la Liberación de Palestina (OLP) tenía
personería
producido un reconocimiento general
de su calidad de Estado. En los últimos años ello internacional, carecía de algunos elementos que configuran un Estado, especialmente
ha ocurrido con relación a Namibia y la mayoría un territorio
bajo su jurisdicción,
124 HEBER ARBULI-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 125
negativas o relacionarse con los demás
aprovechando de los beneficios de la
interdependencia y sometiéndose través de los procedimientos previstos constitucionalmente, para
a las reglas de un sistem a jurídi co de coordi- su aceptación
nación, el Derecho Internacional Públic por la comunidad Internacional basta la comunicación del hecho
o, que él mismo contribuye a crear rodeada de
vigilar. Si desea aislarse no y ciertas formalidades especiales (35). En cambio cuando se produce
será sujeto del Derecho Internacional, sistema que una modifi-
no necesitará para regular unas relaci cación del elenco gubernam ental como consecuen cia de una revolució
ones que no existirán. En cambio si deci- n, con
de y pide relacionarse con los demás, quebrantamiento de las previsiones constitucionales, la situación suele
relaciones que deben ser mutuamente tornar-
consentidas, necesitará del respaldo se confusa y surgen dudas en los demás Estados acerca de cual es la
polític o a su perso nalid ad y sobre todo autoridad
reconocimiento jurídico, no de que es del suprema efectiva en ese Estado dónde
Estado, sino de que lo se ha producido el quebrant amiento.
narse con los demás y de que sus pares es y quiere relacio - Estas incertidumbres se profundizan cuando el enfrentamiento interno
también están de acuerdo con establ es equi-
cer esa relación. e- librado y se prolonga apareciendo dos o más grupos que se atribuyen
la repre-
En conclusión, el reconocimiento de sentación del Estado convulsionado (36).
Estado nada agrega a la calida d de
tal de quién lo recibe ni a su potenc El instituto del reconocimiento de gobiernos en las cireunstancias en
ial vocación de sujeto del Derec ho las que
cional; pero si abre, pone en eviden Intern a- se produce (ver infra literal
cia, la volunt ad, b) y a partir de los requisitos objetivos que deben darse
como la de sus pares, de someterse tanto del nuevo Estado,
al sistema y de compar (ver infra literal c), aporta certeza y seguridad a las relaciones internaci
tir ese somet imiento onales y
La naturaleza jurídica del instituto, supone una supervisión colectiva de hechos internos con relevancia jurídica
no es constitutiva de derecho, no inter-
se crea el nacional, totalment e legítima y, además necesaria en el marco institucional de un
sistema de coordinación que llama a sus sujetos a supervisar el cumplimi
ento de
las reglas que les impone. Este instituto, también permite dificultar o al menos,
poner de manifiesto las intromisi ones indebidas por parte de terceros Estados o las
pretensiones ¡legítimas de las nuevas autoridades si procuraran desconoce
r las
consecuencias de los actos de los gobiernos anteriores (37) (38).
4. El reconocimiento del gobierno de
un Estado (33)
a. Planteo de la cuestión presentar al Estado cuando están debidamente acreditados en sus
cartas credenciales y dentro de
la amplitud de los poderes que se les otorga e indica en ellas. Ver al
respecto H.,ARBUET-VIGNALI
. Una cuestión diferente pero muy (1992, I, 33 a 38).
vinculada con la anter ior es la del
nocimiento de las autoridades inter reco- (35) Ceremonias de coronación en las monarquías y de trasmisión del mando en las Re-
nas de un Estad o, de aquel los que, públicas.
mamente o de facto, ejercen el poder legíti-
supremo ordenador inter no y dispo (36) — Esta situación puede dar lugar a otro instituto, el reconocimiento de beligeranc
los Instrumentos para representarlo nen de que abre el camino a la aparición temporaria de un nuevo sujeto
ia
y contribuir al establecimiento de del Derecho Internacional: la
coordinado internacionalmente. un poder Comunidad Beligerante. Por otra parte, cuando se dan estas circunstan
cias y ellas se prolongan en
el tiempo, los terceros Estados tendrán muchas complicaciones ya
Cuando un Estado existe como entid que no podrán mantener relacio-
ad real y desea relac ionar se, para ac-
nes simultáneas con los dos o más Centros de Poder. Durante mucho tiempo
esta fue y es la razón
tuar en el ámbito internacional
debe vincularse con los otros Estad por la cual, en el marco de China, no se pudieran mantener a
la vez relaciones internacionales
de las autoridades que internamente os a través plenas con el Gobierno de Pekín
eligió y el de Formosa; ambos gobiernos
y const ituyó ; es neces ario además
pretendían ser el único y legíti-
que tales autoridades sean ident mo de toda la China y en tal carácter no se pueden establecer relaciones
diplomáticas con ambos a
ificables y reconocidas por los demá
como las que cumplen con los requi s Estados la vez; en cambio sería posible mantener relaciones plenas con el que
fuera realmente efectivo en la
sitos del Derec ho Inter nacio nal que les per- generalidad del territorio y reúna las demás condiciones objetivas
para ser reconocido y mantener
mite actuar legítimamente y comp con el otro relaciones de otro tipo, que permitan
rometer al Estad o que dicen repre atender ciertos intereses, considerándolo como
(34). Cuando estas autoridades sentar Comunidad Beligerante. Al respecto ver infra, Sección III, de este Capítulo.
se constituyen o se suceden norm En estos casos el exa-
¡$ _ ALA
almente a men de los hechos y su consecuencia, el reconocimiento o mantenimi
ento de la situación resultan
muy importantes e ineludibles.
(33) En la primer versión de estos
libros sobre Derec ho Intern aciona
(37) El no reconocimiento desempeña una función muy útil en este sentido porque cons-
sentado en un capítulo independient l, este tema era pre-
e. En realidad él trata de un tituye una sanción destinada a afianzar el cumplimiento de las obligacion
problema que deriva de la acepta es internacionales asumi-
- das por los gobiernos anteriores, más allá de las formas en que estos hayan sido cambiados
. El no
reconocimiento se utilizó como sanción internacional en los casos en que el nuevo
ver E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA gobierno tratara
(1995, II, 45 a 49) y (1959-61, 11, 312 de eludir los compromis os del antiguo. Esto ocurrió, por ej. cuando el nuevo
64 Es decir que se a 317). gobierno asumió el
trate de las autoridades a quiene s se les reconoce el ejercicio del “jus mando en la URSS y rechazó el cumplimiento de las obligaciones anteriormente
representationem omnimodae”. En asumidas interna-
general estas son: el Jefe de Estado cionalmente por los zares. en esta ocasión, varios Estados
Ministros de Relaciones Exteriores , el Jefe de Gobierno y los importantes (Gran Bretaña, EE.UU.,
, cualqu iera sea su denom inación y, en las Organizaciones etc.) no reconocieron al nuevo gobierno hasta que este no dio garantías de que asumiría
ternacionales el Secretario o In- tales obli-
Director General. Excepciona gaciones, lo que en algún caso tardó 13 años en ocurrir. De esta obligación
admitido otras figuras, lmente la práctica internaciona de asumir los compromi-
como la del Secret l ha sos anteriores, están exceptuadas las llamadas “deudas odiosas”, en decir
ario Gener al del Comité Central del Partid las obligaciones contraí-
de la URSS. Además los agente o Comunista
s diplomáticos y los representa das por el gobierno anterior para combatir a los miembros del grupo
ntes en misión especial puede que se les oponía y que a la
n re- postre asume el poder.
HMEUDENXA ARDULI-y UL NALIL
LOs SUJETOS DEL DERECHO INTE
RNACIONAL 127
Esta práctica, en cualquiera de sus formas es pacíficamente aceptada por
todas las cancillerías y se justifica porque extremos y que, si esos requisitos se
, producido un cambio de gobierno en colman, debe recon ocers e al gobie rno
condiciones irregulares se el legítimo de ese Estado, aunque por como
gener an dudas acerca de cuales son las autoridades razones políticas, después no se mante
supremas, efectivas, en ese país, aquell gan relaciones con él. n.
as con las cuales los demás sujeto s del
Derecho Internacional pueden tratar Estos requisitos se desprenden
los asuntos que a todos interesan y de norma s
únicas que están en condiciones de obliga las origi nadas en el derec ho con-
rlo. Result a, como suetudinario a través de la práctica
Aréchaga, legítimo el interés de los dice E. Jimén ez de de los Estados y se denom inan: la efecti
terceros Estados dad, la responsabilidad y el surgimient vi-
de averig uar cual es esa o de conformidad con las reglas del
autoridad efectiva y reconocerla. Ademá recho Internacional. Estos son eleme De-
s ello contribuye al normal desarr ntos que neces
de las relaciones internacionales. ollo ariam ente deben existir,
pero también son suficientes, no debie
ndo agregarse otras exige ncias , como
ciertos momentos históricos la doctr en
ina o la práctica de los Estados así
b. Presupuestos que deben darse tendió. lo pre-
El primer requisito a exigir es la efect
El reconocimiento no es ividad. El elenco de autoridades
neces ario frente a los cambi os acaecidos nor- debe disponer de los resortes del poder,
malmente, con ajuste al derecho tener capacidad para ordenar a los go-
constitucional inter no de cada Estad bernados, y de dominar y controlar
procede cuando ocurre un quiebre o. Sólo el ámbit o territ orial de forma
en el régimen jurídico constitucional; permita asumir para el Estado las oblig tal que les
el cambio es consecuencia de una cuando aciones internacionales que le liguen
revol ución o de un golpe forma permanente. Como dice E. Jimén de
que se produzca, de hecho, por el uso de Estad o; es decir ez de Aréch aga: “...Ca
de la fuerza. Pero, además, para que tividad como el control de hecho de la be defini r la efec-
recurrirse a este instituto es neces deba maquinaria administrativa del Estad
ario que haya habid o la aquiescencia de la población...”. Esta o y
sonas que encabezan el elenco guber un cambi o en las per- aquiescencia puede manifestarse ex-
nativo, de sus titula res. Se requi presamente por adhesiones al nuevo
tonces dos presupuestos: que haya eren en- gobie rno (decl araci ones expre sas,
un nuevo gobierno con tos, etc.) o en forma tácita por la falta plebis ci-
nas (39) y que el mismo haya surgido cambi o de las perso- de resistencia armada y el acatamient
de modo no previsto por la constituci del mandato del nuevo gobierno. o
ón.
C. El segundo requisito es la respo nsabilidad. El nuevo gobierno debe
Requisitos para otorgar el reconocimi
ento mantener la fe de la palabra empeñada
por el Estado a través de sus gobiernos
anteriores y cumplir con las oblig acion
Dice E. Jiménez de Aréchaga (1959 es asumi das por estos de acuerdo con el
-61, IL, 53) que el reconocimiento Derecho Internacional. Es lo que E.
procede en cualquier caso, sino sólo no Jiménez de Aréchaga (1995, IL, 57)
“...si un nuevo gobie rno que ha llegado al “...la capacidad y voluntad de cumplir llama
poder por medio de la fuerza es las obligaciones internacionales del Es-
un gobierno efectivo, capaz de compr tado...”. Si no se da este requisito no puede
internacionalmente al Estado y, ometer reconocerse al nuevo gobierno (41).
ademá s, está dispu esto a cumpl ir las obliga-
ciones de ese Estado...” (40). Estos Como dijimos anteriormente, en este caso-e
y el haber llegad o el poder l instituto del reconocimiento
del Lerecho Internacional son requi sin viola cione s se constituye en el instrumento a través
sitos necesarios y sufici del cual el conju nto de los demás Esta-
reconocido un gobierno, o sea que entes para que sea dos realizan su función de vigilar el
no es de acuer do cumplimiento del Derecho Internacio
a derec ho recon ocer como sancionar las violaciones que otros nal y
gobierno de un Estado a un elenco comet en (42). El no
gubernamental que no cumpla con recon ocimi ento funciona
estos como sanción difusa, no coactiva, del
— ordenamiento internacional, destinada
imponer a un Estado el acatamiento a
(38) En una época, alguno s países, sosten
de las obligaciones internacionales pre-
ción, rechazaron el instituto del
iendo la defens a del principio de no interven- viamente asumidas (43).
reconocimiento, sosteniendo que
der las relaciones diplomáticas bastaba con mantener o suspen
(Doctrina Estrada), lo -
festación del reconocimiento de expres que en realidad sólo transforma
da la mani-
a en tácita, sin desconocer la necesi (41) Esta podría ser la razón que
respecto E JIMENEZ DE ARÉCHAGA dad del instituto. Ver al explica jurídicament e la actitud sostenida durante mu-
(1995, II, 52 y 53). cho tiempo por un buen numero de Estado s que
(39) No es necesario recurrir al recono se negaba n a reconocer como gobierno de China
cimiento si un Jefe de Estado design las autoridades del gobierno comunista radicad a
mente y en ejercicio del poder, ado correcta- o en Pekín, En la práctica este argumento
da un golpe de estado prescindiendo de las normas consti adujo, nunca se
(como ocurrió en nuestro país en las tucionales
presidencias de Terra -1933-, Baldomir (42) * Funció n que es propia
1973-); tampoco en el caso de -1942. y Bordaberry — e ineludible de los sujetos de un sistema
jurídico de coordina-
una monarquía constitucional cuando ción. Ver supra en este Capítulo,
Estado, aunque el jefe de Gobier mantiene al rey, su jefe de Sección 1, Numeral 2,
no sea derrocado por la fuerza (como (43) El ejemplo más notorio de esta actitud es el
cuando el régimen de los coroneles ocurrió en Grecia, en 1967, caso de la URSS, ya citado en la nota
derrocó al primer Ministro sin afecta 37. Como todo instrumento, también este
del Rey). En estos casos la figura r la posición institucional ha sido usado incorrectamente y muchas
veces las poten-
repres entativa del Estado en el exterior continúa en funciones, no
se crea incertidumbre, no se precisa
reconocimiento y las relaciones conti
bierno. nuarán con el nuevo go-
(40) Esta última posici ón se conoce como Doctrina LAUTERPACHT (1944,
sostener este autor la obligación 74 y ss.). al
de reconocer a los gobiernos que
torio y a la población. controlen efectivamente al terri-
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 129
128
Un problema complementario consiste en determinar en cada caso con- Las exigencias de las doctrinas legitimistas son contrarias al Derecho In-
creto, si se ha cumplido o no con este requisito. En general el nuevo gobierno ternacional ya que vulneran los principios de No Intervención y de Igualdad
hace declaraciones expresas comprometiendo el cumplimiento de las obligacio- Soberana e Independencia de los Estados. El grupo humano que constituye la
nes preexistentes, promesas que deberán ser hechas de buna fe y confirmadas población de un Estado, el común de sus gentes, la nación o el pueblo en la con-
en la práctica posterior, la que bastará si es que estas declaraciones no se for- cepción de Rousseau, es libre de darse el gobierno que quiera y cuando quienes
mulan. manejan los resortes del poder quiebran su pacto con los gobernados y los
El tercer requisito es haber surgido de conformidad con las reglas oprimen, estas pueden actualizar su derecho de resistencia a la opresión y me-
del Derecho Internacional. Esto significa que el grupo que asume el poder y diante él pueden cambiar el tipo de gobierno de monarquía a república o vice-
la conducción del gobierno, y que para ello ha quebrantado el orden jurídico versa u optar por un régimen teocrático o por una democracia de ejercicio direc-
interno violando las reglas constitucionales (44), no haya quebrantado el orden to (47). Siempre que su opción no incida quebrantando el orden y los compromi-
jurídico internacional en su camino de llegada al poder. El nuevo gobierno, en sos internacionales (poner en peligro la seguridad internacional, graves desco-
su lucha política o armada para derribar al gobierno anterior no debe haber nocimientos de los Derechos Humanos comprometidos a respetar) todas las
recibido ayuda financiera, política, militar o de otro tipo derivada de la inter- opciones son legítimas internacionalmente, aunque políticamente no nos gus-
vención de terceros Estado; tampoco debe haber recurrido al uso de la fuerza ten y los demás Estados no pueden interferir con ellas.
armada en violación de las norma del Derecho Internacional, recurriendo a Por las mismas razones, también es contraria a derecho la doctrina de la
actos terroristas, a ejecutar prisioneros, a destruir bienes protegidos interna- legitimación posterior, la que en la práctica conduce a intromisiones indebidas
cionalmente, al uso de armas prohibidas, etc... En conclusión, si el nuevo go- y muchas veces mal intencionadas en los asuntos internos del Estado que cam-
bierno ha arribado al poder gracias a la intervención de otros Estados o me- bió de gobierno, intervenciones realizadas en razón de apetencias políticas de
diante otras violaciones graves del Derecho Internacional, se configuran hechos los Estados que las llevan adelante y que resultan muy ajenas a los proclama-
contrarios a este y los terceros Estados no pueden ni deben reconocer al nuevo dos principios de legitimidad.
gobierno, saneando de esa manera la situación (45). Estas exigencias “legitimistas” deben ser diferenciadas de otras prácticas
En la práctica de las relaciones internacionales, por diversas razones, que son el resultado de la intensificación de la interdependencia y consecuente
generalmente de interés político coyuntural, uno o un conjunto de Estados, han necesidad de mayor coordinación y coherencia que se da a partir de las activi-
pretendido, para reconocer un nuevo gobierno, además del cumplimiento de los dades de las Organizaciones Internacionales regionales (interamericana, euro-
tres requisitos señalados anteriormente, que se atendiera a alguna otra condi-
ción. Son estos requisitos que no deben reclamarse porque constituyen un
a reconocer a los gobiernos que, sostenidos ideológicamente por los principios de la Revolución
abuso de la institución, aunque en algunos casos la intención pueda ser buena. Francesa, surgieran por vía de hecho, derrocando monarquías en Europa o independizándose de
Entre estos requisitos indebidos, históricamente el más común es el de la estas en América. La doctrina Tobar fue aplicada por EE.UU. en el cambio de los siglos XIX y XX:
legitimidad. La doctrina del legitimismo ha tenido dos variantes: el legiti- caso Tinoco en Costa Rica, Huertas en México, etc.. La legitimación subsiguiente ha sido exigida en
los Tratados Centroamericanos de 1907 y 1923 y también aplicada, sin ser parte de ellos, por
mismo monárquico de la Santa Alianza y el legitimismo democrático de la Doc- EE.UU. bajo la presidencia de Wilson. Ver al respecto E, JIMENEZ DE ARECHAGA (1995, 1, 61 a
trina Tobar. La doctrina del legitimismo monárquico no admitía el reconoci- 63). Una manifestación más reciente del legitimismo lo constituyó la Doctrina Bentancourt quién
miento de un nuevo gobierno surgido por vías de hecho (revolución) si derroca- en 1963 sostuvo el no reconocimiento de gobiernos de facto que hubieren derrocado a otro legítimo
ba a una monarquía establecida. La doctrina Tobar sostenía que no podía reco- de origen democrático. La actitud de la Cancillería uruguaya durante cierto periodo subordinando
el reconocimiento a ciertas condiciones o circunstancias políticas a las cuales debía ajustarse el
nocerse a un nuevo gobierno surgido por vías de hecho contra los preceptos nuevo gobierno, como por ejemplo, la convocatoria a elecciones, el reconocimiento y respeto de los
constitucionales de un país. E. Jiménez de Aréchaga (1995, II, 61), diferencia Derechos Humanos fundamentales, etc., puede considerarse una especie de legitimación subsi-
ambos casos de la doctrina de la subsiguiente legitimación que sostiene el no guiente (Ver E.JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, 1995, ii, 59). Estas exigencias no corresponden para
reconocimiento de un nuevo gobierno que ha quebrantado el orden constitucio- condicionar el reconocimiento, aunque si podrían sostenerse su exigencia para establecer relaciones
diplomáticas con el nuevo gobierno; lo cual es una cuestión diferente. Esta última actitud se alinea-
nal interno hasta tanto no reorganice el país de acuerdo a tal orden constitu- ría con la doctrina Hallstein de no mantenimiento de relaciones por parte de Alemania Federal con
cional (46). aquellos Estados que reconocieran a la Alemania Democrática o con la actitud de Pekín de no man-
tener relaciones con los países que las sostuvieran con el gobierno de Formosa. Estas últimas son
actitudes políticas admisibles ya que para establecerse relaciones diplomáticas se requiere consen-
(44) Para que sea procedente el instituto del reconocimiento es necesario que se haya timiento mutuo.
en el Capítulo I las referencias al atributo de la soberanía. Puede argu-
quebrantado el orden jurídico interno. Ver supra, en este mismo numeral el literal b. (47) Ver supra
(45) Es el caso del no reconocimiento, durante la Segunda Guerra Mundial, de los go- mentarse en favor de “las intervenciones humanitarias” que si el gobierno oprime a sus súbditos
biernos títeres impuestos en varios países de Europa por los ejércitos nacionalsocialistas de Hitler. sería bueno intervenir. Sin embargo es conveniente recordar todas intervenciones ilegítimas fueron
Ver E. JIMÉNEZ DE ARECHAGA (1995, Il, 60 y 61). justificadas por fines humanitarios o de defensa de la seguridad colectiva y también las reflexiones
(46) El legitimismo monárquico fue aplicado por Austria, Prusia, Rusia (miembros de la de MAQUIAVELO quién enseña que contra la oposición de los súbditos le es muy difícil luchar al
Santa Alianza) y otras monarquías en el período posterior al Congreso de Viena de 1815, negándose Príncipe y que si estos le apoyan le será muy fácil afianzarse en el poder.
130 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOs SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 131
pea) y sobre todo, de las que aparecen en los
procesos de integración (Unión
europea, MERCOSUR). En d. Naturaleza del reconocimiento
estos casos la coheren cia del sistema particular
exige un mínimo de puntos de partida s comune s en todos sus Estados miem-
bros. En esta perspectiva no es asunto menor En determinada época parte de la doctrina sostuvo que el reconocimiento
la compatibilidad de sus respecti-
vos regímenes de gobierno. La de un nuevo gobierno era un acto potestativo, de la misma forma que lo es la
Organi zación de Estados Americanos exige a sus
Estados miembros que aseguren dentro de decisión política de mantener o no relaciones diplomáticas con él. De lo expues-
sus fronteras el ejercicio efectivo de
la democracia representativa to en los literales anteriores se desprende que tal posición ha sido superada y el
. Esta disposi ción no es violatoria del Derecho
Internacional, porque no impone una condici reconocimiento de gobierno está determinado por una serie de requisitos nece-
ón para reconocer al gobierno, sino
que exige al Estado que, si este quiere funcion sarios, pero también suficientes, por lo cual la doctrina actual acepta pacífica-
ar dentro de la Organización
aprovechando sus beneficios mente que se trata de un acto objetivo y reglado (51).
debe organi zarse democráticamente para poder
convivir con los demás. Si no lo hace, su gobierno
deberá ser reconocido en tan-
to cumpla los requisitos exigibles, e. Formas, organización y efectos del reconocimiento (52)
los Estado s podrán o no mantener con el re-
laciones diplomáticas, pero no podrá preten derse mantener al Estado dentro de
la OEA ya que no cumplirá con uno de los requisi En cuanto a las formas del reconocimiento este puede ser expreso
tos de pertenencia (48).
Un comentario similar cabe respecto de ciertos compro realizado mediante una declaración formal que tiene por objeto poner de mani-
misos asumidos en fiesto la decisión de reconocer, o tácito a través de actos que lo suponen, tales
el marco de algunos procesos de integración
dentro del sistema del Derecho como acreditar ante o recibir de él representantes diplomáticos o firmar con el
Interna cional. Aunque la conclus ión sea la misma, no consideraremos los com- nuevo gobierno tratados bilaterales (53). Otros actos no significan reconoci-
promisos de este tipo hechos en sistemas de
integración profunda
o comunitaria miento tácito, por ejemplo el mantener relaciones económicas, comerciales,
como el europeo, pues estos se rigen por el Derech
o comunitario que es un or- financieras o el realizar actos de cortesía diplomática. En cambio creemos que
den jurídico diferente del Derecho Interna
cional Público , En el sistema implican reconocimiento, al menos de facto (ver infra), el establecimiento de
MERCOSUR, imbricado en el Derech o Interna cional Público, el protocolo de relaciones consulares (54). Se ha sostenido también que el reconocimiento pue-
Ushuaia establece para el caso de que se
quebra nte el orden institucional en de ser liso y llano o condicional. De su naturaleza jurídica de acto objetivo,
alguno de los Estados miembros, un sistema
de consultas, mediaciones e inclu- reglado, se desprende que la última opción es improcedente: si se dan las condi-
so suspensión del Estado de los benefic ios de la Organización a menos que en ciones exigibles debe reconocerse, aunque no se entable relaciones; el reconoci-
un plazo breve se reestructure el orden institu
cional vulnerado (49). En este miento no puede condicionarse a otras circunstancias y una vez extendido es
caso tampoco puede hablars e de interve nción pues se trata de un instrumento irrevocable. Por último, se ha denominado reconocimiento” de facto” aquel
del que dispone el sistema para obligar a sus
miembr os a adoptar una conducta que se da cuando sin acreditar representantes diplomáticos se establece un
que el conjunto conside ra la mejor para coopera r. La independencia del Estado
no se ve afectada porque si este está dispues to a pagar los costos que le signifi-
que retirarse del sistema, ya no tendrá cargo a través del apoyo internacional, Ver al respecto ARBUET VIGNALI- CORONEL, Coordina-
la obligación de retomar la estructura
0
barcos de terceros Estados...”. Estas posibili- rrencia obligue a los tercero s Estado s a
dades no se dan en caso de conflictos tomar ciertas medidas internas excep-
internos, pero sí, si este se
internacionali.- cionales que les permitan cumplir con su deber
za reconociéndose subjetividad internaciona de prescindencia y no interven-
l a los beligerantes. Además una ción, como por ejemplo: vigilancia extraordinar
ia en la frontera, control de re-
vez declarada la insurgencia, la responsabilidad internacional que pueda resul. fugiados políticos, impedir que se armen barcos
tas de los actos de los rebeldes no será imputa para las partes, etc.. En estos
ble al gobierno de las autoridades casos los Estados que necesitan adoptar estas
medidas, proclamarán pública-
anteriormente establecidas.
mente la existencia en el Estado conmoc ionado de una insurgencia que les obli-
En consecuencia a] surgir una Comunidad ga a tomar ciertas medidas. Este instituto
Beligerante, ambas partes en- de la Admisión de Insurgencia no
frentadas deberán aplicar las reglas tiene efectos intern
intern aciona les propias de los conflictos acionales, sino que sus efectos son intern os pero están moti-
armados. Por otra parte los terceros vados en una situación exterior que los justifica. A diferen
Estados, que antes no podían apoyar cia de la Comunidad
rebeldes, ni negociar con estos, aunque a los
si podían hacerlo con el gobierno ante- Beligerante, los grupos insurgentes no adquie
rior, a partir de la aparición de la Comun ren la calidad de sujetos del De-
idad Belige rante deberá recho Internacional
actitud de absolut n adopta r una
a neutra lidad en el conflicto, pero podrán negociar tambié La Convención sobre Derechos y Deberes de los
ciertos asuntos con los rebeldes. La n Estados de La Habana de
situación cambia de no interv ención 1928, que vincula al Uruguay con otros 17 Estado
to a los rebeldes, a la de neutralidad respec- s americanos, establece que
respect de ambas partes (Ver Garner
o los Estados miembros, en caso de lucha civil en alguno
1937, 69 y 70). Los Estado s al recono
, de ellos, se obligan a “1-
cer la belige rancia de los rebeldes, estable- Emplear los medios a su alcanc e para evitar
cen una situación de igualdad entre ambas que los habita ntes de su territorio,
partes. sean nacionales o extranjeros, tomen parte, reúnan elemen tos, pasen la fronte-
En cuanto al estatuto de neutra lidad ra o se embarquen en su territorio para iniciar
hay una diferen cia que debe seña- o fomentar una lucha civil: 2.
larse. En casos de guerra internaciona Desarmar e internar toda fuerza
l los Estado s tenían la posibil idad, rebeld e que traspa se sus fronter
aliarse a una de las partes o declara de as... Las ar-
rse neutrales aunque mas encontradas en poder de los rebeldes podrán
posibilidad sea discutible, dada la actual mente esta ser aprehe ndidas y retira-
proscr ipción del recurso das... 3- Prohibir el tráfico de armas y materi
relaciones internacionales, en caso a la fuerza en las al de guerra, salvo cuando fueran
de conflicto interno destinadas al gobierno, mientras no esté establ
tienen la obligación de declararse los tercero s Estados ecida la beligerancia de los re-
neutrales, no pueden sumar sus beldes... 4- Evitar que en su jurisd icción se equipe,
ninguna de las partes en pugna. fuerzas a arme o adapte a usos bélicos
cualquier embarcación destin ada a operar en interés de la rebelión.”. Para
Las autoridades de la Comunidad Belige cumplir estas obligaciones que pueden exigir
rante podrán tambié n negocia r y la adopción de medidas que limi-
acordar con los terceros Estados los ten las libertades indivi duales o traten
asuntos internacionales de carácter diferen tes a ciertos grupos humanos,
cial o consular que tengan vinculación comer- muchas veces es necesaria la Declaración de
con el territo rio que domina n: en cambio Insurgencia (11).
no podrán recibir emprés titos, ayuda militar o de otro tipo que incida en
finición del enfrentamiento que la de-
sostiene (10).
C. Formas
El reconocimiento puede ser expreso,
manifestad
o a través de declaracio-
nes políticas, forma que es la común
cuando proviene de terceros Estados;
puede ser tácito, proclamado o
a través de actos que lo suponen,
tales como el
A
(10) Estas ayudas tampoco podrán prestarse
reconocido la existencia de la Comuni al gobierno establecido desde que
dad Beligerante. se haya
(11) Por un desarrollo más amplio de estos temas puede verse E. JIMÉNEZ DE
ARÉCHAGA (1995, II, 78 a 82).
140 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 141
Sección IV También debe señalarse que mientras el objeto del enfrentamiento por el que
surge la Comunidad Beligerante es el gobierno de un Estado con el cual, en
Los Movimientos Nacionales de Liberación definitiva todos se encuentran identificados, en el caso de los Movimientos Na-
cionales de Liberación el objeto es liberar un territorio del dominio colonial o
conseguir un asentamiento territorial para un pueblo (caso de la OLP) y formar
1. El instituto un nuevo Estado separado (4).
Muy cercano en sus características a la Comunidad Beligerante, el últi-
mo ente que, a partir de mediados del Siglo XX, es admitido por los Estados 2. Orígenes del instituto
como sujeto del Derecho Internacional, son los Movimientos Nacionales de Li-
beración. Como las Comunidades Beligerantes, aparecen respondiendo a una A partir de la década de 1960, varios documentos de Naciones Unidas
necesidad de las relaciones internacionales interestatales que debieron adap- van perfilando el instituto. La Resolución1514/XV de la Asamblea General de
tarse a las consecuencias de la aceptación del Principio de Autodeterminación las Naciones Unidas, Declaración sobre la concesión de la independencia a los
de los Pueblos, al desmembramiento de los grandes imperios coloniales y a la países y los pueblos coloniales, reafirma el Principio de Libre Determinación en
mundialización del protagonismo de los Estados (1). También como las Comu- su numeral 2 (5), prohíbe toda acción armada contra los pueblos en búsqueda
nidades Beligerantes, los Movimientos Nacionales de Liberación reúnen las de su independencia, ampara sus derechos en los numerales 4 y 5 y sostiene
condiciones materiales que les permite asumir el papel protagónico que les “...el respeto a los derechos soberanos de todos los pueblos...” en el numeral 6.
corresponde a los sujetos de un sistema jurídico de coordinación, al menos en La personería de este nuevo sujeto se reafirma luego en la Resolución
un basto sector de las relaciones internacionales. De la misma manera que las 2220/XX de la Asamblea General que admite la legitimidad de todos los medios,
Comunidades Beligerantes estos nuevos sujetos aparecen como consecuencia de incluso el uso de la fuerza, para obtener y respaldar el ejercicio de la autode-
una fractura en el marco de un ordenamiento jurídico y político interno. Pero terminación, lo que se repetirá en muchas resoluciones posteriores, especial-
en tanto la fractura que origina la Comunidad Beligerante, por lo general se da mente la 3070/XXVIII. También tiene importancia en el afianzamiento de esta
dentro de un grupo con coherencia nacional, que desea continuar junto, aunque personería la Resolución 2625/XXV de 1970, Declaración de los principios del
discrepa con la orientación de su gobierno (2); la fractura que originan los Mo- Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y cooperación
vimientos Nacionales de Liberación se abre por lo general entre una metrópoli entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.
y un pueblo con historia diferente sometido a ella.
También los Movimientos Nacionales de Liberación tienen un vínculo di- 3. Características, requisitos para reconocer y efectos (extensión,
recto con la soberanía ya que procuran constituir un nuevo Estado. Pero ade-
de la personería
más existen diferencias. El marco del surgimiento de los Movimientos Naciona-
les de Liberación es notoriamente internacional (3); si bien quienes los recono-
a. Características de los Movimientos Nacionales de Liberación
cen son los Estados, lo han hecho impulsados y dentro del marco de las Organi-
zaciones Internacionales; y, lo más importante, respondiendo a las necesidades
Ya expusimos las condiciones en que estos pueden surgir y su vinculación
de las técnicas militares de lucha moderna, dónde el dominio de una extensión
con la soberanía. Se trata además de entes que tienen las características mate-
territorial muchas veces no es fácil de establecer y menos de mantener, por lo
riales (extensión en el tiempo, recursos materiales y humanos, estructuras polí-
cual este no es un requisito para que aparezca un sujeto de este nuevo tipo.
tico administrativas, etc.) que les permiten ejercer el “Sus tratum” y el Gus lega- «
tionen”, como lo exige la calidad de sujetos de un sistema jurídico de coordina-
(1) En realidad, en otras circunstancias y sobre todo en otro marco Jurídico, el del sistema ción.
del Derecho Internacional adecuado a la tecnología nuclear, posterior al clásico y al contemporáneo, los
Movimientos Nacionales de Liberación colman necesidades semejantes a las que tenían que satisfacer
(4) También el Movimiento Nacional de Liberación puede estar dirigido contra el go-
con la figura de la Comunidad Beligerante los Estados que, en el siglo XIX, se enfrentaban a los
bierno de un Estado que las autoridades rebeldes pretenden seguir conduciendo y al que no quieren
problemas resultantes de la liberación colonial en América.
destruir o sustituir, sino mantener. Pero en estos casos el gobierno en el poder ha quebrado el
(2) Esto pasa en el caso de guerras civiles como la española, o la de secesión en Nor-
compromiso con su pueblo y le ha impuesto discriminaciones o violaciones de los derechos funda-
teamérica, aunque no siempre ocurre así como lo demuestra el caso de Pakistán. En el problema de
mentales, que van mucho más allá de una orientación político administrativa, o aún delictiva de-
las luchas por la independencia en América en el Siglo XIX, la fractura fue conducida por grupos
ntro del derecho común, que es lo que se cuestiona en los casos de Comunidad Beligerante. En el
humanos cultural y étnicamente identificados con la “madre patria”, los criollos. Esto los aproxima
caso de estas se actualiza al amparo del Principio de No Intervención una profunda discrepancia
más a las guerras civiles que a la descolonización dónde las diferencias culturales y étnicas entre
política; en el caso de los Movimientos Nacionales de Liberación, el pueblo ejerce frente a su go-
los protagonistas de la fractura son, en general, notorias.
bierno el Derecho de Resistencia a la Opresión.
(3) Si bien las consecuencias de la Comunidad Beligerante se sienten en el ámbito in-
ternacional, se originan en un problema típicamente interno.
(5) El Principio se encuentra consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, arts. 1,
numeral 2 y art. 55.
142 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIO
NAL 143
Por otra parte son sujetos tempor arios; su propia finalidad les conduce a
que, obteniéndola, se transformen en un Sección V
Estado independiente, o si no la obtie-
nen, ser derrotados y desapa recer. Ademá s, sólo disponen de los derechos que
se adecuan a la obtención de sus fines y Otros sujetos vinculados a los Estados y
hay algunos, como la supremacía terri- con base territorial
torial, que no pueden pretender por su propia
situación.
b. Requisitos para reconocerlos 1. Planteo general y situaciones excluidas e inclui
das
El grupo rebelde debe tratarse de Existen otros entes de base territorial y tambié
un grupo organizado para luchar por la n ligados direct amente al
independencia de una colonia (caso de la atributo de la soberanía a quiene s se les ha recono
SWAPO en Namibia), para conseguir cido o se les recono ce la cali-
un asentamiento territorial para dad de sujetos del Derecho Internacional Público
un pueblo (caso de la OLP en Palestina) o . Todos ellos dispon en de los
para separar del poder a un gobierno que atributos materiales que les permit en extend erse
ha quebr antad o el pacto con su pue- en el tiempo, ejercer el “us
blo y desconoce los Derech os Human tratatum” y el “¡us legationen” y, por lo tanto, funcio
os funda menta les o concreta situaciones nar como deben hacerlo los
discriminatoria (caso de la lucha contra sujetos de un sistem a jurídic o de coordi nación . Brevem
el aparhe id en Sudáfrica). ente debe considerarse si
El grupo no tiene porqué ejercer actualmente realmente son o no sujetos de tal sistema
domini o territorial sobre una zona, pero . Algunos autores inelu-
tiene que ser aceptado por su pueblo como yen en esta categoría a los que llaman “mini Estados
su representante e interlocutor váli- ”, a los Estados federados
do y admitido como tal por los dentro de un Estado federal y a aquello s que se
demás Estado s y las Organizaciones regionales o encont raron en una situación
generales. Debe también haber surgido especial, como fue el caso de los que integr aron
y mantenerse sin violaciones sistemáti- la Unión Soviéti ca. Ninguna de
cas del Derecho Internacional y, especi estas categorías debe de entrar en este grupo.
almente, respetar las reglas de este para Los llamad os “mini Estados” (1),
casos de conflictos armados, así como de escasa extensión territo rial (de decena s a pocas
hacer honor a los compromisos que haya centen as de kilómetros cua-
asumido de buena fe. drados) y bajo número de ciudadanos (de miles a decena s de miles), son sujetos
del Derecho Intern aciona l igual que cualqu ier otro Estado ya que la actual so-
C. Efectos del reconocimiento ciedad internacional a nivel mundia l, se organi za a partir del Principio jurídico
de la Igualdad Soberana de los Estados (Carta ONU,
art. 2, inc. 1). Los proble-
La existencia de un Movimiento mas políticos que la admisi ón de estos pequeñ os
Nacio nal de Liberación reconocido inter. Estado s puede crear en las
nacionalmente, obliga a la potencia frente Organizaciones Internacionales, mundial o regiona
a la cual se alza reclamando su au- les, que los admiten, no son
todeterminación a no usar la cualitativamente diferen tes y en alguno s casos
fuerza armad a contra los pueblos que quieren no menos desproporcionados,
concretar su destino pacífica y libremente. que los que resultan de la conviv encia entre grande
Por Otra parte, en caso de enfrenta- s Potencias y otros Estados
miento, se reconoce a los pueblos el derec que existen en la comunidad de naciones y nunca
ho a usar todos los medios necesarios fueron incluidos en esta
nue-
para afirmar su derecho de autodeterm va categoría teórica (2). Por otra parte el problema de
inaci ón, medio s entre los cuales
la subjetividad interna -
quedar incluido el recurso a la fuerza parece cional tiene consecuencias políticas, pero es jurídic
armada; en caso de que hubiere enfren o y por lo tanto debe concep-
tamientos, ambas partes deben de aplica - tualizarse en ese marco, lo que se ha hecho en algunos
r las reglas internacionales para los casos aceptando el Prin-
conflictos armados. cipio de la Igualdad Jurídica de los Estado s, sin excepc iones políticas (caso del
criterio de un Estado un voto en la Asamblea Genera
El grupo de autoridades del Movim iento l de las NN.UU.), o con
Nacio nal de Liberación aparece correctivos funcionales (veto en
como el representante de su pueblo el consejo de Seguri dad) o mecani smos de voto
y participa como tal en carácter de observ ponderado (voto en los órganos crediti
dor ante los órganos de Naciones Unida a- cios y financi eros intern acionales) (3). Los
s y en algunos casos, como observador Estados federados en un Estado federal, o no son
permanente en la Asamblea General sujetos del Derecho Interna-
de Nacio nes Unida s. Tambi én dispo cional si es que su derech
del jus tratatum y del Jus nen o federal interno no les da potest ad de actuación en
legationen, ante Organizaciones y Estados dentro
ámbito delimitado de sus competenci del ese ámbito, o lo son como tales Estados dentro del
as (6). ámbito de las competencias y
las condiciones en que les permite actuar su Estado
federal y son aceptados por
(1) Cfr. F.PAOLILLO (1995, 11, 20 y 21).
(2) La igualdad jurídica puede
.
compatibilizarse con la desigualdad real. Y las diferen-
cias territoriales y demográficas
entre EE.UU., Rusia y China con El Salvador,
IIA Luxemburgo y
Nepal, no son menos importantes que las que se dan entre
(6) Nuaru, San Marino y Seychelles con
Por una exposición más amplia
de estos temas puede verse F. PAOLIL Australia, España y Egipto.
29 a 31), JA. PASTOR RIDRUEJO (1989, LO (1995, IL,
(3) .
254 a 271) y M. DIEZ DE VELÁZCO También la igualdad jurídica puede compatibilizarse con
(1988, 1, 275 a 278). la desigualdad funcional.
Ver al respecto H. ARBUET-VIGNALI (1995, tomo II, Capítulo III, Sección TI, Numeral
4, literal c).
144 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 145
los demás (4). Los Estados reunidos en la antigua Unión Soviética, nunca deja- enclave (44 hectáreas) dentro de la ciudad de Roma y sus alrededores (6). Sobre
ron de ser Estados soberanos, lo que quedó de manifiesto por la forma en que esta base territorial se asienta una peculiar población cuyo vínculo con la mis-
continuaron sus relaciones internacionales después de la implosión de la URSS, ma no se da en base al “jus soli” o al “jus sangiiinis”, sino en una relación fun-
sino que, solamente, a través de una especial estructura de sus sistemas de cional a su respecto: son súbditos del Estado Vaticano en tanto desempeñen
gobiernos, que no admitían la pluralidad de opciones entre partidos políticos, funciones para el mismo (7). Por último el ente tiene un poder etático que le
sino la diversidad de tendencias dentro de un único partido, habían transferido gobierna internamente y le representa en el exterior ejerciendo el jus tratatum
la totalidad de los poderes de gobierno, consecuencia lógica de la soberanía, y el jus legationen: la Santa Sede.
pero no parte de su esencia, al Comité Central del Partido único; pero no habí- Esta situación determinada por el acontecer histórico y la práctica inter-
an renunciado a la soberanía, estando jurídicamente habilitados, de cambiar su nacional condujo a que parte de la doctrina considerara a el Estado Vaticano y
actitud política, para modificar la última decisión y adoptar otra diferente (5). la Santa Sede como sujetos diferentes del Derecho Internacional y, en algunos
Por otra parte, dentro de la categoría que estamos analizando cabe com- casos, a aquel como vasallo de este (8). En realidad El Vaticano es un Estado,
prender al Estado Vaticano o, al decir de algunos autores, la Santa Sede y ver sujeto del Derecho Internacional, de naturaleza confesional (9), pero organizado
si corresponde mantener en ella a la Soberana Orden de Malta, que todavía en sus relaciones internacionales a partir de la teoría jurídica de la soberanía;
continúa actuando en las relaciones internacionales actuales. A esta categoría que ha sido aceptado como tal por los demás Estados y por la Organización
pertenecieron también algunos caso históricamente superados que han desapa- Internacional Mundial y algunas regionales; que por razones históricas, aun-
recido del marco de la política internacional, como lo fueron el Califato del Is- que presenta peculiaridades que no se ajustan totalmente a la teoría general,
lam hasta 1923, el Patriarcado de Constantinopla y, quizá, las monasterios del han sido aceptadas por los Estados. Su gobierno radica en la Santa Sede, que
Monte Athos. cumple fundamentalmente una misión ideológico religiosa, que organiza el
orden interno del Estado Vaticano y conduce sus relaciones internacionales
2. El Estado Vaticano - Santa Sede y la Orden de Malta (Confrontar: E. Jiménez de Aréchaga, 1959-61, II, 311 y 312).
Es más discutible la situación de la Soberana Orden de Malta. Este ente,
Desde la Edad Media, además de su gravitación religiosa, el Papado fue en otros tiempos, desplegó derechos de soberanía territorial sobre las islas de
la cabeza de un importante poder temporal, los Estados Pontificios o de la Igle- Rodas, Gozo y Comino, y posteriormente sobre Malta, actual Estado soberano
sia que se asentaban en el centro de la península itálica. Ellos tuvieron un pa- de la comunidad internacional, A partir de 1798 la Orden perdió tal base terri-
pel gravitante en las relaciones internacionales hasta que en 1870 los termina torial y se encontró estrechamente ligada a los Estados Pontificios, después a la
de ocupar Garibaldi anexándolos al Reino de Piamonte-Cerdeña. A partir de Santa Sede y en definitiva a El Vaticano. No obstante lo cual, aún hoy mantie-
allí los Estados Pontificios desaparecen como sujetos del Derecho Internacional, ne relaciones con 15 Estados y se vincula a Organizaciones Internacionales
pero el Pontificado continúa actuando como Santa Sede. como la Organización Mundial de la Salud. Si bien algunos autores le recono-
E] prestigio internacional adquirido por el pontificado desde la época me- cen personería jurídica internacional (10), nosotros consideramos con M. Diez
dieval como protagonista de las relaciones internacionales y su importancia en de Velazco (1988, 275) que las circunstancias señaladas “...le dan un status
ellas aún después de los tratados de Westfalia, gravitó sobre las potencias e bastante equívoco, y es dudosa e insatisfactoria la postura de mantener sin
hizo que en el interregno 1870-1929, en ausencia de personería internacional ningún género de dudas la personalidad internacional plena de la Orden de
de los Estados Pontificios, la Santa Sede, como cabeza de la Iglesia Católica, Malta...”.
celebrara acuerdos con Estados (las Bulas Pontificias e, incluso el Tratado de
Letrán), mantuviera relaciones diplomáticas con muchos Estados, y condujera
arbitrajes entre varios de ellos, es decir, que actuara intensamente en las rela- (6) El art. 2 del Tratado de Letrán “...reconoce la soberanía de la Santa Sede en el cam-
ciones internacionales. Todo esto se realizó sobre la base del Acuerdo de Garan- po internacional como atributo inherente a su naturaleza...”. El proceso de incidencia de este ente y
la imprecisa terminología utilizada en el acuerdo, han dado lugar a discusiones acerca de la exis-
tía entre el Reino de Italia y El Vaticano, con el cual este nunca estuvo confor- tencia o medida de la personería internacional del mismo, Una exposición más amplia de estos
me. asuntos puede verse en F.PAOLILLO (1995, II, 24 a 26), E, JIMENEZ DE ARECHAGA (1959-61,
. El 11 de febrero de 1929 se firma entre la Santa Sede e Italia el tratado IL, 309 a 312) y M. DIEZ DE VELAZCO (1988, I, 269 a 274).
(7) Pueden darse también otras situaciones.
de Letrán que reconocen la soberanía del Estado Vaticano sobre un pequeño
(8) Cfr. A. VERDROSS (1927, 100) y KUNZ (1952).
(9) Aunque, a diferencia de los Estados teocráticos musulmanes, si bien como ellos fun-
da la legitimación del mando supremo interno en principios ideológico religiosos, en el ámbito in-
ternacional, a partir de la Guerra de los Treinta Años, paulatinamente y con rechazos, fue aceptan-
do fundar la legitimidad del mando coordinado internacional, en un atributo jurídico, científica-
(4) Ver supra Sección 11, Numeral 2 a. mente comprobable y con vínculos en la opinión de las bases: la soberanía.
(5) Ver supra, Sección II, Numeral 2 a y llamada 13. (10) — CASACCHI, G. (1936, 6).
146 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 147
Sección VI
Las asociaciones privadas son agrupamientos cuyas aciones les lleva
Las Organ izaci ones Internacionales como sujetos a interesar, relacionar o coordinar actividades entre personas e instituciones
del Derecho Internacional pertenecientes a distintos Estados. Estas asociaciones no poseen personería
jurídica internacional, se vinculan muy lateralmente con el Derecho Interna-
cional Público, por regla general no se les acuerda estatuto consultivo en las
1. Introducción (1) Organizaciones Internacionales intergubernamentales, pero cumplen diversas
funciones en las relaciones internacionales las que, en ocasiones, pueden ser
En el marco de las relaciones intern gravitantes y tienen muy diversos fines: comprenden a empresas privadas co-
aciona les actúan diversos entes colec-
tivos, carentes de base territo rial y sin merciales, industriales, financieras y también a comunidades religiosas, políti-
una población que ordenar, pero que
desarrollan actividades tendientes a cumpli cas o ideológicas, a sindicatos y partidos políticos internacionales, agrupaciones
r funciones de interés colectivo para
sus integrantes y que ponen al servicio de culturales, asociaciones deportivas e, incluso, puede tratarse de organizaciones
ellas un conjunto de bienes materia-
les, instituciones, reglas ordena doras y criminales como las mafias internacionales, los cartels del narcotráfico y los
un funcio nariado encargado de llevarlas
a buen término. La inmensa mayoría de piratas de algunos mares.
estos entes pese a carecer de un ámbi-
to territorial propio, reúnen las demás condic Los agrupamientos u organizaciones internacionales no guber-
iones de duración en el tiempo,
disponibilidad de recursos y de apoyos human namentales (ONG) son agrupamientos similares a los anteriores de los que se
os, que les permiten ser sujetos
de un sistema jurídico de coordinación si es diferencian en los fines que persiguen los cuales se aproximan más a los come-
que son admitidos en él como tales.
Pero. no todos estos entes han sido reconocidos tidos públicos de los Estados, tales como en el caso de las Organizaciones para
y admitidos por los Estados co-
mo sujetos del Derecho Internacional Público la asistencia de las víctimas de la guerra (Cruz Roja Internacional), de las de-
.
Estas instituciones pueden funcio nar fensoras de los Derechos Humanos fundamentales o de las que procuran la
eri el marco de una sociedad y últi-
mamente también en el de una comunidad protección del ambiente humano, las agrupaciones pacifistas y los grupos orga-
internacional, tienen una larga tra-
yectoria histórica (2) y
son consec uencia de la
nizados de presión contra la “globalización”. o enfrentados a los intereses eco-
profun dización de la interdepen-
dencia de los Estados en el marco de un orden nómicos de las grandes Potencias. Estos agrupamientos, con gran incidencia en
internacional cuyas fuerzas in-
teractúan cada vez mas como produc to de los últimos tiempos en las relaciones políticas internacionales (4). En ocasiones
la fragme ntación de los poderes entre
múltiples Estados soberanos (3) y de la reciben derechos y obligaciones del Derecho Internacional Público y frecuente-
necesidad de coordinar o concentrar
esos poderes para funcionar eficazmente mente se les reconoce el estatuto consultivo en las Organizaciones Internacio-
y con peso político en esas mismas
relaciones. nales intergubernamentales. Es normal que no posean personería jurídico in-
Como señala C.A.Co ternacional, la que le ha sido negada expresamente por los Estados, aunque, a
lliard (1985) de esto resulta la existencia de un
enorme número de asociaciones privadas nuestro entender, la Cruz Roja Internacional, que está comprendida en esta
inclus o algunas delictivas, no guber-
namentales, intergubernamentales y, últim categoría, la ha adquirido a través de su reconocimiento en la práctica de los
amente, también supranacionales,
todas con vínculos internacionales, Estados.
y difere ntes tipos de integración, competen-
clas, poderes, campos de acción, tamaño Las Organizaciones Internacionales intergubernamentales son
, importancia y naturaleza jurídica.
Estas organizaciones se suman a la dimen - Organizaciones creadas e integradas por Estados, a las cuales estos les otorgan
sión etática tradicional sin hacerla
desaparecer; en algunas oportunidades un ámbito de competencia y poderes para ejercerla, lo que se consigna en la
sirven a los Estados, en otras compiten
con ellos o les enfrentan y en ocasiones Carta constitutiva, lo mismo que la estructura orgánica que la impulsará. Es-
quebrantan las reglas de estos.
Sin que admitan una tas organizaciones tienen una voluntad jurídica nítidamente diferenciada de la
clasif icació n precis a dada su variedad y diferencias,
pueden agruparse en cuatro grandes catego de sus Estados miembros, pero la voluntad política que concurre a formarla es
rías.
sólo mezcla en determinadas proporciones de la voluntad de sus Estados miem-
bros, ya que todos sus órganos con capacidad de decisión y autorizados para
(AA<A<<< imponer sus reglas a los Estados partes se integran con representantes de estos
(1) Por una exposición más detallada de Estados, los que actúan y votan según sus respectivas instrucciones y defen-
estos temas, , ver H.ARB
(1994/1), pp. 13 a 43. . UET-V- IGN ALI diendo el interés de cada Estado, situación, entre otras, que las diferencia de
tonal o | Por una idea mas detallada respecto a las
cional
ideas de sociedad y comunidad interna-
y de la evolución histórica de las Organizaciones Internacionales, ver
H.ARBUET-VIGNALI (1994/1), pp.13a res ectivamente
19 y 19a 45.
. (3) De una veintena de potencias interactuant ,
es en los siglos XVII a XIX, a mediados (4) La Conferencia de Roma que concluyó en la creación del Tribunal Penal Internacio-
cen siglo a se pasa a 50 Estados miembros en Nacion nal contó entre sus participantes con mas Organizaciones de este tipo que Estados soberanos.
es Unidas y desde fines de ese siglo
2 stados. a mas de
(5) Por una exposición más detallada de estos puntos, puede verse H. ARBUET-
VIGNALI (1994/1, tomo I, pp. 19 a 45).
148 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
149
las Organizaciones Internacionales supranaciona
les. Estas organizaciones son
sujetos derivados del Derecho Internacional Público. terminadas competencias muy específicas, pero
en otros pudiendo actuar en
Las Organizaciones todos los ámbitos, de similar manera a como lo hacen
Internacio nales supranacionales también son los Estados (9).
creadas e integradas por sus Estados miemb A partir de mediad os del Siglo XX, en un marco de relaciones internacio-
ros en un tratado constitutivo en el
que se establece su finalidad, ámbito nales regionales y específico con un ámbito de compete
de competencias, poderes y estructura ncias referido a determi.
orgánica. A diferencia de las anteriores nadas materia s, aparece n otras nuevas organiz aciones
en estas organi zacion es se establ , las supranacionales,
órganos supranacionales cuyos soport ecen que también son sujetos del
es no son representantes de los Estado Derecho Interna cional Público (10), ya que estas
miembros, ni pueden recibir instru s Organizaciones también actúan en el sistema general
ccione s de estos, debien do actuar con total (mundial) de relaciones
independencia, atendiendo y defendiendo internacionales, sin que existan impedimentos jurídico
los intere ses comune s. Estos s o técnicos para que lo
tienen intervención muchas veces decisiv órgano s hagan en todos los ámbitos de competencias.
a en la adopción de reglas que obliga
a los Estados partes. n
b. Concepto y naturaleza
2. Origen, concepto, naturaleza y tipos de
las Organizaciones Cuando los tratados multilat erales generale s que
Internacionales refieren sus disposicio-
nes a las Organizaciones Internacionales procuran definirla
s, lo hacen en forma
muy escueta: “Se entiende por Organiz ación Internac ional
a. Origen y evolución una organización in-
tergubernamental” (11). Más allá de esta concisa caracter ización de una par-
quedad casi tautológica, resta un elemento de importan cia:
Las actuales Organizaciones Inter el derecho conven-
nacionales puede n vincu larse como cional general sólo se refiere a las Organiz aciones
concepción ideológica e, incluso, como Interna cionale s creadas por
estru ctura de la prácti ca, con remotos la voluntad de los Estados e integradas por ellos. Quedan
antecedentes de la antigüedad (6) fuera de este concep-
y la Edad Media (7). En un marco to las asociaci ones privadas y los agrupam
nes internacionales semejante de relacio- ientos no guberna mentales de carác-
al actual regis tran antec edent es mas cercanos ter internacional (ver supra Numeral
que comienzan a fines del siglo XIX. 1). Creemos que también quedan fuera
En reali dad los casos anter iorme nte del alcance de la referencia las Organizaciones comunit
lados se trata mas bien de institutos seña- arias (ver supra Nume-
semejantes a las actuales Organizaci ral 1), porque ellas no pueden conside rarse
Internacionales, que van creando la ones intergu bername ntales dados los
idea que plasm ará a estos nuevo s elementos de supranacionalidad que las caracterizan y transfo
cuando las condiciones políticas y jurídi sujetos rman en “supra-
cas lo hagan neces ario y posibl e, a nivel guberna mentale s” o como se denomin an corrien
regional entre fines del siglo XIX y temente , en “supranacionales”.
principios del siglo XX con el caso Esta afirmación puede ser discutid a;
tual OEA, y a nivel general, después de la ac- las organiz aciones comunitarias se
de las guerr as mundi ales, con la socie aproximan mucho a las tradicionalmente denomin
de las Naciones y, especialmente, dad adas Organizaciones Inter-
las Naciones Unidas y su siste ma nacionales (intergubernamentales): ambas son sujetos
cen así las Organizaciones Internacio (8). Apare - del Derecho Internacio-
nales intergubernamentales que
entre nal Público, ambas tienen iguales orígenes y similares finalidades,
en ambas la
volunta d estatal contribu ye a la formaci ón de sus decision
cindible de las relaciones inter es. Pero el grado de
nacio nales, asumi endo paula tinam ente un papel profundización de la coopera ción
protagónico en las mismas y afianzando e integrac ión que evidenc ian las organiza cio-
su natur aleza de sujetos del Derecho nes comunitarias cuando derivan parte o toda la capacid
Internacional Público, en algunos ad de decisión en cier-
casos con personería jurídica limit tas áreas a la Organiz ación en sí misma
ada a de- conside rada con indepen dencia de la
voluntad de los Estados, determina que las conside remos
(6) En el ámbito peculiar de las relacio
diferentes en su esen-
nes entre las polis griegas: la anficti cia, aún cuando en algunos casos los Estados miembro s
fos, la Liga de Delos, las Confederacio
nes de Arcadi
onía de Del- particip an directamen-
a y de Beocia. te en la formación de esa voluntad que les obliga posteri
(7) En la Europa cristiana, girand o en torno del Papado y
ormente y se ejecuta
cipio Ideológico de la Unidad. En del Imperio, en base al Prin-
el mundo islámico bajo la égida de
Córdoba. Las ligas comerciales los Califatos de Bagdad y de
de las ciudades italianas y la liga
(8). Como ocurre por ejemplo a nivel general con las Naciones Unidas
Inglaterra, la Liga de los Cinco Hanseática; en el siglo XIII, en
con la Organización de Estados Americanos. y a nivel regional
Puertos. Y también los esfuerzos
(1307), Dante Alhiglhieri (1315), doctrinarios de Pierre Dubois
Marcilio de Padua (1324), Georges Podiebrand (1461); (10) Por una exposición más amplia de su génesis,
adentraron en el Renacimiento con Erasmo los que se puede verse H. ARBUET-VIGNALI
(1517), Emeric Crucé (1623), el duque (2004, Capítulo IX, Sección I, Numeral 3, literal
llegaron incluso a la edad de Sully (1641); y d).
modern a con las obras de Williams Penn (1693), John Bellers (1710), (11) Es esta la definición que propone el art. 2 lit. i del Convenio de
PE Irineo Castell (1713), J.J.Rousseau (1761), Viena de 1969 sobre
Benjamin Bentham (1786) y Emannuele el Derecho de los Tratados; también la que formula el art. 2 lit. c del C. de Viena de 1986 sobre el
1795). Kant Derecho de los tratados celebrados entre Estados y
Organizaciones Internacionales y entre Organi-
(8) Por una exposición mas detallada: zaciones Internacionales; y es el concepto que recoge el art.
RIPOLL
del sistema interamericano, ver R.PUCEIRO 1, inc. 1 del C. de Viena de 1975 sobre
(1994, 224 a 231) y H.ARBUET-V la Representación de los Estados en sus relaciones con las Organiz
nes, ver H. ARBUET-VIGNALI (1994/1, 32IGNAL I (1994/1, 29 a 32); de la Socied
a 34) y A. DOMÍNGUEZ CÁMPORA (1947,
ad de las Nacio- ter universal, a las que, además, define en su inc. 2 diciendo
aciones Internacionales de carác-
202); y de las Naciones Unidas, 1, 159 a que se entienden por tales “... a las
H. ARBUET-VIGNAL (1994/1, 33 a 38). Naciones Unidas, sus organismos especial izados, el Organis mo Internacional de la Energía Atómi-
ca y cualquier Organización similar cuya composición
y atribuciones sea de alcance mundia]”.
150 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 151
directamente. Es por esto que preferimos incluir en la definición de Organiza-
ciones Internacionales sólo a las clásicas de tendencia En conclusión puede afirmarse que las Organizaciones Internacionales
societaria y no a las co- intergubernamentales son uno de los sujetos plenos del Derecho
munitarias las que entendemos deben de distingu Internacional
irse de aquellas. No obstante
esta afirmación, cuando la organización suprana Público contemporáneo (Cfr. M.K. Yassen, 1988) (18). Agrupan Estados a los
cional actúa como sujeto del
Derecho Internacional Público, creemos que, igualme que se les denomina sus Estados miembros” o “Estados partes”.
nte, le es aplicable el esta- Son creadas
tuto general de las Organizaciones Internac por tratados generalmente denominados “Pacto”, “Constitución”,
ionales, “Carta” o
Una definición más amplia del concepto de “Carta Constitutiva” (19). El tratado que las crea establece su
Organiz aciones Internaciona- finalidad y el
les debe buscarse en la alcance de sus cometidos; las facultades y poderes de que se les dota
doctrina donde tampoco abunda n los esfuerzos. Abdu- para al-
llah El Erian las define como “...una canzar sus propósitos, así como los principios en base a los cuales
asociaci ón de Estados... establecida por se conducirá
tratado, que posee una constitución y Órganos su acción para el logro de aquellos; fija asimismo los derechos y obligacion
comunes y una personería jurídi- es de
ca diferente de la de sus Estados los Estados miembros. En el acuerdo se establece también la estructura
miembro s” (12). La definición aunque breve orgáni-
contiene los element ca a través de la cual se concretará y manifestará la voluntad de la Organiza-
os más importa ntes del concepto, no obstante lo cual nos
parece conveniente intentar una exposición ción. Esta voluntad es jurídicam ente diferente de la de sus Estados miembros
más descriptiva. y en
general no se impone directamente a estos, aunque les obligue cuando se
Las Organizaciones Interna cionale s trata de
intergu bernamentales son sujetos cuestiones procesales, de funcionamiento y, excepcionalmente, en algunas
del Derecho Internacional Público. Esta afirmac decisio-
ión no es actualmente discutida nes de fondo cuando así se haya convenido previamente (20). Esta estructura
por ningún sector de la doctrina ni contrad orgá-
icha por la práctica de los Estados. nica será además el marco que sirva de foro para coordinar
La opinión consultiva de la Corte la voluntad soberana
Interna cional de Justicia en el caso sobre de los Estados miembros, que a veces se enfrentan pero que también actúan
Reparación por daños sufridos en servicio con el
de las Naciones Unidas (13) confirmó propósito de cooperar en distintos campos, incluso el político-militar.
este aserto contrad iciendo las opinion es doctrin arias que les negaban persone-
ría jurídica, opiniones en general antiguas Estos nuevos sujetos del Derecho Internacional disponen de una voluntad
(14) pero que en la doctrina occiden- Jurídica claramente diferenciable de la de sus Estados miembros. Su
tal se extienden en algunos casos hasta mediados de siglo voluntad
(15) y en la teoría y política en cambio les hace partícipes en alguna medida del atributo de
la práctica soviéticas aún por más tiempo. La la sobe-
doctrina soviética, aún después ranía de que disponen aquellos, ya que serán ellos quienes contribuyan a for-
de abando nar la tesis extrema (16) sostenía a principios de la década del 60 que marla. La voluntad política particular de cada Estado no concurre total
“Las Organizaciones Interna cionale s, con o ex-
indepen dencia de la extensión de sus clusivamente a configurar la voluntad
poderes, tienen a veces cierto parecido con política de la Organizac ión, pero la de
un sujeto del Derecho Internacional; todos ellos en conjunto contribuye en alguna medida a formar la de esta.
no obstante lo cual no pueden compararse Si la
a los Estados que las crearon...” (17). decisión política de
Más adelante G. Morozov la Organizac ión escapara parcial o totalment e de la volun-
(1973), citando a R. Bobrov (1959) decía
a la Organización de las Naciones Unidas que refiriéndose tad de sus Estados miembros, no se trataría de una Organización interguber
esta era “..un sujeto secundario -
(no típico) del Derecho Internacional namental sino de una Organización comunitaria; y si estuviere total y absolu-
contemporáneo...”. Con posterioridad y
hasta la implosión de la URSS tamente subordinada a la voluntad de cada uno, se trataría merament
la doctrina soviétic a también concuerda con la e de un
occidental en que las Organizaciones Interna Congreso o Conferencia diplomática.
cionales son sujetos del Derecho
Internacional Público, aunque disting En conclusión puede darse una definición descriptiva de las Organizacio-
ue entre la naturaleza jurídica de las
Organizaciones Internacionales general nes Internacionales diciendo que ellas son uno de los sujetos del Derecho Inter-
es en las que participan Estados de
distintos sistema s sociales y la de nacional Público actual, que agrupan a sus Estados miembros; son creadas
aquella s en que sólo participan Estados so- por
cialistas o sólo Estados capitalistas (G. tratados celebrados por estos dónde se establecen: su finalidad, el alcance
Tunkin, 1980). de
sus cometidos, las facultades y poderes con que se dota a sus órganos para que
A. puedan alcanzar sus propósitos, así como los principio en base a los cuales
de-
. (12) SERENNI, A.P. (1956) proporciona una
descripción más amplia caracterizando
Organizaciones Internacionales como a las
asociaciones voluntarias de sujetos del Derecho Internacio-
nal, constituidas por un acto internacional (18) La personería jurídica de las Organizaciones Internacionales de carácter
y reguladas por las normas del Derecho Interna mundial
que se concre tan en un ente estable cional, recién puede afirmarse a partir de este siglo ya que la Santa Alianza y
, con ordena miento Jurídico interno propio, dotadas de el Concierto Europeo fueron
institutos propios por medio de los cuales órganos e agrupaciones de facto, sin personería jurídica, transición híbrida entre el sistema de los
realizan las finalidades comunes de sus miembr Congresos
diante funciones particulares y el ejercici os me- y el de las Organizaciones Internacionales.
o de poderes que les son conferidos. .
(13) LC.J. Raporte, 1949. (19) La doctrina soviética niega “...la llamada teoría constitucional, que conceptúa los es-
(14) ANZILOTTI D., (1914). tatutos de las Organizaciones Internacionales contemporáneas —ante
todo la Carta de la ONU-
(15) MORELLI (1947). como constituciones o constituciones en lo fundamental y sólo parcialmente
tratados internaciona-
. (16) KOROVINE, (1924), sostuvo en los primer les. Acepta en cambio que son creadas por tratados internacionales
os años de la Revolución que los únicos “sui generis”. G. TUNKIN
sujetos del Derecho Internacional (1980).
eran las clases sociales.
(17) YEUGENYEV, V.V. en KOROVINE (20) Como en el caso de las Resoluciones del Consejo de Seguridad
y otros, (1963). de las Naciones Uni-
das sobre problemas que afecten a la paz y seguridad internacionales.
152 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 153
berán conducirse y que servirán de guía para la interpretación y aplicación de bernamentales (dentro de las cuales los Estados miembros ceden muy escasas
sus normas. La Carta también fija los derechos y obligaciones de sus Estados parcelas de su capacidad de decisión) y en Organizaciones Internacionales de
miembros, la estructura orgánica a través de la cual se concretará y manifesta- cooperación o supranacionales (las que disponen de órganos capaces de decisión
rá la voluntad de la organización, así como los cuorums y procedimientos nece- autónoma y de ejecutar sus resoluciones directamente en el territorio de los
sarios para adoptar decisiones que les vinculen jurídicamente y obliguen a sus Estados miembros). Dentro de esta misma clasificación podrían incluirse en
Estados miembros. Algunas de estas organizaciones sujetos del Derecho Inter- categorías independientes las organizaciones llamadas no gubernamentales y
nacional Público son intergubernamentales porque todos sus órganos con capa- las propiamente privadas (ver supra, Numeral 1).
cidad de decisión y posibilidad de vincular a los Estados miembros están inte- Como cuando hablamos de Organizaciones Internacionales sin otro califi-
grados por representantes de estos que actúan según sus instrucciones defen- cativo nos estamos refiriendo a las intergubernamentales que describiéramos
diendo los intereses de sus respectivos países, aunque por desdoblamiento fun- en el literal b de este numeral, señalaremos algunos de los principales criterios
cional también son los soportes de los órganos de la Organización y contribuyen que adopta la doctrina en general para clasificarlas (23).
a la formación de la voluntad jurídica y que se originan y regulan sólo por las Un primer criterio utilizado es el ámbito geográfico en el que se asientan
reglas del Derecho Internacional Público. Otras Organizaciones de este tipo se sus Estados miembros. En este sentido se les clasifica en organizaciones con
denominan supranacionales (21); a ellas corresponden prácticamente los mis- vocación universal (ONU), regional (OEA), subregional (Cuenca del Plata), cua-
mos elementos referidos para las intergubernamentales, con la diferencia de si-regional, cuando fundamentalmente incluye Estados de una región pero tam-
que en su estructura, junto a los órganos intergubernamentales, aparecen otros bién comprende países ajenos a la misma (OTAN, COMECOM), a los que po-
con capacidad de decisión e intervención en ocasiones gravitante en la forma- dría agregarse otra categoría que se da cuando la distribución geográfica de sus
ción de decisiones que obligan a los Estados miembros, los cuales no se integran Estados miembros resulta irregular o diseminada (Comunidad Británica). Otro
con representantes de estos, sino con personas independientes, elegidos por los criterio atiende a las posibles formas de ingreso previstas para los Estados no
Estados partes, generalmente de su nacionalidad, pero que no son sus repre- participantes en el acuerdo originario; desde este punto de vista pueden clasifi-
sentantes, ni actúan por instrucciones, sino con independencia debiendo aten- carse en abiertas, cuando no se exigen requisitos especiales para ese ingreso
der a los intereses del grupo comunitario; estas organizaciones nacen de trata- (OEA respecto a los Estados de la región), cerradas cuando sólo funcionarán
dos que son actos del Derecho Internacional Público, pero que inmediatamente con sus miembros originarios (URUPABOL) y mixtas cuando admiten nuevos
de aprobados pasan a ser actos del Derecho Comunitario, regidos por el mismo ingresos por coopción o cumplidas ciertas exigencias (ONU).
sistema que crean, con sus particularidades tales como la jurisdicción obligato-
Tomando en consideración el punto de vista funcional y atendiendo a las
ria para los Estados partes, la eficacia directa de las reglas creadas en la Orga-
más importantes actividades que les son encomendadas, pueden dividirse en
nización en el sistema jurídico de los Estados miembros y su prevalencia dentro
organizaciones para dictar reglas jurídicas o adoptar posiciones políticas, para
de la normativa interna (22).
realizar gestiones financieras, para concretar explotaciones comunes, para co-
operar en los campos económico, técnico, cultural, social, etc., etc. Un enfoque
c. Clasificaciones
similar puede conducir a clasificarlas según los fines que persiguen, pudiendo
distinguirse entonces entre las que procuran objetivos generales, primordial-
Las Organizaciones Internacionales pueden agruparse en tantos diversos
mente políticos (ONU, OEA) y las que se proponen cometidos específicos, bási-
esquemas de clasificación como sea capaz de imaginar la doctrina. Ya hemos
camente dirigidos a un campo de actividades: políticas (Consejo de Europa),
hecho referencia al más importante de todos estos criterios: aquel que las clasi-
estratégicas militares (OTAN, Pacto de Varsovia), económicas (FMD), de inte-
fica según su naturaleza jurídica en Organizaciones Internacionales intergu-
gración (ALADD),, culturales (UNESCO), de cooperación (OMM), sociales (OIT),
técnicas (OACTD, etc..
(21) Decimos esto porque creemos que la denominación no refleja la realidad, aunque J. Barberis (1984) formula una peculiar clasificación al diferenciar las
continuamos usándola por ser ella de aceptación generalizada. En efecto, la expresión “supranacio-
nal” indicaría que la Organización está por encima de los Estados y puede determinarlos con auto-
Organizaciones en independientes y dependientes, incluyendo entre estas a las
ridad, subordinándolos a una dogmática. Esto no es propiamente así. Los Estados miembros, por que se encuentran bajo la fiscalización de un Estado, como es según su punto
decisión soberana, deciden subordinarse en un ámbito de competencias determinado a la Organiza- de vista el caso de la UPU en relación con la Confederación Helvética. Podría
ción que los reúne, pero mantienen el derecho de separarse de ella, con lo cual, al hacerlo, pueden extenderse la enumeración de puntos de vistas y categorizaciones, pero estas
volver a determinarse autónomamente en esos campos de competencia pactados para ser comparti-
dos. Por esta razón la Organización no está por encima de los Estados miembros, sino en una rela-
son las más comunes.
ción muy particular con ellos: los Estados crean la Organización, pueden separarse individualmen-
te de ella y si lo desean pueden acordar suprimirla, pero mientras la mantengan y permanezcan
como miembros aceptan, en el ámbito de las materias pactadas, someterse a las reglas de la Orga-
nización. (23) Cfr.; C.D.ALBUQUERQUE DE MELLO (1992); L.A.MICHELLI (1969), M.DIEZ DE
(22) Ver en esta obra el Tomo I, Capítulo I, Sección III. VELAZCO (1988); R.J.DUPUY (1988); C.A.COLLIARD (1985).
154 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
155
3. _ Subjetividad jurídica de las Organizaciones Internacionales
Continúa Jiménez de Aréchaga diciendo que resuelto este punto cabe
Ya hemos dicho que las asociaciones privadas no han sido admitidas co- preguntarse en que medida ese dictamen permite resolver
la cuestión relativa a
mo- sujetos del Derecho Internacional Público y que, por sus características, otras Organizaciones Internacionales. La Corte ha admitido
que estas pueden
variedad, campo de acción ser sujetos del Derecho Internacional al decir “...Los sujetos
e intereses perseguidos, es difícil que los Estados las de derecho, en un
admitan como tales. También hemos dicho que sistema jurídico, no son necesar iamente idénticos en cuanto
las Organizacio nes Internacio- a su naturale za o
nales No Gubernamentales están en la misma situación, aunque en la extensión de sus derechos; y su naturale za depende
algunas de de las necesida des de
ellas podrían ser admitidas como tales (24). la comunidad. El desarrol lo del Derecho Internac ional, en el curso de la histo-
ria, ha sido influenciado por las exigenci as de la vida
Las Organizaciones Internacionales intergubernamentales y supranacio- internac ional, y el acre-
centamiento progresivo de las actividades colectivas de
nales:son sujetos del Derecho Internacional Público (25). Nadie que los Estados ha hecho
conozcamos surgir ya ejemplos de acción ejercida en el plano internac
ha discutido la personería jurídica de estas últimas, en ional por ciertas enti-
cambio parte significa- dades que no son Estados...”.
tiva de la doctrina negó en el pasado la de las intergubern
amentales.
D.Anzilotti (1914, 153 a164) La Opinión consultiva propone un criterio general: para
sostuvo que las Organizacio nes Internacionales no saber si deter-
eran sujetos del Derecho Internacional porque carecían de una voluntad minada Organiz ación está revestid a de personer ía internac
propia, ional hay que pre-
diferente de la voluntad de sus Estados miembros; decía que guntarse si su Carta constitu tiva le ha dado una posición tal
su voluntad se que posea, respec-
explicaba por la suma to de sus miembros, ciertos derechos y al mismo tiempo, la
de las voluntades de los Estados miembros y que los ac- calidad necesaria
tos de esas Organizaciones valían por referencia para reclamar de estos el respecto de los mismos, es decir,
a la voluntad de tales Estados si es una entidad
miembros. Afirma Anzilotti que ellas no son propiamente internaciona capaz de hacer valer por si misma obligaci ones que incumba
les, sino n a sus miembros.
órganos comunes de dos o más Estados; para él ellas no son Para la aplicación práctica de ese criterio la Corte tomó en
sujetos del Derecho cuenta fun-
Internacional, sino que lo son los Estados miembros en todas damenta lmente la presenci a conjunta de cinco elemento s: si
las relaciones para alcanzar sus
Jurídicas, patrimoniales y de cualquier naturaleza que pudieran ser fines, es o no indispensable que la Organiz ación posea personer ía
estableci- internac ional;
das por dichos órganos y, en consecuencias, cada Estado se si está o no provista de órganos propios con tareas definidas
encontraría propor- ; si en su instru-
cionalmente obligado. También Morelli (1947, 167) sostiene esta posición mento constitu tivo se prescrib en ciertas acciones de los miembro s respecto de la
y la
lleva aún más allá diciendo que cuando un organismo Organización; si se le ha reconocido capacidad jurídica, privilegi
internaciona l hace valer os e inmunida-
un derecho propio frente a un Estado miembro, des en el territorio de cada uno de sus miembros; y si se ha
debe ser considerado como previsto o dado en
“...un órgano común a los demás Estados miembros, a través la práctica la posibilidad de acuerdos entre la organiza ción
del cual esos Es- y sus miembros. En
tados actúan de modo idéntico y simultáneo... ”. nuestra impresión podría resumirse estos requisitos en la
disponibilidad del
E. Jiménez de Aréchaga (1959, I, 270 y 271) critica estas posiciones “jus tratatum” y del “us legationen”.
e in-
dica, con razón, que la cuestión ha sido resuelta en forma Más adelante continúa argumentando Jiménez de Aréchaga que
definitiva por la Opi- la Corte,
nión Consultiva de Corte (1CJ Reports, 1949, 174 en la referida Opinión Consulti va, consider ó que la personer
y ss.) en el caso sobre “Repa- ía jurídica recono-
ración por daños sufridos en servicio de las Naciones Unidas”. cida a las Organizaciones Internacionales, de ningún modo significa
En este dictamen que ellas
la Corte se pronunció en forma concluyentemente afirmativa en tengan los mismos derechos y deberes que poseen los Estados
conforme al De-
favor de la
personería internacional de la ONU y también recho Internacional. “En tanto que un Estado posee, en su totalidad,
estableció las bases para soste- los dere-
ner las condiciones en que puede ser sujeto de Derecho Internaciona chos y deberes internac ionales reconoci dos por el Derecho Internac
l cualquier ional, los
otra Organización Internacional. derechos y deberes de una entidad como la Organiza ción deben depende r de sus
En dicho dictamen fines y funciones enunciados o implícitos en su documento constitu
(1949, 179) se dice que “...la Organización .....está en tivo y des-
los hechos ejerciendo funciones y gozando de derechos que arrollados en la práctica” (ICJ Reports 1949, 180).
no pueden ser expli-
cados si no poseyera una extensa personalidad internacional Rige pues en esta materia el principi o que los administ rativist as llaman
..”; posición que
resulta aún más claramente de otra Opinión consultiva “de la canalización” o “de la especialización” de la personería jurídica.
posterior (ICJ Reports, Existe
1980, 89) dónde se dice expresamente que “...La Organización personalidad, pero sólo para aquellos actos que las Organizaciones
Internacional es Internacio-
¿Un sujeto del Derecho Internacional ...”. nales están expresa o implícit amente facultad as a realizar, conforme a su Car-
ta, o tal como ella se ha desarrollado en la práctica. Hay así una
diferencia muy
importan te entre la personal idad Jurídica internac ional del Estado
(24) Sería el caso de la Cruz Roja Internacional, respecto a la cual, de
la larga práctica y de las
de los Estados podría inferirse su admisión. Organizaciones Internacionales: mientras que el Estado que es el sujeto básico
(25) Por una expresión más amplia o complementaria y primario del Derecho Internacional, el sujeto creador de los demás
ARBUET-VIGNALI (2004,495 a 505), E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAG
de este tema, pueden verse: H. sujetos del
A (1959-61, 1, 269 a 279), F. Derecho de Gentes, tiene la suma de los derechos y de los deberes
PAOLILLO (1995, 32 a 35) y R. PUCEIRO RIPOLL que reconoce
(1992). el Derecho Internacional, las Organizaciones Internacionales,
como sujetos
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 157
156
prendimientos o contralor de zonas fronterizas (28) hasta alrededor de 200 co-
creados por los Estados, derivados o secundarios, pueden hacer aquello para lo
cual están autorizados, en forma expresa o implícita, por sus Cartas constituti- mo es el caso de las Naciones Unidas. Aunque antiguamente la gravitación de
vas. los Estados en las organizaciones importantes solía estar en relación a la medi-
da de su funcionalidad, actualmente es de recibo y de aplicación práctica el
Asimismo, según la opinión consultiva de la Corte, la personería jurídica
Principio de la Igualdad Jurídica de los Estados, lo que no afecta la desigualdad
de una Organización Internacional puede existir “erga ommes” o únicamente
funcional que puede recibirse en algunas organizaciones y que es producto del
respecto a sus Estados miembros. La Corte, con referencia a las Naciones Uni-
acuerdo en que coincidieron todos sus Estados partes (29).
das declaró que “...cincuenta Estados que representan la vasta mayoría de los
miembros de la comunidad internacional, tenían la facultad conforme al Dere-
b. Estructura orgánica, integración y presidencia de los órganos
cho Internacional de crear una entidad que posea una personalidad internacio-
nal objetiva, y no solamente una personalidad reconocida por sólo ellos...” (104
La estructura orgánica de las Organizaciones Internacionales, la integra-
Reports 1949, 185). En otras palabras el alcance general o limitado de la perso-
ción de sus órganos, la atribución de la presidencia de ellos y la categoría de los
nería depende del número y carácter representativo de los Estados miembros
miembros, contribuyen a armonizar las exigencias del principio jurídico de la
de cada Organización y del reconocimiento de los no miembros.
igualdad con las de las realidades políticas derivados del distinto poder de los
Por último la opinión consultiva de la Corte llegó a la conclusión de que,
Estados.
en base a los criterios expuestos, la Organización de las Naciones Unidas pose-
Las Organizaciones Internacionales intergubernamentales cuentan con
ía “...una vasta medida de personalidad internacional...” (1CJ Reports 1949,
dos clases diferentes de órganos. Los órganos intergubernamentales que se
179), admitiendo así que pueden caber grados en la amplitud de tal personería.
integran con delegados técnicos o representantes diplomáticos de los Estados
" En la doctrina nacional y con similares argumentos, coincidimos con esta
miembros, los que se reúnen a intervalos más o menos largos o pueden tener
posición de Jiménez de Aréchaga, nosotros, F.Paolillo, R.Puceiro y V.Veida (26).
carácter permanente; y otro tipo de órganos administrativos y jurisdiccionales,
En conclusión las Organizaciones Internacionales son sujetos del Derecho necesariamente permanentes, cuyos miembros y sus subordinados son funcio-
Internacional general, aunque algunas de ellas o al menos por un tiempo, pue- narios internacionales independientes de los Estados, amparados funcional-
den serlo solo del Derecho Internacional particular que se forma entre sus Es- mente frente a estos y que deben ejecutar las decisiones de la Organización y
tados miembros, o entre los Estados de una región. Tal personería, que la per- administrar su funcionamiento. Las Organizaciones supranacionales cuentan
manencia en el tiempo de la Organización torna inevitable, resultará en princi- además con órganos comunitarios permanentes o de reunión periódica.
pio de los fines y competencias que se le atribuyen en su Carta y de los que se
El órgano intergubernamental puede ser único, configurándose entonces
desarrollen en la practica; y podrá o no estar expresamente señalada dentro del
una Asamblea dónde están representados todos los Estados miembros en pie de
articulado del tratado constitutivo, y si lo está es notorio que al menos es sujeto
igualdad y a la que se le otorga una amplia competencia (30). En otros casos el
respecto a sus Estados miembros, pero para probar su alcance general, necesa- órgano intergubernamental se desdobla apareciendo varias Asambleas plena-
riamente ella debe ser reconocida en la práctica de los terceros Estados ajenos a
rias en las cuales participan todos los Estados miembros pero que se integran
la misma. Por último, a diferencia de la personería de los Estados que es de
con representantes estatales de distintas jerarquías (Jefes de Estado y de Go-
principio y plena, la de las Organizaciones Internacionales, puede ser tan am-
bierno, Ministros, representantes diplomáticos, delegados técnicos), correspon-
plia y general como la estatal (27), pero, según los casos, también podrá estar
diendo a cada órgano distintas competencias, de importancia creciente en con-
limitada a algunos campos de competencia o ser muy específica y puntual.
cordancia con la jerarquía de sus integrantes (31).
4. Participación de los Estados en las Organizaciones Internacionales (28) Como es el caso entre Argentina y nuestro país de la Comisión Técnico Mixta del
Salto Grande o la Comisión Administradora del Río de la Plata y su Frente Marítimo.
a. Número de miembros e ¡gualdad jurídica (29) Como es el caso de los asientos permanentes y el llamado derecho de veto de cinco
Potencias en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; o del voto ponderado en algunas Organi-
zaciones Internacionales intergubernamentales vinculadas a las finanzas, el comercio o actividades
El número de Estados miembros puede ir de dos, como en el caso de Or- de cooperación internacional o supranacionales como ocurre en el caso de la Unión Europea. Por
ganizaciones binacionales, generalmente con fines de administración de em- una exposición más amplia de estas ideas, puede verse H.ARBUET-VIGNALI (1994/1, V, 49 a 56).
(30) Tal lo que ocurre en el sistema de la Liga Árabe y lo que se daba en el de la Asocia-
ción Europea de Libre Comercio.
(31) Este desdoblamiento que responde a exigencias técnico-funcionales se da en el caso
de la OEA a cuyo órgano supremo, la Asamblea General, se le suman otros órganos integrados
(26) Para los primeros ver las obras citadas en nota 25 y respecto a V. VEIDA (1975, II, también por todos los Estados miembros en pie de igualdad, pero con distintas jerarquías de repre-
131 y ss.). sentantes y diferentes competencias; por ej., la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
(27) Por ejemplo, la de la ONU o la de la OEA. Exteriores y los distintos Consejos. Es también la solución de la Organización de la Unidad Africa-
HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
159
Otra variante se da en los casos en que el desdobl amiento del órgano in- estén representadas determinadas
tergubernament al responde al propósit o de establec er zonas geográf icas (36), o los principales siste-
una desigual dad funcio-
nal que, sin desconocer el principio mas jurídicos del mundo (37), o determinados interese
de la igualdad Jurídica, contemple ciertas s regionales o especiales.
diferencias de hecho entre el poder de los Estados miembro Para lograr estos propósit
os, en algunas oportunidades, junto a los asientos
s (32). En estos ca- de los
sos la complejidad de la estructura de cada Organización Estados miembros que rotan se decide la existencia de otros
y las necesidades re- Estados miembros con
ales de cada caso conducirán a un variado tipo asiento permanente, los que se otorgan por disposic
de solucione s. ión de la Carta constitutiva, o
En algunas Organizaciones se mantiene una Asamble se adquieren por una práctica de hecho o porque
a de integración ge- las exigencias establecidas para
neral e igualitaria otorgarlos sólo las pueden cumplir determinados
y, junto a ella, se crea un Consejo restring ido Estados (38).
del cual sólo
participan algunos Estados miembros; en Estos órganos plenarios principales, a menudo crean
otras el único órgano o el órgano otros que les son su-
principal se integra con sólo una parte de los Estados bordinados y que se integra n con represe ntantes
miembro s, los que se eli- de algunos o de todos los Esta-
gen a veces recurriendo a métodos dos miembros: son las comisiones, comités , grupos
que igualan las posibili dades de todos y en de trabajo, etc.
otras ocasiones adoptando criterios preestablecidos Los otros órganos necesarios para el funcionamiento
y que marcan diferencias de las Organizacio-
más o menos radicales , en ocasione s permane ntes nes Interna cionales son los órganos adminis trativo
y en otras variables. Estas s. Generalmente los poderes
desigualdades funcionales pueden responde r a de administración se confían a un alto funcion
causas políticas ; en esos casos ario de la Organiz ación, el Secre-
las Potencias consideradas principales tendrán tario General, que los concreta dirigiendo a los
un asiento permane nte (33) y, Secreta rios Adjuntos y al fun-
además, facultades privileg iadas dentro del órgano cionariado. La función de la Secreta ría consist
restring ido (34). En otros e en asegura r la buena marcha
casos la desigualdad funcional responde a concepto de la Organización, pero la propia mecáni
s técnicos o técnico-políticos ca de las funciones administrativas
y entonces las variantes son múltiples. Para contemp internacionales le da un alcance que va más allá de
lar estos requerimientos la mera ejecución material.
se suelen crear órganos de composic ión restring ida, La Secretaría conoce, maneja, prepara y a veces elabora la
de carácter permanente o documentación de la
fácilmente convocables, integrados por representantes Organización; estructura las órdenes del día; conoce
de los Estados miembros toda la práctica; informa a
que Fepresentan un determi nado porcenta je de la opinión pública, coordin a las activid ades;
la totalidad, los que se eligen en represe nta a la Organización; es
forma rotativa por determinados períodos (35), depositaria de los acuerdos; en oportunidades se le
o se designan procurando que encomiendan tareas espe-
ciales de observa ción, de informa ción, de solución de controversias; se le enco-
mienda la presidencia de otros órganos , etc.. Según la
na (OUA) dónde tanto en la Conferencia de Jefes de
Estado como en el persona lidad del titular
cipan todos sus Estados miembros. Consejo de Ministros parti- del órgano la gravitación del mismo puede llegar a ser política y de importante
(32) Esta solución de equilibrio se acepta como alcance, de ahí la exigenc ia de que sea un órgano desvinc
como por la soviética
adecuada tanto por la doctrina occidental ulado de las influen-
. Dentro de esta última puede señalarse a TUNKIN (1980), quien luego cias estatales, que se mantenga neutral, ejecutando
decir que en estos casos el principio de la igualdad de la voluntad orgánica y am-
se preserva al reconocerse a todos los Estados
miembros el derecho de participar en todos los órganos de la Organización, así como
cuestiones, estar representados y participar en a plantear
las discusiones y decisione (36) Es el criterio que se sigue para distribuir los asientos no permanen
mente, la
s, agrega que, natural- tes en el Consejo
aplicació n de este principio *...ofrece algunas particularidades que están dictadas de Seguridad de la ONU.
objetivos y las tareas de las correspondientes por los .
Organizaciones Internacionales, así como (37) Este es el criterio tenido en cuenta para designar a los
sidad de asegurar su fructífero por la nece- jueces de la Corte
Interna-
funcionamiento...”, razón por la cual, cional de Justicia y a los miembros de la Comisión
por necesidades prácticas, de Derecho Internacional de las NN.UU., aun-
generalmente se cuenta en ellos con un órgano que en ambos casos las personas designadas lo son
plenario en el que están representados todos los atendiendo a sus capacidades, condiciones téc-
Estados, con otro u otros órganos de integrac nicas y morales y no como representantes de
ión reducida y con un secretari ado. En él o en los sus Estados.
órganos de integración reducida se adoptan (38) A vía de ejemplo señalaremos algunas de estas variadas posibilida
distintos criterios para la atribución de des. La OIT re-
regiones geográficas (con lo que se asegura los puestos:
la participación de Estados serva en su Consejo 18 plazas para los Estados miembros que
políticos, sociales, culturales de distintos regímene
s posean la importancia industrial más
y jurídicos ); reservar ciertos considerable; la CEPAL integra los Estados de una
asientos para los Estados de más activi- región, América Latina; el Consejo de Adminis-
dad en la área (caso de OMC, OIT, OIEA, tración Fiduciaria de la ONU
etc.); destinar plazas permanentes a las disponía de un número variable de asientos permanentes para los
res (caso de ONU), Potencias mayo-
etc. Estados miembros que administrasen territorios
en el régimen de fideicomis o; los Consejos de
(33) Erael caso de la Sociedad de las Naciones Administración del BIRF y del FMI incluyen entre sus
en cuyo Consejo algunas Potencias tenían 20 miembros a los 5 Estados con mayor
asientos permanentes, otros asientos reelegibl aporte de capital suscripto; el Consejo de la OACI se integra
es y en otros las plazas se renovaban con los Estados de mayor tráfico aéreo;
titulares por elección. En la Asamblea, en cambio, rotando sus
estaban presentes todos los Estados. los 8 Estados que poseen la flota de comercio marítimo
más importante disponen de una plaza
(34) Es el sístema de la ONU donde junto a permanente en el Comité de Seguridad Marítima
la Asamblea General de integración iguali- y la Organización Intergubernamental Consulti-
taria aparece el Consejo de Seguridad dónde cinco Potencia va Marítima, entre los 16 miembros
s disponen de un asiento permanente de su Consejo, incluye a los 6 Estados más interesad
Junto a otros Estados que se eligen para actuar brindar servicios internacionales marítimos y alos 6 más os en
por un determi nado período vencido el cual rotan y interesados en el comercio internacional
dónde las Potencias con asientos permanentes marítimo; el Consejo de Gobernad
pueden paralizar las decisiones importantes ores de la. OIEA establece una cuantificación de plazas según
órgano si no las acompañan con su voto. del representación geográfica y según la calificaci ón como Estado más avanzado en la tecnología atómi-
(35) El Consejo Económic o y Social de la ONU ca; criterios similares a este último, aunque
se integra con 1/3 de los Estados miem- mucho más complejos se siguen para las distribuciones
bros que se eligen rotando. Este y Otros órganos de las 36 plazas del Consejo
de las Naciones Unidas aseguran formalmente una de la Autoridad de los Fondos Marítimos y Oceánicos (en cuya Asam-
participación igualitaria a través de la blea están represent ados
rotación mediante elecciones periódicas, pero, en los hechos todos los Estados miembros) y de la distribución de las plazas entre los
al reelegirse sistemáticamente a ciertos Estados Estados miembros en el Comité Regulador de Recursos
estos disponen de un asiento permanente. Minerales Antárticos (dónde aparecen otros
órganos de integración igualitaria).
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 161
160 HEBER ARBUET-VIGNALI
El ingreso de quienes no son miembros originarios de la Organización po-
parado en su independencia por un estatuto de prerrogativas funcional (ver
cas veces resulta ser abierto, sin que medie ningún requisito; generalmente se
infra literal 6 c). exige al postulante que demuestre cierta capacidad o despierte confianza res-
órga-
Según la Organización de que se trate ésta podrá contar con otros pecto a que será capaz de cumplir las obligaciones asumidas y que afirme que
izados en al-
nos de características particulares. Algunos son órganos especial estará dispuesto a hacerlo; se requiere también por lo menos que un cierto nú-
o cuasi-
guna función (39) otros son de naturaleza jurisdiccional (40) mero de los Estados que ya son miembros se pronuncien afirmativamente res-
parlamentaria (41) o, incluso, más complejos. pecto al nuevo ingreso (45). En otras ocasiones se exige pertenecer a un deter-
Una categoría especial de órganos la constituyen los llamados organis- minado ámbito geográfico (OEA); poseer la calidad de independiente y pertene-
-
mos subsidiarios o especializados. Son órganos creados por la propia Organiza cer a un grupo lingúístico (Liga de Estados Árabes); poseer algún tipo de víncu-
ción, por resolución de sus órganos principales o directamente por acuerdos lo histórico (Comunidad Británica de Naciones); etc.. Desde otro punto de vista
com-
intergubernamentales, con el propósito de atender fines muy variados (42) el Estado puede ser miembro pleno o miembro asociado (UIT, Consejo de Euro-
comu-
prendidos dentro de las competencias de la Organización y considerados pa), miembro observador (antiguamente Canadá en OEA), etc. (46).
la
nes por todos sus miembros. Su creación generalmente está prevista en La forma como se atribuye la presidencia de los distintos órganos en las dife-
Carta constitutiva; se integran por lo común con todos los miembros de la Or- rentes Organizaciones registra importantes variantes. Generalmente la pre-
ganización a los que pueden sumarse otros Estados no miembros o entes con sidencia de las Asambleas y de los Consejos se ejerce durante un período de sesio-
es
características especiales (por ejemplo la Orden de Malta), situación que nes y su titularidad rota entre los Estados miembros determinándose las sustitu-
normal en el sistema de la ONU y posible por el carácter técnico de los cometi- ciones por elección en el propio órgano (sistema de la ONU), o rotando por turno
io-
dos de estos órganos. No poseen necesariamente personería jurídica internac entre los Estados miembros (sistema de la OEA, las Comunidad Económica Euro-
nal, pero algunos tienen competencias muy extendidas y concluyen acuerdos pea, la Asociación Europea de Libre Comercio). En algunos casos el Consejo o la
con otros organismos subsidiarios, con órganos principales, con distintas Orga- Asamblea principal de representantes es presidida por una persona independiente,
nizaciones Internacionales y a veces, incluso, con Estados.
que no es representante de ningún Estado, como por ejemplo el Secretario General
La estructura de las Organizaciones también se diferencia por el tipo de de la Organización (casos de la OTAN y la OCDE), o por un funcionario internacio-
las representaciones que los Estados miembros acreditan en ellas, por la forma nal (caso del FMI). Cuando el Presidente es un representante de los Estados, en
los
como ingresan aquellos y por la manera cómo se atribuye la presidencia de general, conserva sus funciones y vota como tal (caso del Consejo de Seguridad de
distintos órganos. la ONU), en otros casos no puede votar haciéndolo en cambio otro miembro de la
La representación diplomática continúa siendo de principio en las delegación (casos de la Asamblea General de la ONU y de OACD) y cuando preside
Organizaciones Internacionales: las delegaciones de los Estados se integran un funcionario internacional generalmente el presidente no vota o sólo lo hace en
con representantes políticos de alto nivel (Jefes de Estado o de Gobierno, caso de empate (caso del FMD.
Ministros), o con representantes diplomáticos (de carrera o especiales). Una En las Organizaciones Internacionales supranacionales los órganos in-
situación excepcional se da en el caso de la OIT ante la cual se integran las tergubernamentales, en principio pueden adoptar integraciones del tipo de las
delegaciones estatales con representantes del Gobierno pero además con referidas. Los órganos comunitarios están integrados exclusivamente por per-
delegados de los trabajadores y de los empleadores nacionales de los Esta- sonas independientes designado por el conjunto de los Estados miembros, en
dos miembros. En otros Consejos especializados sus integrantes son desig- ocasiones con participación de otros órganos comunitarios o elegidos directa-
nados por los Estados pero no los representan ya que se les nombra por su mente por la ciudadanía.
carácter técnico (43). Otros casos particulares más recientes, como el de
algunos órganos de las Comunidades Europeas, entendemos que escapan al C. Formas de votación y consenso
marco de las Organizaciones Internacionales intergubernamentales para
entrar en el de las comunitarias (44). Las Organizaciones Internacionales suelen tomar decisiones que obligan
a sus Estados miembros. El mero enunciado del fenómeno pone en evidencia
que según la forma cómo se adopten esas decisiones se pondrá en entredicho o
Por ejemplo los Consejos Especializados de la ONU (de Administración Fiduciaria, se reafirmará el respeto del Principio de la Igualdad Jurídica de los Estados.
(39)
Económico y Social) o de la OEA. En una posición de extrema rigurosidad —la que se ha seguido y se sigue en el
(40) Por ejemplo la Corte Internacional de Justicia; algunos tribunales administrativos. marco de los Congresos Internacionales—, la igualdad jurídica se hace coincidir
(41) Porejemplo el Consejo de Europa.
(42) Estudio, información, solución de controversias, gestiones varias.
(45) Propuesta favorable del Consejo y 2/3 de los votos en la Asamblea para la ONU; 4/5
(43) Esel caso de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
del órgano principal en la OACI, etc..
(44) Por ejemplo las delegaciones integradas por parlamentarios, o las elegidas directa-
etc. (46) Cfr. Daniel VIGNES (1988).
mente por los electorados nacionales como es el caso de los miembros del Parlamento Europeo,
162 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 163
con la funcional y la de hecho afirmándose el principio de que a cada Estado le
las Naciones Unidas, no influyen en forma alguna sobre el Principio
corresponde un voto y que sólo pueden adoptarse decisiones obligatorias por de la
Igualdad Jurídica. Una situación diferente se produce cuando del sistema
unanimidad. Esta situación, muy rígida y poco operativa, ha sido recibida sólo de la
Organización resulta que las decisiones obligatorias para todos los miembros
en contadas ocasiones en el sistema de las Organizaciones Internacionales.
pueden adoptarse por una mayoría simple o calificada (2/3 en la Asamblea
. El voto de cada país en el seno de las Organizaciones Internacionales es Ge-
neral para ciertas resoluciones de efecto interno; 9 votos en 15 para asuntos
puesto en práctica por sus respectivos representantes los cuales podrán ejercer en
el Consejo de Seguridad), o cuando, además, se agrega la aceptación de
sus funciones una vez que hayan sido admitidos como tales por una Comisión algún
tipo de voto ponderado como en el caso del veto en el Consejo de Seguridad
de Verificación de Poderes, designada normalmente por el propio grupo (Asam- de
las Naciones Unidas.
blea) en el que se discutirán y decidirán las cuestiones principales que conside-
Dice E.Jiménez de Aréchaga (1950) que la expresión “veto” ha sido
re la Organización.
tomada del Derecho Constitucional dándosele un significado distinto en el
El número de votos necesario (quórum) y el valor de cada uno de ellos en
ámbito del Derecho Internacional Público dónde “...consiste en un voto ne-
los casos en que deban de adoptarse decisiones variará según las Organizacio- gativo, emitido dentro del cuerpo mismo donde ha de adoptarse la resolu-
nes. En el sistema de la Sociedad de las Naciones, todavía muy influido por
las ción, que surte efecto inhibitorio e impide que nazca una decisión orgánica
ideas prevalentes en los Congresos Internacionales (ver infra Numeral
7), cada válida”. La mecánica con que opera el veto es la siguiente: se trata de un
Estado disponía de un voto y se exigía la unanimidad para adoptar decisiones
cuerpo colegiado cuyas decisiones se aprueban por una mayoría determina-
tanto en el Consejo como en la Asamblea General.
da (simple, 2/3, 3/5, etc.), pero que para que puedan adoptarse todas sus
Hay otros sistemas menos rígidos, como aquellos que también exigen la resoluciones o algunas de ellas que se consideran importantes, deben contar
unanimidad pero admiten que la abstención voluntaria de un Estado miembro no sólo con la expresada mayoría de votos afirmativos, sino que, además,
no obstaculiza la decisión; en algunos casos esta modalidad se complementa entre estos, deben contarse necesariamente el de algún o algunos de los Es-
disponiendo que el miembro que se abstiene no queda obligado por la tados miembros cuya aquiescencia se considera imprescindible. El veto es
decisión
(sistema de OCDE). Otro procedimiento, el de la unanimidad relativa, se un tipo de voto ponderado, de carácter excepcional, que califica la gravita-
es-
tructura disponiendo que la decisión se considera válida sólo entre quienes ción del pronunciamiento de ciertos Estados de acuerdo al rango que se les
la
votaron afirmativamente; es así como se procede en la Liga Árabe y en la Or- atribuye como Potencias habida cuenta del conjunto de los factores del po-
ganización Europea de Cooperación Económica. El sistema del TIAR der. Se otorga el derecho de recurrir al mecanismo denominado “veto” a cier-
para los
casos en que se decide el uso de la fuerza armada es similar a los anteriormente tos países considerados en su momento las Potencias principales y, por lo
citados ya que si bien la resolución puede aprobarse por un quórum de tanto, las más comprometidas en cualquier asunto importante que decida la
2/3, sólo
obliga a aquellos Estados miembros que la votaron afirmativamente . Otra Organización con carácter obligatorio para todos sus miembros.
fór-
mula parecida es la de la cuasi-unanimidad la que se da cuando el sistema
con- Además del sistema del veto, máxima expresión del voto ponderado, tam-
sidera como decisión unánime aquella que no tiene votos en contra, aunque
bién puede calificarse la gravitación de cada Estado a efectos de tal pondera-
haya Estados miembros que se hubieren abstenido.
ción tomando en cuenta no el conjunto de la potencialidad sino algún factor
Todas estas fórmulas respetan directamente el Principio de la Igualdad particular de su poder nacional, por ejemplo, el número de su población, su
Jurídica de los Estados. En los casos en que las decisiones de la Organización capacidad económica, etc.. Estos sistemas suelen utilizarse para la adopción de
que obligan a todos sus Estados miembros pueden adoptarse por mayoría decisiones en las Organizaciones financieras donde el peso del voto de cada
sim-
ple o calificada y en los casos en que el sistema admite algún tipo de voto Estado suele ponderarse de acuerdo al monto del capital que ha integrado —tal
pon-
derado, cuando aparece una desigualdad funcional, sólo podrá mantenerse el caso del FMI-.
el
respeto al Principio de la Igualdad si la solución que se propone ha sido admiti- Además de estos sistemas simples y ponderados de votación, a partir
da libremente por todos los Estados miembros, los que la han respaldado ex- de la década de 1960 se comenzó a utilizar en algunos Comités de los órga-
presamente al consagrarla con su voluntad coincidente en los estatutos
de la nos principales de las Naciones Unidas un nuevo procedimiento para la
Organización o la han aceptado al ingresar a ella. adopción de decisiones, sobre todo cuando resultaba dificultoso llegar a
En los órganos de las Organizaciones Internacionales , si no se frustra la acuerdos muy concretos aunque se coincidía en las líneas generales de la
negociación y se arriba a un acuerdo, toda deliberación puede concluir decisión: el sistema del consenso que posteriormente se extenderá con gran
de dos
maneras: o con una decisión jurídicamente obligatoria para todos los Estados suceso dada su efectividad como instrumento para la negociación, a toda la
miembros o con una recomendación para que estos actúen en determinada Organización, a otras Organizaciones y a diferentes foros de las relaciones
for-
ma, recomendaciones que suelen poseer gran peso político y autoridad internacionales.
moral,
pero que no vinculan jurídicamente, Las recomendacione s; aunque se adopten El consenso es sólo un procedimiento para la adopción de decisiones que
por mayorías simples o calificadas; tal como ocurre en la Asamblea
General de no influye en la naturaleza jurídica de las mismas (si se trata de una resolución
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 165
164
fuente 5. Los medios de acción
obligatoria o de una mera recomendación), ni constituye una nueva
una de
del Derecho Internacional Público (ya que sólo facilita el avance en
ellas, la convencional). Adoptar una decisión por consenso no significa que a. Introducción
la misma sea apoyada por la totalidad de los Estados que concurren al
acto; para que esto ocurriere se requeriría la unanimidad, el voto afirmati- Las Organizaciones Internacionales, al igual que los Estados, para poder
vo de todos los Estados en favor de tal decisión. En el sistema del consenso cumplir con sus cometidos y actuar de acuerdo a su condición de sujetos del
no se producen votos afirmativos, aunque tampoco se dan votos negativos, Derecho Internacional Público deben de disponer de recursos jurídicos, mate-
en contra o abstenciones. En realidad no se vota sino que casi podría de- riales y humanos que permitan su acción.
cirse que en definitiva sólo se opina sobre una propuesta. Para que se dé el
consenso el Presidente de un cuerpo, el Director del debate o quién lo con- b. Respaldos jurídicos
duzca, debe de jugar un rol preponderante. Primero debe sondear las aspi-
raciones de todas las delegaciones y fundamentalmente detectar las posi- El más importante aporte jurídico a la capacidad de actuar de las Orga-
ciones irrenunciables de cada una de ellas; también los puntos de coinci- nizaciones Internacionales lo constituye el reconocimiento de su calidad de su-
dencia por débiles que sean. Posteriormente a través de sucesivas aproxi- jetos plenos del Derecho Internacional Público, tal como resulta de la práctica
maciones debe conducir las negociaciones hasta lograr una fórmula, lo internacional contemporánea y es admitido actualmente por la unanimidad de
menos diluida posible, que no contenga ninguno de los aspectos acerca de la doctrina. La admisión plena de esta personería se concreta a mediados de
los cuales exista una oposición irreducible y que, en cambio abarque todos este siglo, luego de diversas discusiones, tal como ya se ha señalado en otras
los puntos de coincidencia, con lo cual la fórmula se constituye en una ex- partes de esta obra.
presión aceptable para todos aunque ninguno de los Estados esté dispuesto Como consecuencia de esta personería las Organizaciones Internaciona-
a presentarla. Estructurada la proposición de esta manera, la misma no se les ejercitan todos los atributos propios de los sujetos plenos del Derecho Inter-
somete a votación (ya que votos de apoyo es posible que recoja muy pocos o nacional lo que les permite ser protagonistas de las relaciones internacionales.
ninguno), sino que se pregunta si existe consenso a su respecto lo que sig- Disponen de la posibilidad de asumir sus propios compromisos y contribuir al
nifica preguntar si en términos generales es aceptable para todos, si es establecimiento de las reglas que ordenarán su conducta pues poseen tanto la
que: ninguno tiene a su respecto una oposición lo suficientemente impor- capacidad de celebrar tratados (“jus tractum”) (47), como la de generar reglas
tante como para determinar un voto negativo en su contra. El consenso consuetudinarias a través de prácticas que contribuyen a establecer. Disponen
significa que no hay oposición sustancial respecto a una decisión determi- de la posibilidad de encausar sus relaciones y solucionar sus diferencias con
nada, que en relación al punto en cuestión, es el máximo avance que se ha otros sujetos del Derecho Internacional recurriendo a la negociación y sirvién-
conseguido y una quizá débil coincidencia, pero que de todas formas se dose para ello de la acreditación y recepción de representaciones diplomáticas
desea plasmarla y explicitarla para que sobre esa base se desarrolle la (Jus legationis”) (48).
práctica posterior y se procuren ampliar los puntos de coincidencia. Si bien Las Organizaciones Internacionales también disponen del uso del recurso
nada impide que en este tipo de pronunciamientos se produzcan absten- a la fuerza, primero dentro del estrecho límite del sistema de seguridad colecti-
ciones o se admita el consenso con reservas, personalmente entendemos va que se establece a partir de la Carta de las Naciones Unidas y, en segundo
que la débil -aunque importante base de coincidencia que logra el con- lugar, dentro de los márgenes de las competencias y las potestades que les de
senso y que sirve de punto de partida para que la práctica posterior o nue- su propia carta constitutiva o los acuerdos complementarios entre sus Estados
vos acuerdos vayan delimitando compromisos más precisos, se diluye de miembros (49). Las Organizaciones Internacionales pueden aplicar a sus Esta-
tal forma con estos procedimientos o actitudes que transformaría el acuer- do miembros sanciones de alcance limitado y sólo repercusión interna dentro de
do de débil base jurídica obligatoria en una diluida declaración política de la Organización, (como por ejemplo la suspensión del ejercicio de los derechos
escaso valor.
Dice Colliard (1985) que el consenso se creó para expresar un acuerdo Las normas aplicables a la celebración de tratados entre Organizaciones Interna-
(47)
común y evitar las votaciones formales, siendo útil para resolver a través de cionales o entre estas y los Estados miembros o no miembros, resultan similares a las que se apli-
recíprocas concesiones una situación difícil, arribando a soluciones aceptables can a los acuerdos celebrados entre Estados y se han consagrado en el Convenio de Viena sobre el
para todos aunque no ideales ni significativas para ninguno. Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones
Internacionales, hecho en Viena el 21 de marzo de 1986.
En los órganos intergubernamentales de las Organizaciones (48) Las reglas aplicables en esta materia resultan de los Convenios de Sede, de los
supranacionales el voto suele ser ponderado y el consenso no es un Acuerdos Generales y del Convenio de Viena sobre la Representación de los Estados en sus Rela-
procedimiento de recibo, aunque en algunos momentos de crisis de la Unión ciones con las Organizaciones Internacionales de carácter Universal, del 14 de marzo de 1975. A
nuestro juicio, también de normas consuetudinarias.
Europea se recurrió a él.
(49) Caso del TIAR dentro del sistema de la OEA.
166 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 167
de. actuar en el seno de los órganos de la Organización), o adoptar medidas de producen estas concreciones y desarrollos en tratados generales del Derecho
mayor amplitud (como sería el caso en que se dispusiere la expulsión de un Internacional como el Convenio de Viena de 1975 ya citado.
Estado miembro o la aplicación, de medidas de fuerza no bélicas, tales como la Son diversas las ventajas jurídicas que se consagran por medio de estos
ruptura de relaciones colectiva, la exclusión de los beneficios, sanciones econó- procedimientos en favor de la actividad de las Organizaciones Internacionales.
micas, etc.); y que pueden por último llegar al máximo de intensidad cuando se Algunas de estas ventajas están directamente vinculadas con la personería de
admite que la Organización recurra al empleo de la fuerza militar para sancio- derecho interno que se les atribuye; en este sentido pueden señalarse la capaci-
nar violaciones de sus miembros de determinada importancia a las normas del
dad que adquieren para contratar, comercializar bienes, manejar fondos, com-
Derecho Internacional o para proteger a sus miembros frente a agresiones de parecer en juicio ante-los tribunales internos y otras de características simila-
terceros. Aún en estos últimos casos el recurso a la fuerza por parte de la Orga-
res: Otras, por ser fundamentales y repetirse invariablemente en los acuerdos
nización tendrá una naturaleza jurídica sancionatoria, para impedir una viola-
internacionales, entendemos que pueden considerarse ya como de base consue-
ción del Derecho Internacional, para castigarla, para reparar la ofensa o para tudinaria (51). Entre estas prerrogativas a que las Organizaciones Internacio-
reconstituir la situación legítima; podrá calificarse de “acción policial” pero
nales tienen derecho, aunque no estén previstas en los acuerdos, por poseer
nunca será de naturaleza propiamente militar, como lo constituiría un recurso
rango consuetudinario, podemos señalar: la inviolabilidad de los locales, la de
a la fuerza si tuviere por finalidad concretar fines o aspiraciones políticas de la los bienes, archivos y documentos de la Organización (52); la inmunidad de
Organización o de sus Estados miembros ya que existen normas de jus cogens
jurisdicción ante los tribunales locales, inmunidad que puede ser renunciada y
internacional que excluyen del sistema jurídico y de la organización político
a nuestro entender está condicionada al establecimiento de una jurisdicción
internacional contemporánea, la posibilidad de legitimar tales fines o conductas
sustitutiva —tribunales administrativos, tribunales arbitrales, etc.— pues de lo
de las Organizaciones Internacionales o sus miembros.
contrario se configuraría una denegación de justicia (53); y la libertad de circu-
- Un segundo instrumento jurídico puesto al servicio de la actividad de las lación y tránsito, al menos en lo que corresponde para que los miembros de las
Organizaciones Internacionales lo constituye la atribución de personería jurídi- Delegaciones, los expertos, los funcionarios y las demás personas necesarias
ca en el derecho interno de sus Estados miembros y la concesión de prerrogati- para las labores de la Organización puedan arribar al lugar de lás reuniones.
vas que se concretan en la propia Organización, en los representantes por ella Hay también otras prerrogativas que suelen consagrarse en estos acuerdos: el
acreditados ante los Estados miembros o no miembros y en sus funcionarios. uso de símbolos, bandera y escudo; exenciones impositivas y privilegios adua-
Es en la propia Carta constitutiva de la Organización donde normalmen- neros; las facilidades de comunicación, incluidos los servicios de valija y de co-
te se establece que poseerá en sus Estados miembros, personería jurídica de rreo diplomáticos; facilidades financieras, privilegios cambiarios y de manejo de
derecho interno y la capacidad derivada de ella. También estos, generalmente divisas; etc.. Estos últimos amparos, no tan generales ni imprescindibles, pue-
en la Carta constitutiva, asumen el compromiso de acordarle en su territorio den no poseer aún una base consuetudinaria.
“...Jos privilegios e inmunidades necesarios para la realización de sus propósi-
tos” (50), y a los representantes de los Estados acreditados ante las Organiza-
ciones, las prerrogativas necesarias “...para desempeñar con independencia sus (51) VerH. ARBUET VIGNALI (1976 y 1976/1).
funciones en relación con la Organización”; tal como lo establece, entre otras, la (52) Como señala E. JIMENEZ DE ARECHAGA (1950), estos amparos se torna impres-
cindible habida cuenta de la carencia de base territorial de las Organizaciones Internacionales.
Carta de la Organización de las Naciones Unidas en su art. 105.
Excepcionalmente, respecto a algunas Organizaciones muy importantes, como en el caso de las
Estas ventajas genéricamente reconocidas o acordadas suelen concretar- Naciones Unidas, estos amparos se suman al privilegio de admitir que la Organización dicte regla-
se y desarrollarse en acuerdos especiales celebrados entre las Organizaciones y mentaciones (potestad legislativa) aplicables al distrito de su sede y que cuente con servicios de
los Estados; los Acuerdos de Sede que le vinculan con el Estado miembro en seguridad propios para vigilarla y mantener el orden. La inviolabilidad de la sede de las Organiza-
ciones Internacionales comprende tanto la faz pasiva del instituto (abstenerse las autoridades del
cuyo territorio se instala la sede principal de la Organización; los Acuerdos Estado sede de intervenir en el ámbito de los locales), como la faz activa (brindarles la protección
Generales celebrados con los demás Estados miembros; y los Acuerdos especia- necesaria para amparar su integridad, seguridad, honor. decoro y tranquilidad, así como la obliga-
les concretados excepcionalmente con Estados miembros cuando resultan sede ción de perseguir y castigar a los particulares que atenten contra estos valores).
ocasional de la reunión de un órgano, congreso o conferencia de la Organización (53) — Cfr. H.ARBUET VIGNALI (1965). Cuando se actualiza la inmunidad de jurisdicción
de los Estados, o la de sus representantes diplomáticos, siempre se conserva en beneficio del parti-
o con Estados no miembros en iguales circunstancias y cuando, por otros moti- cular perjudicado una jurisdicción que sustituye a la natural y ante la cual, con mayores o menores
vos, la Organización o sus funcionarios deban de actuar en ellos. También se dificultades, la persona ofendida puede intentar hacer valer sus derechos. En el caso de las Organi-
zaciones Internacionales, si no se crean especialmente estas jurisdicciones sustitutivas a partir de
los acuerdos celebrados, ellas naturalmente no existen y no se da en la práctica la posibilidad de
(50) La doctrina dice que las prerrogativas deben ser concedidas y que su fundamento amparo. Parte de la doctrina indirectamente parece afirmar esta posición al referirse a la inmuni-
jurídico radica en la necesaria protección para el cumplimiento de sus propósitos, lo que resume en dad de jurisdicción de las Naciones Unidas, al decir que en estos casos hay algo más que inmunidad
la fórmula “ne impediatur officio”. ALBUQUERQUE DE MELLO, (1992) remonta el primer com- de jurisdicción ya que las relaciones de la Organización con sus funcionarios escapan completamen-
promiso en este sentido al acuerdo de 1871 referente a la Comisión del Danubio donde se le ampa- te a la ley local y son regidas por el reglamento del personal de Naciones Unidas, estando sometidos
raba tanto a ella como a su personal.
a la jurisdicción del Tribunal Administrativo.
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 169
168
En estos convenios también se incluye la consagración y/o el desarrollo de Europa y de la Sociedad de las Naciones en 1919), el monto del presupuesto
los amparos que el Estado sede debe proporcionar a los representantes de los nacional, etc.. En el sistema de las NN.UU. (art. 17 inc. 2) los aportes de los
Estados miembros acreditados ante la Organización Internacional. El estatuto Estados miembros se hacen de acuerdo a cuotas fijadas por la Asamblea Gene-
que ampara a estos funcionarios, en general es similar al que corresponde a los ral la que es asesorada por un Comité de Expertos que dictamina sobre bases
agentes diplomáticos acreditados en misiones permanentes ante Estados, con técnicas cual debe ser el porcentaje del presupuesto que le corresponde aportar
las adecuaciones necesarias para contemplar la relación triangular que se da a cada Estado; ningún Estado será obligado a hacer un aporte mayor del 25%
entre el Estado miembro u observador que acredita sus representantes, la Or- del mismo ni podrá asumir una cuota menor del 0.01%. No obstante estas dis-
ganización que los recibe y el Estado sede a cuyo cargo está la responsabilidad posiciones, aunque actualmente no se llega al extremo histórico en el que un
del respeto de los amparos. Este mismo estatuto está contemplado en el Conve- solo país, EE.UU., cubriera el 49.89% del presupuesto, las contribuciones con-
nio de Viena de 1975 que regula la situación de las representaciones permanen- tinúan siendo muy desiguales y la mitad de los Estados miembros aportan en
tes de los Estados acreditadas ante las Organizaciones Internacionales de ca- conjunto menos del 1% del presupuesto.
rácter Universal y el estatuto de las delegaciones enviadas ante órganos o con- Las Organizaciones se nutren complementariamente con otros recursos.
gresos citados por estas Organizaciones. Suelen suscribir empréstitos destinados a fines especiales; reciben contribucio-
Por último, también se encuentran entre los respaldos jurídicos que con- nes voluntarias de sus Estados miembros encaminadas generalmente a solven-
tribuyen al desarrollo de las actividades de las Organizaciones Internacionales, tar programas de desarrollo o de asistencia técnica; generan también ingresos
el reconocimiento de su capacidad para celebrar contratos con particulares. de algunas actividades específicas como lo es la emisión de sellos postales (54).
La inversión de estos recursos debe destinarse al cumplimiento de los co-
C. Respaldos materiales metidos de la Organización y al pago de su funcionariado. El problema mayor
que se presenta en estos aspectos es el del constante aumento del presupuesto
Para la consecución de sus propósitos, las Organizaciones Internaciona- de las Organizaciones y el de cómo deben de financiarse los gastos extraordina-
les: también disponen de medios materiales: edificios, vehículos, otros bienes rios (55).
muebles, archivos, documentos, etc., todos los cuales gozan, según ya se expuso,
de un amparo especial. d. Respaldos humanos
Asimismo las Organizaciones Internacionales cuentan con los recursos
económicos necesarios que les permitan atender los gastos que en algunas de Las Organizaciones Internacionales cuentan con un funcionariado inter-
ellas suelen alcanzar un volumen muy significativo. Por esta razón general- nacional cada vez más numeroso, encargado de ejecutar las decisiones de las
mente en la propia Carta constitutiva se incluyen disposiciones financieras, las Organizaciones y de administrar sus recursos. Este grupo humano debe distin-
que se complementan con reglamentos similares a los presupuestos estatales; guirse del conjunto de representantes de los Estados. Estos últimos conforman
la periodicidad de estos reglamentos financieros varía, generalmente son anua- la voluntad jurídica de la Organización respondiendo a la voluntad política de
les, pero en otras ocasiones son bianuales (por ej. el de la Organización Inter- sus representados; aquellos ejecutan las decisiones y administran los recursos
gubernamental Consultiva de la Navegación Marítima, el de la ONU), trianua- según directivas que resultan de la voluntad política del conjunto de Estados,
les (OACD), cuadrianuales (Organización Marítima Mundial), etc.. pero sin responder a ninguno de ellos en particular, ni siquiera al de su nacio-
nalidad, y disponen de un estatuto jurídico particular, el de la función pública
Los recursos de que disponen las Organizaciones Internacionales provie-
internacional, que se analizará en el siguiente numeral de esta sección.
nen principalmente de las contribuciones de sus Estados miembros. Estas con-
tribuciones se fijan, siguiendo diferentes criterios según la Organización de que
se trate, en ocasiones en la propia Carta constitutiva y en otras a través de
decisiones periódicas de alguno de los órganos al que se le atribuye competencia
a tales efectos. Excepcionalmente el aporte de todos los Estados miembros es (54) Algunas Organizaciones comunitarias disponen de una fuente de ingresos muy es-
idéntico (caso de la Comisión del Danubio). Por regla general los aportes se pecial: la recaudación de impuestos que gravan actividades realizadas en el territorio de los Esta-
diferencian adoptándose para ello distintos criterios: los mayores o menores dos miembros. Por ej., la CECA se financia totalmente con un impuesto sobre las empresas produc-
beneficios que cada Estado miembro recibe de la Organización (los aportes a toras de carbón y de acero; en otros casos este tipo de ingresos es complementario, como pasa por ej.
en EURATOM, o con los gravámenes sobre las tarifas aduaneras que se imponen para el Mercado
IMCO dependen del tonelaje de la flota de cada Estado); la fijación de categorí- Común Europeo, o los gravámenes sobre las importaciones agrícolas destinados al Fondo Europeo
as de Estados determinándose el aporte según la categoría en que se coloca a de Orientación y Garantías Agrícolas. Debe tenerse en cuenta al respecto la naturaleza jurídica
cada uno (sistema de la Unión Postal Universal y de la Unión Internacional de especial de estas Organizaciones comunitarias que, como se señalara supra, las diferencia de las
Telecomunicaciones); atendiendo a uno o más de los factores que configuran el Organizaciones Internacionales intergubernamentales.
(55) Cfr. Opinión consultiva sobre ciertos Gastos de Naciones Unidas, 1.C.J. RAPORTS,
poder nacional de los Estados: el número de habitantes (sistema del Consejo de 1962.
170 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
171
6. La función pública internacional
C. Situación jurídica
a. Los funcionarios internacionales
Planteo. El régimen jurídico que enmarca a los funcionarios
internacio:
nales es complejo. En primer lugar varía según la Organización de
El número de los funcionarios internacionales puede situarse en una ci- que se trate;
fra cercana a la centena además, dentro de él, debe de distingui rse la situación de
de miles de personas dedicadas a la administra ción y los Altos Funciona-
ejecución de las decisiones de estos nuevos sujetos del Derecho Internacion rios, la de los funcionarios administrativos comunes y la de
al aquellos que des-
Público; de ellos casi las 3/5 partes pertenecen al sistema de las Naciones empeñan actividad es diplomát icas represen tando a la
Uni- Organización. Cabe
das y sus organismos especializados hacer una última distinció n entre el régimen jurídico -adminis
y casi 1/5 al sistema de las Organizaci ones trativo de estos
Comunitarias Europeas (56). Los sujetos a quienes sirve este funcionaria funcionarios en sus relaciones con la Organización a que pertenec
do en y su situa-
aparece en tiempos ción frente a los Estados miembros y no miembros , incluso
relativame nte recientes con la irrupción de las Organiza- el de su nacionali-
ciones Internacionales de carácter universal; dad, por los amparos que les corresponde en el ejercicio de sus
hasta entonces los funcionario s funciones para la
que servían Organización.
a las Uniones Administra tivas se reclutaban en el Estado sede y
carecían de estatuto internacional. Expresa Albuquerque de Mello Nombramiento. La designación de los funcionarios de rango
(1992) que elevado,
los funcionarios internacionales son un producto de la administración interna- Secretario General, Adjuntos a este, Director General, Jueces de la Corte, etc.,
cional, o sea de la constituida por los se hace directamente por los Estados, generalmente a través
Estados como un servicio público interna- de una votación
cional para atender a sus necesidades comunes, y que aparecen con que exige un quórum especial y que se realiza en él o en los órganos
el surgi- principales
miento de la Sociedad de las Naciones. de la Organización. Es este, por ejemplo, el sistema en las Naciones
Son funcionario s que poseen un estatuto Unidas y
internacional especial, no dependiendo de ningún Estado y constituye en OEA.
ndo una
categoría, la mayor y más importante, de los agentes internacionales. La designación de los demás funcionarios administrativos pertenec
e a la
Organización y generalmente la hace el Secretario o Director General, respe-
b. Definición tando ciertas reglas preestablecidas, pero sin intervención directa
de los Esta-
dos miembros; los que pueden, no obstante ejercer influencias
políticas. Según
Se puede caracterizar sintéticamente a los funcionarios internacionales las Organizaciones se establec erán distintas condicion es de admisión para estos
diciendo que constituyen una categoría de los agentes internacionales funcionarios. En general se exige que posean las más altas condicion
(57), que es para las
dedican su actividad en forma permanent e a una Organizaci ón, ejerciendo tareas a desempeñar, competencia técnica, integridad moral y
una eficiencia funcio-
función de interés internacional, estando subordina dos a la Organizaci nal; condiciones que a veces son evaluada s directam ente por
ón y quienes designan
poseyendo un estatuto propio (Cfr. Albuquerque de Mello, 1992). y en otras ocasiones a través de concursos de oposición (poco frecuente
Las caracte- s), de
rísticas más salientes de estos funcionari os pueden resumirse méritos, o mediante entrevistas y tests de capacidad. Generalmente
diciendo que también se
cumplen funciones internacionales, responden y dependen de una Organizaci exige tener en cuenta al designar una base geográfica de distribuc
ón ión lo más
Internacional, no están subordinados a ningún Estado, disponen de completa posible; en la práctica se acuerda para ello a cada Estado
un estatuto miembro
Jurídico-funcional que regula sus relaciones con la Organización de
que depen-
determinado número de plazas para que sean ocupadas por sus nacionales
den y. poseen un estatuto de amparo en relación a los Estados (aunque la designación la hace la Organización y no el Estado) y
miembros y no el número de
miembros, incluso el de su nacionalidad, que les permite cumplir plazas que correspo nde a cada uno suele establece rse mediante
adecuada- una relación
mente sus funciones (58). entre el monto de la contribución de cada Estado a la Organización
y la canti-
dad de funcionarios de su nacionalidad.
(56) — La distinta naturaleza jurídica que a nuestro entender poseen estas
últimas Orga- vez COLLIARD
nizaciones, ha llevado a algunos autores distinguir a sus dependientes (1985) apoyándose en la definición anterior describe a los funcionarios internacio-
denominándolos funciona-
rios supranacionales. nales como las personas reclutadas por una Organización Internacional intergubern
amental y que
(57) En la opinión consultiva sobre “Resarcimiento de daños sufridos ejercen, en el marco de un régimen Jurídico particular, de manera continua
al servicio de Na- y duradera, un cúmulo
ciones Unidas”, se define a los agentes internacionales como “toda de funciones en interés de la Organización. Analizando su propia definición,
persona que actúa para una COLLIARD extrae
Organización” abarcándose a quienes son funcionarios cuatro elementos básicos para caracterizar a los funcionarios internacionales:
remunerado s o no, empleados a título per- 1) el funcionario no
manente o en forma temporal cuando han sido encargados por un órgano está al servicio de un Estado ni de varios organismos privados de distintas nacionalidad
de una Organización de es, sino al
ejercer o ayudar a ejercer una de las funciones de esta”. 1.C.J. RAPORTS, servicio de una Organización Internacional intergubernamental: 2) actúa para
1949. satisfacer los fines
(58) BASTID, Suzane, (La condiction juridique...) proporciona una definición más de la Organización, sin preocuparse por los intereses particulares de los Estados
exten- miembros: 3) no
sa. Considera funcionario internacional a “...todo individuo encargado está al servicio de ningún Estado; 4) debe de consagrarse por completo a su actividad
por los representantes de funcional: es
varios Estados o por una Organización que actúa por ellos como consecuenci funcionario a tiempo completo y si está contratado también lo es durante el término de su contrato.
a de un acuerdo inter- Agrega que esta noción de continuidad es la que los distingue de
nacional y bajo el control de los unos o de la otra, de ejercer, los simples agentes internaciona-
sometidos a reglas jurídicas especiales,
de modo continuo y exclusivo, funciones de interés del conjunto de les (por ej. los expertos técnicos, los miembros de una comisión de
arbitraje, los miembros de Conse-
los Estados en cuestión”. A su
jos elegidos por sus condiciones técnicas, etc.) los que no son funcionarios
internacionales.
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 173
172
Los funcionarios de menor jerarquía, los que cumplen tareas de servicio, tes de trabajo, riesgos de muerte, etc.; poseen pensiones y retiros especiales;
ser designados directamente entre los nacionales o residentes perma- también son titulares de ciertos derechos generales tales como el de asociarse
suelen
en sindicatos, designar sus representantes y, aunque los estatutos.no consignan
nentes del Estado sede.
el derecho de huelga, la práctica lo ha admitido; el derecho al título de su cargo;
Estatuto de los funcionarios. Los funcionarios generalmente ingresan
etc..
en un régimen de prueba o admisión temporaria durante un período que puede
ser de 1 0 2 años, para establecerse posteriormente una vinculación permanen- En el caso de ver desconocidos sus derechos, los funcionarios internacio-
te, normalmente revisable en forma periódica, por ejemplo cada 5 años. Se ha nales pueden reclamar su protección en vía administrativa y si esto no fuere
discutido la naturaleza jurídica de esta vinculación. Para algunos, como Vignes suficiente en vía jurisdiccional ante tribunales administrativos de la propia
(1988) es contractual, aunque la mayoría de los autores la consideran estatu- Organización. La obligación de crear estos tribunales suele incluirse en el
taria. El Tribunal Administrativo de la ONU rechazó la naturaleza contractual Acuerdo constitutivo o en los Acuerdos de Sede; si la Organización no cumpliere
y consideró la vinculación como estatutaria. En las Naciones Unidas los funcio- posteriormente con esta obligación, a nuestro juicio, no podría oponer la inmu-
narios son designados, sus empleos son permanentes, poseen una carrera ad- nidad de jurisdicción ante los tribunales del Estado en que se produjeron los
ministrativa, su estatuto fue aprobado por la Asamblea General y se comple- hechos, por cuando si lo hiciere se configuraría un supuesto de denegación de
menta con reglamentos dictados por la Secretaría General. En otros casos, co- justicia al no existir ninguna otra jurisdicción de alternativa.
mo ser en los Organismos especializados, prevalece el régimen contractual. Amparos funcionales. En los funcionarios se actualizan las prerro-
Obligaciones de los funcionarios. El primer deber de los funciona- gativas necesarias para ejercer sus funciones con total independencia; estos
rios internacionales consiste en cumplir con las obligaciones y responsabili- amparos pueden ser hechos valer por las Organizaciones frente a los Esta-
dades propias de su cargo, al cual deben dedicación total y exclusiva; en el dos. Cuando son nacionales o residentes permanentes del Estado dónde
desempeño de esas actividades deben atender sólo al interés de la Organiza- ejercen sus funciones, los funcionarios suelen recibir de este un tratamiento
ción:y no a los intereses de ningún Estado miembro en particular, ni siquie- especial.
ra alos del Estado de su nacionalidad. Sus obligaciones son internacionales Las prerrogativas que amparan a los funcionarios internacionales son si-
siendo responsables sólo ante la Organización; se abstendrán de todo acto milares a las que se consignan en el estatuto diplomático y normalmente se
incompatible con su situación funcional (59) no pudiendo recibir instruccio- establecen en los Acuerdos de Sede y en los Acuerdos Generales.
nes de ningún gobierno ni de autoridades ajenas a la Organización. Como Debe distinguirse entre el estatuto de prerrogativas que ampara a los Al-
contrapartida los Estados miembros deben de respetar esta situación, no tos funcionarios, a quienes normalmente se les acuerda amparos iguales a
pueden influir en sus actividades ni ejercer presión de ningún tipo sobre los aquellos de que gozan los agentes diplomáticos, de las prerrogativas que prote-
funcionarios de su nacionalidad. gen a los demás funcionarios administrativos cuyo alcance es estrictamente
Otras obligaciones más concretas consisten en mantener el secreto funcional referido sólo a los actos realizados en el ejercicio de sus funciones y no
profesional sobre los asuntos de la Organización; respetar las leyes y regla- a los de carácter personal. Las prerrogativas que amparan a estos últimos fun-
mentos del Estado sede o del Estado, miembro o no, donde ejerzan sus fun- cionarios son: la inmunidad de jurisdicción civil, penal y administrativa respec-
ciones; respetar también los reglamentos de la Organización; pesa sobre to a las acciones originadas en actos cumplidos en el ejercicio de sus funciones;
ellos el deber genérico de obediencia a sus superiores; no pueden ejercer exenciones impositivas sobre sueldos y salarios; las exenciones del cumplimien-
actividades políticas a excepción de su derecho de votar, ni pueden recibir to de cargas públicas; exenciones respecto a restricciones de inmigración y re-
condecoraciones u honores de un Estado, salvo con autorización expresa del gistro de extranjeros; facilidades de repatriación en épocas de crisis; facilidades
superior jerárquico en la Organización o en los casos en que se les otorguen cambiarias; derecho a importar libremente los bienes para su instalación y
por actos de guerra; etc.. facilidades aduaneras para los bienes de uso personal.
Derechos de los funcionarios. Como contrapartida estos funcionarios Dada su naturaleza funcional estos amparos son más restringidos que los
gozan de una serie de derechos específicos: derecho al cargo y a la retribución diplomáticos; pero en cierto sentido son más amplios ya que se extienden inclu-
por su desempeño; al descanso y al goce de vacaciones, pagándoseles a esos so ante el Estado de la nacionalidad o de la residencia permanente del funcio-
efectos, periódicamente, el traslado al Estado de su residencia; al goce de pri- nario y, a su respecto, perduran después del cese en el cargo. Los mismos se
mas especiales por familia, educación de los hijos, instalación y viáticos; etc.; a otorgan en beneficio de las funciones y no del funcionario en que se actualizan,
beneficios de previsión social mediante seguros de salud, maternidad, acciden- razón por la cual su titular jurídico es la Organización la que puede exigirlos o
renunciar a ellos a través de sus autoridades competentes (60). La determina-
(59) Para algunos cargos se prevén incompatibilidades concretas cuando ellas, en alguna
forma, están vinculadas a los cometidos de la Organización a la que se sirve o se relacionan direc- (60) En las Naciones Unidas, por ejemplo, la renuncia de los amparos de los funcionarios
tamente con la función desempeñada. debe hacerla el Secretario General y la de los de este corresponde al Consejo de Seguridad.
174 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
175
ción de si el acto de que se trata es funcional o no, corresponde en principio al
con funcionarios de muy distinto nivel (reunion es de Jefes
tribunal nacional que actúa en el asunto; si este entendiere que el acto de Estado y de Go-
no es bierno, de Ministros de Relaciones Exteriores,
funcional y por lo tanto no hay amparo y la Organización discrepara, de otros Ministro s de ramos es-
la deter- pecíficos, de agentes diplomát
minación final correspondería a un tribunal arbitral pactado entre la Organiza- icos, de expertos, etc.); sus conclusi ones son de
ción y el Estado. muy diferente naturaleza (el Congreso puede limitarse a un
cambio de opinio-
nes o información, concluir con una declarac ión conjunta
Por último cabe señalar que las Organizaciones pueden de carácter político,
proteger a sus formular recomendacione s a sus particip antes
funcionarios frente a los Estados. Esta o a todos los Estados, preparar y
protección es de naturaleza funcional y aprobar un proyecto de tratado, etc.); y en ellos se adoptan
no diplomática y resulta más amplia que esta textos también de
última, ya que puede ejercerse distintos tipos (resoluciones, recomendaciones, protocolos
aunque el funcionario sea de la nacionalidad del Estado responsable adicionales, etc.).
. La protec- En todos los casos-son órganos interestatales colectivos, temporal
ción “administrativa debida por el empleador se sobrepone es, inte-
a la protección di- grados por. representantes de. Estados soberanos, que deciden
plomática del Estado de origen. por sí mismo y
que funcionan sobre la base del más estricto respeto del Principio
Cese. Los funcionarios internacionales suelen retirarse de la Igual-
por voluntad dad: cada Estado tiene un voto y sus decision es
propia; ser despedidos por vía de sanción, sólo obligan a partir del criterio
o jubilarse, lo que normalmente re- de la unanimidad. Dos caracteres los diferenc
sulta obligatorio a los 60 o 70 años ian netamen te de las Organiza-
según la Organizació n, admitiéndose con ciones Internac
carácter excepcional prórrogas en interés de esta última. ionales: el carácter temporal de aquellos frente a la permanen-
En los casos de fun- cia de estas y la forma como juega y se conjuga el principio de
cionarios contratados a término, el cese lo determina la la Igualdad Jurí-
expiración del plazo. dica de los Estados en unos y otras.
Los Congresos pueden ser convocados por una Organiza ción Internac
7. Los Congresos Internacionales io-
nal, lo que actualm ente es lo más frecuent e, o ser citados por uno o más Esta-
dos y se invita a ellos a todos los Estados interesa dos en los asuntos
Las Organizaciones Internac que moti-
ionales se originar on en los Congresos Inter- van la convocatoria. Comienzan con un acto solemne de apertura
nacional en que se
es o Conferencias Diplomáticas, de los que van diferenciándose lenta- exponen los fines del evento y sus caracter ísticas haciendo uso de la palabra
mente hasta adquirir rasgos propios, de los cuales el representantes de la entidad invitante (Estado u
más importante consiste Organiza ción Internac ional),
en poseer personería jurídica de Derecho Internacional. Refiriéndose del Estado sede y un represen
a los Con- tante de las demás delegaci ones. Se continúa con
gresos Interna cionale s y en especial al de Viena de una sesión general dónde se eligen presidente y vicepresidentes
1815, dice Ch.Fenwick del Congreso,
(1963) que “...podría ser considerado como una especie se establece el orden de precedencia y se aprueba el reglamento
de Comité Ejecutivo de de funciona-
la familia de las Naciones , que se auto designó y que miento (número y denomin
trató de reestablecer el ación de las Comision es, sesiones de trabajo y plena-
orden al terminar las guerras napoleón icas...” . A partir rias, sistemas de votación y quorums, idiomas de
de entonces la práctica trabajo y de redacció n de do-
internacional del Siglo XIX y de principios del Siglo XX, cumentos, etc.). Las reunione
recurre frecuentemen- s de trabajo se hacen en comisión (63) en las que
te a estos instrumentos para resolver los grandes problem todos los Estados participantes tienen derecho a estar presente
as políticos (61). s e intervenir,
Actualm ente los Congres os Interna cionale s intergu integrando las de trabajo y los plenarios a todos los participantes
bernamentales (62), y otras sólo a
también denominados Confere ncias Diplomá ticas pueden un número de ellos que son elegidos por el plenario
caracter izarse como (credenc iales, redacció n). El
reuniones oficiales que congregan a representantes Congreso termina con una sesión protocolar de clausura dónde se
de varios Estados para con- exponen los
siderar temas de interés común, discutir los y eventua lmente resultad os alcanzad os y se firma por todos los Delegado
adoptar resolucio- s el Acta final, de carác-
nes al respecto. Estas reuniones pueden tener por objeto ter descriptivo, que resume el desarrollo de lo actuado e incluye
arribar a conclusiones el texto de to-
de carácter político-diplomático, proyectar normas jurídica
s o coordinar aspec- das las resoluciones aprobadas. Esta firma no obliga a los Estados, salvo
dispo-
tos técnicos. Por esta razón el crecient e número de Congres sición expresa que determin e que lo consigna do entra
os que son citados y en vigor desde el momen-
se desarrollan en las relaciones internacionales contemp to en que se firma en la propia Conferen cia —lo que
oráneas se integran es muy poco frecuent e— pero
sí autentica lo actuado y el texto de las resoluciones y proyectos de
acuerdo que
se incluyen en el Acta final.
(61) El Congreso de Aquisgrán —1818- se ocupa de la situación europea; el de Karlsband
-1819- y Viena -1820- de los problemas alemanes; el de
Troppeau -1820- de la situación de Nápo-
les; el de Laibach -1821- y el de Verona -1822- de varios
problemas europeos, en especial españo-
les; el de París -1854-56- resuelve la situación de la Guerra
de Crimea; el de Berlín -1878- se
ocupa de la situación de Turquía; el Congreso de Berlín
-1885- coordina el reparto del Africa; las
Conferencias de La Haya -1899 y 1907-tratan los problemas
de la paz; la Conferencia de Angenci-
ras -1907- resuelve problemas coloniales, etc..
(62) Pueden tratarse también de Congresos no gubernamentales
que reúnen a institu-
ciones u organizaciones privadas, los que no
interesan a los fines de este estudio. (63) Comisión General, Comités de Credenciales, distintas comisiones de trabajo
según
los casos, Comité de Redacción y Estilo.
176 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 177
Sección VII especie y de hacerlo en paz, pese a la agresividad que entre ellos existe. Es un
instrumento formal, imprescindible en determinados niveles de civilización
La situación del ser humano individual para lograr una convivencia armónica (4). Ayuda a vivir mejor, pero no enseña
en el Derecho Internacional (1) ni obliga a vivir mejor. Sus aportes son instrumentales. Los valores, el conteni-
do de las normas, la determinación de cuales serán las conductas particulares
que deben exigirse porque contribuirán a una mayor felicidad individual a la
1. El ser humano y el derecho vez que a una mayor felicidad conjunta de todo el grupo, esas ideas no las apor-
ta el derecho, sino que éste, luego que otras disciplinas hacen el aporte, estruc-
El derecho es un fenómeno exclusivamente humano. Sólo los seres tura un instrumento insustituible para hacer cumplir tales conductas, incluso
humanos son capaces de crear normas de derecho positivo (2) y sus mandatos, para perfeccionarlas y mejorarlas; pero la esencia primera no la brinda el dere-
en definitiva, siempre se dirigen a seres humanos. Las normas jurídicas sólo se cho sino la filosofía, la moral, la religión, la política (5).
explican y se necesitan porque existen seres humanos viviendo en sociedad. Por Comprender este valor instrumental de las normas jurídicas nos permiti-
esto los protagonistas de todas las esencias jurídicas son, siempre, seres huma- rá darnos cuenta de que el ser humano puede ser protagonista de un sistema
nos o entes que agrupan a seres humanos y actúan a través de ellos. jurídico sin ser sujeto procesal del mismo y sin ver por ello menoscabada en
Aunque históricamente pudo haber sido de otra manera, actualmente, nada su dimensión trascendente.
ese protagonismo se concreta en forma inmediata y personalizada cuando el ser Con el transcurso del tiempo los seres humanos crearon sistemas jurídi-
humano es el obligado o el amparado directamente por las normas. En otros cos para regular sus convivencias; tanto las personales de su ámbito interno,
casos se concreta en forma mediata e institucionalizada, cuando son los sopor- como las grupales realizadas fuera de él con otros conjuntos similares. Primero
tes de los órganos que actúan como autoridades jurídicas (Jefe de Estado, Par- se trató de reglar las relaciones más inmediatas surgiendo así los sistemas ju-
lamento, Tribunales, etc.) o cuando integran las personas jurídicas a quienes se rídicos de subordinación en el ámbito interno; más adelante se trató de reglar
dirigen inmediatamente las normas (sociedades comerciales, Estado, etc.). En las relaciones entre entes organizados por seres humanos, les Estados sobera-
todos los casos señalados, el ser humano individual actuando en función de tal nos, y apareció el primer sistema de coordinación dónde todos sus sujetos parti-
y no'como institución de un sistema, tiene diferentes roles que se confunden y cipan directamente en la dinámica del sistema; por último surge un nuevo tipo
es necesario señalar. Siempre es el determinante y protagonista de las normas; de sistema de coordinación y subordinación, como el Comunitario, dónde sólo
a veces es sujeto del sistema; en otros casos no lo es; y, en algunos, por defini- sus sujetos principales participan en todo el proceso, habiendo otros que sólo
ción, no puede serlo. Esto que es simple, resulta muy confuso si no se distin- reciben derechos y obligaciones. En no todos estos sistemas el ser humano indi-
guen los diferentes planos. vidual ha adquirido la calidad de sujeto.
Desde una perspectiva filosófica, trascendente, que atienda a las esen-
cias, constituye una evidencia que no precisa demostración que el ser humano
2. La expresión “sujeto”
en el derecho
individual es el protagonista de todo el sistema jurídico. La necesidad de reglas
que tiene el ser humano, es también una evidencia de igual tipo. Para vivir en
La expresión sujeto tiene distintas significaciones. En la teoría pura del
sociedad, como quiere y necesita, requiere de instrumentos que le ayuden a no
derecho se entiende por tal todo centro de imputación de norma jurídicas, sea
destruirse mutuamente por el sólo hecho de estar juntos. Entre esos instru-
una persona física o un conjunto de ellas dentro de una estructura a la que se
mentos elaborado por el ser humano se encuentran los sistemas de derecho
llama persona jurídica. Por influencia de la teoría kelseniana suele entenderse
positivo y, en especial para el caso que estudiamos, el Derecho Internacional
por sujeto de un sistema jurídico a todo ser o ente que de él recibe, directamen-
Público y el Derecho Comunitario..
te, derechos u obligaciones.
El derecho positivo es un instrumento al servicio del ser humano, me-
Pero la expresión “sujeto” tiene otros significados que debemos considerar
diante el cual este procura mejorar la convivencia dentro de los grupos o, al
antes de determinar que realidades quedan comprendidas en esa idea cuando
menos, orientarla en un sentido determinado (3). Satisface la necesidad que
la mencionamos en la ciencia jurídica. Sujeto también significa “Sometido a
tiene el ser humano de vivir en relación constante con otros seres de su misma
dominio, señorío o disposición de alguno. Atado, ligado, asegurado, pertenecien-
te”. Desde un punto de vista etimológico y teniendo en cuenta que filosófica-
(1) Por una exposición más extensa de nuestra posición, puede verse H.ARBUET-
VIGNALI (1996/2).
(2) Constituye una cuestión diferente, filosófica y trascendente, el determinar si tal (4) Por ser un instrumento resulta apto tanto para hacer el bien como para obrar el
creación es de su pura invención, si necesitan descubrirla o si les es revelada. mal.
(3) Debe tenerse en cuenta, además, que no es el único instrumento para ello, ni fue el (5) Por una exposición más detallada de estas ideas puede verse H. ARBUET-VIGNALI
primero, aunque hoy sea el más extendido y gravitante. y Otros(1993, I, 18 a 21).
178 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL
179
mente toda norma jurídica se destina, en definitiva,
a reglar conductas de seres
humanos individuales, en nuestra ciones Internacionales, Comunidades Beliger antes,
discipli na este significado sería correcto. Movimi entos Nacionales de
Atendiendo al derecho positivo interno, este signifi Liberación) y por lo tanto deben Poseer, aunque
cado y el que da Kelsen a la puede ocurrir que en distinta
expresión, no se oponen necesa riamen extensión, el “jus in bello”, el “us tratat um”
te pues en un sistema jurídico de subor- y el “us legatio nen” (11).
dinación, aquellos que de él reciben derecho s Es posible que la expresi ón
y obligac iones, también están “sujeto s” no sea la más correcta para señalar
sometidos a las autorid ades que los crean, juzgan esta realidad y que hubiera sido preferible recurri
y adminis tran, y es a ellos a r a otra, como por ejemplo
quienes se les denomina habitualment e sujetos. “actores”; o a una expresi ón nueva
A esos mismos seres humanos, que destaca ra la característica principal de
cuando actuando como soportes de distinto la participación directa del “sujeto” en el manejo
s órganos (Poder Legislativo, Ejecu- del sistema de normas que lo
tivo o Judicial) crean las normas, las admini regula. Esto no fue así. Se tomó
stran y juzgan a la luz de las mis- la expresi ón del derecho interno , dónde etimo-
mas, ya no se les denomina sujetos sino autorid lógicamente es correcta, y se la
ades. Y eso está bien. llevó al Derech o Interna cional Público, dónde
“ No corresponde hacer el mismo razonamiento indica otra realidad. En el ámbito de-este último,
respecto al primer sistema la expresi ón fue aceptada y
jurídico de coordinación, el Derecho Interna ahora es de uso corrien te, razón por la cual no
cional Público, dónde la expresión parece conveniente sustituirla
sujeto, tradicionalmente, se refirió a ciertos por otra (12), aunque si resulta necesario aclarar
entes independientes (los Estados), su alcance en este sistema.
que no admiten dominio ajeno (soberanos)
y que asumen derechos y obligacio-
nes para alcanzar ciertos fines que trascie nden a las posibilidades de capacidad 3. El ser humano individual en el Derecho Internacional
y temporalidad del ser humano individual. Público
Este no juega el papel propio de los
sujetos del Derecho Internacional Público,
que por ser soberanos deben partici- La Escuela de Montevideo, si bien admite que al
par directamente en la creación, ser humano individual
vigilan cia y evaluac ión de las normas y en el se le imponen en algunos casos
castigo de las infracciones. En el otro obligac iones emanad as directamente del Dere-
sistema de coordin ación, que también cho Internacional y en otros se le otorgan directa
dispone de estructuras de subordi mente algunos derechos (13),
nación por ser mixto, el Derecho Comunitario, le niega expresamente personería jurídica interna
la situación no es la misma, porque en cional (14).
él, además de las relaciones entre Esta- Los casos
dos, también se regulan relaciones de seres de responsabilidad al ser humano impuesta directamente
humanos e instituciones privadas, por
de dónde la nómina de sus sujetos y el el Derecho Internacional Público que ha señalado la doctrina
papel que juegan en este sistema tam. clásica, son los del
bién es diferente. delito de piraterí a, más adelant e el de los crímene s de guerra, la responsabili-
dad individual por actos u omision es violator ias del
En todos los sistemas internos modernos llamado Derecho Interna-
cuya estructura es de subordi- cional Humanitario relacionados con el desenc adenam
nación, el ser humano individ iento y la conducción de
ual posee la calidad de sujeto, ya se considere la conflictos armado s y,
expresión en su sentido jurídico-filosófico mas recient emente con el crimen de genocidio y la viola-
(6), ya en el sentido de la teoría pura ción de los Derechos Humanos fundamentales consagr
del derecho como “centro de imputación ados en las Convenciones
de normas jurídicas” (7). En estos ca- de Naciones Unidas.
sos, habiendo desaparecido la esclavi tud, todo ser humano es sujeto del derecho Las disposiciones referidas a las obligaciones de los
interno del Estado del que es nacional, seres humanos indi-
o dónde habita, o dónde tiene intereses, viduales por los llamado
en algunos casos desde s crímene s de guerra y el funcion amiento de los tribu-
que ha sido concebi do (8); pero no lo es del derecho in-
terno de otros Estados, con los que no mantie nales que las han aplicado, especialmente los de Núremb
ne ninguna vinculación. erg, Tokyo, el de los
crímenes de guerra cometidos en la antigua Yugosla
En cambio en el sistema via, el de Ruanda y la re-
jurídico de coordin ación, el Derecho Internacio- ciente Corte Penal Interna
nal Público , cional del Tratado de Roma, se conside rarán en el
la situación es otra. Desde mediad os del siglo XVII, hasta media- Capítulo XVI del Tomo II de esta obra, al estudia
dos del Siglo XIX, la expresión “sujetos”, rse la corte Penal Internacio-
en la práctica de los Estados , sólo en- nal. De la misma manera se hará referenc
globó a estas organizaciones humanas ia a las disposi ciones regionales y
y, posteri ormente , el ser humano no Universales sobre Derecho Humanos y
Juega el rol de sujeto, aunque en algunos el funcion amiento de los tribunales re-
casos se le impone n obligac iones (9) y gionales que las han aplicado, al estudiarse en el
en otros se le confieren derechos Capítulo X la protección in-
(10). Todos los sujetos de este sistema son so- ternacional de los Derechos Humanos.
beranos (Estados) o están estrechamente vincula dos a este atributo
{Organizaciones Internacionales, Comunidades Beligerantes, Movimientos
(6) Cfr. Luis RECASE NS SICHES (op. cit.). (11) Una situación distinta se da en el Derecho Comunitario dónde
(7) Cfr. H.KELSEN (1989, 178 y ss.). mas supranacionales emanadas de los organismos que disponen a través de las nor-
(8) de este atributo, el ser humano
Ver E.VÉSCOBI (1984, 58 y ss.). individual y las instituciones privadas, son sujetos del sistema
(9) Casos de piratería y criminales de guerra. aunque con distinta capacidad que
Ver los Estados y las Organizaciones Internacionales
y ss.), dónde,
al respecto F.H.PAO LILLO (1995, 35 supranacionales,
en forma excepcion al dentro de la Escuela de Montevideo, el autor (12) Cfr. C.VAZ FERRERIRA (1962).
fondo del asunto una Opinión diferente sostiene sobre el
a la sustentada en este trabajo. (13) Ver supra notas 9 y 10.
(10) Ver F.H. PAOLILLO, (1995, 38 a 40) y E. o
JIMENEZ DE ARÉCHAGA, (1959-61, 1, (149) EJIMÉNEZ DE ARECHAGA, R.PUCEIRO RIPOLL,
259 a 263). H.ARBUET-VIGNA
LI, etc.
Hay algunos autores dentro de la escuela que, siendo
la excepción, admiten la personería: Fernando
URIOSTE BRAGA y Felipe H.PAOLILLO (1975)
LOS SUJETOS DEL DERECHO INTERNACIONAL 181
180 HEBER ARBUET-VIGNALI
el Derecho Inter- 4. El papel del individuo en el Derecho Internacional Público
La doctrina clásica también ha señalado casos en que
uales y además
nacional Público atribuyó derechos a los seres humanos individ En la Encíclica Mater et Magistra dice Juan XXI!I: “...La prosecución del
para hacerlos valer
les confirió el acceso directo a los tribunales internacionales bien común constituye la razón misma de ser de los Poderes Públicos.... En la
ningún caso.
(loccus standi). Actualmente esto último no ocurre en forma moderna se considera realizado el bien común cuando se han salvado los
esta-
En realidad, si bien es cierto que el Derecho Internacional Público derechos y los deberes de la persona humana. De ahí que los deberes principa-
a los seres huma-
blece o ha establecido directamente derechos u obligaciones les de los Poderes Públicos constituirán sobre todo en reconocer, respetar, ar-
es internacionales
nos, actualmente sólo les obliga a comparecer ante tribunal monizar, tutelar y promover aquellos derechos y en contribuir, por consiguien-
Internacional Pú-
en caso de ser responsables de ciertas violaciones al Derecho te, a hacer más fácil el cumplimiento de los respectivos deberes. Tutelar el in-
para ejercer sus
blico, pero no les permite comparecer directamente ante ellos tangible cuerpo de los derechos de la persona humana y hacer fácil el cumpli-
del Dere-
derechos. Esta situación excluye al individuo de la calidad de sujeto miento de sus obligaciones, tal es el deber esencial de los Poderes públicos”.
para ser sujeto
cho Internacional Público, sobre todo, si se tiene en cuenta que
en todas las Lo mismo cabe afirmar de los sistemas jurídico de derecho positivo. Si el
de un sistema de coordinación, debe participarse directamente
sus infractores. Si, Derecho Internacional Público no hubiere reconocido los “Derechos del Hombre”
etapas de su creación, interpretación, aplicación y castigo de
ía jurídica (ser humano individual) o los atropellare, no sólo faltaría a su exigencia prima
como es posible y deseable que suceda, se llega a reconocer personer
protección de sino que ni siquiera sería un sistema jurídico ya que por definición las reglas de
internacional a los seres humanos individuales en el campo de la
un sistema puro estos son obligatorias y en este caso no lo serían ya que sólo se fundarían en la
los Derechos Humanos fundamentales, se estaría saliendo de
se estaría cons- grosería del poder. Pero ello no es así. Desde los orígenes del Derecho Interna-
de coordinación, como lo es el Derecho Internacional Público, y
ción y su- cional Público el sistema se ocupó del bienestar del ser humano individual;
truyendo un nuevo sistema jurídico mixto, con institutos de coordina
pudo haber errores, existieron decisiones humanas aplicando el sistema en
bordinación.
In- forma perversa, pero éste, siempre tuvo por objetivo —logrado, logrado a medias
Si el individuo, procesalmente, fuera propiamente sujeto del Derecho o malogrado- el bienestar del ser humano individual.
vamente
ternacional Público, este no sería tal, no tendría una estructura exclusi
obstante, Todos los clásicos (20) se ocuparon de interesar al Derecho Internacional
de coordinación y sería conveniente llamarlo de otra manera (15). No
normativos en múltiples aspectos para lograr el amparo del ser humano individual, pero
parte de la doctrina reciente, impresionada tal vez por los avances
que acce- hasta fines del siglo XIX, salvo excepciones como la prohibición de la trata de
del Derecho Internacional en algunos campos de competencias a los
de sujeto esclavos, el Derecho Internacional no consagró muchas reglas directamente
diera después de mediados del siglo XX (16), ha sostenido la calidad
esta una posi- aplicables al amparo del ser humano. Su preocupación más importante consis-
del ser humano individual (17). Por lo dicho anteriormente, es
tas que tía en preservar el atributo de la soberanía. A partir de esta idea de soberanía
ción que no compartimos, porque en algunos casos se trata de propues
as (especial- se reconoce y regula el derecho de los Estados a que sus nacionales radicados
no se han consolidado en normas convencionales o consuetudinari
sin cla- en el extranjero sean respetados en su persona, bienes y dignidad conforme a
mente en el marco de la protección ambienta) y en otros casos, aunque
un nuevo y las normas del Derecho internacional. Aparece el instituto de la protección di-
ridad didáctica, pensamos que se está construyendo lentamente
ntos, prin- plomática (21), ingresando al campo del Derecho Internacional el tema de la
diferente sistema jurídico con sus propios sujetos, fuentes, fundame
en fuentes protección de los Derechos Humanos más allá de las fronteras propias; aunque
cipios de interpretación y otros elementos, los cuales se originan
tamente se este resultado sea consecuencia indirecta de otros intereses. Se permitía la
propias del Derecho Internacional Público (18), pero que inmedia
protección de los derechos del ser humano por parte de su Estado (22); pero aún
independizan de él y adoptan su propio perfil (19).
no había una protección directa del sistema jurídico internacional (salvo en el
caso de la prohibición de la esclavitud), porque los patrones político-filosóficos
comunes entre los distintos Estados todavía no eran muchos.
(15) Como lo intentaron hacer J.SCELLE (1932-34) y Ph.JESSUP (1936). (20) VICTORIA (1532), Albérico GENTILE (1585/96), Francisco SUÁREZ (1612), Hugo
humanos; la
(16) Por ejemplo: la protección internacional de los derechos y del ambiente GROCIO (1625), Richard ZOUCHE (1650), Samuel PUFFENDORF (1672), Samuel RACHEL
de la Corte Penal Internacional de Roma; la regulación de las actividades económico co-
creación
y el terrorismo inter- (1676), Christian THOMASIUS (1705), Cornelius BYNKERSHOEK (1721), Benjamín BENTHAM
merciales internacionales; los intentos de combatir el narcotráfico, las mafias (1786), BURLAMAQUI (1747), Christian WOLFF (1749).
nacionales. (21) Ver Eduardo JIMENEZ DE ARÉCHAGA (1989, Sección VD.
(17) Por ejemplo: C.ALBUQUERQUE DE MELLO (1992) y J.BABERIS (1984). (22) Al ser una potestad discrecional de los Estados, se cometieron abusos, tales como las
Tratados o costumbres.
(18)
po- numerosas intervenciones indebidas bajo pretexto de la "protección de los nacionales". Pero tam-
(19) Como claramente ocurrió con el Derecho Comunitario europeo; y a nivel general bién constituye una forma de amparar los derechos fundamentales de los nacionales frente a las
otros campos de la
dría estar ocurriendo con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y arbitrariedades de otros Estados.
actividad internacional regulados por normas jurídicas.
182 HEBER ARBUET-VIGNALI
Paralelamente, hasta mediados del siglo XIX los autores sólo admiten
como sujetos del Derecho Internacional a los Estados y la práctica de los Esta-
dos mientras tanto solo consideraba a estos, aunque van apareciendo nuevas
figuras: la comunidad beligerante y una forma muy elemental de organizacio-
nes internacionales intergubernamentales.
Entre 1850 y 1930, la lucha de escuelas entre jusnaturalistas y positivis-
tas se profundiza repercutiendo sobre la cuestión acerca de si el ser humano
individual es o no sujeto del Derecho Internacional Público, la que, insensible-
mente, deja de considerarse como un problema técnico-jurídico para pasar a Capítulo IV
tratarse desde un ángulo jurídico-filosófico.
En conclusión, filosóficamente, el ser humano individual no puede ser LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
considerado como objeto del Derecho Internacional pues no es su elemento ob-
servable, sino que es el observador (sujeto por oposición a objeto) que lo prota-
goniza ideando las normas de las cuales busca obtener mayor felicidad. Ade- por Eduardo Jiménez de Aréchaga (*) (**)
más, jurídicamente no es sujeto del Derecho Internacional cuyos mandatos se (Secciones La V) (N° 1)
dirigen a unos entes especiales que trascienden al ser humano en la extensión y Roberto Puceiro Ripoll (N's. 2 y 3) (Sección VD (***)
de su existencia y a las posibilidades de su acción; no obstante lo cual el siste-
ma siempre se ha preocupado de proporcionar reglas que le aseguren la máxi-
ma felicidad y la protección internacional de los Derecho Humanos tiene, larga Sumario:
historia. Por otra parte el ser humano individual adquiere el papel de sujeto en I. Las fuentes en general. 11. La costumbre como fuente del Dere-
otro sistema de coordinación, diferente del Derecho Internacional Público, en el cho Internacional. 1. La costumbre internacional. 2. La doctrina de la
Derecho Comunitario, dónde los individuos y las organizaciones privadas inter- costumbre como acuerdo tácito. 3. Dónde encontrar la costumbre jurídica
actúan con Estados y Organizaciones Internacionales supranacionales, a veces internacional. HI. La costumbre como fuente del Derecho Interna-
cional en la Corte Internacional de Justicia. 1. Introducción.
en el mismo plano, en ocasiones en otros diferentes, pero siempre dentro de un 2. Con-
sideraciones generales. 3. El derecho internacional consuetudinario
nuevo sistema, con otras reglas y un atributo novedoso: la supranacionalidad y y el
convencional. 4. Las tres modalidades del Derecho consuetudinario
sus consecuencias (23). Por otra parte el Derecho Internacional Público se ocu- resul-
tantes de las conferencias generales de codificación. 5. Requisitos
para la
pa de obligar a sus sujetos a respetar y enaltecer la dignidad y el bienestar de consolidación de una norma consuetudinaria que tenga su origen en
la
la persona humana individual, dedicando a ello una parte importante de sus disposición de un tratado. 6. La necesidad de la “opinio juris”. 7. El tiempo
institutos, los que serán estudiados en otras partes de esta obra. exigido para la elaboración de una norma consuetudinaria. 8. Medios
para
obtener información acerca de la práctica estatal. 9. Los trabajos prepara-
torios y el derecho consuetudin ario. 10. Consentimi ento del Estado de-
mandado o consenso general de los Estados. IV. Los principios
genera-
les del derecho reconocidos por los principales sistemas jurídicos,
como fuente del Derecho Internacional. 1. Concepto y naturaleza.
2.
Alcance general de esta fuente. 3. Ejemplos de aplicación de principios
ge-
nerales de derecho. 4. El método comparativo para la determinación
de
“los principios generales de derecho reconocidos por los principales siste-
mas jurídicos”. 5. Los principios generales del Derecho Internacional.
NA
Medios auxiliares de determinación de las reglas de Derecho
In-
ternaciona l. 1. La jurispruden cia internaciona l. 2. La doctrina de los pu-
blicistas. VI. Jerarquía entre las diversas fuentes. 1. La posición
tra-
dicional. 2. Enumeración de las actuales fuentes formales del Derecho In-
(5 Actualizado por Heber Arbuet-Vignali, El Pinar, febrero, marzo y junio
2004.
(**) Con este signo, al comienzo o al final de un párrafo o llamada, se estará
indicando
que el mismo no corresponde a la versión original, sino que se trata
de un párrafo o llamada de
complementación o actualización agregado en la versión 2004.
(23) Algo de esto había intuido JESSUP (1936). (***) — Actualizada por el autor en 2004.
EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 185
184
- -ternacional Público. 3. Jerarquía entre las fuentes formales del Derecho conducta entre Estados llegue a adquirir fuerza obligatoria: el tratado, la cos-
Internacional y entre sus normas. tumbre y los principios generales de derecho (3).
Los tratados constituyen la fuente más importante de normas de Derecho
Sección I Internacional, por lo que requieren un estudio más detenido, que se realiza en
capítulos subsiguientes (Ver en este Tomo los Capítulos V y VI). En el presente
Las fuentes en general (1) capítulo se examinan las restantes fuentes.
Sección II
El alcance de la expresión “fuentes del Derecho Internacional” ha dado
lugar a más de un equívoco. Algunos autores la confunden con el propio funda- La costumbre como fuente del Derecho Internacional
mento de este derecho; otros, se refieren con ella a los documentos que consig-
nan las reglas jurídicas internacionales y hay también quienes la utilizan como
sinónimo de los hechos históricos de la vida internacional en los que se mani- 1. La costumbre internacional (1)
fiestan las referidas reglas o las causas o factores sociales determinantes de su
surgimiento. Ninguna de estas acepciones es la que aquí se emplea. Se entiende Es bien sabido que la costumbre constituyó una de las principales fuentes
por “fuentes del derecho internacional” los modos formales de constatación del de validez de normas jurídicas en el derecho privado interno, si bien moderna-
Derecho Internacional; no sus fuentes documentales, ni su fundamento, ni mente ha perdido dentro del Estado casi toda su virtualidad creadora, sustitui-
tampoco las bases reales o las causas de hecho de las cuales puedan surgir las da por la ley. Pero ese desplazamiento de la fuente consuetudinaria que se ope-
normas internacionales. Es lo que en la Teoría General del Derecho se llama ró en el campo del derecho interno, no se ha verificado en la misma medida en
“fuentes formales”, por oposición a “fuentes materiales”, o sea los medios o pro- el terreno internacional. Ello se debe, no tanto al supuesto “primitivismo” del
cedimientos por los cuales una regla de conducta entre Estados llega a cobrar orden jurídico internacional, sino a la necesaria ausencia de órganos legislati-
validez jurídica; los materiales de los cuales un tribunal arbitral, una corte vos internacionales.
judicial o un internacionalista debe extraer la norma aplicable a una situación
La Teoría General del Derecho enseña que la costumbre jurídica está
determinada.
compuesta por dos elementos: uno material y otro psicológico. El elemento ma-
Como dice Scelle (op. cit., III, 400) “las fuentes del derecho: no constitu- terial consiste en la repetición de ciertos actos, en la existencia de ciertos usos o
yen la totalidad del hecho jurídico; no son el origen del derecho sino su prueba prácticas entre los Estados; el elemento psicológico es lo que se llama la “opinio
reveladora, la parte inmediatamente utilizable y socialmente válida, la expre- juris sive necesitatis”, o sea la convicción acerca de la obligatoriedad de esos
sión humana” (2). usos o prácticas. La costumbre, como norma jurídica, surge recién cuando los
En el campo del Derecho Internacional hay tres fuentes, tres modos de dos elementos están reunidos, cuando el uso o práctica está sellado por la con-
constatación de las reglas de derecho o procedimientos para que una regla de vicción existente en la comunidad acerca de su carácter obligatorio. Recién en-
tonces nace la costumbre como norma jurídica y el uso o práctica se transforma
(1) Ver sobre este punto infra, Sección 111, Numeral 1 in fine de este Capítulo. (3) (**) La afirmación de E. JIMÉNEZ DE ARÉCHACA es absolutamente compartible
(2) (**) Debe señalarse que en este mismo tomo, se vincula el fundamento formal del desde el punto de vista del Derecho Internacional Público positivo vigente ya que esas son las tres
Derecho Internacional Público con el problema de sus fuentes (Ver Capítulo II, Sección TH, Nume- fuentes mencionadas en el art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia que repite sin
ral 5). Aunque pudiera parecerlo, esta afirmación no contradice lo anteriormente expresado en el cambios su antecedente en el Estatuto de la Corte Permanente de Justicia Internacional. Es tam-
texto. Las fuentes no constituyen un instrumento apto para explicar como razón única y definitiva bién la posición pacíficamente aceptada por los Estados, la jurisprudencia internacional y la casi
el porqué de la fuerza obligatoria irresistible de las normas del Derecho Internacional Público, unanimidad de la doctrina. Sin contradecir lo anterior, al actualizar esta obra, creemos necesario
salvo en el caso de que el autor se colocara en una posición voluntarista radical que haga descansar señalar que desde un punto de vista exclusivamente conceptual y especulativo, si entendemos por
la validez y eficacia de este derecho en la voluntad de los Estados que generan las normas según las fuentes los diferentes modos formales de constatación del Derecho Internacional, los distintos
fuentes que determinan. Esta es un posición errónea y actualmente superada en toda la doctrina. procedimientos a través de los cuales una regla de conducta cobra validez jurídica, no encontramos
En cambio, puede aceptarse, desde una aproximación parcial, que, desde un enfoque exclusivamen- diferencias propias que permitan constituir a los “Principios Generales” en fuente autónoma.
te jurídico-formal, las reglas de Derecho Internacional Público positivo vigente que obligan a los Formalmente estas reglas, en algunos casos de gran generalidad e importancia dentro del sistema y
Estados, son las producidas por los procedimientos formales (fuentes) aceptadas por el sistema: la que configuran las indudables bases del mismo, se originan a través de iguales procedimientos, en
costumbre y los tratados. Esta aproximación parcial tiene los solos efectos que se explican al tratar- general que las normas consuetudinarias y en algunos casos (por ej. el art. 2 inc. 4 de la Carta de
se el problema del fundamento en el Capítulo II citado y no pretende explicar ni porqué se acatan las Naciones Unidas), que los tratados. Por un desarrollo más amplio de esta idea ver H.ARBUET-
las normas, ni porqué es bueno que se acaten esas y no otras, sino únicamente de dónde deben VIGNALI (2004, Cap. X, Sec. V).
extraerse las reglas del sistema que pueden pretender ser acatadas. (1) Ver sobre este punto, H. ARBUET-VIGNALI (1998).
186 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL
PÚBLICO 187
en regla de derecho. Si bien algunos autores rechazan este segundo elemento
psicológico (2). Para esta doctrina, la costum bre se define como un acuerdo tácito entre
Estados; por el hecho de adoptar en sus relacio
En el caso de la Plataforma Continental del Mar del Norte la Corte nes recíprocas ciertas actitudes,
dijo: los Estados darían a estas actitud
“No sólo los actos considerados deben constituir una práctica constante, es el sentido de una promes a, comprometién-
dose implícitamente los unos hacia los otros.
sino que deben además demostrar, Sería en este acuerd o tácito que
por su naturaleza o la manera en que son reposaría la fuerza obligatoria de las reglas
ejecutados, la convicción de que esa práctica consuetudina rias. Dice Oppenheim
se ha vuelto obligatoria debido a la (8* ed., 25), por ejemplo: “Un
existencia de Estado, puede dar su consen timiento mediante
una regla de derecho. La necesidad de tal convicción, es decir, la una declaración expresa, o tácitamente median
existencia de un elemento subjetivo se halla implícita en la te una conducta que no seguiría
moción misma de en caso de no consent ir en ella. Las fuentes
“opinio juris sive necessitatis”. Los Estados interesados del Derech o Internacional son dos,
deben, por lo tanto, por lo tanto: 1) consentimiento expreso ,
tener el sentimiento de conformars median te tratados y 2) consentimiento
e a lo que equivale a una obligación jurídica. tácito, es decir, consentimiento implícito o consen
Ni la frecuencia ni aún el carácter habitual de los actos timiento por conducta, que se
bastan por sí solos da por los Estados al adoptar la costumbre
(1.C.J. Reports, 1969, 44). de someterse a ciertas reglas de
comportamiento internaciona]”.
Cobbet, (1909, 5 y 6) emplea un símil muy interesante para explicar
cómo Una consecuencia de esta doctrin a es que habría
se produce este proceso, a veces secular, de una costumbre jurídica
formación de la norma jurídica de internacional solamente respecto de aquellas normas
carácter consuetudinario. “El crecimiento de una de práctica o de uso que
práctica o uso y su desarrollo los Estados han aceptado de un
en una costumbre modo tácito y solame nte respecto de aquellos
jurídica puede ser comparada a la formación de un sendero a Estados que las han aceptado de un modo tácito
través de un campo. Al principio, cada caminante sigue (5). Esta doctrina refleja, en
su propia senda; gra- este problema concret o, la tesis volunt
dualmente por razón de ser la vía más directa o por otro arista sobre el fundamento del Derecho
motivo de utilidad Internacional, según la cual todo el Derecho Intern
evidente, un camino en especial es seguido acional ha de basarse en el
por la mayoría; este camino toma consentimiento de los Estados.
entonces el carácter de una senda, discernible pero todavía no bien definida, de La derivación práctica de esta tesis es bien clara.
la cual es cada vez más raro el apartamen to; hasta que Supóngase que surge
en su etapa final, ese un problema entre
camino asume la forma en sendero dos Estados, respecto, por ejemplo , al tratamiento a acor-
bien definido, habitualm ente seguido por darse a un funcionario diplomático. Una de las partes
todos los transeúntes. Y sin embargo, sería difícil señalar
en qué preciso mo- sostiene que la otra ha
mento adquirió el carácter de un sendero reconocido”. violado la costum bre jurídic a intern aciona l sobre derech os e inmunidades di-
plomáticas. Esta otra, según la doctrin a de la costum bre como acuerdo tácito,
podría excusarse diciendo: “es posible que exista
una norma consuetudinaria,
2. La doctrina de la costumbre como acuerdo tácito (3) pero ella no es obligatoria para mí, porque no he consen tido nunca, ni expresa
ni tácitamente, en esa regla consuetudinaria”.
De manera que para los autores
a. La doctrina originaria voluntaristas se requeriría un elemen to esenci adísim o para configurar una
costumbre jurídica: el consentimiento del Estado
respecto del cual se invoca la
Tal es la concepci ón clásica de la costumb re elaborad a por norma consuetudinaria (6).
la Teoría Ge-
neral del Derecho. Sin embargo, a pesar del papel importa Algunos autores consensualistas van todavía más
ntísimo de la cos- lejos, llegando a alte-
tumbre en la esfera internac ional, durante mucho tiempo rar la construcción clásica
predomi nó y aún hoy de la costum bre elabor ada por la teoría general del
se sostiene en el derecho internacional una teoría distinta derecho, pues apurando con todo rigor sus premis
de la expuesta. Al- as dicen: si se demuestra que
gunos autores, especialmente “consensualistas”, sostiene
n que la costumbre
requiere como un elemento esenciadísimo el consent imiento del Estado respecto rio de la misma (consentimiento
tácito), sino que era necesario, además, que
del cual se invoca o quiere aplicar cierta práctica o uso el mismo, anterior-
internacional (4). mente, hubiera realizado en la práctica, las acciones
que condujeran a la formación de la norma (lo
que puede llamarse consentimiento expreso
a través de los hechos, o de facto).
(5)* — (**) Téngase en cuenta que, en la época de que
su autor escribiese originalmente es-
(2. GUGGENEHIM (op.cit., I, 274 y ss.), quién se funda te pasaje, la doctrina en general, y también JIMÉNE
en KELSEN (1939, 252 y ss.) Z DE ARÉCHAGA, llamaban
“consentimiento
Sin embargo, KELSEN, en su última obra (op.cit., tácito” a lo que en la llamada 4 de esta Sección y actualme
307), vuelve a la posición tradicional. nte, se denomina “consentimiento expre-
(3) Ver sobre este punto, infra so a través de los hechos o de facto”. Con esta aclaraci
Sección TIT, Numeral 2 de este Capítulo. . ón las consecuencias que saca JIMÉNEZ DE
(4) (**) Debe tenerse en cuenta, porque será importante para compatibilizar lo que acá
ARECHAGA de esta doctrina, resultan correctas y sus críticas
a la misma (ver Numeral
2 b de esta
se dice con lo que señala JIMÉNEZ DE ARECHAC GA Sección) son compartibles. Para comprender la situación
en esta y otras obras (1980, I, 37 y ss.) acerca actual, ver las aclaraciones hechas en el
de la posición de la Corte Internacional de Justicia
sobre el “objetor sistemático”
numeral 2 c de esta Sección.
o “recalcitrante”,
que los autores consensualistas a que alude JIMÉNEZ DE (6) La Unión Soviética sustenta esta doctrina de que una costumbr
ARÉCHAGA, exigen una manifestación e internacional, para
precisa y expresa del consentimiento de los Estados: ser válida para la URSS requiere haber sido aceptada
aquella que se manifiesta cuando ese Estado por ella. LAPENNA, (op.cit., 165). (**)
ha contribuido con su práctica a configurar la regla consuetudi Deben tenerse en cuenta dos cosas: que esta referenci
naria. Es decir que para que una a a la URSS se hace en la década de 1950; y
norma consuetudinaria obligara a un Estado no bastaba que al hablarse de “acuerdo tácito” esto tiene el sentido
con su silencio y falta de acción en contra- indicado en las Hamadas 4 y 5 de esta
sección.
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
188 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA 189
o trar que el Estado en cuestión ha asentido a la norma, ya sea diplomáticamente
el Estado contra el cual se invoca la costumbre la ha aceptado, es innecesari
o por haber actuado conforme a ella, aún cuando sea siempre un argumento
comprobar la existencia del elemento material, o sea, la repetición constante,
concluyente si eso se puede demostrar. Es bastante evidenciar que el consenso
inveterada de ciertos actos: es bastante demostrar que el Estado lo ha querido y
general de opinión de los Estados civilizados está en favor de la norma”. Y ob-
ese consentimiento puede inferirse de un solo acto (7).
serva L. Le Fur (op. cit., 111, 363) que “en caso de discusión entre dos Estados
sobre la validez de una costumbre internacional, los tribunales arbitrales no
b. Críticas a la doctrina originaria.
han investigado jamás si es aceptada por los dos Estados en litigio, sino exclu-
sivamente si ha sido reconocida en general por la práctica internaciona)”.
La doctrina de la costumbre como acuerdo tácito es inaceptable porque,
en primer lugar, modifica fundamentalmente el concepto de la costumbre jurí- La Corte Permanente de Justicia Internacional en el caso del Lotus
dica tal como ha sido desarrollado por la teoría general del derecho, y, en se- (C.P.J.I, Serie A N* 10), aún cuando rindió tributo en apariencia, a la doctrina
gundo lugar, hace prácticamente inaplicables las normas de origen consuetudi- voluntarista, destacó el importante sentido de la palabra “generalmente” y con-
nario, porque a un Estado al cual se le quisiera aplicar una norma de este ori- sideró que las costumbres establecidas por los Estados de Europa, eran aplica-
gen, le bastaría alegar que nunca ha consentido en ella. El Estado que pretende bles a Turquía, que no había tenido oportunidad de participar en su elabora-
imponerla tendría que demostrar entonces que efectivamente la ha consentido, ción. Dijo la Corte: “Las reglas de derecho obligatorias para los Estados ema-
lo que constituiría una “probatio diabólica”, puesto que en gran parte de los nan de su propia y libre voluntad tal como se expresa en las convenciones o en
casos resultaría sumamente difícil demostrar que el otro Estado ha realizado, usos generalmente aceptados como expresando principios de derecho.
efectivamente, un acto tácito de consentimiento respecto de esa costumbre. Hay otro razonamiento que evidencia que esta doctrina del acuerdo tácito
Pero, sobre todo, esta tesis es inaceptable porque contraría las normas no es conforme a la realidad internacional. Supóngase el caso de un Estado
del Derecho Internacional Público vigentes. Toda esta materia de las fuentes mediterráneo y sin marina mercante, por ejemplo Bolivia o Suiza, que en un
del Derecho Internacional se halla codificada en el artículo 38 del Estatuto de momento dado adquiere costas sobre el mar o una flota marítima. Desde el
la Corte Internacional de Justicia, en el cual se enumeran las fuentes en las momento mismo en que hubiera adquirido ese litoral o ese pabellón marítimo,
que ha de buscar la Corte Internacional las normas jurídicas mediante las cua- contraería todos los derechos y obligaciones emergentes del Derecho Interna-
les resolverá los conflictos que se le planteen. Allí se dice que una de esas fuen- cional consuetudinario con respecto al mar libre y al mar territorial.
tes es “la costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente Si la doctrina voluntarista fuera cierta, no se podría afirmar en modo al-
aceptada como derecho”. guno que ese Estado mediterráneo hubiera adquirido obligaciones sino hasta el
Esta definición es defectuosa ya que, como observa Ch. Rousseau (op. cit., momento en que cupiera admitir la posibilidad de un asentimiento de su parte,
825), la costumbre no es la prueba de una práctica, sino que, por el contrario es expreso o implícito, a tales normas. Sin embargo, no es así; desde el “instante
el examen de la práctica lo que probará o no la existencia de una costumbre de razón” en que se transforma en Estado marítimo le están impuestas todas
jurídica. Pero en esa fórmula, la palabra “generalmente” tiene una importancia las obligaciones y derechos que emanan del ordenamiento internacional con-
fundamental para el problema que se está considerando. Según esa disposición, suetudinario.
lo que se exige es que la práctica, que el uso sea generalmente aceptado y no D. Anzilotti (1921) no se rinde ante este argumento y sostiene que en el
que haya sido aceptado en forma particular por el Estado contra el cual la regla momento en que ese Estado adquiere costas, por virtud del reconocimiento que
consuetudinaria ha sido invocada. Esto muestra que, para la validez de la cos- se hace de la nueva situación por los demás Estados, se genera una especie de
tumbre, para que una norma consuetudinaria se imponga a un Estado, no se acuerdo tácito del cual emana la aceptación de las obligaciones internacionales
necesita que haya sido aceptada expresa o tácitamente por ese Estado: es me- consuetudinarias.
nester solamente que haya sido generalmente aceptada. No depende su validez, Puede examinarse esta argumentación de Anzilotti con un ejemplo toda-
entonces, del consentimiento de cada uno de los Estados partes en el litigio, vía más claro: el caso del Estado creado “ex—novo”, como, por ejemplo, Checos-
sino de la voluntad que pueda desprenderse de la generalidad de la comunidad lovaquia, surgida a raíz del Tratado de Paz de Versailles, o el Uruguay, nacido
internacional. Como enseñaba Westlake (op. cit., I, 16), “cuando una de esas de la Convención Preliminar de Paz de 1828. Ese Estado, desde el momento
reglas (consuetudinarias) se invoca contra un Estado, no es necesario demos- mismo de su creación, a pesar de que nunca ha tenido oportunidad de expresar
una voluntad en el sentido de aceptar o rechazar las costumbres jurídicas in-
ternacionales, se encuentra obligado por esas normas de derecho (Cfr.: Moore,
(7) Estos sostiene, por ejemplo, STRUPP (1934, I, 304-5). Otra consecuencia que extrae
STRUPP es que sólo los órganos que poseen competencia para obligar al Estado pueden contribuir op. cit., 1, 2 y H.A.Smith, 1932, 12 y 13).
a la formación de una costumbre. Solos los Jefes de Estado y Ministros de Relaciones Exteriores Lo que ocurre, dicen los voluntaristas, es que al reconocerse a ese
podrían consentir en costumbres internacionales. Ningún valor tendrían, en cambio, las leyes, los
nuevo Estado se lleva a cabo una especie de acuerdo tácito en virtud del
fallos judiciales y los actos administrativos internos. Ver las referencias hechas en las llamadas 4 y
5 de esta Sección.
190 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
191
cual se produce su aceptación del derecho internacional consuetudinario debe demostrar su calidad de objetor sistemáti
(Cfr. Oppenheim, (8* ed., 18) y D. Anzilotti (1921, 70). Esta ficción, reminis- co, recalcitra nte, habiéndose
opuesto expresamente a la práctica desde que comenzó a manifesta
cente del contrato social, constituye un esfuerzo desesperado de la doctrina rse, hasta
que se consolida en normas, y después, hasta que se pretende oponérsela.
consensualista para intentar mantener su explicación de la costumbre como
(**) De todo esto nosotros concluimos en que, siendo el Derecho Interna-
acuerdo tácito (8).
cional Público un sistema jurídico de coordinación, es de su esencia
el que sus
sujetos participen, de alguna manera, en el surgimien to de las
(**)c. La situación actual de la doctrina reglas que les
van a ser aplicadas, y que las acepten. Que dicha aceptación puede
ser expresa
“de jure” cuando se asume el compromi so al suscribir y ratificar un tratado;
(**) En una época posterior a los originales que aquí se actualizan, E. que
también puede ser expresa “de facto” cuando el Estado participa con otros
Jiménez de Aréchaga (1980, 13 a 45), estudiando en el Curso que diera en la de
las prácticas que terminarán por crear una nueva norma consuetudinaria.
Academia de La Haya a la costumbre como fuente del derecho, rechaza nueva- Que
ese consentimiento, tanto a los efectos de crear la norma consuetud inaria,
mente la doctrina consensualista y la doctrina del acuerdo tácito (pp. 34 a 37), como
de que ella obligue, puede ser expreso o tácito: es expreso (de facto) cuando
pero lo hace en el entendido de dar a la teoría del acuerdo tácito el alcance y el
Estado participa en la práctica; y es tácito cuando sin hacerlo, sabe que
sentido señalado en las llamadas 4, 5 y 8 de esta Sección, pues inmediatamente otros
Estados con sus prácticas pueden estar generand o una norma consuetu dinaria
Jiménez de Aréchaga (pág. 37) agrega: “...Sin embargo, esto no supone que la
que si se consolida podrá aplicársele, sabe también que si con otros
actitud adoptada por el Estado demandado (aquel a quién se le opone la norma realiza
prácticas diferentes evitará que exista “una” práctica generaliz ada que origine
consuetudinaria) carezca de toda importancia. Normalmente la Corte no se
norma consuetudinaria” y que, además, si no logra esto, puede por si
preocupa de averiguar el consentimiento específico del Estado demandado, sino solo ser
objetor sistemático y evitar que ella se le aplique en el futuro. Si pese a esto
que se concentra en la generalidad de la práctica, en el consenso general de los el
Estado nada hace ni dice, es que tácitamente acepta la práctica de los demás
Estados; sin embargo cuando una norma consuetudinaria, a pesar de su gene- y
la respalda como norma a respetar. En resumen, el consentimiento de los suje-
ralidad ha sido desde sus comienzos rechazada por un determinado Estado de
tos de un sistema de coordinación, es necesario para que las normas de
modo inequívoco y continuo, se presenta una situación totalmente diferente...”, este les
agregando poco más adelante (pág. 38 y llamada 51 en ella) que la Corte ha alcancen, ya que tales sujetos tienen la posibilidad de quedar al margen del
sistema aislándose; pero si deciden aprovechar las ventajas del relacionamiento
admitido en esos casos la formación de la norma consuetudinaria por la prácti-
y aceptan las normas que son necesarias para ordenarse , después que se com-
ca generalizada, pese a la oposición aislada de los objetores, pero también ha
prometen ya no pueden desvincularse por su sola voluntad (como lo sostiene
admitido que, en esas condiciones, las reglas consuetudinarias en vigor resul- la
errónea teoría voluntari sta); y que el consenti miento puede manifesta rse
taban “...no oponibles a Noruega (en el caso el Estado objetor recalcitrante), en ex-
presamente (de jure o de facto) o tácitamente (al no hacer nada para impedir
cuanto se ha opuesto siempre a su aplicación...”. Agrega Jiménez de Aréchaga el
surgimiento de la norma o bloquear el derecho de exigirsela).
(Mamada 51 citada) que “...Generalmente se ha interpretado esto como una
confirmación de la opinión dominante según la cual la oposición manifiesta y (**) La práctica de los Estados en el último medio siglo también responde
persistente de un Estado, aunque no puede impedir el nacimiento de una nor- al problema del Estado nuevo que recién arriba a la vida internacional al inde-
ma consuetudinaria, puede bloquear la aplicación de dicha norma respecto a pendizarse y del Estado antiguo que amplía su ámbito de actuaciones (comien-
él...”. za a navegar los mares u obtiene tecnología que le lleva al espacio exterior,
por
ejemplo). En el caso de la independencia de un Estado, al establecer este rela-
(**) En conclusión podemos decir que para Jiménez de Aréchaga: no bas-
ciones diplomáticas con los demás o al solicitar su ingreso en Organizaciones
ta la práctica de unos pocos Estados para que surja una norma consuetudinaria
Internacionales, especialmente las de alcance universal, si no hace
de Derecho Internacional Público general, aunque con tales prácticas pudiera reserva
expresa del derecho consuetudinario anterior y la mantiene (10), lo que
crearse una norma consuetudinaria regional (9); que para considerarse genera- sería
una especie de objeción sistemática, es que lo está aceptando tácitamente
lizada la práctica que configura la norma, no es necesario probar que el Estado en
toda su'extensión; y lo mismo ocurre con el Estado antiguo que arriba por
frente al cual se invoca haya participado de la misma; que para evitar el some- pri-
mera vez a una nueva situación: si por esto comienza a relacionarse con
timiento a las normas nacidas de esas prácticas, el Estado que así lo pretende los
demás y expresamente no hace reserva de las reglas consuetudinarias existen-
(8) (**) Lo expuesto en este literal debe comprenderse teniendo en cuenta el alcance de
las expresiones señaladas en las llamadas 4 y 5 de esta Sección. Ver además lo comentarios de
actualización que se agregan en el literal c de este Numeral.
(9) (**) Como ocurre con algunas prácticas de solución arbitral de controversias en el
marco del MERCOSUR. Ver al respecto R.PUCEIRO RIPOLL (2003). Sobre la costumbre regional
puede verse el trabajo de J.M.GAMIO (1996). (10) (**) Como hicieron expresamente muchos Estados afroasiáticos al llegar a la inde-
pendencia en relación a las reglas anteriores producto de las prácticas coloniales.
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 193
192
EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
ducta de los Estados más importantes de la comunidad internacional, entre
en este caso, tácitamente las está acep-
tes al respecto a las que no contribuyó, otros motivos, porque son aquellos cuya documentación es más accesible y por-
(11).
tando, no las objeta y le serán aplicables que la variedad de sus intereses internacionales, ha proporcionado con mayor
frecuencia ocasión de seguir una práctica u oponerse a ella. Como ha dicho Pa-
3. Dónde encontrar la costumbre internaciona
l llock (op. cit., 511), “tal como entre los hombres, también entre los Estados, las
opiniones y los usos de los miembros más prominentes de la comunidad tienden
poder inferir la exis-
Para encontrar la costumbre internacional, para a constituir un ejemplo que ejerce autoridad sobre el resto”.
“práctica generalmente acep- Lo más delicado y difícil de apreciar en estos casos es la “opinio juris”, la
tencia de lo que el Estatuto de la Corte llama
o de los usos de los Esta-
tada”, es necesario proceder a un estudio detenid convicción acerca de la obligatoriedad de una práctica, ese elemento psicológico
son las reglas positivas que
dos. Si, por ejemplo, se busca determinar cuales de la costumbre que transforma lo acostumbrado en lo debido.
o en materia de reconoci-
existen en el Derecho Internacional contemporáne as Es esta una pesquisa difícil porque, como ha dicho W.Fischer (op. cit.,
detenido de las práctic
miento de gobiernos, es necesario hacer un estudio 44), “el Rubicón que divide el uso del derecho se cruza silenciosa, inconsciente-
estudiar su correspondencia
seguidas por la mayor parte de los Estados, mente, sin proclamación”. Solamente cuando se encuentra una práctica en la
dores o representantes
diplomática, las instrucciones que dan a sus Embaja cual estén contestes la mayor parte de los Estados, una práctica dominante,
en el extranjero, etc: general, y, al mismo tiempo, la evidencia de que ella se lleva a cabo con plena
e en ajustar una ac-
Por regla general, la aplicación de una norma consist convicción de su obligatoriedad, entonces recién se podrá inferir la existencia de
Pero aquí el proceso se invierte:
ción o conducta concreta a una regla abstracta. una costumbre jurídica, de una regla de derecho de origen consuetudinario.
resulta de un razonamiento
la determinación de una regla consuetudinaria Guggenheim (op. cit.) sostiene que es imposible probar este elemento psí-
una norma abstracta. Es
inductivo que infiere de la conducta de los Estados quico, o sea la existencia de sentimientos o pensamientos de los individuos que
can una renuncia total al
natural que estas inferencias inductivas no signifi han realizado los actos que constituyen el uso o práctica, por lo que debe renun-
mera observación y resumen
razonamiento o a la discriminación: no suponen la ciarse a él. Sin embargo, dicho elemento es indispensable para distinguir la
la aplicación de un princi-
de los hechos. Cada precedente debe tomarse como costumbre jurídica del simple uso: la repetición del acto no basta para darle
la práctica internacional los
pio: el cometido del internacionalista es inferir de carácter obligatorio, como la práctica del saludo al pabellón extranjero en alta
la vez, deben examinarse los
principios básicos del derecho de gentes. Pero a mar, por ejemplo. Sólo la “opinio necessitatis” puede diferenciar, por ejemplo,
en la práctica de los Estados
hechos a la luz de los principios, porque si bien es las inmunidades diplomáticas que deben reconocerse como obligatorias, de las
dominantes, que ponen de re-
donde se han de encontrar las líneas generales, prácticas de cortesía fundadas en la “comitas gentium”, como ciertas franqui-
hay en ella también excepcio-
lieve las normas que rigen determinada materia, cias aduaneras que se toleran a los diplomáticos extranjeros.
de tal modo que si se pre-
nes, salvedades, a menudo violaciones de la norma, Una confirmación de esto es que los tribunales internacionales que han
e la regla de derecho que
stara atención exclusiva a estos casos, lejos de hallars debido pronunciarse sobre el problema han insistido en el elemento psicológico.
a la misma.
se busca, no se tendría sino un catálogo de infracciones
e en los digestos di- Por ejemplo, en el caso del Lotus, la cuestión ante la Corte Permanente
Esa práctica de los Estados es, por lo común, accesibl de Justicia Internacional consistió en determinar si las normas del Derecho
de cancillería, las respuestas
plomáticos: los “livres á couleur”, las instrucciones Internacional consuetudinario prohibían a Turquía iniciar en Constantinopla
cionales; las leyes internas;
a encuestas llevadas a cabo por organismos interna una acción penal contra el capitán de un barco de bandera francesa que había
órganos judiciales. Es a
los decretos administrativos y las sentencias de sus hundido en alta mar a un navío turco, causando pérdida de vidas de nacionales
sta para sus actividades
estos materiales donde debe acudir el internacionali de este país. Francia, sostuvo que existe una costumbre internacional en el
ntos, “la materia prima
inductivas y el acceso y disponibilidad de tales docume sentido de que los Estados deben abstenerse de ejercer jurisdicción penal en
cit.), plantea grandes dificul-
de nuestro pensamiento”, al decir de Hudson (op. estos casos, salvo ante los tribunales del Estado del pabellón del barco; invocó
seria en la ciencia del Dere-
tades. Sin ellos, sin embargo, no puede haber obra como prueba de esa costumbre la ausencia de Juicios penales de esta índole en
cho Internacional. la práctica internacional.
un Estado, sino la de
Además, no es bastante investigar la práctica de La Corte no aceptó esta argumentación, declarando que aún cuando esos
hay que ver si determinada
todos, o al menos, la mayoría de ellos. Por lo menos, casos fueran raros, ello “meramente mostraría que los Estados, en la práctica,
an o han encontrado en
práctica es seguida por los Estados que se encuentr se han abstenido, a menudo, de instituir procedimientos criminales, pero no
atención especial a la con-
situación de aplicarla. En los hechos se presta una que han reconocido estar obligados a dicha abstención; porque sólo si tal abs-
tención se basara en la conciencia de tener el deber de abstenerse sería posible
de estas reflexiones nuestras, puede verse.
(11) (**) Por una exposición más extensa hablar de una costumbre internacional”.
-VIGNALI (1995, Capítulo IV, 53
H.ARBUET-VIGNALI (2004, Capítulo X, 659 a 681) y H. ARBUET
a 62).
Lt LUC JLMNEN IL UE, ARÑECOAGa
LAS FUENTES DEL DERECHO INTE
RNACIONAL PÚBLICO 195
En el caso de Asilo entre Perú
y Colombia, la Corte actual reclamó la
existencia de los dos elemento
s: el uso unif orme y const ante, navegación reclamadas por una ley
la expresión de un derecho del y que ese uso “sea británica de 1863, que había sido
Estado que concede por leyes semejantes dictadas en imitada
cumbe al Estado territoria)”. el asilo y un deber que in- EE.UU. en 1864 y en treinta y tres
Esto resulta del art. 38 del más. Estados
Estatuto de la Corte,
Dijo la Corte: “El derecho aplicable
en el lugar del accid ente no es el dic-
tado por Estados Unidos ni por Gran
Bretaña, sino el derecho del mar.
derecho es universalmente acatado, Este
y ningu na ley de uno o dos Estad os puede
crear obligaciones para el mundo
entero. Como todo el Derec ho Inter
descansa en el consentimiento comú nacio nal,
n de las comunidades civilizadas.
fuerza obligatoria, no porque haya Tiene
sido presc ripto por un poder super ior,
porque ha sido generalmente aceptado sino
como una regla de conducta. Muchos
los usos que prevalecen, y que tiene de
n fuerz a jurídi ca, sin duda se origi
las prescripciones de algún Estado, naron en
que tuvieron al principio efecto limit
pero que cuando adquirieron aceptación ado,
general se transformaron en obligacio-
nes universales. Cuando, por consiguien
te, encontramos que reglas de navega-
ción como las contenidas en la ley britá
nica de 1863, y en nuestra ley de 1864,
son aceptadas como obligatorias por más de treinta de los principales Estados
comerciant es del mundo, estam os const reñid os a considerarlas como el derecho
del mar. Esto no significa dar efecto extra
territorial a las leyes de nació n algu-
ha, sino reconocer el hecho histórico
uso de tal mane de que por el consentimiento común
ra que haya lleg ado a ser obligatorio para Marrueco humanidad se ha prestado aquiescenc de la
s” (13). ia a esas reglas como generalmente obli-
A diferencia de los casos ante gatorias... como Derecho Inter
riores, en el juici o del Paqu nacio nal” (15). Es signi ficat ivo
1900, la Corte Suprema de ete Habana, en decidido en 1871, se consideró que la que en este caso,
los Estados Unidos, lueg o de norma consuetudinaria emanaba de
internacional secular de más exam inar la práctica una
de quince Estados, llegó a práctica concurrente de numerosos Estad
va de que “por un uso antiguo la conc lusi ón afirmati- os que no tenía sino muy pocos años
entre las naciones de existencia,
hace siglos y ha madurado civil izada s, que ha comenzado
gradualmente en una regla Por último, debe señalarse que
nal,.es una norma establecida, de Dere cho Internacio. con cierta frecu encia , princ ipios o
fundada en consideraciones de derecho consuetudinario, son decla reglas
favor de un orden de homb de humanidad en rados o incorporados en convenios bilate
res pobr es e industri rales o multilaterales, de tal -
Cos costeros de pesca están osos , la que dispone que los bar- mane ra que adqui eren fuerza contractual entre
exentos de captura como pres las partes de ese acuerdo; sin embar
as de guer ra” (14). go, la norma consuetudinaria continúa
No obstante, la búsqueda de siendo obligatoria como ta] para los demás
la “opinio juris” no debe lleva Estados, y sobrevive, en lo que res-
lejos. A diferencia de rse dema siado pecta a las partes, a la denuncia
lo que ocur re con los tratados, no es necesario para o extin
el sur- ción de esos convenios. Es más, la de-
claración o formu lación conve ncion al
- hecha por ciertos Estados de una práctica
también seguida por otros, constituye
la prueba más evidente de la exist encia
de una regla de Derecho Internacio
nal consuetudinario. Así por ejemplo,
decreto de 28 de septiembre de 1951, el en
Gobierno del Uruguay dispuso la inter-
nación como refugiados políticos de oficia les del ejército argentino que habían
intentado una frustrada revolución contr
a el régimen peronista, y la devolución
de los aviones militares, al gobierno argen
tino, conforme a lo establecido por la
Convención sobre Derechos y Deberes
de los Estados en caso de Luchas Civiles,
firmada en La Habana en 1928 y ratif
tánico “Scotia”. El “Scotia” icada por el Uruguay pero no por la Ar-
había tenido una colisión en gentina.
estadounidense, altar mar con un barco
cuyos propietarios reclamar En el tercer consideran
se defendió sosteniendo que el on daño s y perjuicios. El “Scotia” do de ese decre to se expresa que “aun cuando no
barco estadounidense no exhibía haya sido ratificada por la Argentina, es
A las luces de indudable que dicha Convención tiene,
en muchos aspectos, carácter merament
(12) ICI. Reports, 1950, pág. 276-7 e declarativo del derecho internacional
8. Ver también BRIGGS, (1951, 728 y ss.), vigente de origen consuetudinario, por
(13) LC. Reports, 1952, 200. lo cual cabe o corresponde ajustar la
(14) BISHOP (op.cit., 27 y ss). —
(15) BRIGGS, (op.cit., 25).
196 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 197
conducta del Estado a los principios y preceptos que integran su contenido”. En “la medusa amorfa pero formidable del Derecho Internacional consuetudina-
otras palabras: aún cuando declaradas en una Convención, las normas consue- rio”.
tudinarias siguen rigiendo como tales las relaciones entre Estados ratificantes Ese enfrentamiento comenzó con la sentencia dictada en 1969 en los
y no ratificantes de la misma. La falta de ratificación por un Estado de una asuntos de la Plataforma Continental del Mar del Norte. En esta sentencia la
convención declaratoria del Derecho Internacional consuetudinario que ha fir- Corte no sólo tuvo que aplicar normas de Derecho Internacional consuetudina-
mado no debe ser interpretada como el repudio de esa norma, si la vigencia de rio; tuvo también que pronunciarse sobre cuestiones relativas a la naturaleza
la misma puede ser demostrada por otros medios (16). del Derecho Internacional consuetudinario, al proceso de su formación y a las
Igualmente, tratados internacionales celebrados entre otros Estados relaciones de la costumbre con las disposiciones de origen convencional. Esta
pueden revelar la existencia de una norma consuetudinaria establecida. Así, en sentencia ha sido elogiada con razón por la riqueza de su análisis de la costum-
el caso de Wimbledon, la Corte Permanente de Justicia Internacional sostuvo bre como fuente de Derecho Internacional (2).
que existía “una práctica internacional constante” que obligaba a Alemania a En todos los casos sometidos subsiguientemente a la Corte, cuestiones re-
permitir el pasaje por el canal de Kiel de navíos cargados con contrabando de lativas al Derecho Internacional consuetudinario volvieron a plantearse, a ser
guerra, con destino a Polonia, a pesar de que Alemania se había declarado neu- objeto de debate entre las partes, o a constituir un aspecto importante de la
tral en la guerra que aquella sostenía con la Unión Soviética. La Corte se basó decisión judicial: las normas que rigen la responsabilidad de los Estados, en el
para encontrar esa práctica en las convenciones concluidas para otros canales asunto de la Barcelona Traction; el régimen de las pesquerías en alta mar ad-
como Suez y Panamá. yacente a un Estado, en el asunto de las pesquerías islandesas (Competencia);
la responsabilidad de los Estados derivada de la contaminación producidas por
Sección III las pruebas nucleares realizadas en la atmósfera, en los asuntos de los Ensayos
Nucleares; el derecho desarrollado en las Naciones Unidas referente a la desco-
La costumbre como fuente de Derecho Internacional lonización y libre determinación, en los dictámenes consultivos de Namibia y
en la Corte Internacional de Justicia Sahara Occidental. El fondo de los asuntos Apelación referente a la competen-
cia del Consejo de la OACI y Namibia también requirieron la interpretación y
aplicación de normas consuetudinarias que rigen la terminación de los tratados
1. Introducción basada en su cumplimiento. Finalmente, los extremos litigiosos en el asunto del
Mar del Egeo, entre Grecia y Turquía, tienen que ver con las normas consuetu-
El tema de la costumbre como fuente de Derecho Internacional debe ser dinarias relativas a la naturaleza jurídica y la delimitación de la plataforma
examinado con referencia a cómo en los últimos años la Corte Internacional de continental. Las decisiones de la Corte en los numerosos litigios de delimitación
Justicia ha enfocado el derecho consuetudinario; esta es una cuestión que C.W. marítima que le fueron sometidos en los años ochenta, entre Túnez y Libia,
Jenks (1971) acertadamente consideraba como crucial en la tarea de todo tri- Libia y Malta, Canadá y los Estados Unidos respecto del golfo de Maine, Hon-
bunal internacional. Este es un aspecto de la actividad de la Corte en los últi- duras y El Salvador respecto del Golfo de Fonseca y Noruega y Dinamarca res-
mos años (1) que ha pasado algo desapercibido, a pesar de que, para el desarro- pecto de la Groenlandia Oriental, requirieron la aplicación de normas de Dere-
llo del Derecho Internacional, tiene una significación más perdurable e impor- cho Internacional consuetudinario. En particular, la Corte reconoció ese carác-
tante que la solución que haya podido darse a un litigio determinado o lo que ter a las normas relativas a los derechos del Estado litoral sobre su plataforma
pueda decir una sentencia o una opinión consultiva en un caso concreto. Debe continental y su zona económica exclusiva. En esas sentencias la Corte admitió
señalarse, a este respecto, el hecho de que —mientras la Corte Permanente du- expresamente que la Zona Económica Exclusiva o la zona de pesca había llega-
rante su existencia y la Corte Internacional de Justicia hasta 1969 se ocuparon do a constituir una institución de derecho internacional consuetudinario esta-
principalmente de asuntos referentes a la interpretación y aplicación de trata- blecida en base al consenso alcanzado en la Tercera Conferencia de las Nacio-
dos— la Corte Internacional de Justicia, durante la última década (1970), ha nes Unidas sobre Derecho del Mar.
tenido que enfrentarse prácticamente, en cada caso, con lo que se ha llamado En el litigio entre El Salvador y Honduras dijo la Corte que las normas
consuetudinarias sobre Plataforma Continental y Zona Económica Exclusiva
son “ambas emanaciones de las últimas y pocas décadas” (1.C.J. Report, 1992,
(16) En el caso de Asilo, la Corte Internacional, en un “obiter dictum” expresó que la fal-
ta de ratificación por el Perú de las Convenciones de Montevideo, de 1933 y 1939 sobre calificación
606).
unilateral en el asilo político, significaba que la costumbre, en caso de existir, no podría ser invoca- En el pleito entre Irán y Estados Unidos ocasionado por la toma de la
da contra el Perú. 1.C.J. Reports, 1950, pág. 278. Esta afirmación de la Corte debe interpretarse no Embajada de los Estados Unidos en Teherán y la retención de sus funcionarios
con un valor general sino referida al caso particular, en que no se consideró satisfactoria la prueba
presentada respecto de la existencia de la costumbre invocada.
(1) (**) El autor se está refiriendo a la década de 1970. (2) K. MAREK (1970, 45).
- 198 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 199
diplomáticos y consulares como rehenes, la Corte debió aplicar las reglas tradi- Incluso en el curso de negociaciones diplomáticas relativas a cuestiones
cionales de derecho consuetudinario que consagran las inmunidades y privile- Jurídicas, cada una de las partes actúa como juez de las pretensiones de la otra
gios diplomáticos. y las compara con su propio pronóstico de lo que haría un tribunal que tuviera
En el pleito de Electrónica Sicula, entre Italia y los Estados Unidos deci- competencia para conocer el asunto. De este modo, la transacción negociada o
dido por una Sala de la Corte en 1989 la Corte describió la regla que exige el la solución diplomática alcanzada resulta de las pretensiones de cada parte
previo agotamiento de los recursos internos como “un importante principio de restada por la profecía que hizo la otra. Una de las funciones de un tribunal
derecho internacional consuetudinario” y aclaró ciertos aspectos relativos a la internacional es su disponibilidad en tanto que opción posible para asegurar
aplicación de esta norma consuetudinaria en el caso concreto. que “la deducción en el Derecho rebajado que se opera en la solución negociada
“Por último, en el litigio entre Estados Unidos y Nicaragua por el apoyo sea estimada en su propio valor y no por una cantidad arbitraria”.
brindado a los “contras” la Corte debió aplicar el derecho consuetudinario que De ahí que al responder a cualquier cuestión jurídico-internacional, tanto
prohíbe la intervención y regula el derecho de legítima defensa (3). desde el punto de vista académico como profesional, sea necesario tener en
Es cierto que, como ha señalado C. Parry (op. cit., 17) la doctrina general cuenta de qué fuentes la Corte Internacional de Justicia extrae el derecho, cuá-
de las fuentes del Derecho Internacional no debe examinarse únicamente a les son los métodos y técnicas jurídicas que sigue para determinar si cierta
través de la perspectiva adoptada por el Tribunal, sino también debe conside- norma ha recibido o no ese sello que le permite penetrar en el campo del dere-
rarse desde otros puntos de vista. cho.
Por otra parte, es difícil negar el interés de un estudio de la forma en Al propio tiempo, el estudio de las fuentes ayuda a percibir las tendencias
que, en asuntos recientes, la Corte Internacional de Justicia se ha ocupado y dominantes en el proceso dinámico de adaptación del derecho a las cambiantes
resuelto diversas cuestiones referentes a la costumbre como fuente del Derecho necesidades sociales. Porque el análisis de las fuentes no sólo sirve para deter-
Internacional. minar cuál es el derecho vigente en un momento dado; es, al propio tiempo, un
mecanismo que sirve para ajustar y adaptar este derecho a nuevas circunstan-
Una sentencia, ha dicho A. Ross (op. cit., 80), constituye “el pulso de la
cias y condiciones sociales en permanente cambio.
vida del Derecho” donde “entra en juego el análisis de las fuentes del Derecho”.
El problema de las fuentes del orden jurídico responde, en última instancia, a
la simple pregunta: ¿Dónde encuentra el juez las normas que le permiten resol- 2. Consideraciones generales
ver cada caso concreto?
Para emplear la metáfora implícita en la palabra “fuente”, ¿cómo se de- Una primera consideración general que cabe formular es que, al ocuparse
tectan esas aguas subterráneas que se han filtrado para constituir la fuente y del Derecho Internacional consuetudinario, la Corte Internacional, durante la
origen de la norma jurídica? pasada década, ha adoptado un enfoque que puede considerarse innovador y
Este estudio es útil, tanto desde el punto de vista teórico como desde el potencialmente fecundo, sin caer por ello en posiciones extremas de heterodoxia
práctico. El método aceptado para el estudio científico del Derecho Internacio- jurídica.
nal es el empírico. Como dice Sorensen (op. cit., 11 y 12), este método considera En lugar de insistir, como la escuela positivista, en la prueba estricta del
como normas del Derecho Internacional únicamente aquellas que serían apli- consentimiento del Estado demandado a la regla consuetudinaria, la Corte ha
cadas por un tribunal internacional en un caso dado en el supuesto de que tu- buscado el consenso general de los Estados, descartando así la concepción vo-
viera competencia para resolver el litigio. luntarista de la costumbre y colocando en una perspectiva más amplia ciertos
De hecho este es el enfoque que adoptan los asesores de los Ministerios pronunciamientos anteriores relativos a la costumbre regional y local; ha acep-
de Asuntos Exteriores, o los internacionalistas dedicados a la práctica profesio- tado en ciertas circunstancias el valor normativo de una práctica que se ha
nal, cuando asesoran respecto a algún problema de Derecho Internacional. Des- consolidado en un breve lapso de tiempo, admitiendo así que el desarrollo de la
tacados profesionales atestiguan que, al ser consultados sobre alguna determi- costumbre debe medirse según el ritmo de la vida contemporánea y no por lo
nada cuestión, se preguntan cómo los tribunales internacionales probablemente que se ha establecido desde un tiempo muy largo o inmemorial; ha reconocido
resolverían dicha cuestión, en caso de tener competencia para ello. que el derecho consuetudinario no se desarrolla necesariamente con total inde-
pendencia de los tratados, sino que puede también expresarse en convenios
- En asuntos jurídico-internacionales, al igual que en el derecho interno- el
asesoramiento jurídico sólido consiste, adaptando la frase de Holmes, en una multilaterales de carácter general o en conferencias de codificación que tengan
profecía de lo que en realidad haría un tribunal competente si el asunto le fuera una amplia participación, asegurando de este modo la transición entre lo que se
considera el Derecho Internacional del mundo europeo u occidental y el Dere-
sometido.
cho Internacional de hoy, universalmente aceptado. Asimismo, la Corte ha re-
conocido que esta forma del derecho consuetudinario que encuentra su expre-
(3) (+*) Por un análisis mas detallado de este fallo, ver J.M.GAMIO (1996).
200 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA LAs FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 201
sión en convenios puede operar de tres maneras distintas: el texto de la conven- calificado de desordenado e incierto. Algunos autores describen el proceso de
ción puede simplemente declarar una norma consuetudinaria existente con creación de la costumbre como un “procedimiento artesanal” (4) que no se adap-
anterioridad; puede cristalizar una norma que se halle en vías de formación, “in ta bien al ritmo rápido de evolución del mundo moderno (5). Esta antítesis pue-
statu nascendi”; o, por último, la disposición de “lege ferenda” de un tratado, o de ser exacta en el ámbito interno en el que la legislación se contrapone
aún una propuesta en una conferencia internacional, pueden llegar a ser el foco correctamente al derecho consuetudinario; pero esto no es cierto en el mismo
o núcleo de una práctica estatal subsiguiente que, luego de un proceso de conso- grado y en la misma medida en el ámbito del Derecho Internacional.
lidación, se transforma en regla consuetudinaria. Una de las principales conclusiones que puede derivarse de la jurispru-
Efectos semejantes pueden atribuirse a ciertas resoluciones de la Asam- dencia de la Corte Internacional de Justicia relativa al tema de las fuentes
blea General. Algunas de éstas, como la Declaración de 1970 sobre los Princi- durante las últimas décadas es que dicha contraposición o diferenciación entre
pios de Derecho Internacional referentes a las relaciones amistosas, puede con- el derecho convencional y el derecho consuetudinario no debe formularse, o
siderarse que expresan el consenso general de los Estados miembros respecto a aplicarse, demasiado rígidamente, dado que una norma contenida en un trata-
ciertos corolarios que se derivan de los principios básicos de la Carta; otras do puede ser, o llegar a ser, una norma consuetudinaria. En este sentido una
como, por ejemplo, la Declaración de 1963 sobre los principios jurídicos del es- distinción rígida entre ambas fuentes, como si existieran en compartimentos
pacio ultraterrestre cristalizan normas en vías de formación, que hasta enton- estancos, sería incorrecta.
ces sólo habían tenido un comienzo de existencia. Finalmente, la Corte ha reco- Desde hace mucho tiempo se ha admitido que las normas jurídicas for-
nocido que la Resolución 1514 sobre la concesión de la Independencia a los paí- muladas en el texto de un tratado podrían ser, o llegar a ser, normas de Dere-
ses y pueblos coloniales ha generado una norma del Derecho Internacional con- cho Internacional consuetudinario. La Corte ha reconocido recientemente que
suetudinario en virtud de la cual ha quedado abolida la legitimidad de los títu- este proceso ha adquirido una significación mucho mayor en los últimos tiem-
los de dominación colonial. Para llegar a esta conclusión se fundó en la práctica pos.
posterior de los Estados y de la propia Organización de las Naciones Unidas.
La causa de esto radica en que en los últimos treinta años la comunidad
La Corte ha admitido, además, que pueda desarrollarse en los intersti- internacional ha asumido en forma colectiva, bajo los auspicios de las Naciones
cios de las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas una práctica de la Unidas, la tarea de codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacio-
organización internacional creadora de costumbre, análoga a la práctica de los nal en una escala que carece de precedentes.
Estados, como ha ocurrido respecto de la abstención voluntaria de los miembros
En conferencias diplomáticas, o aún en los órganos de las Naciones Uni-
permanentes del Consejo de Seguridad.
das, con la participación de un gran número de Estados —entre los que hay que
Este enfoque, progresivo y al mismo tiempo ortodoxo, del derecho consue- contar los nuevos Estados de Africa y Asia respecto a las conferencias más re-
tudinario ha trazado un puente encima de lo que C.W. Jenks (1971, 11) descri- cientes— se han adoptado convenios multilaterales generales sobre varias mate-
bió como “el vacío generacional entre los arquitectos y artesanos que están de- rias, entre los que hay algunos que cubren ramas enteras del Derecho Interna-
cididos a reconstruir el Derecho Internacional y aquellos que lo determinan cional. Muchos de estos convenios han sido cuidadosamente preparados por un
judicialmente en los estrados y tribunales internacionales”. órgano técnico: la Comisión de Derecho Internacional. El proceso de elaboración
incluye observaciones de los gobiernos a los proyectos iniciales de la Comisión y
3. El Derecho Internacional consuetudinario y el convencional debates en la Sexta Comisión de la Asamblea General. Estos procedimientos
otorgan a todos los Estados amplia oportunidad para tomar parte activa en la
El artículo 38 del Estatuto de la Corte establece, en su epígrafe 1, una codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacional consuetudinario;
distinción tajante, en cláusulas distintas, entre las dos fuentes principales del como ha dicho el profesor Reuter (op.cit./1, 8), esto ha producido una especie de
Derecho Internacional: los tratados y la costumbre. “nuevo bautismo” o confirmación del Derecho Internacional consuetudinario.
Por influencia de esta disposición, y de uria actitud jurisprudencial des- Como ha dicho el juez Lachs, “Estados con diferentes sistemas políticos,
arrollada principalmente en base al derecho interno, la tendencia dominante económicos y jurídicos, Estados de todos los continentes participan en este pro-
considera estas dos fuentes como totalmente separadas e independientes. Al- ceso”. Ya no puede “establecerse una norma general de Derecho Internacional
gunos autores incluso subrayan sus rasgos contrapuestos: el Derecho Interna- en virtud del “fiat” de uno o de unos pocos o —omo antiguamente se pretendía—
cional convencional se identifica con el derecho escrito, o “lex scripta”, y se des- mediante el consenso únicamente de los Estados europeos” (6).
cribe como resultante de un esfuerzo intelectual deliberado que le permite lo-
grar ciertas características de precisión, de claridad y de orden. El Derecho
Internacional consuetudinario se define en cambio como un derecho no escrito,
(4) CHAUMONT (op.cit., 434).
o “lex non scripta”, y se presenta como un derecho espontáneo o implícito que es (5) P.REUTER (op.cit., 466).
(6) Opinión disidente del juez LACHS, 1.C.J, Reports, 1969, pág. 227.
. 202 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
203
Se trata de un Derecho Internacional consuetudinario al que los nuevos
Estados libre y voluntariamente han dado su caución y no algo “desarrollado simplemente la codificación o enunciación de una norma consuetudinaria en
antes de que fueran dueños de sus destinos y en cuya formación habían vigor.
tenido
escasa o nula participación” (7). Una segunda posibilidad es que la disposición del tratado constituya la
El procedimiento de adopción de estos instrumen primera formulación en un texto de una costumbre que no había alcanzado
tos les confiere una au- su
toridad propia incluso con anteriorid madurez plena, pero que se hallaba, como ha dicho la Corte, en vías
ad a su entrada en vigor formal. Las nor- de forma-
mas establecidas en un convenio general elaborado de acuerdo ción, una norma en ciernes o “in statu nascendi”. Como consecuen cia
con dicho proce- de su in-
dimiento —como sucede con las corporación a un tratado adoptado en una conferenci a que tenga el carácter
normas consuetud inarias— surgen del consenso ya
de las partes sometidas a ellas, en lugar de ser impuestas mencionado, dicha norma “in statu nascendi”, o dicha norma en vías
por un legislador o de forma-
autoridad externa. ción, cristaliza en una norma jurídica de carácter consuetudinario.
“Los debates desarrollados en una conferenci Una tercera posibilida d es que la disposició n de un tratado, en el momen-
a diplomátic a, seguidos de
una práctica efectiva, pueden, ciertament to de su adopción, sea claramente una propuesta “de lege ferenda”, y
e, incluso con anteriorid ad y con in- no una
dependencia de la adopción de un convenio, producir la aparición norma ya existente o incluso “in statu nascendi”; que suponga, no la codifica-
de un consen-
so de los Estados que cristalice en una ción del derecho existente, sino un desarrollo progresivo potencial de ese
norma consuetudi naria. Así las posicio- dere-
nes manifestadas por los Estados cho. Sin embargo, como se ha admitido desde hace tiempo y la Corte ha
en sucesivas reuniones de la Tercera Confe- tenido
rencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho ocasión de confirmarlo, dicha disposición de un tratado puede constituir el pun-
del Mar, y la práctica que han
seguido de conformid ad con dichas to de partida de una práctica posterior uniforme de los Estados conforme
posiciones, han originado ya ciertas normas con
consuetudinarias que han modificado radicalmente el derecho dicha disposición en tal medida que la disposición en cuestión, siguiendo
del mar preexis- los
tente a la conferencia. cauces adecuados, se transform a en una regla de derecho consuetud inario.
De este modo, los procedimientos contemporáneos Seguidamente se darán ejemplos concretos, tomados de la jurisprud encia
de codificació n y desa-
rrollo progresivo del Derecho Internacio reciente de la Corte, de estos tres procesos de declaración, cristalización
nal —lejos de arrumbar el derecho con- o gene-
suetudinario en un segundo plano, como temieron ración de una norma de Derecho Internacional consuetudinario.
algunos autores- le han da-
do, por el contrario, un nuevo vigor, han acelerado su ritmo de evolución y com-
binado el derecho consuetudinario y convencional en b. Efecto declarativo
un todo armónico, como
dos pilares que se apoyan y sustentan recíprocamente.
En el dictamen consultivo sobre Namibia, la Corte tuvo que considerar y
aplicar los principios generales de Derecho Internacional que rigen la termina-
4. Las tres modalidades del derecho consuetudinario resultan ción de una relación convencional a causa de su violación.
tes de las con-
ferencias generales de codificación
¿Dónde buscó la Corte la fuente de las reglas consuetudinarias que regu-
lan esta materia?
a. Las modalidades
La Corte se fundó en el artículo 60 de la Convención de Viena sobre el
Recientes decisiones de Derecho de los Tratados como enunciando el derecho consuetudinario en
la Corte Interna cional de Justicia han esta
reconocido materia, a pesar de que este instrumento todavía no estaba en vigor, ni había
o atribuido a los convenios generales adoptados en las conferen cias de codifica- sido aceptado por los Estados comparecientes ante la Corte en este asunto.
ción importantes efectos en relación con la formaci ón del Derecho Internacional
consuetudinario. Incluso se han reconocido que pueden La Corte declaró a este respecto:
tener este efecto pro-
puestas que no han alcanzado una aceptaci ón formal “Las normas de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
pero que han hallado en
dichas conferencias un amplio grado de consenso . relativas a la terminación de un tratado como consecuencia de su violación (que
Como ya se ha señalado, es-
tos efectos pueden adoptar tres formas o modalid ades fueron adoptadas sin oposición) pueden, en muchos aspectos, ser consideradas
que pueden ser descritas
como: 1) efecto declarativo, 2) efecto cristalizador como una codificación del derecho consuetudinario existente en esta materia”
y 3) efecto constitutivo o ge-
nerador. (8).
Una primera posibilidad es que la norma convenc ional sea nada más que De modo semejante, la Corte en el asunto del Consejo de la OACI entre la
la declaración, la expresión formal y por escrito, de India y el Pakistán invocó expresamente el artículo 60 de la Convención de
una norma de derecho con-
suetudinario ya existente. En este supuesto la disposic Viena en apoyo de la conclusión de que solamente puede ser causa de termina-
ión del tratado es pura y
(7) FITZMAURICE (op.cit, 471). (8) 1.C.J. Reports, 1971, p. 47. Traducción española en Revista Uruguaya de Derecho
Internacional, t. 1. 1972, pág. 352.
204 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 205
ción del tratado una violación grave, tal como aparece definida en dicha dispo-
zaban, normas aceptadas, o al menos normas en vías de formación, del
sición (1.C.J. Reports 1972, 67). Derecho
Internacional consuetudinario referentes a la plataforma continental”
En las sentencias en las que la Corte declaró su propia competencia en (1.C.J.
Reports, 1969, 39 parágrafo 63).
los.casos de las Pesquerías islandesas, el Tribunal tuvo que examinar el argu-
mento de que el acuerdo que preveía la competencia del Tribunal había cesado De un modo parecido, en su sentencia de 1973 por la que declaró su com-
petencia en el asunto de las Pesquerías entre el Reino Unido e Islandia, el Tri-
de surtir efectos a causa de un cambio fundamental en las circunstancias. Este
bunal reconoció como norma de derecho consuetud inario una regla que hallán-
argumento tuvo que ser examinado a la luz de las normas de Derecho Interna-
dose en vías de formación se convirtió en norma establecida en virtud de
cional general que rigen la terminación de los tratados a causa de un cambio su
incorporación a un convenio de carácter general.
fundamental en las circunstancias.
La Corte tuvo que considerar “una velada acusación de coacción” formu-
La Corte declaró a este respecto:
lada por Islandia contra la validez del tratado que establecía la competenc
“El Derecho Internacional reconoce que un cambio fundamental en las ia del
Tribunal.
circunstancias que determinaron que las partes aceptaran el tratado, si
produ- Al propio tiempo que rechazaba esta acusación, por hallarse “desguarne-
ce una modificación radical del alcance de las obligaciones en él establecidas,
puede otorgar a la parte afectada, si se dan ciertas condiciones, una causa cida de la prueba en que pudiera fundarse”, el Tribunal hizo una declaración
para de
alegar la terminación o suspensión del tratado” (1.C.J. Reports, 1973, 18). carácter general sobre la coacción como causa de nulidad de los tratados:
“No cabe duda, como se deduce de la Carta de las Naciones Unidas y ha
¿En qué se fundó la Corte para apoyar esta afirmación? De nuevo recono:
ció sido reconocido en el artículo 52 de la Convención de Viena sobre el Derecho
que un artículo de la Convención de Viena sobre el Derechos de los Tratados de
—el artículo 62— declaró o enunció las normas del Derecho Internacional los Tratados, que en el Derecho Internacional contemporáneo son nulos
consue- los
tudinario ya existentes en esta materia. La Corte dijo: acuerdos obtenidos por la amenaza o el uso de la fuerza” (1.C.J. Reports, 1973,
14).
“Este principio, y las condiciones y excepciones a que se haya sujeto, han
sido incorporados en el artículo 62 de la Convención de Viena sobre Así la Corte llegó a la conclusión de que el artículo 52 de la Convención
el Derecho de Viena había hecho explícito, o había reconocido, un corolario que se des-
de los Tratados, que puede considerarse en muchos aspectos como una codifica- prende del artículo 2, párrafo 4, de la Carta de las Naciones Unidas y que en el
ción del derecho consuetudinario existente en materia de terminación
de una Derecho Internacional contemporáneo es nulo todo tratado “obtenido por
relación convencional a causa de un cambio en las circunstancias” la
(1.C.J. Re- amenaza o el uso de la fuerza en violación de los principios de Derecho Interna-
ports, 1973, 18).
cional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas”.
C. Efecto cristalizador Estos dos casos constituyen ejemplos de lo que la Corte calificó de “nor-
mas en vías de formación”, que cristaliza ron a través de su aceptación general
En los asuntos de la Plataforma por los Estados en el proceso de codificación. Determinados conceptos como
Continental del Mar del Norte, Dina- el
marca y los Países Bajos adujeron: de los derechos del Estado ribereño sobre su plataforma continental, vigorosa-
mente delineados en virtud de pretensiones unilaterales paralelas y de la au-
“...que si con anterioridad a la Conferencia de 1958 sobre el Derecho
del sencia de protestas, o ciertas normas como la nulidad de los tratados arrancada
Mar, el derecho de la plataform a continent al no pasaba de tener un carácter por la fuerza, implícitamente perceptibles en la Carta, podían en cierto momen-
embrionario y si la práctica de los Estados carecía de uniformidad,
sin embar- to no haber llegado a ser normas jurídicas indiscutidas. Sin embargo, cristali-
go, “la definición y la consolidac ión del derecho consuetud inario en vías de for- zaron a través del efecto catalítico de su incorporación a un convenio de carác-
mación tuvo lugar gracias a los trabajos de la Comisión de Derecho Internacio - ter general. Adaptando la conocida frase del juez Cardozo, cabe decir que di-
nal, a la reacción de los Gobiernos ante los trabajos de la Comisión y a los deba- chas normas tenían una existencia crepuscular hasta que el “imprimátur” de
tes de la Conferenc ia de Ginebra» y que este derecho consuetud inario en vías de un convenio certificó su naturaleza jurídica.
formación había “cristalizado en la adopción por la Conferencia
de la Conven-
ción sobre la plataforma continenta]” (1.C.J. Reports, 1969,
38). d. Efecto generador
La Corte aceptó la validez de este argumento en lo que hace
referencia a
los artículos 1 a 3 de la Convención, pero no respecto al artículo
6 que contem- El proceso de codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacio-
pla el método de delimitación. Señaló que los artículos 1 a 3 de la Convenció
n, nal, además de declarar normas consuetudinarias preexistentes, o cristalizar
que contenían disposicio nes fundament ales en las que se definían la noción de otras en vías de formación, también puede tener un efecto generador o constitu-
plataforma continental y los derechos de los Estados respecto a ella, eran tivo, desempeñando así un importante papel al precipitar un crecimiento acele-
“aquellos en que está claro que entonces se consideró que
reflejaban, o cristali- rado del derecho consuetudinario.
206 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
207
Ciertas disposiciones de un convenio multilateral, o incluso una propues-
la Convención. Ciertamente este proceso entra dentro del ámbito
ta en una conferencia diplomática que ha logrado un amplio grado de apoyo, de lo posible y
ocurre de tiempo en tiempo; constituy e, sin duda, uno de los métodos
pueden llegar a convertirse en modelo o guía de la conducta subsiguiente de los reconoci-
dos en virtud de los cuales pueden formarse nuevas normas
Estados, ejerciendo tanta influencia o poseyendo tal fuerza de persuasión, que del Derecho Inter-
nacional consuetudinario. Pero también no hay que considerar que
la práctica de los Estados es atraída hacia dichas disposiciones “como las lima- dicho resul-
tado se alcance con facilidad” (1.C.J. Reports, 1969, 41).
duras de hierro a un imán” (Baxter, op. cit., 73).
Este proceso ha sido bien descrito En las dos sentencias dictadas en 1974 en los asuntos de las
por Sorensen: Pesquerías
Islandesas (fondo), la. Corte tuvo ocasión de proclamar en
“El convenio puede servir.como una guía dotada de autoridad forma positiva la
para la existencia de normas consuetu dinarias originada s a
.Ppráctica de los Estados que se enfrenten con los nuevos problemas través de dicho proceso de
jurídi- transformación. En estos asuntos la Corte reconoció y aplicó normas
«cos con él relacionados, y de esta forma consuetu-
sus disposiciones pueden llegar a dinarias que se habían formado
ser el núcleo alrededor del cual cristalice un nuevo conjunto de en la práctica de los Estados centrada en el
normas núcleo de una propuesta sometida de “lege ferenda” en la Conferenc
jurídicas generalmente reconocidas” (9). ia sobre el
derecho del mar de 1960 y que no llegó a adoptarse por defecto de un voto.
Esta práctica posterior de los Estados, si es suficientemente uniforme
y La Corte dijo a este respecto:
general, transforma una disposición o una propuesta originariamen
te de “lege “Por falta de un voto la Conferencia de 1960 no adoptó un texto que regu-
ferenda” en una norma de Derecho Internacional consuetudinari o. lara ambas cuestiones de la anchura del mar territorial y del alcance
En los asuntos de la Plataforma continental del Mar del Norte, de
la Corte la competencia en materia de pesquería s. Sin embargo,
tuvo que examinar lo que llamó la con posterior idad
fase final de la argumentació n desplegada a dicha Conferencia, la evolución del derecho por medio de la práctica
por Dinamarca y los Países Bajos, esto es, que el artículo de
6 de la Convención de los Estados se desarrolló en base a los debates de la Conferencia y
Ginebra sobre la plataforma continental que establecía el principio los
o regla de la acuerdos que estuvieron a punto de alcanzarse en ella. En estos últimos
equidistancia en la delimitación de la plataforma continental había adquirido, años dos conceptos han cristalizado como derecho consuetudinario a par-
con posterioridad a 1958, tal efecto constitutivo, y que su influencia había ori- tir del consenso general puesto de manifiesto en dicha Conferencia. El
ginado una nueva norma que, en la fecha de la sentencia
en 1969, se había primero es el concepto de zona de pesca, una zona en cuyo interior un Es-
incorporado al “corpus” general del Derecho Internacional consuetudinario.
tado puede reclamar derechos exclusivos en materia de pesquerías, inde-
La Corte no aceptó esta alegación; sostuvo que la regla de pendientemente de su mar territorial; la extensión de dicha zona de pes-
equidistancia
carecía de carácter normativo, dado que su aplicación tenía carácter subsidiario ca hasta un límite de doce millas a partir de las líneas de base aparece en
respecto a la obligación primaria de efectuar la delimitación la actualidad como generalmente aceptada. El segundo es el concepto de
mediante acuerdo
y se hallaba sometida a excepciones en el caso de que existieran circunstancias derechos de pesca preferentes en las aguas adyacentes en favor del Esta-
especiales. Además, la Corte tuvo en cuenta que la práctica
posterior de los do ribereño que se encuentra en una situación de dependencia especial de
Estados no era concluyente ni suficiente. sus pesquerías costeras...” (1.C.J. Reports 1974, 23).
Pero al negar que en este caso concreto la equidistancia se El Tribunal añadió que “la práctica estatal
hubiera trans- en materia de pesquería s cos-
formado en una norma consuetudinaria obligatoria para los teras manifiesta una aceptación cada vez más numerosa y generalizada
Estados que no del
habían ratificado la Convención, la Corte hizo una afirmación concepto de derechos preferentes... ” (1.C.J. Reports, 1974, 26).
de carácter gene-
ral por la que reconoció la existencia y legitimidad de lo que
hemos denominado A la luz de estas afirmacio nes puede decirse
efecto generador o constitutivo. que la Corte Internaci onal
de Justicia ha realizado en la última década una contribución importante
Dijo a este respecto: a la
evolución de un concepto más flexible de fuente del Derecho Internacional
con-
“En la medida en que esta tesis se basa en la idea de que el artículo suetudinario, basada en el reconocimiento de un consenso firme de los Estados
6 de
la Convención ha tenido la influencia y ha producido el efecto y sin tener en cuenta los requisitos formales de adopción de un texto, firma y
descrito, implica
claramente que se considera dicho artículo como una disposición ratificación de un convenio. La Corte atribuyó un peso considerable a lo
creadora de que
normas que ha servido de base o de punto de partida de denominó “el consenso general manifestado” en la Segunda Conferencia de las
una regla que, siendo
puramente convencional o contractual en su origen, posteriorment Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar “que en los últimos años ha cristali-
e se habría
integrado en el “corpus” general del Derecho Internacional zado como derecho consuetudinario”, en base a la práctica posterior de los Es-
y sería en la actua-
lidad aceptada como tal por la “opinio iuris”, de manera tados. Las implicaciones de estas declaraciones judiciales respecto a la Tercera
que habría llegado a
ser obligatoria incluso para los países que no son, ni Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que cuenta con
nunca han sido, partes de
una participación mayor, tienen sin duda vasta significación.
(9) SORENSEN: Opinión disidente en los asuntos North Sea Continental Shelf,
Reports, 1969, pág. 244. 1C.J.
ALAS
A ARAS AS Sd is LA LA SALA LA LAA
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLIC
O 209
La comparación entre esta conclusión afirmativa y la conclusión negativa
continu idad de su vigencia. El derecho consuet
a que se llegó en los asuntos de la Plataforma continental del Mar del Norte ha udinari o no exige que la norma
inducido la observación de que para la Corte una propuesta que no consuetudinaria sólo pueda ser abrogad a mediant e la aparición de otra norma
alcanzó la consuetudinaria o convencional que la reemplac
aceptación por una conferencia de codificación tenía más fuerza que una e.
que Se ha dicho, sin embargo, que para que pueda modificarse
había sido adoptada e incorporada a un convenio: que se daba así o abrogarse
más impor-
tancia al fracaso que al éxito (Kearney, op. cit., 705). una norma consuet udinari a “es necesari a una nueva norma, consuetudinaria o
Esta crítica pasa por alto el punto clave del problema de las convencional. Para reemplazar la antigua norma, no basta
fuentes que la modificación o la
estamos examinando. retirada del consent imiento sino que es necesari a la
La cuestión no depende del éxito o del fracaso de una elaboración de una nueva
determinada propuesta en la conferencia. Depende norma” (12). Esta opinión impone una excesiva rigidez
de la propia naturaleza de al Derecho Internacio-
la disposición, nal consuetudinario. Es verdad que la modificación
de si posee o no un “carácter creador de normas” y, sobre todo, de o la retirada del asenti-
si los Estados han seguido o no la disposición o propuesta miento de un solo Estado, o de un grupo de Estados,
como modelo o guía no puede abrogar una
para su conducta norma vigente de derecho consuetudinari o. Pero la comprob
posterior uniforme. Naturalm ente esto no sucedió, y no podía ación de la ausen-
suceder, con el artículo cia o desapar ición de un consens o general respecto a determi
6 de la Convenció n sobre la plataform a continenta l y nada norma pro-
con la norma de equidistancia allí prevista de duce su extinción, incluso antes de que haya madurado la
un modo subsidiari o. Por otra norma consuetudina-
parte, esto se produjo ria que venga a reemplazarla. Así sucedió, por ejemplo,
con el concepto de zona de pesca más allá del mar territo- con el rechazo de la
rial, aceptada y reconocida por todos propuesta formulada por los países industri alizados , durante
los Estados marítimos y con el concepto de el proceso de ela-
derechos preferentes, que fue incorporado en varios acuerdos boración de la Carta de Derechos y Deberes Económi cos
bilaterales o mul- de los Estados, que
tilaterales (10). exigía “una compensación adecuada, rápida y efectiva” en
caso de nacionaliza-
ción.
Es cierto que estos dos conceptos han sido reemplaza dos, o más bien in- En opinión de varios
corporados, en la noción más amplia de zona jueces, en 1974, cuando la Corte tuvo que decidir los
económica de 200 millas, que ha
adquirido actualmente firmeza al menos en relación a las asuntos de las Pesquerías islandesas, existía una situació n
pesquerías como con- parecida (13). Por lo
secuencia de la práctica de los Estados, tanto, fue necesario encontr ar una solución jurídica al caso
basada en el asentimie nto que apareció que no se basara en
en las reuniones de la Tercera Conferencia sobre el Derecho del una norma de derecho marítimo que, al parecer de un amplio
Mar celebradas número de jueces,
en Caracas durante los había llegado a ser inaplicable en relación con las aguas adyacent
meses de julio y agosto de 1974. Pero cuando la Corte es, y recurrir
tuvo que decidir los asuntos de las Pesquerías más bien a otras normas especia lmente adecuad as a las
islandesas , en julio de 1974, esta circunst ancias del ca-
evolución todavía no so: el derecho preferente del Estado ribereño y los derechos
había concluido. En consecuen cia, como dijo la Corte, “da- tradicionales del
das las circunstancias la Corte, en Estado dedicado a la pesca de altura.
calidad de tribunal de derecho, no podría
dictar una decisión “sub specie legis ferendae” ni Este ejemplo confirm a la exactitu d de la frase de Edmund
anticipar el derecho antes de Burke sobre
que el legislador lo haya establecido” (1.C.J. Reports, 1974, las decisiones judiciales: “La premisa mayor tiene un aspecto
23 y 24). aparato so en la
Sin embargo, a batalla, pero la victoria depende de la minúscula premisa menor
mi juicio, los trabajos de la Comisión de Fondos Marinos y de las circuns-
de la Conferencia de Caracas, ya habían tenido, tancias”.
en julio de 1974, un efecto des-
estabilizador respecto de la norma consuetud inaria anteriorm ente existente en
virtud de la cual se reconocía a todos los Estados una 5. Requisitos para la consolidación de una norma consuetudinaria
absoluta libertad de pesca
en las aguas adyacentes más allá de las 12 millas, prescindi que tenga su origen en la disposición de un tratado
endo de los intere-
ses del Estado ribereño. Es perfectam ente posible que en el proceso de desarro-
llo del derecho una determinada norma, como la que El profesor B.
reconocía una absoluta d'Amato (1970, 892 a 895), que ha realizado valiosos estu-
libertad de pesca más allá de las 12 millas, pierda dios sobre la costumbre como fuente de Derecho Internacional,
vigencia respecto de las ha dicho, par-
aguas adyacentes y que esto se produzca antes de tiendo de un examen de la sentencia de 1969, que:
que haya madurado una
hueva norma como la que reconoce una zona económica
exclusiva de 200 millas “...Todo lo que hay que tener en cuenta para saber si la disposici
(11). Nada impide que quede extinguid ón de un
a una norma ya establecid a de derecho tratado origina Derecho Internac ional
consuetudinario cuando es contradicha' por una práctica consuetud inario... es lo que podemos
cada vez más amplia deducir a la vista del tratado. Si el tratado expresa la intención
de los Estados. La exigencia de uniformidad de la conducta de que una de
de los Estados ne- sus disposiciones cree derecho consuetudinario, esta intención
manifiesta es
cesaria para la aparición de una norma consuetudinaria
también rige para la decisiva”.
(10) Enumerados en 1.C.J. Reports, 1974, pág. 16.
(11) KEARNEY (op.cit., 694 y 695), parece negar dicha (12) SKYBIZEWSKI (1971, 846).
posibilidad.
(13) — Véase la opinión individual colectiva en 1.C.J. Reports, 1974,
pp. 46-53.
210 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
211
¿A mi juicio, la sentencia de la Corte en los asuntos de la Plataforma con- acuerdo con lo dispuesto en el artículo 38 [1), letra a), dicha disposició n conven-
tinental del Mar del Norte no abona esta opinión, si se tiene en cuenta tanto la
cional puede ser aplicable al Estado en cuestión, antes de que llegue
propia sentencia como los votos particulares disidentes. a ser una
norma generalmente aceptada de Derecho Internacional consuetud
Es cierto que la Corte prestó especial atención al “carácter creador de inario. Este
es otro ejemplo de la interacción entre derecho convencional y derecho
normas” de la disposición invocada, tal como se refleja en su formulación y en consue-
tudinario.
la estructura del tratado considerado como un todo. Pero la Corte consideró que
esta exigencia era un primer. requisito (14) que, aún en el supuesto
de que se
diera en este caso, debía ir acompañado del cumplimiento de otros. 6. La necesidad de la “opinio juris”
Estos son
los tradicionalmente exigidos para la creación del Derecho Internacional
con-
suetudinario; la existencia de una práctica extendida y general conforme La exigencia del elemento subjetivo u “opinio juris” —negada por algunos
con lo
dispuesto en el tratado y la “opinio juris” o convicción autores (15)-— fue firmemente recalcada en la sentencia de la Plataform
de que esa práctica se ha a conti-
convertido en obligatoria en virtud de la existencia de una norma nental del Mar del Norte. La Corte dijo a este respecto:
jurídica que
la exige. Lejos de prescindir de estos requisitos tradicionales y de “Los actos en cuestión no solamente deben constituir una práctica esta-
establecer,
como dice d'Amato “un atajo hacia el derecho consuetudinario”, la blecida, sino también deben tener tal carácter, o realizarse
sentencia fue de tal forma, que
criticada por los disidentes por ser demasiado prudente y conservadora demuestren la creencia de que dicha práctica se estima obligatori
al res- a en virtud de
pecto. En realidad, la Corte procedió a tomar en cuenta los demás una norma jurídica que la prescriba. La necesidad de tal creencia, es
elementos decir, la
tradicionalmente requeridos para que surja una norma consuetudinaria existencia de un elemento subjetivo, se halla implícita en
y llegó el propio concepto de
a la conclusión de que tampoco se daban en este caso. “opinio juris sive necessitatis”, El Estado interesado debe sentir que cumple
lo
- En pocas palabras, la sentencia no dice, ni explicita ni implícitamente, que supone una obligación jurídica. Ni la frecuencia, ni el carácter habitual
de
que si la forma y estructura de una disposición los actos, es en sí suficiente. Hay numerosos actos internacio nales, en el terreno
tuvieran un “carácter creador
de normas” satisfactorio, la cuestión estaría resuelta. protocolario, por ejemplo, que se realizan casi invariablemente, pero están
La Corte exigió además la mo-
“consuetudo” y la “opinio juris”; y, a pesar de su tivados solamente por simples consideraciones de cortesía, de convenien
conclusión negativa respecto al cia o de
primer requisito, procedió, sin embargo, a analizar los otros dos. La tradición, y no por un sentimiento de deber jurídico” (1.C.J. Reports 1969, 44).
Corte dijo a
este respecto que: Algunos de los disidentes señalaron las dificultades que supone la prueba
“*...es indispensable que durante el período de tiempo en cuestión... de la existencia de la “opinio juris” en casos concretos. “Este elemento, relativo
la
práctica de los Estados, incluidos aquellos que están a la motivación interna y poseyendo una naturaleza psicológica, no puede
especialmente interesados, apre-
haya sido amplia y prácticamente uniforme en el ciarse con gran facilidad” (16).
sentido de la disposición que
se invoca y que, además, se haya manifestado de forma que Esta dificultad puede haber sido exagerada. Una gran proporción de lo
permita establecer
un reconocimiento general de que nos hallamos en presencia de que se entiende como elemento material de la práctica estatal
una norma o de incluye un ele-
una obligación jurídica” (1.C.J. Reports, 1969, 43). mento subjetivo implícito, una indicación de “opinio juris”. Documentos que
se
G.I.Tunkin ha observado que el Tribunal en su sentencia ha excluido consideran como prueba de la práctica estatal, tales como los argumentos que
“fa-
ses intermedias en el proceso por el que una norma convencional un Estado aduce en apoyo de una pretensión, las protestas que formula contra
llega a ser
una norma generalmente reconocida con ayuda del la conducta de otros Estados, las gestiones diplomáticas y las exposiciones ante
proceso consuetudinario”.
Señala que “el proceso de reconocimiento de una norma convencional tribunales internacionales, contienen con frecuencia indicaciones referentes
como no
obligatoria para los Estados que no son partes en sólo a la conducta de dicho Estado, sino también acerca de las motivaciones,
el tratado es un proceso gra-
dual. No todos los Estados reconocen en la misma tanto jurídicas como de otra clase, que la sustentan. Por ejemplo, cuando un
fecha que dicha norma sea
jurídicamente obligatoria para ellos”. Luego, pregunta, Estado pretende que otro Estado está jurídicamente obligado a comportarse
“¿cuál es la situación si
la “opinio juris” solamente se ha formado en algunos respecto a él de una determinada manera, al mismo tiempo está reconociendo
de los Estados que no son
partes en el convenio, mientras otros todavía se muestran la obligación de adoptar la misma conducta en idénticas circunstancias si se
remisos?”.
La respuesta —que ciertamente sólo contesta en parte a la pregunta— hallara en la posición contraria.
puede encontrarse en el artículo 38, epígrafe 1, del Estatuto. Estas indicaciones expresas o implícitas de la “opinio juris” son especial-
Un Estado parte
en un litigio puede haber reconocido, en su correspondencia mente significativas y frecuentes cuando un Estado participa en el proceso de
diplomática o de
Otro modo, una norma contenida en un convenio aunque
no sea parte de él. De
Li
(14) El texto de la sentencia dice sería necesario en primer (15) Por ejemplo, P.GUGGENHEIM, (op.cit. 280).
lugar, 1.C.d. Reports, 1969, (16)
41. Juez TANAKA en 1.C.J, Reports, 1969, 176. Ver también: Juez LACHS, pág. 231; y
Juez “ad hoc” SORENSEN, pág. 246.
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 213
212 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
auspicios En la actualidad, la aparición simultánea de problemas parecidos en dis-
codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacional bajo los
tintos Estados, el conocimiento inmediato de las actitudes adoptadas por otros
de las Naciones Unidas.
gobiernos, la convergencia de información en las conferencias diplomáticas y en
En el litigio entre Nicaragua y los Estados Unidos, refiriéndose a la nor- el proceso de codificación, son factores que explican la aceleración del desarrollo
ma consuetudinaria que prohibe el empleo y la amenaza de fuerza dijo la Corte del derecho consuetudinario.
que la “opinio juris” puede “deducirse, “inter alia”, de la actitud de las Partes y
Esto, a su vez, permite que se creen nuevas normas del Derecho Interna-
la actitud de los Estados respecto de ciertas Resoluciones de la Asamblea Gene-
cional consuetudinario de conformidad con las exigencias del proceso dinámico
ral, y en particular, de la Resolución 2625” (1.0.4. Reports, 1986, 99 y 100).
de evolución y de cambio que es propio de la comunidad internacional contem-
Cuando los Estados formulan observaciones a los proyectos elaborados
poránea.
por la Comisión de Derecho Internacional, hacen declaraciones en una confe-
La Corte aludió expresamente a este aspecto del tema de las fuentes en
rencia diplomática, participan en la votación de un texto y firman o ratifican un
la sentencia de la Plataforma continental del Mar del Norte, asunto en el que
convenio, a menudo suministran, expresa o implícitamente, valiosas indicacio-
aprovechó todas las oportunidades que se ofrecieron para aclarar el alcance de
nes, no sólo acerca de su conducta objetiva, sino también sobre su “opinio juris”
cada uno de los rasgos específicos que se dan en el proceso de elaboración del
referente a las normas jurídicas en cuestión. En consecuencia, el Juez ad hoc
derecho consuetudinario.
Sorensen tiene razón al señalar que el enfoque adecuado “es examinar los ele-
mentos pertinentes como partes de un proceso general en el que se hallan co- La Corte dijo a este respecto:
nectados entre sí y son mutuamente interdependientes” y “que debe considera- “ .el transcurso de un período de tiempo reducido no es necesariamente,
re como elemento pertinente que un convenio haya sido adoptado en el proceso o no constituye en sí mismo, un impedimento para la formación de una
de codificación y desarrollo del Derecho Internacional bajo la Carta de las Na- nueva norma de Derecho Internacional consuetudinario a partir de lo que
ciones Unidas” (17). En otras palabras, los dos factores, el histórico y el psicoló- originariamente sólo era una norma convencional” (1.C.J. Reports, 1969,
gico, se engendran mutuamente (18). 43).
7. El tiempo exigido para la elaboración de una norma consuetudinaria 8. Medios para obtener información acerca de la práctica estatal
La sentencia de la Corte en los asuntos de la Plataforma continental del La importancia adquirida por el proceso de codificación en relación a la
Mar del Norte, que admitió que las principales disposiciones de la Convención elaboración del derecho consuetudinario ha tenido una consecuencia práctica
de 1958 cristalizaron el derecho consuetudinario a partir de una práctica que en el cambio que ha operado en los medios de determinación de la práctica es-
comenzó en 1945, y las sentencias que aceptaron que ciertas propuestas de la tatal.
Conferencia de 1960 se habían consolidado como normas consuetudinarias en Antes, para determinar si cierta práctica había adquirido la generalidad
1974, constituyen manifestaciones dotadas de autoridad sobre el elemento y uniformidad exigidas, era inevitable un proceso de investigación dificil y
temporal que la Corte exige para la elaboración de una norma consuetudinaria. complejo. Era necesario informarse de la práctica realmente seguida por un
La doctrina tradicional exigía para la aparición de una norma consuetu- gran número de Estados a través del estudio de textos muy prolijos, y difícil.
dinaria una práctica prolongada; algunas autoridades incluso aludieron a “una mente accesibles, tales como su correspondencia diplomática, las instrucciones
práctica continuada desde tiempo inmemoria?” (19). de sus ministerios de relaciones exteriores, sus “livres á couleur”, etcétera. Las
De hecho, estas recientes decisiones han revisado la doctrina tradicional. dificultades de este estudio eran tales que en el Estatuto de la Comisión de
Sin estar de acuerdo con lo que se ha llamado la “costumbre instantánea” Derecho Internacional se solicitó a los Estados que publicaran repertorios de su
(Cfr. B. Cheng, 1965, 23 y ss.), la Corte admitió que una práctica estatal que ha práctica diplomática con el fin de hacer más fácilmente accesible la prueba del
durando unos quince años era suficiente a esos efectos. La aceptación de la Derecho Internacional.
Corte de una práctica que ha madurado rápidamente revela que el requisito En la actualidad el proceso de codificación proporciona un medio fácil y
tradicional de la duración no es un fin en sí mismo, sino únicamente un medio cómodo para llegar a conocer la práctica real de los Estados.
para demostrar la generalidad y uniformidad de determinada práctica estatal. Las observaciones de los gobiernos a los proyectos elaborados por la Co-
misión de Derecho Internacional, los debates en la Sexta Comisión de la Asam-
blea General, las declaraciones de los representantes de los Estados en las con-
(17) LC. Reports, 1969, pág. 246. En la sentencia hay un párrafo que también implica ferencias diplomáticas de codificación, constituyen una especie de encuesta
que la “opinio juris” puede desprenderse de la acción de los Estados, pág. 44, par. TT. pública acerca de la práctica de los Estados y sus puntos de vista respecto a las
(18) DUPUY, R.J. (op.cit., 135). normas que se siguen o deberían seguirse en determinada materia; este es un
(19) Opinión disidente del Juez NEGULESCO en P.C.I.J, Series B, núm. 14, pág. 114.
214 EDUARDO JIMÉNEZ DE AREÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLIC
O 215
medio de prueba “exento de las ambigüedades e incoherencias propias del mo- puede afirmarse que el artículo 6 de la Convención declare
saico que constituye el testimonio de la práctica de los Estados” (Baxter, op. o cristalice la
regla de la equidistancia” (1.C.J. Reports. 1969, 38).
cit., 36).
Y en el dictamen sobre Namibia, al admitir que la disposición
Este progreso fue acertadamente destacado por el Juez Koretsky en su de la Con-
vención de Viena sobre el derecho de los tratados relativa
opinión disidente en los asuntos de la Plataforma continental del Mar del Nor- a la violació n era
declarativa del derecho consuetudinario, el Tribunal
te, donde dijo: tuvo en cuenta, en tanto
que factor importante, las indicaci ones conteni das en
“Mientras que antes, para determinar ciertos principios generales del los trabajos preparatorios
de dicha Convención. El dictamen consulti vo hace expresa
“Derecho Internacional, se consideraba indispensable reunir uno por uno, referencia al hecho
de que la disposición mencionada había sido adoptada
"ladrillo por ladrillo, por así decirlo, los datos pertinentes, deduciéndolos por la Conferencia sin
votos disidentes.
de los actos gubernamentales, declaraciones, notas diplomáticas, acuer-
dos y tratados, referentes en el mayor número de los casos a asuntos
con-
cretos, estos principios empiezan actualmente a cristalizarse en confe- 10. Consentimiento del Estado demandado o consenso general
de los Estados
rencias internacionales que codifican ciertas zonas bastantes amplias del
Derecho Internacional” (1.C.J, Reports, 1969, 156 y 157). Una de las consecuencias de la evolució n del derecho consuetu dinario re-
gistrada en la última década es que la doctrina consensu alista del derecho con-
suetudinario —que parecía haber sido aceptada por la Corte
9. Los trabajos preparatorios y el derecho consuetudinario Permanente en el
asunto del Lotus— ha sido abandonada por la Corte Internac ional de Justicia.
La sentencia de los asuntos de la Platafor ma continen tal
Otro aspecto de la interacción cada vez mayor entre el derecho conven- del Mar del
Norte contiene un rechazo implícito , pero terminan te, de
cional y el consuetudinario es que, una vez que se ha admitido la doctrina según la
que un convenio cual el derecho consuetudinario constitu
internacional o una propuesta ye un pacto tácito, que necesita el
en una conferenci a pueden, ya sea declarar una asentimiento del Estado contra el cual se alega una norma
norma preexistente, cristalizar una regla en trance de aparición consuetudinaria.
o ser el punto En dicho asunto, la República Federal de Alemania no había ratificad
de partida de una práctica estatal que se consolide en derecho consuetud o la
inario, Convención y la Corte
los trabajos preparatorios de la norma convencional adquieren un valor rechazó expresa mente el argumen to, formulad o por Di-
de gran namarca y los Países Bajos, de que la Repúblic
significación. Contribuyen a determinar si la norma se formuló a Federal de Alemani a “había
“de lege lata”, si aceptado el
se trata de una norma régimen del artículo 6 de forma obligator ia para ella” (I.C.J. Re-
“in statu nascendi” o si se propuso “de lege ferenda”.
Sirven para determinar asimismo la “opinio juris” con que los ports, 1969, 27). A pesar de esto, la Corte examinó si el principio
Estados acogen de la equidis-
cada propuesta. tancia del artículo 6 era una norma del derecho consuetudinario,
ya sea decla-
rativa de una norma anterior mente existente , ya sea en calidad
Así, uno de los métodos tradicionales de interpretación de los tratados de cristaliz a-
se ción de una norma en vías de formación o a título
ha convertido también en instrumento útil para la tarea difícil de punto de partida en una
y delicada de nueva norma. Todo el razonam iento de la
determinar la existencia de una norma consuetudinaria. Corte —incluid os en este punto los
disidentes- se basa en el presupuesto de que si el principio de
En la sentencia de la Corte en los asuntos de la Plataforma continenta la equidistancia,
l por alguno de estos medios, había llegado a ser “parte del
del Mar del Norte, por corpus del Derecho
ejemplo los debates de la Comisión de Derecho Interna- Internacional general”, entonces dicha norma “como las otras normas del Dere-
cional que precedieron a la incorporación de la regla de la equidista cho Internacional general o consuetudinario, obliga a la Repúblic
ncia fueron a Federal au-
un factor decisivo para dilucidar si se trataba de una norma tomátic
declarativa del amente y con indepen dencia de cualquie r manifest ación
derecho anteriormente existente. del consenti-
miento, tanto expreso como implícito , que esta última haya podido prestarl e”
Después de examinar los trabajos de la Comisión de Derecho (1.C.J. Reports, 1969, 28). Es cierto que la Corte en estas palabras
Internacio- expone la
nal y de observar que “la naturaleza de la norma en la Convenció n, por lo tanto, argumentación de Dinamar ca y los Países Bajos, pero no manifest ó ninguna
depende principalmente de las condiciones que indujeron a discrepancia y todo su análisis se centró
la Comisión a pro- en la cuestión de si la norma había
ponerla”, la Corte añadió: sido aceptada por los Estados en su conjunto, prescindiendo de
la falta de con-
“Estas condiciones... revelan que el principio de la equidistancia, tal como sentimiento del Estado demanda do, que ya había sido reconoci da.
aparece en el artículo 6 de la Convención, fue propuesto por la Comisión De ahí que Ch. Roussea u (1970-83 , 1, 313) tenga razón al afirmar que es-
con considerables dudas, a título más bien experimental y a ta sentencia constituye el abandono definitivo de la
lo sumo “de doctrina consensu alista del
lege ferenda”, y en modo alguno “de lege lata” o en calidad de norma derecho consuetudinario; teoría todavía defendida por algunos
con- autores como
suetudinaria en vías de formación. Sobre esta base, como G.I.Tunkin (1961, 422 a 429).
es obvio, no
216 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARECHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 217
Es verdad que un obiter dictum de la Corte en la sentencia dictada a con- tada en esta forma por el Consejo de Seguridad. No se consideró que tal oposi-
tinuación en el asunto de la Barcelona Traction, ha sido interpretado por algu- ción individual y esporádica podía evitar a la práctica de su generalidad.
nos comentaristas como una vuelta a la teoría de la costumbre basada en un Todas estas conclusiones y pronunciamientos de la Corte, especialmente
pacto tácito o asentimiento, lo que ha suscitado algunas dudas. considerados en su conjunto, implican un total abandono de la doctrina del pac-
En este asunto la Corte tuvo que abordar la cuestión de la protección di- to tácito. Las normas consuetudinarias son el resultado del consenso general,
plomática de los accionistas y para ello examinó el tema desde la perspectiva no del consentimiento, expreso o implícito, de un Estado en particular.
general del origen, la finalidad y la función del derecho consuetudinario relati- Esto sitúa en su verdadera perspectiva anteriores “dicta” o pasajes de las
vo a la protección diplomática y judicial de los intereses económicos extranje- sentencias en los asuntos del Derecho de Asilo (1.C.J. Reports, 1950, 277 y 278)
ros. En el curso de su consideración de este tema, la Corte aludió al hecho de y de los Derechos de los nacionales de Estados Unidos de América en Marrue-
que.el derecho consuetudinario relativo a la responsabilidad del Estado en esta cos (1.C.J. Reports, 1952, 200 y 218 a 220) en los que se hizo referencia al asen-
materia es un producto histórico que ha sido el resultado de los conflictos y timiento del Estado demandado. Como han señalado varios autores (20) dichos
controversias entre Estados que tenían intereses contrapuestos. La Corte aña- pasajes se refieren a una costumbre regional o local. El Estado que invoca una
dió luego que “sólo podía haberse desarrollado un conjunto de normas con el costumbre de esta clase tiene que probar su existencia y el asentimiento a la
asentimiento de los interesados. Las dificultades surgidas se han reflejado en la misma del Estado específicamente interesado. La costumbre general es, en
evolución del derecho en esta materia” (1.C.J. Reports, 1970, 48). cambio, parte del Derecho Internacional general cuyo conocimiento por la Corte
Este párrafo ha sido criticado porque parece sugerir que “ninguna norma se presume y respecto al cual el Estado que la alega no tiene la carga de la
de derecho consuetudinario puede desarrollarse sin el consentimiento concreto prueba. No hace falta probar el asentimiento específico del Estado demandado;
de aquellos a quienes afecta” (Mann, 1973, 270), volviendo a introducir así la lo que la Corte tiene que determinar es si, como dice el artículo 38 del Estatuto,
doctrina del pacto tácito. cierta práctica es “generalmente aceptada como derecho”.
Sin embargo, del contexto se deduce claramente que la Corte se refería, Sin embargo, esto no supone que la actitud adoptada por el Estado de-
no al consentimiento del Estado demandado en un determinado caso, sino a las mandado carezca en todo caso de importancia. Normalmente, la Corte no se
relaciones entre los Estados interesados en ejercer la protección diplomática y preocupa de averiguar el consentimiento específico del Estado demandado, sino
los Estados en cuyo territorio dicha protección se pretende ejercitar. Al referir- que se concentra en la generalidad de la práctica, en el consenso general de los
se al consentimiento de “los interesados”, la Corte aludía a ambos grupos de Estados; sin embargo, cuando una norma consuetudinaria, a pesar de su gene-
Estados; es decir, no exigía el asentimiento de ningún Estado en particular, ralidad, ha sido desde sus comienzos rechazada por un determinado Estado de
como pudiera serlo el Estado demandado, sino que se refería al consentimiento modo inequívoco y continuo, se presenta una situación totalmente diferente. La
conjunto, al consenso de ambos grupos de Estados. situación del Estado recalcitrante se planteo en los asuntos de los Ensayos nu-
En el dictamen consultivo sobre Namibia, la Corte tuvo que pronunciarse cleares en los que los demandantes alegaron que la prohibición ‘de realizar
sobre la objeción formulada por Sudáfrica que se oponía a la validez de la reso- pruebas en la atmósfera había llegado a ser una norma de derecho consuetudi-
lución por la que se solicitó el dictamen. Esta resolución había sido adoptada nario, invocando en apoyo de esto el Tratado de prohibición de pruebas nuclea-
por el Consejo de Seguridad con la abstención voluntaria de dos miembros res celebrado en Moscú en 1963, del que eran partes 106 Estados, y varias reso-
permanentes. La Corte proclamó la validez de la resolución del Consejo de Se- luciones de la Asamblea General. Francia, el Estado demandado, al igual que
guridad, señalando que la práctica de la abstención voluntaria había sido “ge- China, se había opuesto firmemente a la norma alegada y había rehusado ser
neralmente aceptada por los miembros de las Naciones Unidas y constituye la parte en el Tratado de Moscú. La Corte no se pronunció sobre esta cuestión
prueba de una práctica general de dicha Organización” (1.C.J. Reports, 1971, dado que no llegó a considerar el fondo del asunto (21).
22).
Al emplear así los términos exactos del artículo 38 del Estatuto relativos
a la costumbre, la Corte sugiere la existencia de una práctica de las Organiza-
ciones Internacionales, similar a la práctica de los Estados, que constituye una
fuente de normas de Derecho Internacional consuetudinario, aunque, en rigor, (20) B.D'AMATO (1969, 216); WALDOCK (op.cit., 50).
(21) En 1951, en el asunto de las pesquerías noruegas, la Corte, después de llegar a la
no esté contemplada en el texto del artículo 38.
conclusión de que la regla de las diez millas para las bahías no era una costumbre establecida,
‘La Corte llegó a esta conclusión a pesar del hecho de que la legitimidad añadió la observación de que en todo caso dicha regla no aparece oponible a Noruega, en cuanto se
de la práctica de abstención voluntaria ha sido negada en algunas ocasiones por ha opuesto siempre a su aplicación a la costa noruega (1.C.J. Reports, 1951, 131). Generalmente se
ha interpretado esto como una confirmación de la opinión dominante según la cual la oposición
Estados miembros que se oponían firmemente a una resolución concreta adop-
manifiesta y persistente de un Estado, aunque no puede impedir el nacimiento de una norma con-
suetudinaria, puede bloquear la aplicación de dicha norma respecto a él. Cfr. WALDOCK (op.cit.,
50) y DE VISSCHER (op. cit., 74).
218 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 219
ER
erre
Sección IV den servir para colmar vacíos o lagunas del ordenamiento internacional, su-
pliendo la escasez o insuficiencia de sus normas. Y entonces se enumeró como
Los principios generales del derecho reconocidos por los principales tercera fuente de Derecho Internacional, ésta de “los principios generales de
sistemas jurídicos como fuente del Derecho Internacional derecho”.
En la discusión que se planteó en la Comisión de Juristas que redactó en
1920 el Estatuto de la Corte, hay elementos de juicio que permiten determinar
1. Concepto y naturaleza con exactitud que fue lo que se intentó establecer, y lo que entendían los auto-
res del Estatuto por “principios generales de derecho reconocidos por las nacio-
"El artículo 38 apartado 1, inciso c), del Estatuto de la Corte Internacional nes civilizadas”. El representante británico en esa Comisión, Lord Phillimore,
de Justicia, que, según se ha visto ya, codifica las reglas existentes en materia decía que esos principios generales de derecho son aquellas reglas jurídicas
de fuentes del Derecho Internacional, dispone que la Corte aplicará, como parte “que se van estableciendo de una manera uniforme por el foro doméstico, como
de ese ordenamiento jurídico, “los principios generales de derecho reconocidos ciertos principios de procedimiento, el principio de la buena fe, el de la cosa
por las naciones civilizadas”. juzgada” (1), es decir, aquellos preceptos que los Estados están contestes en
Esa referencia a “naciones civilizadas”, propia de la época en que se reconocer como normas jurídicas básicas en sus regímenes jurídicos internos,
aprobó el Estatuto, tiene una connotación impropia en el Derecho Internacional en sus Constituciones, en sus Códigos, en la jurisprudencia de sus tribunales.
contemporáneo, por cuanto implica que en la comunidad internacional de hoy Se ha dicho con acierto que esta fuente constituye la recepción de una es-
existen naciones que no son civilizadas. Por eso se le sustituye por la fórmula pecie de nuevo “jus gentium”, similar al que en el Derecho Romano había sur-
“los principales sistemas jurídicos”, frase tomada del artículo 9 del propio Esta- gido a base de los edictos de los pretores peregrinos, que reconocían ciertos
tuto. principios básicos de justicia aplicables a todos los individuos, cualquiera fuese
-: ¿Qué son estos principios generales de derecho reconocidos por los princi- su nacionalidad.
pales sistemas jurídicos? Son esas normas básicas, esenciales en todo ordena- De este modo, mediante la obra paralela, separada e independiente de los
miento jurídico, que se encuentran tanto en el derecho interno privado como en Estados, en su esfera interna, van surgiendo principios fundamentales de dere-
el público; por ejemplo, la regla de que todo aquel que comete un acto ilícito que cho, que reflejan las reglas básicas de justicia aceptadas por las comunidades
provoca un daño a otro, debe reparar ese daño; esa reparación debe comprender jurídicas y tales principios, cuando son comunes a los principales sistemas jurí-
no sólo el daño emergente, sino también el lucro cesante causado a la víctima dicos, son también reglas positivas de Derecho Internacional.
del perjuicio; la norma de que nadie puede ser juez en su propia causa; el prin-
No se trata, con esta tercera fuente, de abrir la puerta a un pretendido
cipio del enriquecimiento injusto, de la cosa juzgada, etc. En suma, se trata de
Derecho Natural, ya que el art. 38 (c) acuerda la potestad de aplicar solamente
esos preceptos básicos y fundamentales del derecho positivo —en algunos siste-
aquellos principios que hayan sido “reconocidos” por los Estados, es decir, nor-
mas, como el nuestro, formulados en la Constitución o en los Códigos, y en
mas de derecho positivo, incorporadas en el orden jurídico en vigor en esos Es-
otros, sobreentendidos como máximas subyacentes— que, al decir de Carnelutti,
tados. Tampoco se da cabida con esta fuente a la “equidad natural” “contra le-
se encuentran dentro del orden jurídico como está el alcohol dentro del vino:
gem” ya que el propio artículo 38, en su apartado 2”, permite la aplicación de la
constituyen la esencia o espíritu del derecho.
equidad pero únicamente cuando medie un acuerdo previo y especial de las
Esos principios que han sido, por así decirlo, decantados por la conciencia partes que autorice a la Corte a decidir el caso “ex equo et bono” (2).
jurídica de la humanidad en el curso de siglos y que son compatibles con la es-
tructura orgánica de la comunidad internacional, son igualmente reglas positi-
vas de Derecho Internacional, directamente aplicables a las relaciones entre los 2. Alcance general de esta fuente
Estados. Si bien han surgido y evolucionado para regir relaciones jurídicas en-
tre particulares, reflejan de tal modo los sentimientos básicos de justicia y Ha surgido una polémica en el campo doctrinario con respecto al alcance
equidad natural que, cuando son aplicables, deben sin ningún género de dudas de esta fuente de Derecho Internacional. Un grupo de autores voluntaristas,
utilizarse también para regir las relaciones entre Estados. hostiles a esta fuente, de donde surgen reglas de Derecho Internacional ajenas
"Cuando los autores del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia de- e independientes a la voluntad de los Estados (“questo infelicissimo articolo”, le
bieron enumerar las fuentes de las que habrían de extraer los miembros de la llama Anzilotti), sostienen que ella constituye una fuente especial que se ha
Corte los preceptos jurídicos en que basar sus decisiones, tuvieron en cuenta no acordado con carácter excepcional respecto de la Corte Internacional de Justi-
sólo los tratados y la costumbre, sino también el hecho de que los órganos arbi- cia, pero que no existe como tal fuente en el Derecho Internacional general, con
trales internacionales, en todas las épocas, habían hecho aplicación de esos
principios básicos que, al ser utilizados con ingenio por juristas avezados, pue- (13 Procés Verbaux, pág. 335.
(2) (**) Ver lo expuesto en la llamada 3 de la Sección 1 de este Capítulo.
220 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO 221
relación a los restantes órganos de jurisdicción internacional, como por ejemplo, jueces un poder nuevo, dado que la aplicación de tales reglas “es práctica cons-
los tribunales de arbitraje (3). tante en las jurisdicciones internacionales” (5).
En cambio, una segunda posición, hoy prevaleciente, sostiene que, por el Después de la adopción de este precepto, un número considerable de tri-
contrario, es esta una auténtica fuente del Derecho Internacional y que el art. bunales arbitrales no obligados por el Estatuto han considerado este parágrafo
38 (c) del Estatuto no innovó en nada respecto de la práctica seguida hasta 3 del art. 38 como declaratorio del derecho existente en materia de fuentes (6).
entonces, sino que no hizo más que codificarla y consagrar lo que existía hasta
ese momento.
3. Ejemplos de aplicación de principios generales de derecho
A.Verdross (ops.cits., vol. 30, 295 y s3. y vol. 52, 207 a 219) y Ch. Rous-
seau (op. cit., 900 y ss) han hecho un estudio detenido de la jurisprudencia de Los principios de derecho privado que, en el curso de la historia del arbi-
los órganos de arbitraje que precedieron a la Corte Internacional de Justicia y a traje y la justicia internacional, se han prestado a una aplicación internacional,
su predecesora, la Corte Permanente de Justicia Internacional, y han mostrado impresionan por su número y variedad. Lo mismo ha ocurrido, aunque en me-
que en todo tiempo los tribunales arbitrales y otros órganos de jurisdicción in- nor medida, con principios de derecho procesal y de derecho público, al extremo
ternacional, autorizados a laudar con arreglo al Derecho Internacional, falla- que ha sido posible confeccionar una extensa monografía en la que se sistema-
ban los litigios sometidos a su decisión, no solamente tomando en cuenta los tizan “los principios generales de derecho aplicados por tribunales internacio-
tratados y la costumbre sino también, en defecto de las mismas, esta tercera nales” (B.Cheng, 1953).
fuente, constituida por los principios generales de derecho. Estos tribunales
Uno de los ejemplos más interesantes de este aspecto de la actividad ju-
han sentido siempre la necesidad de hacer valer en las relaciones entre Esta-
dicial internacional es el caso de la indemnización rusa, decidido por la Corte
dos, no disciplinadas por tratados o normas consuetudinarias, ciertos principios
Permanente de Arbitraje de La Haya en 1912, es decir, antes de ser redactado
que constituyen la aplicación para estas relaciones, de conceptos fundamenta-
el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. En este caso el Tribunal recu-
les de justicia objetiva.
rrió a principios generales de derecho privado a fin de decidir la cuestión de si
Ambos autores citan numerosos ejemplos de aplicación de tales principios Turquía estaba o no obligada a pagar intereses moratorios por su demora en
para fundar decisiones arbitrales, como la regla de que el incumplimiento de
hacer efectiva la indemnización de guerra que debía a Rusia. Turquía sostenía
una obligación genera el deber jurídico de reparar; el principio de la fuerza ma-
que los Estados se hallan en una posición privilegiada y especial y no deben
yor como eximente de responsabilidad; las reglas de la prescripción y muchos
intereses moratorios por una deuda pecuniaria. El Tribunal denegó esta pre-
casos más. El hecho de que estos laudos, basados en tales principios, hubieran
tensión turca sosteniendo que “todas las legislaciones privadas de los Estados
sido aceptados por los Estados, demuestra que aquellas decisiones se fundaban
que forman el Concierto Europeo admiten, como lo hizo anteriormente el Dere-
en el derecho positivo. Dice con acierto A. Verdross: “los diferentes Estados en
cho Romano, la obligación de pagar intereses por pagos demorados como una
litigio aceptaron todas esas sentencias sin formular la menor protesta. Es poco
forma de indemnización jurídica” (7). :
probable que los Estados se hubieran sometido regularmente y sin protestar a
Asimismo, el Tribunal declaró que “existe una similitud entre las condi-
decisiones de esta naturaleza si según su opinión los principios generales de
derecho no hubieran tenido fuerza obligatoria en las relaciones internacionales”
ciones de un Estado y las de un individuo, que son deudores de una suma clara
y exigible, por lo que es equitativo y jurídico aplicar por analogía los principios
(4).
del derecho privado común” (8).
Asimismo, el Barón Descamps, presidente del Comité encargado por el
Es importante señalar que en 1913 D.Anzilotti publicó en la Revista ita-
Consejo de la Sociedad de las Naciones de elaborar el proyecto de Estatuto de la
liana de Derecho Internacional (pp. 53 y ss.) una severa crítica de este laudo
Corte declaró expresamente que las disposiciones del art. 38 (c) no dan a los
arbitral sosteniendo que el tribunal había aplicado entre dos Estados una nor-
(5) Procés verbaux, pág. 310.
(6) Por ej. Decisión administrativa N” II, Comisión Mixta de Reclamaciones Estados
(3) D.ANZILOTTI, (1921, 117 y ss.) y STRUPP, (1934, 445). A.P.SERENI, (1956, 154 y Unidos y Alemania, vol. I, 1923, Annual Digest, 1923-4, caso N” 205; Tribunal entre Rumania y
ss.) sostiene que estos principios no son fuente de Derecho Internacional porque uno de los más Alemania, fallo 22 septiembre de 1928, ibid. 1927--8 caso N” 369; Lena Goldfields arbitration, ibid.
firmes principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas, la prohibición de 1929-30, caso N” 1. Caso Naulilaa, V.N. Reports of International Arbitral awards, vol. 1l, pág.
hacerse justicia por mano propia, no es una regla positiva de Derecho Internacional. Lo mismo 1016.
podría decir SERENI del principio del carácter compulsorio de la justicia. Pero estos dos principios (7) BRIGGS (op.cit./1, 87). En una sentencia arbitral de 1861 se decidió que, según el
no se han incorporado al Derecho Internacional por no corresponder a la estructura orgánica del derecho común, la acumulación de los intereses atrasados se detiene cuando alcanzan el monto del
mismo, KELSEN (op.cit., 307 y 393/4) también niega que sea ésta una fuente de derecho general, e capital. LA FONTAINE (op.cit/1., 383).
incluso duda de la existencia de tales principios, especialmente en vista de los antagonismos ideo- (8) BRIGGS (op.cit., 42). Sobre la base de este razonamiento y citando opiniones de civi-
lógicos que separan el sistema jurídico comunista del capitalista. listas franceses, suizos y alemanes, el Tribunal consideró en definitiva que Rusia, al reclamar el
(4) Recueil Gény sobre Sources du Droit, vol. III, pág. 384. capital sin hacer referencia a intereses, había renunciado a los mismos.
222 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARECHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 223
ma de derecho privado sin cuidarse de demostrar que ella constituía el conteni- de todos los sistemas de jurisprudencia civilizados... siendo parte integrante y
do de una costumbre internacional. No es imposible que esta objeción haya necesaria de todo sistema de derecho debe ser admitida en el Derecho Interna-
sido, ál menos para algunos, motivo determinante del establecimiento de “los cional” (12).
principios generales de derecho” como fuente autónoma en el Estatuto de la
El internacionalista suizo Huber, actuando como árbitro en 1923 en las
Corte.
reclamaciones de Gran Bretaña contra España originadas en la zona española
Lo relativo a la atribución de indemnizaciones por daños y perjuicios en de Marruecos, en la reclamación N' 16, hizo aplicación de la doctrina del enri-
general, y la medida de esa indemnización en particular, proporcionan claros quecimiento injusto. Gran Bretaña reclamaba el pago de un alquiler por el uso
ejemplos de aplicación a las relaciones internacionales de principios básicos de de un bien de un súbdito británico por las autoridades españolas. Estas alega-
" derecho privado, originariamente destinados a regular relaciones patrimoniales ban que el contrato de arrendamiento no se presume y sino se ha concluido no
entre particulares. Cuando la Corte Permanente de Justicia Internacional, en
puede haber obligación de pagar alquiler. El árbitro “constató ante todo que es
el caso de la Usina de Chorzow (9) declaró que el deber de reparar en forma
un principio jurídico generalmente admitido aquel según el cual obligaciones
adecuada en caso de violación de una obligación, no sólo es un principio de De- cuasi—contractuales pueden nacer de actos unilaterales. Constató además que
recho Internacional, sino también “una concepción general de derecho”, aludió a
la ocupación prolongada de un inmueble por las autoridades, sin consentimien-
una larga serie de decisiones arbitrales. Así en el caso del Cape Horn Pigeon y
to del propietario, sin procedimiento de expropiación y sin la excusa de la nece-
otros barcos, decidido en 1902, entre Estados Unidos y Rusia, el árbitro Asser
sidad militar, constituye muy ciertamente un hecho suficientemente extraordi-
fundó su decisión en la tesis de que “el principio general de derecho privado
nario que reúne las características necesarias para que sea posible deducir de
según el cual los daños y perjuicios deben comprender una indemnización, no
él, a cargo de las autoridades y en favor del propietario, obligaciones quasi ex—
sólo por el daño sufrido, sino también por la ganancia de que ha privado, es
contractu', Constató finalmente que en el caso sería razonable dar a esas obli-
igualmente aplicable a los litigios internacionales” (10).
gaciones eventuales la forma de un pago de alquiler, destinado a indemnizar al
. Otros principios de derecho civil, como las reglas de prescripción, el res- propietario del uso de la propiedad que le ha sido retirada. Si las autoridades
peto de los derechos adquiridos y las normas sobre expropiación, el enriqueci- hubieran arreglado la situación con vistas a una ocupación temporaria, la tran-
miento injusto, la excepción de fuerza mayor, el igual derecho de los copropieta- sacción habría tomado la forma de un alquiler. La omisión, de parte de las au-
rios, han sido aplicados en todo tiempo por tribunales internacionales a la solu- toridades, de concluir un contrato de esta naturaleza, no puede acarrearles
ción de controversias entre Estados. ventajas” (13).
. En el caso Gentini, entre Italia y Venezuela, el árbitro Ralston se planteó En el asunto de la indemnización turca, referido más arriba, el Tribunal
el problema de si los “principios generales de prescripción deben aplicarse a las declaró, en un “obiter dictum”, que la “excepción de fuerza mayor es oponible en
reclamaciones pecuniarias entre naciones”. Encontramos, dijo el árbitro, “que Derecho Internacional público como-en derecho privado” (14) y la Corte de Jus-
en todas las naciones y desde las épocas más primitivas se ha considerado que ticia Centro Americana invocó en un caso “el principio emanado del derecho
el transcurso del tiempo debe aportar un fin a las controversias particulares. romano de que los comuneros no pueden hacer actos de disposición sino con el
Muy temprano en la historia del derecho romano este sentimiento recibió san- consentimiento y de común acuerdo con los demás” (5).
ción legislativa... esas leyes de aplicación universal no eran actos arbitrarios
La importancia de los “principios generales” en los litigios ante tribuna-
del poder, sino que respondían a necesidades de la humanidad... Todos los ar-
les internacionales no se limita al derecho de fondo. Muchas cuestiones de pro-
gumentos en favor de su institución entre particulares existen igualmente
cedimiento y de prueba, a menudo decisivas, no reguladas por los tratados apli-
cuando se entabla una reclamación por un gobierno en protección de un nacio-
cables, se han resuelto mediante la aplicación de principios de derecho procesal
na”. En base a estas consideraciones, el árbitro consideró que la reclamación
que son inherentes a todo sistema jurídico o, como ha dicho la Corte Permanen-
había prescripto (11). El Tribunal arbitral mixto greco-búlgaro, en el caso Sa-
te, “elementos esenciales de todo procedimiento judicial” (16). B.Cheng (1953,
rrapulos resolvió en 1927, en forma concordante que “la prescripción parece
25 y 26, 257 y 390) enumera entre ellos el principio “Audiatur et altera pars”,
constituir una regla jurídica positiva en casi todos los sistemas de derecho. Es
“Jura Novit Curia”, “Res Judicata”, el poder de todo tribunal de determinar su
la expresión de un gran principio de paz que está en la base del common law y
propia jurisdicción, el “onus probandi” al que reclama, etc..
Entre ellos ofrecen particular interés algunos principios básicos de dere-
(9) Serie A, N* 17, pág. 29 y N° 9, pág. 21. cho procesal establecidos por la Corte Internacional, como la doctrina de la pre-
(10) LA PRADELLE et POLITIS (op.cit, 11, 285), donde se cita una serie de decisiones
concordantes. A ellas cabe agregar el caso Fabiani, Moore, Internationel Arbitrations,
V. pág. 4908 (12) Annual Digest, 1927-8, caso N' 173.
y el arbitraje de Delagoa Bay entre Portugal y Gran Bretaña en que el daño emergente
y el lucro (13) Recueil des sentences arbitrales, Nations Unies, vol. II, pág. 682.
cesante fueron reconocidos en base a los principios generales del derecho común de las naciones (14) BRIGGS, (0p.cit., 41).
modernas. LAUTERPACHT (1933, 118 en nota).
(15) American Journal of International Law, 1917, pág. 728.
(1) BISHOP (op.cit., 37 a 39).
(16) En la opinión consultiva sobre Servicio Postal en Danzig, Serie B, N° 11, pág. 31.
AA AI LAA N LALA LA La ALL AL La> FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO 225
clusión o “stoppel”, (‘Venire contra factum proprium”). En el asunto de las usi- 4. El método comparativo para la determinación de “los principios generales
nás de Chorzow, Polonia alegó la incompetencia de la Corte fundándose en que de derecho reconocidos por los principales sistemas jurídicos”
el art. 305 del Tratado de Versailles daba jurisdicción en el asunto a un tribu-
nal arbitral mixto. Cuando se demostró que Polonia había hecho imposible a los Para que los principios generales de derecho cobren relevancia interna-
afectados recurrir a ese tribunal, al no dar noticias previas de la expropiación cional y puedan ser aplicados por los órganos judiciales y arbitrales de la co-
proyectada, la Corte Permanente de Justicia Internacional declaró: “es un prin- munidad de Estados, es menester que sean reconocidos por los principales sis-
cipio generalmente reconocido, no sólo por la jurisprudencia arbitral interna- temas jurídicos, representativos de la comunidad internacional.
cional, sino también por las jurisdicciones nacionales, que una parte no puede La respuesta acerca de si determinado principio es aceptado o no, sólo
oponer a la otra el hecho de no haber cumplido una obligación o no haber utili- puede provenir de un estudio de derecho comparado que debe practicarse res-
zado un recurso, si la primera, por un acto contrario a derecho, ha impedido a pecto de los regímenes jurídicos contemporáneos, a fin de decidir si ha alcanza-
la segunda cumplir con la obligación en cuestión o recurrir a la jurisdicción que do o no la generalidad necesaria para convertirse en una regla positiva de dere-
le estaba abierta” (17). cho internacional que permita resolver jurídicamente controversias entre Esta-
Un principio, que es a la vez básico al derecho procesal y al derecho pú- dos.
blico es el del “nemo iudex in causa sua”, también proclamado por la Corte El mero hecho de que un principio se encuentre en diversos sistemas de
Permanente de Justicia Internacional tomándolo como fuente de los principios derecho interno no lo inviste con los atributos de universalidad requeridos para
generales de derecho reconocidos por los principales sistemas jurídicos. En su que pueda ser trasladado a la esfera internacional. Debe ser “reconocido por las
opinión consultiva sobre el Tratado de Lausana la Corte adoptó la doctrina de naciones civilizadas”, es decir, admitido en sustancia por los principales siste-
que las disposiciones del Pacto sobre votación deben someterse el principio ge- mas de derecho del mundo y, al aplicarlo, es menester no hacer violencia a los
neral, a “la regla bien conocida según la cual nadie puede ser juez en su propia conceptos fundamentales de cualquiera de esos sistemas. El método del derecho
causa” (C.P.J.I., Serie B, N* 12, pág. 32). comparado es indispensable en este caso, como medio de descubrir y determi-
Enel caso Fabiani, entre Francia y Venezuela, decidido en 1896 por el nar los principios de derecho interno sostenidos en común y maduros, por lo
Présidente de la Confederación Suiza como árbitro, se definió el concepto de tanto, para su absorción por el Derecho Internacional.
retardo inmotivado como denegación de justicia determinante de responsabili- En la práctica los órganos judiciales internacionales al aplicar tales prin-
dad internacional, basándose en “principios generales de derecho internacional cipios no realizan un estudio exhaustivo de derecho comparado. Sin embargo, la
sobre denegación de justicia, es decir, en reglas comunes a la mayoría de los composición de la Corte Internacional de Justicia, que estatutariamente debe
sistemas jurídicos o enseñadas por la doctrina” (18). contar con la representación de las grandes formas de civilización y de los prin-
En la opinión consultiva sobre reservas a la Convención que condena el cipales sistemas jurídicos del mundo, facilita ese examen comparativo. Esa
genocidio la Corte actual expresó que “los principios que están en la base de composición representativa permite confiar en que los principios ‘generales
esta Convención son principios reconocidos por las naciones civilizadas como aplicados por la Corte no encuentran oposición en esos sistemas, pués un juez
obligatorias para los Estados, aún fuera de todo lazo contractual” (19). internacional consciente de su misión protestaría contra la invocación de un
pretendido principio general de derecho incompatible con los postulados de su
orden jurídico nacional.
Sin embargo, la aplicación intensiva del método del derecho comparado,
puede convertirse en valiosísimo auxiliar para el desarrollo del Derecho Inter-
nacional, descubriendo nuevas reglas, como por ejemplo, las restricciones al
(17) Serie A, N” 9, pág. 31. Ver también el Asunto de las aguas del Mosa (Serie A/B, N* derecho de legítima defensa mediante la aplicación de principios emergentes de
70, pág. 25), en que la Corte Permanente declaró difícil de admitir que Holanda tenga ahora razón
los Códigos Penales nacionales, o la reglamentación del aprovechamiento de
en quejarse por la construcción y funcionamiento de una compuerta para lo cual ellos mismos die-
ron un ejemplo en el pasado. Igualmente, al dictar su reglamento, la Corte se fundó en principios de ríos merced a la aplicación de normas de derecho civil sobre uso de las aguas.
derecho procesal universal, como la conexión entre lo que se pide y lo que se contra—demanda, en Ejemplo de evolución en este sentido es lo relativo al abuso del derecho.
las demandas reconvencionales, y en uno de sus fallos (Serie A, N” 6 pág. 20) se refiere a los princi-
En 1870 el Presidente de Chile debió resolver como árbitro un pleito entre Gran
pios ordinariamente admitidos en materia de litispendencia o sea la identidad de parte, la de objeto
y la de “causa petendi”. En Serie A N° 6 pág. 20 la Corte Permanente aplicó los principios generales Bretaña y Argentina originado a raíz del cierre del puerto de Buenos Aires,
sobre litis-pendencia. La Corte actual en el fallo en el asunto del Canal de Corfú 1.C.J. Reports ordenado por el Gobierno argentino cuando ya estaban en viaje algunos barcos
1949 pág. 18, admitió la prueba circunstancial aduciendo que estos medios de prueba indirecta son destinados a él. Inglaterra adujo que esa medida era ilícita porque si bien Ar-
admitidos en todos los sistemas de derecho y su uso es sancionado por la jurisprudencia internacio-
gentina era dueña de sus puertos, y podía ejercer actos de policía sobre ellos, el
nal.
(18) MOORE, International Arbitrations, t. V, pág. 4895. cierre inconsulto y sin advertencia previa infería perjuicios que debían reparar-
(19) Reports, 1.C.J. 1951, pág. 23. se, en cuanto constituía el ejercicio abusivo de un derecho. En ese momento, las
226 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARECHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
227
legislaciones civiles de muchos países no habían aceptado todavía de manera Algunos de esos principios generales del Derecho Internacional
decisiva y concluyente este principio del abuso del derecho. El árbitro resolvió tienen su
base en la costumbre, como por ejemplo, el de la libertad de los
en contra de esta pretensión británica, concluyendo que “es de jurisprudencia mares, invocado
por la Corte Permanente en el caso del “Lotus”. Hay otros principio s
universal que aquel que hace uso de su derecho no lesiona a nadie” (20). de esta
misma naturaleza, inherentes a la estructura de la comunidad internac
En cambio, en 1926, se planteó ante la Corte Permanente un problema ional
contemporánea, como por ejemplo, el de la igualdad e independ
que también involucraba el abuso del derecho, cuando Polonia alegó que la ena- encia de los
Estados, que constituyen la “espina dorsal” del “corpus judicium
jenación por Alemania de ciertos intereses en Alta Silesia antes de la transfe- ” internaci onal.
La Corte Permanente ha dicho que la independ encia de los
rencia de ese territorio ordenada por los Tratados de Paz, entrañaba un abuso Estados constituye
“un principio que está en la base misma del Derecho Internac
del derecho. ional” y le ha ser-
vido de punto de partida para la constata ción de que “se halla bien establecido
-.Si bien la Corte no hizo lugar en el caso a la pretensión polaca, admitió en Derecho Internacional que ningún Estado podría ser obligado
a someter sus
implícitamente en tesis general la procedencia del principio del abuso del dere- diferendos con otros Estados a un procedimiento cualquie ra de solución pacíf-
cho en el Derecho Internacional. Sostuvo que “la hipótesis de tal abuso no se ca, salvo con su consenti miento” (22). En el asunto Mavromm atis (C.P.J.I., Se-
verifica en el caso actual: se trata de un acto que no sale del cuadro de la admi- rie A, N” 2) la Corte declaró que “es principio elementa l de Derecho Internacio-
nistración normal de bienes públicos y que no está destinado a procurar a una nal el que autoriza al Estado a proteger a sus nacionales lesionado
s por actos
de las partes interesadas una ventaja ilícita y a privar a la otra de una ventaja contrarios al Derecho Internacional cometidos por otro Estado,
si esos naciona-
a la que tenga derecho. La cancelación del contrato parece en efecto, haber res- les no han podido obtener satisfacción por las vías ordinaria s”. Igualmen te cabe
pondido a un fin legítimo de administración, o sea, el abandono por el Reich de mencionar la regla del previo agotamie nto de los recursos internos, estableci da
una explotación gravemente deficitaria”. Agregó además la Corte que “tal abu- en numerosas decisiones arbitrales y judiciales, y que en el caso
J. Pinson
so nose presume, sino que incumbe a quien lo alega proporcionar la prueba de (Francia contra México) fue descripta como “el famoso principio
de Derecho
su alegación” (21). Internacional según el cual una reclamac ión internaci onal no es, por regla ge-
-.La Corte recogió y examinó en este caso el concepto de abuso de derecho neral, admisible, en tanto que los recursos legales ante las autorida
des nacio-
con el'criterio más restrictivo con que es admitido en las legislaciones civiles de nales hayan sido agotados, principio que, aunque no haya encontra do recono-
los diversos sistemas jurídicos, llegando a una especie de denominador común cimiento expreso en las relaciones convenci onales entre los dos Estados en cau-
mínimo en que coinciden dichas legislaciones. Ese concepto mínimo es que sólo sa, puede ser considerado como un principio generalmente admitido
de derecho
existe-abuso del derecho cuando el acto es cumplido con la exclusiva intención consuetudinario” (23).
de dañar a otro; cuando el agente no tiene ningún interés propio, sino que per- La Corte actual, en el asunto del Canal de Corfú, fundó la obligació n de
sigue el sólo objeto de perjudicar a un tercero. Así por ejemplo, en el derecho Albania de notificar la existencia de minas en su territorio marítimo , determi-
anglo-sajón la jurisprudencia exige “el uso malicioso de la propiedad” como cri- nante de su responsa bilidad por la voladura de barcos, “en ciertos principios
terio determinante del abuso (W.Friedman, op. cit., 393). generales y bien reconocidos, a saber: consideraciones elementales
de humani-
dad, más absolutas cuando actúan en tiempo de paz que en época
de guerra, el
5, Los principios generales del Derecho Internacional principio de la libertad de las comunica ciones marítima s y la obligació n, para
todo Estado, de no dejar utilizar su territorio para actos contrario
s a los dere-
Es necesario distinguir los “principios generales del derecho” reconocidos chos de otros Estados” (1.C.J. Reports, 1949, 1292).
por los principales sistemas jurídicos en su foro doméstico a que se refiere el También la jurisprudencia internacional ha proclamado otros principio
s
art. 38 (c), de los principios generales del orden jurídico internacional, inferidos generales del Derecho Internac ional inducido s del sistema convenci onal y de la
de las normas consuetudinarias y convencionales y, por lo tanto, basados en los regla “pacta sunt servanda”, como por ejemplo, “el principio generalm
ente ad-
parágrafos a y b del mismo artículo 38. mitido según el cual un Estado no podría invocar frente a otro Estado
su propia
Estos principios o reglas generales del Derecho Internacional surgen di- Constitución para substraerse a sus obligaciones internacionales” (24).
rectamente de la naturaleza del propio Derecho Internacional por un proceso de
inducción lógica, en tanto que los “principios generales de derecho”, según se ha
visto, han obtenido antes su reconocimiento en el derecho interno de los Esta- (22) Serie B, N” 5, pág. 27. En este principio ha insistido la Corte actual, 1.C.J. 1948
pág.
31, 1950 pág. 71, 1952 pág. 103, 1954, pág. 32.
dos. (23) Recueil d'Arbitrages de las Naciones Unidas, t. V, pág. 351. En su
fallo de 21 de
marzo de 1959 en el asunto Interhandel (Suiza contra Estados Unidos)
la Corte declaró inadmisible
la demanda porque la compañía Interhandel, cuyo caso ha sido patrocinado
por Suiza, no ha agota-
(20) LA PRADELLE
do los remedios locales que tiene disponibles en los tribunales de los Estados Unidos.
et POLITIS, (op.cit., II, 658 y nota doctrinaria en pág. 666).
(21) (24) Opinión consultiva de la C.P.J.I.. sobre
C.P.J.L, Serie A, N° 7, pág. 37 y pág. 30, respectivamente. los nacionales polacos en Danzing, Serie
A/B, N° 44, pág. 24.
228 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 229
Igualmente, en su opinión consultiva sobre las comunidades greco—búlgaras,
La conjugación de estas dos disposiciones significa que no rige en materia
la Corte constató que “es un principio generalmente reconocido del derecho de gen-
internacional el principio del “stare decisis”, o sea la doctrina del precedente
tes que en las relaciones entre las partes de un tratado, las disposiciones de una ley
obligatorio.
interna no podrían prevalecer sobre las del tratado” (25), así como “el principio
evidente por sí mismo que un Estado que ha contraído válidamente obligaciones Es indudable sin embargo, que en la práctica, los tribunales internacio-
internacionales está obligado a introducir en su legislación las modificaciones nece- nales en sus decisiones, los abogados en sus alegatos y los autores en sus obras
sarias para asegurar la ejecución de las mismas” (26). de doctrina dan gran peso a las decisiones judiciales preexistentes. Esta ten-
dencia se ha acentuado con la creación de un órgano judicial permanente como
En el caso Tinoco (Gran Bretaña contra Costa Rica) el árbitro Taft dijo:
es la Corte de La Haya, que ha evidenciado una definida tendencia a seguir los
“es un principio general de Derecho Internacional que un cambio de gobierno
precedentes establecidos por otros tribunales internacionales y por ella misma.
no tiene efecto sobre las obligaciones internacionales de un Estado” (27).
La Corte ha invocado con frecuencia, en apoyo de sus decisiones, la jurispru-
Es a estos principios de Derecho Internacional inferidos por los órganos dencia de los tribunales arbitrales (1), y sus propias decisiones anteriores. La
Judiciales por un proceso de razonamiento inductivo a los que se refiere el fallo Corte actual ha seguido los precedentes establecidos por su predecesora y en
arbitral dictado entre Estados Unidos y el Reino Unido en 1923 por un tribunal algún caso en que ha debido apartarse de ellos ha tomado el cuidado de “distin-
mixto presidido por Fromageot, donde se dice: “El Derecho Internacional, tal guir” el nuevo caso del anterior, con procedimientos similares a los empleados
como el derecho interno, puede no contener, y generalmente no contiene reglas por los tribunales del “common-law” anglo-sajón (2).
explícitas que decidan casos particulares: pero la función de la ciencia del derecho
Es que ninguna regla escrita puede impedir que un fallo tenga valor per-
es resolver los conflictos de derechos e intereses opuestos aplicando, en defecto de
suasivo como prueba autorizada del derecho existente: las sentencias de un
disposiciones legales específicas, los corolarios de principios generales, a fin de
tribunal indican lo que, con toda probabilidad, ese tribunal considerará en el
encontrar —exactamente como en las ciencias matemáticas— la solución del proble-
futuro como derecho vigente.
ma. Este es el método jurídico; es el método por el cual el derecho ha evolucionado
gradualmente en todos los países y ha resultado en la definición y arreglo de rela- De todas maneras, en el campo internacional sólo puede hablarse de “ju-
ciones jurídicas, tanto entre Estados como entre particulares” (28). risprudencia” en el sentido continental europeo, y no en el del derecho común
anglo-sajón, en que constituye “per se” fuente formal de validez de normas
jurí-
dicas.
Sección V Del artículo 38 del Estatuto de la Corte resulta que la jurisprudencia,
como también la doctrina, son “medios auxiliares de determinación de las
Medios auxiliares de determinación re-
glas de derecho”; es decir, no constituyen fuentes en sí mismas, de las que
de las reglas de Derecho Internacional emanen normas jurídicas, sino medios subsidiarios destinados a evidenciar el
estado del derecho en un tema determinado. Son fuentes de conocimiento, pero
no de validez; no crean reglas: concurren a determinar las ya existentes. Como
1. La jurisprudencia internacional decía el Barón Descamps al discutir este pasaje del art. 38, la jurisprudencia y
la doctrina desempeñan un cometido de elucidación (3).
Las decisiones judiciales que tratan cuestiones de Derecho Internacional
Así, por ejemplo, las decisiones judiciales, incluso las internas, desempe-
son indicadas en el art. 38 del Estatuto de la Corte, conjuntamente con la doc-
ñan un papel sumamente importante en la determinación de las normas con-
trina, como “medio auxiliar de determinación de las reglas de derecho”, bajo
suetudinarias, ya que evidencian lo que los tribunales internacionales o inter-
reserva de lo dispuesto en el artículo 59 del Estatuto. Este artículo establece
nos han aceptado como reglas vigentes de Derecho Internacional. Como ha di-
que la decisión de la Corte no es obligatoria sino para las partes en litigio y
cho el Juez Cardozo, las normas consuetudinarias tienen a veces “una existen-
para el caso que ha sido decidido.
cia crepuscular durante la cual son difícilmente discernibles de las reglas mora-
les o de justicia, hasta que al fin el “imprimátur' de una corte verifica su calidad
jurídica” (4).
(25) C.P.J.I., Serie B, N° 17, pág. 32.
(26) C.P.J.I, Serie B, N* 10, pág. 20.
(27) HUDSON (op.cit., 163). (1) Ver por ejemplo C.P.J.I. Serie A/B, N° 61, pág. 243, Serie A, N° 9, pág. 31, N° 31,
pág. 47 y C.LJ. Reports 1953, pág. 119, con una referencia expresa al caso del Alabama.
(28) BRIGGS (op.cit., 35). El Tribunal decidió en este caso que si un principio de Derecho
Internacional de tiempo de guerra autoriza a un beligerante a privar a su enemigo del beneficio (2) Opinión consultiva de 30 de marzo de 1950 sobre Interpretación de los Tratados de
de Paz con Bulgaria, Hungría y Rumania, LC.J. Reports, 1950, pág. 65. Ver, además, E.JIMÉNEZ
la libertad de alta mar, por analogía está justificado el privarle del uso de DE
los mares por medio de ARECHAGA (1950, 496-7).
cables telegráficos, que habían sido cortados por Estados Unidos en Filipinas
durante la guerra con
España en 1898. (3) Procés Verbaux, pág. 336.
(4) New Jersey v. Delaware, 291 U.S. 361, 383, (1934).
230 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 231
“Refiriéndose a esta función de la jurisprudencia decía en un caso el Juez Las obras de los fundadores del Derecho Internacional alcanzaron enor-
Marshall en nombre de la Corte Suprema de los Estados Unidos: “El Derecho me autoridad en la práctica ya que las reglas de conducta por ellos postuladas
Internacional es en parte no escrito y en parte convencional, Para determinar fueron acogidas por los Estados para gobernar sus relaciones recíprocas.
aquella parte no escrita, recurrimos a los grandes principios de razón y de jus- El primer período del arbitraje facultativo, de 1783 a 1855, como señalan
ticia; pero, como esos principios serán diferentemente entendidos por las distin- La Pradelle y Politis, se caracteriza por la influencia predominante de la doc-
tas naciones bajo distintas circunstancias, los consideramos, en cierto grado, trina. Los fallos de esa época se basan casi enteramente en las opiniones de los
fijados y estabilizados por una serie de decisiones judiciales. Las decisiones de publicistas clásicos y algunos modernos (6).
los tribunales de los distintos países, en tanto se funden en un derecho común a Pero ya a mediados del siglo pasado se empezó a poner en discusión el
todos, serán acogidas, no como autoridad, pero sí, con respeto, ya que muestran papel desempeñado hasta entonces por la doctrina. Decía, por ejemplo, una
comó se ha entendido, en ellos, en el caso dado, el Derecho Internacional” (5). Corte Judicial inglesa en 1876: “Los autores de Derecho Internacional, por va-
De manera que el juez internacional podrá recurrir, por ejemplo, a la ju- liosos que sean sus trabajos en elucidar y aclarar los principios y reglas de de-
risprudencia sentada por otros tribunales internacionales, y aún a la jurispru- recho, no pueden crear ese Derecho. Para ser obligatorio, el Derecho debe haber
dencia interna conforme al Derecho Internacional, no para fundar exclusiva- recibido el asentimiento de las Naciones obligadas por él. En ausencia de prue-
mente en ella la norma que ha de aplicar, sino para determinar con su auxilio bas de tal consentimiento, ni siquiera la unanimidad de parte de los escritores
si ha surgido realmente una costumbre jurídica sobre un punto dado, o si existe teóricos justificaría la aplicación judicial del derecho por la sola voluntad de sus
un principio general de derecho generalmente recibido. opiniones o declaraciones” (7).
: Asimismo, como ya se ha señalado, las decisiones de los tribunales inter- Sin contradecir esta opinión, un fallo posterior de la Corte Suprema de
nos pueden conducir por sí y directamente al desarrollo de reglas consuetudi- los Estados Unidos, dictado en 1900, en el caso ya referido del Paquete Habana,
narias, tal como ocurre con los actos legislativos o ejecutivos del Estado. Exis- aclara en forma muy precisa el cometido útil, pero limitado que desempeña hoy
ten normas consuetudinarias en materia de extraterritorialidad de Estados la doctrina del Derecho Internacional en la determinación de las reglas de este
extranjeros; en lo relativo a la situación jurídica de gobiernos no reconocidos; en orden jurídico: “Cuando no hay tratado, debe recurrirse a las costumbres y al
materia de extradición o de jurisdicción penal sobre navíos extranjeros, que han uso de las naciones civilizadas; y para probar la existencia de tales costumbres,
surgido de decisiones uniformes concurrentes de los tribunales judiciales de los es necesario acudir a las obras de los juristas y comentadores que, a fuerza de
distintos Estados. años de trabajo, investigación y experiencia, han adquirido un conocimiento
“Pero, naturalmente, mayor importancia tienen las decisiones judiciales o particularmente profundo de los temas de que tratan. Los tribunales judiciales
arbitrales emanadas de órganos internacionales. En lo que a estas respecta, no deben recurrir a tales obras, no en busca de las especulaciones de sus autores
cabe duda que una importancia mayor se debe dar, por su orden, a los fallos de sobre como debiera ser el derecho, sino en procura de su autorizada experiencia
la Corte Permanente de Justicia Internacional o la Corte Internacional de Jus- acerca de lo que el derecho realmente es” (8).
ticia; luego a los Tribunales y Cortes de arbitraje y finalmente, a las decisiones Un hecho significativo para mostrar la creciente declinación del papel de
de las comisiones mixtas. El nivel técnico superior, la mayor especialización, la la doctrina en el Derecho Internacional de hoy, es que en las decisiones de la
desvinculación más grande de la influencia política del Estado, explican esa Corte Internacional no es invocada sino en raras ocasiones y no se hace nunca
preferencia. La opinión judicial a su vez, debe asumir y ha asumido prioridad mención expresa de nombres de autores. Se alude simplemente, en algunos
sobre la doctrinaria. Es razonable dar más peso a las decisiones judiciales que a fallos, a “la opinión general” a “la doctrina constante” (9). Este hecho se explica,
las eriseñanzas de los juristas, porque la decisión judicial internacional es el entre otros motivos, porque “a medida que el campo del Derecho Internacional
pronunciamiento de una corte expresado después de haber tenido la ventaja de es cubierto por decisiones judiciales, menor pasa a ser la autoridad de los co-
escuchar los puntos de vista explicados por ambas partes. En cambio, el inter- mentaristas y de los juristas” (10). Además, el juez internacional de hoy no
nacionalista sólo actúa a base de sus propias investigaciones y estudios. tiene necesidad como el árbitro del siglo pasado, de consultar las obras doctri-
narias para saber lo que prescribe el Derecho Internacional sobre una cuestión
dada, sino que tiene a su disposición fuentes de información más directas y
2. La doctrina de los publicistas
auténticas. Por eso la jurisprudencia ha alcanzado una función mucho más
La doctrina de los publicistas más calificados en Derecho Internacional, importante que la doctrina como medio subsidiario de determinación de las
que llegó a desempeñar en el origen de este derecho, un papel cuasi-legislativo,
es hoy simplemente un segundo “medio auxiliar de determinación de las reglas (6) Recueil d'Arbitrages t. I, Introducción pa. XLVIIL
(7) BISHOP (op.cit., 32).
de derecho” que va perdiendo importancia frente a la jurisprudencia. (8) BISHOP (op.cit., 30).
(9) Serie A, N” 1, pág. 28. B, N° 8, pág. 37.
(5) BISHOP (op.cit., 33 a 35). (10) LORD SUMNER, citado en Schwarzenberger, International Courts, pág. 15.
232 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 233
demás fuentes y así lo revelan, por ejemplo, los alegatos que se presentan ante 2. Enumeración de las actuales fuentes formales del Derecho Internac
ional
la Corte Internacional. Público
Un problema que ha adquirido relevancia en la actualidad por las impli-
Sección VI
cancias que posee, es el de considerar, al tenor del artículo 38 del Estatuto
de la
Corte Internacional de Justicia y de los recientes desarrollos del Derecho Inter-
Jerarquía entre las diversas fuentes
nacional Público, cuáles son las fuentes formales de éste y si existe jerarquía
entre las mismas y las reglas que de ellas provienen.
por Eduardo Jiménez de Aréchaga (numeral 1) El artículo 38 del Estatuto de la Corte Permanente de Justicia Interna-
cional, establecía “La Corte... aplica:” y a continuac ión enumerab a las
Roberto Puceiro Ripoll (numerales 2 y 3) fuentes
formales, mientras que el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional
de
Justicia expresa: “La Corte, cuya función es decidir conforme al Derecho Inter-
nacional las controversias que le sean sometidas, deberá aplicar...” y también
1. La posición tradicional
señala seguidamente las fuentes.
Un último punto a señalar con respecto al problema de las fuentes del Ese cambio en la introducci ón de la norma indica clarament e que esas
Derecho Internacional es el que se relaciona con la jerarquía que existe entre son las fuentes formales del Derecho Internacio nal, —y no solo las que atañen a
todas ellas. El artículo 38 del Estatuto de la Corte las enumera en el orden si- la Corte— y que por tanto son las aplicables directamente por la Corte y
por
guiente: tratado, costumbre, principios generales de derecho y luego, en el todos los sujetos del Derecho Internacio nal, que no solo no han negado tales
mismo plano, jurisprudencia y doctrina como medios auxiliares. Al redactarse fuentes sino que además las han aceptado, ya sea a través del Estatuto
de la
el Estatuto se propuso declarar que estas fuentes se aplicarían “en orden suce- Corte o fáctica y jurídicamente.
sivo” a lo que se opuso el jurista italiano Ricci-Busatti, sosteniendo que ello En tal contexto, queda en pie la considera ción de si esa enumerac ión de
podría suscitar dificultades en la hipótesis en que hubiera que aplicar simultá- las fuentes es taxativa y exhaustiva o pueden existir y si existen otras
fuentes
neamente diversas categorías de fuentes en el mismo caso concreto. El Presi- formales.
dente del Comité redactor señaló que ese orden jerárquico entre las diversas Las interpretaciones han sido diversas, a lo largo del tiempo. Sin embar-
fuentes resulta de la propia naturaleza de las cosas: si hay un tratado entre dos go, en el Derecho Internaci onal contempo ráneo resulta innegable la existencia
Estados que resuelve un problema determinado, es evidente que ese tratado, de otras fuentes, como los actos unilaterales de los Estados y de los organismo
s
como norma particular, prima en las relaciones entre esos Estados sobre la internacionales (4).
costumbre general que pueda existir en la materia. Si no hay tratado, corres- Para analizar la viabilidad de esa existencia, partiendo de la base del ar-
ponde aplicar entonces la norma consuetudinaria y recién se podrá acudir a los tículo 38 citado, necesaria piedra angular del tema, se requiere considerar dos
principios generales de derecho, en ausencia de normas convencionales y con- factores.
suetudinarias, a fin de llenar el vacío existente en el ordenamiento internacio-
En primer término, el Estatuto de la Corte, no niega la posibilidad de
nal. Se replicó entonces que la fórmula estableciendo el orden sucesivo era in-
la existencia de otras fuentes, desde que su texto no indica explícita o táci-
útil, ya que el orden de aplicación se deducía del principio del predominio de la
tamente, que su enumeración sea exhaustiva. Es más, no es el Estatuto de
norma especial sobre la general. En definitiva, esas palabras fueron eliminadas
la Corte el que fija las fuentes sino el “Derecho Internacional” al que cita en
por la Asamblea de la Sociedad de las Naciones por considerarlas inútiles (1).
la introducción del artículo 38. En segundo lugar, es explicable que el Esta-
A pesar de esta eliminación, la Corte Internacional ha entendido el orden tuto enumerara las fuentes existentes al momento de su creación, sin ce-
del art. 38 del Estatuto como expresión de una jerarquía de las fuentes del De- rrarse a la viabilidad de la futura existencia de otras. Y en tal sentido, pre-
recho Internacional, (2) y en particular que el derecho emergente de los trata- cisamente, esas nuevas fuentes a las que hemos aludido, han adquirido níti-
dos tiene precedencia sobre el derecho consuetudinario (3). do perfil y por ende indubitable existencia, con posterioridad a la vigencia
del Estatuto.
(1) Procés Verbaux Premiére Assemblée SDN 3éme Comm. pág. 534 y pleniéres pág.
438.
(2) M.SOERENSEN, (op.cit., 68).
(3) G. SCHWARZENBERGER, op.cit., 16. (4) Ver en este mismo Tomo el Capítulo VI.
234 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
235
«Por tanto, si el intérprete y el que debe aplicar el Derecho Internacional, b. Jerarquía entre las fuentes formales del Derecho Internacional
ya sean sus sujetos, la doctrina o la jurisprudencia, descubren que el mismo ha
aceptado y configurado nuevas fuentes no enumeradas en el artículo 38 de la En consideración a las fuentes formales
Corte, no puede desconocerlas so pretexto que dicha norma no las incluye, por- del Derecho Internaci onal, ade-
lantamos desde ya que entendemos que no se da ni existe jerarquía
que la última palabra no radica en ella sino en el propio Derecho Internacional, entre las
mismas.
al que por otra parte esa misma norma se remite.
Tradicionalmente, el estudio de las fuentes del Derecho Internaci
onal si-
gue la enumeración dada en el artículo 38 del Estatuto de la Corte
Internacio-
3. Jerarquía entre las fuentes formales del Derecho Internacional y entre sus nal de Justicia, que no establece concretamente ninguna jerarquía
entre esas
normas . fuentes (Ver M.Diez de Velazco, 1988, I, 82 y ss.).
Las discusiones y conclusiones en el seno del Comité de Juristas, redac-
a. Planteo de la cuestión tor del Estatuto de la Corte Permanente de Justicia Internacional en
1920 —del
cual proviene el Estatuto de la actual Corte Internaci onal— recogieron
Otro tema importante resulta el de la jerarquía de las fuentes del Dere- las fuen-
tes de la comunidad internacional, teniendo en cuenta los antecedentes
cho Internacional y de sus normas y la correcta y real orientación y considera- existen-
tes en su momento y desde entonces el contenido del artículo 38 de
ción de tal tema. : ese cuerpo
normativo ha tenido una influencia notoria en la interpretación y
manejo del
El problema de la jerarquía de las fuentes del Derecho Internacional, pa- tema.
ra llegar a una precisa conclusión, requiere una distinción previa entre las En principio, la norma se apartó sustancialmente del artículo 7o. de
fuentes formales y las normas jurídicas internacionales que emanan de las la
Convención de La Haya de 1907 que creaba la Corte Internaci onal
mismas (Ver ().D.Nguyen y otros, 1987, 105 y 106). de Presas,
que establecía una concreta jerarquía entre las fuentes del Derecho. Ese
apar-
Las fuentes formales del Derecho Internacional son los procedimientos de tamiento no debe entenders e como un descuido de los redactores del Estatuto
elaboración de ese derecho, las diferentes técnicas que autorizan a considerar de 1920, sino como la inteligencia de que no existía jerarquía entre
las fuentes
que una regla pertenece al derecho positivo. o en todo caso que ello debía dejarse librado a la interpretación.
Por normas jurídicas internacionales debe entenderse el contenido de Asimismo, en el Proyecto del artículo 38 del Estatuto de la Corte Perma-
una regla originada de acuerdo a las exigencias procedimentales de una fuente nente se establecía que la aplicación de las fuentes había de hacerse en “orden
formal: Una norma internacional puede emerger de diferentes fuentes forma- sucesivo”, lo que posteriormente fue suprimido por considerar lo innecesari o.
les. Por ejemplo, los derechos de los ribereños de un curso de agua internacio- Por lo demás, el artículo hace la enumeraci ón de las fuentes con las letras a), b)
nal pueden provenir de una fuente convencional o consuetudinaria. Por otro y c), no utilizándose ordinales que hubieran podido interpretarse como
un crite-
lado, una misma fuente puede proveer normas diferentes sobre un mismo tema. rio jerárquico.
Se habla comúnmente de la “costumbre” o “el tratado”, para referirse in- Finalmente, como ya se dijera, en la norma citada, en el Estatuto de la
distintamente a las fuentes y a las normas que de ellas provienen. Sin embar- Corte Internaci onal de Justicia, se adicionó que es misión del Tribunal “decidir
go, es. más preciso hablar de normas consuetudinarias o convencionales cuando conforme al Derecho Internacional las controversias que le sean sometidas
” con
corresponde diferenciarlas de las fuentes que les dan nacimiento. lo que se llega a un evidente reconocimiento de que las fuentes expresada
s son
El enfoque se hace desde dos escuelas diversas de pensamiento, de las del Derecho Internacional y es éste quien en definitiva regula la materia
y
acuerdo a la concepción del Derecho Internacional. La concepción “formal” con- en donde deben buscarse las soluciones al respecto.
sidera el tema desde el punto de vista de las fuentes en sí, y se inclina en gene- Ante todo, la norma referida solo señala las fuentes en sentido estricto,
ral por: la doctrina de la jerarquía de las fuentes: el tratado prevalece sobre la conocidas como principale s o de aplicabili dad absoluta, a saber tratados, cos-
costumbre, la costumbre tiene precedencia sobre los principios generales de tumbre y principios generales de derecho reconocidos por los principale
s siste-
derecho. Una interpretación “sustantiva o material” del Derecho Internacional, mas jurídicos.
parte en cambio de la base de las normas de las fuentes y concluye que no son
La jurisprudencia y la doctrina, a quienes también se refiere la norma,
las “fuentes” sino las “reglas”, cualquiera sea su fuente, la que pueden rivalizar no son fuentes de producció n de normas internacionales, capaces de crear, mo-
entre sí. dificar o extinguir una regla jurídica, sino que cumplen la función auxiliar
de
Corresponde pues analizar el tema desde las dos diferentes perspectivas ayudar a determinar la existencia y el exacto contenido de esas reglas.
mencionadas.
Por su parte, también de acuerdo a dicha norma, la equidad constituye
una fuente formal de producción jurídica, aunque supeditada al consentimiento
de las partes.
236 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO 237
En consecuencia, la lectura y análisis de dicha norma no lleva a sostener cual tiene su fundamento meta jurídico en las fuentes materiales de esas nor-
por sí, la existencia de una prioridad entre las fuentes que indica, sino
un mero mas.
orden secuencial, en base a la especificidad o especialidad, yendo de lo común- Prevalencia de la Carta de las Naciones Unidas. La Carta expresa
en el
mente más particular a lo más general. Y tampoco existe otro fundamento que en caso de conflicto prevalecen las obligaciones contraídas por los Miem-
Derecho Internacional que permita sostener “a priori” e “in limine”, que unas bros de las Naciones Unidas en mérito a ella, sobre sus obligaciones contraídas
fuentes prevalecen sobre otras. o en virtud de cualquier otro convenio internacional (artículo 103).
Esto fue reconocido por la propia Corte Internacional de Justicia en su Se establece entonces la primacía y generalidad de la Carta en el orden
Fallo sobre “Actividades militares y paramilitares en Nicaragua y contra la jurídico internacional convencional, La filosofía de esa jerarquía de normas
misma”, donde expresó que no existe “ninguna razón para pensar que, cuando convencionales, tomando de alguna manera la forma de una pirámide en cuya
el Derecho Internacional consuetudinario está constituido por reglas idénticas cúspide se encuentra la Carta, se inscribe en la concepción que los negociadores
a las del derecho convencional, aquél se encuentra suplantado por éste al punto tuvieron de la superioridad de la Carta, de su carácter “constituciona]” y de su
de no tener más existencia propia” (5). naturaleza “supra jurídica” con relación a otros convenios internacionales
(T.Flory, op. cit., 1371 y ss.).
Jerarquía entre las normas jurídicas de las distintas fuentes
El análisis del texto ha llevado a entender que: las “obligaciones contraí-
formales del Derecho Internacional das por los Miembros” son los principios y reglas enunciados por la Carta así
como las medidas colectivas obligatorias tomadas por los órganos de la Organi-
* Planteo de la cuestión. zación; que la referencia a “obligaciones contraídas en virtud de cualquier otro
El propio concepto de norma de derecho excluye la posibilidad de existen- convenio internacional” alude a las obligaciones que emanan del tratado y no al
cia de dos o más normas contradictorias pertenecientes a la misma o a diferen- tratado en sí; y que éste puede haber sido celebrado antes o después de la vi-
tes fuentes. Por ello, encaso de darse esa situación es necesario saber qué nor- gencia de la Carta y entre Miembros o entre ellos y no Miembros.
ma tiene jerarquía y por ende prima (Ver M.Bos, 1979, l, 364). En cuanto a los efectos, se habla de “prevalencia”, lo que significa que en
“Se plantea, ante todo, la cuestión de si jerarquía es la expresión verdade- caso de conflicto las obligaciones de los tratados son inaplicables e inoponibles,
ra para denotar la relación entre dos o más normas en conflicto, pertenecientes pero el tratado mantiene su validez.
a iguales o distintas fuentes. La situación en análisis, de carácter excepcional, solo se puede concebir
Este problema semántico escapa a este trabajo, y podemos decir que en entonces si se admite el carácter cuasi-constitucional de la Carta, que crea un
general, resulta al menos claro hablar de jerarquía, es decir grados de prelación régimen objetivo, oponible a todos los Estados (7).
de reglas de derecho, para solucionar los conflictos entre ellas, ya sea por con- No obstante, cabe observar que esa prevalencia de acuerdo ‘a la norma
tradicción, incompatibilidad o cualquier otra causa. comentada, se refiere concretamente a las obligaciones contraídas en virtud de
En este caso, puede afirmarse desde ya, que puede existir jerarquía entre otras convenciones internacionales. Sería pertinente preguntarse si esa preva-
las normas jurídicas que emanan de las fuentes formales del Derecho Interna- lencia juega también con respecto a las otras fuentes formales que también
cional. podrían llegar a colidir con los deberes emanados de la Carta. Una respuesta
No obstante, esa precedencia no se puede deducir del fundamento de es- basada estrictamente en el texto de la norma en sí lleva a una conclusión nega-
tas normas, pues se trata de fuentes formales, pero el propio Derecho Interna- tiva, una interpretación lógico-contextual llevaría a una conclusión extensiva.
cional contemporáneo brinda criterios de jerarquía basados en primer grado en Imperatividad de las normas de “jus cogens”. Las normas de “jus
la naturaleza de las normas y en segundo grado en la especialidad y posición cogens”, normas imperativas de Derecho Internacional general, son reglas fun-
cronológica de esas reglas (6). damentales de aplicación universal y que no admiten derogación salvo por otras
* Jerarquía de primer grado: por la naturaleza de las normas. normas de la misma naturaleza. Por tanto, es nula toda norma anterior o pos-
En esta situación encontramos lo dispuesto por la Carta de las Naciones terior que se le oponga.
Unidas y las normas de jus cogens, a las que se les concede primacía en primer Sobre esas reglas imperativas se funda la comunidad internacional, bus-
grado, en virtud de su naturaleza, es decir por su peculiar contenido, todo lo cando preservar valores esenciales del sistema internacional en un determina-
(5) C.I.J. Recueil, 1986, párr. 177. . o
(6) Lo dicho es lo aplicable al Derecho Internacional general, sin perjuicio de que en
otros sistemas jurídicos, como los de algunas Organizaciones Internacionales, a una jerarquía de (7) El efecto erga omnes de la Carta fue afirmado por la Corte Internacional de Justicia
órganos corresponde una jerarquía de actos, existiendo también una jerarquía entre los procedi- en su Opinión Consultiva sobre Reparación de perjuicios sufridos al servicio de las Naciones Uni-
mientos de adopción de los actos jurídicos y entre las fuentes formales propias de los órganos. das, CIJ Recueil, 1949, 185.
238 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO
239
do momento histórico, fijando límites concretos a la autonomía de la voluntad das, ya que fuera de esa situación la solución es más compleja y
de los sujetos y obteniendo la garantía de la observancia de esas normas (8). adaptada con-
cretamente al caso.
-El concepto y los efectos de las normas de “jus cogens” quedaron clara- En tal sentido, desde que las reglas convencionales tienen un
mente cristalizados y plasmados en la Convención de Viena del Derecho de los carácter
particular “ratione personarum” y la mayor parte de las reglas
«Tratados de 1969 (artículos 53, 64 y 71), pero se admite pacíficamente en la consuetudina-
rias tienen un carácter universal, las normas del derecho convencio
actualidad que la admisión de sú existencia, el concepto y los efectos están nal termi-
nan en general por prevalecer sobre las del derecho consuetud
también ahora recogidos por el derecho consuetudinario general y por tanto inario, aún pos-
terior.
alcanzan al Derecho Internacional todo y son aplicables “erga omnes” (9).
En el caso de jerarquía de segundo grado que nos ocupa, es difícil
- * Jerarquía de segundo grado: especialidad y posición cronológi- trazar
los grandes lineamientos de una jurisprudencia coherente relativa
ca de las normas. En materia de jerarquía, el Derecho Internacional se basa, a la coexis-
tencia y conflicto entre diferentes normas jurídicas. Ello por los
en segundo grado, en los principios generales de Derecho de “lex specialis dero- pocos casos
presentados al respecto, las diferente s situacion es planteada s y la necesidad
gat lege generali” (la norma especial deroga la general); “lex posterior derogat de
apreciar esa jurisprudencia a la luz del medio histérico y la estructur
lege priori” (la norma posterior deroga la anterior); y “lex posterior generalis a de la
comunidad internacional de su época (Ver E. Roucounas, 1987, VI,
non derogat lege priori specialis” (la norma posterior general no deroga la nor- 146 y ss.).
ma anterior especial). No obstante, en síntesis, podemos expresar que la Corte Internacional
de
Justicia ha tratado el tema en numerosos fallos y Opiniones consultiv
.En consecuencia, se admite que las normas que emanan de las fuentes as, pero
visualizando conflictos hipotéticos, buscando más bien demostrar
enumeradas en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional, pueden el carácter
superior de la norma que invocaba, que resolver el conflicto preciso
derogarse entre sí, aplicando los principios de norma especial y norma posterior entre una
norma superior y otra inferior. Asimismo, si bien la jurisprudencia
(Ver B.Conforte, 1988, V, 128 y 129). de la Corte
no ofrece elementos que permitan descubrir una concepción general con
Esta jerarquía no tiene implicancias sobre la validez de las normas que respec-
to a la prevalencia temporal, existen sin embargo pautas para detectar
se encuentran en contradicción, y por ende se trata de una jerarquía que de- una
cierta tendencia natural en favor del principio de la especialidad (E.Rouco
termina la precedencia pero no la nulidad por causa de inferioridad. unas,
1987, VI, 158).
En materia de conflicto entre normas convencionales, en base a los prin- Por esto, si bien objetiva mente en las decisione s de la Corte Permanen te
cipios de jerarquía aludidos y a la identidad o no de partes, juegan las normas y de la Corte Internacional, en general los tratados prevalecieron sobre
de aplicación de tratados sucesivos, de terminación expresa de un tratado por la cos-
tumbre, fue porque los mismos eran simplemente más específicos o
consentimiento de las partes y de terminación implícita por la celebración de posteriores
en el tiempo que las reglas consuetudinarias conflictivas (M.Akehurst,
un tratado posterior (artículos 30, 54 y 59, respectivamente, de las Convencio- 1974/75,
281 a 285).
nes de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 y 1986).
Por lo demás, la generalidad de la doctrina moderna reconoce la inexis-
En relación a normas consuetudinarias sucesivas, existiendo identidad tencia de jerarquía “a priori” de las normas de las fuentes formales del Derecho
de partes, se aplican asimismo los principios generales mencionados de preva- Internacional y en especial de las aludidas en el artículo 38 del Estatuto
lencia de la norma especial y posterior. de la
Corte Internacional (A.Truyol y Serra, 1981, IV y M.Virally, 1983, V).
En este caso puede plantearse la oposición de normas consuetudinarias Mención aparte merita el punto de que se ha considerado que los princi-
universales y regionales. Aquí jugarían también los principios de posterioridad pios generales de derecho reconocid os por los principal es sistemas jurídicos,
y de especialidad. Este último lleva a la aplicación de la norma regional entre revisten como fuente, una naturaleza complementaria o subsidiaria y solo
las Partes involucradas en ella —por ser norma especial—, y de la norma univer- se
aplican en ausencia de tratado y costumbre, y por tanto no podrían competir —y
sal entre todas las Partes —pues solo ésta es aplicable al conjunto de las Partes. prevalecer— sobre esas otras dos fuentes.
En el conflicto entre normas convencionales y consuetudinarias, también Cualquiera haya sido la causa por la que se consideró a esos principios
son de aplicación los principios de posterioridad y especialidad, teniendo en como fuente formal del Derecho Internacional, y por ende incluidos en el artícu-
cuenta, por, supuesto el problema de la identidad estricta de las partes alcanza- lo 38 del Estatuto de ambas Cortes, ni ésta norma ni ninguna otra del Derecho
Internacional, habilitan para atribuirle a aquellos a priori, tal carácter secun-
dario, con las conclusiones que de ello se extraen. Es indudable que estos prin-
(8) Por un más pormenorizado análisis de estas normas y su régimen
cipios constituyen la fuente formal más general, ya que son los que se aplican
ver el Capitulo
VIII de este Tomo. en los sistemas jurídicos nacionales y los reconocidos dentro del propio Derecho
(9) Es en este sentido que se pronuncia la Corte Internacional de Justicia en su Internacional. Pero esa calidad en nada
sobre las Actividades militares y paramilitares en Nicaragua y contra ella, CIJ
fallo enerva la interrelación de sus normas
Recueil, 1986, par.
190.
240 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
con las de las otras dos fuentes y la posibilidad de la prevalencia de aquéllas de
acuerdo a los principios de especialidad y posterioridad (10).
Finalmente, es necesario resaltar, que en general el problema de la je-
rarquía de las fuentes del Derecho Internacional y de sus normas, se ha anali-
zado en base a las tres fuentes formales de aplicabilidad absoluta, enumeradas
en el artículo 38 del Estatuto de la Corte.
Sin embargo, el tema de la jerarquía debe jugar como un todo con respec-
to a todas las fuentes formales, más allá de las tres mencionadas, de existir
Capítulo V
tales fuentes.
- En tal sentido, estamos convencidos que en la actualidad existen otras EL DERECHO DE LOS TRATADOS
fuentes que deben tenerse en cuenta y hacer jugar en el tema que nos ocupa, a
saber, los actos unilaterales, de los Estados y de las organizaciones internacio-
nales (11). por Eduardo Jiménez de Aréchaga (*) (**)
Sumario:
I. Concepto y tipos de tratados. 1. Definición de tratado. 2. Clasifica-
ción de los tratados. II. Formación de los tratados. 1. Introducción. 2.
Negociación. 3. Adopción del texto. 4. Autenticación. 5. Ratificación. 6. En-
trada en vigor. 7. Adhesión. 8. Registro y publicación. 9. Depósito del tra-
tado. III. Reserva de los tratados. 1. Concepto. 2. Forma. 3. Efectos. TV.
Interpretación de los tratados. 1. Introducción. 2. Disposiciones de la
Convención de Viena sobre interpretación. 3. Las enmiendas de los Esta-
dos Unidos en la Conferencia de Viena. 4. Papel de los trabajos preparato-
rios 5. El elemento intertemporal. V. Efectos de los tratados. 1. Efectos
entre las partes. 2. Los tratados y los terceros Estados. VI. La cláusula
de la Nación más favorecida. VII. La nulidad y la terminación de
los tratados. 1. Introducción. 2. Causales de nulidad. 3. Terminación y
suspensión de los tratados. VIII. La modificación de los tratados. 1. La
regla de principio. 2. La revisión de los tratados y la doctrina del cambio
pacífico. IX. Otras disposiciones.
(10) En su opinión disidente en el Fallo de la Corte Internacional de Justicia sobre el
Sud-Oeste africano-Segunda fase, el Juez Tanaka, expresó: “Desde una visión positivista y volunta-
rista, primero la convención y luego la costumbre, son considerados importantes, y los principios
generales ocupan meramente una posición suplementaria. Por el contrario, si consideramos el (*) Versión revisada y actualizada por Heber Arbuet-Vignali en junio y julio 2004. En el
punto de vista objetivo supranacional, los principios generales vendrían primero y las otras dos los texto original, revisado y completado en 1996, los comentarios referidos a la Convención de Viena
seguirían. Si aceptamos el hecho que la convención y la costumbre son generalmente la manifesta- de 1986 sobre la celebración de tratados entre Estado y Organizaciones Internacionales y entre
ción y la concreción de principios generales ya existentes, nos inclinamos a atribuir a este tercera Organizaciones Internacionales, se habían incluido como Capítulo IX a cargo de Heber Arbuet-
fuente del derecho internacional la primer posición vis-a-vis las otras dos” (CIJ Recueil 1966, 300). Vignali. En esta ocasión se suprime el referido Capítulo y los comentarios que en él figuraban se
Esta conclusión demuestra que también existe la tesis contraria de atribuir a los principios genera- incluyen junto a los comentarios originales de Eduardo JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA referidos al
les la calidad de fuente principal. En tal coyuntura, no obstante, seguimos estimando que el camino Convenio de Viena de 1969 sobre la celebración de tratados entre Estados. Los comentarios agrega-
verdadero es el medio, y que dicha fuente está simplemente en pie de igualdad con las otras dos, dos a tal texto se distinguen precediéndolos del símbolo (**),
con todas las consecuencias que ello implica. (**) Con este símbolo se indican los párrafos y llamadas de complementación o actuali-
(11) Ver en este mismo Tomo el Capitulo VI. zación agregados en ocasión de la revisión del texto.
242 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 243
Sección I Por el contrario, en un fallo posterior, en 1962, admitió que la noción de
tratado comprende también los acuerdos entre Estados y Organizaciones In-
Concepto y tipos de tratados ternacionales dotadas de personalidad jurídica y que posean el “ius tractatum”.
En la fase jurisdiccional del caso contencioso de Africa Sud Occidental decidió
la Corte, con el fin de afirmar su jurisdicción, que el Mandato respecto de África
1. Definición de tratado Sud Occidental era “un tratado o convención” con arreglo a los términos del
artículo 37 del Estatuto.
Por más que la definición de un tratado internacional parece, a primera La Corte declaró que si bien el Mandato
vista, ser cuestión puramente académica, la experiencia judicial demuestra que
“asumió la forma de una resolución del Consejo de la Liga... no puede en
la determinación de si cierto instrumento constituye o no un tratado posee im-
rigor ser considerado como constituyendo sólo una acción ejecutiva en
portantes consecuencias prácticas.
cumplimiento del Pacto. El Mandato, de hecho y de derecho, es un acuer-
En principio el tratado puede ser definido como una concordancia de vo- do internacional que tiene el carácter de tratado o convención”
luntades entre dos o más sujetos de Derecho Internacional, destinado a produ- (1.C.J.Reports, 1962, 330).
cir efectos jurídicos, es decir crear, modificar o suprimir una relación de derecho
Agregó la Corte que el Mandato era un tratado:
y regido por el Derecho Internacional.
“en el cual la Liga de las Naciones era por sí misma una de las partes”
En tres casos ante la Corte Internacional de Justicia la cuestión de si un
(1.C.J.Reports, 1962, 332).
instrumento determinado constituía o no un tratado tuvo significación decisiva
A la luz de esta decisión judicial cabe concluir que en el Derecho Interna-
para.establecer la jurisdicción de la Corte respecto de la controversia.
cional contemporáneo la definición tradicional de tratado como un acuerdo en-
- En el asunto de la Compañía petrolera Anglo-Iraní la jurisdicción de la
tre dos o más Estados debe ser ampliada a fin de comprender también otros
Corte fue invocada por el Reino Unido en base a la aceptación por Irán de la
tipos de acuerdos que constituyen hoy en día parte importante de los tratados
cláusula opcional, hecha en 1932, que se refería a las disputas “relativas a la
que se celebran: los acuerdos entre Estados y Organizaciones Internacionales y
aplicación de tratados o convenciones aceptadas por Persia y subsiguientes a la
los acuerdos de Organizaciones Internacionales “inter se”. Existen también
ratificación de esta declaración”.
acuerdos trilaterales que involucran dos Estados y una Organización Interna-
. El Reino Unido invocó como tratado internacional posterior a 1932 un cional: tal es el caso, por ejemplo, de acuerdos relativos al suministro de mate-
contrato de concesión firmado en 1933 entre el Gobierno de Irán y la Compañía rial nuclear, en los que la Agencia Internacional de Energía Atómica es parte
petrolera Anglo-Iraní, sosteniendo que este acuerdo tenía “un doble carácter, llamada a desempeñar ciertas funciones de control.
siendo a la vez un contrato de concesión entre el Gobierno iranio y la Compañía
(**) Esta conclusión se refuerza con la aprobación del C.Viena/986 dónde
y un tratado entre los dos Gobiernos” (1.C.J. Reports, 1952, 112).
se reconoce expresamente a las Organizaciones Internacionales como sujetos
La Corte no pudo, sin embargo, del Derecho Internacional capaces de celebrar tratados; aunque a estos efectos
“admitir la opinión según la cual el contrato firmado entre el Gobierno se establece una diferencia entre las situaciones de ambos sujetos. Mientras
de Irán y la “Anglo-Persian Oil Company” tendría un doble carácter. Este que los arts. 81 y 83 del C.Viena/969 disponen que todo Estado vinculado a las
contrato no es otra cosa que un contrato de concesión entre un gobierno y Naciones Unidas o a sus organismos, por el solo hecho de serlo goza del “jus
una sociedad privada extranjera. El Gobierno del Reino Unido no es par- tratatum” y puede firmar y adherir a la Convención, los arts. 82 y 84 del
te en el contrato; ninguna relación contractual existe entre el Gobierno C.Viena/986 disponen que podrán firmar la convención todos los Estados y las
de Irán y el Gobierno del Reino Unido” (1.C.J. Reports, 1952, 112). Organizaciones Internacionales invitadas a participar en la conferencia y que
De este pronunciamiento judicial surge que un acuerdo entre un Estado y pueden adherir a ella todos los Estados y “...toda Organización Internacional
una compañía extranjera, así sea una empresa multinacional, incluso si es (co- que tenga capacidad para celebrar tratados” (inc. 1), lo que debe hacerse cons-
mo lo era entonces la Anglo-Iranian) poseída a medias por un gobierno, no pue- tar en el instrumento de adhesión (inc. 2) (1). Similar conclusión puede extraer-
de considerarse como un tratado regido por el Derecho Internacional, sino me- se del art. 6 de ambos convenios ya que el C.Viena /969 atribuye capacidad para
ramente como un contrato. El pasaje citado del fallo de la Corte implica que celebrar tratados a todo Estado y, su paralelo de 1986, dice que para las orga-
para que exista tratado se requiere que dos o más Estados resulten obligados nizaciones, esa capacidad se rige “por las reglas de la Organización”.
uno respecto del otro.
No obstante, sería equivocado suponer que la Corte ha adoptado la no-
ción clásica, restrictiva, que define el tratado como un acuerdo contraído entre (1) (**) Estos artículos se corresponden con los arts. 81 y 83 del C.Viena/969 . El art. 84
dos o más Estados. del C.Viena/986, tiene una referencia circunstancial a Namibia por la situación en que se encontra-
ba este Estado en aquel momento.
244 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 245
(**) Esta diferencia se establece también en los respectivos Preámbulos. Las deliberaciones de la Conferencia de Viena demuestran que la frase
Al no decir nada el C.Viena/969 reafirma que el “us tratatum” es un derecho “regido por el Derecho Internacional)” encierra también otras significaciones.
que emana de la soberanía de los Estados sin ningún condicionamiento. En Se sugirió en la Conferencia que era necesario agregar a la definición de
cambio el preámbulo del C.Viena/986 señala las características particulares de tratado el requerimiento de que el acuerdo “debe producir efectos jurídicos” (4)
los tratados que celebran las Organizaciones Internacionales (parágrafo 10), o debe “crear derechos y obligaciones” (5). Estas enmiendas no fueron acepta-
vincula la capacidad de estas en materia de tratados con la necesidad para el das, pues se consideraron superfluas: la producción de efectos jurídicos o la
ejercicio de sus funciones y la realización de sus propósitos (parágrafo 11) y creación o declaración de derechos y obligaciones se halla ya implícita en la
expone la importancia de que su ejercicio sea conforme al instrumento constitu- frase “regido por el Derecho Internaciona)” (6).
tivo (parágrafo 12).
Estas proposiciones estaban destinadas a excluir del concepto de “trata-
(**) Debe señalarse también que el C.Viena/986 se refiere exclusivamen- do” las declaraciones de principios, comunicados, instrumentos políticos y
te a las Organizaciones Internacionales intergubernamentales (art. 2 literal i), “acuerdos de caballeros” que reflejan una concurrencia de voluntades, pero no
con lo cual se excluyen expresamente a las no gubernamentales (ONG); pero es producen efectos jurídicos.
más dificil sostener que no estén comprendidas las supranacionales que, en
Sin embargo, a la luz de una tercera decisión de la Corte Internacional
cierto sentido, también poseen una base intergubernamental.
sería equivocado excluir en block y en principio del concepto de tratado las de-
Por todo esto, el concepto tradicional debe ser reemplazado por la noción claraciones políticas o los comunicados conjuntos.
de que un tratado es un acuerdo entre dos o más sujetos de Derecho Interna-
En el asunto de la plataforma continental en el Mar Egeo, Grecia invocó
cional. Pero esta definición no es, en sí, suficiente. Puede haber acuerdos entre
como una de las bases de la jurisdicción de la Corte un comunicado conjunto de
Estados u otros sujetos de Derecho Internacional que no constituyan tratados
los Primeros Ministros de Grecia y Turquía, en el cual decidían que la contro-
internacionales. McNair (1961, 4 y nota 4) da el ejemplo de una compra hecha
versia sería sometida a la Corte Internacional de La Haya.
por el Gobierno del Reino Unido al Gobierno argentino, de mil toneladas de
carne enfriada, documentada en los formularios corrientes que se usan en el Turquía sostuvo que este comunicado de prensa, que era un instrumento
comercio de la carne. carente de firma y de iniciales, no constituía un acuerdo conforme al Derecho
Internacional (1.C.J. Reports, 1978, 39, párrafo 95), lo que significaba negarle
" Otro ejemplo de un acuerdo entre Estados que constituye un contrato y
capacidad de crear derechos y obligaciones o de producir efectos jurídicos.
no un tratado puede ser la compra de un edificio o un terreno para una emba-
jada, cuando esta transacción se somete al derecho interno de una de las par- La Corte, si bien decidió que ese instrumento no le confería jurisdicción
tes. Un tercer ejemplo, que involucra esta vez a una Organización Internacio- en el caso presentado unilateralmente por Grecia, no lo hizo en base a las razo-
nal, es el de un contrato de garantía entre el Banco Mundial y un Estado, que nes antedichas, invocadas por Turquía, sino fundándose en que la interpreta-
como sucedía antes, se somete a las leyes del Estado de Nueva York. Por esta ción contextual del comunicado, a la luz de las negociaciones y de las circuns-
razón las Convenciones de Viena sobre el Derecho de los Tratados añaden otra tancias de su elaboración subordinaba el sometimiento de la disputa por las dos
condición para definir el tratado: que el acuerdo sea “regido por el Derecho In- partes a un compromiso previo o acuerdo especial.
ternaciona)” (2). La Corte rechazó expresamente el argumento turco relativo a la forma
Cabe preguntarse cuando un acuerdo es regido por el Derecho Interna- del instrumento, en estos términos:
cional. ¿Es ésta una cuestión librada a la elección o a la intención de las partes? “Sobre la cuestión de forma, la Corte sólo necesita hacer notar que no
En principio, la intención de las partes, expresa o implícita, parece ser deter- existe regla de Derecho Internacional que impida a un comunicado con-
minante. Hay, sin embargo, casos en los cuales la naturaleza y el objeto mismo junto constituir un acuerdo internacional por el que se someta una con-
del acuerdo hacen imposible someterlo a sistema alguno de derecho interno: en troversia a arbitraje o arreglo judicial (V. arts. 2, 3 y 11 de la Convención
tales casos, el acuerdo, cualquiera sea la intención de las partes, queda regido de Viena sobre Derecho de los Tratados). Por consiguiente, si el comuni-
por el Derecho Internacional. Un ejemplo en este sentido es la cesión de una cado de Bruselas de 31 de mayo de 1975 constituye o no tal acuerdo de-
pequeña porción de territorio hecha por Francia a Suiza a fin de permitir el pende de la naturaleza del acto o transacción que el comunicado expresa;
ensanche del aeropuerto de Ginebra (3). A pesar de la importancia mínima de no se resuelve la cuestión simplemente al referirse a la forma de comuni-
este acuerdo, debió ser instrumentado por medio de un tratado, dado que invo-
lucraba el traspaso de soberanía sobre territorio del Estado. (4) Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho de los Tratados, 1* sesión, 4*
reunión de la Comisión Plenaria, parágrafo 3 (propuesta de Chile) y parágrafo 26 (propuesta de
México).
(2) (**) Esta exigencia se establece expresamente en el art. 2, literal a, de ambas Con- (5) Conferencia de las Naciones Unidas sobre Derecho de los Tratados, 87* reunión pa-
venciones. rágrafo 13 (propuesta de Suiza) y Doc. A/Conf. 39/C. 1/L. 384/Corr. 1.
(3) Mencionado por A. GROS en Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, (6) Declaración del presidente del Comité de Redacción, M. YASSEEN, ibíd., 105 reu-
1962, reunión 638, par. 52. nión de la Comisión Plenaria, par. 22.
246 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 247
. cado en que ese acto o transacción se ha incorporado” (I.C.J. Reports, sagrado en la Convención de 1986, como ya dijimos, tiene presente que las Or-
“--:1978, 39, párrafo 96). ganizaciones Internacionales intergubernamentales a las que se refiere (art. 2
-Cabe, pues, concluir que en un caso dado los términos de un comunicado lit. i) son sujetos del Derecho Internacional, diferentes de los Estados y advierte
de esa naturaleza, interpretados en su contexto, pueden ser lo suficientemente que ellas poseen la competencia implícita de celebrar los tratados necesarios
precisos como para producir efectos jurídicos. para el ejercicio de sus funciones y la realización de sus propósitos (parágrafos
La parte final de la definición que se refiere a la regulación del acuerdo 11 y 12), los que en la práctica deben celebrarse conforme a lo dispuesto en los
por el Derecho Internacional, tiene por finalidad distinguir a los tratados de instrumentos constitutivos de las respectivas organizaciones (parágrafo 13).
aquellas concordancias de voluntades entre Estados que se rigen por el derecho También se reconoce la relación existente entre el derecho de los tratados cele-
interno de una de las partes o por algún otro régimen de derecho que no sea brados con la participación de Organizaciones Internacionales y el derecho de
internacional; por ejemplo, un contrato de alquiler de una finca para instalar los tratados celebrados sólo entre Estados, razón por la cual se vincula este
un consulado. texto con el C.Viena/969 (parágrafos 7, 8, 9 y 10).
Un último elemento de la definición es que el tratado esté destinado a (**) Por su parte, los parágrafos 1, 3 y 6 de ambos preámbulos son coin-
producir efectos jurídicos, ya que se encuentran en la práctica declaraciones cidentes; los parágrafos 2 y 9 coinciden parcialmente; el 5 del C.Viena/986 se
formuladas por Estados que tienen la naturaleza de declaraciones de política asemeja al 7 del C.Viena/969; y los parágrafos 14 y 15 de aquel son similares al
más bien que la de instrumentos destinados a establecer derechos y obligacio- 4 y 8 de este. Por último, los parágrafos 4 y 13 del C.Viena/986, son novedosos,
nes..La Carta del Atlántico es un ejemplo en este sentido. pero no trascendentes.
* La Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas (en ade- El C.Viena/969 en su art. 2 inc. 1 lit. a, entiende por tratado “...un acuer-
lante CDI o Comisión), encargada de codificar el Derecho Internacional y de do internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el Derecho
promover su desarrollo progresivo se abocó a la codificación del derecho de los Internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos
tratados, actividad que culminó en 1969 al aprobarse en Viena la Convención conexos y cualquiera sea su denominación particular”.
sobre el Derecho de los Tratados (**) celebrados entre Estados y en 1986 al (**) Por su parte el C.Viena/986 en su art. 2 al definir los términos em-
aprobarse también en Viena la Convención sobre Derecho de los Tratados cele- pleados se refiere a las expresiones “tratados” y también a la “ratificación”, la
brados entre Estados y Organizaciones Internacionales y entre Organizaciones “aceptación”, la “aprobación” y la “adhesión” (9) y agrega también, en literal
Internacionales entre sí (7). aparte que “se entiende por “acto de confirmación formal un acto internacional
La Convención aprobada en 1969, sólo se aplica a los tratados celebrados que corresponde al de la ratificación por un Estado y por el cual una Organiza-
entre Estados (art. 1 — ver asimismo el art. 5). (**) El 21 de marzo de 1986 se ción Internacional hace constar en el ámbito internacional su consentimiento
firmó también en Viena un Convenio sobre el Derecho de los Tratados celebra- en obligarse por un tratado” (literal b, bis). Las Organizaciones Internacionales
dos entre Estados y Organizaciones Internacionales intergubernamentales o a que se refiere este tratado son las intergubernamentales (lit. 1). Este artículo
que ligan a éstas entre sí (C.Viena/986). La mayoría de las normas de este también define qué se entiende por “reglas de la organización”, diciendo que
acuerdo repiten con las naturales modificaciones de adecuación y estilo las dis- comprenden “...los instrumentos constitutivos... sus decisiones y resoluciones
posiciones del C.Viena/969, En algunos casos lo hacen textualmente y en con- adoptadas de conformidad con estos y su práctica establecida” (lit. j).
tadas ocasiones introducen novedades de significación. La coincidencia apunta- (+*) Los artículos 1 a 5 comprendidos en el Capítulo I de ambos tratados,
da se extiende al orden numérico de presentación de las distintas disposiciones introductorio a los mismos, fuera del aspecto señalado en el parágrafo anterior,
el que es idéntico hasta el art. 72 (8). A medida que se comenten los artículos coinciden en su contenido con solo modificaciones de adecuación y estilo (10).
del C.Viena/969 señalaremos las coincidencias con el C.Viena/986 y también Debe señalarse también que si bien el art. 5 sólo presenta variantes de redac-
analizaremos el significado de las soluciones originales de este que se concreten
en normas diferentes y que plasmen directa o indirectamente situaciones jurí-
(9) (**) A diferencia del C.Viena/969, “la ratificación, aceptación, aprobación o ad-
dicas que interese comentar. hesión” se definen genéricamente en un mismo literal (Numeral 1, literal b); en el C.Viena/986, la
¿(**) Debe señalarse que el preámbulo del C.Viena/986 reproduce en ge- ratificación se define en el literal b del Numeral 1 y los otros institutos se definen en párrafo aparte
neral el del C.Viena/969. Sólo algunos párrafos deben destacarse. El texto con- en el literal b ter. Esto responde en que estos son conceptos comunes en su denominación y descrip-
ción tanto a la práctica de los Estados como a la de las Organizaciones Internacionales, cosa que no
ocurre en el caso de la ratificación (propia de los Estados) y en el de la aprobación formal (propia de
(7) (**) En adelante mencionadas como Convención de 1969 o C.Viena/969 y como Con- las Organizaciones).
vención de 1986 o C.Viena/986, respectivamente. (10) (**) Por ej.: la necesaria referencia a tratados celebrados entre Estados y una o va-
(8) (**) El contenido del art. 73 del C.Viena/986 solo aparece en esta y se refiere a que rias Organizaciones Internacionales, o entre éstas entre sí, la que sólo falta en aquellos artículos
las relaciones entre Estados partes de la C.Viena/969 y una o mas Organizaciones que resulten de del C.Viena/969 que utilizan la denominación genérica “las partes” u otra similar. En este Capítulo
un tratado, se regularán por el C.Viena/969. A partir de esta disposición en adelante, se mantiene sólo los artículos 2 y 5 del C.Viena/986 introducen conceptos nuevos. También es coincidente la
la correspondencia, pero con una unidad de diferencia en más en el C.Viena/986.
numeración del articulado.
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 249
248 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
entos
de tal manera, que resultaba difícil evadirse de fórmulas y procedimi
la posibilidad de que las Organizaciones
ción respecto al C.Viena/969, admite que habían sido concebidos solamente para dos partes. Cuando
los tratados
con uno O más Estados, creen nuevas
Internacionales, al menos conjuntamente regulaban los asuntos en los que estaban envueltos más de dos
Estados, se
es un aspecto muy importante ya que
Organizaciones Internacionales, lo cual celebraban simultáneamente varios tratados bilaterales con idéntico
conte-
l en la admisión o creación de nue-
indica la desaparición del monopolio estata nido, y cada uno de los participantes canjeaba las ratificaci
ones de cada
los tratados de
vos sujetos (11). tratado con cada uno de los restantes. Así por ejemplo, en
en el que apa-
paz de París de 1814, en lugar de redactarse un sólo tratado
otro, se cele-
2. Clasificación de los tratados reciera Francia por un lado, y los 7 Estados vencedores por el
braron 7 tratados iguales.
más de
a. Planteo Los tratados multilaterales, es decir aquellos en los que son parte
en el siglo XIX y
dos para clasificar los trata- dos sujetos de Derecho Internacional, empezaron a difundirse
Hay muchos criterios que pueden ser utiliza Internacional.
antes. actualmente constituyen una fuente generalizada de Derecho
dos. Aquí sólo veremos algunos de los más import vez entre trata-
Dentro de los tratados multilaterales se pueden distinguir a su
de Derecho
simplificada dos multilaterales generales, que se refieren a normas generales
b. Tratados “stricto sensu” y acuerdos en forma d interna-
Internacional o a asuntos de interés general para toda la comunida
s “stricto sensu” celebra- Convenciones de
En primer lugar deben distinguirse los tratado cional (como por ejemplo la Convención sobre Genocidio, las
a ratificación, de los acuerdos Ginebra y de Jamaica sobre el Derecho del Mar, el Tratado de
Moscú sobre
dos por escrito, en un instrumento único y sujetos
o escritos, suscritos en un ins- y los otros trata-
en forma simplificada, que pueden ser verbales interdicción de ciertas experiencias con armas nucleares, etc.)
frecuentemente no están suje- dos multilaterales o tratados plurilaterales en los que si bien
han intervenido
trumento único o en varios instrumentos, y que
palabra “tratado” para la prime- de Estados; este
tos a ratificación. Algunos autores reservan la más de dos partes, son de interés restringido a cierto número
de tipo regional
ra categoría de acuerdos. es el caso de todos los tratados instituyendo organizaciones
de los tratados como
Sin embargo en este estudio de la teoría general como la OEA, la ALADI, etc.
se emplea en un sentido Los tratados multilaterales pueden también clasificarse en tratados
fuente del Derecho Internacional, la palabra tratado
sólo de los tratados stricto sensu cerrados, tratados abiertos, a los que pueden adherir o acceder
libremente
lato, equivalente a acuerdo, y comprensivo, no
ciones, acuerdos, canje de mixtos, en donde
o propiamente dichos, sino también de las conven Estados que no han participado en su redacción y tratados
pactos, “modus vivendi”, arre- la adhesión de nuevos Estados queda supeditada a un pronunci
amiento fa-
notas, protocolos, declaraciones, actas finales,
términos por los que se desig- vorable de la mayoría de los contrayentes, tal como ocurre
en la Carta de las
glos, compromisos, artículos adicionales y otros
y obligaciones por medio del que sirven de base
nan aquellos instrumentos que crean derechos Naciones Unidas, y con la casi totalidad de los tratados
Internacional. Incluso la con- último tipo de
acuerdo de voluntades entre sujetos de Derecho constitucional a los organismos especializados. En este
realizarse en forma de decla- tratado, y con-
cordancia de voluntades entre esos sujetos puede acuerdos, es posible que lleguen a formar parte de un mismo
instrumento preexistente, co- traigan por él obligaciones recíprocas, Estados adherentes
y Estados que se
raciones unilaterales de voluntad relativas a un
reconoce la jurisdicción com-
mo es el caso, por ejemplo, de la declaración que han opuesto a esa adhesión.
toda vez que existan
pulsoria de la Corte Internacional de Justicia. En suma, El tratado multilateral, generalmente, aunque no siempre,
se lleva a ca-
—ya sea en un ins-
los elementos de una oferta y una aceptación de la misma puede bo mediante un procedimiento especialísimo que tiene cierto
parentesco con el
de instrumentos—
trumento singular o en una sucesión o combinación mecanismo legislativo interno, más que con la institución contractua
l. Ese tipo
afirmarse la existencia de un tratado “lato sensu”. de tratado comprende en realidad dos actos distintos, que para
algunos Estados
intelectualmente
se llevan a cabo indisolublemente, pero que pueden separarse
Tratados bilaterales y multilaterales Estados fundadores
C. con toda precisión: uno es el acto por el cual el grupo de
diplomática, o por
Durante mucho tiempo los tratados fueron exclus
ivamente bilaterales, es elabora, en forma parlamentaria 0 cuasi-legislativa, más que
de Derecho Internacio-
decir, celebrados entre dos Estados. Los esquemas
contractualistas se imponian mayoría de votos, el texto del tratado, la norma general
ción por el cual
nal, lo que llamaba Duguit el acto-regla; y otro es el acto-condi
esa norma jurídi-
(11) (**) No obstante, debe admitirse que, siendo
intergubernamentales las Organiza- cada uno de los Estados que han contribuido a poner en vigor
jurídica de éstas es autónoma y diferencia- ca general, se obliga a someterse a ella.
ciones a las que se refiere el tratado, si bien la voluntad
se forma por el juego de la voluntad política ente discerni-
ble de la voluntad de sus Estados miembros, aquélla La prueba concluyente de que esos dos actos son perfectam
que un acuerdo entre dos o mas Orga-
(decisión) de éstos. Por otra parte creemos que nada impide efecto, en muchas
nizaciones, sin la participación directa de Estados, cree
una nueva Organización Internacional, la bles es que, a menudo, se dan en la práctica por separado. En
los Estados que no
cual estará supeditado a los fines y las competencias de las
Organizaciones creadoras y de las que ocasiones, en los tratados multilaterales abiertos o mixtos,
se atribuya a la que se crea.
"250 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 251
han participado en su confección, adhieren a él con posterioridad. Esta ad- Se invoca en apoyo de la tesis de que es posible concertar un tratado válido
hesión'o accesión representa el “acto-condición” por el cual un Estado se somete exclusivamente por medios orales, el caso de Groenlandia Oriental en el cual la
a una norma jurídica general que ha sido puesta en vigor por el acuerdo de Corte Permanente de Justicia Internacional admitió la existencia de una obli-
otros Estados. Y así como se admite la adhesión a un tratado multilateral, se gación por parte de Noruega, a base de una declaración oral hecha por el Minis-
admite también la denuncia o retiro conforme a las condiciones estipuladas en tro de Relaciones Exteriores de este país al representante diplomático de Di-
el propio tratado. namarca. No obstante, del fallo de la Corte se desprende que solamente “una
Puede ocurrir incluso que denuncien un tratado de este tipo algunos o to- declaración unilateral en forma de promesa hecha oralmente por el Ministro de
dos los Estados que han concurrido a crearlo, pero que él quede en pie entre los Relaciones Exteriores de un país al Ministro de otro, en nombre de su gobierno
adherentes, lo que demuestra que el tratado en sí tiene un valor independiente y en respuesta a un pedido del representante diplomático de un gobierno ex-
de la voluntad de los Estados que lo han formado. La norma general, aunque tranjero, cuando ha sido registrada en una minuta de la conversación, iniciala-
constituía por medio de un acuerdo de Estados, sobrevive a él y es hasta cierto da por el autor de la misma y su autenticidad y exactitud ha sido admitida por
punto, independiente de él. el gobierno cuyo ministro la ha hecho, es internacionalmente obligatoria” (1).
Se ve pues, como en la esfera internacional, siempre bajo la forma de De esta manera, la exigencia de un documento escrito auténtico, “ad probatio-
acuerdos de voluntades, se van incorporando ciertas modalidades o caracterís- nem”, es siempre requerida.
ticas propias de la institución legislativa. (**) Los arts. 6 a 25 de ambos convenios regulan la celebración y entrada
en vigor de los tratados. En ambos convenios la enumeración de los artículos
-d, Tratado-ley y Tratado-contrato coincide y el C.Viena/986 repite en general las soluciones del C.Viena/969 con
sólo variaciones de redacción y estilo o derivadas de la introducción de institu-
El criterio de esta distinción, la diferencia entre el tratado-ley y el trata- tos propios de las Organizaciones Internacionales, como por ejemplo el acto de
do-contrato radica en que es tratado-ley aquel del cual emanan normas jurídi- confirmación formal (2). Mientras que el C.Viena/969 reconoce como una cues-
cas de carácter general o sea las que tienen un poder de vigencia indefinido y tión de principio la capacidad de los Estados para celebrar tratados, el
son susceptibles de aplicarse en el futuro a nuevos casos ocurrentes, en tanto C.Viena/986, repitiendo aquella misma solución, agrega que tal capacidad en
que el tratado-contrato es el que origina normas jurídicas de carácter particular las Organizaciones Internacionales “...se rige por las reglas de la Organización”
o sea aquéllas que se agotan en su aplicación a un caso concreto. (art. 6). También a diferencia de lo que ocurre con algunos funcionarios estata-
Un ejemplo del primer tipo son, las Convenciones de Ginebra o de Jamai- les que no requieren de poderes ya que la capacidad de representar a su Estado
ca sobre el Derecho del Mar, o el tratado sobre la Antártida. El tratado-contrato es inherente al cargo que desempeñan y que suelen ser los mismos en todos los
típico es el tratado que fija una frontera. casos (3), el art. 7 del C.Viena/986 sólo considera representante de una Organi-
zación Internacional a las personas que presenten poderes adecuados o que las
No obstante los mismos principios sobre conclusión, condiciones de vali-
circunstancias indican como aquellas “...que la intención de los Estados o de las
dez, ejecución y formas de extinción rigen para los tratados leyes y los tratados
Organizaciones Internacionales (consideran como)... representantes de la Or-
contratos.
ganización a esos efectos, de conformidad con las reglas de la Organización y
sin la presentación de plenos poderes” (4).
Sección II (**) Por último, el inc. 3 del art. 20, del C.Viena/986, confirma indirecta-
mente la observación que resulta del análisis del art. 5 que ya comentáramos
Formación de los tratados
1. Introducción (1) Serie A/B 53, pág. 148. Tanto la Corte Permanente como la actual han admitido que
manifestaciones orales del agente de un Estado ante ella tienen carácter vinculatorio. C.P.J.L,
Serie A, N° 5, pág. 37, N° 7, pág. 13, A/B N” 46, pág. 170, 172, N” 78, pág. 178; 1.C.J. Raports, 1949,
En lo que respecta a los requisitos formales para la validez de los Trata-
pp. 24 y 25.
dos es interesante señalar que el Derecho Internacional, a pesar de ser un or- (2) (**) Es el caso de los artículos 8* 10, 12, 13, 15, 17 a 22, 24 y 25. Otros sólo introdu-
den jurídico relativamente nuevo y para algunos “primitivo”, no posee una de cen variantes al mencionar institutos (el acto de aprobación formal) o procedimientos que en el caso
las características propias de todo derecho primitivo, que es la de ser solemne y de las Organizaciones Internacionales son diferentes a las que corresponden a los Estados, pero que
no se diferencian de aquellos en lo sustancial: arts. 11, 14, 16 y 23.
formalista en exceso. No existen requisitos formales que sean esenciales para la
(3) (**) Jefe de Estado, Jefe de Gobierno, Ministro de Relaciones Exteriores y según al-
validez de los tratados, o sea requisitos “ad solemnitatem” y se ha afirmado que gunas prácticas el viceministro o subsecretario u otras personalidades políticas.
no se reclama siquiera el requisito mínimo de que sean acordados por escrito. (4) (**) Esta puede ser la situación del Secretario General, del Director o de algún otro
alto funcionario internacional de la organización.
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 253
252 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
4. Autenticación
(5), ya que de él se desprende que una Organización Internacional puede ser
creada por un tratado celebrado por Estados y Organizaciones Internacionales
Se llega así a un momento en que es necesario establecer en forma autén-
o por estas entre sí.
tica, el texto del acuerdo que se ha negociado. Esto se lleva a cabo, tradicional-
mente, por medio de la firma del tratado por representantes autorizados de las
2. Negociación partes que han participado en la negociación o en la conferencia u órganos don-
de se elaboró (7).
Por regla general, los tratados se elaboran por escrito (6), en un procedi- En la práctica contemporánea han surgido otras formas de establecer en
miento de negociación de sus cláusulas, que, en el caso de los acuerdos multila- forma auténtica el texto de un tratado (entre ellas, por ej.: incorporarlo en la
terales se lleva a cabo en conferencias internacionales o en órganos internacio- resolución de un órgano internacional, como se ha hecho con ciertas Convencio-
nales preexistentes, como puede ser la Asamblea General de las Naciones Uni- nes aprobadas por las NN.UU. y con las de O.I.T., que son firmadas por el pre-
das, por ejemplo. sidente y secretario de la Asamblea de este organismo). Por esto el art. 10 de
las Convenciones de 1969 y 1986 con sus peculiaridades, determinan que, como
3. Adopción del texto principio, el texto se autentica mediante el procedimiento que se prescribe en el
tratado o el que hayan convenido las partes y, en los casos en que no se den
Las negociaciones culminan generalmente con la adopción del texto del estos extremos, por la firma, la firma “ad referéndum” o la rúbrica de los repre-
tratado. La adopción del texto definitivo de un tratado multilateral plantea el sentantes en el texto del tratado o en el acta final de la Conferencia en la que
problema de saber cuál es el quórum necesario para considerarlo aprobado. Si figure el texto.
bien es natural que en los tratados bilaterales y en los multilaterales en los que La firma puede tener una función que no sea la de autenticar el texto.
interviene un número restringido de Estados, se requiera la unanimidad de las Aunque no significa que el Estado asume las obligaciones que emanan del
partes intervinientes, tal exigencia no parece conveniente para los tratados mismo, salvo en los casos de acuerdo no sujetos a ratificación, la firma tiene
multilaterales amplios que se negocian en el seno de una conferencia interna- normalmente ciertos efectos importantes.
cional o de una Organización Internacional, porque si así fuera no se habría En primer lugar, establece el derecho del Estado o de la Organización In-
podido llegar en ningún caso a un acuerdo sobre el texto. La práctica reciente ternacional firmante a ser parte en el Tratado mediante el procedimiento que
indica que en estos casos los votos de una mayoría determinada bastan para según el caso corresponda. En segundo lugar, la firma de un tratado implica el
dar por aprobado un texto quedando así en condiciones de ser ratificado por los deber de abstenerse de actos que afecten sustancialmente el valor del instru-
Estados. mento firmado. Es decir, que el Estado u Organización signatario, no puede de
Recogiendo esta práctica los arts. 9 de las Convenciones de 1969 y 1986 mala fe, desarrollar una conducta cuyo objetivo deliberado sea privar a la otra
establecen el principio general por el cual la adopción del texto de un tratado se parte de las ventajas legítimas que esperaba obtener del Tratado y en conside-
efectuará por el consentimiento unánime de todos los Estados participantes en ración a las cuales suscribió el mismo. Así por ejemplo un Estado actuaría de
su redacción (inc. 1), salvo que se trate de la adopción del texto de un tratado mala fe, si después de haberse comprometido a ceder a otro una porción de su
en una conferencia internacional, en cuyo caso se adoptará por el voto de los territorio procediera a enajenar, en el intervalo entre la firma y la ratificación
dos tercios de los Estados participantes a menos que éstos decidan, por igual del tratado, toda la propiedad pública del Estado que de otro modo se transferi-
mayoría, aplicar una regla diferente (inc. 2). ría a la parte cocontratante conforme a las reglas sobre sucesión de Estados. La
Cuando el tratado sea redactado por una Organización Internacional, se Corte Permanente de Justicia Internacional, como ya se ha señalado, admitió
aplicará la norma de votación del órgano competente de la Organización. implícitamente esta norma en el caso de ciertos intereses alemanes en Alta
Silesia (C.P.J.I., Serie A, N” 7, 30) en base al principio del abuso de derecho, si
bien en el caso particular se negó a admitir la existencia de tal abuso. En este
mismo sentido menciona Ch. Rousseau (op.cit., 185) la decisión del Tribunal
Arbitral Mixto Greco-Turco respecto de medidas tomadas por Turquía entre la
1 de la Sección 1 y la llamada 10 de la (7) Para esto es necesario una plenipotencia. Por ej. el acuerdo entre EE.UU. y Dina-
(5) (**) Ver supra, último párrafo del Numeral
marca en 1941 sobre Defensa de Groenlandia, firmado por el Secretario de Estado con el Embaja-
misma.
dor de Dinamarca en Washington, fue repudiado por el Gobierno danés afirmando que el Embaja-
(6) La Convención sobre Tratados de la VI" Conferencia Panamericana de La Habana
dor nunca había sido autorizado a firmarlo. A.J.I.L., 1941, pág. 506. (**) Ver lo expuesto respecto a
dispone: “Es condición esencial de los tratados la forma escrita”. Y la Convención/969 regula exclu-
los tratados celebrados por escrito (art. 2, inc. 1, lit. a). (**) Lo mismo ocurre con el los arts. 6 y 7 en el penúltimo párrafo del Numeral 1 de esta Sección y en las llamadas 3 y 4 de la
sivamente
misma.
C.Viena/986.
204 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARECHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 255
firma y la ratificación del Tratado de Lausana, consistentes en el embargo de sesión de 1965 no tomó partido por ninguna de las dos tendencias, limitándose
un “cofre-fort” en un Banco, contrariamente a lo previsto en el art. 67 de ese a enunciar en su art. 10 los casos en que la sola firma del tratado obligaba a los
tratado. El tribunal condenó a Turquía a restituir el cofre “en razón del hecho Estados; y en el art. 11 las condiciones en las cuales el consentimiento debía de
que a partir de la fecha de firma del tratado, y hasta su entrada en vigor, la ser manifestado por otros procedimientos (canje de instrumentos, ratificación,
parte contratante tenía el deber de no hacer nada que pudiera alterar el efecto aceptación, aprobación, acto de confirmación formal, adhesión).
de las cláusulas”. Además, ciertas disposiciones del tratado, como las cláusulas
En definitiva, la Convención/969, en el art. 11 y la Convención de 1986 en
finales relativas a los procedimientos y plazos para el canje o depósito de ratifi-
igual artículo, con los ajustes indicados en la llamada 2 de esta Sección, esta-
caciones, Estados que pueden acceder o no, notificaciones que deben hacerse,
blecen que el consentimiento de un Estado u Organización Internacional en
etc., son, en la práctica, aplicadas a partir de la firma. Como ha dicho la Corte
obligarse por un tratado podrá manifestarse mediante la firma o, también, me-
Internacional de Justicia, estas disposiciones establecen “un estatuto provisorio
diante el canje de instrumentos que constituyen un tratado, la ratificación, la
en provecho de los signatarios”.
aceptación, la aprobación, la adhesión, el acto de confirmación formal, o en
Puede, pues, afirmarse que el tratado firmado pero no ratificado es más cualquier otra forma que se hubiere convenido.
que un simple proyecto y existe a su respecto una obligación de buena fe, que
Establecen luego en qué casos el consentimiento puede manifestarse en
debe respetarse durante un período razonable después de la firma. El ejemplo
cada una de estas formas y, entonces, el art. 12 (Consentimiento en obligarse
más extremo sería el de.un tratado que obliga a las partes a rebajar sus tarifas
por un tratado manifestado mediante la firma), dice:
aduaneras existentes en un diez por ciento. No sería una conducta admisible la
de un Estado que después de la firma, pero antes de la ratificación, elevara sus “1, El consentimiento de un Estado (o de una Organización Internacional)
en obligarse por un tratado se manifestará mediante la firma de su represen-
tarifas aduaneras.
tante:
Pero estas obligaciones no son “ex-contractu” sino que derivan de princi-
pios generales de derecho: la regla de la buena fe y la del abuso de derecho. a) cuando el tratado disponga que la firma tendrá ese efecto;
b) cuando conste de otro modo que los Estados negociadores (y las Orga-
«Algunos tratados prevén expresamente que los signatarios no adoptarán
acción alguna entre la firma y la ratificación que pueda destruir el propio objeto nizaciones Internacionales o, según el caso, las Organizaciones Inter-
del tratado. Por ejemplo, el tratado de Limitación de Armamentos Navales de nacionales negociadoras) han convenido que la firma tenga ese efecto;
1922 establece que se mantendrá el “statu quo” desde la firma del mismo. El O
acta final de la Conferencia de Berlín de 1885 disponía que mientras se produce c) cuando la intención del Estado (o de la Organización) de dar ese efecto
la ratificación, “las Potencias signatarias se obligan a no adoptar ninguna me- a la firma se desprenda de los plenos poderes de su representante o se
dida que sea contraria a las disposiciones de esta Acta”. haya manifestado durante la negociación.
Lógicamente estas disposiciones no pueden obligar por sí mismas, desde 2. Para los efectos del párrafo 1:
el momento que el tratado que las contiene no ha sido aun ratificado. Pero ellas a) la rúbrica de un texto equivaldrá a la firma del tratado cuando conste
descansan en esos principios generales de derecho que proscriben, si no toda que los Estados negociadores (y las Organizaciones negociadoras o,
acción contraria al tratado, por lo menos una conducta que deliberadamente se según el caso, las Organizaciones Internacionales) así lo han conveni-
proponga privar a la otra parte de los beneficios del tratado (8). Las Convencio- do.
nes de 1969 y 1986 han sintetizado este estatuto concretándolo en el art. 18: b) la firma ad referéndum de un tratado por un representante (de un Es-
Obligación de no frustrar el objeto de un tratado antes de su entrada en vigor; tado o de una Organización Internacional) equivaldrá a la firma defi-
según el cual esta obligación no es sólo consecuencia de la firma. nitiva del tratado si su Estado (o esa Organización) lo confirma.
Pero la firma puede, eventualmente, ser la expresión del consentimiento Los siguientes artículos tratan del consentimiento de obligarse manifes-
de un Estado para obligarse por el tratado. Aquí nuevamente se delinearon dos tado mediante el canje de instrumentos que constituyen un tratado (art. 13),
corrientes contrarias en la C.D.I. que reflejaban las dos tendencias doctrinarias mediante:la ratificación, la aceptación o la aprobación (art. 14) y mediante la
que existen sobre el punto. Ciertos juristas querían que se estableciera la nece- adhesión (art. 15) (9).
sidad de ratificación como principio general que sería inaplicable sólo en los
casos en que se hubiera manifestado expresamente la opinión contraria. Para
otros tal principio general no reflejaría la realidad contemporánea en materia
de conclusión de tratados, pues gran parte de éstos se concluyen en forma sim-
plificada sin requerirse la ratificación para ser obligatorios. La Comisión, en su
(9) (**) En el C.Viena/986, los textos se repiten con adecuaciones de estilo o variantes
(8) Ver sobre esto LAUTERPACHT, (op.cit., 56 a 62). no sustanciales. :
256 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 297
ción: cuando lo disponga el propio tratado, cuando conste de otro modo que los
5.» Ratificación
Estados han convenido en ello, cuando el representante de un Estado haya
Como ha dicho Basdevant en una opinión disidente en la Corte
Interna- firmado bajo reserva de ratificación o cuando esta intención se desprenda de los
los plenos poderes o se haya manifestado durante las negociaciones. El inc. 2 esta-
cional de Justicia, “...la redacción y firma de un acuerdo internacional son
- blece que en condiciones semejantes a las expuestas el consentimiento se mani-
actos por medio de los cuales se expresa la voluntad de los Estados contratan
tes: la ratificación es el acto por el cual la voluntad así expresada es confirma
da festará mediante la aceptación o la aprobación (11).
a” (10). Naturalmente, la medida en que los Estados pueden celebrar con efectos
por la autoridad competente, con el propósito de darle fuerza obligatori
Con este instituto ha ocurrido una evolución considerable. En la época de válidos acuerdos sin ratificación depende de las disposiciones de la Constitución
a la firma respectiva. En este sentido la Constitución del Uruguay es una de las más res-
los regímenes absolutistas, la ratificación, por regla general, sucedía
ba si trictivas que se conocen en el derecho comparado en la materia, pues exige
del tratado: de ahí su nombre. Era el acto por el cual el monarca comproba
dado, y, aprobación parlamentaria de todo tratado con Estados extranjeros. Dice el art.
su representante se había ajustado a las instrucciones que se le habían
- 85 inc. 7” que compete al Poder Legislativo aprobar o reprobar por mayoría
en caso de constatar que efectivamente, había habido ajuste a tales instruccio
del absoluta de votos del total de componentes de cada Cámara, los tratados de
nes, se confirmaba el acto, así como el mandante ratifica o confirma el acto
paz, alianza, comercio y las convenciones o contratos de cualquier naturaleza
mandatario.
que celebre el Poder Ejecutivo con potencias extranjeras (12).
En realidad no era la aprobación del tratado mismo, sino la confirmación
nego- Las disposiciones constitucionales pertinentes no son tan estrictas para
de que al representante del soberano se le había conferido la facultad de
la mayoría de los demás Estados y es así que en la práctica internacional hoy
ciarlo, y que lo había hecho dentro de la esfera de su competencia. Posterior-
ivos, la dominante se prescinde de la ratificación en diversos tipos de acuerdos.
mente, con el advenimiento de los regímenes democráticos—representat
ratificación sirvió para que los Estados participantes expresaran su voluntad Y aquellos Estados que como Holanda, por ejemplo, requieren la aproba-
Poder
respecto al tratado. Si bien la ratificación siguió siendo competencia del ción parlamentaria para todos los tratados, han establecido mecanismos condu-
Ejecutivo, se requirió la aprobación del órgano legislativo. centes a facilitar el pronunciamiento legislativo (13).
Como se ha dicho antes, se ha discutido mucho sobre si existe una regla Lauterpacht en su informe sobre codificación en materia de tratados se-
de carácter general de Derecho Internacional según la cual los tratados requie- ñala que sólo una cuarta parte de los instrumentos registrados en las Naciones
ren ratificación, aun cuando tal cosa no se haya estipulado expresamente.
Si bien el instituto de la ratificación se ha generalizado, y ha sido adop- (11) (**) El art. 14 del C.Viena/986 en su inciso 1 repite las soluciones del C.Viena/969
el
tado en los ordenes internos de la mayor parte de los Estados, por otro lado para los Estados y agrega en el inciso 2, sustancialmente igual, pero referido al auto de confirma-
n cada
incremento de las relaciones internacionales ha inducido a una utilizació ción formal que, sin establecer diferencias sustanciales, responde a la distinta naturaleza y proce-
no dimientos propios de las Organizaciones Internacionales. El último inciso de ambos acuerdos es
vez mayor de las formas simplificadas de celebración de los acuerdos que igual, refiriéndose el de 1986 a la confirmación formal.
con-
requieren ratificación. En la gran mayoría de los casos, el tratado mismo (12) En un Estado que participa tan intensamente en actividades industriales y comer-
tiene prescripciones sobre la ratificación de modo que el problema de la exis- ciales este requerimiento de la aprobación parlamentaria de contratos de cualquier naturaleza, ha
tencia o no de una regla de carácter general sólo se planteará en casos excep- demostrado ser sumamente inconveniente. Para obviar este requerimiento constitucional se ha
gubernamentales que establecen, por ej., la venta de
cionales. En un principio la CDI entendió que había una norma general según
establecido la práctica de que los acuerdos
re- trigo a Brasil, no los firme el Poder Ejecutivo sino una corporación gubernamental autónoma, como
la cual los tratados deben ser ratificados, (art. 12 proyecto inicial de 1962) el Banco de la República. J.J. CARVAJAL VICTORICA (op.cit., 33 y 34). Otro inconveniente de la
conociendo que la regla admitía una serie de situaciones de excepción (tratado disposición es que requiere mayoría absoluta, muy difícil de obtener en la práctica. Por eso en el
conce-
que prescribe la entrada en vigor desde el momento de la firma; facultad Uruguay es endémico lo que BARTHELEMY llamaba “la mortalidad infantil de los Tratados”.
(13) A fin de facilitar la acción parlamentaria ante las complejidades de la moderna vida
dida al representante en la plenipotencia, credenciales u otro instrumento para internacional, Holanda ha introducido una reforma constitucional según la cual se reputa otorgada
de
obligarse por el tratado sin ratificación; cuando pudiere deducirse intención tácitamente la aprobación constitucional si, en un plazo de 30 días a partir de la comunicación de la
las partes en ese sentido; cuando se trate de acuerdos en forma simplificada). Convención, las Cámaras o una quinta parte de sus miembros no han pedido que ella sea sometida
había
Pero en su sesión de 1965, la Comisión modificó el proyecto inicial, que a deliberación. Igualmente se puede prescindir de tal aprobación “en casos excepcionales de natura-
leza urgente en que el interés del Reino lo reclame” (art. 62 d). (**) A partir de las necesidades
sido objeto de múltiples observaciones —por parte de los gobiernos consultados—, creadas por los procesos de integración, primero en Europa y después en muchos Estados de Améri-
limitándose a establecer los casos en que el consentimiento ha de manifestarse ca, se han introducido modificaciones constitucionales que no solo facilitan la ratificación, sino que
mediante ratificación. incluso admiten la eficacia directa de la norma internacional. En este sentido la recalcitrante resis-
tencia a modificar su normativa constitucional, ha colocado a Uruguay como uno de los países peor
En definitiva, en el art. 14 inc. 1 de la Convención/969, se establecen los situados jurídicamente para asumir compromisos de integración internacional. El Instituto de
casos en que el consentimiento de un Estado se manifestará mediante ratifica- Derecho Internacional Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, en
1996 realizó una serie de propuestas —que no han sido acogidas- y que pueden verse con una crítica
a la situación en Heber ARBUET-VIGNALI (1997/1 y 2004/2).
(10) I.C.J., Raports, 1952, pág. 69.
258 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 259
Unidas entraron en vigor por la ratificación y que una tercera parte de los ins- disponga en su texto; o a falta de esto, cuando haya constancia del consenti-
trumentos bilaterales entre Estados y organizaciones de Estados prevén que miento de todas las partes en obligarse; que cuando el consentimiento de una
entrarán en vigor a partir de su firma o a partir de una fecha establecida o de parte se haga constar en una fecha posterior a la de la entrada en vigor, entra-
un hecho posterior a la firma, con lo que se descarta la exigencia de la ratifica- rá en vigor para dicha parte en esa fecha; y que determinadas cuestiones ins-
ción. Igualmente se ha generalizado la estipulación según la cual el tuutzAn. trumentales (autenticación del texto, constancia del consentimiento, etc.) y
aunque sujeto a ratificación, entrará en vigor provisoriamente a partir de su otras que se susciten antes de la entrada en vigor, se aplicarán desde el mo-
firma u otra circunstancia ((**) ver los arts. 25 de las Convenciones de 1969 y mento de la adopción del texto (15).
1986, esta con sólo cambios de estilo). Se ha planteado la cuestión de si un Estado que ha depositado su ratifi-
«Es asimismo corriente que los acuerdos que se celebren en forma de cam- cación de un instrumento multilateral que aún no ha entrado en vigor puede
bios de notas no sean sometidos a ratificación, si bien este tipo de tratados se retirarla unilateralmente, tal como hizo Francia con su ratificación de la Con-
ha sujetado ocasionalmente a tal requisito. No obstante, la forma o designación vención para la supresión del comercio internacional de armas de 17 de junio
de un tratado no es determinante de la cuestión relativa a la necesidad de su de 1925 (16). Un problema semejante es si el Poder Ejecutivo puede negarse a
ratificación: ello depende del contenido mismo del instrumento y sobre todo de ratificar un tratado para el cual ha obtenido ya aprobación parlamentaria. No
la intención de las partes. existen reglas de Derecho Internacional que prohíban tales actos (17).
En la reciente práctica internacional, teniendo en cuenta la diversidad de
requisitos constitucionales entre los diversos Estados, se ha generalizado en los
7. Adhesión
tratados multilaterales la cláusula que se ha llamado “de la triple opción”
(C.Parry, 1950, 169), según la cual se da a las distintas partes de un mismo
Un procedimiento distinto de entrada en vigor de un tratado multilateral
tratado la opción de obligarse ya sea a) por la firma, b) por la firma seguida de
para el Estado que no ha firmado ni, por tanto, ratificado es la adhesión o acce-
ratificación, o c) por accesión. Cada Estado adquiere así un poder de elección
sión, o sea la declaración formal mediante un instrumento escrito de que el
entre esos tres métodos de contraer la obligación convencional y cada gobierno
tratado es obligatorio para él. Naturalmente esto es posible si el tratado lo
puedede este modo cumplir con las exigencias de su sistema constitucional.
permite y dentro de las condiciones y plazos en que lo permita. También aquí
serán aplicables las disposiciones constitucionales de cada Estado en cuanto al
6 Entrada en vigor requisito de la previa aprobación parlamentaria para que cada Estado puede
llevar a efecto con validez esa adhesión.
Los tratados sujetos a ratificación no entran en vigor con la misma, sino Es admisible la adhesión sujeta a ratificación. Sin embargo, como se ex-
en la fecha estipulada en el propio tratado; en ausencia de estipulación, con el presaba en una resolución de la Liga de las Naciones en 1927 “si un Estado
canje de ratificaciones si se trata de un acuerdo bilateral, o con el depósito del presta su adhesión, debe saber que, si no menciona expresamente que esa acce-
número preestablecido de instrumentos de ratificación, ante el órgano encarga- sión queda sujeta a ratificación, se considerará que ha contraído una obligación
do de recibirlos, si es un tratado multilateral. De manera que la fecha de entra- formal. Si desea evitar esa consecuencia, debe declarar expresamente en el
da en vigor es distinta de la ratificación de cada Estado o acto de confirmación momento de su accesión que ella se da sujeta a ratificación” (18).
formal.de cada Organización Internacional. La opinión doctrinaria que fue do-
minante en el siglo pasado, sustentada por los tribunales estadounidenses,
según la cual los tratados cobran eficacia retroactiva desde la fecha de su firma, 8. Registro y publicación
carece de apoyo en la práctica internacional moderna y obedece a la concepción
ya superada, de la ratificación como confirmación del acto de un mandatario Existe un último requisito en el proceso de conclusión del tratado, que
(4). tampoco tiene carácter esencial ni constituye una exigencia “ad solemnitatem”:
el registro y publicación del tratado.
Sobre estos aspectos legislan los arts. 24 de la Convención/969 y de la
Convención/986, cuyos textos dicen que un tratado entrará en vigor según se
(15) (**) El art. 24 del C.Viena/986 recoge iguales soluciones con modificaciones que sin
establecer diferencias sustanciales responde a la diferente estructura y procedimiento propios de
(14) Para un completo análisis del problema, MERVYN JONES (op.cit.,. 92 a 107). Nada las Organizaciones Internacionales.
impide, naturalmente que las partes den, deliberadamente y de común acuerdo, efecto retroactivo a (16) HUDSON (op.cit., L, pág. LXII, N* 5). Ch.ROUSSEAU (op.cit., 197), cita el ejemplo
un tratado, como por ej. el tratado de EE.UU. y Canadá sobre doble imposición, firmado en 1944 y de un tratado entre Francia e Italia. ratificado por ambos Estados, pero que no entró en vigor al no
con vigor desde 1941; ver BRIGGS (op.cit., 863). Como dijo la Corte en el asunto Ambatielos (1.C.J. realizarse el canje de ratificaciones.
Raports, 1952, pág. 40) “un tratado no tiene efecto retroactivo a menos que exista una cláusula u (17) Ver sin embargo, opinión contraria de LAUTERPACHT (op.cit., 65). Cf. BISHOP
objeto especial que requiera interpretación retroactiva”. Ver los arts. 28 de los Convenios de 1969 y (op.cit., 94).
1986, cuyos textos son iguales. (18) Assembly Records, Plenary Meetings, 1927, item. 77.
260 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 261
Después de la guerra 1914-1918 uno de los catorce puntos preconizados En su parte dispositiva el decreto establece que los textos de los tratados
por el presidente Wilson era el de la publicidad de los tratados, a fin de evitar convenciones, acuerdos y demás instrumentos internacionales suscritos por el
los pactos secretos que se conceptuaban una de las causas de la guerra. De ahí país, serán publicados sin excepción por el Diario Oficial al publicar el mensaje
que el Pacto de la Sociedad de las Naciones establezca, como una diligencia con que el Poder Ejecutivo los envía a la consideración del Poder Legislativo.
indispensable, la necesidad del registro y de la publicación de los tratados por En el Registro Nacional de Leyes y Decretos, sólo se publicará el texto de los
dicho organismo. El art. 18 del Pacto disponía: “Todo tratado o acuerdo inter- tratados, cuando éstos, en el momento de la publicación, hayan adquirido vi-
nacional concluido en el futuro por un miembro de la Sociedad deberá ser in- gencia para el Uruguay. Para mantener al día la información, se encomienda al
mediatamente registrado por el Secretario y publicado por él tan pronto como Ministerio de Relaciones Exteriores la comunicación al Diario Oficial de toda
sea posible. Ninguno de esos tratados o acuerdos regionales será obligatorio oportunidad en que un tratado comience a tener vigencia para el país, así como
antes de haber sido registrado”. la fecha en la que deje de tener efectos.
La interpretación dominante fue que el requisito del registro ante la So- (+*) Los arts. 80 del C.Viena/969 y 81 del C.Viena/986, dictan reglas
ciedad no era esencial para la validez del tratado; que éste era válido desde que acerca del registro y publicación de los tratados, las cuales recogen la práctica
había sido ratificado y canjeadas o depositadas las ratificaciones pero que no expuesta.
podía ser invocado ese tratado ante los órganos de la Sociedad, sino a partir de
su registro. .
9. Depósito del tratado
Esta, que fue la interpretación dominante del Pacto, se transformó en la
regla positiva del art. 102 de la Carta de las Naciones Unidas que dice: “Todo
Cuando se celebra un tratado multilateral se designa a un Estado o a
tratado o acuerdo internacional concluido por un miembro de las Naciones Uni-
una Organización Internacional como depositario del tratado. El depositario de
das después de la entrada en vigor de la presente Carta, será registrado lo más
un tratado es designado en el texto del mismo y generalmente lo es el Estado
pronto posible por el Secretario de las Naciones Unidas y publicado por este. en cuyo territorio se han llevado cabo las negociaciones, o la Organización In-
Ningún participante de un tratado o acuerdo internacional que no haya sido
ternacional que ha redactado el tratado o que ha convocado la conferencia. Las
registrado conforme al parágrafo anterior, podrá invocar ese tratado o acuerdo
funciones del depositario no son sólo las de custodiar el texto auténtico del tra-
ante un órgano de la Organización”. tado y de los demás instrumentos conexos, sino también la de recibir en depósi-
En la práctica esta disposición de la Carta ha revelado constituir una to los instrumentos y ratificaciones correspondientes, acusar recibo de los mis-
obligación imperfecta, desprovista de sanción efectiva. No existe un término fijo mos, comunicarlos a los estados partes o que pudieran ser parte del tratado
para efectuar el registro, de manera que nada impide que un Estado proceda a establecer el texto del tratado en los otros idiomas en que se hubiera dispuesto
registrar el acuerdo toda vez que tenga interés en invocarlo ante un órgano de traducir, extender copias certificadas conforme del texto y transmitirlos a los
las Naciones Unidas. La Corte Permanente de Justicia Internacional en más de Estados; recibir las reservas, examinarlas y comunicarlas; y comunicar a los
un caso, y la Corte actual ha tomado en consideración tratados no registrados Estados cuando a su juicio se hubieran cumplido las condiciones para la entra-
as). da en vigor del tratado, etc. (arts. 76 y 77 de la Convención/969; (**) los arts. 77
Por distintos fundamentos, algunas legislaciones internas establecen la y 78 de la convención de 1986 tienen iguales disposiciones con variantes de
obligación de publicar y difundir los tratados de los que forma parte el Estado a adecuación y estilo).
través de sus publicaciones oficiales. En nuestro país, un decreto del 15 de fe- (++) Los arts. 78 y 79 del C.Viena /969 y, con adecuaciones formales, los
brero de 1952 da una serie de reglas relacionadas con la publicación del texto arts. 79 y 80 del C.Viena/986, disponen quién y como se harán las notificaciones
de los tratados en los que participe el Uruguay, la fecha de su entrada en vigor o comunicaciones necesarias (arts. 78 y 79 respectivamente), cómo se corregl-
y la fecha en que deje de tener vigencia para la República. Es interesante des- rán los errores advertidos después de haber sido autenticado el texto, en este o
tacar que en los considerandos de este decreto se expresa la conveniencia de en las copias certificadas (arts. 79 y 80 respectivamente).
hacer conocer públicamente estos datos referentes a los acuerdos y otros ins-
trumentos internacionales, “por cuanto obligan jurídicamente al Estado, a sus
órganos y, en su caso, a todas las personas que están sometidas al orden jurídi-
co del Estado”.
(9 Ver C.P.J.I Serie A, N” 2, pág. 33, serie B, N” 11 y Eduardo JIMÉNEZ DE
ARECHAGA (op.cit., 499 y 500). También la OACI, por los arts. 81 y 83 de su Carta tiene la obliga-
ción de llevar un registro de tratados relativos a aeronavegación.
262 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 263
Sección III tamente. Como ha dicho la Corte Internacional “ninguna reserva puede ser
efectiva contra un Estado sin su acuerdo a la misma”.
- Reserva de los tratados
En caso de aceptación, las obligacion es del tratado, son contraídas con
esas salvedades, pero las reservas tienen un efecto bilateral, en el sentido de
1. Concepto que aprovechan, no sólo al Estado que las ha formulado, sino a
cada uno de los
demás aceptantes de esas reservas, en sus relaciones con aquel que las ha
“Se entiende por “reserva” una declaración unilateral, cualquiera que sea
for-
mulado.
su enunciado o denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar
o aprobar un tratado o al adherirse a él, con objeto de excluir o modificar los b. De las objeciones
efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a ese Es-
tado” (art. 2, inc. 1 d, del Convenio/969 (**) que se repite en el art. 2 inc. 1 d del Un problema que se ha discutido intensamente en una época en
Convenio de 1986 haciendo referencia a las Organizaciones Internacionales ya las Na-
ciones Unidas, es el del efecto jurídico que surten las objeciones a
una reserva,
la confirmación formal). en los tratados multilaterales, cuando algunas de las partes aceptan
esa reser-
Las palabras claves de esa definición son “excluir o modificar”. No consti- va y otras la rechazan.
tuyen reservas las simples declaraciones que no limitan los efectos del tratado
Existe a este respecto una diferencia muy important e en el sistema
y que recaen sobre la manera como se propone cumplir el tratado el Estado se-
guido por la Organización de Estados American os y el adoptado por la
interesado, ni las declaraciones acerca de cómo se entiende o interpreta éste, a Liga de
las Naciones, también utilizado en un principio por el Secretario General
menos que tales declaraciones supongan una alteración en las condiciones o en de las
Naciones Unidas.
los efectos sustanciales del tratado (1). La práctica internacional admite las
reservas, salvo que el propio tratado las excluya, como el art. 65 de la declara- En el régimen de la Sociedad de Naciones si se suscribe un tratado multi-
ción de Londres de 1909 que establece: “Las disposiciones de la presente decla- lateral, y más tarde al ratificarse ese tratado, uno de los signatarios lo ratifica
ración constituyen un todo indivisible”. Otra posibilidad es que el tratado mis- con reservas, para que esa aceptación bajo reserva sea válida y pueda
conside-
mo contenga una enumeración de las reservas admisibles, como ocurría con el rarse a ese Estado como parte del Tratado, es menester que todos los que
lo han
Acta General de Ginebra sobre el Arreglo Pacífico de Diferendos. aceptado ya, acepten además tales reservas. Si un solo Estado ratificante
se
niega a admitirlas, la aceptación con reservas se tiene por no hecha y el
Estado
2. Formas que las ha formulado queda fuera del acuerdo y no puede ser parte del
mismo
(2).
En cuanto a las formas la Convención, siguiendo a la práctica generali-
En cambio, en el sistema de la Unión Panamericana, la situación es
zada, estableció que las reservas deben formularse por escrito (art. 23) en el
distinta. En este mecanismo aunque la reserva sea rechazada por alguno
momento de firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o de adherirse al o
algunos de los Estados partes del tratado, el reservante entra a formar
mismo (art. 19). En el primer caso y siempre que el tratado deba ser objeto de par-
te del tratado y queda obligado con aquellos Estados que aceptaron
ratificación, aceptación o aprobación, la reserva habrá de ser confirmada por el su re-
serva en los términos del tratado modificado por la reserva: en cambio,
Estado que la hace al manifestar su consentimiento en obligarse por el tratado se
estima que no hay tratado entre el reservante y el Estado o Estados
(art. 23 inc. 2). (**) Los arts. 19 a 23 que se refieren en el C.Viena/969 a las que
objetaron la reserva (3).
reservas, se repiten con los mismos número y sólo variaciones de redacción y
estilo en el C.Viena/986, salvo el último que menciona, además, el acto de con- Algunos autores, en particular Fitzmaurice (1952, vol. I, 1 a 26), sostie-
firmación formal. nen que el sistema seguido por la Liga y preconizado por el Secretario General
de las Naciones Unidas es el que responde a una norma positiva de Derecho
3. Efectos Internacional. En realidad no existe regla alguna de Derecho Internacion
al
positivo que establezca esa solución. Ha dicho a este respecto la Corte Interna-
cional de Justicia en la opinión consultiva sobre las reservas a la convención de
a. De su aceptación Genocidio: “Se ha sostenido que existe una regla de Derecho Internacional que
Es natural que las reservas no tendrán valor sino en caso de que ellas somete el efecto de la reserva al asentimiento tácito o expreso de todas las par-
sean, a su vez, aceptadas por las demás partes del tratado, explícita o implíci- tes contratantes. Esta teoría descansa esencialmente en una concepción con-
(1) HACKWORTH (op.cit., 144 a 153) trata de las “Interpretaciones que no alcanzan a (2) League Doc. 337 M. 30, 1927, V. 16 y NN.UU.
ser reservas”. doc. A/1372.
(3) W. SANDERS (op.cit., 488).
EL DERECHO DE LOS TRATADOS
264 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA 265
Unidas sobre Declaración de Ausencia de Personas Desaparecidas, de 6 de abril
tractual de la integridad absoluta de la convención, tal como ha sido aceptada...
de 1951, consagra en su art. 19, el sistema panamericano. Se han proyectado
No parece evidente, sin embargo, que la concepción de la absoluta integridad de
también, en la Comisión de Derecho Internacional, cláusulas modelo que pro-
la Convención haya sido transformada en una regla de Derecho Internacional...
Los ejemplos de objeciones hechas a reservas aparecen como muy raros en la ponen sistemas intermedios, como por ejemplo, la regla de que la objeción a una
práctica internacional para haber podido dar lugar a tal regla. La existencia de reserva, para excluir a un Estado del tratado, debe ser formulada por lo menos
una práctica administrativa de la Liga de las Naciones no es por sí misma un por una tercera parte de los ratificantes (6).
factor decisivo. Cabe señalar que existe entre los Estados Americanos, miem- La cuestión subsiste sin embargo, para aquellas convenciones que no con-
bros a la vez de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados America- tienen disposición alguna que prevea el efecto de las objeciones a las reservas.
nos, una práctica diferente que va tan lejos que permite al Estado autor de En vista de ello, en 1950, se formuló un pedido de opinión consultiva a la Corte,
reservas ser parte, cualquiera sea la naturaleza de la reserva formulada o las con respecto a la Convención sobre Genocidio, que había dado lugar a reservas
objeciones opuestas por otras partes contratantes... Finalmente, el debate sobre y a objeciones a las mismas y no preveía lo que debía ocurrir en tal caso.
reservas a los tratados multilaterales que tuvo lugar en la Quinta Asamblea La Corte, en su dictamen llega a las conclusiones siguientes:
revela una profunda divergencia de puntos de vista”. 1% Que un Estado que ha hecho y mantenido una reserva que ha sido ob-
De manera que la opción entre el sistema de la Liga o el de la Unión Pa- jetada por uno o más de los Estados partes en la Convención, pero no por otros
namericana, es una elección de pura conveniencia y no en función de normas puede ser considerado como parte de la Convención si la reserva es compatible
jurídicas. Planteada la cuestión en términos de conveniencia práctica, parece con el objeto y propósito de la Convención; de otro modo el Estado no puede ser
preferible el sistema panamericano por cuanto facilita la formulación de reser- considerado como parte de la Convención.
vas; tiende por ello a aumentar el número de ratificaciones y la generalización 2”) a) Que si un Estado parte de una convención objeta una reserva que
y extensión de los tratados: apresura la entrada en vigor de los mismos y favo- considera incompatible con el objeto y propósito de la Convención, puede de
rece, en suma, el desarrollo progresivo del Derecho Internacional por la vía de hecho considerar que el Estado reservante no es parte de la Convención.
las convenciones multilaterales. b) Que si por otro lado, una parte acepta la reserva como compatible con
En cambio, el sistema de la Liga dificulta la ratificación y demora la en- el objeto y propósito de la convención, puede, de hecho, considerar que el Esta-
trada en vigor de los tratados multilaterales, permite la arbitrariedad de un do reservante es parte de la Convención y
Estado para excluir del sistema de un tratado a otro Estado ratificante por 3% Que estos efectos jurídicos solo pueden ser causados por la objeción de
razones injustificadas. Por el sistema de la Liga, un Estado cualquiera puede un Estado ratificante y no por el mero signatario, como pretendía el Reino Unido
apartar del sistema del tratado a otro Estado por la menor discrepancia con la
(7).
más inofensiva de sus reservas.
La Corte no se inclinó por ninguno de los dos sistemas existentes en la
Esto significaría ni más ni menos, extender el veto al campo de la acepta- práctica sino que introdujo un criterio cualitativo, que discrimina si la reserva
ción de ratificantes en el sistema de tratados multilaterales celebrados bajo los formulada es o no compatible con el objeto y propósito de la Convención. Este
auspicios de las Naciones Unidas. Como ha dicho la Corte, “es inconcebible que criterio es en sí razonable. Lo que no parece satisfactorio es que la aplicación
las partes contratantes hayan aceptado que la objeción a una reserva menor, del mismo quede en mano de cada Estado, con la consecuencia de que el reser-
pudiera producir este resultado... que las partes de la Convención tengan el vante puede ser considerado como parte por algunos contratantes y no por
poder de excluir de ella al autor de una reserva, aun una reserva menor, que otros. Naturalmente, en caso de discrepancia a este respecto ella podría even-
puede ser enteramente compatible con los propósitos del Convenio (5). tualmente ser resuelta por la Corte u otro órgano arbitral o judicial, quien de-
En la práctica, el llamado de atención originado por este prolongado de- terminaría la compatibilidad de la reserva con el objeto y propósito del Conve-
bate en las Naciones Unidas, ha servido para que los Estados, al redactar tra- nio y, en consecuencia, si el reservante es o no parte del Tratado.
tados multilaterales, inserten en ellos disposiciones relativas a la admisibilidad
o no admisibilidad de las reservas y al efecto de atribuirse a las mismas, en la c. Las propuestas de la Comisión de Derecho Internacional y las Conven-
forma más apropiada a la naturaleza de cada Convención. Es así que el acuerdo ciones de Viena
de 25 de febrero de 1953 sobre la Deuda Exterior Germana consagra el sistema
de la unanimidad, disponiendo en su art. 38 que “ningún reservante se conside- Cuando la Comisión de Derecho Internacional redactó sus artículos res-
rará parte de este acuerdo hasta que su reserva haya sido retirada o aceptada pecto del tema de las reservas propuso como regla residual (“a menos que el
por todas las partes del mismo”. En cambio, la Convención de las Naciones
(6) LAUTERPACHIT, (op. cit.).
(7) Opinión consultiva, [.C.J, Raport, 1951, pp. 29 y 30. Para los signatarios se admitió
que podían formular objeciones pero a título de medida conservatoria. “Esas objeciones caerían si la
(4) Opinión Consultiva, 1.C.J. Raports, 1951, pp. 24 a 26.
(5) Opinión Consultiva, 1,C.J. Reports, 1951, pág. 24. firma no es seguida de ratificación”.
266 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 267
tratado disponga otra cosa”) un sistema flexible inspirado en la opinión de la “no fue la intención del Reino Unido impedir mediante esa comunicación
Corte y que incorpora los rasgos esenciales del sistema panamericano. Se- la
entrada en vigor de la Convención entre los dos países” (9). Aunque
gún estas propuestas, el Estado reservante se hace parte del tratado tan el Tribunal
no invocó a este respecto las disposiciones pertinentes de la Convención
pronto como una cualquiera de las partes contratantes ha aceptado la reser- de Vie-
na de 1969 (art. 20, par. 4 b) y 21, par. 3) *que se repiten con solo variaciones
va.
de adecuación y estilo en el C. Viena/986, *aplicó la norma finalmente estable-
Al mismo tiempo se brinda una concesión a la escuela opuesta. Cuando cida en ella, a saber, que la no entrada en vigor de un tratado entre el Estado
del número reducido de Estados negociadores y del objeto y del fin del tratado autor de la reserva y el autor de la objeción depende únicamente de la Oposi-
se desprende que la aplicación del tratado en su integridad entre todas las par- ción, expresa o implícita, del último Estado.
tes es condición esencial del consentimiento de cada una de ellas en obligarse
por el'tratado, una reserva exigirá la aceptación de todas las partes. Un ejem-
plo es:el del tratado que establece la integración económica de un grupo de Es- Sección IV
tados.
Finalmente, las propuestas incorporan las conclusiones de la Corte, ya Interpretación de los tratados
que establecen que no se permitirá la reserva que “sea incompatible con el
objeto y el fin del tratado”. Sin embargo, este criterio de compatibilidad si-
gue siendo una especie de guía general para los Estados, ya que su aplica- 1. Introducción
ción queda enteramente librada a la apreciación de cada parte contratante.
No se prevé una decisión colectiva o por un tercero independiente acerca de Las normas jurídicas relativas a la interpreta ción de los tratados consti-
la compatibilidad de la reserva: corresponde a cada parte contratante deci- tuyen una de las secciones de la Convención de Viena de 1969 que fueron
adop-
dir unilateralmente si una reserva determinada se conforma al criterio o no tadas por la Conferencia sin voto disidente alguno y, por consiguien
te, pueden
ser consideradas como declaratorias del derecho en vigor.
(8).
Las propuestas de la Comisión de Derecho Internacional fueron adopta- Los tres artículos dedicados a la interpretación de los tratados están ba-
das por la Conferencia con sólo un cambio referente a los efectos de la objeción sados en la jurisprudencia establecida por la Corte mundial y destilan
la esen-
a una. reserva, Las propuestas de la Comisión de Derecho Internacional acor- cia de ciertos principios fundament ales que pueden considera rse como reglas de
daban una opción al Estado autor de la objeción: el tratado no entra en vigor Derecho Internacional sobre el tema y no meramente directivas generales,
apli-
entre él reservante y el que formula la objeción a menos que este último mani- cables a todos los tratados, cualquiera sea su naturaleza o contenido. No
hubo
fieste la intención contraria. Durante la segunda parte de la Conferencia, sobre en la Conferencia sugestión alguna, a pesar de lo preconiza do por ciertos publi-
la base de una propuesta de la Unión Soviética, la Conferencia mantuvo esta cistas, en el sentido de aplicar reglas diferentes o métodos de interpreta
ción
opción, pero invirtió la forma de ejercerla: la objeción hecha por otro Estado distintos a los que se llaman “tratados-ley” y a los llamados “tratados
contratante a una reserva contratos”. Esta distinción, muy difícil de aplicar en la práctica, no es aceptada
no impedirá la entrada en vigor del tratado entre el
Estado que haya hecho la objeción y el Estado autor de la reserva, a menos por la Convención.
que
el Estado autor de la objeción manifieste inequívocamente la intención contra- Surgió, sin embargo, en la Conferencia una divergencia de puntos de vis-
ria. ta acerca del enfoque fundamental que ha de seguirse en materia de interpre-
Y esa intención contraria puede manifestarse de manera expresa o tácita. tación de tratados.
En el arbitraje entre Francia y el Reino Unido sobre la delimitación de la plata- En esta materia hay dos tendencias o escuelas en juego: una que busca
forma continental entre los dos países, decidido en 1977, el tribunal arbitral sobre todo “la intención común de las partes” y Otra que procura fijar
princi-
llegó a la conclusión de que, a pesar de la reserva de Francia al artículo 6 de la palmente “el sentido ordinario del texto”. Para la primera “el objetivo primario,
Convención sobre la Plataforma Continental de 1958, y la objeción del Reino es más, el único legítimo, es esclarecer y dar efecto a las intenciones o presun-
Unido a esa reserva, la Convención de 1958 era aplicable tas intenciones de las partes”; para la segunda “es establecer lo que el
en las relaciones en- texto
tre las partes, si bien el artículo 6 era inaplicable en la medida determinada significa según el sentido corriente u ordinario de las palabras: su método
por es el
la reserva. Después de un análisis del contexto de las comunicaciones del Reino estudio y análisis del texto” (1). La piedra de toque que distingue en el plano de
Unido a propósito de la reserva francesa el tribunal llegó a la conclusión de la práctica una escuela de la otra radica en el papel que se asigna a los “traba-
que
jos preparatorios” del tratado. La primera escuela coloca en un mismo nivel el
(8) Como observó el delegado japonés TSURUOKA en la Conferencia de Viena: “un Es- texto del tratado y sus “trabajo preparatorios” desde que ambos sirven igual-
tado puede formular una reserva incompatible con el objeto del tratado,
y por consiguiente carente
de validez en derecho y, con todo, esta reserva puede ser aceptada
por otro Estado contratante”.
Documentos Oficiales, 21* sesión, par. 29. (9) Laudo arbitral, par. 44.
(1) G. FITZMAURICE (1951, 1 y 2).
268 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 269
mente para determinar la verdadera intención de las partes: la segunda ten- completan, siempre que sea en ejecución del fin y objeto atribuido al tratado
dencia considera que el texto constituye, antes que nada, el material básico que por el intérprete (5).
ha de servir de sustento a la interpretación y los “travaux préparatoires” son El parágrafo 3 del artículo 31 procede luego a indicar otros materiales in-
únicamente tomados en cuenta como un medio secundario o supletorio de in- trínsecos a tener en cuenta junto con el contexto, y éstos han sido también obje-
terpretación. to del consentimiento o del acuerdo expreso o implícito de las partes: acuerdos
Las propuestas sometidas a la Conferencia de Viena por la Comisión de ulteriores, prácticas ulteriormente seguidas y toda norma pertinente de Dere-
Derecho Internacional se inspiran en el enfoque textual: se acuerda primacía al cho Internacional aplicable en las relaciones entre las partes. Es éste un proce-
texto del tratado como la base de su interpretación. La Comisión manifestó en so de interpretación que ha sido bien descrito por Max Huber como una “cir-
el comentario que su propuesta “se basa en la tesis de que ha de presumirse cunvalación progresiva” del texto convenido: el intérprete se va alejando de él
que. el texto es la manifestación auténtica de la intención de las partes y de que, solo gradualmente en círculos concéntricos, yendo del centro hacia la periferia.
por consiguiente, el punto de partida de la interpretación consiste en elucidar el La única concesión que se hace a la escuela de la “intención de las partes” con-
sentido del texto y no en investigar “ab initio” la intención de las partes” (2). siste en que, según el parágrafo 4, “se dará a un término un sentido especial si
consta que tal fue la intención de las partes”. Sin embargo, como ha destacado
2. Disposiciones de la Convención de Viena sobre interpretación la Corte, la parte que invoca un sentido especial debe “demostrar convincente-
mente que se ha usado el término en ese sentido especial” (6).
El artículo 31 del Convenio de Viena 1969, parágrafo 1 (3), establece lo Por otro lado, y es éste un rasgo esencial del método propuesto por la
que puede describirse como la “regla de oro” en la materia: Comisión y adoptado por la Conferencia, los materiales extrínsecos, es decir
“Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido co- aquellos que no han sido objeto del acuerdo especifico de las partes como los
rriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en el contexto trabajos preparatorios del tratado y las circunstancias de su celebración, se
. de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin”. califican como “medios de interpretación complementarios”. Así, el artículo 32
dispone:
Según este precepto y las disposiciones subsiguientes del artículo 31, la
interpretación de un tratado debe llevarse a cabo sobre la base de lo que pue- “Se podrá acudir a medios de interpretación complementarios, en
den llamarse materiales intrínsecos, esto es, el texto y los documentos relativos particular a los trabajos preparatorios del tratado y a las circunstancias
a éste que han sido acordados por las partes. El proceso de interpretación debe de su celebración para confirmar el sentido resultante de la aplicación del
comenzar por un análisis de las disposiciones específicas del tratado relativas a artículo 31, o para determinar el sentido cuando la interpretación dada
la cuestión en controversia; sigue por un examen del contexto, esto es, las res- de conformidad con el artículo 31:
tantes disposiciones del tratado, incluido su preámbulo, sus anexos y otros do- a) deje ambiguo u oscuro el sentido; o
cumentos concertados con motivo de la celebración del tratado o aceptados co- b) conduzca a un resultado manifiestamente absurdo o irrazonable».
mo referentes al mismo, tomando especialmente en cuenta el objeto y fin del
tratado, tal como surge de esos materiales intrínsecos. Es importante hacer
3. Las enmiendas de Estados Unidos en la Conferencia de Viena
notar que “el objeto y fin del tratado” es mencionado no como un elemento in-
dependiente como en el proyecto de Convención de Harvard (4) sino como frase
El Gobierno de Estados Unidos propuso en la Conferencia combinar en
final del parágrafo 1 del artículo 31. Esto se hizo deliberadamente a fin de dejar
un solo artículo las dos disposiciones propuestas por la Comisión de Derecho
bien en claro que el “objeto y fin del tratado” es parte del contexto —la parte
Internacional, colocando en el mismo nivel, entre los factores pertinentes a
más importante, sin duda— pero no un elemento autónomo de interpretación,
tomar en cuenta, en especial:
independiente del texto y en el mismo plano que éste como sostienen los parti-
darios del método teleológico de interpretación. Este último método pone el a) el contexto del tratado; b) sus objetos y fines; c) todo acuerdo entre las
énfasis en el propósito general del tratado, al cual se atribuye una existencia partes acerca de la interpretación del tratado; d) todo instrumento formu-
propia, independiente del texto y de la intención original de las partes. De esta lado por una o más partes con ocasión de la celebración del tratado y
manera se llevan vacíos, se introducen correcciones, los textos se expanden y
(5) Pueden verse ejemplos de la aplicación de este método teleológico en las opiniones
disidentes del juez ALVAREZ (1.C.J. Reports, 1950, pp. 16-19) y el juez AZEVEDO (ibíd., p. 23).
Como estos ejemplos lo demuestran, este método se expone siempre a incurrir en legislación judi-
cial, a introducir alteraciones en el texto a fin de dar cumplimiento a lo que el intérprete considera
(2) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, Vol. II, comentario al art. ser el fin y objeto fundamental del tratado.
27. (6) Opinión consultiva sobre el Sahara Occidental, 1.C.J. Reports, 1975, pág. 53, refi-
(3) (+**) Los arts. 31 a 33 del C.Viena/986 repiten el contenido del C.Viena/969. riéndose al caso del estatuto jurídico de Groenlandia Oriental, P.C.IJ., series A/B, núm. 53, pág.
(4) Art. 19 (a) del Proyecto de la Convención de Harvard de 1935. 49.
270 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 271
aceptado por las demás como instrumento referente al tratado; e) toda 4. Papel de los trabajos preparatorios
- práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado por la cual
conste el común acuerdo acerca del sentido general de sus términos entre La discusión se centró en particular en el papel de los trabajos preparato-
“las partes, f) los trabajos preparatorios del tratado; g) las circunstancias rios. En tanto que la enmienda estadounidense les atribuía la misma jerarquía
que hayan concurrido en su celebración; h) toda norma pertinente de De- que al texto o al contexto del tratado, la propuesta de la Comisión de Derecho
recho Internacional aplicable en las relaciones entre las partes; i) el sen- Internacional limitaba los trabajos preparatorios al papel de medios de inter-
tido especial que haya de darse a un término si fue intención de las par- pretación complementarios. Esta distinción está basada en la consideración de
tes dar a ese término un sentido especial (7). que mientras sobre los medios primarios de interpretación enumerados en el
Al defender esta propuesta, el profesor McDougal criticó el enfoque de la artículo 31 ha recaído el acuerdo de las partes, los trabajos preparatorios no
Comisión de Derecho Internacional, señalando que lo que ella propone “rechaza reflejan un acuerdo entre las partes, si bien pueden arrojar luz sobre el origen y
lisa y llanamente la intención común como meta de la interpretación”. El profe- naturaleza de las ambigüedades y oscuridades del texto.
sor McDougal proclamó “el derecho del intérprete a tener en cuenta todas las De seguirse la tesis del profesor McDougal y colocar los trabajos prepara-
circunstancias referentes a la intención común que las partes han querido ex- torios en el mismo plano que el texto o el contexto del tratado, se crea el riesgo
presar en el texto” agregando “que un texto carecía de sentido separado del de que los “travaux préparatoires” sean utilizados por una parte a fin de soste-
contexto en que se había elaborado”. Explicó asimismo que según la enmienda ner una interpretación que no responda al texto y que revise o modifique su
de los Estados Unidos: significado.
“el texto del tratado y el sentido corriente y vulgar de las palabras consti- La experiencia muestra que esos materiales extrínsecos se invocan a me-
. tuiría el punto de partida de la interpretación y no el fin de la investiga- nudo con el objeto de evadir claras obligaciones emergentes del texto.
_ción. El texto sería considerado como un importante indicio, entre otros
La propuesta de la Comisión finalmente adoptada por la Conferencia, re-
* muchos, del común propósito de las partes, y no se establecería una je-
fleja la jurisprudencia establecida por la Corte Mundial. En la opinión consulti-
- rarquía inmutable entre los elementos de interpretación. La enmienda
va sobre el procedimiento de admisión de nuevos miembros de las Naciones
procura hacer accesibles a los intérpretes cuantos elementos puedan te-
Unidas, la Corte Internacional de Justicia se refirió a algunas exposiciones en
"ner importancia en un determinado conjunto de circunstancias, incluidos
las que se pedía a la Corte que investigara los trabajos preparatorios de la Car-
“+ el sentido corriente, la práctica ulterior y los trabajos preparatorios, pero
ta y expresó que:
sin excluir otros elementos que también puedan ser pertinentes” (8).
“el primer deber de un tribunal, requerido para interpretar y aplicar las
La principal crítica que se hizo al enfoque del profesor McDougal fue que
disposiciones de un tratado, es el de esforzarse en dar efecto, según su
el texto del tratado se coloca en el mismo plano que otros factores, incluidos los
sentido natural y ordinario, a estas disposiciones tomadas en su contexto.
trabajos preparatorios, las circunstancias de celebración del tratado y sus obje-
Si los términos pertinentes, cuando se les atribuye su significación natu-
tos y fines, considerados todos ellos como factores autónomos de interpretación.
ral y ordinaria, tienen sentido en su contexto, el examen se debe detener
Esto no sólo refleja la idea de que la meta de la interpretación de los tratados es
ahí. En revancha, si los términos, cuando se les atribuye su significación
determinar la intención común de las partes; abre también la puerta ancha a lo
natural y ordinaria, son equívocos o conducen a resultados no razonables,
que se ha llamado el método teleológico de interpretación. El papel del texto del
es entonces —y solo entonces- cuando la Corte debe buscar por otros mé-
tratado queda reducido a un mínimo, solo como un indicio entre otros, desde
todos de interpretación lo que las partes tenían realmente en su espíritu
que todos los factores que se enumeran se colocan a un idéntico nivel y tienen
al servirse de los términos de que se trata” (10).
así el mismo valor para determinar la intención de las partes y lo que el profe-
sor McDougal ha llamado sus “expectativas compartidas” (9). Los artículos 31 y 32 de la Convención de Viena se inspiran en estas de-
claraciones y en otras anteriores de un contenido similar.
Invocando cualquiera de los parágrafos separados que se proponen, una
parte tendría amplio margen para intentar atribuir un significado distinto o El enfoque adoptado por la Conferencia ha sido criticado como prestando
enteramente novedoso a un texto claro ya acordado. mayor atención a lo que la Corte dice que a lo que la Corte hace, porque en la
mayor parte de los casos, después de estudiar el texto de un tratado, la Corte
examina también sus trabajos preparatorios.
Esta crítica no tiene en cuenta el hecho de que los Estados litigantes casi
(7) Doc. A/Conf. 39/C. 1/L. 156. siempre examinan exhaustivamente los trabajos preparatorios. Naturalmente,
(8) Documentos de la Conferencia citados, 31* reunión, parágrafos 39, 42 y 49. la Corte no puede dejar sin respuesta los argumentos derivados de tal examen
(9) Según el profesor McDOUGAL, el objetivo fundamental del proceso de interpreta-
ción es “descubrir las expectativas compartidas que las partes de la comunicación pertinente logra-
ron crear una respecto de la otra” McDOUGAL, LASWELL y MILLER, (op.cit., pág.
XVD. (10) 1.C.J. Reports, 1950, pág. 8.
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 273
272 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
Durante la discusión del parágrafo 3 (c) en la Comisión de Derecho In-
atorios, después de ser estudiados,
y a menudo declara que los trabajos prepar ternacional, se propuso añadir las palabras “en vigor en el momento de la con-
la que ya había llegado independiente-
confirman o corroboran la conclusión a clusión del tratado” (12). Una sugestión contraria fue presentada en la Confe-
intrínsecos. En base a esta prácti-
mente la Corte fundándose en los materiales rencia de Viena por Checoslovaquia sugiriendo que las normas pertinentes
recurso a los trabajos preparatorios a
ca el artículo 32 expresamente autoriza el serían aquellas “en vigor” en el momento de la ejecución del tratado” (13).
aplicación del artículo 31.
fin de confirmar el sentido resultante de la El artículo ha sido adoptado dejando de lado toda referencia de orden
debe verse como establecien-
La separación entre los artículos 31 y 32 no temporal. La razón es que ésta es una cuestión que debe permanecer abierta ya
o de interpretación, o como dispo-
do dos fases sucesivas y distintas en el proces que depende de la intención de las partes; éstas pueden haber querido incorpo-
de ser examinados únicamente
niendo que los “travaux préparatoires” han rar en el tratado ciertos conceptos jurídicos con una significación que ha de
intrínsecos del artículo 31, subsiste
cuando, después de agotarse los materiales permanecer inalterada o bien pueden haber querido dar a ciertos términos un
a que se ha llegado es manifiesta-
una ambigúedad u oscuridad o el resultado sentido, por así decirlo, elástico, abierto al cambio y susceptible de recibir el
interpretación y análisis no tiene
mente absurdo o irrazonable. En la tarea de significado que pueda ir adquiriendo en un desarrollo ulterior del Derecho In-
ya que el proceso se desenvuelve en
por que haber esa sucesión en el tiempo, ternacional. Hay ciertos términos que deben ser interpretados según los con-
dicho Sir Humphrey Waldock, en
gran medida en forma simultánea. Como ha ceptos jurídicos que prevalecen en el momento de celebrarse el tratado: por
ntes elementos, en la medida en
el comentario de este artículo, “todos los difere ejemplo, un tratado que confiere a otro Estado derechos en el mar territorial
arán en el crisol, y su acción recí-
que estén presentes en un caso dado, se mezcl debe ser interpretado a la luz del concepto de mar territorial en vigor en el
pertinente” (11).
proca dará entonces la interpretación jurídica momento de la conclusión del acuerdo, y no como incorporando la noción más
atorios son examinados con
De manera entonces que los trabajos prepar amplia que ha adquirido este término contemporáneamente. En cambio, quizá
ser difícil en la práctica esta-
frecuencia y a menudo tomados en cuenta. Puede más excepcionalmente, hay términos en los tratados que obviamente invitan a
y realmente formar esa opinión,
blecer la línea demarcatoria entre conformar una interpretación en armonía con las condiciones y las opiniones que prevale-
les del intérprete. De todos modos,
ya que ello cae dentro de los procesos menta cen de tiempo en tiempo.
debe subestimarse y su relevan-
la importancia de los trabajos preparatorios no La Corte Internacional de Justicia consideró en su opinión consultiva so-
si un texto es claro es en cierto
cia es difícil de desconocer, ya que la cuestión de bre Namibia que esto había ocurrido con los términos “misión sagrada”, “condi-
la separación entre los artículos 31
grado de carácter subjetivo. Por el otro lado, ciones exigentes del mundo moderno” y “bienestar y desarrollo de los pueblos
do constituyen una salvaguardia
y 32 y las limitaciones contenidas en el segun dependientes”. Dijo la Corte a este respecto:
enta las tentativas de recurrir
necesaria que refuerza el método textual y desali “Sin olvidar la necesidad primordial de interpretar un instrumento de-
la interpretación resultante de
a los trabajos preparatorios a fin de cuestionar terminado en conformidad con las intenciones de las partes en el momen-
lo 31.
los materiales intrínsecos enumerados en el artícu to de su conclusión, la Corte debe tener presente el hecho de que los con-
ceptos contenidos en el artículo 72 del Pacto ...no eran estáticos, sino que,
5. El elemento intertemporal por definición, son evolutivos. Lo mismo sucede, por tanto, con el concep-
to de “misión sagrada”. En consecuencia, se debe considerar que las Par-
juntamente con el contex-
El parágrafo 3 (c) del artículo 31 establece que tes del Pacto las aceptaron como tales”.
pertinente de Derecho Internacio-
to habrá de tenerse en cuenta “...toda norma La Corte llegó, por consiguiente, a la conclusión de que:
nal aplicable en las relaciones entre las partes”. “Esta es la razón por la que, al examinar las instituciones de 1919, la
ser interpretado dentro del
Esta disposición significa que un tratado debe Corte debe tomar en consideración los cambios ocurridos en el medio si-
en vigor entre las partes. El nue-
marco de las reglas de Derecho Internacional glo siguiente, y su interpretación no puede quedar inafectada por la sub-
nueva ley en el derecho interno,
vo tratado, tal como ocurre con respecto a una siguiente evolución del derecho a través de la Carta de las Naciones Uni-
a jurídica que cae en el océano
“es simplemente una nueva partícula de materi das y por vía del derecho consuetudinario” (14).
ones, vientos e influencias
del derecho que la precede. Está sujeta a las atracci La Corte agregó asimismo:
las de ese océano”.
lunares a que estaban sujetas antes las distintas partícu
ulteriores del orden ju-
No es posible negar el impacto de los desarrollos
tes ni su influencia en el
rídico pueden tener respecto de los tratados existen
proceso interpretativo.
93.
(12) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1964, vol. 1, reunión 765, par.
54.
(13) Conferencia sobre Derecho de los Tratados, Comisión Plenaria, 33* reunión par.
(14) 1.C.J. Reports, 1971, par. 53.
1986, vol. II, p. 241, par. 8.
(11) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional,
274 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 275
“Además, la interpretación y aplicación de un instrumento internacional La Corte hizo notar, asimismo, que la cláusula jurisdiccional invocada
debe hacerse dentro del marco del sistema jurídico general que prevalece acordaba jurisdicción a la Corte cuando las partes estuvieran en conflicto acer-
en el momento de la interpretación” (15). ca de sus “respectivos derechos”. Los derechos invocados por Grecia eran los
Esta última frase ha sido criticada (16). Sin embargo, ella corresponde al que poseía sobre su plataforma y por lo tanto
parágrafo 3 c) del artículo 31, unánimemente aprobado en Viena. Según este “si el Gobierno griego tiene razón, como sin duda la tiene, en suponer que
sub—parágrafo, el intérprete debe tomar en cuenta “toda norma pertinente de el sentido del término genérico “derechos' en el artículo 17 sigue la evolu-
Derecho Internacional aplicable en las relaciones entre las partes”. Las normas ción del derecho, y es capaz de comprender los derechos sobre la plata-
aplicables entre las partes deben, evidentemente, ser aquellas en vigor en la forma continental, no se ve por qué el término similar “estatuto territo-
fecha de dictarse sentencia (17). Así, por ejemplo, en el caso de Namibia la Cor- rial' no sería capaz de evolucionar en su significado de acuerdo con el de-
te no pudo limitarse a tomar en cuenta las disposiciones del Pacto de la Liga o sarrollo de las relaciones internacionales” (19).
del Mandato de 1919; tenía también que tomar en cuenta obligaciones asumi-
das posteriormente por África del Sur y contenidas en la Carta de las Naciones
Unidas, particularmente en los artículos 1, 2 y 73, con respecto a los territorios Sección V
no autónomos.
Efectos de los tratados
Otro ejemplo en un sentido coincidente es la decisión de la Corte en el
asunto de la plataforma continental del mar Egeo entre Grecia y Turquía. Se
trataba entonces de decidir si una reserva formulada por Grecia a la jurisdic-
1. Efectos entre las partes
ción de la Corte, que excluía las controversias relativas al estatuto territorial
de Grecia, comprendía o no las divergencias acerca de la determinación de de-
En lo que respecta a los efectos de los tratados, en general, cabe distin-
rechos y la delimitación de la plataforma continental entre Grecia y Turquía.
guir, como ocurre con los contratos, los efectos para las partes y con relación a
Grecia sostenía que la reserva debía ser interpretada conforme a la in- terceros. El efecto del tratado respecto a las partes es que ellas quedan obliga-
tención del Estado reservante y que en 1932, cuando se formuló, nadie pensaba das por sus disposiciones, y deben ejecutarlo integralmente, y de buena fe, sal-
entonces en los derechos sobre la plataforma. En apoyo de su conclusión en el vo en la medida en que hayan formulado reservas aceptadas.
sentido de que la reserva no era aplicable, Grecia invocaba el precedente del
Es la regla “pacta sunt servanda” que, de acuerdo a múltiples anteceden-
arbitraje de Abu—Dahbi (18) en el cual el árbitro declaró que una concesión
tes jurisprudenciales y a lo establecido por la doctrina, no sólo comporta la obli-
para la explotación de recursos petrolíferos hecha en 1939 no comprendía los
gación de cumplir, sino además, de hacerlo aplicando el principio de la buena
derechos que aparecieron después sobre la plataforma continental.
fe.
La Corte no aceptó esta argumentación griega. Sostuvo que:
Los arts. 26 de las Convenciones de Viena de 1969 y 1986 establecen, en
“...la presunción que surge necesariamente es que se tenía la intención de la Sección 1, bajo el título “Observancia de los tratados”:
que el significado de la reserva siguiera la evolución del derecho y corres-
“Pacta sunt servanda”.
pondiera al sentido atribuido a la expresión por el derecho en vigor en un
momento dado. ...es difícilmente concebible que se intentara dar a expre- Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de
siones como jurisdicción doméstica” y “estatuto territorial” un contenido buena fe”,
invariable cualquiera fuera la evolución subsiguiente del Derecho Inter- (**) A esta regla de oro, base ineludible de todo el derecho convencional,
nacional”. en la Parte TI, Secciones 1 y 2 de ambas convenciones, se agregan otras nor-
mas fundamentales referidas a la observación y aplicación de los tratados. El
art. 27 de ambas Convenciones dispone que el derecho interno o, en su caso, las
reglas de una Organización (C.Viena/986), no podrán invocarse como justifica-
(15) 1.C.J. Reports, 1971, p. 31. ción del incumplimiento de un tratado, sin perjuicio de que pueda hacerlo en el
(16) Ver opinión disidente de Sir Gerald FITZ2MAURICE en 1.C.J. Reports, 1971, pág. caso de las violaciones manifiestas e importantes en materia de competencia
233, par. 7 y Anuario del Institut de Droit International, 1975, vol. 56, pp. 356-357 y 368.
para celebrar tratados regulada en el art. 46 (1). Los arts. 28 y 29 de ambas
: (17) — La Resolución de 1975 del Instituto de Derecho Internacional sobre el problema in-
ter-temporal en el Derecho Internacional endosa la posición adoptada por la Corte al decir en el Convenciones, los de 1986 con las necesarias modificaciones de redacción, regu-
par. 4 “in fine”: “La interpretación de un tratado debe tomar en cuenta todas las normas pertinen- lan respectivamente la irretroactividad de los tratados y su aplicación a todo el
tes de Derecho Internacional aplicables entre las partes en el momento de aplicación” (Anuario,
1975, pág. 539).
(18) Petroleum Development Ltd. v. Sheik of Abu-Dahbi, International Law Reports, (19) 1.C.J. Reports, 1978, p. 32, parágrafo 77 y p. 33 parágrafo 78, respectivamente.
1951, pág. 144. (1) (**) Ver infra, Capítulo VII, Numeral 2 d.
EL DERECHO DE LOS TRATADOS
276 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA 277
otra cosa de la vo- “Una disposición de un tratado dará origen a una obligación para un ter-
territorio de los Estados que sean partes, salvo que resulte cer Estado si las partes en el tratado tienen la intención de que tal dispo-
luntad de las partes.
- sición sea el medio de crear la obligación y si el tercer Estado acepta ex-
(**) Por último, el art. 30 de ambos Convenios, el de 1986 con modifica presamente por escrito esa obligación” (2).
n de los
ciones de estilo para comprender a las Organizaciones y de ubicació
tratan de un No puede haber imposición de obligaciones a un tercer Estado. Cuando se
temas, regulan la forma de aplicar los tratados sucesivos que
pueden da la aceptación expresa por escrito requerida por esta disposición, surge un
mismo tema. Estos artículos regulan las diversas circunstancias que
Unidas, segundo acuerdo colateral entre las partes del tratado, por un lado, y el tercer
darse y tiene una referencia al art. 103 de la Carta de las Naciones
/986, Estado, por otro lado, y la verdadera base jurídica de la obligación del tercer
dónde en forma sugerente (C.Viena/969 inc. 1) o directa y expresa (C.Viena
as en Estado no es el tratado original sino el acuerdo colateral.
inc. -6) se establece que “...en caso de conflicto con las obligaciones contraíd
e- Esa autorización expresa y por escrito puede consistir, por ejemplo, en
virtud de la Carta de las Naciones Unidas...” con las de un tratado, prevalec
103
rán las obligaciones de la Carta (C.Viena/986) y que “ ..Sin perjuicio del art. una ley interna que proclame la neutralización de un Estado convenida en un
la re-
de la Carta...” se aplicarán las reglas del art. 30 (C.Viena/969). De toda tratado entre otros Estados.
unidad y
dacción de ambos tratados de Viena resulta que estos constituyen una
redac-
por lo tanto sus textos deben ser interpretados en mutuo apoyo. Aquí las C. Estipulaciones en favor de terceros Estados
-
ciones son diferentes y ante la ambigiedad del texto de 1969 algunos prestigio
sos autores interpretaron que el texto de la Carta de Naciones Unidas prevale- TI. El instituto y su importancia
de
cía siempre sobre todo otro tratado, llegándosele a comparar con una especie Con respecto a la creación de derechos en favor de terceros Estados, la
contra-
jerarquía constitucional. Nosotros nunca compartimos esa posición que posición no es tan clara ni tan categórica. Muchos tratados importantes contie-
Princi-
dice el claro texto de la propia Carta en cuanto a que ella se basa en el nen estipulaciones en favor de terceros Estados, como los artículos 32, 35 y 50
cambio
pio de la Igualdad Soberana de los Estados (art. 2 inc. 1); sostuvimos en de la Carta de las Naciones Unidas y el artículo 35 [2] del Estatuto de la Corte.
quelo que sí prevalecen son las reglas de “jus cogens” puestas en evidencia por Los tratados de paz que se firmaron después de la Segunda Guerra Mundial
la Carta (entre otros, la de proscripción del uso de la fuerza) o ya evidentes y contienen disposiciones en favor de aquellos terceros Estados que rompieron
recogidas por ella (como el de la igualdad soberana), pero no por el art. 103 que relaciones diplomáticas con algunos de los Estados enemigos, pero no fueron
co-
sólo. puede obligar a los Estados partes, sino por tratarse de reglas de Gus parte de esos tratados de paz al no haber declarado la guerra a dichos Estados.
gens”. Esta interpretación se fortalece con el texto de 1986. Otros ejemplos importantes son los tratados que establecen la libertad de na-
vegación a través de ríos y canales en favor de todos los Estados o de barcos de
todas las banderas. Aún los Estados que surgen a la vida independiente des-
2. Los tratados y los terceros Estados pués de firmados estos tratados derivan beneficios de tales estipulaciones.
Puede decirse, a la luz de una extensa práctica internacional, que la esti-
a. Principio general
pulación en favor de terceros Estados se ha transformado en uno de los proce-
dimientos más eficaces para dar alcance general a reglas que sólo se pueden
Los artículos 34 de las Convenciones de Viena de 1969 y 1986 en esta úl-
poner en vigor mediante el acuerdo de un número limitado de Estados y confe-
tima solo con adecuaciones de redacción, establecen, como regla general, acerca
rir a esas normas una esfera de aplicación más extensa que el grupo de las par-
de los efectos de los tratados respecto de terceros Estados —es decir, aquellos
tes contratantes que concurren a su establecimiento.
Estados u Organizaciones Internacionales que no son parte en el tratado—, lo
siguiente: “Un tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado Casos de interés práctico han surgido respecto de tales estipulaciones.
sin su consentimiento”. Uno sucedió en Uruguay con relación al Tratado de Paz con Italia. Durante la
Segunda Guerra Mundial, el Gobierno de Uruguay había requisado dos barcos
Este artículo expresa la regla fundamental “pacta tertiis nec nocent nec
mercantes italianos que, mientras eran utilizados bajo bandera uruguaya en
prosunt”, es decir, que un tratado no puede imponer (más bien que crear) dere-
ejercicio del derecho de angaria, fueron hundidos por submarinos del Eje. El
chos u obligaciones a un tercer Estado.
Gobierno uruguayo había roto relaciones diplomáticas con Italia, pero no le
Existe, sin embargo, una clara diferencia entre derechos y obligaciones. había declarado la guerra, y por lo tanto no era parte contratante del Tratado
b. Tratados en los que se prevén obligaciones para terceros Estados
. (2) (**) El art. 35 del C.Viena/986 repite el texto con modificaciones de adecuación y es-
El artículo 35 de la Convención de Viena de 1969 dice: tilo agregando que la posibilidad de obligar o beneficiar a Organizaciones Internacionales terceras,
ajenas al acuerdo, depende de la voluntad de estas de aceptar tales beneficios o cargas “...según las
reglas de la Organización...”.
278 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 279
de Paz con Italia. En 1947, el propietario italiano de uno de esos barcos presen- cumplir el derecho conferido al tercer Estado constituiría una violación de la
tó una reclamación a los tribunales uruguayos solicitando una indemnización. regla “Pacta sunt servanda”.
Las autoridades uruguayas opusieron como excepción la renuncia contenida en En 1964, la Comisión de Derecho Internacional propuso un artículo que
el artículo 76 del Tratado de Paz con Italia, por el cual Italia renuncia, en su se inclinaba a la posición del acuerdo colateral, ya que la fórmula propuesta
propio nombre y en el de sus nacionales, a toda reclamación de esa especie no requería el consentimiento expreso o implícito del tercer Estado.
sólo respecto de las partes del tratado, sino también respecto de cualquiera de
Esta propuesta fue objeto de críticas de parte de los Gobiernos y miem-
las Naciones Unidas que rompieron relaciones diplomáticas con Italia durante
bros de la Comisión y fue revisada en 1966. Tal como.se señaló en las delibera-
la guerra.
ciones, la teoría del acuerdo colateral no era, desde el punto de vista doctrina-
A esta defensa se opuso la objeción doctrinaria que se formula general- rio, una descripción correcta de la situación jurídica y, desde el punto de vista
mente contra la estipulación en favor de tercero, tanto en el Derecho Interna- práctico, creaba serias dificultades.
cional como en el interno, particularmente por aquellos juristas que sustentan
Uno de los rasgos característicos de la estipulación en favor de terceros es
la tesis del acuerdo colateral. Se hacía notar que Uruguay no era parte del Tra-
que el tercer Estado puede indicar simplemente por su conducta —“ipsis rebus
tado de Paz con Italia, y que este Tratado no estaba abierto tampoco a su ad-
et factis”— su disposición a reclamar y ejercer el derecho estipulado en su favor:
hesión y, por consiguiente, que ese Tratado era “res inter alios acta” desde que
así, por ejemplo, un Estado no miembro envía una comunicación al Secretario
no había trazas de un acuerdo colateral subsiguiente entre Italia y Uruguay o
General solicitando ser escuchado por el Consejo de Seguridad en una contro-
entre las potencias victoriosas partes del Tratado y el Uruguay. Es cierto que
versia en la que es parte. Los partidarios de la teoría del acuerdo colateral adu-
en una comunicación diplomática de 1946 el Gobierno del Uruguay había solici-
cen que “el ejercicio efectivo de un derecho ofrecido indica la voluntad de acep-
tado al Brasil, uno de los participantes en la Conferencia de Paz de París, que
tar la oferta y puede “ipso facto” constituir el acuerdo complementario que debe
tratara de incorporar una disposición que protegiera la posición de los Estados
existir entre las partes en el tratado y el tercer Estado” (4).
no beligerantes que habían requisado barcos italianos hundidos después por
submarinos del Eje. Pero tal solicitud a una de las partes contratantes, hecha Esta es una explicación rebuscada. El hecho de que el tercer Estado
antes de que comenzara la Conferencia, mal podría considerarse como ese aproveche del derecho o lo ejercite no puede ser considerado como el consenti-
acuerdo colateral que según cierta tradición de pensamiento jurídico era indis- miento a un segundo acuerdo colateral. No parece razonable sostener que el
pensáble para la creación de un derecho en favor del tercer Estado. ejercicio efectivo del derecho por el Estado beneficiario configure la aceptación
de una oferta y constituya la celebración de un segundo acuerdo del cual surja
II. Debates y propuestas en la Comisión de Derecho Internacional
el propio derecho que se está ejerciendo. No se ve por qué especie de prodigio el
Cuando en 1964 la Comisión de Derecho Internacional examinó este te- derecho del tercero surgiría en el preciso momento en que se hace uso de él:
ma dos escuelas de pensamiento se pusieron en evidencia. Según la primera, la comenzaría a existir exactamente cuando es ejercitado. El ejercicio de un dere-
estipulación para otro constituye la oferta de un derecho al tercer Estado y de- cho emergente de un tratado no puede concebirse si no ha sido antes precedido
be ser aceptada por éste para llegar a ser efectiva; la fuente del derecho, como de la adquisición del derecho mismo conforme al tratado. Esta adquisición,
en el caso de las obligaciones, es el acuerdo colateral entre el tercer Estado y las aunque sea por un instante de razón, debe por necesidad lógica y jurídica, pre-
partes del tratado original: existir, tal como toda causa debe preexistir a su efecto.
“la técnica del acuerdo colateral o suplementario ...basta para atender La situación real es que el tercer Estado está aprovechándose de un dere-
todas las necesidades del orden internacional ...el derecho ofrecido no se cho preexistente y no celebrando un segundo acuerdo. colateral. Aun menos
convierte en una realidad hasta que haya sido aceptado por el tercer Es- plausible es la explicación de que el acuerdo colateral puede surgir del pedido
tado”. En apoyo de esta tesis se declaró que “la fuente del derecho es el del tercer Estado en el sentido de que se incluya en el tratado a celebrarse una
acuerdo complementario colateral en que es parte el tercer Estado” (3). estipulación en su favor, como hizo Uruguay en el caso del Tratado de Paz con
Según otra escuela de pensamiento, no hay nada en el Derecho Interna- Italia; tal hipótesis significaría que la aceptación precedería a la oferta.
cional que impida a dos o más Estados crear efectivamente un derecho en favor Más serios que estas objeciones doctrinales son los inconvenientes prácti-
de un tercer Estado, si así lo quieren, y siempre que esa intención exista, el cos que resultan de la teoría del acuerdo colateral. En el caso de aquellos trata-
tercer Estado tiene derecho a invocar, directamente y por su cuenta, la disposi- dos que establecen la libertad de navegación en ríos y canales, se admite gene-
ción que le confiere ese derecho, el que no depende de ningún acuerdo colateral ralmente que todo Estado (aun aquellos que nacieron a la independencia des-
entre el tercer Estado y las partes del tratado. Los derechos del tercer Estado pués de la entrada en vigor del tratado) tienen la facultad de enviar los barcos
son la contrapartida de una obligación correlativa asumida por una o más de de su bandera, sean públicos o privados, a través de esas vías fluviales y marí-
las partes del tratado, y por tanto la negativa de la parte obligada a reconocer y
(4) E.YASSEEN, en Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1964, vol. 1, 737
(3) YASSEEN y TUNKIN, en Anuario de la C.D.I,, 1964, I, pág. 89. reunión, par. 67.
EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 281
280
aviso o notificación al des: apropiarse del derecho o renunciar a él. Pero el derecho existe antes que
timas de comunicación, sin que sea necesario ningún
ni cualquiera otra haga esta elección.
Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado territorial
benefi-
formalidad equivalente. El requerimiento del consentimiento del Estado Ello es así por cuanto la disposición adoptada no requiere ningún asen-
inferir tal con-
ciario, propuesto en 1964, creaba dudas acerca de si era posible timiento formal expreso o implícito de parte del beneficiario: lo que realmente
ación por un
sentimiento del tercer Estado del mero uso de la vía de comunic establece es que la estipulación, que ya está en vigor por sí misma, puede tor-
llegar a cues-
barco privado que enarbolara la bandera del tercer Estado: podía narse inoperante sólo si el tercer Estado declara no querer aprovecharse de
nte para
tionarse que el capitán de un buque mercante fuera autoridad compete ella. Así comprendida la disposición adoptada no hace sino aplicar la regla
un acuerdo
manifestar expresa o implícitamente el consentimiento del Estado a esencial de que no se puede conferir una ventaja a un tercero contra su volun-
tercer Esta-
colateral. Era de temer que la insistencia en el consentimiento del tad. Se puede hacer nacer un derecho en provecho de un tercero, pero no se
dos en crear
do pudiera proporcionar un pretexto a aquellos Estados interesa puede obligarlo a prevalerse de él. Los jurisconsultos romanos habían ya formu-
o que no
obstáculos al uso libre de vías de comunicación internacional, alegand lado el adagio “invito beneficium non datur”. Pero ese acto de voluntad que
del Esta-
se había recibido un acto de asentimiento de la autoridad competente debe hacer el tercero no tiene nada que ver con el que, bajo el nombre de acep-
tal
do de la bandera. El Estado territorial podía también aducir que no existía tación propiamente dicha, debe suceder a una oferta para que surja un acuerdo.
do su vida
asentimiento de parte de los nuevos Estados que habían comenza Señalaba en Viena el profesor Castren, de Finlandia, uno de los defenso-
estipu-
independiente después de concluido el acuerdo principal que incluía la res de la teoría del acuerdo colateral:
lación. “al establecer la presunción, la Comisión de Derecho Internacional de
III. Las propuestas de 1966 de la Comisión y su aceptación en Viena hecho toma partido en la controversia doctrinal, y apoya la tesis de que
- A consecuencia de estas objeciones y críticas, la Comisión de Derecho In- pueden crearse derechos y obligaciones para terceros. Estados mediante
colate-
ternacional cambió su enfoque en 1966 y abandonó la tesis del acuerdo el tratado principal, sin el acuerdo subsidiario con el tercer Estado” (6).
ral, al suprimir el requerimiento del asentimiento expreso 0 implícito del tercer El profesor Castren propuso una enmienda tendiente a suprimir la pre-
Estado beneficiario. sunción de asentimiento, pero esa enmienda no fue aceptada: las dificultades
La disposición propuesta por la Comisión y aprobada en Viena en 1969 prácticas relativas a la libertad de navegación por ríos y canales fueron las
(con el agregado de sus siete palabras finales) expresa: razones principales que se invocaron en apoyo de la propuesta de la Comisión
Art. 36 [1]: “Una disposición de un tratado dará origen a un derecho para (7).
de
un tercer Estado si con ella las partes en el tratado tienen la intención Estos desarrollos demuestran cómo ha sido posible, mediante el recurso a
conferir ese derecho al tercer Estado o a un grupo de Estados al cual per- la ficción del asentimiento presunto, superar la resistencia de la doctrina tradi-
tenezca o bien a todos los Estados, y si el tercer Estado asiente a ello. Su cional que se opone a la estipulación para otro en el Derecho Internacional in-
sal-
asentimiento se presumirá mientras no haya indicación en contrario, vocando ciertos principios restrictivos expresados en rígidos aforismos romanos,
vo que el tratado disponga otra cosa” (5). tales como “pacta tertiis nec nocent, nec prosunt”, “alteri stipulare nemo potest”
Este texto sigue requiriendo el asentimiento del Estado beneficiario, pero y “res inter alios acta”.
contra-
se presume que tal asentimiento existe mientras no haya indicación en Estas tendencias restrictivas, ya descartadas en el derecho interno, fue-
da a un
rio. Esta es una típica ficción jurídica, es decir, un procedimiento que ron también dejadas de lado en Viena. En esta forma, a través de la estipula-
su
nuevo concepto jurídico la forma verbal del viejo concepto a fin de facilitar ción en favor de terceros, se han ampliado los moldes clásicos de la institución
to
absorción en el “corpus” de normas existentes. La presunción de asentimien contractual, de forma que sus efectos alcancen a terceros ajenos a la concerta-
la con-
demuestra claramente que el Gus tertii” es creado por el tratado y que ción del acuerdo, remediándose así la carencia en el mundo internacional de un
ducta del Estado u Organización Internacional tercero al ejercitar ese derecho legislador competente para dictar normas de derecho objetivo susceptibles de
acto
no constituye una expresión de asentimiento a un segundo acuerdo sino el una aplicación generalizada.
El
de apropiarse de derechos que derivan directamente del tratado principal. Lo que el juez Cardozo escribió a propósito de la estipulación para otro en
tercer Estado u Organización Internacional, que adquiere el derecho en virtud el derecho interno se ha hecho también cierto en el campo internacional:
de la estipulación primitiva, tiene naturalmente la opción entre dos posibilida- “Reglas derivadas mediante un proceso de deducción lógica de ciertas no-
ciones preestablecidas de contrato y de obligación, se han ido disolviendo
terceros
(5) (**) El art. 36 del C.Viena/986, en su inciso 1 repite el texto respecto de los
terceras,
Estados; el inciso 2 da la misma solución respecto a las Organizaciones internacionales
pero agregando que el consentimiento de estas se regirá por las reglas de cada Organización. El (6) Documentos de la Conferencia de Viena sobre Derecho de los Tratados, 35 Reunión
último inciso de ambos convenios establece que el Estado u Organización Internacional beneficiada de la Comisión Plenaria, par. 33.
por un derecho “...deberá cumplir con las condiciones que para su ejercicio estén prescriptas en el (7) Ibíd., 35* Reunión de la Comisión Plenaria, par. 13 (India), 20 y 21 (Uruguay), 38 y
tratado o que se establecieron conforme a éste”. 39 (URSS), 43 (Polonia).
282 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 283
gradualmente ante la lenta y firme acción erosiva de las exigencias de la
de modo tal que desconozca o infrinja los derechos resultantes
“conveniencia y de la justicia”. de la estipula-
ción.
IV. Condiciones para el ejercicio del derecho
V. Revocación o modificación de obligaciones o de derechos
“Por medio de la estipulación en favor de terceros Estados es posible con- de terceros
Estados
ferir derechos únicamente y no imponer obligacione s a un tercer Estado u Or- Los artículos 37 de las Convenciones de Viena de 1969 y
ganización Internacional. Pero el derecho puede conferirse sujeto a 1986, ((**) esta
ciertas con- última con modificaciones
diciones. Esas condiciones no suspenden de redacció n y estilo y agregan do un inciso 3 indi-
ni suprimen el derecho, pero sí res-
tringen su ejercicio. Esto de ningún modo significa que por medio cando que el consentimiento de una Organiz ación Internac
de la estipu- ional se regirá por
lación"se impongan obligaciones a terceros Estados sin su asentimient sus reglas), tratan de la revocación o modificación de obligaci
o. El ter- ones o de derechos
cer Estado es el único juez de terceros Estados. El parágraf o 1 regula la revocaci ón o
de si ha de ejercitar el derecho o renunciar a modificación de obli-
él, pero gaciones y lo hace en base a la tesis del
sí decide lo primero, debe entonces cumplir con todas las condiciones acuerdo colateral . La obligación, una
que se vez aceptada , “no podrá ser
han establecido para poder ejercerlo. revocad a ni modific ada sino con el consentimiento
de las partes en el tratado y del tercer Estado, a menos
Así, por ejemplo, la Carta de las Naciones Unidas, en su artículo que conste que habían
35, pa- convenido otra cosa al respecto”.
rágrafo 2, dispone que:
El parágrafo 2 trata de la revocación o modifica ción de los derechos que
“Un Estado que no es miembro de las Naciones Unidas podrá
llevar a la han surgido en favor del tercer Estado (u Organiz
atención del Consejo de Seguridad o de la Asamblea General ación Internacional), y deja
toda contro- totalmente a un lado la tesis del acuerdo colateral. Si se
versia en que sea parte...”. Pero agrega aplicara esta teoría la
a continuación: “si acepta de an- solución sería muy simple: el derecho estipulado sería revocabl
temano, en lo relativo a la controversia, las obligaciones de arreglo e antes de que se
pacífi- hubiera manifestado el asentim iento del tercer Estado,
co establecidas por esta Carta”. dado que toda oferta
aún no aceptada puede retirarse, pero se tornaría irrevoca
El Estado no miembro que quiere ejercer el derecho estipulado ble una vez que se ha
en su fa- concluido el acuerdo colateral, ya que ningún Estado puede
vor está así obligado, antes de ejercitarlo, a aceptar con respecto ser privado de un
a la controver- derecho resultante de un tratado del que es parte, sin su asentimi
sia concreta el régimen establecido por la Carta en materia ento.
de arreglo pacífico, Pero ésta no ha sido la solución adoptad a por la Convenc ión, nuevamente
Igualmente, el parágrafo 2 del artículo 36 de la Convención de por la razón de orden práctico de que ella protegería en exceso
Viena de la posición del
1969 sobre Derecho de los Tratados establece que: Estado u Organización Internac ional tercero y desalent aría las estipula ciones
“Un Estado que ejerza un derecho con arreglo al párrafo 1, en su beneficio. Por consiguiente, el parágra
deberá cum- fo 2 implica que el derecho puede
plir las condiciones que para su ejercicio estén prescritas en ser revocad o o modific ado por las partes
el tratado o del tratado, sin el consent imiento del
se establezcan conforme a éste” (8). Estado u Organización Internacional tercero, a menos que conste
“que se tuvo
Las palabras finales del párrafo, relativas a las condiciones la intención de que el derecho no fuera revocable ni modifica
que “se esta- ble sin el consen-
blezcan conforme” al tratado, fueron agregadas porque el texto timiento del tercer Estado”. La irrevoca bilidad depende así,
sería incompleto no del acuerdo co-
si se refiera sólo a aquellas condiciones previstas en el tratado lateral sino de la intención que tenían las partes del tratado
mismo. A veces, original con res-
la fijación de condiciones o requisitos adicionales se delega pecto al carácter, revocable o no, del derecho conferido.
a una autoridad
designada en el propio tratado. Por ejemplo, el artículo Esta fórmula se inspira en la sentencia de la Corte Permane
35, parágrafo 2, del nte en el
Estatuto de la Corte prevé que “las condiciones bajo las cuales asunto de las Zonas Francas entre
la Corte estará Suiza y Francia. En este caso la Corte tenía
abierta a otros Estados (no partes del Estatuto) serán fijadas que decidir si un derecho conferido al tercer Estado podía ser
por el Consejo de abolido por las
Seguridad”. partes contratantes originales, sin el asentimiento del benefici
ario.
La frase final del artículo 36, parágrafo 2, de la Convención La Zona Franca de Gex había sido establecida en 1815 por
de Viena los Tratados
desempeña otra función importante. Acuerda una garantía de Vienay París, de los que Suiza no era parte, que disponía
para los terceros n que Francia de-
Estadosu Organización Internacion al, dado que exige que bía conceder una zona franca aduanera al cantón de Ginebra.
las condiciones o
reglamentaciones adicionales se establezcan conforme al tratado Un siglo más tarde, Francia, que no deseaba mantener la
que contiene Zona Franca,
la estipulació n. Así, por ejemplo, el Estado territorial tiene derecho obtuvo de todas las partes del Tratado de Viena la inclusión de una disposic
a establecer ión
las condiciones de navegación a'través de un río o un canal abierto
a todas las expresa en el Tratado de Versalles en la que se decía que “las estipula ciones de
banderas, fijando, por ejemplo, el calado máximo permisible; no tiene, sin em- 1815 relativas a las Zonas Francas no son ya acordes a las condicio
bargo, derecho a ejercer esa función reglamentaria en nes actua-
forma discriminatoria o les”.
En base a esta disposic ión, Francia sostuvo ante la Corte Permanente
(8) (**) Ver supra, parte final de llamada 5. que la Zona Franca de Gex había sido abolida por el Tratado de
Versalles, aun-
BLDLANDO YLNENCD4A PO sarral
EL DERECHO DE LOS TRATADOS
285
que Suiza no fuera parte del mismo. El argumento francés era que la obligación derecho interno, los derechos subjetivos de los particulares existen no
de respetar la Zona Franca había sido asumida por Francia vis á vis las partes obstante
el hecho de que pueden ser modificados o suprimidos por la ley,
sin el consen-
del Tratado de 1815 y que todas esas partes habían acordado en 1919 liberar a timiento de los interesados. La revocabilidad de un derecho no debe
Francia de estas obligaciones; Francia sostenía que el tercer Estado no tenía ser confun-
dida con su existencia. La revocabilidad implica, en efecto,
derecho a pretender que la revocación de la estipulación requería su asenti- la existencia del
derecho y la previa adquisici ón de éste.
miento.
(**) El art. 38, igual en ambos tratados, con que se cierra
La respuesta Suiza fue que en el tratado de 1815 las grandes potencias esta Sección,
establece que lo dispuesto en los arts. 34 a 37 no impedirá
habían hecho una estipulación en favor de Ginebra y no en favor de sí mismas, que una norma
enunciada en un tratado sea obligatoria para otros estados
y que la intención de todas las partes había sido conceder a Suiza un verdadero a través de la vía
consuetudinaria (10).
derecho, o sea, uno que no pudiera revocarse sin su consentimiento.
La Corte Permanente dio razón a Suiza expresando:
“No se puede presumir fácilmente que se hayan adoptado estipulaciones Sección VI
ventajosas para un tercer Estado con la finalidad de crear en su favor un
La cláusula de la Nación más favorecida
verdadero derecho. Nada impide, sin embargo, que la voluntad de los Es-
tados soberanos pueda tener este objeto y este efecto. La existencia de un
derecho adquirido en virtud de un acto concluido por otros Estados es,
La cláusula “de la nación más favorecida” (1) es una estipulac
pues, una cuestión que debe ser decidida en cada caso particular: se debe ión conte-
nida en un tratado por la cual las partes contrata ntes se confieren
-. comprobar si los Estados que han estipulado en favor de otro Estado se mutuamente
la participación en las ventajas más considerables que ellas
“han propuesto crear para él un verdadero derecho, que este último ha han acordado, o
puedan llegar a acordar en el futuro, a un tercer Estado,
aceptado como tal” (9). sin que sea necesaria
una nueva convención entre ellas. Tiene por objeto garantir
De esta manera la Corte admitió que las estipulaciones en favor de Esta- a cada contratante
un trato tan favorable como aquél que se dispensa a los
dos terceros pueden conferir derechos definitivos e irrevocables, si bien la crea- Estados terceros o a
sus súbditos. El mecanismo de la cláusula de la nación más favorecid
ción de derechos con esas características no se puede presumir fácilmente y a crea así
una igualdad o nivelación en la manera en que se tratan los
depende en cada caso de la intención de las partes y de la actitud misma Estados, establece
del un mínimo de discriminación y un máximo de generalización
tercer Estado. de los favores
concedidos a otros.
“Otro ejemplo de una intención de conceder derechos definitivos e irrevo- Ese tratamiento pone en juego a tres Estados distintos: los dos signata-
cables es el caso de los tratados que abrieron la libre navegación de los ríos rios del tratado donde se ha estipulado la cláusula, y un Estado
Paraná y Uruguay a todas las banderas. Esos tratados fueron el producto his- indeterminado
que no es parte del tratado y cuyo único papel en las relaciones
tórico de una larga lucha entre Buenos Aires y las provincias ribereñas de esos entre las partes
deriva de las ventajas especiales que una de ellas le concede.
ríos y con puertos sobre ellos. Buenos Aires favorecía el cierre de los ríos a fin
La extensión del tratamiento preferido se hace de plano, sin necesida
de que su puerto monopolizara el comercio internacional. Las otras provincias d de
una nueva convención, tal como si las ventajas conferidas estuvier
luchaban por el libre acceso de la navegación internacional a sus puertos fluvia- an incorpo-
radas en el tratado que contiene la cláusula.
les. Después de un largo conflicto político y militar, las provincias de río arriba
tuvieron éxito en lograr que el Gobierno argentino concluyera tratados con Esta cláusula tiene una importancia creciente en las relaciones
interna-
Gran Bretaña y con Francia que hacían del principio de libre navegación de cionales por cuanto también constituye un mecanismo apto para
ensanchar los
esos ríos, en los términos mismos del tratado, una “regla irrevocable”. moldes contract uales y permitir que el tratado desempeñ e una función cuasi
legislativa. Otra función útil que desempe ña la cláusula es que
En otros casos la revocabilidad de la estipulación resulta del texto mismo permite una
constante adaptación de las relaciones convencionales entre los
del tratado o de otras circunstancias. Así, el derecho concedido a Estados terce- Estados a las
cambiantes necesida des de la vida económic a internaci onal, pues
ros por los artículos 32 y 35 de la Carta de las Naciones Unidas podría ser mo- las estipula-
ciones nuevas que se van introduciendo en los tratados que se
dificado o suprimido, sin requerirse el consentimiento de beneficiario alguno, firman se gene-
ralizan de manera automáti ca en provecho de todos. Así los dos
mediante una enmienda de esas disposiciones de la Carta en conformidad a sus cometido s fun-
damentales de la cláusula son: la eliminac ión de la discrimi nación
artículos 108 o 109. Por otro lado, mientras las disposiciones de esta naturaleza y la adapta-
ción de los tratados a nuevas circunstancias. La cláusula se aplica
a
permanecen en vigor ellas confieren derechos auténticos, aun si son suscepti- sobre todo en
e
bles de ser enmendadas sin el consentimiento del beneficiario, tal como en el
at
(10) (**) Ver las relaciones entre las normas convencionales y consuetudin
arias en este
volumen, en el Capítulo IV, Sección 1H, Numerales 3 y
4.
nio Ms
(9) P.C.LJ. series A/B, núm. 46, pp. 147-148.
(1) Ver S. BASDEVANT (op.cit. 1929) y G. SCHWARZERBERGER, (op.cit.,1945, 96).
eb
A ol
286 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 287
materia aduanera y comercial, pero también se utiliza en lo que respecta al En la práctica, para evitar estas dificultades de interpretación se estipula
tratamiento de súbditos extranjeros, la situación de agentes consulares y di- expresamente que se concederá en forma incondicional el tratamiento de la
plomáticos, etc. La cláusula, en efecto, puede extenderse a todo derecho, privi- nación más favorecida. A fin de impedir una extensión excesiva de los efectos
legio o inmunidad que un Estado otorgue. de la cláusula, se suele estipular que quedan exceptuados los beneficios otorga-
La cláusula puede ser unilateral o bilateral. Es bilateral cuando ambas dos a determinados Estados como los limítrofes, las colonias o Estados bajo
partes se conceden mutuamente los beneficios acordados o a acordarse a terce- protectorado, o aquellos con los cuales existe una unión aduanera, un mercado
ras potencias y es unilateral cuando se ha estipulado en provecho de una sola común, etc.
de las partes. La forma unilateral de la cláusula era corriente en las antiguas La cláusula de la nación más favorecida no puede producir sus efectos si-
capitulaciones en provecho de las naciones occidentales. Puede ser también no en tanto que la convención que la contiene continua en vigor. Además, cuan-
positiva, cuando se estipula que se concederán los mismos beneficios que se do al Estado beneficiario se le ha acordado una ventaja, en virtud de la cláusu-
confieren a terceros Estados, o negativa, si se establece que no se impondrán a la, y en forma automática, esa ventaja perdura únicamente mientras siga en
un Estado gravámenes o cargas más onerosas que aquellas aplicadas a terceros pie el beneficio acordado al Estado tercero que le sirve de sustento.
Estados.
Esta consecuencia ha quedado afirmada de una manera concluyente des-
Puede ser además condicional o incondicional. La forma incondicional es pués del fallo de la Corte Internacional de Justicia en el asunto relativo a los
cuando la comunicación de las ventajas acordadas a los países favorecidos se “derechos de nacionales de los Estados Unidos en Marruecos”.
asegura inmediata y gratuitamente al cocontratante, simultánea y automáti-
Estados Unidos invocaba la subsistencia en su favor del régimen de capi-
camente, sin necesidad de pedido ni de compensación. La forma condicional u
tulaciones sobre la base de la Convención de Madrid de 1880 que establece que
onerosa es cuando se estipula que el Estado beneficiario gozará de cualquier
“el derecho al tratamiento de la nación más favorecida es reconocido en Ma-
ventaja acordada a un tercer Estado, gratuitamente si la concesión es gratuita
rruecos a todas las Potencias representadas en la Conferencia de Madrid”.
y acordando la misma compensación si esa condición es condicionada. Esta es la
La Corte negó:
forma en que Estados Unidos estipulaba la cláusula hasta 1923, pero a partir
de esa fecha se convirtió a la modalidad incondicional de la misma. “que Estados Unidos tenga derecho a seguir invocando las disposiciones
de los tratados (de capitulación) concluidos con Gran Bretaña y con Es-
De acuerdo con la modalidad condicional el Estado beneficiario no se
paña, después que han cesado de surtir efecto entre Marruecos y estos
transforma “ipso jure” en titular de los derechos adquiridos por el tercero, sino
dos países. El argumento de los Estados Unidos está basado en la suposi-
que debe retribuirlos con una compensación equivalente, y tratar de nuevo con
ción que las cláusulas de la nación más favorecida, cuando figuran en
su contratante para definir esa compensación, que debe ser aceptada por la
tratados con países tales como Marruecos, deben recibir una interpreta-
otra parte. Como dice Schwarzerberger, la forma condicional de la cláusula le
ción diferente de la que se da a disposiciones análogas contenidas en tra-
priva de su efecto automático y reduce el derecho del beneficiario al de una
tados con otros países”.
parte en un “pactum de contrahendo”.
La tesis de Estados Unidos, agregó la Corte
¿Cómo se debe interpretar la cláusula de la nación más favorecida cuan-
do ella no contiene la indicación expresa de estar condicionada? Estados Unidos “no es compatible con la intención de las partes de los tratados de que
ha sostenido que incluso en estos casos el tercero no adquiere el beneficio sin ahora se trata. Esto lo demuestra, a la vez, la redacción de los tratados
proporcionar compensaciones equivalentes pues la cláusula condicional se debe particulares y el objeto general que se desprende del examen de los tra-
mantener como tácitamente sobreentendida en todos los tratados de ese país, tados concluidos de 1631 a 1892 por Marruecos con Francia, Países Ba-
en virtud de una costumbre constante. En cambio, la mayor parte de los Esta- jos, Gran Bretaña, Dinamarca, España, Estados Unidos, Cerdeña, Aus-
dos no admite que la concesión del tratamiento pueda estar subordinada a tria, Bélgica y Alemania. Estos tratados muestran que la intención de las
compensación alguna, pues la nación que ha obtenido el trato igualitario ha cláusulas de la nación más favorecida era establecer y mantener en todo
pagado de antemano los derechos de los terceros que pueda adquirir por virtud momento la igualdad fundamental sin discriminación entre todos los paí-
de la cláusula, al conceder ella también a la otra parte el tratamiento igualita- ses interesados. Además, las disposiciones del art. 17 de la Convención de
rio y reconocerle el derecho de recibir las ventajas otorgadas a terceros. La tesis Madrid, cualquiera sea su alcance están igualmente fundadas en el man-
contrária conduce a anular el efecto mismo y eficacia de la cláusula de la nación tenimiento de la igualdad y perpetuaría la discriminación. No podría jus-
más favorecida y niega el tratamiento no discriminatorio que es uno de los efec- tificar la conclusión de los Estados Unidos relativa a la extensión de la
tos más importantes de la misma. Jurisdicción consular en la zona francesa”.
Por eso se debe entender, en caso de silencio al respecto, que la cláusula Más adelante vuelve a expresar la Corte, rechazando la tesis de Estados
es incondicionada. Unidos de la subsistencia de inmunidades fiscales en favor de sus nacionales:
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 289
288 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
disposiciones de Las Convenciones establecen ciertos procedimientos sobre solución de di-
“Cuando ha habido abrogación o renuncia respecto a las
ter- ferendos que permiten establecer la nulidad de un tratado, pero en todo caso, e
inmunidad fiscal contenidas en tratados entre Marruecos y Estados independientemente de la aceptación de esos procedimientos, resulta del siste-
cláusula de la
ceros, no es posible ya prevalerse de ellas en virtud de la
ma de las Convenciones en su conjunto, reflejando en este aspecto el consenso
nación más favorecida” (2).
de la Conferencia, que no cabe admitir la aplicación unilateral de las causales
de nulidad. Cualquiera de esas causales puede sólo ser alegada por un Estado u
Sección VII Organización Internacional, pero a fin de que esa alegación provoque la nulidad
del tratado, se requiere que la existencia de la causal sea aceptada por las otras
La nulidad y la terminación de los tratados partes interesadas, o sea reconocida por un órgano internacional o un método
adecuado de solución pacífica de controversias.
1. Introducción
2. Causales de nulidad
re-
La Parte V de la Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados
los tratados. a. Capacidad
gula la nulidad, la terminación y la suspensión de la aplicación de
tratados que
(**) En la primera sección de esta parte V (arts. 42 a 45 de ambos
as de estilo Las causales de nulidad reconocidas en las Convenciones pueden clasifi-
son sustancialmente iguales agregándose en el de 1986 las referenci
se establecen carse en tres grupos, según afecten la capacidad de las partes, la validez de su
nécesarias para incluir a las Organizaciones Internacionales),
consentimiento o la legalidad del objeto del tratado.
disposiciones generales.
Según el art. 6 de la Convención de 1969, “Todo Estado tiene capacidad
La terminación de un tratado exime a las partes del deber de continuar
de termina- para celebrar tratados” (2) y, por lo tanto, las causales de nulidad relativas a la
ejecutando las obligaciones que resultan de él, a partir de la fecha
ejecución del capacidad sólo se refieren a aquellas situaciones en la cuales el representante
ción. Pero la terminación no afecta los derechos creados por la
resultantes de un Estado (3), al expresar su consentimiento en obligarse por un tratado, ha
tratado antes de que se extinga, ni tampoco afecta los derechos
n una violado en forma manifiesta su derecho interno o ha excedido sus facultades.
para una parte del no cumplimiento de la otra: estos derechos “adquiere
Esas dos causales de invalidez han sido estrictamente reguladas como excep-
existencia independiente del tratado cuya violación los originó” (1).
porque ciones a una regla general basada en la presunción de que el representante
En cambio, la nulidad de un tratado tiene consecuencias mayores, autorizado de un Estado tiene competencia para obligar a éste, y que no es de
por
obedece a un vicio que existía ya en el momento de concluirse el tratado; incumbencia de las demás partes ir más allá de su autoridad aparente a fin de
esta-
consiguiente, pone en cuestión la base misma de las relaciones jurídicas verificar su competencia constitucional o el alcance de sus poderes. Sólo se
el tratado
blecidas entre las partes. Una vez declarada o reconocida esa nulidad aceptan excepciones a esta regla general, que causan la nulidad del tratado, en
en base al
es considerado nulo “ab initio” y, por lo tanto, los actos de ejecución los casos nada frecuentes en que una disposición de derecho interno de impor-
efectos
tratado inválido constituyen también nulidades; en principio, todos los tancia fundamental concerniente a la competencia para celebrar tratados haya
volver a su
jurídicos de un tratado nulo deben ser eliminados y las cosas deben sido violada en forma manifiesta o cuando se ha excedido una restricción espe-
ad pris-
estado primitivo como si el tratado nunca hubiera existido (“restitutio cífica a los poderes de un representante, siempre que ella haya sido previamen-
tinum”). te notificada a las demás partes. En estos casos —violación manifiesta y restric-
algo
Por estas razones la nulidad de un tratado debe considerarse como ciones notificadas— no puede decirse que las otras partes contratantes hayan
exhaustiva
excepcional. Las Convenciones de Viena contiene una enumeración sido sorprendidas en su buena fe o hayan confiado en la autoridad aparente del
términos
de las causales que aparejan la nulidad de un tratado y establecen, en representante (4).
mediante
estrictos, que la validez de un tratado “no podrá ser impugnada sino
Esto
la' aplicación de la presente Convención” (art. 42 de ambas Convenciones). (2) (**) En el Convenio de 1986, la capacidad de las Organizaciones Internacionales,
esta-
significa no sólo que un tratado debe ser considerado válido hasta que se “para celebrar tratados se rige por las reglas de la Organización” (art. 6) o sea por lo que se estable-
blezca o declare su nulidad en base a una de las causales enumeradas; signifi-
disposicio-
ce en su Carta constitutiva, o en acuerdos complementarios, o cuando ello resulta de sus
actuar nes y el objeto y fin de la Organización y de la práctica posterior.
ca, además, que ningún Estado u Organización Internacional puede (3) (**) En los arts. 7 de los Convenios de 1969 y 1986, se regulan los poderes de los re-
como juez en su propio caso y declarar por sí que un tratado es nulo. presentantes y se vincula el carácter de representante de la Organización con la voluntad de estas
y de los Estados partes, según sus reglas. Ver supra la Sección II, Numeral 1 y las notas 3 y 4 de la
misma Sección.
(4) (**) Esta causal está regulada en los arts. 46 y 47 del C.Viena/969, que se repiten
(2) 1.C.J. Reports, 1952, págs. 191, 191 y 192, 204 y 205, respectivamente. con solo variaciones de estilo y forma en el C.Viena/986, a fin de incluir a la situación de las Orga-
1952, pág. 63.
(1) Opinión disidente de McNAIR en el asunto Ambatielos, 1.C.J. Reports
290 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 291
b. Vicios del consentimiento 1969, repetido en el art. 76 de la Convención de Viena de 1986 solo con varian-
tes de redacción y estilo), establece que las disposiciones de la misma
+ El segundo grupo de causales de nulidad constituye la aplicación en el
“se entenderán sin perjuicio de cualquier obligación que pueda originarse
campo jurídico internacional de las reglas de derecho civil relativas a vicios del
con relación a un tratado para un Estado agresor como consecuencia de
consentimiento: error, dolo y coacción. A esas tres causales tradicionales las
Convenciones de Viena han añadido una cuarta, la corrupción del representan- medidas adoptadas conforme a la Carta de las Naciones Unidas con res-
te, pero desde un punto de vista técnico ésta no es un vicio del consentimiento pecto a la agresión de tal Estado”.
autónomo, sino una forma de dolo. (**) De esto se ocupan los arts. 48 a 52 del Los términos de esta disposición son lo suficientemente amplios como pa-
C.Viena/969, que se repiten con variantes de redacción y estilo para incluir a ra incluir la validez de los acuerdos que se impongan a un Estado agresor como
las Organizaciones Internacionales y con iguales números en el C.Viena/986 resultado del ejercicio del derecho de legítima defensa-individual o colectiva de
(5). conformidad con el artículo 51 de la Carta.
De esas disposiciones la más importante y novedosa es la que declara la El significado y alcance de los términos “la amenaza o el uso de la fuerza”
nulidad de un tratado obtenido mediante el uso o la amenaza de fuerza contra fueron objeto de intenso debate en la Conferencia de Viena. El embajador Tabi-
un Estado. El Derecho Internacional tradicional no atribuía efectos de nulidad bi de Afganistán presentó una enmienda donde se estipulaba que esta expre-
a la violencia contra un Estado. Antes de la Carta de Naciones Unidas existían sión incluía la presión económica y política. Muchas delegaciones opinaron que
fisuras en el sistema jurídico internacional que permitían la guerra y el uso de con esta fórmula quedaría incluida toda presión o influencia ejercida por un
la fuerza; de ahí resultaba que el orden jurídico debía reconocer los resultados Estado respecto de otro, de modo que se comprometería seriamente la estabili-
exitosos de tal empleo de la fuerza. dad de las relaciones convencionales. La presión económica o política es una
-Pero, después de la categórica interdicción de la amenaza o el uso de la noción demasiado imprecisa y vaga para tipificarla como vicio del consenti-
fuerza en la Carta de las Naciones Unidas, la nulidad de un tratado obtenido miento, ya que la mayor parte de los tratados responden a las necesidades eco-
en violación de esa prohibición aparecía como un corolario inevitable finalmen- nómicas o políticas de las partes. Muchas delegaciones experimentaban el te-
te reconocido en la Convención de Viena. mor de que tal enmienda, de ser aceptada, podría transformarse en una invita-
ción permanente a los Estados para desligarse de los tratados suscritos, utili-
La Convención advierte así que las ventajas resultantes de un tratado
zándola como un pretexto toda vez que decidieran haber hecho un mal negocio.
impuesto por la fuerza son a la larga ilusorias, ya que la invalidez “erga omnes”
Por consiguiente, la enmienda no fue adoptada.
de un arreglo así obtenido “puede desalentar el recurso ilegítimo a la fuerza”
(6). La nulidad del tratado obtenido en esta forma puede así tener cierto efecto Esto no significa, sin embargo, que ciertas formas extremas de presión
preventivo, como una sanción jurídica que no requiere ejecución, particular- económica o política hayan quedado completamente excluidas por este rechazo
mente útil en un sistema de derecho tan deficiente en medidas coercitivas. de la enmienda. La disposición adoptada reproduce los términos del artículo 2,
parágrafo 4, de la Carta y puede, por lo tanto, ser interpretada de acuerdo con
El uso o amenaza de fuerza que determina la nulidad de un tratado es
la interpretación que se dé a este artículo por los órganos de Naciones Unidas
aquel que se ha ejercitado “en violación de los principios de Derecho Interna-
competentes en el campo de la paz y la seguridad internacional. Lauterpacht el
cional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas” (art. 52). De ahí se
primer proponente de esta causal de nulidad, decía en su informe de 1955:
sigue que la sanción de nulidad no se aplicará a un tratado impuesto por las
Naciones Unidas, en el curso de una acción coercitiva, contra un Estado culpa- “...en casos tales como tentativas o amenazas de someter a un Estado por
ble de-un acto de agresión. El artículo 75 de la Convención de Viena ((**) de el hambre impidiendo sus importaciones o su acceso al mar, por más que
no se utilice la fuerza física directamente contra personas, sería difícil
negar que el tratado debe considerarse como concluido a consecuencia del
nizaciones Internacionales. El art. 46 inc. 1 de ambos tratados, respecto de los Estados,
dice que no
uso o la amenaza de fuerza” (7).
puede alegarse que el consentimiento haya sido manifestado en violación de su derecho
interno Otro ejemplo sería el de un tratado obtenido por medio de un acto que
concerniente a la competencia de celebrar tratados “...a menos que esa violación sea manifiesta y
afecte una norma de competencia fundamental de su derecho interno”. El inc. 2 del C.Viena/986 constituya una intervención caracterizada por “el uso de medidas económicas,
repite la solución para el caso de violación de reglas de una Organización Internacional. El art. políticas o de cualquier otra índole para coaccionar a otro Estado a fin de obte-
46
inc. 2 C.Viena/69 e inc. 3 C.Viena/986, dicen que “Una violación es manifiesta si resulta objetiva- ner de él ventajas de cualquier orden” (8).
mente evidente para cualquier Estado (u Organización Internacional) que proceda en
la materia
conforme a la práctica usual...”.
(5) (**) En el art. 48, la diferencia entre ambos tratados resulta de que la remisión en
uno se hace al art. 79 y en otro al art. 80. Esto es así en razón de lo señalado en la llamada (7) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1953, II, pág. 149,
8 de la (8) Resolución de la Asamblea General 2.625 (XXV), Declaración sobre los principios de
Sección 1.
(6)
Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de
LAUTERPACHT H.: Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1953, IL, p.
149. conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, sección sobre la no intervención. (**) Ver en este
Tomo el Capítulo VIII, Sección V.
292 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 293
El último relator, Sir Humphrey Waldock, aun cuando reconoció que la
C. La legalidad del objeto del tratado
mayor parte de las reglas de Derecho Internacional no tienen el carácter de “us
1. Concepto y relación con el “us cogens” cogens” y por lo tanto los Estados pueden celebrar convenios que se aparten de
del
La escuela voluntarista que predominó en el Siglo XIX y en la primera parte ellas, retuvo, sin embargo, esta causal de nulidad, explicando que “las normas
Estados para
Siglo XX no aceptaba limitaciones a la autonomía de voluntad de los de derecho contenidas en la Carta sobre el uso de la fuerza y el desarrollo —
derivado del
celebrar tratados. Sólo algunos autores aislados preconizaban el principio, aunque sea a título de ensayo— de un derecho penal internacional presupone la
derecho interno, según el cual es nulo todo tratado que tiene un objeto ilícito. existencia de un orden público internacional que comprende reglas que tienen
Jellinek llevó a su extremo la doctrina de la libertad contractual de los Esta- el carácter de jus cogens” (12).
podría ser
dos, diciendo casi como una “boutade”: “todo acto ilícito internacional... II. El concepto de “jus cogens”
(9).
elevado al nivel de un acto jurídico si se hace de él el contenido de un tratado” Sir Humphrey proponía en su primer informe indicar por vía de ejemplos
afirma-
Sin ir tan lejos, autores contemporáneos como Ross (op.cit., 209) ciertos casos evidentes de tratados que violarían reglas de “¡us cogens”, tal co-
pue-
ban radicalmente que “no hay límite para la validez de lo que dos Estados mo el caso de un tratado cuyo objeto o aplicación implicara el uso o la amenaza
47),
den convenir entre ellos”. Y un escritor tan cauteloso como Brierly (op.cit., de fuerza con violación de los principios de la Carta, todo acto caracterizado
inter-
el primer relator sobre el Derecho de los Tratados, decía que en el campo como un crimen internacional o todo acto en cuya represión todos los Estados
nacional “prevalece una casi completa libertad de contratar”. están obligados a cooperar, como el tráfico de esclavos, la piratería o el genoci-
Algunas indicaciones de cambio en esas ideas predominantes aparecieron dio. Esta técnica de indicar ejemplos de reglas de “¡us cogens” no fue seguida
Ya en por la Comisión porque la hubiera obligado a dedicarse a la tarea de codificar
después de la experiencia del Nazismo y la Segunda Guerra Mundial.
a las reglas actuales de “jus cogens” y a practicar una enumeración que hubiera
1937, Verdross (1937, 571 y ss.) había escrito en Austria, expuesta entonces
s condenado a una dosificación prematura un concepto tan cambiante como es
los designios de Hitler, un artículo bajo el significativo título de “Tratado
acht
prohibidos por el Derecho Internacional”. En 1953, el profesor Lauterp éste.
presentó su primer informe a la Comisión de Derecho Internacional, propo- Se propuso en lugar de ello una definición o más bien una descripción del
niendo, bajo el título “Legalidad del objeto de un tratado”, una causal de nuli- “ius cogens”, la cual, con algunos cambios, ha sido incorporada en el artículo 53
si su
dad que decía así: “Un tratado, o cualquiera de sus disposiciones, es nulo de la Convención de Viena (**) de 1969, repetido en la Convención de 1986, que
o
ejecución implica un acto ilegal conforme al Derecho Internacional, declarad dice:
tal por la Corte Internacional de Justicia” (10). “Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en opo-
En su comentario, Lauterpacht explicaba que, en principio, los Estados sición con una norma imperativa de Derecho Internacional general. Para
son libres de modificar por tratados, entre ellos, las reglas del Derecho Interna- los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de Derecho
cional consuetudinario. La piedra de toque para saber si el objeto de un tratado Internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comu-
es ilícito no es la incompatibilidad pura y simple con las reglas del Derecho nidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admi-
s
Internacional consuetudinario, sino la incompatibilidad con ciertos principio te acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma
absolutos de Derecho Internacional que pueden ser considerados como consti- ulterior de Derecho Internacional general que tenga el mismo carácter”.
tuyendo principios del “orden público internacional”. Esta definición ha sido calificada de circular porque su principal elemen-
El relator siguiente, Sir Gerald Fitzmaurice, retuvo esta causal de nuli- to es el de “no admitir acuerdo en contrario” en tanto que la disposición estable-
dad bajo el mismo título, pero dio una formulación más precisa a la idea, limi- ce como efecto jurídico que si se intenta tal acuerdo, entonces el tratado será
tando la nulidad a los tratados que violaran una regla de “jus cogens”. nulo. Tal definición no aprehende la esencia misma del “jus cogens” desde que
Decía que es siempre posible que está basada en los efectos jurídicos de la norma y no en la naturaleza intrínseca
de la regla imperativa. No es que ciertas reglas sean de “jus cogens” porque no
“dos o más Estados convengan aplicar inter se una norma o régimen que
permiten acuerdos en contrario; más bien, no se permiten acuerdos en contrario
difiera o se aparte de las normas de Derecho Internacional consuetudina-
a ciertas normas, porque éstas poseen el carácter de reglas de “us cogens”.
rio que tienen el carácter de jus dispositivum... Únicamente cuando el
tratado suponga eludir o contravenir mandatos o prohibiciones absolutos ¿Cuál es entonces la esencia de las reglas de “¡us cogens”? La comunidad
e imperativos de las normas del Derecho Internacional que tienen el ca- internacional reconoce ciertos principios que salvaguardan valores de impor-
rácter de jus cogens”, puede haber una causa de invalidez” (11). tancia vital para la humanidad y corresponden a principios morales fundamen-
tales: esos principios interesan a todos los Estados y protegen intereses que no
se limitan a un Estado o a un grupo de Estados, sino que afectan a la comuni-
(9) Citado, por K. MAREK, (op.cit., 452).
(10) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1953, Il, p. 154.
(12) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional. 1963, II, p. 60.
(11) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1958, 11, pág. 27.
294 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 295
dad. internacional en su conjunto. Incluyen la prohibición del uso o la amenaza Es cierto que sólo unos pocos imperativos jurídicos elementales pueden
de fuerza y la agresión, la prevención y represión del genocidio, piratería, tráfi- considerarse como reglas de Derecho Internacional consuetudinario que no
co de esclavos, la discriminación racial, el terrorismo o la toma de rehenes. La pueden derogarse por acuerdos en contrario. Pero la noción misma de “us co-
observancia de tales principios, firmemente arraigados en la convicción jurídica gens” representa un avance significativo en el Derecho Internacional, tanto del
de la comunidad de Estados, se reclama de todos los miembros de esa comuni- punto de vista científico como del práctico. Introduce en el Derecho Internacio-
dad de Estados, y su violación por un Estado cualquiera afecta a todos los de- nal un concepto dinámico, capaz de futuros desenvolvimientos y que abre una
más. De ahí se sigue que ya no es suficiente condenar su violación flagrante por perspectiva nueva. Si bien el número de reglas de “jus cogens” puede ser hoy
acto unilateral; es también necesario establecer por anticipado la sanción pre- limitado, nuevas reglas de ese carácter pueden ser aceptadas y reconocidas por
ventiva de la nulidad absoluta respecto de uno de sus actos preparatorios, a la comunidad internacional de Estados en su conjunto, por medio de tratados
saber, la conclusión de un tratado por el cual dos o más Estados contemplan la generales multilaterales o Declaraciones de la Asamblea General, extendiendo
ejecución de actos que constituyen la violación de uno de esos principios fun- la noción a nuevos terrenos tales como el ensayo o la utilización de armas de
damentales. La función del “¡us cogens” es así proteger a los Estados contra destrucción masiva, la protección del medio ambiente o el establecimiento de
acuerdos convencionales que se celebren en desafío de ciertos intereses y valo- principios más equitativos para regular el comercio internacional. La acepta-
res generales de la comunidad internacional de Estados “en su conjunto”: ase- ción por los Estados de que aparte de sus intereses individuales inmediatos
gurar el respeto de esas reglas generales de derecho cuya inobservancia afecta existen intereses y valores más vastos de la comunidad internacional como un
la eséncia misma del sistema jurídico internacional. todo, abre una perspectiva nueva y diferente a las relaciones recíprocas o bila-
¿Cuál es el significado de la expresión “en su conjunto” que fue incluida terales en el campo de la responsabilidad internacional.
en el curso de la Conferencia? El concepto de “jus cogens” ha inspirado ya la distinción propuesta por el
. El Presidente del Comité de Redacción, Embajador Yasseen, explicó así el profesor Ago y aceptada por la Comisión de Derecho Internacional entre delitos
significado de esta fórmula: y crímenes internacionales.
“No se trata de exigir que una norma sea aceptada y reconocida como im- La consecuencia de esta distinción, ampliamente apoyada en la Sexta
perativa por los Estados de manera unánime. Basta una mayoría muy Comisión de la Asamblea General, es que en caso de crímenes internacionales,
amplia, lo cual significa que si un Estado rehúsa aisladamente aceptar el la violación de la obligación autoriza a cualquier Estado, y no sólo al Estado
carácter imperativo de una norma, o bien si dicho Estado es apoyado por directamente perjudicado, a invocar la responsabilidad causada por la viola-
un número muy pequeño de Estados, ello no puede afectar a la acepta- ción. Un crimen internacional ha sido definido por la Comisión de Derecho In-
ción y al reconocimiento del carácter imperativo de esa norma por la co- ternacional como “la violación por un Estado de una obligación internacional
munidad internacional de su conjunto” (13). tan esencial para la salvaguardia de intereses fundamentales de la comunidad
Por ejemplo, aun si el “apartheid” es aceptado por el derecho de un Esta- internacional que su violación está reconocida como crimen por esa:comunidad
do, un tratado que prevea la discriminación racial constituiría una violación de en su conjunto”.
una regla de “jus cogens” y como ha dicho la Corte “una violación flagrante de Esta definición está obviamente inspirada en la de “us cogens” y los
los Propósitos y Principios de la Carta” (14). ejemplos de crímenes internacionales que se han mencionado coinciden en gran
Entra en la naturaleza de las cosas que un tratado contrario al “us co- medida con las normas de “jus cogens”. Las dos nociones pueden eventualmente
gens”, constituyendo como es un desafío flagrante y abierto a la conciencia in- coincidir al punto de que sería posible llegar a definir un tratado en violación
ternacional, no será de frecuente ocurrencia o permanecerá secreto; por consi- del “us cogens” como un tratado por el cual dos o más Estados entran en com-
guiente, los ejemplos prácticos de esta norma serán extremadamente raros. Se binación para realizar ciertos actos que constituirían crímenes internacionales
ha mencionado, sin embargo, un ejemplo en un caso judicial: un acuerdo por el si fueran cometidos por un sólo Estado actuando aisladamente.
cual un Estado beligerante autorizaría a otro Estado beligerante a emplear los A. pesar de la escasez de casos prácticos muchos ejemplos de un carácter
prisioneros de guerra que tome al primer Estado como mano de obra forzada sumamente vago fueron enunciados durante la Conferencia como tratados vio-
para la producción de armamentos, con violación de la Convención de Ginebra latorios del “jus cogens” (16). Ante ello, varias delegaciones expresaron seria
relativa al tratamiento de prisioneros de guerra (15). preocupación ante los efectos perturbadores que podría tener esta causal de
nulidad respecto de la estabilidad de las relaciones convencionales. Ciertas
(13) Documentos de la Conferencia, 80* sesión de la Comisión Plenaria, par. 12.
tanto, nulo, conforme al Derecho Internacional. Law Reports of Trials of War Criminals, vol. X,
(14) Opinión consultiva en el asunto de Namibia, 1J.C. Reports, 1971, pág. 57.
Londres, 1949, pág. 141, caso núm. 58.
(15) En el caso A. Krupp y otros once, el Tribunal Militar de Nuremberg no encontró
(16) Por ejemplo, tratados que establezcan gruesas desigualdades en las prestaciones de
pruebas de que un acuerdo de ese carácter hubiera sido concluido por el Gobierno de Vichy,
como las partes; acuerdos leoninos; tratados impuestos a una ex colonia que se ha hecho independiente,
alegaba el prevenido, pero declaró que si hubiera existido habría sido “contra bonus mores”
y, por lo en violación de los principios de autodeterminación y soberanía de los Estados.
EL DERECHO DE LOS TRATADOS
296 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA 297
delegaciones influyentes condicionaron su aceptación de esta causal a la deter- minación causada por el surgimiento de una nueva regla de “jus cogens” no
minación de su existencia en un caso dado por un tribunal judicial indepen- afectará a ningún derecho, obligación o situación jurídica de las partes creados
diente. durante y por la ejecución del tratado; sin embargo, esos derechos, obligaciones
A consecuencia de ello, la Convención de Viena establece la jurisdicción o situaciones podrán en adelante mantenerse únicamente en la medida en que
su mantenimiento no esté por sí mismo en oposición con la nueva norma impe-
obligatoria de la Corte Internacional de Justicia en lo que respecta a la aplica-
rativa del Derecho Internacional general. En otras palabras: aunque el tratado
ción o la interpretación de las disposiciones relativas al “jus cogens”. Esta fue
se convierta en nulo y termine en virtud del artículo 64, los actos ya ejecutados
una transacción alcanzada al borde mismo del fin de la Conferencia, como con-
permanecen en pie; el surgimiento de la nueva norma no invalida retroactiva-
dición indispensable del consenso (17). Puede decirse entonces que aun antes
mente actos ya cumplidos, como por ejemplo, los arreglos territoriales que no
de la entrada en vigor de la Convención de Viena la aplicación legítima de esta
requieren una aplicación nueva del tratado y fueron ejecutados en una época en
causal de nulidad, cuando la alegación de que se ha violado una regla de “jus
la cual no eran contrarios al Derecho Internacional entonces en vigor. “Tempus
cogens” sea controvertida, requiere que el Estado reclamante se halle dispuesto
regit actum”.
a someter la controversia a determinación judicial.
TIT. Jus cogens superveniens
d. Nulidad absoluta y relativa
El contenido concreto del “¡us cogens” cambia constantemente de acuerdo
con el desarrollo progresivo del derecho y la moral internacional. No es una Hay dos clases de nulidad, absoluta y relativa: un tratado puede ser nulo
especie de Derecho Natural inmutable, sino una noción evolutiva: la última “erga omnes” o puede ser meramente anulable a instancia de la parte interesa-
frase de la definición del artículo 53 prevé la modificación del “jus cogens” “por da.
una norma ulterior de Derecho Internacional general que tenga el mismo ca-
La diferencia entre la nulidad absoluta y la relativa puede definirse, co-
rácter”, es decir, por el mismo proceso que condujo al establecimiento de una
mo en el derecho civil, por dos elementos estrechamente ligados entre sí:
norma imperativa.
a) La nulidad relativa sólo puede ser alegada por el Estado que ha sido
Esas reglas ulteriores pueden originarse en un tratado cuyas normas lle-
víctima del error, dolo o corrupción o cuyo representante ha actuado
guen a ser generalmente aceptadas. Un tratado de esta naturaleza, al contener
en violación manifiesta del derecho interno o de la restricción de sus
una nueva regla de jus cogens no sería nulo, aun si alguna de sus disposiciones
poderes. La nulidad absoluta existe erga omnes, puede ser alegada
se hallan en conflicto con la regla de jus cogens preexistente; las nuevas nor-
por cualquier Estado interesado y debe ser declarada motu propio por
mas de jus cogens simplemente modificarían o reemplazarían las anteriores. De
un tribunal competente o por cualquier órgano internacional encarga-
otro modo, la sociedad internacional se vería privada de los medios necesarios
do de la aplicación del tratado, aun si no ha sido invocada por las par-
para desarrollar sus nuevas concepciones de orden público por medio de los
tes del caso.
procedimientos convencionales de legislación internacional. Por ejemplo, la
definición tradicional de piratería puede ampliarse a fin de comprender el se- b) La nulidad relativa puede ser subsanada por el acuerdo expreso o la
cuestro de aviones y las convenciones sobre narcóticos expandirse a fin de in- aquiescencia ulterior de la parte interesada, en tanto que la nulidad
cluir las drogas sintéticas. absoluta no puede subsanarse por ninguna conducta ulterior.
La Convención de Viena tiene en cuenta este aspecto evolutivo del “us En la Convención de Viena de 1969 se establece la nulidad relativa en los
cogens”. Mientras el artículo 53 trata el caso de una regla de “jus cogens” ya casos de defecto de capacidad (violación manifiesta del derecho interno o apar-
establecida en el momento en que se celebra el tratado defectuoso, otro artículo tamento de restricciones específicas en los poderes del representante) y respec-
distinto, el 64, ((**) del C.Viena/969, que se repite textualmente en el to de tres vicios del consentimiento: el error, el dolo y la corrupción. En cambio,
C.Viena/986), se ocupa de la terminación y nulidad de un tratado, o la disposi- se prescribe una nulidad de carácter absoluto en el caso de coacción sobre el
ción de un tratado que ha sido concluido antes de que surgiera la nueva regla representante de un Estado (art. 51), de coacción sobre un Estado (art. 52) y de
de “jus cogens”. Por ejemplo, las convenciones del Siglo XIX que regulaban el violación de una norma de “us cogens” (art. 53). Esta distinción resulta de la
tráfico de esclavos eran tratados válidos cuando fueron concluidos, pero subsi- redacción diferente y de la historia fidedigna de las disposiciones de los artícu-
guientemente se transformaron en nulos a raíz de la aparición de una nueva los 46 a 53. En los casos de error, dolo y corrupción la nulidad debe ser alegada
regla imperativa de jus cogens que prohíbe absolutamente el tráfico de escla- por el Estado afectado; en los casos de coerción y de “us cogens” el tratado co-
vos. En este caso, la situación jurídica resultante se parece más a la de termi- mo un todo se declara nulo o carente de todo efecto jurídico (18).
nación que a la de nulidad, ya que no existe “restitutio ad pristinum”. La ter-
(18) ROZAKIS (op.cit., 115 a 119), sostiene, en base a una interpretación literal del art.
(17) Para un informe detallado de la transacción a que se llegó en los días últimos de la 65, que sólo el Estado parte a un tratado violatorio del jus cogens puede alegar la nulidad resultan-
Conferencia, ELIAS (1971, 134). te. A nuestro juicio, las disposiciones de los artículos 46 a 53 y la noción misma de “jus cogens”
. 298 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 299
. Esta distinción es confirmada por el artículo 45 que trata de la pérdida
duración, una condición resolutoria o se celebran por un término renovable
del derecho de alegar una causa de nulidad o terminación mediante la acepta- con
derecho a denunciar el tratado al vencimiento de cada término. Estas son
ción expresa o la aquiescencia (19). Si el tratado adolece de nulidad relativa por las
causas intrínsecas de terminación, es decir, aquellas contenidas en el tratado
razón de defecto de capacidad, error, dolo o corrupción, la parte agraviada es
mismo. (**) Sobre estos temas tratan los arts. 54 y 55 de los C.Viena/969 y 986,
libre de alegar o no la nulidad de su consentimiento, y puede confirmar el acto,
este último con sólo variantes de redacción.
expresa o implícitamente. Por otro lado, si el tratado ha sido obtenido mediante
la coacción o viola una regla de jus cogens no existe posibilidad de convalidar el Pero hay, además, causas extrínsecas de terminación, que no se hallan
tratado mediante la renuncia o la conducta del Estado víctima. Este Estado o previstas en el propio tratado ni resultan del disenso subsiguiente, expreso o
cualquier otro Estado interesado puede, en cualquier momento, alegar la nuli- implícito, de las partes. Esas causas extrínsecas son consecuencia de la aplica-
dad del tratado obtenido por la fuerza o violatorio de una regla de jus cogens. ción de reglas objetivas de Derecho Internacional general y han sido objeto de
Por ejemplo, Checoslovaquia invocó en 1973 la invalidez del Acuerdo de Munich cuidadosa reglamentación en la Convención de Viena. Las más importantes
de 29 de septiembre de 1938, obtenido causas extrínsecas de terminación son el derecho implícito de denuncia, el
mediante “la amenaza de usar la fuerza
contra la República checoslovaca por parte del régimen Nazi”, a pesar del cambio fundamental en las circunstancias y la violación del tratado.
hecho
de que no era una de las partes contratantes de ese acuerdo de Munich (20).
Refiriéndose a un tratado violatorio del Jus cogens Lauterpacht ha dicho b. Derecho implícito de denuncia
que, desde que el tratado en cuestión
Un tratado que no contiene disposición alguna respecto de su término de
“es contrario a principios imperativos de Derecho Internacional, no puede
duración ni tampoco una cláusula de denuncia puede, sín embargo, ser denun-
ser ejecutado por un tribunal internacional aún si el Estado que se favo-
ciado por una de las partes.
. recería de la anulación judicial omite plantear la cuestión: ninguna ac-
ción válida puede emanar de un tratado de esa naturaleza” (21). Las normas aplicables en esta materia eran muy controvertidas antes de
la Convención de Viena. Algunos proyectos muy importantes, como el de Har-
La razón de ello es que en caso de coacción y de infracción del jus cogens
vard, sostenían que el derecho de la denuncia sólo puede permitirse cuando el
el orden público internacional es afectado y los demás miembros de la
comuni- tratado lo autoriza en forma expresa (22); otras codificaciones, como: la regional
dad internacional tienen legítimo interés en la nulidad por razón de la impor- de La Habana establecían la regla opuesta de que en ausencia de cláusula de
tancia y gravedad de la violación del Derecho Internacional cometida para
ob- denuncia todo tratado puede ser denunciado por una de las partes (23).
tener o celebrar el tratado.
Una posición intermedia entre esas dos tesis extremas es reconocer el de-
recho de denuncia no sólo cuando las partes han incluido una cláusula que lo
3. Terminación y suspensión de los tratados autorice, sino también cuando han acordado tácitamente concederse recíproca-
mente la facultad de denunciar un tratado. Surge entonces la cuestión: ¿cuán-
a. Causas extrínsecas e intrínsecas de terminación de un tratado do, en qué circunstancias existe ese acuerdo tácito de reconocer la facultad de
denuncia? A este respecto existen dos escuelas, que pueden ser descriptas como
La terminación de un tratado normalmen te resulta de la aplicación de objetiva y subjetiva.
sus propias disposiciones. La mayor parte de los tratados contienen un Según el punto de vista objetivo, el derecho de denuncia es implícito en
plazo de
ciertas clases de tratados, como los tratados de comercio y los tratados de
conducen a la opinión contraria de que se establece una nulidad
erga omnes. Cfr. DIACONU alianza. Según el criterio subjetivo, la cuestión depende en cada caso de la in-
(op.cit., 124 y ss). (**) El art. 65 del C.Viena/969, que se repite con
solo modificaciones de redacción tención de las partes, la que debe inferirse de los mismos elementos que se uti-
para contener a las Organizaciones Internacionales en el mismo
artículo del C.Viena/986, regula el
“Procedimiento que deberá seguirse con respecto a la nulidad o terminación
de un tratado, el retiro
lizan para la interpretación del tratado, incluidos sus trabajos preparatorios; la
de una parte o la suspensión de la aplicación de un tratado. naturaleza del tratado no es por sí misma un factor de importancia decisiva;
(19) (**) Respecto a los Estados, el art. 45 del C.Viena/969 sigue la posición tradicional constituye únicamente un elemento entre todos los que han de tomarse en
diciendo que un Estado no puede desprenders e de sus obligaciones alegando esas causas si después cuenta a fin de determinar la intención de las partes.
de haber tenido conocimiento de los hechos ha convenido expresamen
te no hacerlo (literal a), o si se
ha comportado en forma tal que ha aceptado sus términos (literal b). La propuesta inicial del Relator Especial, Sir Humphrey Waldock, se in-
El C.Viena/986, repite la
solución del literal a y lo mismo ocurre con la del b diciendo en este caso
“si el órgano competente se clinaba al primer punto de vista. Consideraba que es inherente a la naturaleza
ha comportado de tal manera que deba considerarse que la Organización ha renunciado
al derecho de ciertos tratados permitir en forma tácita su denuncia; indicaba como ejemplo
de alegar esa causa”.
(20) El Acuerdo de Munich ha sido oficialmente declarado nulo mediante un convenio
entre la República Federal de Alemania y la República Socialista
de Checoslovaquia de 11 de di-
ciembre de 1973, (22) Art. 34 del Proyecto de codificación del Harvard Research.
(21) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, (23) Art. 17 de la Convención Interamericana de La Habana sobre el Derecho de los Tra-
1953, Il, p. 155.
EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 301
300
trina del Derecho Internacional. Antes de su reconocimiento en la Convención
en este sentido los tratados de comercio, los de alianza y cooperación militar,
los tratados de cooperación técnica y los tratados generales de arbitraje, conci-
de Viena esta causal no había sido nunca aplicada por la Corte Internacional o
liación y arreglo judicial (24).
por tribunales arbitrales y si bien existen varios ejemplos de su invocación en
la práctica diplomática, tales invocaciones han dado lugar, en general, a serios
Sin embargo, el punto de vista que prevaleció en la Comisión fue contra-
diferendos internacionales.
rio a la idea de que ciertos tipos de tratado contienen, por su propia naturaleza
o contenido, una cláusula implícita de denuncia: para la Comisión la cuestión También la existencia y condiciones de esta causa de terminación han
debe determinarse en cada caso, mediante la interpretación de la voluntad de provocado mucha controversia entre los publicistas. En el siglo XVI, fue Genti-
las partes, si bien el contenido de un tratado puede ser un factor que contribuya lis quien introdujo la máxima “omnis conventio intelligitur rebus sic stantibus”,
a proporcionar algunas indicaciones relativas a esa voluntad o intención. Si no cuando afirmó la existencia de una condición tácita en los tratados perpetuos.
es posible concluir que las partes intentaron concederse la posibilidad de de- Según esta condición implícita los tratados son obligatorios sólo si las circuns-
nuncia, entonces el tratado no puede ser terminado sobre esta base. tancias permanecen sin cambiar, si las cosas quedan como están (rebus sic
stantibus).
En la Conferencia de Viena, sin embargo, se adoptó una enmienda que
añadió el criterio objetivo a la propuesta formulada por la Comisión. El Reino Este teoría de una condición resolutoria implícita era sumamente pe-
Unido y Cuba lograron la aprobación de un parágrafo aditivo, letra b) en el ligrosa, porque significaba que la causal de terminación era intrínseca al
artículo 56, ((**) del C.Viena/969, que se repite con variantes de redacción y tratado, y de este modo produciría su extinción automática tan pronto como
estilo en el C.Viena/986), cuyo texto dispone: tuviera lugar un cambio esencial en las circunstancias. De esta manera se
incrementaban los graves riesgos aparejados por esta doctrina, a saber, que
“Un tratado que no contenga disposiciones sobre su terminación ni pre-
una parte intentara liberarse unilateralmente de las obligaciones de un
vea la denuncia o el retiro del mismo no podrá ser objeto de denuncia o de
tratado, alegando que las circunstancias estaban cambiando o se habían
retiro, a menos: a) que conste que fue intención de las partes admitir la
modificado ya.
posibilidad de denuncia o de retiro; o b) que el derecho de denuncia o de
retiro pueda inferirse de la naturaleza del tratado”. Dado que en la vida internacional las circunstancias están cambiando
constantemente, esta manera de entender la doctrina del “rebus sic stantibus”
De este modo la naturaleza del tratado se ha convertido en un elemento
constituía una permanente tentación para los Estados deseosos de escapar a
autosuficiente, independiente de la intención de las partes, que en ciertos casos
las obligaciones de tratados que se habían vuelto inconvenientes o más onero-
puede ser la única guía y la razón exclusiva de permitir una denuncia no pre-
sos que lo originalmente contemplado.
vista en el tratado. La delegación de Cuba expresó en el debate que existen
ciertos tipos de tratado respecto de los cuales, por su propia esencia, debe haber Es respecto de esta teoría de la condición implícita que Gilberto Amado
un derecho implícito de denuncia, por ejemplo, un tratado de arrendamiento decía que:
que, tanto en el derecho interno como en el Derecho Internacional, nunca pue- “Los juristas educados en el sagrado respeto de la máxima “pacta sunt
den tener carácter perpetuo. Los tratados de alianza fueron también menciona- servanda” y de la inviolabilidad de los tratados tienden a ponerse instin-
dos como otro ejemplo en el mismo sentido (25). tivamente en guardia frente a las argucias de esta sierpe del derecho que
(**) Sin llegar a su terminación, los tratados pueden suspenderse en su es la cláusula rebus sic stantibus” (26).
ejecución. De la suspensión, expresa y únicamente, hablan los arts. 57 y 58 de Si bien la Convención de Viena aceptó el cambio fundamental en las cir-
ambas Convenciones que tienen iguales soluciones con sólo diferencias de re- cunstancias como una causa de terminación de tratados, lo hizo sobre una base
dacción. El art. 57 admite la suspensión si está prevista o las partes consienten jurídica totalmente distinta, evitando cuidadosamente la expresión misma “re-
en ella y el art. 58 regula las condiciones en que pueden suspenderse los efectos bus sic stantibus” a fin de divorciar esta disposición de las connotaciones inde-
de un tratado multilateral entre sólo algunas de sus partes. seables de la doctrina “rebus”. No aceptó esta causal como una condición reso-
lutoria implícita en los tratados perpetuos, sino como una causa extrínseca de
Cc. Cambio fundamental en las circunstancias terminación basada en una regla general de Derecho Internacional consuetudi-
nario, que requiere condiciones estrictas y bien definidas para su admisibilidad
I. Concepto y naturaleza y que establece al propio tiempo garantías de procedimiento destinadas a evitar
El cambio fundamental en las circunstancias como causa de terminación una aplicación unilateral.
de los tratados es uno de los temas más controvertidos en la historia y la doc-
(24) Anuario de la Comisión, 1963, Il, pág. 64 (inglés).
(25) Documentos de la Conferencia, Actas de la Comisión Plenaria, vol. 1, pág. 372, dón-
de la alusión al acuerdo sobre la Bahía de Guantánamo es transparente; para el segundo ejemplo,
ver pág. 375, (26) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963, I, pág. 150.
302 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 303
Según el sistema de la Convención, debe existir lo que la Corte Interna- 1969: “Uno de los requerimientos básicos incorporados en ese artículo es que el
cional ha llamado “el complemento procesal de la doctrina del cambio en las cambio de circunstancias debe haber sido fundamenta)”.
circunstancias” (27).
La Corte añadió que:
Esta causal no funciona automáticamente en forma de extinguir un tra-
tado de manera instantánea, ni tampoco permite la denuncia unilateral por “La invocación por Islandia de sus “intereses vitales... debe ser interpre-
una de las partes: únicamente confiere el derecho a reclamar la terminación. Si tada, en el contexto de la aserción de cambio en las circunstancias,
como
las demás partes del tratado ignoran ese reclamo o no lo objetan o rehúsan una indicación por Islandia de la razón por la cual considera como fun-
entrar en discusiones al respecto, la parte que ha invocado la causal puede legí- damentales los cambios que en su opinión han ocurrido en las técnicas de
timamente terminar el tratado o suspender su aplicación. Pero si, por otro lado, pesca previamente existentes. Esta interpretación correspondería
a la
la reclamación es controvertida, la disputa debe ser sometida a algún órgano o opinión tradicional de que los cambios de circunstancias que deben con-
cuerpo con competencia para determinar si las condiciones de aplicación de la siderarse como fundamentales o vitales son aquellos que ponen en peligro
doctrina se hallan presentes. Según la existencia o el desarrollo vital de una de las partes”.
la Convención y a diferencia de la nulidad
por violación del “jus cogens” no existe jurisdicción obligatoria respecto de Pero la Corte no consideró que este primer requerimiento se hallaba pre-
esta
causal. Pero puede haber, por otros motivos, una jurisdicción obligatoria que sente en el caso, por la razón de que el cambio en las técnicas de pesca “no pue-
deba pronunciarse, como en el caso de las pesquerías islandesas, o puede tam- de constituir un cambio fundamental respecto de la extinción o subsistencia
de
bién iniciarse un procedimiento de conciliación por cualquiera de las partes, la cláusula compromisoria que establece la jurisdicción de la Corte” (29).
con
arreglo al cual una comisión de juristas calificados presenta un informe con De esta manera queda implícito que un cambio de circunstancias debe
conchusiones; este informe, si bien no es obligatorio, ha de tener un gran impac- ser considerado como fundamental cuando su efecto está directamente relacio-
to sobre la solución de la controversia. Cabe entonces decir que será únicamen- nado con el objeto y fin del tratado, destruyendo o transformando radicalmente
te después de una sentencia favorable o de un informe de esa misma naturaleza su razón de ser. Por otro lado, la Corte pareció dispuesta a admitir la tesis tra-
que un Estado parte podrá considerarse legítimamente desligado del tratado dicional de que aquellos cambios “que ponen en peligro la existencia o los inte-
por esta causal. reses vitales de una de las partes” (30) deben, sin duda, considerarse como fun-
Además, el artículo 62 del C.Viena/969, ((**) que se repite con sólo cam- damentales y justificando, si las demás condiciones están presentes, la extin-
bios de redacción y estilo en el C.Viena/986), está redactado en términos, nega- ción del tratado.
tivos a fin de poner énfasis en el hecho de que la cláusula sólo es aplicable El cambio debe haber sido imprevisto. El segundo requerimiento es
en
forma excepcional y que la parte que invoca esta causal tiene la carga de que el cambio que ha ocurrido no haya sido previsto por las partes. Si las partes
la
prueba del cumplimiento de todas las condiciones requeridas (28). han previsto el cambio insertando en el tratado ciertas disposiciones para tal
IL. Condiciones para alegar el cambio en las circunstancias contingencia, entonces esas disposiciones específicas prevalecen y se aplican de
El parágrafo 1 del artículo 62 establece cinco condiciones que deben estar manera que no cabe ya invocar la terminación en base al cambio en las cireuns-
presentes a fin de invocar con éxito esta causal de extinción de tratados. tancias.
Carácter fundament Así, por ejemplo, ciertos tratados de carácter económico contienen dispo-
al del cambio. Primero que todo, el cambio que
ha ocurrido con respecto a las circunstancias existentes en el momento de siciones que prevén la posibilidad de “serio desequilibrio”, o “perturbaciones
la fundamentales” en la economía de un país y que prevén para ese caso métodos
celebración del tratado debe haber sido de carácter fundamental.
y procedimientos destinados a remediar la situación. Otros tratados incluyen
En su sentencia de 1973 en el asunto de la jurisdicción de pesca en aguas
disposiciones sobre consultas entre las partes en tales casos, o revisiones perió-
islandesas (competencia de la Corte), donde se aceptó la validez de la doctrina dicas del tratado en caso de que tenga lugar un cambio de circunstancias. En
en el Derecho Internacional contemporáneo (aunque se llegó a la conclusión
de estos casos, los correctivos y procedimientos previstos en el propio tratado de-
que las condiciones requeridas para su aplicación no se hallaban presentes
en ben aplicarse, en vez de esta causal de terminación.
el caso) la Corte dijo, con respecto al artículo 62 de la Convención de Viena de
Sin embargo, a fin de excluir esta causa es necesario que el tratado anti-
cipe específicamente el tipo de cambio que ha ocurrido o establezca un procedi-
miento para tal eventualidad. Esta causal no quedaría excluida, en cambio, por
(27) — 1C.J. Reports, 1973, pág. 21.
(28) Esta formulación negativa ha provocado cierta imprecisión de lenguaje, aunque el una estipulación genérica que dijera, por ejemplo, que ningún cambio futuro en
sentido es claro. El profesor Castren ha hecho notar que, dado que el
parágrafo primero sólo se
las circunstancias daría lugar al derecho a denunciar el tratado por esta razón.
refiere a cambios fundamentale s e imprevistos, cabría “pretender maliciosamen Esto no es lo mismo que prever el cambio que pueda haber ocurrido.
te que, tratándose
de otras modificacione s menos importantes, puede alegarse tal estado de cosas para poner término
al tratado”. Reunión 833 de la Comisión de Derecho Internacional,
Anuario, 1966, vol. I, parte L, (29) 1.C.J. Reports,
par. 64. 1973, pp. 18-19; 19 y 20, respectivamente.
(30) Ver OPPENHEIM (op.cit., 539).
EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 305
304
Base esencial del consentimiento. A fin de que el cambio de circuns- sus trabajos preparatorios, sino que debe tener en consideración también “todo
tancias pueda aplicarse como causa de terminación es necesario que la existen- el conjunto de circunstancias que deben tomarse en cuenta para determinar
que fue lo que indujo a ambas partes a llegar a un acuerdo” (34).
cia de las circunstancias que han cambiado “constituyera una base esencial del
consentimiento de las partes en obligarse por el tratado”. Puede haber circunstancias que no estuvieron presentes en la mente de
Este es un requerimiento clave: la piedra de toque es si el cambio ha ocu- las partes cuando celebraron el tratado o a las cuales no atribuyeron importan-
rrido respecto de ciertas circunstancias que existían en el momento de cele- cia porque asumieron como evidente que ellas continuarían existiendo sin cam-
brarse el tratado y cuya subsistencia las partes asumieron como la base necesa- bio. No obstante, la continuación de tales circunstancias puede resultar, a la
ria de las obligaciones aceptadas por ellos, o como aquello que los indujo a con- luz de desarrollos ulteriores, esencial para el adecuado y cabal cumplimiento
cluir el tratado, de tal modo que cabría decir que en ausencia de tales circuns- del objeto y fin del tratado. Si se frustrase ese objeto y fin por la desaparición o
tancias el tratado no se habría concluido. Debe aparecer como evidente que si la al transformación radical de tales circunstancias, entonces estaría cumplido el
situación que surgió ulteriormente hubiera existido cuando se negociaba el requisito de que aquí se trata.
tratado, entonces las partes no hubieran consentido el acuerdo. Este requerl- Las circunstancias que constituyen la “base esencial del consentimiento
miento fue aplicado como factor decisivo por la Corte Permanente en el caso de de las partes en obligarse por el tratado” son normalmente circunstancias de
las Zonas Francas. En esa controversia Francia alegó la extinción de las estipu- hecho, pero pueden también ser circunstancias de derecho. En el asunto de la
laciones de 1815 que establecían las zonas francas en base a que esas zonas Jurisdicción de Pesquerías la Corte declaró que “los cambios en el derecho pue-
fueron creadas en vista y por razón de la existencia de una situación de hecho den, bajo ciertas condiciones, constituir una razón válida para alegar un cambio
especial y que esa situación de hecho habría desaparecido subsiguientemente, de circunstancias que afecte la duración de un tratado” (35). Un ejemplo en este
Francia se fundó principalmente en el argumento de que en 1815 el cantón de sentido es el efecto que ha tenido respecto de los tratados de protección de mi-
Ginebra era, de hecho, una zona de libre comercio, que el retiro de las barreras norías, celebrados después de la Primera Guerra Mundial, la inclusión en la
aduaneras de Francia y Cerdeña en esa época hacía del área de Ginebra y de Carta de las Naciones Unidas, de disposiciones que establecen la protección
las zonas una unidad económica, pero que más tarde, el establecimiento de la universal de los derechos de todo ser humano.
Aduana Federal Suiza en 1849 destruyó esa unidad económica y puso fin a las Igualmente, las reservas hechas al Acta General de Ginebra por varios
condiciones en vista de las cuales se habían creado las Zonas Francas (31). Sul- Estados aliados en 1939 y 1940 por las que se excluían de la jurisdicción de la
za, por su parte, aducía que esas circunstancias no eran aquellas cuya subsis- Corte Permanente las controversias resultantes de los acontecimientos de la
tencia había constituido la base que determinó a las partes a celebrar el tratado Segunda Guerra Mundial, fueron justificadas por los Estados reservantes ale-
(32). gando un cambio fundamental de circunstancias de derecho, a saber, la quiebra
La Corte llegó a la conclusión de que Francia no había tenido éxito en completa del sistema de seguridad colectiva de la Liga de las Naciones.
demostrar que fue en consideración a la ausencia de derechos aduaneros en Efecto del cambio. A fin de que un cambio de circunstancias pueda jus-
Ginebra que las potencias habían decidido en 1815, la creación de las Zonas tificar la terminación de un tratado es también necesario que “ese cambio tenga
Francas. Para llegar a esta conclusión la Corte tuvo en cuenta que no había por efecto modificar radicalmente el alcance de las obligaciones que todavía
nada en el texto de los tratados que apoyara el argumento francés, y también el deban cumplirse en virtud del tratado” (art. 62, parágrafo 1, letra b del
hecho de que en 1815 se cobraban derechos aduaneros a mercaderías importa- C.Viena/969).
das por el Cantón de Ginebra. En el asunto de Jurisdicción sobre Pesquerías, la Corte dijo con respecto
Resulta de este precedente que, en opinión de la Corte Permanente, la a esta cuarta condición:
aplicación de la doctrina del cambio de circunstancias como causa de termina- Aplicando este criterio al caso ante ella, la Corte consideró que:
ción de tratados requiere, como condición indispensable, prueba de que el tra-
“...a fin de que un cambio de circunstancias pueda dar lugar a una causal
tado ha sido celebrado “en vista de la existencia de las circunstancias que han
para alegar la terminación de un tratado es también necesario que haya
cesado de existir” (33).
resultado en una transformación radical del alcance de las obligaciones
Este requerimiento es a menudo descrito como de carácter subjetivo dado aún por cumplirse. El cambio debe haber incrementado la carga de las
que implica una investigación de las intenciones de las partes a fin de determi- obligaciones a ejecutarse al extremo de convertir su cumplimiento en algo
nar qué fue lo que los indujo a celebrar el tratado. Tal investigación, como ocu- esencialmente diferente de lo originariamente convenido”.
rrió en el caso de las Zonas Francas, no puede limitarse al texto del tratado o a
“Respecto de las obligaciones que aquí conciernen a la Corte, esta condi-
ción no está cumplida de ningún modo: el cambio de circunstancias ale-
(31) P.C.LJ., series A/B, núm. 46, pág. 156.
(32) P.C.IJ., serie C. núm. 58, 463-476. (34) 1.C.J. Reports, 1973, pág. 17.
(33) — P.C.IJ., series A/B, núm. 46, pág. 157. (35) I.C.J. Reports, 1973, pág. 17.
306 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 307
“- gado por Islandia no puede decirse que haya transformado radicalmente Respecto de la primera situación, prevista en el parágrafo a), podría de-
«" el alcance de la obligación jurisdiccional impuesta por el cambio de notas cirse que esta disposición no sería estrictamente necesaria ya que un tratado
“de 1961... No sólo no se ha transformado radicalmente el alcance de esa que establece una frontera es un tratado ejecutado al cual no cabe aplicar esta
obligación, sino que ha seguido siendo exactamente lo que era en 1961” causal de terminación. Por esta razón el profesor Verdross propuso la elimina-
. (36). ción de esta excepción (39). Si embargo, su propuesta no fue aceptada porque la
“Este requerimiento objetivo y el anterior, de carácter más subjetivo, es- razón de esta exclusión no es que los tratados de fronteras constituyan instru-
tán estrechamente relacionados entre sí y, cuando se toman en cuenta conjun- mentos ya ejecutados, sino que su objeto y fin es crear una situación de carácter
tamente, pueden proporcionar la prueba necesaria para admitir esta causal de estable y definitivo. Como dijo la Corte Internacional en el asunto del templo de
terminación. Preah Vihealr; “en general, cuando dos países fijan una frontera entre ellos,
“Obligaciones de ejecución continuada. El cambio en las circunstan- uno de los objetivos fundamentales es lograr estabilidad definitiva” (40); de ahí
cias como causal de terminación sólo se aplica a aquellas obligaciones “que to- que sería contradictorio con la naturaleza misma de estos tratados someterlos a
davía deban cumplirse en virtud del tratado”, como lo dispone el artículo 62, la regla “rebus sic stantibus”.
parágrafo 1, b), y no a aquellas obligaciones ya ejecutadas. Una vez ejecutado Esta excepción fue incluida a fin de dar tranquilidad a los Estados en el
un tratado, esta causal de terminación deja de ser aplicable. Como dijo el rela- sentido de que los arreglos territoriales existentes y obligatorios no serían afec-
tor de la Comisión de Derecho Internacional, Sir Humphrey Waldock, las pala- tados por la norma del artículo 62. Esto significa también que el hecho de que
bras “obligaciones que todavía deban cumplirse en virtud del tratado” fueron hayan fracasado en Viena las propuestas que buscaban dar un alcance mayor a
insertas “con objeto de hacer patente que el artículo no es aplicable a los trata- esta excepción extendiéndola a todos los arreglos de carácter territorial no pue-
dos cuyas disposiciones ya han sido plenamente cumplidas por ambas partes” de interpretarse “a contrario” como permitiendo la aplicación de esta causal a
(37). La cláusula mira hacia el futuro y no al pasado: presupone la continuada un acuerdo territorial que no establezca estrictamente una frontera, como por
existencia de obligaciones emergentes del tratado. ejemplo un tratado que distribuya un número de islas entre dos Estados. La
Un ejemplo ilustrativo de la distinción entre las disposiciones ejecutadas aplicabilidad de esta causal dependerá siempre de que existan o no “obligacio-
y las ejecutorias de un tratado puede encontrarse también en el asunto de las nes que todavía deban cumplirse en virtud del tratado”.
Zonas Francas. Las disposiciones del tratado en cuestión en el caso se referían (**) El art. 62 del C.Viena/986, que reproduce con variaciones de estilo el
a una transferencia de territorio en favor de Suiza. Suiza alegó que esta causal texto de 1969 sobre las consecuencias del cambio de circunstancia (“rebus sic
de cambio en las circunstancias no puede aplicarse a cláusulas territoriales stantibus”), como es natural redacta su inciso 2 en forma tal de excluir la ex-
plenamente ejecutadas. Francia formuló una distinción entre derechos territo- cepción referente a los tratados que establecen fronteras, de los casos de acuer-
riales y derechos personales creados en ocasión de un arreglo territorial (38). dos entre Organizaciones Internacionales, pero de mantenerla para los casos de
Aunque la Corte consideró innecesario pronunciarse sobre este punto la distin- convenios entre éstas y Estados.
ción formulada por Francia es básicamente correcta. Las disposiciones en juego En cuanto a la segunda excepción en el artículo 62, par. 2, letra b) de
en ese caso imponían a Francia una obligación de ejecución continuada, la de ambos convenios, ella está basada en el principio de que nadie puede extraer
abstenerse de imponer derechos aduaneros en ciertas zonas fronterizas. Las beneficios de su propio acto ilícito, aun si ese acto ha provocado un cambio fun-
disposiciones convencionales de este tipo están sujetas a la aplicación de la damental en las circunstancias. En revancha, un Estado tiene derecho a invo-
regla del cambio de circunstancias, mientras que ello no es así respecto de las car un cambio fundamental que ha resultado de sus propios actos, cuando esos
disposiciones ya ejecutadas relativas a la transferencia de territorios. actos son legítimos. Sería el caso, por ejemplo, “de un país agrícola en vías de
TIT. Casos en los que no puede alegarse esta causal industrialización que desee retirarse de un tratado de comercio, cuando al con-
El parágrafo 2 del artículo 62 del C.Viena/969, establece que: cluir el tratado, las partes tuvieron presente la estructura agrícola del país”
“Un cambio fundamental en las circunstancias no podrá alegarse como
(41).
causa para dar por terminado un tratado o retirarse de él: La doctrina clásica del “rebus sic stantibus” solamente se aplicaba a los
a) si el tratado establece una tratados perpetuos o indefinidos y excluía así todos los tratados que contuvie-
frontera; o
ran plazo, aun cuando fuera muy largo (42). No se ha formulado tal excepción
b) si el cambio fundamental resulta de una violación, por la parte que lo
en el artículo 62 y, por lo tanto, esta disposición se aplica también a aquellos
alega, de una obligación nacida del tratado o de toda otra obligación in-
ternacional con respecto a cualquier otra parte en el tratado”.
(39) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, reunión 844, par. 61.
(40) 1.C.J. Reports, 1962. pág. 34.
(36) 1.C.J. Reports, 1973, pág. 21. (41) BARTOS, en Anuario de la C.D.L, 1963, vol. I, p. 157.
(37) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1966, II, pág. 47. (42) La Convención de La Habana (art. 15) sólo reconocía esta causal para los tratados
(38) — P.C.LJ., serie C. núm. 58, pp. 136-143. permanentes.
308 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 309
tratados que contengan un plazo prolongado. Como dijo el Relator Especial, Sir Pero si bien la violación no produce efectos extintivos inmediatos, ella
Humphrey Waldock, al proponer esta norma “de lege ferendae”: confiere ciertos derechos a la parte perjudicada. Abre una opción para el Estado
“Cuando a un tratado se le fijado un plazo de diez, veinte, cincuenta o agraviado que puede reclamar la reanudación del cumplimiento del tratado,
noventa y nueve años, no puede excluirse que un cambio fundamental de además de la reparación de los perjuicios resultantes del incumplimiento. Y si
circunstancias pueda ocurrir que afecte radicalmente la base de las obli- la violación es de carácter grave, surge el derecho de la parte agraviada para
gaciones del tratado” (43). alegar la violación como causa de la terminación del tratado.
Este desarrollo progresivo confirma que la Convención de Viena ha acep- El artículo 60 de la Convención de Viena de 1969, ((**) que se reproduce
tado esta causa de terminación como una válvula de escape, un remedio excep- con variantes de adecuación y estilo en 1986), —que la Corte ha considerado
cional para situaciones de aguda insatisfacción en las relaciones internaciona- como codificatorio del derecho consuetudinario sobre el tema- regula la termi-
les que resulten de tratados perpetuos o de largo plazo que han llegado a impo- nación de un tratado como consecuencia de su violación, definiendo aquellas
ner una carga indebida a una de las partes. El ejemplo del régimen de capitula- violaciones que producen ese efecto y sometiendo la invocación de esta causal a
ciones en China es en este sentido concluyente. En este caso, y en otros simila- ciertas garantías de carácter procesal.
res, la aceptación de esta causal de terminación puede inducir a las partes a * Concepto de violación grave
renegociar los términos del acuerdo original. Una de las principales funciones Para evitar el riesgo de que una parte pueda alegar un quebrantamiento
de esta causal es así llevar a la revisión de un tratado, preservándolo en una menor O trivial como pretexto para denunciar un tratado, los artículos 60 de
forma modificada, pero mejor adaptada a las nuevas circunstancias. Porque los ambas convenciones dispone que sólo una violación grave de un tratado faculta
tratados, si bien son inviolables, conforme a la regla “pacta sunt servanda”, no al agraviado para invocar esa violación como causa de terminación del tratado.
pueden ser eternos ni tampoco inmodificables. La escasa jurisprudencia arbitral sobre el tema confirma esta regla (45).
En esta forma, y al ser así reglamentada cuidadosamente, la doctrina El parágrafo 3 del artículo 60 define una violación grave como:
“rebus sic stantibus” se ha convertido en un instituto jurídico lográndose un
“a) un rechazo del tratado no admitido por la presente Convención; o
delicado balance entre la necesidad de preservar la estabilidad de las relaciones
b) la violación de una disposición esencial para la consecución del objeto o
convencionales, por un lado, y las exigencias del cambio, por el otro. Se ha dicho
del fin del tratado”.
bien que:
En su opinión consultiva sobre Namibia la Corte aplicó esta disposición
“esto afianzará la regla de derecho con mayor seguridad que lo que ocu-
cuando consideró que la resolución de la Asamblea General poniendo fin al
rriría si a la cláusula, cuya justificación intrínseca y necesidad teleológica
mandato sudafricano determinó “que ambas formas de violación grave habían
es innegable, se la dejara esperando en las puertas del orden jurídico por
ocurrido en este caso”. La Corte llegó también a la conclusión judicial de que
toda la eternidad” (44).
Sudáfrica había dejado de “cumplir la obligación de someterse a supervisión y
(**) La ruptura de relaciones diplomáticas o consulares entre las partes suministran informes, una parte esencial del mandato” y que la aplicación de la
de un tratado, es un cambio de circunstancia que no lo afectará, salvo que su política de “apartheid” en el territorio constituía “una flagrante violación de los
existencia sea indispensable para la aplicación del mismo, como lo es si se trata
propósitos y principios de la Carta” (46). De este modo la violación grave que
de un acuerdo sobre prerrogativas especiales. Así lo disponen, con diferencias
había constituido la base de la acción de la Asamblea General fue confirmada
de redacción, los arts. 63 de ambas convenciones.
por el órgano judicial en su opinión consultiva.
* Violación grave de un tratado bilateral
d. Terminación de un tratado como consecuencia de su violación
El artículo 60 trata separadamente los efectos de una violación grave
* Introducción respecto de los tratados bilaterales y los multilaterales.
La violación del tratado por una de las partes no causa por sí misma la El parágrafo 1 establece que “Una violación grave de un tratado bilateral
terminación del tratado. Si así ocurriera, entonces cada una de las partes ten- por una de las partes, facultará a la otra parte para alegar la violación como
dría a su disposición un fácil medio de liberarse de un acuerdo inconveniente, causa para dar por terminado el tratado o para suspender su aplicación total o
simplemente rehusándose a ejecutar una de sus disposiciones o invocando una parcialmente”.
infracción menor de la otra parte.
(45) En el arbitraje de Tacna y Arica el laudo llegó a la conclusión de que para que una
violación alegada tuviera el efecto de extinguir un acuerdo “sería necesario demostrar que la conse-
(43) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963, II, p. 83. cuencia de los errores administrativos es crear condiciones tan serias que frustren el objeto del
(44) KAUFMAN citado por SCHWELB: “Fundamental change of circunstances”, acuerdo”, UNRIAA, vol. Il, pág. 943.
Z.f.A.o.R.u.V., 1969, pág. 69. (46) 1.C.J. Reports, 1971, págs. 47 y 57 respectivamente.
310 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 311
El Estado agraviado queda así facultado, pero no obligado, a alegar la
violación como causa de terminación, pero tambié ternacional de Justicia, a menos que las partes
n conserva la
opción de insis- conven gan de común acuerdo
tir en el cumplimiento del tratado además de someter la controversia al arbitra je” (art. 66,
la reparación de los perjuicios literal a). En tanto que si ello ocu-
sufridos. rre en el marco del C.Viena/986 se debe pedir
una opinión consultiva a la Corte
Una opción adicional Internacional de Justici a, direct amente cuando
acordada por esta disposición es la de invocar la la parte es una Organización
causal, ya sea respecto de todo el tratado Internacional habilitada para formul ar tales
o sólo de algunas de sus disposiciones, solicitudes, o indirectamente a
en particular aquellas violadas por la través del pedido de un Estado miembro de
otra parte. Esta opción es concedida aun tal Organización, formulado en el
si las condiciones estrictas fijadas en seno de ésta y con tal propós ito (art. 66 inc. 2
el artículo 44 de ambos tratados para la lts, a, b, c y d). Se establece tam-
divisibilidad de las disposiciones de un bién que tal opinión consultiva será aceptada
tratado no estén reunidas. Pero el dere- por las partes como decisión final
cho reconocido en la controversia (lit. e) y que recién se puede
a la parte agravi ada no es el de poner fin al tratado, sino sólo de recurrir al arbitraje según el
alegar la violación grave como causa de termin procedimiento que se consagra en el Anexo de
ación del tratado la Convención, si se rechaza el
logía atrae las disposiciones procesales . Esta termino- pedido. Para las demás controversias, al igual
de los artículos 65 y 66 de la Conven- que el texto de 1969 se debe re-
ción de 1969 (47). currir al sistema de conciliación, pero en
esto el sistema del Anexo del
C.Viena/986 es diferente al del C.Viena/969,
(**) El art. 65, con soluciones comunes
en ambas convenciones, aunque La aplicación de este procedimient
con variantes de redacción y estilo, o genera l en el caso de violación grave
dispone que la parte agravi ada debe
car a la otra parte la medida que se notifi- de un tratado bilater al ha sido justam ente
propone adoptar, y sólo puede llevar critica do por el Profesor Morelli
lante esa medida si la otra parte no ade- (1967, I, 301), porque aparentemente requeriría
ha formul ado una objeción dentro de un que la parte agraviada conti-
lapso no menor de tres meses, que puede huara dando cumpli miento por su parte al tratad
ser reducido en casos de especial ur- o violado por la otra, mientras
gencia. Si se formulan objeciones, ha se desenvuelven todos esos procedimientos pacífic
surgido entonces una controversia entre os.
Estados, y las partes deben buscar su En mi opinión , esto no es así. En tal caso, sería
solución pacífic a por los medios indica dos aplicab le un principio ge-
en el artículo 33 de la Carta de las Nacion neral de derecho, que prevalece sobre los términ
es Unidas. Se deja a salvo en el inc. os estrict os de la Conven ción, y
las obliga ciones en 4 que autoriza a la parte agraviada, no a termin
vigor entre las partes involucradas respecto de la solución ar el tratad o violado, pero sí a
de controversias. El art. 65 del C.Vien suspender provisionalmente su propia ejecuc
a/986, repite el texto con modifi cacion ión mientr as de desenvuelven
de estilo y agrega un inciso en que es estos procedimientos de solución pacífica. Este
dispone que la notificación u objeción princip io genera l de derecho se
hará de acuerdo a las reglas de la Organi se expresa en la máxim a “inadi
zación. El acápite mplent i non est adimpl endum” , que ha sido califi-
soluciones comunes en ambos conven del art. 66 tiene cado por el Juez Anzilotti como un princi
ios y dispone que: si dentro de los pio “tan justo, tan equitativo, tan uni-
meses siguientes a la fecha en que se doce versalmente reconocido que debe aplicarse tambié
ha formul ado la objeció n, no se ha llegado n en las relaciones interna-
a solución alguna siguiendo los proced cionales” (48).
imientos de solución de controversias
art. 33 de la Carta de las Naciones del Sin embargo, la parte
Unidas , se seguirá el procedimiento de con- que suspen de la ejecuc ión del tratado en base a es-
ciliación previsto en el propio artículo te principio general de derecho, lo hace a su
66 (sometimiento a la Corte Internacio- propio riesgo. Si los métodos de
nal de Justicia, arbitraje) o se iniciar solución pacífica utiliza dos en
án los proced imient os previstos en el el caso llevan a la conclu sión de que no ha existi-
Anexo de la Convención. Este proced do violación grave por la otra parte
imiento puede ser puesto en marcha contra tante, entonc es la suspen sión unila-
teralmente. unila- teral puede por sí misma constituir una violaci
ón que origine una reclamación
(**) A partir de esta disposición y en de perjuicios o aun que faculte a la parte perjud
el litera] a) de los respectivos artícu- icada a invoca rla a su vez como
los 66, se introducen en el Conven violación grave susceptible de aparejar la termin
io de Viena de 1986 las modificaciones mayo- ación del tratado .
res del Capítulo V con relación a lo dispue (+*) Los arts. 67 y 68 de ambos conven
sto en el Convenio de Viena de 1969, ios, con modifi caciones de redac-
las cuales están referidas al sistema ción, establecen normas de proced
de solución de controversias. En ambas imient o a seguir en los casos de nulidad, ter-
convenciones se dispone que primero minación, retiro o suspensión. Por
debe de recurr irse a los medios comunes otra parte los arts. 69 a 72 de ambos trata-
de solución pacífica de contro versia s dos y con el mismo tipo de modificaciones, reglan
ya que ambos textos se remiten al art. las consecuencias: de la nuli-
de la Carta de las Naciones Unidas. 33 dad, terminación o suspen
Pero si transcurrido el plazo sión de la aplica ción de un tratado (art. 70); de la
estos medios establ ecido
no dan resultado, si la contro versia se relaciona con las normas nulidad de un tratado opuesto al “jus cogens” (art.
de 71); y de la suspensión de la
“jus cogens” (arts. 53 o 64), en el caso aplicación de un tratado (art. 72).
del C.Viena/969 “...cua lquiera de las
tes.....podrá mediante solicitud escrita par-
, someterla a la decisión de la Corte * Violación grave de tratados multilaterales.
IIA In-
, (47) (**) En la Convención de 1986, el art. 65
ción y estilo, pero el art. 66 presenta se repite con solo modificaciones de redac-
diferencias importantes que se señalan
texto. más adelante en el
(48) P.C.J.L, series A/B, núm. 70, p. 50. Cfr. Juez HUDSON, pp. 76-77.
312 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 313
En el caso de violación grave de un tratado multilateral la Convención “Argumentar, en base al principio de unanimidad aplicado por la Socie-
hace una distinción entre lo que puede llamarse acción colectiva por todas las dad de Naciones, que en este caso la revocabilidad podía darse solamente
demás partes contratantes y la acción individual de una parte por sí sola. con la concurrencia del mandatario, no sólo sería contrario al principio
Acción colectiva. El artículo 60, par. 2 a) de ambas Convenciones esta- general de derecho que regula la terminación como consecuencia de la
blecen que una violación grave de un tratado multilateral por una de las partes violación, sino también postula una imposibilidad. Por razones obvias, el
facultará: consentimiento del culpable no puede ser requerido para semejante ter-
a) a las otras partes, procediendo por acuerdo unánime, para suspender minación” (51).
la aplicación del tratado total o parcialmente o darlo por terminado, sea: Acción individual. Independientemente de la acción colectiva ya exa-
1. en las relaciones entre ellas y el Estado autor de la violación; minada, o mientras ella se desenvuelve, una acción individual de carácter limi-
11. entre todas las partes. tado se concede a todo Estado parte de un tratado multilateral en caso de viola-
Hay que notar que el texto de esta disposición no se refiere a un derecho ción grave.
“para alegar la violación como causa para dar por terminado el tratado”, sino El parágrafo 2, letra b) del artículo 60 ((**) que se repite con variantes de
que faculta directamente a las demás partes, por acuerdo unánime, “para... estilo en el C.Viena/986), se ocupa de los tratados multilaterales en general.
darlo por terminado”. Esta terminología autoriza a todas las partes, salvo el Respecto de estos tratados es sólo “una parte especialmente perjudicada por la
Estado infractor, a declarar “ipso facto” el tratado terminado, expulsando a ese violación” la que está facultada “para alegar ésta como causa para suspender la
Estado del sistema del tratado, o a extinguir el tratado completamente entre aplicación del tratado total o parcialmente en las relaciones entre ella y el Es-
todas las partes. Se ha considerado que el carácter colectivo de esta acción tado autor de la violación”. Se establecen así dos limitaciones. La primera es
constituye una garantía suficiente que justifica dejar de lado las garantías de que la parte especialmente afectada puede alegar la violación sólo como causa
procedimiento. de suspensión, pero no de terminación del tratado. El tratado permanece en
vigor. La segunda limitación es que tal suspensión rige únicamente las relacio-
Este fue en gran medida la situación a que se vio abocada la Corte en el
caso de Namibia respecto de la revocación del Mandato otorgado a África del nes entre la parte especialmente afectada y el Estado infractor. El tratado no
Sur. sólo permanece en vigor, sino que continua aplicándose entre la parte espe-
cialmente afectada y las demás partes, excepto el Estado infractor. Los intere-
" La Corte llegó en este caso a la conclusión de que se había establecido
ses de los demás Estados quedan así protegidos. La terminación o suspensión
una relación jurídica de carácter convencional por virtud de la Carta y otros
respecto de todas las partes requeriría la determinación colectiva establecida
instrumentos relacionados con ella, entre Sudáfrica por un lado como el ex
en el parágrafo a).
mandatario y los demás Estados miembros de las Naciones Unidas, por el otro.
Los demás Estados miembros, actuando en la Asamblea General, decidieron, en Respecto de los procedimientos en este caso, lo que se ha dicho más arri-
ba a propósito del principio general “inadimplenti non est adimplendum” es
base a las graves violaciones cometidas por África del Sur, dar por terminada
esa relación convencional, y por consiguiente, revocar el Mandato (49). también aplicable a las relaciones entre el Estado infractor y la parte especial-
mente afectada por la violación.
En este caso, la Corte debió examinar la objeción, que constituye el “leit
motiv” de algunas de las opiniones disidentes (50) de que toda decisión confor- El parágrafo 2 c) del artículo ((**) que se repite con variaciones de estilo
en el C.Viena/986), se ocupa de una categoría especial de tratados multilatera-
me al Pacto de la Liga de las Naciones requería la unanimidad absoluta, in-
les, aquellos donde el incumplimiento por una sola de las partes priva de objeto
cluido el voto del antiguo mandatario. Sin embargo, en el caso de violación gra-
ve de la relación jurídica convencional reconocida por la Corte, que no estaba a todo el régimen del tratado, como por ejemplo un acuerdo de desarme o de
prohibición de ensayos nucleares, esto es, tratados que, por su propia naturale-
exclusivamente basada en el Pacto, sino que tenía un alcance más vasto, la
unanimidad requerida ha de excluir el voto del Estado infractor, como surge za, dependen de una ejecución paralela por todas las partes contratantes. La
Convención describe esta clase de tratados multilaterales como tratados “de tal
claramente del artículo 60, par. 2 a). Dijo la Corte a este respecto:
índole que una violación grave de sus disposiciones por una parte modifica ra-
dicalmente la situación de cada parte con respecto a la ejecución ulterior de sus
obligaciones en virtud del tratado”. En estos casos, cualquier Estado parte,
(49) Se ha planteado la duda de si el hecho de que Portugal acompañó a Sudáfrica en la
votación en la Asamblea General basta para excluir la aplicabilidad del artículo 60, 2 a), de la
salvo el Estado autor de la infracción, queda facultado para “alegar la viola-
Convención de Viena, que exige la unanimidad. Cabe sostener que al determinar la legitimidad de ción” como causa “para suspender la aplicación del tratado total o parcialmente
esta acción colectiva es necesario descartar no sólo el voto del Estado infractor, sino también el de con respecto a sí misma”. Esta autorización para suspender la aplicación del
aquellos Estados, como Portugal entonces, que eran cómplices de la violación cometida por el Esta-
do infractor.
tratado tiene carácter temporario, y dura mientras las partes proceden a una
(50) Por ejemplo, opinión disidente de Sir Gerald FITZMAURICE: 1.C.J. Reports, 1971,
pp. 265-279,
(31) 1.C.J. Reports, 1971, pág. 49.
314 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 315
revisión del tratado en vista de la nueva situación causada
por el incumpli- Este parágraf
miento, o a su terminación entre todas las partes por o fue agregado durante la Conferen cia a propuest a de Sui-
medio de la acción colecti- za, a fin de excluir del efecto de las disposiciones sobre terminac
va prevista en el parágrafo 2 a). ión a causa de
una violación grave, ciertos tratados, como las Convenciones de Ginebra
* Disposiciones del tratado aplicables en caso de violación. para la
protección de las víctimas de la guerra, que prohíben las represal
El parágrafo 4 del artículo 60 de ambas ias contra las
Convenci ones dispone que “los personas protegidas. Los términos de la excepció n
precedentes parágrafos se entenderán sin perjuicio compren den también las
de las disposiciones del tra- convenciones relativas al estatuto de refugiad os, la prevenci
tado aplicables en caso de violación”. ón de la esclavitud,
la prohibición del genocidio, la protecci ón de derechos humanos
No es común que las disposiciones y, en general,
de un tratado prevean expresamente aquellas convenci ones que expresan un interés común de toda
la posibilidad de una violación, ya que los redactore la comunidad
s de tratados experimentan internacional y están primariamente enderezadas a proteger
natural resistencia a referirse seres humanos o
en términos expresos y directos a la eventuali- grupos de seres humanos y no a Estados. Una violación grave
dad de que una de las partes infrinja la regla de convenciones
pacta sunt servanda y viole el de este tipo por una de las partes puede dar lugar a otras formas
tratado que se está de sanción,
celebran do (52). Por consiguie nte, como dijo la Corte en el pero no autoriza la terminación del tratado por las demás partes.
caso de Namibia, refiriéndose al derecho de alegar
la violación grave de un tra- En el caso de Namibia, Sudáfrica sostuvo que la terminación
tado como causa de terminación: de un tra-
tado a causa de su violación se aplica sólo a los tratados sinalagm
“el silencio de un tratado al respecto no puede áticos, en los
interpretarse como impli- cuales “los derechos y obligaciones de las partes deben ser recíproc
cando la exclusión de os o interde-
un derecho cuya fuente se encuentra fuera del tra- pendientes” (55).
tado en el Derecho Internacional general, y que depende de circunstan- Refiriéndose a este argumento acerca del carácter
cias que no son normalmente contempladas supuest amente limita-
en el momento de suscribirse do de esta causa de terminación, la Corte, tomando como base
el tratado” (53). el carácter gene-
ral de las disposiciones de la Convenc ión de Viena, invocó el
. Por otro lado, las cláusulas jurisdiccionales contenid
as en numerosos tra- “principio general de derecho según el cual el derecho de poner
tados se hacen aplicables en caso de violación. fin a un
tratado como consecuencia de su violación se debe presumir en
- En el asunto del Consejo de la OACI la Corte concluyó todos los
que una cláusula acuerdos salvo en lo que conciern e a disposic iones relativas a
que prevé el sometimiento la protec-
de todas las controve rsias relativas a la interpreta- ción de la persona humana contenidas en tratados de carácter humanit
ción o aplicación del tratado al Consejo de a-
la OACI, con apelación a la Corte, rio” (56).
era una cláusula aplicable en caso de alegarse
una violación, ya que “se formu- En esta declaración no se hace ni se intenta referencia alguna
lan en este caso acusaciones recíproca s al proce-
de violación del tratado, las que no pue- dimiento que debe seguirse cuando está en disputa o en duda la
den... dejar de implicar cuestiones relativas existencia o el
a la interpre tación y aplicación de carácter grave de la violación. Debe recordarse que en el caso de
los instrumentos convenci onales cuya Namibia, en
violación se alega” (54). Esta es una vista de las conclusiones anteriores a que llegó la Corte, no existían
conclusión obvia, ya que para determinar dudas res-
si se ha cometido una violación, y si pecto de estos puntos.
ella es lo suficientemente grave para facultar
a una parte a invocarla como De todas maneras, en el asunto de Namibia no había tampoco cuestión
causa de terminación, se hace indispensable
proceder a la interpretación del respecto del procedimiento a seguir en vista del carácter automáti
tratado a la luz de su objeto y fin. co de la deci-
sión colectiva de dar por terminad o el mandato , conforme al artículo
* Disposiciones que no terminan 60, par. 2
en caso de violació n a). En el caso del Consejo de la OACI, en el cual la cuestión central consistía en
El parágrafo 5 del artículo 60, igual en ambos el intento de una
tratados, dispone que “lo de las partes de dar unilater almente por termina do el trata-
previsto en los párrafos 1 a 3 no se aplicará do, la Corte fijó claramente su posición acerca de la inexistencia
a las disposici ones relativas a la de un derecho
protección de la persona humana contenid as automático y unilateral de esta especie. Rechazó, en términos
en tratados de carácter humanita- categóricos, la
rio, en particular a las disposiciones que prohíben pretensión de una
toda forma de represalias con parte de que podía declarar terminad o un tratado en base a
respecto a las personas protegidas por tales una supuesta violación de la otra parte y eximirse
tratados”. así de todas sus obligaci ones
convenci onales, incluida la obligaci ón de cumplir con la cláusula jurisdicc ional.
No se permitió a una de las partes actuar en este caso como juez en
, + (52) Al final de la Conferencia de Bretton Woods,
su propia
tienen disposic donde se adoptaron tratados que con- causa, lo que en la práctica significa actuar también como Juez de la
iones expresas , previen do el retiro o denunci a por una de las partes, lord KEYNES causa de
decía: “Desearía que los juristas no hubiera
n llenado una parte tan extensa de nuestro
la contraparte.
de nacimiento con disposiciones tan certificado
detalladas para nuestra ceremonia
cantos y todo”. de entierro, con himnos,
(53 1CJ. Reports, 1971, pág. 41.
(54) 1.C.J. Reports, 1972, pág. 66. (55) 1.C.J. Pleadings, vol. II, pág. 272,
(56) 1.C.J. Reports, 1971, pág. 47.
316 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 317
e. Otras causas extrínsecas resultar de una declaración de una de las partes, tácitamente aceptada por la
otra, que no insistió en la ejecución ni reclamó sus derechos conforme al tratado
* Imposibilidad física (58). También el tratado puede terminar por mutuo disenso en aquellos casos
Entre las causas extrínsecas de extinción, es decir, ajenas al tratado en que se accede simplemente a la petición formulada por una parte con objeto
mismo y que sobrevienen de afuera, figura la imposibilidad física de ejecución de poner fin al tratado o retirarse de él.
del tratado y la fuerza mayor. La abrogación de un tratado por mutuo disenso puede ser expresa o táci-
Un ejemplo de imposibilidad física de ejecución es la extinción del objeto ta, como cuando se celebra entre las mismas partes un acuerdo incompatible
material a que se refiere la obligación nacida del tratado, como una isla que con el anterior. En este caso, “lex posterior derogat prius”. También aquí, como
debía ser cedida a otro Estado y desaparece en el fondo del mar, o un tratado ocurre con las leyes, es menester comprobar la existencia de una incompatibili-
por el cual un Estado se compromete a castigar a determinados gobernantes, si dad radical para considerar extinguido el acuerdo preexistente.
esos hombres mueren antes de su castigo o se sustraen al poder del Estado en Así, por ej., no cabría estimar derogado el tratado bilateral de arbitraje
cuestión (57). La fuerza mayor, como eximente de responsabilidad en caso de entre Uruguay y Argentina, por ej., por la circunstancia de que ambas partes
incumplimiento de un tratado, configura un principio general del derecho ratifiquen un acuerdo general y colectivo de arreglo pacífico como el Pacto de
reconocido por los principales sistemas jurídicos. Fue aceptada como procedente Bogotá, donde el arbitraje desempeña una función limitada, máxime si se tiene
en el arbitraje sobre la indemnización ruso—turca, en un “obiter dictum”, si bien en cuenta que la Argentina acepta las cláusulas del Pacto de Bogotá con graves
se consideró que en el caso no correspondía por cuanto el cumplimiento de la reservas. Como ha dicho Ross en una hipótesis inversa, si, por ejemplo, dos
obligación no hubiera puesto en peligro la existencia del Imperio Otomano ni Estados han concluido un acuerdo especial concerniente al arreglo por la Corte
comprometido gravemente su situación interior o exterior (Cfr. Briggs, op.cit., Internacional de ciertas disputas y más tarde convienen en un acuerdo general
41). Con respecto a la “superveniencia de una situación que hace imposible la de arbitraje, debe suponerse que el acuerdo anterior probablemente permanece
ejecución”, la Convención/969 y la de 1986, establecen en el art. 61 inc. 1. en vigor.
“1 — Una parte podrá alegar la imposibilidad de cumplir un tratado como Al respecto las Convenciones de 1969 y de 1986, en sus arts. 59 (Termi-
causa para darlo por terminado o retirarse de él si esa imposibilidad re- nación de un tratado o suspensión de su aplicación implícitas como consecuen-
sulta de la desaparición o destrucción definitiva de un objeto indispensa- cia de la celebración de un tratado posterior), consagran las siguientes reglas:
ble para el cumplimiento del tratado. Si la imposibilidad es temporal, po- “1 — Se considerará que un tratado ha terminado si todas las partes en él
drá alegarse únicamente como causa para suspender la aplicación del celebran ulteriormente un tratado sobre la misma materia y:
“ tratado”.
a) se desprende del tratado posterior o consta de otro modo que ha sido
* El común disenso intención de las partes que la materia se rija por ese tratado; o
También los tratados, pueden extinguirse por el mutuo o común disenso b) las disposiciones del tratado posterior son hasta tal punto incompati-
de las partes. Se suele afirmar que las partes tienen absoluta libertad para bles con las del tratado anterior que los dos tratados no pueden apli-
modificar o extinguir un tratado preexistente, aún cuando se hubiera concerta- carse simultáneamente.
do a perpetuidad. Sin embargo, Kelsen señala una excepción a este principio:
2 — Se considerará que la aplicación del tratado anterior ha quedado úni-
“es necesario para ello que los Estados, aún después de haber concluido un de-
camente suspendida si se desprende del tratado posterior o consta de otro
terminado tratado para siempre, retengan la potestad de concluir tratados”.
modo que tal ha sido la intención de las partes”.
Esto no ocurre cuando un Estado federal se establece por medio de un tratado,
ya que los Estados componentes pierden la facultad de celebrar tratados.
f. Efecto de la guerra sobre los tratados
Hay algunos especialistas, como por ej., Chailley (op.cit., 109), que sos-
tienen en este sentido la teoría del “acto contrario”: un tratado sólo puede ser El estallido de la guerra entre las partes contratantes de un tratado
derogado por otro acuerdo celebrado con idénticas formalidades. Sin embargo, plantea numerosas cuestiones para las que no existe una respuesta bien clara.
en la esfera internacional no hay ninguna norma que exija una forma especial Hoy en día, contrariamente a la opinión de los autores clásicos, la guerra no
para el mutuo disenso: un acuerdo bilateral en forma de tratado puede ser provoca “ipso facto” la extinción de todos los tratados entre los beligerantes. Por
abrogado por simple canje de notas entre las partes y una convención multila- lo pronto, es claro que siguen en pie los tratados que se han suscrito precisa-
teral general puede ser abrogada o modificada por un protocolo. Es más, incluso mente para el caso de guerra, como las Convenciones sobre Prisioneros, Ins-
en un caso la Corte Suprema de Alemania admitió que el disentimiento puede trumentos bélicos, etc. Como ha dicho en su proyecto de codificación el Harvard
(57) Este ejemplo, inspirado en las estipulaciones sobre castigo al Kaisser, lo indica (58) Tratado de Brest-Luvtsk entre Rusia y Alemania. V. MCNAIR, Recueil, Vol. 22, pág.
A.VERDROSS (1957, 155). 518.
318 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA EL DERECHO DE LOS TRATADOS 319
Research “un tratado que prevé expresamente que las obligaciones estipuladas “obligaciones asumidas, no en interés específico de las otras partes, sino en
deben cumplirse en caso de guerra o que por razón de naturaleza y propósito se interés del buen entendimiento, orden y paz internacional” (62).
tuvo la intención manifiesta por las partes de que sería aplicable en tiempo de Los tratados de paz, por lo común, contienen disposiciones que resuelven
guerra, no queda terminado ni suspendido por ese hecho” (59). la situación relativa a los tratados preexistentes entre los beligerantes. Así el
Igualmente claro es para la doctrina dominante que el beligerante tiene Tratado de Versailles enumeraba los acuerdos multilaterales, cuya aplicación
derecho a considerar extinguidos o suspender los tratados con el enemigo que se reanudaba para Alemania y en cuanto a los bilaterales, facultaba a las Po-
sean incompatibles con el estado de guerra. En un fallo estadounidense el Juez tencias Aliadas y Asociadas a notificar a Alemania cuáles eran los tratados de
Cardozo propuso el siguiente criterio: “las disposiciones compatibles con el es- esta naturaleza que deseaba revivir, quedando abrogados los demás (63). Una
tado de hostilidades, a menos que hayan sido expresamente declaradas como solución idéntica a esta última se adoptó en los Tratados de Paz de la Segunda
extinguidas, serán ejecutadas, y las incompatibles rechazadas” y declaró apli- Guerra Mundial (64).
cable una disposición contenida en un tratado entre Austria y Estados Unidos, Se da así a las Potencias victoriosas el privilegio de elegir los tratados
que se hallaban en guerra, por la cual un súbdito austriaco puede recibir bienes que se han de mantener en vigor y los que serán abrogados.
por herencia en Estados Unidos (60).
Los Tratados de Paz de la Segunda Guerra Mundial no se refieren a los
Sir Cecil Hurst (1921/2,37) ha sugerido un criterio diferente, proponiendo Tratados multilaterales porque esos tratados “quedan sólo suspendidos por la
que la suerte del tratádo dependa de la intención de las partes. Pero, como ob- guerra y por lo tanto no es necesario estipular su restablecimiento” (65).
serva Brierly (op.cit., 254 y 255), muy a menudo las partes no han encarado la
Scelle (1950, 26 a 28) sostiene que estos efectos de la guerra sobre los tra-
posibilidad de que algún día se encontrarán en guerra, de manera que se llega
tados son una consecuencia del reconocimiento, en el Derecho Internacional
a los. mismos resultados si se aplica el criterio objetivo sugerido por el Juez
clásico, de un derecho de guerra ilimitado. “Cuando el orden jurídico interna-
Cardozo o el criterio subjetivo de Sir Cecil Hurst. En cambio, los tratados de
cional comportaba en provecho de los gobernantes una “competencia de guerra”
amistad, de alianza y similares que tienen un carácter político, y cuyo objeto es
discrecional y que constituía el carácter extremo pero esencial de la soberanía,
promover relaciones de armonía entre los Estados, se consideran generalmente
la guerra desempeñaba un papel en la técnica jurídica y tenía una repercusión
como pertenecientes a la clase de estipulaciones convencionales que son anula-
particular sobre el derecho convencional particular a los beligerantes. Era la
das por la guerra (61).
condición de la entrada en aplicación de los tratados hechos con vistas a la gue-
+ Lo mismo ocurre con los tratados de arbitraje y de navegación y comercio, rra y permitía a los beligerantes suspender la aplicación de aquellas obligacio-
sin perjuicio de la validez de algunas disposiciones aisladas con arreglo al prin- nes convencionales que se juzgaban incompatibles con las necesidades de la
cipio de la separabilidad de las normas de un tratado. defensa y la conducción de las hostilidades. Por eso se reconocía a cada uno de
No quedan comprendidos en esta extinción o suspensión los tratados dis- los beligerantes una libertad absoluta para liberarse de toda traba convencio-
positivos, como una cesión territorial que ya ha sido ejecutada: en realidad, en nal aceptada en época de paz”.
estos casos, más que ante tratados, se está ante derechos adquiridos resultan- Pero, “en presencia de un nuevo derecho positivo que ha modificado el
tes de los tratados, que continúan en vigor a pesar de la guerra. orden jurídico internacional y ha convertido en un delito el recurso a la guerra,
En cuanto a los tratados multilaterales de que son parte Estados en gue- no es posible admitir ya una doctrina que coloca a ambos beligerantes sobre un
rra y Estados que se mantienen en relaciones de paz, la situación es la sigulen- pie de igualdad. La guerra como acto ilícito, no puede atribuir poderes jurídicos
te: quedan en suspenso entre los beligerantes pero continúan en pleno vigor nuevos a los gobernantes que recurren a ella ni liberarlos de sus obligaciones”.
entre las partes no beligerantes y en las relaciones entre éstas y cada uno de En consecuencia, “el gobernante que recurre a la guerra no podría invocar una
los beligerantes (Briggs, op.cit., 945 y 946). También sobreviven a la guerra “los pretendida liberación de las reglas convencionales que lo ligan con su adversa-
tratados relativos a situaciones permanentes de interés general. Esta categoría rio y en cambio, por su parte, el Estado que utiliza la legítima defensa, puede,
incluye por ej., todos los tratados colectivos relativos a temas de interés general sin duda, suspender la ejecución de las obligaciones convencionales que traben
concluidos bajo los auspicios de la Liga de las Naciones”. Entre ellos se incluyen el ejercicio de esa legítima defensa, si bien no pueden invocar la caducidad de
los tratados relativos al régimen de protección de minorías, que contienen tales obligaciones” (Scelle, 1950, 80).
(62) Informe del Secretario Gral. de las N.U. sobre validez actual de los tratados de pro-
tección de minorías. E/CN, 4/367, págs. 8-9.
(63) Arts. 282, 285, 286, 289.
(59) Art. 35 (a) o. 1190-1194. (64) Tratado de Paz con ltalia, art. 44; Bulgaria, 8; Hungría 10, Rumania 10, Japón 7 y
(60) Caso Techt v. Hughes, BRIGGS (op.cit., 936 y ss.).
(61) Corte Suprema Estados Unidos, BISCHOP (op.cit., 153). (65) Manifestaciones al redactase los Tratados, trascripción en BISHOP (op.cit., 155).
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 321
320 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
cuando en ter social y humanitario que se habían celebrado bajo los auspicios de la Socie-
-— Confirmando este punto de vista doctrinario cabe señalar que
de la agre- dad de Naciones. No era posible en efecto, convocar a todas las partes y obtener
la Liga de las Naciones se adoptaron sanciones contra Italia a raíz
bilidad interna- su asentimiento, entre otros motivos, porque algunas de esas partes habían
sión a Etiopía se sostuvo que “Italia comprometería su responsa
Estados que sido Estados enemigos en la guerra, a los cuales no era posible invitar a una
cional rehusándose a ejecutar un tratado de comercio contra los
an la Conferencia.
aplicaran sanciones económicas”. Por su parte estas sanciones implicab
suspensión o abrogación de convenciones comerciales o financieras,
así como La respuesta práctica que permitió solucionar esta dificultad fue la que
otras relativas a comunicaciones (66). se llamó el acuerdo “inter se”.
Esta sustancial modificación del derecho positivo internacional que pro- Nada impide en efecto, que dos o más Estados se pongan de acuerdo en
híbe el uso de la fuerza por parte de los Estados en sus relaciones internaci
ona- modificar y actualizar los términos de un tratado anticuado, siempre que al
les, ha motivado que la C.D.I. no tuviera en cuenta en su proyecto de codifica- hacerlo no se afecten ni lesionen los derechos de aquellos terceros Estados que,
ción, los efectos de la guerra sobre los tratados. Al explicar esta deliberada omi- por distintos motivos, no puedan participar, en la modificación.
sión que también se advierte en las Convenciones de 1969 y 1986, la Comisión Sobre este punto la Convención/969 en su art. 41 ((**) que se repite en el
expresó que: “el estudio de ese asunto entrañaría inevitablemente un examen C.Viena/986), establece:
de
de los efectos de las disposiciones de la Carta relativas a la amenaza O el uso “1 — Dos o más partes de un tratado multilateral podrán celebrar un
no
la fuerza sobre la legitimidad del recurso a las hostilidades de que se trata; y acuerdo que tenga por objeto modificar el tratado únicamente en sus re-
consideró que este asunto pudiera estudiarse de manera conveniente en el con- laciones mutuas:
texto de su presente trabajo sobre el derecho de los tratados”. a) Si la posibilidad de tal modificación está prevista por el tratado o
La Comisión dedicó, en cambio, un artículo a los efectos de la ruptura de b) si tal modificación no está prohibida por el tratado, a condición de que:
las relaciones diplomáticas sobre los tratados que en la Convención/969 ((+**) i) no afecte el disfrute de los derechos que a las demás partes corres-
de
que se repite con solo modificaciones de redacción y estilo en la convención pondan en virtud del tratado ni al cumplimiento de sus obligacio-
1986), quedó concebido en los siguientes términos: Art. 63. “La ruptura de rela- nes; y
ciones diplomáticas o consulares entre partes en un tratado no afectará a las
ii) no se refiera a ninguna disposición cuya modificación sea incompa-
relaciones jurídicas establecidas entre ellas por el tratado, salvo en la medida
tible con la consecución efectiva del objeto y del fin del tratado en
en que la existencia de relaciones diplomáticas o consulares sea indispensable
su conjunto.
para la aplicación del tratado”.
2 — Salvo que en el caso previsto en el apartado a) del párrafo 1 el tratado
disponga otra cosa, las partes interesadas deberán notificar a las demás
Sección VIII partes su intención de celebrar el acuerdo y la modificación del tratado
que en ese acuerdo se disponga”.
La modificación de los tratados
Ver asimismo los arts. 39 y 40 de la Convención de Viena/969 ((**) que se
repiten con modificaciones de estilo en 1986 y que regulan la enmienda, en
general, y la de los tratados multilaterales).
1. La regla de principio
La regla tradicional en la materia es que la modificación de un tratado 2. La revisión de los tratados y la doctrina del cambio pacífico
sólo puede hacerse con la participación de todas las partes de un tratado, a
menos que el tratado mismo contenga una disposición que autorice su enmien- Como dice Spinoza, un tratado refleja, por lo general, el paralelogramo de
da o revisión por una mayoría especial. fuerzas entre dos o más Estados. Muy a menudo ciertos tratados, como los de
Esta regla tradicional sigue siendo válida respecto de los tratados bilate- límites, de disposición territorial, de paz, etc., responden al hecho de que, en un
rales, pero la aplicación estricta del principio de la unanimidad es imposible, y momento dado del tiempo, existe una predominancia de poder en una nación O
contraría el desarrollo progresivo del Derecho Internacional, en el caso de los grupo de naciones. Una pequeña superioridad de poder puede ser, y es, con
tratados multilaterales. frecuencia, utilizada en los tratados de paz para crear resultados permanentes
El ejemplo más evidente se tuvo después de la Segunda Guerra Mundial, desproporcionados al poderío real de las partes. Tales tratados tienden a perpe-
tuar los resultados obtenidos por la posesión transitoria de una situación de
cuando parecía imposible modificar y actualizar numerosos tratados de carác-
predominio político o militar.
(66) GUGGENHEIM (op.cit., I, 127 y nota). Italia declaró extinguidos todos los acuerdos
de pagos con los Estados que aplicaron sanciones. B. PALLIERI (op.cit, 243).
322 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
EL DERECHO DE LOS TRATADOS 323
Según se ha señalado ya el Derecho Internacio nal, a diferencia del dere-
cho interno, comporta un elemento de rigidez, ya que la modificación podía “aconsejar la reconsideración, por los miembros de la Liga, de tratados
de las que se han vuelto inaplicables”. Sin embargo, está fórmula, de un mero poder
normas convencionales vigentes requiere el asentimie nto de los Estados que las persuasivo, cayó en el olvido y no se aplicó, lo que sin duda obedeció a la resis-
han puesto en vigor y se benefician de ellas. Los favorecidos por
el tratado son tencia que provocaba en Ginebra la actitud revisionista alemana frente al Tra-
partidarios del “statu quo”; los perjudica dos quieren su revisión. tado de Versailles.
Mientras que en el sistema interno es posible modificar el orden jurídico El art. 14 de la Carta faculta a la Asamblea General a “recomendar
vigente contra los intereses de un grupo determina do, por vía de la ley, en el medidas para el arreglo pacífico de cualesquiera situaciones, sea cual fuere
orden internacio nal no lo es, si los favorecido s por la norma no acceden a su su origen, que pueden perjudicar el bienestar general, o las relaciones amis-
revisión. El único medio que queda entonces para provocar esa reforma es el tosas entre naciones”. En esta disposición está incluida, de un modo
AE
ms coman
Derecho de los Tratados publicó un nuevo artículo sobre el tema, comentando los proyectos de
(1) codificación en estudio, desarrollando sus puntos de vista y contestando a la acerva crítica del Prof.
Por un estudio detenido sobre orígenes: E.SUY, 1967.
Georg Schwarzenberger. A.VERDROSS, 1966, 55 y ss.
IRC
362 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 363
Para el Prof. Adolfo Miaja de la Muela (1960, 88 y sgtes.), si bien es inne- oportunidades para la manifestación de la indignación moral de terceras partes
gable la existencia de abundantes normas de Derecho Internacional de tipo y en una jerga semijurídica sobre materias que de otro modo no serían clara-
dispositivo, no es menos cierto que la negación de la existencia de otra clase de mente de su competencia”.
reglas (jus cogens) dentro de él, “conduciría a convertirlo en algo parecido a un Fue luego de la Segunda guerra Mundial ya bajo la inspiración de las ex-
repertorio de consejos más que a un sistema de normas”. periencias recientemente pasadas, que se dio el gran impulso para concretar el
Por esto, la existencia del jus cogens en el plano internacional está enla- reconocimiento y regulación del tema del jus cogens.
zada esencialmente con la de una “Constitución de la Comunidad Internacio- En lo que atañe a la jurisprudencia internacional, han habido referencias
nal”. “La construcción escalonada del ordenamiento internacional, con unas ocasionales, directas o.indirectas, reconociendo la existencia de normas de jus
normas supremas de carácter constitucional en su base, sería imposible de con- cogens en la estructura jurídica interetática. No conocemos sin embargo ningún
jugar con la posibilidad de que algunas de estas normas fuesen meramente caso en que los tribunales jurisdiccionales o arbitrales internacionales hayan
dispositivas, esto es, que su destinatario pudiera válidamente dejarlas sin apli- decretado la nulidad de un tratado o puesto punto final a uno de ellos, en virtud
cación en un caso concreto”. La regla, ya sea tratado o costumbre, que contraríe de haberse violado una de aquellas normas (5).
una norma fundamental, es para este autor antijurídica y no puede derivar su
La Jurisprudencia de la Corte Permanente de Justicia Internacional no
validez de una norma superior que precisamente contradice. “No se concibe una
ofrece ningún ejemplo concreto, pero existen algunas opiniones disidentes alu-
norma constitucional que vincule a sus destinatarios sólo para el caso de que no
sivas, de entre las cuales la más difundida e ilustrativa, considerando que fue
hayan pactado lo contrario. Toda regla constitucional es de jus cogens, aunque
emitida en el año 1934, es la del Juez Walter Schucking en el caso “Oscar
entre éstas haya muchas que no sean constitucionales”.
Chinn”.
Grigory Tunkin (1965, 95 y sgtes.) se pregunta si el Derecho Internacio-
“Difícilmente puedo imaginar que la Liga de las Naciones haya comenza-
nal general conoce principios y normas imperativas que los Estados no pueden
do ya la codificación del Derecho Internacional, y no fuese posible hoy mismo
dejar de aplicar en sus mutuas relaciones: “De la tesis que afirmamos, de
crear un jus cogens cuyo efecto sería, que una vez que los Estados han acordado
acuerdo a la cual las normas surgen del acuerdo entre los Estados, no debe
ciertas normas jurídicas, y se han comprometido igualmente a que esas normas
concluirse la ausencia de reglas imperativas en Derecho Internacional... La
no puedan ser modificadas por algunos de ellos solamente, todo acto efectuado
necesidad de principios y normas imperativas ha surgido y se ha fortalecido con
en contravención con este compromiso fuere automáticamente nulo... La Corte
la extensión de las relaciones internacionales... De esta forma entonces, halla-
por ejemplo, nunca aplicaría una convención cuyos términos fuesen contrarios a
mos en el Derecho Internacional contemporáneo, principios y normas imperati-
la moral pública... La actitud del tribunal... debería ser gobernada en tal caso
vas, formados sobre la base de acuerdos entre los Estados, que desde ese mo-
por consideraciones de orden público” (6).
mento no pueden ya suscribir tratados particulares que excluyan esos princi-
pios y normas en sus relaciones”. En la sentencia del Tercer Tribunal Militar de Nuremberg, del 31 de julio
de 1948, se afirma de manera concreta y definida: “...no tenemos ninguna duda
Sin embargo, existe asimismo otro núcleo de autores que niega rotunda-
en llegar a la conclusión que si Laval, o el embajador de Vichy en Berlín, hicie-
mente la existencia de normas de jus cogens en la esfera del Derecho Interna-
ron algún acuerdo tal como el aducido respecto al uso de prisioneros franceses
cional (3).
de guerra en la producción de armamento alemán, era manifiestamente contra
El que más notoriedad adquirió en este sentido, fue el Prof. Georg bonos mores y por lo tanto nulo” (7).
Schwarzenberger, quien comenzó lanzando una aguda crítica contra el proyecto
La Corte Internacional de Justicia, en el caso del “Canal de Corfú”, en-
en elaboración por la Comisión de Derecho Internacional sobre el Derecho de
tendió que las obligaciones de Albania estaban fundadas en “ciertos principios
los Tratados (4): “...la belleza de una definición general de jus cogens interna-
generales y bien reconocidos, tales como consideraciones elementales de huma-
cional por contraposición a una más concreta, deja a cada uno absolutamente
nidad aún más absolutas en tiempos de paz que en tiempos de guerra: el prin-
libre para argumentar a favor o en contra del carácter de jus cogens de cual-
cipio de la libertad de las comunicaciones marítimas y la obligación para todos
quier regla particular de Derecho Internacional. Por otra parte, como los pro-
los Estados de no dejar utilizar sus territorios para actos contrarios a los dere-
blemas de jus cogens importan a todos, la referida incompatibilidad de cual-
chos de los otros Estados” (8).
quier tratado particular con el jus cogens internacional, provee magníficas
(3) Así entre otros: Ch. ROUSSEAU,1970-83, P. GUGGENHEIM, op.cit./l; G. (5) Ver asimismo: E.SUY, 1967, 60 y ss. E.SCHWELB, 1967. 949 y ss. y
MORELLI, 1967. J.A.BARBERIS 1973.
(4) _G.SCHWARZENBERGER, 1965, 455 y ss. A su vez la contracrítica a Schwarzen- (6) C.P.J.I. Series A/B, N” 63, 149 y 150.
berger no se hizo esperar y alzó su voz desde los propios trabajos preparatorios de la Convención de (7) Trials of War Crimminals before the Nuremberg Military Tribunals under control
Viena de 1969 y a través de varios autores. Así, A.VERDROSS Albert, 1966 y M.VIRALLY, 1969, 5 council, Law N* 10, V. IX, pág. 1395. Washington 1950. Caso “Alfried Krupp y otros”.
y ss. (8) C.I.J. Recueil 1949, pág. 22.
ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 365
364
En su opinión consultiva sobre “Reservas a la Convención sobre preven- no decididos todavía al lanzamiento final que perfile aquellas normas con ca-
ción y represión del crimen de genocidio”, la Corte Internacional al condenar el racteres jurídicos precisos.
genocidio como una negación del derecho a la existencia de grupos humanos,
que conmueve la conciencia de la humanidad, expresa: “Los principios que es- Sección IT
tán en la base de la Convención son principios reconocidos por las naciones
civilizadas como obligando a los Estados, aun fuera de todo vínculo convencio- Importancia del proceso codificatorio del Derecho de los Tratados
na)” (9).
Igualmente, en la sentencia de fondo del caso “Barcelona Traction”, se
habla de obligaciones erga omnes de los Estados hacia la comunidad interna- La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, y los trabajos
cional en su conjunto y que “resultan por ejemplo, en el Derecho Internacional que la precedieron —en todo lo cual colaboraron juristas del mundo entero, re-
contemporáneo, de considerar ilícitos los actos de agresión y genocidio, así como presentantes de la casi totalidad de las Naciones y por ende de todos los siste-
de los principios y reglas relativos a los derechos fundamentales de la persona mas jurídicos— precipitaron el estudio y profundización del concepto, contenido
humana, entre ellos la protección contra la práctica de la esclavitud y la dis- y efectos de las normas de jus cogens en el ámbito del Derecho Internacional.
criminación racial...” (10). En el año 1949, la Comisión de Derecho Internacional de la Organización
Más recientemente, en el caso relativo al “Personal diplomático y consu- de las Naciones Unidas, comenzó su labor tendiente a lograr la codificación del
lar de los Estados Unidos en Teherán” (Medidas provisionales), en 1979, la Derecho de los Tratados (1).
Corte expresó que “ningún Estado tiene la obligación de establecer relaciones Presentado el proyecto de la Comisión a la Asamblea General y recogidas
diplomáticas o consulares con otro Estado, pero no se pueden dejar de reconocer las observaciones de los Estados sobre él, se pudo comprobar que la mayoría de
las obligaciones imperativas que ellas comportan y que están ahora codificadas ellos aceptaban los lineamientos estructurados sobre las normas de jus cogens,
en las Convenciones de Viena de 1961 y 1963” (11). reclamando algunos mayor precisión en los conceptos para facilitar su funcio-
En el “Asunto Relativo a las Actividades Militares y Paramilitares en y namiento práctico.
contra Nicaragua de 1986 la Corte Internacional de Justicia expresó: “La vali- Sólo un Estado, Luxemburgo, se opuso abiertamente a la inclusión de
dez en derecho consuetudinario del principio de prohibición del uso de la fuerza disposiciones al respecto, argumentando que no podía hablarse de criterios
expresado en el artículo 2.4 de la Carta de las Naciones unidas encuentra... superiores al acuerdo de los Estados y que la noción implicaba un factor de
confirmación en el hecho de que los representantes de los estados parte men- incertidumbre y confusión.
cionan frecuentemente, no solo como un principio de derecho internacional con-
La propia Comisión por su parte debió reconocer las dificultades para es-
suetudinario, sino como un principio fundamental o esencial de ese derecho.”
tablecer el concepto preciso del jus cogens e individualizar este tipo de normas,
Asimismo se reconoce que la comisión de Derecho Internacional en su codifica-
presentando a la Conferencia un proyecto que no estableció el contenido de
ción del derecho de los tratados expresó que aquél principio constituye una
aquél sino simplemente sus caracteres y efectos .
regla de Derecho Internacional con carácter de jus cogens (12).
El último paso del proceso lo constituye la “Conferencia de las Naciones
Finalmente, en su opinión consultiva de 1996, sobre la “Licitud de la
Unidas sobre el Derechos de los Tratados”, iniciada en 1968 y culminada en
amenaza o el empleo del empleo de armas nucleares”, la Corte ha calificado de
1969, integrada por los representantes de los Estados miembros de las Nacio-
“principios no transgredibles de derecho internacional consuetudinario” a “un
nes Unidas y por otros invitados especiales, fue la encargada de redactar la
gran número de reglas de derecho humanitario aplicable a los conflictos arma-
Convención sobre dichas bases.
dos” (13).
Como se puede apreciar entonces, en un proceso de veinte años, la noción
Del meramente ilustrativo y esquemático análisis practicado de la doc-
de jus cogens fue acogida progresivamente en los textos que se sucedieron, per-
trina y la jurisprudencia de los últimos tiempos —reflejo del estado de opinión
filando y desenvolviendo así sus caracteres y funcionamiento al par que eviden-
general- emerge el reconocimiento de la existencia y configuración de normas
ciando dudas y dificultades no totalmente resueltas aún (2).
de jus cogens, en el terreno del Derecho Internacional, pero aún en una etapa
Sin embargo, la inclusión de este tema en la Convención fue uno de sus
de dudas y vaguedades. Dicho estado de opinión en definitiva revela la posición
grandes logros, por lo que ello significa para el proceso codificatorio en sí y para
de los Estados —evidenciada en los textos de la Convención de Viena de 1969—
el desarrollo progresivo del Derecho Internacional.
(9) C.I.J. Recueil 1951, pág. 23.
Recueil 1970, pág. 32. (1) Ver E.DE LA GUARDIA y M.DELPECH, 1970, 20 y ss. y 763 y P.A. FERRER
(10) C.LJ.
(1D C.LJ. Recueil 1970, págs. 31-32 y 1979. SANCHIS, 1967. 763 y ss.
(12) C.[.J. Recueil 1986 parr.190. (2) Ver DE VISSCHER, Charles: Positivisme et jus cogens, Revue General de Droit In-
(13) C.I.J. Recueil 1996 parr.257. ternational Public, 1971. Tomo 75, N, pág. 5 y sgtes.
366 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 367
El tema de las normas de jus cogens es tradicionalmente estudiado a tejida de encadenamientos multilaterales que demandan una estructura más
propósito de los límites de la voluntad de los Estados al celebrar tratados,
pero compleja, cierta y vinculante. “No hay necesariamente un sometimiento de la
es evidente que a esta altura del desarrollo del Derecho Internaci onal, dichas soberanía nacional, pero la calidad de miembro de una comunidad requiere el
normas imponen límites a aquéllos no sólo en sus acuerdos,
sino también en respeto de ciertas reglas. De no ser así, la sociedad permanecería en el estado
sus actos unilaterales, hechos y omisiones. : de salvajismo descrito por la frase homo homini lupus... Al volverse miembros
de la comunidad internacional los Estados reconocen la existencia de un orden
Sección IV internacional mínimo, que no es otra cosa que el jus cogens. Las nociones abs-
tractas de absoluta libertad y soberanía, no son compatibles con la existencia
Consideraciones generales de la sociedad internacional” (1).
Por ello en la Conferencia de Viena y en los trabajos que la antecedieron,
se reconoció expresamente que por primera vez en la historia, casi todos los
1. Acepción específica Juristas y los Estados estaban de acuerdo en reconocer la existencia de una
serie de normas fundamentales de Derecho Internacional, que no admitían
En primer término, es menester dejar sentado que se requiere excepción y que constituían la base de la organización de la sociedad interna-
sondear el
concepto de jus cogens dentro del ámbito exclusiv o del Derecho Internacional cional.
Público, sin salir en su búsqueda a partir de nociones similare s pero extrañas a Por encima de los sistemas sociales, ideológicos, económicos y jurídicos, el
aquél, como pueden ser las que nos brindan al respecto
los Derechos internos grado de desarrollo, organización e interdependencia de la comunidad interna-
de los Estados. Si bien este medio facilita aparentemente
la labor, no es menos cional ha exteriorizado la existencia de intereses y valores vitales y comunes
cierto que nos llevará de seguro a conclusi ones falsas. para la realización de ella como tal y de sus miembros, en un determinado es-
No existe un calco preciso entre el derecho product o de la sociedad etática tado histórico de su evolución.
y el de la sociedad internacional, que permita la fácil
transposición de las reali- Y esos valores e intereses por su esencial contenido no pueden revestir
dades de uno a otro. En aquél existe una nítida Jerarquía
de normas jurídicas, dentro de la estructura jurídica otra forma que la de normas de las que los Es-
en éste la jerarquía llega a ser reversible entre costumb re y tratado por ejem- tados no pueden sustraerse, que se imponen aún contra su voluntad y cuya
plo. En Derecho Internac ional Público asimism o, legislador y parte contratante derogación o transformación sólo puede emanar de la propia sociedad interesta-
se llegan a confundir y no existe en principi o un poder centralizador del cual tal que les dio vida.
emanen dichas normas, ni jurisdicción obligatoria para
entender en los conflic- Finalmente, es necesario resaltar que muchas veces se hace referencia a
tos que se susciten entre los sujetos.
norma de jus cogens y norma erga omnes como fenómenos similares. No obstan-
En este tema más que en ninguno entonces , las mayores desorientaciones te, ambos términos tienen una conceptualización y alcance diferentes. En efec-
y dudas puede que provengan precisamente de buscar su concepción actual to, las normas de jus cogens son normas imperativas que por tener aplicación
fuera del mismo ordenam iento jurídico internac ional, donde se revela con se- universal revisten alcance erga omnes (por ejemplo la proscripción del uso de la
rias dificultades, pero con caracteres propios y
específicos. fuerza). Pero existen normas que se aplican erga omnes, es decir con carácter
universal, pero no tienen necesariamente el carácter de normas de Jus cogens
2. Realidad del jus cogens (por ejemplo la regulación de algunas vías de comunicación, entre otros el dere-
cho al paso por un estrecho internacional). Entre ambas normas existe una
Se impone ahora, previo a todo análisis, una interro relación de género a especie: en tanto todas las normas de jus cogens son obli-
gante: saber si cabe
aplicar el concept o de jus cogens en Derecho Interna gaciones erga omnes, no todas las normas erga omnes, constituyen normas de
cional Público, ya que éste
es en la actualidad, de cooperación y no de subordi Jus cogens (2).
nación; sus sujetos son pre-
suntos soberan os, libres, iguales e indepen dientes unos de los otros y no existe
Un superestado que estatuya reglas limitativas de
la acción de los Estados.
La creciente cristali zación de normas de jus cogens en el campo del Dere-
cho Internacional es un fenómeno de reciente
aparició n, producto necesario de
la rápida y enorme evolución que la sociedad
internacional ha tenido en los
últimos tiempos.
La sociedad interetática contem poráne a se ha ido alejando progresiva- (1) Milan BARTOS, Yearbook of the International Law Commission 1966, Vol. I, part.
mente de las relaciones interestatales bilatera 1, pág. 39.
les básicas, hacia una comunidad
(2) Z.DRNAS DE CLEMENT, 2002, 669.
368 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 369
Sección V ción, ya sea por los medios convenidos para ello, por acuerdos posteriores e in-
cluso por sus propias conductas.
Caracteres de las normas de jus cogens En contraposición a las normas mencionadas encontramos las imperati-
vas, a saber las que no pueden ser derogadas por la voluntad de los Estados ni
renunciadas por ellos en sus mutuos acuerdos.
1. Planteo de la cuestión Como se puede juzgar entonces, la diferencia entre normas dispositivas e
imperativas no está sólo en su carácter obligatorio, ya que ambas lo son, sino en
Los obstáculos que existen para lograr una definición de jus cogens — su posibilidad jurídica de modificación, renuncia o derogación por las partes,
evidenciados en los resultados arrojados por la Convención de Viena de 1969— derivada a su vez de su forma de creación y de su contenido.
provienen lógicamente de las dificultades que se hallan para precisar su con- En este sentido entendemos que existe una clara jerarquía de las normas
cepto.
imperativas sobre las dispositivas, pero basada no sólo en la imposibilidad de
Sin embargo, si bien la definición alcanzada por dicha Convención puede derogación sino también en su típica formación y en la especial naturaleza de
calificarse de imperfecta, sirve de base en primera instancia para analizar los su contenido. Solamente así podemos hablar de normas imperativas y de jus
caracteres de este tipo de normas: “...norma imperativa de derecho internacio- cogens como sinónimos.
nal general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacio- Por ello, la Convención de Viena en su artículo 53, reforzando el carácter
nal de Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario imperativo de la norma, establece que “no admite acuerdo en contrario” (inde-
y que sólo puede ser modificada por una norma ulterior de Derecho Internacio- rogabilidad) “sólo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho in-
nal general que tenga el mismo carácter” (Art. 53 de la referida Convención). ternacional general” (fuente universal) “que tenga el mismo carácter” (objeto).
Como se puede apreciar, la expresión jus cogens fue eliminada del texto Y en este punto alcanzamos el “nudo gordiano” del jus cogens. Este es
del artículo pese a que fue mantenida en su título. Ello obedece exclusivamente mucho más que un conjunto de meras normas obligatorias o de normas que no
a que atrajo sobre sí dudas acerca del impreciso contenido de su concepto, que pueden ser derogadas por acuerdos particulares. Por ello, afirmar que todas las
resultaría más concreto (en apariencia) expresado a través de los términos normas que no admiten pacto en contrario revisten carácter de jus cogens es
“norma imperativa de derecho internacional general”. No obstante ello, se con- una conclusión falaz, desde que la inderogabilidad es sólo la exteriorización
sideró necesaria mantenerla en el título desde que era la que brindaba la esen- formal de uno de sus caracteres.
cia diferenciada de la noción.
Aparte de la imperatividad de la norma, es necesario vincular y analizar
En el léxico jurídico internacional ambas expresiones son utilizadas en cómo se ha creado y cuál es su contenido que debe importar consideraciones
forma indiferente. Entendemos sin embargo que jus cogens es la más común- que trascienden las de los Estados particularmente o las de un grupo de ellos.
mente empleada porque es la que más precisa el concepto en este campo.
De allí que juzguemos importante el mantenimiento de la expresión jus
cogens que la distingue del término “norma imperativa” para el caso de que a
2. Imperatividad, inderogabilidad ésta se la entienda como mero sinónimo de inderogabilidad.
Se ha señalado como ejemplo de norma imperativa el artículo 103 de la
El término “norma imperativa” no da por sí sólo la naturaleza de la nor- Carta de las Naciones Unidas que establece la prevalencia de las obligaciones
ma en examen, siendo la dicotomía norma imperativa—norma dispositiva sola- impuestas por ella sobre todo otro convenio contraído por sus miembros. De
mente un primer aspecto. esta forma, dicho artículo trasmitiría a toda la Carta su carácter, transformán-
En Derecho Internacional, normas dispositivas son aquéllas que los Es- dola en un super-cogens, anulatorio de todo tratado excluyente.
tados establecen en sus relaciones recíprocas creándolas, modificándolas o ex- Dicho artículo entendemos que no constituye un caso de jus cogens, sino
tinguiéndolas, o las que suplen su ausencia de voluntad. No obstante, dicha que establece una jerarquía de la Carta por sobre toda otra convención, confi-
“dispositividad” no significa de modo alguno que esas normas no sean obligato- riéndole carácter constitucional. Y algunas de sus normas poseen aquél carác-
rias para los Estados a quienes vinculan, y su violación constituye en conse- ter pero no por acción del artículo 103, sino a través del proceso de formación
cuencia un acto que apareja los efectos jurídicos pertinentes (1). normativa respectivo. Es decir, la Carta recogió en su texto normas consuetu-
En síntesis, las normas dispositivas pueden ser creadas, modificadas o dinarias con carácter de jus cogens, o las erigió como tales y en cuanto fueron
extinguidas por los propios Estados que intervinieron en su proceso de forma- admitidas por la comunidad de Estados con carácter universal (2).
(1) Las normas permisivas, a saber, las que no contienen ninguna obligación en sí y
confieren derecho a los sujetos libres de ejercerlos o no, son también dispositivas desde que partici-
pan de su esencia modificable o renunciable por las partes. (2) O.LISSITZYN, op.cit., 92.
370 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 371
Por otra parte, el artículo 103 de la Carta tampoco establece la nulidad
entre ellos un cierto nivel de equilibrio de poder, que permite la constitución de
de las convenciones que se le opongan, sino su “prevalencia”, efectos distintos
órganos supranacionales con funciones similares a la de los Estados, que favo-
del que se le reconoce a las normas de jus cogens.
recen la regulación de normas de jus cogens.
En lo que respecta a la evolución del Sistema regional americano, en al-
3. Generalidad gunos casos particularizándose más en el grupo de los Estados latinoamerica-
nos que lo componen, desde los comienzos de su configuración hasta el presente
Las normas de jus cogens deben revestir además, carácter de generali- ha venido creando y desarrollando principios generales y normas particulares,
dad. Emanan de valores comunes y universales de la sociedad internacional e que integran actualmente el Derecho Internacional general o que se mantienen
interpretan la conducta de los Estados que la integran. Atienden a intereses en el sistema regional. ]
colectivos de los Estados y se aplican a todos ellos sin excepción.
En el primer caso, encontramos normas regionales creadas o desarrolla-
Al respecto existe “un acuerdo unánime para definir el Derecho Interna- das por los Estados americanos, como la solución pacífica de las controversias,
cional general como el conjunto de normas aplicables a todos los Estados la no intervención, la limitación de la responsabilidad de los Estados y de la
miembros de la sociedad internacional, por oposición a las normas internacio- protección diplomática, y normas en materia de las zonas marítimas.
nales aplicables a algunos de entre ellos solamente y que constituyen el derecho
En el segundo caso, hallamos normas de particular desarrollo en el Sis-
particular, sea regional, local o bilateral...”. El Derecho Internacional general tema Interamericano, pero que no han sido recogidas aún por el Derecho Inter-
así concebido encuentra su expresión más perfecta en el jus cogens. nacional general, tales como las referidas al asilo, la seguridad colectiva, el
+ Se ha hablado de la posible existencia de un Jus cogens regional “como las respeto de la democracia y el desarrollo integral.
bases de una comunidad de intereses limitados en el espacio” (3). Serían por lo Estas normas de largo desenvolvimiento, se vienen recogiendo y profun-
tanto normas que regularían con carácter imperativo determinadas áreas
geo- dizando en sus lineamientos generales en diversos instrumentos del Sistema
gráficas o grupos de Estados. con la aprobación general de sus partes.
Originariamente opinamos que en dicha hipótesis no cabe hablar de jus Y ello de manera que se muestran como normas generales de la comuni-
cogens regional, sino de ciertos principios o normas aplicables a esa región dad americana, que no se conciben ni derogadas expresa ni tácitamente por
o
grupos de Estados.
algunos de sus Estados miembros en sus relaciones mutuas ni en su acción
En este momento, y a la luz de la práctica de los Estados, nos inclinamos individual, pues responden a valores considerados esenciales para el sustento y
a concebir que desde el punto de vista jurídico teórico y práctico, nada desarrollo del Sistema en el momento histórico actual. Esas norma, en sus li-
impide
que una comunidad regional, establezca normas de jus cogens en temas neamientos generales, por su naturaleza e imperatividad, bien pueden catalo-
o nor-
mas sobre los que la comunidad internacional universal no regula o en garse como normas de jus cogens regional
donde
no ha concebido aún la determinación de normas de jus cogens.
El artículo 53 de la Convención de Viena no parece impedir la existencia
En todo caso, si el jus cogens regional se formase, estaría subordinado al de normas imperativas regionales que se impondrían entre Estados ligados por
jus cogens universal, pues la definición de Viena precisamente prohibe solidaridades particulares (concepción especialmente existente en materia de
que un
grupo de Estados pueda derogar sus exigencias, aún en la relación mutua derechos humanos en Europa Occidental o en el Sistema Interamericano (4).
de
sus miembros.
Se ha sostenido asimismo, que constituyen casos de jus cogens los trata-
: Se puede entonces hablar de la posible existencia de un Jus cogens regio- dos multilaterales en que los Estados se comprometen a no celebrar posterior-
nal, como las bases de una comunidad de intereses limitados en el mente convenciones contrarias a ellos (5). Pensamos no obstante que no son
espacio,
normas imperativas con dominio de validez limitada en lo espacial tales, de acuerdo al concepto que aquél posee en el Derecho Internacional con-
y en cuanto
a los sujetos que alcanza. Serían por lo tanto normas que regularían con temporáneo. Se trata de normas meramente limitativas de la voluntad, prohi-
carác-
ter imperativo determinad as áreas geográficas y grupos de Estados. bitivas pero de naturaleza dispositiva. No nos hallamos en el caso frente a una
.A nivel del Derecho Internacion al, no es difícil admitir la existencia norma imperativa-absoluta ni general-universal, calificada por la especial na-
del
Jus cogens regional o particular, en lo atinente a organizacio nes internacion turaleza de su objeto. Es simplemente una norma relativa, desde que ese
ales
o de Estados que tienen una real cohesión, en virtud de la existencia acuerdo prohibitivo puede ser producto de enmiendas y modificaciones y su
de órganos
supranacionales para los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. violación supondría la responsabilidad del Estado infractor pero no la nulidad
Tal el caso de la Unión Europea, que ha podido estructurar se de esta
manera pues sus miembros participan del mismo grado de civilización
y existe
(4) N.QUOC DING, 1999,. 203. R.PUCEIRO RIPOLL, 2000, 279 y sgtes. ]
(3) (5) E. SUY, 1967, 65 y J. BARBERIS, 1973, 31 que denomina a este caso de “jus cogens
E.SUY, 1967, 71.
convencional”.
372 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 373
del acto. Posibilidades y efectos diferentes para normas de naturaleza diversa drán influir en la formación de nuevas normas o en el cambio de las ya existen-
(6). tes (8).
El Prof. M. Virally expresa con acierto que un Estado no sólo no puede
4. Aceptación y reconocimiento universal sustraerse en forma alguna al jus cogens “negándose a aplicarlo, desde el mo-
mento en que penetra en la sociedad internacional o pretendiendo mantenerse
Normas de esta naturaleza exigen asimismo ser aceptadas y reconocidas fuera de esta sociedad, sino que tampoco tiene la posibilidad de retirarse de
por la comunidad internacional de Estados en su conjunto. ella, aunque quisiese hacerlo con otros. Puede ser posible establecer un sistema
particular de relaciones internacionales entre algunos Estados sobre una base
Al referirse a la “comunidad internacional de Estados en su conjunto”, se
convencional más o menos al margen de la sociedad internacional global, pero a
reitera por un lado el carácter de generalidad ya aludido y por otro se establece
condición sin embargo de respetar el jus cogens. Este se aplica absolutamente a
el sentido de universalidad por cuanto la comunidad no es la mera suma de los
todos los Estados que han adquirido su independencia, sin excepción y sin posi-
Estados, sino un ente nuevo con existencia y fines propios, sin perjuicio de los
bilidad jurídica de sustraerse a él” (9). .
de sus componentes. De esa conciencia común dimanan normas que se imponen
a la voluntad de los Estados aisladamente considerados. La norma imperativa de Derecho Internacional general debe ser además
“una norma aceptada y reconocida” por la comunidad. La inclusión de ambos
Por ello precisamente la comunidad, a estos fines, es apreciada “en su
verbos obedece al propósito deliberado de reproducir las expresiones utilizadas
conjunto” y no en su unanimidad absoluta. El contenido de las normas de jus
en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia el que se
cogens trasciende los intereses de Estados particulares o los de un grupo pe-
sirve del primero de ellos en su literal b) al referirse a la costumbre, y del se-
queño de ellos; evidentemente éstos no lograron influir o impedir el nacimiento
gundo en los literales a) y c) al hacerlo a las convenciones y a los principios
de aquélla, que entonces se le impondrá no porque hayan contribuido a su for-
generales de derecho, respectivamente. Dichos verbos en consecuencia podrán
mación, sino por ser miembros de la sociedad que en su mayoría les ha dado
aludir a las fuentes de las que puede emanar el jus cogens.
vida. En este caso pues, no se exige el voto unánime ni se acepta el veto minori-
tario. Por todo lo que se viene de exponer, el Estado que sostuviere la existen-
cia de una norma de tal naturaleza, tendría la carga de probar esta aceptación
Se ha querido subrayar en consecuencia con la expresión “en su conjunto”
y reconocimiento por la comunidad.
que “no se trata de exigir que una norma sea aceptada y reconocida como impe-
rativa por los Estados de manera unánime. Basta una mayoría muy amplia, un
amplio número de Estados, incluidos todos los Estados y grupos de Estados 5. Dinamismo y mutabilidad
más significativos, los componentes esenciales de la comunidad internacional,
lo cual indica que si un Estado rehusa aisladamente aceptar el carácter impe- Las normas de jus cogens no son inmutables y pueden ser derogadas o
rativo de una norma, o bien si dicho Estado es apoyado por un número muy modificadas por otras del mismo carácter que surjan posteriormente. Por su
pequeño de Estados, ello no puede afectar la aceptación y el reconocimiento del objeto y naturaleza, son variables y evolutivas, adaptándose a las concepciones
carácter imperativo de esa norma por la comunidad internacional en su conjun- que las originan, a las necesidades que atienden y a los fines que cumplen.
to” (7). Este carácter dinámico responde a la necesidad del ajuste del Derecho
Se llega entonces a plantear el problema de si las normas de jus cogens Internacional a las cambiantes circunstancias en lo internacional y que respon-
pueden o no obligar a los nuevos Estados que surgen a la vida internacional. de horizontalmente a la participación activa en la comunidad internacional de
Desde que entran a formar parte de la comunidad interetática, aceptan los Naciones representantes de diferentes civilizaciones, y verticalmente a objeti-
principios y normas vigentes en ella, los que por otra parte no les son totalmen- vos, intereses y fines sociales, políticos, económicos y culturales, diversos y va-
te nuevos y ajenos, desde que siempre la integraron aunque antes en forma riables.
distinta. Por otro lado la posición de los nuevos Estados en la sociedad interna- Esta faz del jus cogens revela la presencia de normas activas que se for-
cional es activa y funcional y por el propio hecho de su incorporación a ella po- man y reconforman de acuerdo a los movimientos de la sociedad internacional.
Carácter dinámico que se integra de una fuerza centrífuga y otra centrípeta a
la vez, que por un lado tiende a contener las alteraciones ilícitas del orden jurí-
(6) En este sentido ver comentario de la Comisión de Derecho Internacional al art. 53 dico, y por otro propende a su integración y evolución.
del proyecto (párrafo 2) en Conferencia de las N.U. sobre el Derecho de los Tratados, Período pri-
mero y segundo de Sesiones. Documentos de la Conferencia, pág. 71; U.SCHEUNER 1967, 525.
K.MAREK, 1968, 443, planteándose serias dudas al respecto.
(7) Expresiones de Mustafá YASEEN en su carácter de Presidente del Comité de Re-
dacción, refiriéndose a la opinión de éste. Conf. N.U. sobre Derecho de los Tratados. Primer período (8) En este sentido, E. SUY, 1967, 92.
de Sesiones, Actas resumidas, pág. 519. (9) M.VIRALLY, 1969, 15.
374 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 373
_ Lógicamente que normas de esta naturaleza, sólo pueden ser modificadas
alcanzar la generalidad y universalidad necesaria, en su momento, no pudieron
o abrogadas por los mismos medios por las que pueden ser creadas, lo que nos
ser fuente de dichas normas (1).
lleva a detenernos en el análisis de sus fuentes.
Sin perjuicio de lo expuesto, se ha sostenido por parte de la doctrina que
Como puede apreciarse, el carácter dinámico de las normas en estudio las
estas normas no pueden ser creadas por tratados, ya que el único caso posible y
alejan del derecho natural, inmutable y sempiterno. muy hipotético, sería el de establecer una norma de este tipo en un tratado del
El jus cogens recoge valores relativos a la sociedad internaciona l en de- cual todos los Estados del mundo fueran parte. De no ser así, la norma de jus
terminado estado de su desarrollo histórico, que se irán incrementan do cogens tendría que oponerse aun a terceros Estados y por lo tanto se estaría
y modi-
ficando de acuerdo a los principios imperantes. Este carácter dinámico violando el principio general de que los tratados por sí no pueden imponer obli-
lo trans-
forma en un medio de capital importancia para el progreso del Derecho gaciones ni derechos a terceros Estados (2).
Inter- .
naciónal y en consecuencia de la comunidad, que a través de su transformac
ión Disentimos sin. embargo con esta posición. Resulta claro que las normas
pacífica accederá a esferas de mayor unidad y cohesión.
de jus cogens por su jerarquía y especial naturaleza, imponen límites no sólo al
citado principio, sino también a otros, entre ellos al de “pacta sunt seruanda”,
Sección VI desde que se hace evidente en la etapa actual del Derecho Internacional que los
Estados no son enteramente libres en su acción en la medida en que han dado
Fuentes nacimiento y forman parte de la sociedad internacional.
Por otra parte, como ya se dijera, las notas de universalidad y generali-
dad exigen en el caso la aceptación y reconocimiento de la norma por la comu-
¿Qué relación guardan las fuentes de las normas de jus cogens con los nidad en su conjunto, pero no en su unanimidad.
modos formales de constatación del Derecho internacional en general? Se ha afirmado, por último, que la norma de jus cogens en Derecho In-
En primer término es claro que la costumbre es fuente de este ternacional puede tener como fuente los principios generales de derecho recono-
tipo de
normas, ya que la sociedad internaci onal puede darles ser, con cidos por las naciones más civilizadas. Es difícil no obstante concebirlos así, por
el nacimiento de
la convicción profunda de proteger determinados valores y la cuanto aquéllos no responderían a una convicción de la conciencia de la comu-
práctica efectiva
que entre a salvaguardarlos. nidad en su conjunto. Sin ese proceso colectivo no pueden revestir tal carácter,
Pero también los tratados multilate rales generales pueden y a través de él ya han pasado a ser costumbre o fueron expresamente recono-
dar origen a
estas normas, es decir, acuerdos celebrado s por los mismos integrant cidos por una norma de carácter convencional general (3).
es de la
comunidad internacional en su conjunto, que imponen carácter
de jus cogens a
determinadas normas por su objeto y su universal idad. Sección VII .
Sin embargo es necesario precisar en cada caso, si el tratado multilateral
es fuente en sí de la norma de jus cogens o simplemente la recoge
de la costum- Objeto del jus cogens
bre, pues las exigencias son diferentes.
Existen casos en que la norma imperativa permanece siempre
sostenida
por la práctica consuetudinaria, como la libertad de los mares La Comisión de Derecho Internacional tuvo que llegar necesariamente a
por ejemplo. En
otros, el tratado multilateral general sólo trasvasa aquella norma la conclusión de que no había ningún criterio sencillo para identificar una nor-
de la cos-
tumbre, reglamentándola, como lo hizo la Carta de las Naciones ma general de Derecho Internacional que tenga el carácter de jus cogens, y por
Unidas con
respecto a los derechos humanos y las libertade s fundamen tales. ello estimó conveniente “dejar que el contenido de esta norma se forme en la
Pero también es posible que un tratado multilate ral general práctica de los Estados y la jurisprudencia de los tribunales internacionales”.
se adelante
a la costumbre creando una norma de Jus cogens. En este sentido
se podría
considerar la universalidad de los principios de la Carta que establecen la (1) Estaríamos en el caso frente a acuerdos que luego fueron extendidos a la comunidad
igualdad soberana o la interdicción del uso de la fuerza o su amenaza en las por la costumbre o que recogían normas de ésta. Así por ejemplo, el Tratado de Londres de 1841
relaciones internacionales. Revisten carácter de jus cogens, sobre supresión del comercio de esclavos; el arreglo de París de 1904 para reprimir la trata de
ya que a través de
un tratado multilateral fueron aceptados por la comunidad internaci blancas; la Convención de Ginebra de 1921 para la abolición de la trata de mujeres y niños; la
onal ad-
quiriendo así carácter imperativo y general, y aplicables a toda Convención de Ginebra sobre represión de la esclavitud de 1926; la Convención de París de 1948
ella, sin excep- sobre genocidio; las Convenciones de Ginebra de 1949 sobre guerra terrestre, marítima, prisioneros
ción.
de guerra y protección de los civiles; la Convención de Nueva York de 1966 para la eliminación de
Existen también en la práctica de los Estados numeroso s ejemplos de tra- todas las formas de discriminación racial.
tados multilaterales con contenido de jus cogens, pero que (2) J.BARBERIS, 1970, 85.
precisamente por no (3) En este sentido, M.VIRALLY, Michel, 1969, 26.
376 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 377
Sin embargo, es importante resaltar que reconoce expresamente que “no es la comunidad internacional en un momento determinado de su desarrollo orgáni-
forma de una norma general de Derecho Internacional la que le da carácter de co” (6).
jus cogens, sino la especial naturaleza de su objeto” (1). “La comunidad internacional reconoce ciertos principios que correspon-
El objeto o contenido de las normas en análisis, desde el punto de vista den a sus intereses esenciales y a sus concepciones morales básicas” (7).
puramente doctrinario puede ser considerado desde una doble acepción.
“Las normas de jus cogens... son la piedra angular del desarrollo progre-
Desde el punto de vista amplio, el concepto de jus cogens se confundiría sivo, del Derecho Internacional contemporáneo. Además son imprescindibles
con la esencia misma del sistema jurídico internacional, con las reglas mínimas para la estabilidad de las relaciones internacionales y constituyen uno de los
necesarias que lo sustentan y entrelazan, vinculándolo obligatoriamente a los instrumentos más eficaces de coexistencia pacífica entre los Estados con siste-
Estados y cuya transgresión atentaría contra su propia existencia. En esta mas económicos y sociales diferentes” (8).
acepción, las reglas de jus cogens abarcarían principios como el de pacta sunt
Es decir que las normas en estudio son el producto directo de las estruc-
servanda, buena fe, rebus sic stantibus, responsabilidad de los Estados, y re-
turas del Derecho Internacional moderno. Este abarca ahora nuevos planes de
glas que rigen las fuentes y los sujetos del Derecho Internacional Público (2).
cooperación en sentido amplio (que comprenden el bienestar, seguridad y co-
En su significación restricta, el jus cogens estaría determinando exclusi.- existencia de los Estados) al par que las relaciones internacionales han dejado
vamente valores sociales trascendentes, producto de cierto grado de desarrollo de ser meramente diplomáticas e interestatales para afectar a nuevos grupos e
de la comunidad internacional y de sus sistemas jurídicos, que brindan las po- individuos y trascender a muchos dominios de la vida social y económica (9).
sibilidades de su existencia y los resortes para su creación y protección (3).
Por ello estas normas están directamente relacionadas con “problemas
A nuestro entender, el contenido de estas normas ha de ser ubicado precisos y sustanciales de determinadas áreas de la vida internacional...” “es-
dentro de los límites de la acepción restrictiva, dejándose de lado los principios trictamente limitados a aquellos principios que tienen un significado funda-
y reglas fundamentales, emanados de las “napas profundas del Derecho objeti- mental para la estabilidad y seguridad jurídica de la comunidad internacional”
vo” (4) y difíciles de concebir como mutables y vinculados al arbitrio y libre ac- (10).
ción de los Estados, aun comunitariamente considerados. En síntesis, el jus cogens no es sino la expresión jurídica de la comunidad
Por ello las normas de jus cogens poseen un ámbito más restringido y es- internacional en el momento en que toma conciencia de ella misma y de los
tán relacionadas con problemas precisos y sustanciales, pero de determinadas valores sobre cuyo reconocimiento reposa y se constituye (11).
áreas de la vida internacional, estrictamente limitados a aquellos principios
que tienen significado para la estabilidad y seguridad jurídica de la comunidad
internacional en una etapa concreta de su proceso histórico. A vía de ejemplo, Sección VIII
es posible concebir que los Estados renunciaran en determinado momento al
principio de la igualdad soberana, derogándolo o sustituyéndolo por otro. Es Individualización. Clasificación
casi imposible imaginar la desaparición de la norma pacta sunt servanda...
Las referencias al jus cogens en el sentido de la concepción amplia, son
1. Planteo de la cuestión
mínimas en los antecedentes de la Convención de Viena y parecen ser más fru-
to de vacilaciones o dudas que producto de una elaboración doctrinaria (5). Por
Luego de logrado el concepto de jus cogens en el ordenamiento jurídico
el contrario la mayoría de los participantes de manera directa o indirecta alu-
internacional, la individualización de sus normas concretas tal vez sea la tarea
den a aquél en sentido restrictivo:
más dificultosa del investigador.
“Las normas de jus cogens son aquellos principios que la conciencia jurí-
La Comisión de Derecho Internacional eliminó la enumeración de casos
dica de la humanidad, revelados por sus manifestaciones objetivas, considera
del texto en su proyecto, incluyéndolos no obstante en el comentario del actual
como absolutamente indispensables para la coexistencia y la solidaridad de la
artículo 53 de la Convención, basándose en que “la mención de algunos casos...
(1) Op. cit. pág. 71-72.
(2) En este sentido: E.SUY, 1967, 18 K. MAREK, 1968, 449; CG.
SCHWARZENBERGER, 1965. :
(3) En este sentido: U.SCHEUNER, 1967, 524 y 525. E. DE LA GUARDIA y M. (6) Primer período de sesiones. Actas resumidas, pág. 325.
DELPECH, 1969, 83. y nota 198. (7) JIMÉNEZ DE ARÉCHACGA, ibid, pág. 335.
(4) G.SCELLE, G., op.cit., T. 3, 400. (8) DJIBRILLA MAIGA, ibid, pág. 361.
(5) Gregory TUNKIN, hizo referencia a la norma pacta sunt servanda como jus cogens (9) Ver W. FRIEDMAN, 1967, 81,
siendo esa opinión contestada de inmediato, en la misma sesión, por Roberto AGO. Anuario de la
(10) U.SCHEUNER, 1967, 524 a 526.
Comisión de Derecho Internacional, págs. 207 y 210, año 1963.
(11). A.GOMEZ ROBLEDO, 1981. T. III, 204.
378 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 379
podría originar, aunque su redacción fuese muy cuidada, errores de interpreta- 4. Normas que protegen los derechos fundamentales de las personas en su
ción en cuanto a la actitud concerniente a otros casos no mencionados” (1). proyección humanitaria y universal
Si bien la enumeración e individualización de las normas de jus cogens
en vigencia excedía y hubiera desbordado la labor de la Comisión o la Confe- Situamos en este grupo las normas que proscriben la discriminación ra-
rencia, no es menos cierto que esta tarea resulta de enorme importancia para la cial; la supresión de la esclavitud, el genocidio, la trata de mujeres, niños y
acción de la comunidad internacional y los Estados que la componen y muy seres humanos (9).
poco se ha hecho al respecto en forma técnica desde que la Convención fuera
El continuo y recíproco trasiego de normas del Derecho Internacional
concluida hasta el presente.
consuetudinario y convencional, hace difícil descubrir la fuente de la cual
Las normas en estudio más generalizadas y notorias podrían ser agrupa- emergieron, y en donde encuentran actualmente vida jurídica. Problema formal
das (2) de acuerdo a la siguiente clasificación: que se mantiene en el plano puramente doctrinario, hasta que las dudas de la
existencia, vigencia o contenido de dichas normas vuelven imprescindible esa
2. Normas que protegen los intereses y los valores de la comunidad como tal investigación.
Entre éstas pueden incluirse la interdicción del uso y de la amenaza de la Sección IX
fuerza; el aseguramiento del mantenimiento de la paz; el derecho al desarrollo
económico, social y cultural (3); represión de piratería; y la libertad de alta mar. Efectos
- Cabría incluir en este grupo, en su caso, ciertas normas que también
habrían adquirido carácter de jus cogens pero que están aún en proceso de de-
sarrollo. Nos referimos a las que establecen que los fondos marinos y oceánicos En virtud de la importancia y el papel que se le asigna a la norma de jus
y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional, así como sus re- cogens en el ordenamiento jurídico internacional, todo acuerdo, acto unilateral,
cursos, son patrimonio común de la humanidad (4); el principio de que la explo- hecho u omisión de los Estados que la contravenga, debe ser reprimido median-
ración o utilización del espacio ultraterrestre o los cuerpos celestes deben ser te la sanción más severa y excepcional: su nulidad y extinción.
realizados en provecho y en interés de la humanidad y pertenecen a toda ella Ello en contraposición a otros actos o hechos ilegales de los Estados que
(5), y la defensa del medio ambiente (6). de igual manera podrían llegar a tener efectos jurídicos por aquiescencia o re-
conocimiento.
3. Normas que protegen los derechos de los Estados como tales y en sus re- Dichos efectos pueden darse por otra parte en doble y diversa forma: que
laciones recíprocas, en tanto que miembros de la sociedad internacional la norma de jus cogens determine la nulidad de los actos, hechos y-demás, que
nazcan en oposición a ella, o que una norma de jus cogens superviniente pro-
o Hallamos aquí las normas que establecen la soberanía y la libre determi- duzca la extinción de los actos o hechos preexistentes que la contradigan.
nación de los Estados (7); su igualdad soberana (8), y el principio de la no inter- Si bien estas conclusiones fueron en general admitidas simultáneamente
vención. con el reconocimiento de la existencia de normas de jus cogens en el ámbito
internacional, fue la Convención de Viena la que realizó un importante aporte
al desarrollo progresivo del punto. Por eso y para concretar el estudio aquí nos
basaremos en ella y nos referiremos exclusivamente a la hipótesis de los trata-
dos.
(1) Anuario de la Comisión de Derecho Internacional, 1963, Vol. IL En primer lugar, en el caso de que un acuerdo internacional nace en opo-
(2) Ver también U. SCHEUNER, 1967, 526 y 527.
| (3) ] Arts. 1 pár. 1; y 2 pár. 4; art. 1 pár. 1 y 2 pár. 3; art. 1 pár. 3, 55 y 56 de la Carta de sición a una norma de jus cogens, el acto es inválido y borra todos los efectos
Naciones Unidas respectivamente. jurídicos entre las partes, que de querer rehacer la relación deberán volver a
(4) Resolución 2749 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas. celebrar una nueva convención de conformidad a derecho. “Es nulo todo tratado
. 6) . Tratado de Washington-Londres-Moscú de 1967, sobre los principios que han de re-
gir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre,
que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma impera-
incluso tiva de derecho internacional general” (Art. 33 parte primera de la referida
la luna y otros cuerpos celestes.
(6) ] La referencia que se hace aquí de las normas de jus cogens es por supuesto mera- Convención).
mente enunciativa y a fin de ilustrar la clasificación. La labor individualizatoria
precisa es a veces
dificultosa, y también sorprendente.
(7) Árts. 1, pár. 2, y 2 pár. 7 de la Carta de las Naciones Unidas.
(8) Art. 2, pár. 1 de la Carta.
(9) Art. 1, pár. 3 de la Carta.
LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO... 381
380 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
acto jurídico y no simplemente sus efectos y tendría que retrotraerse al naci-
Por lo tanto, el tratado es nulo ab initio, es decir desde su origen, supri-
miento del acto. En cambio en el caso la norma opera desde el momento en que
miéndose absolutamente todos sus efectos jurídicos. La nulidad opera en conse- surge y en realidad no se trata ya de una nulidad sino simplemente de deroga-
cuencia ex tunc. Esto sin embargo en teoría, ya que un tratado, aun cuando no -
ción de un tratado plenamente válido (2).
haya existido como norma creada, ha entretejido una serie de relaciones y con-
Pese a estas críticas, aquella fórmula se mantuvo deliberadamente y ello
secuencias no eliminables automáticamente.
para señalar la gravedad e importancia de la hipótesis, extendiendo los mismos
El artículo 71 de la Convención en su inc. 1 da las pautas que tienden a
efectos del artículo 53 en la medida de las posibilidades.
reacondicionar la situación: “Cuando un tratado sea nulo en virtud del art. 53,
Los tratados celebrados con anterioridad a la aparición de la norma im-
las partes deberán a) eliminar en lo posible las consecuencias de todo acto que
se haya ejecutado basándose en una disposición que está en oposición con la perativa son válidos en cuanto a todos los efectos ya realizados. Los que aún no
norma imperativa de derecho internacional general; y b) ajustar sus relaciones se agotaron al entrar en vigor la norma superviniente pueden presentar dos
mutuas a la norma imperativa de derecho internacional general”, situaciones: los que son totalmente incompatibles con ella expiran de inmedia-
to; los que no lo son, conservan su plena validez en lo viable.
Es decir, que las partes están obligadas a reconstituir la situación al es-
“Cuando un tratado se convierta en nulo y termine en virtud del art. 64,
tado en que se encontraba antes de tener ejecución el tratado y tal como si los
actos nunca se hubieran ejecutado, adaptando sus conductas a la norma de jus la terminación del tratado: a) eximirá a las partes de toda obligación de seguir
cogens violada y quedando a su arbitrio el reajuste de las relaciones mutuas en cumpliendo el tratado; b) no afectará ningún derecho, obligación o situación
lo restante. jurídica de las partes creadas por la ejecución del tratado antes de su termina-
ción; sin embargo, esos derechos, obligaciones o situaciones podrán en adelante
En la hipótesis que examinamos, la violación se considera de tal grave-
mantenerse únicamente en la medida en que su mantenimiento no esté por sí
dad además, que la nulidad es absoluta y opera sobre todo el tratado y no sólo
mismo en oposición con la nueva norma imperativa de derecho internacional
sobre las disposiciones concretas que contravienen la norma de jus cogens: “En
general” (Art. 71, inc. 2).
los casos previstos en los artículos... 53 no se admitirá la división de las disposi-
ciones del tratado” (Art. 44 inc. 5 de la Convención). Opinamos que en este caso Está también conjugado en este caso el principio de la divisibilidad de las
la solución adoptada responde a una concepción teórica ideal y que comparti- previsiones del acuerdo y su tratamiento diverso, en contraposición al principio
mos, pero desde el punto de vista realista tal vez hubiera sido más acertado en establecido para la primera hipótesis. Opinamos que la solución aquí es más
un primer paso del desarrollo progresivo admitir aquí la divisibilidad del trata- acertada no sólo por lo expuesto a propósito del comentario de aquélla, sino
do, como se hace para el caso de norma superviniente. Es más viable que en la también porque la severidad no puede alcanzar tales límites. Las partes al rea-
práctica los Estados admitan la nulidad de algunas previsiones de un acuerdo, lizar sus convenciones lo hacen en forma totalmente ajustada a las normas
que de todo éste. vigentes en ese momento, entre las que la de jus cogens superviniente todavía
no ha tenido ser.
La segunda hipótesis que se presenta es la de aparición de una nueva
norma de jus cogens: “Si surge una nueva norma imperativa de derecho inter-
nacional general, todo tratado existente que esté en oposición con esa norma se Sección X
convertirá en nulo y terminará” (art. 64). Es decir, toda convención que se
oponga a la norma superviniente es abrogada por ésta por su jerarquía superior Mecanismos y procedimientos
y por su posterioridad en el tiempo. Es una clara situación de terminación del
tratado a partir del momento en que emerge la reciente norma a la vida jurídi-
ca. Intimamente relacionado con la búsqueda del concepto del jus cogens y
La propia Comisión de Derecho Internacional en su comentario al artícu- sus efectos, está el tema de los mecanismos y procedimientos a los que recurrir
lo expresaba que “la norma no anula el tratado, sino que prohibe que continúe para dirimir los conflictos al respecto.
existiendo y cumpliéndose” (1). Asimismo el artículo se encuentra inserto en la Es fácil comprender que si los Estados reconocen por sí o de común
Sección titulada “Terminación de los tratados y suspensión de su aplicación” y acuerdo que sus conductas o sus convenciones están en contradicción con una
las consecuencias previstas en el art. 64 al respecto, revelan también un caso norma de jus cogens y cesan en ellos, no existe en tal caso dificultad alguna.
de terminación, ya que los efectos jurídicos anteriores subsisten. Pero es evidente que los conflictos que pueden plantearse en tal delicada mate-
La fórmula utilizada, “es nulo y terminará” no es técnicamente correcta ria no pueden quedar librados a la calificación, interpretación o decisión unila-
ya que se emplean conjuntamente dos términos que son diferentes y en cierto
sentido contradictorios. Si se tratara realmente de nulidad estaría afectando el
(2) G.MORELLI, 1967, 108 nota 2.
(1) Op. cit., pág. 86.
382 ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO...
383
teral de los Estados y es imprescindible fijar un procedimiento y confiar esa
más lógico situarse “en ese plano evolutivo en que lo estructural
función a órganos imparciales y ajenos a aquéllos. se integra pro-
gresivamente desde lo sustantivo” (4).
Este punto llegó a poner en peligro la propia Convención de Viena al en-
Por otra parte en ningún sistema normativo es tarea fácil determin
frentarse las posiciones extremas que aceptaban o negaban la solución a través ar e
interpretar su contenido, ni los actos ilegítimos son sólo reprimibles a través
de la jurisdicción obligatoria de la Corte Internacional de Justicia. Se volvieron de
mecanismos procesales. En la sociedad interetática existen
a platear aquí los problemas de la “crisis de confianza” en la Corte y los tradi- actualmente, por
ejemplo, otro tipo de sanciones no desdeñables, como pueden
cionales argumentos de la incertidumbre del Derecho Internacional y la defen- ser la condena de
la opinión pública interna y externa de los Estados y la presión
sa de la soberanía de los Estados (1). de los organis-
mos internacionales, que no permitirían en definitiva violar en
Se logró en definitiva una fórmula de transacción que estatuyó un proce- forma impune y
prolongada, principios creados y sustentados por la comunidad.
dimiento que en síntesis recurre para caso de conflicto en primera instancia
a
los medios indicados en el artículo 53 de la Carta de las Naciones Unidas
y en
último término a la comparecencia a la Corte a instancia de cualquiera de Sección XI
las
partes en la controversia, salvo que se conviniese de común acuerdo someterse
a arbitraje (Artículos 65 y sgtes. de la Convención de 1969). Proceso de codificación. Desarrollo progresivo
El procedimiento previsto es largo y complejo y tornan un poco ilusorias
las consecuencias prácticas de las normas de jus cogens. Desvirtúa además en La Comisión de Derecho Internacional
cierto sentido algunos efectos concretos atribuidos a aquéllas ya que como manifestó oportuna mente: “...sólo
se un gobierno discute
puede apreciar la nulidad o extinción la existencia de normas de jus cogens, y es difícil no recono-
no funcionaría en forma automática des-
de que está sujeta a la acción de las partes en la controversia, excluyéndose cer su existencia...” y, por ello llega a la conclusión de que en la
así codificación del
toda posible participación de los otros Estados y de los Tribunales de oficio. derecho de los tratados debía partir de que existen (1).
La solución alcanzada, si bien se consideró que era “el máximo posible de Por otro lado, todos los antecedentes de la Convención nós señalan
cons-
consenso de acuerdo al estado tantemente que existe un acuerdo casi unánime en cuanto a
actual del Derecho internacional” (2) por dema- la existencia de
siado amplia y conflictiva puede resultar ineficaz para resolver las aquéllas, llegándose incluso a la concreta individua lización de muchas
delicadas de ellas.
cuestiones y situaciones que planteen las normas de Jus cogens. En mérito a esto, la Convención, en cuanto reconoce la existenci
a de
En nuestra normas de jus cogens es de lege lata. El resto de las prevision es,
opinión los difíciles problemas de los mecanismos y procedi- desde la propia
mientos a aplicar en el caso se irán resolviendo definición intentada en el art. 53 hasta los efectos anulatori os,
progresiva y naturalmente a sus consecuen-
medida que se desenvuelva la sociedad internacional y las normas de cias y procedimientos, es de lege ferenda. Pero es menester dejar
jus co- sentado, que
gens logren ocupar el sitial hacia salvo ciertas excepciones ya apuntadas, estas normas de desarroll
le cual se las va llevando. o progresivo
contaron también en su elaboración con apoyo casi unánime.
Sin embargo, las dificultades que se pueden plantear en este aspecto son
las que han levantado las más severas críticas a la admisión de la Por eso el acelerado e inmenso desarroll o jurídico que ha tenido
existencia de el tema,
reglas de jus cogens nos revela las necesidades imperiosas de la sociedad internacional
en el ámbito del Derecho de Gentes. Para ello se argumen- que lo im-
ta en esencia que no existen mecanismos pulsan.
efectivos que puedan determinar obje-
tivamente tales reglas ni que presenten a la vez las debidas garantías
procesa-
les para su aplicación (3).
Sección XI
No nos parece acertado negar la existencia de dichas normas en mérito a
las carencias aludidas, las que precisamente se irán colmando a medida Desenvolvimiento esencial
que
aquéllas se vayan afianzando en el ordenamiento jurídico internacional.
El problema de la institucionalización de las garantías en el Derecho de
Gentes no es exclusivo de las normas de jus cogens y no puede evidentemente El jus cogens ha roto el conjuro que lo mantenía replegado en la realidad
hacerse depender la validez y eficacia de éstas únicamente de aquélla. Resulta jurídica internacional: es un derecho cierto, de contenido sustancial, instru-
mento fundamental de la comunidad para impulsar pacíficamente sus cambios
y desarrollo. Pero esto es sólo el principio.
(1) Problema ya planteado antes en las Convenciones de Ginebra sobre Derecho del
mar, la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y la
Convención de Viena sobre relacio-
nes consulares. Un estudio detallado al respecto, en H.W.BRIGGS
,1967, 976.
(2) Comentarios de la Comisión de Derecho Internacional, ibid, pág.
86 y 87. (4) M.PEREZ GONZALEZ, op.cit., 144.
(3) En este sentido, ver G. SCHWARZENBERGER. 1965. (1) Ibid, pág. 71.
Ja MKUDOEONIV FULOELIAW iru
LAS NORMAS DE JUS COGENS EN EL CAMPO DEL DERECHO...
385
La Convención de Viena de 1969 marca el comienzo de un proceso que normas de jus cogens tendrían su aplicación de forma más individua
confirma su existencia y abre las vías de su manifestación y desenvolvimiento lizante y
consciente.
plenos. Pero ella se mueve sólo dentro del marco de Derecho de los tratados y
En contraposición a aquélla, encontra mos la función
nos deja en las fronteras de ciertas inseguridades jurídicas en cuanto a la indi- “preventiva” que
cumplen las normas de jus cogens, es decir en su proceso
vidualización concreta de muchas de aquéllas. de aplicación espon-
tánea del Derecho.
Por ello, y como medio para solucionar esta indeterminación de las nor-
“La función preventiva es, sin duda, la más importante,
mas de jus cogens, se ha hablado en primer término de confiar “a una autoridad al menos cuanti-
tativamente. La rareza e incluso la dificultad de encontrar supuestos
imparcial” -en especial los tribunales internacionales- la tarea de “descubrir reales o
siquiera verosímiles de disposiciones convencionales contrarias
estas reglas, del sistema jurídico como tal, transformando directamente los a normas impe-
rativas, constituye síntoma de la importan cia de aquella primera
valores sociales primordiales en imperativos jurídicos” (1). función. Es
cierto que los Estados observan conductas contrarias a normas
Sin embargo es difícil concebir esta situación en el estado actual del De- de jus cogens,
pero no es menos verdad que para ello no suelen concluir tratados.
recho Internacional. “¿Quién asegurará que esos pronunciamientos tendrán En la mayo-
ría de los casos, los tratados son conformes a las normas imperativ
validez? El poder de los jueces internacionales no es similar a los de un legisla- as de Dere-
cho internacional” (6).
dor. Los Estados no se han atenido a considerar sus decisiones como la expre-
Llegamos a la conclusió n entonces, que para cumplirse esta fundamental
sión del derecho, como otorgándoles en este sentido una presunción de exacti-
“función preventiva” se hace imprescindible la individualización
tud... Las decisiones de los tribunales internacionales no son fuentes de Dere- concreta de las
normas que revisten carácter de jus cogens.
cho internacional” (2).
En este sentido reafirman nuestra posición las conclusiones finales
Por otra parte, para la creación de normas de jus cogens no se hace im- apro-
badas en la Comisión II del IX Congreso del Instituto Hispano-
prescindible la existencia de “mecanismos autoritarios de formación del dere- Luso—
Americano de Derecho Internacional sobre la determin ación del
cho”. Basta, como quedara dicho, un determinado desarrollo histórico de la co- contenido del
jus cogens, que terminan recomend ando: “1) Que los Tribunale
munidad internacional (3). s califiquen
cuando proceda y en la medida de lo posible, el carácter de jus
Pero entonces existe con respecto al jus cogens una necesidad básica, cogens de las
normas que consideren. 2) que los Organismos codificadores determin
producto de su propia naturaleza y de su desarrollo actual: la individualización en en qué
casos tienen carácter de jus cogens las normas codificad as por
precisa y concreta de sus normas. Proceso intermedio entre la función legislati- ellos y hagan
mención expresa de tal carácter. 3) Que la doctrina atienda también
va y jurisdiccional, que permite descubrir la cristalización de aquellas normas a la de-
terminación del carácter de jus cogens de las normas internacionales”.
en la estructura jurídica de la comunidad internacional.
Sin embargo, si analizamos la Jurisprudencia, resoluciones de los
Como muy precisamente lo determina el Prof. José A. Pastor Ridruejo, Orga-
nismos Internacionales y doctrina de los últimos años, encontra
las normas de jus cogens pueden cumplir dos funciones (4): sancionatoria y mos aún cierta
reticencia para la individualización de las normas de jus cogens.
preventiva. Por esto es
necesario continuar insistiendo en la importancia de esta labor,
y su realización
La primera de ellas, que se realiza mediante la invalidación de los trata- por las múltiples vías abiertas para ello.
dos incompatibles con aquellas normas, es supletoria y “tiene por consiguiente
La Comisión de Derecho Internacional puede desarrollar un quehacer
carácter excepcional. Y este carácter se acrecienta por las razones que siguen: in-
valorable en este sentido, excitando o realizand o la investiga ción
naturaleza verosímilmente secreta de los tratados que los Estados partes saben jurídica para
lograr la individualización de las normas de jus cogens, en ciertas materias
contrarios al jus cogens, e inverosimilitud de que el propio Estado parte alegue y a
través de los varios medios a su alcance.
la incompatibilidad del tratado con normas imperativas” (5).
Toda esta labor multifacética, lenta pero firme, y en la medida en
Es de observar que esta función, de carácter negativo, es en la actualidad que los
Estados deseen continuar la, dará los desarroll os necesario s de estas
la comúnmente aludida y la recogida en la Convención de Viena, y en la que las normas
que se revelan como medulares en el Derecho Internacional contempo
ráneo.
(1) La asignación de esta tarea legislativa podría bien extraerse de una interpretación
literal de las palabras ya citadas de la Comisión de Derecho Internacional al dejar que el contenido
de la norma de jus cogens “se forme en la jurisprudencia de los tribunales”.
(2) J.NISOT, 1968, 3. :
(3) M.VIRALLY, 1969, 21.
(4) El término “función”, en nuestro concepto, debe entenderse en este caso como medio
operacional, para cumplir los fines de las normas de jus cogens en sí, a saber, la realización y desa-
rrollo de convicciones medulares de la comunidad.
(5) J.PASTOR RIDRUEJO, op.cit., 7.
(6) J.PASTOR RIDRUEJO, op.cit., 6, 7 y 11.
Capítulo VIII
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL
PUBLICO Y OTROS SISTEMAS
por Heber Arbuet-Vignali
Roberto Puceiro Ripoll
Sumario:
I. Marco conceptual e histórico del problema. 1. Ubicación del tema.
2. Desarrollo histórico del asunto. 3. La inserción de la doctrina en la evo-
lución del problema. 4. La realidad a partir de mediados del Siglo XX. 5. El
análisis de la doctrina y práctica tradicionales y de la normativa interna-
cional vigente. 6. Consideraciones en torno a las normas de la Constitución
del Uruguay, relativas a esta temática. II. Estado actual del problema
y vías para resolverlo. 1. Los puntos de partida. 2. Actitudes que puede
asumir un Estado en las relaciones internacionales. 3. Disposiciones cons-
titucionales respecto a las relaciones entre sistemas y sus consecuencias,
TIT. El problema en el marco de los sistemas de cooperación e inte-
gración. 1. Ubicación de la cuestión. 2. El problema de las relaciones en-
tre sistemas en la cooperación y en las integraciones de baja intensidad y
profundas. 3. Las relaciones entre sistemas en el marco de los procesos de
integración de mediana intensidad.
Sección I
Marco conceptual e histórico del problema
1. Ubicación del tema
La forma cómo se relacionan las normas del Derecho Internacional Públi-
co con las de los sistemas internos de los Estados es uno de los más importantes
asuntos a resolver dentro del marco actual de nuestra disciplina. Esta impor-
tancia se acrecienta cuando los Estados ingresan en el ámbito de la regulación
Jurídica de procesos de integración que desean ir mas allá del intercambio eco-
nómico y comercial, pero mantenerse en las características jurídicas del Dere-
398 HEBEK AKBULEIL-VIUNMALI- KUBEKIO PUCELKO KIPULL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 389
cho Internacional Público (1). Además, debe considerarse si es la misma la rela- 2. Desarrollo histórico del asunto (2)
ción del Derecho Comunitario con el derecho interno de los Estados reunidos en
la Comunidad y cuales son las relaciones del Derecho Internacional Público con Sin intentar un breve análisis de cómo se presentó este asunto a través
los sistemas de Derecho Comunitario. Por esta razón veremos primeros los vín- de la evolución del Derecho Internacional Público sería difícil comprender y
culos del Derecho Internacional Público con los sistemas internos en general, y poder superar los errores cometidos.
en especial con el de nuestro País; posteriormente estudiaremos este problema
Los Tratados de Westfalia de 1648 constituyen un hito significativo como
en el marco del sistema jurídico del MERCOSUR; y por último haremos una
inicio del sistema del Derecho Internacional (3); y ya en ellos resultó necesario
breve referencia al problema en el marco del Derecho Comunitario.
resolver el problema que nos ocupa, lo que se hizo dándole preeminenc
De la misma manera que afirmamos la importancia actual del tema de- ia al
Derecho Internacional sobre el interno (4).
bemos decir también que este es uno de los puntos más confusamente tratados
Durante los siguientes 300 años, desde Westfalia a mediados del Siglo
en toda la historia del Derecho Internacional Público. Desde el planteo de
XIX, se mantiene la posibilidad de conflictos entre el Derecho Internacional
Trieppel (1923) entre fines del Siglo XIX y principios del XX, se introducen una y
un sistema interno, pero no constituyen un problema frecuente y ni la doctrina
serie de paralogismos, tanto en la primer argumentación como en las múltiples
ni la práctica encuentran mayores dificultades para resolverlos. Esto ocurre
respuestas que se le dan apoyando o rebatiendo a Trieppel. Comienza así una
porque los asuntos reglados por el Derecho Internacional Público sólo alcanzan
larga y estéril lucha de escuelas que, por casi un siglo y aún después de ser
materias de un casi exclusivo interés interestatal y político (5) en tanto los de-
superada, continúa enturbiando con consideraciones teórico-especulativas un
rechos internos se ocupan de otros asuntos. Teniendo estas características el
problema práctico que debe resolverse a partir de consideraciones teóricas más
Derecho Internacional y los sistemas internos, eran pocas las posibilidades de
realistas.
conflictos, menos aún los casos en que los tribunales internos debían intervenir
La discusión monismo-dualismo es válida y enriquecedora cuando el y, cuando ello ocurría, no resultaba muy difícil decidir ya que, prevaleciendo las
asunto consiste en resolver el problema del concepto y fundamento del Derecho ideas jusnaturalistas con su concepción universalista y jerárquica, se entendía
Internacional Público. Pero no creemos que constituya el marco conceptual que el Derecho Internacional, derivado del Derecho Natural, prevalecía sobre
apropiado para resolver otras cuestiones de carácter eminentemente práctico los ordenamientos jurídicos internos.
como lo es el problema de qué decisión tiene que adoptar el juez interno cuando
Desde mediados del Siglo XIX se dan dos circunstancias que cambiarán
necesita resolver un caso y se encuentra con contradicciones entre dos normas
este panorama. Los excesos de la doctrina jusnaturalista habían impulsado la
que internamente están en vigor: una del derecho interno, que ha creado su
reacción positivista y hacia fines del siglo una nueva realidad de hecho deter-
Estado y otra del Derecho Internacional que su Estado ha contribuido a crear y
mina un cambio de sistema en el Derecho Internacional Público abriéndose el
se ha obligado a respetar.
período del llamado Derecho Internacional “contemporáneo” que se extiende
Como veremos a continuación este es un caso de aplicación del derecho hasta mediados del Siglo XX.
positivo vigente, que la mecánica de nuestra civilización y sus exigencias han
En estas circunstancias se incrementa lentamente la posibilidad de con-
hecho un problema cada vez mas frecuente de la judicatura interna y que debe
flictos entre el Derecho Internacional y los sistemas internos. Las nuevas técni-
ser resuelto con certeza y seguridad para bien de las relaciones internacionales.
cas en las comunicaciones aumentan los contactos entre los Estados y la inter-
Ya no es, como lo era antes, un problema mas cercano a la filosofía del derecho
dependencia entre ellos, razón por la cual estos se ven en la necesidad de ir
que a la hermenéutica jurídica. Como dice J.M.Arrigui (1996, 1, 333), cuando
transfiriendo alguno temas del ámbito de su exclusivo dominio discrecional a la
hay conflicto entre normas de Derecho Internacional y de derecho interno
“...¿cual de las dos prima, cual, en definitiva, deberá aplicar el juez?...”
(2) Por una exposición más detallada de este desarrollo puede verse H.ARBUET-
VIGNALI (1995, 63 a 69).
(3) Ver H.,ARBUET-VIGNALI (1996), en especial las pags. 26 a 30 y 42 a 46.
(4) En la Paz de Múnster entre España y los Países Bajos del 30 de enero de 1648, su
art. 76 establece una serie de disposiciones que afectan a particulares y para clarificar
las conduc-
tas a seguir se convino que, para cumplirlas, los Estados renunciaban "a cualquier
ley, costumbre y
otras cosas contrarias a estas obligaciones” convencionales. Como veremos,
en esos tiempos, era
excepcional que se plantearan problemas de colisión entre el derecho interno y el Derecho Interna-
(1) Es significativa la posición de J.A.PASTOR RIDRUEJO (1989,173 y 174), que ar- cional Público, pero si ello ocurría se resolvían expresamente dando primacía a este último.
gumenta sobre la importancia del tema a partir de afirmar que ella “...radica en el hecho de que la
(5) Las normas del Derecho Internacional llamado "clásico" regulan únicamente temas
eficacia real del primero (el Derecho Internacional Público) depende en muy amplia medida de la
cómo: la adquisición de territorios; las cuestiones de fronteras; las relaciones
fidelidad con que los Derechos nacionales se conforman a las normas internacionales y les den entre beligerantes y
de estos con los neutrales; la actividad diplomática; la celebración de tratados;
efecto...”. la responsabilidad
internacional; las dignidades y honores reales y Otras actividades por el estilo.
Era difícil que, por
entonces, el derecho interno reglara estos temas y si lo hacía era siguiendo los lineamientos
de sus
compromisos internacionales.
390 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTER
NACIONAL PÚBLICO... 391
esfera de las decisiones tomadas en común bajo las reglas del Derecho Interna- cualquiera de los casos, deban o no ingresar,
cional. El Derecho Internacional Público comienz una vez que lo han hecho, qué
a a regular algunos campos
más cercanos a las actividades jerarqu ía tienen dentro de la pirámi de interna :
privada s: las comunic aciones , el comercio, la ¿supra constitucionales, supra
cooperación judicial, los intercambios culturales, legales pero infraconstitucionales, infralegales? (9).
etc.. De esta forma, sin que se ,
llegue aún a un punto crítico, se multipl ican las posibili La lucha de escuelas sobre estos temas que se inicia a fines del
dades de colisión entre siglo XIX,
normas del Derecho Internacional Público y se ocupa del enfoque jurídico filosófico y, por sus enfren
reglas de algún sistema jurídico tamien tos académicos,
interno. Como veremos mas adelant e esta tendenc ha conducido a grande s confusi ones, pero tiene muchas
ia se intensificará al máximo cosas rescatables que
a partir de mediados del Siglo XX. Por otro lado abren el campo a nuevas posiciones mas adecua das a nuestr
se abre camino la doctrina po- os tiempos.
sitivista con rasgos voluntaristas y la idea de En esos momentos, si bien el asunto de las relaciones
la perfección del ente Estado, con entre el Derecho
lo que entra a pensarse en la preeminencia Intern aciona l y los sistem as
de su sistema jurídico sobre todos interno s tenían alguna s repercusiones prácticas,
los demás. primordialmente se le ubicab a como un tema teórico, con vuelo doctrinario,
pero casi sin importancia para el derecho positiv o dentro de la parte especial
3. La inserción de la doctrina en la evolución destinada a solucio nar los proble mas cotidia nos. Esto
del problema explica la razón por la
cual, hace casi un siglo el asunto se planteó exclusivamen
te referido a la teoría
En 1899 Triepel (1913) realiza el primer general . Origin alment e es tomado como un argume nto
esfuerzo para solucionar los a su favor por los doc-
problemas doctrinarios que trinos dualistas, Trieppel (1923) lo presen ta en el Curso
se venían plante ando. Es esta la misma época en de la Academ ia de La
que retoma importancia el problema del Haya, seguido luego por Anzilotti, Quadri, Morelli , Oppenh
fundamento del Derecho Internacio- eim, etc.; luego se
nal, apareciendo las doctrinas subjetivistas produce la respue sta monist a (Verdro ss, Kelsen, Scelle,
de las cuales Trieppel y sus segui- etc.) abrién dose la lu-
dores son claros exponentes cha de escuelas; y posteriormente aparec en las teorías
(6). concili adoras de base
dualista (Waltz) o monista (Verdross en su segunda posició
“ En eel caso del derecho positiv o vigent n, Kuntz, Lauter-
e que nos ocupa, el problema consis- pacht, Guggenheim, etc.).
teen determinar si es necesario o no que
una norma jurídica internacional Para la doctrin
cumpla ciertos requisitos establ a monist a sólo existe un ordena miento jurídico que com-
ecidos por el derecho interno para que éste con-
sidere que ha ingresado en él y sus magist prende tanto al Derecho Internacional Público, como al
rados y funcionarios estén obligados derecho interno (¿o a
a aplicarlo (7); en segund todos los derechos interno s a la vez?). Dentro de esta posició
o lugar, si es que tienen que ingresar, cómo deben n para algunos
hacerlo (8) para ser válidas y Obligatorias autores la primacía es del derecho interno (Wentze l), para
a partir de entonces. Por último, y en otros existe posibili-
dad de elección (Kelsen en una primer posición) y para
A AL O los demás tiene priori-
dad el Derecho Intern aciona l (posici ón final de Kelsen,
(6) Ver H.ARBU ET-VIG NALI (1996/1) , especia
Scelle, etc.). Existen
lmente pp. 113 a 117. también teorías intermedias, que generalmente dan priorid
(7) Se trata del problema del “ingreso ad al Derecho In-
” de la norma internacional. Si se consider
existe un solo sistema jurídico, no hay necesid
ad de ingreso de la norma
a que ternacional (Waltz, Verdross, etc.) (10).
que ocurre con
internacional (esto es lo
el derecho comunit ario que, en la materia que rige es uno solo ya
sea de origen Para la doctrina dualista existen dos órdenes jurídicos diferen
comunit ario o nacional y aquel tiene eficacia directa en éste). Hay necesidad de ingreso si tes y por lo
se consi- tanto para que una norma del Derech o Intern aciona l
dera que se trata de dos sistemas jurídico s diferentes, el Internacional de coordina obligue en el ámbito jurí-
nos de subordinación. En doctrina, y desde ción y los inter- dico interno debe ser “transformada” mediante su recepci
un enfoque netamente filosófico
jurídico y no de análisis ón en una ley, como
Jurídico de la realidad a través del derecho positivo en vigor y la práctica de los Estados, se planteó
“la lucha de escuelas” en este campo, centrán internacional (posición radical)
dola muchas veces en sus consecuencias práctica a partir de dónde se aminoraban las exigencias (trámite previo y
sobre las relaciones internacionales. s publicidad, etc.).
En la práctica de los Estados nunca hubo dudas de que había
(9) En este
caso tanto la práctica de los Estados como la doctrina han
sido erráticas
adoptando las más diversas posiciones. A partir de mediados
del siglo XX, en la práctica constitu-
cumplir los requisitos que cada Estado cional y a influencias del derecho comunitario, cuyas soluciones no son las
dispusiese. La doctrina, aún la volunta mismas que las del
que el Derecho Interna rista, nunca discutió
cional Público era un sistema Derecho Internacional Público, las discrepancias se han ubicado generalmente
jurídico de coordinación y los sistemas jurídi- en dos
posiciones:
cos internos tenían estruct ura diferente, de subordi supra constitucional o supralegal, aunque muchas constituci
nación. Por otra parte, la doctrina, la
jurispru- ones no resuelven el problema en
dencia internacional y la práctica de
los Estados, siempre sostuvieron que forma clara y expresamente.
internas en el ámbito internacional constit las normas jurídicas
uyen un hecho que hay que probar; (10) Por una exposición más amplia de estas posiciones, puede verse
sistema único, no sólo las normas internacionale si se tratara de un J.M.ARRIGHI
s debieran tener eficacia en el ámbito interno, (1996, 1, 335 a 340) dónde también se citan autores mas recientes como A.TRUYOL
SERRA y Y
también las internas debían tener valor jurídico sino M.VIRALLY (1964). Este último adopta una posición respecto
pensó.
en lo internacional; en esto último nadie jamás a la jerarquía, la que es seguida por
J.M.ARRIGHI. Dice que la realidad muestra una pluralidad
de ordenes jurídicos internos hechos
(8) En la práctica de los Estados nunca se por los Estados particularmente y un orden jurídico
dejó de exigir algún requisito, al menos internacional hecho por el conjunto de los
efectos de la publicidad de la entrada a los Estados; agrega que los Estados se reconocen como sujetos
en vigor; acerca de cuáles eran ellos, la práctica fue muy del Derecho Internacional; y concluye en
variada, aunque se ha uniformizado que como todo orden jurídico es superior a sus sujetos, sometiéndo
bastante desde mediados del Siglo XX. los a sus obligaciones y otorgán-
desde las mismas La doctrina, en cambio,
bases fue radical: o no se necesita, doles sus derechos, elorden jurídico internacional es superior a los sistemas internos.
si se conside raba un solo sistema, o si se con- Es un buen
sideraba que eran varios era imprescindible razonamiento, que compartimos en su conclusión, pero que debe
aprobar una ley idéntica al contenido de incrementarse con las considera-
la norma ciones que hacemos infra en la Sección II de este Capítulo.
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 393
392 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
tanto que los derechos internos tienen estructura de subordinación porque se
dice Trieppel; o, en otra variante, como dice Anzilotti la norma internacional
dirige a sujetos que admiten obedecer a reglas y también a otros poderes. Estas
prima sobre el derecho interno, no por subordinación de ordenamientos, ya que
estos son independientes, sino por cuanto el Derecho Internacional constituye
características estructurales diferentes influyen en el procedimiento de formu-
un límite al poder del Estado y entonces, si este no respeta tal límite se genera lación de las normas, en el problema de las fuentes: los sujetos del*derecho in-
su responsabilidad en el ámbito internacional (11). terno generalmente no participan directamente en la creación de las normas,
estas se les imponen; los sujetos del Derecho Internacional, que son soberanos,
En 1899 Triepel sostiene que el Derecho Internacional y el orden jurídico
participan necesariamente en la creación de todas las normas que regulan su
interno constituyen sistemas diferentes porque son distintas sus fuentes (12) y
conducta.
diferentes sus objetivos (13). Agrega que como ambos sistemas son indepen-
dientes, si bien se relacionan, estas relaciones no son de subordinación de uno Si se considera que se trata de dos (o más) ordenamientos jurídicos dife-
de ellos respecto al otro y que, para que las normas del Derecho Internacional rentes que pueden regular la misma materia, la posibilidad de colisiones es un
Público se apliquen en los ordenamientos jurídicos internos deben ser “acepta- hecho y para superarlas es necesario resolver cómo se relacionan los sistemas.
das” o “recibidas” por estos, “transformándolas” en reglas internas (“la doctrina Para ello no cabe dudas que debe rechazarse la teoría de la transformación
de la transformación”) (14). afirmándose en su lugar la tesis de la incorporación directa y automática y la
primacía del Derecho Internacional en la mayoría de los casos. Pero tampoco
En consecuencias, en el planteo de Trieppel las normas internacionales
nos cabe dudas acerca de que el juez interno requiere de algo más que especu-
nunca tienen vigencia directa en el orden jurídico interno, para ello deben ser
laciones teórico-doctrinarias para tener un apoyo que le permita aplicar correc-
previamente “transformadas” y, por lo tanto, nunca puede existir conflicto en-
tamente el derecho Internacional en el ámbito interno.
tre ambos ordenamientos. El juez interno siempre deberá aplicar su derecho
interno y si este contradice al Derecho Internacional Público sólo se generará la
responsabilidad internacional del Estado en éste ámbito, por su incumplimien- 4. La realidad a partir de mediados del Siglo XX
to como sujeto del Derecho Internacional.
El planteo de Trieppel y Anzilotti y de la lucha de escuelas que origina- A mediados del Siglo XX se producen hechos que modifican la realidad y
ron está superado, no obstante lo cual algunas afirmaciones de la tesis de también la normativa internacional que la regula: entre otras causas, la más
Trieppel mantienen validez y pueden contribuir al esclarecimiento del proble- notoria es que la tecnología nuclear queda al alcance del ser humano y, en con-
ma que nos ocupa. En tal sentido, son correctos los argumentos que indican las secuencias, muchas actividades que hasta entonces sólo constituían un peligro
diferencias de sujetos y objetivos (ver notas 12 y 13), y que también es distinta potencial pasan a constituir amenazas para la existencia del género humano,
la estructura de ambos ordenamientos: el Derecho Internacional tiene una es- de la civilización o, al menos, de algunos Estados. Por esta razón aumentarán
tructura jurídica de coordinación por que regula la actividad de sujetos sobera- los ámbitos reglados por el Derecho Internacional y serán menos las cuestiones
nos que no admiten por encima suyo ninguna autoridad material y sólo la su- que se dejan a la libre decisión de los Estados, y disminuirá la amplitud del
premacía de las reglas de un sistema especial, el Derecho Internacional; en contenido del concepto “ámbito de la jurisdicción doméstica”.
Los Estados, a partir de mediados del siglo XX, sin renunciar a su sobe-
(11) Con toda la carga emocional que significa remontar el río corriente arriba, creemos ranía, sino para defenderla y asegurarla, transfieren un número cada vez más
que esta es una posición correcta de una desprestigiada corriente doctrinaria, que si pecó en otras importantes de competencias del ámbito de las decisiones resueltas individual
áreas, no lo hizo en esta. Efectivamente la práctica internacional siempre ha sostenido esto: el y discrecionalmente a la esfera de aquellas acordadas en común y bajo reglas
Estado que asume un compromiso internacional, debe cumplirlo; si no lo hace haciendo viable la
jurídicas. Se ingresa así a un nuevo sistema de Derecho Internacional Público,
aplicación de las reglas en el ámbito interno, el Derecho Internacional, a partir del Principio de No
Intervención, nada puede hacer para que ello no ocurra (cosa diferente ocurre en el Derecho Comu- el que nosotros denominamos “adecuado a la tecnología nuclear” en el cual el
nitario); pero una antiquísima regla del Derecho Internacional consuetudinario, establece también principio fundamental es la prohibición del recurso a la fuerza o a la amenaza
que, en estos casos, el Estado que asumió un compromiso y no tomó las medidas necesarias para del uso de la fuerza y en el que, además, se impone la solución pacífica de con-
que se cumpliera en su ámbito interno, es responsable en el ámbito internacional por los daños que
estaba diciendo la doctrina criticada.
troversias; se concretan reglas para hacer efectiva la cooperación internacional
ello produzca. Es lo mismo que
(12) Para el primero la voluntad concordada expresa o tácitamente por los Estados y pa- en los más diversos campos; se propicia la integración económica; se acrecienta
ra los segundos la voluntad de cada Estado. la interdependencia; y se procura preservar el medio ambiente. En fin, se in-
(13) Para el primero reglar las relaciones entre sujetos soberanos, los Estados y para el gresa a la regulación jurídica internacional en sectores de actividad no concebi-
segundo regular relaciones entre individuos y entes que admiten subordinación.
(14) En el marco de quienes sostienen que se trata de dos sistemas y que es necesario el
dos unos años antes: la protección internacional de los Derechos Humanos, aún
ingreso, no todos piensan que este debe producirse redactando una ley idéntica (teoría de la trans- ante el propio Estado de la víctima; la ordenación del comercio, de los intereses
formación); hay quienes piden requisitos de menor enjundia y la actual corriente prevalente sostie- financieros, de la actividad laboral y de un sin número de campos considerados
ne la incorporación automática: cuando el Estado cumplió sus requisitos constitucionales para que hasta entonces como de la exclusiva jurisdicción doméstica de los Estados y que
la norma internacional le obligara y ésta entró en vigor en el ámbito internacional, automáticamen-
ahora son objeto de regulación interna e internacional,
te debe ser aplicada también en el ámbito interno.
DAA UU DITULL
LAS RELACIONES ENTRE EL DERE
CHO INTERNACIONAL PÚBLICO...
395
De esta forma se increment
an notabl
entr e las reglas del Derecho Internaciona emente las posibilidades de colisión
l Público y las de los sistemas práctico (17): qué debe hacer un
De, nos. Truchas de ellas deberán Jurídi- tien
juez nacional cuand o para resol ver
ser resueltas, al menos en su prim e que considerar la aplicación de una norma de su derecho interno
un caso
| er
> POr los Jueces internos y la tendencia a la tradice otra del Derecho Internac
ional y, que con-
formación de ámbitos inte-
Para dar al juez un camino práctico apoyademás, necesita fundar su decisión.
ado en la teoría debe vinc ularse el
problema de la integración del Dere cho
:; : Inte rnacional al ámbito interno y la
jerarquía de sus normas en el mismo con el atributo que origina su discusión y
puede ocurrir a un país, sobr debe ser la base para resolverla: el atributo
e todo sí es pequeño como de la soberanía.
-. pautas para solu el nuestro. Por
cionar los conflictos entre el Dere ello las
los derechos internos, debe cho Internacional Público y
ms n ser claras y los jueces debe 5. Elanálisis de la doctrinay práctica
de sus n tener concienc ia tanto tr adicionalesy de la normativa
posi bili dade s
e ] - En consecuenciaJurí dica s como de
s, el juez internosusenresp onsabilidades funcionales. internacional vigente
frenta y debe resolver cada vez con
e más frecuencia el problema _ Además de recurrir a las doctrina
de la Jera rquí a entr e las normas del Derecho Inte s comentadas en el numeral 3 de esta
a naciona] Público y las de su sistema jurídico r- Sección los
interno. Hasta ahora el apoy auto res, para posi
- recibía de la doctrina provenía de enfo
ques especulativos que sólo indirect
o que mente han hecho referencia a cion arse en la solución
la normativa y los dictdeámen
este tema, tradicional.
> mente encaraban el proble a. internacionales, es de los tribunales
ma prác tico . a la normativa constitucional y las resoluciones
a dualistas y monistas como las concilia Por otra parte tanto las posiciones de de los altos
dora s, afi rma ban indi stin tame nte unas tribunales judiciales inte
rnos.
veces la primacía del Derecho Inte Como señalaremos en la Sección sigu
rnacional y otras la del derecho inte iente, la normativa internaciona
rno determinante en la solución del tema l es
. Act y la práctica de los tribunales arbitral
Primacía ual mente la
es uno de los mayo ría de la doctrina coincide en que el prob
más difíc iles lema de la es y
e impo rtan tes que plan tea el actual sistema Judiciales en este ámbito no hace sino
de Derecho Inte rnac iona y dente, no para solu seguirla y acatarla. También es tras
l en que la discusión monismo-dualism se cion ar el pro cen-
superada. También se inclina o encuentra miento entre el sistema internac ble ma sino para facilitar un correcto relaciona-
por la incorporació
n automática del Derecho In- ional y los sistemas internos , las disposiciones
ternacional, su primacía y obligatoried constitucionales
ad, afirmando que cuando no ocurre esto internas (ver infra Secc ión II, Num
Se genera la responsabilidad internac
ional del Estado. En gene ral se arriban a
cia interna sólo permite dete rminar sí el respectivoeraPaísl 3), pero la JUrISP ruden-
ha cumplido sus obli-
estas conclusiones analizan gaciones internacionales o, en caso cont
do las decisiones de la legislac rario, si deberá responder en el ámbito
Jurisprudencia tanto internas ión, la práctica y la
como internacional y con una internacional por la ny ponsab
, naria (15). débil base doctri- ilidad en que ha incurrido
cu. caso por acto del Pode Judi de no hacerlo (18), en
- seña de estas posiciones, r remi cial. Por esta razón solo har
tiéndonos a otras obra emos una breve re-
. En definitiva, la primitiv s por una desc ripción mas
o equivocada frente a estos Caso a posición de Trieppel no resultaba totalmente
s, máxime si se considera detallada (19) .
¿ a blema era de carácter principa que en su época el pro-
lmente teórico : Las normas internacionales .
- y con escasas repercusiones prác- dr
o Ocupan de las relaciones
ticas. Más adelante, sin modificarlo, se aplicó el Sistemas son pocas, pero entre ambos
Circunstancia nueva, retórica planteo y sus respuestas a una de indu dabl e jera rquí a.
mente se le adjudicó sign ific
El artículo 13 de la Decl aración de Dere chos y Deberes de los Estados
ados que la posición
original no pretendía y se introduj (875/1V) del 6 de diciembre
eron en la discusión una serie de razo de 1949
mientos erróneos. Se transformó el pro
blema en lo que llama Vaz Ferreira (16)
na. Plir de buena fe las obligaciones ema, dice: “Todo Estado tiene el deber de cum-
nadas de los tratados y de otra s fuen tes
un enorme bolo intelectual indigest Derecho Internacional, Y no puede invo del
o”. car disposiciones de su propia constitu
En las actuales circunst ción o de sus leyes como excusa para deja -
ancias corresponde repl r de cumplir este deber”.
sobre Otras bases,
antear el problema pero
Seguir el line
amiento tradicional de la tesis
Críticas nos inte de Trieppel y sus
rnar ía nuevament e en la ya superada e inútil lucha de escu (17) — Esto es lo que corresponde
las. No obstante, eludiendo este e- a
un análisis del derecho positivo vigen
enfrentamiento hay que rescatar propiciar su correcta aplicación te tendiente a
tas teorías. Lo que en realidad lo útil d . Esto no deja de lado la importancia del tema desde los puntos de
debe preocu vista de la filosofía del derecho y de la polít
util de es- ica normativa; pero estos últimos enfoques
parnos para reafirmar, rechazar son válidos
]
es resolver un problema o proponer modificaciones al derecho positivo vigente, no para interpre-
tarlo y aplicarlo,
OA€qAA <__—_—. (18) Esto en la medi da en que la práctica interna de los Estados hasta no hace much
5 . sido variada y no ha permitido crear una o ha
práctica uniforme y no contestada que pued
JA PASTOR RIDRUEJO. (og NAL aparición de una norm a cons uetu a afirmar la
Primero, Segunda
y A 90 oo BIGHT 10090); dina ria inter nacio nal en la materia. No obstante, las soluciones
parte, Cap. HI, Pp.
» internas de los últimos tiempos van tomando
401 a 448, , o 1, Libro una mayor secuencia de coincidencias en cuan
6) C.VAZ FERREIRA primacía de las normas internacionales y to a la
?
(1962). la incorporación automática de las mismas.
(19) Ver al respecto, especialmente J.M.ARRIGHI
VIGNALI y J.M.ARRIGHI (199 (1996, 1, 340 a 359) y H.ARBUET-
0).
396 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 397
Se consagra, sin excepción, la superioridad de toda norma de derecho in- mental del Derecho internacional según el cual el Derecho Internacional preva-
ternacional- y no solo de los tratados- sobre toda norma de derecho interno, lece sobre el Derecho interno. Esta preeminencia ha sido consagrada por la
inclusive las constitucionales. jurisprudencia desde la sentencia arbitral dictada el 14 de setiembre de 1872
Por su parte, la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los en el asunto del Alabama entre los Estados Unidos y la Gran Bretaña y desde
Tratados, en su artículo 27, prevé: “Una Parte no podrá invocar las disposicio- entonces ha sido con frecuencia vuelto a ser utilizado” (CIJ. Recueil 1988, p.34).
nes de su Derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. La práctica de los tribunales arbitrales y judiciales internacionales ha si-
Esta norma se entenderá sin perjuicio de los dispuesto en el artículo 46.” do conteste sosteniendo la superioridad de la norma consuetudinaria o conven-
Y el artículo 46, única excepción admisible, dice: cional sobre las reglas del Derecho interno. También han sido coherente al no
“1- El hecho de que el consentimiento de un Estado en obligarse por un pretender imponer la norma internacional en el ámbito interno, lo que violen-
tratado haya sido manifestado en violación de una disposición de su Derecho taría el Principio de No Intervención y que, si aquélla no se cumple, entra en
interno concerniente a la competencia para celebrar tratados no podrá ser ale- juego el procedimiento para exigir la responsabilidad internacional del Estado
gado por dicho Estado como vicio de su consentimiento. A menos que esa viola- infractor.
ción sea manifiesta y afecte una norma de importancia fundamental de su Dere- La práctica de los Estados en cuanto a tener o no disposiciones constitu-
cho interno. cionales sobre la relación entre ambos órdenes jurídicos no es tan homogénea,
2. Una violación es manifiesta si resulta objetivamente evidente para aunque en los últimos tiempos se nota una firme tendencia a incluir en las
cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual y de constituciones normas que establecen la primacía del Derecho Internacional.
buena fe.” (20) Mucho menos uniforme ha sido la práctica jurisprudencial de los Estados que
De esta forma se puso punto final a un largo debate, sin dejar de recono- no poseen regla constitucional, aunque también en los últimos tiempos se nota
cer que la excepción a la regla pueda plantear dificultades prácticas para la una leve tendencia a sostener la preeminencia del Derecho Internacional (21).
determinación exacta de su alcance.
No fue necesario esperar estas consagraciones expresas del principio de 6. Consideraciones en torno a las normas de la Constitución del Uruguay,
superioridad del Derecho Internacional por el propio orden jurídico internacio- relativas a esta temática
nal para que este principio ya fuese íntegramente recogido por la jurispruden-
cia internacional, Cortes Internacionales —universales o regionales— y Tribuna- La Constitución del Uruguay en materia de Derecho Internacional, y en
les arbitrales, siempre han sostenido la superioridad del derecho internacional relación a estos temas, establece única y exclusivamente la forma de celebra-
sobre disposiciones constitucionales, leyes, actos administrativos o fallos judi- ción y ratificación de los tratados:
ciales interno.
“A la Asamblea General compete:...Decretar la guerra y aprobar o repro-
La obligatoriedad del orden internacional puede darse por fundado en bar por mayoría absoluta de votos del total de componentes de cada Cá-
principios internacionales básicos como pacta sunt seruanda o consuetudo est mara, los tratados de paz, alianza, comercio y las convenciones o contra-
servanda. tos de cualquier naturaleza que celebre el Poder Ejecutivo con potencias
En consecuencia en el ordenamiento internacional existe un principio por extranjeras” (Artículo 85 Numeral 7”).
el cual en el mismo las obligaciones internacionales tienen en todo caso prima- Y por su parte se expresa que: “A! Presidente de la República,, actuando
cía sobre las impuestas a los órganos estatales por normas de los ordenamien- con el Ministro o Ministros respectivos, o con el Consejo de Ministros, corres-
tos internos. Este principio fue aplicado en diferentes ocasiones, lo mismo con ponde:... Concluir y suscribir tratados, necesitando para ratificarlos la aproba-
referencia a normas constitucionales que a otras de rango inferior, por la juris- ción del Poder Legislativo (Artículo 168, numeral 20).
prudencia internacional, particularmente la del Tribunal de La Haya en la
Sin embargo, estas normas no resuelven en nuestro ámbito interno el
época de la Sociedad de las Naciones. Recientemente lo ha recordado la Corte
problema de las relaciones entre ambos sistemas, ni solucionan el eventual
Internacional de Justicia: “sería suficiente hacer referencia al principio funda- conflicto entre una norma internacional y una norma interna.
El Prof. Justino Jiménez de Aréchaga (1946, T.III, 1946, 39 ) expresa que
(20) Esta norma es muy importante para marcar la obligación de los Estados. Fue utili-
zada por la jurisprudencia de la Suprema Corte Federal argentina, antes de tener las disposiciones la aprobación parlamentaria tendría un doble efecto: un efecto internacional, ya
de su constitución actual, como argumento para imponer en el ámbito interno la aplicación de la
que en conjunción con la voluntad del Poder Ejecutivo genera una obligación
norma internacional sobre la interna. No compartimos esta posición, ya que si bien la norma es internacional, y un efecto interno. “Desde el punto de vista del Derecho interno,
clara y radical para el ámbito internacional, para aplicarla en el ámbito interno no tiene virtuali-
dad propia y, si bien desconocerla puede generar responsabilidad internacional, para que sea obli-
gatorio aplicarla en el ámbito interno es necesario que, por otras vías lo permita el sistema jurídico
(21D) Verlas obras citadas en llamada 16 y más adelante los comentarios que hacemos in-
interno (ver más adelante sistemas constitucionales).
fra en Sección III Numeral 3d.
398 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO...
399
la aprobación del tratado por la Asamblea General es el acto con el cual se ini-
Es menester reconocer también que las normas constitucionales apunta-
cia"la recepción de las normas contenidas en el tratado por el Derecho interno;
das tampoco se inclinan por la existencia de un único orden jurídico, como
es decir, es la sanción de una regla de Derecho interno con igual contenido sos-
tiene el monismo, dando pie al reconocimiento de la existencia múltiples
normativo que las reglas que integran el negocio jurídico bilateral. Para que orde-
namientos jurídicos.,
este proceso de recepción de las normas del tratado por el Derecho interno
cul- Como ya se ha expresado, la práctica demuestra que no existen uno o
minen, se requiere como para el perfeccionamiento de cualquier otra ley, dos
la órdenes jurídicos, sino una pluralidad de órdenes jurídicos a saber
promulgación del Poder Ejecutivo”. Por tanto para este autor en el orden un orden
inter- jurídico internacional y decenas de órdenes Jurídicos internos tantos
no uruguayo entiende que el Tratado debe ser convertido o transformado como Es-
en ley tados existen. En esa realidad además nada impide que un orden jurídico
nacional con lo que nos encontramos frente a una posición dualista. reco-
nozca como válida las normas de otros órdenes jurídicos, es más las relaciones
¡Una posición diferente ha seguido el Dr. Eduardo Jiménez de Aréchaga internacionales imponen la necesidad de ese reconocimiento teniendo en
(1959-61, T.I) quien ha argumentado que “... no hay necesidad de sostener cuenta
que la necesaria coordinación que debe existir entre los diversos órdenes jurídicos
hay allí dos cosas al mismo tiempo, una expresión de voluntad necesaria, para de los Estados en lo interno yen lo internacional.
formar el tratado y una ley cuyo contenido es el propio tratado. No hay
acto de “Hay por lo tanto en el Estado actual de la comunidad internacional, un
creación de una norma interna, con ese contenido, que sería superflua,
sino una pluralidad de órdenes jurídicos internos y un orden jurídico internacional
etapa indispensable para la creación de una norma de Derecho Internaciona que
l se reconocen mutuamente como válidos actuando en su esfera propia y compe-
que luego una vez creada será directamente aplicable en la esfera interna.
Pe- tencias. El problema se plantea, no por razones lógicas, sino porque la esfera de
ro, además de innecesaria esta tesis, resabio del dualismo, no está
de acuerdo competencias varias del Derecho Internacional, se ha ido extendiendo, super-
con'los hechos.” En tal sentido el autor expresa que las prórrogas, denuncia, poniéndose con la esfera de competencia de los órdenes jurídicos nacionales”.
suspensión y extinción de los tratados son resueltas libremente por
el Poder “Pero los Estados —lo que incluye sus normas Jurídicas— se reconocen como suje-
Ejecútivo, con lo que, son las disposiciones mismas del tratado
y las del Dere- tos del Derecho Internacional, y ser sujeto de un orden jurídico significa que
cho Internacional las que son aplicables internamente.
éste se le impone, le otorga derechos y le establece obligaciones que en caso de
Asimismo dicho autor sostiene que “...si se dictara una ley cuyo contenido
incumplimientos serán sancionados. Los Estados, entonces, reconocen, por de-
es el tratado, ella entraría en vigor a los diez días en la esfera interna. Sin em- finición de sujetos, que prevalece el Derecho internacional sobre sus normas
bargo, no es así y para su aplicación interna se espera a la entrada en vigor del nacionales.”
tratado mismo, mediante el canje o depósito de ratificaciones. Asimismo,
del
Poder Ejecutivo puede no ratificar un tratado aprobado por el Parlamento. “En síntesis, pues, tenemos una pluralidad de órdenes jurídicos, con pri-
Esto
demuestra que no se trata de una transformación del tratado macía del orden jurídico internacional. Cada orden es válido en su esfera de
en ley interna,
sino de un acto habilitante para ratificar, pues no se concebiría competencias y reconoce la validez de los demás. Como las competencias del
que el Poder
Ejecutivo decidiera por sí no aplicar una ley”. Derecho internacional se han ido extendiendo al punto de superponerse a la de
En definitiva este autor concluye “... en realidad, hay una ley en ese los órdenes internos, el posible conflicto es cada vez más frecuente. En caso de
acto que este ocurra prevalecerá la norma de Derecho internacional y si ella no es
de aplicación Parlamentaria, ya que el Poder Legislativo de ordinario
expresa acatada por el Derecho interno el Estado será internacionalmente responsable
su voluntad por medio de leyes. Pero esa ley tiene como único contenido la
aprobación del tratado en sí: en otras palabras la ley no incorpora por ello.” (J.M. Arrighi. T.I, 327).
en sí ni con-
tiene los elementos mismos y cláusulas del tratado. Los procedimien El análisis de la práctica judicial y administrativa evidencian que las
tos de de-
recho parlamentario que se siguen recogen esta distinción normas emanadas del Derecho Internacional, tratados, costumbre, actos unila-
fundamental : los
tratados no se votan artículo por artículo, no se someten a la discusión terales, etc. forman parte integrante de manera directa e inmediata, del dere-
particu-
lar ni se admiten enmiendas a los mismos.” cho interno de los Estados y los Poderes y los órganos nacionales deben darles
De la situación planteada sin más, aplicación en la esfera interna, en tanto sus disposiciones sean auto-
surge que las normas de la Constitución no se
han adherido a la teoría de la transformación de la norma internaciona ejecutables.
l en
norma interna, ni por la teoría dualista. En tal sentido se constata Por tanto, es necesario hacer la distinción entre normas internacionales
entonces
que se ha determinado un proceso complejo de aprobación autoejecutables o “self executing” susceptibles de aplicación inmediata y dire-
del tratado, con in-
tervención del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, para poder cta, sin necesidad de una acción jurídica complementaria para su implementa-
obligar inter-
nacionalmente al Estado y esa obligación internaciona l, ción o exigibilidad, y normas no autoejecutables que requieren leyes o decretos
una vez validamente
contraída en el orden internacional, debe ser cumplida que complementen al tratado para facilitar su ejecución en el orden interno.
por el orden nacional
(Arrighi, 1993, 341) . Y por otra parte, también se evidencia
que un tratado no
es una ley, es un tratado.
400 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO
INTERNACIONAL PÚBLICO... 401
Sección II
externo le otorga una indepen dencia, que no admite subordinación a ningún
Estado actual del problema y vías para resolverlo otro poder material que le sea ajeno, pero que en ese
ámbito es compartida por
muchos otros Estados iguales. Estos, para relacio narse crean un sistema jurídi-
co de coordinación a partir de las ideas de no contradicción,
compromiso mutuo
1. Los puntos de partida y obligación de cumplirlo de buena fe; y reservan para
su decisión particular
(jurisdicción doméstica) las compete ncias necesar ias para mantene r su identi-
¿Qué puede hacer dad diferenciada, pero a la vez están dispuestos a transfer
el juez interno cuando debe dictar sentencia y se en- ir a la decisión co-
cuentra con una norma interna mún y reglada todas las compete ncias que sean necesar ias
y otra del Derecho Interna cional, ambas en para conserv ar y no
vigor y opuestas entre sí ? ¿Cuál aplica ? a cuál le poner en peligro la soberanía. El atributo de la soberan ía necesar
da preemin encia? Este pro- iamente está
blema está muy vincula sometid o a Derecho . Esto es lo que muestra la historia y un análisis
do con el atributo de la soberan ía ya que surge como realista de
consecuencia de tener que determinar cómo Juega sus hechos, Se trata del poder central del Estado dando su batalla
el atributo en los casos en junto a sus
que parecerían entrar iguales para mantener la individualidad de cada uno y, a la vez, defende
en colisión sus diferent es consecu encias: la de otorgar un rse de
poder supremo, pero condicionado sus enemigos tanto exteriores (pretensión de gobierno mundial
en su ejercici o en el ámbito interno apto para ) como internos
ordenar la convivencia entre seres humanos y la (dispersión del poder, feudalización).
de permiti r un poder coordi-
nado en el ámbito internac ional, apto para ordenar Hacia el ámbito interno el soberano aparece reteniendo la suma de
la convive ncia entre conjun- las
tos de seres humanos. En consecuencia, el primer competencias de las que excluye a todos los demás poderes; el suyo
paso en el camino de la solu- es un poder
ción del relacio namient o del orden Jurídico interno originario, único y supremo. Hacia el ámbito internacional el soberan
y el internacional debe darse o aparece
tratando de determinar el signific ado y las con un poder compartido entre iguales que son independientes y no
consecu encias del atributo de la dependen
soberanía de los Estados y exponiendo luego cómo de ningún otro poder. De este poder externo, originar io, compart ido y no
se vincula éste con la crea- subor-
ción de las normas. dinado emanan dos capacidades básicas e inalienables originadas en
su inde-
Partiendo de las pendencia: la capacidad jurídica (aunque actualmente no fáctica) de
ideas ya expuest as sobre la teoría jurídica de la sobera- aislarse y
nía (1), a las que nos remitimos, debemos recorda entonces poder prescindir de reglas para relacionarse con los demás y
r que desde que se origina el la capa-
concepto de soberan ía, cuando cidad de relacionarse y, en este caso hacerlo reteniendo la potestad de
nacen los Estados nacional es, desde la exposi- partici-
ción de Bodin, hasta la de Vattel par en la creación de todas las reglas necesar ias para enmarca r sus relacion
y de éstos en adelante , históric a, jurídica , polí- es y
tica y filosóficamente la soberanía se somete a las proteger su soberanía y la de los demás. Para ello necesita dispone
normas jurídica s. En primer r del “¡us
lugar por insertarse y tractat um”, del “jus legation is” y en ciertos casos retener la capacid
ser la base concept ual tanto de los sistema s jurídicos ad de sece-
internos que le aceptan constitucionalmente, sión. Todas las demás facultades, poderes, competencias o jurisdic
como del Derecho Internacional ciones pue-
Público que le presupo ne den ser retenidas por el Estado independiente dentro de la esfera
por ser un sistema jurídico de coordin ación; y funda- de sus deci-
mentalmente por ser la concepción siones particu lares y discreci onales, o si es conveni ente para afirmar
que procura justific ar por legitimación jurí- su sobe-
dica el ejercicio de una determinada forma de ejercer ranía, transferirlas a la esfera de las decision es tomadas en común y
el poder ordenador de bajo re-
Unos seres humanos sobre otros, o de un conjunt glas, y cuando haga esto, por más que ceda, no afectará su soberanía
o de conjuntos de seres huma- mientras
nos sobre su totalidad (2). retenga los derechos de denuncia y secesión.
En el ámbito internacional es un concept o necesar ia y esencia lmente so-
metido a las muy especiales normas jurídicas de un sistema 2. Actitudes que puede asumir un Estado en las relaciones internacionales
ación de coordin
llamado Derecho Internacional Público, ya que sin
su garantía la soberan ía
sería vulnerable y podría desaparecer como idea a. Las diversas posibilidades
actuant e.
En resumen, cuando el atributo de la soberan ía proporciona las claves
para desarrollar las relaciones Jurídicas y políticas En ejercicio de su soberanía un Estado puede adoptar diversas actitudes
del Estado, en el ámbito
que incidirán directamente, primero en el planteo o no del problema de las re-
laciones entre el orden jurídico internacional y un sistema interno y, en segun-
(1) Ver en este mimo volumen Capítulo I, Sección Il, Numeral do lugar, si éste se plantea, cuáles son las bases para resolverlo.
H.ARBUET-VIGNALI y L.BARRIOS (2003). 2. Puede verse también
(2) La teoría de la soberanía desordenada sólo En primer lugar en el ámbito internacional el Estado puede resolver ais-
ha respondido a intereses políticos ya
superados, de la doctrina nacional socialista y en una
época de la doctrina larse absolutamente de los demás y, en este caso no se planteará el problema
soviética. Ha sido atri-
buida erróneamente a MAQUIAVELO y la han desarrol de relaciones entre órdenes jurídicos que no están relacionados en los hechos.
lado algunas concepciones filosóficas como
las de Hegel y su idea del Estado como orden
soberanía ilimitada.
supremo o las de Herman Heller con su concepto de En segundo lugar puede, como es natural que lo haga, decidir entablar relacio-
nes con los demás, en este caso necesitará de reglas para regular esas relacio-
402 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.
.. 403
nes y este conjunto (el Derecho Internacional)
deberá relacionarse y coordinar-
se con las disposiciones del ámbito interno cional Público, creadas con la participación de los sujetos reglados,
. pero que
En este segundo caso, las primer Una vez en vigor se les imponen y ellos no pueden desconocer.
as bases para averigu ar cual es la forma
de esa coordinación y por lo tanto de como
se resuelv
En esta circunstancia, al existir dos y más ordenamientos jurídicos dife-
e el problema de las rela-
ciones entre sistemas, deberá n procur arse rentes, aparece el problema de la incorpora ción del Derecho Internaci
en la constit ución de cada Estado. onal al
Estos, al respecto, tienen tres posibilidades ordenamiento jurídico interno e, inmediatamente, el de la relación
con diferentes consecuencias: in- jerárquica
cluir un texto constitucional dando primac ía al
entre sus respectivas normas.
derecho interno; hacer la misma
inclusión pero dando primacía al Derech o La incorporación automáti
Interna cional; o no decir nada. ca. Toda la doctrina internaci onal está de
. Analizaremos cada una de estas posibi acuerdo en que las normas del Derecho Internacional se incorpora
lidades y sus consecuencias. n al orden
jurídico interno, en forma “automáti ca, por el sólo hecho de estar en vigor y sin
‘b. Situación en que el Estado se aísla inter necesidad de transformación (5). Es decir, existe una integraci
nacionalmente ón entre los sis-
temas jurídicos, en el que el Derecho interno recepciona de modo
maquinal,
Desde el punto de vista Jurídico el Estad continuo y completo las variaciones del Derecho Internacional vinculant
o soberano tiene la legítima po- es para
sibilidad de decidir no vincularse con el Estado.
los demás Estados, de aislarse interna-
cionalmente. Ese aislamiento puede Esta afirmación generalmente se sustenta en la observación
ser parcial (3) o total (4). En este último de los
caso tendrá que pagar un precio muy hechos: la práctica de los Estados
alto y, quizá, en el mundo actual sea ab- es uniforme en el sentido expuesto y la juris-
solut ament e imposible lograr en los hecho prudencia de los tribunales internos
s este propósito, pero jurídicamente de la máxima jerarquía en general tam-
no hay nada que le impida intentar hacerl bién lo es al aceptar la citada solución (6). Se concluye sosteniendo
o. que la in-
_En los casos de aislamiento es obvio corporación automática es un hecho emergente de la realidad y que
que el Estado no necesitará de reglas se justifica
para relacionarse con los demás y tampo por sí mismo.
co para defender su soberanía ya que,
al no tener relaciones la defensa de El Estado es independiente en el ámbito internacional y entre sus
su indep enden cia se trans forma en una potes-
cuestión de hecho y no jurídica. En esta tades se encuentra la de no
circunstancia y en tanto el aislamient relacionars e con los demás si así lo desea. Si pu-
sea absoluto y por lo tanto no atente o
ni violen te la soberanía diendo aislarse, decide relacionars e con los otros y establece acuerdos
tados, el Estado aislado tendrá libert de los demás Es- sin que
ad para disponer lo que mejor le conve nada le obligue a. ello, lo hace pensando en los beneficios que obtendrá
en su ámbito interno. nga de la
contrapartida de sus compromiso s; por lo tanto, si se comprometi ó libremente
Este Estado no tiene necesidad de establ para beneficiarse, debe cumplir de buena fe las responsabilidades asumidas.
ecer en su Constitución reglas El
para adecuar su normativa interna cumplimien to de buena fe de tales compromiso s debe materializa
al Derec ho Internacional porqu e no rse principal-
ningún tipo de posible relación entre existe mente dentro del ámbito de sus
esos dos ordenamientos. Por lo tanto fronteras, dónde posee el derecho de suprema-
esta situación jurídicamente posible en cía territorial (7). En ese ámbito el Estado por ser soberano posee
—pero imposible en los hechos— el Juez un derecho
interno no tiene ningú n obstáculo para supremo y excluyente del de los demás y, en consecuenci as,
aplicar sólo la normativa interna y ello al asumir libre-
no puede originar ningún problema ni mente el compromiso de cumplir y hacer cumplir la norma
responsabilidad. internacion al, se
está compromet iendo como soberano a tomar todas las medidas necesarias para
C. Situación en que el Estado se vincula que la misma se cumpla en el ámbito en el que es Señor porque en
internacionalmente con otros él ejerce la
Estados supremacía.
Si el Estado no está condicionado a obligarse en el ámbito externo y sin
La situación. En este caso el Estad o embargo libremente lo hace por las ventajas que ello le puede proporciona
junto con sus iguale s creará las re- r, si
glas que regulen sus relaciones mutua ese mismo Estado es supremo en su
s y ampar en la sober anía de todos. ámbito interno y dispone de todas las po-
normas necesariamente serán Jurídicas, Estas
obligatorias sin excep testades para permitir que se cumpla su obligación externa en su territorio;
ción deberá ser castigada, pero tendr ción y cuya viola- si,
án que ser creadas por los propios además va de suyo que los compromiso s los asume para hacerlos cumplir
reglados que, por ser soberanos, no sujetos prin-
se subordinan a ningú cipalmente dentro del ámbito de sus fronteras dónde ejerce la supremacía
que serán normas jurídicas de un siste n poder ajeno; o sea terri-
ma de coordinación, el Derecho Intern
II a-
(5) No obstante, el ordenamiento jurídico interno puede exigir y normalmente
(3) Aislarse respecto de Organizaciones así lo
de las que no forma parte o respect hace, el cumplimiento de ciertos requisitos previos a la aceptación
algunos Estados con los que no tiene o a algún o de la regla por el Estado (por
relaciones, o respecto a cierto tipo de ejemplo autorización parlamentaria, contralor de constitucionalidad y/o
por alguna razón no participa. actividades de las que ratificación) y también el
cumplimiento de otros posteriores a ella, como la publicación del acuerdo,
(4) para considerarla obliga-
Como ocurriera en los casos de Japón toria internamente.
y China hasta bastante entrado
como lo intentara hacer en el Siglo el Siglo XIX y
XX la Albania de los duros y los (6) Ver al respecto J.M.ARRIGHI (1996).
puros.
(7) Ver al respecto HARBUET.VIGNALI (1996/3), Cap. L especialmente pp. 18 a 20.
404 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 405
torial; y si se compromete internacionalmente deseando actuar de buena fe, con corpora con rango de ley las consecuencias serán las mismas “mutatis mutan-
coherencia y sin contradicción, debe admitir la incorporación automática de di”, y nadie ha pretendido que se incorporen con un rango inferior (9).
tales normas al ámbito jurídico (interno) que depende exclusivamente de él y en Para que se incorpore una norma internacional esta debe ser perfecta o
el cual despliega su soberanía en su carácter de suprema potestad. sea debe haber cumplido todas las etapas formales necesarias para su perfec-
Estos son los razonamientos lógicos que fundan la teoría de la incorpora- cionamiento internacional: no es norma internacional incorporable una práctica
ción automática. Si esto no funcionara así no tendrían objeto los compromisos que aún no es costumbre, ni un tratado que no ha sido ratificado o no ha adqui-
internacionales: o es que se piensa que cualquier país de que se trate, los asu- rido el número necesario de ratificaciones, etc.. También debe tenerse presente
me para que se cumplan en otros lugares sobre los cuales no tiene autoridad, que la norma se incorpora tal como es y produce los efectos consecuentes, por lo
pero no en su territorio en que sí la tiene?. Resuelto el problema de la incorpo- cual una norma internacional programática después de incorporada seguirá
ración automática de las normas de Derecho Internacional Público; siendo ad- siendo tal y la que no es auto ejecutable deberá esperar su complementación
mitido que estas, una vez aceptadas, no necesitan ser “transformadas” para que para ser aplicada.
sean aplicables en el ámbito del derecho interno, cabe preguntarse que ocurre Por último, la ubicación jerárquica de la regla de Derecho Internacional
después que la norma ha sido incorporada y forma parte del ordenamiento jurí- incorporada automáticamente al ordenamiento jurídico interno siempre se de-
dico interno, resolver dónde se le sitúa en él, es decir, debe ingresarse al pro- terminará por una disposición expresa o tácita del derecho interno (10).
blema de la jerarquía.
En resumen: el Derecho Internacional Público consuetudinario y con-
El problema de la jerarquía. Producida la incorporación automática vencional da primacía a las normas internacionales salvo el caso del art. 46 del
debe decidirse en qué lugar queda ubicada la norma internacional incorporada Convenio de Viena sobre tratados; una antiquísima norma del derecho consue-
y caben en esto diversas posibilidades. Teóricamente podría afirmarse que el tudinario deja a los Estados la potestad de determinar como aprueban, como
Derecho Internacional en todas sus fuentes, es decir, la costumbre, los tratados, asumen las obligaciones y como incorporan a su ámbito interno las reglas del
los principios generales de derecho reconocidos por los principales sistemas Derecho internacional Público; otra antiquísima regla consuetudinaria, conse-
Jurídicos y los actos unilaterales de los Estados y de las Organizaciones Inter- cuencia del Principio de No Intervención deja a la discrecionalidad de los Esta-
nacionales, priman sobre el derecho interno, o que sólo uno de ellos lo hace, o dos la ubicación jerárquica que dará, dentro de su ordenamiento jurídico a la
que por el contrario es el derecho interno el que prevalece frente al Derecho norma internacional, consuetudinaria, convencional o de otro tipo; por último,
Internacional y también pueden adoptarse posiciones intermedias o expansivas también una antigua norma de Derecho Internacional consuetudinario reserva
hacia otros sistemas, tales como el Derecho Comunitario. para éste el responsabilizar al Estado que, habiendo decidido no aislarse, asu-
Sin entrar a establecer las razones que puedan sustentar cada una de es- mió compromisos que debía cumplir dentro de su ámbito interno y no incorpora
tas afirmaciones es posible analizar las consecuencias inmediatas de algunas las normas que se comprometió o las incorpora mal o en forma incorrecta en
de ellas. Si se afirma la primacía del Derecho Internacional no hay nada que cuanto a su ubicación jerárquica. Sobre estas bases analizaremos las distintos
justifique distinguir entre el Derecho Internacional de origen consuetudinario o casos.
convencional y, en este caso, cualquier norma de Derecho Internacional, entre
las cuales no hay jerarquía, primaría sobre cualquiera del derecho interno.
3. Disposiciones constitucionales respecto a las relaciones entre sistemas y
Si por el contrario se afirma sin hacer distinciones la primacía del dere-
sus consecuencias
cho interno sobre el Internacional debe entenderse que cualquier norma de
aquél prima sobre las internacionales y así todo el Derecho Internacional que-
a. Si incluyen una norma expresa dando la primacía al derecho interno
daría sometido a la Constitución, a la ley, al decreto, a la decisión de una junta
local, etc., sean estas anteriores o posteriores. Si se distingue y se afirma que el
Esta posibilidad admite a su vez algunas variantes. La Constitución del
Derecho Internacional se incorpora con rango de norma constitucional, enton-
Estado puede indicar sólo que el derecho interno prima sobre el Derecho Inter-
ces la norma constitucional posterior prevalecerá pero también una regla in-
nacional. La referencia en este caso se realiza respecto de todo el ordenamiento
ternacional posterior podrá derogar la Constitución (8) y, por supuesto, preva-
Jurídico interno y para cualquier circunstancia, por lo tanto cuando cualquier
lecerá sobre todas las de inferior jerarquía. Si el Derecho Internacional se in-
norma del Derecho Internacional, convencional o consuetudinaria resulte con-
(9) Para admitir en el ámbito interno la eficacia directa de la norma comunitaria (que
tiene efectos similares, paro más radicales que la incorporación automática del Derecho Internacio-
nal), serán necesarias soluciones distintas, tales como una disposición constitucional expresa que
(8) Algunos sistemas constitucionales europeos que adoptan esta solución, exigen para permita la transferencia de poderes de gobierno de los órganos internos a los órganos comunes del
la aprobación de los tratados que pueden modificar la constitución, los mismos requisitos que para sistema comunitario.
las enmiendas constitucionales. (10) Ver, además, la llamada 9 de la Sección 1 de este Capítulo.
406 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 407
tradicha por una norma interna, anterior o posterior, de cualquier rango (cons- indirecto ya que los demás Estados se resistirían a relacionarse, comerciar o
titución, ley, decreto, resolución) y emanada de cualquier autoridad legítima vincularse de cualquier otra manera con él ya que sólo podrían acordar con
(manifestación del soberano, gobierno central, estadual, provincia, municipio, certeza a su respecto las reglas aplicables en los hipotéticos campos no regula-
junta local, etc.), siempre prevalecerá la regla interna y el Derecho Internacio- bles en absoluto por el derecho interno.
nal será aplicable sólo si coincide con el interno o este nada dice.
Otras posibilidades se dan cuando el derecho constitucional interno afir- b. Si incluyen normas que dan primacía al Derecho Internacional en
ma la primacía de la Constitución, o de ésta y la ley, sobre la norma internacio- algunos o en todos los casos
nal o cuando se dispone expresamente que las normas del Derecho Internacio-
nal tendrán rango de ley (11). Es lo que ocurre en muchas constituciones modernas de las cuales toma-
En estos supuestos, cuando haya contradicción entre normas internas e remos unos pocos ejemplos ilustrativos. Es el camino que entendemos sería
internacionales, el Juez interno aplicará el derecho interno o internacional que conveniente que adoptara el Uruguay en una eventual reforma de su Constitu-
en su caso corresponda siguiendo para ello las soluciones clásicas de derogación ción, no porque sea necesaria (13), sino por ser conveniente para la claridad de
según la jerarquía y la posterioridad en el tiempo de las normas que se contra- las soluciones.
ponen. Si el juez interno sigue correctamente tales criterios, su decisión será La Constitución alemana de 1949, en su art. 25 reconoce la incorporación
inobjetable dentro del país. En estos casos, al hacer prevalecer su derecho in- automática de las normas consuetudinarias y su primacía sobre las leyes: “Las
terno, el Estado habrá desconocido sus obligaciones en el ámbito internacional, normas generales del Derecho Internacional Público (consuetudinarias) son
pero-no habrá actuado de mala fe porque no ha ocultado su intención. Será res- parte integrante del Derecho Federal. Estas normas tienen primacía sobre las
ponsable internacionalmente por no haber cumplido un compromiso libremente leyes y constituyen fuentes directas de derechos y obligaciones para los habi-
asumido para su propio beneficio; y la responsabilidad surge en este caso por la tantes del territorio federal”. La Constitución francesa de 1958 en su art. 55
contradicción entre actos soberanos de un Estado que ha decidido como tal una reconoce la incorporación de los tratados perfectos y su primacía sobre la ley:
política en sus relaciones exteriores y otra contraria en su ordenamiento inter- “Los tratados o acuerdos debidamente ratificados o aprobados tienen desde su
no y. que expresamente da primacía a éste a través de una norma constitucio- publicación una autoridad superior a la de las leyes, salvo reserva para cada
nal. Como expondremos más adelante (infra c), el soberano -la Nación en nues- acuerdo o tratado de su aplicación por la otra parte”. Algunas otras constitucio-
tro derecho constitucional- participa directamente en la creación de las normas nes son similares pero dan al tratado rango superior en el ordenamiento inter-
sólo en algunas oportunidades, entre ellas cuando se trata de reglas interna- no, tal el caso de Holanda (14).
cionales y constitucionales (12). Por esta razón, siendo internamente ambas En todos estos casos el juez interno aplicará el Derecho Internacional, no
normas de igual rango, el acto legislativo o el acto del órgano que crea la norma sólo por que así corresponde por hermenéutica (ver infra), sino también porque
interna contraria y la decisión jurisdiccional que la aplica, son actos correctos, así lo dispone la norma de mayor jerarquía dentro de su ordenamiento jurídico
la responsabilidad exterior del Estado se fundará no en la incorrecta actividad interno. Las posibilidades de problemas sólo se presentarán si el juez aplica
de sus órganos sino en su propia conducta soberana a la que pueda atribuirse mal el derecho, pero no surgirán por oscuridad o defecto de este (15).
no mala fe pero sí, indudablemente, una incoherencia que afecta el principio de
no contradicción. Cc. Si no se incluyen en la Constitución ningún tipo de norma
Las hipótesis planteadas, posibles fáctica y jurídicamente, son de difícil
concreción en la realidad. De seguirse este tipo de conducta en su supuesto más Los puntos de partida. Es este el caso de nuestro derecho positivo y el
amplio (primera hipótesis con primacía de todo el derecho interno) e incluso en de muchos países aunque cada vez son menos los Estados que no tienen previ-
sus modalidades más limitadas (hipótesis posteriores con primacía expresa de siones al respecto. En este supuesto el problema debe resolverse analizando e
la Constitución y la ley o de la ley posterior), es de prever que ningún Estado se
vincule con el que así procede ya que los compromisos de este carecerían de la
mínima certeza y seguridad necesarias. El Estado que incluyera en su Consti-
(13) Ver infra el literal e dónde se explica cómo, aún en ausencia de texto expreso la so-
tución normas como las indicadas estaría decidiendo de hecho un aislamiento lución debe ser la misma.
(14) — En una situación diferente, ya que se refiere al Derecho Comunitario, la Constitu-
ción de Luxemburgo en su art. 93 facilita la inserción de este en el ámbito interno: "El ejercicio de
(11) En el derecho comparado no hay ninguna constitución que expresamente otorgue a las atribuciones reservadas por la Constitución a los poderes legislativo, administrativo y judicial,
las normas internacionales incorporadas un rango menor al de la ley. puede ser temporalmente trasmitido por tratados a instancias internacionales". Las normas de
(12) Al manifestarse internamente por el Cuerpo Electoral aprobando la constitución, y otras constituciones europeas -Dinamarca, Bélgica, Irlanda, etc.- repiten soluciones similares.
al manifestarse externamente por el Estado soberano creando normas convencionales o consuetu- (15) Ver una amplia reseña de las posiciones de las Constituciones nacionales en
dinarias. En los demás casos el soberano -la Nación- delega en otros órganos la creación de
normas J.M.ARRIGHI (1996,1, 364 a 359). Por la situación en los países del MERCOSUR, ver infra, Sección
internas de menor jerarquía (la ley, el decreto, etc.). III, Numeral 3 de este Capítulo.
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 409
408 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
interpretando el juego de las interrelaciones de los sistemas y teniendo en solos efectos operativos es representado ante los demás soberanos por algunos
cuenta las consecuencias jurídicas y de hecho a que cada solución conduce. funcionarios (18).
En la Constitución uruguaya el art. 4 establece que “La soberanía en to- En otros casos el soberano delega en ciertos poderes del Estado la compe-
da su plenitud (interna y exterior) existe radicalmente en la Nación, a la que tencia de concretar las normas internas de rango inferior al constitucional y los
compete el derecho exclusivo de establecer sus leyes del modo que más adelante compromisos exteriores en que el Estado no actúa cómo soberano. En estos
se expresará”. En nuestro derecho positivo el titular del derecho de soberanía casos la Nación delega algunas facultades en ciertos órganos o poderes deter-
es el Estado y como éste es un ente, necesita de alguien que se exprese por él, minados: el Poder legislativo, la Presidencia de la República, los Gobiernos
de un conjunto de seres humanos cuyos acto se imputen al Estado soberano, Departamentales, el Poder Ejecutivo, etc.. En el primer caso la Nación actúa
por ello la Constitución establece que esa soberanía radica en la Nación (16). como una unidad, íntegramente, ejerciendo directamente y en nombre propio la
. Para establecer estas normas la Nación, en quien radica de la potestad plenitud de su soberanía a través de un conjunto llamado Cuerpo Electoral o de
del soberano, actúa de dos maneras diferentes. En unos casos lo hace ejerciendo un ente llamado Estado independiente, a los que el propio soberano ha legiti-
directamente su soberanía. Esto ocurre al desarrollar su supremacía interior y mado para que actúen a través del conjunto de los ciudadanos o de ciertos gru-
establecer por sí misma sus normas constitucionales o resolver por idéntico pos de representantes del Estado.
camino los problemas sometidos a plebiscito o referéndum a través del Cuerpo De lo expuesto debe retenerse que el Soberano es supremo en lo interno,
Electoral. Ocurre algo similar al ejercer su independencia y establecer las nor- posee la suma de las competencias y en la Constitución determina como las
mas del Derecho Internacional junto con sus iguales a través de la figura lla- ejercerá, en qué casos lo hará en forma directa y en cuales su actividad directa
mada Estado independiente o soberano que es personificado en el exterior por se agota en la propia Carta magna dónde decide qué otros órganos actuarán.
el juego combinado de las decisiones de diversos órganos estatales que mani- También que en lo exterior, por ser Soberano posee libertad para decidir si se
fiestan la voluntad de la Nación a través de un acto complejo (17) y que a los aísla o se relaciona con los demás; jurídicamente puede elegir y ejecutar cual-
quiera de estas opciones, aunque prácticamente la primera le resulte demasia-
do costosa. Y por último que si el Estado soberano decide relacionarse con sus
(16) La Nación es un concepto difuso, mítico, extra jurídico pero que adquiere significa- iguales, dispone de la facultad de participar junto con ellos en la creación de
ción y relevancia en este ámbito desde que se le atribuye en la Constitución la radicación del atri-
buto de la soberanía. Según SANCHEZ VIAMONTE el concepto de Nación como titular de la sobe-
todas las normas que regularán sus relaciones, el “us tractatum” y el us lega-
ranía aparece con la Revolución Francesa. Esta concepción política quería eliminar a la realeza tionis” a través de los cuales se crea el Derecho Internacional Público conven-
como titular del atributo, pero no deseaba hacerlo descansar en el pueblo porque entonces se daría cional y consuetudinario.
participación en el poder legitimado a grupos a los que se deseaba excluir. Se recurre entonces al La incorporación automática. De estos puntos de partida pueden ex-
concepto Nación como la concepción de un grupo social dinámico, integrado por quienes habitaban
el Estado y contribuyeron a su formación, por los que lo integran actualmente y por los que ven- traerse algunas conclusiones. Cuando el Estado entra en relaciones con los
drán y lo recibirán de estos. Estos grupos humanos se entrelazan por elementos psico-político- demás, asume obligaciones internacionales y en el orden jurídico nacional nada
sociales comunes que les vinculan, les identifican y les distinguen de otros similares por la existen- establece la Constitución respecto a la jerarquía entre el orden jurídico interno
cia de un "querer vivir colectivo", que se expresa a través de instituciones que se establecen en su
y el Derecho Internacional, debe concluirse que si el Estado en ejercicio de su
ordenamiento jurídico. La Nación identifica la idea de una sociedad concebida como interactuante,
desde el fondo de su historia, en el presente y con la voluntad de mantenerse hacia el futuro, ligada soberanía exterior decide libremente asumir una obligación internacional para
por acontecimientos, héroes, costumbres, tradiciones, felicidades y tragedias comunes y organizada su propia conveniencia, por los beneficios que su contrapartida le proporciona,
por un sistema jurídico que ella misma se ha dado en toda su dimensión temporal y que sólo puede luego debe actuar de buena fe, sin contradicciones y hacer todo lo que esté a su
modificarse de la manera establecida por la misma Nación. Descripción realizada sobre una consul- alcance para cumplir tal obligación. Debe considerarse además que el ámbito de
ta al Profesor Aníbal CAGNONI.
(17) Para contribuir a crear una norma consuetudinaria un Estado debe realizar una se- su territorio nacional, dónde ejerce su supremacía, es el espacio en el cual natu-
rie de actos que configuren una práctica concordante repetida en el tiempo con convicción de obliga- ral y prioritariamente el Estado se compromete a tal cumplimiento. Si el Esta-
toriedad; para que tal práctica cumpla las exigencias que contribuyen a la formación de una cos- do soberano pacta libremente en el exterior y tiene el poder supremo en lo in-
tumbre internacional, en nuestro país, deberá provenir de actos coherentes y coincidentes en su
terno, para actuar de buena fe y sin contradecirse deberá admitir la incorpora-
significación, decididos directamente por el Poder Constituyente y también por los Poderes Legisla-
tivo, Ejecutivo y Judicial. Para acordar con otros Estados y crear una norma convencional, en nues- ción automática a su derecho interno de toda norma libremente creada con su
tro país deben coincidir en un acto complejo la decisión del Poder Ejecutivo de negociar un punto y contribución en el ámbito internacional. Si actuara de otra forma sólo demos-
proponer soluciones y la aprobación de esta conducta por el Poder legislativo; eventualmente podría
ser sometido al control de constitucionalidad por el Poder Judicial y sería posible que la voluntad
del Tribunal
del Cuerpo Electoral exigiera la asunción de una conducta o el retiro de un acuerdo a través de de la autorización del Legislativo, y el contralor de constitucionalidad por intermedio
consulta directa, tal como ocurriera varias veces en Suiza respecto a su decisión de no ingresar a Constitucional o supremo y, obtenidos ambos, la ratificación por el Ejecutivo.
Naciones Unidas. En ambos casos, creación de norma convencional o consuetudinaria, la actividad (18) Que normalmente lo son del Poder Ejecutivo por que a este generalmente se le con-
en otros ámbi-
generatriz pertenece a la Nación en su conjunto y no a algún o algunos órganos por delegación de fiere la representación internacional del Estado, pero que nada impide que revisten
de
esta. Una fórmula que nos satisface más que la uruguaya es la de algunas constituciones europeas, tos de la administración o que se designen entre personas ajenas a ella y que reciban intrusiones
entre otras la de Portugal, que dispone la negociación por el Ejecutivo, el contralor político a través otros órganos o Poderes. Esto dependerá del derecho interno de cada Estado.
410 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO...
411
traría tener una capacid ad de hecho, pero no estaría jurídic amente legitima do desechado,
para obrar de esa manera ya que actuaría de ya que recibirlo contradice la realidad y haría desaparecer toda
mala fe o, al menos, se estaría
contradiciendo ya que libreme
posibilidad de relaciones internacionales estables (20).
nte se comprom etió a actuar de una determinada
manera y luego se rehúsa a hacerlo ejercien do su propia
Si la norma constitucional que entra en contradicción con el Derecho In-
voluntad .
La incorporación automática es la consecu ternacional es anterior a éste debe hacerse una nueva distinción y
encia lógico-j urídica de la for- entrar a
ma en que funcion an ambos considerar si la inconstitucionalidad responde a razones de forma o de
sistemas (19). Incorpo rada automáticamente la fondo. Si
-norma internacional al derecho interno, la norma internacio nal contradice formalmen te la constitució n, por
puede ocurrir que la misma no contra- ejemplo si
diga a ninguna otra regla de este último sistema se tratara en nuestro país de un tratado ratificado por el Poder Ejecutivo
y, entonces, no se presenta sin la
ningún problema. Si por el previa autorización parlamentaria, la posición dominante que
contrari o contradi ce a otra norma, anterior o poste- compartimos
rior, debe distinguirse atendiendo al rango sostiene que en este caso la pretendida norma internacional no existe.
de la norma contradicha. El Dere-
“La jerarquía. Si la norma internacional cho Constitucional es quién determina en cada Estado las autoridades
es contrad compe-
icha por una interna tentes y cuales son las que corporizan al soberano para actuar en el exterior.
de rango constitucional el juez interno debe El
aplicar la norma constitu cional por Derecho Internacional Público reconoce
ser también ella el resultado directo estas competenci as al Derecho Consti-
de la activida d soberan a (interna ) del Es- tucional de cada país y por lo tanto éste debe ser cumplido; si se celebra
tado. Desde un enfoque lógico-jurídico podría un
sostener se la posición contraria tratado con carencias formales graves y evidentes éste no refleja la voluntad
pero creemos que la solución propues ta es la que más respeta la coordinación del Estado como ente soberano, en consecuencia la pretendida norma interna-
de las ideas de supremacía interna e indepen
dencia exterior en el actual estado cional que resultaría es formalmente inconstitucional o ultra vires por falta
de su evolución dentro del marco de las relacion o
es internac ionales (no comuni.- exceso de competencias y por lo tanto no es válida ni obliga. Este principio debe
tarias) propias del Derecho Internac ional Público (que se diferencia del Derecho ser atenuado con dos consideraciones: en primer lugar, la inconstitucionalidad
Comunitario). Cuando en el ámbito interno
se dé primací a a la norma constitu- formal debe ser grosera o relevante, de tal entidad que cualquier Estado ex-
cional, el Estado deberá asumir en el ámbito internac ional la responsabilidad tranjero esté en condiciones de notarla, no entrarían en el supuesto irregulari-
que le corresponde por haber incurrido en una violación directa del Derecho dades menores, como por ejemplo una leve diferencia en los quórums de apro-
Internacional que se ha producido al ejercer
su voluntad soberana en forma bación; en segundo término debe tenerse en cuenta la doctrina del “estoppel”
contradictoria.
que determina que si el Estado aprovechó antes de los beneficios del tratado
La responsabilidad en estos casos no
se regulará por las reglas clásicas. Si la puede luego aducir su inconstitucionalidad.
norma internacional es contradicha por una
norma constitu cional posterior, la Si la contradicción entre la norma internacional y la regla anterior de la
actual práctica de los Estados determi na que interna mente se aplique la norma Constitución es por razones de fondo, la solución debería ser igual a la anterior
interna y el Estado responda internacionalm ente ya que hizo uso de sus pode- en los casos en que la contradicción fuere absolutamente evidente (21). En esta
res soberanos (externos) al contribuir comprom
etiéndose a la creación de la situación, como en el de oposicione
norma internacional y luego modificó s formales evidentes el Estado que dé prefe-
por sí solo la norma establecida usando rencia a su norma constitucional no debería tener responsabilidad alguna en
los mismos poderes soberanos (internos), el
sin acordar con los otros soberanos, campo internacional. En cambio si la contradicción formal o sustancia] no es
sus pares que contribuyeron con él a la formaci
ón de la primer regla. Si no fue- relevante o se han aprovechado anteriormente los términos del tratado, el Es-
ra así resultaría muy fácil para un Estado desligarse de sus compromisos in- tado incurrirá en responsabilidad internacional por hecho propio.
ternacionales por su sola voluntad ya que
le bastaría para ello con modificar su
Constitución; este, que era un razonamiento Si la norma interna contradicha es de cualquier otro rango, y aunque sea
voluntarista está hoy totalmente
anterior o posterior a la norma del Derecho Internacio nal, el juez interno debe
hacer prevalecer la norma del Derecho Internacional Público, porque ella es
el
resultado de una actividad directa del soberano en tanto que las otras son pro-
AAA
ducto de una actividad delegada por él y porque el Estado soberano se compro-
ALA.
metió libremente a hacerla cumplir en el ámbito interno dónde al ser supremo
(19) Consideramos que razonar de otra manera
rano es libre para aislarse y no asumir
no tiene sentido Jurídico. El Estado sobe- es el único que tiene la potestad de hacerlo en forma expresa o tácita. Si la
compro
misos, si para obtener beneficios opta
se y comprometerse, debe cumplir y ejecutar por relacionar-
esos compromisos; especialmente debe hacerlo
ámbito interno, dónde posee poderes supremos en su (20) Desde hace más de un siglo esta solución es de recibo pacífico en la jurisprudencia
para desarrollar su actividad. Actuar de otra
ra en este ámbito configura sólo una posibil mane- internacional. Valgan como ejemplos el laudo del tribunal arbitra] que entendió
idad de hecho, sin sentido jurídico alguno, en el caso Georges
ser legitimada por ningún sistema. Para ello que no puede Pinsón en el siglo XIX y la opinión consultiva de la Corte Permanente de Justicia
sólo cabría una aproximación a lo jurídico, Internacional del
samente se estableciera en el derecho
si expre- 4 de febrero de 1932 dónde se concluye que un Estado no puede invocar su propia
interno la no incorporació n automática, pero, entonces, ¿para Constitución para
que se asumirían compromisos si de antema sustraerse de las obligaciones del Derecho Internacional. Coincide también en esta solución
no se decide y expresa la posibilidad de no el art.
7, además, ¿que otro Estado
cumplirlos ? 46 del Convenio de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados.
aceptaría vincularse con quién así procediera :
condiciones? y estableciera tales (21) Si, por ejemplo, la constitución prohibe los tratados secretos, o la extradición de los
nacionales y se celebran acuerdos con aquellas características o con estos
contenidos.
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 413
412 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
de
norma interna contradicha es anterior a la del Derecho Internacional la incor- No existe el problema de las relaciones de las normas de un sistema
que en materia
poración automática de esta que es superior la deroga tácita o expresamente. Si derecho comunitario (como el de la Unión europea) y el derecho
casos,
la norma interna contradicha es posterior a la del Derecho Internacional, al ser comunitaria corresponde al sistema de los Estados miembros. En estos
comunita-
esta de superior jerarquía aquella es nula y no debe aplicarse. En este último en la materia común, existe sólo un sistema jurídico, el del derecho
y prevalente) y
caso el particular perjudicado internamente podría reclamar contra su Estado rio, conformado por las normas comunitarias (de eficacia directa
pero que no
los perjuicios sufridos por la responsabilidad del legislador. Si en cualquiera de las normas nacionales, que complementan o desarrollan aquellas,
estos casos el juez interno no aplicara las normas del Derecho Internacional, el las pueden contradecir.
y las
Estado incurrirá en responsabilidad internacional generada por los actos del Las relaciones de las normas propias de un sistema comunitario
siguen
Poder Judicial que actúa incorrectamente. Si la norma interna era anterior normas generales y convencionales del Derecho Internacional Público,
ya que el
(primer caso) el Estado podrá responsabilizar al funcionario judicial que generó las mismas reglas que respecto al derecho interno de los Estados,
las materias
la responsabilidad internacional del Estado por acto del Poder Judicial; si la Derecho Comunitario es el derecho interno de la comunidad en
norma interna era posterior (segundo caso) la responsabilidad internacional se comunes.
genera por acto del Poder Legislativo y la responsabilidad funcional se diluye.
ón de
3. Las relaciones entre sistemas en el marco de los procesos de integraci
Sección III mediana intensidad
El problema en el marco de los sistemas de cooperación e integración a. Planteo de la cuestión
Interna-
La normativa MERCOSUR se conforma por reglas de Derecho
al derecho in-
1. Ubicación de la cuestión cional Público, de las cuales, al menos por ahora, sólo ingresan
ado reglas con-
terno normas convencionales, puesto que aún no se han identific
que resulta inte-
El problema de las relaciones entre los sistemas jurídicos internos y los suetudinarias en el sistema. En este marco hay algunos temas
iento de interna-
que regulan las relaciones internacionales toma una nueva dimensión cuando resante analizar: el problema de la incorporación; el procedim
se incorporan; y
se le ubica en el marco de la cooperación o de la integración internacionales. lización; la jerarquía que adquieren las normas una vez que
ional se encuen-
Todos los esfuerzos de cooperación internacional son regulados por el De- además, debe preguntarse en que situación jurídico-constituc
decida evolucionar
recho Internacional Público. Los procesos de integración pueden insertarse en tran los Estados miembros para el caso en que el sistema
Comunitario, lo que
sistemas puros de Derecho Internacional Público (procesos de integración eco- hacia una estructura supranacional regida por el Derecho
zar la integra-
nómico-comerciales de baja intensidad), o en sistemas avanzados de Derecho a nuestro entender resulta imprescindible si se desea profundi
Internacional Público (procesos de mediana intensidad, como el MERCOSUR) o ción en trámite (2).
en el marco del Derecho Comunitario (integraciones profundas) (1).
b. La incorporación de la norma internacional
El problema de las relaciones entre sistemas en la cooperación y en las de Derecho In-
2. El proceso de incorporación de las normas convencionales
de los cuatro
integraciones de baja intensidad y profundas ternacional Público, en líneas generales, es similar en los sistemas
o de Negociar
Estados partes del MERCOSUR: el poder ejecutivo es el encargad
Las relaciones entre el sistema de Derecho Internacional Público y los se solicita autoriza-
los tratados y de firmar el proyecto de compromiso; luego
sistemas internos, tanto en todos las relaciones de cooperación, como en el mar- perfeccionar el com-
ción al Poder Legislativo para continuar con los trámites y
co de los procesos de integración de baja intensidad se rigen según las reglas la autorización
promiso internacional, pudiendo el legislativo otorgar o negar
generales expuestas supra; en cuanto a las relaciones entre el Derecho Interna- legislativa o no se de-
pero no modificar el proyecto; si se niega la autorización
Poder Ejecu-
cional Público general y el derecho interno de las Organizaciones Internaciona-
cide sobre ella, se paraliza el proceso; en cambio si es acordada el
les, o las normas que resulten de la fuente de actos unilaterales de los Estados tratado, depositar o
tivo podrá, aunque no está obligado a hacerlo, ratificar el
y de las Organizaciones Internacionales, estas están sometidas a las reglas del las acciones inter-
canjear la ratificación según los casos y continuar con todas
Derecho Internacional Público general que las origina.
extensa acerca de esta necesaria evolución del sistema
(2) Para una exposición más
(1995, 65 a 73); y también H.ARBUET-
187 193) Estas clasificaciones se pueden ver desarrolladas en H.ARBUET-VIGNALI (2004, MERCOSUR, puede verse: H. ARBUET-VIGNALI
a . VIGNALI (1995, 1997 y 1997/1).
414 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 415
nacionales tendientes a la entrada en vigor del acuerdo en el ámbito interna- Justicia, competencia originaria y exclusiva ”...en las cuestiones relativas a
cional (3). tratados, pactos y convenciones con otros Estados...”.
El sistema constitucional uruguayo no prevé la posibilidad de autoriza- La Constitución argentina no tiene normas sobre aprobación parlamen-
ción ficta de los tratados en caso de demora del pronunciamiento del Poder Le- taria ficta a partir de cierto término de inacción del Legislativo; y tampoco pre-
gislativo. En 1994, al comenzar un proceso político para intentar una nueva vé ningún tipo de consulta previa sobre constitucionalidad, aunque el art. 116
reforma constitucional en el Uruguay, el Instituto de Derecho Internacional dice que corresponde a la suprema Corte y a los tribunales inferiores el conoci-
Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, (IDIPu) miento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regulados “...por
propuso, para, la modificación del inciso 7 del art. 85 de la Constitución inclu- tratados...” (4). La Constitución brasileña tiene previsiones para el caso de falta
yendo previsiones para la aprobación automática de un tratado cuando trans- de actuación parlamentaria, no propone un contralor de constitucionalidad
curriera determinado tiempo sin que el Poder Legislativo se ocupara de él y previo a la autorización para ratificar, pero confía el contralor de constituciona-
haciendo mención también al tratamiento debido a los acuerdos en forma sim-
lidad de los tratados al Supremo Tribunal Federal (art. 102 inc. III e) y también
plificada. El texto propuesto decía:
a este el conocimiento de las causas en que intervienen Estados extranjeros u
“A la Asamblea General compete: Organizaciones Internacionales (art. 102 inc. 1), salvo que la contra parte sea
un particular o un Municipio, casos en los cuales interviene el Superior Tribu-
7. Aprobar o reprobar los tratados celebrados por el Poder Ejecutivo. Los nal de Justicia (art. 104, inc. II c) (5).
tratados serán aprobados o reprobados por mayoría absoluta del total de La Constitución paraguaya no prevé la posibilidad de una autorización
componentes de cada Cámara. Los tratados se considerarán aprobados si ficta para permitir la ratificación de los tratados, ni una consulta de constitu-
no mediare pronunciamiento expreso de cada Cámara en el plazo de un cionalidad previa a la aprobación ; en tanto que el contralor de constitucionali-
año contado desde la fecha de ingreso del instrumento donde consta el dad de las leyes “...y otros instrumentos normativos...” está a cargo del Poder
tratado respectivo. Cada Cámara contará con un plazo de seis meses para Judicial (arts. 259 inc. 5 y 260).
emitir su pronunciamiento. Cualquiera de las Cámaras podrá decidir por Por otra parte, los cuatro Estados miembros del MERCOSUR, rechazan
_. mayoría absoluta de votos del total de sus componentes que un tratado re- la teoría de la transformación y admiten la incorporación automática de la
viste especial importancia. En tal caso el mismo no se considerará apro- norma convencional (6) una vez que el tratado se ha perfeccionado o sea cuan-
bado sino después de dos años contados desde la fecha del ingreso corres- do, habiendo sido negociado y firmado en el ámbito internacional el Poder Le-
- pondiente. Cada Cámara dispondrá de un plazo de un año para pronun- gislativo del respectivo país, aprueba lo actuado autorizando a ratificar, se can-
ciarse. Los acuerdos en forma simplificada celebrados por el Estado de- jea o deposita la ratificación, y se cumplen las otras condiciones que pudieran
ntro del ámbito de competencia de los órganos respectivos no necesitan existir para la entrada en vigor del tratado entre las partes . En Uruguay se
aprobación parlamentaria siempre que no afecten intereses esenciales”. acepta pacíficamente que la norma convencional recién produce efectos en el
La propuesta de IDIPu no fue tomada en cuenta al plantearse la enmien- derecho interno, una vez que el tratado ha entrado en vigor en el ámbito inter-
da constitucional que fuera aprobada en diciembre de 1996. nacional y que, aunque el Poder Legislativo haya aprobado un tratado negocia-
En el sistema uruguayo no se prevé la posibilidad de un contralor de do y firmado, el Poder Ejecutivo puede no ratificarlo. En la República Argenti-
constitucionalidad previo a la autorización para ratificar un tratado. Tampoco na prevalece la misma posición, aunque aisladamente se ha sostenido que
los tratados están comprendidos expresamente en la declaración de inconstitu- “...bastaba la aprobación legislativa y posterior ratificación de un acuerdo para
cionalidad que regula el Capítulo X de la Sección XV de la Constitución, el que que pudiera ser aplicado por los jueces nacionales” (7).
sólo. se refiere a las leyes; pero el art. 239 inc. 1 otorga a la Suprema Corte de
C. Los acuerdos en forma simplificada
La normativa de los cuatro países carece de reglas respecto a los llama-
(3) Constitución de Uruguay, arts. 168 inc. 20 y 85 inc. 7. Constitución de Argentina, dos acuerdos “en forma simplificada”. Para el perfeccionamiento de los tratados
arts, 27 y 75 incs. 22 y 24, dónde se establecen exigencias especiales para los tratados
en materia
de protección internacional de los Derechos Humanos y para los que crean sistemas de integración
profunda o comunitaria, arts. 99 inc. 11, 124 y 125, los dos últimos referidos a la situación especial (4) Cfr. E. REY CARO (1995).
de los tratados celebrados por las provincias. Constitución de Brasil, arts. 21, 48
inc. I, 84 inc. VII y (5) C.E.CAPUTO BASTOS (1997), J.GRANDINO RODAS (1980) y J.F.REZEK, (1991).
48 inc. 1. El art. 48 inc. l utiliza una terminología tradicional e inadecuada
al encomendar al órgano (6) Sólo nos referimos a los tratados por ser, actualmente, la única fuente que interesa
“Resolver definitivamente sobre os tratados...etc.”. Cfr. C.E. CAPUTO BASTOS
(1997, 3); J. respecto al MERCOSUR. En la jurisprudencia uruguaya también se acepta la incorporación auto-
GRANDINO RODAS (1980, 25); y J.F.REZEK, (1991, 84). Constitución de Paraguay,
arts. 142, mática de las normas consuetudinarias. Cfr. E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1975, IV, 9 a 36);
referido a los tratados sobre protección internacional de los Derechos Humanos,
202 inc. 9 y 238 J.M.ARRIGHI (1996, 1, VII, 333 a 258), H. ARBUET-VIGNALI y J.M.ARRIGHI (1990, 76).
inc. 7.
(7) E.REY CARO (1998, 20 y ss.).
416 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 417
formales se exige el cumplimiento de los requisitos de la Convención de Viena La Constitución paraguaya no menciona a los acuerdos en forma simpli-
sobre el Derecho de los Tratados de 1969 y, además, el trámite interno que es- ficada y no tenemos noticia de su práctica jurisprudencial.
tablezca cada Constitución nacional (8).
Los acuerdos en forma simplificada son aquellos que se realizan verbal- d. El problema de la jerarquía
mente o prescindiendo de otras formalidades y, generalmente, aunque no nece-
sariamente en la práctica, versan sobre asuntos de menor trascendencia. Entre Consiste en determinar la ubicación que corresponde a la norma interna-
ellos, se incluyen los acuerdos ejecutivos que se realizan en organismos inter- cional una vez que ha ingresado al ámbito interno y debe ser aplicada en el
nacionales, dentro del ámbito de un tratado marco formalmente aprobado con mismo. Si el régimen jurídico del MERCOSUR se ubicara en el Derecho Comu-
anterioridad, con el fin de complementar, precisar, desarrollar o ejecutar sus nitario la solución de este asunto sería sencilla ya que, por definición, la norma
disposiciones. En el Uruguay el texto constitucional (art, 85 inc. 7) al exigir la supranacional en materia comunitaria, es de eficacia directa y también preva-
aprobación parlamentaria para “...los tratados...y las convenciones o contratos lente, siendo superior a la ley e, incluso, a la Constitución (11). El problema
de cualquier naturaleza...”, parecería incluirlos en el cumplimiento de la exi- adquiere importancia porque la normativa MERCOSUR, se inscribe en un sis-
gencia formal. No obstante, una larga práctica que consideramos no ajustada a tema de Derecho Internacional Público, que admite distintas soluciones inter-
derecho, aunque muy difícil de evitar de hecho, determina que pacíficamente se nas, sin perjuicio de las consecuencias internacionales que se puedan despren-
prescinda del trámite parlamentario a su respecto, sobre todo tratándose de der de cada una de ellas. Como se vio en las Secciones 1 y IT, el tema de las re-
aquellos acuerdos que, como muchos de los emanados de los órganos del laciones entre los derechos internos y el Derecho Internacional ha sido tradi-
MERCOSUR, por su materia y naturaleza, no admiten la tradicional demora de cionalmente mal planteado y debe reformularse según las orientaciones que
la aprobación parlamentaria (9). Para solucionar estas dudas fue que en oca- expusimos en la Sección 11 de este Capítulo.
sión de la reforma a la constitución, en 1994, IDIPu propuso incluir la modifi- Los dos Estados del MERCOSUR que modificaron en forma importante
cación citada supra (literal b, párrafo 3) al art. 85, inc. 7, que en su parte final su Constitución después de la entrada en vigor del sistema común —Argentina y
se refiere a estos acuerdos. Paraguay-— incluyeron normas precisas que solucionan el problema de la jerar-
En la República Argentina, el asunto presenta características similares. quía. Las Constituciones de Brasil y de Uruguay (12) no tienen regla expresa y
La Constitución de 1994 no incluye referencia alguna sobre acuerdos en forma la posición de los mismos debe procurarse analizando la doctrina y la jurispru-
simplificada ; E.Rey Caro (1995, 38 a 40), lamenta esta omisión e indica la exis- dencia de su tribunal superior. Expondremos estas situaciones.
tencia de una práctica similar a la uruguaya. En Brasil los acuerdos ejecutivos La Constitución paraguaya de 1992, que fue la primera del grupo que
son internalizados por el Poder Ejecutivo sin previa autorización parlamenta- abordara el tema, establece en el inc. 1 de su art. 137 (Titulo I: De la Nación y
ria, entrando en vigor internamente una vez que son publicados en el Diario del Estado. Cap. 1):
Oficial de la Unión (10). La doctrina citada por Celso Albuquerque Mello (1992, “La ley suprema de la República es la Constitución. Esta, los tratados,
I, 191 a 201) se encuentra dividida entre quienes sustentan la validez de estos convenios y acuerdos internacionales aprobados y ratificados, las leyes
acuerdos (Hildebrando Accioly, Leví Carneiro, José H. Pereira de Araujo, Ge- dictadas por el Congreso y otras disposiciones jurídicas de inferior jerar-
rardo Eulalio do Nascimento e Silva, Francisco Rezek, Celso Albuquerque de quía, sancionadas en consecuencia, integran el derecho positivo nacional
Mello) y los que la niegan por entender que todos los acuerdos requieren apro- en el orden de prelación enunciado”.
bación legislativa (Haroldo Valladao, Vicente Marota Rangel, Afonso Airiños
Más adelante, en el Capítulo II (De las Relaciones Internacionales) del
Ponte de Miranda, Themistocles Cavalcanti y Costa, Carlos Maximiliano).
Título 1, se incluye el art. 141 que establece:
“Los tratados internacionales validamente celebrados, aprobados por ley
del Congreso, cuyos instrumentos de ratificación fueran canjeados o depo-
(8) Constitución argentina, art. 75 inc. 22; brasileña, art. 49, Il; paraguaya, art. 202 inc. sitados, forman parte del ordenamiento legal interno con la jerarquía que
9; uruguaya, art. 85 inc. 7. determina el art. 137”.
(9) Para la internalización de Decisiones, Resoluciones y Directivas de los órganos del
MERCOSUR se ha seguido, entre otras, esta vía. Para ello se les ha considerando acuerdos ejecuti-
vos del tratado marco suscrito en Asunción e inscripto en el sistema de ALADI como Acuerdo de
Alcance Parcial No. 18. No obstante esta práctica no se siguió con algunas de las Decisiones más (11) Por la aplicación de los principios propios de la teoría general del Derecho Comuni-
trascendentes, tales como la 1/991, las que se sometieron a aprobación parlamentaria. En otros tario, entendemos que la norma comunitaria, por definición, prevalece sobre la ley y que la preva-
casos se han producido serios problemas cuando el contenido de la Decisión evidentemente extrali- lencia sobre la norma constitucional, como ocurre en el régimen de la Unión Europea, responde a
mitaba lo que pudiera considerarse una racional ejecución del tratado marco, tal como ocurriera una característica particular de ese sistema dónde los Estados partes han decidido tal prevalencia,
con el acuerdo sobre transportes de 1996. la que no es de principio.
(10) Ver C.E.CAPUTO BASTOS (1997), J.GRADINO RODAS (1980) y J.F.REZEK (12) Después de entrar en vigor el MERCOSUR, Uruguay reformó parcialmente su
(1991). Constitución, en materias concretas que en nada inciden sobre los temas que estamos tratando.
418 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIO
NAL PÚBLICO... 419
En Paraguay, la supremacía corresponde a la Constitución, pero los tra- “Las normas generales del Derech o Interna cional Público y los tratados
tados, desde que entran en vigor, tienen jerarquía superior a las leyes. que las recogen, así como los demás tratados una
La Constitución vez en vigor, son parte
argentina de 1994 también soluciona el problema en integrante del orden jurídico de la República Oriental
forma expresa. La posición doctrinaria y jurisprudencial anterior sostenía, en del Uruguay. Estas
normas tienen primacía sobre las leyes y constit
general, la preeminencia de la Constitución sobre los tratados y que estos pri- uyen fuentes directas de
derechos y obligaciones para los habitantes de
maban sobre las leyes, aunque la Repúbli ca”.
en algunos casos, esto último no se aceptó to- Esta propue sta no se tomó en cuenta al plebisc itares la reforma, como
talmente (13). ©
tampoco se consideró el proyecto de un grupo de experto s que proponía agregar
Actualmente el art. 75 inc. 22 de la Constitución de 1994 dispone que: en la parte final del inc. 7 del art. 85, que confier e a la Asamblea General la
“Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes”, pero, como lo facultad de aprobar o reprobar tratados, una
señala E.Rey Caro “...en modo alguno se ha alterado la superioridad de la cons- frase estableciendo:
“Dichos tratado s, conveni os y contrat os (17) integra
titución sobre ellos...” (14). n el derecho positivo
nacional con jerarquía superior a las leyes y
La Constitución uruguaya no tiene norma que determine la Jerarquía de bajo la supremacía de la
Constitución”,
los tratados una vez que ellos han sido internalizados. Respecto al derecho con-
En Brasil la situación es similar a la Uruguaya
suetudinario, la jurisprudencia en el único caso en que trató el tema en 1940, pues tampoco hay norma
constitucional expresa que estable zca la jerarqu
afirmó la supremacía de la norma consuetudinaria internacional sobre la ley ía del tratado una vez incorpo-
rado. Dice Caputo Bastos (1997, 1 y 16 a 23) que
interna. La misma jurisprudencia ha sido errática en cuanto a la relación tra- este asunto no ha obtenido la
necesaria atención en la doctrina brasileña, sobre
tado-ley, fluctuando entre sostener la igualdad de rango entre ambas y, por todo si se tiene en cuenta su
importancia para la integración.
tanto, que la ley o el tratado posterior derogan el instrumento anterior (hasta
la década de 1970 y en 1990) o sostener la superior jerarquía del tratado sobre En el actual sistema brasileño la Constitución prevale
ce sobre los trata-
dos, lo que resulta claram ente del propio texto
la ley (en la década de 1970 y en alguna sentencia reciente). Nunca se discutió constitucional que los somete,
como a las leyes, a contralor de constitucionalidad
la superioridad de la Constitución sobre los tratados. (art. 102). No existe,
en
cambio texto de derecho positivo general que decida el
Respecto a la posición de la doctrina nacional y nuestras conclusiones conflict o tratado-ley. El
art. 98 del Código Tributario Nacional determina la prevale
sosteniendo el rango infra constitucional y supra legal de los tratados (15) debe ncia del tratado
sobre la norma legal anterior o posteri or, pero se
verse lo expuesto en la Sección II de este Capítulo. Con esa interpretación, en el trata de una norma específica
del sistema tributa rio (18), y parte de la doctrina
sistema uruguayo, no resulta imprescindible una norma que determine expre- la interpreta restrictivamente
sosteniendo que la prevalencia sólo se aplica a los
samente la ubicación de los tratados una vez incorporados en el ámbito jurídico acuerdos sobre temas
concre-
tos, y no respecto a tratados que creen normas de efectos
interno (16), pero ella sería muy conveniente para lograr mayor certeza y segu- generales y constan-
tes.
ridad y evitar las fluctuaciones de las interpretaciones doctrinarias o jurispru-
denciales. Por esta razón IDIPu propuso incluir en el proyecto de reforma cons- Ante la ausenci a de norma general la mayorí a de los autores aceptan la
igualdad de rango entre la ley y el tratado , con prevale
titucional plebiscitada en diciembre de 1996, un artículo con la siguiente redac- ncia de la norma poste-
rior; aunque parte de la doctrina sostiene que, para
ción: que la ley posterior preva-
lezca sobre el tratado , la derogac ión debe estar expres amente establecida en la
misma, no siendo suficiente la oposición tácita. Alguno s autores, (H.Accioly y
(13) Por una exposición más detallada de esta evolución, ver E.REY CARO (1995, 18 a G.E.Do Nascim ento e Silva, 1996, 60) sostien en la
34). Ver también M.A.R.MIDÓN (1997, 4 y 5). prevale ncia del Derecho In-
ternacional sobre el interno, a lo que otros (S.F.Re
. (14) Cfr. E.RREY CARO (1995,42). El mismo art. 75 otorga igual jerarquía que la Consti- zek, 1991, 103) responden
que, no habiendo norma de Derecho Internacional
tucional a una serie de convenciones referidas a la protección internacional de los Derechos Huma- positiv o que así lo disponga,
nos que se enumeran, y extiende este rango superior a las convenciones sobre la misma materia esto es una mera especul ación doctrin aria. La jurispr udencia es unilineal en el
que se aprueben en el Congreso por el voto de 2/3 de la totalidad de los miembros de cada Cámara. sentido de sostener el igual rango de tratado y ley
(15) Parte de la doctrina de Derecho Internacional Público y de Derecho Constitucional,
y que por lo tanto el instru-
mento posteri or (tratad o o ley) deroga al anterio r
sostiene la prevalencia incluso sobre la Constitución. Aunque por deformación de especialidad (tratado o ley), aunque una
más reciente indica que la ley posterior no deroga
mucho nos gustaría poder acompañar esta posición, el único argumento de derecho positivo que al tratado sino que sólo sus-
encontramos para resolver el problema de la ubicación jerárquica interna de la normativa interna-
cional (el del ejercicio directo por parte del ser o grupo humano dónde radica la soberanía de los
poderes esenciales que emanan del atributo o su decisión de delegarlo en otros órganos), no nos
permite ir más allá de afirmar la prevalencia de la norma internacional sobre la ley.
(16) En la legislación uruguaya existe una norma destinada a resolver la oposición tra-
tado-norma interna. El Código General del Proceso, dispone que las reglas de los tratados en mate- (17) ] Se conservaba una terminología tradicional e inadecuada con el propósito de no in-
crementar posibles oposiciones a la propuesta.
ria de derecho procesal prevalecen sobre las establecidas en el Código. Se trata de una disposición
específica que no se extiende a otras materias. ] (18) Aunque indudablemente el tema que legisla es de suma importanc
ia para los proce-
sos de integración, como lo es el MERCOSUR.
LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 421
420 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL
conlleva La voluntad política de integración es muy fuerte y sostenida a nivel de
pende su aplicación, con las consecuencias jurídicas que esta distinción
(19). las altas autoridades. Esta voluntad ha permitido superar las graves crisis del
proceso pese a la carencia de órganos adecuados para solucionarlas. También
Ninguno de los cuatro sistemas prevé un contralor de constitucionalidad
ha dado una razonable agilidad al sistema y ha permitido una importante rapi-
obligatorio o facultativo, previo a la ratificación de los tratados (20). Una dispo-
dez al desarrollo de la idea de integración, pese a la estructura orgánica inter-
sición de este tipo sería de una indudable importancia práctica para evitar po-
gubernamental, la ausencia de ponderación en el voto y las decisiones adopta-
sibles problemas con serias repercusiones. También lo sería desde el punto de
das por consenso con la presencia de todos los Estados miembros. No obstante,
vista doctrinario, dotando a la norma internacional de un claro respaldo del
aún no se ha comprendido que la soberanía no se pierde, ni se divide con estos
grupo humano dónde radica la soberanía (21), pues la decisión de obligarse
procesos, sino que con ellos se conserva y afirma (ver ops.cits. en llamada 22);
resultaría de un acto complejo con la participación de los tres poderes funda-
ni se han encontrado —quizá tampoco se hayan procurado— mecanismos de to-
mentales del Estado: la negociación y ejecución a cargo del Poder Ejecutivo, la
ma de decisión que contemplen a todos los intereses sin someter a ningún Es-
autorización política para asumir el compromiso a cargo del Poder Legislativo y
tado; y aún se teme perder capacidad de decisión autónoma.
el contralor de constitucionalidad a cargo del Poder Judicial o de otro órgano
jurisdiccional especial. Esto sería muy sano y ayudaría a ordenar las ideas pro- En distintos estratos sociales se percibe un fuerte apoyo al proceso de in-
fundas (22). tegración, quizá no tanto por el convencimiento de su bondad o por el profundo
conocimiento de sus objetivos, sino más bien por sentirlo como la única alterna-
e. Las posibilidades de evolución hacia un orden supranacional tiva viable que se presenta para el desarrollo y un mayor bienestar. Esta acti-
tud a nivel de pueblos tiene un sentido expansivo.
El enfoque político. Las señales que se perciben de los más diferentes Con esta situación las perspectivas de transitar hacia un sistema comu-
grupos de intereses y de las distintas regiones de los cuatro países, permiten nitario o hacia un sistema de Derecho Internacional Público mas evolucionado
extraer algunas conclusiones. El proceso de integración del MERCOSUR apare- y con mayor grado de compromiso común que profundice la integración, no sólo
ce como irreversible; se evidencia una fuerte tendencia a la extensión de los son imperativas si es que realmente se desean aprovechar las ventajas materia-
compromisos (23); y existe la convicción generalizada de que, sólo con una les del sistema, sino que también son favorables desde un enfoque psico-
profunda unión del conjunto se podrá competir eficazmente con los demás político. No obstante hay dificultades que deben ser concientizadas y supera-
Estados. Por otra parte, resulta claro que será difícil avanzar más en el proceso das: las asimetrías constitucionales en cuanto a la existencia de normas que
sin cambiar la estructura del sistema, tornándolo más solidario hacia adentro y autoricen a integrarse en sistemas supranacionales; los problemas doctrinarios
más agresivo hacia afuera; por ello se procuran agilitar los mecanismos de y prácticos, tales como el erróneo concepto del significado del atributo de la
adopción de decisiones obligatorias y eficaces. Esto debe concretarse sin que se soberanía ; y las dificultades para hallar un sistema con algún tipo de pondera-
afecten las identidades profundas y diferenciales de los miembros del grupo; y ción justo y racional para la toma de decisiones.
en forma tal, de que todos los intereses queden amparados. Para lograrlo sería
importante transitar hacia un sistema de Derecho Comunitario, con órganos f El enfoque jurídico
supranacionales y mantenimiento de la soberanía (ver ops.cits. en llamada 22).
Para profundizar un proceso de integración y constituir, al menos, un
Mercado Común coherente, no es imprescindible contar con órganos suprana-
(19) Cfr. C.E.CAPUTO BASTOS (1997,. 9 a 16) y M.A.R.MIDON (1997, 5). cionales. Es posible intentarlo a través de organizaciones intergubernamenta-
(20) Como se incluye, por ejemplo, en las constituciones de Portugal y Francia. les y en el marco del Derecho Internacional Público. Pero obtener un resultado
textos constitucionales de uno de los Estados partes, Uruguay, la sobera-
(21) Según los
positivo con estos instrumentos exige tal fuerza de voluntad política, tanta in-
nía radica en la Nación. En los otros Estados (Argentina, Brasil, Paraguay) la soberanía radica en
el Pueblo. El balance de todos los sistemas constitucionales indica que el concepto al que recurren tensidad en las negociaciones, tantas felices coincidencias, que prácticamente
estos tres países no es al del "Pueblo" en el sentido que le daba Rousseau, sino al de Nación o Pue- se tornaría imposible concretar tal resultado. Por otra parte las estructuras
blo (actual o presente) organizado, que resuelve los grandes problemas debiendo respetar las condi- orgánicas y jurídicas propias del Derecho Internacional no darían suficientes
ciones establecidas por los antecesores (pueblo del pasado) en la Carta constitucional, para garanti- garantías de estabilidad, quedando el sistema sujeto a los vaivenes políticos
zar las posibilidades de los descendientes (pueblo del futuro). En Uruguay la soberanía radica en la
Nación quién la ejerce según la Constitución (art. 4). La Constitución de Brasil radica la soberanía
internos y careciendo, en cierta medida, de certeza y de seguridad jurídica. Pa-
en el Pueblo quién la ejercerá directamente o por sus representantes (art. 1, I parágrafo único).
Las ra obtener estas ventajas es imprescindible establecer un régimen de Derecho
soberanía en Paraguay radica en el Pueblo quién la ejerce conforme a la Constitución (art. 2). La Comunitario, con órganos supranacionales; o, al menos, establecer algún órga-
Constitución menos claras en cuanto al ejercicio de la soberanía es la de Argentina que la radica en no supranacional que ordene algunos aspectos y proporcione certeza y seguri-
el Pueblo, ejerciéndose de acuerdo a los principios de la soberanía popular (arts. 33 y 37).
(22) Ver H.ARBUET VIGNALI (1997 y 1999) y H.ARBUET-VIGNALI y L.BARRIOS dad jurídicas. Para ello es necesario que el derecho político interno de los Esta-
(2003). dos asociados lo permita y es sano que ello resulte de una norma clara y del
(23) Por ejemplo la existencia de cuatro Miembros Asociados.
HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCETRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 423
422
más'alto rango, que no quede librada a los resultados de una interpretación que La actual Constitución de Brasil, de 1988, regia también al momento del
pueda tornarse caprichosa. ¿Cuál es a este respecto la situación de los Estados tratado de Asunción y en su art. 4 dispone:
del MERCOSUR?. “La República Federativa de Brasil buscará la integración económica po-
Nuevamente en este caso se producen asimetrías. Mientras Argentina y lítica, social y cultural de los pueblos de América Latina, tendiendo a la
Paraguay tienen normas constitucionales que les permiten el ingreso a un sis- formación de una comunidad latinoamericana de naciones”.
tema supranacional, Uruguay y Brasil carecen de ellas. El artículo está dentro del título que menciona los principios fundamen-
La Constitución argentina de 1853, vigente al momento de entrar en vi- .tales, y la doctrina da a su texto el carácter de una autorización constitucional
gor el Tratado de Asunción, no se ocupaba del tema. La actual Constitución de para procurar la integración, aunque sin decidir si esta puede ser de naturaleza
1994 soluciona el problema en su art. 75, inc. 24 que establece: intergubernamental, propia del Derecho Internacional Público o alcanzar tam-
“Corresponde al Congreso: bién el grado de supranacionalidad correspondiente al Derecho Comunitario.
24. Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdic- La Constitución en Brasil está en situación algo mejor que la de Uru-
ción a organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e guay, pero aún en la interpretación doctrinal más favorable, la que admite una
igualdad y que respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las autorización para una integración supranacional, sus bases son tan opinables
normas dictadas en su consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes”. que no dan la suficiente certeza y seguridad (26).
_Atendiendo a las condiciones de reciprocidad y respeto al orden democrá- La Constitución de Uruguay de 1967, vigente actualmente y al ingresar
tico y los derechos humanos, la República Argentina puede integrar Organiza- al país al sistema MERCOSUR, en su tiempo fue de avanzada, pero ahora con-
ciones Internacionales supranacionales delegando en ellas jurisdicciones, com- sideramos que es la más inadecuada de las cuatro para intentar una integra-
petencias y poderes de gobierno. Los tratados en que se asuman esos compro- ción profunda, de raíz comunitaria.
misos..se aprobarán y denunciarán según lo establecido en la Constitución, El único artículo que en ella hace referencia a la integración, es el art. 6
siendo el derecho primario del sistema creado y teniendo rango superior al de la que en su inc. 2 establece:
ley e inferior al de la constitución (art. 75 inc. 22). Las normas dictadas por los “La República procurará la integración social y económica de los Estados
órganos del sistema (Derecho Comunitario derivado) ingresarán inmediata y Latinoamericanos, especialmente en lo que se refiere a la defensa común
directamente y prevalecerán sobre la ley (24). de sus productos y materias primas. Asimismo propenderá a la efectiva
. La Constitución de Paraguay de 1967, vigente en la época de su ingreso complementación de sus servicios públicos”
al MERCOSUR, sólo preveía la posibilidad de integrar sistema internacionales Resulta claro el carácter programático de la disposición, la falta de refe-
multilaterales de desarrollo, cooperación y seguridad (art. 9) y proponía favore- rencia, aún indirecta, a un sistema comunitario y que, en su época el modelo
cer los procesos de integración latinoamericanos, siempre que se hiciera “...sin Europeo ya era conocido. Coincidimos con la línea de interpretación que señala
detrimento de la soberanía” (art. 103). Esteban Galichio y la doctrina que él cita, en el sentido de que se trata de una
La actual constitución paraguaya de 1992 establece en su art. 145: norma programática, que proporciona criterios de interpretación al texto cons-
“La República del Paraguay, en condiciones de igualdad con otros Esta- titucional permitiendo la participación de Uruguay en procesos de integración
dos, admite un orden jurídico supranacional que garantice la vigencia de de naturaleza intergubernamental, pero dejando un evidente y grave vacío en
“-los derechos humanos, de la paz, de la justicia y del desarrollo, en lo polí- cuanto a la posibilidad de integrarse a organizaciones supranacionales en el
“ tico, económico, social y cultural. Dichas decisiones sólo podrán adoptarse marco de un sistema de Derecho Comunitario (27).
por mayoría absoluta de votos de cada Cámara del Congreso”. Es difícil la situación en que el texto constitucional coloca a la República
Por lo tanto la Constitución paraguaya, también admite el ingreso a un para intentar constituir un Mercado Común en el ámbito del MERCOSUR, el
sistema supranacional, a condición de reciprocidad, respeto de los derechos que imprescindiblemente necesitará al menos algún tipo de instituciones su-
humanos y decisión por un quórum especial. El tratado constitutivo (Derecho pranacionales; esta es aún más dificultosa si se tienen en cuenta los proyectos
Comunitario originario) prevalece sobre la ley (arts. 141 y 137) no diciéndose de reforma constitucional y los fallidos intentos de incluir en ellos disposiciones
nada respecto del Derecho Comunitario derivado, cuyas características, no obs- similares a las de las Cartas de Argentina y Paraguay.
tante, serán las naturales: eficacia directa e inmediata y carácter prevalente, En 1993 se procuró una reforma constitucional presentada por 14 sena-
Esta solución no afecta la soberanía e independencia del Estado (25). dores y por el entonces Vice Presidente de la República Dr. Gonzalo Aguirre
Ramírez; en su origen el proyecto contenía aditamentos al art. 6 de la Constitu-
(24) Cfr. E.ESTEVA GALICHIO (1996, 39 a 42); y S.J.BIDART CAMPOS (1995, 592). (26) Cfr. E.ESTEVAS GALICHIO (1996, 42 y 43) : E.ACCIOLY : MERCOSUL (1996, 122
(25) Cfr. E.ESTEVA GALICHIO (1996, 43 a 45) y R.RUIZ DIAZ LABRANO y R.SILVA a 124); L. OLAVO BAPTISTA (1995, pp. 56 y ss.).
ALONSO (1993, 100). (27) — Cfr. E.ESTEVA GALICHIO, (1996, 45 a 49).
424 HEBER ARBUET-VIGNALI - ROBERTO PUCEIRO RIPOLL LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO... 425
ción que procuraban la admisión del ingreso de la República a Organizaciones res verían limitada su discrecionalidad y los de menor potencia tendrían más
Internacionales supranacionales y facilitaban la recepción del Derecho Comu- problemas para hacer pesar su opinión en el marco supranacional.
nitario, con sus características de inmediatez y prevalencia. El proyecto no pasó
Para procurar superar estas dificultades debe hacerse un gran esfuerzo
de ser tal pese a los numerosos respaldos técnicos y políticos con que contó la
doctrinario para determinar el sentido jurídico del atributo de la soberanía en
idea, ya que, en definitiva, el texto presentado a plebiscito popular no incluyó
la situación actual. Debe también procurarse explicar cómo este atributo propio
ninguna referencia a este tema.
de los Estados se coordina con otro nuevo, el de la supranacionalidad, que per-
En 1994 el IDIPu también se preocupó por el problema proponiendo para tenece a las Organizaciones Internacionales supranacionales. Además debe
una eventual ocasión de reforma constitucional la inclusión de este texto:
intentar explicarse la importancia que todo esto tiene para el mantenimiento
“El ejercicio de competencias legislativas, administrativas y jurisdicciona- de la identidad de los Estados integrados, para el mejoramiento del desarrollo y
les necesarias a un proceso de integración, podrá ser temporalmente del bienestar particular de cada Estado y para el incremento del poder de su
transferido a entidades internacionales”, conjunto.
La propuesta se hizo conocer en los círculos académicos y en las colectivi- En la práctica debe hacerse también un esfuerzo por encontrar para el
dades políticas pero obtuvo una muy limitada atención de ellos. MERCOSUR un sistema de votación ponderado que ampare a todos los intere-
En 1996, al proyectarse una nueva reforma constitucional, un grupo de ses, que no deje en la indefensión a los países de menor extensión, demografía o
expertos elaboró una propuesta para incluir un inciso 3o. al art. 6 que dijera: índices económicos, ni entorpezca la defensa de los intereses de aquellos con
“30. Los tratados que consagran dicha integración podrán, en condiciones mayores coeficientes. Esto es muy difícil de concretar en la actual integración
de reciprocidad e igualdad y respetando el orden democrático y los Dere- del MERCOSUR, dadas las diferencias entre los 4 Estados miembros (29).
chos Humanos, delegar competencias y jurisdicción a organizaciones de La búsqueda de una solución negociada corresponde a políticos y diplo-
integración económica o comunitaria. Las normas dictadas en su conse- máticos. Unicamente como idea aproximativa que brinde un primer documento
cuencia tienen jerarquía superior a las leyes”, de trabajo teórico para iniciar un camino que imprescindiblemente debe reco-
En definitiva, ninguno de los textos propuestos se incluyó en el proyecto rrerse, podría pensarse en comenzar la creación de órganos supranacionales
de reforma plebiscitada y aprobada en diciembre de 1996 (28). con uno de carácter jurisdiccional. Esto tiene varias ventajas. Es el órgano más
Las actuales dificultades y algunas vías de solución. La principal necesario ya que sin él es imposible profundizar la integración. Los órganos
dificultad de Uruguay y Brasil para ubicarse en un régimen de Derecho Comu- jurisdiccionales son más objetivos que los legislativos y ejecutivos y la propia
nitario, parece ser el temor a afectar la soberanía nacional y que ello repercuta mentalidad y modus operandi de los jueces, dan garantías suficientes como
políticamente en perjuicio de los grupos que propician las reformas haciéndoles para confiarles poderes supranacionales aventando absurdos pero existentes
perder adhesión popular. También puede temerse por las eventuales dificulta- temores. La constitución de estos órganos podría intentarse con representantes
des que resulten de su aceptación para la acción individual: los Estados mayo- nacionales designados y provenientes de las cuatro Cortes Supremas de Justi-
cia, dándole alguna forma de ponderación y jueces comunitarios, elegidos por
unanimidad o por el consenso de los cuatro Estados partes.
(28) Dada esta situación resultaría importante que Uruguay diera señales claras de su
voluntad de dotar al sistema de órganos supranacionales, Parece muy difícil en la actual coyuntura
y su inmediato futuro que pueda intentarse una nueva reforma constitucional para complementar
el art. 6. Siendo así resultaría conveniente que la Asamblea General, de acuerdo
al art. 75 inc. 20,
realizara una interpretación auténtica del texto del art. 6, en el sentido de que éste
admite la parti-
cipación de la República en sistemas de integración que posean órganos supranacionales
, el ingreso
inmediato de sus normas y la prevalencia de estas sobre las internas. Esto debería
ser respaldado
posteriormente por una firme voluntad política y una jurisprudencia coherente. Sólo esto permitirá
que Uruguay se mantenga en el sistema MERCOSUR en el no lejano momento en que se cree
al
menos un órgano jurisdiccional supranacional con el fin de solucionar conflictos
y armonizar el
ingreso de las normas del sistema en los ordenamientos internos, de asegurar una
interpretación
uniforme de las mismas, realizada con espíritu comunitario y obligatoria para toda el área integra-
da. La repetida actitud de los grupos políticos reformistas que no han propuesto modificaciones
en
este campo, les distancia de la realidad nacional a que hacíamos referencia y que, a todos los nive-
les, desea los resultados de una integración profunda, aunque a veces intente eludir los
costos de
este logro; crea además una situación paradojal de amplio respaldo político, académico,
diplomáti-
co, empresarial, comercial, laboral, y popular (el proyecto MERCOSUR en las Cámaras
sólo regis-
tró un voto en contra) y de prescindencia de las mismas fuerzas políticas
para intentar un respaldo (29) El ingreso de algunos -no muchos- nuevos países al sistema, podría contribuir a la
Jurídico que de certeza y seguridad al proyecto.
solución del problema.
Capítulo IX
LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO INTERNACIONAL
QUE RIGEN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
por Heber Arbuet-Vignali (Secciones I, 1 y VI)
Eduardo Jiménez de Aréchaga (Secciones III, IV y YV) (*) (**)
Sumario:
I. Antecedentes, caracteres y naturaleza de estas reglas. 1. Antece-
dentes doctrinarios. 2. Antecedentes de la práctica de los Estados. 3. De-
nominación. 4. Naturaleza jurídica. 5. Importancia del problema. 6. Reglas
comprendidas en esta categoría. 7. Nuestra sistematización. IL. Principio
de la igualdad soberana de los Estados. 1. Los textos y su marco doc-
trinario. 2. El atributo de la soberanía. 3. El principio de la igualdad sobe-
rana. 4. Los llamados corolarios del Principio de la Igualdad Soberana. IL.
Prohibición del uso o amenaza de la fuerza. 1. Introducción. 2. Ame-
naza de fuerza. 3. Significado de la palabra “fuerza”. 4. Interpretación del
artículo 2, parágrafo 4, de la Carta. 5. Represalias armadas. 6. Agresión
indirecta. 7. Otros corolarios del principio sobre abstención de la fuerza. 8.
Usos legítimos de la fuerza. 9. Defensa propia y el derecho de libre deter-
minación. 10. Prohibición del uso de la fuerza contra pueblos que ejercen
su derecho a la libre determinación. IV. El principio de la igualdad de
derechos y de la libre determinación de los pueblos. 1. Introducción.
2. Libre determinación y descolonización. 3. El principio de libre determi-
nación como un derecho de todos los pueblos. 4. El resultado de la libre de-
terminación y la esencia del derecho de los pueblos. 5. La libre determina-
ción y el título histórico a un territorio. 6. La cláusula de salvaguardia. V.
El deber de no intervención y la jurisdicción interna. 1. La no inter-
vención en la Carta de las Naciones Unidas. 2. Intervención en asuntos in-
ternos o externos. 3. Ejemplos de intervención. 4. La fórmula general. 5.
La excepción de jurisdicción doméstica. VI. Los demás principios de la
Declaración 2625/XXV. 1. Introducción. 2. La solución pacífica de con-
troversias. 3. La cooperación internacional. 4. La buena fe.
(*) Actualizado por Heber ARBUET-VIGNALI. El Pinar, septiembre y octubre 2004.
(*) — Con este signo, al comienzo
de un párrafo o llamada, se estará indicando que el
mismo no corresponde a la versión original, sino que se trata de un párrafo o llamada de comple-
mentación o actualización agregado en la versión 2004.
428 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 429
Sección I La teoría de la existencia de derechos fundamentales de los Estados hun-
de sus raíces hasta el Siglo XVII con la obra de Grocio, pero se desarrolla en el
Antecedentes, caracteres y naturaleza de estas reglas Siglo XVIII a impulsos de las corrientes jusnaturalistas racionalistas (Zouche,
Puffendorf y sobre todo Vattel) y en el Siglo XIX durante el cual adhieren nu-
merosos autores (Calvo, Pradier Fodere, Phillismorri, etc.). Hasta fines del Si-
1. Antecedentes doctrinarios glo XIX *...había acuerdo general en que la calidad de miembro de la Comuni-
dad Internacional confería a los Estados los llamados Derechos Fundamenta-
Desde el Siglo XVII, parte de la doctrina ha sostenido que el sistema ju- les. Tales derechos eran principalmente enumerados como los derechos a la
rídico internacional comprende dos clases diferentes de derechos y consecuen- existencia, a la auto conservación, a la igualdad, a la independencia, a la su-
temente de deberes para los Estados: dentro del sistema habría normas con premacía territorial, al intercambio, a mantener y adquirir territorios y al buen
diferente naturaleza y distinto valor. A lo largo del tiempo, esta posibilidad fue nombre y reputación. Se sostenía que estos derechos fundamentales, eran na-
claramente formulada por la posición jusnaturalista, se encontró al menos sub- turales y evidentes por sí mismos...” (5).
yacente en el enfoque de otras corrientes y resultó negada por la escuela positi- Los abusos en que fue incurriendo el jusnaturalismo tardío que pretendió
vista. sustituir con sus opiniones el contenido del derecho natural, junto al espejismo
Los más antiguos tratadistas afirmaban que habían algunos derechos de una ciencia deslumbrada por sus propios descubrimientos y avances, propi-
fundamentales, esenciales, absolutos, permanentes y otros considerados secun- cian la reacción positivista, sana en cuanto corrige los desbordes precedentes,
darios, derivados, relativos, contingentes. Los derechos fundamentales se basa- pero que, a su vez, incurre en otros que la tornan dogmática y peligrosa.
ban en la naturaleza de las cosas, derivaban necesariamente del hecho de la Las corrientes positivistas negaron o cuestionaron la distinción entre de-
mera existencia de los Estados, se adquirían por la simple razón de ser miem- rechos fundamentales y accidentales, afirmando que todos los derechos emana-
bros de la sociedad internacional, sin ellos los Estados no existirían como enti- ban del consentimiento de los Estados manifestado a través de la práctica en la
dades político-internacionales independientes y soberanas. Tales derechos no costumbre y en los tratados, poseyendo todos igual naturaleza. En este grupo,
podían ser legítimamente negados por nadie en ninguna circunstancia; eran algunos autores que negaban la existencia de “derechos fundamentales”, acep-
inalienables, irrenunciables e imprescriptibles; se consideraban naturales y taban no obstante que, encuadrada en esa idea, se habían manifestado
evidentes por sí mismos desde el momento en que la sociedad internacional se “ numerosos derechos y deberes verdaderos que son reconocidos consuetudina-
integraba con Estados soberanos (1). En cambio los derechos secundarios se riamente, (y) derivan de la sola calidad de miembros de la comunidad de Na-
originaban en la voluntad de los Estados a través de los tratados y de la cos- ciones. Son derechos y deberes que no surgen de tratados entre Estados, sino
tumbre, tenían por objeto intereses variables de carácter político o económico, que los Estados los gozan o están sujetos a ellos consuetudinariamente, sim-
regulaban relaciones particulares, podían ser enajenados, transformados o re- plemente en cuanto personas internacionales y que se otorgan y reciben recí-
nunciados (2). Recién en el Siglo XIX los autores comienzan a proponer junto a procamente como miembros de la Comunidad Internacional” (6).
los derechos fundamentales, la existencia de deberes fundamentales que obli- Pero también dentro de este grupo se situaron los radicales que sólo ad-
gaban a los Estados (3). mitieron un tipo de reglas y llevaron a sus extremos el positivismo voluntaris-
La escuela jusnaturalista clásica española, con Victoria, Suárez y sus se- ta: sólo admitieron las reglas consuetudinarias o convencionales y eso mientras
guidores no planteó el problema de la existencia dentro del Derecho Interna- los interesados las sostuvieran con su voluntad. En la primera mitad del Siglo
cional de algunas normas de un rango especial, destacado, diferentes de las XX estos nefastos desbordes del positivismo condujeron a trágicos enfrenta-
demás. No obstante esta idea se encontraba subyacente en toda la doctrina mientos políticos y, al promediar el siglo, condujeron a la práctica y la doctrina
jusnaturalista al aceptar dentro del derecho diferentes conjuntos de normas a proponer respuestas más equilibradas, atendiendo a la realidad y no solo a la
jurídicas clasificándolas según el origen de las mismas o el modo de descubrir- pureza extrema de las concepciones doctrinarias.
las o crearlas (4). Esta nueva orientación conduce a que la doctrina, y en parte también la
jurisprudencia hayan reavivado en la segunda mitad del Siglo XX, el interés
por el tema, pero lo hacen acusando vacilaciones y confusiones que son produc-
(1) GROCIO (1625) decía que estos derechos primarios descansaban sobre un funda- to de los distintos puntos de partidas que se adoptan y de las diferentes concep-
mento de verdad moral, sobre principios claros y evidentes que no podían ser negados sin violencia.
VATTEL (1758) afirmaba que derivan del derecho natural que establece el derecho de las Naciones
en sus relaciones mutuas.
(2) Cfr. P.FAUCHILLE (1921) y O.OPPENHEIM y Harold LAUTERPACHT (1961). damentales a aquellos que provienen del derecho divino y, en algunos casos del natural y como
(3) Cfr. CHRETIEN (op.cit.) y AALVAREZ (1910). derechos relativos, variables a los que resultan del derecho voluntario por acuerdo de sus sujetos.
(4) Derecho divino, derecho natural, derecho voluntario o positivo (Cfr. H.ARBUET- (5) Cfr. O.OPPENHEIM y Harold LAUTERPACHT (1961).
VIGNALI, 1983). En este marco puede desarrollarse la idea de considerar derechos y deberes fun- (6) Cfr. O.OPPENHEIM y Harold LAUTERPACHT (1961).
430 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 431
cionés que se sostienen (7). Esta situación hace aconsejable intentar un orde- El interés por estos puntos disminuyó al afirmarse la independencia de
namiénto formal y algunas precisiones conceptuales antes de entrar al análisis los Estados latinoamericanos. El tema recobra vitalidad bajo diferentes deno-
de los diferentes derechos y deberes. minaciones, recién después de la Primera Guerra Mundial (9). Después de la
Segunda Guerra mundial se dan una serie de circunstancias fácticas y de acon-
tecimientos jurídicos, que contribuyen a la actualización del interés sobre esta
2. Antecedentes de la práctica de los Estados
materia, lo que se hace sobre bases más jurídicas y coherentes, separando el
asunto de posicionamientos filosóficos y positivizando definitivamente estas
Por regla de máxima, la práctica antigua no se ocupaba de estos proble-
normas, por lo que se respaldan con un rango superior para procurar articular
mas..No obstante, por razones de interés político más que por preocupaciones
el sistema jurídico que regule las relaciones internacionales partiendo de Prin-
técnicas, las potencias que en una coyuntura histórica se encontraban en posi-
cipios generales de Derecho Internacional que rigen las relaciones principal-
ción desventajosa dentro de la ecuación internacional de poder, afirmaron la
mente entre Estados y, complementariamente, entre otros sujetos del sistema.
existencia de “Derechos Fundamentales de los Estados” que las potencias ma-
Sin abandonar el enfoque jurídico especulativo se ingresa decididamente en el
yores no podían legítimamente desconocer en ninguna circunstancia. Los gran-
plano jurídico-práctico.
des Estados, en cambio, negaban la existencia de tal categoría, prefiriendo
hablar de intereses vitales que afectaban su prestigio si los sometían a arbitra- Estos cambios de postura jurídica respondieron a la trágica experiencia
je o hacían concesiones a su respecto. política, ideológica y militar de la primer mitad del Siglo XX, a la que se suman
los avances cientificos y tecnológicos que transforman sustancialmente las rela-
Pastor Ridruejo (1999), afirma correctamente que por esta razón “...no es
ciones internacionales y profundizan la interdependencia (10). No era sólo la
de extrañar que la idea de derechos fundamentales haya sido recogida en el or-
denamiento jurídico internacional por los Estados cuando se encontraban en sobre “Derechos y Deberes Fundamentales de las Repúblicas Americanas” que es presentado como
circunstancias difíciles y necesitaban la protección de un marco jurídico firme y documento de trabajo a la reunión de la Comisión Interamericana de Juristas efectuada en Río de
seguro frente a ciertos peligros. Por ello la idea de la existencia de derechos Janeiro en 1927, Sobre estas bases la Comisión preparó un proyecto que remitió a la Conferencia
fundamentales apareció con fuerza en la doctrina de los Siglos XVII y XVII Interamericana de La Habana de 1928, el que fuera rechazado por la sistemática oposición de
EE.UU. al estar incluido en el texto el “deber de no intervención”. En cambio en la Conferencia
cuando los Estados procuraban su protagonismo en las relaciones internaciona- Interamericana de Montevideo de 1933 se aprueba una Convención sobre Derechos y Deberes de
les, primero para contrarrestar la supremacía del Papado y del Imperio y luego los Estados los que por primera vez se proclaman formal y orgánicamente en un instrumento con-
para defenderse de las pretensiones hegemónicas de cualquier potencia...”. tractual y no en una mera Declaración no vinculante. Con ciertas limitaciones los Estados acorda-
ron: que los Estados son jurídicamente iguales, disfrutan de los mismos derechos y tienen igual
A escala mundial este interés se diluye durante el Siglo XIX, cuando el capacidad para su ejercicio, no dependiendo los derechos del poder que poseen para asegurarlos,
sistema del equilibrio de poder propicia su abandono teórico por la doctrina sino del simple hecho de su existencia como personas del Derecho Internacional; que los derechos
positivista y la práctica de las potencias mayores prefiere hablar de intereses fundamentales de los Estados no pueden ser afectados en forma alguna; que el reconocimiento de
vitales de los Estados. En esta misma época se impulsa fuertemente la vigencia un Estado sólo significa la aceptación de su personalidad; que ningún Estado tiene el derecho de
intervenir en los asuntos internos o externos de otro; que los nativos y los extranjeros están prote-
del tema en el plano regional americano, tanto por la doctrina como por la prác- gidos de igual forma por las disposiciones legales, no pudiendo los extranjeros reclamar derechos
tica de los Estados que hacen grandes esfuerzos por afirmar su reciente inde- distintos o más amplios que los de la los nacionales del país; que las disputas tienen que solucio-
pendencia no sólo en el campo político, sino también en el socioeconómico (8). harse por medios pacíficos; y que no deben reconocerse las conquistas territoriales, ni las ventajas
especiales de cualquier índole obtenidas por la fuerza. La mayoría de las disposiciones de la Con-
vención de Montevideo de 1933 fueron recogidas en el Capítulo 11I de la Carta de Bogotá y se man-
(7) Cfr. O.OPPENHEIM y Harold LAUTERPACHT (1961). Estos distintos enfoques tendrán, cuando la Carta se reforma, en el Capítulo IV (arts. 9 al 22) bajo el título de Derechos y
doctrinarios se reflejan en las diferentes denominaciones a partir de las cuales se encara el estudio Deberes Fundamentales de los Estados.
del tema: Derechos fundamentales de los Estados; Principios Generales que rigen la conducta de (9) En esta época se produce el surgimiento de nuevos Estados al afirmarse el principio
los Estados; normas básicas del Derecho Internacional de las que resultan importantes corolarios; de la nacionalidad (Yugoslavia, Checoslovaquia, etc.) y, en forma progresiva, como consecuencia de
Principios para la coexistencia pacífica de los Estados; etc.. También se reflejan en la inclusión del la pérdida del dominio colonial de las potencias vencidas, su no reparto entre las vencedoras y el
tema en diferentes capitulos del Derecho Internacional: en la teoría general como problema inde- régimen de mandatos de la Sociedad de las Naciones.
pendiente; vinculado a la estructura conceptual de alguna Organización Internacional; como el (10) La falta de principios con que se habían conducido las relaciones internacionales y
núcleo más importante de las reglas de “jus cogens”; al estudiarse el atributo de la soberanía; al sus trágicas consecuencias evidenciaron la utilidad de retornar a su. consideración. Los adelantos
analizar la jerarquía de las fuentes del Derecho Internacional; etc.. - científicos y tecnológicos que brindaban nuevas posibilidades (comunicación en tiempo real, acer-
(8) Durante el Siglo XIX, tanto la doctrina como la práctica de los nuevos Estados del camiento de las culturas, arribo al espacio exterior y prospección de recursos desde el mismo, arribo
continente americano insistieron en la existencia de un derecho fundamental a la independencia. a las zonas heladas y a las profundidades del mar, autodeterminación de los pueblos y protección de
En distintos ámbitos, con diferente significado y en variadas circunstancias esta afirmación es los derechos fundamentales, interdependencia planetaria, nuevos modelos de integración, etc.) y
constante. Aparece, por ej., en la Declaración de Panamá de 1826; en el art. 3 del Tratado de San- que a la vez creaban nuevos riesgos (armas de destrucción masiva capaces de acabar la civilización,
tiago de Chile del 15.1X.856; en los arts. 2 y 9 del Tratado de Lima del 15.X1.864; en las Declaracio- posibilidades de producción y comercio contaminante capaces de arruinar el ambiente y empobrecer
nes formuladas por los EE.UU. en 1848, 1858, 1870 y 1895; etc.. Esta tendencia continúa en la los pueblos, enfrentamientos radicales de ideologías y culturas, caída de los paradigmas que habían
primera mitad del Siglo XX. El 6.1.916 el Instituto Americano de Derecho Internacional aprueba en sustentado el desarrollo de las relaciones internacionales hasta entonces, etc.) exigían que tales
Washington una “Declaración de Derechos y Deberes de las Naciones”, a la que sigue un proyecto retornos no se circunscribieran al entorno jurídico filosófico, sino que, además se insertaran real-
432 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 433
teoría la que pedía un cambio, sino que era la realidad quién también lo exigía.
meración de Propósitos y Principios que constituyen, a la vez, obligaciones de
El cambio se produjo, se buscó identificar los Principios Generales que dan sen-
conducta de los Estados miembros y reglas que rigen el funcionamiento de la
tido y coherencia al resto del entramado jurídico internacional, pero a partir del
propia Organización.” “En 1970, la Declaración sobre los Principios de Derecho
promediar del Siglo XX, será la práctica de los Estados quién adoptará a nivel
mundial otra tendencia recogiéndolos en los más importantes acuerdos multila-
Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los
Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, adoptada por la
terales.
Resolución 2625/XXV de la Asamblea General, identifica los siete Principios
En este marco, reaparece sobre otras bases la idea de la existencia de un fundamentales de Derecho Internacional que surge del Capítulo I de la Carta y
conjunto de normas especiales y con una singular significación dentro del Dere-
codifica en forma detallada sus más importantes corolarios”.
cho Internacional Público. Comienza a concretarse en los textos de derecho
Si bien, por sus propias características, la mayoría de estas grandes
positivo una serie de normas que se caracterizan como Principios y que, además re-
glas integran el sistema desde sus orígenes ingresando a él por la fuente
de considerar los derechos y deberes fundamentales que surgían de las relacio- con-
suetudinaria (14), la práctica de los Estados se resistió por mucho tiempo a
nes entre Estados, tomó en cuenta aquellas que resultaban de las relaciones de
cada Estado o su conjunto con la sociedad internacional en su globalidad. Esto
exponerlas sistemáticamente en convenciones multilaterales u otros documen-
tos similares y dejaron su análisis a la especulación doctrinaria. La práctica de
último comienza a concretarse en el texto de las Cartas constitutivas de las
los Estados recién se ocupa de estos puntos ya entrado el Siglo XX en la Decla-
más importantes Organizaciones Internacionales, dándoles el carácter de nor-
ración sobre Derechos y Deberes de los Estados, de Montevideo de 1933, la que
mas vinculantes de derecho positivo. En la Carta de la OEA se les sigue deno-
luego es recogida en la Carta de la Organización de Estados Americanos; cul-
minando Derechos y Deberes Fundamentales de los Estados (Cap. IV, arts. 9 a
minando la sistematización conceptual y derecho positivo de estos principios en
22), en la Carta de las Naciones Unidas se les ubica como Propósitos y Princi-
el marco de las Naciones Unidas (15).
pios (Cap. l, arts. 1 y 2) y también en el cuerpo de su articulado (art. 51 sobre
legítima defensa); más recientemente se les incluye en la Resolución 2625/XXV
de la Asamblea General de las Naciones Unidas, adoptada por consenso 3. Denominación
el 27
de octubre de 1970 bajo la denominación de “Declaración sobre los Principios de
Derecho Internacional referente a las relaciones de amistad y a la cooperación En el Capítulo I, Sección II, N”. 2 de esta obra, al caracterizar al Derecho
entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas” (11. Internacional Público, lo definíamos como un conjunto de normas jurídicas y
Esta evolución, se sigue con los trabajos de la Comisión de Derecho In- principios que las jerarquizan y coordinan coherentemente...” y, agregáramos
ternacional de las Naciones Unidas en su esfuerzo por codificar estos Principios luego “...con el propósito de armonizar sus relaciones construyendo una idea de
(12). justicia mutuamente acordada por ellos...” Con esto significamos que estos
Dice E. Jiménez principios constituyen la clave de bóveda del sistema, le articulan, afirman su
de Aréchaga (13) respecto de este asunto: “La más nota-
ble innovación de la Carta consiste en comenzar en su Capítulo I por una estructura y para ello disponen de una autoridad superior a las demás normas
enu- derivadas de los meros acuerdos, porque estas, que también se originan en el
acuerdo convencional o consuetudinario de los Estados, suman a esta caracte-
mente en la práctica de los Estados, en el desarrollo de sus política y
que las ordenaba.
en el derecho positivo vigente rística, una coincidencia más profunda de estos sujetos que con ellos procuran
(1) En adelante citada como Resolución 2625/XXV. articular “una idea de justicia mutuamente acordada”, es decir que resultan de
(12) En el ámbito del Derecho Internacional general se incluye el tema bajo
una nueva
las coincidencias de los Estados que procuran conjugar sus diferentes culturas,
denominación en los tratados, en el Pacto de la Sociedad de las Naciones para una mejor convivencia internacional reglada por el derecho positivo (16).
y luego en la Carta de las
Naciones Unidas. En el marco de esta Organización, la Comisión de Derecho
Internacional adoptó Con este sentido es que nosotros analizaremos las reglas del Derecho In-
un proyecto de codificación en la materia el que, en muchos aspectos
es superior a la fórmula inter-
americana. En el Proyecto de la Comisión de Derecho Internacional se enumeran
cuatro derechos:
ternacional Público positivo vigente a los que se les ha dado la denominación de
igualdad, independencia, legítima defensa y supremacía territorial;
y diez deberes: no intervención,
abstenerse de fomentar guerras civiles e impedir que se organicen
en su territorio, respetar los
derechos humanos, impedir que desde su territorio se amenace
la paz y el orden internacional,
arreglar las controversias por medios pacíficos, abstenerse de >
recurrir a la guerra y al uso o amena-
za de la fuerza, abstenerse de ayudar a quienes infrinjan la disposición
anterior o a quien esté (14) La excepción más notable a la situación descripta la constituye la prohibición de re-
sujeto a acción preventiva o coercitiva de las Naciones Unidas, abstenerse
de reconocer la adquisi- currir al uso o la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la cual, en su
ción de territorios hechos por la fuerza, cumplir de buena fe las obligaciones
internacionales y actual extensión se incorpora al Derecho Internacional Público a mediados del siglo XX
conducir sus relaciones conforme al Derecho Internacional. También e ingresa
incursionan en el tema algu- por la fuente convencional.
nas Declaraciones, Resoluciones y proyectos realizados por la Asamblea
General de las Naciones (15) Estos textos pueden verse en ARBUET-PUCEIRO-VIEIRA, 1993, 12 y ss., 85 y ss. y
Unidas, por ej., la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados,
el Pacto de la Amis- 123 y ss..
tad de los Estados, etc..
(13) E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA (1980, 107). (16) No son el resultado de procurar fundar un ideal de justicia filosófico, el que no pue-
de ser acordado, sino que responde a otras exigencias.
434 HEBER ARBUEL-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERE
CHO INTERNACIONAL...
435
Principios Generales del Derecho Internaciona
l Público que rigen las relaciones
de los Estados (17). 4. Naturaleza jurídica
Este conjunto de reglas no siempre recibió
la misma denominación. Estas
variaciones van más allá de a. Planteo general
una mera cuestió n nominativa (18), pues los dife-
rentes títulos generalmente deben vincularse
con posiciones doctrinarias o in-
tereses políticos, repercutiendo en definit Algunos de estos principios son inhere ntes al sistema en razón de sus
iva en la naturaleza jurídica que se
atribuye al conjunto. propias características (21); otros resultan
ineludibles por concretar la idea de
Desde tiempos antiguos la denomi Justicia que los sujetos del sistem a procur
nación genérica más corriente fue “de- an construir en conjunto para deter.
rechos fundamentales de los Estados” y minada época (22); otros han sido aceptados
actualmente, a impulsos de la práctica desde tiempo inmemorial, aunque
se impone la expresión “principios genera no tengan la misma trascendencia y puedan
les que rigen las relaciones entre los resultar-sólo coyunturales (23).
Estados”. Pero en todas las épocas se recurri Desde muy antigu o los autore s sostuv ieron la
ó tambié n a otras expres iones (19). existe ncia de derechos fun-
Estas distintas denominaciones genéri damentales de los Estados pero no estaba n
cas han de acuerd o en cuanto a la naturale-
contri buido a confun dir el za de este tipo de normas. Algunos las asimil
análisis conceptual del tema. La situaci aban a los derechos fundamenta-
ón se torna aún más oscura a partir les que en el ámbito intern
la perspectiva de algunos autores que de o son inhere ntes a la
incluyen algunas, la mayoría o todas las person a humana y sostenían
normas consideradas “derechos y deberes que estos derechos de los Estados, no les eran
fundamentale acorda dos sino que les pertenecí.
s” bajo otros institu tos an por su propia esenci
del Derecho Internacional, estudiándola a, result aban de su mera existencia, eran anteriores a
s, por ej., al analizar las consecuencia todo ordenamiento jurídico positiv
jurídicas del atributo de la soberanía s o, y result aban absolutos, definitivos, inalie-
en las actividades de los Estados; o al nables, imprescriptibles e irrenunciables.
considerar las reglas imperativas del Derech Otros consideraban que los Estados
o Internacional o “jus cogens”; o al los poseían como consec
diferenciar el concepto de principios uencia necesa ria del atribu to de la soberanía, a la que
genera les del Derecho Internacional de los se daba un carácter absoluto. Hay autore
principios generales del derecho comune s que los asimilaron a las reglas del
s a los grandes sistemas de derecho “jus cogens” (24). Un grupo diferente afirma
interno; etc. (20). ba que se trataba de principios
aceptados por los Estados desde tiempo inmem
La nueva circunstanci a en que orial como condiciones esencia-
se revital iza el asunto de este conjunto de les para su participación en la sociedad internaciona
normas a partir del Siglo XX, el carácte
r de reglas de derecho positivo que asu-
l a título de soberanos,
pero que no eran derech os inhere ntes o absolu
men y la nueva situación en que los Estado tos. También ha habido quienes
s se colocan al llevar muchos e im- los consideraban una consecuencia de la person
portantes asuntos al campo de las decisio alidad internacional de los Es-
nes adopta das en común y bajo reglas, tados que, al poseerlos por
admitiendo ciertas importantes restric ser person as jurídi cas intern aciona les, podían reali-
ciones a su discrecionalidad siempre zar sus fines. Entre estos último
sean en el interés de todos que s cabe incluir a quiene s los llaman
para garant izar un mejor, más sano y más profundo Principios
Generales del Derecho Internacional Público,
ejercicio del atributo de la soberanía, entre los cuales cabe distinguir
nos conduce a preferir la denominación varias direcciones. No obstan
con que titulamos este Capítulo, te, todas las corrie ntes, difere ncian estas reglas de
otras que consideran derivadas y son de existe ncia coyunt ural.
Sobre estas bases, la doctrina se ha ocupad o, directa o indirectamente, de
la naturaleza jurídica de este conjunto de derech
os y deberes a los que conside-
raron como principios genera les, funda menta les, estruc turales o constituciona-
les. Se atribuían a estas reglas abstractas el caráct
(17) Aunque en algunas
er de proposiciones tutelares
ocasiones que señalaremos, tambié
n están destinados a reglas o básicas, considerando que condic ionaba n
las relaciones de otros sujetos, como las
Organizaciones Internacionales. al Derecho Internacional (25) y le
(18) Cfr. C. VAZ FERREIRA, 1962. obligaban a tener ciertas característi cas. Debe señalarse que la doctrina al res-
(19) Entre los antiguo s: pecto, no ha sido clara en sus conclusiones, las
deberes generales (FENWICK, 1953),
derech os absolutos (G. BARILE, 1951), más
adelante, derechos y que han variado en forma confu-
o en la denominación más corrien
fundamentales (RIVIER 1986, KELSE te, derechos y deberes
N, op.cit.); la doctrin a soviética les llamó principios básicos o (21) Como por ejemplo, el Principio de la Igualdad Soberana
princip ios para la coexist encia pacífic a de los Estados. En alguna ocasión rios inmediatos. de los Estados Y sus corola-
le aplicó su denominación tradicional: la práctica de los Estados
derechos y deberes fundamentales (22) Como por ejemplo, en
el sistema actual, la prohibición de recurrir
nas en el Proyecto del Comité Interamerica de las naciones america- al uso o a la ame-
no de Jurisco nsultos . Río de Janeiro naza del uso de la fuerza y la obligación de sólo
temente le ha dado otras denominaciones: , 1927; más frecuen- recurrir a medios pacíficos para la solución de las
derechos y deberes de las naciones en la controversias.
Declaración del
(23) Como por ejemplo las reglas que determinan la existencia en el mar de zonas bajo
Jurisdicción estatal y de zonas de libertad.
(24) Por el concepto de “jus cogens”, ver H.ARBUET-VIGNALI,
(20) A vía de ejemplo , pueden ubicars N* 5 y R.PUCEIRO RIPOLL 1974 y 1994, 2004, Cap. X, Secc. HI,
e en estos casos, respectivamente a: J.A. PASTOR
RIDRUEJO (1989), R. PUCEIRO RIPIO
(1974 y 1986) y E. JIMÉNEZ DE AREC (25) Debe señalarse que el condicionamiento
1961). HAGA (1959 y se hace con relación a la esencia del siste-
ma de coordinación, para que este sea fiel con su propia naturaleza.
No lo es a la conducta de los
Estados para limitarlos en cierta forma y desde
afuera en sus decisiones.
436 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 437
sa a través del tiempo. La práctica no se ha ocupado del tema, estos asuntos que son inherentes a los seres humanos que crean y se someten al sistema y
tuvieron en ella escasa incidencia hasta mediados del Siglo XX en que comienza que este no les puede desconocer ni ellos pueden renunciar.
a adquirirlo al ser incluidos en textos de derecho positivo, dónde si bien no se
Esto no ocurre con los Estados reglados por un sistema jurídico de coor-
habla de su naturaleza, se da pié para interpretaciones enriquecedoras de dife-
rentes líneas argumentales, dinación dónde jurídicamente los sujetos (Estados) son anteriores.al sistema y
a través de la lectura de documentos, la denomina-
ción genérica que se da a los derechos y deberes incluidos, así como a la no solo lo crean sino que, además son protagonistas del mismo en todo momen.-
consi- to, sin someterse a reglas ajenas. No resulta entonces indispensables ni al sis-
deración de cuales se comprenden o excluyen y cómo se les explicitan.
tema ni a sus sujetos protagónicos la existencia de un ámbito jurídico reserva-
Las constantes doctrinarias que pueden comprobarse son: que todos
los do, anterior al derecho positivo, absolutamente inmutable y que les sirva de
autores consideran estas normas como una categoría especial, distinta
de los garantía como contrapartida de renuncias que no hacen (27).
derechos y deberes normales que adquieren los sujetos del Derecho
Internacio-
nal en su trato recíproco; que les atribuyen un rango específico, en alguna me- C. Consecuencia de la soberanía
dida superior al de las demás reglas, lo que las ubica en la categoría de
“princi-
pios”; y que se considera que ellas se dirigen a los Estados, algunas
en forma Una variante de la posición anterior la concretan quienes sostienen que
exclusiva y excluyente y otras de manera principal ya que también pueden al- este conjunto de derechos y deberes se fundan directamente en el atributo de la
canzar a otros sujetos, especialmente a las Organizaciones Internacionales
in- soberanía de los Estados. Algunos autores antiguos los explican como una con-
tergubernamentales.
secuencia de la soberanía absoluta y otros más modernos como el resultado de
Frente a estas coincidencias son notorias las diferencias en cuanto la necesaria relación entre el atributo de la soberanía y las normas jurídicas
a la
percepción respecto a la naturaleza jurídica de estos derechos y deberes que regulan las relaciones entre soberanos.
y en lo
relativo a cuales son ellos.
No compartimos la posición de los autores que vinculan los “derechos y
deberes de los Estados” con una concepción de soberanía absoluta, desarregla-
b. La idea de Derechos Fundamentales (26) da, no sometida a las normas del Derecho Internacional (28).
Un sector de la doctrina ha sostenido Mejor encaminados se encuentran aquellos autores que vinculan estos
que este conjunto de reglas tiene el derechos y deberes con el atributo de una soberanía sometida a reglas jurídicas.
mismo significad o y trascende ncia respecto a los Estados, que los derechos fun- Es indudable que algunos de estos derechos y deberes que estamos estudiando
damentales del ser humano en el ámbito interno: serían inherente s, anteriores existen como consecuencia del atributo de la soberanía, y más precisamente por
al sistema del Derecho Internacional el que no las crea sino
que se limita a la necesidad de que sujetos soberanos se sometan a reglas jurídicas si quieren
reconocer su existenci a y por lo tanto no sólo son inderogab les, imprescri ptibles relacionarse entre sí; es decir como una consecuencia necesaria del propio sis-
e irrenunciables, sino también inmutables. Un grupo más numeroso de autores tema Jurídico a través del cual se procura amparar la soberanía de los Estados
no adopta posición, pero al referirse a estas reglas bajo la denomina
ción de creando reglas obligatorias para sus sujetos, sin ofender ni desvirtuar por ello
“Derechos y Deberes Fundamentales de los Estados”, sin desarroll
ar expresa- la soberanía de cada uno en particular (29).
mente las ideas expuestas anteriormente, también las están
presuponiendo y
recibiendo en forma indirecta. Lo mismo puede decirse en relación También nos resulta claro que no todos esos principios generales o dere-
a algunos
documentos producto de la práctica de chos fundamentales son una consecuencia inmediata del atributo de la sobera-
los Estados.
nía ya que hay otros derechos y deberes que son fundamentales aunque han
No compartimos estas opiniones. La estructura de subordinación
de los variado según las circunstancias históricas y de los cuales disponen también
sistemas internos determina que, jurídicamente, se cree
primero el sistema otros sujetos vinculados al atributo de la soberanía pero que no son titulares de
normativo y sea este quién después determin e cuales son sus sujetos y cuales la misma (30). En consecuencia no todos los derechos y deberes que se incluyen
los derechos positivos de estos. En esta perspecti va, los seres humanos indivi- en esta categoría son una consecuencia necesaria del atributo de la soberanía.
duales, el común de las gentes, que en definitiva son quienes se someten a las
reglas, aportan las condiciones para que ellas se cumplan y con su voluntad d. Principios del Derecho Internacional
Justifican y respaldan el ejercicio del poder ordenador, deben
protegerse condi-
cionando el sistema al reconocimiento de derechos fundamentales
que les son La más reciente tendencia, acorde con la última práctica de los Estados,
propios, anteriores y no le pueden ser desconoci dos. Esta situación exige presu- considera esta categoría de reglas como “Principios” y, con ciertas variaciones
poner la existencia de derechos fundamentales, anteriore
s al sistema creado,
(27) Un desarrollo más amplio puede verse en H.ARBUET-VIGNALI, 1995/1.
(28) Un desarrollo más amplio puede verse en H. ARBUET-VIGNALI, 1995/1.
(26) Ver sobre el tema una exposición más extensa en H.ARBUE
(29) Ver H.ARBUET-VIGNALI, 1991, 1996 y 1999.
T-VIGNALI 1995/1. (30) Ver H.ARBUET-VIGNALI, 1995/1.
438 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 439
terminológicas las denomina Principios Generales del Derecho Internacional, En ambos casos se trata de normas que se originan en una de las fuentes
Principios Generales del Derecho Internacional que rigen la conducta de los formales comunes (los tratados o la costumbre), aunque en cualquiera de ellas
Estados o las Relaciones Internacionales entre Estados, etc.. Esta posición de una forma y con una fuerza especial: con el respaldo de la voluntad de los
tiende a prescindir o a debilitar el enfoque conceptual y a aceptar lo que la Estados en su conjunto (34). Por esto mismo se trata de normas con una
práctica ha consagrado en sus más importantes decisiones a nivel universal significación especial, en ambos casos con fuerza tal que no pueden ser
(3D. modificadas por la voluntad particular de algunos Estados pactando entre ellos,
Si bien con este enfoque se solucionan muchos problemas, él no aporta la ya que su importancia y amplitud las hace de repercusión y relevancia
suficiente claridad conceptual. El adecuar la terminología a una concepción generalizada para todos. Hay algunos elementos que permiten distinguir estas
moderna, acorde con la realidad y con el lenguaje político-diplomático actual, dos categorías. El “us cogens” puede dirigirse a ordenar la conducta de los
constituyen indudables ventajas; pero no todos estos “principios” tienen la Estados sólo en aspectos que a ellos directamente interesan o para ordenar
misma trascendencia y significación, razón por la cual será necesario hacer dicha conducta en amparo de valores que interesan principalmente a los seres
ciertos complementos en los que se tengan en cuenta las teorías anteriores. humanos (protección de su vida y dignidad, del ambiente en que viven, etc.); los
principios que consideramos rigen la conducta de los Estados tienen por objeto
e. Normas de “jus cogens” preservar los elementos esenciales de estos sujetos y la naturaleza del sistema
jurídico que regula sus relaciones directas. Los Principios están claramente
Todos los autores que tratan el tema del “us cogens” (32) incluyen entre establecidos como tales en el Derecho Internacional Público positivo vigente, con
los ejemplos de tales normas las reglas que estamos considerando o, al menos, a carácter regional desde la década de 1930 y a nivel general desde la década de
algunas de ellas. Esto no significa que ambas categorías se superpongan, ya 1970; en cambio las reglas de “¡us cogens”, si bien están claramente establecidas
que si bien todas las reglas consideradas derechos y deberes fundamentales de como categoría conceptual en los Convenios de Viena de 1969 y 1986 sobre forma
los Estados o principios que rigen su conducta tienen el rango y la significación de celebración de tratados, no han sido definidos e incluídos en ningún catálogo de
de normas de “jus cogens” existen otras reglas de esta categoría que no deben derecho positivo en vigor y la propia doctrina discute cuales reglas pertenecen a
incluirse en el estudio que ahora realizamos (33). esta categoría y cuales no.. También puede significar un elemento de distinción la
circunstancia de que, mientras las reglas de “jus cogens” revisten una significación
preponderantemente jurídica, los llamados principios generales del Derecho
(31) Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas, Declaración 2625/XXV,
Internacional, tienen una clara y determinante incidencia política dentro del
Proyecto de la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas, etc.. sistema de Derecho Internacional Público de cada época.
(32) Cfr. R.PUCEIRO RIPOLL, 1974 y 1986. Muchas veces resulta difícil distinguir en-
tre las normas que estamos estudiando y las reglas de “jus cogens”. En general, entre ellas existe Como estos Principios Generales del Derecho Internacional Público, son
una relación de género a especie. Los principios fundamentales constituyen un grupo especialísimo
de reglas de “jus cogens”. Todos los llamados principios fundamentales encuadran dentro de las principios que se ubican dentro de un sistema jurídico de coordinación, cuyos
normas de “jus cogens”, pero muchas de estas no integran aquel grupo. Creemos que la peculiari- sujetos principales son Estados soberanos que jurídicamente no admiten su-
dad que permite diferenciar ambas categorías, debe de buscarse considerando que las normas de bordinación impuesta por fuerzas externas a su conjunto, debe tenerse mucho
derecho positivo calificadas como “jus cogens” tienen una estabilidad muy especial pero pueden cuidado al establecer su naturaleza y mucha precaución y respeto de la herme-
modificarse a través de “...la voluntad de los Estados en su conjunto...” (Convenio de Viena de 1968,
art. 53), con lo cual el ordenamiento jurídico internacional vigente hasta entonces subsistirá aun- néutica jurídica propia de estos sistemas al identificarlos, caracterizarlos y
que con modificaciones de orientación que pueden ser sustanciales. En cambio, si se modificaran o describir sus efectos en las relaciones internacionales. Por esta razón y dados
desaparecieran al menos algunos de los principios (igualdad soberana, igualdad de derechos y libre los propósitos de esta obra, de sintetización de conceptos y no desarrollo de te-
determinación, buena fe, no intervención), se perderían las bases del sistema en sí mismo conside- sis en asuntos arduamente discutidos, por el momento preferimos afirmar que
rados, desapareciendo el ordenamiento jurídico internacional tal como se le ha concebido desde
Westfalia, para regular sujetos soberanos, el llamado Derecho Internacional
todos los Principios Generales de Derecho que rigen la conducta de los Estados
Público y, eventual-
mente, aparecería otro ordenamiento jurídico diferente (Derecho Comunitario, supranacional, admitidos como tales por el Derecho Internacional Público positivo vigente al
interno a nivel mundial, etc.) que ordenaría las relaciones externas de otros sujetos o de los mismos abrir del Siglo XXI, son reglas de “jus cogens” internacional con una especial
pero que han perdido caracteres actualmente fundamentales: la soberanía como atributo máximo. significación jurídica y política respecto al actual sistema jurídico en que se
Respecto a otros principios (no uso de la fuerza, solución pacífica, cooperación) su modificación no
destruiría el sistema pero lo alteraría en sus aspectos fundamentales, repercutiendo esto en todos
los campos de su aplicación. (34) Ver H.,ARBUET-VIGNALI, 2004, 643 y ss), dónde explicamos porque este expresión
(33) Por ejemplo, es una regla de “jus cogens”, aunque sea difícil precisar su contenido significa más que el acuerdo de todos o de una inmensa mayoría de los Estados con aisladas excep-
concreto, el deber que tienen los Estados de asegurar y proteger algunos derechos fundamentales ciones (el rechazo del aparheit, pese a la actitud de Sud Africa) sino que exige esa misma coinciden-
del ser humano (por ejemplo, indudablemente, la vida, la dignidad, su día ante el tribunal, y otros) cia masiva de los Estados, pero sustentada además en una vivencial adhesión directa de sus gober-
y es claro también que esto no puede tenerse por un Principio General del Derecho Internacional de nantes, estados mayores, cancillerías, legisladores, las llamadas fuerzas vivas (gremios, religiones,
los que rigen las relaciones internacionales, pese a la importancia y trascendencia que tiene su empresas, etc.) y fundamentalmente por un sentimiento colectivo de sus pueblos, por el querer del
contenido dentro de ellas. común de sus gentes.
LOs PRINCIPIOS GENERALES DE DERE
CHO INTERNACIONAL... 441
insertan. No es nuestro propósito
analizar si hay otros, ademá s de los
grados en los textos clásicos que los consa-
recogen como tales, por lo cual optam Tampoco resulta uniforme o prevalente
resaltar su impor os por la posición de la doctrina y de la
tancia y especificidad y comentar práctica en lo querespecta a la
sin oposiciones por el actual sistema el elenco de ellos reconocido clasif icació n de los corolarios de los derechos
de Derecho Internacional Público. fundamentales. Resulta frecuente que un
mismo derecho o deber se trate como
autónomo o corolario de otro, según el docum ento de la prácti ca que lo recoja o
5. Importancia del problema el fundamento de la Jurisprudencia que
lo utilice (37). Varios factor es coinc iden
para que esto sea así. Los corolarios
son consecuencias inmediatas de los
chos Fundamentales y resultan esenc Dere-
Las cuestiones de la existencia o iales para la efecti va
no de este tipo de reglas , la de cual es su naturaleza jurídica de algunos de los vigenc ia de estos; la
nómina, su naturaleza y su razón derechos fundamentales es, a su vez,
de ser, revisten un indudable inter una
por las vinculaciones que tienen és doctrinario consecuencia directa del atribu to
con los problemas de la soberanía de la sober anía y resultan imprescindibles
y de la suprana- para que el Estado sea soberano; surgiendo
- re. todos los derechos fundamenta les
de un tronco común con tal especial
característica, las difere ncias entre
pueden resultar más de perspectiva ellos
que de fondo (38). También contribuyen
estas confusiones las actitudes individual a
es de las personas que opinan sobre el
tema (39) (40).
—
se modificaría sustancialmente al personal idad, etc..
funcionar sobre distintas bases.
En otros casos la doctrina y la práctica confunden la causa determinante
El carácter eminentemente teóri 1 los Estados dispongan de estos derechos con ellos de que
co-concept mismos y mencionan como derechos
ual del prob lema , junto a las
fundamenta-
gravitantes repercusiones práct
ico-política de las distintas soluc
las exagerac ione iones , explican
s en que se ha incurrido, lo equívoco de muchos
parcialidad de algunas soluciones planteos y la
.
ciales y carentes de sistematización: Derech
o a la vida (Instituto Interamericano, 1916); a la coexis-
6. Reglas comprendidas en esta tencia pacífica (doctrina soviética antes
de 1990), a las comunicaciones (VERDR
categoría cosas comunes como OSS), a utilizar las
el mar (ABATE GREGOI REB), al intercambio (LAUTERPACHT),, etc.
(37) Por ej., nosotros (H. ARBUET-VIGNALI,
«La doctrina
y la práctica no coinciden acerc 1981) incluíamos el deber de no interve
n-
se comprenden en esta categoría. Los a de cuales dere chos y deber es
que se incluyen han variado en el
tiempo la igualdad soberana; otro tanto ocurre
con la Corte interna cional de Justici a (caso citado N” 1) que
ha expresado: “La existencia del princip
io de no intervención en la “opinio juris”
apoya en una práctica importante y de los Estados, se
mo conjunto bajo difer entes deno
bienestable
como un corolario del principio de la igualda
cida. De otra parte se ha presen tado este principio
minaciones y tampoco resulta d soberana de los Estados”. Esta última
forma de enumerarlos y sistematiz coincidente la acompañada por C. DE ALBUQUER posición es
arlos. QUE MELLO, 1992.
La doctrina no es uniforme al (38) Por ej. la supremacía territorial está más vincula
enumerar los derechos fundamen del atributo de la soberanía, da con las consecuencias internas
que se explica por las distintas tales, lo pero algunos derecho s y deberes que la actualizan defendiéndola en el
concepciones de los autor es respe
ámbito internacional, sin ofender la lógica
pueden ser considerados como corolarios del
tencia y naturaleza (35 ; la práct cto a su exis- independencia derecho a la
ica de los Estados manifestada o a la igualdad sobera na en aquellos casos
en Declaracio- unos Estados sobre otros. en que se procura que no prevalezcan
(39) Tanto la práctica , como la doctrin a y la jurisprudencia brindan respuesta
desde distintos ángulos y por ello sus aportes científicas
presentan tanto facetas ventajosas como inconve
tes particu lares. El diplomá tico que
nien-
recurre a razonamientos jurídicos en
cidencia respecto a algunos dere (práctica) suele tener un enfoque preciso ejercicio de su función
chos: a la igua ldad sobe rana , y realista, pero también está muy presion
cia, a la supremacía territoria] a la independen- ado por las
y, bajo distintas denominaciones,
personalidad político social a mantener la
del Estado (36).
A
práctica y teoría y de grandes repercu siones
(35) De donde algunos autores como ANZIL .en las relacion es interna cionales, pero consideran
su existencia. OTTI, 1921, extraen argumentos para problemas doctrinarios y generales desde
negar la perspectiva del caso concreto que les
toca resolver y las
variantes de este pueden influenc iarlos conduci
(36) En algunos casos la doctri éndolos a equivoc as generalizaciones. Creemos que
categoría como a distintos derech na y la prácti ca da diferentes denominaciones tanto todas las vertientes deben hacer su aporte y
os. De esta forma se mencionan a la quien se nutra de ellas debe tener en cuenta
los derechos a la autoconserva- to y sacar conclusiones. lo expues-
ción, a mantener y adquirir territo
rios, al respeto de sus derechos, (40) Una sistematización de los autores y documentos
al pleno desenvolvimiento de su que se refieren a los diferentes de-
rechos y deberes, puede verse en H.ARBU
ET-VIGNALI, 1995/1, 99 a 101.
442 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 443
La confusión que caracteriza el enfoque del tema por la doctrina y que en Si consideramos que los Derechos Fundamentales de los Estados son
menor medida se ha trasladado a la práctica, determina la conveniencia de in- aquellos que el ordenamiento jurídico internacional debe reconocerles para que
tentar una sistematización previa antes de entrar al análisis de los distintos mantengan su atributo de soberanía aún cuando se sometan a las reglas jurídi-
principios y a considerar el rol que juegan en el actual sistema de Derecho In- cas del sistema, sólo deberán ser considerados tales los derechos imprescindi-
ternacional. Se trata de un intento metodológico en procura de clarificar el pro- bles para ello. Estos derechos emanan directamente del atributo de la sobera-
blema, que necesariamente conduce a adoptar posición respecto a varios pun- nía reglada por el derecho internacional; el Estado que no disponga de ellos no
tos, pero que no pretende solucionarlos en definitiva, sino que sólo se opta por puede considerarse soberano ni sujeto del Derecho Internacional (ver más ade-
los criterios que creemos más adecuados, sin sostener en todos los casos que lante, Sección 11 de este Capítulo) y son, además del us tratatum” y “jus lega-
searilos únicos válidos, por lo cual señalaremos la existencia de otras propues- tionen”, instrumentos imprescindibles para concretar en la práctica el atributo
tas cuando exista para ello un interés teórico o práctico particular. de la soberanía en su concepto jurídico-internacional: el Derecho a la indepen-
dencia, manifestación esencial de la soberanía desde el punto de vista jurídico
internacional y sus corolarios inmediatos; y el derecho a la igualdad soberana,
7. Nuestra sistematización
también íntimamente vinculado con el atributo de la soberanía en su manifes-
tación jurídico internacional ya que este se trata de un atributo común a mu-
La denominación que se da a este Capítulo constituye de por sí una toma
chos sujetos, necesariamente iguales entre sí para que ninguno de ellos pueda
de posición frente a la cuestión considerada. Al presentar el análisis de unos
“Principios Generales del Derecho Internacional que rigen la conducta de los ser considerado supremo (42).
Estados” no sólo se está siguiendo el camino indicado por la práctica más re- De estos derechos fundamentales se derivan luego derechos y deberes
ciente e importante sino que, además, se está adoptando a su respecto una po- que son esenciales para su efectiva vigencia. Por ejemplo, del Derecho a la In-
sición doctrinaria, la que no excluye necesariamente a todas las demás pro- dependencia: el de autodeterminación y el deber de no intervención; del derecho
puestas. de supremacía territorial: el de legítima defensa y el deber de no utilizar el
- Si bien es cierto que no todos estos principios generales son una conse- territorio en forma ofensiva de la soberanía de los demás; y del derecho a la
cuencia directa y necesaria del atributo de la soberanía, algunos de ellos sí lo igualdad soberana: el de ver respetada su dignidad y el deber de respetar la
son.
libre determinación de los pueblos.
Como vimos en el Capitulo 1 de esta obra, el Derecho Internacional Pú- Pero también hay otros que consagran un ideal de justicia que es el de-
blico es un sistema jurídico que responde a la necesidad de establecer reglas de seado por la comunidad de Estados en su conjunto y que dan un especial signi-
conducta para sujetos soberanos, con el propósito de armonizar sus relaciones ficado a todo el sistema, tales como son el principio de la prohibición del uso de
mutuas, sin ofender la soberanía de ninguno de ellos y amparando la de cada la fuerza y el de la solución pacífica de las controversias.
uno en particular. A esta última característica responde la existencia de algu- El análisis de este conjunto se hará en adelante siguiendo las disposicio-
nos de estos principios. El Derecho Internacional positivo se crea a partir de nes de la Declaración 2625/XXV que enumera los siguientes siete principios:
determinados supuestos y para colmar determinadas necesidades; para ello, 1. Que los Estados, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de re-
imprescindiblemente, debe contener cierto tipo de reglas. El Derecho Interna- currir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o
cional para ser tal y no desnaturalizarse debe reconocer a todos y cada uno de la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma
los Estados soberanos a quienes se dirige, aquellos derechos en cuya ausencia incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas.
ellos no podrían considerarse soberanos (41) y consecuentemente surgirán en el 2. Que los Estados arreglarán sus controversias internacionales por medios
sistema los deberes correspondientes. pacíficos y de tal manera que no se ponga en peligro ni la paz y la seguri-
Estos principios que necesariamente integran el sistema por resultar im- dad internacionales ni la justicia.
prescindibles para la regulación de las relaciones entre sujetos soberanos, no 3. Que los Estados tienen la obligación de no intervenir en los asuntos que
son todos los comprendidos en la Resolución 2625/XXV y tampoco son anterio- son de la jurisdicción interna de los Estados, de conformidad con la Car-
res al ordenamiento jurídico positivo, sino una consecuencia (esencial) de la ta.
existencia del mismo, porque sin ellos el ordenamiento desaparecería desnatu- 4. La obligación de los Estados de cooperar entre sí, de conformidad con la
ralizándose, pero pudiendo transformarse en otro tipo de ordenamiento jurídico Carta. ]
internacional.
5. El principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los
pueblos.
(41) Ver más adelante, en Sección II, Numeral 2, el concepto de soberanía desde el punto (42) Ver más adelante, en Sección 11 de este Capítulo y H. ARBUET VIGNALI, 1991,
de vista jurídico internacional. 1996 y 1999.
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 445
6. El principio de la igualdad soberana de los Estados.
nización de Estados Americanos entre los derechos y deberes fundamentales de
los Estados (3).
7. El principio de que los Estados cumplirán de buena fe las obligaciones
contraídas por ellos de conformidad con la Carta.
Creemos que la presentación más acertada del principio es la que realiza
la Carta de las Naciones Unidas porque se le ubica dentro del sistema del De-
En el estudio que continúa, paralelamente, también se tendrán en cuenta
recho Internacional Público y, como lo hemos dicho en el Capítulo l, sin la idea
los principios incluidos en las Cartas de las Naciones Unidas y de la OEA.
de la igualdad soberana de los Estados, no sería necesario ese sistema jurídico
de coordinación. Esto torna incongruente ubicar al Principio en sexto lugar o
Sección II separar las ideas de igualdad y soberanía. No se trata de cualquier igualdad,
sino de la igualdad soberana de los Estados, clave de bóveda de toda su estruc-
Principio de la igualdad soberana de los Estados tura y relaciones jurídicas y políticas, que está subyacente en la base y planea
por encima de todo el sistema de Westfalia, que desarrolla y acompaña todos
los ajustes del Derecho Internacional Público a través del tiempo, que se re-
1. Los textos y su marco doctrinario afirma en la Carta de las Naciones unidas y que, aun hoy, medio siglo después,
de ella es la clave de todas las relaciones internacionales. Es por ello que entre
La Declaración 2625/XXV recoge el “Principio de la igualdad soberana de los Principios Generales del Derecho Internacional que regulan lá conducta de
los Estados” diciendo, en el sexto lugar de su enumeración: los Estados debe considerarse en lugar preeminente el del respeto a la sobera-
“Todos los Estados gozan de igualdad soberana. Tienen iguales derechos nía y, en consecuencia, a la igualdad soberana.
e iguales deberes y son por igual miembros de la comunidad internacio- En efecto, los conceptos de soberanía e igualdad jurídicas son los atribu-
nal, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de la otra tos más caracterizantes de los Estados, principales sujetos del Derecho Inter-
índole. nacional Público y es por ello que este sistema jurídico, creado para regular las
En particular la igualdad soberana comprende los elementos siguientes: relaciones entre sujetos soberanos e iguales, debe no sólo permitirles, sino tam-
a) Los Estados son iguales jurídicamente; bién garantizarles el ejercicio de tales atributos, caracterizando su protección
como Principios fundamentales (4).
b) Cada Estado goza de los derechos inherentes a la plena sobera-
nía;
c) Cada Estado tiene el deber de respetar la personalidad de los
demás Estados;
(3) La Carta de la OEA en su Capítulo II, Principios, art. 3, lit. b establece que “El ór-
d) La integridad territorial y la independencia política del Estado
den internacional está especialmente constituído por el respeto a la personalidad, soberanía e
son inviolables; independencia de los Estados...”; y al hacer en el Capítulo IV la reseña de los Derechos y Deberes
e) Cada Estado tiene el derecho a elegir y a llevar adelante libre- fundamentales de los Estados, no vincula la igualdad con la soberanía. Es asi que dice en el art. 9:
mente su sistema político, social, económico, y cultural; “Los Estados son jurídicamente iguales, disfrutan de iguales derechos e igual capacidad para ejer-
cerlos, y tienen iguales deberes. Los derechos de cada uno no dependen del poder de que dispongan
1) Cada Estado tiene el deber de cumplir plenamente y de buena fe para asegurar su ejercicio, sino del simple hecho de su existencia como persona de derecho interna-
sus obligaciones internacionales y de vivir en paz con los demás cional”. Art. 10: “Todo Estado Americano tiene el deber de respetar los derechos de que disfrutan
Estados.” (1). los demás Estados de acuerdo al derecho internacional”. Art. 15: “La jurisdicción de los Estados en
los límites del territorio nacional se ejerce igualmente sobre todos los habitantes, sean nacionales o
La Carta de las Naciones Unidas lo expone en forma más escueta, pero lo extranjeros”. Art. 16: “Cada Estado tiene el derecho de desenvolver libre y espontáneamente su
ubica como el primer Principio de la Organización (2) lo cual, por lo que expon- vida cultural, política y económica. En este libre desenvolvimiento el Estado respetará los derechos
dremos, creemos que es el enfoque conceptual más correcto. También, aunque de la persona humana y los principios de la moral universa]”. Art. 17: “El respeto y la fiel observan-
cia de los tratados constituyen normas para el desarrollo de las relaciones pacíficas entre los Esta-
con diferencias formales, de fondo, de estructura e incluyendo algunos de sus dos. Los tratados y acuerdos internacionales deben ser públicos”. Art. 20: “El territorio de un Esta-
corolarios más importantes, este principio es recogido por la Carta de la Orga- do es inviolable; no puede ser objeto de ocupación militar, ni de otras medidas de fuerza tomadas
por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera que fuere el motivo, aún de manera temporal.
No se reconocerán las adquisiciones territoriales, o las ventajas especiales que se obtengan por la
fuerza o por cualquier otro medio de coacción”. Ver H. ARBUET, R.PUCEIRO y M.VIEIRA, 1993, .
120 y ss., especialmente 121, 123 y 124,
(4) No toda la doctrina ha considerado el asunto de esta forma. Parte de ella ha plan-
(1) Ver el texto completo en H. ARBUET, R. PUCEIRO y M. VIEIRA, 1993, 85 y ss., es-
pecialmente 93. teado el problema de la soberanía en forma independiente; otro sector lo ha incluido en el estudio
Cap. 1, art. 2, inc. 1: “La Organización está basada en el Principio de la igualdad so- de los llamados derechos fundamentales de los Estados independientes. Nosotros nos inclinamos
(2)
berana de todos sus miembros”. Ver H. ARBUET, R.PUCEIRO y M.VIEIRA, 1993, 11 y ss., espe- por considerarlo al estudiar este principio señalando que no todos los Principios Generales tienen
cialmente 12. una relación directa con el atributo de la soberanía.
446 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO
INTERNACIONAL... 447
2. El atributo de la soberanía (5)
ses comunes, no les serán impuestas por nadie sino
que serán mutuamente
acordadas, vigiladas e impuestas por ellos mismos
a. La idea de soberanía jurídica a través del sistema del De-
recho Internacional Público . El atribut o, por ser jurídic o y estar integrado en
Decía Jellineck (1880): “La soberanía es en su origen histórico un sistema de esta naturaleza, siempre está sometid o a principios y reglas, no
una con- siendo admisible la “soberanía desarreglada” que
cepción política, que sólo más tarde se ha condens ado en una permita a quién la ejerza o
de índole Jurídica. posea hacer todo lo que desee
No se ha descubierto este concepto en el gabinete de con el único límite fáctico de sus fuerzas. Inter-
sabios extraños al mundo, namente la soberanía acuerda a su titular
sino que debe su existenc ia a fuerzas muy profunda s, cuyas (el Estado) un poder supremo que se
luchas forman el encamina a través
contenido de siglos enteros”. Años de las decisio nes que en su nombre adopta el radicante de la
más tarde, como continu ando esta idea,
afirmaba Waltz soberanía (según el sistema polític o-const itucion
(1930) que “El concepto de soberaní a da lugar a múltiples difi- al adoptado: el monarca abso-
cultades lógico normativas. Tiene tantos significados luto, el-rey-en-el-parlamento, la asamblea, el
que resulta dificilísimo pueblo, la nación.) y se ejerce a
dar una definición científica utilizable”. través de la puesta en práctic a de los poderes del Estado (autoridades legislati-
vas, ejecutivas, jurisdiccionales, de contralor,
Este origen histórico del concepto, su naturale etc.) con que cuente el sistema.
za Jurídica, sus distintas La adopción de decisio nes
connotaciones en los diferent sobera nas por el radican te en nombre del Estado
es marcos y las consecue ntes dificulta des concep- estará siempre enmarcada en los límites
tuales que se derivan de ello, exigen precisar el concepto de la razonab ilidad: el poder soberano
en el marco de las no debe destruirse a si mismo, pues se trata de
ciencias jurídicas. un princip io ordena dor al que se
recurre para permitir la existen cia del ser humano
“En este ámbito del derecho positivo la soberaní en socieda d, por lo cual, el
a es un atributo jurídico, radicante de la soberanía, no podrá decidir el
lógico racional, de base caos o la anarqu ía so pena de
popular y cuyo correcto funcion amiento puede compro- destruir su propia capaci dad de decisió n y destrui r tambié n el sistema para
barse por medios científicos, que justifica por legitimación,
dentro de las fronte- cuya preservación fue admitido el atribut o. La
ras de cada Estado, el teoría jurídica de la soberanía
desplieg ue de un poder de mando ordenador, supremo permite a los gobernantes administrar con discrec
pero.condicionado en su ejercicio, ionalidad los poderes de go-
de unos seres humanos sobre el conjunto de bierno que son la consecuencia
‘quienes conviven en él; y fuera de las fronteras directa de la soberan ía, pues esta es la única
justifica por legitima ción coor- manera de lograr establecer un orden operativo.
dinada una especial manera En cambio la acción del gober-
de relacion arse ordenad amente los Estados sobe- nante no podrá ser desarre
ranos sometiéndose a las reglas de un derecho de coordina glada, arbitra ria, ni excesiv a respect o al fin perse-
ción, sin lesionar con guido; para evitar esto, la teoría Jurídic a de la soberan
ello su atributo paradigmático, ni afectar su independencia. ía determ ina la existen-
cia de límites muy precisos que provienen de la
natural eza y fines del atributo,
En términos generale s si bien a la expresió n soberaní a tanto en sus manifestacio
se le han asignado nes jurídic as interna s, dentro de las fronteras, como
muchos contenidos y buena parte de esa diversid ad en sus expresiones jurídicas internacionales,
es admisibl e dados los dis- en relació n con sus pares. En el
tintos ámbitos de las relaciones humanas dónde se recurre ámbito jurídico interno
al instituto, desde el existe un solo sobera no y este es suprem o; en tal ámbito
punto de vista estrictamente jurídico, la expresión tiene el atributo legitima la supremacía del
una significación pre- Estado y su potesta d exclusiva de decidir
cisa que se ha ido adaptando en sus manifest aciones a en todos los asuntos que no trascienden sus fronter
las exigenci as y posibili- as; también legitima el es-
dades de los tiempos, sin cambiar por ello sus contenid tablecimiento de autoridades
os caracter izantes. En el que ejerzan los poderes de gobierno y ordenen la
marco jurídico la soberaní a es un atributo legitima nte vida en sociedad, las que actuarán según su intelig
de una peculiar forma de encia, siempre y cuando
ejercer el poder político del gobernante sobre los gobernad ejerzan tal poder en determ
os. Es un atributo inada forma; la soberan ía constit uye una idea fuer-
exclusivo de un tipo de ente, los Estados, que está directam za legitimante de un principio
ente vinculado con ordena dor que sostien e que cada colectividad
sus habitantes y sus fronteras. Dentro de estas los etática particular, para que ella pueda existir y
seres humanos que gobier- desarro llarse, debe disponer de
nan actuando por el Estado, tienen un poder supremo una autoridad suprem a
para adoptar y modificar que la ordene y que ese poder del gobernante sólo se
las decisiones que sólo afectan en ese ámbito territori Justifica a partir de un compromiso con la
al. Como es un atributo comuni dad, con el común de la gen-
plural; en relación a los demás Estados soberanos, tes, con los gobern ados,
independientes, todos son que en la plenitu d de su liberta d atribuyen la suprema-
iguales y no admiten autorida d material que les condicio cía de los poderes de gobierno al gobernante, siempre
ne; hipotéticamente no que sus decisiones
cada uno de esos Estados puede aislarse totalmen te trasciendan las fronteras y para que se ejerzan con la
de los demás y conservar finalidad que exigen
así una independencia absoluta O, como es natural quienes se encuen tran
y necesario , puede relacio- someti dos a él; esta última condici ón es fundamental
narse con los otros, en cuyo caso las reglas que regulen porque su falta desnaturaliza el compro
sus relaciones e intere- miso, éste deja de ser lo que era y la
supremacía del poder tanto como su legitim idad se evapor an si el gobernante
(5) Ver al respecto lo dicho en el Capítulo I, Sección no la respeta (derecho de resiste ncia a la opresió n).
H.ARBUET-VIGNALI, 1999,
I, Numeral 2 de esta obra y en En el ámbito jurídico exter-
2004/1 Capítulo 1 y 2005 Capítulo 1 y también no los soberanos son muchos e iguales entre sí;
VIGNALI y L.BARRIOS
en H.ARBUET- en este ámbito internacional la
2003. Puede verse, además una exposición
tema en H.,ARBUET-VIGNALI, 1995/1. con diferente enfoque de este soberanía legitima la independencia de los Estados
respecto de todo otro poder
448 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 449
material y la igualdad entre los pares; en este marco la soberanía no se ejerce imprudencia, sin tener en cuenta, además, la situación de hecho y por ello limi-
sino que estas se vinculan libremente; pretender en el ámbito internacional
ta o puede limitar en el futuro, en el campo de lo fáctico, la capacidad del Esta-
ejercer la soberanía en forma igual que en el ámbito interno no condice con el
do para obrar en defensa de sus intereses vitales, del mayor bienestar de su
origen histórico del instituto, ni con sus númenes filosóficos, ni con sus formu-
población y de acuerdo con su voluntad política, cabrá decir que para la concep-
laciones políticas y jurídicas. Internacionalmente, la soberanía atribuye al Es-
tuación político-internacional se habrá menoscabado, limitado, comprometido,
tado el poder de decidir aislarse y de esta forma, al no tener relaciones que re-
enajenado o perdido la soberanía del Estado o una parte, sustancial o no, de
glar, no someterse a reglas; o el poder de decidir relacionarse con sus pares y,
ella. Esto en el sentido político-internacional, no dentro del marco jurídico-
en este caso les otorga el derecho de acordar esta relación con sus iguales y de
internacional donde la idea tiene otro significado, tratándose de un atributo
participar directamente en todas las etapas (creación, vigilancia y sanción de que se posee, se es capaz de defender o no, se pierde y puede recobrarse,
las infracciones) del sistema jurídico (Derecho Internacional Público) que regule pero
que no admite divisiones, grados ni menoscabos.
esas relaciones; pretender otra cosa como lo sería la legitimidad para hacer
La soberanía no es una cualidad inherente a la calidad de Estado, ya que
todo lo que se esté capacitado facticamente a concretar, sin otro límite que la
voluntad de cada Estado, sería contradictorio porque la soberanía no puede se trata de un atributo jurídico que los Estados independientes (sujetos del
legitimar la anarquía o el caos, ni el destruirse a si misma, ya que también, en Derecho Internacional) se conceden y reconocen recíprocamente y en forma
definitiva, en el ámbito internacional mantiene su naturaleza de principio or- excluyente de otro tipo de organización. La soberanía es una categoría histórica
denador de relaciones.
que surge a través de las luchas de los Estados para afirmar su existencia y así
como se adquiere y se conserva, también puede perderse. Si un Estado sobera-
no pierde este atributo, al no poder conducir sus relaciones exteriores dejará de
b. Características del atributo en el ámbito internacional
ser un actor de la política internacional y un sujeto del Derecho Internacional,
porque no será independiente y la independencia es una condición esencial
Una vez que el atributo de la soberanía ingresó definitivamente al campo
para asumir cualquiera de ambos roles, pero no perderá su calidad de Estado a
del derecho (6) adquiere dos significados jurídicos distintos. Esta situación difi-
culta la claridad conceptual de la idea (7). Cuando el atributo de la soberanía se
otros efectos y, por ejemplo, podrá ser Estado miembro de un Estado federal.
desarrolla en el ámbito exterior, referido al Derecho Internacional Público, con- Este atributo es exclusivo de una categoría de entes credos por los seres
fiere a los Estados un poder independiente, que no admite subordinación a nin- humanos: los Estados independientes. Sólo ellos poseen soberanía y todos los
gún otro poder material, pero que es compartido por muchos entes iguales, to- Estados independientes, sujetos del Derecho Internacional la poseen, pues es
dos los cuales disponen del atributo de la soberanía: en el campo internacional un atributo plural, compartido por todo un conjunto de entes iguales entre sí.
coexisten muchos soberanos, los que al tener que relacionarse entre sí crean un Sólo los Estados participan del atributo, porque él fue concebido para legitimar
sistema jurídico de coordinación a partir de las ideas de compromisos mutuos y el rol protagónico de estos. Los Estados soberanos necesariamente deben de ser
obligación de cumplirlos de buena fe (8). muchos e iguales en el ámbito internacional, porque en ese campo se recurrió al
concepto de soberanía para quitar legitimidad a las pretensiones de supremacía
Las dificultades conceptuales se incrementan si se tiene en cuenta que la
de un solo Centro de Poder, ya se tratare del Imperio, del Papado, de un Estado
expresión (no el atributo) soberanía tiene además un significado político-inter-
hegemónico o de cualquier tipo de pretensión de gobierno mundial sobre bases
nacional propio, diferente a los anteriores. En este sentido la expresión sobera-
de señorío. .
nía se utiliza generalmente para designar la capacidad de obrar independiente-
mente no sólo en el mundo jurídico, sino también en el fáctico. Una decisión Los titulares de este atributo jurídico, limítrofe y autonómico, al poseerlo,
adoptada libremente por cualquier Estado, mientras no le haga perder su capa- no admiten sobre sí ningún poder material que les condicione, pero a la vez
cidad de ejercer el “us legationen” y el “¡us tratatum”, no determinará la pérdi- están sometidos a reglas jurídicas como consecuencia inmediata de disponer de
da de la soberanía como atributo del Estado en el marco jurídico-internacional. él. Es una cuestión de principio que todo concepto jurídico esté vinculado a un
Pero si esa misma decisión adoptada libre y soberanamente, también lo fue con sistema de reglas de derecho; además para disfrutar de la soberanía y evitar
que sus propios poseedores la desnaturalicen, es necesario un sistema normati-
vo que la enmarque y obligue a los sujetos soberanos (9).
(6) Lo que ocurre a mediados del Siglo XVII, precisamente cuando los Estados naciona-
les se afirman como protagonistas de las relaciones internacionales y crean el Derecho Internacio-
nal Público para reglarlas.
(9) Para nosotros esto resulta del hecho histórico de que los Estados nacionales al trin-
(7) Dice al respecto WALTZ, 1930, “En todo caso no hay duda que el concepto de sobe-
far en la Guerra de los Treinta años, para afirmar su victoria militar sobre el Papado y el Imperio,
ranía se ofrece a la consideración teórica como una cabeza de Jano que está al frente del
derecho estructuran sus relaciones recíprocas a partir del Principio político del Equilibrio de Poderes y
político y del Derecho Internacional. El concepto de soberanía tiene en sí carácter antinómico”.
legitiman la situación insertando en el sistema jurídico que crean, el Derecho Internacional Públi-
(8) Es por ello que el Principio de Derecho Internacional que describe este atributo,
co, el atributo de la soberanía que les reconoce supremacía internas e independencia internacional.
siempre que se le menciona como el de la igualdad soberana de los Estados y no
simplemente como PASTOR RIDRUEJO, 1989, con quien compartimos muchas ideas relativas al atributo de la sobe-
el de la soberanía. Ver el Capítulo 1 de este volúmen y H. ARBUET VIGNALI, 1991, 1991/1 y 1999.
ranía, tiene distinta posición en este punto. Sostiene que es el Derecho Internacional quién recono-
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 451
¿ Es de la esencia de la soberanía el ser un poder supremo de muchos en- Si bien el soberano no puede por definición subordinarse a ningún poder
marcado por reglas libremente acordadas por todos ellos. Para que se actualice ajeno, puede, en cambio, estar sometido a un sistema jurídico, siempre que este
el concepto de soberanía tal y como se le concibió históricamente y se le concibe posea determinadas características estructurales. Al respecto dice Waltz, 1930,
en el ámbito internacional, es imprescindible la existencia de un marco jurídi- “...esta soberanía no es incompatible con todo vínculo internacional. Al contra-
co-normativo que regule las relaciones entre los sujetos soberanos, que los en- rio... presupone un campo de posibles vínculos internacionales. No excluye la
cuadre e impida que cualquiera de ellos pueda atentar contra la soberanía de posibilidad de una legalidad internacional. Lo que ocurre es que esta legalidad
los demás. La posibilidad de actuar libremente, sin ninguna obligación que no puede ser impuesta a los Estados por un tercer poder a ellos extraños: los
respetar, haciendo todo lo que se es capaz de hacer porque se quiere hacer y se Estados tienen que fijar ellos mismos las leyes internacionales con arreglo a las
dispone de suficiente poder para hacerlo, es una posibilidad de hecho, pero no cuales han de regular sus relaciones recíprocas...” y, citando a Hilborn, agrega:
jurídica (10). El atributo jurídico de la soberanía no puede admitir esa posibili- la soberanía es incompatible con la subordinación a una voluntad concreta,
dad, por lo expuesto y porque, de lo contrario, inexorablemente el atributo se pero no con el sometimiento a un orden jurídico. Nosotros creemos que es nece-
desnaturalizaría en los hechos (11). sario avanzar un paso más ya que entendemos que el sometimiento de los sobe-
ranos a un orden jurídico es imprescindible para permitir su relacionamiento y
proteger el atributo de la soberanía evitando que esta se desnaturalice o se
haga desaparecer; por consiguiente no sólo pueden, sino que deben existir nor-
ce la soberanía de los Estados en lugar de ser ellos quienes primero se la autoatribuyen y luego
legitiman con lo cual, en esta segunda etapa, abandonan el dominio sobre el atributo rindiéndolo en mas jurídicas que se impongan a los Estados soberanos, pero el modo de pro-
forma irreversible al derecho. Dicho autor dice que ello es necesario para que realicen sus funcio- ducción, evaluación y respaldo de las mismas debe de poseer características
nes; agrega que el fundamento último de la soberanía radica en el cumplimiento de tales funciones especiales (12). De ahí que, conjuntamente con el concepto filosófico-jurídico de
y que “...las competencias inherentes a la soberanía, son concedidas a los Estados por el Derecho soberanía y con la idea política del sistema del equilibrio del poder, los Estados
Internacional...” siendo su distribución un corolario del Principio de la Igualdad Soberana. La
secuencia expuesta no coincide con el desarrollo histórico, lo que el propio PASTOR RIDRUEJO estructuraron un sistema jurídico de coordinación: el Derecho Internacional
adelanta; además se aleja del fundamento realista del Derecho Internacional, acercándose peligro- Público.
samente a las más tardías posiciones jusnaturalistas racionalistas (ver tomo 1, Cap. 11). Pensamos En conclusión, el atributo de la soberanía no excluye la posibilidad de que
que en la práctica los Estados, cuando se procuraron un orden jurídico, se reservaron primero sus
competencias soberanas y luego estructuraron el sistema al que le sometieron de buena fe y buen
los sujetos soberanos, sin perder su atributo, se obliguen por reglas jurídicas
grado todas las demás relaciones, las que han ido ampliando a través del tiempo. El autor cita en que deban cumplir y a las que no se puede renunciar unilateralmente, siempre
su apoyo a J. BADESVANT, 1936, quién argumenta sólo con respecto a la soberanía territorial, una que tales reglas no les sean impuestas por un poder extraño, sino que sean el
de las manifestaciones del atributo más íntimamente ligadas a su concepto jurídico-interno, pero resultado de las decisiones conjuntas libremente aceptadas por todos los obli-
sin hacer referencia a otras manifestaciones más vinculadas con el concepto jurídico-internacional.
(10)
gados. Como dice Waltz, 1930: “En el Derecho Internacional el término sobera-
Sería este el concepto de “soberanía absoluta” o “desordenada” que sostuvieran al-
gunos autores del Siglo XVIII, al afirmar que el Estado puede desconocer sus compromisos exterio- nía tiene una doble acepción: negativa, que postula la no sumisión del Estado
res siempre que esto convenga a sus intereses, teniendo como límite sólo el temor a una guerra ante soberano a la fuerza de decisión de otro poder jurídico; y positiva, que postula
un poder igual o superior. Similar posición adoptaron algunas corrientes voluntaristas que encon- la libre autodeterminación, la capacidad del Estado soberano, en cuestiones
traban el fundamento del Derecho Internacional en la voluntad de los Estados (ver H._ARBUET-
VIGNALI, 1991, Sección IV). Pero no fue ésta la idea original de la doctrina ni de la práctica si es
jurídico-internacionales, de configurar con poder de decisión supremo y autó-
que la situamos en el contexto histórico-jurídico-político y filosófico correspondiente, sin hacer nomo, sus relaciones con otros Estados”.
transpolaciones indebidas. BODINO, 1576, al utilizar la expresión soberanía para caracterizar el Poseer el atributo de la soberanía significa y siempre ha significado tener
poder de los Estados independientes, sometía este poder al Derecho Divino, Natural y de Gentes.
la capacidad jurídica de decidir sin imposición, ser independiente, aún actuan-
La práctica de los Estados desde mediados del Siglo XVII en adelante, a la vez que respaldaba sus
pretensiones en la soberanía, estructuraba las normas del Derecho Internacional como marco orde- do bajo reglas mutuamente acordadas (ver supra llamada 6 de esta Sección).
nador imprescindible para sus relaciones y admitía de buena fe y buen grado la obligatoriedad de Por ello el Estado soberano debe ser capaz de crear junto a sus pares, las reglas
su observancia. La doctrina de la época y la posterior a las corrientes voluntaristas, también recha- que les ordenarán , de vigilar su cumplimiento y castigar las violaciones. para
zÓ la idea de una soberanía absoluta por ser ella incompatible con la idea de existencia de cualquier ello deben disponer plenamente del “¡us tratatun”, del “us legationen”, poseer
sistema jurídico o de mero orden y por lo tanto, nociva para cualquier intento de que los Estados
sostuvieran relaciones normales. (Cfr. PASTOR RIDRUEJO, 1989). Actualmente la idea de sobera-
capacidad de participar directamente en la solución de sus controversias y dis-
nía desordenada no es sostenida por ningún sector de la doctrina jurídica y sí sólo por aisladas poner del “jus ad bellun”, éste dentro de los límites que impone el Principio de
posiciones de autores de las ciencias políticas; tampoco encuentra ningún respaldo en los hechos, Proscripción del Uso de la Fuerza (ver infra Sección ID.
los que evidencian con total claridad el respeto de los Estados a la normativa jurídica internacional,
aún en los casos de violaciones. Ver H. ARBUET VIGNALI, 1991. El soberano decide si no se vincula o con quienes se vincula y establece
(11) Si ser soberano supusiese la suprema potestad de obrar según el gusto y la conve- las reglas para hacerlo, reteniendo cada uno y el conjunto de ellos la capacidad
niencia de quien posee el atributo, uno o varios de ellos podrían desear dominar a todos los demás y de participación en la creación, el control y la sanción de las violaciones de las
si se tuviera poder suficiente para ello, al lograrlo, los otros dejarían de ser soberanos al depender y
el que se impusiera, tampoco lo sería ya que, al estar sólo en la cúspide sería supremo, concepto
este diferente al de soberanía y en cierta medida opuesto a él. (12) Tal como lo expusiéramos en el tomo 1 de esta obra, Capítulo IT.
432 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 453
normas, aunque, desde que ellas se crean, los
sujetos soberanos pierden la po-
testad de renunciar unilateralmente a cumplir política y el Derecho Internacional. Las consecuencias de este hecho pueden
las o la de resistirse a sufrir las
consecuencias de su incumplimiento. amenazar en distintas formas la soberanía de los Estados (13). Ante esta cir-
cunstancia los Estados, a impulsos de decisiones soberanas extendieron el marco
C. Naturaleza y evolución del atributo normativo del Derecho Internacional para adecuarlo a las exigencias de la tecnolo-
gía nuclear, acordando considerar como ¡legítimas las actividades que puedan po-
La soberanía en el ámbito intern aciona l y también en el interno, es un ner en peligro la soberanía de todos y ceden para ello a la decisión común algunos
atributo que determina el modo de obrar poderes que antes ejercían discrecionalmente o casi. Tal conducta no constituye
de quien dispone de él. No es un atri- un
buto que confiere determinados podere s menoscabo a la soberanía, sino que la reafirma. En épocas más cercanas se han
sustan tivos. Un Estado será soberano
mientras las decisiones que pueda tomar dado otros pasos en sentido similar al procurar algunos Estados su integración
comprendan la capacidad jurídica de
determinar si mantendrá relaci ones con económica a través de distintos esquemas en todos los cuales se cede parte de la
otros o no y si las mantiene, mientras
retenga la capacidad de establecer junto
con ellos las reglas necesarias a dicha capacidad de resolución autónoma y se asume el compromiso de resolver esos pro-
relación. Mientras ello ocurra retendrá blemas en común, transitándose así del sistema del Derecho Internacional Público
su soberanía, aunque renuncie al ejerci-
cio de amplios sectores de su capaci dad a otro diferente, el del Derecho Comunitario. Aún en este marco la soberanía in-
de obrar libremente para llevarlos a un
ámbito de decisión compartida y reglada ternacional de los Estados se mantiene sin variante alguna (14).
por el Derecho Internacional, aunque
se prive de ejercer jurisd icción sobre En el momento actual, la práctica y el ejercicio jurídico internacionales
aspect os tan importantes como hacer la
guerra, desarrollar su industria con total deben tener permanentemente en cuenta al atributo de la soberanía y su diná-
discrecionalidad o proteger su econo-
mía comerciando en cualquier forma. El mica. Esta actitud permitirá adecuar correctamente y en forma satisfactoria,
atributo de la soberanía se mantendrá
si tales renuncias no le son impues tas, tanto desde el punto de vista político como jurídico, los imperativos de las dife-
sino que son libremente acordadas y se
Puede retomar jurídicamente la capaci rentes peculiaridades de los Estados con las exigencias de unas relaciones in-
dad de decisi ón autónoma.
A lo largo de la evolución del sistema polític ternacionales cada vez más intensas y enriquecedoras, tanto como competitivas
o y del Derecho Internacional
que lo regula, se han mantenido inalterables las consecuencia y peligrosas. Por diferentes razones parte de la doctrina y la jurisprudencia
soberanía de los Estados; pero con el transc s primarias de la
urso del tiempo la volunt más reciente, se aproximan al punto de vista que sostenemos. A vía de ejemplo,
rana de los Estados ha ido disminuyendo ad sobe- Pastor Ridruejo, 1989, partiendo de una acertada observación acerca de que
la cantidad y amplitud de los poderes
retenidos dentro de su órbita de decisi “..en la actualidad la estructura de la sociedad internacional sigue concebida
ón exclus iva y que les permitía actuar
con discrecionalidad en amplios campos de modo general como una sociedad de Estados yuxtapuestos, no obstante lo
. Los cambios de las circunstancias,
modificaciones en la actitud política, las cual presenta rasgos de sociedad basada en intereses comunes y también par-
la aparición de nuevas tecnologías, etc.,
han conducido a que los Estados por libre cialmente organizada. Y (que) semejante estructura ejerce un fuerte impacto en
decisi ón de sus volunt ades sobera nas,
lenta pero sistemáticamente, hayan el Derecho Internacional de nuestros días, en el que persisten importantes ma-
ido ampliando el campo de sus relaci
regladas, decididas en común, las que ones nifestaciones de la concepción clásica de dicho ordenamiento. (En el que) el
no son las mismas en el marco del Dere-
cho Internacional clásico, en el del llamad Estado continúa ostentando una posición clave de protagonismo y sujeto por
o Derech o Intern aciona l contem porá-
neo o en el del que denominamos Derech excelencia del Derecho Internacional”. Concluye luego expresando que, por ello
o Internacional adecuado a la tecnolo
gía nuclear. Lentamente han transitado, - “...incluso el propio Derecho Internacional de nuestros días, resultante en lo
según el pensamiento kantiano, del
estado de naturaleza a una situación fundamental de una sociedad internacional de Estados yuxtapuestos y por tan-
civilizada.
El Derec ho Inter nacio nal to descentralizados, deja gran margen al juego de la soberanía de los Estados
clásic o (circa 1748-1898), estructurado a partir
del principio básico del derecho de autot
utela que permitía a los Estad os hacer
todo lo no limitado, aunque ello perju
dicar a a los demás , admit ía a sus sujeto
soberanos el máximo desarrollo posibl s (13) Una
e de su capacidad de obrar discrecion guerra total a nivel atómico, una producción industrial descontrolada y conta-
mente. al- minante, pueden poner en peligro la existencia de los soportes de la soberanía, la de los Estados
y
la de la civilización que estos han construido. Sin civilización que enmarque
Más Estados, no hay ejerci-
adelante no resultó sufici ente ni satisf cio de la soberanía.
actorio este sistema tan laxo y o
permisivo que sólo reglaba algunas actividade (14) Debe tenerse en cuenta, no obstante, que de continuar profundizándose estos acer-
s especí ficas. Diversas causas
condujeron a un nuevo sistem a, el llama camientos puede llegar un momento en que los Estados que componen. el grupo, por una decisión
do Derec ho Internacional contemporá- soberana de cada uno de ellos, resuelvan someterse a autoridades comunes, renunciar a
neo (circa 1898-1945) que limita ciertas activ su sobera-
idade s como el recurso a la fuerza nía individual y constituir un nuevo Estado soberano que los reúna, decisión que
y comienza a reconocer la existencia de normas puede plasmarse
de “us cogens”. como jurídicamente irreversible si se renuncia al derecho de secesión o admitir el retorno a la in e-
A mediados del Siglo XX la tecnología nucle pendencia, sí cada uno retiene ese derecho y el conjunto lo reconoce. En el segundo caso habrá una
sibilidades científicas y la realidad, sino ar no solo modificará las po- suspensión de la soberanía individual, la que quedará latente y en el primero ésta
se perderá por
que también incidirá fuertemente en la cual el recobrarla ya no será una cuestión jurídica sino el producto de una decisión política impues-
lo
ta de hecho y legitimada posteriormente por los efectos del Principio de La Efectividad.
HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 455
454
en su perfil político...” (15). También la Corte Internacional de Justicia en re- Estados soberanos o, siéndolo, se ubicarían en un marco de relaciones anárqui-
ciente fallo sobre las actividades militares y paramilitares en Nicaragua y co- cas y de mera fuerza.
ntra ella (ICJ Reports, 1984), ha expresado que el Derecho Internacional conti- Por esta razón el texto de la Declaración 2625/XXV, aunque de ubicación
núa basado en el principio de la soberanía. Por todo ello, debemos concluir en formal deficiente, da vigor jurídico-positivo a las ideas expuestas cuando se
que no resulta hoy satisfactorio a escala mundial, abandonar el amparo de la refiere a que “Todos los Estados gozan de igualdad soberana. Tienen iguales
soberanía, aunque para preservarla sea necesario colocar en común (con quie- derechos e iguales deberes y son por igual miembros de la comunidad interna-
nes están en situación similar) y bajo reglas, amplios campos de jurisdicción y cional, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de otra índo-
múchos poderes que antes se actualizaban discrecionalmente en forma indivi- le” y agrega en su literal b) “Cada Estado goza de los derechos inherentes a la
dual. De esta manera fortaleciendo el conjunto en esas áreas suprasensibles, se plena soberanía”
resguardará mejor la soberanía individual de cada uno y esta servirá para ga- Esto significa que todo Estado posee todos los derechos que permiten po-
rantizar a todos los Estados la defensa de sus peculiaridades individuales. seerla y ejercerla bajo reglas jurídicas, como ya explicáramos el “jus tratatum”
y el “us legationem” (17) y también el derecho de solucionar directamente sus
3. El principio de la igualdad soberana controversias, el de que un tercero no intervenga sin su consentimiento en sus
asuntos propios y exclusivos y el de participar efectiva y directamente en la
a. Jerarquía del principio vigilancia del cumplimiento de las normas y la sanción a los infractores (18).
+. Los razonamientos expuestos explican porque consideramos adecuado b. El valor de la igualdad
exponer en primer término este principio de la igualdad soberana de los Esta-
dos. La soberanía es el atributo más importante que posee un tipo especial de Estas ideas se reafirma en el literal a) que, al explicitar el principio dice
Estados, aquellos que siendo independientes se constituyen en los sujetos orl- que: “a) Los Estados son iguales jurídicamente”.
ginarios y protagónicos del Derecho Internacional Público. En consecuencia, los El art. 2, inc. 1 de la Carta de las Naciones Unidas es más escueto al con-
más importantes derechos y deberes que este sistema dispone para sus sujetos cretar el principio (ver llamada 2 de esta Sección) y la Carta de la Organización
protagónicos están en estrecha vinculación con el atributo de la soberanía y de Estados Americanos recogiendo la fórmula del art. 4 de la Convención de
resultan ser la consecuencia directa e ineludible de la calidad de soberanos que Montevideo de 1933, con pequeñas variantes y algún agregado, da una solución
tienen sus destinatarios (16). similar en el art. 9 (19).
La posesión del atributo de la soberanía en el ámbito internacional otor- En tanto que la práctica de los Estados adoptó desde el principio con fir-
ga a los Estados caracteres muy especiales. En primer lugar ellos necesaria- meza y entusiasmo el principio de la soberanía, no ocurrió lo mismo con su
mente son independientes, lo que impide que puedan quedar subordinados a un complemento necesario, el principio de la igualdad. Será Vattel, 1758, quien a
poder ajeno que les determine ya que si esto ocurriera dejarían de serlo y con- partir de mediados del Siglo XVIII sostenga con claridad que todos los Estados
secuentemente tampoco serían sujetos del Derecho Internacional. Además los pueden exigir que en sus relaciones mutuas ninguno se atribuya derechos más
Estados naturalmente se relacionan entre sí, de lo que resulta que necesaria- amplios que los de los demás ni exija de estos obligaciones distintas o más one-
mente deben de adoptar algún sistema de normas que regulen sus relaciones rosas de las que de él puedan pretenderse, pues el atributo de la soberanía es
recíprocas, les de seguridad, certeza y atienda a los justos intereses de cada uno idéntico para todos.
de ellos y del conjunto; pero este sistema jurídico debe someterlos a sus reglas Afirmando el principio en la teoría, la práctica de los Estados no se ajustó
sin afectar el atributo de su soberanía. Para lograr este tipo especial de reglas, estrictamente a su enunciado, pues, mientras las pequeñas potencias lo afir-
los Estados, necesariamente, deben de disponer de dos potestades-capacidades: maban como salvaguarda de sus intereses, las potencias mayores, sin negarlo
la posibilidad de relacionarse entre sí regularmente a todos los efectos y la ca-
pacidad de crear conjuntamente las normas que van a regular sus relaciones, o (17) El análisis detallado del ejercicio de estos derechos se realiza en el Tomo l, Capítulo
sea, disponer del “jus legationen” y del “jus tratatum”. Estos deben de ser con- III, IV, V y VI de esta obra, al estudiarse las fuentes del Derecho Internacional Público, y en el
siderados los dos primeros derechos fundamentales de los Estados indepen- Tomo III, Cap. XIX, al considerar las relaciones entre los Estados.
(18) - También el análisis detallado del ejercicio de estos derechos se realiza en otras par-
dientes y sujetos del Derecho Internacional, en el sentido de que si ellos no dis- tes de esta obra, en el Tomo HI, Cap. XX al estudiar la solución pacífica de controversias y en el
ponen y ejercen los mismos, no dispondrían de los instrumentos que les permi- Tomo IV Cap. XXIX al estudiarse el sistema de Naciones Unidas. Otros aspectos se ven en el tomo
tirían ser lo que son y reglar jurídicamente sus relaciones, sin ellos o no serían II, Capítulos XII y XII, en las partes dedicadas a estudiar la prohibición del uso de la fuerza, las
medidas coercitivas y el Derecho Internacional Humanitario.
(19) Citado supra en nota 3 de esta Sección. La fórmula del Proyecto de la Comisión de
(15) PASTOR RIDRUEJO, 1989. Derecho Internacional de las Naciones Unidas dice: “Todo Estado tiene derecho a la igualdad jurí-
(16) Cfr. A. VERDROSS, 1927. dica con los demás Estados”.
O LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONA
L... 457
conceptualmente, en los hech
os prescindían de él o lo
mía cond ujo al desconocían. Esta dicot o-
surg imie nto de diversas corr Sin duda puede afirmarse que
cuales procura armonizar ient es doctrinarias cada una de todos los Estados son iguales ante el dere-
el enunciado jurídico con las cho: poseen las mismas facultades, cargan
la realidad. las mismas obligaciones y no pueden
La mayoría de los autores admiten que, no
obstante las diferencias crearse normas jurídicas que les obliguen sin que
otro tipo, los Estados son de intervenga su voluntad (22).
jurídicamente iguales; Esta es la regla de oro del Derec ho Intern
dición esencial para un sobr e esta base sien tan la con. acional. Esto no impide que, concu-
orden internacional justo rriendo la voluntad de un Estado, éste se obligu
al mismo todos los actos y condenan como violacio e por medio de un acuerd o fren.
y hechos que signifiq nes te a otro, un grupo o todos los demás
cipio. Otro grupo de trat uen un desc onocimiento del prin- Estados y por este medio limite el ejercic
adistas de algunos de sus derechos específicos io
proc ura conc ilia r la doctrina con la práctica obteniendo como
señalando una distinción contra partid a una ven-
entre la igualdad jurídica taja de cualquier naturaleza Gurídica,
corr iente, sost y la política. Una terc política, económica, moral) que, por
eniendo que la pretendida igualdad era circunstancias, le interesa especialmente las
sólo puede reconocerse si conseg uir o no tiene más remed io que
es procurar, sin que esto signifique una
renuncia al derecho en sí, o conceda
ello a los demás alguna prioridad (23). por
Donde resulta más evidente que la igualdad jurídica se mantiene y
aplica es respecto a la adopción de las se
nuevas reglas de derecho. Para que cual.
quier Estado contraiga una obliga ción en el ámbito internacional y esta le pue-
da ser exigida, es necesario un acto suyo
sosteniendo, como lo hace de voluntad aceptando dicha obliga-
Fauchille, 1921, que el ción, es preciso que la haya aceptado explíc
existe en la realidad más dere cho a la igualdad “..no ita o implícitamente (24).
que entr e los Estados com No existe en cambio igualdad real o de hecho.
la humanidad cristiana... pre ndidos... en la esfera de
”, admitida a participar Resulta evidente el distinto
racion al en la plenitud del poderío de los Estados y la imposibilida d
y posi tivo , para distinguir luego entre “.... dere cho de equili brar la ecuación de poder de
América y de Europa y los los Estados civilizados cada uno en forma tal que, aunqu e más no
Estados más o menos bárb de sea, se asemeje la de uno con la de
aros de Asia y Africa...”. otro. Esta desigualdad fáctica incide sobre la
igualdad jurídica.
Cc. Igualdad jurídica, de hech En primer lugar porque , aunqu e todos los
o y funcional Estados posean los mismos de-
rechos, no todos tienen de hecho igual oportu
nidad de ejercerlos (25) y, en se-
Como veremos más adel
ante, de la igualdad jurí
básicos para el funcionam dica deri van coro larios (22) Son iguales ante el derecho porque éste
iento del actual sistema no establece discriminaciones entre ellos.
ternacional; no constituye de Derecho y de política que cada Estado puede hacer, lo que pueden Lo
por lo tanto una ficción, in- o hechos que les generan responsabilidad
exigir de los demás
sino una realidad evidente jurídica, pueden hacerlos, exigirlos,
(23) Dice al respecto FENWIC K, 1952: “Gracias a una (esta) ficción legal puede
que un Estado, sin perder su “soberanía lograrse
técnica” pueda transferir a otro el ejercicio
de alguno de los
Í O, quizá,
izá, restringirse en el ejercicio de estos derecho
en el juego político distorsi otro Estado; de esta manera se mantien s a favor de
onaría y Podría llegar a e el principi o de igualdad , aunque los hechos parezcan
y las dife renc ias destruir la igualdad jurí negarlo. Muchos Estados soportan restricc
func iona les que, en el juego político dica: aplicables a todos los miembros de la
iones especiales, impuestas por tratados
, que no son
de atribución a los diferen- comunidad internacional y, sin embargo
, su estatuto
igualdad general no resulta afectado por estas
de
nacional, procura restricc iones”. Así se explican , sin menoscabo de la
y lograr, reconocer las igualdad, los acuerdos de neutrali zación y desarme
consentimiento de desigu aldade s del Pode r, funcionales acordadas a las potencias mayores
, los tratados de protectorado, las preemin
encias
todos —poderosos y débile a partir del en ciertas organizaciones internacionales, los actos
tes, con el acuerdo s haciendo dist ribu cion de renuncia, etc.. En una extensión
de todos, sobre bases obje es diferen- de la idea explicaría la supranacionalidad
dentro del Derecho
tivas, atendiendo a todo Comunitario.
reses, aunque para ello se hagan concesiones. s los inte- (24) ' Las obligaciones emanadas
—i cita de los obligados (Convenios de Viena
de los tratados deben contar con la adquies
cencia explí-
de 1968 y 1978, arts.
26 y 24). Las que resultan de la
+ (20) Desde el punto de vista polít costumbre con la adquiescencia explícita de estos
ico, durante un buen lapso si es que han contribuido con sus actos a la for-
de la “Guerra Fría”, a parti mación de la práctica y con la adquiescencia implícit
r a, si no lo han hecho pero tampoco se han
fica”, el principio opuesto expresamente desde el comienzo a tal práctica
de la de lo demás (en este caso la norma no le
obligaría).
1989 mad nas situaciones políticas (25) Un Estado con un amplio y rico litoral
que se suce marítim o o con una gran flota tendrá más
sis989,
realista en llevar
y conc
den entre 1948 y 1960 Y que se prolongan hasta oportunidades de ejercer los derechos del
eptoa este tipo de conclusiones mar que otro con estrecho litoral, mediter
si no se ] es somete escasa flota; una gran potencia con interese ráneo o con
a un profundo y completo s en todas las áreas tendrá
análi
ali- una actividad internacional
más intensa que la de un pequeño país que sólo gravite
un poco en la zona más cercana a su región;
el poder económico y financiero, el desarrollo industrial, las riquezas naturales de un Estado, le
438 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 459
gundo término, porque esta tensión entre igualdad jurídica y desigual dad fácti- Durante mucho tiempo los contactos entre los distintos
ca puede incidir en la eficacia de la protección de los derechos de Centros de
cada Estado. Poder se entablaron fuera del marco de una organización general y prescin-
La primera circunstancia no afecta al principio de la igualdad,
pues debe diendo de la idea de igualdad. Los Centros de Poder actuaban según su inte-
distinguirse entre el poder legal para actuar, la capacidad para disfrutar de los rés, coordinaban sus acciones, se imponían a los más débiles, pretendían la
derechos, la igualdad de oportunidades y el ejercicio concreto de esas potesta- hegemonía o se aislaban de acuerdo a las circunstancias, procurando aven-
des, poderes o facultades; siempre y cuando el derecho ampare
a todos y procu- tajar a los otros en su ecuación de poder y que ésta le significara en los
re corregir las diferencias.
hechos y les procurara políticamente, el reconocimiento de su preeminencia
El ejercicio de las potestades, poderes o facultades sobre los menos poderosos.
que constituyen el
principio de la igualdad, no puede ser obstaculi zado legalmente ni menoscaba- Al darse el paso inmediato, en el siglo XIX (y en muchos aspectos hasta
do por razones filosófica s o de cualquier otra índole que impliquen discrimina- promediar el siglo XX) la relación entre la igualdad jurídica —imprescindible
ción. Nada impide en cambio que las mismas puedan
resultar limitados, pos- para establecer un sistema justo— y la desigualdad funcional —necesaria para
tergados o suspendi dos en ciertas circunsta ncias de hecho o como consecuencia estructurar una organización operativa— se desarrolló admitiendo la desigual-
de ciertas limitaciones naturales inherente s a las caracterí sticas propias de un dad funcional en un esquema que eludía, desconocía, violentaba o negaba la
Estado, no dependiente de la voluntad y que modifiquen
los puntos de partida y igualdad jurídica (26).
las posibilidades de acción de cada uno. En el Derecho Internacional “...la La primera reacción contra esta situación llevó las cosas a los términos
igualdad legal es compatible con la desiguald ad en la esfera real de control, opuestos. La Conferencia de La Haya de 1899 no sólo aceptó el principio de
dentro de la cual se ejercen derechos de la misma
naturaleza...” (Fenwick, igualdad jurídica, sino que también se organizó sobre la base de una igualdad
1952).
funcional que respetó estrictamente: representación igualitaria en la conferen-
En cambio la efectividad del principio de la igualdad puede afectarse pro- cia y en sus comisiones; unanimidad para adoptar recomendaciones en las co-
fundamente en el segundo caso. El principio no pasaría
de ser un mero postu- misiones, igualdad en el voto, etc.. El resultado no fue el esperado, pues se per-
lado teórico si cada Estado no dispone de igual y adecuada protección para los dió eficacia y, por ejemplo, la constitución de un tribunal arbitral, apoyado en
derechos que se le reconocen. En casi todos los casos a las grandes potencias les . ..
principio por casi todas las potencias, no se concretó por la oposición
basta para proteger sus derechos la ecuación de poder de algunos
de que disponen; no es- pequeños Estados.
tán en este caso las medianas y sobre todo las pequeñas potencias. La armonía entre el respeto al principio de la igualdad y la eficacia fun-
- Para que los derechos de los Estados se vean protegi dos efectivamente en cional se procurará a partir del pacto de la Sociedad de las Naciones y sobre
forma igualitaria, es necesario que concurran a este
propósi to la voluntad de la todo de la Carta de las Naciones Unidas.
gran mayoría de los Estados de la comunid ad. Esto puede lograrse en forma
inorgánica, imperfecta y asaz precaria siempre que El fracaso de la Sociedad de las Naciones había demostrado la necesidad
en el conjunto de los Esta- de que la nueva organización internacional adquiriese carácter universal obli-
dos se dé una actitud predom inante de respeto a la norma, que la imponga por gando a todos los Estados, grandes, medianos y pequeños. Para ello debían
auto convencimiento o por temor a sancion es reflejas. Tambié n puede obtenerse conciliarse los diferentes intereses de cada categoría. Las potencias menores
en forma más científica y efectiva, aunque también
falible, a través de la consti. procuraban obtener un dique jurídico para la amplia posibilidad de acción de
tución de Organizaciones Internacionales regionales
o universales cuyo propó- las grandes potencias y por lo tanto una mayor seguridad; pero esto sólo era
sito sea velar por la seguridad colectiv a.
posible si todas las grandes potencias integraban el sistema y aceptaban sus
Debe admitirse que este es uno de los aspecto s donde es más difícil conci- reglas. Por su parte las potencias mayores participando en la organización legi-
liar el deber ser con el ser, el mandato jurídico que
quiere lograr lo mejor para timaban sus pretensiones si es que lograban el respaldo de las mayorías, pero
todos en el balance general del largo plazo y el interés político que procura la les era imprescindible poder influir decisivamente en algunas situaciones don-
ventaja particular en una coyuntura determi nada. En todos los tiempos y en A
todos los tipos de estruct uras interna cionale s, entre otros expedientes para
procurar el equilibrio entre interese s opuestos , se
(26) Por este camino se llegó a considerar la primacía de las grandes Potencias “...por
ha recurrido a la desigualdad obra de la costumbre establecida de un hecho aceptado en las relaciones internacionales... como
funcional entre los Estados grandes y pequeños.
En algunos casos esta
des- una forma de suplir las deficiencias del Derecho Internacional, en relación de sus organismos legis-
igualdad violentó el principio de la igualdad jurídica y
en otros se compaginó lativos, ejecutivos y judicial...”, pues “...Aunque las decisiones adoptadas en los distintos congresos
con él sin menoscabarlo. y conferencias no obligaban a los Estados que no habían participado y que se consideraban como
terceros, era inevitable que los demás miembros de la comunidad internacional les presentaran un
asentimiento implícito, en razón del poder y del prestigio de los Estados que habían establecido la
A AA A O O OO nueva regla o que habían determinado la nueva situación política. En esta forma las grandes po-
permiten un activo comercio internacional que le será imposible
tencias lograron integrar un cuerpo de gobierno autoconstituido, cuyos decretos estaban apoyados
a otro pobre y en lucha por su
desarrollo; etc.. por una fuerza suficiente para asegurar su observancia, durante una época en la cual el hecho
consumado llegó a ser parte del orden de cosas establecido” (FENWICK, 1952).
460 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 461
de las consecuencias de la actitud que se asumier a recaería fundamentalmente Del principio de la igualdad soberana derivan inmediatamente una serie
sobre ella (27), no dejándose arrastrar en estos casos por la decisión de las po-
tencias menores, claramente mayoritarias en número de reglas fundamentales que pueden denominarse corolarios derivados del con.
de votos, pero notoria-
mente minoritarias en cuanto a número de vidas y bienes a cepto de igualdad y corolarios derivados del concepto de independencia. Tanto
poner en riesgo con la independencia como la igualdad integran el propio concepto de igualdad so-
la decisión. En consecue ncia, las pequeña s potencia s procuraban un mayor
orden, más respeto por sus intereses y una más berana de los Estados y emanan directamente de esta los corolarios que esta-
efectiva participación en las
decision es y las grandes potencia s blecen los derechos esenciales de los Estados soberanos: el “us tractactun”, el
pretendí an continua r gravitando en la orien-
tación de la política internac “jus legationis”, el “¡us ad bellun” dentro de los límites establecidos actualmen-
ional dentro del marco de un organismo que pres-
tiglara sus decisiones y no perder totalmente te y el derecho de participar directamente en la solución de las controversias
su preemin encia en la dirección
delas relaciones internac ionales, que les envuelvan, también dentro de los límites actualmente establecidos.
exigiend o para ello una importancia funcional
mayor que la de los demás países. Para coordina El estudio de estos corolarios inmediatos se realiza en otras partes de es-
r ambas posiciones sin perjui-
cio de la igualdad, los tratados que constituyen ta obra (30). En los siguientes literales analizaremos los corolarios derivados de
estas organizaciones se aprue-
ban respetando el principio de la igualdad jurídica las ideas de independencia e igualdad. También en este Capítulo estudiaremos
y estableciendo en ellos la
desigualdad funcional que es aceptada por todos otros principios Generales de gran importancia e incluidos en la Declaración
(28).
El hecho de que los Estados sean independientes 2625/XXV, pero que no son corolarios inmediatos de los mencionados.
e iguales entre sí, que
no se encuentren subordin ados a ningún poder Debe señalarse que doctrinalmente cabrían sistematizaciones diferentes
material ajeno a ellos y a la vez
se relacionen subordinándose al orden impuest que no resultan rechazables, aunque nosotros preferimos la que exponemos.
o por un sistema jurídico que
ellos crean, exige de este sistema el que posea normas
básicas que garanticen el
mantenimiento de esta situació n (29). Estas b. La existencia e independencia del Estado
normas son denominadas por la
doctrina “corolarios de los Principios (o de los
Derechos fundamentales)”; aun-
que propiamente tales, con las características La Declaración 2625/XXV supone el llamado derecho a la existencia, pero
que nosotros les atribuimos, de-
berían ser denominados como “corolarios del no lo menciona expresamente, en tanto que de la independencia se habla de
Principi o de la Igualdad Soberana
de los Estados”. Sin estas reglas el sistema también alguna manera indirecta al consagrarse este principio (31) y también al esta-
funcionaría, pero lo haría
de otra manera que no es la deseada, o al menos blecerse el deber de no uso de la fuerza e, indirectamente, en el penúltimo pá-
no es posible o conveniente a
esta altura del desarrollo de la civilización rrafo de los que desarrollan el principio de no intervención (32).
Un importante grupo de autores ha considerado que los Estados poseen
4. lo que ellos denominan el “derecho a la existencia”, derecho que generalmente
Los llamados corolarios del Principio de la Iguald
ad Soberana ubican entre los fundamentales, aunque en algunos casos se va más allá y se le
a. indica cómo el principal derecho del cual derivan todos los demás (33). Enten-
Planteo de la cuestión
demos equivocada esta posición (34). Si los Estados poseyeran un derecho a la
existencia como tal, este sería inherente a la naturaleza de su titular y por lo
La idea de Igualdad Soberana de los Estados
resulta determinante para
que las relaciones internacionales se desarrollen
en la forma en que actualmen- (30) Ver supra notas 17 y 18 y este Capítulo, Secciones II y IV numeral 2.
te discurren y no de otra manera.
(31) Literales b, c, d y e, que se comentarán mas adelante.
(32) La Carta de las Naciones Unidas se refiere a la independencia en el art. 2 inc. 4. La
Carta de la Organización de Estados Americanos lo hace indirectamente en los arts. 16 y 18; tam-
(7) Por ejemplo: imposici ón de sancione bién menciona expresamente la existencia del Estado en los arts. 9, 12 y 14, pero lo hace conside-
s, decision es en cuanto al mantenimiento de la
paz y seguridad internacionales, etc. (o sea rándolo, más que como un derecho, como un presupuesto necesario para el ejercicio de los derechos,
los llamados por la Carta de Naciones Unidas
no procesales). “asuntos que no requiere el reconocimiento de los demás Estados y tampoco autoriza a invocar el estado de
o (28) La Carta de la ONU, en su art. necesidad 'como justificación de cualquier acto. Ver los textos en H. ARBUET, R.PUCEIRO y
2 establece que la organización está basada
principio de la igualdad soberana de los en el M.VIEIRA, 1993.
Estados. Dentro de la misma Carta, los
nentes en el Consejo de Seguridad y sobre todo el asientos perma- (33)
régimen de veto en favor de las cinco potencias Se ubican en este grupo los autores clásicos y también a otros más recientes como O.
imponen una fuerte desigualdad funcional OPPENHEIM y H. LAUTERPACHT, 1961. Ch. FENWICK, 1952, que le incluye bajo la denomina-
en favor de estas. La situación no es ilegal,
ba el principio de la igualdad jurídica de los Estados, ni menosca- ción de “derecho a la integridad de su personalidad”.
pues a su establecimiento concurrió la volun-
tad soberana de todos los Estados que aprobar (34) En trabajos anteriores (H.ARBUET-VIGNALI, 1981) nosotros también llegábamos a
on la Carta y ha sido aceptada libremen te por la
voluntad de los Estados que posteri ormente adhirieron a ella. Situación similar otra conclusión optando por incluirlo. La posición anterior partía de una errónea interpretación del
Organizaciones con voto ponderado, por se da en otras art. 12 de la Carta de la OEA, donde solo se dice que “La existencia
ej., los organismos financieros, la IATA, política del Estado es indepen-
(29) etc.. diente de su reconocimiento por los demás Estados...”, explicitando
De no ser así, si la situación pudiera variar, los Estados luego todos los derechos que el
categoría de soberanos, sus vínculos podrían dejarían de pertenecer a la
subordinarse y el sistema jurídico podría no Estado puede ejercer aún antes de ser reconocido por los demás, sin que en ninguna forma se refie-
coordinación y poseer otra naturaleza. ser de ra -como entonces interpretáramos— al derecho a la existencia, ni a una determinada jerarquía del
mismo.
462 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL...
463
tanto anterior a todo sistema jurídico y a cualqu ier tipo de organización política
(35). Ocurre en cambio que el Estado La independencia es el más important e derecho fundament al que perte-
indepe ndient e es una categoría histórica,
una forma especial de organizarse la colecti nece a los Estados soberanos. Es una consecuencia directa e integra la
vidad política que no es la única y esencia
necesaria por naturaleza. misma del atributo de la soberanía desde el punto de vista jurídico-
Los Estados independiente, internacional. Significa que el Estado soberano no está sujeto a
tal cómo se les concibe ningún otro
y se organizan ac- poder superior que no sea el del ordenamiento jurídico internacio
tualmente no existieron hasta fines de la nal que él
Edad Media y nada impide que des- mismo, junto con los demás Estados soberanos, ha contribuido
aparezcan o se transformen en el futuro a crear (39).
sin que ello altere la naturaleza de las
cosas ni desnaturalice el sistema jurídic Los Estados nacionales , al crear el sistema jurídico y político que
o que rija las futuras relaciones, aun- regi-
que éste, posiblemente, sufriera alteraciones ría sus relaciones mutuas una vez quebrada la hegemoní a del Imperio
profundas y adquiriera otras ca- y el
racterísticas (36). Papado, podrían haber optado por atribuirse una soberanía ubicada
fuera
Entendemos en cambio que del marco jurídico, es decir desordena da; pero no lo hicieron porque
la existen cia de los Estado no acep-
s sobera nos consti- taron el riesgo de sus consecuencias y, desde el principio, con claridad
tuye el presupuesto necesario y suficie al
nte para que estos puedan disponer menos a partir de Westfalia en adelante, optaron por ejercer una soberanía
derechos y asumir deberes, sean ellos fundam de
entales o no. El Estado sin existir ordenada y coordinada por un sistema Jurídico que estructuraron
no Puede ser titular de derechos y debere para no
s jurídicos y existiendo adquiere esa afectarla. Es por ello que este ordenamiento no deriva su eficacia de
calidad automáticamente. El sistema excep-
jurídico que se los otorga e impone, el ciones a la regla de la igualdad
Derecho Internacional] Público, soberana, sino de corolarios del propio dere-
ha sido creado para regular las relaciones entre
una clase especial de entes, precisamente cho fundamental a la independencia, los que se dan tanto en forma de
los Estados soberanos e independien- dere-
tes, con el propósito de poder atender las chos inmediatamente destinados a dar efectividad al derecho del beneficia-
necesidades de su relacionamiento sin do, como de deberes inmediatamente destinados a que este no ofenda ese
afectar sus muy particulares característica
s y atribut os. De ahí que un Estado mismo derecho de los demás.
no puede tener derecho a la existencia
antes de existir, porque se trataría de
derecho sin titular; y después un La independencia externa significa que todo Estado puede exigir ser libre
de existir, lo que posee el Estado es el derecho a
conservar su existencia, a defenderla, del control de cualquier otro y en ciertos casos, también del de la Comunidad
a dignificarla, etc., pero no a la mera
existencia que constituye un hecho Internacional tanto en la conducción de sus relaciones internacionales, como
polític o-socio lógico previo. El derecho a exis- en
tir como Estado lo pueden poseer los pueblos el manejo de otros asuntos. Consiste en poseer la libertad necesaria para orien-
, las naciones u otros tipos simila-
res de agrupamientos socio-político, pero tar según se considere conveniente las relaciones internacionales sin injeren-
no los propios Estados que ya lo son y
por ello existen. Por estas razone cias ajenas, el poder decidir por sí y ante sí cuando, cómo, con quién y para qué
s creemo s acertado no incluir este pretendido
derecho en la nómina de los fundamentale ejercer el “jus tratatum”, el “jus legationen” y el derecho de aislarse o integrar
s (37).
una sociedad internacional regional o universal.
c. La independencia y sus corolarios exteri Para mantener su independencia en el ámbito exterior, interrelacionarse
ores
con los demás Estados soberanos y defender este atributo, el Estado indepen-
En el ámbito exterior el atributo de diente debe disponer del “jus tratatum” y del “jus legationem”, a los cuales cabe
la soberanía significa independencia
(38). considerar derechos esenciales de los Estados;
El jus tractactum” y el “jus legationis” son derechos esenciales pero ins-
trumentales que permiten a los Estados soberanos actuar como tales aunque no
(35) De esta
forma se emparentaría la teoría
forman parte de la idea misma de soberanía como ocurre con la igualdad y la
de los derechos fundamentales de
Estados, con los Derechos Fundamenta
les del Ser
los independencia. Si el Estado soberano pierde o renuncia a alguno de estos dos
rechazado, o con una concepción jusnaturalis Human o Individual, posició n que hemos
ta que, en estos aspectos va más allá atributos, es que ha dejado de serlo y ya no será actor de la política internacio
pretación jurídica. de la inter- -
nal ni sujeto del Derecho Internacional; aunque continúe siendo un Estado a
(36) Por ejemplo: derecho municipal de un sistema jurídico de subordinación otros efectos. En cambio el Estado soberano puede continuar siéndolo aún sin
planetaria; sistema jurídico supranaciona l;
a escala
o como dice Ph.JES SUP, 1963, transnacional, etc..
437) Tampoco lo hace la Declaración 2625/XXV,
“de la libre determinación de la que en cambio menciona el principio
los pueblos ...” (Ver más adelante la Sección IV). Muchas de las
cuestiones que los autores estudian bajo (39) Dice C. CALVO, 1880: “La soberanía absoluta forzosamente implica una completa
esta denominación deben ser incluidas en
especial y con las adecuaciones corres otros rubros, en independencia; de donde se desprende para los Estados, en tanto que personas
pondientes, al analizarse el principio de la iguald jurídicas, un primer
chos y libre determinación de los ad de dere- derecho, el de marchar libremente hacia el cumplimiento de su propio destino;
pueblos. y un deber no menos
(38) En el proyect o de la Comisión de imperativo, el de reconocer y respetar los derechos de soberanía e independencia
Derecho Internacional de las Naciones absoluta de los
establece: “...Todo Estado tiene derecho Unidas se demás Estados”. Véase como este significado de la expresión “soberanía e independencia
a la independenci a Y, por ende, a ejercer absoluta”
sus facultades legales, incluso la de elegir librem ente todas no coincide con el contenido de la “soberanía desordenada” sostenida por la doctrina alemana
su forma de gobierno, sin sujeción a la se-
gún otro Estado”. voluntad de nin- guidora de HEGEL y parte de la doctrina soviética de cierta época, sino que, por el contrario
resul-
ta perfectamente coincidente con la idea de “soberanía bajo Derecho Internacional”.
464 HEBER ARKBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 465
ejercer el “jus tractactum” y el “o‘jus legati
onis”, basta ría para ello que su deci-
sión soberana sea la de aislarse de no es admisible la injerencia de los demás Estados ni de la comunidad, salvo en
las relaciones con otros Estados (40).
tercera diferencia más significativa Una la medida en que el Estado se encuentre obligado por normas generales del
a los efecto s de esta clasif icació n, deriva
hecho de que mientras la independen del Derecho Internacional vigente con anterioridad, por disposiciones específicas
cia y la igualdad son derec hos a
estado actual del Derecho Internacio los cua] el emanadas de tratados libremente consentidos, o que se ponga en peligro la paz
nal sólo acced en los Estad os sobera
siendo propios de ellos con exclusión nos, y seguridad internacionales (43).
de toda otra categoría de entes, .
tratatum” y el “us legationen” son el “jus
derec hos de los que neces ariam
Durante mucho tiempo se discutió sí la independencia o soberanía era o
los Estados soberanos, pero de los ente dispone
que también disponen, en algunos no un derecho absoluto, que no admitía ningún otro poder sobre el Estado
forma limitada, los demás sujetos casos en que
del Derecho Internacional (41). lo poseía. Actualmente se acepta unánime y pacificamente que la soberanía de
los Estados se encuentra bajo el Derecho Internacional y regida por este
d. dere-
La independencia y sus corolarios cho (44).
internos
La independencia y la supremacía territorial. Es este un primer co-
Además de las consecuencias expue
stas, el derec ho a la indep endencia, rolario de la independencia, según el cual el Estado, en su territorio, es el único
tiene otros corolarios fundamentale s para concretar el atributo de la legitimado para usar la fuerza y ejercer jurisdicción sobre personas y bienes
los que ocurren en el ámbito inter soberanía,
no de cada Estado (42). (45).
La independencia interna significa
que el ente colec tivo que se concreta El derecho a ejercer la jurisdicción se traduce en el poder del Estado para
jurídicamente en un Estado, posee
la autoridad Suprema para contr someter a sus tribunales a todas las personas y bienes situados en su territorio,
poner de las personas y los bienes olar y dis-
que se encu entr an dentr o de su aplicándoles las leyes que ha dictado al ejercer el derecho de independencia in-
torial y que, para ejercerla puede ámbito terri-
, sin obedecer a nadie ni respo terna; es pues el complemento indispensable para que la independencia exte-
ante sí, darse la organización nder más que
inter na jurídica, política, social y económica rior sea efectiva y eficaz,
mejor le parezca a quienes orientan que
y dirigen su
destino. En consecuencia, todo , La jurisdicción se ejerce sobre todas las personas que se encuentran en el
Estado soberano tiene derecho a darse
libremente una constitución, a organizar territorio, sean estas nacionales o extranjeras, residentes o transeúntes, así
el gobierno, a elegir la forma de garan tizar los derec hos indiv iduales, a legislar, como sobre los bienes propiedad de unos y otros que en él se sitúen. Los diver-
administrar e impartir justicia, etc., en la forma que se estim e más conveniente sos problemas que resultan de la aplicación de este principio serán objeto de
y sin que se inmiscuya directa, ni indirectamente ninguna
individual o colectiva. influencia extranjera
El Estado ejerce sobre los bienes y personas (43) Carta de las Naciones Unidas, art. 2 inc. 7: “Ninguna disposición de esta Carta au-
dentro de su territorio un torizará a las Naciones Unidas a intervenir en los asuntos que son esencialmente de la
Juris ¡cción
interna de los Estados, ni obligará a los miembros a someter dichos asuntos a procedimientos e
arreglo conforme a la presente Carta; pero este principio no se opone a la aplicación e las mo idas
coercitivas prescriptas en el Capítulo VIT”. Ver además, Sección V, Numeral 5 de este Capí: ulo. ,
(44) Como dice FENWICK, 1952,. “Es evidente que los derechos deindependencia in en
IA] na y externa son sometidos a las limitaciones impuestas por el Derecho Internaciona! y que en
estos casos “independencia” significa sólo libertad de control de cualquier otro Estado y no
(40) Actualment iberta
e esta posibi lidad es de muy difícil o imposible concreción con respecto a las restricciones que pesan sobre todos los Estados...”. Así: si el Estado
casos intentados recien fáctica. En los se iga por a
tement e -y en forma parcia l como los de Albania, China y Cuba-- acuerdo bilateral que le impone ciertas obligaciones, respecto a ellas y frente a sus cocontra
llegó a ser tan drástica como nunca an es
para prescindir del “jus tratat pierde su independencia para actuar pues ya la usó comprometiéndose
total; pero nada um” y del “jus legati onen” a adoptar una conducta
impide que se actúe de esta forma, tal como ocurrió en otras épocas
en forma
determinada. Otro tanto ocurre por el mero hecho de pertenecer el Estado a un sistema que pone o
Estados de Oriente, como el caso
de Japón y China en los siglos con algunos vigor entre sus sujetos un orden jurídico que regula las relaciones entre los
(41) anteriores. emos confirion >
Y, parcialmente, en algunos casos, derechos y estableciendo obligaciones de fuente consuetudinaria. De ahí que el
un Estado federal, como es el tambi én dispon en de ellos Estados miembros de derecho pa in e
caso de los lands alemanes, los pendencia está reconocido pero también sometido al Derecho Internacional Hay
gentinas. Ver S, BENADAVA, cantones suizos y las provincias sí o 0° e
1993. ar- la jurisdicción doméstica o interna que comprende una serie de asuntos cuya decisión inal
(42) La soberanía se ha definido como es
la sujeción directa a las reglas sometida exclusivamente al Estado donde se produce el caso y en los cuales este Estado eo
del Derecho Inter- ea
jurisdicción en forma absoluta, sin estar reglada por a Derecho Internacional general, ni admitir
1 i os demás Estados, ni de la comunidad.
e E en la Declaración 2625/XXV, ni en el art. 2 de la Carta de la ONU, hay peforen-
cias directas a este corolario. La Carta de la OEA lo menciona en su art. 15 que continúa la crm a
del art. 9 del Tratado de Montevideo de 1933 y dice: “La jurisdicción de los Estados en los ímites
de ejercer la Qutoridad suprema
sobre todas las personas y las
cosas que están dentro de su del territorio nacional se ejerce igualmente sobre todos los habitantes, sean nacionales o extranjeros”
rio, la soberanía es supremacía territo-
territorial ( “dominium”). En Por su parte el proyecto de la Comisión de Derecho Internacional
do de ejercer autoridad supre cuanto compr ende el poder de un Esta- de Naciones Unidas propon :
ma sobre sus ciudadanos, inter “Todo Estado tiene derecho a ejercer jurisdicción sobre su territorio y sobre todas las personas
es supremacia personal namente y en el extranjero, la y os
( “imperium”). soberanía cosas que en él se encuentren, sin perjuicio de las inmunidades reconocidas por el Derecho Intern
cional”.
+00 ALBER AKRBUEL-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERE
CHO INTERNACIONAL...
467
estudios en otras partes de este
curso (cuando se trata los prob lemas de nacio-
nalidad y extranjería, del estat sido proscriptos por el Derecho Internacio
uto diplomático, de la inmunida nal de los últimos tiempos que reco-
d de Jurisdicción
noce el derecho a la seguridad y lo respa
lda en la idea de seguridad colectiva
(48).
Independencia e integridad territ
orial. Para mantener la existencia
de un Estado y conservar su perso
nalidad colect iva, resulta impre scind
preservar su integridad territorial. ible
La inviolabilidad territorial resulta
consecuencia inmediata de la existencia una
del Estado y de la igualdad soberana
de todos. En la Declaración 2625/XXV,
el literal d de los que explicitan el sexto
principio establece: “La integridad territ
recho Internacional (persona orial y la independencia política del
lidades de alto rango, agentes Estado, son inviolables” (49).
diplomáticos, etc.),
Independencia y segurida
d. Reconocer el dere cho a la seguridad signi- Los más importantes avances del Derec
fica brindar a la Población ho Internacional posterior al sis-
y al gobierno de un Estado tema clásico han girado
con el deber de obtenerla, pues, la posibilidad de cumplir alrede dor de este corola rio del Principio de la indepen-
como señala P. Prad ier Fode re, 1922, las socie- dencia. Vattel, 1758, sostenía que los
dades políticas son la salvagua Estad os podían hacer todo lo necesario
rda del porvenir de las gene para su autoconservación. En aquel estado
continuarán las tradiciones raciones futuras que del Derecho Internacional, como ex-
de la patria; para las generaci presaba Fenwick, 1952, “...de
tituye un deber garantizar ones presentes cons- sde el punto de vista práctico, la existencia conti-
a las que vendrán desp ués, nuada de un Estado, o por lo menos la prolo
todo lo que les legaran las el mantenimiento de ngación de la integridad de su terri-
generaciones anteriores: los torio, dependía de su propia capacidad
integridad del territorio en lazos que las unen, la para protegerse dentro de la comunidad
el cual se desa rrol lan y la unid de Estados independientes, algunos
tes que comprenden lo que se ad de todas las par- de los cuales estaban siempre dispuestos a
llama el país, la patria, la nació solucionar sus controversias con otros países
n, el Estado. mediante el empleo de las armas y
, Para ello, el Estado, desde a conservar bajo el pretexto del derecho
que existe como tal debe tener la posibilidad
de organizar las defensas econ de conquista todo lo obtenido como
ómicas, políticas, sociales, resultado de la prueba de la guerra...”.”
aseguren el mantenimiento militares, etc., que le
de su identidad. Por lo tanto En un primer período, no existiendo una
,
: tiene el derecho de organización destinada a la mu-
tua protección, cada Estado protegía su
integridad territorial acrecentando su
ecuación de poder y actuando según su albedr ío, conveniencia y posibilidades.
En estas condiciones sólo resultaba efect
ivamente protegido el derecho de las
grandes potencias, en tanto que la integr idad de los pequeños países “...tenían
muchas veces un carácter precario, o sólo
representaban una ficción legal” (50).
armamentos, la desnueleariz
ación, etc.; puede acor dar
relaciones comerciales y amis la inte nsificación de las
tosas; celebrar acuerdos de que restringían para algunos países el
ejercicio de sus derecho
etc.. seguridad colectiva, riales o de zonas de influencia para asegurar s fundamentales; los repartos territo-
cierto tipo de equilibrio; la posibilidad de actuar
ficándose por el estado de necesidad; la justi-
intervención; el forzami ento a la apertur
(48) a de puertos, etc.
No obstante abundan los casos en que,
como en el pasado, los Estados se respald
en una mejor situación en la ecuación an
de poder para impone r sus
pio de-autotutela, lo que le de fuerza no están legitimados por el
puntos de vistas; pero estos actos
dio una amplitud y discreci derecho que los condena y sanciona; aunque
a justificar los desbordes de onal idad ta] que condujo na y sanción no se hagan efectivos. a veces la conde-
las grandes potencias (47).
Estos desbordes han (49) Elart. 2 inc. 4 de la Carta de la ONU, recoge este corolario implícitamente y expre-
A samente lo hace el art, 20 de la Carta de la
OEA diciendo: “El territorio de un Estado es
xv inviolable;
(46) Ver al respecto, en esta obra.
tomo II, Capítulos XIII a XVI
y Tomo HI, Capítulo
(47) rán las adquisiciones territoriales o las
Sobre esta base las grandes ventajas especiales que se obtengan por
potencias, para solucion quier otro medio de coacción.” El art. 22 la fuerza o por cual-
fuerza, dejando de lado la justi ar sus problemas, recurría complementa esta
cia y desconociendo el dere cho
n a la
de acuerdo
disposición diciendo: “Las medidas que,
existencia— de las potencias a la segu rida d cuan do no a la misma con los tratados vigentes , se adopten para el mantenimiento de la paz y la segurid
menores. Se procuraba así el constituyen violación de los principios enuncia ad, no
favorecía la situación de privi mantenimiento de un “statu dos en los arts. 18 y 20”.
legio de las potencias mayo quo” que La orientación del art. 20
países. Considerando legítimo res, trab ando el desar rollo de los pequeños también es recogida en forma de deber
por
respaldar la seguridad en la el Proyect o de la Comisión de Derecho
autotutela, las grandes pote “Todo Estado tiene el deber de abstenerse Internacional:
ncias pro- de reconocer las adquisiciones territoriales
efectuadas por
otro Estado en contravención del art. 9”.
impedir por cualquier medio (50) Prueba de ello resultan los tres repartos de Polonia entre 1772
el engrandecimiento de y 1795, la expansión
peligro la seguridad del que un Estad o “que pudiera en el futuro poner territorial de los Estados Unidos a partir de
tomaba la medida”; el estab en la doctrina del destino manifiesto, las anexion
lecimiento de servidumbres Hannover y Sajonia a Prusia, la ocupaci
es de
internacionales ón de Corea por Japón, la colonización
fico, el asentamiento europeo en el Extremo Oriente, de Africa y el Pací-
ete.
468 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 469
Mientras el recurso a la fuerza se aceptó como una medida legítima de
los Estados, diversos textos se ocupan de la inviolabilidad territorial. El art. 20
autoprotección, la integridad territorial de los Estados en los hechos no resultó
de la Carta de la OEA lo hace diciendo: “El territorio de un Estado es inviolable; no
jurídicamente protegida. Recién con el establecimiento de los sistemas de segu-
puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por
ridad colectiva, con la proscripción del recurso a la fuerza, con la clara
determi- otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera que fuera el motivo, aún de ma-
nación del alcance de la legítima defensa (51) y con la aceptación de que la con- nera temporal. No se reconocerán las adquisiciones territoriales o las ventajas es-
quista no da derechos, la organización internacional protegerá efectivame
nte peciales que se obtengan por la fuerza o por cualquier otro medio de coacción”.
desde el punto de vista jurídico y material la integridad territorial
de todos los El art. 22 complementa esta disposición diciendo: “Las medidas que, de
Estados.
acuerdo con los tratados vigentes, se adopten para el mantenimiento de la paz
Para el amparo de la integridad territorial se prohíbe toda ocupación de y la seguridad, no constituyen violación de los principios enunciados en los arts.
un Estado en el territorio de otro. La prohibición es de la máxima
amplitud, 18 y 20”.
pues se refiere a ocupación militar o al uso de la fuerza de cualquier naturale- En amparo de la integridad territorial el art. 20 prohíbe toda ocupación
za, realizado directa o indirectamente, (comprendiendo así las acciones
de civi- hecha por un Estado en el territorio de otro. La prohibición es de la máxima
les propiciadas por un Estado), sean temporales o permanent es y cualquiera amplitud, pues se refiere a ocupación militar o al uso de la fuerza de cualquier
sea su motivo. Quedan fuera de la prohibició n las acciones emprendid as por las naturaleza, realizado directa o indirectamente (comprendiendo así las acciones
Organizaciones Internacionales con cometidos de garantizar
la seguridad colec- de grupos de insurgentes civiles propiciadas por el Estado), sean temporales o
tiva y de naturaleza preventiva o coercitiva.
permanentes y cualquiera sea su motivo. Al hablar de ocupación u otras medi-
Entra en el marco de este corolario la interdicción del uso o de la amena-
das de fuerza “tomadas por otro Estado”, el primer párrafo del artículo deja
za del uso de la fuerza “...contra la integridad territorial o...”, el que
por razones fuera de la prohibición a las acciones emprendidas por las Organizaciones In-
didácticas estudiarem os en la Sección III; y también se recoge en la doctrina ternacionales con cometidos en materia de conservación de la seguridad colecti-
Alberdi, sosteniendo la ilegitimidad de las ventajas obtenidas por la fuerza (la va y de naturaleza preventiva o coercitiva, interpretación que resulta confir-
conquista no da derechos), lo que alcanza a las Organizaciones Internacio
nales, mada por lo dispuesto en el art, 22.
ya que los actos de fuerza no confieren derecho ni aún a favor de éstas, ni si- El último párrafo del art. 20 recoge la doctrina Alberdi, sosteniendo la
quiera para mantener la paz y la seguridad. También significa
una aplicación ilegitimidad de las ventajas obtenidas por la fuerza (la conquista no da dere-
parcial de la doctrina Stimson sobre no reconocimiento de las
situaciones sur- chos). Aunque el art. 22 al establecer la excepción a favor de las medidas adop-
gidas en violación del Derecho Internacional (52).
tada para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, se refiere
La independencia y la inviolabi lidad territorial . Para salvaguardar globalmente al art. 20, debe entenderse que, respecto al último inciso de éste no
la integridad territorial que constituye uno de los soportes
de la soberanía de corresponde la excepción, porque sería contrario a los propios fundamentos del
art. 22 y a los principios de la Carta (art. 3 lit. e), por lo cual puede afirmarse
(51) En ocasión de la excursión punitiva de
que los actos de fuerza no confieren derecho ni aún en favor de las Organiza-
EE.UU., Gran Bretaña, España y otros so-
cios menores contra Irak, parecerían querer reeditarse
antiguos estilos de avasallamiento. La ciones Internacionales, ni para mantener la paz y la seguridad.
llamada “doctrina Busch de legítima defensa preventiva”, idea que ya fuera manejada en
giiedad desde las Guerra Púnicas, pretende justificar el primer la anti- La orientación del art. 20 también es recogida por el Proyecto de la Comi-
golpe a partir de presunciones. La
doctrina es absolutamente insostenible desde el punto sión de Derecho Internacional, pero en forma de deber, en el art. 11: “Todo Es-
de vista jurídico. Puede haber legítima de-
fensa después de desencadenado el ataque armado del
contrario, este hecho real debe ser siempre tado tiene el deber de abstenerse de reconocer las adquisiciones territoriales
anterior, aunque pueda diferirse en cuanto a las caracterist
icas y la intensidad del mismo, y la efectuadas por otro Estado en contravención del art. 9”.
defensa mantendrá la legitimidad mientras el sistema de seguridad
colectiva no asegure la integri- Este art. 9 recoge la prohibición de recurrir a la amenaza o al uso de la
dad de la victima respaldando su defensa. Puede haber
defensa preventiva si, evaluada política-
mente la situación y los riesgos se decide que se obtienen
ventajas atacando pese a los peligros de fuerza, constituyendo también una concreción de la doctrina Alberdi y una apli-
las consecuencias negativas de violar el derecho. No cación parcial de la doctrina Stimson sobre no reconocimiento de las situaciones
puede haber legítima defensa preventiva,
porque si se previene se están consideran do posibles
cho sólo evalúa
intenciones y no hechos consumados y el dere- surgidas en violación del Derecho Internacional.
y regula conductas exterioriza das y no supuestam ente deseadas. El derecho puede
dictar reglas para reglar conductas exteriores con el objeto
de prevenir ciertas consecuenc La independencia y el derecho al desarrollo de la personalidad.
ias (regu-
lación de conductas peligrosas), pero no puede pretender reglar En la Declaración 2625/XXV, el literal c de los que explicitan el sexto principio
supuestas conductas para prevenir
hechos que no han ocurrido, ni se han manifestado objetivame
preventiva por razones filosóficas, religiosas, sociológica
nte. Podrá explicarse la defensa establece: “Cada Estado tiene el deber de respetar la personalidad de los demás
s o de conveniencia política (aunque enten-
demos que no corresponde hacerlo), pero nunca podrá Estados” (53) y el literal e dice: “La integridad territorial y la independencia
decirse que está justificada por legitimación
dada la propia naturaleza y objeto de los sistemas
jurídicos de derecho positivo. política del Estado son inviolables”.
(52) Por razones didácticas estos institutos se estudian
al analizarse la regulación del
uso de la fuerza y el Derecho Internacional Humanitar
io, así como al considerarse la conquista
como forma de adquisición de territorios. (53) El derecho al desarrollo de la personalidad se encuentra previsto en el art. 16 de la
Carta de la OEA, que lo enuncia y señala sus límites: “Cada Estado tiene el derecho a desenvolver
470 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERN
ACIONAL... 471
La existencia del Estado que ampar a el derech o, está calificada y consiste
en.el mantenimiento de una person Estas prohibiciones alcanzan solamente la acción
alidad digna, próspera y organizada de gubernamental y la
acuerdo a los intereses y a las convicciones promoción directa o indirecta de estas activid ades
libremente determinadas por la o la omisión de la represión
colectividad política que consti de la acción no gubernamental que llegue a violar disposi
tuye el Estado , comprendiendo los derechos a la ciones penales.
dignidad moral, al desarro llo cultura l, a También se dan otros corolarios a este principio. El más
la prosperidad material y al desenvol- importante es el
vimiento político de las instituciones estatal deber de no intervención, del cual se despre
es. nden los deberes de no ejercer coac-
Los Estados deben ser tratad ción ni usar la fuerza contra otros Estados. Estos
os por los demás con la debida consideración deberes se estudian más ade-
por su decoro. Pueden exigir: que se les lante (55).
rindan —lo mismo que a sus represen-
tantes— los honores que les corresponden
según las reglas del ceremonial públi-
co, de Estado y diplomático; que se respet e. La igualdad y sus corolarios
e a sus nacion ales y a sus bienes en el
extranjero (protección diplomática); y
que se consideren y tengan en cuenta
tradiciones, costumbres y sus También la idea de igualdad
concep ciones cultura les, filosóf icas y tiene import antes consecuencias o corola-
con desconsideración de estos aspectos religiosas. Obrar rios. Primeramente para que los Estados contrai
puede constituir un insulto que permit gan una obligación es necesario
exigir satisfacciones o autorice a ciertas a un acto de voluntad suya aceptándola, solución
manifestaciones de disgusto. La res- que recogen los Convenios de
puesta a la ofensa debe tener el mismo Viena sobre Tratados de 1969 y 1986.
caráct er de ésta y se traducirá en pedi-
dos de disculp as, desagr avios, enfria miento En segundo lugar, considerando iguales a los Estados
o rompimiento de las relaciones , ninguno puede
diplomáticas, consulares o comerciales, ejercer actos de jurisdi cción o de
etc.(54). imperio con respect o a otro: “par in parem non
Los Estados también poseen el derech habet imperium”. Un Estado puede ser actor ante los
o a no verse obstaculizados en el tribuna les de otro, pero
desarrollo de su prosperidad material por lo regular no puede ser demandado a menos que
y de su perfil cultura l. En consec uencia se someta voluntariamen-
deben ser respetados cuando procuran , te a la jurisdicción del tribuna
el aumento de la riqueza nacional, l en cuestió n. Estos asuntos se estudiarán espe-
desarrollo de su producción y tecnología, el cialmente al considerarse la inmunidad de jurisdi
el incremento del intercambio comer- cción de los Estados en el
cial y la afirmación de sus valores y Tomo II, Capítulo XV.
tradiciones.
: Según señala la doctrina estaría contra En tercer lugar se concluy e que los tribuna les de un
el libre desarrollo cultural: “la Estado no pueden,
acción de la propaganda canali zada por regla general, cuestionar la validez o la legalid
por directi vas foráneas que responden a las ad de los actos oficiales de
orientaciones de otros Estados...”; otro Estado con respecto a sus nacionales o a person
el sistem ático menosprecio de los valores as y bienes que están de-
nacionales; las interferencias que impida ntro de su territorio. Es lo que en el derecho angloa
n la expresión de las manifestaciones merica no se llama “doctrina
culturales autóctonos; etc. Atenta rían de los actos de Estado”. La aplicación de este corolar
contra el libre desarrollo político el fo- io se ha dado principal-
mentar o promover dentro de otro Estado mente en proble mas derivad os de naciona lizacio nes
actos de terrorismo, sabotaje, huel- o confisc aciones dispuestas
gas, movimientos subversivos, etc. Atenta por un nuevo gobierno en un país donde se ha produci
rían contra el libre desarrollo econó- do un cambio revolucio-
mico: las inversiones leoninas y las nario que significa no sólo la suplantación del elenco
accion es fraudu lentas de empres as gubern amental, sino tam-
radas por Estados extranjeros; el enclav ampa- bién un cambio político ,
ar a un Estado cerrando las salidas económ ico y social total. Despué s de 1917, en la URSS
su comercio; el boicot a la a muchos importantes bienes de propiedad privada pasaro
produc ción de un país; el impedirle el intercambio n por nacionalización a
comercial con terceros o el forzar el comerc ser propie dad del Estado; poster iormen te muchos de
io a quien desea mantener cerrados esos bienes o de sus pro-
sus puertos, etc. ductos fueron exportados al extranj ero y entonce s, sus anterio res propietarios,
reclamaron ante los tribunales de los países a los que llegaro n tales bienes,
sosteniendo que el acto por el cual habían sido desapo derado s era ilegítimo y
que, por lo tanto, podían reivindicarlos . Aunque el proble
libre y espontáneamente su vida cultura ma a menudo se com-
l, polític a y económ ica. En este libre plicó por la falta de recono cimien to del gobiern o soviétic
Estado respetará los derechos de la person desenv olvimiento el o, en todos los casos se
a humana y los principios de la moral admitió que no era posible
límites señalados en la parte final
del
universal”. Los descon ocer la validez de las nacionalizaciones de
art. 16 a estos derecho s del
con el art. 6 del proyecto de la comisión Estado, concuerdan parcialmente bienes ubicados dentro del territorio soviético, dictada
de Derecho Internacional que dice: “Todo s por el gobierno de ese
deber de tratar a las personas Estado tiene el país; solución que
sujetas a su jurisdi cción con el respeto debido a los derechos humanos fue admiti da por los tribuna les frances es, inglese s, nortea-
y a las libertades fundamentales de todos,
sin hacer distinción por
motivos mericanos, etc.. Más recientemente, las nacionalizaciones cubana
religión”. La Carta de las Naciones
Unidas no se refiere a este corolar
de raza, sexo, idioma o s han puesto a
io, prueba la vigenci a del princip io, sobre todo en los tribuna
(54) Sólo podrán pedirse reparaciones cuando
la ofensa
les estadounidenses.
nes de carácter material (por
también haya tenido repercusio- Pese a algunos fallos contrarios dictados en algunos
ej. si se ejerce la protección diplomática ante nacionales ilegales tribunales inferiores, la
agresiones físicas en defensa del “honor ). Las
naciona)” y que no respon den a un ataque también físico,
deben considerarse ilícitas pues por lo
general sólo han constituido un pretext
indebidas de las potencias mayore o para intervenciones
s,
(55) Ver en este Capítulo la Sección V.
HEBER ARBUEIL-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL...
473
Suprema Corte Federal lo mantuvo en el
caso del Banco Nacional de Cuba c/
Sabbatino, 1964 (56). cia de que en este la obligación es de la Organización y sus miembros
y en 1970
Esta última decisión es importante se entendió que por entonces ya se trataba de una obligació n del Derecho
porqu e frecu entem ente se ha señala-
inter-
do que una de las excepciones a este nacional Público general de fuente consuetudinaria y carácter universal
corolario la constituye el caso de que .
trate de medidas contrarias al se La obligación fundamental de la Carta está
Derec ho Internacional. Por ej., Oppenheim- contenid a en el artículo 2,
Lauterpacht, 1961, señalan que parágrafo 4, que prohíbe la amenaza o el uso
no había obligación de reconocer medidas dis- de la fuerza en las relaciones in-
criminatorias y, por lo tanto, inter ternacionales. Esta es la norma básica del Derecho
nacionalmente ilegítimas tales como Internac ional contemporá-
confiscación sin compensación de una neo y la piedra angular de las relaciones pacíficas entre los
“las propi edade s de todos los ciuda Estados.
Reino Unido de confesión protestant danos del
e” existentes en un Estado extranjero Hace nada más que seis décadas el empleo de la fuerza
(caso por los Estados
era lícito: la fuerza armada era descripta como un recurso de última instancia
que los Estados podían utilizar a su discreció n como medio
ternacional, no hay razón para de solucionar con-
que tengan la misma limitación con troversias o para alcanzar otros fines en apoyo de su diplomaci
las leyes de un tercer Estado contr respecto a a. Los Estados
arias al Derecho Internacional. podían hacerse o declararse la guerra, en la frase de Hall, por
una buena razón,
Otro aspecto en el que ha jugado por una mala razón o sin razón alguna. La Conferencia de
esta doctr ina ha sido en el de la negati- la Paz de La Haya
va a admitir demandas reparatori de 1907 estuvo basada en un pleno reconoci
as contra Estados extranjeros por miento del “us ad bellum” y los
causados por actos de esos gobie .
perjuicios principales esfuerzos de los participantes estaban
rnos. Inclu so el princ
.
ipio se admit
- dirigidos a obtener acuerdos
de un nacional norteamericano que ió en el caso que regulara
había sido deten n las operacio nes de las fuerzas armadas y mitigara n los males de
lución venezolana que posterio ido por el Jefe de una revo-
rmente llegó al gobierno (caso la guerra. Las Leyes de la guerra constituían hasta los años
Hunderhill e/ veinte de este siglo
Hernández, EE.UU. 1897) (57). la parte más importante del Derecho Internacional (1).
A lo largo de un proceso que comenzó después de la Primera
Guerra
Mundial y culminó con la Carta de las Naciones Unidas, se
Sección III ha producid o una
transformación radical en el estatuto jurídico de la fuerza armada
en el Dere-
Prohibición del uso o amenaza cho Internacional. El Pacto de la Liga de las Naciones introdujo limitacio
de la fuerza nes
parciales en el derecho de los Estados de “recurrir a la guerra” y las partes del
tratado Briand-Kellogg condenaron “el recurso de la guerra para
la solución de
1. Introducción las controversias internacionales” y renunciaron a ella “como
instrumento de
política nacional, en sus mutuas relaciones”.
- (**) La Resolución 2625/XXV Sin embargo, como estos instrumentos sólo prohibía n el recurso
proclama sole mnem ente en prime a la gue-
se
El Principio de que los Estados,
:
r lugar rra, se sostuvo en el período entre las dos
en sus relaciones internacionales, guerras mundiale s que las medidas
se absten- coercitivas que no alcanzaran a configura r un estado de guerra, aun si asumie-
ran graves proporciones, eran lícitas siempre que los participa
ntes declinaran
la intención de instituir formalmente el estado de guerra entre
ellos.
La Carta de las Naciones Unidas colmó las fisuras creadas por esta in-
terpretación legalista del término “guerra”, descartando el empleo
de esta pala-
(56) En este caso una partid a de azúcar originariamente propiedad de bra y estableciendo en una fórmula amplia que:
bana fue tomada por el gobier una compañía cu-
no de Cuba cuando nacionalizó
sido vendida a otra compañía dicha compañía, pese a que ya
estadounidense (Farr, Whitl había
cubano como la compañía anteriorme ock € Co. Nueva York). Tanto
nte propietaria el gobierno
La Suprema Corte entendió, recla maron el pago a Farr, Whitelock € Co..
coincidiendo en ello con la
Subsecretario de Justicia, que cabía opinió n de su Fiscal General Adjunto o
mantener la doctri na de los actos
estadounidenses, se dijo, no puede de Estado. Los tribunales
n cuestionar la valide z confo rme (1) (**) Debe pensarse que si bien la descripta fue la realidad de las relaciones
expropiaciones de un gobierno extran al Derec ho Internacional de las interna-
jero de la propiedad de extranjeros cionales de esa época, el encuadre jurídico, tampoco entonces, legitimaba
admitió a la vez que el gobierno dentro de su territorio. Y el uso de la fuerza en
de Cuba tenía derech o a deman dar cualquier circunstancia. Como es natural, en derecho, instrumento del
para el cobro del precio del azúcar sobre los tribunales de EE.UU orden, no puede autorizar el
que había expropiado. uso indiscriminado de la fuerza que sería un factor de desorden.
. (57) Un último desarrollo El Derecho Internacional clásico
del princi pio de la Igual a sólo autorizaba el uso de la fuerza “con una justa causa”, para defender
obligación en el literal f de la Resolu dad Soberana, se concreta en forma de un derecho o enfrentar un
ción 2625/XXV que dice: “Cada ataque ilegítimo. Como se carecía de un sistema orgánico de seguridad
plir plenamente y de buena fe Estado tiene el deber de cum- colectiva, la actualización de
sus obligaciones internacionales esta autorización limitada quedaba exclusivamente en manos
Estados”. Este Principio está íntim y de vivir en paz con los demás de cada Estado. En este marco insti-
amente ligado con otros (el de tucional (no jurídico) era muy difícil evitar los abusos si una Potencia,
la Buena Fe, el del No Uso de con ventajas en la ecuación
la de fuerza dentro de la ecuación de poder de los Estados, sostenía
que usaba la fuerza en defensa de
un derecho o para castigar una ofensa que no existían.
EVO MLN N LL UL AN LUOHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERN
ACIONAL... 475
“Los miembros de la Organización,
en sus relaciones internacionales, se
abstendrán de recurrir a la amenaza principios y la adopción de métodos, que no se usará
o al uso de la fuerza contra la integridad la fuerza armada sino en
territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualq servicio del interés
común”. El principio fundamental
uier otra aludido en esta frase es el
forma incompatible con los propósitos de contenido en el artículo 2, parágrafo 4, de la Carta, y los
las Naciones Unidas”. métodos adoptados
Según esta disposición, todos los para asegurar el logro de esas finalidades son aquellos
Estad os, Miemb ros o no Miembros de indicados en los artícu-
las Naciones Unidas, quedan prote los 42 a 47 de la Carta, disposic iones que se refieren
gidos por esta decla ració n de ilega todas a la fuerza armada.
guerra. Recíprocamente, en base lidad de la La conclusión a extraer del contexto
al principio de indivisibi lidad de estas disposi ciones de la Carta es que la
consagra la Carta, en particular de la paz que fuerza cuyo uso o amenaza se prohíbe a todo Estado
en el parág rafo 6 del artícu lo 2, todos Miembro , al igual que la
dos, aun no Miembros, hán de los Esta- fuerza que la Organiz
cumplir con la misma obligación. ación está faculta da a emplear , es la fuerza armada y
veinticinco años de aplicación del Después de nada más. Entre las disposiciones referida
princi pio, tanto a Miem bros como s, el artículo 44 demuestra que los
bros, la Asamblea Genera] reconoció, a no Miem- autores de la Carta
en 1970, que esta no califica ron en todos los casos el sustantivo “fuerza” con
do a ser una regla general de derec prohi bició n había llega-
ho consuetudinario que obliga el adjetivo «armada», aun en ciertos casos en que ha
a todos los sido obvia la intención de
Estados. los redactores de dar a la palabra fuerza ese signific ado.
La reiteración de este principio Esta interpretación es confirmada por los trabajos
en la Resol ución 2625 /XXV tiene, ade- prepara torios de la
más, la significación de confirmar Carta. En la Confere ncia de San Francis co
que esta oblig ación funda menta una enmien da de Brasil a fin de
pleno vigor, a pesar de las defici l sigue en incluir en el artículo 2, parágrafo 4, una referencia a “la
encias y dificultades que ha sufrid amenaza o el uso de
o en su fun- medidas económicas” no fue aceptada.
La cuestión de si la palabra “fuerza” en el artículo 2, parágra
fo 4, abarca
también la presión económi ca o política fue uno de los temas más debatidos en
el Comité Especial que redactó la Resolución 2625/XX V. La tesis de que el artí-
culo 2, parágra fo 4, se refiere únicame nte al uso o amenaz a de fuerza armada
fue la que finalmente prevaleció. No se adoptaron las propues
tas que incluían
la presión económica y política en la noción de “fuerza”; en
revancha, esas for-
mas de presión se consideraron como infracciones al principi
o de no interven-
ción (ver infra Sección V).
4. Interpretaciones del artículo 2, parágrafo 4, de la Carta
fe cuando existe una disputa de A pesar de una redacción evidentemente superior y más
fronteras, o un despliegue por amplia que la
de guerra cerca de las costas de medio de barcos
otro Estado. Una movil del Pacto de la Liga o el Tratado Briand-K ellogg, el parágraf
también constituir una amenaza ización general puede o 4 del artículo 2
de fuerza, en el conte no ha escapado a algunas interpretaciones equivoca das por
versia. Por otro lado, una inten xto de una grave contro- parte de autores
sific ación en la adquisición de arma interesados en preservar algo de la discreción en el uso de
constituye necesariamente y en mentos no la fuerza que antes
sí misma una amenaza de fuerza. tenían los Estados poderosos para alcanzar sus propios objetivos .
La frase “contra la integridad territorial o la independencia
política de
3. Significado de la palabra “fuer cualquier Estado” ha sido interpretada como significando
za” que un elemento de
intención o la producci ón de cierto resultado es parte de la prohibic ión: en otras
] El contexto y la historia de la Carta palabras, que el uso o amenaza de fuerza únicame nte viola
demuestr an que lo la Carta cuando
cir por medio de la palabra “fuer que se quiere de- tiene la intenció n o el efecto de
za” en el artículo 2, parágrafo menosca bar en forma permane nte la integridad
armada, y no otras formas de 4, es la fuerza territorial o la independencia política
presión econ ómic a del Estado víctima. Según esta tesis, el
o política, a meno s que confi- empleo de la fuerza por un Estado contra otro no constitu
guren,.en las circunstancias de ye una transgresión
un caso dado, una amenaza de fuerz
a. del artículo 2, parágrafo 4, si el Estado que ha recurrido a la fuerza
Esta conclusión emerge del séptimo no tiene la
parágrafo preambular de la Carta, intención de permanecer u ocupar el territori
que indica como uno de los medio o del otro Estado o suprimir su
s de alcan zar las final idade s estab indepen
los pueblos de las Naciones Unida lecidas por dencia política, sino que se limita a emplear la fuerza de manera tran-
s, el de “asegurar, mediante la sitoria y con una finalidad limitada,
aceptación de como, por ejemplo, para proteger en forma
A temporaria a sus nacionales o sus propiedades en el extranje
(2)
ro.
“Caso del Canal de Corfú”,
LC.J. Reports, 1949, p.35.
476 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 477
Así, por ejemplo, el profesor Bowett
(op.ci t. 149) sostie ne: “Cuan do las
circunstancias justifican el desembarco como medio de resolver controversias internacionales, incluso las controversias
de tropas a fin de proteger la vida y
bienes de nacionales, este uso de la los territoriales y los problemas relativos a las fronteras de los Estados” (3).
fuerza , si se limita a los reque rimie
la defensa propia, nunca ntos de La inviolabilidad de las fronteras, y la consiguiente prohibición de enviar
estará dirigido a comprometer la integridad territ
o la independencia política del Estad orial
o territorial”, fuerzas armadas a través de ellas, fue enunciada como una obligación de carác-
Este autor indica que esta interpreta ter objetivo, independiente de toda cuestión de intención o de resultado
ción fue avanz ada por el agent (4).
Reino Unido, Sir Erick Beckett, e del Las palabras finales del artículo 2, parágrafo 4, “o en cualquier otra
al sostener ante la Corte en el caso for-
de Corfú que una operación de barri del Canal ma incompatible con los propósitos
do de minas ejecu tadas por el Reino Unido de las Naciones Unidas”, también han sido
en aguas territoriales albanesas interpretadas como imponiendo una calificación adicional de
no era contraria al artículo 2, parág la prohibición.
la Carta. rafo 4, de
Stone, op.cit., 43, por ejemplo, ha escrito que lo que la Carta “prohíbe no es el
El agente del Reino Unido dijo: uso de la fuerza como tal, sino el empleo de la fuerza contra la integridad
“Pero nuestra acción del 12-15 terri-
viembre no amenazó ni la integridad de no- torial o la independencia política de cualquier Estado o en cualquier
territ orial ni la indep enden cia policita de otra forma
Albania. Albania no sufrió por ello incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”. Esta
ni pérdida territorial ni de parte algun frase final ha
su independencia política” (1.C.J.Rep a de sido interpretada, pues, como proporcionando un válvula de escape,
orts 1949, II, 296). o fisura,
La Corte, sin embargo, cuando se utiliza la fuerza por un Estado invocando la protección de
recha zó la argum entac ión los dere-
Unido en apoyo de la legitimidad invoc ada por el Reino chos humanos o el principio de libre-determinación, ambos propósitos
de la operación de barrido de minas de las
. Naciones Unidas mencionados en el artículo 1, parágrafos 2 y 3.
La Corte se expresó en estos térmi
nos: “Debe , sin embar go, para asegu
rar la integridad del Derecho Inter - El contexto de la Carta muestra, sin embargo, que en el terreno de
nacional del que ella es la se-
tar la violac órgan o, hacer cons- guridad internacional, y con respecto al
ión de la sober anía de Albania por la acción de la Marina uso de la fuerza, todos los demás pro-
británica” (1.C.J.Reports, 1949, de Guerra pósitos de las Naciones Unidas deben subordinarse al propósito
35). dominante
“2 Si bien la Corte no se refirió al artícu fijado en el artículo 1, parágrafo 1, que es “mantener la paz y la
seguridad in-
lo 2, parág rafo 4, ni a la inter preta ternacionales”. Como ha dicho la Corte, “el lugar primario asignado a la paz
ción de esta norma por el agente del - y
Reino Unido, rechazó expre samen te la seguridad internacionales es natural, ya que el cumplimiento
pretensión de calificar la operación de los demás
como un medio de auto- prote cción propósitos depende del logro
fensa propia. Es evidente, por lo o de de- de esa condición básica” (5). En consecuencia , todo
tanto, que la Corte no aceptó la uso de la fuerza, salvo en legítima defensa, es incompatible con el
de que no existió violación de la tesis británica propósito
sober anía territ orial de Alban ia fundamental de las Naciones Unidas y por lo tanto prohibido por
netración en las aguas territoriale porque la pe- el artículo 2,
s albanesas se hizo con una final parágrafo 4.
da o tuvo carácter temporario. idad limita-
Lejos de aceptar este argumento, Los trabajos preparatorios de la Carta confirman que todas esas
la Corte declaró que frases
independientes, el respeto a la “entre los Estados no estaban destinadas a tener efecto restrictivo sobre la prohibición,
soberanía territorial es una de sino, por el
las bases esencia- contrario, se propusieron en San Francisco por un grupo de Estados medianos y
mente enérgicos, que: “La Corte pequeños interesados en reforzar la interdicción y asegurar que no
no pued e existieran
admit ir seme jant e sist ema de defen- fisuras que permitieran el empleo de la fuerza (6).
sa. El pretendido derecho de
intervención no pued e ser cons
sino como la manifestación de ider ado por ella Es interesante notar que en las deliberaciones del Comité especial que
una política de fuerza, polít ica
ha dado lugar a los más graves que, en el pasado, redactó la Declaración adoptada por la Resolución 2625/XXV, no se planteó por
abusos y que no Podrí a, cual esqu
las deficiencias presentes de iera que sean los juristas que representaban a los distintos Gobiernos la tesis de ciertos auto-
la Organización Inter nacio nal,
alguno en el Derecho Internacio encontrar sitio res en el sentido de que la frase final del artículo 2, parágrafo 4, tiene un efecto
nal. La intervención es posi
. , >
blemente menos restrictivo sobre el alcance de la prohibición. Por el contrario, “el Comité consi-
cir fácilmente a quebrantar la
misma administración de la justi
nal” (1.C.J. Reports 1949, 35). cia internacio- (3) La Declaración también extiende esta prohibición a la violación de “líneas interna-
cionales de demarcación, tales como las líneas de armistic ”, por ejemplo, las establecidas
Esta tesis fue también la segu en Corea
ida por el Comi y el Oriente Medio. Por consiguiente, la violación por la fuerza de una de esas
Resolución 2625/XXV. Esta Decl té Espe cial que redactó la líneas no puede
justificarse con el argumento de que el territorio invadido cae bajo la soberanía
aración indica, entre las proh del Estado invasor.
prendidas en el principio sobre ibic iones com.- (4) En 1964 se formuló una sugestión para reemplazar el término violar por
abstención del uso de la fuerz
modifi-
“Todo Estado tiene el deber a, la regla que car”, lo cual hubiera requerido la producción de cierto resultado, pero
esta sugestión fue dejada de
de abstenerse de recurrir a la lado (A/5746, par. 117, y A/6230, par. 47).
la fuerza para violar las front amen aza o al uso de . a
eras internacionales existentes (5) “Ciertos gastos de las Naciones Unidas, Opinión Consultiva”,
de otro Estado, o 164.
1.C.J. Reports 1962,
(6) BROWNLIE, op.cit., 266-268.
478 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL...
479
deró la frase final del artículo 2, parágrafo 2,
como una limitación de la acción
del Estado y no como una cláusula de escapa” (7). 6. Agresión indirecta
Las intervenciones de carácter humani tario se invocan a menudo como
ejemplo que justificarían el uso de la fuerza en Otro importante desarrollo intersticial de alguna de las implicaciones del
forma no incompatible con los artículo 2, parágrafo 4 es la referencia expresa que se hace a la agresión indire-
propósitos de las Naciones Unidas. En mi
opinión, el objetivo humanitario de cta en la Resolución 2625/XXV,
tal intervención no la convierte en legítim a; puede sólo funcionar en un caso
concreto como una circunstancia atenuante Esta cuestión no fue considerada en la Conferencia de San Francisco;
o eximente que disminuya o aun
elimine la responsabilidad interna cional
hasta entonces la experiencia fundamental había sido la de invasiones por me-
emerge nte de tal acto de intervención.
La prueba de que tal acción no constituye dio de ejércitos uniformad os a través de las fronteras. Pero en los años
el ejercicio de un “derecho inmanen- subsi-
te” es que si el Estado territorial se opone guientes se recurrió con frecuencia a métodos más sutiles y clandestinos
por la fuerza a esa intervención, no de
incurre en responsabilidad internacional infiltración y agresión tales como el envío de fuerzas irregulares o bandas ar-
alguna por las pérdidas o daños sufri-
dos por el Estado interventor. madas o la ayuda y apoyo dados por un Gobierno a actos de guerra civil en otro
Estado.
5. Dado que esos actos pueden involucrar el uso de la fuerza y no debe per-
Represalias armadas
mitirse a los Estados hacer indirectamente lo que la Carta prohíbe hacer direc-
tamente, la Resolución 2625/XXV trata de estas modalidades de agresión indi-
En la época de la Liga de las Naciones, la represalias armadas, como el recta, estableciendo que:
bombardeo de la isla de Corfú en 1923,
no fueron consideradas como una viola-
ción del Pacto dado que no constituían “Todo Estado tiene el deber de abstenerse de organizar o fomentar la or-
un “estado de guerra” (8).
ganización de fuerzas irregulares o de bandas armadas, incluidos los mercena-
. En cambio, en vista de los términos
generales del artículo 2, parágrafo 4, rios, para hacer incursiones en el territorio de otro Estado. Todo Estado tiene el
las represalias armadas son hoy ilegítimas
de acuerdo con la Carta. La Resolu- deber de abstenerse de organizar, instigar, ayudar o participar en actos de gue-
ción 2625/XXV de la Asamblea General, hacien do más específico en esta mate- rra civil o en actos de terrorismo en otro Estado o de consentir actividades or-
ria el derecho resultante de la Carta y codifi
cando al mismo tiempo una serie ganizadas dentro de su territorio encaminadas a la comisión de dichos actos,
de pronunciamientos del Consejo de Seguri dad, dispone en términos categóricos cuando los actos a que se hace referencia en el presente párrafo impliquen el
que “Los Estados tienen el deber de absten
erse de actos de represalia que im- recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza”.
pliquen el uso de la fuerza”.
Bowett 1976, 11, afirma que existe una marcada divergencia entre esta
norma y la práctica real de los Estados, 7. Otros corolarios del principio sobre abstención de la fuerza
llegando a la conclusión de que “si esta
tendencia continúa, llegaremos a una
posición en la cual, si bien las represalias
siguen siendo de jure ilícitas, se conver La Declaración de la Asamblea General contiene también otros corolarios
tirán en algo aceptado, de facto”. Sin
embargo, los casos que examina, en directos que resultan del principio de la Carta sobre abstención del uso de la
su mayoría extraídos del conflicto del
Oriente Medio, no parecen dar apoyo a fuerza.
tal conclusión. Ha habido en la mayoría
de ellos una condena de la ilegalidad Uno de ellos es la proclamación de que “Una guerra de agresión constitu-
de las represalias armadas de parte del
Consejo de Seguridad, y ninguna de las ye un crimen contra la paz que, con arreglo al Derecho Internacional, entraña
partes ha alegado que las represalias
armadas son legítimas conforme a la responsabilidad”.
Carta o se han convertido en algo acepta-
ble en la práctica. La tesis avanzada en Esta proclamación representa una codificación de los precedentes esta-
Justificación de esas represalias ha sido
que los actos denunciado s consti tuían blecidos por las Cartas de los Tribunales Militares de Nuremberg y del Lejano
medid as de defensa propia contra ata-
ques armados o acciones agresivas reiter Oriente y por los fallos de estos Tribunales. Ella supone una previa definición
adas y por esta razón se justificaban
conforme al artículo 51 de la Carta (9). de la agresión, a la que se llegó finalmente en la resolución de la Asamblea
General 3314/XXIX de 14 de diciembre de 1974.
_—_
Otro corolario del principio relativo al no uso de la fuerza —o la amenaza
de fuerza— es la declaración de que: “Conforme a los propósitos y principios de
(7) ROSENSTOCK, 1970, 719.
c (8) a
las Naciones Unidas, los Estados tienen el deber de abstenerse de hacer propa-
puedo verse un análisis crítico de la opinió
un Comité n equívo ca dada sobre esta cuestión por ganda a favor de las guerras de agresión”.
Albert de Juristas a
o CANA nombrado por el Consejo de la Liga2 en el estudio
studio di de uno de sus miemb
i ros,
Se aclaró en las deliberaciones que éste es un deber del Estado, pero que
0 (**) La práctica de los diez
ARECHAGA confirma la tendencia
años posteriores a esta afirmación de JIMÉNEZ DE
el mismo no impone la obligación de controlar las opiniones que puedan ser
enunciada.
libremente expresadas por individuos o grupos de individuos.
480 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 481
Un tercer principio subsidiario resultante del artículo 2, parágrafo 4, es
Carta, existe un legítimo ejercicio de la defensa propia en apoyo del derecho de
una declaración en el sentido de que: “El territorio de un Estado no será objeto
libre determinación. :
de ocupación militar derivada del uso de la fuerza en contravención de las dis-
(**) Los problemas que plantea la legítima defensa entre Estados y el es-
posiciones de la Carta. El territorio de un Estado no será objeto de adquisición
por otro Estado derivada de la amenaza o el uso de la fuerza. No se reconocerá tudio de las sanciones en el Derecho Internacional Público, se estudiarán más
como legal ninguna adquisición territorial derivada de la amenaza o el uso de adelante en el Tomo Il, Capítulo XII, Secciones MI y VII respectivamente.
la fuerza”.
9, Defensa propia y el derecho de libre determinación
8. Usos legítimos de la fuerza
Durante las deliberaciones del Comité Especial que preparó la Resolu-
La Resolución 2625/XXV ción 2625/XXV el Gobierno de Checoslovaquia propuso declarar que el uso de la
establece en el parágrafo final de la sección so-
bre uso de la fuerza: “Ninguna fuerza en defensa propia debía ser permitido no sólo si ocurre un ataque arma-
de las disposiciones de los párrafos precedentes
se interpretará en el sentido do, sino también “en defensa propia de los pueblos contra la dominación colo-
de que amplía o disminuye en forma alguna el
alcance de las disposiciones de nial en ejercicio del derecho de libre determinación”. Otra propuesta de diez
la Carta relativa a los casos en que es legítimo el
uso de la fuerza”. — Estados igualmente se refirió al “derecho de los pueblos de defensa propia co-
ntra la dominación colonial en ejercicio del derecho libre determinación” (10).
Esta fórmula general esconde profundas divergencias de puntos de vista
acerca de una serie de cuestiones, aunque tiene el interés de indicar claramente La prohibición del empleo de la fuerza en el artículo 2, parágrafo 4, se di-
que a fin de determinar aquellos casos en los cuales el uso de la fuerza es legíti- rige a los Estados y, por consiguiente, esta disposición de la Carta de ninguna
mo, se deben tomar en cuenta en forma exclusiva las disposiciones de la Carta. manera trata de impedir al pueblo de una nación o territorio tomar las armas
contra la autoridad establecida; por ejemplo, contra un gobierno opresor o un
Existe un acuerdo de base en el sentido de que el uso de la fuerza es llegí-
gobernante extranjero. El principio de autodeterminación, los derechos huma-
timo a menos que [1] sea aplicado como una sanción ordenada o autorizada por
nos y las libertades fundamentales, en las relaciones entre gobernantes y go-
un órgano u Organización Internacional competente, o [2] sea ejercido como
bernados, se pueden reivindicar mediante el uso de la fuerza física por parte de
acto lícito de defensa propia. El uso de la fuerza tiene así en las relaciones
in- los segundos contra los primeros” (11).
ternacionales el mismo “status” que en el derecho interno: es un delito, o una
sanción o un acto de legítima defensa. Dado que la Carta preserva el derecho de revolución, las propuestas arri-
ba referidas eran totalmente innecesarias si es que sólo intentaban afirmar el
Existen, sin embargo, divergencia s acerca de cuáles son los órganos y las derecho de un pueblo dependiente a emplear la fuerza para llevar a cabo su
Organizaciones Internacionales competente s para autorizar la aplicación de la libre determinación. La verdadera cuestión que planteaban esas propuestas es
fuerza a título de sanción y acerca de la importante cuestión del alcance
del que, a través del concepto de legítima defensa colectiva prevista en el artículo
derecho de legítima defensa. Según un punto de vista, el Consejo de Seguridad
51 de la Carta, los terceros Estados quedarían facultados a emplear la fuerza
es el único órgano facultado para aplicar medidas coercitivas; una opinión dife-
contra otros Estados, a pesar de la prohibición del artículo 2, parágrafo 4.
rente sostiene que la fuerza puede emplearse legítimamente como sanción
cuando tal empleo ha sido autorizado por una recomendación de la Asamblea Aceptar esta nueva excepción a la prohibición del empleo de la fuerza
General conforme a la resolución 377/V sobre Acción Unida para la Paz. Res- hubiera significado una ampliación virtualmente ilimitada de la noción de de-
pecto a si las Organizaciones Internacionales de carácter regional pueden utili- fensa propia, más allá de los términos del artículo 51, y habría constituido de
zar la fuerza a título de sanción, han surgido divergencias acerca de la hecho una enmienda sustancial de la Carta.
inter-
pretación del artículo 53 de la Carta, particularmente en lo relativo a las El derecho de libre determinación “es el ejemplo de una regla que, para
cir-
cunstancias en las cuales la autorización requerida ser aplicada adecuadamente a los casos concretos, requiere instituciones inter-
por este artículo puede con-
siderarse como acordada. Estas cuestiones serán examinadas en el Tomo nacionales. ¿Cuál es el pueblo que tiene derecho a determinarse libremente? Si
II,
Capítulo XII. por un lado se requiere evitar una peligrosa fragmentación de los Estados, y
Por último, por otro lado la regla ha de tener significación práctica, es necesario que exista
el alcance del derecho de defensa propia ha dado lugar a im-
portantes desacuerdos. Una interpretación estricta del artículo 51 de la un tercero que examine los casos concretos y aplique la regla. Si bien un órgano.
Carta
sufre ataques desde dos lados: por quienes sostienen que, subyacente a esta
disposición, existe un amplio derecho de defensa propia que resulta
del derecho
consuetudinario y que no ha sido limitado por la Carta, y, por otro
lado, por
aquellos que aducen que, cualesquiera sean los términos del artículo
51 de la (10) Doc. A/7619, parágrafos 29 y 34, respectivamente,
(1) SKUBISZEWSKI, op.cit., 708.
482 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL...
483
político como la Asamblea Genera l puede no ser el ideal para este papel, parece
ser el único que por ahora ha asumido esa función las relaciones entre Estados y pueblos bajo dominación colonial o territorios
” (12). no
En cambio, el derecho de defensa propia autónomos a cuyas poblaciones le ha sido reconocido el derecho a la libre de-
es una potestad reconocida a los terminación. Las relaciones
Estados individualmente -o a entre una potencial colonial y su colonia, o una
grupo de Estado s en el caso de legítima defensa
colectiva— de usar la fuerza, por decisión autoridad administradora y un territorio no autónomo, si bien no constituyen
propia y a su propio riesgo, con carác- relaciones entre Estados “son de carácter internacional a la luz de las respon-
ter provisional.
sabilidades internacionales impuestas por el capítulo XI de la Carta” (14).
A causa de estas radical es diferen cias de carácter institucional, yuxtapo-
ner libre determinación y defensa propia La sección de la Declaración relativa al derecho de libre determinación
—como se sugería en esas propuestas—
hubiera tenido consecuencias radicales expresamente reconoció que «el territorio de una colonia u otro territorio no
y explosivas. En ausencia de una deci-
sión objetiva y de carácter orgáni autónomo tiene, en virtud de la Carta, una condición jurídica distinta y separa-
co acerca de cuando existe un “pueblo” con
derecho a determinarse libremente, esas .da de la del territorio del Estado que lo administra» y no puede considerarse
propuestas podían haber sido inter- como parte integrante del territorio de la potencia administradora.
pretadas y aplicadas como autori zando a todo Estado a emplear la fuerza co-
ntra otro con el pretexto de que apoya, La ilegalidad del uso de la fuerza en estos casos se deriva del hecho de
por medio de la legítima defensa colecti-
va, la libre determinación de una parte que se utiliza la fuerza en las relaciones internacionales a pesar de la prohibi-
de la población. Esto hubiera permitido
el empleo de la fuerza en apoyo de ción del artículo 2, parágrafo 4, y se utiliza en una “forma incompatible con los
movimi entos irredentistas o minorías étni-
cas en muchas partes del mundo, destru propósitos de las Naciones Unidas”, ya que está destinada a privar a un pueblo
yendo el valor de las restricciones sobre
el uso de la fuerza establecidas por los de un derecho legitimo, el de libre determinación, reconocido por la Carta y por
artículos 2, parágrafo 4, y 51 de la Car-
ta. la resolución 1514/XV de la Asamblea General. Esta resolución condena “cual-
Es comprensible entonces quier acción armada o a cualquier medida de represión”, de cualquier suerte
que no se llegara a un consenso a este respecto
y que el Comité Especial debiera satisfa que sea, dirigida contra los pueblos dependientes “a fin de impedir a estos pue-
cerse con esa fórmula genérica que
simiplemente se refiere a “los casos en blos ejercer libre y pacíficamente su derecho a autodeterminarse”.
que es legítimo el uso de la fuerza”.
En el párrafo de la Declaración más arriba transcripto la Asamblea Ge-
neral expresó la doctrina de que una potencia colonial no tiene derecho a usar
10. Prohibición del uso de la fuerza contra
pueblos que ejercen su derecho a la la fuerza para privar de su libertad o independencia a los pueblos sometidos a
libre determinación
dominación colonial: en otras palabras, no es ya legítimo para una potencia
colonial usar la fuerza a fin de suprimir la revolución contra ese régimen. Este
Si bien las propuestas que autorizaban
el uso de la fuerza en legítima de- uso de la fuerza, que en la concepción tradicional era considerado como una
fensa en apoyo de la libre deter minación no fueron aceptadas, se estableció una acción policial, que caía dentro de la jurisdicción doméstica, quedó abarcado por
obligación de carácter negativo de abste
nerse de usar la fuerza contra la libre la interdicción del uso de la fuerza del artículo 2, parágrafo 4.
determinación.
La Declaración (**) al considerar el Princi
pio de la Igualdad de Derechos
y Libre Determinación de los Pueblo Sección IV
s, contie ne un párrafo que dice: “Todo Es-
tado tiene el deber de abstenerse de recurr
ir a cualquier medida de fuerza que
prive a los pueblos antes aludid El principio de la igualdad de derechos y
os en la formu lació n del presente principio de
su derecho a la libre determinación, y de la libre determinación de los pueblos
a la libert ad y a la independencia” (13).
Este párrafo constituye un desarr ollo progresivo del derecho de la Carta
y no Una mera codificación. La base jurídi
ca de este desarrollo es que el artículo 1. Introducción
2, parágrafo 4, prohíbe a los Estad os el uso de la fuerza “en sus relaciones in-
ternacionales”. Esta expresión ha sido
inter preta da no sólo como refiri éndose El principio de libre determinación de los pueblos fue considerado duran-
las relaciones entre Estados, sino tambi a
én prohibiendo el uso de la fuerza te largo tiempo un postulado político o moral más bien que un principio jurídi-
en
co.
En 1920 Suecia invocó el principio en una controversia con Finlandia re-
que alguien decida quién consti
lativa a las islas Aaland, pero un Comité de Juristas nombrado por el Consejo
tuye un pueblo ”.
(13) (*%) El
de la Liga de las Naciones opinó que “aunque el principio de libre determina-
parágrafo termin a dicien do que tales pueblos en sus actos y medid
fuerza para ejercer su derecho a
la auto determinación “podrán pedir as de ción tiene un papel importante en el pensamiento político moderno, no hay
dad con los propósitos y Princi y recibir apoyo de conformi.-
pios de la Carta”.
(14) ROSENSTOCK, 1970, 720.
484 EDUARDO JIMENEZ DE ARÉCHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 485
mención de él en el Pacto de la Liga y no constit
uye una regla positiva del De-
recho Internacional (1). iniciales de las Naciones Unidas los debates relativos a la administración de
En marcado contras territorios no autónomos y territorios fideicometidos, tenían lugar dentro del
te con el Pacto, hay una mención explícita del princi-
pio en el artículo 1, parágrafo 2, de la Carta de marco de esos capítulos y versaban fundamentalmente sobre divergencias en la
las Naciones Unidas. Este artí- interpretación jurídica y el alcance de los artículos 73 y 76 a 79 de la Carta.
culo indica como uno de los propósitos de las
Naciones Unidas. Pasos iniciales pero importantes en favor de la descolonización fueron el esta-
“Fomentar entre las nacione s relaciones de amistad basadas en el respec- blecimiento con carácter permanente del Comité sobre información relativa a
to al principio de la igualdad de derechos y
al de la libre determinación de los los territorios no autónomos y el establecimiento por la Asamblea General de
pueblos...”
criterios determinantes del cese de la transmisión de informaciones conforme a
Además, como ha dicho la Corte, “este propósi este artículo. o o
to es desarrollado en los ar-
tículos 55 y 56 de la Carta” (2).
Pero muy pronto, el movimiento de descolonización cobró impulso y adop-
En los estudios y coment arios inicial es de la tó una base jurídica más amplia y distinta a la mera interpretación liberal de
Carta se hacía notar que la
frase “respeto al principio de la igualdad de derech os y al de la libre determina- los artículos 73 o 76. El movimiento para la emancipación de los pueblos colo-
ción de los pueblo s” constit uía una frase inciden tal que aludía a la libre deter- niales invocó los principios de igualdad de derechos y libre determinación de los
minación meramente como base de las relacio nes de amistad entre las nacio- pueblos enunciados en el artículo 1 de la Carta, en el entendido de que el coo
nes; aunque se le describe como un principio,
aparece en el artículo de la Carta nialismo, por su propia naturaleza, constituye una denegación de la libre de-
que define los propósitos de las Nacion es Unidas y en el capítulo referente a la terminación. Además de la justicia intrínseca de este reclamo, dos factores apo-
Cooperación Internacional Económica y Social, y no en el artículo 2, entre los yaron este desenvolvimiento de orden jurídico y le dieron una fuerza irresisti-
Principios que rigen la conducta de la Organi
zación y de sus Miembros. Por ble: primero, el hecho de que el movimiento de descolonización era un proceso
consiguiente, una opinión genera lizada en esa época era que la Carta no iba tan que se nutría a si mismo, mediante la admisión de nuevos Miembros, o que
lejos como para considerar este postulado
político como principio jurídico o ex- reforzaba las mayorías en su favor; en segundo lugar, la circunstancia de que
traer de él consecuencias en forma de derech
os u obligaciones jurídicas (3). las más serias dificultades que se encuentran en la aplicación práctica del pra:
Sin embargo, esta referen cia pasaje ra a la cipio de libre determinación no surgen, o son más fáciles de resolver con refe-
libre determinación en los ar-
tículos 1 y 55 ha demostrado poseer muy rencia a los pueblos bajo dominio colonial. La separación física entre toos
import ante contenido implícito y estar
preñada de signifi cado. En lo que probab lement metropolitanos y coloniales, las diferencias de raza, costumbres, religión y en
e constituya el más importante
desarrollo constitucional del derecho de la guaje hacen más fácil determinar si una población dada debe ser considerada
Carta, esta mención
del principio de
libre determinación se ha convertido nada menos como poseyendo la identidad de un «pueblo» con derecho a su libre determina-
que en la base jurídica de la
contribución que han hecho las Nacion es ción. o o
Unidas a la emancipación de los pue-
blos coloniales, una notable conquista de
la Organización; esas once palabras de Desde el punto de vista jurídico este proceso culminó con la resolución
los artículos 1, parágrafo 2, y 55 han prácti
camente barrido con todo el capítulo 1514/XV, la Declaración sobre la Independencia de los pueblos coloniales, que
XI de la Carta y transformado en casi inexist ente el régimen internacional de ha sido calificada como la Carta Magna de la Descolonización, donde se proa
administración fiduciaria establecido en
los capítulos XII y XIII de la Carta. ma que: “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtu
de este derecho, determinan libremente su estatuto político y persiguen libre-
2. Libre determinación y descolonización mente su desarrollo económico, social y cultura)”. >
Esta conclusión de que el principio de libre determinación origina un de-
En la época en que se incorporó en la Carta recho de los pueblos conforme a la Carta barrió completamente la ideología de
el principio de libre determi-
nación se entendió por muchos que esta “la administración colonial ilustrada”, esto es, la suposición de que cada poten-
frase debía ser interpretada, como toda
disposición de la Carta, en el contexto cia colonial debiera, a su entera discreción, conducir progresivamente a sus
y a la luz de los demás preceptos de la
misma, y que por lo tanto su interpretaci ón y aplicación sería sin perjuicio de lo territorios dependientes al gobierno propio, “de acuerdo con las circunstancaas
establecido en los capítulos XI, XII y especiales de cada territorio, de sus pueblos y de sus distintos grados de ade-
— XIII del mismo instrumento. En los años
lanto” (art. 73, inc. b) de la Carta). > o o
5 (1) League of Nations Official Journal, Special Supleme
nt, núm. 3, octubre de 1920, p. El objetivo no era ya mejorar los niveles de la administración colonial si-
(2) Opinión consult
no liquidar el colonialismo. Se llegó a reconocer cada vez con mayor, nora que
iva sobre el Sahara Occidental, 1CJ Reports 1975, 31. La
del artículo 56 signific a que para la Corte el compromiso del artículo 56 compre
mención ningún pretexto de buena administración, de moderna eficiencia o de novo O
propósito y no sólo los objetivos enumer nde también este
ados en las letras a), b) y c) del artículo
55.
paternalismo puede compensar la injuria intolerable que se comete cuan o 5°
(3) KELSEN, op.cit., 51-53; BENTWICH-MARTIN
op.cit., 95-96; E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, , op.cit., 7, GOODRICH y HAMBRO, niegan derechos políticos a toda una raza. El buen gobierno no es un so q O
1950, 44. adecuado del gobierno propio y, por consiguiente, la Resolución 1514/XV decla-
486 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 5
487
ró en su parágra fo 3 que: “La falta de prepara ción en los terrenos político, eco-
nómico, social o en el de la enseñanza no debe ser hace en los artículos 1 y 55 de la Carta que se refieren ambos a la igualad de
jamás tomada como pretexto derechos y la libre determinación de los pueblos. Los pueblos son mencionados
para retrasar la independencia”.
como sujetos de derecho conforme al Derecho Internacional en disposiciones
Con ese fin se dispone que: “Serán tomadas medidas inmediatas en los concretas de la Carta, y no solamente en las cláusulas generales y algo ampulo-
territorios bajo administración fiduciari a, en los territori os no autónomos, y en sas del Preámbulo. Basta mencionar el artículo 80, parágrafo 1, de la Carta, en
cualesquiera otros territorios que todavía no
han accedido a la independencia, el que se fundó la Corte Internacional de Justicia tanto en su opinión consulti-
para transferir todo el poder a los pueblos de estos territorios, sin ninguna con- va de 1950 sobre Africa Sud-Occidental como en la de 1971 sobre Namibia.
dición, ni reserva, conforme a su volunta d y a sus votos libremente expresados, En este último caso, después de transcribir el artículo 80, parágrafo 1, di-
sin ninguna distinci ón de raza, de creencia o de color, a fin de permitirles gozar jo la Corte: “Uno de los rasgos notables de esta disposición es la estipulación
de una independencia y de una libertad completa en
s”. favor de la preservación de los derechos de los pueblos, que se aplica sin discu-
Una Resolución complem entaria , número 1654, estableció en 1961 un sión a los habitantes de los territorios bajo mandato, en particular a las pobla-
Comité encargado de vigilar el cumplimiento
de esta Resolución 1514/15. La ciones autóctonas” (4).
presión política ejercida por este órgano y por la Asamble a General han asegu-
rado la aplicación continuada de Si bien en la práctica de las Naciones Unidas el derecho de libre determi.
la Resoluc ión 1514/XV al punto que no existe
hoy Estado que sea capaz de invocar la legitimi nación se ha aplicado fundamentalmente a los pueblos bajo dominación colo-
dad del título colonial o que nial, este derecho no está de ningún modo limitado a estos pueblos ni circuns-
cuestione abiertamente el requeri miento de que todo el poder debe transferirse crito a una situación política en vías de desaparición. El carácter general del
a los pueblos de los antiguos territorios colonial
es, sin discriminación alguna.
principio no resulta claramente de la Resolución 1514/XV a causa del énfasis
-* Como se ha indicado más arriba, la Corte Internac
ional de Justicia ha puesto en este documento en el anti-colonialismo. Pero la Carta, en los artículos
considerado que la Resolución 1514/ XV es
parte del derecho consuetudinario, 1 y 55, se refiere al principio como aplicable a todos los pueblos y no únicamen.-
“una práctica generalmente aceptad a como derecho” a consecuencia de su apli- te a aquellos de que tratan los capítulos XI y XII. La mención en el artículo 55
ón por los Estados y de su observancia por
la Organización de las Naciones de la protección universal de los derechos humanos, indica claramente el alcan-
nidas.
ce general del principio.
Por consiguiente, la Resolución 2625/XXV , si bien conserva una referen-
3. El principio de libre determinación como un cia a “poner fin rápidamente al colonialismo” ensancha deliberadamente la
derecho de todos los pueblos
órbita de la libre determinación y establece que el principio de aplica tanto a los
Cuando el Comité Especial que proyec tó la Resolución 2625/XXV em- pueblos de territorios no autónomos o bajo administración fiduciaria como a
prendió el estudio y elaboración del princi aquellos “pueblos” que se encuentren en Estados soberanos e independientes:
pio de libre determinación, hubo
quienes sostuvieron que dado que esa codifi trata de este derecho como algo más amplio y que debe sobrevivir su función
cación se limitaba a los derechos y
los deberes de los Estados, este principio debía histórica, ya casi totalmente cumplida, en el desmantelamiento del sistema
definirse solamente como impo-
niendo a los Estados el deber de respetarlo colonial.
y aplicarlo, pero no debiera ser pro-
clamado como un derecho de los pueblo s, como se había hecho en cambio en la
Resolución 1514/XV. En apoyo de este punto
de vista se hacía el argumento de 4.
que sólo los Estados son El resultado de la libre determinación y la esencia del derecho
sujetos de Derech o Intern aciona l; también se invoca-
ban las dificultades inherentes a la definic de los pueblos
ión de lo que constituye un “pueblo”.
Sin embargo, la Resolución 2625/X XV, sin mencionar la Resolución
1514/XV pero siguiendo su terminología, establ A primera vista, la Resolución 1514/XV da la impresión de que el resul-
ece un derecho de los pueblos tado natural de la libre determinación —la consecuencia necesaria del ejercicio
que, a su vez, impone un deber a los Estado s, en el párrafo primero siguiente: de este derecho- es la “independencia completa” del pueblo de que se trate. La
“En virtud del principio de la igualdad de
derechos y de la libre determinación palabra “independencia” es repetida cuatro veces en los siete parágrafos de la
de los pueblos, consagrado en la Carta de
las Naciones Unidas, todos los pue- Resolución.
blos tienen el derecho de determinar librem ente, sin injerencia externa, su
condición política, y de procurar su desarr Se vio muy pronto, sin embargo, que la “independencia completa” no
ollo económico, social
y cultural, y
todo Estado tiene el deber de respetar este derech constituye la única forma de dar aplicación al principio. Existen ejemplos de
o de conformidad con las territorios no autónomos cuyos pueblos no quisieron asumir la plena responsa-
disposiciones de la Carta”.
bilidad de una independencia completa como Estados y prefirieron establecer o
Los pueblos aparecen así como sujetos de
Derecho Internacional, además
de los Estados y las Organizaciones Intern
acionales. Este reconocimiento se
(4) ICJ Reports, 1971, 33.
498 EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 489
mantener una asociación o integración con otro Estado. El
principio de libre La Corte también consideró que la Resolución 2625/XXV “reitera la mis-
determinación queda plenamente salvaguardado cuando este resultado es la ma necesidad de tomar en cuenta los deseos de los pueblos interesados”.
consecuencia de la libre elección del pueblo interesado. Una
Resolución de la Por consiguiente, se consideró que la consulta de la voluntad de los pue-
Asamblea General también adoptad a en 1960, la Resolución 1541/XV. indica
que la libre determinación de un territorio no blos interesados constituye la esencia misma del principio de libre determina-
autónomo puede alcanzarse en
una de las siguientes formas: ción. La Corte añadió: “La validez del principio de libre determinación, definido
“a) por su constitución en un Estado independiente como la necesidad de tomar en cuenta los deseos libremente expresados de los
y soberano; pueblos, no se ve afectada por el hecho de que en ciertos casos la Asamblea
b) por su libre asociaci ón con otro Estado indepen diente; General ha dejado de lado el requerimiento de consultar a los habitantes de un
d) por su integración con otro Estado independiente” territorio determinado. Estos ejemplos estaban basados ya sea en la considera-
.
Esta resolución establec e además que “la libre asociación debe resultar ción de que cierta población no constituía un “pueblo” con derecho a su libre
de un acto de escoger, libre y voluntario, de determinación o en la convicción de que una consulta era totalmente innecesa-
las poblaciones del territorio en
cuestión, expresa do por medios democrá ticos ria, en vista de circunstancias especiales” (5).
e ilustrado s...”. Y que la integra-
ción: “debe ser el resultado de los deseos libreme El primer tipo de excepción existiría por ejemplo en los casos de Gibraltar
nte expresa dos de los pueblos
del territorio, plenamente enterados del cambio o Malvinas (islas Falkland) donde la Asamblea General ha requerido a los Es-
de su estatuto , con conocimien-
to de causa y por procedi mientos democrá ticos aplicado s imparcialmente y fun- tados interesados que negocien la cuestión de soberanía y la transferencia del
dados en el sufragio universal de los adultos. territorio, y se ha negado a aceptar los efectos de un referéndum o consulta a los
Las Naciones Unidas podrán
cuando lo juzguen necesario, vigilar esos procedi
mientos”. actuales habitantes de esos territorios.
Es obvio que sí se cumplen estos requerimientos El segundo tipo de excepción, las circunstancias especiales que hacen in-
, la libre asociación o la
integración con un Estado indepen diente, también constituyen manifestaciones necesaria una consulta, estaba presentes en los casos de Goa o de Ifni. Esas cir-
de independencia, en el sentido de que los
pueblos interesados
“determinan cunstancias combinan una reclamación territorial no contestada o aceptada, de
libremente su estatuto político” (parágrafo 2 de la
Resolución 1514/XV. parte de un soberano anterior que dejó de ser tal a consecuencia del colonialis-
La Resolución 2625/XX V codifica las diversas mo, y la homogeneidad de la población de un territorio enclavado con la del
formas de dar ejecución al
derecho de libre determinación, pero en vista soberano anterior que lo rodea. En estos casos, la restitución directa del territo-
de la ampliación del alcance del
principio, que trasciende ahora la cuestión rio fue considerada por la Asamblea General como el modo de asegurar al mis-
colonial, tuvo que tener en cuenta
también Otras posibilidades, en término s más mo tiempo la libre determinación del pueblo y el fin inmediato de una situación
generales. El cuarto párrafo de
este capítulo de la Declaración dice: “El estable colonial. India decía en el caso de Goa que carecería de sentido preguntarle a
cimient de un Estado soberano
o
e independiente, la libre asociaci ón o integrac ión los indios de Goa si deseaban seguir siendo indios. Esta posición hace recordar
con un Estado independiente
O la adquisición de cualquier otra condició n la de los aliados en 1919 cuando sostuvieron que reclamar un plebiscito en Al-
política libremente decidida por un
pueblo constituyen formas del ejercicio del sacia y Lorena sería “insultantemente ilegítimo” (6).
derecho de libre determinación de
ese pueblo”.
La frase “la adquisición de cualquie r otra condició n política libremente 5. La libre determinación y el título histórico a un territorio
decidida por un pueblo” es lo suficientemente
genérica como para abarcar solu-
ciones capaces de facilitar el arreglo de ciertos conflictos de libre determinación En el caso del Sahara Occidental, Marruecos y Mauritania sostuvieron
contemporáneos que requieren una solución distinta de la independencia o la que en materia de descolonización existen dos principios fundamentales: el de
asociación, tal como, por ejemplo, arreglos
constitucionales autónomos o de libre determinación por medio de una consulta de la voluntad del pueblo, indi-
carácter federal.
cado en el parágrafo 2 de la Resolución 1514/XV, y el principio de unidad na-
Es a la luz de estas Resolu ciones sucesi vas cional e integridad territorial de un país, establecido en el parágrafo 6 de la
de la Asamb lea General que
debe ser interpretada la Resolución 1514/X
V. En su opinión consul tiva sobre el Resolución 1514/XV y confirmado por el párrafo 7 de la Sección pertinente de la
Sahara Occidental, la Corte llegó a la conclu
sión de que susdisposiciones, “en Resolución 2625/XXV
particular el parágrafo 2, confirman y ponen énfasis
en el hecho de que la apli- Según esta tesis, la descolonización puede producirse mediante la retro-
cación del derecho de libre determinación requie
re una expresión libre y genui- cesión automática o reintegración de una provincia al país al que pertenecía
na de la voluntad del pueblo intere sado”. La Corte agregó, después de transcri- originariamente y del cual fue artificialmente separada por un desmembra-
bir los Principios VII y IX de la Resolu
ción 1541/XV, “algunas de sus disposi- miento colonial. Se indicaron varios ejemplos a favor de esta doctrina —como los
ciones dan efecto a los rasgos esenci ales del derecho de libre determinación tal
como fue establecido en la Resolución
1514/XV. (5) ICJ Reports, 1975, p. 32, 32-33, 33 y 33 parágrafo 59, respectivamente.
(6) POMERANCE, 1976, 21-22.
EI AMAN LI ARECHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO
INTERNACIONAL... 491
Por consiguiente, la Corte se limitó a indicar que la esencia de la libre de-
terminación radica en la consulta a la voluntad del
pueblo, y se refirió en
forma
general a las excepciones de esta regla: cuando se considera que cierta pobla-
ción no constituye un pueblo, o cuando se hallan
presentes circuns tancias espe-
ciales. Añadió tambié n la Corte que los vínculo s jurídicos encontrados en este
caso no afectaban la necesidad de la consulta. Esta
sugestión acerca de la prio-
ridad de los deseos de los habitantes sobre un
supuesto título histórico de sobe-
ranía corresponde a los precedentes que se
han seguido en el proceso de desco-
lonizac ión: a saber, que las fronter as pueden cambiarse únicamente por el libre
consentimiento de los pueblos que habitan cada
territorio.
Algunas opinion es individ uales de jueces de la Corte se pronuncian con
menos inhibiciones y más claramente sobre la cuestió n. Así, el juez Dillard, por
La Corte consider ó que, ejemplo, dijo: “es al pueblo al que corresponde determ
tal como sost enía España, el proceso de desc inar el destino del territo-
nización ya establecido por olo- rio, y no al territorio el destino
la Asamblea General en del pueblo” (10). Hay aquí un eco de la célebre
que respetará el este caso “era un proc eso
dere cho de la población del Sahara frase del presidente Wilson acerca de “poblaciones
futuro estatuto político, Occidental a determinar que eran de hecho transferi-
por su propia voluntad libr su das de una soberanía a otra, como si fueran mero
tante ello, las preguntas emen te expresad a”. ganado o peones de ajedrez”
formuladas a la Corte acer No obs- (11).
Jurídicos anteriores con Mar ca de la existencia de lazo
ruecos y Mauritania segu s
ían siendo relevantes y
6. La cláusula de salvaguardia
El parágrafo 6 de la Resolución 1514/XV dispone
: “Cualquier tentativa
dirigida a destruir total o parcial mente la unidad nacional y la integridad terri-
torial de un país es incompatible con los fines y
” principios de las Naciones Uni-
das”.
A la luz de lo que se acaba de señala r, esta disposición debe ser interpre-
consulta de la población tada como una cláusula de salva guard a a favor
del territorio, además de los Estados soberanos exis-
de la opción de completa tentes o recientemente formados y no como un
inde- compromiso o aun una promesa
La conclusión final de la de devolver ciertos territ orios a su sober ano anteri
Corte en este caso fue que or, sobre la base de títulos
lazos Jurí dico no había “encontrado históricos antiguos y con prescindencia de los
s de tal natu rale za que deseos de la población actual. La
pudi eran afec tar la aplicación de la Reso- generalida d de la frase la
lución 1514/XV en la desc hace a la vez una regla para los Estados y también
olonización del territorio, una norma dirigida a la Asamb
pio de libre dete y en particul ar del prin ci- lea Gener al como el órgan
rmin ació n por medio de la expresió o competente para
luntad del pueblo del terr n libre y genuina de la aplicar el principio de libre determinación y decidi
itorio” (9). vo- r cuánd o cierta población
constituye un pueblo titula r de este derech o. Signif
La Corte no llegó a una ica que al adoptar esta deci-
conclusión específica acer sión la Asamblea General debe tomar
en qué medida, un título ca de la cues tión de si, y en consi derac ión un principio fundamen.-
histórico de soberanía ante tal de Derec ho Inter
trocesió n auto rior puede justificar la nacio nal y del derec ho de la Carta: a saber, la integridad
máti ca de un territorio sin consultar re- territorial de los Estados y la
como se ha dicho ya, esta a sus habitantes ya que unida d nacion al de los países .
pregunta no era parte del
pedido de dictamen. Esta regla fue seguid a por ejemp lo en la acción adoptada por las Nacio-
nes Unidas con respecto a la tentativa de secesi ón
IA de Katanga, y determinó la
actitud tomada con relación a la insurrección de
| o % BED
Biafra en Nigeria.
JAQUI, M, en su aleg
gencia histórica de un terr ato oral el caso del Saha El hecho de que el principio de libre determinación ha sido
itorio debiera decidir automá
tic
ra Occidental decía: “Sí
la perte- reconocido por .
pregunto, extra de
era
ame nte de la suerte de una población, es la Resolución 2625/XXV como aplica ble tambi én a los
ente consultada sobre su pueblos que forman parte
propia suerte, ¿qué diferenc ya de Estados soberanos e independientes, obligó
sobre ese territorio debiera ia, a los autores de la Declara-
seguir la suerto ción de 1970 a considerar con un cuidado especi
(8) ICJ Reports, 1975, 36, e cua población, y el gana al las cláusulas de salvaguardia
37 y 80. do quo vendo
(9) 1.C.J. Reports, 1975, 68.
(10) 1.C.J. Reports, 1975, 122,
(11) POMERANCE, 1976, 5.
LOs PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO
INTERNACIONAL... 493
representados del pueblo, se convie rten entonces en titulares del derecho
determinar libremente su propio estatuto de
político.
Asimismo, la Resolución 2625/XXV dispone que:
“En los actos que reali-
cen y en la resistencia que oponga n contra esas medida s de fuerza con el fin de
circunstancias. ejercer su derecho a la libre determinación, tales
pueblos podrán pedir y recibir
Por consiguiente, los apoyo de conformidad con los propósitos y princip
dos párrafos finales ios de la Carta.”
ciertas rest ricc ione s de la Dec lar aci ón con Esta frase introd uce un cambio import
des tin adas a proteger a los tienen ante en la regla tradicional del De-
de movimient os Estados contra la posi recho Internacional según las cuales los
de sece sión , pro clamando el principio bilidad Estado s extranj eros no deben interferir
dad territorial y la uni del resp eto a la integrj- en las luchas civiles dentro de otro Estado a
dad naciona] de los Est fin de apoyar a los insurgentes.
está insp irad o ados y los países, El Esta cláusula autoriza a los Estado
en el par ágr afo 6 de la Resolució párr afo final s a dar apoyo moral y material a los pueblos
interdicción que n 1514/XV, pero es que están luchando por su derecho de libre
obli ga a “tod o Est ado” a abstenerse “de aquí un determ inación, siempre que no exis-
da al que bra nta mie nto cual quie r acci ón diri .. tan facciones rivales luchando por ese derecho,
total o parcial de la en cuyo caso apoyar a una fac-
torial de cualquie unidad nacional e inte ción contra la otra constituiría
r otro Est ado o país”. No hay ningún gridad terri. una forma de interve nción.
par agr af 6 de la Res cam bio sust ancial con el Surge a este respecto la
olu ció n 151 4/X V dado que esta prohibic cuestió n de si ese apoyo moral y material puede
amb 1én cualquier acci ión comprende incluir la asistencia militar en forma de una utiliza
ón que puedan ejercer ción efectiv a de las fuerzas
zación Internacional los Est ado s dent ro de armadas contra el Estado
y como Miembros de la Organi- que se opone a la libre determ inación (13). La no
la misma. aceptación de las propuestas sobre legítima defensa
Conforme al penúltimo a con relación a la libre de-
párrafo no se autoriza
encami nad a a que bra ni fom ent a “acc ión terminación, la referencia final en el párrafo pertine
nta r o menoscabar, tota alguna nte a los Propósitos y Prin-
territorial de Est l o parcialmente, la cipios de la Carta, y el hecho de
ado s sob era nos o independientes que inte idad que esta frase aparez ca en la Sección sobre
mid ad con el prin cipi se con duz can de confor libre determinación y no en el contexto del no
o de la igu ald ad de uso de la fuerza, todos estos fac-
los pueblos”. ¿Y cuáles derechos y de la libre tores, en su conjunto,
son los criterios para determinación de indican que los Estado s tercero s, si bien tienen derecho a
actuando de conformid determ ina r cuá ndo un proporcionar apoyo moral y material, no
ad con estos principi Estado está quedan autori zados a emple ar la fuer-
timidad: aque os? Se establece un za armada contra otro Estado, a menos que esta
llos Esta dos “dotados de un Gobier crit erio de le ¡. acción haya sido ordenada o
dad del Pueblo per no que represente a autorizada por las Naciones Unidas
ten eci ent e al territorio, sin distinci la tot le (14).
cred o o colo r ’. Un Est ón por moti vos de raza, El ejemplo de Bangladesh
ado independiente y puede ser relevan te. En este caso un movi:
Presentativo soberano que Posee miento de secesión que afectaba a un Estado
de la tota lida d de su pueblo queda un gobi erno re- miembr
así o de las Naciones Unidas
todo reclamo de libre sal vag uar dad o res ecto d , recibió apoyo externo y finalm
determinación de Una ente triunfó . La acumul ación de varias circuns-
parte o de un sector tancias especiales pueden explicar este
de su pobla. result ado excepcional: la separación
física del territorio de Pakistán Oriental; la existen
cia de diferencias lingúísti-
cas, culturales y étnicas entre la poblac ión de las dos áreas; el hecho de que el
gobierno no representaba a la totalidad de la poblaci
ón, sino que estaba por el
contrario aplicando medida s de fuerza en violaci ón de derechos humanos y li-
bertades fundamentales; finalmente, el hecho de que una elección reciente
había indica do que una mayorí a de la poblac ión total del Estado favorecía un
Pakistán Oriental independiente o por lo menos
autónomo (15).
onación lidad del
tota A
es descript 1 os ? estén, por tant
Y el pará ; o, dota dos de un gobi
t eneciente ealt
al territorio, , sin distinci erno que represente a (13) Sudáfrica al
votar la Declaración hizo Una reserva respecto
quebrantama e parcia incióón por motivos “que implican que la regla de que un Estado no puede de las disposiciones
l o tota gee Todo Estado 1 de raza, credo o color violar la integridad territori
Esta o . al de otros Esta-
do o nabo ota! : se abs. tendrá: de cualquier acción dirigida al
de la unid: ad nacional dos no se aplicará cuando un Estado pretenda que otros Estados no
e integridad territorial o tivo de todo el pueblo”. Reunión 1.184 de la
poseen un gobierno representa-
de cualquier otro Sexta Comisión de la Asamblea General, parágraf
(4) o 15.
WENGLER, G., 1971, 433; SALMON, J.J.A., op.cit.,
487.
(15) NANDA, 1972, 328,
. A
494 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 495
Sección V En lo referente al argumento basado en el artículo 2, parágrafo 4, es cier-
to que gran parte de la noción clásica de no intervención ha quedado absorbida
El deber de no intervención y la jurisdicción interna
por la prohibición de recurrir a la amenaza y al uso de la fuerza contenida en
esa disposición. Pero la amenaza y el uso de la fuerza sólo representa la forma
más evidente y extrema de intervención: es precisamente por esta razón que se
1. La no intervención en la Carta de las Naciones Unidas
ha insertado una prohibición específica en el artículo 2, parágrafo 4, y que se
han establecido en la Carta medidas especiales para considerar una violación
El deber de no intervención, que tuvo su origen en las normas
de Derecho tan seria. Pero hay, además, otros actos de “interferencia de carácter dictato-
Internacional aplicables entre los Estados americanos, ha sido
reconocido como rial” que no pueden calificarse, o no pueden describirse de manera adecuada,
principio fundamental de Derecho Internacional, válido
en todo el mundo, en la como “ataque armado”, “agresión” o incluso “uso o amenaza de fuerza” y son sin
Resolución 2625/XXV.,
embargo, contrarios también al Derecho Internacional. Por ejemplo, un Estado
o Cuando comenzó la discusión de este tema en 1964, hubo
una resistencia puede utilizar sus barcos de guerra para una acción unilateral en las aguas
inicial de parte de los Estados Unidos a admitir que la no interven
ción consti- territoriales de otro Estado, como el barrido de minas llevado a cabo por la Ma-
tuía uno de los deberes fundamentales que resultan de la Carta de las Naciones rina británica en las aguas albanesas del Canal de Corfú (Operación Retail) (1).
Unidas. Se hacía notar que el párrafo 7 del artículo 2 sólo prevé expresamente La Corte Internacional de Justicia encontró necesario recurrir al término “in-
la no intervención por las Naciones Unidas; mediant e la aplicació n del principio tervención” para describir este acto, que consideró violatorio del Derecho Inter-
expressto untus est exclusio alterius se aducía que el artículo
2, parágrafo 7, no nacional, y utilizó el vocablo a pesar de que la palabra “intervención” es tam-
se refería a los actos de los Estados. Se argumentaba además,
que la interven- bién empleada con otro sentido en el Estatuto de la Corte (2). Todo ello demues-
ción de los Estados se legislaba en el párrafo 4 del articulo 2, que se refiere tra la necesidad de prever y condenar esta conducta. Por último, la exclusión de
únicamente a la amenaza o al uso de la fuerza y no podía extenderse el texto de la presión económica y política del concepto de fuerza en la sección relativa al
ese 'artículo para hacer entrar dentro de su campo de
aplicación toda clase de uso de la fuerza hacía aún más necesario retener como un principio separado el
normas de conducta no previstas en esa disposición.
Se hacía notar, asimismo, deber de los Estados de no intervenir en los asuntos de otros Estados.
que fuera del párrafo 4 del artículo 2, los redactores de
la Carta no habían tra- En el caso de Nicaragua la Corte tuvo ocasión de decidir que la ayuda
tado de modo separado y expreso la interven ción por los Estados. prestada por Estados Unidos a los contras, si bien no configuraba un ataque
Estas observaciones fueron contestadas de manera concluye nte haciendo armado constituía flagrante una violación del deber de no intervención.
notar que, si bien la Carta no contiene una disposic ión que trate expresamente La Corte arribó en la parte dispositiva del fallo a la conclusión siguiente:
del principio de no intervención por los Estados, ese principio debía considerar- “Decide que los Estados Unidos de América, al entrenar, armar, equipar y
se implícito en ella. La inclusión de ese principio se
deduce claramente del aprovisionar las fuerzas de los contras, y al fomentar, apoyar y asistir de otras
hecho de que, al proclama r la igualdad soberana de los Estados, la Carta prohí-
be a un Estado injerirse en los asuntos de otro Estado. maneras las actividades militares y paramilitares en Nicaragua y en contra de
La igualdad soberana no esta, han violado, respecto de la República de Nicaragua, la obligación que le
tendría ningún valor si los Estados tuvieran derecho a interven ir en los asuntos impone el Derecho Internacional consuetudinario de no intervenir en los asun-
internos de otros Estados. El concepto Jurídico de no interven ción puede consi- tos de otro Estado”.
derarse como dimanante del respeto a la personalidad
y la indepen dencia polí-
tica del Estado, así como del principio de libre determin ación, que comprende el
derecho de los pueblos a elegir libremente sus propios sistemas 2. Intervención en asuntos internos o externos
político, econó-
mico, social y cultural. Es cierto que el artículo 2, parágraf o 7, prohíbe la inter-
vención de la Organización, pero dado que la Carta El texto de la sección de la Declaración de que trata de la no intervención
no puede permitir a los
Estados hacer lo que prohíbe a la Organización Internac reconoce como fuente los artículos 16 y 17 de la Carta de Bogotá o Carta de la
ional misma, tal prohi-
bición debe extender se a fortiori a los Estados Miembro Organización de Estados Americanos.
s en sus relaciones con
otros Estados. Por lo tanto, la frase introductoria del artículo Esta sección comienza con una declaración categórica en la primera frase
2, estableciendo
que “la Organización y sus miembros procederán de acuerdo del primer párrafo, que dice: “Ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho
con los siguientes
principios”, no puede ser interpretada como signific a intervenir directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos
ado que algunos de esos
principios gobiernan la conducta de la Organización internos o externos de ningún otro”.
y otros la de los Estados
Miembros; tanto la Organización como los Estados Miembro s están obligados a
actuar de conformidad con todos los principios de
la Carta, incluido el de no (1) Asunto del Canal de Corfú, 1CJ, Reports 1949, p. 45.
intervención.
(2) Artículos 62 y 63 del Estatuto de la Corte, referentes a la intervención de terceros
Estados en procedimientos contenciosos.
4vo LUCARDU JLUENDA DEL ARECHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 497
Esta referencia tanto a asuntos internos como externos, que es una ex-
presión tradicional de los tratados intera El segundo ejemplo concreto de intervención se da en la prohibición sl-
merica nos que se ocupan de la no in-
tervención, ha dado lugar a críticas. Arangio guiente:”Todos los Estados deberán también abstenerse de organizar, apoyar,
Ruiz, por ejemplo , afirma que la
referencia a asuntos externos fomentar, financiar, instigar o tolerar actividades armadas, subversivas o te-
constit uye un lapsus, ya que “asumi endo que los
asuntos internos y las cuestiones de Jurisdi rroristas encaminadas a cambiar por la violencia el régimen de otro Estado, y
cción domést ica son expresiones
sinónimas, el texto agregar de intervenir en las luchas interiores de otro Estado” (4). , o
ía nada menos que la categor ía de “asuntos exter.
nos”. Pero la suposición en que se basa esta Esta prohibición no es redundante con la formulada en un párrafo sm
crítica no es correcta. La experien-
cia latinoamericana ha demost rado que existen lar, referente al uso indirecto de la fuerza en la sección de la Declaración re ati
asuntos externos, por ejemplo,
el reconocimiento de un nuevo Gobiern o, o el manten va al artículo 2, parágrafo 4. La comparación de ambas fórmulas demues ra
imiento o ruptura de rela-
ciones diplomáticas con otro Estado, en donde que la relativa a intervención es más amplia, de acuerdo con la función oran!
en principio cada Estado es “úni-
co juez” y son así de carácter doméstico, y sin comprensiva de este concepto jurídico. Para intervenir en una lucha civi E
embargo han existido actos o ten-
tativas de intervención a su respecto. suficiente interferir en ella, por ejemplo, mediante un reconocimiento prematu-
Por otro lado, existen asuntos internos que ro de beligerancia; para violar la prohibición del uso de la fuerza se requiero
no caen ya en la órbita de “organizar, instigar, ayudar o participar en actos de guerra civil o en actos
cuestiones de carácte r exclus ivamen te o esenci alment e domésti co, como el res-
peto y la observancia de derechos humano terrorismo en otro Estado”. Por ello, es suficiente para constituir una interven
s fundam entale s dentro de un Esta-
do. No constituye intervención una crítica ción ilegítima el hecho de organizar, apoyar, fomentar, financiar, instigar 0
o un coment ario por otro Estado, o
una queja o denuncia ante una tolerar actividades subversivas encaminadas a cambiar por la violencia e e
Organi zación Interna cional competente respec-
to de las violaciones de tales derechos. En gimen de otro Estado, aun antes de que se hayan cometido actos de fuerza o de
cambio, si un Estado o grupo de Es.-
tados coacciona a otro a terrorismo (5).
fin de obtener un cambio en el tratamiento que da a
sus súbditos, esta acción constituiría interve nción. No existe, por lo tanto, co-
rrespondencia total entre las cuestio nes 4, La fórmula general
de jurisdi cción doméstica y los asuntos
internos o externos a que se refiere la prohibi
ción.
Además de estos ejemplos bien claros, se utiliza una fórmula de carácter
3. Ejemplos de intervención general para describir la intervención.
La Declaración, en la segunda parte de su primer párrafo define como
.: Ya que el término “intervención” tiene la violaciones del Derecho Internacional, además de la intervención armada:
función de comprender todo ac-
to ilegítimo de coerción de un Estado respec “cualquier otra forma de injerencia o de amenaza atentatoria de la persona y
to de otro, que no alcance a configu-
rar un uso o amenaza de fuerza, surgen dad del Estado, o de los elementos políticos, económicos y culturales que lo
serias dificultades cuando se trata de
definirlo con precisión. La intervención ha constituyen”. o
sido descripta como una “zona nebu-
losa de acción, imperfectamente defini Sin duda es ésta una fórmula vaga y demasiado genérica que debe cer
da por el Derecho Internacional”
(O.Wrigt, op.cit., 5). entendida por lo tanto como definida y limitada por la primera frase q párrafo
La Declaración, siguiendo el ejemplo de 2, que dice: “Ningún Estado puede aplicar o fomentar el uso de menda cono
la Carta de Bogotá, no intenta
una definición, sino que describe la interv micas, políticas o de cualquier otra índole para coaccionar a otro Esta q an
ención por medio de dos ejemplos
concretos y una formulación de orden genera
l. lograr que subordine el ejercicio de sus derechos soberanos y obtener de él ve
El primer ejemplo, es la refere tajas de cualquier orden”.
ncia que se hace a la “intervención arma-
da”, una expresión que abarca todos los En el caso de Nicaragua ha dicho la Corte que: “este elemento de cae,
actos de fuerza que, por una razón u
otra, no alcanzan a constituir ataque s armad ción... define y constituye la verdadera esencia de la intervención prohibida
os, agresiones o empleos ilegítimos
de la fuerza. La operación retail puede
ser un ejemplo de este tipo de acción. 6). ]
Todos estos actos constituyen violaciones o Las palabras clave en esta frase son los términos “coaccionar o peta:
independientes del Derecho Interna-
cional, aun si no llegan a infringir el artícu do”, que constituyen la esencia del acto de intervención y correspon e A o
lo 2, parágrafo 4, de la Carta (3).
trina tradicional que define la intervención como una interferencia eta
rial”. Es la naturaleza coercitiva del acto de interferencia que permite calificar
(3) (**) Dice el
Parágra fo 1 de la Resolución 2625/X XV: “Ningún Estado o grupo de Es-
tados tiene derecho a intervenir directa
o indirectamente, y sea cual fuere el motivo,
internos o externos de ningún otro. Por en los asuntos **) Parte final del parágrafo 2. ] | .
lo tanto, no solamen te la intervención armada, sino tam-
bién cualquier otra forma de injeren a don verse ejemplos claros de esta forma de intervención que no involucra el uso
cia o amenaz a atentat oria de la personalidad, o de los elemen-
tos políticos, económicos y culturales de la fuerza en FALK, 1975, 354-358,
que la constituyen, son violaciones
del Derecho Internacional”.
(6) ICJ Reports, 1986, 100.
498 EDUARDO JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 499
a tal acto como una violación del Derecho Internacional, sea que el acto en Pacto de la Sociedad de las Naciones e incluyéndose luego, con otro alcance (7)
cuestión implique el uso de la fuerza o simplemente el empleo de presiones en el art. 2 inc. 7 de la Carta de las Naciones Unidas que establece: “Ninguna
económicas y políticas. disposición de esta Carta autorizará a las Naciones Unidas a intervenir en los
Es innegable que toda negociación entre Estado comporta el juego recí- asuntos que son esencialmente de la jurisdicción interna de los Estados, ni
proco de influencias mutuas y el ejercicio de ciertas presiones. Existe, sin duda obligará a los miembros a someter dichos asuntos a procedimientos de arreglo
una línea divisoria entre la persuasión y la negociación legítimas por medio de conforme a la presente Carta; pero este principio no se opone a la aplicación de
las cuales los Gobiernos buscan influenciarse unos a otros, y la coerción o coac- las medidas coercitivas previstas en el Capítulo VIT”.
ción violatoria del Derecho Internacional . Un órgano internacional que sea (**) Respecto a la disposición resulta necesario aclarar ciertos aspectos:
eventualmente llamado a determinar si en un caso dado se ha atravesado
esa el significado del concepto “intervención prohibida”; el alcance de la propia dis-
línea divisoria puede llamar a concurso para esa determinación los principios
posición; la manera de determinar los asuntos que pertenecen a la jurisdicción
generales y las reglas del Derecho Internacional. Ciertos principios generales
doméstica; y la competencia para decidir la excepción.
como el de la buena fe, que está subyacente en todas las relaciones internacio-
nales; el principio de buena vecindad mencionado en el artículo 74 de
la Carta; b. Concepto de intervención prohibida
el deber de los Estados de cooperar entre sí, definido también en la Resolución
2625/XXV, y, sobre todo, el carácter lícito o no de los actos concretos realizados (**) Hay dos posiciones sobre el punto. Una que toma la expresión en
pueden ayudar a determinar si ha habido en un caso dado coacción para
lograr sentido amplio es sustentada, entre otros, por Kelsen (op.cit) y Preuss (1974) la
que otro Estado “subordine el ejercicio de sus derechos soberanos”.
que considera intervención a cualquier tipo de manifestación: tanto una exigen-
cia o una sanción impuesta por la Organización a un Estado, como el mero
5. La excepción de jurisdicción doméstica hecho de recomendarle una conducta o discutir una situación referida a tal
Estado en seno de los órganos deliberativos.
a. Origen y naturaleza (+*) Una segunda posición técnica, que entendemos es la correcta y ha
prevalecido, sostenida entre otros por Lauterpacht (op.cit./1) y Jiménez de Aré-
(++) La Declaraci ón 2625/XXV excluye de la legitimida d internacio nal los chaga (1950) que entiende por intervención toda “demanda perentoria a un
actos de intervención “en los asuntos que son de la jurisdicción interna
de los Estado, de desarrollar cierta conducta, acompañada de ejecución o bajo amena-
Estados, de conformidad con la Carta”. za de ejecución coercitiva en caso de incumplimiento de esa demanda”. En esta
o (++) La excepción de jurisdicción doméstica es una modalidad reciente tesis quedan excluidas del concepto de intervención tanto las recomendaciones
del
principio de no intervenci ón, por lo tanto es, como este, una consecuen cia como la consideración de la situación por la que atraviesa un Estado cuando no
inme-
diata del atributo de la soberanía en su manifestación interna. Al aparecer tienen ulteriores consecuencias; en cambio otras actividades de los órganos de
las
grandes Organizaciones Internacionales intergubernamentales de una organización quedan claramente comprendidos (8).
carácter
mundial a la que los Estados transfiere n ciertas competenc ias reservada s hasta
entonces a su decisión discrecional, las que desde entonces se colocaban C. Alcance de la disposición
en el
grupo de las decisiones adoptadas en común y bajo reglas, como paso de transi-
ción se exigió establecer ciertos límites apareciendo así la idea de jurisdicci (**) En el Pacto de la Sociedad de las Naciones el alcance de la excepción
ón
doméstica, exclusiva y excluyent e de cada Estado y de cuyos asuntos era muy limitado, abarcando sólo los asuntos considerados «exclusivamente» de
no sólo no
podían ocuparse los demás Estados en virtud del principio de no intervenc la jurisdicción doméstica y únicamente cuando el problema se refería a su even-
ión
sino tampoco las organizaciones internacionales en mérito a esta idea tual sometimiento a un laudo arbitral.
de juris-
dicción doméstica. Como dice E.Jiménez de Aréchaga, 1950), el concepto de (7) (**) En el Pacto de la Sociedad de las Naciones se establecía el concepto en forma
jurisdicción doméstica se aplica a las relaciones de un Estado con los demás y más limitada que en su actual redacción: sólo con referencia a los medios de solución pacífica de
con el conjunto de ellos, con la comunidad internacional de Estados
y consiste controversias, más precisamente en relación con el arbitraje y comprendiendo sólo a los asuntos
en la-determinación de una esfera de acción exclusiva donde no pueden interfe- que eran “exclusivamente” de la jurisdicción doméstica de los Estados.
rir los demás Estados o las organizaciones internacionales. (8) (**) E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, 1980, respecto a Naciones Unidas enumera una
serie de casos en los cuales sus órganos no pueden intervenir si el asunto a considerar pertenece
c (**) Este instituto, propio del sistema del llamado Derecho Internacional doméstica del Estado, porque, de hacerlo, configuraría intervención.
esencialmente a la jurisdicción
ontemporáneo y que se mantiene en el actual, nace con la organizac Incluye en esta situación: las resoluciones del Consejo de Seguridad conforme al Capítulo VI, los
ión jurídi-
ca y política de la comunidad internacional, consagrándose por primer fallos de la Corte Internacional de Justicia; las investigaciones dispuestas por el Consejo de Seguri-
vez en el
dad, conforme al art. 34, en el territorio de un Estado; las recomendaciones de la Asamblea Gene-
ral, cuando vayan acompañadas de recomendaciones al Consejo de Seguridad de aplicar medidas
coercitivas; etc..
2uu EDUARDO JIMENEZ DE ARECHAGA
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 501
(**) En la Carta de las Nacion es Unidas se adopta un criterio más am- de Derecho Internacional general es que los Estados han dejado de considerarla
plio. Dadas las características actuales de las relacio
nes internacionales, de- de la jurisdicción doméstica (11).
terminadas por las circuns tancias de hecho y el adelant o de la tecnología que
conducen a un estrechamiento de los vínculo (**) El criterio político entiende que si bien existen asuntos que en prin-
s interes tatales y a una mayor
interdependencia, resulta muy difícil que cipio pertenecen a la jurisdicción doméstica, los mismos pueden llegar a la órbi-
existan asuntos cuya materia para
nada interese al Derecho Internacional y puedan ta internacional cuando en virtud de las circunstancias gravitan en forma im-
considerarse como exclusivos
del ámbito interno ; por eso ahora alcanza portante en las relaciones internacionales, por ejemplo, cuando ponen en peli-
con que el asunto sea “esencialmente”
de tal jurisdicción. Esto amplía el campo gro la paz y seguridad, generan amenazas a la paz o conducen a una grave ten-
de la excepci ón ya que, teniend o todos
los asuntos aristas internacionales, ningun sión (12). En realidad, como lo sostienen E. Jiménez de Aréchaga, 1950, esta
o es exclus ivamen te interno, pero
para quedar exceptuados basta con que sean posición no constituye más que una modalidad del criterio jurídico ya que en
esenci alment e internos, aunque
tengan alguna incidencia internacional, siempr estos casos la cuestión se transforma de doméstica en internacional no sólo por
e y cuando que, como veremos
(infra literal d) el tema no esté regulad o para las perturbaciones políticas que causa, sino porque una norma convencional o
ese Estado por el Derecho Inter-
nacional, ni ponga en peligro la paz y seguri consuetudinaria encarga a un organismo o al conjunto de los Estados la salva-
dad interna cionales,
(**) Por otra parte, al presen guardia de la paz y seguridad y el impedir alteraciones aun orden establecido:
tarse la excepci ón como un principio general
de las Naciones Unidas, alcanza a todos sus “siempre el pasaje de una cuestión de la esfera doméstica a la internacional, se
órganos constituyendo un obstácu-
lo para la acción de cualqui hace por virtud de la existencia de un tratado o de otra norma del Derecho In-
era de ellos y en todas las materias: si se trata de un
asunto de jurisdicción interna ningún órgano ternacional que impone una obligación a un Estado”.
de la Carta puede intervenir.
(**) En conclusión, en la actualidad para determinar el carácter interna-
O, Cómo y quién determina si un asunto es de jurisd cional de una cuestión debe aplicarse el criterio jurídico. En razón de que el
icción doméstica
actual sistema internacional procura la seguridad colectiva y regula las activi-
.. (**) La doctrina y la práctic a de los Estado dades de los Estados prohibiendo el uso de la fuerza, poniendo a cargo de las
s han recurrido a tres criterios
para determinar cuales son los asuntos de Naciones Unidas la preservación de la paz y seguridad internacionales y de-
jurisdicción doméstica: el material u
objetivo, el jurídico y el político. Quienes terminando la vía pacífica como la única forma de solucionar lícitamente las
sostenían el criteri material afirma-
o
ban que existían asuntos que por su propia controversias, se posee una amplía base jurídica que permite a la comunidad
natura leza perten ecían necesaria y
permanentemente a la jurisdicción domést internacional recurrir a lo que se llama el criterio jurídico-político, predominan-
ica de los Estado s, los que no eran
afectados, ni afectaban las relaci ones intern te en la práctica de Naciones Unidas y que sólo es una variable del criterio ju-
aciona les (9). Este enfoque pudo
adecuarse a la realidad en el período corres rídico. o
pondie nte al Derecho Internacional
clásico; pero desde fines del Siglo XIX y cada (**) En cuanto a la competencia para decidir la excepción, esta pertenece
vez en mayor número, son más los
asuntos que pasan del campo de la decisió al órgano ante el cual ella se invoca, aunque al respecto han existido opiniones
n partic ular y discrecional y su juris-
dicción exclus iva al interés de los sistem diferentes (13).
as internos e internacional (10). Este
criterio actualmente debe abandonarse por
insuficiente.
- (**) El segundo criteri o, el jurídic o establece que para determinar si una
materia pertenece o no a la jurisdicción
doméstica debe considerarse si ella ha
sido objeto de regula ción Jurídic a intern aciona l por las partes en conflicto. Si tal
materia ha constituido el objeto de un tratad
o o está regulada por otras normas
II
(11) (**) Este criterio ya fue aplicado en 1923 por la Corte Permanente de Justicia In-
(9) (**) Por ejemplo , el adoptar decisiones ternacional (CPJI, Serie B, N* 4) la que afirmó que “La cuestión de si un cierto asunto es o no ex-
en: materia migratoria; aduanera; acerca del
Otorga miento de la nacionalidad respect o clusivamente de la jurisdicción doméstica”. o .
a la organización política o económica interna
reconocimiento y amplitud en el ámbito interno o sobre el (12) Este criterio fue aplicado por la Corte Permanente de Justicia Internacional en el
de la protección de los derechos humanos funda-
mentales, etc.. o de las Islas Aaland. . ] ]
(10) (**) Por ej., esto ocurre respect N “419 GROSS, 1949, ENGLENTON, 1946 y KELSEN, op. cit, sosteniendo que el propio
o a la potesta d tarifar ia por la pertenencia al GATT,
con la nómina de los derechos humano Estado al invocar la jurisdicción doméstica excluye la posibilidad de intervenir en el asunto. Entre
s fundamentales debidos a los habita
ntes por pertenecer a la
otros BRIGGS, 1949, en una posición totalmente diferente ha sostenido que tratándose la especie a
decidir esencialmente jurídica, quién debe hacerlo es un órgano jurisdiccional, la Corte Internacio-
nal de Justicia y no uno político.
502 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL...
503
de controversias o situaciones internacional es...”. Está pues íntimamente ligado
Sección VI con otro de los principios, aquel que prohíbe el recurso a la amenaza y al uso
de
la fuerza (art. 2, inc. 4).
Los demás principios de la Declaración 2625/X
XV Hasta mediados del Siglo XX, al recibirse el Principio de Auto Tutela era
difícil determinar cuando era legítimo o no el recurso al uso de la fuerza como
medio de solucionar las diferencias entre los Estados; tanto este como los me-
1. Introducción
dios pacíficos eran recursos admitidos y regulados por el Derecho Internacional.
Cuando diversas circunstancias (3) que se dan al aprobarse la Carta de las Na-
La Declaración 2625/X XV se integra, además, con otros tres principios, ciones Unidas determinan que culmine un proceso iniciado unos 50 años antes
uno de los cuales es el único que no se present
a como tal, sino como la y se proscriba el uso y la amenaza del uso de la fuerza en las relaciones inter-
“...obligación de los Estados de coopera r entre sí...”. Los mismos son analizados nacionales, de los dos caminos habilitados para el establecimiento de relaciones
en su desarrollo y consecuencias, con más amplitu d, en otros lugares de esta entre los Estados, uno de ellos es prohibido y sólo el otro puede ser transitado
obra (1). No obstante el presente Capítulo no
estaría completo sin hacer una legítimamente. Por lógica consecuencia, con la misma fuerza con que se esta-
breve referencia a estos tres Principios.
blece el principio de proscripción del recurso a la fuerza (4) se consagra este
otro que indica la obligación de solución pacífica de controversias, que, como ha
2. La solución pacífica de controversias dicho la Corte Internacional de Justicia (5) es su natural complementario.
La disposición de la Resolución 2625/XXV es más amplia que el art. 2 inc.
a Los textos 3 de la Carta y sus concordantes, ya que si bien el último parágrafo de este
Principio afirma que ninguna de sus disposiciones prejuzga o deroga las dispo-
La Declaración 2625/XXV reafirm a “El princip io de que los Estados arre- siciones de la Carta (6), a la vez se extiende la obligación de “los Miembros de la
glarán sus controversias internacionales por Organización” (art. 2, inc. 3) a “Todos los Estados” primer párrafo (7).
medios pacíficos de tal manera
que no se ponga en peligro ni la paz y la seguri
dad internacionales ni la justi-
cia”. C. La libertad de elección de medios
En el art. 2 inc. 3 de la Carta de las Naciones
Unidas, este principio se
repite textualmente,pero con un alcance más limitado ya que sólo En el sistema de la Carta se establece la prohibición de recurrir al uso o a
se refiere a
“Los miembros de la Organización...” y no a todos la amenaza del uso de la fuerza como forma de solucionar los diferendos —
los Estados. La Carta de la
ONU lo desarrolla más adelante en el Capítulo admitiéndose sólo ciertas excepciones- y se propone a los Estados la solución
VI. En el art. 3, lit. h de la Car-
ta de la Organización de Estados Americanos pacífica de sus controversias (arts. 1 y 2), pudiendo para ello elegir el medio que
tambié n se recoge el principio: “h.
Las controversias de carácter internacional que consideraran mejor (art. 33).
surjan entre dos o más Estados
americanos deben ser resueltas por medio de En la Resolución 2625/XXV se reafirma la posibilidad de elección de los
procedimientos pacíficos”.
medios, fundándola en el atributo de la soberanía. Dice el párrafo 5: “El arreglo
db. Ubicacióny alcance del principio de las controversias internacionales se basará en la igualdad soberana de los
Estados y se hará conforme a la libre elección de medios”.
El principio tiene origen consuetudina rio (2). En el sistema de la Carta de Si existe una controversia que enfrenta a dos o más Estados, estos tienen
las Naciones Unidas se establece expresamente
en el art. 2 inc. 3, pero también la obligación de no recurrir a la fuerza para superarla. La arreglarán por me-
está enunciado en el art. 1 inc. 1 al señalar se que el propósi to fundamental del dios pacíficos, pero mientras no recurran a la fuerza no tienen la obligación de
sistema consiste en “Mantener la paz y seguri
dad interna cionales...” para lo solucionarla, pueden mantenerse en el terreno de las tratativas (8). Si bien la
cual primero se procur ará suprimi r las agresio nes y otros quebrantamientos de
la paz y, además, se procurara “... lograr por medios pacíficos y de conformidad (3) Ver H. ARBUET VIGNALI, 1991.
con los principios de la justicia y del Derecho
Internacional, el ajuste o arreglo (4) Ver supra Sección III.
(5) Corte Internacional de Justicia, 1.C.J. Reports, 1985, 145.
(1) Al estudiarse la solución pacífica de controve (6) “Ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes prejuzga o deroga las dis-
rsias en el tomo HI, Cap. XX; al comen-
tarse las organizaciones internacionales posiciones aplicables de la Carta, en particular las relativas al arreglo pacífico de controversias
creadas para el desarrollode la cooperación internacional
en el tomo IV, Caps. XXII y XXIII; y en otros internacionales”,
varios lugares, por tratarse el Principio de Buena
de caño de los componentes esenciales
Fe (7) “Todos los Estados arreglarán sus controversias internacionales por medios pacífi-
del Derecho Internacional Público y de cualquier
Jurídico. sistema cos de tal manera que no se ponga en peligro n la paz y seguridad internacionales, ni la justicia”.
(2) Corte Internacional de Justicia, caso Nicaragu (8) E. JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, 1950, Cap. III, N° 2. Este autor al analizar el art. 2
a (fgondo), 1.C.J. Reports, 1986. inc. 3 de la Carta, llega a la misma conclusión diciendo que “...no existe, en rigor, una obligación de
Lor ra dll
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 505
Resolución 2625/XXV crea expresamen
te otras obligaciones para los Estad
(Parágrafo 2: “...Los Estados os incompatible con la igualdad soberana....” y que “....se hará conforme al Princi-
procu rarán llegar a un acuer do proto y justo de
sus controversias). continúa admit
iendo el que estos dejen en suspe pio de la Libre Elección de Medios....”.
blema, si esto no afecta nso el pro-
la paz y segur idad intern aciona les, cuando dice que
Los Estados... Procurarán llegar a un
arregl o pront o y justo .” valié ndose “ "de 3. La cooperación internacional
los medios pacíficos que resulten
adecuados a las circunstancias y
leza de la controversia” (9) (2° párraf a la natura-
o). En cambi o, ademá s de la últim a. Los textos
lada, tienen otras tres obligaciones a seña-
precisas que se establecen en forma
concreta que en la Carta: si no más
logran una soluci ón, deben seguir El Cuarto principio de la Declaración 2625/XXV, el de la cooperación in-
encontrarla por otros medios pacífi tratando de
cos que vayan eligie ndo (párra fo ternacional se establece formalmente en forma diferente a los anteriores, ya
abstendrán de toda medida que 39), “...se
pueda agravar la situación al punto que se consigna: “La obligación de los Estados de cooperar entre sí, de confor-
on peligro el mantenimiento de de ‘poner
la paz y segur idad intern aciona les... midad con la Carta”.
da : párrafo a los Propósitos y Princi ” y deben
pios de la Carta de las Naciones Inmediatamente, en el párrafo 1, se explica que el deber de cooperar al-
Uni-
canza a todas las relaciones, aunque existan diferentes concepciones políticas,
Dentro de estos límites los Estad os gozan de una ampli a libertad. Mien- sociales o económicas, que debe evitarse todo tipo de discriminación y que tiene
tras no se ponga en peligro la paz
y seguridad intern aciona les, los Estad por objeto mantener la paz y seguridad internacional y promover la estabilidad,
den no solucionar sus controversias, os ue-
mientras procuren hacerlo, osoluc el progreso y el bienestar.
ionarlas
cer el objeto de la discusión O ésta b. Su análisis
arreg larse admitiendo soluciones que
enen la equid ad o el se fun-
ajust e de los intereses contrapuestos. De esta descripción pueden extraerse algunas conclusiones. La distinta
2625 De todo esto puede concluirse
, además, que pese a que en la Resol ución presentación de la idea debe de responder a un propósito de diferenciarla de las
/XXV no se vincula la solución pacíf
ica de controversias con aquellas demás. Los otros principios presentados (12) están claramente recibidos en el
“con-
actual sistema de Derecho Internacional, tienen un alcance generalmente bien
de mea mien como lo hace el art. 1 inc. 1 de la
Carta, el desarrollo delimitado y exigen por parte de los Estados conductas claras, que podrán dar
1SpoSiciones es el mismo, aunque lugar a discusiones de hecho, pero que no permiten diferentes apreciaciones
la Organización, como tal tiene
como propósito el evitar las contr
oversias mayo res y que pong an conceptuales y que sólo en forma muy específica y parcial pueden estar condi-
paz y seguridad y no el inmiscuirs en eli 1
e en las de menor entidad (11). cionados por la aplicación de otros principios (13). La obligación de cooperar
Por último cabe señalar que el a
parágrafo quinto, en forma también es de claro recibo en el actual sistema de Derecho Internacional, aun-
superabundante por innecesaria, tan clara como
dice que el arreg lo de estas que su ingreso más reciente determina algunas imprecisiones en su alcance, de
.---Se basará en la igualdad sober controversias
ana de los Estados...” y “....no dónde, la conducta exigible permita aún discusiones conceptuales como todas
se considerará
—
las que pueden resultar del necesario equilibrio entre esta obligación de coope-
los coMiembr a ración en algunos campos de acción y los principios de igualdad soberana y no
Organizaci
izacióón de arreglar sus controversia
c or 5 por esos
s por medios pacíficos, sino de no intervención. Esto explica por qué es necesario presentar el principio de coope-
medios pacífic os. . No es una obliva
situac igació
ció n de hacer,
a ión puede
lede perfectame nt ee contin
c o i uar en * “statu quo”, , Sinsin violac
sino ï di h ración bajo la forma de una obligación cuyo alcance se describe.
ta...”. Adomás cita en forma coinci vi 1Ó de los
ión ‘princ
incipiipios de la Car, -
princi
dente a A. VERDROSS, 1953 La necesidad de mantener un equilibrio a veces difícil de concretar y
judicial rocuras misión, o patigación, mediación, concil
? pios de la Car
1 , ANISMOS internacionales o a sistem
iación, buenos oficios arbitraje, arreglo siempre de elusiva precisión conceptual, es lo que explica que la obligación de
Opciones, salvo texto as regi
egionales, u otros. Pa legi
,
expreso, » n no existe] un orden preest
mentee a del ableci do. e
diend ¿rrirse indist
soli cualquier medio existe: nte 1 indistiinta:
0 crear uno nuevi O, 1
Siempr e que© elel mismo
mismo
1 sea
(12) La proscripción del uso de la fuerza, la solución pacífica, la no intervención, la
sea adecu
adecuaado tintparaa:la
igualdad de derechos y libre determinación, la igualdad soberana, la buena fe.
prende ( 10q o a copiar de «
Dt rovers : ias” se está
-
hacien
: (13) Los principios de no recurrir a la fuerza y de no intervención —ambos de formulación
do referencia a una cuestión que
o stados
2 claramente identif icados, co
com negativa— son los que poseen límites conceptuales de más difícil precisión y que al prohibir ciertas
ya fren
sea te
en razón de consideraci In Opuest ci ones ri
as posici t
y
1ones jurídi
r
Jurídi cas o Ï
intere : , actitudes pueden limitar la acción de los Estados, limitación que, según los casos, podrá justificarse
MN el
ses politic
políti os antagó nicos, lo0 que
tagóni que las las conduc
condaceio a
or o or intensidad, pero en forma por ser la lógica consecuencia de la aplicación del principio, o resultará una pretensión arbitraria
dad menos ela lo suficientemente clara como
ind
lviduai idad y en sus para iden
posicio nes. . Al ablars
habl e de “si“situaciones” por no encuadrarse en él. De todas maneras aún para estos casos más difíciles, la práctica de los
que puedan logar a, SIn
a partesOS totalmente identificad as,
Ï se indica
” se ind una reali- .
ni 1 posici ici ones absolutamente defini1das, Estados actualmente es lo suficientemente rica como para aportar claridad a la distirición concep-
1 aun-
(11)
: - tual, aun en los casos en los que los hechos sean de difícil determinación (¿quien comenzó la agre-
VerE. JIMÉNEZ DE ARECHAGA, 1950, Cap. III, N* 2 in fine. sión y quién se defiende”; ¿cuándo el hacer o no hacer algo configura una presión intervencionista y
no el ejercicio de una potestad legítima?, etc.).
506 HEBER ARBUET-VIGNALI LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 507
cooperar se establezca haciendo a la vez un expreso reconocimiento del deber de cia y la tecnología, y promover el progreso de la cultura y la enseñanza en el
respetar la individualidad de cada Estado (14), diciendo que el deber de coope- mundo. Los Estados deben cooperar para promover el crecimiento económico en
rar es independiente “...de las diferencias en sus sistemas políticos, económicos todo el mundo, particularmente en los países en desarrollo”.
y sociales...”. Es sobre estas bases que luego se impone un amplio deber de Vuelve aquí el texto a una obligación más concreta, pero lo hace después
cooperación. Este deber no sólo se asienta en ideales de elevado valor axiológico
de haber admitido la preponderante gravitación de otros dos principios —la
(15), sino también en circunstancias de hecho como las actuales posibilidades
igualdad soberana y la no intervención— en el desarrollo de toda actividad esta:
tecnológicas que determinan la necesidad de que el Derecho Internacional (16) e la am ol
tal que tienda a concretar la cooperación a que se obliga. La técnica
se ocupe de nuevos campos, los que antiguamente no resultaba peligroso dejar
gúedad constructiva que caracteriza las etapas de transición en la regu ación
librados a la decisión individual y discrecional de los Estados. Es por esto que
jurídica de la actividad internacional, se hace presente con todo vigor y enten-
se impone el deber de cooperar para dos fines específicos: con mayor radicalidad ]
demos que también con acierto.
al decirse “a fin de mantener la paz y seguridad internacionales”, porque si ello
no ocurre puede desaparecer la actual civilización; y con menos énfasis cuando La idea de cooperación ya se encontraba en la Carta de Naciones Unidas
se agrega que también lo es para “promover” ciertas actividades y condiciones y en la de la Organización de Estados Americanos; pero en la Declaración
que de no cuidarse podrían ocasionar serias distorsiones e, incluso, conducir a 2625/XXV, aún con las características señaladas, la misma se concreta en lor-
quebrantamientos de la paz y seguridad. ma más clara.
El segundo párrafo en que se concreta este principio establece también
C. La eficacia de estos textos
una sutil y coincidente diferencia en los cuatro literales en que desarrolla su
idea. Los literales a y b reafirman con total vigor y sin condicionamientos que
Muchos autores entienden que este principio es el que menos desarrollo
“Los Estados deben cooperar... en el mantenimiento de la paz y seguridad in-
ha tenido en las relaciones internacionales de la segunda mitad del Siglo XX.
ternacionales” y “...para promover el respeto universal a los derechos humanos
En este sentido cabe citar a J. A. Pastor Ridruejo, 1989, 714, quien dice que
y las libertades fundamentales... y para eliminar toda forma de discrimina-
ción... (e) intolerancia...”. Respecto de estas actividades de cooperación no admi-
« ..el deber de cooperar descansa en el principio fundamental de la soberanía qe
los Estados, presentando de tal modo una innegable connotación e
te límites ni condicionamientos. Las diferentes posiciones podrán originarse en
discrecionalidad. Estamos en rigor ante una vaga obligación de comportamiento,
la apreciación de los hechos, pero no en razones conceptuales porque las ideas
no de resultado, de muy difícil control y de sanción altamente problemática en caso
son claras y precisas. 2
de incumplimiento... Agrega que la cooperación se impone como una nego
En el literal c, en cambio, se retorna a la idea de “promover” comentada
política que beneficia a los Estados “... pero no puede decirse que tenga cardo e de
respecto al párrafo 1”. Este literal no impone un deber liso y llano de cooperar °
obligación específica cuya violación da lugar a responsabilidad internaciona .
en los campos a que se refiere, sino que obliga a los Estados a conducir sus
re- explica que la cooperación internacional presente en nuestros días unos rasgo
laciones económicas, sociales, culturales, técnicas y comerciales “...de conformi- las
claramente selectivos”. Comenta luego el desarrollo del principio en el marco :
dad con los principios de la igualdad soberana y la no intervención”. Esto signi- diez
Naciones Unidas (19), concluyendo en la poca eficacia del sistema. También
fica que no se impone al Estado con más posibilidades materiales (17) una obli-
de Velazco, 1980, tomo II, 98 a 100, dice que “Todo ello revela la precaria concien-
gación incondicionada e irrestricta de cooperar, sino que se dispone, por un una
cia jurídica de este principio en la comunidad internacional...” el cual *... eno
lado, que al cooperar no afecte los derechos del Estado ayudado y por otro, tam- o igacio-
línea minimalista, y además elude presentar los deberes concretos como
bién, que la obligación de cooperación no debe tampoco afectar los mismos dere- «y contras :
nes preexistentes...” concluyendo en que la disposición es retrógrada
chos que también posee el Estado que debe ayudar. e
con los términos de la contemporánea Resolución 2626...”, siendo superada por
Después de esta distinción, el último párrafo vuelve a ocuparse de la co- NOEL
operación en el ámbito de actividades concretas, ya incluidas en el literal c cams
y estableciendo ahora la obligación en otros términos: “Los Estados deben
(18), No compartimos estas posiciones en que se confunden los distintos
co- mía ora
operar en la esfera económica, social y cultural, así como en la esfera de la cien- pos de la cooperación internacional y, además, no se tiene en cuenta
encia
la trascendencia del cambio que la disposición refleja, ni su enorme incl
a :q
{14) Lo que se reafirma -como veremos- al hacerse referencia más adelante a los princi- en la política internacional y, en consecuencia, la necesaria penc
5 a
pios de igualdad soberana y no intervención. puesta en práctica. No puede negarse el enorme cambio product o So
a pa ey
(15) Lo que puede ocurrir y sería deseable que fuera siempre así. mos tiempos en el campo de la cooperación para el mantenimiento a
funda
de la seguridad internacionales y para la protección de los derechos
(16) En el sistema que nosotros llamamos “adecuado a la tecnología nuclear”. Ver H.
ARBUET VIGNALI, 1991 y 1996.
(17) — Ala potencia mejor situada, más rica, con mayor tecnología, más desarrollada.
(18) Excluyendo en cambio en forma altamente sintomática, las de los literales a y b 1710/XVI, 1521, 35/36, la
an- (19) Resoluciones de la Asamblea General Nos. 1515/XV,
tes mencionados. l, el NOEI, etc..
asistencia técnica operacional, la reestructura del comercio internaciona
308 HEBER ARBUET-VIGNALI
LOS PRINCIPIOS GENERALES DE DERECHO INTERNACIONAL... 509
tales del ser humano individual, aún frente
al Estado de su nacionalidad. En
un sistema de coordinación que regula operación internacional, especialmente en una época en que esa cooperación es
la activi dad de sujeto s sobera nos que
crean sus propias reglas, estos avance cada vez más indispensable” (21). -
s no pueden provenir de mandatos,
mayorías o de órganos instit de
uciona lizado s. Los cambi os afecta n ámbitos muy
sensibles en la política internacional, b. Alcance
los cuales, hasta no hace mucho tiempo
no podían imaginarse ajenos a la exclus ,
iva Jurisdicción doméstica de los Esta-
dos. Las modificaciones que se gener El desarrollo del principio extiende su alcance a las obligaciones contraí-
an en estos campos , por sus caract
cas, primero deben ser aceptados y erísti- das en virtud de la Carta y a las resultantes de los principios y normas del de-
reconocidos por la comunidad de Estado
su conjunto, para luego cumplirse s en recho consuetudinario y de la fuente convencional.
por todos en razón de la convic ción de nece-
sidad que aquella actitud genera y Los tres primeros párrafos establecen: “Todo Estado tiene el deber de
del respal do que dan a sus soluci ones
voluntad soberana de todos los Estado la cumplir de buena fe las obligaciones contraídas en virtud de la Carta de las
s, convencidos de la bonda d de sus
puesta s comun es. Sólo pro- Naciones Unidas (1°)....de los principios y normas del Derecho Internacional
mucho despué s, cuando el transcurso del tiempo
práctica precisen los contornos de y la general reconocidos (2°).....de acuerdos internacionales válidos con arreglo a los
las soluciones sentid as y gener adas
necesarias para la defensa de todas como principios y normas de Derecho Internacional generalmente reconocidos (3°)
las soberanías, recién se precisarán
perfiles y se institucionalizarán (20). sus (22). ,
Es cierto en cambio que los avances El último parágrafo del desarrollo del principio establece que “Cuando Jas
de la cooperación resultan muy limi-
tados cuando se vinculan al intercambio obligaciones derivadas de acuerdos internacionales están en pugna con las obli-
de tecnología, a la lucha contra el sub-
desarrollo y la pobreza, a la equipa gaciones de los Miembros de las Naciones Unidas en virtud de la Carta, preva-
ración en relaci ón al respet o de
valores culturales, a la Justicia en todos los lecerán estas últimas”. Esta es una redacción confusa que sólo puede referirse a
los términos del interc ambio y a otras
similares; pero esto ocurre porque áreas compromisos contradictorios entre Estados miembros de las Naciones Onidas,
la diferencia está impuesta por las
normas que obligan a la cooperación mismas sin afectar a los que sean ajenos a ella, aunque estos sean muy pocos. No puede
y porque ella debe respet ar valore s
para los actuales Estados son de que interpretarse como una afirmación de la superioridad de la Carta ya q
más alto rango: la iguald ad en
intervención. Para que estos tres sobera na y la no
principios pueda n alguna época se habló de un “Derecho Constitucional de las Naciones Unidas”,
funcio nar corre ctame nte en
el ámbito económico, comercial, social, a nadie piensa en ello (23).
etc., dando ventajas materiales a
países menos favorecidos, sin subord los
inarlo s a los más ricos, ni hacerles perder - El Principio de la Buena Fe es la piedra angular de todo el Derecho In-
a ninguno de todos ellos —ricos y ternacional Público. Si el Estado por ser soberano no tiene obligación de con
pobres— su identi dad cultur al, se
primero avances en la identidad requie ren
socio-política-cultural y recién despué traer compromisos, bastándole para ello con aislarse de los demás (24); si, ade-
drán normas jurídicas más precisas. s ven-
más, cuando decide obligarse lo hace mediante una plena y libre participación
en el establecimiento de las obligaciones, en atención a las ventajas que ellas le
4. La buena fe reportan y sin que ningún poder ajeno que lo limite o se le imponga; debe cum-
plir de buena fe esos compromisos que libremente asume por las ventajas que
a. Los textos le proporcionan. Si no pensara hacerlo no seria lógico que se comprometicra,
porque libremente comprometerse para no cumplir es contradictorio en absolu-
El séptimo y último párrafo estab to (25). o
lece: “El princ ipio de que los Estad
cumplirán de buena fe las obligacion os Tan es así que el Principio de la buena Fe es una regla esencial, yo pea
es contraídas por ellos de conformida
la Carta”. d con que para todo sistema jurídico, inclusive el Internacional, que al mismo se q
La disposición amplía referencia en otras partes de la Resolución 2625/XXV. El 11er. y 12” parágrafos
a todos los Estad os el princ ipio del
la Carta de Naciones Unidas art. 2 inc. 2 de que desarrollan el Principio del No Uso de la Fuerza, dicen que todos los Esta-
el que también se recog e en el art.
Carta de la Organización de 3, lit. c de la
Estados Americanos. Respecto a este
dicho la Corte Internacional principio, ha 21 Caso de los ensayos Nucleares, ICJ Reports 1974, págág. 268. o o
de Justicia: “Uno de los principios
gen la creación y la ejecución básicos que ri- 22 Creemos, en todos los casos, que corresponde seguir las reglas ordinarias de relacio
de obligaciones Jurídi
cas, sea cual nes entre tratados contradictorios entre si.
es el de la buena fe. La confianza recip sea su fuente , o .
roca es una condición inherente a la (23) A nuestro juicio no corresponde en un texto de alcance general la a referencia
co- que se hace relativa a la prevalencia de las obligaciones resultantes de la Carta de Naciones
das. . . co
. (20) También es importante en este (24) Cosa muy difícil de lograr en los hechos, pero legítima jurídicamente, si ce carl dis
aspecto el desarrollo de la teoría
ranía. Ver al respecto H.ARBUET jurídica de la sobe-
-VIGNALI 1997, 1999, 2004
Capítulo VI, II, 2004/1, 2005 y
puesto a enfrentar las consecuencias prácticas. Ver supra la nota 41 de la Sección II de es p
y en H.ARBUET-VIGNALI y L.BAR TIPA: lo.
RIOS, 2001, 2003 y 2003/1.
(25) Ver H. ARBUET VIGNALI 1994.
510 HEBER ARBUET-VIGNALI
dos deberán realizar de buena fe las negociaciones tendientes a un desarme
universal y para mejorar las relaciones entre
los Estados y que deberá
n cum-
plir de buena fe sus obligaciones para mantener y afirma
r la paz y seguridad
internacionales.
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