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Evaluación escolar en Colombia: una mirada frente al derecho a la equidad

La educación es un derecho universal. Los Estados deben garantizar que sus ciudadanos
tengan acceso a una educación de calidad, independientemente de su género, raza,
condición social o cultural. La educación, especialmente la educación formal, debe crear
espacios ideales que ayudan a reducir la desigualdad y aseguren que todos estén incluidos.
Según los organizadores, la evaluación es parte integral del currículo y puede cumplir o
excluir este propósito. De hecho, los puntajes de las pruebas estandarizadas que miden el
rendimiento académico son un escenario riesgoso en comparación con los procesos que
homogeneizan o excluyen la diversidad y la diversidad humana.

La evaluación se puede analizar desde dos perspectivas principales: formativa y sumativa.


El objetivo principal del primero es analizar y evaluar continuamente el proceso desarrollado
en el sistema, programa o plan de estudios. Comprometidos con la investigación cualitativa
exhaustiva de los procesos para comprenderlos y mejorarlos. Además, este tipo de
evaluación permite orientar y adaptar el proceso formativo a las diferencias y
especificidades individuales. Es una evaluación que muestra cómo el proceso de
retroalimentación se convierte en un escenario de aprendizaje para todos los participantes
en el proceso de formación. En la evaluación sumativa, se centra en la validación y el
análisis de los resultados y la rendición de cuentas. Se representa mediante una escala
estandarizada que permite la comparación con el mismo estándar o punto de referencia.

En el contexto de la educación, las evaluaciones acumulativas son de naturaleza


cuantitativa y ayudan a determinar el nivel de desarrollo a nivel del país, las instituciones o
grupos específicos de estudiantes. Este tipo de evaluación equilibra actores y resultados y
es la primera opción para medir la calidad, incluida la calidad educativa. Por lo general, sus
resultados conducen a incentivos, reconocimiento y financiamiento para organizaciones,
profesores o estudiantes. Es decir, los sujetos fueron incluidos o excluidos en base a estos
resultados. En general, podemos estar seguros de que existen riesgos invisibles al insistir
en definir la calidad de la educación sobre la base de resultados cuantitativos, como el
progreso del aprendizaje y su relación con la dinámica docente o práctica docente. La
exclusión, por ser un requisito de selección, promueve la desigualdad y, según esta línea de
pensamiento, vulnera el derecho fundamental de todas las personas a una educación de
calidad.

La valoración generalmente se adapta al desarrollo de la sociedad y la forma de producción.


La evaluación en el contexto de la educación no es diferente de la situación en la que los
resultados, el desempeño y la eficiencia se convierten en los principales indicadores de la
calidad de los sistemas educativos. Los indicadores de desempeño son útiles si desea
obtener una imagen general de la educación. Sin embargo, esta forma general puede
enmascarar algunas de las realidades específicas y contextuales que puede producir la
evaluación crítica, cualitativa y formativa. Además de la estandarización, también se deben
tener en cuenta las diferencias nacionales e internacionales para lograr una creciente
diversificación y diversificación.

La evaluación de la calidad mediante indicadores cualitativos determinará resultados


diferenciados. Se necesita un enfoque cualitativo para identificar rasgos y características y
brindar “opiniones subjetivas sobre cada sujeto educativo, pero que en conjunto nos
permitan comprender cómo piensan y sienten sobre las actividades de aprendizaje” y el
aprendizaje. La evaluación de la calidad de la educación desde esta perspectiva se centra
no sólo en los impactos y resultados, sino también en los procesos, actividades, dinámicas,
interacciones y el valor que crea. La educación de alta calidad se manifiesta en la capacidad
de crear una sociedad que luche por la felicidad y el bienestar humanos. Así es como
funciona legalmente.

En Colombia, es hora de actuar. Las pruebas estandarizadas y los resultados de la


investigación de factores relevantes muestran que los factores socioeconómicos exacerban
la desigualdad social en Colombia; por ello, el Icfes, el Ministerio de Educación, las
universidades e instituciones interesadas en medir la calidad de la educación en el país
deben trabajar en conjunto para desarrollar nuevas herramientas de diversidad. aclarando el
principio de inclusividad declarado y protegido en el marco legal.

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