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Contad a la generación venidera.

1 Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2 Abriré mi boca en
proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3 Las cuales hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron. 4 No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación
venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. 5 El estableció testimonio
en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; 6 Para
que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus
hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden
sus mandamientos, 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no
dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu. Sal 78.1–8

La Biblia claramente enseña que los padres tienen la responsabilidad primaria de enseñar a sus hijos
la verdad sobre Dios y su voluntad. (Deuteronomio 6:4-9; Efesios 6:4)

¿Qué haremos nosotros por la próxima generación? ¿Por nuestros hijos? ¿Nos quedaremos de brazos
cruzados?
La agenda de este mundo, que no está de brazos cruzados, no incluye que amen a Dios con todas sus
fuerzas con todas sus mentes, esa agenda no incluye que nuestros hijos se mantengan fieles al
evangelio.
Este mundo está metiendo ideas erradas acerca de Dios, acerca del hombre en las mentes de
nuestros hijos, el mundo les esta enseñando.
Algunos no creen que exista Dios.
Si Dios existe es un Dios solo amor.
El universo existe luego de una explosión, no hay un creador.
El hombre no es creado a imagen y semejanza de Dios, somos animales.
El hombre es bueno en sí mismo.
La verdad la defines por lo que a ti te parece, no hay verdad absoluta.
El divorcio está bien, relaciones sexuales antes del matrimonio están bien, la homosexualidad está
bien, la mujer puede ocupar el rol del varón.
Matar a una vaca para alimentarse esta mal, pero matar a un inocente en el vientre de su madre esta
bien.
Y la lista es larga hermanos.
¿Qué haremos nosotros como padres? ¿Qué haremos con nuestros hijos? ¿y por las generaciones
que vendrán?
Hermanos, padres, varón, en esta iglesia, reunión tras reunión la palabra de Dios es enseñada y
predicada ¿has considerado ese privilegio? ¿Qué estás haciendo con lo que aprendes aquí?
Domingos somos enseñados, en la escuela bíblica de adultos, la predicación.
Miércoles Seminario bíblico
Jueves reunión de varones y de mujeres, luego la predicación.
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Aquí se está predicando y enseñando la palabra de Dios, ¿Qué estás haciendo con esas verdades que
aprendes?
Nuestros hijos los días sábados son expuestos a la palabra de Dios en la escuela bíblica, los domingos
también. ¿Te preocupas tu en acercarte a la maestra de escuela bíblica no solamente para preguntar
cómo se portó tu hijo, sino para ver de qué tema se ha hablado en clase para luego en la semana
poder seguir con el mismo tema o quizás repasar la clase?
¿Has observado que en la fotocopia que lleva tu hijo luego de clases te ofrece una guía para repasar
las verdades que se le enseñaron y preguntas para que puedan reflexionar y aplicar lo que aprenden?
¿Estamos contando a nuestros hijos las maravillas de Dios?

1 Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2 Abriré mi boca en
proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3 Las cuales hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron.

Aquí tenemos una generación pasada “nuestros padres” que se ocupó de instruir a la generación
presente del salmista, “nuestros padres, nos las contaron”, pero esa generación presente está
comprometida en pasar a la próxima generación la enseñanza que ellos recibieron de sus padres, v4
No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su
potencia, y las maravillas que hizo.

v5 El estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la
notificasen a sus hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que
se levantarán lo cuenten a sus hijos,

“los que se levantarán lo cuenten a sus hijos”

Versículos 3 y 4 encontramos las 2 primeras generaciones, la pasada y la presente, pero ahora en los
versículos 5 y 6 encontramos 2 generaciones más. Ellos están asumiendo el compromiso de enseñarle
a la próxima generación para que esa generación enseñe a su próxima generación.

Nosotros deberíamos pretender que estos niños que están entre nosotros hoy pongan toda su
confianza en el Señor y sean equipados para que ellos le cuenten a sus hijos lo que tú les estas
contando. Esa debe ser nuestra preocupación.

Jueces 2.6–10

Dios fue muy claro con el pueblo de Israel en ese sentido, pero lamentablemente hubo generaciones
que no fueron fieles a la encomienda que Dios les había dado ¿y qué sucedió?

6 Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad
para poseerla. 7 Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los

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ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él
había hecho por Israel. 8 Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. 9
Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10 Y
toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra
generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

3 generaciones, fueron suficientes para que el pueblo de Israel se apartara de tal manera del Señor
que basta con leer el libro de los jueces para ver el impacto que tuvo eso en esa próxima generación.

El pueblo de Israel fue un desastre durante la época de los jueces y muy probablemente fue por el
hecho de que hubo algo que una generación no hizo, y sigue diciendo:

11 Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales.
12 Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron
tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y
provocaron a ira a Jehová. 13 Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. Jue 2.11–13

Podemos ver también en nuestro texto que los padres son los principales responsables de cumplir
esta encomienda..

v5 El estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la
notificasen a sus hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se
levantarán lo cuenten a sus hijos,

A sus hijos.. Dios mando que sean los padres..

Padres, con la bendición de tener un hijo vino la responsabilidad de criarlos en la disciplina y


amonestación del Señor. Efesios 6.4

Tener hijos es una bendición, tener hijos es un privilegio, tener hijos es una responsabilidad.

Dt 6.4–9 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu
corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán
sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán
como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. - RV60

La versión de las américas dice en el versículo 7 y diligentemente las enseñarás a tus hijos

¿Cuál era la tarea de Moisés? enseñar a estos adultos israelitas la palabra de Dios para que estos se la
enseñen a sus hijos.

Dios ha diseñado la familia para ser un salón de clases.

¿Has visto a tu familia de esta manera? Tu familia es una escuela.

3
¡¡Lo quieras o no!! tu estas enseñando todo el tiempo a tu hijo. Para bien o para mal, tu estas
enseñándole a tu hijo.

Según este texto tu familia es la escuela más importante que hay en el mundo. No existe un contexto
más apropiado para enseñar la verdad de Dios que el contexto familiar. Eso es lo que está diciendo el
texto, ustedes viven con sus hijos, están con ellos cuando se levantan, cuando se acuestan, ellos
crecen y se desarrollan delante de ustedes, en los momentos importantes de sus vidas son ustedes
los que están allí y Dios quiere que hagamos uso de todas las ventajas que tenemos como padres
para enseñar a nuestros hijos. Él quiere que convirtamos la familia en un salón de clases.

Desde el momento que tu esposa quedo embarazada tú fuiste contratado, fuiste contratado para ser
maestro en la escuela de Dios, su principal maestro, y darás cuentas por eso.

Por sobre todas las cosas que hacemos como familia debemos asegurarnos que esta sea un lugar de
enseñanza.

Paul Tripp dice:

Esto significa que cada momento de problema, conflicto, duda, pregunta, confusión, dificultad,
unidad, división, gozo, tristeza, trabajo, ocio, relación, obediencia, rebelión, esperanza, temor, risa,
autoridad, y sumisión que forman los momentos multicolores de la vida familiar, deben ser vistos
como momentos de enseñanza. Esto es lo que hace de la familia una herramienta vital para la obra
que el Redentor está haciendo en la tierra.

Para que estos padres puedan cumplir la tarea que se les está encomendando lo primero que deben
hacer es amar a Dios y atesorar su palabra en el corazón.

Dt 6.5 Amaras a Jehova tu Dios

6 Estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón…… y las enseñaras…

Lo que los padres terminan enseñándoles a sus hijos es lo que ellos aman y atesoran.

Si aman a Dios con todo su corazón buscaran inculcar ese amor en sus hijos en cada situación que se
presente.

Estos padres a los que Moisés se dirige eran hombres comunes y corrientes que no tenían ninguna
calificación especial, ellos no habían estudiado en un seminario, no tenían la oportunidad de escuchar
conferencias acerca de la paternidad, no podían ver videos de youtube acerca de la familia, ellos no
tenían nada de los recursos que hoy tenemos nosotros.

¿Que nos enseña esto? Que todo lo que se requiere para hacer esta tarea es Amar a Dios y guardar
su palabra en el corazón.

4
Dt 11.18–22 18Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las
ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. 19Y las enseñaréis a
vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te
acuestes, y cuando te levantes, 20y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; 21para
que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a
vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.

¿Quieres levantar una generación bendita? Convierta tu familia en un salón de clases.

Dios está interesado en la próxima generación y los responsables primarios de cumplir esa tarea
somos nosotros los padres.

Gn 18.17–20

17 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18 habiendo de ser Abraham una
nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? 19 Porque yo
sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo
justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.

Dios está diciendo, yo voy a destruir Sodoma y Gomorra y se lo voy a revelar a Abraham porque yo sé
que él será fiel en enseñarle a su generación mi carácter, yo sé que va hacer eso.

¿¿Puede Dios decir eso de ti?? Puede Dios decir, yo sé que fulano va a ser fiel en enseñar a su
familia.

Entendemos que ningún padre puede convertir a su hijo esa es una obra que solo el Espíritu Santo
puede hacer en el corazón del pecador, pero Dios usa medios para hacer su obra, y el instrumento
principal que el suele usar es la influencia de un padre obediente y fiel a Dios, a pesar de nuestras
debilidades, no somos perfectos.

Pero ninguna paternidad garantiza la salvación de los hijos.

De igual manera un padre desobediente e infiel a Dios no necesariamente condena a su hijo pero es
por lo general (no siempre) el medio por el cual son llevados a la destrucción.

Prov 22.15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la
alejará de él.

Nuestros hijos vinieron de fábrica con la necedad ligada en el corazón.

La naturaleza del pecador esta corrompida. Esa es la visión que la biblia nos da de nuestros hijos.

Salmo 51:5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.

Pecador me concibió. Nuestros hijos vienen con esa propensión al mal.

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Por supuesto primero se manifestara por pecados infantiles, pero ese mismo principio de maldad que
lleva a un niño de 6 años a empujar a su amiguito por un autito que él quiere, es el mismo principio
que lleva a un delincuente de 20, 25 años a disparar un revolver, es el mismo principio de maldad.

No nos dediquemos a moldear el carácter de nuestros niños y esa yerba mala que vino sembrada en
su corazón dará su fruto tarde o temprano, de una forma u otra.

Pero Dios nos ha provisto un remedio para esa necedad: la vara de la corrección.

Dios es el autor de la vida humana, y él es quien sabe mejor como nosotros funcionamos.

Hoy los psicólogos nos dicen que el castigo corporal no es necesario, que eso trae frustración a
nuestros hijos, pero Dios el creador de la vida, a quien los mismos psicólogos le deben su existencia,
ese Dios dice en su palabra que debemos usar la vara de la corrección la cual alejara la necedad del
corazón del muchacho, no lo matara, librara su alma, dará sabiduría, de esa manera lo amamos.

Pr 23.13–14
13 No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá.
14 Lo castigarás con vara, Y librarás su alma del Seol.

Pr 29.15 La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.

Pr 13.24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

El enfoque central de la educación de los hijos es el evangelio. Tú necesitas dirigir no simplemente la


conducta de tus hijos, sino las actitudes de sus corazones. Tú necesitas mostrarles no solamente el
“qué” de su pecado y fracaso, sino el “por qué”. Tus hijos no sólo necesitan desesperadamente el
“que” externo de lo que hicieron mal, sino también el “por qué” interno de lo que hicieron. Los debes
ayudar a ver que Dios trabaja de dentro para afuera.
Por lo tanto, tu objetivo de paternidad no puede ser simplemente tener hijos que se comporten bien.
Tus hijos deben entender también por qué pecan y su necesidad de un salvador.

Dios nos encomienda enseñar a la próxima generación, y esa es responsabilidad de los padres.
En este momento sé que es difícil no sentirse culpable, por cosas que deberíamos haber hecho y no
hicimos, por cosas que hicimos y no deberíamos haber hecho. Por eso debemos recordar que el único
propósito de la culpa es llevarnos a Cristo en arrepentimiento y fe. Lamentar el pecado no nos
ayudara en nada para hacer lo que debemos hacer hoy y en el futuro, a menos que confesemos
nuestros pecados, confiemos en el perdón de Dios y tomemos la determinación de ponernos en las
manos de Dios para ser usados en enseñar la verdad de Dios a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros
hijos.

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